TRACTO GASTROINTESTINAL El tracto gastrointestinal es la

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TRACTO GASTROINTESTINAL
El tracto gastrointestinal es la localización más frecuente del linfoma
extranodal, normalmente son linfomas no Hodgknianos, dado que la mayor
parte del tejido linfoide de la submucosa está formado por células MALT.
Es más común en varones de la sexta década de la vida. La mayor parte de los
linfomas gastrointestinales son de células B, siendo el linfoma de bajo grado
tipo MALT el más habitual, pudiendo transformarse en alto grado. Otros
linfomas de alto grado que asientan en el tracto gastrointestinal son el tipo
difuso de célula B, el linfoma mediterráneo, linfoma de Burkitt y el linfoma
relacionado con el SIDA.
Esófago
Dentro de todo el tracto gastrointestinal el esófago es la localización menos
usual (el <1%). En general son LNH.
El diagnóstico diferencial se hará con otras lesiones tumorales, varices
esofágicas y esofagitis.
Las características radiológicas son inespecíficas. El patrón más habitual, al
tratarse de lesiones submucosas es un aspecto nodular o bien un
engrosamiento irregular de la pared.
Estómago
El linfoma gástrico representa el 3-5% de todos los tumores malignos gástricos.
Aproximadamente el 50% de los linfomas gástricos son primarios. El
diagnóstico diferencial incluye el adenocarcinoma y los tumores del estroma
gastrointestinal.
Linfoma tipo MALT
Representa la forma histológica más habitual de linfomas primarios gástricos.
Parece existir una asociación a infección por Helicobacter pylori. Pueden
experimentar cambios blásticos progresando a linfomas más agresivos.
Por TC se observa un discreto engrosamiento mural (ocasionalmente difícil de
detectar por TC siendo imprescindible el uso de endoscopia, estudios baritados
o eco-endoscopia), ulceraciones, masas (caso 5), nodularidad de la mucosa y
área gástrica prominente.
Linfoma de alto grado – Linfoma gástrico agresivo
En general en estos casos la infiltración de la pared es difusa produciéndose un
marcado engrosamiento de la misma de bordes lisos, evidente por TC. Rara
vez se produce obstrucción gástrica.
Afecta más habitualmente a la mitad gástrica distal. Puede producirse una
disminución marcada de la luz gástrica simulando una linitis plástica,
indistinguible de un carcinoma escirro.
En el 10% de los pacientes se produce extensión transmural al esófago y en el
30-40% al duodeno, frente los carcinomas gástricos que sólo se extienden al
duodeno en el 5-25% de los casos.
Intestino delgado
Epidemiología
Hasta el 50% de los tumores de intestino delgado son linfomas, la mayor parte
de ellos son LNH de células B, por lo tanto de algo grado.
Por orden decreciente las localizaciones son: íleon, yeyuno y duodeno (caso 6).
Hasta en el 50% existe afectación multifocal.
A diferencia del adenocarcinoma, en el linfoma se afecta un porción larga de
intestino delgado. El diagnóstico diferencial incluye adenocarcinoma (más
habituales en duodeno) y enfermedad de Crohn.
Forma infiltrativa
Esta forma obedece a extensión a través de la muscularis mucosae
transmuralmente del linfoma.
Por TC el hallazgo más habitual es el de engrosamiento circunferencial
marcado de la pared, a veces a modo de salchicha, con realce de contraste
mínimo (caso 7).
La dilatación aneurismática es un hallazgo habitual (caso 8), probablemente
consecuencia de la destrucción de la muscularis propia y del plexo autonómico.
En el segmento engrosado puede producirse cierto grado de obstrucción
pequeña. Así pues es habitual la alternancia de zonas de dilatación con otras
de obstrucción (caso 9).
Forma nodular
La infiltración de la submucosa por el linfoma puede producir engrosamiento
nodular de los pliegues así como nódulos/pólipos de tamaño variable (caso 10).
En general las lesiones son múltiples.
Pueden ocurrir en cualquier lado del intestino delgado pero son más frecuentes
en el íleon. Una forma clínica de presentación clásica es el dolor intermitente
en caso de intususpección (ileocólica).
Forma cavitatoria
Cuando la ulceración se extiende al interior de la masa tumoral. En lesiones
avanzadas puede afectar al mesenterio, de ahí que las ulceraciones profundas
pueden perforarse y formar un absceso localizado.
Linfoma de intestino delgado asociado a enteropatía
La enfermedad celiaca se asocia a LNH primario de células T del intestino
delgado siendo más frecuente en el yeyuno dado que la inflamación es más
acusada en las vellosidades a este nivel.
Radiológicamente
podremos
encontrar
engrosamiento,
dilataciones
aneurismáticas, cavitaciones locales e incluso perforación intestinal.
Colon
El linfoma primario de colon tan sólo representa el 1% de todos los tumores
malignos de colon, siendo más habitual en ciego o recto.
