Consecuencias sociales y avances científicos de la Primera Revolución industrial

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Introducción
A partir del siglo XVIII y paulatinamente, en el mundo y muy especialmente en Inglaterra, se empieza a
desarrollar la llamada Revolución Industrial. Esta no fue de un día para otro, sino más bien progresiva.
Al entrar de lleno en la edad moderna, la ciencia tuvo un gran esplendor, además, la acumulación de riquezas,
la expansión de los mercados con el nuevo colonialismo, el incremento de la población, fueron causas de esta
gran revolución y/o de sus posteriores consecuencias.
Para entender mejor este movimiento debemos conocer las causas del inicio de la revolución industrial por
Inglaterra, su mayor precursor. Estas son:
• Estabilidad política e institucional, que en 1668 estableció una monarquía institucional.
• Aplicó tolerancia y gran acogida a capital, técnica y mano de obra de judíos.
• Acogida de grandes capitales Calvinistas, producto de su laboriosidad.
• La invención, por James Watt, de la máquina a vapor. Posteriormente perfeccionada por Newcomen y
que se aplicó intensamente en la industria y en el transporte.
Con estos antecedentes, es muy entendible que se haya producido este movimiento. El cambio acelerado de la
producción por sobre todas las cosas se debe a la aplicación del vapor para mover las máquinas, que hasta
entonces eran movidas por el hombre, el viento o el agua. Muchas de las ideas ya se conocían hace mucho
tiempo pero lo novedoso fue más bien como la aplicaron.
Los comerciantes manufactureros debieron colocar las máquinas en lugares amplios, ya que el tamaño de
estas lo hizo necesario. Ahí acudían obreros para trabajar. Con esto la producción se incremento notoriamente.
Grandes Invenciones
Gracias al desarrollo de la ciencia, la técnica, el aporte de capitales, políticas de estado acordes, etc. las
grandes invenciones proliferaron rápidamente. Hemos tomado como inicio, de esta gran revolución, la
invención de la lanzadera volante, desarrollada por John Kay en 1730 que produjo un gran cambio en la
industria textil. Luego, apareció la maquina de hilar algodón (J. Hargreaves, 1767). Este fue perfeccionado
con una máquina de cardar producida por Richard Arkwright en 1769 y que servía para tener unas hilazas más
resistentes y también por Samuel Crompton(1778), para devanar una hebra muy larga.
Pero quien realmente revolucionó la industria textil fue Edmund Cartwright, quien en 1787 construyó el
primer telar mecánico, movido a base de vapor y que sustituyó a los manuales. Con esto, se pudo emplear
mujeres y niños. Gracias a este gran desarrollo, comenzaron a aparecer las primeras fábricas y los obreros
tuvieron que acudir a ellas para trabajar.
Gracias al invento del Norteamericano Eli Withney en 1793, se logro bajar el costo del algodón, este era la
despepitadora mecánica que permitía separar las semillas de la fibra de manera automática. El algodón era
barato, lavable y permitía hacer telas burdas y telas finas, y así satisfacían tanto a los pobre como a los ricos.
Millones de personas tuvieron acceso a un vestido barato, lo cual se vio reflejado en el éxito del comercio
inglés.
Así también, la industria de hierro fue otra de las favorecidas. Su producción hasta entonces había utilizado la
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leña como combustible y debido a esto, muchos bosques se destruyeron. En 1735, Abraham Darby sustituyó
la leña por carbón de piedra o hulla, que era abundante en Inglaterra. Ya hacía 1784, la producción de hierro
aumentó bastante y mejoro su calidad, con la invención de los altos hornos para forjarlos, gracias a Henry
Cort. El uso del carbón de hulla convirtió a las zonas que lo producían en centros industrializados. Ya en el
siglo XIX, la necesidad de un metal más resistente produjo la producción de acero. En 1856, Henry Bessemer
logró construir un convertidor para someter el hierro una presión muy alta, de forma que el oxigeno que
contenía el aire quemara las impurezas del hierro. De esa manera empezó a producirse el acero, que era más
durable y con mayores aplicaciones, a un precio muy bajo.
