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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE PRESUPUESTO Y HACIENDA
Salón “Arturo Illia” — H. Senado de la Nación
20 de diciembre de 2006
Presidencia del señor senador Capitanich
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Reunión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda
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–– En el salón Arturo Illia del H. Senado de la Nación, a las 11 y
07 del miércoles 20 de diciembre de 2006:
Sr. Presidente (Capitanich). — Damos inicio a la reunión en forma conjunta de las comisiones
de Presupuesto y Hacienda y Economía Nacional e Inversión con el objeto de recibir al señor
presidente del Banco Central de la República Argentina, doctor Martín Redrado, para escuchar
su exposición respecto del programa monetario para el año 2007.
Sr. Redrado. — Señores senadores: como es tradicional, vamos a hacer la presentación anual
del programa monetario. También quiero decirles que tenemos algunos cambios de metodología.
En este momento, mientras comienzo a dar mi exposición, también producto de la
normalización monetaria y financiera que existe en la Argentina, este mensaje que estoy dando
se está presentando en el sitio web del Banco Central. Por lo tanto, todos los argentinos y
también todos aquellos que nos siguen desde el exterior podrán evaluar la transparencia de la
comunicación que tiene la mencionada institución.
Permítanme hacer esta presentación en cuatro bloques conceptuales. Primero, quiero
compartir con ustedes las líneas directrices que tiene hoy el establecimiento de la política
monetaria y financiera. Luego, hacer una breve exposición del contexto internacional en el cual
nos toca desempeñar nuestra política. Voy a hacer una breve reseña también de lo que ha sido
este año, para dar cuenta de nuestros actos.
También daré una participación especial al tema de la administración de reservas, que no
tiene un conocimiento profundo por parte del resto de la población y que se han dicho muchas
cosas con respecto a su rendimiento; por lo tanto, voy a hacer un capítulo especial. Y voy a
finalizar con nuestras proyecciones para el año 2007, para poder compartirlas con ustedes y, por
supuesto, dejarlo sometido a todas las preguntas que puedan existir de los señores senadores de
ambas comisiones.
Al transcurrir el tercer año de gestión, estamos sentando las bases y puntos de partida
para el sistema monetario y financiero de las próximas décadas. Esta estrategia se sienta sobre
cuatro pilares centrales: primero, una política monetaria consistente, articulada y gradualista;
segundo, una política de administración y de acumulación de reservas que nos permita darle a la
economía argentina un horizonte de largo plazo; tercero, un sistema monetario y financiero
verdaderamente independiente de las necesidades del sector público y, cuarto, un marco
normativo que impulse el crédito a las familias y a las empresas argentinas.
La literatura económica ha demostrado que no existe un régimen óptimo para todo
momento y para todo lugar. El mundo ofrece, por igual, casos exitosos de regímenes de cambio
fijo y de regímenes de cambio flexible, con metas de inflación explícitas o implícitas, con
intervención de la autoridad monetaria en el mercado cambiario o sin ella, utilizando en algunos
casos la cantidad de dinero o la tasa de interés como variable instrumental. Lo importante no es
la etiqueta del régimen sino su consistencia interna, diseñado fundamentalmente para que la
política monetaria garantice el equilibrio en el mercado de dinero.
En esta etapa del país, a nuestro juicio, no existen sustitutos apropiados para una política
monetaria que permita un desarrollo sano del crédito y a la vez mantenga bajo estricto control el
crecimiento de los agregados monetarios, alentando el ahorro sin afectar la inversión productiva.
En efecto, llevamos adelante un programa de esterilización inédito de absorción monetaria,
inédito en la historia de nuestro país, tanto por su profundidad como por su calidad, a partir de un
sector público que ahorra y a partir de un Banco Central con un patrimonio fortalecido.
Si bien enfrentamos condiciones internacionales muy favorables, el peor de los errores
sería pensar que este escenario va a durar para siempre. De hecho, el mundo actual es altamente
volátil y, como sabemos, los desafíos que enfrentamos se magnifican en países emergentes como
el nuestro, donde los mecanismos de transmisión de la política monetaria todavía están difusos y
se están reconstituyendo las instituciones y los instrumentos que se utilizan.
Como consecuencia, el enfoque del Banco Central —al que calificaría como un enfoque
de administración de riesgos— implica que la política monetaria y financiera debe ser útil para
prevenir crisis y poder atravesar escenarios inciertos. Esto se traduce en generar mecanismos
anticíclicos que amortigüen los efectos de disrupciones externas sobre nuestra economía. Uno de
ellos —quizá el principal— es la política prudencial de acumulación de reservas internacionales,
que nos permite contar hoy con un stock que supera los 31.000.000.000 de dólares, una cifra
impensada, cuando hace aproximadamente un año pagamos la totalidad de nuestra deuda al
Fondo Monetario Internacional.
Asimismo, luego de décadas de financiar al gasto público mediante distintos artilugios
monetarios, estamos diseñando por primera vez en la historia monetaria y financiera de nuestro
país un sistema verdaderamente independiente de las necesidades del sector público. Este es un
cambio estructural en las condiciones de nuestra economía, y marca una diferencia sustantiva
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con el pasado: ni el Banco Central ni el sistema financiero hoy son utilizados para financiar
desequilibrios fiscales.
En el mismo sentido, el Banco Central ha desarrollado instrumentos de mercado para
apoyar el surgimiento del crédito hacia el sector privado. A partir de un conjunto de medidas
específicas, tanto por el lado del activo como por el lado del pasivo, hemos generado un marco
normativo que amplía la base de potenciales tomadores de crédito, facilita requerimientos
informativos, extiende el uso de garantías y promueve el alargamiento de plazos.Estas son
políticas sin sujeción a un esquema ideológico predeterminado e internalizando
fundamentalmente las posibilidades, las oportunidades y los riesgos que hoy nos plantea la
economía global y constituyen así los cimientos del sistema monetario y financiero para las
próximas décadas contribuyendo a un desarrollo económico sostenido.
Permítanme hacer algunas reflexiones sobre el escenario internacional en el que
nos toca trabajar en estos momentos y dar nuestra visión hacia el año que viene. Podemos decir
con total certeza que el escenario económico continúa mostrando un sólido crecimiento en todas
las geografías del mundo, precios de materias primas, en general, en niveles históricamente
elevados y una alta liquidez en los mercados financieros internacionales.
Sin embargo, podemos decir que la expansión es más equilibrada de la que teníamos en
años anteriores porque por primera vez vemos una desaceleración en la economía de los Estados
Unidos que está compensada por una evolución favorable en la zona del euro, en Japón, que tras
quince años de recesión ha vuelto a tener un crecimiento de más de 2,8 por ciento del producto, y
fundamentalmente en los países emergentes como China, India y Rusia.
Esperamos entonces un crecimiento de 5 por ciento para este año y de 4 por ciento
para todo el conjunto, en promedio, de América latina.
Nuestra región muestra una expansión más sólida en comparación a episodios de
recuperación previos. Dicha fortaleza se basa en las sólidas políticas macroeconómicas que han
adoptado los países de América latina, desde Río Grande hasta Tierra Del Fuego, en los últimos
años y en consecuencia, nos encontramos mejor preparados para absorber cualquier shock
adverso de nuestra economía.
Los países de América latina están aplicando en su conjunto políticas monetarias
prudentes. Ellos muestran cuentas públicas ordenadas, avanzan en la reducción de los descalces
de moneda producto de los incipientes procesos de dolarización, registran cuentas externas
superavitarias, aplican regímenes cambiarios más flexibles, acumulan reservas como un
mecanismo preventivo y cancelan obligaciones con instituciones financieras internacionales en el
marco de una mejora sustancial de sus pasivos.
Un ejemplo de esta mayor solidez lo palpamos durante los meses de mayo, junio y
julio de este año cuando hubo movimientos en los mercados financieros internacionales y la
región prácticamente pasó inmune a esas turbulencias.
Sin embargo, el escenario global no permanece exento de riesgos para América
latina y en particular, para nuestro país. Tanto la evolución del precio de los activos, los
financieros y los reales como el modo en que se vayan corrigiendo los desequilibrios globales en
la economía mundial, en particular la desaceleración de la economía norteamericana, son dos
factores que a mi juicio debemos tener en el tablero de comando a la hora de tomar decisiones.
Con relación al primero de los factores, existe un profundo debate acerca del
carácter permanente o no de la suba de precios de las materias primas. Permítanme dividir el
análisis en tres áreas fundamentales.
Para el área de los productos primarios industriales, en particular de metales, mi
visión es que el precio de largo plazo se ha incrementado y los precios corrientes de hoy parecen
estar por encima de esa tendencia.
Estos nuevos niveles de precio de largo plazo se explican por un incremento en los costos
energéticos en todo el mundo, mientras que el precio corriente relativamente elevado tiene su
explicación en ciclos de producción muy largos con costos fijos significativos y costos
marginales muy bajos.
A su vez, percibo precios relativamente altos en el área de agroalimentos, pero no
un incremento en el precio de largo plazo. El promedio se encuentra estable y es esperable un
comportamiento por el cual en el algún momento las actuales cotizaciones se estabilicen en sus
niveles medios.
Finalmente, el petróleo depende de factores extraeconómicos que difícilmente
puedan ser captados en los modelos econométricos. A esto se suma el carácter poco competitivo
del mercado, con lo cual la dinámica de precios se percibe fundamentalmente como un camino
aleatorio.
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Al respecto, la reciente baja en la cotización del crudo permitió un descenso de la
inflación en el mundo y una relativa estabilización de los índices de inflación subyacentes. Los
efectos de segunda ronda parecen limitados tal como sucedió cuando la cotización del crudo pasó
los 75 dólares el barril.
El fin del ciclo inmobiliario en los Estados Unidos comienza a tener un impacto
acotado a pesar de la caída en las ventas y en los precios. Indicadores como el crecimiento del
empleo, la alta rentabilidad de las empresas y el aumento de la actividad en el segmento
residencial muestran cierta fortaleza para poder sostener el consumo interno.
De todas formas, la corrección en el precio en la inflación de activos inmobiliarios
continúa siendo una fuente de incertidumbre en el mercado mundial dada la magnitud, la aptitud
y los efectos sobre el gasto agregado que tiene este indicador.
