Concilio Vaticano II.

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Concilio Vaticano II.
Un concilio es una junta, asamblea o congreso en el que se trata un asunto.
Pero religiosamente es una reunión de prelados para deliberar y decidir
sobre materias de dogma y de disciplina.
. Introducción:
La institución de los concilios cristianos se sitúa en el s. II.
En ellos, puede debatirse todo lo concerniente al bien del ser humano.
Cardenales, obispos y abades mitrados son quienes tienen derecho a
deliberar. Sus decisiones se plasman en decretos, cánones y constituciones
dogmáticas. Los concilios generales o ecuménicos son convocados por el papa,
quien los preside personalmente o por medio de sus legados y ha de aprobar
sus decretos. Para que un concilio posea esta categoría, basta con que todos
los obispos tomen conocimiento de él, aunque no asistan. Sus decisiones en
materia de fe, una vez confirmadas por el papa, son irreformables y sus
leyes obligan a todos, pastores y fieles, sin excepción. Los concilios
particulares, nacionales o provinciales precisan el consentimiento del papa
y sus actas deben serle sometidas. Por su parte, la Iglesia ortodoxa griega
sólo reconoce los siete primeros concilios ecuménicos. Las actas de los
concilios han sido reunidas en colecciones llamadas conciliares.
Ahora como parte de la introducción del tema pasaremos a hablar un poco de
los dos papas que dirigieron el concilio Vaticano II, Juan XXIII primero y
posteriormente PauloVI.
Juan XXIII.
Antes de ser para se le conocía con el nombre de Angelo Giuseppe Roncalli.
Nació en y pasó su infancia en Sotto il Monte, cerca de Bérgamo (1881),
murió en Roma, en 1963 con la edad de 82 años. Ejerció como Papa desde 1958
a 1963. Consagrado obispo en 1925, fue enviado a Bulgaria, primero como
visitador y después como delegado apostólico, y desde 1935 desempeñó el
cargo de delegado apostólico en Grecia y Turquía. Mantuvo un fecundo
contacto con las iglesias ortodoxas, y dejó patentes pruebas de su humanidad
y comprensión y de su tacto diplomático, que demostró más tarde en el
difícil cargo de nuncio apostólico en Francia desde 1944. Fue nombrado
cardenal arzobispo de Venecia en 1953. Sucedió a Pío XII en 1958. Las líneas
maestras de su pontificado estuvieron encaminadas a favorecer la concordia
mundial. En 1959 anunció la celebración de un concilio ecuménico, cuyos
propósitos de renovación quedaron reflejados en las encíclicas Mater et
magistra (1961), sobre la responsabilidad de los católicos en la vida
social, y Pacem in terris (1963), donde hablaba de la coexistencia pacífica
de los bloques políticos. Inició, además, una política de acercamiento hacia
los cristianos no católicos y hacia otras religiones. En 1962 se inauguró el
Concilio Vaticano II, que supondría un hito histórico en la historia moderna
de la iglesia. Juan XXIII no pudo ver el final del concilio por el que tanto
luchó.
Paulo VI
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Conocido anteriormente como Giovanni Battista Montini Nació en Concesio, el
año 1897 y murió en Castelgandolfo, en 1978. A la edad de 81 años. Fue Papa
de 1963 hasta 1978. Anteriormente, ejerció como Arzobispo de Milán (1954)
y también como cardenal (1958). Dio un impulso decisivo a las tres últimas
sesiones del Concilio Vaticano II y se preocupó por la aplicación de sus
conclusiones. Reformó la curia pontificia, simplificó el ceremonial dio un
nuevo vigor a las conferencias episcopales. En el ámbito del ecumenismo
intensificó los contactos con los ortodoxos y los anglicanos. Publicó las
encíclicas Ecclesiam suam (1964) sobre el dialogo de la Iglesia con el mundo
moderno, Populorum progressio (1967) sobre la necesidad de progreso de los
países subdesarrollados y Humanae vitae (1968) sobre la regulación de la
natalidad y la moral matrimonial. Rompiendo la tradición sedentaria del
papado, emprendió diversos viajes de signo pacifista y ecuménico.
