Infecciones Urinarias Conceptos generales. Clasificación. Algunos problemas clínicos relevantes Dr. M. Forselledo Conceptos Generales Infección del tracto urinario (ITU) es la invasión microbiana del aparato urinario por gérmenes que sobrepasan los mecanismos de defensa del huésped.(1) Se trata de la infección bacteriana más común. La ITU afecta a todas las personas y en todas las edades, predominando en las mujeres (sobre todo en edad genital activa, y durante el embarazo), y en los hombres en las edades extremas. También existe una mayor prevalencia en pacientes con trasplante de riñón y en pacientes con alguna anormalidad funcional o estructural del tracto urinario. La importancia de las ITU radica no solo en su frecuencia, sino en el riesgo que entrañan de originar bacteriemia (alrededor del 50% de las sepsis por bacilos Gran negativos tienen su origen en la vía urinaria), lesión renal progresiva e irreversible, y recurrencias de tratamiento y profilaxis a menudo difíciles.(2) El aparato urinario en situación fisiológica es estéril y resistente a la infección. La invasión bacteriana depende de la virulencia del germen y de los mecanismos de defensa del huésped. Asimismo, alteraciones anatomoestructurales o funcionales del aparato urinario suelen romper el equilibrio germen/mecanismos de defensa y facilitan la aparición de ITU. El mecanismo más usual por el cual las bacterias invaden en tracto urinario es por la vía ascendente, siendo el tracto gastrointestinal el reservorio de donde las bacterias emergen. No sorprende, por lo tanto que las Enterobacterias sean la causa más importante de ITU en todos los grupos de población (> 90%). De las Enterobacterias la Escherichia Coli es, por lejos, la causa más importante de ITU en los pacientes ambulatorios (90%) y alrededor del 50% de las ITU de pacientes hospitalizados. La posibilidad de que la ITU sea producida por una E. Coli multirresistente o por otro germen está influenciado por algunos factores: una modificación de la flora del tracto gastrointestinal; instrumentación del tracto urinario; obstrucción estructural o funcional del tracto urinario. Obviamente estos factores se observan con mucho mayor frecuencia en pacientes que han estado hospitalizados, que en pacientes ambulatorios. Mucho más raramente (5%) de las ITU pueden producirse por vía hematógena y suelen hallarse otros gérmenes en el urocultivo. Por esta vía el más frecuente es el Estafilococo aureus.. Otros microorganismos que pueden alcanzar el parénquima renal por vía hematógena son pseudomonas aeruginosa, salmonella, brucella, nocardia y actinomices aunque su presencia es más rara. Por el contrario, la E. Coli tiene escasa capacidad patógena renal cuando es inyectada por vía intravenosa.(1) La virulencia de los gérmenes está dada por su capacidad de adherirse al urotelio. Las enterobacterias uropatogénicas son electronegativas igual que las células uroteliales, por lo tanto la adherencia bacteriana no ocurre a menos que las fimbrias (microvellosidades) u otros sistemas de adherencia estén presentes. Este sistema de fimbrias es hidrofóbico, igual que las membranas celulares, lo que favorece la adhesión. Las ITU están directamente relacionadas con esta capacidad de las bacterias de adherirse y colonizar. El grupo de serotipo O de la E.Coli es especialmente uropatógeno. De gran importancia en la uropatogenicidad es la presencia de adhesinas sobre las fimbrias bacterianas. Las adhesinas reconocen la estructura de los sitios de adhesión presentes en la superficie de las células epiteliales. (se han reconocido tres sistemas de adherencia asociados a la E. Coli en las ITU).