En 1972, Thomas Newcomen invento una bomba para sacar el agua de las minas. En 1763, patentó su
descubrimiento y, asociado con Matthew Boulton, empezó a fabricar las máquinas de vapor para los telares
mecánicos y el desagüe de las minas.
La industria química desarrolló nuevos métodos de blanqueado y entintado, de producción de jabones y de
vidrio.
Tanto la expansión industrial como la comercial, hicieron necesaria una revolución en las comunicaciones. El
primer paso fue la mejora de caminos, que permitió que los caballos no se atascaran cuando llovía y que las
diligencias volaran a las velocidades de 65 o 75 Kilómetros diarios. A partir de 1760 se construyeron canales
para el transporte del carbón. Pero la verdadera revolución tuvo lugar con la aplicación de la máquina de
vapor a los ferrocarriles y a los barcos, pues la potencia de sus motores aumentó su capacidad de transporte.
La agricultura también tuvo grandes cambios con la invención de pequeñas máquinas que facilitaron la
preparación del terreno para la siembra y la cosecha automática de cereales, lo que con e uso de fertilizantes,
permitió un gran incremento en la producción.
Consecuencias sociales de la revolución
Gran Bretaña fue el primer país en industrializarse y continuó siendo durante el siglo XIX una gran potencia
industrial, los países bajos, Francia, Alemania, Estados unidos y otras naciones se irían sumando a la
transformación. Esto produjo una creciente urbanización, pues las ciudades ofrecían una fuente de trabajo que
parecía más segura que la del campo.
La construcción de grandes fábricas concentraron grandes grupos de trabajadores, mujeres y niños bajo un
mismo techo. Las condiciones de trabajo eran pésimas. Los salarios bajos, los horarios largos <del alba hasta
el anochecer>, sin condiciones sanitarias, ni servicios médicos y con el peligro de accidentes que los
inutilizarían para toda la vida, sin esperanza de compensación. Los mismos inventores a menudo eran
contratados por toda la vida, en condiciones que sólo beneficiaban a los dueños del capital.
Las ciudades crecieron y aparecieron los barrios obreros que carecían de drenaje, de agua corriente y llenos de
pequeñas casitas en las que vivían familias enteras en uno o dos cuartos.
La clase media se diferenció en una amplia gama de grupos de intereses, de los industriales, comerciantes y
financieros enriquecidos, a profesionales, empleados, tenderos, etc. que no tenían en común sino las
aspiraciones y la fe en la posibilidad de ascender en la sociedad. Los ricos industriales consiguieron a sus
hijos asistieran a las universidades hasta entonces exclusivas para la nobleza y llegaran en algún caso a los
altos puestos, incluso para desempeñar el cargo de primer ministro. Fue esta clase la que difundió las ideas de
igualdad y libertad, que se habían enfrentado a los privilegios del régimen anterior. Esta ideología liberal,
desde luego que no era justa para los obreros que no la disfrutaban y que buscarían expresiones adecuadas a la
situación que vivían.
Las clases medias tuvieron gran devoción por las virtudes domésticas y convirtieron en prioridad el aspecto y
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el lugar de su residencia y la seguridad de sus familias. Las casa eran sólidas y decoradas en exceso, para
mostrar el nivel que sus dueños habían alcanzado. Contaban con uno o varios sirvientes, que servían los
alimentos a las horas precisas. Las mujeres se educaban para cuidar del hogar y sólo aprendían lo
indispensable para poder vivir de acuerdo a su nivel social. La misma Reina Victoria, quien reinó gran parte
del siglo XIX en la Gran Bretaña, llegó a simbolizar las virtudes domésticas que se habían generalizado.
Las grandes transformaciones
El siglo XIX no fue solamente el de la expansión colonial de las naciones donde tuvo su desarrollo la
Revolución Industrial. Este siglo fue, también, en el tiempo en que el mundo sufrió una profunda
transformación económica, social y cultural. Los transportes, el paisaje, las ciudades, el arte y la literatura, las
ciencias, las clases sociales y la vida cotidiana cambiaron radicalmente en ese entonces.
