El auto del Tribunal Supremo desestimando los recursos

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TRIBUNAL SUPREMO
Sala de lo Penal
AUTO
CAUSA ESPECIAL
Nº de Recurso:20048/2009
Fallo/Acuerdo: Auto Desestimando
Voto Particular
Procedencia: QUERELLA
Fecha Auto: 28/07/2010
Ponente Excmo. Sr. D.: Adolfo Prego de Oliver y Tolivar
Secretaría de Sala: Ilma. Sra. Dña. María Antonia Cao Barredo
Escrito por: FGR/IP
Recurso de Apelación c/ Auto de 20 y Providencia de 21 de Abril/ 2010
Recurso Nº: 20048/2009
Ponente Excmo. Sr. D.: Adolfo Prego de Oliver y Tolivar
Secretaría de Sala: Ilma. Sra. Dña. María Antonia Cao Barredo
TRIBUNAL SUPREMO
Sala de lo Penal
AUTO
Excmos. Sres.:
D. Juan Saavedra Ruiz
D. Adolfo Prego de Oliver y Tolivar
D. Joaquín Giménez García
D. Francisco Monterde Ferrer
D. Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre
En la Villa de Madrid, a veintiocho de Julio de dos mil diez.
Dada cuenta. Se tiene por recibido el testimonio de los particulares, así
como las actuaciones que remite el Excmo. Sr. Magistrado Instructor, y a la vista
de los siguientes,
I. HECHOS
PRIMERO.- Con fecha 20 de abril pasado el Excmo. Sr. Magistrado
Instructor designado en la presente causa, dictó Auto en cuya parte dispositiva
DICE:
“…..DISPONGO: Que no ha lugar a admitir el escrito presentado por el
Procurador Sr. Domínguez en representación de la parte acusadora “Falange
Española de las JONS” a la que se requerirá para que en término de una
audiencia subsane el defecto que se deja indicado, con expresa advertencia de
que, de no cumplimentar el requerimiento se le tendrá por precluida en el
derecho a formular acusación….”.
Asimismo, con fecha 21 de abril pasado, el Excmo. Sr. Magistrado
Instructor dictó Providencia, del siguiente tenor literal:
“……Por dada cuenta. Visto el escrito presentado por el Procurador Sr.
Peñalver en la representación que tiene acreditada como parte acusadora,
atendiendo a los mismos criterios que se han dejado establecidos en el auto
dictado en esta causa en fecha 20 de abril, REQUIÉRASELE para que subsane
los siguientes defectos formales: Excluir del apartado "I HECHOS PUNIBLES",
correspondiente a la conclusión primera del artículo 650 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, los párrafos agrupados bajo la rúbrica
"I.Antecedentes" (páginas 2 a 7 del escrito) por incluir hechos ajenos a los que
constituyen el objeto del proceso. Excluir del mismo apartado "I HECHOS
PUNIBLES" los párrafos agrupados bajo las rúbricas B. Injusticia
(antijuridicidad) de las resoluciones (página 20 a 63 del escrito) y C.
Concurrencia del elemento subjetivo "a sabiendas" en lo que exceda de la
mera afirmación de que el acusado actuaba "a sabiendas" (página 63 a 68 del
escrito) por cuanto, pese a circunscribirse a argumentaciones de naturaleza
jurídica dirigidas a argumentar la corrección de la imputación penal, son
extemporáneas y van más allá del límite requerido por el artículo 650 de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal citado. Todo ello con el APERCIBIMIENTO de
que, de no efectuarse nueva formulación del escrito en el plazo de una
audiencia, en la decisión a que se refiere el artículo 783 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal se procederá en consecuencia en lo que respecta a la
determinación del objeto del juicio.- Así lo acuerda........".
SEGUNDO.- Notificadas las anteriores resoluciones al Ministerio Fiscal
y a las demás partes personadas, la defensa, dentro del plazo establecido,
formuló recurso de apelación contra las mismas por medio de escrito presentado
en el Registro General de este Tribunal de fecha 23 de abril en base a las
alegaciones que en él se contienen.- Se dio traslado por cinco días al Ministerio
Fiscal y a la acusación de conformidad con lo preceptuado en el art. 766.3 de la
LECrm.
TERCERO.- El Ministerio Fiscal en el trámite correspondiente, evacuó
traslado con fecha 10 de Mayo en el que interesa:
“….La declaración de nulidad radical y de pleno derecho de las
resoluciones recurridas, esto es, el auto de 20 de abril de 2010 y la providencia
de 21 de abril de 2010, por incurrir, ambos en el motivo recogido en el art.