Con respecto al segundo factor de riesgo, los desequilibrios globales, la evolución
del sector externo norteamericano parece señalar cierta estabilización. De todos modos, estos
datos no parecen indicar el fin del ajuste cambiario que ya ha comenzado en estos últimos meses.
Tanto el déficit de cuenta corriente de los Estados Unidos, estabilizado hoy en siete puntos del
producto, como las tenencias de activos financieros norteamericanos por parte del resto del
mundo, se encuentran en niveles elevados.
Esto ha generado un reacomodamiento de las principales monedas del mundo que
a mi criterio aún no ha terminado.
La magnitud de la depreciación de la moneda norteamericana depende, en gran
medida, de la evolución de la economía mundial y de cómo se ajusten los distintos precios
relativos.
Mientras que el euro ya ha experimentado una significativa apreciación frente al dólar, el
ajuste ha sido menos marcado en las monedas asiáticas que tienen, como ustedes saben, un
distintivo superávit de cuenta corriente en el mundo.
El patrón de crecimiento mundial durante los últimos años dio lugar a una
importante disminución de la participación de los Estados Unidos en el comercio y en la
producción mundial, lo cual podría acotar el impacto de una desaceleración en la economía
norteamericana.
Así mismo, como señalé, el crecimiento económico de Japón y de la zona euro
está sostenido en mayor proporción por la absorción interna, por la demanda interna, reduciendo
el efecto contagio que habitualmente tenían este tipo de desaceleraciones o de recesiones, en
particular, sobre los flujos de comercio.
No obstante, no debe descartarse que el proceso de corrección de los
desequilibrios globales genere turbulencias financieras como las vividas en mayo y en junio de
este año. En aquellos meses había un convencimiento marcado de que las tasas de interés
subirían considerablemente, algo que se tradujo en una venta de papeles de mercados emergentes
con las consiguientes consecuencias en los precios de los activos y en muchas de las monedas del
mundo.
La política monetaria de la reserva federal de los Estados Unidos, hoy
explícitamente declarada como dependiente de los indicadores, ha trasladado la incertidumbre
desde el propio Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal hacia los mercados y, por lo
tanto, debemos estar atentos a cambios repentinos en las expectativas de los inversores globales.
Déjenme hacer una breve reseña acerca de los logros que ha tenido el Banco
Central en política monetaria y financiera y hacia donde nos encaminamos basados en estos
cuatro pilares que acabo de reseñar.
A fines de 2006, esto es a diez días, el Banco Central va a acumular catorce trimestres
consecutivos de cumplimiento estricto de las metas autoimpuestas en el programa monetario
dando así señales de certidumbre y de previsibilidad a toda la Argentina.
El cambio de sesgo en la política monetaria iniciada a comienzos de 2005 a través de un
estricto control de los agregados monetarios se profundizó durante el corriente año, reflejándose
en una sostenida desaceleración de la tasa de crecimiento interanual de los medios de pago -me
estoy refiriendo al circulante en poder del público más los depósitos en cuenta corriente y caja de
ahorro-, que ha caído durante el año 6 puntos porcentuales.
Un indicador utilizado por los bancos centrales para medir el sesgo prudencial de la
política monetaria está dado por la comparación del crecimiento de los agregados monetarios con
el crecimiento del producto nominal. Hoy en la Argentina los agregados monetarios se
desaceleran convergiendo a la variación nominal del producto, lo cual representa una
significativa reducción de la expansión monetaria de los años 2003 y 2004, cuyos efectos todavía
perduran dados los rezagos con los que opera la política monetaria.
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En efecto, el cambio de sesgo de nuestra política no se limitó solamente a los medios de
pago. La variación del circulante en poder del público también registró una marcada
desaceleración, cayendo durante el año 8 puntos porcentuales.
Por otra parte, continuamos con nuestra política prudencial de acumulación de reservas
que nos permitió, como decía hace un instante, superar los 31.000 millones de dólares en
reservas líquidas y realizables por parte del Banco Central. Esto significó la recuperación, en
apenas nueve meses, del total del pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y nos
posibilita, como muchos bancos centrales de otros países en desarrollo, un verdadero seguro
anticrisis como garantía del programa macro económico.
Esta política reduce la vulnerabilidad externa y también la volatilidad cambiaria,
promueve el desarrollo de mercados financieros en moneda doméstica y la disminución del costo
financiero para la economía a través de la reducción de la tasa de riesgo país, y mejora nuestra
posición relativa al competir por inversiones en el mercado global.
El impacto de la estrategia de acumulación de reservas sobre la cantidad de dinero ha sido
contrarrestado por una política de esterilización de absorción monetaria, inédita por su
profundidad en nuestro país. La acción conjunta de los distintos factores de absorción ha
generado una contracción monetaria de 27.000 millones de pesos en lo que va del año. Tanto el
sistema financiero como el sector público contribuyeron con la absorción de esta cantidad de
dinero.
La cancelación anticipada de redescuentos producto de los incentivos que dio la autoridad
monetaria para que las entidades cancelaran en forma anticipada las deudas de la época de la
crisis generó una absorción monetaria de 6.600 millones de pesos durante el año.
La política de encajes contribuyó con una absorción de 4.400 millones, en tanto que la
principal herramienta fue la colocación de títulos en el mercado abierto, que llevó una absorción
de más de 10.000 millones de pesos.
En consecuencia, a principios de diciembre el stock de letras del Banco Central alcanzó
los 41.200 millones de pesos. A lo largo del año se ha incrementado la participación de los
títulos de más largo plazo, llamados Nobac, a tasas de interés variable, frente a los instrumentos
indexados por CER y a las Lebac en pesos, lo cual es un verdadero logro de la política monetaria
en términos de poder emitir títulos de absorción en moneda doméstica con tasas de interés
variables sin indexación.
Esta estrategia ha permitido extender el plazo promedio de la deuda del Banco Central,
que pasó de 260 días a principios de año a 360 días a principios de diciembre.
A lo largo del año el Banco Central dispuso modificaciones normativas, en particular en
la política de encajes, aumentando los coeficientes de efectivo mínimo en los depósitos a la vista.
En particular, en abril eliminamos la remuneración que se daba al efectivo mínimo, con lo cual
esto tuvo un impacto cuasifiscal positivo en nuestro balance y aumentamos el efectivo mínimo
de los depósitos a la vista, del 15 al 17 por ciento. Asimismo, bajamos el tope máximo de
remuneración de cuentas a la vista sin encaje pleno, del 75 al 50 por ciento de la tasa Badlar, y
fundamentalmente disminuimos la remuneración del margen de liquidez de los fondos comunes
de inversión de plazo fijo, del 2,55 por ciento nominal al 0,50 por ciento. Y esto también es un
hallazgo cuando muchos analistas miran la evolución del superávit cuasifiscal que está teniendo
el Banco Central.
En agosto tomamos medidas adicionales, incrementando hasta el 19 por ciento el encaje
de los depósitos a la vista en pesos, eliminando el encaje de los depósitos a plazo hasta 180 días
de plazo residual y estableciendo que sólo un 67 por ciento del efectivo en poder de los bancos
pueda utilizarse en la integración de los encajes. Estas medidas apuntaron a recuperar los
márgenes prudenciales de liquidez y, sobre todo, a extender la estructura de fondeo del sector
privado.
Nuestra agresiva política de esterilización es viable debido a que el Banco Central cuenta
con un patrimonio fortalecido y, como decía antes, un resultado cuasifiscal positivo.
Actualmente, los ingresos provenientes del elevado nivel de reservas y del cobro por la asistencia
de iliquidez al sistema financiero, más que compensan los egresos principalmente vinculados por
el interés que pagamos sobre nuestros títulos y por la concertación de pases pasivos tanto a un
día como a siete días.
Por otro lado, este año la evolución de la tasa de interés de referencia, la tasa de pases
pasivos, también reflejó el cambio de sesgo anteriormente subrayado, con un ajuste de 125
puntos básicos durante el año. Las tasas de interés del mercado siguieron la dinámica de las tasas
de interés de referencia. La tasa Badlar de bancos privados subió 240 puntos básicos, hasta un
9,5 por ciento anual, a principios de diciembre, llevando, así, las tasas de interés reales hacia
niveles neutros.
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Por su parte, la tasa de inflación evidenció una sostenida reducción a lo largo del año. El
índice de precios al consumidor registró en los primeros once meses del año un aumento del 8,8
por ciento, es decir, un 2,3 por ciento por debajo de los guarismos del año pasado.
Este comportamiento se puede comprender a partir de la estabilización del ritmo de
inflación mensual en lo que llamamos índice de precios al consumidor resto, es decir, no
teniendo en cuenta el IPC estacional y el IPC de precios regulados, que lo tomamos como una
variable que nos marca cuál es el nivel de inflación subyacente y que está estabilizado hoy en
torno al 0,7 por ciento mensual, si miramos desde mayo de este año hacia adelante. Esto equivale
a una tasa anual en la inflación subyacente de 8,7 por ciento para el año. Además, fue
acompañado por mejoras en términos de magnitud de los incrementos.
La mediana de las subas por productos que componen el IPC resto pasó de ser 0,9 en el
segundo trimestre a 0,5 en los últimos meses, una menor difusión de las subas de precios que
descendió hasta el 74 por ciento tras alcanzar valores de 85 por ciento en la primera mitad del
año y una menor persistencia de los ajustes de precios en los diferentes horizontes temporales.
La evolución se reflejó en las expectativas de inflación. El pronóstico inflación minorista
para los próximos doce meses que surge del relevamiento de expectativas de mercado del Banco
Central cayó casi 3 puntos porcentuales en la última medición frente a los valores de principios
de este año.
No obstante estos avances, la menor inflación del corriente año se encuentra concentrada
en algunos rubros puntuales y tanto la magnitud como la difusión y persistencia de las subas de
precios se mantienen, a nuestro juicio, en niveles elevados, lo que refleja la necesidad de persistir
y ahondar en el camino emprendido.
En definitiva, en 2006 se cumplieron holgadamente las
metas del programa monetario, manteniendo un estricto control del crecimiento de la cantidad de
dinero sin resentir el balance del Banco Central y con una política prudencial de acumulación de
reservas que nos permite fijar un horizonte para los sectores productivos, en las principales
variables monetarias, cambiarias y financieras, por primera vez, de largo plazo.
Permítanme hacer alguna referencia en la evolución del crédito, que es otra de las
preocupaciones centrales de nuestra institución monetaria.
