rol del maestro en un proyecto educativo moderno

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ROL DEL MAESTRO EN UN PROYECTO EDUCATIVO MODERNO
(Conferencia a los directivos y profesores del Colegio Sagrados Corazones "Recoleta". 05-03-94)
Jorge Capella Riera
Introducción.
La idea, que algunos venimos sosteniendo desde hace tiempo, de que es
indispensable que la sociedad civil organizada se plantee -de manera concertada con los
grupos políticos- un Proyecto Educativo Nacional y proyectos educativos regionales que
faciliten, en el mediano y largo plazos, el desarrollo sostenido de la educación nacional
en función del desarrollo global del país, cobra hoy en día mayor vigencia ante la forma
tan ajustada como ha sido aprobada la nueva Constitución. (Capella, 1991)
Así lo entienden también instituciones tan serias como la Universidad Católica
(Seminarios sobre Análisis y Perspectivas de la Educación Peruana, 1980, 1985 y 1989)
Foro Educativo (Seminarios Nacionales, 1992 y 1993; y FORO/IPAE (I Encuentro
Nacional por la Educación "Educación: Inversión para el Desarrollo", 1993; y los I
Encuentro Departamental por la Educación "Educación: Inversión para el Desarrollo",
1993 y 1994 en Cusco y Piura respectivamente).
Y es que no estamos para emprender ensayos de dudosa viabilidad en los que se
ponga en juego, una vez más, el futuro de nuestros niños y jóvenes Debemos ingresar a
un proceso de largo plazo destinado a ir encontrando las mejores respuestas
progresivamente y a ir aplicándolas cuidadosa y prudentemente.
Creo que uno de los grandes desafíos que se plantean a la educación privada,
especialmente a la religiosa, consiste en participar activamente en la construcción del
proyecto educativo nacional mediante la consolidación y el desarrollo de los proyectos
educativos institucionales como el vuestro, el de La Recoleta.
Como institución de la Iglesia cuentan con el referente del Proyecto Educativo
Cristiano propuesto al país por el Episcopado Peruano en 1982 y que sigue teniendo
extraordinaria actualidad. En ‚l se precisa que la misión de la Iglesia en el campo de la
educación, como expresión gen‚rica de evangelización, se concretiza existencial y
dinámicamente en un proyecto educativo, que requiere una programación que debe tener
en cuenta toda expresión educativa en el Perú y la idiosincrasia de cada grupo étnico
dentro de su gran diversidad.
Los obispos, al abordar la dimensión histórico-antropológica del proyecto, plantean
que ésta asume y valora al hombre en su realidad histórica y cultural concreta y por eso
brota dentro de un contexto político, social, económico y religioso.
Este Proyecto , añaden, ayuda al hombre peruano a sentirse parte viviente y activa
del proyecto histórico de todo nuestro pueblo, integrado por diversidad de culturas, de
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regiones, de clases sociales, que buscan, hoy más que nunca, el logro de una vida
acorde con la dignidad humana. (Conferencia Episcopal, 1982)
En esta charla me he propuesto analizar primero que entiendo por un proyecto
educativo moderno para luego establecer el rol que en su desarrollo le compete al
maestro en su condición de miembro de una comunidad educativa.
1. El Proyecto Educativo Institucional.
Un proyecto educativo es un recursos teórico-metodológico, es decir, una instancia
instrumental en la que se inscriben los lineamientos teleológicos, los principios normativos
y las estrategias metodológicas, basadas en el inventario de necesidades y posibilidades
de cada institución, todo ello sustentado en los soportes epistemológicos de una
determinada concepción de la educación. (Guédez, 1985)
Los soportes epistemológicos y los lineamientos teleológicos dan origen a lo que
solemos llamar Ideario; los principios normativos se puntualizan en el Reglamento
y
las estrategias se especifican tanto en el Manual de Funciones y Procedimientos como en
el Estilo Pedagógico.
Naturalmente que para que un proyecto mantenga su vigencia debe contrastarse
permanentemente con las demandas sociales, o sea con las necesidades y aspiraciones
de la comunidad a la que se sirven y con los soportes conceptuales que se derivan de
una determinada concepción educativa.
