INTERPONGO ACCION DE HABEAS CORPUS. Excelentísimo Tribunal de Casación: MARIO LUIS CORIOLANO, Defensor Oficial de Casación, a VV.EE. digo: I. Objeto. Que vengo por el presente a interponer acción de hábeas corpus en favor de las personas detenidas que se mencionan en la planilla anexa peticionaron adopte que se expresamente medidas irrazonabilidad en del acompaña al (quienes suscripto relación tiempo que a de la detención preventiva y proceso que vienen sufriendo) en procesos casatorios que, a su vez, están radicados ante la Sala de VV.EE. (arts. 43 de la Constitución Constitución nacional, 20 provincial, inc. arts. 1 de 405 la y siguientes del Código de Procedimiento Penal de la provincia). II. Admisibilidad. Los consonancia con artículos su artículo 43 75 C.N. inc. (en 22, relacionado con los arts. 7.6 C.A.D.H. y 9 del 1 P.I.D.C.yP.) y 20 de la Provincial otorgan al hábeas corpus el rango de un instrumento de control de constitucionalidad, consagrando a esta acción como una “garantía constitucional” contra toda lesión, restricción, alteración o amenaza contra la libertad física y aún cuando el acto judicial cuestionado ("contra provenga todo acto u del poder omisión de autoridades públicas" dice el art. 43 CN primer párrafo- alguna; tampoco sin lo practicar hace la distinción Carta Magna provincial). Si bien es conocida la doctrina relativa a que el hábeas corpus no autoriza en principio a sustituir a los jueces naturales de la causa, cabe al respecto mencionar dos circunstancias: a) que dicha doctrina ha sido relativizada por otras decisiones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en las que ha reconocido el carácter de “medio adicional” que posibilita el control transversal de las 2 restricciones ilegales de la libertad por parte de otros jueces1. b) que en el presente caso, no se está sustituyendo a los jueces naturales de la causa. En b), cabe efecto, sostener que respecto mediante del el punto presente hábeas corpus y de acuerdo a lo desarrollado en el capítulo apartados A) de y procedencia B), se bajo afirma los que ha transcurrido el plazo legal máximo tanto para mantener en prisión mantener sometido a preventiva proceso a como los para sujetos accionantes, por lo cual han devenido ilegales las restricciones ocasionadas por la privación de la libertad como por el proceso en sí mismo, debiendo ambas cesar de inmediato. Si como mencioné, se está denunciando el vencimiento del plazo razonable tanto de la detención como del proceso producto de la dilación operada en las causa en cuestión, y dichas causas se encuentran en trámite ante el Tribunal de casación en CSJN, “Gallardo, Juan Carlos”, G.507.XXXIV. y “Verbitsky, Horacio” V.856.XXXIX. 1 3 procura de la revisión de la sentencia condenatoria, VV.EE. son –entonces- los jueces de la causa a los efectos de resolver el presente pedido. El transcurso del tiempo que ha superado los plazos legales mencionados y que ha convertido en ilegítima –por falta de autorización legal- la intervención del Estado en la restricción de los derechos fundamentales de los ciudadanos sospechados se ha operado en el marco del trámite del recurso de casación, por tanto es a VV.EE. a quien corresponde así declararlo y hacer cesar tal restricción. Ello funda la competencia para conocer del presente pedido. De que la todos Constitución modos, cabe Nacional recordar omite toda referencia al órgano jurisdiccional competente para decidir la acción de hábeas corpus, evitando frustrar su función de garantía de un derecho requerido de tutela inmediata. De allí que todo juez o tribunal es, por principio constitucionalmente consagrado, competente para entender en acciones de hábeas corpus que les sean planteadas. 4 En principio tiene el ámbito receptación provincial, expresa, ese en la medida en que establece que se puede ejercer la acción de hábeas corpus recurriendo ante cualquier juez. De este modo, la Carta local fija la competencia de todos los órganos jurisdiccionales de la provincia –entre los que se encuentran VV.EE.- para el conocimiento de dicha garantía. Cabe señalar que el único órgano provincial que podría argumentar la improcedencia de un habeas corpus originario es la Suprema Corte de la Provincia, en la medida en que competencia la norma originaria que tiene le otorga la misma jerarquía constitucional y que la norma del hábeas corpus. La transversalidad establecida constitucionalmente en materia de competencia de hábeas corpus, tiene como objetivo garantizar precisamente el pleno acceso a la justicia y procurar la inmediata tutela del derecho afectado, evitando para ello, el planteo de cuestiones relativas a competencias por materia, lugar o tiempo. 5 Restringir cláusula el alcance constitucional de mediante la una interpretación reglamentaria de la misma que establezca órganos competencia jurisdiccionales personas jueces la detenidas de la solo causa, o sólo que puedan además de en algunos casos conocer de de los resultar contraria al texto constitucional local (arts. 20 de la C.Pcial.), resulta desnaturalizadora (art. 28 CN) de la garantía establecida en el art. 43 y 75 inc. 22 CN –art. 7.6 CADH y 9 PIDCyP-). Por esas razones, entiendo que el presente hábeas corpus debe ser declarado admisible. III. Procedencia. A) PLAZO RAZONABLE DE LA DETENCIÓN PROVISIONAL. El Estado, a través del sistema penal, afecta derechos fundamentales de los ciudadanos. Esta afectación se produce no sólo cuando decide aplicar una pena a un sujeto por la comisión de un delito, privándolo de su 6 libertad, sino que la misma ocurre también durante el desarrollo del proceso. A lo largo de todo el proceso penal el Estado realiza intervenciones en los derechos fundamentales de las personas (domicilio, libertad, patrimonio, etc). El Estado de derecho reclama que toda la actividad estatal esté regulada por ley. El poder penal, entendido como la actividad estatal que más peligros genera para los derechos fundamentales de los ciudadanos, no puede ser ejercido sin previa autorización legal y dentro de los límites de la misma. Es decir, cada derechos intervención de los restringida por del Estado particulares reglas se previas en los encuentra establecidas por el legislador. La idea de límite a la actividad estatal hace a la esencia misma del Estado de derecho. Así, debe estar descripta en la ley cada conducta que el Estado decida prohibir como también su pena máxima, de modo que todas las personas puedan conocer de antemano cuáles son las conductas prohibidas y 7 cual sería la reacción máxima del estado en caso de cometerse la misma. Este es el objetivo principal del principio de reserva legal (nullum crimen nulla poena sine lege). Pero como señalé más arriba, el Estado no sólo interfiere en los derechos fundamentales mediante la aplicación de la pena, sino también mediante la sustanciación del proceso mismo, por lo que, para asegurar una plena vigencia del principio del Estado de derecho, es preciso que tanto los presupuestos sustantivos estén de la determinados pena como previa y los procesales categóricamente por la ley. El Estado restringe la libertad de una persona no exclusivamente mediante la imposición de una pena privativa de la libertad sino también a través de una medida de coerción dictada en el trámite del proceso. En virtud del antes mencionado principio del Estado de derecho, esta intervención en la libertad del ciudadano realizada por el Estado en el marco de un procedimiento penal (prisión preventiva) sólo puede ser llevada acabo en el marco 8 de la autorización que la ley le confiere. proceder Es a decir, el restringir Estado la sólo libertad podrá de una persona que se encuentra sometida a proceso penal en la medida en que exista una ley previa que lo autorice a esa interferencia y en la medida de esa autorización. Se trata, sin dudas, de una extensión del principio de legalidad penal y que es mencionado mediante el aforismo nulla coactio sine lege. El principio de reserva legal (entendido tanto como nullum crimen como nulla coactio) constituye la garantía de los ciudadanos de que el Estado sólo restringirá su libertad en los casos y en la medida autorizada por la ley. Así como los jueces no pueden castigar por un hecho no descripto en una ley como prohibido, por más inmoral que pueda ser, tampoco pueden aplicar una coerción procesal no contenida en la ley o respecto de un supuesto no previsto. Del razonar respecto del mismo modo se límite temporal debe de la interferencia en los derechos fundamentales. Así como no sería tolerable según el principio del Estado de derecho que la ley penal no establezca el límite máximo (temporal) de 9 intervención del Estado en la libertad del ciudadano pudiendo los jueces fijar la pena que ellos crean conveniente (pena indeterminada), tampoco podría el legislador local autorizar intervención en en la la ley procesal libertad sin una fijar el máximo de duración dejando a los jueces la determinación de la misma. Si la coerción penal debe estar limitada no sólo en su presupuesto (delito) sino también en su duración (pena máxima) por el principio de legalidad como modo de