CLAUDICACIÓN INTERMITENTE o ENFERMEDAD DEL

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CLAUDICACIÓN INTERMITENTE o ENFERMEDAD DEL ESCAPARATE
Qué es:
Con este nombre se denomina a la aparición de un dolor en la pantorrilla
que se produce al caminar y que desaparece cuando paramos. La causa más
frecuente es la disminución de la cantidad de sangre que llega a la pierna,
haciendo que los gemelos, el músculo de la pantorrilla, no tenga el oxígeno
suficiente para realizar el esfuerzo de caminar (claudicación), obligándonos a
detenernos cada cierto tiempo (mirando escaparates).
Por qué se produce:
Sabemos que la actividad muscular consume mucha energía (glucosa),
y para “quemarla” hace falta que llegue oxígeno suficiente, y necesita mucho
más cuando el músculo trabaja contrayéndose que cuando está en reposo. Las
arterias, son los vasos sanguíneos encargados de llevar continuamente sangre
rica en oxígeno (y en glucosa) y tienen la capacidad de dilatarse para llevar
más sangre a los músculos cuando éstos la necesitan. Cuando las arterias se
endurecen, se convierten en tubos rígidos incapaces de adaptarse a las
necesidades, haciéndose difícil realizar ejercicios intensos. Si además se
estrechan (estenosis), la cantidad de sangre disminuye permanentemente, y
comienzan los problemas con el simple ejercicio de caminar. El dolor se inicia
casi siempre en la pantorrilla porque los gemelos son los músculos que más
sangre necesitan para contraerse, y por ello son los primeros que duelen
(claudican) cuando no llega el oxígeno suficiente, y al obligar a pararte, impiden
que otros músculos duelan por falta de riego. No importa que el problema de la
arteria esté por encima o por debajo de la ingle: el dolor de la claudicación
estará en los gemelos.
Cómo se reconoce:
Lo normal es que aparezca en una sola pierna, aunque a veces, si
seguimos caminando a pesar del dolor, aparece también en la otra, lo que
indica que la circulación en las 2 piernas está afectada. Pero casi nunca
aparece el dolor en las dos piernas a la vez. Al parar, el dolor desaparece en
muy poco tiempo, (desde algunos segundos a pocos minutos), para reaparecer
de nuevo al caminar. Por regla general, la distancia que caminamos sin dolor
es aproximadamente la misma, pero aparece antes si andamos más deprisa o
subimos una cuesta (aumentamos el esfuerzo). El resto de signos son más
difíciles de reconocer por el propio paciente, pero incluyen la desaparición de
pulsos en el pie, palidez relativa de la pierna afectada y cierta frialdad del pie
comparado con el no afectado.
Cómo evoluciona:
Sin tratamiento adecuado, la claudicación intermitente suele ser
progresiva, es decir, cada vez podemos caminar menos tiempo sin tener que
pararnos, hasta aparecer el dolor al dar unos pocos pasos. En esta fase la
situación es ya de gravedad, y sin tratamiento puede llegar a la fase de dolor
de reposo, en la que duele toda la pierna, especialmente en la cama, lo que
obliga a dormir con la pierna colgando. El dolor de reposo suele ser la antesala
de la última fase que es la gangrena o muerte de los tejidos por falta de sangre.
Cómo prevenirla:
Las causas principales de que las arterias enfermen y se estrechen o se
obstruyan son la arteriosclerosis y la diabetes. Así que la prevención es la
misma que la del infarto de miocardio o las enfermedades circulatorias
cerebrales. La herencia es el más potente de todos los factores de riesgo, pero
hoy día no sabemos modificarla; pero si en nuestra familia ha habido
problemas frecuentes de este tipo, tenemos que evitar con más intensidad las
causas que pueden depender de nosotros: tabaco, colesterol y obesidad, así
como tratar lo antes posible la hipertensión y la diabetes.
Tratamientos:
El tratamiento de la claudicación intermitente tiene 2 fases bien
diferenciadas:
- Tratamiento médico: Consigue llevar más sangre a la perna a pesar
de la obstrucción y evitar en lo posible el avance de la enfermedad. Se basa en
tres procedimientos simultáneos:
1- Pentoxifilina: Actúa sobre los glóbulos rojos para que sus paredes rígidas se
hagan más flexibles, con lo que atraviesan con mayor facilidad (y en mayor
número) zonas estrechas en las arterias, y pasan con más velocidad por
arterias más finas.
2- Antiagregantes: Evitan que un componente de la sangre, las plaquetas, se
depositen el las arterias estrechas aumentando la obstrucción.
