RESUMEN EJECUTIVO DEL INFORME DEL IPEC:

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Sistema de Información Regional sobre Trabajo Infantil - SIRTI
RESUMEN EJECUTIVO DEL INFORME
Lo intolerable al corazón humano: Acciones para combatir el tráfico de niños
El útimo decenio del siglo XX registró un nivel sin precedente de preocupación internacional por el
tráfico de seres humanos, incluyendo el reconocimiento de la relación entre tráfico y explotación sexual
de niñas, niños y adolescentes.
Hoy, el tráfico de niños, considerado una de las peores formas de trabajo infantil, se reconoce como una
grave violación de los derechos de la infancia. Es un problema cada vez mayor que afecta a millones de
niños, niñas y familias en muchos países alrededor del mundo. El tráfico puede continuar creciendo de
manera desenfrenada, de ahí que combatirlo requiera de un esfuerzo intensivo y colectivo en muchos
niveles. El tráfico no es un acto discreto ni invisible. Es, de hecho, una combinación de acontecimientos
que ocurren en la comunidad cercana a los niños y niñas, en los puntos de tránsito y en los lugares de
destino final.
El tráfico puede ocurrir dentro de un país, a través de sus fronteras nacionales o entre regiones, e implica
a varios agentes. Mientras que los patrones de tráfico varían, es relativamente común que las niñas y
niños de las áreas rurales sean traficados para explotarlos en centros urbanos, mientras los niños de países
pobres son traficados a países aledaños más ricos e incluso a lugares más remotos. Muchos y diversos
agentes pueden estar implicados en el proceso que tráfico, incluyendo reclutadores, intermediarios,
falsificadores, transportadores, patronos, dueños de burdeles, e incluso amigos y miembros de la familia.
Varios medios suelen ser utilizados para atrapar a las víctimas, incluyendo la persuasión, el engaño,
amenazas y la coerción. Algunas veces los mismos niños o sus familias toman la iniciativa de emigrar y
se acercan a reclutadores. No tienen generalmente ninguna idea del destino que los aguarda. Incluso si se
enteran que mienten, rara vez logran entender o vislumbras la naturaleza y la duración del sufrimiento que
les espera.
Mientras que la mayoría de los niños y niñas continúan siendo traficados para la explotación sexual
comercial, una reciente investigación de IPEC en Asia y África del central indica que a menudo los niños
y niñas son utilizados en otras formas de explotación como el servicio doméstico, los conflictos armados,
las industrias de servicio (restaurantes, barras) y formas peligrosas de trabajo (por ejemplo en las fábricas,
agricultura, construcción, pesca, medicidad). También se ha encontrado que la explotación de niños y
niñas traficados puede ser progresiva; aquellos que comienzan trabajando en fábricas, servicio doméstico
o restaurantes, pueden ser forzados más adelante a la prostitución; o los niños traficados para la
prostitución pueden ser revendidos más de una vez. Es por lo tanto importante reconocer los nexos entre
tráfico y comercio del sexo y otras formas de explotación.
En general, el tráfico de niños es el resultado de la demanda no satisfecha por trabajo barato y maleable y
de la demanda de hombres y mujeres jóvenes en el sector del comercio sexual. Esta percepción de que el
trabajo infantil es más barato, es falsa, pues los niños son generalmente menos productivos que los
adultos. Los niños son simplemente más fáciles de abusar ya que reclaman menos sus derechos que los
adultos y pueden ser utililizados para trabajar largas jornadas con menos alimento, en pobres condiciones
y sin ninguna ventaja. Estas situaciones les permiten a los explotadores tener bajos costos de producción y
aumentan la demanda para el tráfico de niños.
Programa IPEC-OIT
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Son muchos los factores que estimulan la oferta para el tráfico de niños. Entre los más frecuentes están la
pobreza, el deseo de una vida mejor, la preocupación por ayudar a la familia, la carencia de educación y
capacitación, conflictos políticos y desastres naturales que devastan economías locales; actitudes
culturales hacia niños, niñas y jóvenes, y leyes y regulaciones locales inadecuadas. Otros factores menos
cuantificables como la demanda de sexo con menores de edad y lo beneficioso de la actividad criminal
poco arriesgada, son también decisivos para traficar con niños y niñas.