Siglo lleno de inventos maravillosos apoyados en los progresos científicos y de grandes viajes que
completaron el conocimiento de nuestro planeta, vio también nacer una nueva conciencia de la injusta
situación de los desfavorecidos y su exigencia de participar en la democracia prometida − y aplazada − por la
Revolución Francesa.
El ferrocarril y el barco de vapor
En 1851, Inglaterra presentó al mundo, en Londres, la Exhibición de la Industria Universal en un inmenso
palacio de cristal, construido de vidrio y columnas de hierro. En él se reservó la mitad de la nave principal con
el propósito de demostrar los avances técnicos. Al lado de Francia, Bélgica, Holanda y otros países, Inglaterra
sobresalía en la extracción y beneficio de minerales de diversas clases, en materiales de construcción y en la
fabricación de múltiples utensilios, pero, sobre todo, en el invento y diseño de la máquina de vapor.
Los vapores y el ferrocarril
El primer medio de transporte al que se le aplicó la máquina de vapor de Watt fue el barco. El Norteamericano
Robert Fulton realizó, en 1807, el recorrido de ida y vuelta entra Nueva York a Albany en su barco de vapor
Cleremont. Doce años después, el Savannah cruzó el Atlántico, aunque las ruedas propulsoras de paletas,
movidas a vapor, se complementaron con velas. El primer barco que cruzó el océano empujado solamente por
la fuerza del vapor fue el Curazao, de Holanda, en 1827.
Por otra parte, Ricardo Trevithek y Andrés Vivian descubrieron, en 1804, la manera de deslizar rápidamente
pequeñas locomotoras sobre rieles metálicos, y construyeron varias para el transporte del carbón y hierro
extraído de las minas.
El Inglés George Stephenson finalmente construyó, en 1825, una locomotora que funcionaba
satisfactoriamente con una máquina de vapor. En Octubre de 1829, su locomotora The Rocket (el Cohete)
ganó el concurso convocado por Rainhill porque alcanzó la velocidad −asombrosa para aquellos días − de 24
km/h, con una carga de 13 toneladas. Al año siguiente, se puso en servicio el ferrocarril Manchester
−Liverpool.
Difusión de los transportes movidos a vapor
Vapores y ferrocarriles se difundieron paulatinamente desde Inglaterra a las naciones industrializadas de
Europa, a Estados Unidos y luego a otras. Pero para que los ferrocarriles se comunicaran fue necesario que se
construyera una red mundial de vías férreas que en 1878 era de 334,341 Km y en 1913 había alcanzado al
millón.
Inglaterra, Bélgica, Francia y Alemania aprovecharon el nuevo transporte para abrir el comercio, explotar su
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propio suelo y extender su dominio económico en otros países.
Los barcos a vapor, por su parte, cobraron nuevo impulso con el desarrollo de las redes ferroviarias, que
llegaban a numerosos puertos. A fines dl siglo aumentaron su velocidad y tonelaje (los de pasajeros eran como
grandes hoteles sobre el mar), al tiempo que los puertos se equiparon adecuadamente con muelles, grúas para
descarga y descarga. Bodegas para almacenar mercancías, etc. Las grandes compañías navieras ofrecieron un
servicio regular de transporte de pasajeros y de carga en todos los continentes.
El impacto de los nuevos medios de transportes
Un solo ferrocarril, en cambio, podía llevar de un lugar a otro a centenares de pasajero a una gran velocidad y
su capacidad de carga era de muchas toneladas. Además, el precio del pasaje y de flete resultaba más barato,
se viajaba con mayor seguridad y las mercancías, los periódicos y el correo llegaban puntualmente a su
destino. De modo que los ferrocarriles hicieron posible una circulación más rápida y masiva de ideas, de
noticias y de bienes de consumo, muchos de los cuales fueron verdadera novedad para los habitantes de las
poblaciones alejadas de donde se producían.
Modificación de la distribución mundial de la población
En Europa, la población se había duplicado entre 1800 y 1900, gracias, entre otras cosas, al consumo de
mejores alimentos, a los adelantos de la medicina y el periodo de relativa paz de que gozó la mayor parte del
continente después de la derrota de Napoleon, a principio de siglo, pero sobre todo después de 1870. Sin
embargo, el desarrollo industrial y el progreso económico no habían favorecido por igual a la población
europea; además en varios periodos muchos obreros se quedaron sin trabajo y, además de campesinos a
América y a otros continentes, que parecían ofrecer espacio y mejores oportunidades.
