A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 15 de abril de 2009, habiéndose dispuesto siguiente en el establecido, Acuerdo orden de de 2078, que votación: conformidad deberá doctores con lo observarse Pettigiani, el de Lázzari, Negri, Genoud, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 100.800, "C. D. S., M. y ots. contra Hospital Italiano. Reg. del sur y ot. Daños y perjuicios". A N T E C E D E N T E S La Sala I de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Bahía Blanca confirmó en lo principal la sentencia que había hecho lugar a la demanda y elevó la valuación del daño moral. Se interpuso, por la demandada, recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado el recurso inaplicabilidad de ley? V O T A C I O N extraordinario de A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: I. La Cámara confirmó la sentencia de primera instancia en lo que respecta a la atribución de la responsabilidad manteniendo la condena contra el Hospital Italiano-Región del sur. Destacó que de la pericia practicada por la Asesoría Pericial ingresó al de La Hospital Plata Italiano surgía en que buenas el paciente condiciones generales, aún con un cuadro urológico grave que motivaba la intervención quirúrgica que se le practicó, además de padecer una enfermedad crónica respiratoria. De los dichos de los peritos referidos a la historia clínica constaba que la operación fue bien tolerada por el enfermo, pero que a partir de allí y hasta su traslado a la clínica privada "Hispano Argentina" de Tres Arroyos estuvo afectado por múltiples focos infecciosos de origen bacteriano que no pudieron ser remitidos. También dijo que de la historia clínica del último nosocomio describía que donde tenía estuvo internado el complicaciones paciente se respiratorias postquirúrgicas, medicándoselo con Vancomicina, antibiótico prescripto contra la infección producida por estreptococo, habiendo sido iniciado ese tratamiento en el Hospital Italiano. Que tres días después del traslado resultó de un hemocultivo la existencia de estafilococo meticilino resistente, sensible, únicamente, al antibiótico que se le estaba proporcionando, continuando con ese tratamiento, aunque el desmejoramiento progresivo de su salud no cesó, como dice destacó la pericia, y devino el fallecimiento. Sostuvo que si bien los peritos no pudieron afirmar que el germen estafilococo fuera el único responsable de la sepsis, lo cierto es que consideró que cuando fue ingresado en la clínica privada por traslado del primer nosocomio concluyendo que ingresó por eso infectado se con encontraba esa bacteria, medicado con el referido antibiótico. Corroboró esta conclusión apoyándose en el informe del "Centro de Estudios Infectológicos S.A." donde se mencionaba que el estafilococo aureus tienen sus focos primarios de aparición en catéteres centrales, heridas quirúrgicas e infecciones de piel y partes blandas; también que el 90% de las infecciones por esa bacteria son de origen nosocomial, no obstante que también se registran infecciones adquiridas en la comunidad o provenientes de geriátricos; y que en pacientes internados la causa más común de la adquisición de esa infección son los catéteres siendo la terapia con vancomicina o teicoplanina la alternativa preferida en este tipo de infección por SARM (estafilococo aureus meticilino resistente). Entendió que este informe no se contradecía con el del Servicio de Infectología del Hospital Alemán donde se destacaba que esa bacteria se la podía encontrar en la comunidad y en el hospital, y que la concentración de gérmenes multiresistente en el hospital se relaciona en que se reúnen en él pacientes graves que requieren antibióticos. Coligió que como el paciente estuvo en situación de ser invadido por la mencionada bacteria, el hospital accionado no demostró que la infección padecida fue producida por el deterioro de su salud y no por infección intrahospitalaria. Encontró que era de aplicación la presunción del favor victimæ que sienta una presunción en beneficio del damnificado con el objeto de proteger