Conductancia

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Conductancia
En algunos cálculos eléctricos se emplea el inverso de la resistencia, 1/R, que se denomina conductancia y se
representa por G. La unidad de conductancia es siemens, cuyo símbolo es S. Aún puede encontrarse en ciertas
obras la denominación antigua de esta unidad, mho.
Impedancia
La aplicación de la ley de Ohm a los circuitos en los que existe una corriente alterna se complica por el hecho
de que siempre estarán presentes la capacitancia y la inductancia. La inductancia hace que el valor máximo de
una corriente alterna sea menor que el valor máximo de la tensión; la capacitancia hace que el valor máximo
de la tensión sea menor que el valor máximo de la corriente. La capacitancia y la inductancia inhiben el flujo
de corriente alterna y deben tomarse en cuenta al calcularlo. La intensidad de corriente en los circuitos de CA
puede determinarse gráficamente mediante vectores o con la ecuación algebraica
en la que L es la inductancia, C la capacitancia y f la frecuencia de la corriente. El valor obtenido en el
denominador de la fracción se denomina impedancia del circuito y suele representarse por la letra Z. Por
consiguiente, la ley de Ohm para los circuitos integrados suele expresarse por la ecuación sencilla I = ð / Z.
Inducción (Electricidad)
Generación de una corriente eléctrica en un conductor en movimiento en el interior de un campo magnético
(de aquí el nombre completo, inducción electromagnética). El efecto fue descubierto por el físico británico
Michael Faraday y condujo directamente al desarrollo del generador eléctrico rotatorio, que convierte el
movimiento mecánico en energía eléctrica.
Generador Eléctrico
Cuando un conductor, como por ejemplo un cable metálico, se mueve a través del espacio libre entre los dos
polos de un imán, los electrones del cable, con carga negativa, experimentan una fuerza a lo largo de él y se
acumulan en uno de sus extremos, dejando en el otro extremo núcleos atómicos con carga positiva,
parcialmente despojados de electrones. Esto crea una diferencia de potencial, o voltaje, entre los dos extremos
del cable; si estos extremos se conectan con un conductor, fluirá una corriente alrededor del circuito. Éste es el
principio que da base a los generadores eléctricos rotatorios, en los que un bucle de hilo conductor gira dentro
de un campo magnético para producir un voltaje y generar una corriente en un circuito cerrado.
Transformador Eléctrico
La inducción ocurre solamente cuando el conductor se mueve en ángulo recto con respecto a la dirección del
campo magnético. Este movimiento es necesario para que se produzca la inducción, pero es un movimiento
relativo entre el conductor y el campo magnético. De esta forma, un campo magnético en expansión y
compresión puede crearse con una corriente a través de un cable o un electroimán. Dado que la corriente del
electroimán aumenta y se reduce, su campo magnético se expande y se comprime (las líneas de fuerza se
mueven hacia adelante y hacia atrás). El campo en movimiento puede inducir una corriente en un hilo fijo
cercano. Esta inducción sin movimiento mecánico es la base de los transformadores eléctricos.
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Un transformador consta normalmente de dos bobinas de hilo conductor adyacentes, enrolladas alrededor de
un solo núcleo de material magnético. Se utiliza para acoplar dos o más circuitos de corriente alterna
empleando la inducción existente entre las bobinas.
Autoinducción
Cuando varía la corriente de un conductor, el campo magnético resultante varía a lo ancho del propio
conductor e induce en él un voltaje. Este voltaje autoinducido se opone al voltaje aplicado y tiende a limitar o
invertir el voltaje original. La autoinducción eléctrica es, por lo tanto, análoga a la inercia mecánica. Una
bobina de inductancia, o estrangulador, tiende a suavizar la corriente variante, de la misma forma que un
volante suaviza la rotación de un motor. La cantidad de autoinducción de una bobina, su inductancia, se mide
por una unidad eléctrica denominada henrio, en honor al físico estadounidense Joseph Henry, quien descubrió
el efecto. La autoinductancia es independiente del voltaje o la intensidad de corriente. Está determinada por la
geometría de la bobina y las propiedades magnéticas del núcleo.
Tipos Energía
Energía Eólica
Energía producida por el viento. La primera utilización de la capacidad energética del viento la constituye la
navegación a vela. En ella, la fuerza del viento se utiliza para impulsar un barco. Barcos con velas aparecían
ya en los grabados egipcios más antiguos (3000 a.C.). Los egipcios, los fenicios y más tarde los romanos
tenían que utilizar también los remos para contrarrestar una característica esencial de la energía eólica, su
discontinuidad. Efectivamente, el viento cambia de intensidad y de dirección de manera impredecible, por lo
que había que utilizar los remos en los periodos de calma o cuando no soplaba en la dirección deseada. Hoy,
en los parques eólicos, se utilizan los acumuladores para producir electricidad durante un tiempo, cuando el
viento no sopla.
