Sentido de la vida y jóvenes

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Sentido de la vida y jóvenes
De la agencia Véritas
José Ignacio Prats, doctor en Psicología y Decano de la Facultad de Ciencias de
la Educación y del Deporte de la Universidad Católica de Valencia, ha llevado a
cabo una investigación con jóvenes valencianos, en la que se pone de
manifiesto que el 24% de ellos no encuentra sentido a su existencia.
Por el contrario, aquellos que dicen encontrar sentido a su vida, creen que
una vida feliz es aquella en la que uno es útil a los demás y a la sociedad. La
falta de sentido se produciría en aquellas opciones ligadas al hedonismo y a la
autosatisfacción, afirma el autor en esta entrevista a Veritas.
-¿Podría explicar un poco la metodología y el alcance de su investigación?
José Ignacio Prats: Se trata de una investigación empírica desarrollada en el
marco de una tesis doctoral (J.I.Prats, Fundamentación teórica de la hipótesis
motivacional “logro de sentido” de V. Frankl. Un estudio empírico en la
adolescencia.Universitat de València, Facultat de Psicología, 2001), algunos de
cuyos resultados, se publican ahora en el libro “La persona completa.
Aproximación desde la antropología, la psicología y la biología”. En éste se
ofrece desde tres disciplinas complementarias una visión del hombre como un
ser comunional y abierto, que sólo se entiende a sí mismo desde la perspectiva
de la donación de sí.
La investigación que nos ocupa tiene por objeto la evaluación de las
variables que intervienen en el logro de sentido, y, cuya comprensión, permitirá
la prevención del vacío existencial, que hoy observamos en adolescentes y
jóvenes. Para ello se ha examinado una muestra de cerca de 800 adolescentes
y jóvenes de cinco colegios, tanto públicos (48.7%) como privados (51.3%), de
la Comunidad Valenciana. El número de varones encuestados es 412 (52.4%) y
el de mujeres 375 ( 47.6%), comprendiendo una franja de edad que va de los
14 a los 19 años.
El análisis cuantitativo de los datos obtenidos mediante pruebas
psicométricas estandarizadas, permite discriminar tres grupos en cuanto al
logro de sentido, constituyendo un 24% el grupo de adolescentes cuya
puntuación indica una clara ausencia de sentido en sus vidas. Esta falta de
sentido les sitúa en la pendiente de las adicciones, el pansexualismo o la
búsqueda de riesgo al abrigo del “pandillismo”.
La aportación más interesante de la investigación la constituye, según mi
opinión, el hecho de documentar empíricamente que aquellos adolescentes y
jóvenes que están centrados en sí mismos y cuya visión de la vida está
determinada por el “carpe diem”, no logran alcanzar el sentido que les llevaría a
una vida feliz.
Un análisis cualitativo de los datos nos permite concluir que la expresión
“ser feliz” no significa lo mismo para todos. Para aquellos jóvenes que afirman
que su vida es “aburrida”, “una pesadilla”, “monótona”, “agobiante”, “nada”,
etc. la expresión “ser feliz” es sinónima de “divertimento”; en cambio, para
aquellos sujetos que afirman haber alcanzado un alto sentido en sus vidas y la
definen como “genial”, “gratificante”, “muy importante”, “una lucha diaria”,
“llena de sentido”, “una constante pregunta:-¿qué he de hacer?”, la expresión
“ser feliz” se identifica con llevar una “vida buena” (vs. “buena vida”), tener
altas aspiraciones, ser útil a los demás y a la sociedad, etc.
En resumen, la técnica multivariada del análisis discriminante señala la
capacidad de autotrascendencia (que significa presencia de metas definidas en
la vida, capacidad de captar valores y compartir intereses, capacidad firme de
decisión, adecuada distancia respecto de la propia emotividad para captar la
realidad con imparcialidad), es decir apertura y comunionalidad, como la
variable más potente que permite discriminar el logro de sentido de la vida.
-Según sus conclusiones, uno de cada cuatro adolescentes afirma que no
encuentra sentido a su vida. ¿Es una cifra elevada respecto a otros tiempos?