a los débiles jurídicos, cuya aplicación rige tanto en las relaciones contractuales como en las extracontractuales. Por ello entendió que la superioridad técnica de una de las partes conlleva víctima a al una superioridad tener una jurídica ventaja en la en desmedro información de lo la que genera una mayor disponibilidad de los medios de prueba. El principio antes mencionado consagra su aplicación en el de las cargas dinámicas de las pruebas, recayendo esa producción sobre el que esté en mejores condiciones para aportarlas, sin desconocer el aforismo procesal onus probandi incubit actori, pero entendiendo que cada parte debe demostrar las circunstancia que afirma y los presupuestos de la norma que invoca. Sostuvo que frente al esfuerzo probatorio de la accionante el hospital debió arrimar las herramientas que permitieran definir con certeza si sus instalaciones reunían los requisitos de asepsia necesarios para evitar el acaecimiento del evento dañoso, y si se efectuaban controles periódicos sobre la existencia de bacterias u otros microorganismos en el ambiente que pudieran afectar o agravar la salud de los enfermos. Concluyó que esta conducta reticente del demandado genera la presunción de que el paciente adquirió, en ese hospital, una infección de las denominadas intrahospitalarias que guarda adecuada vinculación con su deceso, habiendo sido su responsabilidad el mantener el lugar en condiciones de asepsia para reestablecer la salud del enfermo, que había ingresado en buenas condiciones de salud. II. Se agravia el recurrente, por medio de su apoderado, por la aplicación errónea de los arts. 512, 901, 906, 1109 del Código Civil, la incorrecta aplicación de los arts. 34 inc. 4, 163 incs. 5 y 6, 375, 384, 456, 474 y 475 del Código Procesal Civil y Comercial, la violación o aplicación errónea de la doctrina legal de esta Corte y absurda apreciación de la prueba. Entiende que la incertidumbre probatoria Cámara en un arribó a contexto de una conclusión equivocada, imputándole responsabilidad por el daño causado al paciente a raíz de la infección que contrajo por la bacteria estafilococo que luego derivó en su fallecimiento, al presumir que ese germen se le introdujo en la terapia intensiva del nosocomio demandado. También alega el absurdo porque entiende que la Cámara en la argumentación confunde el germen patógeno estafilococo con el estreptococo, bacteria esta última que estaba en el enfermo cuando egresó del hospital demandado, siendo posible ser tratadas ambas infecciones con el mismo medicamento. Sostiene que es incorrecto el decisorio cuando le atribuye la carga de probar sobre los hechos y el derecho que invoca la actora, dado que su actividad se ciñó a cumplir con la negativa procesal al contestar demanda, y que por lo tanto la carga de la prueba del nexo causal y la culpabilidad estaba en manos de aquélla. Agrega que la Cámara concluyó en forma distinta a lo que surge de las pericias, haciendo uso de presunciones a la que arribó en base a las incertidumbres de esos informes, apartándose, entonces, de la disposición del inc. 5 del art. 163 del Código Procesal Civil y Comercial. Encuentra que es incorrecto que sostenga que el paciente contrajo en el hospital la bacteria y que su estado de salud era óptimo, siendo que lo contrario se desprende de los informes periciales. Reprocha también el fallo porque sostuvo que el demandado no aportó prueba alguna que permitiera demostrar la adecuada asepsia del hospital, al considerar que era de aplicación el principio de la carga dinámica de la prueba y el favor victimæ, para luego por presunciones dar por acreditada la existencia del nexo de causalidad adecuada entre la infección intrahospitalaria y el deceso del enfermo, y entonces atribuir la culpabilidad al hospital. III. Pues bien, el recurso no es fundado. A. agravios Como expresados cuestionar tanto primera por la medida el cabe recurrente, apreciación del analizar dirigidos material los a probatorio producido en autos, como la adecuada vinculación causal entre la internación sepsis en padecida el por