Papel crítico en la adolescencia: cambios físicos y psíquicos Durante la infancia y la adolescencia, una correcta alimentación tiene gran importancia pues cualquier malnutrición por exceso o por defecto puede tener importantes repercusiones a corto y largo plazo. Además, es durante la infancia cuando comienzan a instaurarse los hábitos alimentarios (HA), HA, correctos o no, que se mantendrán casi durante toda la vida. El término "adolescencia" deriva del latín "adolescere" que significa crecimiento, cambio, maduración. Por tanto, el período de la adolescencia es una etapa dinámica y de continuos cambios, es un periodo de máximo crecimiento en el que se incrementan las necesidades de nutrientes. Durante la pubertad se adquiere el 50% del peso definitivo, el 25% de la talla adulta y un 20% de la masa esquelética. La adolescencia es uno de los períodos de mayor reto en el desarrollo humano. Debido al grado de cambios físicos y psicológicos que se llevan a cabo, surgen varios aspectos importantes que influyen en el bienestar nutricional del adolescente. Para comprender el aspecto nutricional de la vida en este período es necesario conocer previamente el proceso de desarrollo. La adolescencia comienza con la aparición de los caracteres sexuales secundarios y termina cuando cesa el crecimiento somático. A lo largo de este período coexisten un elevado ritmo de crecimiento y fenómenos madurativos importantes que afectan al tamaño, forma y composición del organismo. La nutrición juega un papel crítico en el desarrollo del adolescente y el consumo de una dieta inadecuada puede influir desfavorablemente sobre el crecimiento somático y la maduración sexual. Durante el crecimiento y desarrollo se producen cambios físicos y psicológicos. Cambios físicos Los tres hechos que tienen influencia directa sobre el equilibrio nutritivo son: - La aceleración del crecimiento en longitud y aumento de la masa corporal (estirón puberal). - La modificación de la composición del organismo. - Las variaciones individuales en la actividad física y en el comienzo de los cambios puberales. Cambios psíquicos La adolescencia es un período de maduración para la mente y el cuerpo. Aunado al crecimiento físico de la pubertad, el desarrollo emocional e intelectual son rápidos. El desarrollo de la habilidad para usar el pensamiento abstracto en oposición con el pensamiento concreto típico de la niñez permite llevar a cabo las "labores de la adolescencia". La agitación emocional de esta etapa suele afectar los hábitos alimentarios de los adolescentes. Por ejemplo, el impulso hacia la independencia suele originar el rechazo temporal de los patrones dietéticos familiares El desarrollo cognitivo en el adolescente Los padres de adolescentes observan a diario cómo ha cambiado la forma y la capacidad de pensar de sus hijos. Esa manera de analizar y de ver la realidad les permite dialogar entre sí y vivir y entender cada momento de una manera más cercana. Los padres deben saber que desempeñan un papel decisivo en la madurez intelectual de sus hijos. En la aparición y el desarrollo del pensamiento formal influye de manera capital el ambiente que les rodea. En el presente capítulo pretendemos explicar en pocas palabras ¿QUÉ ENTENDEMOS POR PENSAMIENTO FORMAL? PIAGET cree que el adolescente construye sus propias formas de pensar basándose en su propio nivel de maduración y en sus experiencias reales. Hoy día sabemos que el desarrollo se trata de una interacción, una mutua influencia entre las posibilidades que ofrece el entorno y las potencialidades del individuo. El individuo proviene de un período que se apoya en objetos concretos. A partir de los 12 años podemos afirmar que se reemplazan los objetos por ideas o conceptos. El "pensamiento formal es reversible, interno". El adolescente es capaz de concebir hipótesis (pensar en abstracto) y preparar experiencias mentales para comprobarlas. Formula definiciones, elabora conceptos, resuelve problemas. El sujeto no es consciente del proceso. Según lo anterior, el adolescente puede aplicar un razonamiento deductivo indicando las consecuencias de determinadas acciones realizadas sobre la realidad. El uso del pensamiento hipotético-deductivo constituye el núcleo del pensamiento científico dado que no sólo pueden formular hipótesis que expliquen los hechos sino también son capaces de comprobar el valor de cada una de las hipótesis que han trazado. El pensamiento abstracto tiene un carácter proposicional (“si… entonces”) que consiste en utilizar proposiciones verbales como medio ideal en el que expresar las hipótesis y razonamientos, así como los resultados que se obtienen. Para pensar o razonar sobre hechos posibles, el trabajo intelectual no se hace sólo con objetos reales, sino con representaciones de los mismos. El medio de estas representaciones es el lenguaje que desempeña una labor capital en el desarrollo de este pensamiento. Se ha afirmado que el pensamiento abstracto se basa en esquemas formales. A través de ellos, el adolescente representa su conocimiento como resultado de la interacción de la nueva información con la propia experiencia. El esquema es entendido como un proceso interno, no necesariamente consciente y que descansa sobre la información