La coz del asno El Espectáculo llama a los medios de comunicación al redil y les dice qué deben mostrar y qué no. El 15M, por ejemplo. A veces, se muestra como folclore perrofláutico, otras veces como hatajo de antisistemas y otras como infelices utópicos sin propuestas válidas. Se trastoca a diario la imagen del movimiento y se le inactiva o se le reconduce hacia donde interesa. Algunas realidades son tan duras, tan imposibles de manipular, que es mejor ocultarlas. ¿Dónde están los mineros? Están encerrados en las minas, cortando vías y carreteras, peleando en las calles de Ciñera pero no en los informativos de televisión ni en las portadas de los periódicos. El Espectáculo todopoderoso es cobarde con avaricia. Se muere de miedo al pensar que el ejemplo de los mineros pueda extenderse como pólvora ardiendo. Actúa como el que, asustado, se tapa la cara con la manta para espantar al monstruo. La diferencia, en este caso, estriba en que la cara que el Espectáculo tapa para que no vea lo que sucede es la nuestra. Sosegadas y aturdidas las masas, hay que ocuparse de los que han mirado por las rendijas abiertas y han descubierto el verdadero rostro del Poder. Hay que desatar el miedo y la represión a diestro y siniestro, un poco más a siniestro, la verdad. Para esta misión nada mejor que la Ley y la Policía. Ya se ha anunciado a bombo y platillo que se van a llevar a cabo las reformas necesarias para considerar delito la resistencia pacífica a la Policía. Lo interesante de estas iniciativas es su efecto profiláctico. La gente se quedará acobardaba en casa, convertida, una vez más, en su mejor guardián. Pero hay personas empeñadas en su terquedad. No se adormecen delante de la tele ni se acobardan por las leyes. Salen a la calle y se expresan con rotundidad. Para ellos está la Policía. Los compañeros y compañeras que el viernes 15 de junio acudieron a las puertas de los juzgados para abuchear al imputado y alcalde Miguel Ángel Cámara lo saben bien. Su actitud responsable, a los políticos hay que decirles a las claras que estamos hartos de sus actuaciones, fue respondida con brutalidad policial. Insultos, empujones, patadas en los testículos, cozes, gravísimos agarrones en el cuello... Y todo eso sin la habitual excusa de la provocación de los manifestantes que solo quisieron ponerse a la sombra. Por cierto, los policías agresores, valga la redundancia, no iban identificados aunque, legalmente, estén obligados a hacerlo. No hay contradicción alguna en este asunto. La Policía está para que sólo los demás cumplan las leyes. La actuación de la Policía Nacional debe ser denunciada y se deben pedir respuestas a los 1/2 La coz del asno responsables (cuesta escribir esta palabra sin morirse de la risa) policiales y políticos. Pero no nos engañemos. Salen todos de la misma cueva y ya harán por protegerse unos a otros. Lo importante es mostrar apoyo a los que sufrieron los golpes. E insistir. Sigamos buscando las grietas, miremos en su interior, metamos los dedos y hagamos fuerza para que se agranden. Salgamos a la calle una y mil veces. Apaguemos el televisor. Ignoremos las leyes abusivas. Convivamos con el miedo. Gritemos nuestras quejas y nuestras exigencias. Seamos inteligentes y hasta invisibles cuando haga falta. Vivamos. Aunque nos peguen por hacerlo (los compañeros agredidos sabrán perdonar el plural mayestático). (Artículo publicado en diario La Opinión de Murcia el 23/6/2012: http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/06/23/coz-asno/411399.html) 2/2