nosocomio el paciente demandado y durante su su posterior defunción, más de cuatro meses después en otra clínica a la que había sido derivado. i] Al respecto, es posible sostener inicialmente que esta Corte tiene dicho -por un lado- que la apreciación de la prueba, y específicamente lo atinente al mérito y fundamento de la pericia médica así como la determinación de las circunstancias fácticas que en cada caso concurren (Ac. 72.458, sent. del 19-II-2002; Ac. 81.897, sent. del 12-XI-2003; Ac. 87.821, sent. del 7-III2005), es materia ajena a la instancia extraordinaria. Se trata de una típica cuestión de hecho. Los jueces de grado -en ejercicio de una atribución privativa- tienen amplias facultades para valorar los medios de prueba producidos y adquiridos para el proceso, a fin de establecer las circunstancias particulares del caso que les faciliten la valoración de las normas jurídicas aplicables (Ac. 84.896, sent. del 10-V-2006; C. 88.341, sent. del 23-V-2007; C. 94.640, sent. del 19-IX-2007; entre otras); pero también se ha establecido que solamente se procederá a su revisión en la instancia extraordinaria si se configura el absurdo, verbigracia conduce a el error conclusiones palmario, grave contradictorias, y manifiesto que inconciliables e incongruentes con las constancias objetivas de la causa (conf. Ac. 58.938, sent. del 17-X-1995; Ac. 63.556, sent. del 8-X-1996; Ac. 64.347, sent. del 18-II-1997; Ac. 71.327, sent. del 18-V-1999; entre otras), que debe ser eficazmente denunciado y demostrado por quien lo invoca (Ac. 81.094, sent. del 6-XI-2002; Ac. 86.120, sent. del 3-III-2004; C. 87.704, sent. del 14-XI-2007). Otro tanto sucede con la determinación de la existencia de relación adecuada de causalidad entre el obrar y el daño (en el caso, entre la deficiente prestación del servicio médico por parte del nosocomio demandado -que posibilitara la infección contraída por el paciente- y el daño producido, determinante de su fallecimiento) que no puede sino constituir otra de las cuestiones de hecho irrevisables en sede extraordinaria salvo que se denuncie y demuestre el referido absurdo (conf. doctr. Ac. 58.505, sent. del 28-IV-1998; Ac. 83.845, sent. del 16-VI-2004; Ac. 89.633, sent. del 4-V-2005; Ac. 93.619, sent. del 24-V2006; entre otras). Así las cosas, si bien el recurrente denuncia dicho vicio lógico, no ha logrado demostrarlo. ii] En efecto, el tribunal a quo consideró al igual que el magistrado de primera instancia- que de los elementos probatorios analizados surgía que "el paciente ingresó al infección hospital alguna, en que condiciones luego de de ser operado, practicado el sin acto quirúrgico progresivamente fue desmejorándose a raíz de las infecciones padecidas, que al ser derivado a otro nosocomio en la ciudad de Tres Arroyos venía con un proceso infeccioso tratado con Vancomicina, que luego de practicado el hemocultivo pertinente se detectó que el mismo era provocado por la presencia de una bacteria individualizada como estafilococo aureus meticilino resistente (SAMR) como, que ella es la causa intrahospitalarias, y bacteriemia los son del que 90% los de focos catéteres las infecciones primarios centrales, de esta heridas quirúrgicas y partes blandas; considerando por último que S. estuvo en situación de ser invadido por la mencionada bacteria..." (fs. 3234 vta.), para luego sostener que el hospital demandado "no acreditó en absoluto cuáles eran las condiciones de asepsia de los recintos de internación del centro de salud, como si en los mismos se realizaban controles periódicos sobre la existencia de bacterias u otros microorganismos en el ambiente que pudieran afectar o agravar la consistían salud esos de los enfermos, procedimientos de como también control. Esa en qué actitud reticente observada en el demandado en la etapa probatoria del proceso, genera ... una presunción de que S. luego de la cirugía a la que fue sometido adquirió en el citado centro asistencial una infección de las calificadas como intrahospitalarias que guarda una adecuada vinculación causal con su deceso" (fs. 