Viajes espaciales y envejecimiento (biopsias musculares) Ovidio Fernandez “Prolonged space flight-induced alterations in the structure and function of human skeletal muscle fibres” R. Fitts et al (The Journal Of Phisiology 2010) Según un estudio encabezado por Robert Fitts, biólogo de la Universidad de Marquette en Milwaukee (Wisconsin, Estados Unidos), cuando los astronautas regresan de misiones de larga duración pueden llegar a presentar un estado de debilidad similar al que tendrían si tuvieran 80 años de edad. No obstante, dicho autor señaló que ese envejecimiento acelerado que se produce tras una estancia de seis meses en la Estación Espacial Internacional se recupera una vez transcurridos varios meses del regreso a la Tierra. Este estudio contribuye a aumentar las preocupaciones de la NASA a la hora de contemplar la posibilidad de realizar misiones tripuladas de gran duración a Marte o a los asteroides en las próximas décadas. Aunque a largo plazo no suponga un problema de salud para el astronauta pues, según Fitts, ese envejecimiento es reversible y los músculos de los astronautas se recuperan al cabo de varios meses, no obstante, puede representar un riesgo en el transcurso de la misión. Por ejemplo, puede constituir un problema importante en un aterrizaje de emergencia o en una caminata espacial urgente sobre la superficie de Marte. Además, cabría cuestionar la posibilidad de que los astronautas, tras el largo viaje en estado de ingravidez (o, más bien de microgravedad) puedan realmente estar en condiciones de realizar su trabajo rutinario sobre la superficie marciana, pues la recuperación muscular se produce transcurridos varios meses. (Considero que en este aspecto la preocupación de Fitts es algo desmedida, pues hay que tener en cuenta que la gravedad marciana es 0,38 de la terrestre y, en consecuencia, una persona que pese 80 Kg en la Tierra, allí pesaría 30,4 Kg. Evidentemente, se necesitaría menos tiempo que en la Tierra para recuperar la función muscular, al menos la necesaria para la baja gravedad de Marte. Además, existe la posibilidad de que durante el viaje interplanetario realicen con carácter preventivo ejercicios de potenciación muscular con aparatos adecuados para ejercitar los músculos en estado de ingravidez. Lo ideal sería que la parte habitada de la nave fuera un cilindro giratorio que al girar genere en su interior una fuerza centrífuga de similar intensidad a la gravedad que se encontrarán en Marte (algo similar a la estación orbital de la película "2001 Una Odisea del Espacio". Ya sabemos, la Ciencia y la Tecnología a veces van a la zaga de la ciencia-ficción). (De todas formas, Fitts comenta también la posibilidad de prevención mediante el ejercicio). El referido trabajo de investigación de Robert Fitts et al. consistió en la realización de biopsias musculares a nueve residentes estadounidenses y rusos de la Estación Espacial Internacional entre los años 2002 y 2005. Es la primera vez que se hacen biopsias de los músculos de los astronautas de largas permanencias en el espacio, realizándose estudios celulares de las muestras obtenidas. Los astronautas que formaron parte del grupo a estudiar pasaron seis meses en la Estación Espacial Internacional y se sometieron a una biopsia antes de despegar e inmediatamente después del retorno a la Tierra. El grupo de investigación de Fitts descubrió que los astronautas habían perdido más de un 40% del poder de contracción lenta en las fibras musculares de los gemelos. Como ya sabemos, esos músculos participan en el equilibrio y, obviamente, en el espacio no se utilizan, atrofiándose. Al parecer, el conjunto del paquete muscular de la pantorrilla es el grupo muscular que más se resiente en el espacio. (Como en el resto de los órdenes de la vida, estas necesidades que plantean los viajes espaciales suponen un estímulo para la investigación que, a la larga, repercute en la vida del ciudadano medio. Ovidio Fernández).