Habeas Corpus sobre plazo razonable de la prisión preventiva y

Anuncio
INTERPONGO ACCION DE HABEAS CORPUS.
Excelentísimo Tribunal de Casación:
MARIO LUIS CORIOLANO,
Defensor
Oficial de Casación, a VV.EE. digo:
I.
Objeto.
Que
vengo
por
el
presente
a
interponer acción de hábeas corpus en favor de
las personas detenidas que se mencionan en la
planilla
anexa
peticionaron
adopte
que
se
expresamente
medidas
irrazonabilidad
en
del
acompaña
al
(quienes
suscripto
relación
tiempo
que
a
de
la
detención
preventiva y proceso que vienen sufriendo) en
procesos
casatorios
que,
a
su
vez,
están
radicados ante la Sala de VV.EE. (arts. 43 de
la
Constitución
Constitución
nacional,
20
provincial,
inc.
arts.
1
de
405
la
y
siguientes del Código de Procedimiento Penal
de la provincia).
II. Admisibilidad.
Los
consonancia
con
artículos
su
artículo
43
75
C.N.
inc.
(en
22,
relacionado con los arts. 7.6 C.A.D.H. y 9 del
1
P.I.D.C.yP.) y 20 de la Provincial otorgan al
hábeas corpus el rango de un instrumento de
control de constitucionalidad, consagrando a
esta acción como una “garantía constitucional”
contra toda lesión, restricción, alteración o
amenaza contra la libertad física y aún cuando
el
acto
judicial
cuestionado
("contra
provenga
todo
acto
u
del
poder
omisión
de
autoridades públicas" dice el art. 43 CN primer
párrafo-
alguna;
tampoco
sin
lo
practicar
hace
la
distinción
Carta
Magna
provincial).
Si bien es conocida la doctrina
relativa a que el hábeas corpus no autoriza en
principio a sustituir a los jueces naturales
de la causa, cabe al respecto mencionar dos
circunstancias:
a)
que
dicha
doctrina
ha
sido
relativizada por otras decisiones de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en las que ha
reconocido el carácter de “medio adicional”
que posibilita el control transversal de las
2
restricciones
ilegales
de
la
libertad
por
parte de otros jueces1.
b) que en el presente caso, no
se está sustituyendo a los jueces naturales de
la causa.
En
b),
cabe
efecto,
sostener
que
respecto
mediante
del
el
punto
presente
hábeas corpus y de acuerdo a lo desarrollado
en
el
capítulo
apartados
A)
de
y
procedencia
B),
se
bajo
afirma
los
que
ha
transcurrido el plazo legal máximo tanto para
mantener
en
prisión
mantener
sometido
a
preventiva
proceso
a
como
los
para
sujetos
accionantes, por lo cual han devenido ilegales
las restricciones ocasionadas por la privación
de
la
libertad
como
por
el
proceso
en
sí
mismo, debiendo ambas cesar de inmediato.
Si
como
mencioné,
se
está
denunciando el vencimiento del plazo razonable
tanto
de
la
detención
como
del
proceso
producto de la dilación operada en las causa
en cuestión, y dichas causas se encuentran en
trámite
ante
el
Tribunal
de
casación
en
CSJN, “Gallardo, Juan Carlos”, G.507.XXXIV. y “Verbitsky,
Horacio” V.856.XXXIX.
1
3
procura
de
la
revisión
de
la
sentencia
condenatoria, VV.EE. son –entonces- los jueces
de
la
causa
a
los
efectos
de
resolver
el
presente pedido.
El transcurso del tiempo que ha
superado los plazos legales mencionados y que
ha
convertido
en
ilegítima
–por
falta
de
autorización legal- la intervención del Estado
en
la
restricción
de
los
derechos
fundamentales de los ciudadanos sospechados se
ha operado en el marco del trámite del recurso
de casación, por tanto es a VV.EE. a quien
corresponde así declararlo y hacer cesar tal
restricción. Ello funda la competencia para
conocer del presente pedido.
De
que
la
todos
Constitución
modos,
cabe
Nacional
recordar
omite
toda
referencia al órgano jurisdiccional competente
para
decidir
la
acción
de
hábeas
corpus,
evitando frustrar su función de garantía de un
derecho requerido de tutela inmediata. De allí
que todo juez o tribunal es, por principio
constitucionalmente
consagrado,
competente
para entender en acciones de hábeas corpus que
les sean planteadas.
4
En
principio
tiene
el
ámbito
receptación
provincial,
expresa,
ese
en
la
medida en que establece que se puede ejercer
la acción de hábeas corpus recurriendo ante
cualquier juez. De este modo, la Carta local
fija
la
competencia
de
todos
los
órganos
jurisdiccionales de la provincia –entre los
que se encuentran VV.EE.- para el conocimiento
de dicha garantía.
Cabe señalar que el único órgano
provincial
que
podría
argumentar
la
improcedencia de un habeas corpus originario
es la Suprema Corte de la Provincia, en la
medida
en
que
competencia
la
norma
originaria
que
tiene
le
otorga
la
misma
jerarquía constitucional y que la norma del
hábeas corpus.
La
transversalidad
establecida
constitucionalmente en materia de competencia
de
hábeas
corpus,
tiene
como
objetivo
garantizar precisamente el pleno acceso a la
justicia y procurar la inmediata tutela del
derecho
afectado,
evitando
para
ello,
el
planteo de cuestiones relativas a competencias
por materia, lugar o tiempo.
5
Restringir
cláusula
el
alcance
constitucional
de
mediante
la
una
interpretación reglamentaria de la misma que
establezca
órganos
competencia
jurisdiccionales
personas
jueces
la
detenidas
de
la
solo
causa,
o
sólo
que
puedan
además
de
en
algunos
casos
conocer
de
de
los
resultar
contraria al texto constitucional local (arts.
20 de la C.Pcial.), resulta desnaturalizadora
(art. 28 CN) de la garantía establecida en el
art. 43
y 75 inc. 22 CN –art. 7.6 CADH y 9
PIDCyP-).
Por esas razones, entiendo que
el presente hábeas corpus debe ser declarado
admisible.
III. Procedencia.
A)
PLAZO
RAZONABLE
DE
LA
DETENCIÓN PROVISIONAL.
El Estado, a través del sistema
penal, afecta derechos fundamentales de los
ciudadanos. Esta afectación se produce no sólo
cuando decide aplicar una pena a un sujeto por
la comisión de un delito, privándolo de su
6
libertad,
sino
que
la
misma
ocurre
también
durante el desarrollo del proceso. A lo largo
de todo el proceso penal el Estado realiza
intervenciones en los derechos fundamentales
de
las
personas
(domicilio,
libertad,
patrimonio, etc).
El Estado de derecho reclama
que toda la actividad estatal esté regulada
por ley. El poder penal, entendido como la
actividad estatal que más peligros genera para
los derechos fundamentales de los ciudadanos,
no puede ser ejercido sin previa autorización
legal y dentro de los límites de la misma. Es
decir,
cada
derechos
intervención
de
los
restringida
por
del
Estado
particulares
reglas
se
previas
en
los
encuentra
establecidas
por el legislador.
La
idea
de
límite
a
la
actividad estatal hace a la esencia misma del
Estado de derecho.
Así, debe estar descripta en
la
ley
cada
conducta
que
el
Estado
decida
prohibir como también su pena máxima, de modo
que
todas
las
personas
puedan
conocer
de
antemano cuáles son las conductas prohibidas y
7
cual sería la reacción máxima del estado en
caso de cometerse la misma.
Este es el objetivo principal
del principio de reserva legal (nullum crimen
nulla poena sine lege).
Pero como señalé más arriba,
el Estado no sólo interfiere en los derechos
fundamentales
mediante
la
aplicación
de
la
pena, sino también mediante la sustanciación
del proceso mismo, por lo que, para asegurar
una plena vigencia del principio del Estado de
derecho, es preciso que tanto los presupuestos
sustantivos
estén
de
la
determinados
pena
como
previa
y
los
procesales
categóricamente
por la ley.
El Estado restringe la libertad
de una persona no exclusivamente mediante la
imposición
de
una
pena
privativa
de
la
libertad sino también a través de una medida
de coerción dictada en el trámite del proceso.
En virtud del antes mencionado principio del
Estado
de
derecho,
esta
intervención
en
la
libertad del ciudadano realizada por el Estado
en el marco de un procedimiento penal (prisión
preventiva) sólo puede ser llevada acabo en el
marco
8
de
la
autorización
que
la
ley
le
confiere.
proceder
Es
a
decir,
el
restringir
Estado
la
sólo
libertad
podrá
de
una
persona que se encuentra sometida a proceso
penal
en
la
medida
en
que
exista
una
ley
previa que lo autorice a esa interferencia y
en la medida de esa autorización. Se trata,
sin dudas, de una extensión del principio de
legalidad penal y que es mencionado mediante
el aforismo nulla coactio sine lege.
El
principio
de
reserva
legal
(entendido tanto como nullum crimen como nulla
coactio)
constituye
la
garantía
de
los
ciudadanos de que el Estado sólo restringirá
su
libertad
en
los
casos
y
en
la
medida
autorizada por la ley. Así como los jueces no
pueden castigar por un hecho no descripto en
una ley como prohibido, por más inmoral que
pueda ser, tampoco pueden aplicar una coerción
procesal no contenida en la ley o respecto de
un supuesto no previsto.
Del
razonar
respecto
del
mismo
modo
se
límite
temporal
debe
de
la
interferencia en los derechos fundamentales.
Así como no sería tolerable según el principio
del Estado de derecho que la ley penal no
establezca
el
límite
máximo
(temporal)
de
9
intervención
del
Estado
en
la
libertad
del
ciudadano pudiendo los jueces fijar la pena
que
ellos
crean
conveniente
(pena
indeterminada), tampoco podría el legislador
local
autorizar
intervención
en
en
la
la
ley
procesal
libertad
sin
una
fijar
el
máximo de duración dejando a los jueces la
determinación de la misma.