238.3 de la LO del Poder Judicial, al haberse prescindido en las mismas de
normas procesales esenciales, causando con ello “indefensión” del querellado.La retroacción de las actuaciones al momento posterior a la presentación de los
primitivos escritos de acusación de las acusaciones populares.- La declaración
de tener precluido el trámite y plazo de calificación provisional de las partes
acusadoras a partir de la presentación de su primitivo y único escrito de
calificación provisional.- Que a la vista de tales escritos de acusación, y no
reuniendo los mismos los requisitos establecidos en el art. 650 de la LECrm.,
debe procederse en la forma que prevé el art. 783.1 de la LECrm., esto es, al
SOBRESEIMIENTO de la causa al amparo del art. 637.2 de la misma Ley
procesal, así como por no haberse formulado en tiempo y forma escrito de
acusación válido contra el querellado.....”.
La acusación, por escrito presentado el 10 de Mayo interesa su
oposición al recurso formulado de contrario contra el auto de 20 de abril y la
providencia de 21 de abril pasados y por designados los particulares indicados,
para que, tras los trámites legales oportunos se dicte resolución desestimando el
recurso planteado.
II. RAZONAMIENTOS JURÍDICOS
PRIMERO.- El presente recurso se interpone contra las resoluciones
dictadas por el Excmo. Sr. Instructor de esa causa que son el Auto motivado de
fecha 20 de abril y la providencia, igualmente motivada por remisión expresa a los
criterios del referido Auto, dictada el 21 del mismo mes:
La primera resolución contiene dos pronunciamientos dispositivos: declara
que "no ha lugar a admitir" el escrito (de acusación) presentado por la parte
acusadora "Falange Española de la JONS", y ordena requerirle para que en término
de una audiencia "subsane el defecto" indicado en los Fundamentos Jurídicos del
Auto, con expresa advertencia de que "de no cumplimentar el requerimiento se le
tendrá por precluido en el derecho a formular acusación". Es de resaltar que el
defecto consistía en mezclar la descripción de los hechos con múltiples
valoraciones haciendo ardua la diferenciación de aquellos "cuya verdad o falsedad dice el Auto- ha de ocupar la defensa del acusado y a cuya acreditación ha de
orientarse la actividad probatoria"; en incluir referencias o circunstancias
personales del acusado y hechos ajenos al objeto del proceso; y en confundir la
exposición de argumentaciones con la descripción estricta de hechos.
La segunda resolución dictada en forma de providencia pero "atendiendo a
los mismos criterios que se han dejado establecidos" en el Auto anterior, se ordena
requerir a las también partes acusadoras Sindicato de Funcionarios Manos Limpias,
y Asociación Civil Libertad e Identidad, para que de su escrito de acusación
subsanara ciertos defectos formales. En concreto para que del apartado "I.HECHOS PUNIBLES" se eliminaran o sea se suprimieran ciertas partes
determinadas, a saber: "excluir" los párrafos agrupados bajo la rúbrica "I.Antecedentes", y "excluir" también los párrafos agrupados bajo las rúbricas "B.
Injusticia (antijuridicidad) de las resoluciones y C". Concurrencia del elementos
subjetivo "a sabiendas", en lo que exceda de la mera afirmación de que el acusado
actuaba "a sabiendas".
SEGUNDO.- Debe precisarse que la impugnación formalizada es un
recurso de apelación, interpuesto directamente, es decir sin previo planteamiento
del recurso de reforma, de conformidad con lo establecido en el art. 766.2 de la
LECriminal (no 776.2 de la LECriminal como erróneamente cita el recurrente) en
relación con el art. 222 de la Ley procesal. Se trata pues de un recurso de apelación
en el que se postula la nulidad de dos resoluciones, no de un incidente de nulidad
de actuaciones. En efecto el incidente regulado en el art. 241 tiene carácter
excepcional, limitado a que los defectos de forma no hayan podido denunciarse
antes de recaer resolución que ponga fin al proceso y que ésta no sea susceptible de
recurso ordinario ni extraordinario.
En este caso, estando abierta la vía ordinaria del recurso de apelación, no
podía el impugnante plantear el incidente de nulidad de actuaciones regulado en el
art. 241 de la LOPJ. Y por ello lo que presenta es el recurso de apelación directo
amparado por el art. 766.2 de la LECriminal.