Normalmente son linfomas no hodgkinianos, entre la quinta-sexta década de la
vida, ocasionando sangrado digestivo, obstrucción, perforación intestinal e
intususpección.
Forma polipoidea
Es la forma más habitual de linfoma primario de colon. Aparecen lesiones
voluminosas cerca de la válvula ileocecal pudiendo extenderse al íleon terminal
donde se puede producir intususpección.
Forma infiltrativa
La forma infiltrativa se caracteriza por afectar un segmento largo consistente en
engrosamiento de la pared lisa e irregularidad de las haustras. Ocasiona
disminución de calibre de la luz intestinal (caso 11), siendo rarar la obstrucción
intestinal.
Las masas infiltrativas pueden ser de gran tamaño (caso 12) y en su
crecimiento afectar al mesenterio y formar cavidades.
Apéndice
A pesar que el tracto gastrointestinal es globalmente la localización más
habitual del linfoma extranodal, el linfoma apendicular es rarísimo.
Cuando existe afectación del apéndice por parte del linfoma ocasionan
síntomas, siendo la apendicitis aguda la manifestación clínica más habitual.
Radiológicamente los casos descritos muestran aumento del tamaño del
apéndice si bien conserva su morfología vermiforme. El engrosamiento de la
pared es típicamente hipoecoica por ecografía y de densidad partes blandas
por TC. Puede asociarse a dilatación aneurismática de la luz apendicular.
Peritoneo y epiplón
La infiltración peritoneal u omental por linfoma es exclusiva del linfoma no
Hodgkin. El linfoma peritoneal primario es similar radiológicamente a la
carcinomatosis peritoneal (caso 13) con presencia de ascitis, nódulos
peritoneales y ocasionalmente infiltración omental.
VISCERAS ABDOMINALES
Bazo
Generalidades
El bazo se considera órgano nodal en la EH y extranodal en el LNH. El linfoma
primario esplénico es muy raro, representando tan solo el 1% de todos los
linfomas primarios extranodales.
Es más habitual en la población de edad avanzada, existiendo un aumento de
la incidencia en pacientes con SIDA.
En general la afectación es difusa y tan sólo un escaso número de casos se
manifiesta con nódulos de pequeño tamaño. El tamaño esplénico no nos puede
ayudar para prever la infiltración por linfoma del bazo dado que hasta el 30%
presentan una esplenomegalia moderada reactiva en ausencia de infiltración
por linfoma.
Hallazgos radiológicos
Característicamente las lesiones nodulares son hipoecoicas en ultrasonidos,
mientras que en TC son lesiones hipodensas con respecto al resto del
parénquima esplénico con escaso realce de contraste.
La forma radiológica más habitual del linfoma esplénico primario es de grandes
masa que traspasan la cápsula esplénica (caso 14) pudiendo afectar a órganos
adyacentes como diafragma, estómago, páncreas y pared abdominal.
El diagnóstico diferencial lo haremos con metástasis, linfoma sistémico,
pseutotumor inflamatorio (caso 15), leishmaniasis y mielofibrosis idiopática
(caso 16).
Hígado
Generalidades
El hígado es una de las vísceras que con más frecuencia se afectan de forma
secundaria en pacientes afectos de linfoma, así en estudios autópsicos se
detectó afectación linfomatosa hepática en el 50% de los linfomas no Hodgkin y
en el 60% de los pacientes con linfoma de Hodgkin.
Sin embargo, el linfoma hepático primario es extremadamente raro, siendo la
variedad linfoma no Hodgkin de células B el más habitual. Es más frecuente en
paciente inmunocomprometidos (caso 17). Por otra parte también se ha
encontrado una importante asociación a la hepatitis crónica C (caso 19).
Afecta a pacientes de la quinta década, siendo más frecuente en varones.
Clínicamente cursa con dolor, malestar abdominal, pérdida de peso y fiebre. En
general la analítica hepática es normal, salvo elevación de la fosfatasa alcalina
y de la LDH.
Hallazgos radiológicos
Por ecografía las lesiones aparecen como grandes masas hipoecoicas,
ocasionalmente de aspecto quístico. Por TC se ven lesión grande, de
contornos lobulados que se realza tras la administración de contraste
endovenoso. El grado de necrosis y la presencia de calcificaciones son muy
variables. Ocasionalmente las lesiones se extienden hacia la porta hepatis
(caso 18).
Por resonancia magnética, en general las lesiones son homogéneas e
hipointensas en las secuencias potenciadas en T1, hiperintensas en las
potenciadas en T2 realzándose mínimamente tras la administración de
gadolinio.
Si bien el aspecto del linfoma hepático primario no es específico, la integración
de los hallazgos radiológicos en ciertos contextos clínicos puede hacernos
sugerir este diagnóstico.
Páncreas
El linfoma pancreático primario es muy poco frecuente. Tan solo el 2% de los
LNH extranodales son pancreáticos, incidencia que aumenta al 5% en
pacientes con SIDA.