Si la coerción penal debe estar
limitada no sólo en su presupuesto (delito)
sino también en su duración (pena máxima) por
el principio de legalidad como modo de excluir
la
arbitrariedad
coerción
de
procesal
no
la
incertidumbre,
puede
escapar
a
la
esa
exigencia, pues la intervención que el Estado
genera en el proceso al dictar una medida de
coerción
acarrea
la
misma
arbitrariedad
e
incertidumbre si no está también delimitada en
su duración, de modo tal, que el sujeto, pueda
saber de antemano –al igual que con la penacuanto
es
el
máximo
que
el
Estado
puede
restringir la libertad con fines procesales.
Si
el
principio
del
Estado
de
derecho reclama la existencia previa de reglas
que autoricen y a la vez limiten la actuación
del Estado respecto de aquellas actividades
10
que
importen
mismo
en
la
los
intervención
derechos
coactiva
fundamentales
de
del
los
ciudadanos, la fijación de dichos límites no
puede estar en manos de sus destinatarios.
En el caso del sistema penal, el
limite en el ejercicio de la coacción está
dirigido
a
los
jueces
que
son
quienes
la
aplican. En el caso de la coacción penal, los
jueces
están
limitados
por
la
hipótesis
fáctica y por el máximo de la pena previstos
en la ley. Del mismo modo, en el caso de la
coacción procesal, son los jueces quienes la
aplican
y
a
regulaciones
actividad.
quienes
están
dirigidas
las
legales
que
limitan
esa
De
este
modo,
si
se
pretende
limitar la interferencia (en el tiempo) que
realizan en la libertad del sujeto sometido a
proceso,
parece
límite
no
mismos
jueces.
(plazo
de
puede
toda
estar
Si
máximo
la
obviedad,
que
ese
determinado
por
los
fijación
de
preventiva)estuviese
en
del
la
límite
prisión
manos
de
los
magistrados, ya no sería un límite.
En
el
caso
de
la
coerción
procesal, se debe tener en cuenta además el
carácter similar a la coerción penal. Más allá
11
de los fines que formalmente se le asignan a
la
coerción
procesal,
lo
cierto
es
que
la
misma, materialmente es una pena2, y sustraer
la aplicación de la misma a la exigencias del
principio de reserva (nulla coactio sine lege)
importaría una burla al principio del Estado
de
Derecho.
Si
indiscutiblemente,
a
el
proceso
través
de
la
penal
coerción
personal, constituye materialmente una pena,
también debe ser indiscutible que su medida
debe estar predeterminada con certeza por la
ley.
La
Convención
Americana
sobre
Derechos Humanos en su art. 7.5 establece que
toda
persona
detenida
tendrá
derecho
a
ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser
puesta
en
libertad,
sin
perjuicio
de
que
continúe el proceso. Si bien la norma habla
del
derecho
razonable,
a
ser
juzgado
tradicionalmente
en
los
un
plazo
órganos
de
aplicación de la convención han entendido que
se
refería
al
“plazo
razonable
de
la
detención”, por oposición al art. 8.1 que hace
referencia al “plazo razonable del proceso”.
Conf. Zaffaroni, Alagia y Slokar, “Derecho Penal, Parte
General”, pág. 36, Ed. Ediar, 2000.
2
12
Como sea, lo cierto es que desde
el
derecho
humanos
se
detención
internacional
plantea
la
de
los
necesidad
provisional
tenga
derechos
de
que
un
la
límite
temporal, un “plazo”. La necesidad de que la
prisión preventiva tenga un límite temporal
aparece en forma expresa en los instrumentos
internacionales de la posguerra.
Los convenios internacionales de
derechos
humanos
deben
ser
vistos
como
estándares a seguir en las regulaciones del
derecho internos de los países miembros. Así,
el catálogo de derechos procesales contenidos
en esos instrumentos constituye el marco para
la
redacción
precisas
derechos
de
que
normas
den
vida
procesales
y
claras
efectividad
consagrados
a
abstractamente
y
los
en
aquellos.
No
se
puede
pretender
que
un
instrumento internacional vaya más allá del
reconocimiento
abstracto
y
genérico
de
un
derecho determinado y lo regule en todos sus
detalles3.
temporal
En
de
el
la
caso
de
coerción
la
delimitación
procesal,
la
3
Pastor, Daniel “El plazo razonable del proceso en el
estado de derecho”, ed. Ad.Hoc, pág. 351
13
Convención no puede fijar el plazo máximo de
duración.
Son los Estados los que deben
adoptar
las
medidas
necesarias
para
hacer
efectivos los derechos y garantías reconocidos
en
forma
abstracta
y
genérica
en
los
instrumentos (conf. arts. 1 y 2 CADH). Por
ello,
serán
regular
el
los
Estados
derecho
los
consagrado
que
deberán
en
forma
abstracta por la Convención a que el sujeto no
sea
detenido
preventivamente
más
allá
del
“plazo razonable”.
Debe
previsión
del
quedar
art.
7.5
en
de
claro
la
que
la
CADH
no
representa un “consejo” al legislador local
sino de una “orden”. El incumplimiento interno
genera responsabilidad del Estado en el ámbito
internacional.
Los Estados están obligados por
la Convención a que la detención provisional
de las personas sometidas a proceso no exceda
el “plazo razonable”. Es decir, de la norma
convencional surgen dos cuestiones:
-la necesidad de que exista un
“plazo”, y
14
-la necesidad de que ese “plazo”
sea “razonable”.
Si
el
plazo
razonable
de
detención constituye un derecho del imputado a
la vez que un límite al poder de persecución
penal del Estado, debe quedar en claro que ese
plazo no puede ser fijado por quienes tienen a
su cargo el ejercicio del poder penal estatal
(Ministerio Público Fiscal y Jueces), pues la
determinación del límite temporal estaría en
manos de quienes precisamente están obligados
a respetar dicho límite.
No
cuando
la
debería
Convención
caber
habla
duda
de
de
que
“plazo”
ese
concepto tiene que ser entendido en términos
procesales, es decir, medible en unidades de
tiempo: años, meses, días. Por lo tanto, al
tener que ser determinado legalmente el límite
temporal a la detención preventiva, debe ser
el legislador quien fije ese “plazo” en años,
meses, etc.
A su vez, la unidad de tiempo
que el legislador fije como plazo máximo de
duración de la prisión preventiva tendrá que
ser “razonable”. El “juicio de razonabilidad”
del
plazo
fijado
por
el
legislador
le
15
corresponderá eventualmente a los organismos
internacionales
de
aplicación
de
la
Convención, quienes podrán concluir en que el
límite
temporal
irrazonable
tiempo
es
establecido
cuando
estimen
excesivo,
es
razonable
que
debiendo
el
el
lapso
o
de
legislador
local corregir la determinación.
Si bien, tanto la Comisión IDH4
como
la
Corte
IDH5,
en
oportunidad
de
pronunciarse sobre la garantía contenida en el
art. 7.5, han sostenido que el plazo razonable
de
la
detención
concreto,
debe
fijarse
atendiendo
a
en
los
cada
caso
criterios
elaborados por esos organismos y tomados a su
vez de los organismos del convenio de Roma, lo
cierto
es
que
no
son
los
organismos
internacionales quienes deben fijar el “plazo
razonable”, pues por su carácter de órganos de
aplicación de la Convención no pueden más que
fijar
pautas
interpretativas
de
un
derecho
expresado en forma abstracta y genérica en el
instrumento mencionado.
Por otra parte, debe tenerse en
cuenta que si el “plazo razonable” constituye
un
4
5
límite
al
poder
penal
del
Estado,
Caso n° 11.245 “Giménez”
caso “Tibi” sentencia del 7 de septiembre de 2004.
16
ese
límite debe poder ser conocido de antemano por
los ciudadanos involucrados, para de ese modo
saber en que momento el ejercicio del poder
penal
–en
el
caso,
el
uso
de
la
coerción
procesal- deja de estar autorizado por la ley
y comienza a ser ilegal. Al no establecerse el
“plazo” en unidades concretas de tiempo no es
posible saber cual es el día “X” en el que la
detención preventiva comenzó a ser ilegal.
Siendo
el
mencionado
“plazo
razonable” una materialización del principio
del Estado de derecho que establece que toda
intervención del Estado debe estar autorizada
por
ley
y
ejercida
en
la
medida
de
esa
autorización, traspasado dicho “plazo” cesa la
autorización al Estado para intervenir en los
derechos fundamentales respecto de los cuales
estaba autorizado por ley. Es decir, en el
caso
de
la
autorización
prisión
al
Estado
preventiva,
para
cesa
encerrar
a
la
una
persona durante el trámites del proceso.
A diferencia de ello, cuando los
organismos internacionales se han ocupado del
plazo razonable de la detención casi siempre
han
debido
formularlo
respecto
de
procesos
concluidos, realizando un juicio ex post. Así,
17
tanto la Comisión IDH6 como la Corte IDH7 han
declarado irrazonables determinados plazos de
encierro
de
acuerdo
a
las
pautas
antes
mencionadas, sin embargo en esas decisiones no
han manifestado en que momento del tiempo la
prisión
preventiva
se
convirtió
en
irrazonable. Ciertamente, como ya se señaló,
no
le
corresponde
individualización
a
del
esos
órganos
“plazo”
sino
la
la
de
controlar eventualmente la “razonabilidad” del
“plazo” fijado por el legislador local.
En nuestro país el legislador se
hizo
cargo
del
mandato
de
la
convención
y
reglamentó la garantía del plazo razonable de
detención preventiva. Así fue que sancionó en
1994
la
ley
24.390,
autodenominada
reglamentaria de la garantía contenida en el
art.
7.5
de
la
Convención
ADH,
fijando
un
“plazo” máximo para la detención provisional
durante el trámite del proceso.
El
art.
1
de
dicha
ley
establecía que la prisión preventiva no podrá
ser
superior
cantidad
de
a
los
dos
años,
delitos
pero
cuando
atribuidos
o
la
la
Informes 12/96 y 2/97.
Casos “Genie Lacayo” 2-1-97, “Suarez Rosero” 12-11-97,
“Paniagua Morales” del 8-3-98.