Otra característica de la energía producida por el viento es su infinita disponibilidad en función lineal a la
superficie expuesta a su incidencia. En los barcos, a mayor superficie vélica mayor velocidad. En los parques
eólicos, cuantos más molinos haya, más potencia en bornes de la central. En los veleros, el aumento de
superficie vélica tiene limitaciones mecánicas (se rompe el mástil o vuelca el barco). En los parques eólicos
las únicas limitaciones al aumento del número de molinos son las urbanísticas.
Energía Geotérmica
La energía geotérmica se basa en el hecho de que la Tierra está más caliente cuanto más profundamente se
perfora. La energía geotérmica puede derivarse de vapor de agua atrapado a gran profundidad bajo la
superficie terrestre. Si se hace llegar a la superficie, puede mover una turbina para generar electricidad. Otra
posibilidad es calentar agua bombeándola a través de rocas profundas calientes. Aunque esta fuente de energía
subterránea es en teoría ilimitada, en la mayor parte de las zonas habitables del planeta está demasiado
profunda como para que sea rentable perforar pozos para aprovecharla.
Energía Hidráulica
Energía que se obtiene de la caída del agua desde cierta altura a un nivel inferior lo que provoca el
movimiento de ruedas hidráulicas o turbinas. La hidroelectricidad es un recurso natural disponible en las
zonas que presentan suficiente cantidad de agua. Su desarrollo requiere construir pantanos, presas, canales de
derivación, y la instalación de grandes turbinas y equipamiento para generar electricidad. Todo ello implica la
inversión de grandes sumas de dinero, por lo que no resulta competitiva en regiones donde el carbón o el
petróleo son baratos, aunque el coste de mantenimiento de una central térmica, debido al combustible, sea más
caro que el de una central hidroeléctrica. Sin embargo, el peso de las consideraciones medioambientales
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centra la atención en estas fuentes de energía renovables.
Historia
Los antiguos romanos y griegos aprovechaban ya la energía del agua; utilizaban ruedas hidráulicas para moler
trigo. Sin embargo, la posibilidad de emplear esclavos y animales de carga retrasó su aplicación generalizada
hasta el siglo XII. Durante la edad media, las grandes ruedas hidráulicas de madera desarrollaban una potencia
máxima de cincuenta caballos. La energía hidroeléctrica debe su mayor desarrollo al ingeniero civil británico
John Smeaton, que construyó por vez primera grandes ruedas hidráulicas de hierro colado.
La hidroelectricidad tuvo mucha importancia durante la Revolución Industrial. Impulsó las industrias textil y
del cuero y los talleres de construcción de máquinas a principios del siglo XIX. Aunque las máquinas de
vapor ya estaban perfeccionadas, el carbón era escaso y la madera poco satisfactoria como combustible. La
energía hidráulica ayudó al crecimiento de las nuevas ciudades industriales que se crearon en Europa y
América hasta la construcción de canales a mediados del siglo XIX, que proporcionaron carbón a bajo precio.
Las presas y los canales eran necesarios para la instalación de ruedas hidráulicas sucesivas cuando el desnivel
era mayor de cinco metros. La construcción de grandes presas de contención todavía no era posible; el bajo
caudal de agua durante el verano y el otoño, unido a las heladas en invierno, obligaron a sustituir las ruedas
hidráulicas por máquinas de vapor en cuanto se pudo disponer de carbón.
Desarrollo de la energía Hidroeléctrica
La primera central hidroeléctrica se construyó en 1880 en Northumberland, Gran Bretaña. El renacimiento de
la energía hidráulica se produjo por el desarrollo del generador eléctrico, seguido del perfeccionamiento de la
turbina hidráulica y debido al aumento de la demanda de electricidad a principios del siglo XX. En 1920 las
centrales hidroeléctricas generaban ya una parte importante de la producción total de electricidad.
La tecnología de las principales instalaciones se ha mantenido igual durante el siglo XX. Las centrales
dependen de un gran embalse de agua contenido por una presa. El caudal de agua se controla y se puede
mantener casi constante. El agua se transporta por unos conductos o tuberías forzadas, controlados con
válvulas y turbinas para adecuar el flujo de agua con respecto a la demanda de electricidad. El agua que entra
en la turbina sale por los canales de descarga. Los generadores están situados justo encima de las turbinas y
conectados con árboles verticales. El diseño de las turbinas depende del caudal de agua; las turbinas Francis se
utilizan para caudales grandes y saltos medios y bajos, y las turbinas Pelton para grandes saltos y pequeños
caudales.