Entre 1825 y 1850 Estados Unidos acogió en su territorio, cada año, a miles de emigrantes europeos, y se
estima que entre 1870 y 1914, emigraron 25 millones, principalmente a ese país, donde se quedaron a vivir
ingleses, irlandeses, alemanes, escandinavos y otros. Canadá y Chile, Argentina y otras naciones
sudamericanas recibieron especialmente alemanes e italianos. En Australia, Nueva Zelanda y África del Sur,
se asentaron muchos anglosajones, y los rusos poblaron la enorme llanura siberiana.
De esta manera, la distribución de la población mundial se modificó profundamente, pues mientras Europa
perdió habitantes por emigración, en los países que acogieron a extranjeros ésta aumentó considerablemente.
Además, algunos de estos europeos impusieron su modo de vida en su nueva patria, especialmente en
Australia y África del Sur.
El desarrollo de la industria y sus efectos en la urbanización y la vida cotidiana.
Las migraciones internas y el surgimiento de las ciudades modernas.
Tres de los numerosos efectos que trajo consigo el desarrollo industrial durante el siglo XIX fueron:
• El éxodo de gran número de habitantes del campo a las ciudades donde se habían establecido fábricas.
• El crecimiento y la transformación de varias ciudades antiguas (como Londres, París y Viena)
• La creación de ciudades nuevas (muchas de ellas en poblaciones que anteriormente tenían pocos
habitantes), dedicadas principalmente a la producción industrial y al comercio.
El fenómeno de la migración del campo a la ciudad se debió a que los campesinos sin tierra podían obtener un
salario fijo para subsistir, cuando sus brazos dejaron de ser necesarios en los trabajos agrícolas modernos,
mecanizados. También abandonaron sus pueblos muchos pequeños propietarios rurales y artesanos al ser
desplazados por la producción en gran escala de granos, carnes y diversos utensilios.
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Hubo varias crisis en los países industrializados de Europa occidental a causa de la competencia en la
producción y venta mundial de los productos agropecuarios que le hicieron Estados Unidos, Canadá y
Argentina. Estas crisis económicas obligaron a gran cantidad de campesinos a desplazarse a las ciudades o
emigrar al extranjero, como ya vimos en Inglaterra, por ejemplo, en la segunda mitad del siglo, la población
rural fue bajando de 45% a menos de 20% y, en consecuencia, la producción agropecuaria del país se
desplomó, a tal grado, que a principios del siglo XX tuvo que importar un poco menos de carne que se
requería para alimentar a la población.
El crecimiento urbano
Las industrias antiguas fueron extendiéndose cada vez más a medida que la industria y el comercio se
convirtieron en sus actividades predominantes. En Londres de 1850 1900 la población aumentó un 24% en sus
alrededores a causa del éxodo de los habitantes de las poblaciones rurales a la capital, y un 50% dentro de los
límites que tenía a principios del siglo. París, se anexó las poblaciones que las circundaban y las convirtió en
barrios propios. En los barrios donde vivían sus trabajadores no abundaba la belleza ni las posibilidades que
proporcionaban dichos servicios. En la primera mitad del siglo XIX los obreros vivieron en condiciones
espantosas.
A partir de 1850, en unas cuantas regiones industriales se pensó en las condiciones miserables de los lugares
que alojaban a los obreros. En Alsacia se formaron sociedades para construcción de casas −modelo para las
familias obreras, que las adquirían a plazos anuales.
Las ciudades nuevas
Por lo que toca a las ciudades nuevas, ésas surgieron principalmente cerca de las minas, de las grandes
fábricas y de los cruceros de ferrocarriles, pues estos nuevos transportes favorecían la rápida distribución de
los productos industriales y el comercio.
