Lo que hoy se encuentra en esa plaza es un... funcional, bancario. Si se sienta es porque tiene niños y...

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La plaza de la Universidad (La Opinión (3-7-09)
Lo que hoy se encuentra en esa plaza es un espacio de tránsito, limpio, aséptico, silencioso,
funcional, bancario. Si se sienta es porque tiene niños y se mete en ese llamado ¡parque
infantil¡ cercado como un corral y sin tierra, seguro y limpio, como el dinero depositado en el
banco que, como dice Ferlosio, Non olet. Allí los niños está seguros y limpios como los billetes
de quinientos euros. Sus niños difícilmente jugarán en el resto de la plaza de la Universidad,
fuera de la cerca artificial; de hecho, si presta atención al suelo gris de la plaza verá que es
irregular, peraltado, como gusta decir a los ingenieros, como-invitando-al-tránsito. Difícil jugar
allí a la pelota, difícil ver niños jugando.
Tal vez recordará que en aquella plaza había un pequeño parque con césped y tierra donde
jugaban sus niños. Ahora, en esta Murcia patas arriba el jardín de la plaza está como a unos
diez metros de altura, donde nadie llega, en lo alto de una columnata granate que no sirve más
que para el ejercicio de una minoría de skaters; eso sí, el proyecto arquitectónico seguro que
es ecológico...
Así que ni niños, ni niñas ni jóvenes. La gente sólo circula por la plaza y no se encuentra
porque hoy los espacios sociales de reunión son espacios privados mediados por el dinero,
como el banco: el café, el restaurante, el centro comercial. Si usted quiere sentarse en la plaza
de la Universidad tendrá que ser en un bar. También si toma una cerveza, pues si no se va al
bar y se sienta en el suelo cometerá un delito por consumir bebidas alcohólicas en la vía
pública.
En estos espacios de tránsito que invitan a no hacer nada es difícil ser tan transgresor como
las enseñanzas del Cendeac. Lo mismo ocurre con la plaza Belluga, el jardín de La Fama
-antiguo parque de los perros- o la plaza de San Agustín, por no hablar de los dos parques
actualmente clausurados: jardín de San Esteban y el jardín de La Constitución -parque de La
Fama- (por cierto ¿alguien conoce en Murcia algún parque que esté realmente aislado del
tráfico y los coches?).
Parece que el verdadero tesoro de la plaza de la Universidad está en el subsuelo, en el
párking, el cual guarda los coches con el mismo celo que los bancos guardan el dinero en sus
cajas fuertes. Esa es la verdadera función de las plazas y los bancos: guardar coches y dinero.
Así que a diez metros de altura hay un jardín y a diez metros de profundidad hay un párking.
¿Y en el centro? En el centro, nada, no hay nada más que la cultura del espectáculo que
organiza el Ayuntamiento de vez en cuando para justificar esta violencia arquitectónica:
desactivar espacios de encuentro y activar la mera circulación de individuos, la dispersión de lo
público y la inversión del tiempo en actividades económicamente productivas y de consumo.
En la plaza hay otra característica muy importante: cámaras de videovigilancia durante las
veinticuatro horas que garantizan que allí no pase absolutamente NADA, nunca, todo
disfrazado bajo el discurso de la seguridad, como los bancos: guarde su dinero en el banco
porque fuera se lo pueden robar, ya nos encargaremos nosotros de robarle usted financiando
el boom inmobiliario y encareciendo la vivienda.
La seguridad de la videovigilancia es también la impotencia de esta plaza para expresar
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La plaza de la Universidad (La Opinión (3-7-09)
ninguna producción social, y se refleja al extremo en la continua eliminación de los carteles y
anuncios que allí coloca la gente día a día con el fin de comunicar cualquier cosa. ¿Qué
función cumple esta plaza sino separar y silenciar a la gente? ¿No ocurre lo mismo en el
banco, donde ningún cliente conoce a otro cliente y usted no tiene más valor que el dinero que
entrega?
Se puede decir que estamos ante una plaza clínicamente muerta. La plaza de la Universidad
era una de las pocas plazas donde verdaderamente había vida en la ciudad, y la han matado a
base de veneno arquitectónico.
Nuestra apatía ciudadana no da importancia a este hecho aparentemente sin trascendencia,
sobre todo cuando cada vez es más difícil encontrar en la ciudad espacios de socialización
(hay muy pocos centros juveniles, muy pocas asociaciones vecinales y muy pocos espacios al
servicio de la gente). Tampoco nos importó financiar con nuestros ahorros el gobierno
hipotecario que ejercen hoy los bancos y cajas sobre la ciudadanía. Despolitización e
hipotecarización...
ALEJANDRO MORENO LAX es miembro del Foro Ciudadano de la Región de Murcia.
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