En 2006 hemos consolidado el proceso de reconstrucción de la actividad tradicional de
intermediación financiera, comenzada el año pasado. Fundamentalmente, cumplimos con tomar
fondos del sector privado para prestarlos a las familias y a las empresas, con destino al consumo
y a la inversión. Este año podemos mostrar no sólo la profundización de este proceso sino
también una incipiente mejora tanto en la calidad como en las condiciones generales de acceso al
crédito.
Tanto nuestra pro-activa política como el favorable escenario macroeconómico
impulsaron el crédito privado, que se expande hoy a tasas del 40 por ciento anual. El crecimiento
del crédito es generalizado en todas las líneas, en particular, con el crédito a pequeñas y
medianas empresas, aumentando por encima del promedio.
Las líneas de crédito hipotecario comenzaron a mostrar aumentos significativos a partir
de mediados de año, juntamente con un importante crecimiento de su plazo promedio,
impulsando el financiamiento a mediano y largo plazo.
Esta evolución positiva está siendo conducida tanto por la banca pública como por la
privada, observándose una mejora en la calidad de cartera en ambos grupos y un manejo muy
prudente de los riesgos. Hoy la morosidad del sistema se sitúa en los mínimos históricos y por
debajo de la media de América latina.
El Banco Central continuó con la construcción de un esquema de incentivos adecuados
para permitir el surgimiento del crédito privado en sus tres dimensionas básicas: la cantidad, la
calidad y el acceso de todos los argentinos al crédito.
A partir de un conjunto de medidas específicas, tanto por el lado del pasivo como por el
lado del activo, hemos establecido un marco normativo que amplía la base de potenciales
tomadores de créditos. La filosofía que subyace en este nuevo marco normativo es que las
entidades puedan evaluar hacia futuro, es decir, brindándole más importancia a las perspectivas
que al pasado. De este modo, las medidas adoptadas facilitan los requerimientos, extienden el
uso de garantías y promueven el alargamiento de plazos.
Por el lado de los pasivos, ampliamos la gama de instrumentos que se pueden incluir
dentro del capital básico de las entidades. Admitimos como capital a los instrumentos de deuda
de largo plazo, llamados también híbridos o perpetuidades. La particularidad de estos
instrumentos es que tienen un plazo de vencimiento extendido de 30 años.
La posibilidad de acceder a un fondeo de estas características, a un fondeo de largo plazo,
favorece precisamente la extensión del plazo de los créditos e incentiva el financiamiento de la
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inversión productiva y del crédito para la vivienda, al tiempo que promueve el desarrollo del
mercado de capitales locales.
Los bajos niveles de bancarización, en particular, en todas las provincias argentinas, ha
venido siendo una de las características históricas de nuestro sistema. Si bien las regiones con
mayor producción económica del país encuentran niveles relativamente adecuados de cobertura
bancaria, es importante mejorar su distribución a nivel nacional.
Por este motivo, en el último año autorizamos la apertura de ciento treinta y siete nuevas
bocas de atención al público en los lugares donde no había precisamente una alta concentración
de servicios financieros. La instalación de nuevas sucursales en aquellas zonas geográficas con
menor cobertura bancaria favorece el acceso a servicios financieros a regiones aún no
bancarizadas.
A su vez, fundamentalmente, estamos trabajando para mejorar el acceso de los niveles
socioeconómicos no favorecidos de la población. Entre otras medidas, hemos puesto particular
hincapié en el microcrédito: ampliamos la periodicidad de la cuota de las financiaciones
otorgadas para microemprendimientos, le hemos dado la posibilidad de que los pagos sean
semanales, quincenales o mensuales, habilitando a los bancos a otorgar un período de gracia
inicial en el pago de los servicios de capital. Además, elevamos el límite máximo de la cuota de
200 a 300 pesos para abarcar una mayor franja poblacional y extendimos el plazo máximo de 24
a 36 meses, ampliando el monto de financiamiento disponible para los domicilios, para las
familias, de 3.000 a 6.000 pesos.
Adicionalmente, brindamos la posibilidad de instalar un nuevo tipo de casa operativa en
localidades que no cuenten con sucursales ya instaladas para efectuar diferentes transacciones. El
esquema establecido permite lograr una mayor eficiencia en la administración de costos variables
para alcanzar las zonas geográficas más alejadas de los centros urbanos actualmente no cubiertas
por el sistema.
Durante el año 2006, entraron en vigencia modificaciones tendientes a profundizar la
reversión del proceso de desplazamiento del crédito privado por el financiamiento al sector
público. Hemos dispuesto señales en el mismo sentido para el futuro inmediato, ya que a partir
del 1° de junio la exposición total de cada una de las entidades al sector público municipal,
provincial y nacional no puede exceder el 35 por ciento de los activos totales.
Como consecuencia de esta política, en los últimos 2 años, la participación del crédito al
gobierno se redujo en 17 puntos porcentuales, revirtiéndose entonces aceleradamente el proceso
de desplazamiento del crédito a las familias y a las empresas. De hecho, estas financiaciones
constituyen hoy el principal componente del activo de las entidades, y a partir de las políticas
públicas, el foco del accionar del sistema crediticio.
Al evaluarse la independencia práctica de los bancos centrales, tanto en la Argentina
como en otros mercados emergentes, el estricto cumplimiento de las normas de asistencia al
Tesoro, así como los incentivos regulatorios que reciben los bancos para absorber deuda pública,
resultan, a mi juicio, crucial.
Esto contrasta con los errores cometidos en nuestra historia reciente, cuando bajo un
esquema supuestamente independiente, era el sistema bancario, el sistema crediticio, quien
terminaba financiando el gasto público, en el marco de una regulación financiera que no sólo no
lo impedía sino que lo alentaba, quitando alicientes para financiar al sector privado. Este es el
cambio estructural que señalaba al principio, donde por primera vez miramos como un todo a los
subconjuntos del sistema monetario y financiero como independientes de las necesidades de la
Tesorería —esto por primera vez ocurre en la historia monetaria y financiera de nuestro país—.
En este escenario de recuperación de la operatoria de intermediación financiera, las
ganancias contables devengadas del sistema alcanzaron el 1,7 por ciento del total de los activos.
En suma, la mejora de los resultados, combinado también con capitalizaciones efectuadas —se
han inyectado 2.400 millones de pesos de capital en las entidades financieras— promovieron la
consolidación de la solvencia y el aumento de la capacidad crediticia que hoy vivimos los
argentinos.
Permítanme hacer una reflexión y profundización sobre la administración de reservas, y
en particular, sobre cómo se están invirtiendo las de nuestro país.
Los factores de incertidumbre a nivel internacional hacen evidente la necesidad de
protegernos contra la volatilidad y generar mecanismos para asegurar la liquidez y el valor de
nuestros activos. En este sentido, la política de administración de reservas del Banco Central
tiene como objetivo optimizar su rendimiento, buscando la mejor combinación entre riesgo y
rentabilidad, a través de la inversión de activos financieros con un alto grado de liquidez y con la
mínima exposición al riesgo crediticio.
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Las limitaciones particulares dentro de las cuales administra el Banco Central las reservas
internacionales, los cambios estructurales evidenciados en nuestro país y el momento del ciclo
económico internacional han llevado a desarrollar una administración flexible de los objetivos
perseguidos en la gestión de las reservas, así como también en la maximización de las
oportunidades disponibles.
La administración de las reservas internacionales que hoy lleva a cabo el Banco
Central se diferencia significativamente de la efectuada en la década anterior. El sistema
monetario de aquella época priorizaba de manera absoluta la inmediata disponibilidad de las
inversiones y, por lo tanto, su inmediata liquidez. En el pasado recurrió a un amplio programa de
administradores externos.
El actual sistema de tipo de cambio flotante y la recomposición del stock de
reservas permite otorgar un menor énfasis en las colocaciones de corto plazo. En los dos últimos
años, además de la tarea tradicional de monitorear diariamente las economías y los mercados
internacionales como principal soporte en la toma de decisiones, se han estado desarrollando
modelos cuantitativos de análisis que han logrado mejorar los procesos de toma de decisión
estratégica y táctica en las decisiones de inversión.
Algunos de estos modelos focalizan en los fundamentos de los mercados, otros en
los indicadores técnicos del comportamiento del mercado y están los que combinan ambos
elementos. Pero en su conjunto, utilizamos herramientas avanzadas de finanzas que asisten y
complementan el enfoque tradicional.
Además, el sistema de flotación cambiaria implica que no existen razones técnicas
para conservar o focalizar las monedas en una sola, permitiendo diversificar nuestra cartera de
inversión.
Luego de un enfoque oportunista de esa diversificación centrado plenamente en
las expectativas sobre la evolución de las cotizaciones, se pasó gradualmente a un esquema de
diversificación de cartera basado en la estructura de la economía, particularmente en la
composición de las monedas, en la cuenta corriente de la balanza de pagos de la Argentina y en
particular, en la composición de distintas monedas de nuestra deuda externa. Es decir, se crearon
metas basadas precisamente en el perfil de la cuenta corriente y en el perfil de deuda que tiene la
Argentina que, ante desvíos tácticos, nos permite también incrementar ese rendimiento.
El pago al Fondo Monetario Internacional implicó la utilización prácticamente de
toda la cartera de divisas distintas de la moneda estadounidense. Recordarán que el pago se hizo
en la moneda de fondo que son derechos especiales de giro que es una canasta de distintas
monedas que incluye al euro, al yen y a las libras esterlinas.
A partir de ese momento, de manera paulatina se fueron comprando euros, libras
esterlinas y yenes hasta llevar las inversiones en monedas distintas al dólar, incluyendo al oro, a
una proporción cercana al 18 por ciento del total de las reservas.
Dentro de esa política de diversificación, se decidió llevar las posiciones en euros
y libras esterlinas por encima de los niveles considerados como neutrales, surgidos de la
estructura de monedas por la estructura de nuestra cuenta corriente y por el perfil de nuestra
moneda, mientras que la posición de yenes fue llevada a un nivel por debajo del nivel
considerado como neutral.
Cabe acotar que pese a la redefinición de la composición por monedas surgidas
luego del pago al Fondo Monetario Internacional, la proporción de euros dentro de las reservas
está actualmente en sus valores máximos, mientras que se ha reducido la proporción de libras
esterlinas y de yenes.