6
7
18
evidente
impedido
complejidad
la
de
finalización
las
del
causa
hayan
proceso
en
el
plazo indicado, ésta podrá prorrogarse por un
año más. Finalmente, el art. 2 establecía que
los
plazos
prorrogados
mismos
previstos
en
por
meses
se
seis
cumpliesen
el
art.
más
1
serán
cuando
mediando
los
sentencia
condenatoria y esta no se encontrare firme.
De ese modo, el legislador había
fijado
el
plazo
máximo
de
duración
de
la
prisión preventiva en dos años y seis meses o
en tres años y seis meses, según se trate de
una causa simple o compleja, reglamentando de
ese modo la garantía del “plazo razonable” de
la detención. Así, cada sujeto respecto del
cual el Estado interfería su libertad en el
marco de un proceso penal mediante la prisión
preventiva,
interferencia
sabía
en
de
su
antemano
derecho
a
que
la
esa
libertad
tenía una duración máxima fijada en años y
meses.
Se podía discutir que dicha ley
regía sólo en el orden nacional y que en cada
estado
provincial
debía
ser
el
legislador
local quien fije ese plazo, por tratarse de
19
materia
reservada
en
principio
por
las
provincias y no delegada al Estado federal.
Sin embargo, creo que es posible
argumentar en el sentido de que, más allá de
las
esferas
nacional
de
y
competencia
los
Estados
entre
el
locales,
el
Estado
plazo
establecido por la ley 24.390 obligaba a todos
los magistrados del país.
En efecto, mediante esa ley se
estableció el tiempo máximo que una persona
sospechada
de
cometer
un
delito
puede
ser
encerrada preventivamente para garantizar la
realización de los fines del proceso. Más allá
de
ese
plazo
no
hay
medida
de
coerción
personal posible. Por lo tanto toda privación
de libertad que se prolongue más allá de ese
plazo ya no puede estar dirigida a custodiar
el
proceso
material.
y
Si
se
toda
convierte
coerción
en
que
pura
pena
supere
los
plazos reglados por la 24.390 se convierte en
pena (por no estar autorizada como coerción
procesal), ningún legislador provincial podrá
reglar la garantía contenida en el art. 7.5 de
la Convención Americana estableciendo un plazo
máximo
de
encierro
preventivo
superior
al
fijado por la ley mencionada, pues de ese modo
20
estará
legislando
sobre
pena
y
no
sobre
coerción procesal, invadiendo las facultades
exclusivas
del
del
75
art.
legislador
inc.
12
nacional
de
la
emanadas
Constitución
nacional.
A ello se agrega, como argumento
de
refuerzo,
lo
sostenido
en
el
precedente
“Verbitsky”8 de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en cuanto a que en materia de
medidas de coerción –aún cuando sea materia
procesal
reservada
legislación
a
nacional
las
provincias-
constituye
el
la
estándar
mínimo a respetar por el legislador local, no
pudiendo legislar por debajo de ese piso.
Si
organismos
doctrina
bien
se
mencionó
internacionales
de
la
que
los
sostienen
la
determinación
del
plazo
razonable en el “caso concreto”, del informe
12/96 de la Comisión IDH, es posible extraer
argumentos
absolutamente
determinación
del
plazo
compatibles
con
legal
la
por
la
ley
24.3909.
CSJN, V.856.XXXIX.
Por otra parte, la Comisión no podría haber desautorizado
al legislador local en la medida en que concede más
derechos que los que “concedería” la Convención, pues ello
iría en contra de la cláusula del ciudadano más favorecido
del art. 29 b) de dicha Convención.
8
9
21
En efecto, la ley 24.390 fija el
plazo de duración de la prisión preventiva en
dos
años.
En
el
mencionado
informe,
la
Comisión IDH da la bienvenida a esa regulación
interna de la garantía contenida en el art.
7.5 de la Convención. Así, en el considerando
70
sostiene
que
“La
Comisión
ha
mantenido
siempre que para determinar si una detención
es razonable, se debe hacer, inevitablemente,
un análisis de cada caso. Sin embargo, esto no
excluye la posibilidad de que se establezca
una norma que determine un plazo general más
allá
del
cual
la
detención
sea
considerada
ilegítima prima facie, independientemente de
la
naturaleza
del
delito
que
se
impute
al
acusado o de la complejidad del caso. Esta
acción sería congruente con el principio de
presunción de inocencia y con todos los otros
derechos asociados al debido proceso legal”.
Por
otra
parte,
la
ley
24.390
prevé la prórroga del plazo de dos años por 1
año más por los siguientes motivos:
-cantidad de delitos imputados
-evidente
causa
22
complejidad
de
la
A su vez, la Comisión sostiene
que en los casos de duración inaceptable prima
facie,
corresponde
al
gobierno
demandado
presentar razones específicas como argumento
para justificar la demora10, las cuales pueden
fundarse en:
-complejidad del caso
-conducta del acusado. En este
punto aclara que “...el imputado que rehúsa
cooperar con la investigación o que utiliza
todos
los
recursos
disponibles,
se
está
limitando a ejercer su derecho legal”11.
En
definitiva,
es
posible
concluir que lo sostenido por la Comisión es
prácticamente idéntico a lo reglado por la ley
24390, a saber:
a)plazo
a
partir
del
cual
la
detención es prima facie irrazonable: 2 años
(art. 1 primera parte)
b) posibilidad de extender ese
plazo, prima facie irrazonable, fundado en la
complejidad del caso: prórroga de 1 año más
(art. 1 segunda parte); como también la etapa
recursiva: seis meses (art. 2).
10
11
Conf. consid. 101 informe 12/96
conf. consid. 103 informe 12/96.
23
La ley 24.390 fue modificada por
ley
25.430
(publicación
B.O.
1-6-2001).
El
art. 1 conserva una redacción similar, con la
aclaración que la prisión preventiva no podrá
ser
superior
a
dos
años,
sin
que
se
haya
dictado sentencia. La modificación esencial se
opera en la nueva redacción del art. 2, el
cual
reza:
artículo
efectos
“Los
plazos
precedente
de
esta
cumplieren
no
ley,
después
previstos
se
el
a
los
computarán
cuando
de
en
los
mismos
haberse
se
dictado
sentencia condenatoria, aunque la misma no se
encontrare firme”.
Es decir, con la nueva redacción
introducida por la ley 25.430, una vez recaída
la sentencia condenatoria no firme, la prisión
preventiva termina con el cumplimiento de la
pena no firme impuesta o por algún supuesto de
excarcelación
tiempos
(vgr.
exigidos
cumplimiento
de
para
libertad
la
los
condicional), cualquiera sea el monto de la
pena.
Es
decir,
introducida
a
a
la
partir
ley
de
la
reforma
24.390
la
prisión
preventiva no tiene un plazo legal máximo.
Respecto
presentantes
24
que
se
de
encuentren
aquellos
sometidos
a
proceso
por
vigencia
hechos
cometidos
durante
la
de la ley 24.390, los mismos se
encuentran
amparados
por
el
principio
de
irretroactividad de la ley penal (en sentido
amplio) del art. 18 de la C.N.
Respecto
encuentren
de
sometidos
a
aquellos
proceso
que
por
se
hechos
cometidos una vez entrada en vigencia le ley
25.430,
corresponde
consideraciones
efectuar
acerca
algunas
de
la
inconstitucionalidad de dicha norma.
Entiendo que la nueva ley 25.430
es inconstitucional por diversas razones.
a)
mencionar
que
En
la
primer
ley
25.430
lugar,
cabe
conserva
la
pretensión de ser reglamentaria de la garantía
contenida en el art. 7.5 de la Convención ADH.
En este contexto, el Estado Argentino pasa de
regular el derecho de todo ciudadano a que su
detención
provisional
no
supere
un
“plazo
razonable” estableciendo un plazo máximo de
duración para la prisión preventiva (arts. 1 y
2
ley
24.390)
a
sostener
que,
recaída
sentencia no firme, la prisión preventiva no
tiene término (arts. 1 y 2 ley 24.390 modif.
por ley 25.430).
25
De
este
modo,
se
pasa
de
una
regulación en la cual el ciudadano podía saber
de antemano cuanto podía durar su detención
preventiva como máximo, a otra en la cual el
único parámetro con el que puede contar la
persona para conocer el límite temporal de la
interferencia del Estado en su derecho a la
libertad está en la pena no firme impuesta.
Surge
con
suficiente
patencia,
que la nueva ley que regula la garantía del
plazo
razonable
importa
un
de
la
prisión
retroceso
reconocimiento
de
en
preventiva
cuanto
derechos
al
al
ciudadano
imputado de un delito, respecto de regulación
que establecía la ley anterior. Es decir, la
nueva ley 25.430 reconoce a la garantía del
art.
7.5
de
la
Convención
un
alcance
sensiblemente menor que el que le concedía la
ley 24.390.
Esta
Estado
argentino
reconocimiento
de
regresión
en
el
derechos
por
parte
ámbito
del
del
del
ciudadano
importa un claro desconocimiento del principio
de progresividad12.
12
Este principio ampliamente reconocido en el ámbito del
derecho internacional de los derechos humanos puede
26
El principio de progresividad es
un principio que rige en el ámbito del derecho
internacional de los derechos humanos y del
cual se deriva una realización progresiva de
los derechos y garantías de las personas. El
mencionado principio de progresividad importa
el reconocimiento de que el actual catálogo de
derechos
reconocidos
por
los
instrumentos
internacionales es “provisorio” y –por endesusceptible
de
permanente
y
contínua
ampliación mediante la incorporación de nuevos
derechos. A su vez, la progresividad no sólo
importa la eventualidad de reconocer nuevos
derechos
distintos
de
los
actuales,
sino
también la posibilidad de otorgarles a los ya
existentes un alcance o reconocimiento mayor.
El
principio
regresión
de
en
progresividad
materia
impide
de
la
derechos
fundamentales, la cual puede ocurrir cuando se
pretende derogar un derecho ya incorporado al
catalogo
o
concederle
a
algún
derecho
o
garantía un alcance menor al ya reconocido.
