PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL SALA II C- 21.030 En la ciudad de La Plata a los 13 días del mes de diciembre de dos mil once, reunidos en Acuerdo Ordinario, los Señores Jueces de la Sala Segunda del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, doctores Jorge Hugo Celesia y Fernando Luis María Mancini (arts. 2, 440, y ccdtes. del C.P.P. y 6, 16 y ccdtes. de la ley 11.982), para resolver en la causa nº 21.030 el recurso de casación interpuesto por la defensa de Débora Noemí Alegre, USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA y habiéndose efectuado el sorteo para establecer el orden en que los señores jueces emitirán sus votos, resultó el siguiente orden de votación: CELESIA – MANCINI. ANTECEDENTES El Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 3 del Departamento Judicial Quilmes, resolvió en la causa Nro. 2434, con fecha 16 de mayo de 2005, condenar a Débora Noemí Alegre a la pena de prisión perpetua, accesorias legales y costas, por haber sido hallada autora penalmente responsable del delito de homicidio agravado por el vínculo. Contra dicho resolutorio interpuso recurso de casación el Defensor particular de la nombrada Dr. Cesar Guillermo Leibson, el cual obra a fs. 18/28 del presente legajo casatorio. Hallándose la causa en estado de dictar sentencia, este Tribunal decidió plantear y votar la siguiente: CUESTION ¿Corresponde hacer lugar al recurso de casación interpuesto? A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Celesia dijo: I- Denuncia el recurrente que el fallo atacado viola y aplica erróneamente los arts. 106, 210, 211, 367, 371, 373 y 375 del CPP, y 5, 12, A-1 19, 29 inc. 3º, 40, 41, 45 y 80 inc. 1º y última parte del Código Penal, 18 de la CN y 9 de la Const. Provincial. Dice que se han valorado erróneamente las pruebas introducidas al debate, por caso el dictamen pericial psicológico ofrecido por la defensa, que a pesar de sus conclusiones claras y concretas fue ponderado en forma parcial e incompleta lo que configura violación a principios constitucionales. Transcribe en su recurso parte del contenido de dicho informe, y afirma que la conclusión de la perito de parte tiene alcance y aplicación coherente al estado psicológico y emocional que presentaba Debora Noemí Alegre al momento del hecho, siendo que el a quo valoró la pericia oficial que se refería al estado de su asistida al momento de las entrevistas. Dice que esa forma absurda de valorar la prueba pericial ha dado como resultado una incorrecta aplicación de la ley, pues el a quo ha subsumido el hecho en el art. 80 inc. primero del Código Penal pese a la invocación y prueba de la existencia de causas extraordinarias de atenuación previstas en la última parte de esa norma penal. El recurrente señala una serie de factores que dan cuenta de la situación de desarrollo y tipo de personalidad y vida de la imputada, tales como el sociocultural en cuanto presenta extrema sumisión y temor al régimen religioso donde la sexualidad en la mujer es considerada pecado, generándole un miedo a lo supremo o sobrenatural. Destaca el acotado mundo social que frecuentaba la imputada, esto es la iglesia, la escuela y la familia, lo que da cuenta de la pobreza de vínculos y socialización, fuertemente amarrada en la religión, la inhibición y el temor. Afirma que la imputada presentaba una visión pueril del mundo, inmadurez, incapacidad para comunicarse o hablar de su mundo privado. Destaca su funcionamiento vital inhibido, limitado, traumatizado por abandono materno, violación sexual, en un medio socio cultural cerrado, al punto que su embarazo ha pasado desapercibido y a la hora del parto, del PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL SALA II negado embarazo, se desborda (brote psicótico-pasaje al acto-episodio psicótico agudo), y ataca sin saber porqué destruyendo un producto de sí misma, sin concebirlo como hijo. Pone de resalto el recurrente las características del hecho, tales como haber colocado el cuerpo de la víctima en la cabecera de la cama en la que ella duerme, sin que nadie note nada, y accede a la consulta médica cuando se lo propone. USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Nuevamente critica el fallo en tanto tomó como base el dictamen de los peritos oficiales en cuanto concluyeron que su asistida no presenta alteraciones morbosas ni insuficiencia de sus facultades mentales que le impidan la comprensión y o dirección de sus acciones al momento de las entrevistas, y la contrapone con la realizada por los peritos de parte que acertadamente se refirieron al momento del hecho. En definitiva sostiene que ha sido inmotivada la conclusión del a quo relativa a que la imputada pudo, al momento del hecho, comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones, pues, según afirma el recurrente, este extremo habría sido afirmado de un modo falaz por los sentenciantes, pues tal conclusión se extrajo a partir de que la imputada había ocultado