DISPOSITIVO DE COMUNICACIÓN CAPACITACIÓN PRECEPTORES PROGRAMA ENREDARSE ESCUELA Nº………………………………………………………………………………………….. DEPARTAMENTO:…………………………………………………………………………………... PRECEPTORES/RAS…………………………………………………………………………………. …………………………………………………………………………………………………………… PRESENTACIÓN La convivencia es una tarea que requiere la consideración de distintos factores y aspectos que inciden en el desarrollo de las acciones necesarias que permitan alcanzar el propósito buscado. Abordar la temática en la escuela demanda afrontar y actuar constructivamente frente a los conflictos y concebirlos como situaciones del hacer cotidiano a resolver. Es fundamental propiciar climas institucionales favorables con soportes normativos claros y explícitos, como así también alentar procesos participativos en la comunidad educativa que promuevan el desarrollo de actividades cognitivas y socio-morales que contribuyan al mejoramiento de los vínculos escolares. Este proceso está pensado en la escuela desde una perspectiva de prevención, con la intención de aportar herramientas como la mediación y los acuerdos de convivencia escolar como soporte legal imprescindible en la autogestión institucional en el marco de la educación para la paz. Si bien es preciso que todos los actores de la comunidad estemos involucrados activamente en la vida institucional, desde la perspectiva implementada, pudimos observar la necesidad de rescatar y revalorizar el rol pedagógico y las funciones fundamentales que tienen los preceptores de las escuelas de educación secundaria, actores institucionales claves para el tratamiento de la convivencia escolar. En una tarea compleja pero necesaria, por ello impulsamos de manera simultánea y masiva en toda la provincia la formación de preceptores como una línea de acción complementaria a las implementadas desde el Programa EnREDarse y en el marco del Programa Nacional de Convivencia Escolar en la provincia de Entre Ríos. La realización del Curso de formación de preceptores para la convivencia educativa en las escuelas entrerrianas, proporcionó una aproximación a la problemática del rol y a los hechos suscitados en la escuela desde varias dimensiones de análisis: individual, interpersonal, institucional, social. El aporte de conceptos provenientes de distintas disciplinas permitió llevar adelante un proceso de pensamiento reflexivo, donde se tuvieron en cuenta las propias percepciones, vivencias e impresiones de los asistentes que fueron analizadas, con el fin de delimitar las fortalezas y debilidades de la función del preceptor. La sistematización obtenida del material trabajado y presentado por los preceptores, reveló la necesidad de conocer las características de los jóvenes en la actualidad, de establecer modos de comunicación con ellos y sus familias. Por otra parte, denotó la inquietud general en relación a la forma de ejercer autoridad y establecer límites a los estudiantes y con respecto a la manera de abordar las conductas violentas. Además, se remarcó la importancia de fomentar prácticas de participación colectiva en la construcción de los diversos proyectos institucionales y de los Acuerdos Escolares de Convivencia. Por último, se puso de manifiesto un marcado interés por contar con herramientas específicas y asesoramiento legal en algunas situaciones puntuales. Convencidos de que necesitamos afianzar una democracia participativa en las escuelas, donde el diálogo, el intercambio y las relaciones interpersonales cobran un sentido esencial, es que ponemos a consideración de los interesados este informe preliminar para su análisis y valoración, con el fin de introducir nuevos aportes, propuestas y expectativas, en pos de una mejor convivencia educativa. Las contribuciones que aquí se realicen serán tenidas en cuenta a la hora de elaborar nuevas acciones que nos permitan cumplir con nuestro objetivo de fortalecer el rol del preceptor como eslabón fundamental de la cadena que constituye la comunidad educativa. Adriana Wendler PROPUESTA El presente manuscrito construido a partir del aporte realizado por los preceptores en el Curso de formación de preceptores para la convivencia educativa, está pensado como disparador, a fines de generar un intercambio de información con aquellos preceptores que lo trabajen. La intención es identificar las principales necesidades, demandas, contribuciones que los participantes deseen expresar y captar las expectativas con respecto al ejercicio de sus funciones. Por lo tanto, proponemos este ejercicio para revisar y repensar lo ya trabajado a efectos de esbozar lineamientos de acciones futuras. En este sentido, las respuestas que se brinden en las consignas resultarán de una ayuda esencial en esta tarea, al igual que toda sugerencia o