TERCERO.- El recurrente postula la total nulidad de ambas resoluciones,
y la nulidad de los nuevos escritos de acusación que pudieran presentarse con las
correcciones interesadas, y además que se tengan por no presentados los escritos
acusatorios formulados con anterioridad. En definitiva su tesis es que ni son válidos
los escritos de acusación presentados por razón de sus defectos, ni tienen eficacia
las resoluciones judiciales requiriendo su subsanación, ni aunque se subsanaran
serían válidas los nuevos escritos rectificados. Lo que obviamente equivale a
sostener que sus irregularidades eran determinantes de su nulidad absoluta, y
además insubsanables, y definitivas, es decir causa de su irremediable ineficacia.
La consecuencia sería que en este proceso no hay escrito acusatorio.
CUARTO.- La primera línea argumental del apelante consiste en subsumir
las resoluciones impugnadas en el ámbito del art. 238.3 de la LOPJ que declara la
nulidad de pleno derecho de los actos procesales cuando -entre otros supuestos que
no vienen al caso- se prescinda de las normas esenciales del procedimiento siempre
que, por esa causa, haya podido producirse indefensión. La esencialidad de la
norma infringida de una parte, y de otra la indefensión como resultado de esa
infracción, constituyen así las dos condiciones necesarias para la apreciación de la
nulidad de pleno derecho, o nulidad absoluta.
El recurrente considera que esto se ha producido en el caso presente por
cuanto en una y otra resolución impugnada se materializa lo que considera una
conducta de Instructor incompatible con su deber de imparcialidad al asumir con
sus requerimientos de subsanación el papel de parte prestando su colaboración a las
acusaciones sobre la correcta redacción de sus escritos de acusatorios.
El planteamiento de la pérdida de la imparcialidad por las razones indicadas
es una tesis que el apelante mantuvo en el incidente de recusación promovido
contra el Instructor de la causa, y que ya fue rechazado por el auto de 6 de mayo
pasado. Las razones en él expresadas se han de repetir de nuevo:
Allí se dijo, y aquí repetimos, que "de conformidad con el art. 781.1 de la
ley procesal, la resolución sobre acomodación de los escritos de calificación de las
partes acusadoras al Auto de hechos punibles del art. 779.4 de la ley procesal,
resulta procedente por la propia naturaleza del acto procesal y con fundamento en
la necesidad de controlar la correspondencia entre la determinación de los hechos
punibles realizados por el Juez instructor (art. 779.4) y los escritos de calificación
de las acusaciones y su incorporación al proceso, para asegurar el cumplimiento de
las exigencias de correlación entre el marco establecido por el instructor y los
escritos de las acusaciones, a manera de medida de ordenación y control del
proceso, para garantía de las partes, particularmente de la defensa, que no debe
verse sorprendida por una acusación de hechos que no se contengan en el Auto del
art. 779.4 de la ley procesal. En este sentido, como precedentes jurisprudenciales
podemos citar el Auto de esta Sala 19 de julio de 1997, causa especial 880/1991 y
la doctrina del Tribunal Constitucional cuando remarca que es preciso el examen
de los términos de la acusación pues no caben acusaciones vagas, imprecisas, etc.,
que hagan que el acusado no sepa sobre qué se le acusa. Por consiguiente, se hace
necesario un control sobre la acusación frente a la que el acusado debe defenderse
(STC 299/2006, de 23 de octubre).
En el presente supuesto, el instructor dicta dos resoluciones,
correspondientes a los escritos presentados por las dos personaciones como
acusadores en la causa, las cuales deben examinarse separadamente: a) en el auto
de 20 de abril de 2010, anticipa la gravedad de la falta de acomodación del escrito
de calificación con el auto de determinación de hechos punibles, y fruto de esa
consideración dicta un auto, una resolución motivada, para advertir a la parte de la
preclusión del derecho a formular acusación y dispone la posibilidad de
subsanación en un plazo de una audiencia; b) con relación a la providencia de 21
de abril, el presupuesto sobre el que actúa es distinto. Aquí la falta de acomodación
es de menor importancia y la providencia lo califica de "defectos formales" que
relaciona, y con remisión a la argumentación del precedente Auto, dispone la
posibilidad de subsanación.