3236). El sustento de la conclusión precedente fue fincado por la alzada -por un lado- en el análisis de las pericias médicas obrantes en autos (Asesoría Médicas de La Plata a fs. 2897/2907 y su ampliatoria de fs. 2984/89; pericia médica en urología de fs. 3047/54, las que a su vez se sustentaran en la historia clínica del paciente en el Hospital Italiano de Bahía Blanca y en la Clínica Privada Hispano Argentina de Tres Arroyos), en tanto susceptibles de determinar las causas del deceso de S., así como el curso de las infecciones que el paciente fue desarrollando a lo largo de los ininterrumpidamente decisorio técnicos del cuatro internado; tribunal producidos Infectológicos meses S.A. a (fs. como quo por en se el los que -por basó otro en Centro 2219/2222) y permaneció los de el lado- el informes Estudios Servicio de Infectología del Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires (fs. 840/1), que dieron cuenta de los focos primarios en los que de ordinario se halla el estafilococo aureus meticilino resistente, así como su entidad virulencia y su desarrollo en los pacientes infectados (fs. 3233/3235). iii] Ahora bien, si es cierto -tal como sostiene el recurrente- que el tribunal a quo reconoció (conforme lo señalado por los peritos a fs. 2989 vta.) que no era posible afirmar que en forma inequívoca solamente el estafilococo mencionado pudiese ser el responsable de la sepsis (fs. 3233 vta.), ello no importó desconocer el vínculo causal adecuado entre la infección del paciente por dicha bacteria temporalmente atribuida a su internación en las instalaciones de la demandada- y el desenlace dañoso, sino solamente reconocer un vínculo concausal inclusivo de la infección que adquiriera el paciente en el nosocomio recurrente. Justamente, de los informes técnicos puede concluirse que el paciente cursó una sepsis severa que determinó su fallecimiento, así como que aquélla había sido producida por (estafilococo las distintas coagulas a bacterias negativo, aisladas estafilococo aureus, pseudomona aeruginosa y klebsiella oxytócica), todas con alto poder patógeno por su propia virulencia, con entidad suficiente, cada una de ellas, para provocar la sepsis severa, más aún en un paciente -como el señor S.- que cursaba grave deterioro orgánico, con inhibición o alteración de los normales mecanismos de respuesta inmune ante las agresiones infecciosas (fs. 2989 y vta., el resaltado no se encuentra en el original), de modo que no resulta procedente la crítica del recurrente que entiende que de las pericias médicas no resultaría posible establecer el vínculo causal entre el estafilococo aureus y el deceso del señor S. . iv] traídas presencia por el del Otro tanto impugnante, germen sucede con vinculadas estafilococo en las a los objeciones la falta exámenes de y análisis realizados al paciente durante su estadía en el hospital demandado, las que tampoco resultan idóneas para conmover lo decidido al respecto por el tribunal a quo. En efecto, si bien asiste razón al impugnante sobre el diagnóstico que, conforme la historia clínica del centro médico demandado, justificaba que el paciente estuviera recibiendo Vancomicina como medicamento al momento de su traslado -el estafilococo aureus resistente sensible a Vancomicina no había sido aislado en dicho nosocomio, sino que la infección detectada era por streptococo, combatible con la misma medicina (fs. 3233, 2904 vta. in fine, 2905 vta. punto cuarto o), 2906 vta. punto cuarto i), etc.), no es posible soslayar que las experticias obrantes en la causa fueron realizadas en dos etapas o momentos bien diferenciados y que la primera de ellas (sobre la base exclusiva del análisis de la historia clínica del paciente cuando éste estuvo internado en el hospital demandado, fs. 2897/2907) debe entenderse complementada por su ampliación (al tiempo de ser agregada a la causa la historia clínica de la internación de S. en el nosocomio de la Ciudad de Tres Arroyos, fs. 2984/89). Fue complementario precisamente efectuado por el el mencionado tribunal a análisis quo el que propició