La educación sentimental. Una propuesta para adolescentes

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LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL . Una propuesta
para adolescentes 1998 (Editorial Icaria)
por
MERCEDES OLIVEIRA MALVAR
INTRODUCCIÓN
El presente estudio analiza la situación de la
sexualidad y la afectividad en la sociedad actual;
explica y define los principales problemas a los que se
enfrentan las personas, y particularmente los
adolescentes, a la hora de vivir ya no sólo su
sexualidad, sino también sus sentimientos, sus
emociones, sus relaciones afectivas, etc.
Son muchos los mitos y falsas creencias que rodean
este tema, causando miedos y confusión entre los
jóvenes, quienes al carecer de unas fuentes de
información veraces en las que poder confiar, los
toman por verdaderos. Es preciso eliminar estos
mitos y falsas creencias; sin embargo, su
cuestionamiento no ha dejado de ser, hasta el
momento, algo meramente anecdótico y siempre
tratado desde una perspectiva teórica. Aunque todo
el mundo es consciente de la importancia de una
educación sentimental (afectivo-sexual) de cara a la
formación íntegra de la persona, generalmente nadie
asume como propia esta tarea, y esta área de
formación queda habitualmente en el aire. Por una
parte, la educación tradicional se limita a
proporcionar conocimientos académicos; por otra,
actualmente la familia es un concepto en crisis
(aumento
del
número
de
divorcios,
escasa
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comunicación entre padres e hijos, etc.) que
generalmente
delega
en
la
escuela
toda
responsabilidad relativa a este tema. A su vez, los
medios de comunicación (de gran influencia en los
jóvenes), en lugar de aportar soluciones, suelen
reforzar los mitos, falsas creencias, roles y
estereotipos
establecidos
por
la
sociedad,
contribuyendo a su expansión.
Por ello, la escuela se alza como el ámbito idóneo
para realizar este trabajo, pues además, niños, niñas
y adolescentes pasan en general gran parte de su
tiempo en los centros escolares. Así pues, la
educación sentimental constituye un instrumento
fundamental para favorecer un cambio de actitudes
en la sociedad, y con ello, una mejor calidad de vida.
A pesar de que muchas personas podrían
considerar este propósito como una utopía que no
resolvería nada en caso de realizarse, este aspecto
educacional (contemplado en la reforma educativa)
ya se ha llevado a cabo con excelentes resultados*.
El capítulo 1 consiste en una aproximación a la
etapa evolutiva de la adolescencia, a la que nos
vamos a referir en el estudio. La educación
sentimental en la adolescencia tiene que contemplar
la etapa evolutiva de maduración, donde aparecen
ciertos cambios anatomo-fisiológicos que provocan
alteraciones psicológicas que marcarán toda su vida
futura, y será a partir de ellos como podremos ayudar
a reforzar la autoimagen, la autoestima y la
autoaceptación.
En el capítulo 2 aclaramos la perspectiva filosófica
de género, que vertebra toda la concepción de la
propuesta educativa. Con la perspectiva de género se
trata de tomar como punto de partida los conceptos
de sexo y género para rechazar el determinismo
biológico e incidir en los aspectos de la construcción
*
Esta materia se ha impartido durante estos últimos años en un instituto de Vigo, empleando
para ello el marco de la asignatura de Ética. Se ha seguido el manual Eros: materiais para
pensar o amor, y su metodología, evaluación y contenido son parte de mi tesis doctoral,
resultado de una larga investigación, en cuya introducción está basado este libro.
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social y cultural de la feminidad y de la masculinidad.
En el capítulo 3 se explican las bases conceptuales
y las líneas fundamentales que guiaron la elaboración
de nuestra propuesta de educación afectivo-sexual.
Este capítulo tiene un valor central, ya que en él se
cuestionan muchos aspectos de los modelos
existentes de educación sexual y se explican los
objetivos, los contenidos y las pautas generales para
la elaboración de una propuesta propia adecuada a la
realidad vital de la adolescencia. En síntesis,
explicamos qué educación afectivo-sexual queremos
hacer y por qué.
En el capítulo 4 hacemos una aproximación a las
características del contexto educativo de la
enseñanza secundaria, donde se desarrolla nuestra
propuesta.
