Centro de Asesoría Educativa y Psicológica

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BOLETIN Nº 41 -
SETIEMBRE 2011
El Trastorno por Déficit de atención con Hiperactividad (TDAH)
Es una condición, sin causa específica conocida, que cursa con un patrón de
comportamiento inadecuado, iniciado generalmente en la infancia, de base
neurobiológica cuyos síntomas básicos son la falta de atención, hiperactividad
e impulsividad.
Puede ser debido a diversas causas siendo en nuestro medio la genética la de
mayor importancia.
El motivo de consulta en los niños de menos de 5 años suele ser la
hiperactividad, generalmente detectada en el nido al que acuden, algunas
veces acompañada de agresividad y dificultades para acatar órdenes.
Posteriormente durante los primeros años de la primaria la causa fundamental
es la presencia de un aprendizaje por debajo de lo esperado, con problemas
para la lecto-escritura y las matemáticas debidos a la inatención y distracción
fácil.
Según el síntoma predominante se pueden clasificar en:
Tipo predominantemente hiperactivo e impulsivo: son propensos al movimiento,
sin poder mantenerse quietos ante una tarea determinada, sus formas de
expresión van acompañadas de movimientos sin finalidad y hablan sin parar.
Los impulsivos tienen una falta de control de sus reacciones o pensamientos
inmediatos. Su estado de ánimo es muy variable, son intolerantes a la
frustración y se aburren fácilmente. Algunos tienen problemas para
relacionarse con los niños de su edad mostrándose agresivos y desafiantes.
Tipo predominantemente inatento: tienden a ser hipoactivos, fácil distraibilidad,
con dificultades en el rendimiento escolar, problemas en la lecto- escritura y
matemáticas. Se les dificulta centrarse en una sola tarea de trabajo o estudio.
Cuando se requiere de concentrar la atención dirigida y consciente se
dispersan fácilmente y tienen una mejor atención en actividades de su interés.
Generalmente tienen dificultades para manejar sus tiempos y se demoran
mucho en todo lo que hacen tanto dentro como fuera del ámbito escolar.
Tipo combinado, donde hay una mezcla de desatención, impulsividad e
hiperactividad. Los síntomas aparecen más tempranamente, tienen una gran
facilidad para cambiar de carácter. Tienen mayor iniciativa social pero menor
autocontrol por lo que
presentan problemas conductuales que favorecen las llamadas de atención
frecuentes de parte de profesores. Tienen necesidad de ser supervisados para
lograr un desempeño adecuado en el colegio por tener la tendencia a no
cumplir con las tareas y perder sus útiles.
El diagnóstico se hace con una entrevista a los padres, con el informe
psicopedagógico del colegio y la evaluación del paciente.
Es fundamental comenzar con una buena historia clínica, recogiendo
antecedentes personales y familiares, anamnesis completa de los síntomas
que presenta y momento de presentación de los mismos, seguido de una
exploración neurológica desde el punto de vista neuro-evolutivo, es decir de
acuerdo a la edad del niño.
No existe prueba diagnóstica biomédica específica ni marcador genético,
analítico, neurofisiológico o neurorradiológico que ayude al diagnóstico.
Es necesario indicar una evaluación neuropsicológica por un psicólogo clínico
para hacer un diagnostico integral de las áreas, cognitivas, sociales y
emocionales. Esto es de suma ayuda para identificar comorbilidades es decir
algunas condiciones que coexisten con el cuadro principal.
Entre las comorbilidades más frecuentes tenemos los trastornos del
aprendizaje, los trastornos del lenguaje, los trastornos de conducta, el trastorno
negativista desafiante, trastornos depresivos y ansiosos y problemas
relacionados al entorno familiar.
En algunos casos dependiendo del diagnóstico será necesaria la intervención
de otros profesionales como el psiquiatra infantil, un psicopedagogo, terapeuta
de conducta o cognitivo conductual, y terapeutas especializados en problemas
de familia para que apoyen a los padres si así lo requiriera el caso.
El diagnóstico y tratamiento es por lo tanto de un equipo de profesionales que
harán un programa individual según las necesidades, siendo parte de este
equipo los padres, como piedra fundamental.
Es además importante una buena comunicación con el colegio, tanto con la
directora como con el tutor y psicólogo responsables, quienes darán valiosa
información del desempeño del niño en el aula lo que permitirá planear las
estrategias de su terapia.
Dra. María Elena Liendo Chocano
Neuropediatra
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