*Desarrollo−
Concilio Vaticano II, fue el Concilio Vigésimo primer concilio ecuménico de
la Iglesia católica celebrado en Roma en la basílica de San Pedro durante
los pontificados de Juan XXIII y Paulo VI, de los que ya hemos hablado
anterior mente. Anunciado el 25 de enero de 1959, el pontífice pretendía
renovar la Iglesia católica en convergencia con el mundo moderno y preparar
la unidad de las diversas iglesias cristianas. Su discurso de apertura (11
de octubre de 1962) ante 2.540 padres conciliares de todo el mundo, esto
provocó una honda impresión por su fuerza innovadora. Estuvo presidido por
un colegio de doce cardenales presidentes y dirigido, a partir de la segunda
etapa, por cuatro cardenales moderadores (Agagianian, Lercaro, Suenens,
Döpfner. A las sesiones de la asamblea asistieron representantes de la
iglesia no católica, y laicos (entre ellos periodistas). Celebrado a lo
largo de cuatro sesiones (entre los años 1962 y el 8 de diciembre de 1965),
se caracterizó por la intensidad y la duración de los debates, con la
aprobación de importantes decretos y constituciones sobre la Iglesia, el
ecumenismo, la liturgia, la revelación, la Iglesia y el mundo contemporáneo,
la labor pastoral de los obispos, la renovación de la vida religiosa, la
libertad religiosa, etc.
A partir del 25 de enero de 1959, el papa Juan XXIII anunció al mundo su
intención de convocar un concilio ecuménico con una doble finalidad:
asegurar la renovación de la Iglesia frente al mundo moderno y preparar la
unidad cristiana. El discurso de inauguración pronunciado en San Pedro de
Roma, el 11 de octubre de 1962, en presencia de 2450 padres conciliares,
causó una impresión tan profunda, ya que proponía un programa innovador, se
dividió en una serie de sesiones que a continuación desarrollaremos:
* Primera Etapa:
En el primer período comenzó el 13 de octubre de 1962− debido a su
sugerencia del cardenal Achille Liénart fue de organización y tomas de
posiciones, hubo una negación a elegir inmediatamente a los miembros que
formarían parte del Concilio, sobretodo por los representantes no católicos,
al final su participación fue de 45 personas en total. De los cinco esquemas
presentados fueron rechazados tres por la asamblea. No se promulgó ningún
texto. Se dedicaron tres reuniones a los medios de comunicación social,
prensa, cine, radio y televisión (23, 24 y 26 de noviembre), hubo otras tres
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reuniones para tratar el esquema sobre la unidad y particularmente a la
aproximación de Roma a los cristianos de Oriente. En el transcurso de los
debates sobre el esquema dedicado a la iglesia (1−6 diciembre), los padres
se detuvieron especialmente en el papel de los laicos en el apostolado, en
la colegialidad de los obispos y en el espíritu de pobreza. Los miembros del
concilio se separaron el 8 de diciembre.
*Segunda etapa:
En el segundo período (1963) se celebró bajo el pontificado de Pablo VI, ya
que este había afirmado que su intención era la de proseguir la obra de Juan
XXIII. Con el fin de aumentar la eficacia de los trabajos en la asamblea
conciliar, nombró a cuatro "moderadores", que junto con el consejo
presidencial, estaban encargados de dirigir los debates. Pero uno de los
hecho más notables de este período fue la invitación al concilio auditores
laicos.