que concluyera "que la operación fue bien tolerada por el enfermo. Sin embargo, a partir de allí, hasta su traslado atendido a la (...) Ciudad estuvo de Tres afectado Arroyos por donde continuó múltiples focos infecciosos de origen bacteriano que al parecer conforme el informe pericial ampliatorio elaborado (...) no pudieron ser remitidos. De acuerdo con la descripción de la historia clínica del último centro asistencial (...) frente a la sintomatología que presentaba el enfermo [al llegar y] ante la sospecha de un cuadro de infección se tomó una muestra para hemocultivo resultando positivo, revelando en Salas la existencia de estafilococo meticilino resistente sensible a la Vancomicina, por ello continuaron tratándolo con este medicamento..." (fs. 3233 y vta.). Luego, el hecho de que el diagnóstico con el cual el paciente fuera trasladado a la clínica ubicada en Tres Arroyos condujera a considerar una infección por estreptococo, no enerva la conclusión a la que arribó el tribunal a quo sobre la base de los exámenes y análisis efectuados al paciente al tiempo de su ingreso en dicho centro asistencial, cuyo resultado -al 2 de noviembre de 1998, dos días después- arrojara un cultivo positivo para estafilococo meticilino resistente pericia médica, fs. 2985; conclusión que tampoco podría entenderse opuesta a las restantes constancias de la causa, en especial, las especificaciones sobre la exteriorización de dicha infección contenidas en el informe técnico del Centro de Estudios Infectológicos S.A. (fs. 2219/2222), donde se hace saber que el estafilococo aureus puede incubarse entre 48 ó 72 horas, desarrollando su virulencia recién luego (arg. art. 384, C.P.C.C.). v] En suma, no es posible afirmar que el decisorio impugnado se hubiese apartado de precisos informes técnicos que indicarían el desencadenamiento de los hechos con un curso de acción por lo menos diferente al señalado en la sentencia. Sabido es que discrepar con las decisiones de la sentencia no es base idónea de agravios ni configura absurdo que dé lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, puesto que dicha anomalía queda configurada existencia, autoriza la cuando pues media sólo apertura el de cabal error la demostración palmario casación para y de su fundamental el examen de cuestiones de hecho y prueba (Ac. 85.403, sent. del 10-III2004; Ac. 93.583, sent. del 22-III-2006; C. 96.570, sent. del 27-II-2008; entre otros), circunstancia que no es posible observar en este caso. B.corresponde Despejado ingresar en el entonces análisis dicho de los aspecto, agravios vertidos contra la decisión del tribunal a quo de atribuir responsabilidad al impugnante por el fallecimiento del señor S., mediante la imputación de un obrar culposo que no pudo ser desvirtuado por la ausencia de prueba por parte del hospital demandado, sobre la adecuada prestación del servicio comprometido, en relación con la toma de las medidas necesarias para intentar controlar o impedir la contracción de tales infecciones por parte del paciente (fs. 3236 citada). i] Sabido es que la determinación de la existencia de culpa o negligencia es una cuestión de hecho exenta de censura en casación, salvo absurdo (Ac. 67.295, sent. del 21-IX-1999; Ac. 76.152, sent. del 17-XII-2003; Ac. 93.342, sent. del 9-VIII-2006; entre otras), sin embargo en el caso, el impugnante -que omite denuncia del referido vicio habilitante de la revisión en esta instancia, de las cuestiones fáctico-probatorias apreciadas por el tribunal a quo para adjudicar la responsabilidad al nosocomio demandado- dirige en verdad su embate a cuestionar la respuesta normativa empleada por la alzada por violación de la ley aplicable en materia de carga probatoria, que denuncia como determinante de su posterior inculpación. ii] Habida cuenta de ello, resulta pertinente reconocer que la obligación tácita de seguridad de naturaleza objetiva del sanatorio puede referirse a obligaciones de medios o de resultados, según se trate de la responsabilidad de la clínica por los actos puramente médicos realizados por su personal