PRÁCTICA Nº 5

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PRÁCTICA Nº 5
ELABORACIÓN DE UNA JERARQUÍA DE MIEDOS
Introducción
Las técnicas de exposición han mostrado ser altamente eficaces para
combatir las fobias. Las fobias describen esas situaciones que no suponen
una amenaza real para el individuo. En tales situaciones, el miedo pierde el
carácter adaptativo para convertirse en un conjunto de reacciones
indeseables que interfieren seriamente con las demandas de la vida
cotidiana. Se entiende que esto ocurre cuando la respuesta es
desproporcionada con respecto a las exigencias de la situación, no puede
ser explicada o razonada por parte del individuo, está más allá del control
voluntario, lleva a la evitación de la situación temida y persiste a lo largo
del tiempo.
Las técnicas de exposición han desarrollado diferentes variantes, de
acuerdo con el énfasis en unos principios u otros, si bien todas tienen en
común la exposición al estímulo fóbico. El primer desarrollo sistemático de
estas técnicas se debe a Joseph Wolpe quien, a partir de sus observaciones
trabajando con gatos, vino a establecer que operaba un mecanismos de
inhibición condicionada o contracondicionamiento por el cual una
respuesta condicionada (RC) de ansiedad podía ser eliminada mediante la
asociación al estímulo condicionado (EC) generador de la ansiedad una
respuesta antagónica a aquella. Tras diversas pruebas, Wolpe estableció la
relajación como la respuesta antagónica idónea. A partir de aquí nació la
Desensibilización Sistemática (DS).
El procedimiento de DS entraña, en primer lugar, establecer una
jerarquía de miedos, de forma que la técnica inicie con aquel elemento de
la lista que menor ansiedad genera para ir, progresivamente, escalando en
la jerarquía. Es de esperar que, si el procedimiento es adecuadamente
aplicado, los estímulos que inicialmente tenían valores elevados de
ansiedad, a medida que se va instaurando por condicionamiento clásico una
asociación entre los EC y las respuestas antagónicas a la ansiedad (la
relajación), esos valores de ansiedad vayan disminuyendo hasta
desaparecer, habiéndose sustituido la RC de ansiedad por una RC de
relajación. Para esta técnica, por tanto, el establecimiento de una correcta
gradualidad se convierte en elemento crucial1
1
Los principios teóricos propuestos por Wolpe han sido cuestionados para enfatizar el papel de
mecanismos operantes, en concreto, de la habituación para explicar la efectividad de las técnicas de
exposición. En la misma línea, se ha puesto en duda que sea imprescindible la gradualidad. De hecho,
algunos estudios han revelado cómo es factible la desensibilizacón con una escala descendente o sin
escala alguna. Parece, de hecho, que la frecuencia y duración de las presentaciones es una variable de más
Objetivo
Aprender a realizar una correcta jerarquía de miedos.
Tareas
Realizar la jerarquización de miedos a utilizando los estímulos a los
que uno mismo puede presentar algún tipo de fobia, si bien ella no
represente un problema.
1.
2.
3.
4.
Desarrollo
Utilícese al compañero de la pareja o, en su defecto, a una persona
cercana que se pueda prestar a colaborar. Una vez escogida, indáguense
situaciones que le producen miedo, aunque éste no sea muy intenso ni
mucho menos represente un problema (valdría, a estos efectos, el
desagrado ante determinados insectos, el malestar hacia los perros...)
Una vez identificadas las situaciones, es imprescindible operativizarlas
máximamente. De una correcta especificación de los estímulos va a
depender que la jerarquía que se pueda extraer sea fiable. Si los
estímulos fóbicos están definidos de forma vaga, es posible que en cada
una de las presentaciones la recreación de tales estímulos sea distinta,
produciendo fluctuaciones en la escala de miedos. Una jerarquía
adecuada debe oscilar entre los ocho y los 15 estímulos2, si bien es
posible comenzar con un conjunto mayor para, tras la realización del
paso siguiente, dejarla reducida a esas cifras.
A continuación, procédase a realizar la jerarquía de miedos. Para ello se
puede utilizar el siguiente procedimiento. Escríbanse en diferentes
fichas o cuartillas cada uno de los estímulos mencionados. Pídale a la
persona que escoja de todos ellos aquél que le genera mayor ansiedad.
Posteriormente, debe escoger aquel otro que le produce menor ansiedad.
Con esos dos elementos, ya se está en condiciones de generar la escala.
Solicítese que se atribuya un valor de 0 a 100 a cada uno de esos dos
estímulos. A partir de ahí váyase pidiendo que valore el resto de los
elementos.
Una vez que todos los estímulos han sido valorados, repásese en forma
de escala todos los estímulos. El objetivo aquí debe ser establecer una
jerarquía que no tenga saltos importantes ni deje ninguno de los niveles
de ansiedad sin estímulos. En el caso de que esto ocurra, búsquense
peso que el orden de los estímulos. Con todo, la gradualidad juega un papel en la medida en que facilita la
aceptación del tratamiento por parte de la persona fóbica
2
Cuando las situaciones fóbicas son muy dispares (por ejemplo, fobias a animales y fobias situacionales
como puede ser a conducir), conviene establecer jerarquías distintas que se desensibilizarán
independientemente
nuevos estímulos que puedan completarla y procédase como en el paso
anterior.
5. Repásese de nuevo la escala para comprobar que han quedado todos los
niveles adecuadamente representados. Asimismo, si existiese algún
nivel sobrerrepresentado, selecciónese algunos de los estímulos que
contribuyen a ese nivel.
6. Entréguese la jerarquía y una hoja con comentarios sobre la actividad y
dificultades surgidas, en su caso.
Orden
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Estímulo
Nivel de
ansiedad (0100)
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