excluir la arbitrariedad coerción de procesal no la incertidumbre, puede escapar a la esa exigencia, pues la intervención que el Estado genera en el proceso al dictar una medida de coerción acarrea la misma arbitrariedad e incertidumbre si no está también delimitada en su duración, de modo tal, que el sujeto, pueda saber de antemano –al igual que con la penacuanto es el máximo que el Estado puede restringir la libertad con fines procesales. Si el principio del Estado de derecho reclama la existencia previa de reglas que autoricen y a la vez limiten la actuación del Estado respecto de aquellas actividades 10 que importen mismo en la los intervención derechos coactiva fundamentales de del los ciudadanos, la fijación de dichos límites no puede estar en manos de sus destinatarios. En el caso del sistema penal, el limite en el ejercicio de la coacción está dirigido a los jueces que son quienes la aplican. En el caso de la coacción penal, los jueces están limitados por la hipótesis fáctica y por el máximo de la pena previstos en la ley. Del mismo modo, en el caso de la coacción procesal, son los jueces quienes la aplican y a regulaciones actividad. quienes están dirigidas las legales que limitan esa De este modo, si se pretende limitar la interferencia (en el tiempo) que realizan en la libertad del sujeto sometido a proceso, parece límite no mismos jueces. (plazo de puede toda estar Si máximo la obviedad, que ese determinado por los fijación de preventiva)estuviese en del la límite prisión manos de los magistrados, ya no sería un límite. En el caso de la coerción procesal, se debe tener en cuenta además el carácter similar a la coerción penal. Más allá 11 de los fines que formalmente se le asignan a la coerción procesal, lo cierto es que la misma, materialmente es una pena2, y sustraer la aplicación de la misma a la exigencias del principio de reserva (nulla coactio sine lege) importaría una burla al principio del Estado de Derecho. Si indiscutiblemente, a el proceso través de la penal coerción personal, constituye materialmente una pena, también debe ser indiscutible que su medida debe estar predeterminada con certeza por la ley. La Convención Americana sobre Derechos Humanos en su art. 7.5 establece que toda persona detenida tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Si bien la norma habla del derecho razonable, a ser juzgado tradicionalmente en los un plazo órganos de aplicación de la convención han entendido que se refería al “plazo razonable de la detención”, por oposición al art. 8.1 que hace referencia al “plazo razonable del proceso”. Conf. Zaffaroni, Alagia y Slokar, “Derecho Penal, Parte General”, pág. 36, Ed. Ediar, 2000. 2 12 Como sea, lo cierto es que desde el derecho humanos se detención internacional plantea la de los necesidad provisional tenga derechos de que un la límite temporal, un “plazo”. La necesidad de que la prisión preventiva tenga un límite temporal aparece en forma expresa en los instrumentos internacionales de la posguerra. Los convenios internacionales de derechos humanos deben ser vistos como estándares a seguir en las regulaciones del derecho internos de los países miembros. Así, el catálogo de derechos procesales contenidos en esos instrumentos constituye el marco para la redacción precisas derechos de que normas den vida procesales y claras efectividad consagrados a abstractamente y los en aquellos. No se puede pretender que un instrumento internacional vaya más allá del reconocimiento abstracto y genérico de un derecho determinado y lo regule en todos sus detalles3. temporal En de el la caso de coerción la delimitación procesal, la 3 Pastor, Daniel “El plazo razonable del proceso en el estado de derecho”, ed. Ad.Hoc, pág. 351 13 Convención no puede fijar el plazo máximo de duración. Son los Estados los que deben adoptar las medidas necesarias para hacer efectivos los derechos y garantías reconocidos en forma abstracta y genérica en los instrumentos (conf. arts. 1 y 2 CADH). Por ello, serán regular el los Estados derecho los consagrado que deberán en forma abstracta por la Convención a que el sujeto no sea detenido preventivamente más allá del “plazo razonable”. Debe previsión del quedar art. 7.5 en de claro la que la CADH no representa un “consejo” al legislador local sino de una “orden”. El incumplimiento interno genera responsabilidad del Estado en el ámbito internacional. Los Estados están obligados por la Convención a que la detención provisional de las personas sometidas a proceso no exceda el “plazo razonable”. Es decir, de la norma convencional surgen dos cuestiones: -la necesidad de que exista un “plazo”, y 14 -la necesidad de que ese “plazo” sea “razonable”. Si el plazo razonable de detención constituye un derecho del imputado a la vez que un límite al poder de persecución penal del Estado, debe quedar en claro que ese plazo no puede ser fijado por quienes tienen a su cargo el ejercicio del poder penal estatal (Ministerio Público Fiscal y Jueces), pues la determinación del límite temporal estaría en manos de quienes precisamente están obligados a respetar dicho límite. No cuando la debería Convención caber habla duda de de que “plazo” ese concepto tiene que ser entendido en términos procesales, es decir, medible en unidades de tiempo: años, meses, días. Por lo tanto, al tener que ser determinado legalmente el límite temporal a la detención preventiva, debe ser el legislador quien fije ese “plazo” en años, meses, etc. A su vez, la unidad de tiempo que el legislador fije como plazo máximo de duración de la prisión preventiva tendrá que ser “razonable”. El “juicio de razonabilidad” del plazo fijado por el legislador le 15 corresponderá eventualmente a los organismos internacionales de aplicación de la Convención, quienes podrán concluir en que el límite temporal irrazonable tiempo es establecido cuando estimen excesivo, es razonable que debiendo el el lapso o de legislador local corregir la determinación. Si bien, tanto la Comisión IDH4 como la Corte IDH5, en oportunidad de pronunciarse sobre la garantía contenida en el art. 7.5, han sostenido que el plazo razonable de la detención concreto, debe fijarse atendiendo a en los cada caso criterios elaborados por esos organismos y tomados a su vez de los organismos del convenio de Roma, lo cierto es que no son los organismos internacionales quienes deben fijar el “plazo razonable”, pues por su carácter de órganos de aplicación de la Convención no pueden más que fijar pautas interpretativas de un derecho expresado en forma abstracta y genérica en el instrumento mencionado. Por otra parte, debe tenerse en cuenta que si el “plazo razonable” constituye un 4 5 límite al poder penal del Estado, Caso n° 11.245 “Giménez” caso “Tibi” sentencia del 7 de septiembre de 2004. 16 ese límite debe poder ser conocido de antemano por los ciudadanos involucrados, para de ese modo saber en que momento el ejercicio del poder penal –en el caso, el uso de la coerción procesal- deja de estar autorizado por la ley y comienza a ser ilegal. Al no establecerse el “plazo” en unidades concretas de tiempo no es posible saber cual es el día “X” en el que la detención preventiva comenzó a ser ilegal. Siendo el mencionado “plazo razonable” una materialización del principio del Estado de derecho que establece que toda intervención del Estado debe estar autorizada por ley y ejercida en la medida de esa autorización, traspasado dicho “plazo” cesa la autorización al Estado para intervenir en los derechos fundamentales respecto de los cuales estaba autorizado por ley. Es decir, en el caso de la autorización prisión al Estado preventiva, para cesa encerrar a la una persona durante el trámites del proceso. A diferencia de ello, cuando los organismos internacionales se han ocupado del plazo razonable de la detención casi siempre han debido formularlo respecto de procesos concluidos, realizando un juicio ex post. Así, 17 tanto la Comisión IDH6 como la Corte IDH7 han declarado irrazonables determinados plazos de encierro de acuerdo a las pautas antes mencionadas, sin embargo en esas decisiones no han manifestado en que momento del tiempo la prisión preventiva se convirtió en irrazonable. Ciertamente, como ya se señaló, no le corresponde individualización a del esos órganos “plazo” sino la la de controlar eventualmente la “razonabilidad” del “plazo” fijado por el legislador local. En nuestro país el legislador se hizo cargo del mandato de la convención y reglamentó la garantía del plazo razonable de detención preventiva. Así fue que sancionó en 1994 la ley 24.390, autodenominada reglamentaria de la garantía contenida en el art. 7.5 de la Convención ADH, fijando un “plazo” máximo para la detención provisional durante el trámite del proceso. El art. 1 de dicha ley establecía que la prisión preventiva no podrá ser superior cantidad de a los dos años, delitos pero cuando atribuidos o la la Informes 12/96 y 2/97. Casos “Genie Lacayo” 2-1-97, “Suarez Rosero” 12-11-97, “Paniagua Morales” del 8-3-98. 