1 ASOCIACIÓN DE ENCUENTROS PSICOANALÍTICOS Documento para presentar en la Jornada -Sábado 09-06-2012 Hora: 10am-1pm RAMIREZ RAMIRO. DOS PASOS ADELANTE, UNO ATRÁS. Tomado de: Correo de los Carteles. No 11. Medellín. Marzo 1987 “…para algunos es cuestión de responsabilidad, para otros…una práctica inseparable de las verdaderas cuestiones que hacen a la formación y transmisión en el Psicoanálisis”. Jacques Lacan Poco a poco se viene aclarando el papel y la función del trabajo en el Cartel, pero aún queda por hablar de ciertas propuestas, ideas, demandas e interrogaciones acerca del mismo y la transmisión del Psicoanálisis. Antes de volver sobre las propuestas de la última jornada de Carteles de 1986, digamos, repitamos algo sobre el trabajo en Cartel: 1.Para quien trabaja en la Clínica Psicoanalítica y busca formación teórica, si bien la primera la realiza en medio de una gran soledad, el secreto, ello no quita que pueda transmitirse a otros la enseñanza que de ella se obtiene; lo mismo sucede con la formación teórica, ella sólo se alcanza como transmisión. La transmisión no es posible si el psicoanalista no se encuentra con otros psicoanalistas que lo puedan escuchar, y, a la vez, que él pueda escuchar a sus colegas. 2. La referencia del trabajo en la clínica se debe dar en la obra de otro psicoanalista y para nuestro caso está en las obras de S. FREUD y J LACAN, lo que se entronca con el punto anterior de la transmisión teórica. 3. Este trabajo de referencia debe tener una nominación que comienza con el análisis personal del psicoanalista (su propia experiencia como analizante) y el trabajo que el Psicoanálisis presenta a través de una institución, escuela, grupo de analistas o cartel. 4. Lo anterior permite al psicoanalista sostener frente a sus colegas un discurso que no será semblante o simulante de ningún otro discurso. El discurso analítico se sostiene de él mismo y no de otro discurso, llámese discurso universitario, del amo o de la histeria. 5. Que hay un momento en que se hace algo porque se busca saber de eso que se hace, y no poder-hacer; se hace porque es causa de deseo sin buscar los juegos del poder. 6. Por último, que la experiencia sea discreta y sin ilusiones-ambiciones, dice del poco afán y de la espera que ponemos en ella. Si bien todo lo anterior es sabido por quienes participan en Medellín de la experiencia de carteles, ello no es suficiente; no es suficiente porque es necesario buscar un lugar para que eso pase, se transmita y es de ahí de donde surgieron las propuestas que expusimos en diciembre de 1986: La importancia de la nominación surge aquí como cuota posible para que se institucionalice en el funcionamiento una verdadera transmisión analítica, para que el funcionamiento del cartel sea una construcción al modo freudiano de “construcciones y de análisis”; el cartel debe diferenciarse del trabajo en una sesión clínica y esto es producto de la nominación den Psicoanálisis, del bien decir. En el cartel como construcción se explica y se restaura y a menudo, extraemos valiosos puntos de apoyo pero cada conjetura aguarda ser examinada, confirmada o desestimada: Esto último será la función de una sesión clínica: examinar, confirmar o desestimar lo que en la construcción de cada análisis se realiza. La sesión clínica hará el pase entre teoría y práctica psicoanalítica. Debe quedar claro que ni el cartel ni la sesión clínica serán lugares para “descaminar al paciente por sugestión, apalabrándole cosas en 2 las que uno mismo cree” (FREUD), por tanto, el cartel como la sesión clínica no serán más que lugares de resonancia de “haber concedido la palabra al paciente”. Volvamos a las propuestas, ahora escritas; es necesario diferenciar: a.Jornadas de carteles para hablar a la luz pública del funcionamiento del cartel, del funcionamiento en cartel. b.Jornadas para la exposición a la luz pública del funcionamiento en cartel. c.Jornadas para que otros nos hablen de lo que hacen en disciplinas que tienen mucho para decir a los psicoanalistas. d. Una sesión clínica, cuyo proyecto fue enunciado y que en primer momento se ocupara de la construcción del sueño al fantasma, lo que se realizará a través de la lectura de textos de S. FREUD y J. LACAN para articularlos con la clínica-práctica psicoanalítica. Igualmente se propuso la necesidad de presentar candidaturas que deben sustentarse para la coordinación de cada una de las anteriores propuestas, lo mismo que la de un tesorero. Por último se habló de la reglamentación de las diferentes jornadas y de la cotización que se solicitaría a todos los participantes en la experiencia de carteles de Medellín: Planteadas las cosas de esa manera permitirán el cuestionamiento permanente de la legalidad del cartel: Que algunos consideren nuestra experiencia como “incorporación mecánica… de formas organizativas…” para “beneficiarse del poder que entrañen…”, no es nuevo para nosotros que tenemos la obligación de saber sobre la psicología de las masas o grupos tal como FREUD lo demostró; y como estábamos advertidos por FREUD y LACAN, preferimos el cartel como forma de disolución del poder que el pretendido saber escolar ha mantenido en los denominados grupos de estudio.1 Igualmente y como analistas que somos sabemos cuidarnos de no dejar caer el discurso psicoanalítico en coqueteos culturalistas con que se quiere colorearlo so pretexto de no ser “defensores o detractores”, manera fácil de comprometerse con todo menos con el Psicoanálisis. Nadie más duro que FREUD en reafirmar la práctica psicoanalítica como algo que no debe inmiscuirse en prácticas humanistas, hasta el punto de calificarse él mismo como monotemático, pues, decía que no podía hablar sino de lo que su práctica le enseño: de los conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Y qué decir de LACAN que sonreía ante todo lo que distorsionaba, revisaba y olvidaba el Psicoanálisis, lo que lo llevó a esgrimir su espada de “por un retorno a Freud” (es necesario leer a LACAN y a Freud). La propuesta a la hora actual podría ampliarse a la posibilidad de un trabajo intensivo, durante varios días, con alguien que tenga la experiencia de haber coordinado un trabajo de carteles en otro país, y en el que se planteen todos los interrogantes: todo lo concerniente al producto del Cartel y el MÁS UNO, el Cartel y fantasma, etc., como posibles pares del trabajo en la práctica psicoanalítica. Dejemos que nuestra próxima jornada hable y nomine lo que como psicoanalistas podemos decir del discurso psicoanalítico. RAMIRO RAMÍREZ La afirmación “de esta incorporación mecánica de teoría y formas organizativas no ha escapado el psicoanálisis como movimiento en Colombia”, no esconde más que la fascinación por la internacional y su grupo nacional. Tanto patriotismo nos evoca el aforismo de G.C. Lichtenberg: “daría algo por saber exactamente por quién se han realizado las acciones de las cuales se dice públicamente que se llevaron acabo por la patria”. 1