Además de las centrales situadas en presas de contención, que dependen del embalse de grandes cantidades de
agua, existen algunas centrales que se basan en la caída natural del agua, cuando el caudal es uniforme. Estas
instalaciones se llaman de agua fluente. Una de ellas es la de las cataratas del Niágara, situada en la frontera
entre Estados Unidos y Canadá.
A principios de la década de los noventa, las primeras potencias productoras de hidroelectricidad eran Canadá
y Estados Unidos. Canadá obtiene un 60% de su electricidad de centrales hidráulicas. En todo el mundo, la
hidroelectricidad representa aproximadamente la cuarta parte de la producción total de electricidad, y su
importancia sigue en aumento. Los países en los que constituye fuente de electricidad más importante son
Noruega (99%), República Democrática del Congo (97%) y Brasil (96%). La central de Itaipú, en el río
Paraná, está situada entre Brasil y Paraguay; se inauguró en 1982 y tiene la mayor capacidad generadora del
mundo. Como referencia, la presa Grand Coulee, en Estados Unidos, genera unos 6.500 MW y es una de las
más grandes.
En algunos países se han instalado centrales pequeñas, con capacidad para generar entre un kilovatio y un
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megavatio. En muchas regiones de China, por ejemplo, estas pequeñas presas son la principal fuente de
electricidad. Otras naciones en vías de desarrollo están utilizando este sistema con buenos resultados.
Fusión Nuclear
La liberación de energía nuclear puede producirse en el extremo bajo de la curva de energías de enlace (ver
tabla adjunta) a través de la fusión de dos núcleos ligeros en uno más pesado. La energía irradiada por el Sol
se debe a reacciones de fusión de esta clase que se producen en su interior a gran profundidad. A las enormes
presiones y temperaturas que existen allí, los núcleos de hidrógeno se combinan a través de una serie de
reacciones que equivalen a la ecuación (1) y producen casi toda la energía liberada por el Sol. En estrellas más
masivas que el Sol, otras reacciones llevan al mismo resultado.
La fusión nuclear artificial se consiguió por primera vez a principios de la década de 1930, bombardeando un
blanco que contenía deuterio (el isótopo de hidrógeno de masa 2) con deuterones (núcleos de deuterio) de alta
energía mediante un ciclotrón. Para acelerar el haz de deuterones se necesitaba una gran cantidad de energía,
de la que la mayoría aparecía como calor en el blanco. Eso hacía que no se produjera una energía útil neta. En
la década de 1950 se produjo la primera liberación a gran escala de energía de fusión, aunque incontrolada, en
las pruebas de armas termonucleares realizadas por Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y Francia. Una
liberación tan breve e incontrolada no puede emplearse para la producción de energía eléctrica.
En las reacciones de fisión estudiadas anteriormente, el neutrón, que no tiene carga eléctrica, puede acercarse
fácilmente a un núcleo fisionable (por ejemplo, uranio 235) y reaccionar con él. En una reacción de fusión
típica, en cambio, cada uno de los dos núcleos que reaccionan tiene una carga eléctrica positiva, y antes de
que puedan unirse hay que superar la repulsión natural que ejercen entre sí, llamada repulsión de Coulomb.
Esto ocurre cuando la temperatura del gas es suficientemente alta, entre 50 y 100 millones de grados
centígrados. En un gas formado por los isótopos pesados del hidrógeno, deuterio y tritio, a esa temperatura se
produce la reacción de fusión que libera unos 17,6 MeV por cada fusión. La energía aparece en un primer
momento como energía cinética del núcleo de helio 4 y el neutrón, pero pronto se convierte en calor en el gas
y los materiales próximos.
Si la densidad del gas es suficiente −a esas temperaturas basta una densidad de sólo 10−5 atmósferas, casi un
vacío− el núcleo de helio 4 puede transferir su energía al gas hidrógeno circundante, con lo que mantiene la
temperatura elevada y permite que se produzca una reacción de fusión en cadena. En esas condiciones se dice
que se ha producido la 'ignición nuclear'.
Los problemas básicos para alcanzar las condiciones para la fusión nuclear útil son: 1) calentar el gas a
temperaturas tan altas; 2) confinar una cantidad suficiente de núcleos durante un tiempo lo bastante largo para
permitir la liberación de una energía mayor que la necesaria para calentar y confinar el gas. Un problema
importante que surge después es la captura de esta energía y su conversión en electricidad.
