el carácter de los hijos de dios - Ministerio Palabra de Inspiración

Anuncio
EL CARÁCTER DE LOS HIJOS DE DIOS
Predica: Pastor Samuel David Mejía
FILIPENSES 2: 12
Hay en una de las epístolas del apóstol Pablo, quien por la inspiración del
Espíritu Santo, nos habla del carácter de los hombres de los últimos días, y se
está refiriendo a aquellos que no son hijos de Dios, y habla de cómo serán
amadores de sí mismos, traidores, crueles, intemperantes, etc.
Pero hoy queremos referirnos en esta palabra al carácter de los hijos de Dios,
porque así como se describe en la escritura cuál es el carácter de aquellos que
no le sirven a Dios, también el Señor en su palabra nos muestra cuál debe ser
el carácter de aquellos que sí le sirven, de aquellos que somos hijos de Dios.
Como dice la escritura: “hijos de Dios, sin mancha, irreprensibles, sencillos…”
pero hijos de Dios, y yo quiero recalcar cuatro cosas que dice en estos versos
acerca del carácter de los hijos de Dios, quiero concentrarme en estas cuatro
cosas: en el verso 12 nos haba de la primera, nos habla de obediencia a toda
prueba; en el verso 14 nos habla de hacer todo sin murmuraciones ni
contiendas, en el verso 16 nos habla de estar asidos de la palabra de vida; y en
el verso 12 también nos habla de estar ocupados en nuestra salvación.
Entonces vamos a hablar de estas cosas. Primero nos dice: ”por tanto amados
míos como siempre habéis obedecido no solamente en mi presencia, sino
mucho más ahora en mi ausencia…”; está hablando de la obediencia, y no
cualquiera, sino una obediencia a toda prueba, porque está hablando de una
obediencia mientras está presente el pastor, y de una obediencia aún mayor
cuando el pastor no está presente.
Quiere decir que la obediencia del hijo de Dios no está supeditada, no está
condicionada a que lo esté vigilando la persona que Dios le ha puesto para
ayudarle en su vida espiritual, sino que la obediencia del hijo de Dios es aquella
que le nace de su corazón, y cuando aprende ago que es bueno, que debe ser
hecho para la gloria de Dios, no lo hace porque está en la presencia de aquel
que se lo enseñó, sino que lo hace porque entiende que esto es agradable a
Dios; y de esta manera la persona no solamente agrada a Dios, sino que
permanece en la bendición del Señor.
Y de hecho la palabra del Señor nos habla muchísimo acerca de la obediencia,
tendríamos que hablar de la obediencia en el libro de los Hebreos capítulo 13
en el verso 17, donde dice de la siguiente manera: “obedeced a vuestros
pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como
quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría y no quejándose
porque esto no os es provechoso”
Entonces, aquí nos habla de obedecer a los que Dios nos ha puesto al frente
para que nos dirijan, pero la obediencia de Dios, o la que el Señor nos muestra
en su palabra es una obediencia que viene por el ejemplo mismo de nuestro
amado Señor Jesucristo.
En el mismo libro de Filipenses, en el capítulo 2, antes de lo que leímos nos
habla de la humillación del Señor Jesucristo, en el verso 5 en adelante dice:
“haya pues este sentir en vosotros, que también lo hubo en Cristo Jesús, quien
también siendo en forma de Dios no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó así mismo tomando forma de siervo, se izo
semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló así
mismo haciéndose obediente…”
Así que el Señor Jesucristo se humilló así mismo haciéndose obediente, quiere
decir que la obediencia requiere una dosis muy preciosa de humildad; “que rico
es mandar” -dijo alguien- pero “que duro es obedecer” –respondió otro-. Pues
para la naturaleza humana no es tan fácil obedecer, es parte de la naturaleza
humana la tendencia a no obedecer, a mostrar que uno hace lo que uno quiere,
pero la palabra de Dios dice: “por tanto amados como siempre habéis
obedecido…”, quiere decir que esto también es parte del carácter del
verdadero hijo de Dios.
El Señor Jesucristo mismo obedeció hasta la muerte, ¿hasta dónde
obedecemos nosotros? Porque la palabra de Dios dice en el verso 8 del
capítulo dos de filipenses: “y estando en la condición de hombre, se humilló así
mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz…” ¿hasta
donde obedecemos nosotros?