(1,2,3) Existen múltiples mecanismos de defensa del huésped frente a la infección. Unos dependen de la composición de la orina: la ausencia de hierro y glucosa, y el pH y osmolaridad bajos, impiden el crecimiento bacteriano. La presencia de proteína de Tamm-Horsfall y otras glicoproteínas actúan de protectores de urotelio. Factores fisiológicos y anatómicos son primordiales. Un vaciado vesical normal y un buen peristaltismo ureteral, así como el drenaje completo y libre del aparato urinario son necesarios para evitar infecciones. Mecanismos humorales e inmunológicos (secreción local de IgA) intervienen también en las defensas del huésped frente al germen. Por otra parte existen varios factores que favorecen las ITU, los más importantes son la obstrucción urinaria y el reflujo vésicoureteral. Los sondajes y otras técnicas invasivas son causa de ITU o de recidivas. En el embarazo aumenta la incidencia de bacteriuria asintomática y la diabetes favorece su aparición. Diversas alteraciones metabólicas (hipopotasemia, hiperuricemia e hipercalciuria) las facilitan así como procesos caquectizantes o en la inmunodepresión.(2) Clasificación La evaluación clínica de pacientes con ITU puede ser sorprendentemente dificultosa debido a la gran amplitud de manifestaciones, desde la ausencia de síntomas (bacteriuria asintomática) al sindrome pielonefrítico completo. Es por esta razón que vamos a tratar de definir los diferectes tipos de ITU según algunos parámetros como son: el sitio anatómico de la ITU, si tiene o no maniferstaciones clínicas, y si presenta o no complicaciones.(2) Vamos a realizar algunas definiciones con respecto a éstos parámetros. Bacteriuria: se define por un recuento urinario con un contenido de gérmenes igual o superior a 100.000 por ml de orina. Bacteriuria asintomática: cuando la bateriuria cursa sin expresión clínica Uretritis: se presenta con polaquiuria, disuria y piuria. La presencia de piuria y cultivo negativo obliga a pensar en enfermedades de transmisión sexual (clamidias, gonorrea o herpes simple) o Tuberculosis. Cistitis: se define como la infección que asienta en la vejiga y no afecta el parénquima renal. Es la más común de las ITU y ocurre de manera especial a la mujer. Se presenta como síndrome cistítico (escozor, disuria, polaquiuria), en ausencia de fiebre y otras manifestaciones sistémicas. Pielonefritis aguda: se identifica como la invasión bacteriana renal. Sus hallazgos histológicos son: inflamación aguda intersticial y necrosis tubular. Se caracteriza por fiebre, dolor lumbar, disuria y hematuria. Con frecuencia va precedido de sindrome miccional (disuria, polaquiuria, nicturia). Suele haber compromiso del estado general, acompañándose de náuseas y vómitos. La orina puede ser turbia o hemática. Cuando hay datos clínicos de pielonefritis aguda, se requiere además del sedimento y urocultivo, estudio radiológico/ecográfico, y hemocultivos. La presencia de alteraciones en las vías urinarias indica que estamos ante una ITU complicada. El shock séptico asociado a una coagulopatía de consumo puede aparecer en pacientes con obstrucción urinaria o diabéticos y en estos puede hallarse una necrosis papilar. Los agentes más frecuentes son enterobacterias (E. Coli, Proteus, y Klebsiella). Pielonefritis crónica: en contraposición con la presentación severa de la pielonefritis aguda, la pielonefritis crónica tiene un curso más insidioso. Sorpresivamente los aspectos infecciosos de la enfermedad pueden ser menores. Sin embargo excepcionalmente pueden aparecer episodios característicos de pielonefritis. Lo más común es la bacteriuria asintomática, o síntomas referidos al tracto urinario bajo, leves molestias lumbares o abdominales, y/o febrícula intermitente. Mucho más llamativo que los síntomas infecciosos o inflamatorios son los trastornos fisiológicos que resultan de la prolongada injuria tubulo intersticial. Estos trastornos incluyen hipertensión arterial, trastornos en la regulación de Na+, y tendencia al desarrollo de hiperkaliemia y acidosis. El diagnóstico se basa en general en hallazgos imagenológicos donde se pueden observar elementos de inflamación pielocalicial, fibrosis (“cicatrices”) y deformación calicial. En la mayoría de estos casos la infección urinaria bacteriana se asocia a anomalías del tracto