Esto
ocurrido
respecto
último
de
la
es
lo
garantía
que
del
ha
plazo
razonable de duración de la prisión preventiva
extraerse a partir de lo expuesto en el art. 4 inc. 3° de
la Convención Americana DH.
27
contenida en el art. 7.5 de la Convención IDH,
pues
la
norma-
nueva
ley
importa
un
–reglamentaria
claro
de
retroceso
dicha
en
el
reconocimiento del alcance de la mencionada
garantía.
En definitiva, tratándose de una
garantía
contenida
internacional,
efectuado
en
el
una
un
Estado
regulación
instrumento
Argentino
de
la
ha
misma
que
resulta absolutamente incompatible con uno de
los
principios
elementales
del
derecho
internacional de los derechos humanos, como es
el principio de progresividad.
b)
La
razonable
de
preventiva
contenida
garantía
duración
en
de
el
al
la
art.
plazo
detención
7.5
de
la
Convención debe ser regulada por el legislador
local a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto
en el art. 2° del mismo instrumento.
Sin
legislador
embargo,
lleva
reglamentación
debe
a
cabo
ser
lo
cuando
su
el
tarea
de
suficientemente
cauteloso y precavido como para no alterar el
derecho o garantía que está regulando.
En
Constitución
28
efecto,
nacional
el
art.
contiene
28
un
de
la
mandato
expreso al legislador cuando sostiene que “Los
principios, garantías y derechos reconocidos
en
los
anteriores
alterados
por
las
artículos,
no
leyes
reglamenten
que
podrán
ser
su
ejercicio”. De este modo, lo que se pretende
es
que
la
reglamentación
desnaturalice
el
derecho o garantía y termine por neutralizarla
o directamente aniquilarla.
En el presente caso, se trata de
la
reglamentación
de
razonable
de
la
preventivo
contenido
la
garantía
duración
en
el
al
del
art.
plazo
encierro
7.5
de
la
Convención Americana (art. 75 inc. 22 C.N.).
Esta garantía significa –como ya se señalóuna
derivación
derecho
en
del
principio
cuanto
intervención
del
fundamentales
de
del
Estado
postula
Estado
las
en
que
los
personas
de
toda
derechos
debe
estar
autorizada por ley y ejercida en la medida de
esa
autorización.
principio
de
reserva
Esta
legal
derivación
del
formulado
como
nulla coactio sine lege, importa que en la ley
esté
predeterminado
tanto
los
presupuestos
para la procedencia como el “plazo máximo” de
duración de la intervención.
29
Si,
como
ya
se
mencionó,
la
nueva ley 25.430 establece a partir de su art.
2°
que,
una
vez
dictada
la
sentencia
condenatoria no firme, la prisión preventiva
no tiene otro plazo máximo de duración que la
misma pena, cabe concluir que lo que pretendía
ser un límite al poder penal del Estado –con
el
consecuente
derecho
del
ciudadano
como
contracara- ya no es tal.
En efecto, si se está regulando
el derecho al “plazo máximo de duración de la
detención provisional” durante el proceso, y
esa regulación establece que una vez dictada
sentencia
condenatoria
no
firme
la
prisión
preventiva no tiene término máximo, lo cierto
es que de aquel derecho ya no queda nada.
Una
derecho
que
consecuencia,
ley
tal,
pretende
resulta
desnaturaliza
regular,
el
y
en
inconstitucional
por
desconocer el límite que el art. 28 de la
Constitución nacional le impone al legislador.
c)
La
garantía
al
plazo
razonable de duración de la prisión preventiva
contenido en el art. 7.5 de la Convención se
encuentra
30
incorporada
con
jerarquía
constitucional a través del art. 75 inc. 22 de
la Constitución nacional.
Dicha
norma
de
la
Carta
Magna
establece que la Convención Americana “en las
condiciones de su vigencia” tiene jerarquía
constitucional.
La referencia establecida en la
Constitución
a
las
“condiciones
de
su
vigencia” significa tal como la interpretan y
aplican
en
el
ámbito
internacional
los
organismos de aplicación de esos instrumentos.
La
República
Argentina
ha
ratificado la Convención ADH y ha reconocido
la competencia de los órganos de aplicación de
la misma. Comisión IDH y Corte IDH.
En
lo
que
aquí
interesa,
el
Estado argentino no puede proceder a regular
una
garantía
contenida
internacional
de
concediéndole
un
reconocen
órganos
los
en
un
instrumento
derechos
alcance
de
menor
humanos
al
aplicación
que
le
de
ese
instrumento.
Del juego de los arts. 1 y 2 de
la
ley
25.430
se
desprende
que
la
prisión
preventiva tiene un plazo máximo de duración
mientras
no
haya
recaído
sentencia
31
condenatoria
no
firme
(dos
años
con
una
posible prórroga por un año más), pero que
después del dictado de la misma el encierro no
tiene límite máximo más allá del monto de la
pena
no
firme
impuesta.
Es
decir,
la
ley
25.430 regula la garantía del imputado a que
su
encierro
preventivo
no
dure
un
plazo
irrazonable dentro de un lapso procesal que va
desde
la
detención
sentencia
hasta
el
condenatoria
desentendiéndose
de
la
dictado
de
no
firme,
posterior
etapa
recursiva del proceso.
En definitiva, la conclusión a
extraer sería que la garantía del art. 7.5
rige sólo hasta el dictado de la sentencia
condenatoria
no
firme,
La
Corte
pero
no
después
de
ella.
Derechos
Humanos
Interamericana
sostuvo
que
"el
de
proceso
termina cuando se dicta sentencia definitiva y
firme en el asunto, con lo cual se agota la
jurisdicción (cf. Cour Eur D.H., arrêt Guincho
du
10
juillet
párr.29)
penal,
y
que,
dicho
procedimiento,
32
1984,
sèrie
A
particularmente
plazo
debe
incluyendo
nº
81p.13,
en
materia
comprender
los
todo
recursos
el
de
instancia
que
pudieran
eventualmente
presentarse"13.
Por ello, si el proceso termina
cuando se dicta sentencia definitiva firme y
se
debe
posible
incluir
la
reglar
la
etapa
recursiva,
garantía
de
no
es
duración
razonable de la detención durante el proceso,
excluyendo de tal consideración una etapa del
mismo,
en
muchos
casos
la
que
resulta
más
dilatada.
De
este
modo,
local
le
concede
a
menor
al
que
misma
la
la
el
garantía
tiene
en
legislador
un
el
alcance
ámbito
internacional, el cual resulta vinculante en
la medida en que dicha garantía rige en las
“condiciones de su vigencia”.
No
puede
el
legislador
local
regular la garantía al plazo razonable de la
detención durante el proceso excluyendo de tal
regulación
propia
una
Corte
porción
IDH
exige
del
proceso
que
se
que
la
tenga
en
consideración.
De
ese
modo,
desconoce el art. 75 inc. 22
la
ley
25.430
(art. 29 ap. a)
CADH)de la Constitución nacional, en la medida
13
caso Suarez Rosero, sentencia del 12 de noviembre de
1997 de la Corte I.D.H.
33
en que se aparta de las condiciones en las que
la
garantía
en
cuestión
rige
en
el
ámbito
internacional.
Por
introducidas
24.390
a
ello,
los
por
la
las
arts.
ley
1
modificaciones
y
2
de
25.430
la
ley
resultan
incompatibles con las normas constitucionales
mencionadas
y
en
consecuencia
deben
ser
dejadas sin efecto, restableciéndose el texto
original de la ley 24.390.
En
declarar
la
conclusión,
si
corresponde
inconstitucionalidad
de
las
modificaciones introducidas por la ley 25.430
a los arts. 1 y 2 y restablecer la redacción
de la ley 24.390, cabe afirmar que el “plazo
máximo” de duración de la prisión preventiva
en el trámite del proceso (incluida la etapa
recursiva) es el siguiente:
a)
causa simple: 2 años
b)
causa
y seis meses
compleja:
3
años y seis meses
Ante el reconocimiento de que el
Estado
no
preventivo
puede
a
una
mantener
persona
más
en
allá
encierro
de
los
plazos legales mencionados, cabe señalar que
34
la totalidad de los presentantes se encuentran
detenidos por períodos superiores a los dos
años y seis meses, sin que –en principio- se
trate de causas con “evidente complejidad” que
autorice la prórroga de un año más.
En
virtud
de
ello,
el
Estado
está actualmente restringiendo la libertad de
los accionantes más allá de lo que la ley lo
autoriza, por lo que, la intervención estatal
en los derechos fundamentales de los sujetos
presentantes
ha
devenido
ilegal,
y
en
consecuencia debe cesar de inmediato, lo que
así requiero a esta Sala.
Para el eventual supuesto de que
VV.EE. no hagan lugar al planteo formulado y a
lo
requerido
en
consecuencia,
atento
las
cuestiones involucradas, hago expresa reserva
del caso federal en los términos del art. 14
de la ley 48.
35
B) PLAZO RAZONABLE DE DURACIÓN
DEL PROCESO
Sin perjuicio de lo expuesto en
el apartado anterior, cabe reconocer que no
sólo
la
privación
sustanciación
supuesto
del
de
provisional
proceso
durante
configura
restricción
de
la
un
derechos
fundamentales por parte del Estado, sino que,
ya
el
proceso
en
sí
mismo
constituye
un
conjunto de actos desplegados por la actividad
penal
estatal
que
interfieren
y
restringen
derechos fundamentales de las personas.
Toda persona sometida a proceso
penal,
aún
cuando
no
se
encuentre
preventivamente de su libertad,
privado
ve recortados
sus derechos y sus libertades con motivo de la
actividad
juzgadora
del
Estado.
Quien
se
encuentra sujeto a proceso sufre restricciones
patrimoniales (coerción real), profesionales o
laborales
(suspensión
de
habilitaciones),
limitaciones a su libertad física (solicitud
de
permisos
para
ausentarse,
comparendos
compulsivos, etc.). A ello, se debe agregar el
impacto
sociológico
que
puede
generar
la
situación de sometimiento a proceso, es decir,
el
36
proceso
de
indudable
estigmatización
o
rotulación
que
el
mismo
acarrea,
con
las
numerosas consecuencias que de allí se derivan
en términos laborales, económicos, afectivos,
etc.
