Los adolescentes hoy: Futuro incierto.

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Revista LA AVISPA Nº 28 – desde Mar del Plata – República Argentina
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Los adolescentes hoy.
Futuro incierto
Por Carlos Alberto Maggi*
La historia, según Benedetto Croce, es (o se escribe) siempre desde el presente. El hombree muy a
menudo, suele considerar el tiempo que le ha tocado vivir como el más dificultoso; percibe los
acontecimientos de modo conflictivo, confuso, doloroso e incomprensible.
Una periodista del diario La Nación, le preguntó al sociólogo Marcelo Urresti ¿es difícil ser joven en la
Argentina? La respuesta fue: « creo que sí, mucho más que en épocas anteriores.
La argentina siempre fue una sociedad que garantizó el ascenso social, donde las generaciones nuevas
superaban los niveles de educación, bienestar material y social de sus padres. En este momento, la crisis
del mercado de trabajo genera un futuro incierto. Los espacios habituales de socialización de los
jóvenes (como el hogar y la escuela) se complican. Cuando estas cosas faltan, los jóvenes razonablemente
no ven salidas y esto torna inestables las condiciones del presente ».
¿Qué información del presente fue el disparador que me impulsó a escribir estas líneas?
Un estudio reciente realizado por la UNESCO y la Organización para la Cooperación Económica y el
Desarrollo (OCDE), reveló que una gran parte de la población adolescente de la República Argentina (de
15 años), tiene serias dificultades para comprender textos sencillos.
Solo el 2% de los alumnos evaluados entendió a la perfección los materiales que debieron leer.
La información recogida arrojó un resultado inquietante: el 44% de los adolescentes consultados exhibió
diversos grados de incomprensión y dificultad para comprender lo que leía.
En las pruebas de comprensión se le entregaron a los alumnos unos cuadernillos con textos “continuos”
(un cuento, una nota periodística), y “discontinuos” (folletos, volantes, publicidades). Según el grado de
comprensión, se los evaluaba con notas que iban de 1 a 5... A los alumnos que no alcanzaron el mínimo
puntaje, se los calificó con menos 1: ni siquiera fueron capaces de comprender el tipo de lectura mas
básica que el programa pretendió medirá apenas lograron hacer una conexión elemental, entre lo que
habían leído y su conocimiento cotidiano.
Los resultados, fueron los siguientes:
Nivel menos 1= 23 %
Nivel 1= 21 %
Nivel 2= 25%
Nivel 3= 20%
Nivel 4 = 9 %
Sólo el 2 % de los alumnos argentinos alcanzó el nivel 5 porque fueron capaces de:
* completar lecturas sofisticadas
* hacer una evaluación crítica del texto
* construir hipótesis
¿Cuáles son los argumentos más usuales que se esgrimen para intentar descifrar la indiferencia por la
lectura?
Al menos, tres:
 los chicos “sufren” cuando deben leer un libro.
 los docentes no saben incentivar en sus alumnos el hábito de la lectura
 cada vez se lee menos
*Estadísticas fidedignas aseguran que, en la Argentina, se lee menos de medio libro por año y por
habitante.
Un alumno que cursa el 8º año en los Estados Unidos, lee 6 libros por año, mientras que en Francia y
España, por ejemplo, el promedio es de 4 libros.
En los colegios privados de la ciudad Autónoma de Buenos Aires, los chicos
leen 6 libros en español y otro tanto en inglés.
En las escuelas más pobres del conurbano ese promedio se reduce, en muchos casos, a cero.
*Una encuesta realizada por la consultora Catterberg y Asoc, informó que el
56 % de los jóvenes no tiene interés por la lectura, a punto tal que ni siquiera hojea un diario.
*Julio Blanck, editor jefe de Clarín, expresó en un Seminario “están
naciendo generaciones cuyos padres no leen diarios. Si no hacemos algo, en diez años la circulación de
los diarios se va desplomar.
Del 32 % de la población, que hoy tiene entre 15 y 34 años, el 20 % dice no leer nunca los diarios”.
Realidades e inequidades
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La actual realidad adolescente, frente a un escenario complejo e hipercompetitivo, está sustentada por los
siguientes datos, todos provistos por organismos estatales y privados.
Los jóvenes de la provincia de Buenos Aires, de 14 y 21 años, son el sector más vulnerable de la sociedad
 El 50 % vive bajo la línea de pobreza
 Un 38.8 % de ellos es indigente.
 Uno de cada cinco no estudia ni trabaja.