Europa en 1800 contaba con 22 ciudades de más de 10000 habitantes; en 1850 tenía alrededor de 40 y en 1910
existían 180. La urbanización tuvo también lugar en los países industrializados de América(Estados Unidos y
Canadá) y, en cierto grado, gracias al incremento del comercio internacional, en naciones poco desarrolladas,
como en algunas de América Latina y en varias colonias europeas.
Las ciudades modernas fueron centros de atracción porque proporcionaban trabajo, comodidades y servicios
que no existían entonces en las áreas rurales; alumbrado público y para uso doméstico, transportes
urbanos(tranvías tirados por caballos y, un poco más tarde movidos por energía eléctrica) y en los últimos
años del siglo comenzaron a aparecer los primeros automóviles de motor. Pero además, las ciudades atraían
porque en ellas la vida era más emocionante, activa y estaba llena de novedades. Había teatros, conciertos al
aire libre, bailes públicos, restaurantes, productos antes nunca vistos exhibidos en grandes almacenes y,
después de 1895, funciones de cine. Pero en las grandes ciudades se producían embotellamientos de tráfico y
aglomeraciones; se veía gente con mucha prisa y grandes contrastes entre ricos y pobres.
Los nuevos productos y la transformación de la vida cotidiana
Cosas antes usadas sólo por las clases acomodadas, en la segunda mitad del siglo XIX se hicieron de uso
común: ropa de algodón, cobertores de lana y zapatos. La plumilla de metal para escribir, inventada en los
albores del siglo, sustituyó casi por completo la pluma de ave; los cerillos o fósforos para hacer fuego se
fabricaron por millones; la lámpara de petróleo se usó en muchas casas para alumbrarse y en las últimas
décadas del siglo empezó a difundirse la lámpara eléctrica, inventada por Edison en 1879, así como el
fonógrafo para escuchar la música debido al ingenio del mismo inventor. El azúcar de remolacha, producida
en grandes cantidades y bajo precio, fue utilizada en los hogares para hacer conservas de frutas que se
recogían en el verano.
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Muchas familias de la clase media poseían una máquina de coser(inventada por Timonnier y perfeccionada
por el norteamericano Elias Howe en 1846) para confeccionar ropa en casa. Algunas de estas familias podían
comprar también una máquina de escribir y en las oficinas se fueron imponiendo poco a poco.
Otro de los grandes inventos del siglo XIX fue la cámara fotográfica que, provista de placas impregnadas con
sustancias químicas cada vez mejores, revolucionó los medios informativos y la publicidad.
Consecuencias sociales del desarrollo Industrial
Los cambios económicos profundos de la Revolución Industrial transformaron la estructura de la sociedad.
Las magnificas ganancias de los industriales le hacían reinvertir en la ampliación de sus negocios, por lo cual
frecuente mente los instalaron en espacios urbanos amplios. La existencia de los trabajadores giró desde
entonces alrededor de las fábricas y se reglamentó la función de la producción.
Esto tuvo como consecuencia inmediata que a las clases socioeconómicas bien definidas del siglo
XVIII(terratenientes y campesinos, artesanos y comerciantes al menudeo) se añadieran un número creciente
de la de los industriales, banqueros, comerciantes en grande y, en forma notable, la de la multitud de los
empleados y obreros que trabajaban en las industrias.
Estas se concentraron al principio en lugares determinados; por ejemplo, las de carbón, hierro y acero se
establecieron en Inglaterra en lugares donde el subsuelo poseía abundancia de estos minerales. La de textiles,
en donde había oferta de mano de obra especializada o, en varios casos, donde existían comunicaciones
favorables para la distribución comercial de los productos. Con el desarrollo de los nuevos transportes,
especialmente de los ferrocarriles, las industrias pudieron instalarse también en lugares alejados de los que
producían las materias primas necesarias.
Una nueva clase social: la clase obrera
Durante el siglo XIX los trabajadores se concentraron en las ciudades que tenían fábricas. Frecuentemente sus
mujeres e hijos trabajaban con ellos, o bien los dueños de las industrias establecían fábricas textiles, de cal o
de ladrillo.