También
debe
psicológico
que
computarse
conlleva
el
deterioro
la
permanente
situación de incertidumbre que vive y padece
quien se encuentra sometido a proceso.
Todo este breve raconto de las
consecuencias
que
el
proceso
en
sí
mismo
acarrea, demuestra acabadamente la restricción
de
derechos
fundamentales
naturaleza coactiva
y
la
evidente
que el mismo importa. Sin
dudas el proceso es una coacción.
La
Justicia
de
la
propia
Nación
Corte
ha
Suprema
recalcado
de
la
“...situación de incertidumbre y de innegable
restricción
de
enjuiciamiento
la
libertad
penal”14.
De
que
comporta
este
modo,
el
es
reconocido el carácter penoso del proceso en
sí, pues la persecución penal representa ya
una pena de sospecha: la pena de proceso15.
Tal como se ha mencionado en el
tema anterior, por imperio del principio del
Estado de derecho, cada actividad del Estado
que
14
15
importe
la
restricción
a
derechos
CSJN, 272:188 “Mattei” consid. 14.
Pastor, loc.cit. pág. 392.
37
fundamentales
previamente
de
las
personas
autorizada
por
ley
debe
y
estar
debe
ser
ejercida en la medida de esa autorización.
Del mismo modo se mencionó que
la actividad estatal que mayor peligro genera
para
los
derechos
de
los
individuos
es
el
ejercicio del poder penal del estado.
El Estado mediatiza la reacción
penal frente a un hecho a través del proceso,
el
cual
consiste
en
un
conjunto
de
actos
desplegados por los jueces y los encargados de
la
persecución
actividad
penal.
desplegada
En
por
este
estos
sentido,
la
funcionarios
estatales debe estar regulada por la ley.
Entonces, el conjunto de actos
que el proceso implica sólo puede ser llevado
a cabo por los funcionarios cuando existe una
ley que los autoriza, y a su vez, sólo puede
ser
desplegada
en
la
medida
en
que
esa
autorización lo permite.
Si
proceso
como
representa
intervención
del
ya
en
se
sí
Estado
en
mencionó,
mismo
los
el
una
derechos
fundamentales (asimilable a la pena), y sólo
puede
ser
ejercida
en
la
mediada
de
una
autorización legal, es fácilmente perceptible
38
que
nos
encontramos
nuevamente
ante
una
derivación del principio de reserva legal y su
reformulación procesal como nulla coactio sine
lege.
En
Constitución
este
como
el
ámbito,
sistema
tanto
la
político
del
Estado de derecho exigen que la determinación
precisa
de
todo
límite
a
los
derechos
elementales de los individuos esté en manos
del
legislador
creación
ámbito
por
es
y
no
parte
de
ilegítima
de
los
los
porque
jueces.
jueces
en
desconoce
Toda
este
la
reserva legal. La jurisdicción es precisamente
ius dicere y no ius dare16. Las limitaciones
al poder penal del Estado, en abstracto, son
limitaciones al poder concreto de los jueces,
por lo que nunca podrían ser ellos mismos los
encargados de establecer esos límites. “Sólo
la
ley
garantiza
el
autosometimiento
del
Estado al derecho”17.
Si el proceso es un conjunto de
actos mediante los cuales el Estado interfiere
derechos fundamentales, y toda intervención en
este sentido debe estar autorizada por ley, se
16
17
Pastor, loc.cit., pág. 370.
Pastor, loc.cit., pág. 372.
39
concluye que la ley debe establecer cada uno
de estos actos que integra el proceso.
Como
toda
restricción
de
derechos por el Estado, el proceso debe estar
regulado por ley no sólo en cuanto a la forma
y modo, sino también al tiempo. El Estado está
limitado para llevar a cabo la actividad penal
no sólo mediante determinadas formas y modos
de proceder, sino que también está limitado
para realizar su faena en determinado tiempo,
plazo.
Así, la ley no sólo debe regular
la forma y modo de los actos del proceso sino
también
el
legalidad
tiempo
del
total
proceso,
del
mismo.
entonces,
La
abarca
también los límites temporales de su validez.
Del
mismo
autorizados
modo
a
que
los
realizar
el
jueces
no
proceso
están
mediante
actos que difieran en modo y forma de los
autorizados por la ley, tampoco puede realizar
dichos
actos
autorizado
fuera
para
su
del
limite
ejecución.
temporal
El
límite
temporal, juntamente con la forma y el modo,
dan validez al proceso, por ello cuando el
proceso
sobrepasa
ese
límite
temporal
restricción queda ya sin justificación.
40
la
Si como se mencionó más arriba,
el
proceso
constituye
en
sí
mismo
una
restricción a derechos fundamentales de las
personas,
que
resulta
asimilable
a
la
pena
misma (pena de proceso), parece indudable que
la ley de la cual se deriva la autorización al
Estado
para
esa
interferencia
establezca
también la medida de la intervención.
El
derecho
que
se
principio
deriva
del
para
el
Estado
de
ámbito
del
proceso, mencionado como nulla coactio sine
lege, constituye el presupuesto indispensable
para el cumplimiento de otro pilar de aquel
principio:
previsibilidad.
La
previsibilidad
de la intervención del Estado posibilita la
certidumbre,
y
con
ello,
la
seguridad
jurídica.
Mediante la regulación previa de
la intervención estatal en el ámbito penal el
Estado está obligado a ejercer su actividad
del
modo
más
previsible
posible
para
los
afectados. Cuando un ciudadano vinculado a un
proceso penal no puede saber de antemano cuál
es el máximo de tiempo que puede durar el
mismo, la restricción a los derechos que dicho
proceso
implica
ya
no
resulta
previsible,
41
deviene incierto. La incertidumbre del sujeto
sometido a proceso en relación a la duración
temporal de su restricción de derechos y su
estado
de
propia
Corte
mal18.
La
sospecha
están
Suprema
concebidos
de
incertidumbre
Justicia
del
por
la
como
un
afectado
y
la
consecuente inseguridad jurídica que el mismo
experimenta, sólo puede ser eliminada mediante
la imposición de un plazo máximo de duración
del proceso que permita al sujeto conocer de
entrada cuanto podrá durar esa intervención.
De ese modo se garantiza la previsibilidad,
certidumbre
y
seguridad
Si
se
jurídica
a
los
ciudadanos.
reconoce
el
carácter
de
restricción de la libertad del proceso en sí
mismo,
es
decir,
su
calidad
de
penoso,
es
posible trazar el paralelismo del impacto del
principio de legalidad respecto de la coerción
material (pena) con el de la coerción procesal
(detención preventiva). Así como hoy resulta
inimaginable,
precisamente
por
imperio
del
principio de legalidad, que el legislador fije
sólo el hecho prohibido pero no establezca el
máximo de pena permitiéndole a los jueces la
18
42
CSJN, 272:188, “Mattei”
determinación de la misma sin límite alguno,
también debería causarnos el mismo rechazo la
posibilidad de que la ley le permita al Estado
restringir
los
derechos
de
los
ciudadanos
mediante la realización del proceso penal y
deje a los jueces la decisión acerca de su
duración
temporal,
máximos.
Al
sin
igual
establecer
que
con
límites
la
coerción
material, la determinación a posteriori de la
duración de la coerción procesal no constituye
un método compatible con un Estado de derecho.
Todo límite impuesto al Estado
en el ejercicio del poder punitivo
tiene como
contracara el reconocimiento de un derecho del
ciudadano. En el caso, el limite temporal al
proceso constituye a la vez el derecho del
toda
persona
a
ser
juzgada
en
un
plazo
razonable.
El derecho a ser juzgado en un
plazo
razonable
suele
entenderse
como
reconocido en el art. 8.1 de la Convención
Americana. Este artículo reza que toda persona
tiene
derecho
a
ser
oída,
con
las
debidas
garantías y dentro de un plazo razonable por
un
juez
o
sustanciación
tribunal
de
competente...en
cualquier
acusación
la
penal
43
formulada
contra
ella.
Más
allá
de
la
literalidad del texto, lo cierto es que los
organismos
internacionales
de
aplicación
entienden que allí está contenida la garantía
del plazo razonable de duración del proceso.
Tanto la Comisión como la Corte
Interamericana
sostenido
la
razonable
del
de
Derechos
posición
proceso
Humanos
de
debe
que
el
han
plazo
determinarse
en
cada caso concreto a partir de los criterios
elaborados por esos organismos.
Como se ha puntualizado respecto
del plazo razonable de encierro cautelar, no
se
puede
pretender
que
un
instrumento
internacional vaya más allá del reconocimiento
abstracto y genérico de un derecho determinado
y lo regule en todos sus detalles. Por ello,
al
igual
que
preventiva,
en
respecto
el
caso
de
de
la
la
prisión
delimitación
temporal de la duración total del proceso, la
Convención no puede fijar el plazo máximo de
duración.
A ello cabe agregar la distinta
función que compete a los órganos internos del
Estado
y
a
los
organismos
internacionales.
Mientras que para los órganos de aplicación
44
del
derecho
plazo
internacional
razonable
juzgar
a
la
constituye
los
Estados
garantía
una
regla
respecto
a
del
para
si
han
adoptado leyes que regulen el plazo, si el
plazo
es
procesos
razonable
o
para
observar
son
resueltos
efectivamente
si
los
dentro
del plazo fijado; para los Estados el derecho
al plazo razonable impone la autoconsagración
de
reglas
limitativas
que
impidan
que
el
proceso dure más que un plazo razonable. Para
los
órganos
post
Estado
la
internacionales,
violación
debe
al
ser
“reparación”.
plazo
condenado
Para
los
constatada
ex
razonable,
el
mediante
la
órganos
internos,
constatado el agotamiento del plazo legal, el
Estado
debe
cesar
la
persecución
pues
la
intervención en los derechos fundamentales que
el proceso implica se encuentra fuera de la
autorización de la ley19.