La segunda sesión se centró en la discusión del esquema sobre la Iglesia y,
más concretamente, en el problema de la colegialidad episcopal. Sobre este
punto y sobre la restauración del diaconado como orden permanente, los
moderadores organizaron el 30 de octubre una votación consultiva que alcanzó
una fuerte mayoría, sin embargo, las conclusiones fueron impugnadas por la
minoría durante mucho tiempo. Los debates se caracterizaron por su enérgica
intervención del patriarca Maximos IV Saigh contra la ponderancia de la
curia romana dentro de la Iglesia y por una controversia entre los
cardenales Josef Frings y Alfredo Ottaviani sobre el Santo Oficio. Mientras
empezaba la discusión del esquema sobre el ecumenismo, los padres ultimaron
el primer documento oficial del concilio, la constitución sobre la liturgia,
que fue promulgada por el papa el 4 de diciembre de 1963, después de una
votación final que le concedió 2.147 votos en contra y 4 a favor; al mismo
tiempo se promulgo el decreto, sobre los medios de comunicación social,
después de muchas votaciones sobre el tema la última votación fue 1.960 en
contra y 164 a favor. En vistas de la víspera de la clausura de la segunda
etapa tomaron por primera vez palabra en el concilio los auditores laicos,
Jean Guitton y Vittorio Veronese.
*Tercera etapa.
El tercer período comenzó con dos novedades significativas: la admisión de
mujeres en el concilio y el envío de observadores por parte de
Constantinopla. En este el tercer período (1964)el interés se centro en la
discusión del famoso "esquema XIII", sobre la iglesia y el mundo, la
libertad religiosa, en las religiones no cristianas, particularmente
centrándose en los judíos, en la Revelación, el apostolado laico, los
seminarios, los puntos álgidos fueron los debates sobre ateísmo, el
matrimonio y la guerra. Se promulgaron tres documentos: Constitución
dogmática sobre la Iglesia, decretos sobre el ecumenismo y el decreto sobre
las Iglesia católicas orientales.
*Cuarta etapa.
En el cuarto período (1965), en este período la labor fue muy intensa. Se
realizo el texto de la declaración sobre la libertad religiosa, reformado
varias veces. Promotor del concepto de libertad religiosa fue el episcopado
centro europeo y norteamericano. En la oposición militó la mayor parte del
episcopado español e italiano. Además, durante el concilio se le comunicó al
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papa una votación sobre los matrimonios mixtos, que fue nuevamente examinada
por el sinodo episcopal en 1967.
Fueron promulgados once documentos: constituciones sobre las revelaciones
divinas y sobre la iglesia en el mundo actual; decretos sobre los obispos,
vida religiosa, formación sacerdotal, apostolado de los laicos, misiones
sacerdotales, declaraciones sobre religiones no cristianas, educación
cristiana, libertad religiosa.
El 11 de noviembre, Paulo VI desposeyó al concilio del derecho a debatir
sobre el celibato eclesiástico. El 18 de noviembre el papa anunció la
apertura del proceso de beatificación de Pío XII y de Juan XXIII. El 6 de
diciembre, fecha de la última reunión, publicó un motu proprio para la
reforma del Santo Oficio. Las características principales del concilio
Vaticano II es la importancia y la eficacia de su repercusión: se puede
afirmar que el espíritu de este concilio ha cambiado profundamente la
mentalidad de los católicos, incitándolos a estar más atentos a las
corrientes del pensamiento contemporáneo, haciéndolos mucho más exigentes en
la manera de vivir su fe y moviéndolos a la comprensión frente a los
incrédulos. Para contribuir a la puesta en práctica de las decisiones y de
las orientaciones del concilio, se establecieron numerosos organismos: El
Secretariado para la unidad de los cristianos (1963), el Consejo para la
aplicación de la Constitución de la liturgia (1964), el Consejo para las
comunicaciones sociales (1964), el Secretariado de los no creyentes (1965).
En los años siguientes se han creado otros organismos. Sin embargo, la
repercusión más importante del concilio del Vaticano II ha sido el sínodo
episcopal − un verdadero concilio pero en pequeño − que celebró su primer
concilio en Roma en 1967.
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