propuesta que puedan manifestar a continuación, que no se encuentre contemplada en este documento. LA VOZ DE LOS PRECEPTORES Por las características propias de su función, el preceptor es el destinatario directo de las ilusiones y frustraciones que marcan la vida adolescente y, que resuenan en la escuela en tanto espacio de contención. Conocer y comprender sus necesidades y capacidades resulta, por tanto, imprescindible para guiarlos y orientarlos en la etapa que ellos transitan. Concientes de esto, los preceptores manifiestan la necesidad de acceder a nuevos saberes acerca de esta cultura juvenil, que se caracteriza por un cambio en las dimensiones de la experiencia y la búsqueda de identidad. Poder contar con una formación más acabada sobre las nuevas juventudes, les permitirá afianzar ese vínculo de confianza que mantienen con los alumnos. Relacionado con esto, otro punto a atender es el vínculo de los alumnos con los adultos, es decir, el rol que debe cumplir el adulto: poder sostener la relación asimétrica entre el adulto y el adolescente para fijar los límites necesarios para su desarrollo. Se trata, en definitiva, de ubicar a los alumnos en otro lugar y no en el de pares nuestros; no para establecer un vínculo de dominio o sometimiento, sino de protección y promoción del crecimiento autónomo. Lo expresado hasta aquí, se encuentra en estrecha relación con otra demanda realizada por los participantes, vinculada ésta, a la importancia de establecer canales de comunicación eficaces con los estudiantes para comprenderlos y para ser comprendidos por ellos. Consideran que el hecho de promover el diálogo, la escucha activa, las capacidades de expresión oral, escrita y corporal, posibilitará una efectiva interpretación de los mensajes y evitará aquellos malentendidos que pueden derivar en conflictos. Esto a su vez, deberá incluir la posibilidad de propiciar la comunicación institucional entre pares, con los padres, docentes y directivos, en tanto integrantes de la comunidad educativa. Los preceptores también pretenden participar en la construcción de las normas dentro de la institución, pues entienden que esto les permitirá velar por su cumplimiento por parte de todos los actores de la comunidad educativa. Intervenir activamente en la propuesta de organización y en la realización de las actividades institucionales, es otra de las propuestas planteadas, debido a que en su desempeño cotidiano no se ven habilitados a intervenir en la confección del Proyecto Educativo Institucional (PEI) o del Acuerdo Escolar de Convivencia (AEC). Esto es consecuencia, entre otros factores, de la falta de reconocimiento que los preceptores tienen frente a los directivos. La desautorización y el autoritarismo por parte de sus superiores en el ejercicio de sus funciones se encuentran presentes en muchas situaciones, que desvalorizan su tarea y la circunscriben solamente a cuestiones administrativas (tomar asistencia, preparar y controlar los libros de aula, cuidar a los estudiantes durante las horas libres, solicitar la presencia de los padres en la institución frente a distintas situaciones). Por eso, entre sus solicitudes actuales se encuentran: jerarquizar el rol del preceptor, fortalecer su función pedagógica y evitar la sobrecarga de tareas. Los preceptores han reconocido su alto interés en la temática relacionada con la convivencia educativa y su compromiso por trabajar en la resolución pacífica de conflictos en el ámbito escolar. Sin embargo, han planteado algunos requerimientos que consideran necesario que sean atendidos. El primero de ellos se refiere a la articulación de roles prescriptos y asumidos al interior de la institución, donde se puedan reflejar espacios de intercambio de experiencias. El segundo esta asociado a la posibilidad de contar con espacios físicos y tiempos institucionales planificados y remunerados para el abordaje de los casos de violencia que se manifiestan en las instituciones escolares. Para estar en condiciones de responder, desde los nuevos paradigmas abordados en el curso, a las situaciones de conflicto que se presentan en el ámbito educativo, los preceptores piden también una formación en valores que puedan transmitir a los estudiantes y que les permita participar asertivamente en el abordaje de la temática de la convivencia. Debido a estas razones, creen que se torna imprescindible fortalecer el rol del preceptor en su función de mediador. Sin embargo, no ignoran que la problemática de la violencia debe ser tratada desde una perspectiva interdisciplinaria, en especial, en aquellas situaciones de difícil resolución. Por eso plantean que se fomente la realización de talleres o charlas con especialistas y la creación de redes con otras