 El 2.3 % es analfabeto (son 12.382 los jóvenes de 14 a 21 años que no saben leer ni escribir).
 Unos 100.000 estudiantes abandonaron el Polimodal durante 2003.
 El 68 % muere por causas asociadas a la droga o al alcohol.
 La tasa de mortalidad adolescente se duplicó en diez años; no ocurría algo así desde la Guerra del
Paraguay, en 1865.
 El 55% no tiene obra social
 El 72% consume alcohol y tabaco.
Pero eso no es todo.
 Uno de cada dos niños argentinos que tienen hoy entre 6 meses y 2 años, padece “desnutrición
oculta”, lo que compromete su crecimiento y hasta genera un retardo de desarrollo “irreversible”.
 La proyección que hace el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) para los próximos diez
años es poco alentadora: los niños de hoy, serán adultos de baja talla, poco rendimiento intelectual y
sobrepeso, propensos a desarrollar arterioesclerosis, enfermedades cardiovasculares y/o renales.
 Serán chicos con retardo psicoafectivo y cognitivo; es decir, van a tener
dificultades para aprender.
 El doctor Jorge Colombo, investigador del CONICET dice “los niños pobres llegan a la escuela con
un nivel de desempeño que podría perjudicarlos en su inserción y rendimiento escolar: tienen poco
desarrolladas ciertas habilidades mentales básicas, como la elaboración de respuestas correctas frente a un
problema; la memoria a corto plazo; y la planificación de secuencias”.
 Se trata de funciones primarias, imprescindibles para articular cualquier comportamiento inteligente
más complejo y garantizar el desarrollo óptimo de las potencialidades intelectuales del individuo.
 Hoy, un 48 % de los chicos menores de dos años padece de anemia en Gran Buenos Aires, cifra que
se eleva a más del 65 % en el Chaco, por ejemplo.
Informe del Siteal
Varios intelectuales identifican a esta etapa de la historia de la humanidad como la “Era o sociedad del
conocimiento”.
El conocimiento -afirman- pasó a ocupar un rol preponderante en las sociedades desarrolladas, mucho
más que el capital, la tierra, la riqueza, etc.
*¿Cuántos jóvenes terminan la secundaria?
*¿Cuántos de ellos ingresan a la educación superior?
*¿Cuántos de los que se anotan abandonan sus estudios antes de graduarse?
*¿Quiénes llegan, quiénes abandonan y quiénes se titulan?
*¿Qué diferencias presentan respecto a este tema los países de la región?
Estas preguntas fueron formuladas por los especialistas del
Sistema de Información de Tendencias Educativas de América Latina (Siteal) en forma conjunta con el
Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación-Buenos Aires (IIPE-UNESO, sede regional
Buenos Aires) y la organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(OEI).
¿Qué dice el Informe?
Que las puertas de la educación superior son golpeadas por millones de jóvenes latinoamericanos. Sin
embargo, sólo se abren para unos pocos. La región está atrapada por una dramática paradoja: los países
con mayores porcentajes de egresados del secundario son los que muestran los números más flacos de
ingresantes en las universidades. Y las naciones con más alumnos anotados en las facultades, también son
las que presentan los índices de deserción más escandalosos. El documento asegura que Chile y Paraguay
se destacan por el alto porcentaje de jóvenes urbanos de18 a 29 años que completó la secundaria (40 y 30
%, respectivamente).
Por su parte, Brasil, Argentina y El Salvador ocupan un lugar intermedio (entre un 20 y un 25 % con ese
nivel educativo) y, en el resto de los países considerados, menos del 20 % de los jóvenes completó la
escuela media. “Cuanto mayor es el porcentaje de los que terminan la educación secundaria, menor es el
porcentaje de los que ingresan a la educación terciaria o universitaria “, sostienen los expertos. Los
números lo certifican: en los tres países con mayor porcentaje de jóvenes egresados de la escuela media
(Chile, Paraguay y Brasil), el peso relativo de los ingresantes es del 40 % o menos; en cambio, el acceso a
la educación superior es mucho más abarcativa en los países que cuentan con relativamente pocos
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egresados de la educación media. Tampoco tienen buenas noticias las naciones que ven atiborrarse sus
aulas universitarias.
“El abandono de la educación superior está positivamente asociado
al porcentaje de ingresantes. Los países con mayores niveles de acceso tienden a presentar también
mayores niveles de abandono”, detalla el documento. Sólo Chile y Argentina presentan porcentajes altos
de jóvenes urbanos con título terciario o universitario (12 o 15 % en toda la región). Bolivia, México, El
Salvador y Costa Rica se encuentran en una situación intermedia (8 a 11 %), mientras que el resto de los
países de la región cuentan con menos del 7 % de jóvenes urbanos con diploma.