A temperaturas superiores a los 100.000 °C, todos los átomos de hidrógeno están ionizados. El gas está
formado por un conjunto eléctricamente neutro de núcleos con carga positiva y electrones libres con carga
negativa. Este estado de la materia se denomina plasma.
Los materiales ordinarios no pueden contener un plasma lo suficientemente caliente para que se produzca la
fusión. El plasma se enfriaría muy rápidamente, y las paredes del recipiente se destruirían por las altas
temperaturas. Sin embargo, como el plasma está formado por núcleos y electrones cargados, que se mueven
en espiral alrededor de líneas de campo magnético intensas, el plasma puede contenerse en una zona de campo
magnético de la forma apropiada.
Para que un dispositivo de fusión resulte útil, la energía producida debe ser mayor que la energía necesaria
para confinar y calentar el plasma. Para que esta condición se cumpla, el producto del tiempo de
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confinamiento, ô, y la densidad del plasma, n, debe superar el valor 1014. La relación ô n ³ 1014 se denomina
criterio de Lawson.
Desde 1950 se han llevado a cabo numerosos proyectos para la confinación magnética de plasma en Estados
Unidos, la antigua Unión Soviética, Gran Bretaña, Japón y otros países. Se han observado reacciones
termonucleares, pero el número de Lawson fue pocas veces superior a 1012. Sin embargo, uno de los
dispositivos −el tokamak, sugerido originalmente en la URSS por Ígor Tamm y Andréi Sajárov− comenzó a
arrojar resultados prometedores a principios de la década de 1960.
La cámara de confinamiento de un tokamak tiene forma toroidal, con un diámetro interior de
aproximadamente 1 m y un diámetro exterior de alrededor de 3 m. En esta cámara se establece un campo
magnético toroidal de unos 5 teslas mediante grandes electroimanes. La intensidad de este campo es unas
100.000 veces mayor que la del campo magnético de la Tierra en la superficie del planeta. Las bobinas que
rodean la cámara inducen en el plasma una corriente longitudinal de varios millones de amperios. Las líneas
de campo magnético resultantes son espirales dentro de la cámara, que confinan el plasma.
Después de que en varios laboratorios funcionaran con éxito tokamaks pequeños, a principios de la década de
1980 se construyeron dos dispositivos de gran tamaño, uno en la Universidad de Princeton, en Estados
Unidos, y otro en la URSS. En el tokamak, el plasma alcanza una temperatura elevada por el calentamiento
resistivo producido por la inmensa corriente toroidal, y en los nuevos aparatos grandes, un calentamiento
adicional mediante la inyección de haces neutrales debería producir condiciones de ignición.
Otra posible vía para obtener energía de la fusión es el confinamiento inercial. En esta técnica, el combustible
(tritio o deuterio) está contenido en una pequeña bolita que se bombardea desde distintas direcciones con un
haz láser de pulsos. Esto provoca la implosión de la bolita y desencadena una reacción termonuclear que causa
la ignición del combustible. Los avances en la investigación de la fusión son prometedores, pero
probablemente hagan falta décadas para desarrollar sistemas prácticos que produzcan más energía de la que
consumen. Además, las investigaciones son sumamente costosas.
Sin embargo, en los primeros años de la década de 1990 se realizaron algunos avances. En 1991, se generó
por primera vez en la historia una potencia significativa (unos 1,7 MW) a partir de la fusión nuclear
controlada, en el laboratorio de la Cámara Toroidal Conjunta Europea (JET, siglas en inglés), en Gran
Bretaña. En diciembre de 1993, los investigadores de la Universidad de Princeton emplearon el Reactor
Experimental de Fusión Tokamak para producir una reacción de fusión controlada que generó 5,6 megavatios.
No obstante, tanto el JET como el Reactor Experimental de Fusión Tokamak consumieron más energía de la
que produjeron durante su funcionamiento.
Si la energía de fusión llega a ser practicable, ofrecería las siguientes ventajas: 1) una fuente ilimitada de
combustible, el deuterio procedente de los océanos; 2) imposibilidad de un accidente en el reactor, ya que la
cantidad de combustible en el sistema es muy pequeña, y 3) residuos mucho menos radiactivos y más
sencillos de manejar que los procedentes de sistemas de fisión.
Energía renovable
También llamada energía alternativa o blanda, este término engloba una serie de fuentes energéticas que en
teoría no se agotarían con el paso del tiempo. Estas fuentes serían una alternativa a otras tradicionales y
producirían un impacto ambiental mínimo, pero que en sentido estricto ni son renovables, como es el caso de
la geotermia, ni se utilizan de forma blanda. Las energías renovables comprenden: la energía solar, la
hidroeléctrica (se genera haciendo pasar una corriente de agua a través de una turbina), la eólica (derivada de
la solar, ya que se produce por un calentamiento diferencial del aire y de las irregularidades del relieve
terrestre), la geotérmica (producida por el gradiente térmico entre la temperatura del centro de la Tierra y la de
la superficie), la hidráulica (derivada de la evaporación del agua) y la procedente de la biomasa (se genera a
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partir del tratamiento de la materia orgánica).