Esa subsanación, y por lo tanto la concesión de un plazo, es una
consecuencia de una interpretación constitucional del proceso penal. Así, la STC
147/97, de 16 de septiembre, con cita de varias anteriores, advertía que "el derecho
a la tutela judicial impide la clausura de un procedimiento por defectos que puedan
subsanarse, sin perjuicio de otros derechos o intereses igualmente legítimos y
obliga al órgano judicial a rechazar toda interpretación formalista y des
proporcionada de los presupuestos procesales que le conduzca a negar el acceso a
la jurisdicción, debiendo, en su lugar, utilizar aquella que resulte ser la más
favorable al ejercicio del derecho a la tutela judicial, concediendo a la parte la
posibilidad de subsanar los defectos u omisiones procesales que sean susceptibles
de subsanación". La STC 130/1998, de 16 de junio, refuerza el argumento,
anteriormente expuesto, de la necesidad de proceder a un examen de los escritos de
acusación y de comprobar la correlación entre el auto de hechos punibles y los
escritos de acusación, que deberá realizarse desde una interpretación
constitucional del proceso. El Tribunal Constitucional, en esta Sentencia, aunque
referida al proceso laboral en el que se prevé que el Juez debe conceder un plazo de
subsanación de los defectos de la demanda, señala que dicha "atribución es
constitucionalmente inobjetable, puesto que responde a una finalidad razonable y
necesaria... y no se trata de una mera facultad, sino de una auténtica obligación del
órgano judicial dirigida a garantizar los derechos e intereses legítimos deducidos
en una demanda laboral...", añadiendo "el juzgador debe advertir a la parte actora
la existencia de defectos en la demanda y concederle un plazo de subsanación".
Por consiguiente, las resoluciones dictadas por el instructor en la causa
penal son adecuadas a lo establecido en la Ley procesal penal, por lo tanto, no
pueden objetivizar la perdida de imparcialidad que se denuncia. Tampoco cabe
hablar de parcialidad del instructor por tomar una decisión que persigue reforzar y
actuar las principio acusatorio que ampara al imputado en el procedimiento
penal”.
De lo razonado en su día, y que aquí repetimos resulta que no existe
infracción de norma alguna esencial del procedimiento por pérdida de imparcialidad
del Instructor, en las dos resoluciones apeladas; y que por ello no concurre la
alegada nulidad de pleno derecho que el recurrente invoca.
QUINTO.- Fuera de los supuestos de nulidad de pleno derecho, son
anulables los actos procesales con defectos de forma, si concurren ciertas
condiciones: a) la primera es que, como exige el art. 240.1 de la LOPJ el vicio o
defecto de forma del acto procesal implique ausencia de los requisitos
indispensables para alcanzar su fin o determine efectiva indefensión. Por lo tanto no
todo defecto de forma conduce a la posible anulación del acto sino aquellos que
impliquen la carencia de lo que el acto precisa para el fin que le es propio, o
implique indefensión efectiva. Sin estas exigencias el defecto formal no pasa de
mera irregularidad sin virtualidad anulatoria. b) La segunda exigencia es que no
quepa la subsanación, bien porque no sea susceptible de ella por su naturaleza
misma, o bien porque siendo posible la subsanación haya transcurrido el tiempo
hábil, deviniendo imposible la eliminación del defecto.
La improcedencia de declarar la nulidad del acto subsanable resulta del art.
240.2 de la LOPJ, que condiciona esa declaración a que no proceda la subsanación,
lo que implica que, cuando procede, no cabe declarar la nulidad. La regla general es
la subsanibilidad como se desprende del art. 243.3 de la LOPJ que exige de
Juzgados y Tribunales cuiden de que puedan ser subsanados los defectos en que
incurran los actos procesales de las partes siempre que en dichos actos se hubiese
manifestado la voluntad de cumplir los requisitos exigidos por la Ley; y de su
apartado 4 al declarar que los actos de las partes que carezcan de los requisitos
exigidos por la Ley serán subsanables en los casos condiciones y plazos previstos en
las leyes; precepto que no supone una subsanibilidad limitada y excepcional, puesto
que el art. 11.3 de la LOPJ condiciona la desestimación de pretensiones por motivos
formales a que el defecto sea insubsanable o no se subsanare por el procedimiento
establecido en las leyes. Del conjunto de estos preceptos resulta, pues, la
subsanibilidad de los defectos formales como regla general y el condicionamiento
de la declaración de ineficacia del acto formalmente defectuoso a la falta de
subsanación que es el mecanismo establecido en principio para la sanación de lo
defectuoso.