urinario, obstrucción urinaria o reflujo y sin tales anomalías raramente las ITU provocan lesiones renales. La severidad y el tiempo de evolución de éstas anomalías puede dar lugar a lesiones glomeruloescleróticas, acabando en muchos casos en insuficiencia renal terminal. La presencia de proteinuria significativa (> 1 g/24hs), es indicio de glomeruloesclerosis. Prostatitis: la forma aguda se caracteriza por la aparición de dolor (suprapubiano o perineal) y fiebre con escalofríos. El tacto rectal demuestra intenso dolor, calor y tumefacción prostática. La prostatitis crónica bacteriana es dificilmente etiquetable y se confunde con prostatitis crónicas abacterianas. Pensar en ella ante ITU recidivantes sin otras anomalías morfológicas de tracto urinario. Las ITUs frecuentemente son recurrentes. Estas se clasifican en recaídas y reinfecciones. La recaída implica la recurrencia de la infección por el mismo germen poco tiempo después de terminado el tratamiento y la reinfección es una recidiva ocasionada por un germen distinto. ITU complicada: el término “ITU complicada” abarca un importante grupo de síndromes clínicos que incluye bacteriuria asintomática, cistitis, pielonefritis y sepsis nefrourológica. El elemento en común es la presencia de infección bacteriana en el tracto urinario de pacientes con alteraciones estructurales (obstrucción uretral y/o vesical, riñón poliquístico, obstrucción por litiasis, o la presencia de instrumentación) o con alteraciones funcionales (vejiga neurógena, diabetes melitus, esclerosis múltiple) o enfermedades renales o sistémicas que vuelven al paciente particularmente sensible a la invasión bacteriana. ITU no complicada: se podría definir como la ITU que ocurre en una mujer joven, sana previamente y que no se encuentra embarazada. ITU baja: es la ITU que no afecta el parénquima renal. ITU alta: es la ITU que afecta el parénquima renal pudiendo estar asociada o no con infección en algún otro sector del tracto urinario (tabla 1). Tabla 1 CLASIFICACION: ITU baja: - Uretritis - Cistitis * Bacteriuria asintomática Infección urinaria recurrente Aguda sitomática - Prostatitis * Aguda * Crónica ITU alta: - Pielonefritis * aguda * crónica – sintomática - bacteriuria asintomática ITU complicada: - Alteraciones estructurales del tracto urinario - Alteraciones funcionales del tracto urinario - Enfermedades renales - Enfermedades sistémicas ITU no complicada: Mujer joven, sana, no embarazada. Dentro de esta clasificación el problema más importante que se nos plantea es la diferenciación de la ITU baja con respecto a la ITU alta. El tratar de definir una u otra es importante porque hay diferencias en el tratamiento y en los procesos patológicos.(3) El hecho es que clínicamente a veces es difícil diferenciarlas dado que la mayoría de los síntomas son comunes y el que no se presenten no descarta el compromiso sobre todo alto. Algunos síntomas como el dolor lumbar, nauseas, vómitos y fiebre, así como los signos de Guyon, Surraco y Giordano positivos son sugestivos de ITU alta, la ausencia de ellos no la descarta.(4) Existen algunos métodos invasivos como la cateterización ureteral bilateral para tomar muestras de orina, método muy agresivo aunque seguro en cuanto al diagnóstico. Otro método menos invasivo y que puede hacerse con más facilidad que el anterior, es la colocación de una sonda vesical “Folley” y realizar un lavado vesical con antibióticos (usualmente neomicina o neomicina y polimixina) y luego realizar varias muestras de orina. Los pacientes con ITU baja presentan orina estéril en los primeros controles, mientras que los pacientes con ITU alta muestran bacterias en todas las muestras. Aunque este método también es confiable en cuanto al diagnóstico de ITU alta, tiene el defecto de que no se puede determinar si la ITU alta es uni o bilateral. (2) Con el mismo fin se han desarrollado algunas técnicas no invasivas como: 1) medida de la función renal medular, a través de la máxima capacidad de concentración. Este procedimiento se basa en que durante la inflamación túbulointersticial aguda o crónica, el riñón presenta defectos en su función de concentración urinaria. En diversos estudios realizados no se pudo comprobar su utilidad para establecer si había o no ITU alta, sobre todo porque si la misma era unilateral el otro riñón compensa la alteración del afectado. 