Porque a nosotros se nos hace difícil, algunas veces, obedecer en las cosas
más simples, nosotros los seres humanos a veces ponemos problemas por las
cosas que menos cuestan, porque queremos mostrar que nosotros no tenemos
que hacerle caso a nadie, y entonces usted oye la respuesta del ser humano
que se manifiesta desde niño: “usted no me puede mandar” ósea que en el
corazón de la persona hay una decisión de que nadie lo va a mandar; como
dijo alguien un día en una congregación: “yo ya estoy muy viejo para que me
manden”, pero la verdad es que nunca estaremos demasiado viejos para que
nos manden, siempre seremos personas que debemos sujetarnos y obedecer,
porque eso va como parte del carácter.
Obedecer, en el caso del Señor Jesucristo hasta la muerte y muerte de cruz,
obedecer tiene muchísimo que ver con que el Señor se sienta agradado o no;
hoy día que la controversia está dada acerca del obedecer a la palabra o no,
muchísima gente se siente emproblemada y dice: “al fin y al cabo Dios no mira
sino el corazón”, ósea que sabe que por fuera no está muy bien y prefiere que
le mire solo el corazón.
Y es que hermanos hay cosas, como dijo alguien: “y es que eso no me va a
mandar al infierno”, bueno la verdad yo no soy Dios, yo no puedo mandar a
nadie al infierno, entre un hijo obediente y un hijo desobediente yo prefiero al
obediente, yo soy padre, y el Señor lo dice de esta manera: “el que me busca
me halla, y el que me deja yo también le dejare”, eso está claro, porque el
Señor ama la obediencia, es importante.
No se olvide mi hermana y mi hermano, que nosotros estamos aquí de paso,
que no somos de este mundo, es algo que tenemos que decir todos los días
porque que rápido se nos olvida, no somos de este mundo, somos extranjeros
y peregrinos. Usted no es de aquí, ”no se conforme a este mundo” y cuando
habla de este mundo se refiere a esta sociedad sin Cristo, no se conforme
porque usted ni yo somos de esta sociedad sin Cristo.
Somos hijos de Dios y nuestra ciudadanía no está aquí, por eso un buen día de
estos, que esperamos sea pronto, sonará un llamado celestial, una trompeta
que el Señor Jesucristo la hará sonar en las alturas y aquellos que estén bien
vivos para la gloria de Dios, porque dice la palabra: “nosotros los que vivimos,
los que hayamos quedado seremos arrebatados juntamente con ellos” ¿con
quiénes? Porque los muertos en Cristo resucitarán primero y luego nosotros
haremos el viaje más precioso, que jamás nadie se ha imaginado.
Nada de carreteras feas, con abismos, que nos da miedo, nervios, que se
estrella el bus, el carro, que el avión se cae, etc. nada de eso, el viaje más
precioso que usted se haya imaginado, sin vértigo, sin nada de eso,
transformados, hechos nuevas criaturas, semejantes al Señor, dejáremos atrás
todo lo que nos molesta, lo que nos ata, lo que nos incomoda o nos hace sentir
mal, se va a quedar aquí, ¡Gracias al Señor!, aquí vamos a dejar todo tipo de
basura, ese carro viejo que da tanta lata, esa casa que hay que remendarla en
cada invierno, esos zapatos que a pesar de ser nuevos con tres posturas ya
hay que estarles echando más pegante, o la ropa cuando es muy caliente, o
que tan rápido que se daña, etc.
Una cantidad de cosas que no nos gustan, pero aparte de eso, otra cantidad de
cosas que no son materiales que tampoco nos gustan, porque al verdadero hijo
de Dios no le gusta, aquellas cosas que desagradan al Señor, esta naturaleza
incomoda y problemática con la cual tenemos que luchar; ¿cuántas veces
usted oye una predicación que lo inspira y se propone a poner el reloj para las
cuatro de la mañana y para entrar en la presencia del Padre Celestial? Pero
cuando suena el reloj a las cuatro de la mañana, eso se oye como un
helicóptero, esos brazos a todo lado buscando el despertador para tirarlo, y al
fin lo apaga, esto también lo vamos a dejar aquí.