ya almacenada en nuestra mente. Es una unidad básica a través de la cual representamos nuestro conocimiento. Los esquemas permiten la predicción y así capacitan al individuo para anticiparse a aquellos aspectos del ambiente que le son significativos, acomodándose a las demandas del medio a la vez que integra información nueva. El desarrollo del pensamiento formal en la adolescencia se produce de una forma significativamente diferente al desarrollo físico. Mientras que éste se produce de una forma progresiva, relativamente rápida (tres o cuatro años) y en una secuencia semejante en la mayoría de los individuos, el desarrollo intelectual tiene lugar con más lentitud (siete u ocho años), en una progresión irregular y con notables diferencias entre unos y otros. De forma concreta, el adolescente, en el desarrollo intelectual y de forma progresiva, adquiere la capacidad de: 1. Valorar distintas posibles soluciones a un problema. 2. Prever las consecuencias de actuaciones presentes. 3. Adquirir capacidad crítica al ser capaz de relacionar realidades concretas con reglas generales o abstractas. 4. Y podrá reflexionar sobre diferentes realidades posibles. Las consecuencias de esta forma de pensar son claras: según va dominando con eficacia estas nuevas capacidades, disfrutará de las conversaciones con sus amigos sobre las realidades trascendentales de la vida, hará uso de la crítica, al principio de manera muy tajante, y será capaz de delimitar sus aspiraciones de futuro de una manera realista. La adolescencia es la etapa que marca el comienzo del desarrollo de procesos de pensamiento más complejos (también llamados operaciones lógico-formales): ▪ la capacidad de razonar a partir de principios conocidos (construir por uno mismo nuevas ideas o elaborar preguntas), ▪ la capacidad de considerar distintos puntos de vista según criterios variables (comparar o debatir acerca de ideas u opiniones) y ▪ la capacidad de pensar acerca del proceso del pensamiento. Veamos entonces, los CAMBIOS EN EL DESARROLLO COGNITIVO durante la adolescencia (12 a 18 años de edad). El adolescente adquiere la capacidad de pensar sistemáticamente acerca de todas las relaciones lógicas implicadas en un problema. La transición desde el pensamiento concreto hacia las operaciones lógico-formales se produce con el tiempo. Cada adolescente elabora un punto de vista propio acerca del mundo. Es posible que algunos apliquen las operaciones lógicas a la resolución del tareas escolares antes de poder aplicarlas a los dilemas de su vida personal. La presencia de cuestiones emocionales frecuentemente interfiere en la capacidad que el adolescente tiene para pensar con mayor complejidad. La habilidad para considerar posibilidades y hechos puede influir ya sea de manera positiva o negativa en la toma de decisiones. Veamos a través de unos indicadores, el progreso que implica la transición desde un desarrollo cognitivo más simple a uno más complejo: ▪ Adolescencia precoz (10 a 12 años): los pensamientos más complejos se dirigen hacia la toma de decisiones personales en el colegio o el hogar, entre las que se encuentran las siguientes: - Comienza a cuestionar la autoridad y las normas de la sociedad. - Empieza a formar y verbalizar sus propios pensamientos y puntos de vista acerca de diversos temas generalmente relacionados con su propia vida, como por ejemplo: ▪ cuáles son los mejores deportes para practicar. ▪ cuáles son los grupos más convenientes para incluirse. ▪ qué aspecto personal es atractivo o deseable. ▪ qué reglas establecidas por los padres deberían cambiarse. ▪ Adolescencia media (12 a 16 años): el adolescente se vuelve más reflexivo y piensa en cuestiones más filosóficas y futuristas como las siguientes: - El adolescente cuestiona con mayor profundidad. - Analiza también con mayor profundidad. - Piensa acerca de su propio código ético y comienza a elaborarlo (por ejemplo, "¿Qué creo yo que es lo correcto?"). - Piensa acerca de diferentes posibilidades y comienza a desarrollar su propia identidad (por ejemplo, "¿Quién soy?"). - Piensa acerca de posibles metas para el futuro y comienza a considerarlas sistemáticamente (por ejemplo, "¿Qué es lo que quiero?"). - Piensa acerca de sus propios planes y comienza a elaborarlos. - Comienza a pensar a largo plazo. - El hecho de que el adolescente piensa sistemáticamente comienza a influir en su relación con los demás. ▪ Adolescencia tardía (16 a 18 años): los procesos de pensamiento complejos se utilizan para concentrarse en conceptos menos egocéntricos y en la toma de decisiones, entre los que se incluyen las siguientes: - El adolescente piensa con mayor frecuencia acerca de conceptos más globales como la justicia, la historia, la política y el patriotismo. - Frecuentemente, desarrolla puntos de vista idealistas acerca de temas o cuestiones específicas. - Es posible que se involucre en debates y que no tolere puntos de vista diferentes. - Comienza a dirigir el pensamiento hacia la decisión de optar por una carrera. - Comienza a dirigir el pensamiento hacia el rol que desempeñará en la sociedad como un adultos. Ante esta realidad, es preciso que los padres se planteen ¿QUÉ PUEDEN HACER PARA ESTIMULAR UN ADECUADO DESARROLLO COGNITIVO DEL ADOLESCENTE? Veamos