instituciones para el trabajo conjunto. El pedido de capacitaciones en materia legal y administrativa (responsabilidad civil y penal) y el asesoramiento de profesionales del derecho, constituyen uno de los principales planteos de los preceptores debido al desconocimiento de la normativa y la legislación vigente, que se presenta frecuentemente como un obstáculo para actuar frente al conflicto. El Curso de formación de preceptores para la convivencia educativa en las escuelas entrerrianas, se constituyó en un espacio de reflexión e intercambio de experiencias, que los asistentes valoraron como positivo, sobre todo al tener en cuenta que nunca les había sido brindada una capacitación específica y este terreno se encontraba poco explorado. Los participantes han destacado la posibilidad que se abrió allí, de manifestar sus necesidades reales, expresar y decir lo que sienten. -Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, ¿qué aportes, contribuciones o modificaciones podría incorporar para que el manuscrito sea completo y contemple todas sus necesidades reales? …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………… PARA REFLEXIONAR Proponemos el siguiente artículo para reflexionar sobre el rol del preceptor y los cambios introducidos en el mismo a lo largo de los años. Lea atentamente y complete la consigna planteada. La historia de los preceptores Por Dora Niedzwiecki Docente de la Escuela de Capacitación CEPA, Ciudad Aut. de Buenos Aires, y de Flacso Argentina. Texto extraído de la Revista “El Monitor de la Educación”, Nº23 5º Época. Noviembre 2009. La normativa escolar argentina previa a 1943 ya describe la figura de los preceptores, en algunos casos denominados celadores o monitores. Quien haya transitado por la enseñanza media en la Argentina reconoce la figura del preceptor. Si hurgamos en esa memoria, según el tiempo y el contexto particular que se haya transitado, remitirá a imágenes que oscilarán entre figuras con rigidez disciplinaria, distante, dedicada al control, punitiva (1); o bien por quienes estuvieron con su presencia, acompañamiento, entablando un vínculo. Los diccionarios coinciden en señalar que los preceptores son personas que enseñan. Un rastreo bibliográfico ubica la presencia más lejana del preceptor en la educación helénica. En el siglo V a.c., en la Grecia Antigua, el preceptor era quien, portando una sabiduría letrada, iba de ciudad en ciudad ofreciendo sus enseñanzas orientadas, entre otras, al ejercicio de la ciudadanía. En las experiencias más próximas, el vocablo preceptor aparece relacionado al término pedagogo, del latín paedagogus, palabra tomada del griego paidagogós con el mismo significado. El pedagogo no era un mero acompañante aunque tampoco un maestro, sino quien lo protegía y lo formaba en su carácter y en la moralidad de sus costumbres. En la Argentina, ya en 1877, en El Monitor de Educación y Enseñanza Primaria (2) se señala respecto del preceptor que es sinónimo de maestro, profesor, instructor, mentor. Se puede leer: “Cuando la enseñanza se dirige a formar las costumbres, el maestro se llama preceptor. El preceptor es el sacerdote de la conciencia”. Menciona el mismo documento que quien manda preceptúa y que preceptuar significa, según un adagio latino, dar preceptos para vivir virtuosamente. Coincidentemente, por el año 1862, Marcos Sastre, educador uruguayo que ocupó en la Argentina el cargo de Inspector General de Escuelas, publicó la Guía del Preceptor. En la expansión del Nivel Medio, su figura estuvo estrechamente ligada al mantenimiento de la disciplina a través de cuestiones basadas en el orden y la disciplina. El Reglamento General para los Establecimientos de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial (3) cita: “Los preceptores son los empleados especialmente destinados a conservar el orden y la disciplina en lo que respecta a los alumnos”. Y (art. 74): “Corresponde a los preceptores: 1- Vigilar la conducta de los alumnos; 2Cooperar a la formación de buenos hábitos de los alumnos mediante su consejo”. Un verdadero cuerpo de guardianes. Esta normativa sistematiza regulaciones previas, donde se hace referencia a la figura del preceptor o celador (4). Algunos relatos mencionan que esta figura del celador (o preceptor) podía ser ejercida por alumnos del último año de las escuelas, a quienes en algunos textos también se los ha nombrado como monitores. También, en 1965, el Reglamento General de los Establecimientos del Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET) señala que es obligación de los preceptores: “Promover en los alumnos el sentido de responsabilidad; el compañerismo verdadero; la solidaridad humana; el respeto a las normas que rigen la vida escolar y a sus