2) medida de algunas enzimas en la orina como un índice de injuria e inflamación. Se han medido varias enzimas (lactato deshidrogenasa, beta – glucuronidasa, N – acetil – beta – D glucosaminidasa),(3) pero desafortunadamente tampoco tiene una certeza importante para definir el sitio anatómico de la ITU. 3) medida de la respuesta inmunológica a la infección. El método más reciente es la medida de anticuerpo de cobertura de la bacteria (antibody-coated bacteria – ACB), que se produciría cuando la bacteria está afectando el parénquima renal, determinando una respuesta inmunológica del mismo.(2) Pero aquí también se producen muchos falsos positivos, por lo que todavía no se ha recomendado su uso sistemático. El fundamento de estos métodos es que existen diferencias entre una ITU baja donde la infección ocurre en la superficie de la mucosa, y la respuesta inflamatoria e inmunológica es baja, con respecto a la ITU alta donde se producen alteraciones en el parénquima renal que determinan una amplia respuesta inflamatoria e inmunológica así como puede producir alteraciones funcionales.(2) También la evaluación imagenológica y urológica aportan elementos para el diagnóstico del sitio de la ITU. El objetivo primario de estos estudios es el de determinar si existen anormalidades en el paciente con ITU que puedan requerir cambios en el manejo médico quirúrgico de los mismos. Estos procedimientos son fundamentalmente usados cuando las ITUs son complicadas. Por lo tanto además de aportarnos elementos en cuanto a posibles patologías nefrourológicas del paciente también en forma indirecta nos pueden aportar datos en cuanto a la posibilidad de ITU alta. Algunos Problemas Clínicos Relevantes En esta parte nos vamos a referir a algunos problemas de la práctica habitual cuyo manejo habitualmente no es el más adecuado, o el surgimiento de nuevas posibilidades de tratamiento. En primer lugar vamos a hacer referencia a las ITU en pacientes con instrumentación de la vía urinaria, basándonos en los resultados obtenidos en un trabajo que realizamos en conjunto con la Clínica Médica 2 Prof.Dr. J.C. Bagattini en el Hospital Pasteur, en Junio de 2001.(12,14) Se analizaron inicialmente 44 pacientes con un rango de edades 18-92 años (mediana 72 años), 29 hombres y 15 mujeres. 32 pacientes con instrumentación actual de la via urinaria ,y 12 con instrumentación previa, en el último mes. 13 pacientes presentaron urocultivos positivos monomicrobianos (FR=0.30), 26 urocultivos negativos(FR 0.59), 5 urocultivos positivos polimicrobianos (FR=0.11). Los gérmenes hallados con mayor frecuencia fueron: Escherichia coli(3/13), Enterobacter cloacae(3/13) y Klebsiella pneumoniae(3/13). Se destaca la alta prevalencia de gérmenes multirresistentes(8/13). Encontramos 15 pacientes con infección urinaria definida (FR=0.34), 11 con infección urinaria dudosa (0.25) y 18 en los cuales se descarta infección urinaria (FR=0.41). Se concluye que los pacientes con instrumentación de la vía urinaria tienen una prevalencia aumentada de infección urinaria con respecto a los no instrumentados, asociación estadísticamente significativa (p<0.001) con un riesgo relativo estimado por Odds Ratio de 6.03. En el subgrupo de pacientes en que se asocia además patología nefrourológica existe un riesgo relativo de 6.5 de presentar infección urinaria con respecto al grupo de pacientes instrumentados sin patología, asociación estadísticamente significativa(p=0.000531). Frente a estos resultados analizamos las conductas terapéuticas a realizar a este tipo de pacientes con alta posibilidad de presentar ITU. La prevención sería la primera medida a tomar.