DIVERGENCIA ENTRE COTO Y LARGO PLAZO

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Agosto-04
¿QUIÉN SE ENCARGA DEL LARGO PLAZO?
Entrevistado un político europeo que recientemente acaba de dejar un puesto de
gobierno, comentaba que “es más fácil ser simpático que responsable” al referirse a
medidas de gobierno tomadas por su sucesor. Por otro lado, días antes de la última
elección para Jefe de Gobierno de una gran ciudad argentina, se concluyó la
repavimentación de muchas de sus avenidas principales. Pero su sistema cloacal y de
desagües sigue aun colapsado. La ciudad tiene pavimento recién estrenado, pero sigue
inundándose cuando caen unas gotas de lluvia por encima de lo habitual.
¿Que tienen ambas situaciones en común? : Una medida “simpática” antes que
“responsable” genera adhesiones en el corto plazo. Una repavimentación urbana - que se
ve - en vez de mejoras en la infraestructura de cloacas y desagües - que no se ven genera también adhesiones a corto plazo.
Podríamos como estos encontrar cantidades de ejemplos, en los que los lideres políticos
priorizan, al momento de la toma de decisiones, medidas cuyo impacto es inmediato en
detrimento de otras decisiones más eficaces para el conjunto de la sociedad, pero cuyos
efectos cristalizan en el largo plazo. Podríamos también buscar a través de esta idea
rectora una formulación matemática, la que posiblemente nos llevará a la conclusión de
que el plazo máximo del efecto de las decisiones de los políticos, siempre está dentro del
período de tiempo en que se encuentren en gestión. Implica que las medidas que “tomaría
un estadista”, las que a veces son “antipáticas” y “responsables”, aunque conlleven una
mejora de la calidad de vida en el largo plazo, están generalmente ausentes del día a día
de las decisiones y acciones nacionales.
¿Es este el acabose?. O ¿Debería ser que - conscientes de las limitaciones descriptas en
los párrafos previos - las sociedades deben buscar - y encontrar - el antídoto para esta
realidad?
Se dice que occidentales como Marco Polo en sus viajes a Oriente trajeron innovaciones,
la pólvora, las pastas, las especias, etc. En busca de un paso alternativo a ese Oriente,
es que se descubrió América hace más de 500 años. Para esa época, China ya era una
gran nación. Vicisitudes seculares (¿algunos incluirán entre ellas al comunismo?)
aletargaron a China. Pero desde los años ‘70 con Deng Xiao Ping en el gobierno, el país
reinició su crecimiento. Está econométricamente previsto que para el año 2050, el tamaño
de la economía china será 1, 5 veces el de la norteamericana (hoy apenas supera la
décima parte en términos de PBI en dólares). Por otro lado, no hace falta mencionar lo
que sucedería si países superpoblados como Holanda y Japón no fueran disciplinados. Ni
que sucedería si los fríos países del norte de Europa, como Finlandia, Noruega, Suecia,
Islandia y Dinamarca no fueran también disciplinados.
Por otro lado, el ex-presidente uruguayo J.M. Sanguinetti citó en un excelente articulo
publicado en 2003, que Darwin en su viaje por estas tierras, comentaba que “el exceso de
recursos, hace del nativo una persona poco industriosa” refiriéndose a nuestros
conciudadanos. Asimismo, el autor José Pedro Barrán en su libro “La cultura barbara
(Historia de la sensibilidad en el Uruguay)” comenta que en la época de la colonia, había
en aquel país 15 vacas por habitante –muchas de ellas cimarrones o mostrencas, salvajes
y sin dueño-, lo que nos da una idea del excedente alimentario a disposición de los
pobladores del Uruguay de principios del siglo XIX. Hasta la época de los saladeros, solo
se aprovechaba industrialmente el cuero del animal, por lo que carne - alimento - sobraba.
Tal es así que el autor comenta que si, saliendo de las curtiembres, se caía de alguna
carreta una media res ya desollada, se la dejaba donde caía. Era más caro el esfuerzo de
volverla a cargar a la carreta, que el valor de los cientos de kilos de carne de esa media
res. Allí quedaba pudriéndose y a disposición de los perros callejeros.
A través de los distintos ejemplos anteriores, hemos tratado de resaltar la tendencia a las
distintas duraciones de los períodos de cristalización de los efectos de las decisiones
políticas en los distintos países en función de su historia. Países como China, Holanda,
Japón o los del norte de Europa han tenido circunstancias a través de las cuales su
cultura se ha alineado con el largo plazo y la disciplina. Países como Argentina y sus
vecinos, por el contrario, han tenido circunstancias que les permitieron convivir con la
indisciplina y el “inmediatismo”. Los resultados de ambas tesituras se reflejan en el
estado de situación de los distintos países.
Creemos que las sociedades no deben soslayar aquellas necesarias decisiones que
prioricen el largo plazo y la disciplina. Creemos por lo antedicho que sociedades como la
argentina, tienen debido a su historia una mayor tendencia a lo “simpático “ antes que a lo
“responsable”. Es probable que las instituciones que velen por las decisiones que apunten
a la mejora de la calidad de vida del país en el largo plazo, tiendan a estar fuera del
estado, o por lo menos fuera de los estamentos políticos del estado - que tiene tendencia
la “simpatía” más que a la “responsabilidad”. Tal vez sea a través del tercer sector (las
ONGs y demás) que en el seno mismo de la sociedad civil - que seguirá viviendo más allá
del cada período de gestión de los políticos de turno - deba lucharse esta batalla
cotidiana por el largo plazo, la disciplina y la responsabilidad.
Marcelo F. Simón
Es Ingeniero del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) con una MBA de Pace University (New York),
profesor de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y del Institute for the International Education of
Students (IES, Chicago, Buenos Aires)
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