¿Quiénes son los que ingresan?
¿Quiénes los que abandonan?
¿Quiénes los que consiguen egresar?
La respuesta se anota con números. Los números de la pobreza.
Los datos permiten constatar la fuerte desigualdad social en las oportunidades de acceso a la educación
superior. “A excepción de Uruguay, la mayoría de los que acceden a la educación superior provienen del
40 % de los hogares con mayores ingresos per cápita familiares”, señalan los expertos del Siteal. Y nadie
se sorprende. Por su parte, Brasil, Guatemala, Honduras y Costa Rica son los países con más restricciones
de acceso a la universidad para los jóvenes provenientes de los hogares con menores ingresos. A su vez
en todos los países, el perfil social de los egresados es más alto comparado con el de los ingresantes, lo
que permite inferir el sesgo del abandono de aquellos que provienen del menor nivel socioeconómico.
Cuanto menor es el porcentaje de ingresantes en la universidad entre los egresados de nivel medio, mayor
es el nivel socioeconómico de los que sí llegan a aulas académicas.
El trabajador del conocimiento
Un escritor y pensador muy conocido, el austriaco Peter Drucker, en 1959 comenzó a utilizar el término
“trabajador del conocimiento o trabajador intelectual”.
El propio Drucker lo definió como aquella persona a la que se le paga por aplicar en el trabajo lo
aprendido en la escuela, más que por aplicar su fuerza física o habilidad manual.
¿Y cómo debe ser éste saber?
Altamente especializado. Por lo tanto, las personas con saber tienen que ser especialistas.
“El saber que hoy consideramos saber se demuestra en la acción; lo que ahora queremos decir con saber
es información efectiva en la acción, información enfocada a resultados”, escribió Drucker.
Autos programables y genéricos
El intelectual catalán, Josep Maria i.Serrano, sostiene que los cambios
producidos en la sociedad de los saberes o del conocimiento han ocasionado la división de los
trabajadores en dos categorías: los trabajadores auto programables y los trabajadores genéricos.
Los primeros son los que saben manejar las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y
adaptarse a los cambios que estas imponen: generan la parte más importante del valor añadido de los
procesos; son difíciles de sustituir. Los segundos realizan trabajos menos importantes y son prescindibles
a nivel individual, si bien no como colectivo. Esta división está comportando un incremento de las
diferencias salariales: los trabajadores auto programables “no se pueden dejar escapar” y, por lo tanto, su
fidelización en una empresa les permite obtener salarios (u otros incentivos económicos) mucho más
elevados que los trabajadores genéricos. La desocupación y la precariedad laboral se están convirtiendo
en problemas crónicos para las economías industriales y han afectado sobre todo a estos trabajadores
genéricos en tanto que son individualmente prescindibles. La mitad de los trabajadores del mundo, es
decir unos 1.400.millones de personas, resiste en la pobreza y no logra ganar lo suficiente para superar,
junto con sus familias, el límite de 2 dólares por día, según la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
Un informe sobre el Estado de la Población Mundial 2004 del Fondo de Población de las Naciones
Unidas ( UNFPA), destaca que hay 2.800 millones de personas –dos de cada cinco – que sobreviven con
un ingreso de menos de 2 dólares diarios y 1.000 millones lo hacen con menos de 1 dólar. Para Carlos
Renna, Director Nacional de Población, “el mundo se divide de forma tal que excluye y condiciona la
vida según donde se nazca”:
*121 millones de niños no están asistiendo a la escuela
*600 millones de mujeres son analfabetas
*300 millones de hombres son analfabetos
*En el 2002 América latina contaba con 218 millones de personas (42.9 %) por debajo de la línea de
pobreza.
*En 1990, el 10 % de la población socioeconómicamente alta tenía 25.4 veces
el ingreso de la población de menores recursos.
*En 2002, esa relación es de 40 veces.
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De hecho, la desocupación y la precariedad del trabajo son problemas económicos, pero tienen
consecuencias socio-culturales: baja autoestima, reducción de las posibilidades de realizar proyectos de
pareja, mayor inestabilidad familiar, incremento en las adicciones, aumento de la delincuencia, etc.
El hombre ES en tanto puede proyectarse.
Sin proyecto vital a la vista, el hombre pierde gran parte de su razón de Ser y de Existir.