6 7 18 evidente impedido complejidad la de finalización las del causa hayan proceso en el plazo indicado, ésta podrá prorrogarse por un año más. Finalmente, el art. 2 establecía que los plazos prorrogados mismos previstos en por meses se seis cumpliesen el art. más 1 serán cuando mediando los sentencia condenatoria y esta no se encontrare firme. De ese modo, el legislador había fijado el plazo máximo de duración de la prisión preventiva en dos años y seis meses o en tres años y seis meses, según se trate de una causa simple o compleja, reglamentando de ese modo la garantía del “plazo razonable” de la detención. Así, cada sujeto respecto del cual el Estado interfería su libertad en el marco de un proceso penal mediante la prisión preventiva, interferencia sabía en de su antemano derecho a que la esa libertad tenía una duración máxima fijada en años y meses. Se podía discutir que dicha ley regía sólo en el orden nacional y que en cada estado provincial debía ser el legislador local quien fije ese plazo, por tratarse de 19 materia reservada en principio por las provincias y no delegada al Estado federal. Sin embargo, creo que es posible argumentar en el sentido de que, más allá de las esferas nacional de y competencia los Estados entre el locales, el Estado plazo establecido por la ley 24.390 obligaba a todos los magistrados del país. En efecto, mediante esa ley se estableció el tiempo máximo que una persona sospechada de cometer un delito puede ser encerrada preventivamente para garantizar la realización de los fines del proceso. Más allá de ese plazo no hay medida de coerción personal posible. Por lo tanto toda privación de libertad que se prolongue más allá de ese plazo ya no puede estar dirigida a custodiar el proceso material. y Si se toda convierte coerción en que pura pena supere los plazos reglados por la 24.390 se convierte en pena (por no estar autorizada como coerción procesal), ningún legislador provincial podrá reglar la garantía contenida en el art. 7.5 de la Convención Americana estableciendo un plazo máximo de encierro preventivo superior al fijado por la ley mencionada, pues de ese modo 20 estará legislando sobre pena y no sobre coerción procesal, invadiendo las facultades exclusivas del del 75 art. legislador inc. 12 nacional de la emanadas Constitución nacional. A ello se agrega, como argumento de refuerzo, lo sostenido en el precedente “Verbitsky”8 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en cuanto a que en materia de medidas de coerción –aún cuando sea materia procesal reservada legislación a nacional las provincias- constituye el la estándar mínimo a respetar por el legislador local, no pudiendo legislar por debajo de ese piso. Si organismos doctrina bien se mencionó internacionales de la que los sostienen la determinación del plazo razonable en el “caso concreto”, del informe 12/96 de la Comisión IDH, es posible extraer argumentos absolutamente determinación del plazo compatibles con legal la por la ley 24.3909. CSJN, V.856.XXXIX. Por otra parte, la Comisión no podría haber desautorizado al legislador local en la medida en que concede más derechos que los que “concedería” la Convención, pues ello iría en contra de la cláusula del ciudadano más favorecido del art. 29 b) de dicha Convención. 8 9 21 En efecto, la ley 24.390 fija el plazo de duración de la prisión preventiva en dos años. En el mencionado informe, la Comisión IDH da la bienvenida a esa regulación interna de la garantía contenida en el art. 7.5 de la Convención. Así, en el considerando 70 sostiene que “La Comisión ha mantenido siempre que para determinar si una detención es razonable, se debe hacer, inevitablemente, un análisis de cada caso. Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de que se establezca una norma que determine un plazo general más allá del cual la detención sea considerada ilegítima prima facie, independientemente de la naturaleza del delito que se impute al acusado o de la complejidad del caso. Esta acción sería congruente con el principio de presunción de inocencia y con todos los otros derechos asociados al debido proceso legal”. Por otra parte, la ley 24.390 prevé la prórroga del plazo de dos años por 1 año más por los siguientes motivos: -cantidad de delitos imputados -evidente causa 22 complejidad de la A su vez, la Comisión sostiene que en los casos de duración inaceptable prima facie, corresponde al gobierno demandado presentar razones específicas como argumento para justificar la demora10, las cuales pueden fundarse en: -complejidad del caso -conducta del acusado. En este punto aclara que “...el imputado que rehúsa cooperar con la investigación o que utiliza todos los recursos disponibles, se está limitando a ejercer su derecho legal”11. En definitiva, es posible concluir que lo sostenido por la Comisión es prácticamente idéntico a lo reglado por la ley 24390, a saber: a)plazo a partir del cual la detención es prima facie irrazonable: 2 años (art. 1 primera parte) b) posibilidad de extender ese plazo, prima facie irrazonable, fundado en la complejidad del caso: prórroga de 1 año más (art. 1 segunda parte); como también la etapa recursiva: seis meses (art. 2). 10 11 Conf. consid. 101 informe 12/96 conf. consid. 103 informe 12/96. 23 La ley 24.390 fue modificada por ley 25.430 (publicación B.O. 1-6-2001). El art. 1 conserva una redacción similar, con la aclaración que la prisión preventiva no podrá ser superior a dos años, sin que se haya dictado sentencia. La modificación esencial se opera en la nueva redacción del art. 2, el cual reza: artículo efectos “Los plazos precedente de esta cumplieren no ley, después previstos se el a los computarán cuando de en los mismos haberse se dictado sentencia condenatoria, aunque la misma no se encontrare firme”. Es decir, con la nueva redacción introducida por la ley 25.430, una vez recaída la sentencia condenatoria no firme, la prisión preventiva termina con el cumplimiento de la pena no firme impuesta o por algún supuesto de excarcelación tiempos (vgr. exigidos cumplimiento de para libertad la los condicional), cualquiera sea el monto de la pena. Es decir, introducida a a la partir ley de la reforma 24.390 la prisión preventiva no tiene un plazo legal máximo. Respecto presentantes 24 que se de encuentren aquellos sometidos a proceso por vigencia hechos cometidos durante la de la ley 24.390, los mismos se encuentran amparados por el principio de irretroactividad de la ley penal (en sentido amplio) del art. 18 de la C.N. Respecto encuentren de sometidos a aquellos proceso que por se hechos cometidos una vez entrada en vigencia le ley 25.430, corresponde consideraciones efectuar acerca algunas de la inconstitucionalidad de dicha norma. Entiendo que la nueva ley 25.430 es inconstitucional por diversas razones. a) mencionar que En la primer ley 25.430 lugar, cabe conserva la pretensión de ser reglamentaria de la garantía contenida en el art. 7.5 de la Convención ADH. En este contexto, el Estado Argentino pasa de regular el derecho de todo ciudadano a que su detención provisional no supere un “plazo razonable” estableciendo un plazo máximo de duración para la prisión preventiva (arts. 1 y 2 ley 24.390) a sostener que, recaída sentencia no firme, la prisión preventiva no tiene término (arts. 1 y 2 ley 24.390 modif. por ley 25.430). 25 De este modo, se pasa de una regulación en la cual el ciudadano podía saber de antemano cuanto podía durar su detención preventiva como máximo, a otra en la cual el único parámetro con el que puede contar la persona para conocer el límite temporal de la interferencia del Estado en su derecho a la libertad está en la pena no firme impuesta. Surge con suficiente patencia, que la nueva ley que regula la garantía del plazo razonable importa un de la prisión retroceso reconocimiento de en preventiva cuanto derechos al al ciudadano imputado de un delito, respecto de regulación que establecía la ley anterior. Es decir, la nueva ley 25.430 reconoce a la garantía del art. 7.5 de la Convención un alcance sensiblemente menor que el que le concedía la ley 24.390. Esta Estado argentino reconocimiento de regresión en el derechos por parte ámbito del del del ciudadano importa un claro desconocimiento del principio de progresividad12. 