Sin duda son los Estados los que
deben
adoptar
las
hacer
efectivos
medidas
los
necesarias
derechos
y
para
garantías
reconocidos en forma abstracta y genérica en
los instrumentos (conf. arts. 1 y 2 CADH). Por
tanto, corresponde a ellos regular el derecho
19
Pastor, loc.cit., pág. 359.
45
consagrado
en
forma
abstracta
por
la
Convención a que el sujeto no sea sometido a
proceso más allá del “plazo razonable”.
Debe
reiterarse
nuevamente
que
la previsión del art. 8.1 de la Convención ADH
no representa un “consejo” al legislador local
sino de una “orden”. Los
obligados
por
restricción
la
de
la
Estados
Convención
libertad
que
están
a
que
implica
la
el
proceso en sí no exceda el “plazo razonable”.
Es decir, de la norma convencional surgen dos
cuestiones:
-la necesidad de que exista un
“plazo”, y
-la necesidad de que ese “plazo”
sea “razonable”.
El plazo que fije el legislador
como
duración
total
del
proceso
debe
estar
consagrado en unidades de tiempo, es decir,
debe ser un “plazo”.
El
pretendido
proceso,
legislador
establecer
restará
algún
analizar
provincial,
ha
plazo
el
si
para
se
trata
realmente de un límite.
En efecto, en el art. 141 del
C.P.P. (ley 11.922 y modificación introducida
46
por
ley.
imputado
12.405)
estuviese
se
establece
privado
de
que
su
si
el
libertad,
serán fatales los términos que se establezcan
para completar la investigación preparatorio y
la
duración
total
del
proceso,
el
cual
no
podrá durar más de dos años. Luego agrega que
si por la pluralidad de imputados o por la
naturaleza
y/o
circunstancias
del
o
de
los
hechos en juzgamiento, resultare un caso de
suma
complejidad,
deberá
estarse
al
plazo
razonable del art. 2 de este código, sujeto a
la apreciación judicial. Finalmente agrega que
en ningún caso se computará para los términos
fatales
el
tiempo
de
diligenciamiento
de
prueba fuera de la circunscripción judicial,
ni el de los incidentes, recurso o mientras el
tribunal no esté legalmente integrado.
El
plazos
como
fatales
para
el
legislador
tanto
para
proceso
en
comienza
la
su
fijando
investigación
totalidad.
Lo
cierto es que solamente los plazos perentorios
de
la
investigación
tienen
previsto
un
mecanismo frente a su incumplimiento. El plazo
total del proceso está fijado en dos años, y
está pensado para procesos comunes o simples.
47
Cuando
el
caso
es
de
“suma
complejidad” ya no rige el plazo total de dos
años fijados por el legislador sino que se
recurre
a
la
“apreciación
judicial”
para
determinar la razonabilidad de la duración del
proceso. Mediante este apartado el legislador
local se encargó de borrar con el codo lo que
reglones antes había escrito con la mano. En
efecto, el legislador reconoce la necesidad de
que haya un “plazo” de duración del proceso,
que
ese
precisa
plazo
de
esté
“fijado
tiempo”,
que
en
una
esté
unidad
establecido
“legalmente” y que sea “perentorio”, por eso
lo establece en dos años. De ese modo está
cumpliendo
con
el
principio
de
legalidad
derivado del Estado de derecho, pues el Estado
sólo
puede
restringir
derechos
mediante
la
realización de un proceso penal en la medida
en que no sobrepase la autorización temporal
establecida.
Mediante
ese
plazo
legal
el
legislador está limitando la actuación de los
jueces
y
persecución
funcionarios
penal
a
la
encargados
vez
que
de
le
la
está
concediendo “previsibilidad” a los ciudadanos
afectados, pues así, sabrán de antemano cuanto
es el máximo de tiempo que el Estado puede
48
interferir en sus derechos fundamentales con
motivo de la realización de un proceso penal.
De la mano de la previsibilidad, llegan la
certidumbre y la seguridad jurídica.
Sin embargo, si el ciudadano es
traído a proceso con motivo de un hecho de
“suma complejidad”, todo lo antes afirmado se
desvanece hasta no quedar nada. En efecto, el
plazo ya no estará predeterminado en unidad de
tiempo, no habrá sido fijado por ley, y –por
ende- ya no existirá perentoriedad. Si hasta
ahora
se
había
razonable”
era
intervención
del
fundamentales
de
estar
afirmado
un
límite
Estado
los
el
“plazo
impuesto
en
los
ciudadanos,
predeterminado
previsibilidad,
que
para
a
derechos
que
debía
garantizar
certidumbre
la
y
la
seguridad
jurídica, que le correspondía por imperio del
principio
(nulla
derivado
coactio
del
sine
Estado
lege)
de
derecho
fijarlo
al
legislador por medio de la ley, pues no es
aceptable
que
destinatarios
del
siendo
límite
los
sean
jueces
ellos
los
mismos
quienes lo fijen; mediante la inclusión del
apartado segundo quedó en la nada. Como se
dijo, en caso de “suma complejidad del hecho”,
49
el plazo no estará predeterminado legalmente,
por
ende,
nadie
sabrá
de
finalizará
su
proceso,
restricción
de
la
estado20.
Es
antemano
y
con
ello,
la
libertad
por
parte
del
decir,
imprevisibilidad,
cuando
la
reinará
incertidumbre
la
y
la
inseguridad jurídica. A ello cabe agregar, que
el proceso terminará cuando los mismo jueces
entiendan que el tiempo de duración insumido
ya
no
es
jueces
razonable,
serán
conducta.
Si
es
quienes
el
decir,
los
mismos
su
propia
juzguen
límite
queda
en
manos
de
quienes deben ser los limitados, entonces, ya
no
podremos
hablar
de
“limite”
ni
de
“garantía”.
De
este
modo,
el
apartado
segundo del art. 141 del C.P.P. desconoce el
principio de reserva legal derivado del Estado
de
derecho,
la
división
de
poderes.
Finalmente, pretende regular una garantía y
termina
por
desnaturalizarla,
contraviniendo
la prohibición del art. 28 de la Constitución
nacional.
Finalmente, la parte final del
art.
20
141
del
C.P.P.
establece
que
no
se
Reitero nuevamente que para la Corte Suprema el proceso
en sí mismo importa una restricción de la libertad.
50
computará para los términos fatales, es decir,
para
el
“plazo
recursos.
Esto
legislador
local
legal”,
el
significa
la
tiempo
que
garantía
de
los
para
el
del
“plazo
razonable” de duración del proceso (art. 8.1
CADH) no incluye la etapa recursiva. De este
modo
se
vuelve
a
desconocer
la
garantía
contenida en la Convención, pues ella vale en
las “condiciones de su vigencia” (conf. art.
75
inc.
22
C.N.),
esto
es,
tal
como
los
organismos internacionales la aplican, y para
la Corte Interamericana “...para determinar la
razonabilidad
del
plazo
se
debe
tomar
en
cuenta que el proceso concluye cuando se dicta
sentencia definitiva y firme en el asunto, con
lo
cual
se
agota
la
jurisdicción,
y
que,
particularmente en materia penal, dicho plazo
debe
comprender
incluyendo
los
todo
recursos
el
de
procedimiento,
instancia
pudieran eventualmente presentarse”21.
que
A ello
cabe agregar, que la Corte Interamericana ha
entendido
razonable
21
violado
debido
el
al
derecho
al
plazo
transcurso
del
tiempo
Corte IDH, caso “Suarez Rosero” y “Tibi”
51
operado
exclusivamente
en
la
etapa
recursiva22.
La Corte Suprema ha señalado que
“...es inaceptable el criterio(...)en cuanto
considera
en
contra
del
imputado
sus
“peticiones” pues ello provoca una restricción
de
la
libertad
de
defensa
contraria
a
la
comprensión que de este derecho debe hacerse a
la
luz
del
art.
18
de
la
Constitución
Nacional. En este sentido, el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos utiliza ciertamente como
criterio de valoración de la demora cuál ha
sido
la
conducta
del
recurrente
(op.
cit.,
pág. 286); pero, a diferencia de lo que ocurre
en los procesos civiles, el imputado no está
obligado a colaborar activamente con lo que se
refiere
a
la
celeridad
del
proceso
en
su
contra...”23.
De ese modo, se evidencia que el
legislador local al regular la garantía del
art. 8.1 de la Convención ADH y concederle un
alcance menor al que dicha garantía tiene el
ámbito
22
internacional,
se
ha
desconocido
lo
Corte IDH, caso “Genie Lacayo”
CSJN, Fallos: 322:360, consid. 19 del voto de los
doctores Petracchi y Boggiano, al cual remite la mayoría
en la causa “BARRA, Roberto Eugenio Tomás”, B.898.XXXVI.
TEDH, caso “Eckle” 15-07-1982.
23
52
dispuesto
por
el
art.
75
inc.
22
de
la
Constitución nacional.
En definitiva, y de lo expuesto
surge que el art. 141 del C.P.P. no determina
un plazo legal máximo del proceso que opere
como garantía para el ciudadano eventualmente
afectado por un proceso penal.
A partir de las consideraciones
vertidas
al
comienzo
de
este
apartado,
ha
quedado demostrada la obligación del Estado
argentino24 de establecer un plazo legal de
duración del proceso que ponga un límite a la
intervención
unidad
de
del
Estado
tiempo,
medible
y
posibilite
la
ciudadanos,
elimine
que,
de
ex
ese
previsibilidad
la
ante
en
modo,
de
los
incertidumbre
y
consolide la seguridad jurídica.
También
ha
quedado
demostrado
que ese cometido no lo ha cumplido el art. 141
del
C.P.P.
y
en
este
aspecto,
dicha
norma
deviene inoperante. En caso contrario, por los
fundamentos expuestos recientemente, solicito
se
declare
la
declaración
de
inconstitucionalidad de dicha norma.
24
Obligación frente a los organismos internacionales
derivada del art. 2 de la Convención y del principio de
reserva legal propio del Estado de derecho.