algunas recomendaciones muy útiles y fáciles de aplicar: a) Incluyan al adolescente en discusiones sobre temas, cuestiones y hechos de la vida cotidiana. b) Anímenle a compartir las ideas y pensamientos de los adultos y el grupo de iguales. c) Aliéntenlo a pensar por sí mismo y a desarrollar sus propias ideas. d) Ayúdenle a establecer sus propias metas. e) Anímenle y oriéntenle a pensar acerca de sus posibilidades futuras. f) Felicítenle y elógienle cuando tomen buenas decisiones. g) Ayúdenle a volver a evaluar por sí mismos las malas decisiones. Lo anterior se puede ver reflejado en crear actitudes y situaciones que favorezcan el desarrollo de su hijo tales como las siguientes: ▪ Pida a su hijo opinión en relación con una decisión que le afecte (amueblar su habitación, lugar de vacaciones, compra de una enciclopedia de estudio...) y exíjale que razone su decisión. Ayúdele a razonar y encontrar pros y contras. Después, con el tiempo, es necesario ver las consecuencias de la decisión adoptada y valorarlas. ▪ En alguna ocasión, vea las noticias con su hijo y comente lo que ocurre: si está de acuerdo o en contra, pídale opinión, que valore lo ocurrido. ▪ Ayúdeles a que aporten sus puntos de vista ante un hecho cercano o lejano. No sea drástico en sus conclusiones y permítale que se equivoque. ▪ Pese a que en los argumentos de su hijo existan errores de planteamiento y fundamentación, escuche con atención y exprese interés por lo que dice. Manifieste una actitud de valor hacia la intervención de su hijo con mensajes abiertos como: “es interesante lo que dices..., aunque...”; “estoy de acuerdo contigo, sin embargo deberías pensar que...”; “tienes razón y además hay que tener en cuenta que...” La familia como sistema relacional Antes de referirnos a las características de la familia en el período adolescente desarrollaremos algunos conceptos de la perspectiva sistémica de la familia. Esta perspectiva, de amplio uso clínico y terapéutico, se basa en la idea de cada familia constituye un sistema de relaciones. La descripción de la interacción familiar basada en este concepto no se refiere a un determinado conjunto de personas (por ejemplo, la familia "nuclear", de padres e hijos, o la familia "extendida", que incluye a varias generaciones). La idea apunta, más bien, a señalar las relaciones específicas que se construyen entre los miembros de una familia, y no a la simple superposición de sus características individuales. El concebir a la familia como un sistema de relaciones implica que las conductas de los individuos son interdependientes y mutuamente reguladas. Este mecanismo regulador interno está constituido por un entramado de reglas implícitas y explícitas. Las relaciones familiares son singulares y se advierten en las pautas de interacción que se dan en forma recurrente en el tiempo. Por tanto es posible hablar de una familia en términos de la forma particular de relacionarse de sus miembros, construida, estabilizada y desarrollada través del tiempo. Dicho de otro modo, la familia, como grupo natural, elabora en el curso del tiempo pautas de interacción que constituyen su estructura, la cual rige el funcionamiento de sus miembros, facilita la interacción recíproca y define una gama de conductas posibles. elacional Por otra parte la familia es un sistema social abierto, en constante interacción con el medio natural, cultural y social; transmite los valores y creencias propias de la cultura a la cual pertenece. Conforma un microgrupo con dimensiones biológicas, psicológicas y sociales de alta relevancia en la determinación del estado de salud o enfermedad de sus componentes. En ese sentido, frente al problema clínico de una determinada persona no es suficiente que sea considerado como un fenómeno individual e interno, sino que los problemas de las personas pueden ser entendidos en conjunto con su contexto ry en un determinado contexto social. Revisaremos a continuación algunos de los conceptos básicos de la perspectiva sistémica, los cuales permitirán comprender mejor las dinámicas familiares durante la adolescencia. Límites o fronteras. El sistema relacional de una familia no es homogéneo. Las relaciones son diferenciadas y por lo tanto existen distintas funciones y roles dentro del sistema. Plantear que se pueden hacer estas distinciones, nos lleva a examinar el concepto de límites. Los límites marcan fronteras, divisiones, permiten hablar de lo que está adentro y lo que está afuera. Definen, por ejemplo, que un individuo, en un momento dado, forma o no forma parte de algún sistema o subsistema y mantienen, por lo tanto, la identidad del sistema. El sistema familiar tiene límites que lo separan del resto de los sistemas con los que interactúa, lo que le permite diferenciarse de ellos. A su vez, al interior de la familia, los distintos subsistemas están separados por límites, lo que implica que se diferencian entre sí. Los límites se reflejan en la distancia física entre los miembros en distintos contextos, en los temas que son hablados por ellos y no con otros y en la interconección emocional que manifiestan y experimentan. Como ejemplo, en las familias se puede constatar que habitualmente hay temas y funciones que son más propios de la pareja