Las condiciones de trabajo de esta nueva clase social eran pésimas. El bajo salario y el horario eran fijados por
el patrón, que sólo pensaba en su propio provecho. La duración de la jornada podía ser hasta de 16 horas
diarias, del alba hasta el anochecer. En las industrias donde se ensayaban nuevos métodos de construcción o
se construían máquinas nuevas, los ingenieros metalúrgicos y los diseñadores eran contratados por 25años o
por toda la vida, a fin de que no pudieran revelar los secretos de la compañía a otras de la competencia.
El trabajo inhumano de adultos y niños, los bajos salarios y, en general, las pésimas condiciones de vida de
los obreros, hicieron levantar la voz a los reformadores como Shaftesbury (1801−1885), a novelistas como
Charles Dickens (1812−1870) e inclusive al Papa León XIII, quienes denunciaron la miseria moral y la
degradación de los pobres.
Los particulares y amantes de la humanidad(filántropos) hicieron lo que pudieron para ayudarlos y sus
denuncias movieron al gobierno inglés y a algunos empresarios a establecer algunos servicios de salubridad, a
construir desagües, derrumbar barrios miserables y edificar, en su lugar, casas para los trabajadores. No
obstante, estas medidas no eran suficientes para atajar el mal.
Nacimiento de las agrupaciones obreras y de los sindicatos
Las protestas de los obreros, a principios del siglo XIX, se realizaron violenta y espontáneamente, sin plan
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alguno, destruyendo edificios y maquinaria y saqueando fábricas y residenciales.
Otros obreros europeos(particularmente, en Inglaterra, los molineros y los tejedores) fundaron sociedades de
amigos que, en tiempos de necesidad, se ayudaban mutuamente. Las sociedades mutualistas fueron
haciéndose más fuertes y numerosas en los países industrializados, y a la vez surgieron reformadores que
propusieron una organización social más justa.
Los socialistas utópicos
La mayoría de estos socialistas creían que se podría convencer poco a poco a los hombres para que se
asociaran voluntariamente y llevarán a la práctica esos ideales, y así la humanidad entera alcanzara una
existencia feliz, en un mundo administrado por hombres sabios y buenos, donde reinara la abundancia por el
trabajo en común, en el que no habría ricos ni pobres, ni guerras, ni abusos.
Estos pensadores fueron llamados socialistas utópicos, es decir, socialistas que perseguían una utopía, algo
irrealizable, por los fundadores del socialismo científico, Marx y Engels, ya que las críticas de aquellos a la
situación injusta que existía no estaban basadas en el estudio científico de la sociedad.
Conquista de los trabajadores
Los movimientos obreros organizados tuvieron como fruto diversas leyes de protección a las mujeres y niños
trabajadores en Inglaterra y Francia antes de 1850. Desde ese año hasta 1914, periodo que coincide con el
gran desarrollo del capitalistalismo industrial, se fundaron en Inglaterra los primeros sindicatos de obreros
calificados o especializados, luego, la Asociación Internacional de Trabajadores fue reconocida
legalmente(1871), y después, los obreros no calificados consiguieron también el reconocimiento de su
sindicato(1889), que demandaron al gobierno que estableciera un sueldo mínimo y una jornada de trabajo de 8
horas. esto último no se logro conseguir hasta principios del siglo XX.
A las conquistas obreras de Inglaterra siguieron las de Francia, Alemania, Estados Unidos, Bélgica, España y
Rusia, son demostraciones de fuerza como las huelgas. Lo obtenido por estas varió de país a país pero, en
general, a finales del siglo se limitó la jornada de trabajos a 10 horas y media en promedio, se consiguió
alguna seguridad social para los obreros(atención medica, indemnización por accidentes de trabajo y
desempleo), así como contratos colectivos de trabajo entre patrones y obreros.
La burguesía Socialista.
La burguesía o clase dueña de los medios de producción y la clase trabajadora tuvieron sus propias ideologías
políticas, económicas y sociales: el liberalismo y el socialismo, respectivamente. El socialismo científico,
fundado por Marx y Engels fue en que influyó en forma decisiva en la clase trabajadora de la segunda mitad
del siglo pasado y en la del nuestro.
Carlos Marx, en El Capital y entre otras obras, hizo un análisis científico y formuló una teoría de la sociedad.