Energía solar
Energía radiante producida en el Sol como resultado de reacciones nucleares de fusión. Llega a la Tierra a
través del espacio en cuantos de energía llamados fotones, que interactúan con la atmósfera y la superficie
terrestres. La intensidad de la radiación solar en el borde exterior de la atmósfera, si se considera que la Tierra
está a su distancia promedio del Sol, se llama constante solar, y su valor medio es 1,37 × 106 erg/s/cm2, o
unas 2 cal/min/cm2. Sin embargo, esta cantidad no es constante, ya que parece ser que varía un 0,2% en un
periodo de 30 años. La intensidad de energía real disponible en la superficie terrestre es menor que la
constante solar debido a la absorción y a la dispersión de la radiación que origina la interacción de los fotones
con la atmósfera.
La intensidad de energía solar disponible en un punto determinado de la Tierra depende, de forma complicada
pero predecible, del día del año, de la hora y de la latitud. Además, la cantidad de energía solar que puede
recogerse depende de la orientación del dispositivo receptor.
Transformación natural de la energía solar
La recogida natural de energía solar se produce en la atmósfera, los océanos y las plantas de la Tierra. Las
interacciones de la energía del Sol, los océanos y la atmósfera, por ejemplo, producen vientos, utilizados
durante siglos para hacer girar los molinos. Los sistemas modernos de energía eólica utilizan hélices fuertes,
ligeras, resistentes a la intemperie y con diseño aerodinámico que, cuando se unen a generadores, producen
electricidad para usos locales y especializados o para alimentar la red eléctrica de una región o comunidad.
Casi el 30% de la energía solar que alcanza el borde exterior de la atmósfera se consume en el ciclo del agua,
que produce la lluvia y la energía potencial de las corrientes de montaña y de los ríos. La energía que generan
estas aguas en movimiento al pasar por las turbinas modernas se llama energía hidroeléctrica.
Gracias al proceso de fotosíntesis, la energía solar contribuye al crecimiento de la vida vegetal (biomasa) que,
junto con la madera y los combustibles fósiles que desde el punto de vista geológico derivan de plantas
antiguas, puede ser utilizada como combustible. Otros combustibles como el alcohol y el metano también
pueden extraerse de la biomasa.
Asimismo, los océanos representan un tipo natural de recogida de energía solar. Como resultado de su
absorción por los océanos y por las corrientes oceánicas, se producen gradientes de temperatura. En algunos
lugares, estas variaciones verticales alcanzan 20 °C en distancias de algunos cientos de metros. Cuando hay
grandes masas a distintas temperaturas, los principios termodinámicos predicen que se puede crear un ciclo
generador de energía que extrae energía de la masa con mayor temperatura y transferir una cantidad a la masa
con temperatura menor. La diferencia entre estas energías se manifiesta como energía mecánica (para mover
una turbina, por ejemplo), que puede conectarse a un generador, para producir electricidad. Estos sistemas,
llamados sistemas de conversión de energía térmica oceánica (CETO), requieren enormes intercambiadores de
energía y otros aparatos en el océano para producir potencias del orden de megavatios.
Recogida Directa de Energía Solar
La recogida directa de energía solar requiere dispositivos artificiales llamados colectores solares, diseñados
para recoger energía, a veces después de concentrar los rayos del Sol. La energía, una vez recogida, se emplea
en procesos térmicos o fotoeléctricos, o fotovoltaicos. En los procesos térmicos, la energía solar se utiliza para
calentar un gas o un líquido que luego se almacena o se distribuye. En los procesos fotovoltaicos, la energía
solar se convierte en energía eléctrica sin ningún dispositivo mecánico intermedio. Los colectores solares
pueden ser de dos tipos principales: los de placa plana y los de concentración.
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Colectores de placa plana
En los procesos térmicos los colectores de placa plana interceptan la radiación solar en una placa de absorción
por la que pasa el llamado fluido portador. Éste, en estado líquido o gaseoso, se calienta al atravesar los
canales por transferencia de calor desde la placa de absorción. La energía transferida por el fluido portador,
dividida entre la energía solar que incide sobre el colector y expresada en porcentaje, se llama eficiencia
instantánea del colector. Los colectores de placa plana tienen, en general, una o más placas cobertoras
transparentes para intentar minimizar las pérdidas de calor de la placa de absorción en un esfuerzo para
maximizar la eficiencia. Son capaces de calentar fluidos portadores hasta 82 °C y obtener entre el 40 y el 80%
de eficiencia.
