Cristianismo y Filosofía

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TEMA
CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA
El cristianismo para los “sofois” griegos es una locura; es algo que no se puede aceptar por no ser
totalmente comprensible por la razón griega. La base y existencia del cristianismo es la Fe en Jesús de Nazaret: es
un hecho histórico y el “Credo” es la aceptación de ese hecho: que Dios se ha encarnado en un hombre.
Aunque ambas realidades son esencialmente distintas por su origen, contenidos y fines, la relación
cristianismo y filosofía tiene sentido coherente por dos motivos fundamentales: uno histórico y otro doctrinal.
Históricamente ambas se relacionan porque intelectuales cristianos toman posición ante la tesis de la
filosofía griega y helenística. Esta toma de posición se opera desde los presupuestos explícitamente cristianos. El
cristianismo hace llegar a la reflexión filosófica contenidos que aunque revelados, orientarán el pensamiento por
derroteros novedosos. El filósofo cuenta con presupuestos que no son los derivados de la cultura helénica.
En el periodo helenístico la filosofía pasa del patrimonio de las grandes escuelas al uso común. Se
confunden así, con frecuencia, con una doctrina ética-política interesada imprecisamente en la conducta empírica.
Están presentes particularmente en el Estoicismo, el Neoplatonismo (representado por Portino, Plotino y Jámblico)
y el Neopitagorismo.
Con el uso del griego penetra en el cristianismo todo un mundo de conceptos, categorías intelectuales,
metáfora
s
heredada
s
y
sutiles
connotaci
ones. El
apoyo
cultural
instrume
ntal del
griego
helenístic
o brindó
la
difusión
y
configura
ción
doctrinal
del
dogma
cristiano.
Los
judíos
helenizad
os
son
los
primeros
que
reciben
la
predicaci
ón
evangélic
a.
El
propio
San
Pablo se
dirige en
primer
lugar a
estos
grupos
de judíos
helenizad
os (hay
que
recordar
que San
Pablo se
había
formado
en
la
cultura
helénica)
para
hacer
luego
extensiva
la
predicaci
ón
evangélic
a.
El cristianismo, a su vez adopta una forma de exposición (epístolas, hechos) protética común a la filosofía
helenística. A su vez, la influencia del cristianismo va a trastocar poco a poco el fondo mismo de los problemas
filosóficos, configurando paulatinamente una auténtica novedad en la filosofía. De hecho, la filosofía occidental ha
quedado marcada profundamente por el cristianismo, al igual que el resto de la cultura y el arte.
Pasaremos ahora a ver cuales son las divergencias entre el pensamiento cristiano y la filosofía griega. Es
decir, cuales son las principales doctrinas del cristianismo que chocan con la tradición del pensamiento griego.
La metafísica creacionista.
Para los cristianos (igual que para los judíos) Dios creó el mundo, y por tanto la realidad, de la nada. Dios
es un Ser Creador que no pertenece al mundo (el mundo es obra suya) pero que está siempre en Él como
conservador y providente.
Esta concepción choca frontalmente con la tradición helenística, que considera al mundo eterno. Incluso
dentro de la concepción jonia que buscaba un primer arje de todo lo real, el mundo era eterno. La idea de
Creación, y sobre todo creación a partir de la nada no es equivalente a las teorías jonias sobre el primer principio.
Con respecto a filosofía posterior a los jonios también choca, pues tanto para Parménides como para Platón y
Aristóteles (cada uno desde sus diferentes perspectivas) consideraba la realidad como inmutable y eterna.
Inmutable en el sentido de que no hay transformación de lo que no es, - la nada- a lo que es; y eterna porque
para ellos no hay un primer momento de iniciación de la realidad principiada por el ser, la idea, o la sustancia
aristotélica.
Dentro de esta metafísica creacionista cristiana los seres adquieren significación propia como
individualidades originadas por un acto de voluntad consciente y amoroso del creador. Pero, como veremos a
continuación, esta metafísica creacionista implica más aspectos que chocan frontalmente con la mentalidad
filosófica griega.
Cristianismo e Historia.