Respecto de la posición en oro, se incorporó el uso de instrumentos derivados para
reducir el impacto de la volatilidad de las cotizaciones de mercado cuando la situación lo
amerita. En particular, el muy fuerte incremento en la cotización del oro durante los últimos dos
años implicó una fuente adicional de rendimiento para las reservas internacionales.
Si bien el alza en la cotización de este metal se derivó principalmente de la fuerte
demanda de India y China, pudo observarse en el año un significativo incremento de las
posiciones especulativas. Como consecuencia, de manera paralela al incremento de la cotización,
se incrementó significativamente la volatilidad de la misma.
Ante tal situación, decidimos utilizar una estrategia de cobertura de nuestra
posición construida con derivadas financieros y de esa manera, hemos adquirido protección ante
una eventual caída en las cotizaciones. Al mismo tiempo, se redujo significativamente la
volatilidad en el resultado de las reservas que proviene de los vaivenes en las cotizaciones de este
metal.
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Con referencia a los instrumentos, se agregaron a la cartera posiciones
significativas de títulos soberanos en el mercado internacional que tienen instrumentos derivados
implícitos de manera de incrementar los rendimientos ofrecidos.
La inversión en bonos con opción a recompra implicó la necesidad de recurrir al concepto
de duración efectiva para medir el plazo promedio de las colocaciones de la exposición de la
cartera a los cambios en las tasas de interés.
Cuando asumimos, en septiembre de 2004, la duración de la cartera del Banco
Central era de menos de tres meses. Hoy esa duración se ha duplicado y nos ha permitido, a
través de la inversión en distinto tipo de títulos, tener rendimientos muy positivos para nuestras
reservas.
Decía entonces que a partir del presente año se siguió una política de incremento
paulatino en la duración de la cartera. Esta política es el resultado no sólo de las expectativas con
respecto al ciclo actual de las tasas de interés en Estados Unidos, sino de un proceso gradual
hacia la reincorporación de los índices de referencias para la administración de las reservas
internacionales.
De hecho, se ha demostrado empíricamente que la disciplina que deriva de la
utilización de los índices de referencias con límites específicos para derivarse de los mismos
ofrece tangibles resultados de mediano y largo plazo y es la política regularmente adoptada por
los principales bancos centrales del mundo.
Como elemento aglutinador de estas innovaciones, se está introduciendo un cambio
completo en las pautas de inversión a efectos de incluir el soporte de las políticas de inversión y
actualizar los instrumentos disponibles.
A pesar de las limitaciones impuestas por el contexto, el resultado ha sido altamente
favorable. Se estima que el resultado obtenido de las inversiones de las reservas internacionales
en el año 2006, sin tener en cuenta las fluctuaciones en la cotización del peso, es decir,
exclusivamente los rendimientos de nuestras reservas, va a superar por primera vez los 1.200
millones de dólares por año, equivalente a un rendimiento de 5,6 por ciento anual del stock
promedio de nuestras reservas.
Esto significa que durante nuestra gestión hemos mejorado incrementando dos
puntos porcentuales el rendimiento de la cartera de inversión de nuestras reservas.
Más allá de los importantes beneficios para la economía general vinculados con la
reducción del riesgo país, una mayor seguridad para las inversiones y los tangibles resultados de
esta política, a medida que se va incrementando nuestro stock, la administración del mismo se
torna cada vez más relevante.
Por ello, la maximización y la mejora en la eficiencia y en la eficacia con que se
hacen estas inversiones como resultado de optimización del proceso de toma de decisiones
repercute en el resultado financiero y comporta un soporte fundamental de la política monetaria.
Permítanme entonces entrar de lleno en nuestras proyecciones para el año 2007 y
darle las pautas del programa monetario para este año.
El escenario que he presentado para la economía global y regional, sumado a los pilares
de la política económica local, llevan a pronosticar un buen desempeño de la economía argentina
para el próximo año con un crecimiento significativo del producto, con una continuidad del
superávit fiscal y comercial, con favorables condiciones financieras internacionales y con una
mejora sostenida de las condiciones sociales.
No obstante, a la hora de trazar el programa monetario deben tenerse en cuenta algunos
condicionantes económicos locales que en la trayectoria hacia nuestra velocidad crucero influyen
en el comportamiento de algunas variables y restringen el uso de determinadas herramientas
consideradas clásicas de la política económica, en particular la tasa de interés disponible en otros
contextos de suficiente profundidad financiera.
En primer término, debe tenerse presente el proceso de ajuste de precios relativos
posdevaluación, que aún no se ha agotado y, por lo tanto, inhibir movimientos de precios de
algunos bienes y factores, lejos de ser saludable puede atentar contra la evolución futura de la
economía hacia su estado de equilibrio o su velocidad crucero.
En segundo lugar, si bien la recuperación financiera poscrisis ha sido clara, más allá de
las expectativas, los canales de transmisión de la política monetaria aún no están
convenientemente consolidados. De hecho, el crédito, que es la principal herramienta de
transmisión que tiene la política monetaria con el resto del sistema económico, solamente supera
hoy 10 puntos del Producto, con lo cual este canal resulta insuficiente para influir en el nivel de
demanda agregada a través de la política monetaria.
En tercer término, si bien la incertidumbre es de origen externo, la política económica
local y la monetaria en particular deben prepararse para enfrentar cambios no previstos en el
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escenario internacional. Sería un error pensar que la coyuntura favorable para los países
emergentes, la falta de definición en la llamada arquitectura financiera internacional y la
ausencia de un prestamista de última instancia, obligan a reforzar las políticas prudenciales, que
en el caso de la autoridad monetaria las traducimos en acumulación de reservas para enfrentar
situaciones de vulnerabilidad externa.
El crecimiento esperado para el Producto Bruto Interno durante este año alcanzará niveles
cercanos al 8,5 por ciento y dejará por sí un arrastre estadístico, es decir, una inercia hacia el año
que viene superior a 3 puntos porcentuales.
Así proyecta el Banco Central que el próximo año el Producto se expanda por encima del
7,4 por ciento, teniendo en cuenta un alza trimestral que, si bien continuará siendo elevada,
resultaría algo inferior del corriente año, tendiendo hacia niveles consistentes con el crecimiento
sostenido de largo plazo. El impulso seguirá concentrado en la absorción interna, principalmente
por una nueva expansión del consumo, de la inversión y de las exportaciones.
En el caso de la inversión, prevemos que vuelva a crecer por encima del total de la
economía por quinto año consecutivo, ampliando su participación en términos del Producto. El
intercambio comercial con el resto del mundo continuará en ascenso.
Proyectamos un nuevo e importante crecimiento de las exportaciones que alcanzará un
nuevo récord histórico cercano a los 50.000 millones de dólares. Este nivel de ventas externas
prácticamente duplicaría el observado previo a la devaluación y permitirá que, a pesar de sufrir
una ligera corrección, el superávit de balance comercial vuelva a ubicarse en niveles elevados del
orden de los 10.000 millones de dólares para todo el año en términos FOB-CIF.
Adicionalmente, en base a este antedicho resultado de la balanza comercial que
mantendría su posición como principal fuente de divisas para el país, proyectamos un resultado
positivo de la cuenta corriente para 2007, permitiendo que el cierre de la brecha externa siga
dándose muy lentamente.
En materia de reservas internacionales prevemos que a fines de 2007 alcanzaremos el
récord histórico que el Banco Central ha tenido en sus 71 años de historia como la institución
monetaria de nuestro país.
Por otro lado, de acuerdo a los lineamientos de política presupuestaria, se mantendría el
frente fiscal la disciplina de los últimos años, contribuyendo de esta manera a la estabilización de
las expectativas inflacionarias. Más concretamente, prevemos que se cumplirá con el superávit
primario de 3,1 por ciento del Producto. De esta manera, el sector público continuaría
contribuyendo contractivamente hacia las expectativas de absorción monetaria.
Es de destacar que en el marco de generar un sistema financiero definitivamente
independiente de las necesidades del sector público, el programa monetario de 2007 prevé una
reducción de los activos del sector público en el sistema financiero que totalizaría 6.500 millones
de pesos adicionales disponibles para aumentar el crédito al sector privado, a las empresas y a las
familias argentinas.
Por último, las previsiones para la inflación subyacente muestran una desaceleración en la
medición entre puntas respecto a lo verificado en el corriente año, para ubicarse en una banda del
7 al 11 por ciento anual.
El Banco Central continuará en 2007 con los criterios de política monetaria fundados en
la acumulación preventiva y en un estricto control de los agregados monetarios mediante la
esterilización de la oferta de pesos que exceda la demanda prevista.
El programa monetario sintetiza todo este planteamiento a través de rangos para la
evolución de los medios de pago denominados M2, al igual que en el año 2006. Se mantiene esta
meta como agregado monetario, que es el que mejor refleja la demanda de medios de pago, dada
la mayor vinculación de largo plazo entre este componente y la dinámica de precios.
De esta manera, consolidamos el esquema de manejo de la política monetaria basado en
la expansión de los medios de pago, mientras se continúa con el proceso de desarrollo de la
infraestructura institucional y financiera que permitirá una transición hacia un esquema más
orientado hacia metas de inflación, aunque sin abandonar por completo el análisis cuantitativo en
un enfoque de dos pilares que aproveche la exitosa experiencia del Banco Central Europeo.
Entre los prerrequisitos asociados a la implementación de este esquema, el Banco Central
ya cumple con los siguientes. Primero, un compromiso institucional con la estabilidad de precios
de largo plazo, más allá de permitirse el lógico y necesario reacomodamiento de precios relativos
acorde con un estado de transición como el que vive nuestra economía en la actualidad. Segundo,
estabilidad fiscal, financiera y externa evidenciadas en la consolidación de un sector público
superavitario, un sector bancario en franca recuperación y un superávit externo que es estable.
Tercero, una estrategia de comunicación amplia y transparente que incluye una explicación clara,
por parte de la entidad monetaria, de los planes, objetivos intermedios y de su toma de
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decisiones. Cuarto, autonomía de la autoridad monetaria para manejar los instrumentos con el fin
de alcanzar los objetivos fijados. Y quinto, rendimiento de cuentas por parte nuestra en cuanto al
cumplimiento de los planes anunciados, como lo estamos haciendo en este momento.