Dada las múltilples causas, no sorprende que el tráfico de niñas y niños tome diversas formas en muchas
regiones del mundo, dependiendo de la coincidencia y de las combinaciones de factores causales, de
agentes, de rutas y de mecanismos implicados. Lo que está claro, sin embargo, es que el tráfico global
fronterizo ha aumentado en los últimos años como resultado de las crecientes diferencias económicas
entre países vecinos y el aumento en movimientos migratorios. El conflicto en muchas regiones del
mundo también ha contribuido a la reubicación de poblaciones y a la vulnerabilidad creciente, que fuertes
son determinantes del tráfico de niños.
Las consecuencias del tráfico en los niños y en la sociedad son muchas. En los peores casos, puede ser
responsable de la desaparición o muerte de niños y niñas, o puede dañar permanentemente su salud física
y mental. Puede ser que también anime la dependencia de la droga, rompa los vínculos familiares y prive
a los niños de sus derechos a la educación y a la libertad. Si está atrapado en la explotación sexual
comercial, un niño o niña puede sufrir violencia a manos de clientes, daño físico y emocional debido a la
actividad sexual prematura y se exponen a enfermedades de transmisión sexual (ETSs) incluyendo
VIH/SIDA.
La situación de niñas jóvenes víctimas del tráfico está marcada especialmente por el riesgo de embarazo,
de maternidad temprana y de enfermedades reproductivas que pueden afectar su capacidad de tener hijos
en su vida adulta.
Combatir el tráfico de niños requiere intervenciones planificadas que incluyan las causas y los procesos
asociados a este fenómeno. Las intervenciones no deben apuntar solamente a los niños y niñas, sino
también a sus familias, sus comunidades, los reclutadores, las redes de traficantes, los explotadores y la
sociedad en general.
Los gobiernos, las organizaciones internacionales, los grupos civiles de la sociedad, las comunidades y las
familias, tienen que tomar acción para combatir el tráfico de niños. Deben hacer esfuerzos para entender
mejor la situación y para elaborar políticas nacionales y locales ara hacerle frente.
Las intervenciones concretas se han focalizado en reducir la vulnerabilidad de los niños y niñas en
riesgo, sus familias y sus comunidades, atacando las causas de la explotación como la pobreza y las
actitudes sociales, mientras que proporcionan alternativas a las víctimas retiradas de la explotación. A
esto se ha sumado el endurecimiento de la legislación relacionada con el tráfico.
Los gobiernos de la república unida de Tanzania, Nepal y El Salvador, por ejemplo, han creado
comisiones especiales para combatir el tráfico de niños y la explotación sexual en el marco de Programas
de Duración Determinada, PDD, una nueva iniciativa de la OIT para eliminar las peores formas de trabajo
infnatil. Como se trata a menudo de una situación que traspasa las fronteras de los países, el tráfico de
niños y niñas debe también tratarse en los espacios bilaterales, subregionales e internacionales. Con este
fin, se están emprendiendo numerosas iniciativas bilaterales y subregionales entre países de Asia, Europa,
África, Centro y Suramérica.
Programa IPEC-OIT
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La OIT se concentra en la recolección de información a través de estudios especializados, el
fortalecimiento de las capacidades nacionales, el diseño de políticas, la prevención, la interceptación, el
retiro y la reintegración de niños, niñas y adolescentes víctimas del tráfico.
A través del Programa IPEC se continuan desarrollando proyectos y estrategias de combate al tráfico y a
la explotación infantil en más de 90 países, en los que se trabaja coordinadamente con el sector laboral y
con un amplio abanico de instrumentos jurídicos y mecanismos internacionales contra el trabajo infantil,
particularmente en sus peores formas.
Muchos niños, niñas y adolescentes han sido y son víctimas del tráfico y muchos más están en peligro.
Basados en la experiencia y el conocimiento que existe, todos los países están llamados a enfrentar el
problema del tráfico infantil con una gran urgencia. La comunidad internacional tiene que apoyar la
acción contra el tráfico infantil tanto al interior de los países, como cruzando sus frontera. Esto debería ser
enfrentado a través de planes, programas y proyectos
bilaterales, regionales, e internacionales.
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