autoridades; el espíritu de autogobierno en el ámbito del establecimiento, y toda otra acción o actitud que tienda a su mejor formación integral”. En todas las modalidades de la Escuela Media, estas funciones se expandieron y se sostienen en la actualidad a partir de la rutina compuesta por un conjunto de acciones, tales como recibir y saludar a los alumnos, formar para saludar a la bandera, tomar lista, cuidar horas libres, llevar el libro de temas, cuidar patios, escaleras y baños en los recreos, etcétera. Los cambios producidos a lo largo de las últimas décadas en el trabajo de los preceptores permitirían problematizar algunos elementos que rodean esta función, que condicionó el orden a la posibilidad de enseñar. En la actualidad, las escuelas secundarias del país cuentan con preceptores cuyo trabajo está adquiriendo una visibilidad mayor. En algunos casos, se ha avanzado en la modificación de sus perfiles. Las mutaciones sociales y la universalización de la cobertura del nivel parecen dar mayor visibilidad al trabajo de preceptoras y preceptores que, con variados rasgos de artesanalidad, cumplen tareas relacionadas con la construcción de vínculos, la adaptación al nivel, la construcción del lugar de estudiantes, la enseñanza de pautas de convivencia. Como responsables del cumplimiento de requisitos administrativos de uno o más cursos tienen la oportunidad de permanecer gran parte de su tiempo junto a los alumnos a cargo. Esta proximidad hace que se generen espacios de diálogo, intercambios que se traducen en la construcción de vínculos. Así, nuevas regulaciones reflejan su trabajo en tanto auxiliares docentes; es decir, enseñantes (5). En entrevistas realizadas a preceptores de diversos establecimientos del país surge una coincidencia con esta imagen de actores institucionales de presencia constante, primera línea de autoridad y referencia, ligados al establecimiento de los vínculos. Se describen portadores de información referida a la vida de sus alumnas y alumnos. Al decir de uno de los preceptores: “Uno les sabe la vida”. Notas (1) Textos como Juvenilia de Miguel Cané, La nueva Juvenilia de Santiago Garaño y Werner Pertot, y Ciencias Morales de M. Kohan ilustran el perfil de estas figuras a lo largo de la historia del Colegio Nacional de Buenos Aires dando cuenta, a lo largo del paso del tiempo, de aspectos controversiales de este rol institucional. (2) Periódico mensual de mayo de 1877, año 5 Nº 5;sección Variedades, pág. 72 y siguientes. (3) Aprobado por Decreto Nº 15073 del 17 de mayo de 1943. (4) Celador-a (n.): Se aplica en algunos casos a la persona que tiene a su cargo cuidar de que se comporten debidamente otras en su sitio; por ejemplo, los niños en un colegio o los presos en una cárcel. Moliner, María. Diccionario de uso del español, Madrid, Gredos, 1991, tomo I. (5) A modo de ejemplo, la normativa emitida desde la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el 2005 refleja este movimiento producido en el trabajo de los preceptores desde el control disciplinario a tareas relacionadas con el cuidado, la contención, el acompañamiento, y la enseñanza. La Resolución Nº 3044/05 SED se refiere a los preceptores como el Equipo Auxiliar Docente del establecimiento y detalla sus funciones: “1. Cuidado y seguimiento de los alumnos, procurando su integración grupal, interesándose por los problemas que tengan los mismos y orientándolos en la búsqueda de soluciones. 2. Colaborar con el profesor/tutor-profesor del curso en el acompañamiento y formación integral de los alumnos. [...] Proponer aportes al proyecto institucional relacionados con su tarea específica o su rol docente”. -De las características mencionadas en el artículo, ¿cuáles aparecen con más frecuencia en el quehacer cotidiano del preceptor?. A su criterio, ¿cuáles quedan relegadas y por qué?. Como actores claves de la convivencia educativa, ¿qué aspectos y funciones fundamentales del rol considera que es necesario revalorizar?. ¿Qué acciones podrían hacerlo posible?....................................................................................................................................... …………………………………………………………………………………………………………… ………….………………………………………………………………………………………………... ……………………….…………………………………………………………………………………... …………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………..……… …………………………………………………………………………………………..……………… …………………………………………………………………………………..……………………… …………………………………………………………………………..……………………………… …………………………………………………………………..……………………………………… …………………………………………………………..……………………………………………… …………………………………………………..……………………………………………………… …………………………………………..……………………………………………………………… ………………………………………………………………………………………………………….. 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