Y ese mal carácter, que es incomodo cuando uno se descubre a sí mismo, a
nosotros no nos gusta que nos digan lo que somos, ni como somos, pero a
veces tenemos un mal carácter, no nos pueden ni voltear a mirar, parecemos
un taco de dinamita con la mecha ya prendida, listos para explotar, siempre así,
pero todo eso lo vamos a dejar aquí atrás, en el nombre de Jesús, y nos vamos
con el Señor.
Por eso la obediencia es parte importante del carácter del hijo de Dios,
obedezcamos sin temor mi hermano, obedezcamos sabiendo que no somos de
este mundo, que un buen día de estos va a sonar la trompeta y vamos a llegar
a nuestra verdadera patria, a la patria celestial que el Señor mismo mandó a
hacer para nosotros, que nos pertenece porque el Señor nos la ha dado como
herencia.
Vamos a mirar la segunda parte, en el verso 12 dice: “ocupaos de vuestra
salvación con temor y temblor” otra parte importante del carácter de un hijo de
Dios es que se ocupa de lo espiritual, déjeme decirle que todos estamos
sometidos a las mismas presiones, todos, ustedes y yo, todos vivimos en este
planeta, sin embargo sabemos que somos hijos de Dios, pero por alguna razón
hoy que vivimos en una sociedad de consumo donde si usted no tiene la
necesidad el comerciante se la crea, pero hay que vender, y usted ve los
inventos para todo lo que usted necesite, para todo lo que quiera, y si usted no
lo tiene no está bien, entonces se lo anuncian por la revista, la televisión, el
periódico, entonces le crean la necesidad.
Es una sociedad de consumo, cuántas cosas se compran que uno no va a
utilizar, por eso a las casas y los apartamentos le hacen un cuartito pequeño
donde se echen todos los desechos, y la gente de nuestra tierra le llama el
cuarto de san alejo; entonces nosotros tenemos muchas presiones, la sociedad
de nuestros días es una sociedad de consumo, por eso la palabra de Dios dice:
“ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” el hijo de Dios debe estar
conciente que aunque hay
que responder a las necesidades de esta vida
presente, sin embargo esa no es nuestra prioridad, no podemos vivir más
ocupados de lo humano y de lo terrenal que de lo espiritual.
Ahora, no me mal interprete, sí hay que responder lo humano, hay que trabajar,
hay que ganar el sustento como lo dice la palabra de Idos, hay que mantener la
familia, pero cuidado que de alguna manera tiene que haber el tiempo para las
cosas de Dios, y si no lo hay, hay que hacerlo, porque supuestamente a nadie
le queda hoy día tiempo, pero en una época como estas que es de alta
temporada comercial yo siempre les estoy diciendo, hermanos debemos tener
cuidado porque la temporada comercial es importante para el manejo de los
negocios, pero no puede ser tan importante que uno no pueda estar en las
cosas de Dios, y que no le quede tiempo de orar o de estudiar la palabra de
Dios.
Porque que tal que el Señor venga preciso cuando sea la temporada comercial
más alta, la Biblia empolvada que hace tiempo no se puede abrir a causa de la
temporada, las sillas del templo vacías, algunos hasta les va mal en la
temporada, porque uno cuando es hijo de Dios, y se dedica solamente a querer
recoger billetes de cincuenta y no ora, vende cincuenta millones y todavía no le
han pagado los primeros quinientos mil pesos, y entonces tiene doble dolor de
cabeza, vendió mucho y debe el doble.
No le estoy diciendo hermano que no venda, venda, pero acuérdese Dios está
por encima de todas las cosas, y la palabra nos dice que hay que estar
ocupados de nuestra salvación con temor y temblor, eso es parte del carácter
de un hijo de Dios, en temporada alta o baja nosotros siempre estamos, en
cuanto a lo espiritual en temporada alta.