Como ya lo he expresado en algunas oportunidades públicas y en este mismo recinto, el
principal escollo que hoy se presenta para la implementación del esquema de metas de inflación
es el tamaño reducido del sector financiero con respecto a la economía, lo que no garantiza un
adecuado funcionamiento de los instrumentos de transmisión de la política monetaria y es una
consecuencia de la profunda contracción que ha tenido nuestro sistema bancario derivado de la
crisis.
El panorama actual nos indica que en una economía que todavía hace un uso intensivo de
los medios de pago relativamente líquidos con un grado reducido de avance crediticio y
financiero en la economía global, tiene sentido un control directo de la cantidad de dinero
respecto de un control de la demanda agregada a través de las tasas de interés. Sin embargo, los
inequívocos signos de una recuperación del sistema bancario permiten alentar una perspectiva de
avanzar hacia un esquema cada vez más institucionalizado y sofisticado en el futuro.
De un modo consistente con la evolución macro económica y fiscal para 2007, hemos
realizado estimaciones para los medios de pago trimestrales, como lo hemos hecho en el año
anterior. Se computaron, de acuerdo a las mejores técnicas econométricas conocidas, la
necesidad de desmonetización, la demanda de dinero en consonancia con la evolución esperada
del Producto, la tasa de interés y la inflación.
Asimismo, hemos construido intervalos alrededor de las estimaciones puntuales, de forma
de obtener un límite inferior y uno superior para el agregado monetario M2 —es decir, medios de
pago—, a efectos de contemplar la probabilidad de ocurrencia de escenarios alternativos.
El programa monetario 2007 prevé una desaceleración en el ritmo del crecimiento de los
agregados monetarios. Así, establece un crecimiento interanual para los medios de pago medidos
en M2, que va a estar en su techo 3 puntos porcentuales, casi 4, en comparación con el techo
establecido para el año 2006. Con lo cual, el compromiso de la autoridad monetaria es que, en
nuestro escenario base, la cantidad de dinero no va a crecer más allá de lo que crezca el producto
bruto nominal, antes bien, va a crecer algunas décimas menos. Por lo tanto, hemos fijado la
banda superior para todo el año, medido diciembre promedio contra diciembre promedio, en un
crecimiento nominal del 18,7 por ciento; y la banda inferior, en un 11,7 por ciento.
También proyectamos una desaceleración del crecimiento de otras variables monetarias,
como el M2 solamente del sector privado y también del circulante en poder del público.
Juntamente con la desaceleración de las formas de dinero asociadas a las transacciones,
hemos proyectado una expansión de aquellas vinculadas con el ahorro, en particular, cuando se
toman los plazos fijos medidos a través de un agregado monetario más amplio, como es M3. De
esta manera, el programa monetario procura moderar la variación en términos de producto de las
formas más líquidas de dinero mientras crecen los agregados monetarios más amplios, es decir,
mientras crece la capacidad de fondeo del sistema financiero.
Esta formulación del programa monetario está hecha de acuerdo a la mejor información
disponible por parte del Banco Central, plenamente consistente, con el objetivo tanto de proveer
las necesidades de liquidez de la economía como de brindar un ambiente de estabilidad de
precios. Contempla también la necesaria flexibilidad en su formulación de manera de incorporar
escenarios distintos del considerado como el escenario base.
Esta metodología constituye una forma mejorada de avanzar en el camino de la
normalización de las variables económico-financieras. El Banco Central se encuentra
comprometido y concentrado en que los cuatro pilares que señalé al comienzo de mi exposición,
esto es: una política monetaria consistente, articulada, gradualista, con pleno control de los
agregados monetarios; una política de acumulación de reservas que nos permita eliminar la
vulnerabilidad y la volatilidad cambiaria unitaria y financiera que hemos tenido durante las
últimas décadas; un sistema monetario financiero independiente de las necesidades del sector
público y, por último, un sistema que nos permita acrecentar el crédito a las familias, se
transformen en verdaderas políticas de Estado, en verdaderas políticas que perduren en el tiempo
y nos permitan dar, entonces sí, un crecimiento económico sostenido que incluya y que
contribuya para incluir a todos los argentinos. Muchas gracias.
Sr. Presidente. — Muchas gracias, señor presidente.
Comparte este estrado también el vicepresidente de la Comisión de Economía
Nacional e Inversión, doctor Ricardo Gómez Díez.
Estamos ahora a disposición para las consultas correspondientes por parte de los señores
senadores.
Tiene la palabra el señor senador por la provincia de Misiones, Maurice Closs.
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Sr. Closs. — La exposición me pareció muy buena y muy clara.
En sus pronósticos, la exportación arroja un record de 50.000.000.000 de pesos y un
superávit de 10.000.000.000. Usted planteó que ha logrado una política profunda de
esterilización que de alguna manera presiona también otro tipo de cambio. También nombró la
colocación de bonos, la anticipación de redescuentos y una política de encajes.
La pregunta que yo hago, tratando de defender todo lo que usted hace y de que tengamos
un tipo de cambio real competitivo —porque año a año esto se va achicando—, es: ¿con qué
herramientas va a llevar esa política de esterilización? Porque redescuentos anticipados no va a
haber siempre, y las políticas de encaje tampoco son eternas.
Entonces, hago esta pregunta porque estoy convencido de que el tipo de cambio es la
clave; más allá de eso, en una provincia fronteriza como Misiones, donde no estamos viendo si se
exportan toneladas y toneladas de un producto sino si la gente compra la harina o lo que fuera en
el exterior...
Sr. Redrado. — Señor senador: todas las opciones están abiertas en materia de
instrumentos. Usted ha señalado algunos.
Muchos ven, por ejemplo, que la anticipación de pagos de redescuentos ha llegado a su
fin, pero yo creo que vamos a tener alternativas muy interesantes, sobre todo por este contexto de
liquidez internacional que hace que muchas entidades prefieran hoy cambiar la deuda que tienen
con el Banco Central por deudas más baratas que pueden obtener en mercados financieros.
Como usted sabe, todavía la deuda de las entidades financieras con el Banco Central es de
6.000.000.000 de pesos; y si bien es cierto que el programa monetario no ha contemplado que
pueda venir una absorción adicional de ese monto, yo le diría que ya vamos a tener buenas
novedades en el mes de enero, porque una de las dos entidades que todavía está con este nivel de
deuda ya se ha comprometido a realizar un pago extraordinario en ese mes, que va a exceder los
700.000.000 de pesos. Así que creo que esa es una de las variables importantes.
Sin duda, también tenemos la política —como usted dijo— de títulos. Yo no veo
inconvenientes en seguir colocando títulos del Banco Central. Sé que habitualmente se lo mira
como deuda, pero yo lo veo como un instrumento de regulación monetaria, de regulación de la
liquidez bancaria.
Sí, además, podemos adelantar que tenemos un pleno acuerdo con el resto del Poder
Ejecutivo para utilizar los títulos 2011 y 2014 que se le dieron al Banco Central como respaldo
de la emisión de las cuasi-monedas. Ustedes recordarán que en marzo de 2003 hubo un salto
discreto de la emisión monetaria de casi 7.500.000.000 de pesos. Y, producto de que hoy la
tesorería no está trabajando en el segmento en pesos, es muy probable que nosotros en algún
momento del año utilicemos el stock que hoy tenemos de títulos 2011 y 2014 para absorber ese
excedente que puede haber como esterilización.
La política de encajes —usted lo ha dicho— tiene un límite, pero vea que nosotros nos
hemos concentrado en que el aumento de los encajes sea sobre depósitos a la vista y no sobre
depósitos a plazo, de tal manera que estamos incentivando a que las entidades y las familias vean
nuevamente en el ahorro a mediano plazo una renovada confianza en el sistema financiero. Esa
herramienta también está sobre la mesa.
El resultado cuasi-fiscal de este año todavía no está cerrado. Yo también hice hincapié —
y no sin intención— en el rendimiento de las reservas, que es otro mensaje que quería traer al
Senado de la Nación porque no es muy conocido, porque he visto distintas especulaciones
respecto de eso. Por lo tanto, la mejora en la rentabilidad de nuestras reservas significa que
tenemos mayor capacidad de esterilización, y esto habitualmente no lo veo en los análisis que
circulan habitualmente en nuestro país.
Creo que somos bastantes creativos e innovadores como para buscar nuevos instrumentos
para trabajar en coordinación con el resto del Poder Ejecutivo. Vamos a ver si la Tesorería
también emite títulos en pesos durante este año, que es una herramienta para poder absorber,
ayudar y contribuir a la esterilización.
Así que, en este programa, las principales variables y las principales herramientas de
esterilización van a estar todas en el campo de juego como para poder cumplir los objetivos
previstos.
No veo inconveniente en el cumplimiento de esos objetivos.
Sr. Presidente. –– Si me permite, señor presidente, quisiera hacer una acotación. Me
parece que es interesante plantear que como el crecimiento del M2 es compatible o convergente
con el producto interno bruto nominal, la demanda de estabilización de largo plazo es menor.
Sr. Redrado. –– Exacto.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Gómez Díez.
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Sr. Gómez Díez. –– Gracias, señor presidente.
Me gustaría hacer algún comentario adicional. Si bien está claro que el ejercicio
2006 no ha concluido todavía acerca de cómo concluye el resultado cuasifiscal del Banco
Central y cuál sería su proyección para el año 2007 considerando que, como usted ha
manifestado, durante este año se han devuelto redescuentos por 6.000 millones de pesos, lo cual
significa menos ingresos por intereses para el Banco Central y a su vez, han aumentado los
encajes a 4.000 millones y la colocación de letras a 40.000 millones, lo cual significa egresos en
concepto de remuneración de esos encajes y de las letras. Esto respecto de la situación cuasifiscal
del Banco Central.
La segunda pregunta está relacionada con la evolución de los créditos hipotecarios
para inquilinos, mi inquietud es si la colocación de estos préstamos ha satisfecho las expectativas
que originalmente existían al respecto.
La tercera pregunta se refiere a cómo estimular los depósitos a largo plazo. Considerando
que la tasa pasiva en este momento es negativa, qué política o qué herramientas se puede utilizar
en ese sentido. Esto está directamente relacionado con el tema de los créditos que usted
mencionó en su exposición.
