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Un apasionante debate: la propiedad intelectual en la era de Internet (8-02-10)
Nos llama la atención que en el texto de esta propuesta de Economía Sostenible, no aparezca
el término “ industria cultural ” y, en cambio, “ propiedad intelectual ” se menciona en veinte
ocasiones. ¿Acaso las industrias culturales no precisan de una reorientación de sus estrategias
de acuerdo a los cambios tecnológicos y a la filosofía de sostenibilidad correspondiente? El
hecho de que las
medidas
legales y administrativas vigentes
no hayan surtido el efecto sancionador con la rapidez deseada por las
entidades mediadoras
no debería trasladarse a un endurecimiento injustificado del ejercicio de
derechos fundamentales
como los derechos de información y de expresión. No se trata de devaluar a las entidades
mediadoras, sin embargo, en la
Carta por la Innovación, la Creatividad y el Acceso al Conocimiento
elaborada el Free Culture Forum a finales del año pasado, se denunciaba que “la industria del
entretenimiento, la mayoría de los proveedores de servicios de comunicaciones y los centros
de poder siguen basando sus beneficios y su autoridad en el control de los contenidos, de las
herramientas y de los canales de distribución, manteniendo una economía de la escasez”. Ya
hay quien piensa que todas estas maniobras en el campo legislativo, aparte del contexto
doméstico, se enmarcan también en intervenciones de carácter mundial como las
negociaciones sobre el
Tratado Comercial Anti-Falsificación (ACTA).
Por tales motivos, desde el Foro Ciudadano vimos necesario dedicar uno de nuestros “Debate
s del Foro”
para abordar este tema, con posturas diversas, discrepantes y coincidentes, más allá de un
debate estrictamente “partidista”, y conscientes de que exige un análisis más profundo y
sosegado, sin bajar la guardia ante la defensa de las libertades. Un debate donde se expuso,
entre otros asuntos, que el Gobierno no piensa cortar en ningún momento el acceso a Internet
a los usuarios, que los escritores desearían que sus editores les informasen con transparencia
y exactitud el volumen real de lo que se edita y que alguna de las entidades mediadoras
asumiera el rol de fiscalizar qué es lo que se distribuye en la red a nivel mundial, lo cual no
implica demonizar a quienes acceden gratuitamente a sus obras; que un grupo musical de la
talla de Second se emocione positivamente cuando el público asistente a un concierto en
Argentina coreaba con ellos sus canciones, a pesar de que sus discos no se distribuyan en
aquél país; o bien, que en el campo de la programación, existe la convención de que si alguien
modifica un 10% del código de un software, eso implica ya una “creación nueva”.
¿El autor ostenta sus derechos sobre el contenido o sobre el continente? I. Peña-López nos
muestra con claridad que “la revolución digital, por fin, rompe el último enlace:
contenido y continente
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pueden separarse y el primero puede ya vivir con independencia del segundo, de forma que
tanto el continente como el distribuidor pasan a ser irrelevantes.” Siempre que aparece un
cambio tecnológico trascendental en la historia de humanidad afecta a estructuras y recursos
que hasta ese momento tenían sentido. Los juglares de la cultura oral creo que no sufrieron
tanto frente a la imprenta, como frente al dominio de la lectura como habilidad extendida entre
la población. Tendríamos que pensar que la capacitación en las nuevas herramientas digitales
combinada con un aumento del acceso a la cultura y su comprensión, pueden influir
positivamente en el ejercicio de los derechos de autor.
La industria discográfica ha perdido un 40% de sus empleos según el informe de la Asociació
n de Representantes Técnicos del Espectáculo
ARTE 2009 y las ventas de las discográficas bajan un 17% en 2009 (
IFPI
). Pero también hay que resaltar que cerca del 27 por ciento de todos los ingresos de la
industria de la música provienen ya de los formatos, servicios y canales digitales a través de
los que las compañías productoras de música ponen a disposición del público sus creaciones.
En este contexto aparecen organizaciones como
Featured Artists’ Coalition
,
encabezada por Radiohead, y más de 60 artistas británicos cuyo fin es que los artistas posean
los derechos de autor de su música; que todos los acuerdos entre artistas y los empresarios
sean hechos de una manera justa y transparente y retener la propiedad de su obra. Estos
artistas no renuncian a que los interesados se descarguen sus temas desde la web.
Si el 45,7% de la población española mayor de 14 años se declara no lectora, según el Baróm
etro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros
del año 2009, pero, el 95% de adolescentes tiene un PC y más del 71% accede a Internet (
Generaciones Interactivas
), sería bienvenido, sin duda, que el atractivo del libro electrónico (que algunos se empeñan en
negar su implantación) favorecería que niños y jóvenes descubran el placer de leer (
Grammata
). Y si Amazon ha vendido en navidad
más de 9 millones de libros electrónicos
, habrá que dirigir la estrategia empresarial hacia otros formatos, en vez de
equivocarse con el e-book como producto
. Entre las tendencias previsibles, muchas librerías cerrarán y los libreros (a quienes nunca se
les agradecerá completamente su decisiva labor social) deberán reorientar su labor hacia las
redes sociales y los portales de asesoramiento y tertulias en el entorno digital, además del
físico. Y los autores ya se pueden autopublicar sus libros, por lo que si no necesitan marketing
ni ayuda en la edición; podrán vender ellos mismos sus libros. Además de experiencias como
Lulú, o Bubok, recientes iniciativas como
LibroVirtual
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marcarán el nuevo escenario para los escritores.
A la mayoría de ciudadanos que no pertenecemos al 47% que no lee nunca un libro, nos
apasiona el tacto que ofrece la textura de cada hoja que pasamos al finalizar su lectura, pero
creo que no supera esa sensación al hecho de comprobar las emociones, ideas, dudas y
aventuras que nos sugiere su contenido, ya sea en papel, ya sea en la pantalla. Algo similar
nos sucede con la música.
Conscientes de enfrentarnos a muy diversos enfoques, destacamos algo esencial en este
apasionante debate, que consideramos erróneo al enfrentar dos clases de derechos, según la
Carta por la Innovación: “se necesita transparencia en los procesos de regulación y en las
actividades de lobby, incluyendo información sobre quiénes son las autoridades responsables
de la aplicación de la ley, los procedimientos obligatorios que se han de llevar a cabo, evitando
la violación de cualquier derecho fundamental.”
Un resumen de este artículo se ha publicado en el diario La Opinión de Murcia:
http://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2010/02/08/apasionante-debate/228422.html
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