conyugal, distintos de aquellos que corresponden a la misma pareja en tanto padres, y distintos también de los diálogos y funciones que involucran a los hijos. Cuando estos límites son claros y semi-permeables marcan diferencias entre sistemas, pero al mismo tiempo permiten el traspaso e intercambio de información hacia afuera y hacia adentro, de modo que exista comunicación entre ellos. Hay familias en las cuales los límites son difusos, y por lo tanto no hay mucha diferenciación y hay demasiado paso de información entre los subsistemas. Por ejemplo, todos los miembros de la familia opinan frente a una situación y están enterados de todo, los hijos interfieren en la relación conyugal y se ven afectados por los problemas íntimos de sus padres. También puede ocurrir que los padres estén excesivamente involucrados en la privacidad de sus hijos o en las relaciones entre los hermanos. En otras familias en cambio los límites son rígidos, lo cual también puede ser disfuncional, ya que el intercambio de información es pobre, cada subsistema está excesivamente diferenciado y separado de los otros. Por ejemplo, esto ocurre cuando lo padres no se enteran de lo que les sucede y experimentan sus hijos y viceversa, a menos que una situación de crisis de cierta gravedad los obligue a romper estos límites. Homeostasis. Este concepto alude a la tendencia de cualquier sistema a mantener la constancia y estabilidad de sus condiciones, con respecto a los límites definidos en relación con su ambiente y con respecto a sus relaciones internas. Podría parecer contradictorio hablar de homeostasis o estabilidad si estamos hablando de seres vivos, sistemas que están en constante cambio al interior de ellos y con los sistemas de su contexto. Sin embargo, al hablar de homeostasis tenemos que pensar en un "equilibrio dinámico", esto es, por una parte, una tendencia natural a preservar su constancia y estabilidad en el tiempo y por otra una tendencia a cambiar para adaptarse a nuevas experiencias y situaciones. Dicho de otro modo, no se refiere a una estabilidad rígida, sino a la constante "calibración" del sistema relacional. Una analogía física es la conservación de la temperatura en una sala, mediante la activación de una calefacción regulado por un termostato. Muchos otros ejemplos de homeostasis provienen de la biología, puesto que el organismo tiene gran cantidad de sistemas autocorrectivos. La homeostasis varía de una familia a otra, dependiendo de la etapa del ciclo vital en que se encuentre. Para mantener el equilibrio, cada familia se sostiene en valores, reglas y normas que condicionan y marcan las relaciones tanto con el medio interno como con el externo. Frente a comportamientos conflictivos o ante estímulos externos que tengan un efecto desestabilizador, se ponen en juego mecanismos de retroalimentación que protegen la homeostasis familiar. Por ejemplo, en una familia donde el padre queda sin trabajo, es probable que la madre tenga que asumir el rol proveedor. Sin embargo, la tendencia homeostática producirá al poco tiempo conflictos al interior de la pareja, lo que presionará al padre a buscar un nuevo trabajo, no sólo por problemas económicos, sino también por retomar el rol que el sistema considera que le corresponde. Retroalimentación. El sistema familiar, para mantener este estado de equilibrio dinámico u homeostasis, posee mecanismos de control, a través de los cuales se asegura su permanencia en el tiempo, mantiene sus límites como sistema y se adapta a los cambios propios del ciclo vital (internos) y a los cambios sociales (externos a la familia). Estos mecanismos de control funcionan a través de la "retroalimentación", concepto cibernético que se refiere a que el sistema utiliza los resultados de su funcionamiento como información que le permite ajustar sus propias reglas. Esta retroalimentación puede ser positiva o negativa. La retroalimentación negativa implica que el sistema, frente a una señal de cambio, corrige su desempeño, volviendo al funcionamiento original. Esta forma de retroalimentación lleva, por lo tanto, una dirección inversa a la del cambio que la originó. La retroalimentación positiva implica que el sistema, frente a una señal de cambio, modifica aún más su propio funcionamiento. Es decir, esta retroalimentación actúa en la misma dirección que el cambio que la originó. Ambas formas de retroalimentación coexisten en un sistema, puesto que son parte de sucesiones circulares de acontecimientos causales que mantienen su adaptación. Permiten así que el sistema por una parte evolucione y por otra mantenga la estabilidad necesaria para su funcionamiento. El ciclo vital de la familia La familia es un sistema dinámico, que va cambiando y desarrollándose progresivamente a través del tiempo debido a cambios que se operan en su interior y por la influencia de un contexto social más amplio. Así como el individuo crece, se desarrolla, madura y envejece a través de cambios y ajustes sucesivos, también la familia experimenta su propia secuencia de desarrollo. Esta evolución de la familia se da a través de etapas que forman ciclos. Se pueden identificar ciertos logros o tareas familiares que deben ser alcanzados en cada etapa y que posibilitan el paso a la etapa