Competencia para la acción
En nuestra sociedad desigualdades hubo siempre, pero a partir de la década del 90, parecen haberse
profundizado. Hoy, la fragmentación y la inequidad social se verifican en todos los campos de la
actividad humana. En particular, me preocupa especialmente una: la educación.
Sí es cierto que los trabajadores de hoy y del futuro deben ser auto programables, ¿cuál va a ser el
destino de los jóvenes actuales? ¿qué tipo de sociedad “competitiva” pueden construir, si demuestran
déficit evidentes en lo básico: leer y escribir o, para ser más precisos, comprender aquello que leen y
escriben? Los expertos que han estudiado a fondo el tema del aprendizaje en la sociedad del
conocimiento, coinciden en afirmar que “el analfabeto de mañana será la persona que no ha aprendido
cómo aprender”. Nuestra sociedad demanda mentes desarrollables y no mentes saturadas de información
insustancial, idóneas para diferenciar lo esencial de lo aleatorio.
¿Cuál es el motor que impulsa el crecimiento, desarrollo e innovación de una sociedad?
El conocimiento. Y el conocimiento no significa mera acumulación de información, sino más bien,
competencia para la acción.
El conocimiento es un poder en potencia: sólo se convierte en realidad cuando es comunicado al
Universo y transformado en acción. Para comunicarse correctamente es necesario, antes de formular
cualquier palabra, formar una estructura que le otorgue más poder a la comunicación. Es impresionante la
energía que se pierde diariamente en el mundo debido a errores en la comunicación: explicaciones mal
formuladas, mensajes mal transmitidos, conversaciones mal encauzadas. El doctor Lair Ribeiro, médico
brasilero, radicado en los Estados Unidos, graduado en neurolinguistica, afirma: “el 99 % de los
problemas del ser humano son de origen lingüístico. Para intentar protegerse de los problemas, las
personas tienden a evitar lo desconocido. De ese modo, creamos en nuestra vida una zona de comodidad.
Lo que no es familiar tampoco es cómodo y entonces se convierte en obstáculo. No obstante el verdadero
aprendizaje siempre ocurre fuera de la zona de comodidad”. En un mundo de cambio constante, preservar
actitudes, creencias, etc, no es la mejor alternativa. El conocimiento humano empleó más de un millón de
años en llegar a la fase agrícola, millares de años en alcanzar la época industrial, algunos siglos en llegar a
la electrónica y pocas décadas en alcanzar la biotecnología. En el siglo pasado el conocimiento se
duplicaba cada cuatro años. A partir del año 2000, se duplica cada veinte meses. Las formas tradicionales
del saber, del aprendizaje, de la administración, etc. se han vuelto obsoletas.
Revalorizar la lengua
358 millones de personas utilizan el español en el mundo. Es la tercera lengua más hablada, después del
chino mandarín y el inglés. Cuesta aceptar, entonces, que en plena Era del Conocimiento, cuando más
necesitan comprender cuál es el significado de la información que reciben y cuál es su propósito
específico, millones de adolescentes en la Argentina evidencien serias dificultades para comprender lo
que leen. El lenguaje es lo que nos hace húmanos, diferenciándonos de los demás seres vivos. Sin
embargo, pensar que usamos el lenguaje para descubrir una realidad es pura ilusión. Lo que sucede es
exactamente lo contrario: el lenguaje crea la realidad. Los jóvenes perdieron el hábito de la lectura y la
principal causa- no la única – es adjudicada al déficit educativo. La falla, aseguran los especialistas, está
en el Polimodal donde los alumnos no aprenden a hacer abstracciones ni a comprender los textos Más
allá de las deplorables condiciones socioeconómicas que muchos de ellos padecen, otra amplia franja, que
tiene acceso a la educación estatal o privada, no refina la calidad de su pensamiento como debiera.
“¿Cómo se forma un lector?
¿Y cómo se forma un lector de literatura, alguien preparado para aceptar la ambigüedad de textos
complejos que no entregan fácilmente su sentido?”, le preguntaron a Beatriz Sarlo. La escritora y
ensayista confesó que no sabía la respuesta. Aunque aclaró: “tengo algunas ideas sobre cómo se forma un
lector para ser un ciudadano que no se mueva únicamente por lo primero que le llega a la cabeza desde el
depósito de los prejuicios. Aquí está una clave de la democracia, salvo que se la piense como un régimen
que no necesita de ciudadanos sino solamente de votantes periódicos que, durante el resto del tiempo, se
dedican a ser público audiovisual”. Otro escritor vernáculo, Mempo Giardinelli, resaltó: “Lo más
importante es la revalorización de la lengua en la comunidad. Una sociedad como la argentina, que se
vino abajo en lo político, en lo económico, en lo social y en lo morral se derrumbó tanto que también
cayó la lengua”. En efecto, nuestro lenguaje se ha empobrecido.