Sr. Redrado. –– Quiero hacer una referencia respecto de los encajes porque junto con la
política de aumento de encajes, se ha eliminado la remuneración de los encajes y eso genera un
resultado cuasifiscal positivo. Los encajes estaban recibiendo una remuneración para los
depósitos a la vista de 2,55 por ciento hasta abril de este año y eso se ha eliminado a cero, por
consiguiente, es una ganancia cuasifiscal positiva.
Hay que considerar también todo el balance del Banco Central porque todavía
nosotros, producto de la historia monetaria, tenemos una cantidad de títulos, senador, que se han
dado en distintas oportunidades al Banco Central previo a mi gestión.
Algunos de esos títulos han dado buena rentabilidad. Por ejemplo, tenemos títulos de
reestructuración de la deuda como los llamados “Títulos Discount” que se han ido colocando
tanto en pesos como en dólares en algún momento. Pero como usted sabe, han tenido una
ganancia importante y no menor en términos de rentabilidad y en términos de lo que usted se
refiere, cazar flujos de fondo, tanto del lado del activo como del lado del pasivo.
Los títulos recibidos para el pago de las cuasimonedas, que pagan una tasa de CER más
2, también han estado por encima del rendimiento que el Banco Central paga principalmente por
su tasa Badlar.
De tal manera que el resultado cuasifiscal proyectado para este año va a ser de alrededor
de 1.200 ó 1.300 millones de pesos y percibimos que en las condiciones actuales, tendremos un
resultado cuasifiscal positivo levemente inferior de alrededor de 1.000 millones de pesos para el
año 2007.
De todos modos, el bien público que tiene que entregar el Banco Central es
estabilidad monetaria y financiera y, por supuesto, mostrar ––por las expectativas del pasado––
que tenemos un sólido patrimonio neto. Este año hemos trabajado para incrementar el patrimonio
neto del Banco Central, producto de ganancias extraordinarias.
Por lo tanto, tenemos una situación cuasifiscal que nos permite mirar con tranquilidad los
objetivos que tiene la política monetaria y financiera y también nos permite decir que esos
objetivos tienen prioridades.
Con respecto a la evolución del crédito hipotecario para inquilinos, el Banco
Central sigue la línea de créditos hipotecarios como un todo y no separa la línea de créditos
hipotecarios para inquilinos. Podemos decir que en los últimos meses la línea de crédito
hipotecario tuvo un crecimiento de aproximadamente 15 por ciento anual. Con lo cual, esto es un
avance importante.
Es cierto que veníamos de un piso, pero por primera vez en los últimos meses el origen de
los créditos hipotecarios ha superado la cancelación y, por lo tanto, este es un comienzo
incipiente. Además, la confianza de la gente en tomar créditos en pesos es algo incipiente.
Otros de los logros que ha tenido la política monetaria y financiera de nuestro país, y creo
que hay que decirlo con claridad, fue eliminar el descalce de monedas. Cuando miramos el
sistema financiero, tenemos activos en pesos, pasivos en pesos y un prestamista de última
instancia, que es el Banco Central, en pesos. Esto le da al público en general una mayor garantía
de sus ahorros así como también posibilidades de tomar crédito a largo plazo.
Sin embargo, es cierto que todavía, de parte de la demanda, hay que ir acostumbrando a
esta renovada confianza, a esta estructura mucho más sólida que tiene el sistema donde no hay
dolarización. Y, por lo tanto, si bien es cierto que se permiten depósitos en dólar y la aplicación
es solamente para aquellos que producen exportaciones y recursos en moneda extranjera, los
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riesgos de descalce o de desacople que tiene el balance de todo el sistema monetario están
claramente reducidos.
Con respecto a la pregunta de estimular depósitos a largo plazo, quiero decir que
ya lo estamos haciendo. La tasa de interés viene y por eso hablo de una política monetaria
gradualista tendiendo a ser neutral.
Si usted toma la tasa Badlar para grandes depositantes, hoy está en un 9,5 por ciento con
una inflación proyectada de aproximadamente esos niveles. Entonces podemos decir que estamos
en niveles neutrales.
Sin embargo, nos gusta ser innovadores, nos gusta estar en la frontera del
conocimiento. Estamos planteando que los depósitos de largo plazo con capital garantizado
puedan ser ajustados a distintos índices como los bursátiles o como los índices de la evolución
del oro u otros productos que le permita a un inversor que quiera extender su plazo teniendo
capital garantizado contar con la posibilidad de incremento que tengan tanto los precios de
materia prima, como los precios del oro o de índices bursátiles.
Está claro que esto va dirigido a algún inversor que tenga algún tipo mayor de
conocimiento de esto. Sin embargo, lo importante es que son plazos fijos que se llaman DIVAS depósito de interés variable- que tienen el capital garantizado, pero le permiten a los ahorristas
poder participar en la bonanza que hoy tienen los distintos indicadores financieros sin tener el
riesgo de perder el capital, que es lo ocurre cuando directamente un inversor toma una posición
en un indicador. Ese indicador, como ustedes saben, puede ir hacia arriba o hacia abajo.
Estos plazos tienen una ventaja respecto del capital. Vamos a dar un ejemplo, si
uno invirtiera cien pesos en este tipo de instrumento, el interés va de acuerdo al rendimiento, por
ejemplo, de la soja, que puede ir en más, pero nunca en menos. Ese ahorrista nunca va a tener
menos de cien pesos y puede aprovechar el potencial para tomar este tipo de rentabilidades.
Este tipo de depósito que va a sacar el Banco Central en las próximas semanas va a tener
una duración mínima de un año.
Nosotros tenemos planteado un incremento de depósitos del año que viene en nuestro
programa, de aproximadamente un 20 por ciento. Y el sistema financiero, que está bien
supervisado y tiene un esquema normativo mucho más sólido, va a ir ganando la confianza de los
argentinos para ir ahorrando en pesos y a más largo plazo.
Sr. Morales. - Tengo algunas preguntas.
En primer lugar, quiero decirle que el programa, como ha sido presentado, nos parece
bastante consistente.
Con relación al tema de la inflación, de la expectativa inflacionaria a partir de estas
expectativas también de desaceleración del crecimiento del circulante en poder del público y los
M2, ¿no han visto posibilidades de producir medidas que desaceleren un poco más para bajar esta
expectativa inflacionaria del orden del 9 por ciento o un poco más? El secretario de Comercio
habla del 6 por ciento, pero mucho no le creemos, mas bien le creemos a las autoridades del
Banco Central. Pero sí quiero saber si es posible algún esfuerzo adicional para bajar un poco más,
vía desaceleración del crecimiento de la base monetaria, las expectativas inflacionarias. Sería
bueno ese esfuerzo para 2007, sin perjuicio de las expectativas que tienen, y particularmente para
2008, que creemos puede haber más problemas con relación al tema de la inflación.
Con relación al tema del rendimiento de las reservas, no encontramos mucha información
como para hacer un seguimiento un poquito más de cerca del resultado cuasifiscal. Sería bueno si
pudiéramos contar con información tal vez permanente acerca de ese tema, o tener un poco de
más de detalle de las decisiones de inversión de reservas en ese punto.
En lo relativo al tema de deudores hipotecarios y créditos para inquilinos que acaba de
consultar el senador Gómez Díez, ¿cuál es su opinión? ¿Usted cree que ese sistema ha fracasado
o puede tener expectativas de que en algún momento, con algunas medidas que tome el Banco
Central, pueda activarse? ¿Cuál es la visión que tiene en particular el Banco Central?
Con relación al tema de las cajas de crédito, ley que hemos sancionado y en alguna
conversación también se había planteado una decisión del Banco Central de impulsar este tema,
también quisiera ver qué medidas concretas tienen pensadas para poner en marcha este tema.
Y con relación al tema de la baja bancarización en el interior, habíamos hablado de la
posibilidad de que el Banco Central también se haga presente en algunas regiones para que
conversemos con los actores económicos y financieros locales, a efectos de que con la autoridad
monetaria y con la autoridad del Banco Central podamos corregir esta situación de que la banca,
el sector financiero sea tomador de recursos, de dinero, pero coloque menos porcentaje que lo
que tome.
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Así que quiero comprometerlo. Nosotros estábamos viendo si en marzo podíamos armar
algo en el NOA. Sería importante contar con su presencia y la de equipos técnicos para que con
la presencia de la autoridad monetaria los bancos hagan un compromiso de prestar más en las
regiones.
Le dejo el pedido y el compromiso de acuerdo a lo que habíamos conversado en alguna
oportunidad.
Sr. Redrado. - Gracias, senador. Como siempre, muy abarcativas y profundas sus
inquietudes.
A la última le digo ya que sí. Creo que hay un avance normativo que hemos hecho para
poder aumentar los sujetos de crédito. De hecho, tenemos aproximadamente 500 mil pequeñas y
medianas empresas que hoy están recibiendo asistencia del sistema financiero. Pero claramente
creo que debemos hacer un esfuerzo. Cuente con nosotros para abril o marzo, ya sea en su
provincia como también en el resto de ellas. Porque creo que en algunos casos hay trabas que son
innecesarias y que claramente con el cambio normativo podemos llegar todavía a mucha más
gente de la que hemos llegado.
Entonces, usted ponga la fecha. Allí estará quien habla con el resto del equipo en materia
normativa.
El primer punto, acerca de la inflación, permítame hacer algunas reflexiones sobre la
naturaleza de la inflación y en particular no dejar duda alguna de que la inflación hoy no tiene
componentes monetarios y que, como dije en mi exposición, hay un rezago, o si lo hay queda de
la emisión monetaria que se hizo durante los años 2003 y 2004.
Como decía, los canales de transmisión de la política monetaria actúan a través del
mercado de crédito. He hecho hincapié en que el canal de crédito, es decir, la manera en que
nosotros nos comunicamos con la economía todavía es un 10 por ciento del Producto, de tal
manera que tenemos una economía muy intensiva en la utilización de medios de pago líquidos.
Y, por lo tanto, no es lo mismo comparar en una economía que tiene crédito contra Producto 10
puntos, que hacerlo en una como la chilena, que tiene casi 70 puntos del Producto en su mercado
de crédito; el canal de transmisión es mucho más inmediato, a pesar de que si ustedes ven las
minutas, el propio informe de inflación del Banco Central de Chile... Mi colega Vittorio Corvo
siempre dice que él hace como hacemos todos los hacedores de política monetaria: una política
monetaria mirando sus efectos en los próximos dieciocho o veinticuatro meses.