su embarazo y luego intentó ocultar el cuerpo de la criatura, omitiéndose considerar que el cuerpo fue encontrado merced a las indicaciones que ella misma brindó una vez recuperada de su traumático shock. El Defensor presentó el memorial que prevé el art 458 in fine, esgrimiendo en apoyo de su pretensión el precedente dictado por la CSJN en la causa Tejerina Romina Anahí, en tanto guarda similitud con el caso de autos. A-1 A su turno tomó intervención la Defensora Oficial Adjunta ante este Tribunal y complementó los argumentos del recurrente en relación a la aplicación al caso de las circunstancias extraordinarias de atenuación, diciendo que la historia vital de la encartada, la negación y rechazo de su propio embarazo producto de una relación ocasional, las características de personalidad y las alteraciones fisiopsicológicas que la mujer padece por el parto y puerperio, son todas circunstancias que justifican su aplicación. Por su parte, también tomó intervención la Sra. Fiscal Adjunta de Casación, quien propició el rechazo del recurso en tanto no se ha demostrado la violación a las reglas de valoración de la prueba que se alegan respecto del tramo del fallo dedicado a discernir la imputabilidad de la acusada, pues frente al resultado contradictorio de las pericias el a quo optó con una razonable fundamentación por aquella que estimó más adecuada. Consideró que tampoco se configuraron las circunstancias extraordinarias de atenuación, y que las circunstancias del caso impiden establecer el paralelo que la Defensa pretende con el precedente Tejerina. II. El recurso debe ser parcialmente acogido. No puede prosperar el tramo de la crítica recursiva que cuestiona la valoración probatoria realizada por el a quo para descartar la alegada inimputabilidad. El recurrente sustenta su impugnación en una interpretación particular de los elementos de prueba, sin antes demostrar fehacientemente que el juicio lógico seguido por los jueces de mérito al lograr la certeza sobre la ausencia de la eximente del art. 34 inc. 1º del C.P. adolezca de algún vicio de absurdidad o arbitrariedad que permita la anulación del fallo. El a quo descartó la invocada inimputabilidad producto de un supuesto estado de inconciencia transitoria que le habría impedido a la imputada comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones, a partir del informe psicológico psiquiátrico elaborado por la perito psiquiatra doctora PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL SALA II María Alejandra Mingo y por la perito psicóloga licenciada Verónica Urrutia, incorporadas por lectura al debate y ratificadas por las profesionales en la audiencia de debate. Estos estudios concluyeron que Débora Noemí Alegre “no presenta alteración morbosa ni insuficiente de sus facultades mentales que le impidan la comprensión y/o dirección de sus acciones al momento de las entrevistas”, y en el debate las profesionales dieron claras explicaciones de su labor, de USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA las técnicas utilizadas y de la motivación de la conclusión. La referencia temporal que contiene la conclusión del informe en cuanto menciona “al momento de las entrevistas”, no tiene capacidad, como pretende la defensa, para debilitar la conclusión sentencial puesto que la perito durante la audiencia afirmó que la estructura de normalidad de la imputada no mutó en el tiempo, razón por la cual pudieron afirmar normalidad de la encausada al momento del hecho. Para otorgar preeminencia a este informe oficial por sobre el de la perito de parte, el a quo acudió a los dichos de la imputada en tanto dijo recordar el momento en que sintió el dolor de parto, que se dirigió al baño y que el bebé “salió”, recordó haber visto sangre, y también haber buscado la mochila, introducido en ella al bebé colocándola en la cabecera de la cama. También pudo recordar una imagen de la criatura y afirmar que a su criterio no lloró. Por otro lado, la testigo Brun, quien estaba en ese momento en el domicilio, manifestó haber visto a Débora “normal” al salir del baño y dirigirse a la pieza y que recién a los dos días la comenzó a notar rara, por lo que la acompañó al hospital. Se advierte entonces que la forma en que el Tribunal tuvo por acreditada la imputabilidad de Débora Noemí Alegre no adolece de ningún A-1 quiebre lógico siendo que, por otro lado, el recurso no contiene ninguna crítica que permita demostrar cuáles son las razones por las que debería entenderse que los sentenciantes incurrieron en un apartamiento injustificado de las reglas de la lógica al fundar sus sinceras convicciones sobre esa cuestión. El vicio de absurdo no se consuma porque el juzgador prefiera o atribuya trascendencia a un medio probatorio respecto de otro o se incline por la verosimilitud de alguna prueba en particular en desmedro de otra, sino que se debe evidenciar el error grave, grosero, manifiesto y fundamental que conduzca a conclusiones inconciliables con