Las graves y alarmantes deficiencias respecto a la lectura comprensiva por parte de los jóvenes que
egresan del nivel medio o Polimodal, tienen causas muy concretas, según la óptica de José Luis Barcia,
presidente de la Academia Argentina de Letras y miembro de la Academia Nacional de Educación.
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1. La falta de una debida capacitación en la formación de los maestros para
la enseñanza de algo tan complejo como la lectura que, por cierto, exige
especial atención.
2. La brutal reducción horaria en los cronogramas de las actividades del aula para el área de lengua y, por
lo tanto, para la lectura.
3. La caída del nivel de enseñanza y de exigencia en la lectura, en su ejercitación sostenida y en su
evaluación.
4. El estrechar la lectura al campo exclusivo de la lengua, como si el resto de las áreas fueran ajenas a
ella.
5. La inexistencia de un balanceado corpus de lectura ajustado a grados y niveles, con una muestra rica y
variada de material que habilite en el manejo creciente de destrezas, estrategias y competencias que
deseen desarrollarse.
“Yo les digo a mis nietos: ustedes tienen que aprender a manejar esta maquinita (el libro), porque la
pueden llevar a cualquier lado. No creo, en cambio, que de padres lectores salgan, necesariamente, hijos
lectores. Lo que sí creo es que, con ese modelo en casa, los chicos nunca van a desdeñar la lectura e,
íntimamente, la van a cotizar mejor”, razona Barcia.
*¿Qué caminos transitará, en un futuro cercano, el proceso, de aprendizaje de la lectoescritura para las
nuevas generaciones?
El interrogante no es fácil de responder. Por lo pronto, el paso de la escritura manual al uso del teclado de
una PC demanda, como lo han señalado especialistas en el tema, “un diferente uso de zonas bien
diferenciadas del cerebro para cumplir la función de redactar un texto o enviar un mensaje. Cada
individuo usuario de las nuevas tecnologías de informática y comunicaciones crea en su cerebro nuevas
conexiones de neuronas que, posiblemente, jamás intervinieron en el proceso de aprendizaje tradicional”.
Barcia, advirtió que “el chateo es uno de los aspectos más alarmantes; estimula un idioma cada vez más
limitado y amputado, que se basa en no más de 200 palabras y es de una pobreza enorme”. El lingüista
argentino denunció que “muchas empresas de telefonía auspician la popularización de estos códigos de
lenguaje amputado y no se dan cuenta de que así se pierde todo un mundo de expresión...” El presidente
de la Academia Argentina de Letras recomendó “enfrentar la proliferación de anglicismos que produce la
presencia del inglés en Internet y los demás medios digitales. Mientras más ofertas haya de contenidos en
español, menos serán los componentes del inglés que se incorporen en nuestra habla por esta vía”,
asegura. Finalmente, alertó: “privilegiar la rapidez por encima de cualquier otro valor produce un uso
degenerativo de la lengua y por esta vía un joven que el día de mañana tenga que optar por un trabajo,
probablemente no lo conseguirá porque no es capaz de escribir correctamente”.
Un derecho impostergable
A medida que la Cultura crece en complejidad, que la ciencia abarca cada vez más campos, y que las
posibilidades de desarrollo personal y social se diversifican, los desafíos en el ámbito educativo aumentan
Los países emergentes y los desarrollados se ven impulsados a iniciar un proceso de innovación
consistente para preservar su materia prima más valiosa: la educación de los niños y adolescentes.
“Alfabetizar es una herramienta necesaria para comprender nuestro medio, nuestro mundo y participar en
igualdad de condiciones. Es un punto de partida para pensar críticamente acerca de nosotros mismos y de
nuestras prácticas. Significa empezar a participar de la cultura, de la literatura y de la historia. Porque la
educación también es reflexionar sobre nuestro pasado, nuestro presente y lo que queremos sobre nuestro
futuro. Por eso, pienso que aprender a comprender lo que se lee y escribe es una necesidad y un derecho
impostergable de nuestra sociedad”, sintetizó Lucrecia Gusmerotti, responsable del Programa Nacional de
Alfabetización “Encuentro”
Sí los adolescentes de hoy son vulnerables, gran parte de la sociedad del futuro también será vulnerable.