En general las lesiones son hipodensas y homogéneas, sin embargo en casos
aislados pueden verse pequeñas zonas heterogéneas dentro de las lesiones.
Normalmente el realce tras la administración de contraste endovenoso es
homogéneo y pobre (caso 20).
Localizado
En estos casos es fácil confundirlo con el adenocarcinoma ductal, sobre todo
cuando existe dilatación u obstrucción biliar y/o ductal pancreática, ésta última
generalmente es discreta. Así cuando encontremos una lesión tumoral en la
cabeza pancreática sin dilatación significativa del conducto pancreático
principal pensaremos en linfoma y no en adenocarcinoma. Además cuando los
ganglios linfáticos por debajo de las venas renales están agrandados la
exclusión virtual del adenocarcinoma es prácticamente segura.
Infiltración difusa
En estos casos puede simular a una pancreatitis aguda dado que existe un
aumento global del tamaño de la glándula pancreática con infitración irregular
de la grasa peripancreáticaEso puede mímico de pancreatitis aguda con la
ampliación de la glándula y la infiltración irregular de la grasa peripancreatic.
TRACTO GENITOURINARIO
Riñones
Generalidades
El linfoma renal primario es muy raro representando tan sólo el 1% de las
lesiones tumorales renales. El riñón es un órgano extranodal que generalmenet
no contiene tejido linfoide. Normalmente son linfomas de células pequeñoas
(Burkitt) y menos frecuentemente de células B.
Afecta por igual a ambos sexos con edad media de 66 años. Clínicamente
cursa con dolor en flanco, masa abdominal, hematuria, pérdida de peso,
insuficiencia renal y fiebre.
Hallazgos radiológicos
Radiológicamente puede aparecer nefromegalia sin distorsión de la morfología
global renal por infiltración difusa del intersticio renal por linfocitos malignos
(caso 21); este es el aspecto más común en el linfoma tipo Burkitt.
Otras veces aparecen lesiones focales solitarias (10-20%) o múltiples (60%),
pudiendo ser bilateral (caso 22), pudiendo extenderse por contigüidad (2530%), infiltración difusa (20%) o afectación ureteral (10%).
Hay una serie de patrones radiológicos atípicos y que por lo tanto nos
enfrentan a un reto diagnóstico, como son la hemorragia espontánea, necrosis,
heterogeneidad y calcificaciones.
El diagnóstico diferencial básicamente lo estableceremos con el carcinoma de
células renales y las metástasis renales.
Suprarrenales
El linfoma suprarrenal primario es muy raro, a diferencia de la afectación
secundaria de la glándula suprarrenal en pacientes con linfoma que es mucho
más habitual, siendo más habitual en el LNH que en la EH.
Hasta en el 50% de los casos la afectación es bilateral (caso 23). Por ecografía
son lesiones bien delimitadas, homogéneas, relativamente bien delimitadas.
Por TC y RM la afectación suprarrenal (caso 24) puede verse como una masa
redondeada o bien como agrandamiento en el tamaño de la glándula
suprarrenal conservando su morfología.
En general son pacientes asintomáticos aunque pueden presentar
hipercalcemia e insuficiencia suprarrenal.
Testículos
Generalidades
El linfoma testicular primario representa el 1-7% de todas las neoplasias
testiculares, siendo el tumor testicular más frecuente en varones > 60 años. En
general son LNH siendo el difuso de célula grande B el tipo histológico más
común. El linfoma testicular puede ser primario, forma inicial de un linfoma
generalizado o ocurrir durante el curso de un linfoma establecido.
Hasta un 10-25% de los casos es bilateral. A pesar de no haberse comprobado
ninguno se han descrito diversos factores como posibles etiologías:
traumatismo, orquitis crónica, criptorquidia y filariasis del cordón espermático.
La incidencia de linfoma testicular es mayor en pacientes afectos de SIDA u
otros trastornos inmunosupresivos.
Clínicamente lo más habitual es la instauración de hinchazón testicular sin
dolor en el plazo de semanas-meses. También pueden presentar hinchazón
testicular con síntomas generales como pérdida de peso, sudoración nocturna,
anorexia, fiebre y debilidad. A la exploración física se detecta masa nodular,
firme no separable del testículo. Cuando el epidídimo también está afectado
éste aparece agrandado y nodular al examen físico.
Hallazgos radiológicos
No hacen más que reflejar el carácter infiltrativo (que no destructivo) de su
comportamiento patológico (caso 25). Por ultrasonidos el tejido testicular
normal es sustituido bien por focalidades bien por extensión difusa de tejido
linfomatoso globalmente hipoecoico, con aumento de la vascularización
intralesional. En su crecimiento puede afectar al epidídimo que estará
agrandado e hipecoico.
El diagnóstico diferencial incluiría otras entidades que pueden afectar
concomitantemente al testículo y epidídimo como: orquioepididimitis,
sarcoidosis, tuberculosis y leucemia.
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