las constancias objetivas de la causa, lo que en la especie, a mi juicio no ha ocurrido, resultando la insuficiencia del recurso, en el aspecto de que se trata, si sólo se expresa cómo hubiera valorado el recurrente los elementos que cuestiona, manifestando su criterio personal discrepante con el del sentenciante, pretendiendo demostrar a través de ese camino el absurdo que denuncia. b) Por otro lado, entiendo que sí debe prosperar la pretensión del recurrente de que se encuadre la conducta de la imputada en las previsiones de la última parte del art. 80 del Código Penal. Si bien dicha circunstancia no fue concretamente invocada en el debate, la culpabilidad del autor es graduable, por lo que corresponde entender que el planteo de ausencia de capacidad de culpabilidad por un trastorno transitorio de conciencia, anteriormente contestado, comprende aquellas alternativas intermedias que podrían tener incidencia, inclusive, en el encuadre típico y la consecuente determinación de la pena. En efecto, las situaciones que no llegan a configurar un supuesto de inimputabilidad ni de emoción violenta excusable, pero que ya sea por la significación objetiva que poseen o por la particular estructura de la personalidad del autor a través de la cual éste las valora, importan una disminución del grado de su culpabilidad, pueden constituir circunstancias PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL SALA II extraordinarias de atenuación, desde que éstas no son sino supuestos de culpabilidad disminuida que por su relevancia tornan desaconsejable la aplicación de las penas rígidas del homicidio calificado por el vínculo. Es que si bien la ley presume que los vínculos familiares generan sentimientos que hacen que se considere como más reprochable la decisión de matar a un pariente, el parricidio configura una estructura típica que además de proteger la vida no debería agravar la pena tomando en USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA consideración sólo la existencia de un vínculo jurídico, sino de una concreta relación afectiva propia de ese tipo de relaciones vinculares entre las personas. Tratándose las circunstancias extraordinarias de atenuación de un supuesto de culpabilidad disminuida, la extraordinariedad de la circunstancia que impulsa al autor a tomar la vida del pariente, no reside sólo en la significación objetiva proveniente de su naturaleza sino también en la incidencia que en el plano subjetivo del autor ha tenido, en la cual las particularidades de su estructura psíquica debe ser un factor a tener en cuenta para determinar la aplicación de la escala penal ordinaria, porque lo contrario sería adoptar con una base determinista la idea de que cada uno es responsable de las características que lo indujeron al hecho, de su “ser así”, de su personalidad censurable, siendo que, por el contrario, la culpabilidad como principio limitador de la facultad punitiva del Estado, debe entenderse como la posibilidad del sujeto de haber podido actuar de algún otro modo, lo cual debe incluir la estructura de su personalidad o de su psiquismo en esa determinación. La responsabilidad por el injusto no puede justificarse, por más grande que sea la necesidad preventiva de penalización que se derive de la ley, si se vulnera el principio de culpabilidad que exige un juicio personalizado que A-1 vincule el injusto con la exigibilidad de otra conducta y la autodeterminación del autor para establecer el grado del reproche y de la pena. En ese juicio la personalidad del autor forma parte de la circunstancia en la que actuó y es el instrumento de interpretación de los hechos que la integran, necesario para establecer el ámbito de la decisión y el grado del esfuerzo que debió ejercer para realizar la conducta. En este caso la pericia psicológica psiquiátrica da cuenta de que la causante presenta marcas psíquicas de su primera infancia, que nunca fueron elaboradas o trabajadas, derivadas de una relación violenta entre sus padres y de un temprano abandono materno. La perito psiquiátrica destacó que Alegre mostraba como un ícono en su vida la experiencia de su hermana que había tenido un hijo producto de una relación ocasional, situación que el padre de ambas le reprochaba habitualmente a su hermana diciéndole que era igual a su madre. Por eso, sucedido su propio embarazo, se le generaba sentimiento de culpa pues pudo haberlo sentido como una profecía cumplida, ya que decía “a mi hermana le pasó lo mismo”. En lo que respecta a la estructura de su personalidad la pericia concluyó que si bien se encuentra dentro de la normalidad, tiene rasgos de aislamiento, manipulación e inhibiciones, así como datos que muestran vulnerabilidad psicosocial, con indicios de conflictos en el plano del pensamiento. Las peritos advirtieron escasa contención familiar y la construcción de su subjetividad en un ambiente de austeridad y carencias, donde la violencia caracterizó sus relaciones. Su actitud fue caracterizada