12 Este principio ampliamente reconocido en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos puede 26 El principio de progresividad es un principio que rige en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos y del cual se deriva una realización progresiva de los derechos y garantías de las personas. El mencionado principio de progresividad importa el reconocimiento de que el actual catálogo de derechos reconocidos por los instrumentos internacionales es “provisorio” y –por endesusceptible de permanente y contínua ampliación mediante la incorporación de nuevos derechos. A su vez, la progresividad no sólo importa la eventualidad de reconocer nuevos derechos distintos de los actuales, sino también la posibilidad de otorgarles a los ya existentes un alcance o reconocimiento mayor. El principio regresión de en progresividad materia impide de la derechos fundamentales, la cual puede ocurrir cuando se pretende derogar un derecho ya incorporado al catalogo o concederle a algún derecho o garantía un alcance menor al ya reconocido. Esto ocurrido respecto último de la es lo garantía que del ha plazo razonable de duración de la prisión preventiva extraerse a partir de lo expuesto en el art. 4 inc. 3° de la Convención Americana DH. 27 contenida en el art. 7.5 de la Convención IDH, pues la norma- nueva ley importa un –reglamentaria claro de retroceso dicha en el reconocimiento del alcance de la mencionada garantía. En definitiva, tratándose de una garantía contenida internacional, efectuado en el una un Estado regulación instrumento Argentino de la ha misma que resulta absolutamente incompatible con uno de los principios elementales del derecho internacional de los derechos humanos, como es el principio de progresividad. b) La razonable de preventiva contenida garantía duración en de el al la art. plazo detención 7.5 de la Convención debe ser regulada por el legislador local a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el art. 2° del mismo instrumento. Sin legislador embargo, lleva reglamentación debe a cabo ser lo cuando su el tarea de suficientemente cauteloso y precavido como para no alterar el derecho o garantía que está regulando. En Constitución 28 efecto, nacional el art. contiene 28 un de la mandato expreso al legislador cuando sostiene que “Los principios, garantías y derechos reconocidos en los anteriores alterados por las artículos, no leyes reglamenten que podrán ser su ejercicio”. De este modo, lo que se pretende es que la reglamentación desnaturalice el derecho o garantía y termine por neutralizarla o directamente aniquilarla. En el presente caso, se trata de la reglamentación de razonable de la preventivo contenido la garantía duración en el al del art. plazo encierro 7.5 de la Convención Americana (art. 75 inc. 22 C.N.). Esta garantía significa –como ya se señalóuna derivación derecho en del principio cuanto intervención del fundamentales de del Estado postula Estado las en que los personas de toda derechos debe estar autorizada por ley y ejercida en la medida de esa autorización. principio de reserva Esta legal derivación del formulado como nulla coactio sine lege, importa que en la ley esté predeterminado tanto los presupuestos para la procedencia como el “plazo máximo” de duración de la intervención. 29 Si, como ya se mencionó, la nueva ley 25.430 establece a partir de su art. 2° que, una vez dictada la sentencia condenatoria no firme, la prisión preventiva no tiene otro plazo máximo de duración que la misma pena, cabe concluir que lo que pretendía ser un límite al poder penal del Estado –con el consecuente derecho del ciudadano como contracara- ya no es tal. En efecto, si se está regulando el derecho al “plazo máximo de duración de la detención provisional” durante el proceso, y esa regulación establece que una vez dictada sentencia condenatoria no firme la prisión preventiva no tiene término máximo, lo cierto es que de aquel derecho ya no queda nada. Una derecho que consecuencia, ley tal, pretende resulta desnaturaliza regular, el y en inconstitucional por desconocer el límite que el art. 28 de la Constitución nacional le impone al legislador. c) La garantía al plazo razonable de duración de la prisión preventiva contenido en el art. 7.5 de la Convención se encuentra 30 incorporada con jerarquía constitucional a través del art. 75 inc. 22 de la Constitución nacional. Dicha norma de la Carta Magna establece que la Convención Americana “en las condiciones de su vigencia” tiene jerarquía constitucional. La referencia establecida en la Constitución a las “condiciones de su vigencia” significa tal como la interpretan y aplican en el ámbito internacional los organismos de aplicación de esos instrumentos. La República Argentina ha ratificado la Convención ADH y ha reconocido la competencia de los órganos de aplicación de la misma. Comisión IDH y Corte IDH. En lo que aquí interesa, el Estado argentino no puede proceder a regular una garantía contenida internacional de concediéndole un reconocen órganos los en un instrumento derechos alcance de menor humanos al aplicación que le de ese instrumento. Del juego de los arts. 1 y 2 de la ley 25.430 se desprende que la prisión preventiva tiene un plazo máximo de duración mientras no haya recaído sentencia 31 condenatoria no firme (dos años con una posible prórroga por un año más), pero que después del dictado de la misma el encierro no tiene límite máximo más allá del monto de la pena no firme impuesta. Es decir, la ley 25.430 regula la garantía del imputado a que su encierro preventivo no dure un plazo irrazonable dentro de un lapso procesal que va desde la detención sentencia hasta el condenatoria desentendiéndose de la dictado de no firme, posterior etapa recursiva del proceso. En definitiva, la conclusión a extraer sería que la garantía del art. 7.5 rige sólo hasta el dictado de la sentencia condenatoria no firme, La Corte pero no después de ella. Derechos Humanos Interamericana sostuvo que "el de proceso termina cuando se dicta sentencia definitiva y firme en el asunto, con lo cual se agota la jurisdicción (cf. Cour Eur D.H., arrêt Guincho du 10 juillet párr.29) penal, y que, dicho procedimiento, 32 1984, sèrie A particularmente plazo debe incluyendo nº 81p.13, en materia comprender los todo recursos el de instancia que pudieran eventualmente presentarse"13. Por ello, si el proceso termina cuando se dicta sentencia definitiva firme y se debe posible incluir la reglar la etapa recursiva, garantía de no es duración razonable de la detención durante el proceso, excluyendo de tal consideración una etapa del mismo, en muchos casos la que resulta más dilatada. De este modo, local le concede a menor al que misma la la el garantía tiene en legislador un el alcance ámbito internacional, el cual resulta vinculante en la medida en que dicha garantía rige en las “condiciones de su vigencia”. No puede el legislador local regular la garantía al plazo razonable de la detención durante el proceso excluyendo de tal regulación propia una Corte porción IDH exige del proceso que se que la tenga en consideración. De ese modo, desconoce el art. 75 inc. 22 la ley 25.430 (art. 29 ap. a) CADH)de la Constitución nacional, en la medida 13 caso Suarez Rosero, sentencia del 12 de noviembre de 1997 de la Corte I.D.H. 33 en que se aparta de las condiciones en las que la garantía en cuestión rige en el ámbito internacional. Por introducidas 24.390 a ello, los por la las arts. ley 1 modificaciones y 2 de 25.430 la ley resultan incompatibles con las normas constitucionales mencionadas y en consecuencia deben ser dejadas sin efecto, restableciéndose el texto original de la ley 24.390. En declarar la conclusión, si corresponde inconstitucionalidad de las modificaciones introducidas por la ley 25.430 a los arts. 1 y 2 y restablecer la redacción de la ley 24.390, cabe afirmar que el “plazo máximo” de duración de la prisión preventiva en el trámite del proceso (incluida la etapa recursiva) es el siguiente: a) causa simple: 2 años b) causa y seis meses compleja: 3 años y seis meses Ante el reconocimiento de que el Estado no preventivo puede a una mantener persona más en allá encierro de los plazos legales mencionados, cabe señalar que 34 la totalidad de los presentantes se encuentran detenidos por períodos superiores a los dos años y seis meses, sin que –en principio- se trate de causas con “evidente complejidad” que autorice la prórroga de un año más. En virtud de ello, el Estado está actualmente restringiendo la libertad de los accionantes más allá de lo que la ley lo autoriza, por lo que, la intervención estatal en los derechos fundamentales de los sujetos presentantes ha devenido ilegal, y en consecuencia debe cesar de inmediato, lo que así requiero a esta Sala. Para el eventual supuesto de que VV.EE. no hagan lugar al planteo formulado y a lo requerido en consecuencia, atento las cuestiones involucradas, hago expresa reserva del caso federal en los términos del art. 14 de la ley 48. 35 B) PLAZO RAZONABLE DE DURACIÓN DEL PROCESO Sin perjuicio de lo expuesto en el apartado anterior, cabe reconocer que no sólo la privación sustanciación supuesto del de provisional proceso durante configura restricción de la un derechos fundamentales por parte del Estado, sino que, ya el proceso en sí mismo constituye un conjunto de actos desplegados por la actividad penal estatal que interfieren y restringen derechos fundamentales de las personas. Toda persona sometida a proceso penal, aún cuando no se encuentre preventivamente de su libertad, privado ve recortados sus derechos y sus libertades con motivo de la actividad juzgadora del Estado. Quien se encuentra sujeto a proceso sufre restricciones patrimoniales (coerción real), profesionales o laborales (suspensión de habilitaciones), limitaciones a su libertad física (solicitud de permisos para ausentarse, comparendos compulsivos, etc.). A ello, se debe agregar el impacto sociológico que puede generar la situación de sometimiento a proceso, es decir, el 36 proceso de indudable estigmatización o rotulación que el mismo acarrea, con las numerosas consecuencias que de allí se derivan en términos laborales, económicos, afectivos, etc. También debe psicológico que computarse conlleva el deterioro la permanente situación de incertidumbre que vive y padece quien se encuentra sometido a proceso. Todo este breve raconto de las consecuencias que el proceso en sí mismo acarrea, demuestra acabadamente la restricción de derechos fundamentales naturaleza coactiva y la evidente que el mismo importa. Sin dudas el proceso es una coacción. La Justicia de la propia Nación Corte ha Suprema recalcado de la “...situación de incertidumbre y de innegable restricción de enjuiciamiento la libertad penal”14. De que comporta este modo, el es reconocido el carácter penoso del proceso en sí, pues la persecución penal representa ya una pena de sospecha: la pena de proceso15. Tal como se ha mencionado en el tema anterior, por imperio del principio del Estado de derecho, cada actividad del Estado que 14 15 importe la restricción a derechos CSJN, 272:188 “Mattei” consid. 