Hacemos
un
recorrido
por
las
circunstancias que rodean la situación actual de los
centros de secundaria en un momento histórico de
transición hacia una reforma, con problemas y
contradicciones relevantes que afectan directa o
indirectamente a propuestas como la nuestra. Le
dedicamos espacial atención a la transversalidad, por
la presencia que estos temas tienen en nuestra
propuesta didáctica, y al curriculum oculto, poderoso
elemento transmisor que hace que de un modo
inconsciente se perpetúen valores y formas de
discriminación.
Los tratados pedagógicos y los preámbulos de las
reformas educativas incluyen una vasta retórica sobre
la educación integral y el importante papel que
desempeña en ella la afectividad. Esta importancia se
va diluyendo al vertebrar el contenido afectivo en el
proyecto educativo y curricular, en los programas y
en las tareas escolares de cada día. Pero no podemos
olvidar que esta parcela del crecimiento humano está
presente en el curriculum oculto que esconde y
perpetúa los valores dominantes. Entendemos la
educación afectivo-sexual en relación con la igualdad
entre los sexos, la autoestima, la comunicación, el
placer, la responsabilidad compartida y otros valores
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y habilidades relativos al tratamiento de la formación
de la sensibilidad de las personas, que constituyen el
aspecto más humano de la pedagogía tantas veces
olvidada.
Estamos en una época de cambio social en el que
las mujeres se cuestionan el papel tradicionalmente
asignado, y esta situación repercute en las
relaciones interpersonales entre los hombres y las
mujeres. Es necesario comprender este proceso de
cambio y reflexionar sobre sus consecuencias en el
ámbito afectivo, para favorecer el equilibrio propio y
las relaciones entre las personas. Esto significa que el
profesorado ha de proponerse una educación
encaminada a conseguir que todos los individuos se
puedan enfrentar a los problemas en términos éticos,
y para esto es preciso una intervención constante
dirigida a conocer y reflexionar sobre las razones que
llevan a los adolescentes a elegir o rechazar algo. Así,
con esta intervención se podrá conseguir una ética de
perfeccionamiento
individual
elegida
conscientemente.
La educación sentimental que proponemos se
centra en la persona como un todo, trabaja con los
sentimientos y las emociones, los deseos y los
miedos producidos por nuestro cuerpo al establecer
relaciones con los demás, y que deben ser tratados
en todo sistema educativo que considere a la persona
en su totalidad, sin dividirla en mente y cuerpo. Se
trata de sacar a la luz los conflictos latentes sobre el
amor y los sentimientos que reproducen el modelo
social tantas veces cuestionado.
El animal humano se diferencia del resto de los
animales entre otras cosas, porque puede armonizar
el cuerpo y la mente, el amor y el deseo, lo sublime y
lo mundano, los afectos y lo carnal... no hay por qué
separar esta unión para retroceder al nivel primario.
Tradicionalmente, la sexualidad se reducía a la
procreación, y de este modo pasó a identificarse con
genitalidad, con heterosexualidad, con la consecución
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del orgasmo, con las personas adultas, con lo impuro
y lo peligroso, y con largo etcétera. En torno a la
sexualidad hay muchos valores, miedos, mitos y
falsas creencias aún vigentes en nuestra cultura, que
sólo entraron en crisis en los últimos años. Es
necesario detectarlos y revisarlos a la luz de una
concepción de sexualidad más abierta y más sana.
Hay que potenciar la idea de que existen muchas
maneras de vivir la sexualidad, así como cuestionar el
bombardeo del consumismo erótico actual que
ofertan los medios de comunicación. De acuerdo con
estos enfoques, pensamos que la educación sexual en
la actualidad tiene que ser entendida y vivida como la
forma de desarrollar nuestras capacidades de
comunicación, de entendimiento, de ternura, de
sensibilidad y de responsabilidad en relación con
otras personas. Dado que la afectividad influye en
nuestros pensamientos, emociones, acciones e
interacciones, y por lo tanto, en nuestra salud física y
mental, la educación tiene que contemplarla de cara
a la formación íntegra de la persona.
Proponemos la educación del mundo afectivo de los
adolescentes, entendiendo éste como la capacidad
más general de expresión y comunicación humana,
que mantiene una alta correlación con la propia
autoestima y la capacidad de sentir y expresar afecto.