Uno de los hombres, de los cuales Dios me permitió estar juntó a él, y aprender
parte de lo que el Señor me ha enseñado, hermano con su ejemplo le
enseñaba a uno, así hubiera que levantarse a la una de la mañana para ir a
tomar un avión y hacer el viaje sus horas de oración las cumplía, en el carro y
contaba cuanto iba, y se subía al avión y contaba el resto, y ahí iba orando, se
ponía una manta encima, lo que fuera pero el necesitaba orar el tiempo
establecido para orar, entonces junto a él aprendí que uno puede orar sobre la
bicicleta, en el carro uno puede ir invocando el nombre del Señor,
Pero si uno se descuida en una sociedad tan comercial como la nuestra, de
tanto consumo, donde todo es presión, todo es costoso, y la gente se siente
humillada si no tiene para el regalito de navidad, como si el Señor hubiese
dicho que los regalos, la ropa se daba en navidad, pero bueno esa es nuestra
sociedad, el Señor dice que supla pero no en que fecha, aún así la gente se
siente humillada y dice: “y eso que soy hijo de Dios y no tuve para comprarle el
estreno a mi familia este fin de año”, la gente quiere estrenar por que ya la
sociedad lo enseñó el 24 y 31 de diciembre, el 1 de enero, y ahí se estrenan
toda la ropa que van a estrenar en el año, Dios tenga misericordia de estas
pobres almas peregrinas.
Nosotros somos así, yo no estoy condenando a nadie, estoy diciendo que a
veces nosotros somos así, como tan “tontitos” , y descuidamos lo nuestro, y el
Señor Jesucristo dice: “mirad que no venga sobre vosotros aquel día como
ladrón en la noche, mirad que vuestros corazones no se llenen de glotonería y
de las embriagueses de este mundo, uno se puede embriagar de todas las
cosas que quiere sin necesidad de ir a una taberna, hay gente que anda
borracha de comprar comida, o de comprar muchas otras cosas, borrachos de
estudio y de trabajo, y es que no les da tiempo de nada y solo ven por ese lado,
y ahí viene el problema.
Entonces a pesar hermanos de que nos toque trabajar duro, también hay que
orar duro, y buscar a Dios duro, leer la palabra duro, estar en comunión con
Dios duramente. Y lo contrario de ocuparse es desocuparse, ósea que uno está
ocupado o está desocupado, un desocupado o vago le tiene miedo a estar
ocupado, y nosotros no podemos estar en esa posición, el hijo de Dios debe
estar ocupado de su salvación ¡con temor y con temblor!.
Hermano no nos descuidemos el Señor nos enseñó eso con su propio ejemplo,
de madrugada ya estaba levantado orando, a veces de noche mandaba a los
discípulos en una barca y el se quedaba orando, la palabra para él era su
deleite, lo encontraron a los doce años en el templo, todos los doctores de la
ley, y la gente importante preguntándole y él preguntando, conocía la escritura,
cuando el diablo vino a tentarlo sacó la espada del Espíritu que es la palabra
de Dios, hay que saber que está escrito en la palabra de Dios.
Por otra parte, en el verso 14 dice: “hace todo sin murmuraciones ni
contiendas”, una parte del carácter de los hijos de Dios, es que no le gusta la
murmuración ni la contienda, la contienda es la pelea, recuerde que nosotros
no fuimos llamados a pelear entre nosotros ni con la gente, la palabra de Dios
dice que no tenemos lucha contra sangre ni carne, y que no podemos andar
peleando todo el tiempo con la gente, no podemos vivir exaltados de ánimo,
listos para responder y tomar a la gente por el cuello, a fin de hacerle saber
quien es uno.
Nosotros no estamos llamados a pelear, las contiendas no son parte del
carácter de un hijo de Dios, si usted nota esta epístola a los filipenses cuando
habla y las enseñanzas que da, en su gran mayoría no tienen que ver en cómo
hacer las cosas: “cuando vaya a evangelizar toque la puerta, y diga, muestre
una sonrisa…” ¡no! usted lo que encuentra es como debemos ser nosotros, el
carácter, porque siempre el Señor me ha enseñado, el carácter de una persona
es más importante que sus habilidades, porque una persona puede tener unas
habilidades tremendas y construir una bomba atómica, pero esa persona si
tiene un mal carácter en cualquier momento puede acabar aún con todo el
mundo, tiene grandes habilidades pero no el carácter.