Estimo que un aporte concreto, práctico, y, sobre todo factible, es implementar,
de modo sistemático,
métodos y/o técnicas de Lectura Comprensiva, tanto para los niños como para los adolescentes. La
Lectura Comprensiva comporta una habilidad básica para desempeñarse idóneamente a lo largo de toda
una vida productiva, en cualquier ámbito. Los contenidos abstractos y conceptuales que se obtienen
mediante la comprensión lectora, constituyen un soporte esencial para “aprender a aprender”.
Algunos interrogantes
*¿Estamos deseducando en lugar de educar?
*¿Día tras día, “fabricamos” más jóvenes ignorantes, hipotecando nuestro futuro como Nación?
*¿Hasta cuándo muchos de nuestros adolescentes seguirán sobrellevando una existencia “provisional” de
incierta duración?
*¿Cómo se detiene y revierte un proceso de deterioro creciente, causado por factores sociales,
económicos, culturales, políticos, pedagógicos, neurobiológicos, nutricionales, psicológicos,
antropológicos, filosóficos, etc.?
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*¿Es mera obra de la casualidad que justamente los jóvenes de Latinoamérica renieguen de la lectura
de modo sistemático o no comprendan lo que leen?
*¿Qué pautas culturales -bajo el vago nombre de globalización y/o posmodernidad - ejercen influencia
sobre la mente de muchos?
jóvenes, cuyos valores principales parecen ser, entre otros, el hedonismo,la apatía, el individualismo, el
narcisismo, el culto del cuerpo, el aprovechamiento del preséntenla visión cortoplacista, el consumismo y
el permisivismo?
Desestructuración mental.
En el mundo de hoy las imágenes tienen una presencia dominante. La cultura de la imagen está
cambiando las formas de percepción. Predomina la estética de lo visual, junto a el “ahora” y el”ya
mismo”. Cultura “light”.Cuerpos perfectos. Realidad virtual. Valores de una nueva sociedad que descree
del sacrificio y el esfuerzo persistente a largo plazo. Los medios audiovisuales y las “autopistas” de la
información son los protagonistas principales de este proceso. La televisión, por ejemplo, se ha
convertido en un instrumento de creación de la realidad; pretende reemplazar, con su omnipresencia, la
vida cotidiana.
Las redes informáticas, por su parte, obligan a estar conectados para no perder el sentido de integración
social. “Se abandona el pensamiento lineal -dice el profesor Diego Pereyra, en Introducción al
Conocimiento de la Sociedad y el Estado - ya que se introducen nuevas formas de repensar la relación
entre objetos. Por ejemplo, los utilitarios de diseño tipo
“Windows” permite acceder a la
información de una manera que escapa a la racionalidad secuencial, lineal y ordinal clásica”. *La vida
social evoluciona al ritmo de la estética del video clip. Sus imágenes son una mezcla de brevedad,
rapidez, fragmentación, suciedad, un tiempo que desafía los cánones tradicionales de la percepción, de la
lectura y de la recepción”. Con la globalización, advierte Pereyra, “ha estallado en pedazos el ‘ethos’
integrador de la sociedad. Los marcos de regulación social se han evaporado y en cambio aparece la
exclusión y las contradicciones sociales. La desestructuración social está provocando un fenómeno de
desestructuración mental en los sujetos”. “Por lo cual se hace necesario encontrar un ‘universo sentido’
que sea capaz de reconstruir los lazos sociales y recuperar la estabilidad y la pertenencia social de los
individuos”.
Globalización ¿y después?
¿Qué significa la globalización para sociedades periféricas o emergentes como la Argentina?
¿Cuál es el ‘humor social’ que se palpa dentro de la presente actualidad globalizada?
¿Existe una ligazón entre la hegemonía ultraliberal que gobierna el mundo, las inequidades que provoca,
y el impacto que genera en los sistemas educativos?
Josep F. Mària i. Serrano señala que no sólo la Argentina es víctima de políticas
de precarización educativa: “la globalización es el arma que esgrimen algunos gobernantes, políticos,
pensadores y hombres de negocios para mantener, prolongar y manipular situaciones socioeconómicas
injustas”. El individualismo, el egoísmo antisolidario y la competencia se acrecientan en un contexto de
continua fragmentación social. La desocupación y la precariedad laboral colocan a la mayoría de la
población en una situación de incertidumbre permanente.