Respecto a esta última contrastación es necesario tener presente que al
acercarnos al próximo siglo está en juego para todos nosotros si nos vamos a
enganchar en ‚l aisladamente, como meros consumidores o clientes de segunda o tercera
categoría, o colectivamente, como creadores y sujetos activos.
Y aquí es donde cobra especial sentido el asunto de la modernidad que, pese a
las críticas de que es objeto por los efectos negativos que se le imputan, es parte de un
proceso que está n curso en el mundo entero.
A mi entender hay que superar algunas visiones equivocadas y aceptar que, si
bien nuestro comportamiento colectivo no puede desprenderse de su raíz occidental y de
la herencia de la razón y de las instituciones que esta vertiente ha legado, tampoco
podemos dejar de reconocer y valorar que, junto a la racionalización, hay también a
vertiente de la expresividad, la comunicación (la relación entre los sujetos con la
naturaleza, con los otros sujetos y con la divinidad), la imaginación, la estética,... propias
de nuestra cultura ancestral.
Para mi la modernidad debe entenderse como la afirmación de la capacidad de los
sujetos, individuales y colectivos, de hacer su historia y por lo tanto cada sociedad puede
inventar y tener su propia modernidad.
La idea de modernidad nos lleva a la de modernización cuyo análisis debe ser
mucho más cuidadoso pues se trata de un término que ha sido mucho más extendido y
más fácilmente aceptado que el de modernidad.
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Debemos recordar con Sarkany (1992) que el pensamiento positivista-pragmáticoneoliberal, que est en la base de la modernización, tiene una visión tecnocrática del
proceso social y económico, que implica asumir las leyes del regimen capitalista y los
principios de la democracia liberal como de carácter general, con igual validez en los
diferentes entornos nacionales. Niega el valor de las especificidades culturales en aras de
la validez universal de la cultura y de unos principios axiomáticos.
Pero por otra parte no podemos desconocer el hecho de que nuestros pueblos
andinos y amazónicos si no cambian sus formas tradicionales de vida, lo que est en
juego no es sólo la dignidad de esos pueblos, sino también su propia existencia. Se
transforman en una mano de obra barata para un capitalismo en expansión y no tienen
defensa alguna en el marco de la división internacional del trabajo. (Sarkany,1992)
Esta es la realidad que los proyectos educativos modernos deben tener en cuenta
al revisar sus postulados y estrategias. Para ser más preciso diré que hoy en día los
proyectos educativos institucionales deben tener como soporte epistemológico la
correlación de las variables identidad nacional, interculturalidad, participación
responsable, desarrollo científico tecnológico, desarrollo socioeconómico y cultura de paz.
De aquí arranca vuestro rol como educadores: asumir las exigencia de un
proyecto renovado y traducirlo en estrategias capaces de hacer llegar su mensaje a sus
destinatarios (niños, jóvenes y adultos) a través de la interacción didáctica. Sin esta
condición el proyecto fácilmente se convierte en letra muerta.
Hasta aquí me he referido a la parte teórica de la idea de proyecto educativo,
ahora paso a la parte metodológica o instrumental que se necesita para hacerlo viable.
2. La Comunidad Educativa.
Hace más de veinte años, Huidobro (1970) describía la escuela como una comunidad
educativa en la que se integran y participan los padres de familia, la dirección, los
profesores y los alumnos en un verdadero diálogo, cada uno de acuerdo a su función,
para alcanzar los objetivos de un proyecto educativo.
Según él, la dirección debe ser un entusiasta equipo de trabajo, verdaderamente
representativo de la comunidad; los profesores deben tener una responsabilidad
pedagógica amplia que les permita integrarse y participar a todos los niveles del colegio,
incluso en tareas de dirección. Los alumnos deben tener libre iniciativa en todo lo que sea
dable, teniendo real participación en su propia educación; deben poder colaborar en la
marcha misma del colegio. Los padres de familia deben tener acceso al colegio y poder
aportar en todos los aspectos de éste, incluso en el de su línea y métodos pedagógicos y
en el sector económico y administrativo.
Además hay otros tales como empleados administrativos, empleados de servicio,
exalumnos, juntas vecinales, orientadores, médicos, etc, cuyo valor como elementos est‚
condicionado a la mayor o menor participación en la interrelación educativa.