Los colectores de placa plana se han usado de forma eficaz para calentar agua y para calefacción. Los
sistemas típicos para casa−habitación emplean colectores fijos, montados sobre el tejado. En el hemisferio
norte se orientan hacia el Sur y en el hemisferio sur hacia el Norte. El ángulo de inclinación óptimo para
montar los colectores depende de la latitud. En general, para sistemas que se usan durante todo el año, como
los que producen agua caliente, los colectores se inclinan (respecto al plano horizontal) un ángulo igual a los
15° de latitud y se orientan unos 20° latitud S o 20° de latitud N.
Además de los colectores de placa plana, los sistemas típicos de agua caliente y calefacción están constituidos
por bombas de circulación, sensores de temperatura, controladores automáticos para activar el bombeo y un
dispositivo de almacenamiento. El fluido puede ser tanto el aire como un líquido (agua o agua mezclada con
anticongelante), mientras que un lecho de roca o un tanque aislado sirven como medio de almacenamiento de
energía.
Colectores de Concentración
Para aplicaciones como el aire acondicionado y la generación central de energía y de calor para cubrir las
grandes necesidades industriales, los colectores de placa plana no suministran, en términos generales, fluidos
con temperaturas bastante elevadas como para ser eficaces. Se pueden usar en una primera fase, y después el
fluido se trata con medios convencionales de calentamiento. Como alternativa, se pueden utilizar colectores de
concentración más complejos y costosos. Son dispositivos que reflejan y concentran la energía solar incidente
sobre un zona receptora pequeña. Como resultado de esta concentración, la intensidad de la energía solar se
incrementa y las temperaturas del receptor (llamado `blanco') pueden acercarse a varios cientos, o incluso
miles, de grados Celsius. Los concentradores deben moverse para seguir al Sol si se quiere que actúen con
eficacia; los dispositivos utilizados para ello se llaman helióstatos.
Hornos solares
Los hornos solares son una aplicación importante de los concentradores de alta temperatura. El mayor, situado
en Odeillo, en la parte francesa de los Pirineos, tiene 9.600 reflectores con una superficie total de unos 1.900
m2 para producir temperaturas de hasta 4.000 °C. Estos hornos son ideales para investigaciones, por ejemplo,
en la investigación de materiales, que requieren temperaturas altas en entornos libres de contaminantes.
Receptores Centrales
La generación centralizada de electricidad a partir de energía solar está en desarrollo. En el concepto de
receptor central, o de torre de potencia, una matriz de reflectores montados sobre helióstatos controlados por
computadora reflejan y concentran los rayos del Sol sobre una caldera de agua situada sobre la torre. El vapor
generado puede usarse en los ciclos convencionales de las plantas de energía y generar electricidad.
Enfriamiento solar
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Se puede producir frío con el uso de energía solar como fuente de calor en un ciclo de enfriamiento por
absorción. Uno de los componentes de los sistemas estándar de enfriamiento por absorción, llamado
generador, necesita una fuente de calor. Puesto que, en general, se requieren temperaturas superiores a 150 °C
para que los dispositivos de absorción trabajen con eficacia, los colectores de concentración son más
apropiados que los de placa plana.
Electricidad Fotovoltaica
Las células solares hechas con obleas finas de silicio, arseniuro de galio u otro material semiconductor en
estado cristalino, convierten la radiación en electricidad de forma directa. Ahora se dispone de células con
eficiencias de conversión superiores al 30%. Por medio de la conexión de muchas de estas células en
módulos, el coste de la electricidad fotovoltaica se ha reducido mucho. El uso actual de las células solares se
limita a dispositivos de baja potencia, remotos y sin mantenimiento, como boyas y equipamiento de naves
espaciales.
Energía Solar en el Espacio
Un proyecto futurista propuesto para producir energía a gran escala propone situar módulos solares en órbita
alrededor de la Tierra. En ellos la energía concentrada de la luz solar se convertiría en microondas que se
emitirían hacia antenas terrestres para su conversión en energía eléctrica. Para producir tanta potencia como
cinco plantas grandes de energía nuclear (de mil millones de vatios cada una), tendrían que ser ensamblados
en órbita varios kilómetros cuadrados de colectores, con un peso de más de 4000 t; se necesitaría una antena
en tierra de 8 m de diámetro. Se podrían construir sistemas más pequeños para islas remotas, pero la economía
de escala supone ventajas para un único sistema de gran capacidad.