Para los cristianos hay un Dios Providente, un Dios que interviene en el mundo. Pero Dios no sólo se ocupa
y preocupa del hombre, sino que también interviene en la Historia. Dios se hace hombre, y se convierte en el
centro de la historia. A partir de Cristo la historia se divide en dos: antes de Cristo y después de Cristo, y no sólo
en la datación cronológica. Esto es inaceptable para la mentalidad griega. La cristiana es la primera religión que
pone a su Dios en un tiempo concreto, el cristianismo se refiere a una realidad concreta.
Coherente con lo anterior e inherente al concepto de creación, el mundo en general queda ligado a una
temporalidad determinada que se aleja del sentido circular de la filosofía griega. La vida del hombre va a ser
dotada de una temporalidad eminentemente escatológica, en cuanto que su realidad histórica es definitiva e
irrepetible, pero con significación trascendente y trasmundana. El concepto de eternidad queda así impregnado por
el cristianismo de un sentido intemporal que no poseía la visión helenística.
Cristianismo y Verdad.
La filosofía griega se caracterizó como un pensamiento racional y lógico que anhelaba la búsqueda de la
verdad. Sin embargo los cristianos no se echan para atrás a la hora de decir que estaban en posesión de la verdad
absoluta. Mientras los filósofos habían llegado a la conclusión de que ninguno poseía la verdad absoluta (salvo
Platón claro está), los cristianos reclaman que Cristo es la verdad. La fuerza del cristianismo es su afirmación de
que Dios es el Verdadero y Único Dios, y que los dioses politeístas grecorromanos son falso ídolos, y que los
razonamientos filosóficos son vanos y fútiles. Dicha intransigencia, en este aspecto, es lo que les permitió
sobrevivir, y posteriormente, cuando la racionalización de la Fe dese una perspectiva totalmente cristina, conseguir
el auge que alcanzaron.
La imagen de Dios proyectada por el cristianismo.
El Dios cristiano es un Dios personal, Todopoderoso, Eterno, que lo sabe todo, lo conoce todo, es un Dios
Creador. Desde luego, Dios no posee ninguna de las características de los dioses grecorromanos, dioses que tenían
virtudes y defectos. Dios es Perfección y sobre todo, según el evangelista San Juan, es Amor.
Incluso la imagen de Dios que transmite el cristianismo es muy distinta a la que transmite el judaísmo, a
pesar de hablar del mismo Dios. Los cristianos hablan de un Dios Padre, no del Dios iracundo y atemorizador del
Antiguo Testamento.
Esta imagen nueva de Dios que proyecta el cristianismo es totalmente nueva, y además, para colmo de
incomprensibilidad para la racionalidad griega, los cristianos afirman que Dios se ha encarnado en un hombre, en
Jesús de Nazaret.
Como podemos comprobar, esta imagen de Dios como ser inteligente es muy diferente del Zeos
aristotélico (primer motor inmóvil que mueve al mundo sin conocerlo). En el cristianismo Dios sí conoce el mundo
puesto que es obra suya. Tampoco se parece a la imagen del demiurgo platónico, pues Dios es Creador, y
recordemos que el demiurgo sólo ordenaba el mundo, pero que no lo creaba.
Racionalmente es mucho más fácil defender el monoteísmo que el politeísmo, y en esto tiene ventaja los
pensadores cristianos, pero hay que destacar que el Dios Padre de los cristianos se escapa a cualquier
conceptualización racional, y esto es dogma dentro del pensamiento cristiano. Dios no se puede abarcar en
conceptos de pensamiento. Lo que conocemos de Dios Padre, sus atributos ontológicos, podríamos decir, nos
vienen revelados por la Escrituras y Evangelios y por el Credo. De esta información podemos vislumbrar que el
Dios cristiano es UNO, VERDADERO, OMNIPOTENTE, CREADOR, PREFECTO INTELIGENTE AMOR Y POR TODO
ELLO SUMAMENTE BUENO.
La imagen del hombre proyectada por el cristianismo.