profesional, en el primer caso, o si el perjuicio emana de actos extraños al quehacer puramente médico o bien han sido ocasionados por las cosas utilizadas rebasando el acto puramente médico (Ac. 77.588, sent. del 19-II-2002). iii] No obstante, frente a los supuestos específicos de indemnizaciones relacionadas con infecciones hospitalarias, cuando no sea posible distinguir un concreto actuar u omitir médico negligente en la prestación del servicio -tal el caso, en el que la intervención quirúrgica fuera reconocida por el tribunal a quo como exitosa y sin nexo de causalidad con el cuadro infeccioso adquirido por el paciente a partir del noveno día de postoperatorio- cuando resulta imposible de acuerdo al estado acreditado de la ciencia obtener un completo control sobre los gérmenes (conf. King, Joseph, "The law of medical malpractice", West Publishing Co., Sto Paul, Minesota, 1977, pág. 125, citado por Lorenzetti, Ricardo "La empresa médica", Rubinzal- Culzoni, 1998, pág. 352; Mariona, Fernando "Responsabilidad Civil por infecciones hospitalarias y gestión del riesgo", "Acuerdos Mundial de y Sentencias", la Salud, 2004-66 Consejo y ss.; Ejecutivo, EB Organización 109/9, 109ª reunión, 5 de diciembre de 2001, punto 3.4 del orden del día, Calidad Rosenthal Argentina" de Víctor en la atención: D., "Infección seguridad del paciente; hospitalaria, situación www.compumedicina.com/infectología/2001; etc.), no corresponde hacer una generalización sobre su pretendida inclusión dentro del marco de las obligaciones de resultado del organizador del servicio, sino que deben examinarse las circunstancias que cada caso presenta (arg. arts. 512, 902, 909, 1113 y ccdtes., Cód. Civil). Así se ha afirmado que la cuestión debe atender a un justo reparto del alea, de acuerdo a las circunstancias de cada caso. Si el paciente acude por necesidad a un hospital, y las autoridades de éste aún con el empleo "de la más exquisita diligencia" no pueden excluir de plano algunos tipos de infección, cabe ubicar el asunto en el sector de la responsabilidad subjetiva. Por ende, si el médico o la instituci6n hospitalaria logran probar la diligencia exigible en un caso puntual (arts. 512 y 902, Cód. Civil) cumplen con el deber a su cargo, sin perjuicio de que -además- puedan probar que la infección resulta de carácter endógeno al paciente, lo cual provocaría una fractura del nexo causal. Se observa así una prueba indiciaria responsabilidad; de en culpa razón del de deudor, ello, el y por ende, hospital de podría desvirtuar la misma (y por ende liberarse de la obligación de responder), si logra acreditar haber actuado con la debida diligencia (arts. 512 y 902, Cód. Civil), o, en su defecto, la configuración del casus -causa ajena (Cám. Nac. Civ., S. D, 16-IV-2001, in re "F., A. c/Centro Ortopedia Traumatología"; "Acuerdos y Sentencias", 2002-II-74). Deviene prácticamente imposible sustraerse del alea existente intrahospitalarias en cuando materia su de contracción infecciones no obedece a concretas cuestiones de falta de asepsia, sino a razones externas o a procesos naturales que se desenvuelven dentro de una entidad hospitalaria y que son difíciles de controlar por ésta (conf. "Responsabilidad Calvo civil Costa, de Carlos los médicos. Alberto, Infección intrahospitalaria y falta de infraestructura necesaria del hospital", Doctrinas "La Ley", Esenciales 2005-E-860 V, 859, -Responsabilidad con cita del Civil, precedente judicial mencionado en el párrafo anterior). Si el reclamante prueba la infección y su carácter intrahospitalario (más allá de acreditar asimismo la vinculación causalmente adecuada con el resultado dañoso), tal extremo (indicio) podrá ser revelador de suyo de una presunción judicial de culpa -sea del médico y del hospital, o solamente de este último- pero éstos se liberarán si demuestran haber obrado con extrema diligencia y aún así no podido razonablemente impedir el desenvolvimiento de la acción infecciosa en el paciente (arg. arts. 512, 902 y ccdts. Cód. Civil); situación que presupone la imposibilidad de efectuar reproche