Sexualidad
y
afectividad
constituyen
conjuntamente un área de aprendizaje vital en el
proceso de desarrollo de los individuos. La capacidad
de amar y de ser amado, la intimidad, etc.; son
aspectos responsables de la personalidad futura. Se
trata de enseñar que la vida es un proyecto personal
propio, que tenemos que cuestionar el plan de futuro
que se nos ha construido y buscar nuestro propio
camino. Nuestro trabajo pretende afianzar o destruir
el proyecto vital, abrir posibilidades y desarrollar la
imaginación para pensar en otro tipo de existencia y
de relaciones, contribuyendo así a afrontar el miedo a
la independencia, a la soledad, al rechazo, al propio
cuerpo, al cuerpo del otro, a sentir deseo, a
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expresarse... en definitiva, a ser una misma o uno
mismo.
La educación sentimental implica cuestionar o
modificar actitudes y comportamientos que derivarán
en el cambio de sentimientos; por ello, tiene que
tratar más información que la que se refiere a los
órganos genitales, la contracepción o la transmisión
de enfermedades. En nuestra propuesta incluimos
nuevas formas de vivir las relaciones amorosas, más
libres e igualitarias, ponemos en cuestión las
instituciones tradicionales propugnando la mutua
autonomía de los componentes de la pareja, y
tratamos de hacer ver que el cambio no puede ser
sólo individual, sino que la consecución de la
autonomía tiene que ser un proyecto social.
Intentamos garantizar que las fuentes de
información sobre estos temas sean mejores de lo
que fueron hasta hace poco, y que propicien una vida
digna y equilibrada a las más jóvenes generaciones.
Por eso, pensamos que conviene desvelar los
mecanismos que articulan las relaciones de
desigualdad, inseguridad y dependencia.
Para vivir unas relaciones de entendimiento mutuo
tendremos que partir del autoconocimiento y la libre
expresión de sentimientos y emociones, tendremos
que ayudarnos a destruir el teatro de los roles que
esconden sentimientos de miedo y amor de los que
habitualmente no se habla, evitando así que este
silencio consiga un poder oculto y se transforme en
un fantasma que nos acompañe toda la vida.
Es necesario hacer constar las dificultades que tiene
encontrar un “espacio real” para desarrollar
programas de educación sentimental en la escuela.
Lo primero que conviene matizar de cara a la
transferibilidad de nuestra propuesta didáctica es que
no hay un perfil profesional de docente más adecuado
que otro para desarrollar tal programa, ya que debido
a la interdisciplinariedad y a la transversalidad que
contempla, ningún profesional existente llega a los
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centros con la preparación requerida. Ésta sólo puede
contemplarse,
de
momento,
de
un
modo
autodidáctico y tomando conciencia del compromiso
ético que supone contribuir al autoconocimiento y a la
emancipación de nuestro alumnado. Y, aunque
encontrásemos el lugar adecuado en la clase de ética,
son posibles también otros espacios, que cada uno
tendrá que buscar en su propia realidad docente. la
reciente creación en la ESO de la materia optativa
Papeles sociales de mujeres y hombres, así como las
nuevas tutorías, parecen ser una buena oportunidad
para acometer tareas de esta índole.
En definitiva, consideramos que la educación a
través de los diferentes medios es el mejor
instrumento para colaborar y crear nuevas formas de
vivir la afectividad y la sexualidad, y sostenemos que
un programa adecuado de educación afectivo-sexual,
que contemple la perspectiva de género, puede ser
un elemento de gran valor para conseguir las
reflexiones y las transformaciones convenientes en el
ámbito sentimental en esa etapa crucial de la vida
que es la adolescencia. Apostamos, pues, por el
cambio sentimental para conseguir el cambio
social. En conclusión, cada persona es libre de
ejercer la sexualidad y la afectividad en la forma que
considere adecuada. Independientemente de esto, lo
que resulta evidente es que no podemos seguir
transmitiendo las viejas pautas culturales que
atraparon a tantas y a tantos. La inercia es muy
poderosa. La contribución hacia un futuro más
humano, desde una experiencia a veces dolorosa del
pasado y el presente, puede ser una manera de dar
sentido a los errores cometidos en un tema que, tan
innecesariamente, nos complicó tantas veces la vida.
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