“La crisis política, sindical, y hasta la misma crisis de la sociedad conyugal han deteriorado en gran
medida ámbitos privilegiados de sociabilidad y cohesión social. Se ha debilitado de esta manera la
intensidad de los vínculos sociales, y, por lo tanto, las instituciones sociales han perdido capacidad de
integración y regulación social”, puntualiza Pereyra. La angustia, el stress, la desesperanza, el agobio, la
intolerancia, el nerviosismo, la ansiedad, la desconfianza, el malestar, la inseguridad, están guiando la
vida cotidiana de los individuos. La sociedad se torna día a día más violenta, conflictiva y salvajemente
competitiva. El escritor francés, Benjamin Coriat, escribió respecto del tema de la competitividad : “es
muy poco popular, en particular en el mundo del trabajo, porque es en nombre de la Competitividad ,con
una gran C mayúscula, que se intenta imponer toda suerte de cambios que en muchos casos no son
demasiado progresistas para los trabajadores.
Pero al mismo tiempo todo el mundo es consciente de que en el período que atravesamos, la
competitividad y la búsqueda de competitividad son elementos de sobre vivencia”.
Si los jóvenes no leen o no comprenden lo que leen, les será sumamente difícil sobrevivir.
De ahí, entonces, mí interés, preocupación, casi diría desesperación, por buscar y encontrar las estrategias
adecuadas para que los adolescentes recuperen el placer por la lectoescritura, sí es que pretendemos que
se inserten y “compitan” en el complejo escenario que propone la Era del Conocimiento.
¿Es casual que los chicos no sientan el menor apego hacia la lectoescritura?
Todo alrededor de ellos parece estar planificado para que así suceda. La realidad demuestra que tanto el
mundo globalizado como los sistemas de enseñanzas vigentes, conspiran para que los chicos no aprendan
de acuerdo a las demandas que impone la sociedad de la Información y el Conocimiento. Con los
adolescentes quedan atrapados en una sutil ‘ignorancia’, ¿los poderosos de turno no se aseguran para el
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futuro mayor dominación de la que ya detentan? “En verdad, lo que pretenden los opresores es
transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime”, solía denunciar Simone de
Beauvoir.
“Invisibles” y en riesgo
En la adolescencia, el individuo se enfrenta a complejas situaciones de adaptación.
Los conflictos -inherentes a la condición humana - se potencian en este período de la vida, provocando
crisis que influyen en la afirmación de su modo de ser. Vulnerables por antonomasia en cualquier tiempo
y lugar, los adolescentes asumen conductas típicas de su edad: rebeldía, transgresión, desafío a la
autoridad. Y, lamentablemente, riesgo. Según un Informe de la Organización Mundial de la Salud, de
2003, una de las variables que está más asociada a las conductas de riesgo entre los adolescentes son las
diferencias socioeconómicas, que se expresan, en general de dos formas diferentes:
*riesgo contra uno mismo (consumo de drogas, intentos de suicidio, cuadros depresivos)
*y riesgo contra terceros, reflejados en actos de inusitada violencia
“Hoy vivimos un gran trastorno histórico que afecta a todo el mundo y a todos los aspectos de nuestra de
vida. Estamos cambiando a un ritmo más acelerado que nunca antes en la historia humana “, reflexiona
Alvin Toffler. En semejante contexto socio-histórico, los jóvenes, desconcertados, parecen caminar a
tientas hacia un futuro plagado de acechanzas, no sólo en Argentina sino también en el resto de América
latina. Felipe Gonzalez, ex primer ministro español, en un Informe sobre “La democracia en América
latina” definió a los jóvenes como los sectores “invisibles” en las sociedades latinoamericanas. Por su
parte, Enrique Zuleta Puceiro, presidente de la consultora OPSM y profesor de la Universidad de Buenos
Aires, escribió en La Nación: “Los jóvenes no forman parte de la sociedad política ni de la sociedad civil.
Simplemente, no tienen identidad, proyecto, organización social ni formas de luchas que les permitan ser
y defenderse, conquistar y construir derechos, respeto y, sobre todo, ciudadanía”.
“En una sociedad que ha incrementado exponencialmente sus capacidades políticas - señaló Puceiro los jóvenes argentinos han perdido casi de antemano la batalla por el poder. Sin instituciones ni cauces
establecidos de organización y expresión colectiva ven estancarse sus expectativas más básicas,
acorralados en los desfiladeros sin salida de exclusión social y condenados sin apelación al inmenso
apartheid de una sociedad que, precisamente, por no haber sabido qué hacer en su día de riqueza, hoy no
sabe qué hacer con su pobreza”.