53
Todo
ello,
obliga
a
la
reconstrucción del “plazo legal” de duración
del proceso que respete con las exigencias del
principio del Estado de derecho, hasta tanto
el
legislador
cumpla
con
la
obligación
impuesta por los arts. 2 y 8.1 de la CADH.
En
este
punto,
resulta
indispensable acudir a la propuesta formulada
por Pastor en su tesis doctoral al percatarse
de la relación existente entre la regulación
del plazo legal de la prisión preventiva y el
plazo máximo de duración del proceso.
Así,
recordando
que
el
comienza
este
proceso
penal
autor
no
es
voluntario y que su realización constituye ya
de
por
sí
una
restricción
de
la
libertad
personal del sospechoso que puede llegar a ser
completa cuando se lo priva de la libertad a
través de la prisión preventiva. El proceso
implica
también
la
restricción
del
goce
de
otros derechos tales como el patrimonio en el
caso de la cauciones, laborales en el caso de
la
suspensión
etc.
Esto
asegurar
se
los
preventiva
de
justifica
con
fines
del
habilitaciones,
el
objeto
procedimiento.
de
Ello
significa, que el proceso penal, ciertamente
54
no
podría
ser
realizado
sin
el
auxilio
in
extremis de la prisión preventiva o de otras
formas de coacción25.
Si la prisión preventiva sólo
resulta admisible como garantía de los fines
del proceso, entonces no puede dejar de ser
utilizada
cuando
es
necesaria
para
salvaguardar el proceso. Es decir, el proceso
no puede existir sin prisión preventiva, como
salvaguarda
latente
de
los
fines
de
aquel,
pues si fuese posible, la prisión provisional
sería ilegítima.
La
consecuencia
inmediata
de
ello, lo constituye la afirmación de que el
proceso no podría durar más que la facultad de
aplicarle al imputado la coacción estatal26.
La prisión preventiva no podría
tener una verdadera limitación temporal en la
medida en que el proceso no la tenga también,
pues si agotada temporalmente la posibilidad
del Estado de aplicar la coacción personal el
proceso
pudiera
igualmente
continuar
éste
siempre requería del eventual encarcelamiento
para
alcanzar
sus
fines.
Frente
a
esta
situación, ante el supuesto de haber agotado
25
26
Pastor, loc.cit., pág. 439.
Pastor, loc. cit., pág. 439.
55
el
sujeto
el
encarcelamiento
pudiera
plazo
máximo
preventivo,
continuar
se
si
plantea
legal
el
de
proceso
siguiente
el
dilema:
a)
procesales
y
que
sea
surjan
nuevos
necesario
peligros
reanudar
encarcelamiento, con lo cual el plazo
el
legal
máximo ya no será tal y la prisión preventiva
tampoco tendrá término;
b) que ante los nuevos peligros,
por haberse agotado el plazo legal máximo ya
no pueda reanudarse en encierro cautelar, con
lo cual el proceso si continua se transforma
en voluntario.
Como sostiene Pastor, la segunda
conclusión es absurda, pues mientras la pena
se
siga
cumpliendo
condenado,
el
sobre
proceso
el
deberá
cuerpo
custodiar
del
ese
cuerpo pues de lo contrario no podrá aplicar
la pena. La primera conclusión constituye una
petición de principio27.
Si, de acuerdo a lo concluido en
el
apartado
A),
la
duración
de
la
prisión
preventiva debe tener un plazo legal máximo,
más allá del cual no puede haber prolongarse
27
56
Pastor, loc. cit., pág. 485.
en ningún caso la restricción de la libertad
ni tampoco reanudarse, y de acuerdo a lo antes
mencionado acerca de que nuestro proceso penal
no es voluntario sino que es precisamente un
“proceso
con
prisión
preventiva”
(entendido
esto como la posibilidad latente del proceso
de echar mano in extremis a la restricción de
libertad
para
salvaguardar
los
fines
del
proceso), la conclusión inevitable es que una
vez agotado el plazo máximo legal fijado para
el encierro cautelar el proceso debe también
concluir
pues
ya
no
hay
posibilidad
de
reanudar la prisión ni de convertir el proceso
en voluntario.
Tal como se ha mencionado en el
apartado A) el plazo legal máximo de duración
de la prisión preventiva está fijado por los
arts. 1 y 2 de la ley 24.39028, el cual puede
ser de 2 años y 6 meses o 3 años y seis meses,
según que la causa sea simple o de evidente
complejidad. Los plazos mencionados, son lo
suficientemente extensos como para justificar
28
En cuanto a las objeciones a que la ley 24.390 rige sólo
para el ámbito nacional, como asimismo lo referente a la
inconstitucionalidad de las modificaciones introducidas a
esos artículos por la ley 25.430, remito a lo desarrollado
en el apartado A) a fin de evitar reiteraciones.
57
que ellos sirvan también como plazos máximos
de duración del proceso en su totalidad.
Si se afina el ojo en la lectura
de los textos normativos que han pretendido
poner
un
límite
temporal
a
la
prisión
preventiva, se observará que dicho límite no
está en relación con el delito imputado (así,
ninguna norma dice por ejemplo que la prisión
preventiva
no
podrá
superar
el
tercio
del
máximo de la pena del delito imputado), sino
que
siempre
esos
“plazos
máximos”
fueron
pensados simultáneamente como plazos máximos
del proceso, es decir, como plazos máximos de
detención
que
a
su
vez
permitan
concluir
dentro de ellos con el proceso.
En efecto, si se presta atención
al texto del art. 1 de la ley 24.390 que fija
el plazo de duración de la prisión preventiva
en dos años con una prórroga de un año más, se
puede percibir fácilmente que el legislador
está pensando en un plazo para que el proceso
pueda
concluir.
mismas
palabras
señalar
que
cantidad
de
procesado
o
58
Ello
desprende
utilizadas
“...No
los
la
se
por
obstante,
delitos
evidente
el
de
las
aquel
al
cuando
la
atribuidos
al
complejidad
de
las
causas
hayan
proceso
en
impedido
el
plazo
la
finalización
indicado,
ésta
del
podrá
prorrogarse por un año más...”. Claramente se
observa que el legislador está pensando en que
el proceso finalice en el plazo indicado, y
precisamente
cuando
ello
no
ocurre
por
complejidad de la causa otorga una prórroga
para que así suceda, esto es, para que el
proceso finalice dentro del nuevo plazo.
Algo
similar
se
desprende
del
plazo de dos años previsto por la primer parte
del
art.
141
del
C.P.P.
(más
allá
de
las
objeciones constitucionales formuladas a texto
de dicho artículo), pues dispone que si el
imputado estuviese privado de su libertad el
proceso no podrá durar en su totalidad más de
dos años.
En conclusión, cabe afirmar que
el proceso no puede durar más allá de los
plazos previstos por los arts. 1 y 2 de la ley
24.390,
los
cuales
se
deben
comenzar
a
computar desde la aprehensión del individuo o
desde la imputación formulada a éste en el
proceso29.
29
Corte Interamericana, caso “Tibi”, consid. 168.
59
Reconocido
limitado
temporalmente
que
el
para
Estado
está
realizar
un
proceso penal contra un sujeto, cabe afirmar
que
una
vez
concluido
dicho
plazo
cesa
la
autorización que la ley le concede al Estado
para restringir los derechos fundamentales del
ciudadano
imputado.
Transcurrido
el
plazo
legal máximo, si el proceso no ha concluido
mediante el dictado de una sentencia firme, la
acción
penal
ya
no
pueden
ser
ejercida
y
corresponde el dictado del sobreseimiento del
sospechado.
Vuelvo a retomar el paralelismo
efectuado
material
más
arriba
entre
la
coerción
y la coerción propia del proceso,
sosteniendo
que
así
como
no
podría
ser
retenido en prisión un sujeto que cumplió la
pena impuesta bajo el argumento de que dicho
tiempo
ha
sido
insuficiente
para
“resocializarlo”, del mismo no puede continuar
la restricción de derechos fundamentales que
el proceso implica una vez que se han cumplido
los plazo legales máximo bajo el argumento de
que dicho plazo fue insuficiente para arribar
a
una
sentencia
condenatoria
firme.
El
paralelismo es útil pues en ambos casos se
60
trata
de
intervenciones
del
Estado
en
los
derechos fundamentales de los ciudadanos, las
cuales –por imperio del principio del Estado
de derecho- sólo puede ser realizadas en la
medida en que estén autorizadas por la ley y
en tanto se ejerzan con el alcance que ella le
otorga, incluido el límite temporal. Cuando
actúa por fuera de esa autorización, el Estado
se mueve ilegalmente.
Cuando el Estado deba sobreseer
al imputado por haber transcurrido el plazo
legal máximo de duración del proceso, dicha
decisión puede consistir en la declaración de
prescripción.
La
propia
Corte
Suprema
de
Justicia de la Nación ha sostenido que “...el
derecho del imputado a que se ponga fin a la
situación
de
indefinición
que
supone
el
enjuiciamiento penal puede encontrar tutela en
la prescripción de la acción”30.
Cuando
los
órganos
internacionales de aplicación de la Convención
postulan diferenciar entre el plazo razonable
de la prisión preventiva (art. 7.5) y el plazo
razonable del proceso (art. 8.1), agregando
que el primero puede devenir irrazonable sin
30
CSJN, Fallos: 306:1688; 316:1328 y 322:360.
61
que lo mismo ocurra con el segundo31, ello no
quiere
decir
que
máximo
fijado
superado
por
el
el
plazo
legislador
legal
para
la
prisión preventiva el proceso puede extenderse
por
más
tiempo.
Tal
afirmación
debe
ser
entendida para aquellos casos en los que por
el
delito
imputado
y
por
la
pena
en
expectativa la prisión preventiva ya devendría
irrazonable
en
unos
obviamente,
no
impediría
prolongue
hasta
pocos
meses,
que
alcanzar
el
el
lo
cual,
proceso
plazo
se
legal
establecido en la ley 24.390.