14. Pastor, loc.cit. pág. 392. 37 fundamentales previamente de las personas autorizada por ley debe y estar debe ser ejercida en la medida de esa autorización. Del mismo modo se mencionó que la actividad estatal que mayor peligro genera para los derechos de los individuos es el ejercicio del poder penal del estado. El Estado mediatiza la reacción penal frente a un hecho a través del proceso, el cual consiste en un conjunto de actos desplegados por los jueces y los encargados de la persecución actividad penal. desplegada En por este estos sentido, la funcionarios estatales debe estar regulada por la ley. Entonces, el conjunto de actos que el proceso implica sólo puede ser llevado a cabo por los funcionarios cuando existe una ley que los autoriza, y a su vez, sólo puede ser desplegada en la medida en que esa autorización lo permite. Si proceso como representa intervención del ya en se sí Estado en mencionó, mismo los el una derechos fundamentales (asimilable a la pena), y sólo puede ser ejercida en la mediada de una autorización legal, es fácilmente perceptible 38 que nos encontramos nuevamente ante una derivación del principio de reserva legal y su reformulación procesal como nulla coactio sine lege. En Constitución este como el ámbito, sistema tanto la político del Estado de derecho exigen que la determinación precisa de todo límite a los derechos elementales de los individuos esté en manos del legislador creación ámbito por es y no parte de ilegítima de los los porque jueces. jueces en desconoce Toda este la reserva legal. La jurisdicción es precisamente ius dicere y no ius dare16. Las limitaciones al poder penal del Estado, en abstracto, son limitaciones al poder concreto de los jueces, por lo que nunca podrían ser ellos mismos los encargados de establecer esos límites. “Sólo la ley garantiza el autosometimiento del Estado al derecho”17. Si el proceso es un conjunto de actos mediante los cuales el Estado interfiere derechos fundamentales, y toda intervención en este sentido debe estar autorizada por ley, se 16 17 Pastor, loc.cit., pág. 370. Pastor, loc.cit., pág. 372. 39 concluye que la ley debe establecer cada uno de estos actos que integra el proceso. Como toda restricción de derechos por el Estado, el proceso debe estar regulado por ley no sólo en cuanto a la forma y modo, sino también al tiempo. El Estado está limitado para llevar a cabo la actividad penal no sólo mediante determinadas formas y modos de proceder, sino que también está limitado para realizar su faena en determinado tiempo, plazo. Así, la ley no sólo debe regular la forma y modo de los actos del proceso sino también el legalidad tiempo del total proceso, del mismo. entonces, La abarca también los límites temporales de su validez. Del mismo autorizados modo a que los realizar el jueces no proceso están mediante actos que difieran en modo y forma de los autorizados por la ley, tampoco puede realizar dichos actos autorizado fuera para su del limite ejecución. temporal El límite temporal, juntamente con la forma y el modo, dan validez al proceso, por ello cuando el proceso sobrepasa ese límite temporal restricción queda ya sin justificación. 40 la Si como se mencionó más arriba, el proceso constituye en sí mismo una restricción a derechos fundamentales de las personas, que resulta asimilable a la pena misma (pena de proceso), parece indudable que la ley de la cual se deriva la autorización al Estado para esa interferencia establezca también la medida de la intervención. El derecho que se principio deriva del para el Estado de ámbito del proceso, mencionado como nulla coactio sine lege, constituye el presupuesto indispensable para el cumplimiento de otro pilar de aquel principio: previsibilidad. La previsibilidad de la intervención del Estado posibilita la certidumbre, y con ello, la seguridad jurídica. Mediante la regulación previa de la intervención estatal en el ámbito penal el Estado está obligado a ejercer su actividad del modo más previsible posible para los afectados. Cuando un ciudadano vinculado a un proceso penal no puede saber de antemano cuál es el máximo de tiempo que puede durar el mismo, la restricción a los derechos que dicho proceso implica ya no resulta previsible, 41 deviene incierto. La incertidumbre del sujeto sometido a proceso en relación a la duración temporal de su restricción de derechos y su estado de propia Corte mal18. La sospecha están Suprema concebidos de incertidumbre Justicia del por la como un afectado y la consecuente inseguridad jurídica que el mismo experimenta, sólo puede ser eliminada mediante la imposición de un plazo máximo de duración del proceso que permita al sujeto conocer de entrada cuanto podrá durar esa intervención. De ese modo se garantiza la previsibilidad, certidumbre y seguridad Si se jurídica a los ciudadanos. reconoce el carácter de restricción de la libertad del proceso en sí mismo, es decir, su calidad de penoso, es posible trazar el paralelismo del impacto del principio de legalidad respecto de la coerción material (pena) con el de la coerción procesal (detención preventiva). Así como hoy resulta inimaginable, precisamente por imperio del principio de legalidad, que el legislador fije sólo el hecho prohibido pero no establezca el máximo de pena permitiéndole a los jueces la 18 42 CSJN, 272:188, “Mattei” determinación de la misma sin límite alguno, también debería causarnos el mismo rechazo la posibilidad de que la ley le permita al Estado restringir los derechos de los ciudadanos mediante la realización del proceso penal y deje a los jueces la decisión acerca de su duración temporal, máximos. Al sin igual establecer que con límites la coerción material, la determinación a posteriori de la duración de la coerción procesal no constituye un método compatible con un Estado de derecho. Todo límite impuesto al Estado en el ejercicio del poder punitivo tiene como contracara el reconocimiento de un derecho del ciudadano. En el caso, el limite temporal al proceso constituye a la vez el derecho del toda persona a ser juzgada en un plazo razonable. El derecho a ser juzgado en un plazo razonable suele entenderse como reconocido en el art. 8.1 de la Convención Americana. Este artículo reza que toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o sustanciación tribunal de competente...en cualquier acusación la penal 43 formulada contra ella. Más allá de la literalidad del texto, lo cierto es que los organismos internacionales de aplicación entienden que allí está contenida la garantía del plazo razonable de duración del proceso. Tanto la Comisión como la Corte Interamericana sostenido la razonable del de Derechos posición proceso Humanos de debe que el han plazo determinarse en cada caso concreto a partir de los criterios elaborados por esos organismos. Como se ha puntualizado respecto del plazo razonable de encierro cautelar, no se puede pretender que un instrumento internacional vaya más allá del reconocimiento abstracto y genérico de un derecho determinado y lo regule en todos sus detalles. Por ello, al igual que preventiva, en respecto el caso de de la la prisión delimitación temporal de la duración total del proceso, la Convención no puede fijar el plazo máximo de duración. A ello cabe agregar la distinta función que compete a los órganos internos del Estado y a los organismos internacionales. Mientras que para los órganos de aplicación 44 del derecho plazo internacional razonable juzgar a la constituye los Estados garantía una regla respecto a del para si han adoptado leyes que regulen el plazo, si el plazo es procesos razonable o para observar son resueltos efectivamente si los dentro del plazo fijado; para los Estados el derecho al plazo razonable impone la autoconsagración de reglas limitativas que impidan que el proceso dure más que un plazo razonable. Para los órganos post Estado la internacionales, violación debe al ser “reparación”. plazo condenado Para los constatada ex razonable, el mediante la órganos internos, constatado el agotamiento del plazo legal, el Estado debe cesar la persecución pues la intervención en los derechos fundamentales que el proceso implica se encuentra fuera de la autorización de la ley19. Sin duda son los Estados los que deben adoptar las hacer efectivos medidas los necesarias derechos y para garantías reconocidos en forma abstracta y genérica en los instrumentos (conf. arts. 1 y 2 CADH). Por tanto, corresponde a ellos regular el derecho 19 Pastor, loc.cit., pág. 359. 