siguiente. Estas situaciones de tensión y conflicto en la familia son crisis que son esperables o "normativas", propias del momento por el cual pasa la familia. Si no se logran superar las tareas de etapas anteriores, los problemas que no fueron enfrentados pueden reaparecer una y otra vez a lo largo del ciclo familiar. Sin embargo no hay que entender este ciclo vital en forma lineal, como una simple aplicación del concepto de ciclo de vida individual a la familia. Incluso hay autores que desechan esta visión lineal y señalan que el ciclo de vida familiar consiste en la alternancia de fases en las cuales predomina la cohesión con fases en las que predomina el desligamiento. De hecho, si se observa una familia determinada, la etapa que distinguimos depende de cual es el sistema que estamos definiendo. Por ejemplo, en una familia en la que el hijo mayor es escolar, los padres son simultáneamente hijos en una familia en la cual se vive la etapa de nido vacío. Por otra parte, la estructuración en ciclos es fuertemente influida por variables socioculturales. De este modo el ordenamiento en etapas que será presentado debe ser tomado como marco de referencia para considerar las tareas evolutivas y principales características de distintos momentos de la vida familiar, y no como un secuencia rígida. Etapas del ciclo vital de la familia 1. Formación de la pareja y comienzo de la familia. La tarea central de esta etapa es el establecimiento de un compromiso permanente, el que se va profundizando a medida que pasa el tiempo. La pareja debe crear formas de relación y comunicación satisfactorias. Debe definir estilos de vida, rutinas, intereses, lo que implica que cada uno de los miembros de la pareja se modifica internamente para lograr una acomodación y adaptación mutua. Una tarea central de esta etapa, que muchas veces es una de las más difíciles, es la definición de las relaciones con las respectivas familias de origen. 2. Etapa de crianza inicial de los hijos Esta etapa comienza con el nacimiento del primer hijo. La tarea fundamental de esta etapa es darle espacio al niño en la familia. La madre desarrolla una "mutualidad" con el niño, que implica empatizar con sus necesidades biológicas y psicológicas para satisfacerlas. Este vínculo madre-hijo es fundamental para que el niño desarrolle una sensación de confianza básica en el mundo. La llegada de un nuevo miembro a la familia plantea dificultades para la pareja, que debe redefinir su manera de compartir responsabilidades, de relacionarse sentimental y sexualmente (por ejemplo, compartir la atención y el amor y restringir la actividad sexual a los momentos de intimidad). También cambian las relaciones con las familias de origen de ambos miembros de la pareja parental. 3. Familia con hijos pre-escolares Esta etapa comienza con la entrada del hijo mayor al jardín infantil. En esta etapa el niño desarrolla mayor dominio sobre su cuerpo y comienza a conocer y explorar su medio ambiente. Los padres deben permitir y aceptar esta mayor autonomía y al mismo tiempo proteger al niño de los posibles peligros de ésta. 4. Familia con hijos escolares Esta etapa comienza con el ingreso del hijo mayor al colegio. Este se separa parcialmente de la familia para desarrollarse en el ámbito escolar. Es una época de prueba para la familia porque el medio escolar y sus exigencias evalúa la "eficiencia" con la que los padres han criado y socializado a su hijo. Los padres deben aceptar que al entrar el niño al colegio van a separarse de él y que además van a comenzar a aparecer otras personas importantes para el niño, como profesores, compañeros y amigos. Al tener compañeros, el niño va a conocer otras familias con otros estilos de funcionamiento, lo que le permite hacer comparaciones con su propia familia. Los padres, y en especial la madre, comienzan a tener más tiempo libre, lo que les permite retomar sus actividades y trabajos alternativos. En esta etapa la relación de pareja se afirma gradualmente, o se produce un distanciamiento progresivo si no se han logrado desarrollar áreas de satisfacción compartida. 5. Familia con hijos adolescentes Tratándose este capítulo de la adolescencia, esta etapa será analizada posteriormente en forma más extensa. 6. Período medio de la familia En esta etapa la pareja vuelve a estar sola y se produce lo que se ha llamado el "nido vacío". En la medida en que se prolonga la expectativa de vida y se mejora la calidad de ésta, es posible que la familia atraviese por una etapa estable y positiva. Sin embargo, esta etapa puede ser especialmente difícil para aquellas parejas en las que se estableció una complementariedad rígida, con la mujer dedicada casi exclusivamente a la crianza y cuidado de los hijos y el hombre al rol de proveedor, sin desarrollar áreas comunes de interés. La familia en la etapa adolescente El sistema relacional de una familia en la etapa adolescente se enfrenta a intensos cambios de uno a más de sus miembros y por lo tanto necesariamente también cambia su propio funcionamiento. En este sentido, es una etapa en la cual la homeostasis se reajusta en un nuevo nivel de funcionamiento, más apropiado para el desarrollo de sus miembros. Hay interacciones que muestran que la retroalimentación