José Ignacio Prats: No disponemos de datos numéricos para afirmarlo, pero
tanto la clínica como nuestra experiencia nos confirman que el hedonismo, el
predominio de lo emocional, la cultura de la instantaneidad (¡disfrútelo ya!) y la
perversión del concepto de libertad, que se entiende como autonomía radical y
fragmentación de las dimensiones de la persona (por ejemplo sexualidad
independiente de conyugalidad), suponen una disminución de lo propiamente
humano y provocan un sentimiento de vacío y absurdo.
-¿No es precisamente la adolescencia la época en la que la angustia vital es
quizás más "normal"?
José Ignacio Prats: Se trata de una etapa crítica en la que el individuo se
plantea grandes cuestiones. La angustia es una condición de nuestra libertad. Y
es un ingrediente que, en cierta medida, no debe faltar en nuestras vidas.
Sin embargo una angustia neurotizante, propia de quien no tiende puentes
a la realidad, a los otros, a Dios, de quien no alcanza a entender su vida como
una misión, puede llevar al adolescente a no superar esta etapa crítica y a
buscar falsas salidas, que comprometan definitivamente su proyecto existencial.
Hay que ejercer una continua vigilancia sobre la desmesura de lo que llamamos
“yo” y que –como decía Sto. Tomás Moro-, “tiende a inflamarse”.
-¿Cree que los adolescentes actuales tienen menos seguridad en sí mismos
que antes?
José Ignacio Prats: La inseguridad es una de las características de la
adolescencia. Pero si además, el sujeto dispone de menos asideros
conceptuales, pues ha sido educado en un relativismo moral, como hoy sucede,
esta inseguridad hace que la toma de decisiones importantes se aplace
indebidamente. Ello nos da la impresión de que ha dilatado el período de la
adolescencia.
-¿Cuáles son las claves para entender al "adolescente postmoderno"?
José Ignacio Prats: Es difícil a veces acceder a su interioridad. En su afán
romántico de no perderse ninguna experiencia, él mismo se bloquea las
auténticas experiencias humanas: la amistad, el amor-donación, la adecuada
lucha por llevar adelante altos ideales.
-¿Cree que la "abolición de la autoridad" especialmente paterna ha
perjudicado a los jóvenes?
José Ignacio Prats: La autoridad siempre es autoridad moral. Si un sujeto no
concede esta autoridad a nadie, vive en una ilusión de autosuficiencia. Somos
susceptibles, y de modo especial en la adolescencia, de autoengañarnos. La
abolición de la legítima autoridad paterna deja a los adolescentes
desconcertados.
-¿Cómo es posible educar en la "búsqueda de metas"? ¿Cree que la
enseñanza escolar hoy transmite esta perspectiva?
José Ignacio Prats: Haciendo que los adolescentes vean “encarnadas” las
metas en modelos. Todo profesor es un modelo para sus alumnos. Si hoy existe
una urgencia pedagógica, ésta es la de presentar modelos que no sean
ambiguos. Los adolescentes buscan la verdad, por eso se dejarán guiar por
aquellos educadores suyos que llevan a la realidad las grandes ideas, en los que
no advierten doblez, que hacen lo que dicen y dicen lo que piensan, y “casi
vivirán ya” de los altos valores que ven realizados en ellos.
La clave nos la ofrece el evangelio de Juan (1, 38-39) cuando dice Jesús a
quienes le preguntan dónde vive: “venid y lo veréis”. Cuando un educador
muestre la belleza del lugar en donde vive, sus educandos se querrán quedar
allí.
También es muy importante que el adolescente se pueda integrar en grupos
sanos que le ayuden en la búsqueda de su identidad personal. Si anda sólo
corre el riesgo de perderse.
-¿Los jóvenes ya no se implican en política?
José Ignacio Prats: Los jóvenes ya no se implican en política, según creo,
por dos razones: porque ven en la vida política falta de sinceridad y altruismo y
exacerbada lucha de poder. Y, en segundo lugar, por estar enraizados en una
cultura fuertemente individualista.
-¿Quién cree que puede ayudar mejor a un joven a encontrar el sentido de
su vida? ¿La familia? ¿Las instituciones? ¿La política?
La familia es sin duda el mejor laboratorio en la búsqueda del sentido de la
vida. Pero después, la escuela católica y la vida parroquial, desempeñan un
papel decisivo.
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