¿Sabe usted que hacen los gobiernos que tienen esas armas, y quieren
respetar? Hacen pasar todo el proceso por una cantidad de personas, de
manera que ninguno sepa todos los códigos o las claves para hacer funcionar
estas armas, sino que dan la información por pedacitos a las personas, y
cuando llegue el momento tendrán que ponerse de acuerdo para hacerla
funcionar, porque les da miedo, conforme somos los seres humanos enseñele
a una persona, y con un mal carácter, y en cualquier momento, así sea con la
señora al pelear es capaz de acabar con el país completo.
La naturaleza humana es un problema, la palabra de Idos dice que es más
fuerte el que puede controlar su espíritu que el que tome una ciudad, eso lo
dice en el libro de proverbios, porque las habilidades le enseñan a hacer las
cosas, peor por ahí hay un proverbio que nosotros lo decimos de una manera y
la Biblia nos lo muestra a la manera de Dios: “lo que hace con las manos lo
desbarata con los pies”, la Biblia dice: “la mujer sabia edifica su casa, pero la
necia con sus manos la derriba”, y una persona que tiene todas las habilidades
posibles, puede hacer grandes cosas y acabarlas en un momento por puro
enojo, porque no es capaz de controlarse.
La palabra del Señor nos enseña que nuestro Padre Celestial es tardo para la
ira y grande en misericordia, y Dios nos enseña que nosotros también debemos
buscar ese rasgo en nuestro carácter, que no seamos contenciosos cuando
alguien diga algo malo de nosotros, desde su punto de vista él tiene razón,
usted puede ser una persona que este ahorrando para comprar una casa, y
desde su punto de vista usted es una buena persona, pero la otra persona que
ve que usted no gasta ni en fósforos, dice que usted es tacaño, pero no se
ofenda él tiene razón, desde el punto de vista de él tiene razón, pero dentro de
su corazón usted sabe que usted está ahorrando para una casa, entonces de
que se afana deje que el otro sea feliz.
Si nosotros entendiéramos que todos los seres humanos tenemos derecho a
pensar, y accediéramos a que muchas veces la gente tiene razón acerca de
nosotros, no estaríamos en tantos problemas en este mundo, pues es un
mundo de violencia, muertos por todas partes, guerras, terrorismo, grupos
armados de izquierda, centro, derecha, etc. sabe ¿por qué? porque los seres
humanos somos dados a pelear, y la palabra del Señor dice que la lengua
inflama toda la rueda de la creación, pero le damos gracias al Señor por su
palabra.
Hagamos todo sin murmuraciones y sin pelear, a veces a uno esto le puede
dar, pero procuremos que no sea todos los días, que uno se de el chancee de
descansar, que nuestro espíritu tenga paz, que pueda disfrutar de la vida, en
medio de tanto problema, y de que todo el mundo esté aburrido y amargado
por todo, si uno se contempla que a pesar de todo, es tan bonito lo que Dios ha
hecho: las montañas, el campo verde, las mariposas de colores que parecieran
pintadas, hay muchas cosas bonitas.
Pero si uno vive siempre así, sin ver nada bonito, todo feo, mentiras, yo
recuerdo que mi madre ha usado un proverbio de ella cuando a uno no le
gustaba algo, y uno iba a comer; en mi casa nunca se preguntó que se quería
de comida, a mi si me preguntan yo digo, pero lo que me sirvan me como
porque a mi me acostumbraron que uno se come lo que le sirven, pero no
faltaba algún hermanito o uno mismo que decía: “mami, esto está feo, no me
gusta” y mi mamá respondía: “más feo nació usted y bien que vive, déjelo ahí”,
una respuesta muy sabia, y cuando uno la oía pues uno sabia que no lo podía
dejar ahí porque no le iban a cambiar nada, llegaba y lo veía bonito y se lo
comía.
Y esa es la vida, muchas cosas buenas que el Señor nos ha dado, buenas,
maravillosas y preciosas. No murmuremos, no vivamos de esa contienda,
siempre con ese deseo de pelear con alguien, porque hay gente que si la
llaman a pelear está ocupada y dice: “espere que termine esta, que ya voy para
la otra”, dicen que hay gente que compra las peleas, porque viven siempre
enervados, y quieren meterse en todo tipo de pelea posible, sino está como
que no disfruta su vida.