Para este autor, el factor determinante de los procesos históricos es la estructura económica de una sociedad,
es decir, la manera en que están organizados los medios de producción y el trabajo. Cuando los primeros
cambian(por ejemplo, los inventos que aceleran la producción), la nueva estructura económica impone que
también cambien los sistemas políticos por medio de una revolución social. Para Marx, pues, la historia es una
lucha de clases, que en su época se efectuaba entre la clase burguesa y de los trabajadores.
El capital, según Marx, era producto de la plusvalía, o sea, el trabajo de los obreros que no se les pagaba, ya
que sus salarios estaban muy por debajo de las ganancias que obtenían los dueños de las industrias con la
venta de los productos en el mercado. Esa plusvalía, obtenida por la explotación de los trabajadores,
acrecentaba cada vez más los capitales.
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Marx creía que el sistema capitalista desaparecería cuando entrara en crisis general; pero mientras llegaba la
hora de su extinción, los trabajadores, decía unirse en partidos para acelerar su fin, imponer la dictadura del
proletariado, colectivizar los medios de producción y, finalmente, instaurar una sociedad comunista, en la que
cada uno recibiera según su trabajo y sus necesidades.
El pensamiento marxista agrupó a centenares de miles de obreros en partidos socialistas, a fines del siglo
pasado y a principios del XX, aunque de él surgieron distintas tendencias. En 1917 se impuso en Rusia,
cuando Lenin fundó la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El retorno al Realismo
Los artistas, al acercarse el año 1850, se sintieron cansados del romanticismo, que en sus finales se había
convertido en una pose, una moda. Muchas mujeres de la clase alta y media trataban de enflaquecer y se
pintaban profundas ojeras para parecer melancólicas y enfermas como la Dama de las Camelias, personaje de
la novela de Alejandro Dumas del mismo nombre.
Los autores del arte realista, en general, tuvieron en común el propósito de abandonar la evasión a mundos y
tiempos lejanos y basar sus obras en la verdad de una sociedad, en su propio mundo interior y exterior tal
como era.
Esta reacción anti − romántica en literatura, dio sus más fecundos frutos no en la poesía, sino en la novela. En
Francia, Balzac recreó en sus obras completas, La Comedia Humana, el mundo de la sociedad francesa de la
primera mitad del siglo XIX, con todas sus grandezas y miseria. Y más tarde, en la segunda mitad del mismo
siglo. Dostoyevsky y Gogol pintaron también la sociedad rusa oprimida por los zares y los nobles, al narrar las
vicisitudes de personajes bárbaros, crueles, inocentes o enfermos, que son inolvidables. La novela en lengua
española destacó con las obras de Juan Valera, Leopoldo Alas Clarín, y sobre todo, con las de Benito Pérez
Galdós, que recreó la historia de España desde el inicio de la independencia del país contra los
franceses(1808) hasta 1897 en sus Episodios Nacionales
Los grandes avances científicos
Progresos de la Medicina, Luis Pasteur
Al iniciarse la segunda mitad del siglo XIX, se dieron pasos muy importantes en el campo de la medicina.
Uno de los más notables fue el que dio el joven químico francés Luis Pasteur al atribuir la fermentación de los
vinos y los alimentos a la acción de pequeños seres vivos. Apoyándose en las ideas de Pasteur, el cirujano
inglés Joseph Lister(1827−19123), a su vez, atribuyó la supuración de las heridas de las personas operadas a
la acción de gérmenes nocivos que había en el aire. Para evitarlo, limpió las heridas de sus pacientes con ácido
fénico y las cubrió con gasas impregnadas de la misma sustancia. Son este procedimiento, la mortalidad de
éstos bajó de 60% a 15%. Así nació la antisepsia, uno de los grandes avances en la medicina, que fue
adoptado por varios cirujanos europeos y estadounidenses. Sin embargo, todavía en 1870 muchos médicos lo
ignoraban y otros no creían en el método de Lister.