(5) Dentro de esta hay que instrumentar una política que regule las indicaciones y duración del uso de una sonda. La aplicación indiscriminada para monitorizar la diuresis en pacientes en estado no-crítico debería ser severamente restringida. La combinación de las medidas profilácticas versus tiempo de permanencia de la sonda es decisiva. La idea actual de los especialistas de retirar cuanto antes el catéter implantado a un enfermo es la actitud más positiva para enfrentarse a la problemática.(5) En la Tabla 2 se esquematizan las principales medidas de control de la bacteriuria vinculada a la cateterización de la vía urinaria. Tabla 2. MEDIDAS DE CONTROL DE LA BACTERIURIA Higiene meato uretral Uso de drenajes cerrados Uso de catéteres hidrofílicos Lavados vesicales Sondajes intermitentes Uso antibióticos sistémicos Inmunoterapia Todas estas medidas tienen su indicación para prevenir y/o tratar las ITU secundarias a maniobras de la vía urinaria. Dentro de estas me quiero extender en la que me parece existen algunas discrepancias entre lo que está planteado en la literatura y lo que realmente hacemos en la práctica clínica. Me refiero al tratamiento antibiótico sistémico (oral o parenteral). El uso de antibióticos sistémicos está desde siempre formalmente contraindicado para controlar la bacteriuria del catéter en su fase de colonización.(2,5) Repetidos ensayos han demostrado no solo su ineficacia sino también sus efectos contraproducentes.(6) La administración indiscriminada de antibióticos solo consigue dos metas negativas, la adquisición de resistencia por parte de los gérmenes previamente sensibles, o bien, la selección por presión antibiótica de cepas resistentes. Si a ello se une los riesgos potenciales de toxicidad para el enfermo y el elevado costo, es lógica la actitud adoptada por los investigadores. En cambio, se acepta el uso profiláctico de antimicrobianos en monodosis pre/post – sondaje, lo que reduce en forma importante las complicaciones infecciosas. La cota de eficacia lograda depende básicamente del antibiótico elegido para la profilaxis, y la vía de administración, que salvo caso excepcional, es la oral. El uso profiláctico en monodosis (colocación/retirada) no aumenta las tasas de resistencia, mientras que su administración en terapias superiores a tres días de duración en enfermos portadores de sondas urinarias incrementa de forma significativa el desarrollo de resistencias conforme aumenta el número de días.(5) En caso de complicaciones infecciosas prostáticas, renales o sistémicas durante el período de cateterismo es necesario recordar la polivalencia etiológica y elegir empíricamente antimicrobianos con un amplio espectro, solos o en combinación para cubrir el mayor abanico posible en espera de los resultados microbiológicos.(7) Es importante registrar dos datos que ayudarán a una más razonada elección: recepción previa y tipo de antibiótico, y longevidad del cateterismo. En primer lugar si el enfermo está o ha estado con antibióticos, deberán escogerse otros distintos porque presumiblemente los anteriores serán resistentes. Segundo, cuanto más longevo sea el catéter mayor resistencia y variabilidad cabe esperar en la etiología de la complicación infecciosa. De acuerdo a la severidad del cuadro infeccioso la vía de administración electiva es la parenteral. Para la elección del antibiótico a usar hay que considerar las posibles cepas endémicas que cada nosocomio soporte y cuya sensibilidad puede estar restringida a un nivel fuera de toda previsión. En conclusión, como los pacientes con instrumentación de la vía urinaria presentan una alta prevalencia de ITU, pero fundamentalmente manifiesta por bacteriuria asintomática, es fundamental seguir las medidas mencionadas anteriormente para evitar las complicaciones que pueden surgir sobre todo de tratamientos antimicrobianos prolongados. El segundo aspecto al que nos vamos a referir es sobre el tratamiento de la ITU recurrente en la mujer, dado que se presentan en la literatura algunos aspectos novedosos. El tratamiento convencional, en los casos en que no presentan anormalidades del tracto urinario, se usa tratamiento antibiótico profiláctico basado sobre todo en la administración de cotrimoxazol o una fluorquinolona, 1 dosis oral (standard) por la noche tres veces en la semana o después de cada acto sexual, por tiempo prolongado.