SEXTO.- En el caso del escrito acusatorio del Sindicato Manos Limpias y
de la Asociación Libertad e Identidad no concurre ni una sola de las exigencias
necesarias para afirmar su ineficacia originaria e irreparable.
a) En primer lugar porque el defecto cuya rectificación fue requerida en la
providencia recurrida no consistía en la carencia de lo necesario para su validez sino
en la inclusión de elementos sobrantes, perfectamente separables e identificados en
su contenido. La providencia no requiere ni la reformulación del escrito acusatorio
ni la adición de exigencias necesarias pero omitidas, sino la exclusión, la supresión,
la eliminación de las partes o porciones señaladas en la resolución. Y por lo tanto si
la inclusión de lo sobrante se considera un defecto formal es obvio que éste no pasa
del nivel de mera irregularidad por no representar carencia de lo necesario, ni
concurrir la exigencia del art. 240.1 de que el defecto de forma implique "ausencia
de los requisitos indispensables para alcanzar su fin", que son los establecidos en el
art. 781.1 de la LECriminal y art. 650 de la LECriminal para el escrito de acusación,
y que estaban cumplidos en su totalidad. Una cosa es requerir para que se añada un
requisito omitido exigido en la ley y otro requerir, como en este caso, para eliminar
elementos sobrantes indebidamente incorporados, sin afectación de los que, siendo
necesarios, el escrito contiene.
b) En segundo lugar porque ni la inclusión de lo sobrante ni el
requerimiento de su eliminación acarrean ni pueden acarrear indefensión alguna al
recurrente. En efecto, el derecho a no padecer indefensión se configura en la
jurisprudencia constitucional como un derecho a la defensa contradictoria de las
partes mediante la oportunidad de alegar y probar procesalmente sus derechos e
intereses y de replicar dialécticamente las posiciones contrarias. La jurisprudencia
constitucional señala que el derecho el art. 24.1 de la CE no sólo exige que los
órganos judiciales no impidan u obstaculicen las facultades de las partes de alegar y
justificar sus pretensiones (STC 237/2001 de 18 de diciembre) sino que está
materialmente dirigido a garantizar la posibilidad de ambas partes procesales de
alegar y probar cuanto consideren preciso para la defensa de sus intereses y
derechos en posición de igualdad recíproca (STC 115/2006 de 24 de abril). La
indefensión consiste en un impedimento del derecho a alegar y de demostrar en el
proceso los propios derechos y, en su manifestación más trascendente, es la
situación en que se impide a una parte, por el órgano judicial en el curso del
proceso, el ejercicio del derecho de defensa, privándola de ejercitar su potestad de
alegar y, en su caso, justificar sus derechos e intereses para que le sean reconocidos
o para replicar dialécticamente las posiciones contrarias en el ejercicio del
indispensable principio de contradicción (STC 89/1986, de 1 de julio). En definitiva
es una limitación de los medios de defensa producida por una indebida actuación de
los órganos judiciales (STC 165/1998, de 4 de julio).
Basta el recordatorio de la citada doctrina para evidenciar que ni el escrito
acusatorio referido ni la providencia exigiendo la exclusión en él de ciertos párrafos
no representan desde ningún punto de vista indefensión alguna para el recurrente.
c) En tercer lugar porque la inclusión indebida de ciertos párrafos concretos
que la providencia ordena eliminar requiriendo a la parte para que los excluya, es
por su naturaleza misma perfectamente subsanable, mediante el elemental
procedimiento de su eliminación sin más, disponiendo para ello del plazo señalado
en la providencia, que además no era un tiempo suplementario concedido sino el
que restaba por transcurrir del plazo legalmente establecido para la formalización
del escrito de acusación. Es evidente que de ese modo ni tan siquiera es planteable
la preclusión ni la insubsanibilidad sobrevenida por el transcurso del tiempo hábil
para la eliminación del defecto formal.
SÉPTIMO.- En el escrito de acusación presentado por Falange Española,
cuya subsanación de defectos formales fué requerido por el Auto recurrido
concurren otras circunstancias en cuanto sus defectos señalados en el auto recurrido,
-y que hemos reseñado resumidamente en el Fundamento Primero- pudieran
imposibilitar el cumplimiento de la exigencia de precisión por el art. 650 al que se
remite el art. 781-1 de la LECriminal, en la determinación de los hechos imputados
y de las calificaciones y demás conclusiones provisionales, al resultar arduo
diferenciar aquéllos de las valoraciones introducidas, y confundirse la descripción
estricta de hechos con la exposición de argumentaciones, lo que podría valorarse
como un defecto dotado de las exigencias previstas en el art. 240.1 de la LOPJ. Sin
embargo, este defectuosa formulación es subsanable por la posible supresión
depuradora de los elementos causantes de la imprecisión. No es un defecto formal
insubsanable por sí mismo, ni lo impedía ninguna preclusión por transcurso del
tiempo. El plazo de formalización del escrito acusatorio, como en el caso anterior,
no estaba cumplido, y en el expresado por el Auto cabía la subsanación requerida.