45 consagrado en forma abstracta por la Convención a que el sujeto no sea sometido a proceso más allá del “plazo razonable”. Debe reiterarse nuevamente que la previsión del art. 8.1 de la Convención ADH no representa un “consejo” al legislador local sino de una “orden”. Los obligados por restricción la de la Estados Convención libertad que están a que implica la el proceso en sí no exceda el “plazo razonable”. Es decir, de la norma convencional surgen dos cuestiones: -la necesidad de que exista un “plazo”, y -la necesidad de que ese “plazo” sea “razonable”. El plazo que fije el legislador como duración total del proceso debe estar consagrado en unidades de tiempo, es decir, debe ser un “plazo”. El pretendido proceso, legislador establecer restará algún analizar provincial, ha plazo el si para se trata realmente de un límite. En efecto, en el art. 141 del C.P.P. (ley 11.922 y modificación introducida 46 por ley. imputado 12.405) estuviese se establece privado de que su si el libertad, serán fatales los términos que se establezcan para completar la investigación preparatorio y la duración total del proceso, el cual no podrá durar más de dos años. Luego agrega que si por la pluralidad de imputados o por la naturaleza y/o circunstancias del o de los hechos en juzgamiento, resultare un caso de suma complejidad, deberá estarse al plazo razonable del art. 2 de este código, sujeto a la apreciación judicial. Finalmente agrega que en ningún caso se computará para los términos fatales el tiempo de diligenciamiento de prueba fuera de la circunscripción judicial, ni el de los incidentes, recurso o mientras el tribunal no esté legalmente integrado. El plazos como fatales para el legislador tanto para proceso en comienza la su fijando investigación totalidad. Lo cierto es que solamente los plazos perentorios de la investigación tienen previsto un mecanismo frente a su incumplimiento. El plazo total del proceso está fijado en dos años, y está pensado para procesos comunes o simples. 47 Cuando el caso es de “suma complejidad” ya no rige el plazo total de dos años fijados por el legislador sino que se recurre a la “apreciación judicial” para determinar la razonabilidad de la duración del proceso. Mediante este apartado el legislador local se encargó de borrar con el codo lo que reglones antes había escrito con la mano. En efecto, el legislador reconoce la necesidad de que haya un “plazo” de duración del proceso, que ese precisa plazo de esté “fijado tiempo”, que en una esté unidad establecido “legalmente” y que sea “perentorio”, por eso lo establece en dos años. De ese modo está cumpliendo con el principio de legalidad derivado del Estado de derecho, pues el Estado sólo puede restringir derechos mediante la realización de un proceso penal en la medida en que no sobrepase la autorización temporal establecida. Mediante ese plazo legal el legislador está limitando la actuación de los jueces y persecución funcionarios penal a la encargados vez que de le la está concediendo “previsibilidad” a los ciudadanos afectados, pues así, sabrán de antemano cuanto es el máximo de tiempo que el Estado puede 48 interferir en sus derechos fundamentales con motivo de la realización de un proceso penal. De la mano de la previsibilidad, llegan la certidumbre y la seguridad jurídica. Sin embargo, si el ciudadano es traído a proceso con motivo de un hecho de “suma complejidad”, todo lo antes afirmado se desvanece hasta no quedar nada. En efecto, el plazo ya no estará predeterminado en unidad de tiempo, no habrá sido fijado por ley, y –por ende- ya no existirá perentoriedad. Si hasta ahora se había razonable” era intervención del fundamentales de estar afirmado un límite Estado los el “plazo impuesto en los ciudadanos, predeterminado previsibilidad, que para a derechos que debía garantizar certidumbre la y la seguridad jurídica, que le correspondía por imperio del principio (nulla derivado coactio del sine Estado lege) de derecho fijarlo al legislador por medio de la ley, pues no es aceptable que destinatarios del siendo límite los sean jueces ellos los mismos quienes lo fijen; mediante la inclusión del apartado segundo quedó en la nada. Como se dijo, en caso de “suma complejidad del hecho”, 49 el plazo no estará predeterminado legalmente, por ende, nadie sabrá de finalizará su proceso, restricción de la estado20. Es antemano y con ello, la libertad por parte del decir, imprevisibilidad, cuando la reinará incertidumbre la y la inseguridad jurídica. A ello cabe agregar, que el proceso terminará cuando los mismo jueces entiendan que el tiempo de duración insumido ya no es jueces razonable, serán conducta. Si es quienes el decir, los mismos su propia juzguen límite queda en manos de quienes deben ser los limitados, entonces, ya no podremos hablar de “limite” ni de “garantía”. De este modo, el apartado segundo del art. 141 del C.P.P. desconoce el principio de reserva legal derivado del Estado de derecho, la división de poderes. Finalmente, pretende regular una garantía y termina por desnaturalizarla, contraviniendo la prohibición del art. 28 de la Constitución nacional. Finalmente, la parte final del art. 20 141 del C.P.P. establece que no se Reitero nuevamente que para la Corte Suprema el proceso en sí mismo importa una restricción de la libertad. 50 computará para los términos fatales, es decir, para el “plazo recursos. Esto legislador local legal”, el significa la tiempo que garantía de los para el del “plazo razonable” de duración del proceso (art. 8.1 CADH) no incluye la etapa recursiva. De este modo se vuelve a desconocer la garantía contenida en la Convención, pues ella vale en las “condiciones de su vigencia” (conf. art. 75 inc. 22 C.N.), esto es, tal como los organismos internacionales la aplican, y para la Corte Interamericana “...para determinar la razonabilidad del plazo se debe tomar en cuenta que el proceso concluye cuando se dicta sentencia definitiva y firme en el asunto, con lo cual se agota la jurisdicción, y que, particularmente en materia penal, dicho plazo debe comprender incluyendo los todo recursos el de procedimiento, instancia pudieran eventualmente presentarse”21. que A ello cabe agregar, que la Corte Interamericana ha entendido razonable 21 violado debido el al derecho al plazo transcurso del tiempo Corte IDH, caso “Suarez Rosero” y “Tibi” 51 operado exclusivamente en la etapa recursiva22. La Corte Suprema ha señalado que “...es inaceptable el criterio(...)en cuanto considera en contra del imputado sus “peticiones” pues ello provoca una restricción de la libertad de defensa contraria a la comprensión que de este derecho debe hacerse a la luz del art. 18 de la Constitución Nacional. En este sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos utiliza ciertamente como criterio de valoración de la demora cuál ha sido la conducta del recurrente (op. cit., pág. 286); pero, a diferencia de lo que ocurre en los procesos civiles, el imputado no está obligado a colaborar activamente con lo que se refiere a la celeridad del proceso en su contra...”23. De ese modo, se evidencia que el legislador local al regular la garantía del art. 8.1 de la Convención ADH y concederle un alcance menor al que dicha garantía tiene el ámbito 22 internacional, se ha desconocido lo Corte IDH, caso “Genie Lacayo” CSJN, Fallos: 322:360, consid. 19 del voto de los doctores Petracchi y Boggiano, al cual remite la mayoría en la causa “BARRA, Roberto Eugenio Tomás”, B.898.XXXVI. TEDH, caso “Eckle” 15-07-1982. 23 52 dispuesto por el art. 75 inc. 22 de la Constitución nacional. En definitiva, y de lo expuesto surge que el art. 141 del C.P.P. no determina un plazo legal máximo del proceso que opere como garantía para el ciudadano eventualmente afectado por un proceso penal. A partir de las consideraciones vertidas al comienzo de este apartado, ha quedado demostrada la obligación del Estado argentino24 de establecer un plazo legal de duración del proceso que ponga un límite a la intervención unidad de del Estado tiempo, medible y posibilite la ciudadanos, elimine que, de ex ese previsibilidad la ante en modo, de los incertidumbre y consolide la seguridad jurídica. También ha quedado demostrado que ese cometido no lo ha cumplido el art. 141 del C.P.P. y en este aspecto, dicha norma deviene inoperante. En caso contrario, por los fundamentos expuestos recientemente, solicito se declare la declaración de inconstitucionalidad de dicha norma. 24 Obligación frente a los organismos internacionales derivada del art. 2 de la Convención y del principio de reserva legal propio del Estado de derecho. 