Como se habrá podido observar la participación es el factor clave para el
funcionamiento de la comunidad. A continuación voy a precisar algunos de los atributos
que la participación debe ostentar para ser eficaz:
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. Real: supone una prestación real de servicio a la comunidad educativa, y no una
simple y rutinaria presencia o asistencia.
. Leal: se refleja en el respaldo moral incondicional que se deben prestar unos a
otros los integrantes de la comunidad.
. Confiada: significa tener fe en la solvencia moral y en la capacidad de cada uno.
La confianza elimina el recelo, la duda, la suspicacia.
. Ilustrada: la participación debe debe ser consciente, objetiva, esto es, debe
fundarse en un profundo conocimiento de la persona, hechos y situaciones como premisa
para bosquejar cualquier tipo de actividad.
. Amistosa: unidos por comunes intereses es lógico y deseable que entre los
integrantes de la comunidad y educadores surja una amistad sólida y sincera la cual
constituir la mayor garantía de éxito. Donde hay amistad hay comprensión, respeto
mutuo, voluntad de colaborar.
3. Rol de los Maestros.
Los profesores están llamados a ser el eje de la comunidad escolar,
identificándose con la institución y manteniendo un contacto personal con los alumnos y
con los padres de familia.
- La identificación institucional supone:
. La comprensión de los ideales pedagógicos del colegio y la adhesión leal y
voluntaria a ellos, para que pueda haber una verdadera comunidad (ideal común).
. El deseo de renovación científica, necesario en un mundo de continuos y
profundos adelantos tecnológicos y científicos.
. La adaptación a los cambios que va exigiendo el desarrollo y que especialmente
requiere el trato con la juventud actual.
. El entender de que ellos depende, sobre todo, el que la escuela pueda llevar a
afecto sus propósitos.
. El entender que, en la formación de los alumnos, vale más el ejemplo de vida
que se exhibe que la palabra que pretende enseñar.
- La base de la vida comunitaria es el contacto personal del maestro con el alumno
puesto que él lo conoce, posee su confianza y puede orientarlo en su propio crecimiento.
Por lo tanto,
. Debe asegurar el di logo creador y el compromiso social para ayudarlo en su
búsqueda de la libertad y de su puesto en la sociedad.
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. Se responsabiliza de su formación moral, de sus hábitos de estudio, de su cultura
general, de su formación sexual, de su orientación vocacional y de su formación religiosa.
- En cuanto a los padres es indiscutible que la integración de la comunidad
educativa depende más de la labor del maestro que la de los padres; a él corresponde
convencerlos de la necesidad de la participación, hacerles sentir que es indispensable
que familia y escuela constituyan una comunidad educativa, so pena de ver fracasar la
misión de ambas con grave perjuicio de los educandos. Atraídos así los padres, bastar
localizar de entre ellos a los que tengan capacidad de líderes para lograr una auténtica
participación colectiva.
Soy plenamente consciente de que este tipo de compromiso no es fácil. Pero
también considero que no es un lujo ni un ideal inalcanzable, sino una necesidad real y
urgente en toda comunidad educativa. Por ello los directivos de las instituciones
educativas deben tomar todas las medidas a su alcance para obtener y mantener este
compromiso en el convencimiento de que el maestro es el alma pedagógica de su
proyecto educativo.
Referencias bibliográficas.
CAPELLA, J.
1991 "La Participación de la Población Organizada en el Desarrollo de la Educación a nivel Regional". En
Una Década en la Educación Peruana. 1980-1990. Reflexiones y Propuestas. Lima. Cultura y Desarrollo.
FORO/IPAE
1993 Educación: Inversión para el Desarrollo. Encuentro Nacional por la Educación. Lima.
GUEDEZ, V.
1987 Educación y Proyecto Histórico-Pedagógico, Caracas, Kapelusz Venezolana.
HUIDOBRO, J.E.G.
1970 La Comunidad Escolar. Revista Interamericana de Educación. N 159. Febrero-Marzo. Bogotá.
SARKANY, M.
1992 Modernización, pluralismo cultural e identidad: el enfoque de la antropología cultural. En
Perspectivas. Vol. XXII, n.1.
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