Es por lo demás bastante evidente, que dado el alcance del defecto, la
indefensión posible del acusado estaba en la irregularidad por la falta de precisión
del escrito, y no en la subsanación del defecto ordenada en beneficio del acusado al
posibilitar conocer con exactitud los hechos objeto de acusación sin añadidas
valoraciones o consideraciones difuminadoras de aquéllos. Entender otra cosa
equivale o bien a afirmar que paradójicamente forma parte del derecho de defensa
invocar la indefensión frente a una defectuosa acusación, pretendiendo no tenerla
por formulada como si el derecho de defensa se pudiera esgrimir frente al proceso y
no en el proceso frente a la acusación, o bien considerar que la acusación defectuosa
consolida el vicio que contiene sin posibilidad de rectificación ni siquiera en el
tiempo no transcurrido del plazo legal establecido para ese acto procesal, con la
absurda consecuencia de que quien nada presentó antes podría formalizar el escrito
acusatorio hasta el último momento del plazo, pero no podría hacer lo mismo quien
lo hubiera hecho antes de modo ineficaz por razón de los defectos formales.
OCTAVO.- Por todo lo expuesto procede desestimar el recurso de
apelación interpuesto contra las dos resoluciones recurridas, que se confirman
íntegramente en sus propios términos.
En cuanto a la pretensión de que se declare la nulidad de los nuevos escritos
acusatorios que pudieran presentarse con las correcciones interesadas, es
improcedente porque se fundamenta en la premisa desestimada de la invalidez de las
resoluciones que interesen esas correcciones, y porque a partir de su validez que
aquí declaramos, la decisión de si han cumplido o no los nuevos escritos las
exigencias corresponde a otras resoluciones distintas de las que constituyen el objeto
de esta alzada.
III. PARTE DISPOSITIVA
LA SALA ACUERDA: Desestimar el recurso de apelación interpuesto por
la representación procesal de D. Baltasar Garzón Real contra el Auto de fecha 20
de abril y la Providencia de fecha 21 de abril de 2010 dictadas por el Excmo. Sr.
Instructor de este procedimiento, que confirmamos en todas sus partes.
Notifíquese la presente resolución.
Así lo acordaron y firmaron los Sres. Magistrados que formaron la Sala para
ver y decidir la presente, de lo que como Secretaria, certifico.
Juan Saavedra Ruiz
Adolfo Prego de Oliver y Tolivar
Francisco Monterde Ferrer
Joaquín Giménez García
Juan Ramón Berdugo Gómez de la Torre
TRIBUNAL SUPREMO
Sala de lo Penal
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VOTO PARTICULAR
FECHA:28/07/2010
VOTO PARTICULAR QUE FORMULA EL EXCMO. SR.
MAGISTRADO D. JOAQUÍN GIMÉNEZ GARCÍA, respecto del Auto de la
Sala de 28 de Julio de 2010 en Recurso de Apelación contra el Auto de 20 y
Providencia de 21 de Abril de 2010 dictados por el Sr. Juez de Instrucción.
Por medio de este Voto, expreso mi opinión contraria a la decisión
mayoritaria de la Sala de desestimar el recurso de apelación interpuesto por la
representación legal del querellado D. Baltasar Garzón contra el Auto de 28 de
Julio de 2010 y Providencia de la misma fecha, ambas del Sr. Juez Instructor de la
Causa Especial 20048/2009.
Considero, con respeto a la opinión mayoritaria, que el recurso de apelación
debió de haber sido admitido parcialmente con el alcance que luego concretaré.
Primero.- El escenario donde se producen las resoluciones impugnadas es el
siguiente:
1º Tras el auto dictado por el Sr. Juez Instructor de transformación de las
Diligencias Previas a Procedimiento Abreviado y con traslado a las acusaciones
para que formalizaran el escrito de conclusiones provisionales, por las dos
acusaciones populares personadas en los autos se presentaron sendos escritos de
conclusiones provisionales condenatorias, haciéndolo en sentido absolutorio el
Ministerio Fiscal.
