El revuelo despertado en los medios de comunicación tras la... parcialmente desviar del debate público el brutal recorte que...

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La violencia poliédrica (La Opinión, 22-1-2011)
El revuelo despertado en los medios de comunicación tras la infame agresión ha conseguido
parcialmente desviar del debate público el brutal recorte que el Gobierno regional ha asestado
a la sanidad y la educación públicas. Los trabajadores públicos no están manifestándose solo
contra el segundo recorte que han sufrido sus nóminas en pocos meses: se han recortado las
ayudas sociales (por hijos, estudios, discapacidad…), han visto suspendido su plan de
pensiones y cobrarán un 75% de su sueldo mientras estén de baja (imagine el lector la
repercusión de esta medida para enfermedades de larga duración). Los recortes también
afectarán a la financiación y calidad de los servicios. Los claustros docentes acaban de
conocer que durante el año que acaba de comenzar la asignación presupuestaria concedida
por la consejería de Educación a los centros se reducirá de media un 10%, cuando la promesa
era que el recorte no superara el 3,6%. El Bonolibro ha pasado a la historia. Estas medidas
afectarán directamente al bolsillo de las familias murcianas. Cabe recordar que Ley de
Medidas Extraordinarias fue tramitada y aprobada por nuestra Asamblea Regional en dos días,
un 23 de diciembre, sin debate alguno ni posibilidad de enmiendas, derogando
unilateralmente los acuerdos adoptados en la negociación colectiva durante los últimos doce
años. No creo cometer un exceso si califico este proceso de ultraviolencia estructural.
Los violentos sucesos no acaban aquí: muchos coincidirán en que no son palabras amistosas
que José Antonio Ruiz Vivo llame a los manifestantes ´ultraizquierda´ y ´cojosmanteca´, o que
el flamante consejero de Justicia, don Manuel Campos tildara en vísperas de Navidad de
´privilegiados´ a los trabajadores públicos, esos cuyos incrementos salariales apenas
consiguieron mantener el envite de la inflación en los años en los que casi todos éramos ricos.
Intentar enredar a la ciudadanía confundiendo derechos con privilegios es una estrategia si
cabe más deplorable. ¿Deberíamos considerar violento que el señor Valcárcel llame ´pelo
panocha´ a la candidata a la presidencia de la Región, la señora Retegui? ¿Deben sentirse los
sindicatos violentados cuando la consejera de Presidencia del Gobierno regional, María Pedro
Reverte, encuentra ´coincidencias sospechosas´ entre la lamentable agresión y las últimas
reformas que afectarán al número de delegados sindicales? ¿Se sentirá el señor delegado del
Gobierno violentado cuando el PP le ha responsabilizado en tromba de la agresión cometida
por tres (o dos) desalmados y que nadie pudo anticipar?
Los centros educativos no solo han visto brutalmente recortados sus presupuestos y verán
reducir su número de efectivos en 2.000 de aquí al curso que viene. También han venido
recibiendo órdenes sobre aquellas cuestiones que pueden o no debatirse en los claustros o
vetando el uso de carteles informativos a la comunidad, cuestiones que parecen rozar
peligrosamente el derecho fundamental a la libertad de expresión. Violenta es la misiva que el
señor Constantino Sotoca ha dirigido a los docentes, responsabilizando del desajuste
presupuestario regional al Gobierno de España, y afirmando que el único perjuicio económico
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La violencia poliédrica (La Opinión, 22-1-2011)
directo infligido a los docentes es la reducción de su complemento de productividad.
Debo confesar que me violenta profundamente el tratamiento que ha recibido el ciudadano
José David B.L., ´Joseda´ por parte de aquellos que tienen el deber de respetar la presunción
de inocencia no solo de los políticos corruptos de los que rebosa nuestra tierra. Me violentan
los sueldos y pensiones de nuestros dirigentes y exdirigentes, que no se someten a recorte
alguno. Más de un ciudadano se siente violentado viendo que el Estado ya ha movilizado
12.000 millones de euros públicos para rescatar a las irresponsables cajas de ahorro
(privadas), 915 millones de los cuales han ido a parar al SIP de Cajamurcia, mientras el
número de desahucios y parados sin cobertura sigue creciendo.
Toda violencia es rechazable e injustificable. Repasado el panorama, parece que el
lanzamiento de huevos a una fachada, del que no me siento orgulloso, es la cara más liviana
de la violencia poliédrica que tanto nos ocupa estos días. En todas nuestras manos está
detenerla.
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2011/01/22/violencia-poliedrica/297990.html
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