53 Todo ello, obliga a la reconstrucción del “plazo legal” de duración del proceso que respete con las exigencias del principio del Estado de derecho, hasta tanto el legislador cumpla con la obligación impuesta por los arts. 2 y 8.1 de la CADH. En este punto, resulta indispensable acudir a la propuesta formulada por Pastor en su tesis doctoral al percatarse de la relación existente entre la regulación del plazo legal de la prisión preventiva y el plazo máximo de duración del proceso. Así, recordando que el comienza este proceso penal autor no es voluntario y que su realización constituye ya de por sí una restricción de la libertad personal del sospechoso que puede llegar a ser completa cuando se lo priva de la libertad a través de la prisión preventiva. El proceso implica también la restricción del goce de otros derechos tales como el patrimonio en el caso de la cauciones, laborales en el caso de la suspensión etc. Esto asegurar se los preventiva de justifica con fines del habilitaciones, el objeto procedimiento. de Ello significa, que el proceso penal, ciertamente 54 no podría ser realizado sin el auxilio in extremis de la prisión preventiva o de otras formas de coacción25. Si la prisión preventiva sólo resulta admisible como garantía de los fines del proceso, entonces no puede dejar de ser utilizada cuando es necesaria para salvaguardar el proceso. Es decir, el proceso no puede existir sin prisión preventiva, como salvaguarda latente de los fines de aquel, pues si fuese posible, la prisión provisional sería ilegítima. La consecuencia inmediata de ello, lo constituye la afirmación de que el proceso no podría durar más que la facultad de aplicarle al imputado la coacción estatal26. La prisión preventiva no podría tener una verdadera limitación temporal en la medida en que el proceso no la tenga también, pues si agotada temporalmente la posibilidad del Estado de aplicar la coacción personal el proceso pudiera igualmente continuar éste siempre requería del eventual encarcelamiento para alcanzar sus fines. Frente a esta situación, ante el supuesto de haber agotado 25 26 Pastor, loc.cit., pág. 439. Pastor, loc. cit., pág. 439. 55 el sujeto el encarcelamiento pudiera plazo máximo preventivo, continuar se si plantea legal el de proceso siguiente el dilema: a) procesales y que sea surjan nuevos necesario peligros reanudar encarcelamiento, con lo cual el plazo el legal máximo ya no será tal y la prisión preventiva tampoco tendrá término; b) que ante los nuevos peligros, por haberse agotado el plazo legal máximo ya no pueda reanudarse en encierro cautelar, con lo cual el proceso si continua se transforma en voluntario. Como sostiene Pastor, la segunda conclusión es absurda, pues mientras la pena se siga cumpliendo condenado, el sobre proceso el deberá cuerpo custodiar del ese cuerpo pues de lo contrario no podrá aplicar la pena. La primera conclusión constituye una petición de principio27. Si, de acuerdo a lo concluido en el apartado A), la duración de la prisión preventiva debe tener un plazo legal máximo, más allá del cual no puede haber prolongarse 27 56 Pastor, loc. cit., pág. 485. en ningún caso la restricción de la libertad ni tampoco reanudarse, y de acuerdo a lo antes mencionado acerca de que nuestro proceso penal no es voluntario sino que es precisamente un “proceso con prisión preventiva” (entendido esto como la posibilidad latente del proceso de echar mano in extremis a la restricción de libertad para salvaguardar los fines del proceso), la conclusión inevitable es que una vez agotado el plazo máximo legal fijado para el encierro cautelar el proceso debe también concluir pues ya no hay posibilidad de reanudar la prisión ni de convertir el proceso en voluntario. Tal como se ha mencionado en el apartado A) el plazo legal máximo de duración de la prisión preventiva está fijado por los arts. 1 y 2 de la ley 24.39028, el cual puede ser de 2 años y 6 meses o 3 años y seis meses, según que la causa sea simple o de evidente complejidad. Los plazos mencionados, son lo suficientemente extensos como para justificar 28 En cuanto a las objeciones a que la ley 24.390 rige sólo para el ámbito nacional, como asimismo lo referente a la inconstitucionalidad de las modificaciones introducidas a esos artículos por la ley 25.430, remito a lo desarrollado en el apartado A) a fin de evitar reiteraciones. 57 que ellos sirvan también como plazos máximos de duración del proceso en su totalidad. Si se afina el ojo en la lectura de los textos normativos que han pretendido poner un límite temporal a la prisión preventiva, se observará que dicho límite no está en relación con el delito imputado (así, ninguna norma dice por ejemplo que la prisión preventiva no podrá superar el tercio del máximo de la pena del delito imputado), sino que siempre esos “plazos máximos” fueron pensados simultáneamente como plazos máximos del proceso, es decir, como plazos máximos de detención que a su vez permitan concluir dentro de ellos con el proceso. En efecto, si se presta atención al texto del art. 1 de la ley 24.390 que fija el plazo de duración de la prisión preventiva en dos años con una prórroga de un año más, se puede percibir fácilmente que el legislador está pensando en un plazo para que el proceso pueda concluir. mismas palabras señalar que cantidad de procesado o 58 Ello desprende utilizadas “...No los la se por obstante, delitos evidente el de las aquel al cuando la atribuidos al complejidad de las causas hayan proceso en impedido el plazo la finalización indicado, ésta del podrá prorrogarse por un año más...”. Claramente se observa que el legislador está pensando en que el proceso finalice en el plazo indicado, y precisamente cuando ello no ocurre por complejidad de la causa otorga una prórroga para que así suceda, esto es, para que el proceso finalice dentro del nuevo plazo. Algo similar se desprende del plazo de dos años previsto por la primer parte del art. 141 del C.P.P. (más allá de las objeciones constitucionales formuladas a texto de dicho artículo), pues dispone que si el imputado estuviese privado de su libertad el proceso no podrá durar en su totalidad más de dos años. En conclusión, cabe afirmar que el proceso no puede durar más allá de los plazos previstos por los arts. 1 y 2 de la ley 24.390, los cuales se deben comenzar a computar desde la aprehensión del individuo o desde la imputación formulada a éste en el proceso29. 29 Corte Interamericana, caso “Tibi”, consid. 168. 59 Reconocido limitado temporalmente que el para Estado está realizar un proceso penal contra un sujeto, cabe afirmar que una vez concluido dicho plazo cesa la autorización que la ley le concede al Estado para restringir los derechos fundamentales del ciudadano imputado. Transcurrido el plazo legal máximo, si el proceso no ha concluido mediante el dictado de una sentencia firme, la acción penal ya no pueden ser ejercida y corresponde el dictado del sobreseimiento del sospechado. Vuelvo a retomar el paralelismo efectuado material más arriba entre la coerción y la coerción propia del proceso, sosteniendo que así como no podría ser retenido en prisión un sujeto que cumplió la pena impuesta bajo el argumento de que dicho tiempo ha sido insuficiente para “resocializarlo”, del mismo no puede continuar la restricción de derechos fundamentales que el proceso implica una vez que se han cumplido los plazo legales máximo bajo el argumento de que dicho plazo fue insuficiente para arribar a una sentencia condenatoria firme. El paralelismo es útil pues en ambos casos se 60 trata de intervenciones del Estado en los derechos fundamentales de los ciudadanos, las cuales –por imperio del principio del Estado de derecho- sólo puede ser realizadas en la medida en que estén autorizadas por la ley y en tanto se ejerzan con el alcance que ella le otorga, incluido el límite temporal. Cuando actúa por fuera de esa autorización, el Estado se mueve ilegalmente. Cuando el Estado deba sobreseer al imputado por haber transcurrido el plazo legal máximo de duración del proceso, dicha decisión puede consistir en la declaración de prescripción. La propia Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido que “...el derecho del imputado a que se ponga fin a la situación de indefinición que supone el enjuiciamiento penal puede encontrar tutela en la prescripción de la acción”30. Cuando los órganos internacionales de aplicación de la Convención postulan diferenciar entre el plazo razonable de la prisión preventiva (art. 7.5) y el plazo razonable del proceso (art. 8.1), agregando que el primero puede devenir irrazonable sin 30 CSJN, Fallos: 306:1688; 316:1328 y 322:360. 