como de inhibición y retraimiento, con rasgos de inmadurez que condicionan su forma de funcionamiento y le dificultan asumir las responsabilidades que implican determinadas circunstancias y roles en su vida de relación. En la afectividad PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL SALA II se detectaron dificultades en la expresión de sus emociones, reacciones emocionales de angustia e indicadores de impulsividad. En definitiva, si bien hubiera resultado deseable, en atención a las particulares características del hecho, que durante el trámite de la causa se indagara de un modo más acabado acerca de la historia vital de la imputada, cuanto menos disponiéndose la elaboración de un detallado informe socioambiental, lo cierto es que el material probatorio antes señalado permite USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA inferir que la historia vital de la encartada estuvo signada por importantes condiciones de adversidad, tales como violencia y abandono familiar, falta de contención y sentimiento de culpa generado por su embarazo al identificarlo con la situación similar que le había tocado vivir a su hermana y que había sido rechazada por el entorno familiar. A todas estas circunstancias debe sumarse las particulares circunstancias que rodearon al hecho, esto es que la imputada ocultó su embarazo hasta que el día del hecho sintió dolores que ni siquiera identificó con el trabajo de parto, y en virtud de ello se dirigió al baño donde “salió” el bebe. En ese lugar le aplicó al menos veintiséis heridas punzo cortantes con una tijera que allí se encontraba, para luego colocar el cuerpo en una mochila y dejarlo en la cabecera de su cama durante dos días. Entiendo apropiado entonces realizar algunas consideraciones relacionadas con el denominado estado puerperal y la figura del infanticidio, que fuera derogada en el año 1994 y hoy se encuentra en vías de ser reinstaurada en los términos del proyecto de ley que cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados. La derogación de dicha figura fue objeto de serias críticas, pues el dictamen de la mayoría del Senado, después de afirmar que la vida es un bien jurídico superior a la “honra pública de la mujer”, lo cual sin dudas es A-1 verdad, afirma que en los supuestos de infanticidio pueden jugar las atenuantes previstas en los art. 40 y 41, olvidando que con la derogación la conducta pasa a quedar encuadrada en un homicidio calificado con pena fija. En la práctica la supresión completa de la figura tuvo como consecuencia que la conducta de la mujer que mata a su hijo durante el estado puerperal queda ahora contemplada en la figura del art. 80 inc. 1º del Código Penal, con la consecuente aplicación de una pena fija e indivisible, lo que en muchos casos implicará una inadecuada respuesta punitiva pues por más que se haya derogado en la norma jurídica, el estado puerperal sigue existiendo como realidad clínica para la ciencia médica, y las consecuencias que éste genera en la capacidad de autodeterminación de la autora no pueden desconocerse al momento de resolver la reprochabilidad de su conducta. Desde antaño abundante bibliografía de la medicina forense se ha ocupado de las consecuencias fisiológicas y psicosomáticas que se generan en momentos contemporáneos al parto. Conforme lo destaca Emilio Bonnet (Bonnet, “Medicina Legal” segunda edición páginas 1214 y ss.), resulta de importancia distinguir correctamente dos situaciones distintas que cuando son sinonimizadas hacen incurrir en error. Por un lado el “estado puerperal” que referencia una noción psicopatológica, un trastorno mental transitorio incompleto de corta duración que no alcanza a constituir un estado de alienación mental sino sólo un estado psíquico anormal, y por el otro el “período puerperal” que se trata de una noción obstétrica vinculada con la evolución de los órganos genitales de la mujer desde el momento en que el parto ha terminado hasta que es nuevamente apta para la fecundación. Al describir la sintomatología propia de ese estado puerperal, Bonnet destaca una deficiente sensopercepción, defectuosa atención, escasa memora de fijación y evocación, todo ello lleva a una imposibilidad de PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL SALA II diferenciar lo objetivo de lo subjetivo y afirma que semejante desorientación desemboca en un juicio concreto y abstracto deficiente, en un discernimiento opaco y en una conducta desadaptada y muchas veces opuesta a los auténticos sentimientos y tendencias de la persona. Por su parte, el profesor Mariano Castex ha dado cuenta de las notables limitaciones y restricciones que se generan en las facultades psíquicas de la mujer bajo ese estado, experimentando sentimientos de USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA angustia, depresión, exaltación, inestabilidad, impulsividad descontrolada, etc. (Castex, Mariano: Estado puerperal e infanticidio, ed. Ad hoc, año 2008 y “apostilla a propósito