positiva predomina sobre la negativa, es decir, se producen cambios que a su vez activan nuevos cambios. Por estas razones, la etapa con hijos adolescentes suele ser considerada por diversos autores como una de las más difíciles dentro del ciclo vital de la familia. Es el período más "centrífugo" dentro del ciclo familiar. Es decir, es una etapa donde los distintos miembros de la familia cambian su orientación hacia relaciones extrafamiliares y las fronteras pueden volverse menos permeables que en etapas anteriores. Esta característica se nota con claridad en los típicos conflictos padres-hijos referidos a la defensa de la privacidad y de la autodeterminación por parte de los adolescentes, en contraposición al intento de los padres por mantener las pautas de relación de la niñez. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el hijo adolescente también esta viviendo tendencias "homeostáticas", en el sentido que mantienen conductas que reflejan sus necesidades infantiles de protección y control por parte de sus padres. Estas características del sistema de relaciones se pueden acompañar de mayores incertidumbres para las personas y de más conflictos entre los distintos miembros de la familia. En esta etapa las tareas parentales son difíciles. Los padres deben aceptar el crecimiento y desarrollo de su hijo y darle progresivamente las condiciones para que se desarrolle y pueda llegar a decidir personalmente su futuro laboral, sexual y familiar. Las opciones que el adolescente toma en algunos momentos pueden coincidir o no con las expectativas de los padres, lo que produce conflictos que para muchas familias son dificiles de manejar y aceptar. A veces los padres se cierran y asumen una actitud controladora que retarda la independencia del joven. Idealmente deben reaccionar apoyando a sus hijos, manteniendo una comunicación abierta y dando las posibilidades emocionales y materiales para que el joven comience una vida independiente exitosa. También es posible que tengan una postura desinteresada o impotente, manifestada en una excesiva permisividad, y que también tiene consecuencias negativas para el desarrollo adolescente. Por otra parte, es una etapa en la que cada generación está viviendo reevaluaciones importantes: Los abuelos se preparan para el retiro. Los padres pueden estar en la crisis de la "edad media", en la cual se reevaluan las ambiciones y se cuestionan los logros alcanzados. Es un momento dentro de la vida donde se siente la brevedad del tiempo y hay una especie de duelo por las metas que podrían haber sido y no fueron. Dentro de esta reevaluación la relación de pareja puede vivir una redefinición que está impulsada por los cambios en la autonomía de los hijos y la emergencia de anhelos que habian sido postergados. Es un momento de frecuentes crisis matrimoniales. Los hijos buscan consolidar su propia identidad e insertarse socialmente. Toda la familia se desplaza de manera natural hacia un sistema más individualizado y diferenciado lo que trae consigo alta inestabilidad de las reglas familiares, aumenta la ansiedad y los conflictos. Suelen ocurrir grandes cambios en el estilo de vida: retiro laboral, divorcio, nuevas nupcias, cambios de empleo, etc. Es una etapa que implica en cierta medida procesos de separación y de duelo para toda la familia. En el adolescente es un duelo el ir abandonando la seguridad de la dependencia infantil, así como el quiebre de la imagen parental idealizada. Para los padres es también un duelo el aceptar que el hijo vaya separándose, compartiendo menos tiempo con la familia, teniendo su propia identidad que a veces no concuerda con el ideal de los padres. En este sentido, siempre hay un duelo del ideal del yo de los padres proyectado en el hijo. El proceso emocional principal de esta etapa es la flexibilidad creciente de las fronteras familiares para permitir la independencia de los hijos adolescentes. Pero esto es en sí un proceso difícil donde influyen aspectos transgeneracionales: Es frecuente que familias que en fases anteriores han sido funcionales pero que les es difícil aceptar los cambios y la apertura del sistema familiar vivan una crisis en esta etapa. En general la rigidez del sistema familiar es un factor que puede alterar este proceso. Los padres que han tenido dificultades para lograr acuerdos frente a la crianza de los hijos, cuando el adolescente tiende a desafiar las normas, les es aún más crítico este problema, aumentando los conflictos conyugales. Los padres, y en especial las madres, cuando han puesto en la función parental toda su autoestima, se pueden ver bastante afectadas por la descalificación de sus hijos adolescentes y atemorizadas ante su independencia. Los hijos parentalizados, que han recibido delegaciones familiares, también se ven interferidos en la posibilidad de alcanzar una identidad propia. Es en este contexto donde el adolescente negocia permanentemente con los padres la posibilidad de romper los lazos de dependencia infantil y llegar a ser persona. Para poder permitir a los hijos crecer es importante que los padres aprendan a negociar convenios acerca los tiempos, espacios, deberes, propios y colectivos, deseos, costumbres, vestimenta, lenguaje, etc. La familia debe ofrecer