Hemisferios y emociones
Los seres humanos podemos optimizar la eficacia de nuestro pensamiento.
Durante años, la civilización occidental priorizó la educación del hemisferio izquierdo del cerebro en
detrimento del derecho. Hoy, ya nadie discute la importancia de equilibrar y complementar el uso de
ambos hemisferios. La expansión del hemisferio derecho del cerebro -holístico, intuitivo, sintético,
creativo- es una de las vías de acceso hacia el inconsciente, donde se aloja, acaso, nuestro patrimonio
psicológico más valioso: la autoestima. Por eso, Daniel Goleman, psicólogo americano, exhorta a
“alfabetizarnos” también “emocionalmente”. “A fin de potenciar nuestras habilidades y destrezas en las
diversas estrategias de aprendizaje”, sugiere.
El educador de Harvard, Howard Gardner, además de la “emocional”, distingue siete tipos diferentes de
inteligencias (matemática, verbal, musical, espacial, corporal, intrapersonal e interpersonal).Todos
nacemos con un “don”. Hay que saber descubrirlo. Y fortalecerlo.
Gardner diagnosticó “la inteligencia no es innata; se desarrolla. Y evoluciona en el mundo cada 15 años”.
Pero para desarrollar plenamente las habilidades, es primordial participar en el mundo como sujeto activo
llevando las riendas del destino propio. La inteligencia es la capacidad de hacer distinciones. Las
personas limitadas no se dan cuenta de innumerables detalles que los más inteligentes perciben. La
inteligencia no es un factor genético .Si bien es cierto que algunos genios se revelan a muy temprana
edad, lo que más contribuye al desarrollo de la inteligencia es la programación del cerebro. . Al
conocerse más cosas sobre el funcionamiento del cerebro, se sabe que las personas pueden entrenarse
para desarrollar su inteligencia. Por lo tanto, cuanta más capacidad se adquiere para hacer distinciones
(abstractas o concretas) en el ambiente donde se vive y cuanto más se consiga aplicar estas distinciones en
la vida cotidiana, más inteligente será una persona. La lectura de libros, periódicos, revistas de buena
calidad, así como el buen cine, la buena música, la participación en congresos, cursos o debates, y la
atención a lo que sucede en el mundo en que se vive, son hábitos fundamentales para desarrollar la
sensibilidad, aumentar la capacidad de hacer distinciones y ampliar la inteligencia. Uno de los
cibergurúes más destacados del mundo, Donald Tapscott anticipa que quienes tienen entre 4 y 20 años
crearán una nueva manera de estudiar, trabajar, jugar, comunicar y comprar. Serán, en pocas palabras, los
arquitectos de una comunidad diferente. Pero, si no se toman los recaudos necesarios, este movimiento
levantará un muro entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no la tienen.
Revista LA AVISPA Nº 28 – desde Mar del Plata – República Argentina
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Educación responsable
Educar deriva del latín educare, que quiere decir ir conduciendo de un lugar a otro; y también de educere,
extraer, sacar fuera. El primer significado connota un proceso que debe llevarse a cabo paso a paso y que
tiene un sentido dinámico; el segundo, en cambio, se refiere más a los resultados, pero contando con el
inestimable aporte del estudiante, todo lo bueno y positivo que lleva dentro para munirlo de renovadas
fortalezas. El psiquiatra español, Enrique Rojas, resalta que “Educar significa comunicar conocimientos
y promover actitudes”. Además de preguntarnos acerca de lo qué nos sucede, importa plantearnos qué
hacemos nosotros con lo que nos sucede. El conocimiento, ante todo, entraña responsabilidad. Más aún
cuando ya hemos tomado conciencia de lo esencial: el analfabeto de mañana será la persona que no ha
aprendido cómo aprender. “Mañana no será cómo ayer- vaticinaba Gaston Berger, el fundador de la
prospectiva -, será nuevo y dependerá de nosotros. Hace falta inventarlo más que descubrirlo”.
¿Cómo?
Quizás debamos seguir el camino trazado por el educador brasilero Paulo Freire, quien expresó que la
educación verdadera es “praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (para
mejorarlo, obviamente). Y ese es, acaso, el verdadero desafío: crear el cambio para revertir el cuadro de
situación que hoy agobia a vastos sectores de la juventud, sumidos, como están, en el desconcierto y la
desesperanza.
*Consultor en comunicación estratégica.
Autor de la obra inédita “Los adolescentes en la Era del conocimiento. Desafíos, reflexiones y
propuestas”.
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