3- Caminar al menos 4 Km diarios, parando cada vez que aparezca el dolor en
la pantorrilla. Permite dilatar al máximo todas las arterias pequeñas que pueden
sustituir a la arteria principal enferma u obstruida. Debe realizarse “todos los
días”, ya que de lo contrario
desaparecen los beneficios rápidamente. Su
efecto es tan potente, que puede evitar la cirugía con mayor eficacia que
cualquier otro medicamento.
-Tratamiento quirúrgico: Su finalidad es reconstruir la arteria estrecha
u obstruida para que la sangre vuelva a llegar con normalidad a la pierna. Debe
realizarse siempre cuando haya peligro para la pierna, cuando el tratamiento
médico no haya conseguido mejorarla: intervenir para intentar salvar la pierna
tendrá menos riesgo que intervenir para amputar una pierna. Pero la mayoría
de las veces, la intervención se realiza para mejorar la calidad de vida: cuando
el mejor tratamiento médico no consigue que podamos caminar sin parar lo que
queremos o necesitamos, la solución es restablecer el estado original de la
circulación. Cuando la arteria no está completamente cerrada, la intervención
puede realizarse a través de la arteria, mediante un catéter que dilata la arteria
enferma y coloca un “muelle o stent” para que no vuelva a cerrarse. Esto es
especialmente eficaz cuando el problema se sitúa por encima de la ingle
(arterias ilíacas). En los demás casos, la solución requiere abrir las arterias
mediante cirugía. La más frecuente es el By-Pass.
By-Pass o puente:
Consiste en colocar un “conducto o injerto” que lleve sangre más allá de
la zona estrecha u obstruida, conectándola a una arteria sana para llevar
sangre a la arteria que la necesita. El mejor “injerto” que podemos utilizar es
una de las venas del propio paciente, que permite sustituir a la arteria enferma
durante muchos años, e incluso durante toda su vida. Pero no siempre es
posible tener una vena adecuada, por lo que a veces recurrimos a “tubos
artificiales o prótesis” para el “puente o By-Pass”. Las arterias grandes pueden
tratarse con prótesis sin perder efectividad, pero las pequeñas (especialmente
desde la ingle hacia el pie), las venas representan una ventaja fundamental
para los resultados.
Salvar la pierna (Limb Salvage):
Cuando aparece el dolor en reposo o incluso la gangrena y
aparentemente se han agotado las posibilidades de la cirugía tradicional, antes
de amputar una pierna pueden realizarse procedimientos para intentar salvar la
pierna (limb salvage). Consiste en realizar puentes extremos, utilizando venas
de la pierna o incluso de la otra pierna, para llevar la sangre directamente a las
pequeñas arterias del pie. Utilizamos las mismas técnicas e instrumental que
nos permiten realizar la cirugía de las coronarias (las pequeñas arterias del
corazón). La cirugía es mucho más compleja y los resultados oscilan entre el
60 y el 70 % de piernas salvadas, en comparación con el 95 % de éxito en la
cirugía convencional. Pero ningún esfuerzo es pequeño para salvar una pierna.
Efecto del tabaco:
El tabaco produce un cierre de las arterias (llamado vasoconstricción),
que ocurre con cada aspiración del cigarrillo (o cigarro o pipa). Por tanto, no
está ligado a la dosis de tabaco. Algunos trabajos aseguran que una sola
aspiración (una calada) anula los efectos beneficiosos de varios días de
tratamiento. La dilatación de las arterias se produce de forma progresiva con el
estímulo que se produce caminando diariamente y la ayuda de la medicación,
pero el efecto negativo del tabaco es instantáneo, y por tanto más potente que
cualquier medicación.
Resumen:
La Claudicación Intermitente o Enfermedad del Escaparate es un
problema frecuentemente circulatorio que se produce por no llegar sangre
suficiente para que las piernas puedan realizar su misión. Se produce cuando
personas predispuestas por su herencia añaden factores de riesgo como el
tabaco, colesterol u obesidad, o padecen de hipertensión o diabetes mal
tratadas. Un diagnóstico certero y precoz es fundamental para el futuro de la
pierna. El tratamiento médico es eficaz si se diagnostica a tiempo y se cumple
estrictamente, especialmente corrigiendo los factores de riesgo. El tratamiento
quirúrgico
tiene
resultados
excelentes
en
centros
experimentados,
especialmente en las fases iniciales. En problemas avanzados, y cuando hay
riesgo de amputación, una cirugía agresiva y muy especializada puede salvar
mas de la mitad de piernas en peligro.
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