Mi visión es integral con respecto al problema inflacionario. Creo que aquí necesitamos
instrumentos fiscales, salariales, de política de ingresos, de política de competencia, porque
tenemos muchos mercados que son claramente oligopólicos. Y, por supuesto, también la política
monetaria.
Es cierto también que hay componentes estructurales hoy en la inflación. La buena noticia
que tenemos en el sector externo es que la Argentina, como usted sabe, exporta lo mismo que
come. Y eso nos genera cuellos de botella que claramente se necesitan con una mayor ampliación
de la oferta en todo lo que hace a la política agroalimentaria que nos permita satisfacer las
demandas externa e interna.
La buena noticia en el sector externo también genera presión sobre el sector interno en
materia de precios.
También -decía- es muy importante la política de superávit fiscal. Claramente el impacto
fiscal es mucho más inmediato que el impacto monetario y, por supuesto, también las políticas de
ingresos que permitan precisamente ir acompañando el crecimiento del Producto Bruto. Allí
están todas las baterías. Lo que pretende la política monetaria es consolidar la estabilidad, ser
previsible y precisamente no quitar toda posibilidad de exceso de oferta de dinero en el mercado.
Y en eso estamos comprometidos y vamos a seguir así.
El M2, como usted decía, está aproximadamente 4 puntos por debajo del techo que hemos
planteado el año pasado, y estará creciendo quizás unas décimas menos que el Producto Bruto
Nominal.
Estoy convencido de que la persistencia de ese camino, más el reacomodamiento
que tiene nuestra economía... No me canso de decir que esto es todavía una economía en
transición que todavía —para decirlo de manera muy gráfica— no ha alcanzado su velocidad
crucero; y que, por lo tanto, hasta que la alcance, tenemos que contar, precisamente, con un
marco que permita el reacomodamiento de precios.
Lo que tenemos es un compromiso muy fuerte de la autoridad monetaria con la inflación
en el largo plazo; y es allí donde la política monetaria tiene influencia, y de allí -entiendo- que la
mejor política monetaria es la que va planteando este escenario de una mirada de mediano plazo,
para precisamente encontrar ese estado estacionario.
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Con respecto al rendimiento de las reservas, no tengo problema alguno en dar toda
la información en una sesión restringida, dado que, claramente, cualquier movimiento que hace el
Banco Central indudablemente tiene algún impacto en cotizaciones de mercado. Me he permitido
sí acercarles a los señores senadores los rendimientos de este año, sobre todo, por su impacto
sobre la capacidad de maniobra que tiene el Banco Central. Pero desde ya que estoy a su
disposición cuando ustedes lo requieran para dar los informes pertinentes.
Hago hincapié en que no tenemos una visión oportunista de crecimiento o no de monedas,
lo que tenemos son índices de referencia que tienen que ver con cuáles son las monedas con las
cuales nos estamos manejando en nuestro comercio exterior y, en particular, en nuestra cuenta
corriente, cuál es el peso de esas monedas y, también, cuáles son las exigencias que tenemos en
materia de deudas. Porque, como usted sabe, lo que buscamos del Banco Central es que sea
precisamente la valla de contención que permita dar certidumbre de mediano plazo.
Con respecto a los créditos para inquilinos, usted sabe que el Banco Central ha
colaborado en la normativa para permitir tomar distintos indicadores de la capacidad de ingresos
que tienen los ciudadanos, como puede ser su historia en términos de pago de alquileres. Por
enfoque conceptual, a mí me parece que es importante tener todas las opciones abiertas: que
tengan más opciones los inquilinos y que sean ellos mismos quienes definan con qué línea de
crédito avanzar.
Nuestra visión es siempre dar flexibilidad para que haya mayor capacidad de créditos.
Esta es una línea que recién comienza a trabajar y habrá que verla en el tiempo.
En el cuarto punto tenemos una coincidencia conceptual absoluta, que es en el
desarrollo de las cajas de crédito. Se ha trabajado muy bien; y en esto quiero agradecer la
participación de todo el Senado, en particular, de todos ustedes, que han estado fuertemente
involucrados con esta normativa.
Nosotros estamos trabajando ahora a nivel de bajar la normativa de resoluciones
específicas por parte del Banco Central, tomando mucho del trabajo en conjunto con los sectores
cooperativos. Claramente, lo que vamos a hacer es proceder según la metodología de trabajo que
siempre le planteo a todo mi equipo, que es compartir con ustedes los borradores de esas
normativas para que también nos den sus ideas quienes hayan trabajado al respecto.
Mis colaboradores, que han trabajado y visitado muchas provincias argentinas, me
permiten dar proyecciones muy optimistas con respecto a la creación de cajas de crédito en el
interior. Creo que el rol que han cumplido ustedes en esto ha sido central, y estoy convencido de
que muchas de las fuertes cooperativas que existen en las distintas ciudades de nuestro país
constituyen un núcleo que nos va a permitir ponerle, además, actividad financiera. Así que vamos
a seguir trabajando con ustedes para que la normativa vaya en consonancia Estamos mirando
justamente cuántas sucursales pueden tener las cajas de crédito: en este momento, estamos
pensando en aproximadamente cinco sucursales.
Pero toda esta normativa la estamos trabajando. Hemos conformado un equipo de trabajo
de todo el Banco Central y la Superintendencia. No bien tengamos los primeros borradores, por
supuesto, se los vamos a hacer llegar a ustedes.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Mirian Curletti
Sra. Curletti. — En primer término, quiero reconocer la solvencia intelectual y agradecer
su presencia. En realidad, yo no tengo dudas, pero sí me gustaría contar con algunos datos que
me van a hacer falta respecto de la evolución del PBI en 2007.
Usted mencionó cifras, y a mí no me resulta muy fácil relacionar las cifras. Entonces,
posteriormente, pido si me puede acercar el porcentaje estimado de inversión, de consumo y el
tema de exportación.
Por otra parte, cuando usted menciona las condicionantes en cuanto al PBI de
2007, pone un punto que se refiere al ajuste de precios relativos posdevaluación. Me ha quedado
la impresión de que son ajustes que se tendrían que dar en el transcurso de 2007. ¿Tiene usted
pensado algún sector específico? ¿Podríamos nosotros dirigir una mirada hacia el sector
agropecuario, ganadero específicamente?
Por último, usted en dos expresiones me hizo dirigir el análisis hacia un tema que
estamos tratando en el radicalismo. Dijo: “el tamaño reducido del sector financiero, la
construcción de un sistema bancario…”. En este sentido, ¿cuál es su visión, señor presidente, en
relación a lo que la Constitución Nacional, en su artículo 75, dispone en cuanto a la creación de
un banco federal de desarrollo?
No sé si este tema, sobre todo el último, se podría considerar en primer término; y
si después podríamos consultarlo —aquí está el senador Morales, que es coautor del proyecto—
en el sentido específico que le estoy mencionando.
Sr. Redrado. — Gracias, señora senadora, por sus preguntas muy puntuales.
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Como usted sabe, ya les he entregado el documento por escrito, por supuesto, a la
espera de cualquier profundización, tanto de parte de ustedes como de su equipo de trabajo.
Como he dicho, la proyección para el Producto Bruto está por encima del 7,4 por ciento
para el año 2007, con la proyección de un crecimiento del consumo y de la inversión por encima
de estos niveles. Por eso, nuestra proyección está, para la inversión, en aproximadamente 22
puntos del producto. Decía en mi exposición que va a estar por encima, pero mi estimación es
que probablemente va a estar un punto por encima, es decir, en 23 puntos de producto.
Sí creo que estamos viendo una inversión muy diversificada, muy esparcida en una
cantidad de pequeñas y medianas empresas. Quizá, el fenómeno más determinante sea que acá no
hay un sector que lidera; es cierto que el sector de construcción ha sido uno de los sectores más
dinámicos, que ha venido desacelerando en su crecimiento, pero vemos que todos los sectores
hoy están teniendo proyectos de inversión, si por proyectos de inversión tomamos —ya hay
trabajos de campo que se han hecho a este respecto— empresas que tienen por lo menos pensado
comprar una maquinaria nueva durante 2007. Un estudio de campo publicado recientemente
muestra que el 77 por ciento de las empresas pequeñas y medianas tiene proyectado ampliar su
maquinaria en por lo menos una unidad para el año que viene.
Aquí sí hay que decir que una línea importante financiera y crediticia ha sido el leasing.
Como ustedes saben, el leasing lo que permite es crédito en pesos entre treinta y seis y cuarenta y
ocho meses, a tasa fija o variable, con la garantía real del equipamiento. Esta línea ha tenido un
crecimiento prácticamente de cero a 2.000.000.000 de pesos. La he visto de manera muy
dinámica, sobre todo en los sectores agroindustriales, en la compra de tractores y de maquinaria
agrícola; y, por supuesto, también en el área informática.
Con respecto al Banco Federal de Desarrollo, creo que tenemos, senadora, varias
instituciones financieras públicas y lo importante es poder mejorar. Tenemos un Banco de la
Nación Argentina que tiene la posibilidad de contar con recursos excedentes producto del
superávit fiscal y del superávit de los distintos organismos públicos descentralizados.
Y como en todo esto se trata del capital humano, con qué capacidad de gestión se va a
iniciar una nueva entidad. Por supuesto, también está el Banco de Inversión y Comercio Exterior,
que precisamente es un banco de inversión federal.
Pero es importante no seguir fragmentando al sector público. Estoy a favor de federalizar
el crédito y federalizar el desarrollo. Sin embargo, siempre se tiene que considerar cuáles son los
equipos de gestión, qué profesionalismo vamos a poner para ejecutar esas políticas, porque si
seguimos generando organismos públicos sin pensar cómo los vamos a gestionar, con qué tipo
de normas y cómo vamos a llegar a cumplir los objetivos previstos, claramente generaremos una
mayor dispersión de esfuerzos.
Particularmente, me identifico con el objetivo de tener mayor capacidad crediticia federal
con un impulso de la Banca Pública volcado hacia esto.
Para trabajar en una nueva estructura, me gustaría saber con qué normas, con qué
procedimientos y, sobre todo, con qué gente y con qué capacidad de gestión vamos a cumplir
esos objetivos.
Sra. Curletti. –– Quisiera saber cuál es su opinión con respecto al ajuste de los precios
relativos posdevaluación.
Sr. Redrado. –– Si, perdón.