Dispositivos de Almacenamiento de Energía Solar
Debido a la naturaleza intermitente de la radiación solar como fuente energética durante los periodos de baja
demanda debe almacenarse el sobrante de energía solar para cubrir las necesidades cuando la disponibilidad
sea insuficiente. Además de los sistemas sencillos de almacenamiento como el agua y la roca, se pueden usar,
en particular en las aplicaciones de refrigeración, dispositivos más compactos que se basan en los cambios de
fase característicos de las sales eutécticas (sales que se funden a bajas temperaturas). Los acumuladores
pueden servir para almacenar el excedente de energía eléctrica producida por dispositivos eólicos o
fotovoltaicos. Un concepto más global es la entrega del excedente de energía eléctrica a las redes existentes y
el uso de éstas como fuentes suplementarias si la disponibilidad solar es insuficiente. Sin embargo, la
economía y la fiabilidad de este proyecto plantea límites a esta alternativa.
Generación y Transporte de Electricidad
Conjunto de instalaciones que se utilizan para transformar otros tipos de energía en electricidad y transportarla
hasta los lugares donde se consume. La generación y transporte de energía en forma de electricidad tiene
importantes ventajas económicas debido al coste por unidad generada. Las instalaciones eléctricas también
permiten utilizar la energía hidroeléctrica a mucha distancia del lugar donde se genera. Estas instalaciones
suelen utilizar corriente alterna, ya que es fácil reducir o elevar el voltaje con transformadores. De esta
manera, cada parte del sistema puede funcionar con el voltaje apropiado. Las instalaciones eléctricas tienen
seis elementos principales: la central eléctrica, los transformadores que elevan el voltaje de la energía eléctrica
generada a las altas tensiones utilizadas en las líneas de transmisión, las líneas de transmisión, las
subestaciones donde la señal baja su voltaje para adecuarse a las líneas de distribución, las líneas de
distribución y los transformadores que bajan el voltaje al valor utilizado por los consumidores.
En una instalación normal, los generadores de la central eléctrica suministran voltajes de 26.000 voltios;
voltajes superiores no son adecuados por las dificultades que presenta su aislamiento y por el riesgo de
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cortocircuitos y sus consecuencias. Este voltaje se eleva mediante transformadores a tensiones entre 138.000 y
765.000 voltios para la línea de transmisión primaria (cuanto más alta es la tensión en la línea, menor es la
corriente y menores son las pérdidas, ya que éstas son proporcionales al cuadrado de la intensidad de
corriente). En la subestación, el voltaje se transforma en tensiones entre 69.000 y 138.000 voltios para que sea
posible transferir la electricidad al sistema de distribución. La tensión se baja de nuevo con transformadores
en cada punto de distribución. La industria pesada suele trabajar a 33.000 voltios (33 kilovoltios), y los trenes
eléctricos requieren de 15 a 25 kilovoltios. Para su suministro a los consumidores se baja más la tensión: la
industria suele trabajar a tensiones entre 380 y 415 voltios, y las viviendas reciben entre 220 y 240 voltios en
algunos países y entre 110 y 125 en otros.
El desarrollo actual de los rectificadores de estado sólido para alta tensión hace posible una conversión
económica de alta tensión de corriente alterna a alta tensión de corriente continua para la distribución de
electricidad. Esto evita las pérdidas inductivas y capacitivas que se producen en la transmisión de corriente
alterna.
La estación central de una instalación eléctrica consta de una máquina motriz, como una turbina de
combustión, que mueve un generador eléctrico. La mayor parte de la energía eléctrica del mundo se genera en
centrales térmicas alimentadas con carbón, aceite, energía nuclear o gas; una pequeña parte se genera en
centrales hidroeléctricas, diesel o provistas de otros sistemas de combustión interna.
Las líneas de transmisión de alta tensión suelen estar formadas por cables de cobre, aluminio o acero
recubierto de aluminio o cobre. Estos cables están suspendidos de postes o pilones, altas torres de acero,
mediante una sucesión de aislantes de porcelana. Gracias a la utilización de cables de acero recubierto y altas
torres, la distancia entre éstas puede ser mayor, lo que reduce el coste del tendido de las líneas de transmisión;
las más modernas, con tendido en línea recta, se construyen con menos de cuatro torres por kilómetro. En
algunas zonas, las líneas de alta tensión se cuelgan de postes de madera. Las líneas de distribución a menor
tensión suelen ser postes de madera, más adecuados que las torres de acero. En las ciudades y otras áreas
donde los cables aéreos son peligrosos se utilizan cables aislados subterráneos. Algunos cables tienen el
centro hueco para que circule aceite a baja presión. El aceite proporciona una protección temporal contra el
agua, que podría producir fugas en el cable. Se utilizan con frecuencia tubos rellenos con muchos cables y
aceite a alta presión (unas 15 atmósferas) para la transmisión de tensiones de hasta 345 kV.