del infanticidio”, Estudios del CIDIF, Centro Interdisciplinario de Investigaciones Forenses dependiente de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, nº 56, 2004). También se ha observado que “en estado normal la parturienta se encuentra en estado de deficiencia psicológica proporcional a los sufrimientos del parto, a las pérdidas de sangre a las distocias y hasta al calor de la sala de partos. En la joven madre, que pare clandestinamente, sin socorros, se agrava la desesperación. Entre el estado normal y el estado patológico bien especificado –psicopatías diversas sin relación con la gravidez o trastornos mentales de la preñez y del acto puerperal- existe toda una gama de desequilibrios más o menos pasajeros en el curso de la existencia, pero que se hacen más aparentes durante la gestación: fobias, odio paradoxal y súbito hacia el marido, singularidad, envidias, extravagancias de la conducta más o menos definibles (odio inconsciente al niño que viene, etc.)” (Simonin, C. Medicina Legal Judicial, Barcelona, 1973, pag. 273). Concluyendo este autor que, por consiguiente, es indispensable que toda imputada parturienta sea examinada atentamente desde el punto de vista mental. A-1 En este último aspecto resulta atinado destacar la opinión de Vicente Cabello cuando sostiene que “cuando el delito perpetrado se aparte de lo común... el examen a que debe ser sometido el procesado no puede quedar librado al azar de una fugaz cuando intrascendente entrevista... se da por sobreentendido que en estos casos el dictamen debe ser la resultante de un estudio exhaustivo del encausado...” (Cabello, Vicente, Psiquiatría Forense en el Derecho Penal, pág. 63). Lamentablemente esto no ha ocurrido en el caso de autos, pues los informes periciales elaborados ni siquiera han tomado en cuenta las particulares circunstancias en que el hecho tuvo lugar y la consecuente incidencia del estado puerperal. Sin embargo, ello no es óbice para considerar la importancia que cobran los trastornos generados durante ese estado y ponderarlos, junto a las características de personalidad de la imputada y a las circunstancias que rodearon al hecho, a fin de concluir que concurren circunstancias reductoras del ámbito de determinación de la autora y consecuentemente del grado de su culpabilidad. Ello así en tanto la conducta juzgada, correctamente contextualizada, es la de una persona con importantes carencias psíquicas y socioculturales que se encontró esperando un hijo sin padre responsable, sin apoyo familiar –al punto que su familia conviviente ni siquiera se percató del embarazo- y con escasos recursos personales para enfrentar esa situación de un modo serio y responsable, que además comete el hecho aquí juzgado en un momento en el que se genera una profunda conmoción psíquica y anímica. Todas esas circunstancias permiten razonablemente considerar que existe en su caso una culpabilidad disminuida que debe reflejarse necesariamente en una reducción del reproche. Situación que en este caso encuentra adecuada respuesta en la última parte del art. 80 del Código Penal. PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL SALA II Por todo lo expuesto he de proponer al acuerdo hacer lugar parcialmente al recurso de casación interpuesto y casar parcialmente el fallo a nivel de la calificación legal declarando que la conducta juzgada debe ser encuadrada como homicidio calificado por el vínculo mediando circunstancias extraordinarias de atenuación, y en virtud de la escala penal aplicable, y teniendo en cuenta las pautas de determinación computadas en el fallo, propongo fijar la pena en catorce años de prisión, accesorias legales USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA y costas, con exclusión de ellas en esta instancia. Arts. 34 inc. 1º, 40, 41, 80 inc. 1º y última parte y ccdtes. del Código Penal y 210, 373, 448, 530 y ccdtes. del C.P.P. Así lo voto. A la misma cuestión planteada, el señor Juez doctor Mancini dijo: Adhiero al voto de mi colega preopinante, Dr. Celesia, en igual sentido y por lo mismos fundamentos. Así lo voto. Con lo que terminó el acuerdo dictándose la siguiente SENTENCIA Por lo expuesto en el acuerdo que antecede la Sala II del Tribunal RESUELVE Hacer lugar parcialmente al recurso de casación interpuesto, Casar parcialmente el fallo atacado y calificar el hecho atribuido a Débora Noemí Alegre como constitutivo del delito de homicidio calificado por el vínculo mediando circunstancias extraordinarias de atenuación, y fijar la pena que corresponde imponer a la nombrada en catorce años de prisión, accesorias legales y costas, con exclusión de ellas en esta instancia. arts. 34 inc. 1º, 40, 41, 80 inc. 1° y última parte del C.P. y arts. 448, 460, 530, 531 y ccdtes. del C.P.P. A-1 Regístrese, notifíquese a la Defensa y al Ministerio Público Fiscal y devuélvase para el cumplimiento de las notificaciones pendientes. FDO.: FERNANDO LUIS MARÍA MANCINI – JORGE HUGO CELESIA Ante mi: Gonzalo Santillán