Según el pensamiento cristiano, el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. El hombre tiene un
alma inmortal, y habrá una resurrección de los cuerpos. Dentro de los Evangelios vemos como Jesús de Nazaret
presta especial atención al alma del hombre, un alma inmortal, que es la que irá al cielo o al infierno. Así, vemos
como en el cristianismo el hombre es un compuesto de alma y cuerpo. En Platón, y antes en la escuela pitagórica,
hay un antecedente de esta concepción. Igualmente que en Platón y Aristóteles, el hombre depende de sus actos,
es decir, es libre de elegir el bien o el mal, sólo que esta elección no implica la felicidad o el conocimiento, si no la
salvación: el cielo o el infierno.
Ahora bien, una de las principales aportaciones dl cristianismo es la igualdad entre todos los hombres. Los
cristianos consideran a todo ser humano como hijo de Dios, como criatura (de creación) Divina. El hecho de que
todos los hombres sean hijos de Dios introduce le concepto de hermandad y por tanto de igualdad. Esto implica
que socialmente ya no haya más griego- meteco, romano-bárbaro, judío-gentil. También implica la desaparición de
la esclavitud. Todo esto, posteriormente, tendrá grandes repercusiones sociales.
FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRISTIANO EN EL PLATONISMO.
A partir del siglo II A.D, cuando el cristianismo ya se ha extendido por los dominios del imperio romano,
algunos pensadores cristianos retoman aspectos filosóficos para fundamentar mejor su FE ante ataques de
escuelas filosóficas romanas y helénicas, y críticas de sectores intelectuales. Curiosamente, Platón y Aristóteles, los
grandes pensadores de la antigua Grecia, cuyo prestigio parece ser acatado y respetado por todo el orbe filosófico,
prestan las bases intelectuales para la fundamentación filosófica de la Fe cristiana.
Los cristianos encontraron dentro de la teoría platónica algunas semejanzas con respecto a las
consideraciones que sobre la realidad hay en la Biblia. La separación entre mundo sensible y mundo inteligible de
Platón les sirvió a los cristianos para poder explicar la relación entre vida terrenal y mundo celestial cristiano.
Recordemos que para Platón el mundo inteligible era el auténticamente real, mientras que el mundo sensible era
una copia del mundo inteligible. Para los cristianos el mundo verdaderamente real es el Cielo, que es la máxima
aspiración del creyente.
El mundo terrenal no es más que un simple tránsito, un camino que hay que recorrer hasta llegar a la
verdadera realidad, al verdadero mundo. Lo terrenal no tiene en sí más función, importancia y relevancia que
como tránsito hacia la verdadera realidad. Para Platón también el mundo sensible tiene su función en dependencia
al mundo inteligible.
Uno de los atributos de Dios es su perfecta bondad, al haber puesto Platón la idea de Bien como “sol de
las ideas” y a Plotino (filósofo neoplatónico) la idea de UNO, les será muy fácil a los filósofos cristianos apoyarse en
esto para expresar y defender el monoteísmo. Dios es Uno y Bueno.
Platón había defendido la inmortalidad del alma, y en esto coincide plenamente con los cristianos, salvo
que para estos, el alma si es generada y creada.
Platón creyó en un Demiurgo que ordenaba el mundo, los cristianos creen en Dios como Creador del
mundo, y por tanto, también como su ordenador. Dios crea y ordena tanto el mundo terrenal como el celestial.
A la luz de estos apoyos, la Fe cristiana no parece tan incomprensible desde la perspectiva del
pensamiento filosófico. La racionalización de la Fe desde el platonismo, neoplatonismo y aristotelismo, consiguió un
mayor enraízamiento entre las orbes intelectuales. Curiosamente, siglos después, durante la Edad Media, la
filosofía se desarrolló dentro de los claustros de los conventos y monasterios, y en las universidades católicas.
Aunque más que filosofía lo que se hacía era Teología y Teodicea. Durante la Edad Media, la filosofía sirvió para
justificar racionalmente una Fe revelada. Los temas del agustinismo y del tomismo no se refieren ya a buscar en la
realidad su propio “ontos son”, su razón de ser, si no de encontrar en la realidad, en el mundo terrenal las huellas
de Dios, las huellas de lo verdaderamente real, de Dios.
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