Cualquier sistema de distribución de electricidad requiere una serie de equipos suplementarios para proteger
los generadores, transformadores y las propias líneas de transmisión. Suelen incluir dispositivos diseñados
para regular la tensión que se proporciona a los usuarios y corregir el factor de potencia del sistema.
Los cortacircuitos se utilizan para proteger todos los elementos de la instalación contra cortocircuitos y
sobrecargas y para realizar las operaciones de conmutación ordinarias. Estos cortacircuitos son grandes
interruptores que se activan de modo automático cuando ocurre un cortocircuito o cuando una circunstancia
anómala produce una subida repentina de la corriente. En el momento en el que este dispositivo interrumpe la
corriente se forma un arco eléctrico entre sus terminales. Para evitar este arco, los grandes cortacircuitos,
como los utilizados para proteger los generadores y las secciones de las líneas de transmisión primarias, están
sumergidos en un líquido aislante, por lo general aceite. También se utilizan campos magnéticos para romper
el arco. En tiendas, fábricas y viviendas se utilizan pequeños cortacircuitos diferenciales. Los aparatos
eléctricos también incorporan unos cortacircuitos llamados fusibles, consistentes en un alambre de una
aleación de bajo punto de fusión; el fusible se introduce en el circuito y se funde si la corriente aumenta por
encima de un valor predeterminado.
Fallos del Sistema
En muchas zonas del mundo las instalaciones locales o nacionales están conectadas formando una red. Esta
red de conexiones permite que la electricidad generada en un área se comparta con otras zonas. Cada empresa
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aumenta su capacidad de reserva y comparte el riesgo de apagones.
Estas redes son enormes y complejos sistemas compuestos y operados por grupos diversos. Representan una
ventaja económica pero aumentan el riesgo de un apagón generalizado, ya que si un pequeño cortocircuito se
produce en una zona, por sobrecarga en las zonas cercanas puede transmitirse en cadena a todo el país.
Muchos hospitales, edificios públicos, centros comerciales y otras instalaciones que dependen de la energía
eléctrica tienen sus propios generadores para eliminar el riesgo de apagones.
Regulación del Voltaje
Las largas líneas de transmisión presentan inductancia, capacitancia y resistencia al paso de la corriente
eléctrica. El efecto de la inductancia y de la capacitancia de la línea es la variación de la tensión si varía la
corriente, por lo que la tensión suministrada varía con la carga acoplada. Se utilizan muchos tipos de
dispositivos para regular esta variación no deseada. La regulación de la tensión se consigue con reguladores
de la inducción y motores síncronos de tres fases, también llamados condensadores síncronos. Ambos varían
los valores eficaces de la inductancia y la capacitancia en el circuito de transmisión. Ya que la inductancia y la
capacitancia tienden a anularse entre sí, cuando la carga del circuito tiene mayor reactancia inductiva que
capacitiva (lo que suele ocurrir en las grandes instalaciones) la potencia suministrada para una tensión y
corriente determinadas es menor que si las dos son iguales. La relación entre esas dos cantidades de potencia
se llama factor de potencia. Como las pérdidas en las líneas de transmisión son proporcionales a la intensidad
de corriente, se aumenta la capacitancia para que el factor de potencia tenga un valor lo más cercano posible a
1. Por esta razón se suelen instalar grandes condensadores en los sistemas de transmisión de electricidad.
Producción Mundial de Energía Eléctrica
Durante el periodo comprendido entre 1959 y 1990, la producción y consumo anual de electricidad aumentó
de poco más de 1 billón de kWh a más de 11,5 billones de kWh. También tuvo lugar un cambio en el tipo de
generación de energía. En 1950 las dos terceras partes de la energía eléctrica se generaban en centrales
térmicas y un tercio en centrales hidroeléctricas. En 1990 las centrales térmicas siguen produciendo alrededor
del 60% de la electricidad, pero las centrales hidroeléctricas han descendido hasta poco más del 20% y la
energía nuclear genera el 15% de la producción mundial. Sin embargo, el crecimiento de la energía nuclear ha
descendido en algunos países debido a consideraciones de seguridad. En Estados Unidos las centrales
nucleares generaron el 20% de la electricidad en 1990, mientras que en Francia, líder mundial del uso de
energía atómica, las centrales nucleares proporcionan el 75% de su producción eléctrica.
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