Por
otra
parte,
lo
hasta
aquí
sostenido se encuentra en la misma línea de lo
postulado por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación en cuanto ha afirmado que “...aún
cuando se tenga manga ancha para juzgar la
razonabilidad del tiempo durante el cual una
persona
puede
encontrarse
legítimamente
sometida a proceso, ello no justifica que el
legislador, en el marco de las facultades que
le son propias, no pueda establecer un plazo
absoluto,
superado
relativizar
o
el
cual
justificar
no
sea
ninguna
posible
dilación
ulterior. Del mismo modo que el juez puede
31
62
Comisión Interamericana, caso “Giménez”, consid. 110.
valorar la gravedad de un delito de acuerdo
con la situación de hecho concreta, pero no
puede
fijar
una
pena
que
supere
el
máximo
previsto –pues ella sería irrazonable desde el
punto de vista del legislador-, nada obsta a
que
la
ley
establezca
plazos
de
duración
perentorios para los procesos”. Seguidamente
agrega el Alto Tribunal que “Es cierto que aún
en
ese
caso
el
juzgamiento
de
la
“razonabilidad” continuará estando en manos de
los jueces; pero con la advertencia de que el
concepto
sólo
puede
jugar
a
favor
del
imputado: en la medida en que la ley estaría
fijando un plazo adecuado a causas con grado
de
dificultad
intermedio,
completo
podría
ser
modos,
“irrazonable”
su
considerado,
frente
transcurso
de
a
todos
casos
extremadamente sencillos”. Finalmente, afirma
en relación a los arts. 701 y 206 del anterior
C.P.P.N. que fijaban el plazo de dos años y
seis meses para la totalidad del procedimiento
y
para
el
sumario
respectivamente,
“...que
dicho plazos deben constituir, por lo menos un
canon de razonabilidad sobre la duración del
63
trámite que no puede ser soslayada sin más ni
más por el juzgador”32.
Por
último,
ante
un
eventual
argumento en contra de lo aquí postulado, en
el
sentido
exceso
de
de
tareas,
estructurales
encargados
que
que
de
la
la
actual
sobrecarga
situación
y
de
carencias
experimentan
los
persecución
penal
órganos
y
los
jueces no permitiría concluir con los procesos
en
los
tiempos
mencionados,
cabe
formular
algunas consideraciones en contrario.
En primer lugar, cabe recordar
que también se pensaba -al momento de entrar
en vigencia el nuevo ordenamiento procesalque no se iba a poder cumplir con los plazos
perentorios
para
realizar
la
investigación
preparatoria (que es precisamente la etapa en
donde
se
dilaciones
pueden
producto
producir
de
la
las
mayores
complejidad
del
caso), sin embargo esos plazos son en general
respetados.
En segundo lugar, ningún Estado
puede
proceder
a
juzgar
y
castigar
la
totalidad de los delitos que allí se cometen,
32
CSJN, Fallos: 322:360 “Kipperband” consid, 15 del voto
de los doctores Petracchi y Boggiano, al cual remite la
mayoría en la causa “BARRA, Roberto Eugenio Tomás”
B.898.XXXVI.
64
sino
que
sólo
puede
proceder
respecto
de
aquellos que está en condiciones de procesar
(por
razones
de
estructura,
personal,
recursos, etc.). Debido a ello siempre debe
proceder selectivamente, lo que ocurre es que
la selección de los casos se puede llevar a
cabo
racionalmente
mediante
criterios
establecidos por el legislador (vgr. art. 76
bis C.P., art. 56 bis. C.P.P.) o producirse
fácticamente de modo irracional. En virtud de
ello,
el
Estado
debería
llevar
a
cabo
una
planificación acerca de cual es su capacidad
para procesar casos, teniendo en consideración
todos los factores, incluido el tiempo legal
máximo
en
el
cual
deben
ser
concluido
los
procesos.
Por
último,
cabe
mencionar
lo
señalado por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación en cuanto a que la situación de
exceso
de
tareas
y
carencias
estructurales
“...aún cuando permitiere explicar las demoras
en que se ha incurrido y justificar a los
jueces por esa misma demora, no autoriza a
65
hacer caer sobre la cabeza del imputado los
inexorables costos de lo sucedido”33.
Como
expuesto
en
concluir
que
duración
el
presente
los
del
conclusión
plazos
del
apartado
desarrollo
B),
cabe
legales
máximos
de
penal34
son
los
proceso
siguiente:
-dos años y seis meses, cuando
la
causa
no
presente
dificultad
ni
complejidad.
33
CSJN, Fallos: 322:360, consid. 20 del voto de los
doctores Petracchi y Boggiano, al cual remite la mayoría
en la causa “BARRA, Roberto Eugenio Tomás”, B.898.XXXVI.
34
Esta propuesta no resulta incompatible con el instituto y
plazos de la prescripción propiamente dicha, pues ella
responde a otras motivaciones distintas de la necesidad de
que el proceso cuente con un plazo razonable. El instituto
de la prescripción constituye un limite temporal al poder
penal estatal fundado en el olvido y perdón acaecido por
el transcurso del tiempo (conf. CSJN, Fallos: 292:103
“Corradino”). El legislador ha tasado temporalmente el
tiempo para el olvido y ha fijado plazos para reputar que
ello ha ocurrido. Los plazos de prescripción raramente
pueden llegar a constituir un plazo “razonable” para el
proceso (vgr. hurto, calumnia, etc). Sin embargo, en la
mayoría de los casos serán plazos demasiados elevados para
que puedan ser considerados razonables para el proceso. Se
debe mencionar que la interrupción de la prescripción por
actos del proceso resulta claramente inconstitucional pues
pretende por un lado poner un límite al ejercicio del
poder punitivo del Estado y por otro permite a los
destinatarios ir corriendo ese límite a su gusto (art. 28
C.N.). De todos modos, la diferente motivación que se
encuentra en ambos institutos, permite su conciliación, ya
que iniciado el proceso contra un sujeto, cuentan los
plazos para un enjuiciamiento en tiempo razonable,
mientras el mismo esté a derecho. Obviamente, si la
persona se sustrae al proceso, los plazos del mismo se
suspenderán y recobrarán su vigencia los de prescripción.
66
-tres años y seis meses, cuando
la causa presente una evidente complejidad.
La totalidad de los presentantes
han
superado
ambos
plazos
legales
máximos,
incluso tratándose de causas que no presentan
dificultad alguna que justifique la prórroga
de un año prevista para ese supuesto.
Todos
los
accionantes
se
encuentran con recurso de casación contra su
condena,
años,
en
lo
trámite
cual
ya
irrazonabilidad
relación
a
aspecto,
la
la
desde
de
del
por
sí
plazo
etapa
Corte
hace
más
de
dos
significa
una
del
proceso
en
recursiva.
En
este
Intermericana
ha
sido
afirmado
que
categórica
en
cuanto
a
“...incluso
considerándola
complejidad
del
asunto, así como las excusas, impedimentos y
sustitución
de
los
magistrados
de
la
Corte
Suprema de Justicia, el plazo de más de dos
años que ha transcurrido desde la admisión del
recurso no es razonable y este Tribunal debe
considerarlo
violatorio
del
art.
8.1
de
la
Convención”35.
En conclusión, se ha operado el
plazo
legal
máximo
de
duración
del
proceso
35
Corte Interamericana, caso “Genie Lacayo” del 29-011997.
67
determinado conforme lo establecido por los
arts. 1 y 2 de la ley 24.390, incluso por lo
sostenido por la Corte Interamericana respecto
de
la
duración
del
proceso
en
la
etapa
recursiva, debiendo en consecuencia cesar la
persecución
penal
contra
los
imputados
por
haber devenido ilegítima.
Por
sobreseimiento
ello,
de
los
corresponde
accionantes
dictar
mediante
declaración de prescripción de la acción36.
IV. Cuestión
federal
constitucional
(artículo
14
de la ley 48).
Habiéndose denunciado a lo largo
del
desarrollo
expuesto
en
el
capítulo
de
procedencia el compromiso de diversa normas
pertenecientes
al
bloque
federal
(art.
31
C.N.), tales como arts. 28, 75 inc. 22, arts.
1, 2, 7.5, 8.1, 29 de la CADH, art. 75 inc.
12, por lo cual, ante una eventual resolución
desfavorable hago la correspondiente reserva
del caso federal para procurar el acceso a la
Conf. CSJN, causa “Kipperband” 322:360, “Barra, Roberto
E.T.” B.898.XXXVI.
36
68
Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación
y
organismos internacionales.
V. Petitorio.
Excelentísima Sala:
En virtud de todo lo expuesto,
solicito a VV.EE.:
-Se
declaren
aplicables
al
ámbito local los artículos 1 y 2 de la ley
24.390.
-Respecto
que
se
de
encuentren
aquellos
detenidos
sujetos
por
hechos
cometidos con posterioridad a la entrada en
vigencia
de
la
ley
25.430,
se
declare
la
inconstitucionalidad de dicha norma por los
argumentos
formulados
en
el
apartado
A)
desarrollados in extenso en el capítulo de
procedencia.
-Se
legal
máximo
de
declare
expirado
encierro
el
preventivo
plazo
que
vienen padeciendo las personas accionantes y
se
haga
cesar
el
mismo
con
la
consecuente
libertad de mis defendidos.
69
-Se declare inaplicable el art.
141 C.P.P. como norma reguladora del plazo
total del proceso (artículo 8.1 de la Conv.
Americana de DD.HH).
-En caso contrario, se declare
la inconstitucionalidad del artículo 141 del
C.P.P. de la provincia de Buenos Aires, por
los fundamentos expuestos in extenso en el
apartado B) del capítulo de procedencia de
este Habeas Corpus.
-Se declaren como plazos máximos
legales
de
duración
del
proceso
a
los
establecidos en los arts. 1 y 2 de la ley
24.390.
-Se
plazos
proceso
máximos
declaren
legales
respecto
de
expirados
de
los
duración
los
del
accionantes,
dictándose el sobreseimiento por extinción de
la acción penal por prescripción, en favor de
mis asistidos.
PROVEER DE CONFORMIDAD
SERA JUSTICIA
70
71
Descargar