Module 1a: Ciencia del cambio climático e impactos

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Módulo 1a: Ciencia del cambio climático e impactos
Preguntas frecuentes
Introducción
Existen numerosos interrogantes en torno al cambio climático, la adaptación al cambio
climático y la forma de incorporar esos conceptos en la labor de la Cruz Roja y la Media Luna
Roja, sobre todo a nivel comunitario. Estas “Preguntas frecuentes” tienen la finalidad de
abordar esos interrogantes y derribar los obstáculos que representan para numerosos usuarios
en la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Si el lector tuviera comentarios o preguntas sobre
cuestiones que no se abordan en este documento, le solicitamos los escriba en un mensaje de
correo electrónico dirigido a: [email protected] (con la referencia Módulo 1a
Preguntas frecuentes).
1. ¿Cuál es la diferencia entre clima y tiempo?
La diferencia reside en la escala temporal. Por “tiempo” se hace referencia a condiciones como
precipitaciones, temperatura y viento en un período de horas a días. Por “clima” se hace
referencia a las condiciones climáticas de un período de tiempo mucho más largo (más de 30
años).
2. ¿Es posible atribuir un fenómeno meteorológico en particular al cambio
climático?
Es difícil atribuir fenómenos meteorológicos particulares al cambio climático, ya que el tiempo
fluctúa a corto plazo y el cambio climático se está produciendo a lo largo de un período mucho
más largo. Sin embargo, un aumento de la frecuencia promedio con que se producen
fenómenos meteorológicos extremos puede atribuirse al cambio climático, sobre todo si es
posible descartar otras formas de variabilidad climática natural.
3. ¿Cómo interpretar los fenómenos de El Niño y La Niña?
Los fenómenos de El Niño y La Niña son una parte natural de la variabilidad climática, que
tienen lugar cada dos a siete años, aproximadamente. Se trata de una fase cálida (El Niño) y
una fase fría (La Niña) en el Pacífico ecuatorial. A veces, esos fenómenos pueden pasar
inadvertidos o incluso tener efectos beneficiosos en muchas partes del mundo. Sin embargo,
también pueden ser extremadamente perjudiciales. Es difícil imaginar que las aguas
anormalmente cálidas o frías del Pacífico puedan formar parte de un mecanismo que genera
cambios en las tendencias de las precipitaciones en todo el planeta, sobre todo en los trópicos.
Por ello, es posible que surjan problemas cuando algunas zonas reciben demasiadas
precipitaciones y otras reciben muy pocas. Los impactos pico de esos fenómenos en general
se sienten durante la temporada de lluvias de una determinada localidad, porque la falta o el
exceso de precipitaciones pueden tener un impacto mayor en la sociedad y afectar la
agricultura, los medios de sustento, la seguridad alimentaria, la salud y la seguridad, entre otros
aspectos.
4. ¿Cómo se podría anticipar los impactos de El Niño y La Niña?
Con el tiempo, los científicos han observado tendencias acerca de cómo las precipitaciones
son afectadas por los fenómenos de El Niño y La Niña en todo el planeta. Sin embargo, ningún
fenómeno es idéntico al otro. Por ello, la mejor forma de anticipar si un fenómeno traerá
precipitaciones escasas o excesivas en determina zona es efectuar el seguimiento de los
pronósticos estacionales que toman en consideración las influencias de El Niño/La Niña
actuales, así como otros elementos del sistema climático. En la sala de mapas del IRI de la
FICR se ofrecen pronósticos estacionales: http://iri.columbia.edu/ifrc/forecast/3munusualprecip.
Aún no se ha logrado un consenso en cuanto a cómo influirán los fenómenos de El Niño y La
Niña en un planeta con temperaturas más elevadas. Algunos estudios sugieren que esos
fenómenos serán cada vez más frecuentes y severos. Otros están en desacuerdo con esa
previsión. Algunos modelos climáticos muestran una tendencia hacia más fenómenos de El
Niño, mientras que otros muestran una posibilidad de un mayor número de fenómenos de La
Niña. Por ahora, lo mejor que se puede hacer es estar al tanto del desarrollo de El Niño y La
Niña y efectuar el seguimiento de los pronósticos estacionales para estar advertidos de los
impactos posibles.
5. ¿Ese incremento se debe al cambio climático?
Se debe tener en cuenta dos aspectos.
Una razón importante del incremento de los desastres es la mayor exposición y vulnerabilidad,
por ejemplo porque más personas viven en zonas que son afectadas por inundaciones o
tormentas. Sin embargo, también existen pruebas científicas de que la frecuencia y/o
intensidad de diversos peligros (como olas de calor, inundaciones, sequías y ciclones) están en
aumento y es probable que esa tendencia continúe. Sin dudas, esto impacta adicionalmente en
el riesgo de que se produzcan desastres naturales.
En todo caso, nuestra tarea como Cruz Roja y Media Luna Roja es abordar el aumento de los
desastres del que somos testigos aquí y ahora. Por otro lado, estamos tratando de utilizar los
mejores datos científicos disponibles para prepararnos para lo que pueda suceder en el futuro.
6. Recientemente se ha cuestionado la calidad de los informes del IPCC
(Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), sobre
todo por lo que respecta a la relación entre desastres y cambio climático.
¿Por qué confiar en el IPCC?
El IPCC está integrado por centenares de los mejores científicos de todo el mundo que
resumen el mejor conocimiento científico, sobre todo de artículos de publicaciones científicas
revisadas por pares. Los informes son sometidos a un proceso de revisión exhaustivo.
Recientemente, la atención de los medios de comunicación se ha centrado en unos pocos
errores que figuran en un informe de 3.000 páginas. Si bien son de lamentar, esos errores no
afectan las conclusiones principales del IPCC según las cuales sí se está produciendo un
cambio climático y sus causas probables son las emisiones de gases de efecto invernadero por
parte de los seres humanos. La evidencia relativa específicamente a los cambios de los
fenómenos es muy sólida.
7. ¿Se ha registrado un aumento de los desastres?
Sí. Todas las estadísticas lo demuestran, incluidas las nuestras. Sin embargo, las cifras
fluctúan. En 2008 y 2009, hubo menos desastres que en los últimos diez años en promedio. A
comienzos de los años 1990, el promedio era de 200 por año. En la década pasada, nunca
estuvo por debajo de 300 por año.
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