La teoría de la evolución de Darwin
El inglés Carlos Roberto Darwin(1809−1882) se interesó desde niño en la naturaleza y sus misterios. Su
padre, médico, quería que sus dos hijos, Erasmo y Carlos, siguieran la misma carrera profesional y los envió a
estudiar a la Facultad de Medicina de Edimburgo. Ahí es en donde empezó a trabajar en su libro El Origen de
las Especies por la Selección Natural, que publicó en 1859. En ella propone la teoría, respaldada con varias
pruebas, de que las especies vivientes son producto de una larga evolución.
Gregorio Juan Mendel, descubrió las leyes de la herencia.
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Los avances de la física en electricidad
La pila inventada por Alejandro Volta, en 1800. Este inventor construyó su pila alternando discos de cobre y
de zinc separados por ruedas empapadas en agua acidulada para producir corriente eléctrica. Su invento
permitió a Miguel Faraday(1791−1867) mostrar en 1831 que se puede producir electricidad cuando se hace
girar un rollo de alambre de cobre entre dos magnetos, y así surgió el primer generador eléctrico.
Décadas más tarde, el belga Gramme construyó un dínamo, máquina que produce energía eléctrica utilizando,
por ejemplo, las caídas de agua desde gran altura.
Ya muy avanzado el siglo se pudo distribuir esta energía a largas distancias por medio de transformadores y
cables de alta tensión, como se hace hasta la fecha.
La luz eléctrica
El control de la electricidad, por los adelantos técnicos mencionados, permitió que la lámpara de filamento
incandescente, inventada por Edison en 1879, sustituyera poco apoco el gas en el alumbrado público y
después los hogares en las grandes ciudades del mundo.
Las telecomunicaciones
La primera aplicación de gran importancia de la electricidad a las telecomunicaciones fue el telégrafo de
señales eléctricas inventado por el estadounidense Samuel Morse en 1843 (y aún usado hoy) u que luego fue
utilizado para transmitir mensajes por medio de un cable submarino que se tendió primero entre Gran Bretaña
y el continente europeo y después entre éste y América.
Por otra parte, el teléfono, perfeccionado por Graham Bell en 1876 y que funciona por impulsos eléctricos,
años después comenzó a extenderse y en nuestro siglo se volvió de uso común.
De gran trascendencia para las telecomunicaciones fue el genial descubrimiento de Enrique Rodolfo Hertz
quien determinó, en 1887, la velocidad de las ondas electromagnéticas(que es igual a la de la luz), que se
propagan a través del espacio por cargas eléctricas en movimiento. Este descubrimiento llevó a Marconi al
invento de la telegrafía sin hilos o conductores de una estación a otra, pues la comunicación se establece por
medio de ondas radioeléctricas que se captan por medio de antenas.
La radio, la telefonía y hasta algunos satélites de comunicaciones modernos deben mucho a los trabajos
científicos de Hertz.
Índice
¿Qué? Pagina
• Presentación 1
• Índice 2
• Introducción 3
• Grandes Inventos 4 y 5
• Consecuencias Sociales de la Revolución 6
• Las grandes transformaciones 7
• El ferrocarril y el barco de vapor 7
• Los vapores y el ferrocarril 7
• Difusión de los transportes movidos a vapor 8
9
• El impacto de los nuevos medios de transportes 8
• Modificación de la distribución mundial de la
Población 9
El desarrollo de la industria y sus efectos en la urbanización y la vida cotidiana
• Las migraciones internas y el resurgimiento de las
Ciudades modernas 10
• El crecimiento urbano 10
• Las ciudades Nuevas 11
• Los nuevos productos y la transformación de la
Vida cotidiana 11
• Consecuencias sociales del desarrollo industrial 12
• Una nueva clase social: La clase obrera 13
• Nacimiento de las agrupaciones obreras y los
Sindicatos 13
• Los socialistas utópicos 13
• Conquista de los trabajadores 14
• La burguesía socialista 14 y 15
• El retorno del realismo 16
Los grandes avances científicos
• Progresos de la medicina, Luis Pasteur 16
• La teoría de la evolución de Darwin 17
• Los avances de la física en electricidad 17
• La luz eléctrica 17
• Las telecomunicaciones 17 y 18
• Conclusión 19
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