2º Presentados dichos escritos, por auto de 20 de Abril se declaró
inadmisible el escrito de acusación de Falange española concediéndole un plazo de
subsanación bajo apercibimiento de tenerle por precluido en su derecho, y por
proveído de 21 de Abril, ambos del Sr. Juez Instructor, se ordenó requerir a. Sr.
Procurador del Sindicato manos limpias a que subsanase los defectos que se
observaron en su escrito.
3º El requerimiento fue cumplimentado en plazo por una de las acusaciones
populares (sindicato manos limpias) y no por la otra (falange española).
4º Se presenta recurso de apelación ante la Sala por la representación del
querellado contra la iniciativa adoptada por el Sr. Juez Instructor de efectuar tales
requerimientos.
5º La resolución de la mayoría de la Sala ha sido la de rechazar el recurso de
apelación por los argumentos que se contienen en el f.jdco. sexto.
Segundo.- No comparto ninguno de tales argumentos, que a mi juicio, viene
a ser el mismo analizado desde diversas perspectivas, en síntesis: el escrito de
acusación del sindicato insinuado adolece de relatos sobrantes en los hechos que
narran pero que no afectan a la esencia del propio escrito acusatorio y en cuanto al
escrito de falange dándole un plazo al estimarse falta de precisión en su escrito fue
correcta la decisión del Sr. Instructor, tendente, precisamente a que el imputado
conozca los hechos de los se le acusa, evitando de este modo que pudiera alegar
indefensión por una defectuosa acusación.
En el proceso penal el protagonismo acusatorio lo tiene sin duda el
Ministerio Fiscal, y en su caso las partes acusadoras, ya Particulares o Populares.
El objeto del proceso, entendido como la pretensión punitiva que motiva la
acción de la acusación, encuentra su momento cumbre en el escrito de conclusiones
provisionales, y queda ya definitivamente fijado en las conclusiones definitivas que
cierran el juicio oral.
Dicho objeto, concretado en el escrito de conclusiones provisionales por las
acusaciones, se integra fundamentalmente por el relato de unos hechos, es decir se
vertebra a través de una secuencia de hechos que en opinión de la acusación
concernida pueden dar lugar a unos delitos.
Por eso la clave de bóveda de todo el sistema acusatorio es que la acusación
tiene que presentar un relato fáctico, y del mismo debe tener cabal conocimiento el
imputado para que pueda defenderse. La acusación ha de ser clara, concreta y
comprensible, y ello es, a mi juicio, con respeto a la opinión mayoritaria, exclusiva
responsabilidad de quien sostenga la acusación sin que deba haber interferencia o
indicación alguna por parte del Juez Instructor, tendente a facilitar el ejercicio de la
acusación.
Desde estas reflexiones, considero que respecto al escrito de acusación
provisional el ámbito de actuación del Sr. Juez Instructor solo puede ser el de
adoptar una de estas dos posiciones:
a) Dar curso a la acusación efectuada continuando con el trámite
correspondiente y
b) Estimar que la construcción del relato fáctico efectuada por la acusación
no responde a las exigencias de un escrito de acusación, y en cuyo caso solo cabría,
tras así declararlo acordar el sobreseimiento.
A mi juicio no hay otras opciones y aquí es donde está el núcleo de mi
discrepancia con la opinión mayoritaria ya que la posibilidad de requerir a una de
las acusaciones para que efectúen correcciones en su relato de hecho y los depuren,
y a la otra para que subsane defectos que hagan admisible su escrito de acusación,
no tiene, a mi juicio, apoyo legal.
Como recuerda la sentencia del Tribunal Constitucional 299/2006 de 23 de
Octubre, con cita de otras anteriores, en relación al derecho a ser informado de la
acusación "....no es conforme con la Constitución, ni la acusación implícita ni la
tácita sino que la acusación debe de ser formulada de forma expresa y en términos
claros que no sean absolutamente vagos e indeterminados....".
Considero que esta es una obligación que incumbe exclusivamente a las
acusaciones sin que con el fin de facilitar el conocimiento de la acusación por el
imputado pueda el Sr. Juez Instructor efectuar los requerimientos que acordó.