al adolescente oportunidades reales de encontrar nuevos roles que le permitan ejercitarse en el papel de adulto que tiene que asumir, alcanzando así una autonomía suficiente para su funcionamiento adulto. También hay influencias de la familia en la sexualidad adolescente: Entre los hermanos se suele producir un efecto de diferenciación (por ejemplo, el hermano "macho" versus el hermano afeminado, o la hermana que privilegia roles maternales versus aquella que se interesa en los roles intelectuales) Los padres ejercen influencia indirecta sobre la expresión sexual del adolescente. Estudios demuestran que estos rara vez conversan con sus padres sobre estos temas, reciben más información de sus pares y hermanos. Las mujeres reciben más influencia cuando no son sexualmente activas. Cuando un adolescente empieza a experimentar su propia sexualidad se cierra una puerta en el intercambio entre él y su familia. No sólo por la sexualidad, sino también en el recato por los cambios físicos, las fantasías a nivel cognitivo y la realización de experimentos y exploraciones fuera de la familia. El cierre de esta puerta repercute en toda la familia. Las posibles respuestas de la familia hacia estas manifestaciones son: Se postula que la sexualidad emergente del adolescente estimula a sus progenitores lo que explicaría en parte el aumento en las relaciones extramaritales con parejas más jóvenes. Los padres excesivamente recatados pueden fomentar encubiertamente actuación del hijo como proyección de sus deseos reprimidos La madre contribuiría al distanciamiento con su propia hija al aproximarse a la menopausia y responder a la maduración de la hija experimentando esto como un estímulo de su propia sexualidad y la consiguiente rivalidad con su hija Se puede diferenciar un subsistema fraternal, separando a los hermanos sexualmente maduros de los menores. Todos estos ajustes dependen en cierto grado de adaptabilidad de la organización familiar. En las familias cuyo sistema de relaciones es vulnerable la emergencia de la sexualidad del adolescente puede activar o desencadenar problemas de gravedad y consecuencias diversas, tales como abuso sexual, incesto o embarazo en la adolescente. Consideraciones acerca de la aplicación clínica La utilidad del conocimiento de las características de la interacción familiar durante la adolescencia se entenderán mejor al leer el capítulo sobre entrevista y aún más si se observa el video con la entrevista simulada. La complejidad de relación médicoadolescente se debe al conjunto de factores individuales y familiares que se ponen en juego en esa relación. La independencia del adolescente no es completa y las fronteras que interponen entre este y sus padres pueden reflejar su fragilidad. Cuando un adolescente acude a un profesional es importante que éste tome en cuenta este fenómeno al desarrollar una relación de confianza y eventualmente al recibir información confidencial o al responsabilizar al adolescente de su propio tratamiento. Como resumen, se puede decir que el profesional que atiende a un adolescente debe considerar los siguientes aspectos: el adolescente forma parte de un complejo sistema de relaciones que esta en alguna medida en crisis, reformulando sus fronteras y recalibrando sus reglas. el adolescente, aunque parezca que sus posturas a menudo estan en contra de sus padres, los representa en cierta forma y que tiene lealtades y afectos no siempre visibles al asumir un rol profesional se hace parte del sistema parental a la vez que establece la relación de confianza con el adolescente. Debe por lo tanto cultivar una relación de confianza con los padres y sostener un equilibrio entre ambas relaciones, lo que no siempre es fácil al establecer esta alianza con los padres debe tomar en cuenta que es posible que ellos estén pasando también por momentos críticos personales o de pareja EL GENOGRAMA El genograma es una herramienta gráfica que resume la información relevante sobre una familia. Permite registrar y conocer la información de una manera "visible" e ilustrar acerca de la etapa del ciclo vital actual, acontecimientos vitales, relaciones afectivas y recursos del grupo familiar. Puede ser analogado a una "radiografía de la familia, en la que se evidencian las pausa relacionales actuales y transgeneracionales y se consignan las enfermedades y acontecimientos vitales importantes. El genograma podrá ser usado como un instrumento diagnóstico al permitir al integrante del equipo de salud contrastar hipótesis relacionadas con la contribución que el sistema familiar hace al problema detectado. Esto se aplica a familias con problemas recurrentes de toda índole, de la cual no se excluyen aquellos sistemas que involucran enfermos crónicos, graves o terminales que requieren un apoyo determinado. Hay seis categorías informativas contenidas en el genograma: 1. La estructura familiar: Comprende la composición de la familia (familia extensa, nuclear íntegra, nuclear con parientes próximos, nuclear ampliada, binuclear y monoparental) y el subsistema fraternal (orden e nacimiento, diferencias de edad y género) 2. Adaptación al ciclo vital familiar: Implica conocer en qué etapa del ciclo vital está la familia; las transiciones o crisis normativas a las que se está adaptando y la posibilidad del surgimiento de una asincronía en alguna de las etapas, entendiéndola como un acontecimiento desplazado en el tiempo. 