61 que lo mismo ocurra con el segundo31, ello no quiere decir que máximo fijado superado por el el plazo legislador legal para la prisión preventiva el proceso puede extenderse por más tiempo. Tal afirmación debe ser entendida para aquellos casos en los que por el delito imputado y por la pena en expectativa la prisión preventiva ya devendría irrazonable en unos obviamente, no impediría prolongue hasta pocos meses, que alcanzar el el lo cual, proceso plazo se legal establecido en la ley 24.390. Por otra parte, lo hasta aquí sostenido se encuentra en la misma línea de lo postulado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en cuanto ha afirmado que “...aún cuando se tenga manga ancha para juzgar la razonabilidad del tiempo durante el cual una persona puede encontrarse legítimamente sometida a proceso, ello no justifica que el legislador, en el marco de las facultades que le son propias, no pueda establecer un plazo absoluto, superado relativizar o el cual justificar no sea ninguna posible dilación ulterior. Del mismo modo que el juez puede 31 62 Comisión Interamericana, caso “Giménez”, consid. 110. valorar la gravedad de un delito de acuerdo con la situación de hecho concreta, pero no puede fijar una pena que supere el máximo previsto –pues ella sería irrazonable desde el punto de vista del legislador-, nada obsta a que la ley establezca plazos de duración perentorios para los procesos”. Seguidamente agrega el Alto Tribunal que “Es cierto que aún en ese caso el juzgamiento de la “razonabilidad” continuará estando en manos de los jueces; pero con la advertencia de que el concepto sólo puede jugar a favor del imputado: en la medida en que la ley estaría fijando un plazo adecuado a causas con grado de dificultad intermedio, completo podría ser modos, “irrazonable” su considerado, frente transcurso de a todos casos extremadamente sencillos”. Finalmente, afirma en relación a los arts. 701 y 206 del anterior C.P.P.N. que fijaban el plazo de dos años y seis meses para la totalidad del procedimiento y para el sumario respectivamente, “...que dicho plazos deben constituir, por lo menos un canon de razonabilidad sobre la duración del 63 trámite que no puede ser soslayada sin más ni más por el juzgador”32. Por último, ante un eventual argumento en contra de lo aquí postulado, en el sentido exceso de de tareas, estructurales encargados que que de la la actual sobrecarga situación y de carencias experimentan los persecución penal órganos y los jueces no permitiría concluir con los procesos en los tiempos mencionados, cabe formular algunas consideraciones en contrario. En primer lugar, cabe recordar que también se pensaba -al momento de entrar en vigencia el nuevo ordenamiento procesalque no se iba a poder cumplir con los plazos perentorios para realizar la investigación preparatoria (que es precisamente la etapa en donde se dilaciones pueden producto producir de la las mayores complejidad del caso), sin embargo esos plazos son en general respetados. En segundo lugar, ningún Estado puede proceder a juzgar y castigar la totalidad de los delitos que allí se cometen, 32 CSJN, Fallos: 322:360 “Kipperband” consid, 15 del voto de los doctores Petracchi y Boggiano, al cual remite la mayoría en la causa “BARRA, Roberto Eugenio Tomás” B.898.XXXVI. 64 sino que sólo puede proceder respecto de aquellos que está en condiciones de procesar (por razones de estructura, personal, recursos, etc.). Debido a ello siempre debe proceder selectivamente, lo que ocurre es que la selección de los casos se puede llevar a cabo racionalmente mediante criterios establecidos por el legislador (vgr. art. 76 bis C.P., art. 56 bis. C.P.P.) o producirse fácticamente de modo irracional. En virtud de ello, el Estado debería llevar a cabo una planificación acerca de cual es su capacidad para procesar casos, teniendo en consideración todos los factores, incluido el tiempo legal máximo en el cual deben ser concluido los procesos. Por último, cabe mencionar lo señalado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en cuanto a que la situación de exceso de tareas y carencias estructurales “...aún cuando permitiere explicar las demoras en que se ha incurrido y justificar a los jueces por esa misma demora, no autoriza a 65 hacer caer sobre la cabeza del imputado los inexorables costos de lo sucedido”33. Como expuesto en concluir que duración el presente los del conclusión plazos del apartado desarrollo B), cabe legales máximos de penal34 son los proceso siguiente: -dos años y seis meses, cuando la causa no presente dificultad ni complejidad. 33 CSJN, Fallos: 322:360, consid. 20 del voto de los doctores Petracchi y Boggiano, al cual remite la mayoría en la causa “BARRA, Roberto Eugenio Tomás”, B.898.XXXVI. 34 Esta propuesta no resulta incompatible con el instituto y plazos de la prescripción propiamente dicha, pues ella responde a otras motivaciones distintas de la necesidad de que el proceso cuente con un plazo razonable. El instituto de la prescripción constituye un limite temporal al poder penal estatal fundado en el olvido y perdón acaecido por el transcurso del tiempo (conf. CSJN, Fallos: 292:103 “Corradino”). El legislador ha tasado temporalmente el tiempo para el olvido y ha fijado plazos para reputar que ello ha ocurrido. Los plazos de prescripción raramente pueden llegar a constituir un plazo “razonable” para el proceso (vgr. hurto, calumnia, etc). Sin embargo, en la mayoría de los casos serán plazos demasiados elevados para que puedan ser considerados razonables para el proceso. Se debe mencionar que la interrupción de la prescripción por actos del proceso resulta claramente inconstitucional pues pretende por un lado poner un límite al ejercicio del poder punitivo del Estado y por otro permite a los destinatarios ir corriendo ese límite a su gusto (art. 28 C.N.). De todos modos, la diferente motivación que se encuentra en ambos institutos, permite su conciliación, ya que iniciado el proceso contra un sujeto, cuentan los plazos para un enjuiciamiento en tiempo razonable, mientras el mismo esté a derecho. Obviamente, si la persona se sustrae al proceso, los plazos del mismo se suspenderán y recobrarán su vigencia los de prescripción. 66 -tres años y seis meses, cuando la causa presente una evidente complejidad. La totalidad de los presentantes han superado ambos plazos legales máximos, incluso tratándose de causas que no presentan dificultad alguna que justifique la prórroga de un año prevista para ese supuesto. Todos los accionantes se encuentran con recurso de casación contra su condena, años, en lo trámite cual ya irrazonabilidad relación a aspecto, la la desde de del por sí plazo etapa Corte hace más de dos significa una del proceso en recursiva. En este Intermericana ha sido afirmado que categórica en cuanto a “...incluso considerándola complejidad del asunto, así como las excusas, impedimentos y sustitución de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el plazo de más de dos años que ha transcurrido desde la admisión del recurso no es razonable y este Tribunal debe considerarlo violatorio del art. 8.1 de la Convención”35. En conclusión, se ha operado el plazo legal máximo de duración del proceso 35 Corte Interamericana, caso “Genie Lacayo” del 29-011997. 67 determinado conforme lo establecido por los arts. 1 y 2 de la ley 24.390, incluso por lo sostenido por la Corte Interamericana respecto de la duración del proceso en la etapa recursiva, debiendo en consecuencia cesar la persecución penal contra los imputados por haber devenido ilegítima. Por sobreseimiento ello, de los corresponde accionantes dictar mediante declaración de prescripción de la acción36. IV. Cuestión federal constitucional (artículo 14 de la ley 48). Habiéndose denunciado a lo largo del desarrollo expuesto en el capítulo de procedencia el compromiso de diversa normas pertenecientes al bloque federal (art. 31 C.N.), tales como arts. 28, 75 inc. 22, arts. 1, 2, 7.5, 8.1, 29 de la CADH, art. 75 inc. 12, por lo cual, ante una eventual resolución desfavorable hago la correspondiente reserva del caso federal para procurar el acceso a la Conf. CSJN, causa “Kipperband” 322:360, “Barra, Roberto E.T.” B.898.XXXVI. 36 68 Corte Suprema de Justicia de la Nación y organismos internacionales. V. Petitorio. Excelentísima Sala: En virtud de todo lo expuesto, solicito a VV.EE.: -Se declaren aplicables al ámbito local los artículos 1 y 2 de la ley 24.390. -Respecto que se de encuentren aquellos detenidos sujetos por hechos cometidos con posterioridad a la entrada en vigencia de la ley 25.430, se declare la inconstitucionalidad de dicha norma por los argumentos formulados en el apartado A) desarrollados in extenso en el capítulo de procedencia. -Se legal máximo de declare expirado encierro el preventivo plazo que vienen padeciendo las personas accionantes y se haga cesar el mismo con la consecuente libertad de mis defendidos. 69 -Se declare inaplicable el art. 141 C.P.P. como norma reguladora del plazo total del proceso (artículo 8.1 de la Conv. Americana de DD.HH). -En caso contrario, se declare la inconstitucionalidad del artículo 141 del C.P.P. de la provincia de Buenos Aires, por los fundamentos expuestos in extenso en el apartado B) del capítulo de procedencia de este Habeas Corpus. -Se declaren como plazos máximos legales de duración del proceso a los establecidos en los arts. 1 y 2 de la ley 24.390. -Se plazos proceso máximos declaren legales respecto de expirados de los duración los del accionantes, dictándose el sobreseimiento por extinción de la acción penal por prescripción, en favor de mis asistidos. PROVEER DE CONFORMIDAD SERA JUSTICIA 70 71