Me refería, senadora, a que aquí hemos tenido un ajuste demorado en los sectores de
servicios. Fundamentalmente, esta ha sido una devaluación que tuvo un primer impacto sobre los
bienes llamados comerciables con el exterior y ha tenido un impacto muy demorado.
Recién en 2005 se vieron los ajustes de precios de los transportes, de los precios de la
medicina, de los servicios educativos, del turismo y hasta del precio del gas que comenzó un
sendero de crecimiento a mediados de ese año.
Con esto quiero señalar que el proceso de ajuste de precios relativos que se ha dado en
forma dilatada en el tiempo, todavía no ha concluido y por eso digo que esta es una economía en
transición.
No lo hemos previsto dentro de nuestras proyecciones y por eso cuando nos preguntan
sobre los rangos en crecimiento, tanto de la cantidad de dinero como de nuestras proyecciones,
esos rangos nos permiten acomodarnos a los distintos escenarios que puedan ocurrir y que, por
supuesto, están fuera de la información que maneja el Banco Central; por lo tanto; no tomamos
proyecciones al respecto.
Sr. Presidente. –– Tiene la palabra el senador Urquía.
Sr. Urquía. –– Gracias presidente por su visita y exposición.
Me voy a referir a dos temas que a lo mejor usted nos podría asesorar a través de
sus colaboradores en los próximos días. En primer lugar, me refiero a la composición de
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monedas que tienen estos derechos especiales de giro, a través de los cuales la Argentina tuvo
que pagar la deuda ante los organismos internacionales.
Quisiera saber, y este tema también nos lo podría acercar, en qué consisten las
flexibilizaciones de algunas sucursales bancarias para que llegue el crédito a las poblaciones
menos habitadas del interior del país. Si mal no entendí en su exposición, creo algunas
resoluciones permitían la flexibilización de las normas para evitar una carga excesiva de los
costos fijos y costos variables de las sucursales. Eso nos vendría bien a aquellos que vivimos en
el interior.
Estos dos temas los abordamos en oportunidad de otra visita suya al Senado.
Cuando uno mide la rentabilidad de las reservas internacionales, cómo juega en esa medición las
fluctuaciones entre el valor de las monedas euro dólar y ese 5,2 por ciento que han rendido
nuestras reservas, que es un buen rendimiento. Quiero saber si eso incluye las diferencias de las
paridades de las monedas y si se mide base dólar o se mide base deck.
El siguiente tema, en el cual quizás no estemos pensando lo mismo que los
especialistas, es acerca del manejo de la actividad monetaria. Quiero saber qué posibilidades
tendríamos para destinar un 10 o un 20 por ciento de las reservas que por suerte han pasado los
30.000 millones de dólares -y por lo que escuchamos, presidente, están intentando colocarse a un
plazo un poco más extenso de lo que era la administración de las reservas en el pasado- a créditos
hipotecarios.
Verdaderamente en Córdoba la operatoria de cambio de alquiler por casa se ha concretado
en tres créditos en toda la provincia de Córdoba.
Quizás, reitero, desde el punto de vista puro de la política monetaria eso no es
aconsejable. Pero dado el nivel de reservas y las perspectivas inmejorables que tiene la economía
argentina, qué posibilidades tenemos de destinar 3.000 ó 6.000 millones de dólares, que sería 10
ó 20 por ciento, a la actividad productiva argentina que necesitamos que siga dando el progreso
que todos deseamos.
En nuestro país cuesta despegar el crédito hipotecario. Además, el acceso a la vivienda
propia, salvo que sea por planes sociales, es muy difícil. A su vez, a las empresas nacionales y
más aún a las medianas y pequeñas les cuesta mucho acceder al crédito de largo plazo.
Si a través de la Comisión Nacional de Valores, estas pequeñas y medianas
empresas pudieran emitir papeles, podrían ser tomadas por este fondo de reservas de 3.000 ó
6.000 millones, en lugar de estar comprando bonos de tesoro de algún país.
Me refiero a un porcentaje pequeño pensando en la gran cantidad de reservas que
tenemos. Esas son mis inquietudes.Le agradezco nuevamente la visita y estoy muy contento por
su presencia.
Sr. Redrado. –– Senador, las reservas sirven para respaldar esto.
El licenciado Redrado exhibe un billete de cien pesos.
Sr. Redrado.- Es el peso de los argentinos para que el papel que emitimos y que tiene
cada uno de los argentinos que cobra su sueldo a fin de mes valga lo que tiene que valer, para que
no estemos, como en otras épocas, vendiendo ilusiones monetarias, sino vendiendo realidades
monetarias.
Esta es la mayor contribución que puede dar el Banco Central. Debemos tener un
banco que garantice la reserva de los pesos que se emiten y un patrimonio que nos evite vivir las
experiencias que hemos tenido en el pasado.
Creo que muchos senadores han reflejado, como al principio, el problema
cuasifiscal y creo que ahí tiene que mirar ––usted que es un gran empresario–– todo el balance
del Banco Central porque el balance tiene activos y tiene pasivos.
No sólo tenemos pasivos como éste, que es el principal y consiste en responder a la
moneda de los argentinos, sino que también tenemos letras y pases por los cuales tenemos que
responder.
Por lo tanto, si usted saca algo del activo y no tiene nada para reemplazarlo, claramente
queda con un patrimonio neto totalmente desfavorecido y seguramente las tasas de interés que
paga el Banco Central por sus letras van a perder la confianza porque ya no tendrán el respaldo
que necesitan.
En consecuencia, cuando uno mira al Banco Central, tiene que mirar todo el
balance. Precisamente, como se ha dicho, hay que llevar adelante una política que dé estabilidad
y previsibilidad en materia de tipo de cambio, en materia de tasas de interés y en materia de
variables monetarias y financieras.
En esta reunión les he dado, de manera muy tranquila, un panorama de las variables
monetarias y financieras, pero el día a día exige mucha transpiración y mucho esfuerzo para que
los sectores productivos puedan invertir y para que los sectores agroalimentarios puedan crecer y
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tener una mayor rentabilidad.Como ustedes lo han puesto en la Carta Orgánica del Banco
Central, éste es prestamista de última instancia, no de primera instancia. Es el banco de todos los
bancos, por lo que nosotros no creamos riquezas. Es distinto de otros países que tienen empresas
públicas con venta de recursos naturales, recursos que entonces son del Estado y, por lo tanto, los
que logran por precios internacionales tan importantes como los que tienen ahora los pueden
destinar a dar crédito hacia lo que quieran.
El Banco Central no genera riqueza, lo que genera es equilibrio en el mercado monetario.
Por lo tanto, creo que las preguntas vienen sobre todo por expansión pero también absorción, y
esa absorción lo que genera es un pasivo monetario al que un Banco Central responsable le
responde para que, precisamente, cumplamos con el artículo 3° de la Carta Orgánica que ustedes
sancionaron, que es defender el valor de la moneda, es darle estabilidad; justamente, porque
tenemos un balance sólido que lo respalda.
Estoy totalmente a favor de expandir el crédito, de generar más líneas de crédito
hipotecario, pero tenemos la ventaja de que hoy hay en la banca pública un excedente de fondos
realmente muy importante. Si usted mira todos los recursos líquidos que hay en distintos
organismos de la banca pública, le digo que hay aproximadamente 20.000.000.000 de pesos
depositados gracias a la excelente disciplina. Creo que ahí hay que mirar para generar fondos de
largo plazo y para que sea con fondos genuinos. Fíjese lo que ocurrió ayer con la colocación de
títulos, una colocación muy exitosa: casi 600.000.000 de pesos para financiar infraestructura.
Esto lo hace un país normal, un país que tiene un banco central sólido, que tiene un
sistema financiero que genera confianza y que, por lo tanto, utiliza los instrumentos que existen y
no los instrumentos que generarían mayor incertidumbre.
Claramente, las reservas están para darle menor vulnerabilidad a la Argentina; para que
cuando un empresario mire hacia delante vea qué capacidad y qué solvencia tiene el país para
hacer frente a cualquier vulnerabilidad externa. Ese es el compromiso central.
Me comprometo a trabajar con ustedes para que podamos hacer más efectivos los fondos
que hay en la banca pública para que puedan llegar. Creo que allí es donde tiene que estar puesto
el foco. Son los instrumentos naturales.
Tenemos la ventaja de que hoy hay 5.000.000.000 de pesos anuales de fondo de
jubilaciones y pensiones, que tienen que volcarse a la inversión productiva, que tienen que
volcarse hacia créditos hipotecarios. Respecto de los seguros de retiro, por ejemplo, este año se
han tenido 3.500.000.000 pesos de recaudación, que necesitan invertirse en fondos de largo
plazo, en crédito hipotecario.
Creo que hoy hay una cantidad de bolsillos de liquidez que tiene el sistema. Dejemos
entonces que el Banco Central responda con su función de darnos certidumbre en materia
monetaria y financiera, y cumplir con lo que ustedes nos han mandado en la Carta Orgánica del
Banco Central.
Bienvenidos a seguir pensando en nuevos instrumentos, pero bienvenidos a optimizar
todos los recursos y la eficiencia que tiene el sector público; y darle el lugar a las instituciones,
sobre todo en un país que quiere fundar y refundarlas, que cada una de ellas merece en nuestro
país.
Con respecto a la rentabilidad, con gusto le podemos acercar el material. Ella toma, con
respecto a dólares, las ganancias que ha habido de euro contra dólar; del yen no tanto pero sí de
la libra esterlina contra dólar; y por supuesto, el pago de intereses. Nosotros tenemos títulos en
euros que ganan intereses —como usted sabe, el interés en euro hoy es menor que el interés en
moneda americana—.
O sea que de nuestra rentabilidad en reservas, el 5,6 por ciento incluye intereses y
ganancia de capital por las colocaciones que hemos hecho en las distintas monedas; lo que sí no
influye es la variación de dólares contra pesos, porque eso sin duda es una ganancia realizada
pero por movimientos en el mercado local.
Sr. Presidente. — Muchísimas gracias por su exposición, señor presidente. Realmente,
fue muy clara y muy solvente.
Para nosotros esto es cumplir claramente con los objetivos de la Carta Orgánica del
Banco Central.
Lo esperamos seguramente el próximo año, en una fecha similar a esta, planteando que la
rendición de cuentas implique cumplir acabadamente el programa monetario.
— Son las 13 y 01.
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