Es cierto y así consta en la resolución de la mayoría, que el requerimiento
que efectuó el Sr. Juez Instructor no supuso la apertura de un nuevo plazo para
calificar ya que como se reconoce expresamente en el f.jdco. sexto, apartado c) de
la resolución que discrepo, el plazo dado en los requerimientos no supuso un
tiempo suplementario concedido sino solo el que restaba por transcurrir del plazo
legalmente establecido.
Aún así, los requerimientos efectuados, cuya relevancia es obvia, suponen
una iniciativa del Sr. Juez Instructor que entiendo que carece de soporte legal sin
que pueda quedar fundamentado en el párrafo 3º del art. 243 LOPJ al que se refiere
la resolución de la mayoría en el f.jdco. quinto.
Cualquier iniciativa adoptada por el Sr. Juez Instructor en el momento clave
de recibir el escrito de conclusiones provisionales acusatorias tiene la consecuencia
de trastocar su imprescindible equilibrio y respeto a los derechos de todas las partes
en el proceso y muy singularmente los del imputado, para quien, no debe olvidarse,
se articula un amplio catálogo de derechos y garantías procesales en su condición
de tal, que le otorgan un status privilegiado frente al resto de partes.
No he encontrado precedentes jurisprudenciales que abordaran
concretamente esta cuestión. Hay algunas resoluciones que se refieren a cuestiones
tangenciales pero no idénticas ni siquiera análogas.
El propio auto del Sr. Juez de Instrucción se refiere al auto de 19 de Julio de
1997 recaído en la Causa Especial Recurso nº 880/1991. Se trata del "caso Filesa"
pero la cita efectuada, a mi juicio no sirve de apoyo a la decisión adoptada.
En dicho auto de 19 de Julio de 1997 se acordó la nulidad de uno de los
escritos de la acusación particular, y en esa situación solo se admitió la adhesión de
dicha parte a la calificación acusatoria efectuada por el Ministerio Fiscal.
En el presente caso el Ministerio Fiscal no acusa por lo tanto no es posible
traer este precedente en apoyo de la decisión adoptada.
Hay también dos sentencias de esta Sala nº 878/2002 de 17 de Mayo del
2002, en la que se aborda el tema de la preclusión del plazo para calificar, y la
validez de la acusación efectuada transcurrido dicho plazo. La razón de tal validez
concedida por el Sr. Juez Instructor se fundamentó en la sentencia indicada en que
el propio Sr. Juez Instructor, después del proveído que declaró precluido el derecho
de la acusación a presentar escrito de acusación, lo admitió, lo que implícitamente
supuso una revisión de su propia decisión inicial, y enlazado con ello, se tuvo muy
en cuenta que tal acusación fue aceptada sin protesta por el imputado en su
momento. Doctrina semejante se reitera en la sentencia nº 723/2003 de 22 de
Septiembre. Es obvio que tampoco estos dos casos permitirían sostener la
absolución impugnada.
Tercero.- Como consecuencia de todo lo razonado, y discrepando de la
opinión mayoritaria de la Sala, considero que el recurso del querellado debía haber
sido admitido en parte.
El querellado solicita en su escrito que se tengan por nulos los
requerimientos, y que, así mismo, se tengan por no presentados los escritos
derivados de tales requerimientos y que se tengan por nulos los escritos iniciales de
las acusaciones populares y por precluido este trámite, con la consecuencia de
acordar el sobreseimiento. La misma tesis es la sostenida por el Ministerio Fiscal
en su escrito de 10 de Abril.
Por contra, estimo que la decisión que debió adoptarse sería la siguiente:
1º Tener por no efectuados los requerimientos y los escritos de ellos
derivados, y en consecuencia retrotraer el procedimiento al momento de la
presentación de ambos escritos de las acusaciones populares.
2º En ese momento procesal, el Sr. Juez Instructor de conformidad con el
art. 783 LECriminal, debe resolver sobre la solicitud de apertura de Juicio Oral
efectuada por ambas acusaciones particulares adoptando una de estas dos
decisiones:
a) Si considera admisibles ambos escritos de acusación, continuar la
causa por sus trámites dando traslado a la defensa del querellado de conformidad
con el art. 784 LECriminal.
b) Si considera inadmisibles alguno o ambos escritos de las partes
acusadoras populares, tener a la parte concernida por precluida en su derecho a
acusar y por tanto apartarla del procedimiento, o, en su caso, si el defecto fuese de
ambos acordar el sobreseimiento.
Esta opinión, supone, como ya se adelantaba al principio de este Voto, la
admisión parcial del recurso formalizado con el alcance expuesto.
Fdo.: Joaquín Giménez García
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