(2,3,4) También se ha usado la acidificación de la orina como método de inhibición del crecimiento bacteriano, que no ha demostrado un resultado muy significativo. Algunos autores han investigado el uso de probióticos para el tratamiento y prevención de las ITU.(8) El hecho de mantener la flora vaginal normal actúa como defensa del huésped, pero ésta se altera por múltiples factores, como son el uso de antibióticos, espermicidas, alteración de la flora intestinal, etc. Esto determina la disminución o desaparición de lactobacilus productores de peróxido de hidrógeno, que actúan como barrera de defensa. La administración de probióticos vía productos derivados de leche fermentada era usado para brindar beneficios intestinales. Desde 1915 se mencionaba también como útil para tratar infecciones urogenitales. Con el avance de la quimioterapia se abandonó el estudio de los beneficios de estos productos, hasta hace poco tiempo donde nuevamente se vuelven a encarar estudios científicos para ver el alcance de estos productos. En un trabajo de Reid G y col.(9) usando lactobacillus rhamnosus GR-1 y lactobacillus fermentum RC-14 disueltos en leche, y tomándolos por 14 días hubo un resultado positivo en 6 de las 10 pacientes tratadas, con mejoría de la flora vaginal y disminución de los episodios de ITU. Otros estudios tienen resultados similares, dando una perspectiva alternativa al tratamiento preventivo con antibióticos. Otro tratamiento no antibiótico planteado en la literatura es el referido al resultado de la ingestión de jugo de “Cranberry” (Arándano), como prevención y tratamiento de las ITU.(10,11) En los años 1920s se asociaba la salud del tracto urinario con la ingestión de jugo de “cranberry” o de la propia fruta. El mecanismo de protección que se postulaba era porque determinaba acidificación de la orina. En estudios realizados en 1994 (Harvard) se demostraba que había una inhibición en el crecimiento de la E. Coli, pero el efecto no era determinado por acidificación de la orina ya que se demostraba también que el producto no acidificaba la orina. En un estudio de “Tulane University” en 1998 se encontró que el jugo de “cranberry” determina cambios en la forma de la E. Coli, inhibiendo el crecimiento de los filamentos impidiendo el ataque de la bacteria al endotelio de la vejiga. Este mecanismo de anti adhesión permite que la bacteria sea eliminada con la orina. En base a estos datos se abre también otra perspectiva de tratamiento alternativa al tratamiento con antibióticos. Bibliografía: 1) 1) Lorenzo Sellarés,V y otros. Manual de Nefrología Clínica, Diálisis y Trasplante renal. Harcourt Brace, 1998 2) 2) Brenner & Rector’s, Urinary tract intection, pyelonephritis, and reflux nephropaty. The Kidney Chapter 31 Edition 2000 3) 3) Schrier,R.W. Gottschalk,C. Infections of the urinary tract and the kidney. Diseases of de Kidney Sixth edition 1996 4) 4) Fekete Thomas. MD Urinary tract infection associated with indwelling bladder catheters. UpToDate 2000. 5) 5) Del Río, G y Otros Bacteriuria asociada al catéter. Infecciones del tracto urinario. Pag. 240-259 1998 6) 6) Mikolich, Dennis J. and Zinner, Stephen H. Complicated Urinary Tract Infections. Diseases of the Kidney sixth edition Volume I Chap 36:961, 1997. 7) 7) Warren John W., Catheter-Associated Urinary Tract Infections. 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Infecciones Urinarias en un Hospital General de Adultos en Pacientes con instrumentación de la vía urinaria. Trabajo inédito Set. 2001