Pero gracias a Dios en el carácter del Señor para sus hijos, él nos quiere sin
murmuraciones ni contiendas; alegrémonos y gocémonos por las cosas
hermosas que hay en nuestra vida, que Dios nos regala cada día: “cuando veo
las obras de tus manos, la luna y las estrella que tu formaste…” gócese y
alégrese; propongámonos a bajarle el tono a las cosas y vamos a vivir mejor.
La última parte que quiero hablar en este mensaje, está en el verso 16, donde
dice: “asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda
gloriarme de que no he corrido en vano, ni trabajado en vano”; ese otro rasgo
del carácter del hijo de Dios, sabe que quiere decir asido, es en nuestro léxico
agarrado, asirse de es agarrarse de, como cuando alguien está en peligro de
ahogarse y encuentra algo que lo siente firme y del cual puede sostenerse, y le
echa mano.
Y la palabra dice: “asidos de la palabra de vida, echarle mano a la palabra de
Dios, y no soltarla, ¡no suelte la palabra de Dios! No importa que le digan, como
lo traten, que piensen de usted, échele mano a la palabra de vida y no la
suelte, no deje que nadie le arrebate esta palabra preciosa de vida, la palabra
santa de Dios, la palabra maravillosa del Señor.
Mire el diablo, que el Señor lo reprenda, el enemigo quisiera que la iglesia se
quedara sin palabra de Dios; y lucha para lograr esto, a través de la historia
usted ha leído cómo en el tiempo anterior era prohibido leer la Biblia, a unos le
decían que no podían leer porque se volverían locos, en otra parte decían que
era una herejía leer la Biblia, entonces también las recogían y las quemaban, y
al que le encontraban una le llamaban hereje y también lo quemaban.
Y todo eso ha sido un esfuerzo continuo del enemigo de nuestras almas para
que el pueblo de Idos no tenga la palabra del Señor; pero es difícil y hasta el
mismo diablo se dio cuenta que es difícil así, el Señor lo reprenda, porque el
Señor siempre tiene su gente y siempre aparecieron personas como Lucero y
oros traductores de la Biblia y comenzaron a traducir la los idiomas de cada
país para que la gente tuviera acceso, y aún siendo de contrabando, el primero
libro que se imprimió en la famosa imprenta de Gutembert, fue una parte de la
Biblia, y hermano corría aunque fuera de contrabando; y cuando existía la
cortina de hierro las Biblias llegaban allá como se da porque Dios levanta gente
que lleven la palabra de Dios por doquiera.
Pero con el correr del tiempo el enemigo, que el Señor lo reprenda, no ha
descansado en su afán de que la palabra de Dios no este ni en las manos ni en
el corazón del pueblo, entonces trabaja de muchas maneras; y hoy día lo que
se pretende de parte del enemigo es igual, que se olvide la palabra de Dios en
la iglesia y en los cultos, que las predicaciones sean más cortas que haya más
tiempo para otra cosa que para la palabra de Dios, y la gente de nuestros días
es capaz de cantar tres horas seguidas, pero póngalos a escuchar la palabra
por una hora, póngales una predicación de una hora y usted vera lo que la
gente dice: “ese pastor me va a matar, ese predicador tiene un estilo largísimo,
no descansa..”.
Pero hermano, debemos entender, que la palabra de Dios es para usted y para
mi, que la palabra de Dios es nuestro tesoro, ni usted ni yo debemos ser
personas que dejemos la palabra de Dios a un lado, en la iglesia no se puede
acortar el tiempo para exponer la palabra, debemos dar gracias a Dios que
haya palabra de Dios por lo menos 50 minutos o una hora porque eso es vida.
La gente quiere reemplazar la palabra de Dios y usted lo ve por la televisión
que lo que tienen es un Rin y unos luchadores de sumo, semidesnudos con un
guayuco, esos señores obesos, los ponen al frente de toda la congregación,
entonces comienzan a pelear estos y se tumban y alguien comienza a decir:
“así se le da duro al diablo”; o traen a unos que peleen con unos guantes “y así
un yat de derecha para el diablo, o un gancho de izquierda…” , luego traen un
karateca y le ponen cuatro tablas y el grita y parte las tablas.
Y con eso entretienen a la gente, payasos, mimos, karatekas, luchadores de
sumo, y cualquier tipo de entretenimiento o si no un pintor, y dicen: “hoy no hay
predicación mis hermanos, hoy el mensaje será pintado” y cuando ya termina
de pintar les pregunta como les pareció: ¡Gloria a Dios, Dios nos dará un
triunfo! Y despiden a la congregación argumentando ya estar bendecidos.