3. Repetición de pautas a través de generaciones: Esto permite ayudar a las familias y evitar repeticiones presentes y futuras de las pautas que tengan un carácter negativo. La repetición de patrones a lo largo de generaciones puede relacionarse con la estructura, la morbilidad o pautas de funcionamiento familiar. 4. Sucesos de la vida y funcionamiento familiar: Esto se refiere a acontecimientos vitales estresantes que puedan estar causando crisis y disfunciones familiares. Estas situaciones pueden ser recientes (pérdidas tales como: fallecimientos, abandonos, separación) o pasados. Para estudiar el impacto debe analizarse la tipología familiar, las edades de los miembros y las redes de apoyo con que cuenta. También puede haber coincidencia o recurrencia de fechas, edades o acontecimientos significativos, cuando se observa que situaciones críticas ocurren en una determinada época y es posible descubrir tensiones en la historia familiar que las explican (por ejemplo: las reacciones de aniversario) Al estudiar el genograma se pueden indicar los recursos cuantitativos (red social), en cuanto al número de personas y su relación de parentesco; a quién es posible dirigirse en un momento de crisis, etc. Esto es central para el diseño de estrategias de intervención frente a acontecimientos vitales graves. 5. Pautas vinculares: El genograma es un medio útil para reconocer las relaciones de cercanía, distancia, triangulaciones, conflictos, etc. del grupo familiar. Sin embargo, este aspecto puede cambiar con el tiempo, por lo que es esencial su corrección periódica. Diseño del Genograma Para la realización del genograma es recomendable seguir tres pasos: I. Realizar el trazado de la estructura familiar, tomando en cuenta los siguientes aspectos: a. Consignar los miembros de la familia, representando con un cuadrado a los hombres y con un círculo a las mujeres. b. Consignar el matrimonio entre dos personas a través de una línea horizontal continua que une el cuadrado con el círculo, teniendo presente que el cuadrado se sitúa a la izquierda y el círculo a la derecha. c. Consignar a las parejas convivientes a través de una línea horizontal discontinua. d. Ubicar a los hijos de mayor a menor, en orden de izquierda a derecha, uniéndolos a la línea horizontal que une a los padres. e. Dibujar, en el caso de hijos adoptivos, la línea que une a la pareja con el (los) hijo (s) adoptivos de manera discontinua. f. Consignar el parto con feto muerto a través de una "X" en el símbolo correspondiente. g. En el caso de aborto, graficarlo con un círculo negro en el caso que sea espontáneo, y con una X (en vez del símbolo de hombre o mujer) en el caso que sea provocado. h. Trazar la interrupción del matrimonio a través de dos barras inclinadas sobre la línea horizontal de matrimonio o convivencia. i. En los casos de múltiples matrimonios o convivencias se debe tener en cuenta las diferentes posibilidades: i. Cuando sólo el hombre o la mujer se ha casado más de una vez, se registra el último matrimonio (o convivencia) a la derecha. ii. Cuando son los dos miembros de la pareja quienes se casan (o conviven) nuevamente, situar el más reciente en el centro. j. Señalar a las personas que viven en una misma casa con una línea discontinua alrededor de todas ellas. k. Consignar al paciente índice por una línea doble alrededor del cuadrado o del círculo, según se trate de un hombre o mujer, respectivamente. l. Señalar el fallecimiento de un miembro de la familia trazando una "X" dentro del símbolo correspondiente. II. Consignar las edades de los miembros de la familia y las fechas de sucesos significativos. Esto sirve como medio para ubicar la etapa del ciclo vital en que se encuentra la familia y comprender las crisis normativas de ella. En este segundo paso no deben dejar de considerarse ciertos aspectos: . Registrar la edad de cada miembro de la familia dentro del símbolo de cada uno. a. Registrar la fecha de nacimiento y fallecimiento encima del símbolo correspondiente, a la izquierda y derecha respectivamente. b. Señalar la edad de la persona al morir al interior del símbolo correspondiente. c. Registrar fechas de matrimonio y separación en la línea horizontal que une a la pareja. III. Registrar información relevante en el momento de "leer" el genograma de una familia, como la siguiente: . Indicar los recursos familiares tanto económicos como afectivos, con un asterisco sobre el símbolo correspondiente. Anotar a pie de página de qué tipo de recurso se trata. a. Registrar las relaciones entre los miembros de la familia a través de diversos tipos de líneas que unen los símbolos correspondientes a los miembros de la familia. Las relaciones pueden ser: muy unidas o fusionadas, unidas, distantes, separadas o conflictivas. b. Consignar los problemas de salud a la derecha de la persona (símbolo) c. Registrar los sucesos familiares críticos, como pérdida de trabajo o migraciones, a la izquierda del símbolo correspondiente, con la sigla AV (acontecimiento vital estresante) y al pie de página señalar de qué acontecimiento se trata.