por falta de asepsia, esterilización, higiene o control en el material, instrumental, personal o instalaciones empleados en la prestación del servicio de salud (arg. arts. 512 y 1113, Cód. Civil). En eliminar el tanto alea resulte existente en prácticamente materia de imposible infecciones, atento la inexistencia de normativa específica que imponga la asunción del concreto riesgo a cargo del prestador del servicio, siempre se debe permitir que la clínica o los médicos prueben evitarlas, que diligencias que que hicieron adoptaron impone la todo lo posible documentadamente lex artis todas (Vázquez para las Ferreira, Roberto, "Un criterio justo en materia de responsabilidad civil médica por infecciones hospitalarias", "Acuerdos y Sentencias", 2002-350), las prácticas sanitarias y que se encuentren permitidas por el avance tecnológico; si bien resulta una carga probatoria exigente, es el establecimiento médico o el profesional quien -justamente por la especialización del servicio brindado- se encuentran en mejores condiciones para aportar tales extremos (conf. arts. 512, 902, 909 y ccdtes., Cód. Civil), conformándose así una solución más justa. En suma, el análisis jurídico correspondiente a la determinación del factor de imputación o atribución de responsabilidad que cabe asignar al hospital frente a posibles eventos en los que el paciente alega haber contraído durante su estancia en el mismo -como en el caso- una infección intrahospitalaria, debe necesariamente atender a las circunstancias de cada caso, la causa y génesis de la sepsis, las características del factor-agente, el modo de infección del paciente, el obrar u omitir de los médicos, asistentes o el propio establecimiento en la prestación del servicio de salud, sus presupuestos y prestaciones accesorias o paramédicas. De la misma forma que si no media culpa en el médico interviniente no cabe responsabilizar al establecimiento asistencial con base en su "obligación de seguridad" porque la existencia de aquélla (la culpa del médico) es la que demuestra la violación de ese deber (Ac. 43.518, sent. del 16-VII-1991; Ac. 58.966, sent. del 15-VII1997; Ac. 76.152, sent. del 17-XII-2003; entre otras), tampoco es posible impedir que el nosocomio se exima de responder cuando acredite fehacientemente el carácter irresistible de la infección o haber obrado con extrema diligencia y aún así no haber podido razonablemente impedir la específica sepsis contraída por el paciente, sin que quepa en ese aspecto admitir un obrar negligente en la prestación del servicio garantizado, ni efectuar distinción alguna entre el carácter público o privado del hospital en que aquél se hubiere alojado. iv] Por tanto, tampoco acierta el recurrente en sus objeciones improcedente sobre inversión de la base la carga de una pretendida probatoria. Es que permanece incólume la conclusión arribada por el tribunal a quo, acerca obrantes de en que de autos, no la totalidad se han de las aportado constancias elementos de convicción esclarecedores de que la infección padecida por el paciente hubiera sido inevitable, irresistible o que se hubiere realizado todo lo posible para evitarla, o adoptado documentadamente todas las diligencias que imponen la lex artis, las prácticas sanitarias y el avance tecnológico y aún así, el germen causante de la misma hubiera sido o fuere insusceptible de ser controlado o aislado. IV. extraordinario de Por todo lo expuesto, inaplicabilidad de el ley recurso debe ser rechazado, con costas (art. 289, C.P.C.C.). Voto pues por la negativa. Los señores jueces doctores de Lázzari, Negri y Genoud, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Pettigiani, votaron la cuestión planteada también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto; con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). El depósito previo de $ 15.700 efectuado a fs. 3267, C.P.C.C.), queda perdido debiendo el para el tribunal recurrente dar (art. cumplimiento 294, a lo dispuesto por los arts. 6 y 7 de la Resolución 425/2002 (texto Resol. 870/2002). Notifíquese y devuélvase.