El enemigo siempre quisiera arrancar del pueblo de Idos la palabra de Dios, y
la gente quiere invertir el tiempo en cosas que satisfagan las pasiones y los
deseos que son solamente humanos en nosotros, o en teatro, o en concierto, o
en la pintura, ¡todas las artes! Hoy día hay quienes abogan por las artes en la
iglesia, al igual que en la época renacentista donde las artes eran todas para
las cosas de Dios: pintaron al ángel Gabriel, al diablo, y todo lo llenaron de
pinturas, y hoy día pretenden hacer lo mismo, pero el Señor los reprenda.
En la palabra Dios nos dice que debemos estar asidos de la palabra de vida,
hay que volver a la palabra del Señor; iglesia de Cristo hay que amar la palabra
de Dios para que se acabe tanta basura y tanta mundanalidad y tanto
modernismo y tanta filosofía hueca y barata en medio de nosotros; cuando el
pueblo se descarría de la voluntad de Dios es porque nos falta, porque no
estamos en la palabra del Señor, porque no estamos dando primacía a esto.
Yo encuentro que a la gente hoy día le ¡duele! Escuchar la palabra de Dios; he
encontrado a mucha gente quejándose porque la predicación dura una hora,
quieren predicaciones de diez minutos. Usted no ve que las vigilias ahora son
lunadas, porque eso es con hoguera, canto, guitarra, cuatro y maracas, y grite
y salte y ya, pero palabra de Dios, una hora de predicación ¡No, no, no!; y si
son dos horas peor.
Pero yo me aterro que nosotros seamos tan inconcientes, porque cuando uno
quiere algo, por ejemplo el muchacho que va a su escuela, en la primaria, en el
bachillerato y en la universidad se sienta por horas frente al profesor, y nadie
se queja porque fue a estudiar, una hora de matemáticas, una hora de física,
de esto y de lo otro, y dura cinco o seis horas sentado en su silla, escuchando
a su profesor y se siente contento; pero cuando viene a la iglesia y escucha
una hora de predicación, o que le digan “hoy vamos a estudiar dos horas” y
pone el grito en el cielo, cree que lo van a matar.
Yo me imagino si el Señor Jesucristo viviese físicamente, en medio de nosotros
hoy , lo sacaríamos de nuestros cultos, el Señor no se aguantaba eso, cuando
el Señor iba a enseñar, dice la palabra que se sentaba, y usted sabe lo que eso
quiere decir, y los apóstoles eran iguales, dice la Biblia que una noche se murió
uno de oír predicar a alguien que predicaba un poquito más largo que yi,
porque a la media noche estaba predicando todavía, a las doce de la noche y
se calló Eutico de la ventana, y cuando paso esto él fue y oro por él y resucitó
¿Qué hizo el predicador? Dijo: “hermano corremos el peligro de que haya más
muertos cada uno para su casa” dice la palabra que volvió y sentó a Eutico en
una parte donde no fuera la ventana y retomo el mensaje, dice la palabra que
disertó largamente hasta el amanecer.
la palabra de Dios tiene un efecto muy poderoso, yo le aseguro que una
persona que sabe, conoce y tiene palabra de Dios en su corazón, es una
persona totalmente diferente al resto de personas que solo viven de
emociones, totalmente diferente, porque el fundamento de la vida del Cristiano
es la palabra de Dios.
El Señor Jesucristo dice: “las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son
vida, y el que me oiga estas palabras y las haga lo comparo a un hombre
prudente que edificó su casa sobre la roca, y cuando vinieron la lluvia, y se
juntaron los ríos, y soplaron los vientos, y golpearon la casa no la pudieron
tumbar”; pero también habla de otra casa y a el que la hizo lo llama “insensato,
necio” que edificó su casa sobre la arena porque no le gustaba la palabra,
cuando vinieron los golpes tumbaron la casa y fue grande su ruina.
Entonces debemos querer estar asidos de la palabra de Dios, la Biblia que
tenemos es para cada uno de nosotros, porque es la palabra de Dios para
nosotros, Dios nos habla ahí.
Descargar