Al trote 02 con Tapa

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Editorial
Somos adictos e injustos
Cuando empezamos a debatir sobre el segundo número de Al trote llegamos a la decisión de hablar sobre la situación financiera de
los clubes del fútbol argentino. Lindo tema.
A pocos días del inicio del nuevo torneo, da la
sensación de que todo sigue igual. El fútbol parece sentirse ajeno a los contextos. Porque el mundo se cae, las economías se ajustan los cinturones
y los clubes viven en una burbuja blindada.
La llegada del Programa Fútbol Para Todos,
además de democratizar el acceso a un evento
cultural de interés público, inundó las arcas de
la AFA. Comparándolo con el contrato anterior con Televisión Satelital Codificada (TSC),
los ingresos por los derechos de televisación
se triplicaron. Sin embargo, el saneamiento no
llegó. Los clubes que venían haciendo bien las
cosas continuaron por la misma senda. El resto, transformó los nuevos ingresos en deudas
monstruosas e impagables.
El fútbol se come por sí solo las atenciones
de todos. Y si por un instante nos despertamos
de ese insomnio llamado fútbol, nos daremos
cuenta de que todos somos adictos e injustos.
Cuando este número esté en la calle, los Juegos
Olímpicos estarán entrando en su recta final y
es ahí donde queremos apuntar. Al trote es
una revista de deportes.
En Londres 2012 no habrá participación futbolística. Argentina es el actual campeón, y lo
será hasta el pitazo final del último partido en
esta olimpíada. ¿Qué pasó en el medio? Y seguimos, seguimos chupándole las medias al fútbol.
Se debate por todos lados que nuestro fútbol
está devaluado, que el campeonato es mediocre.
Otros afirman que tenemos el mejor certamen,
y lo argumentan en las ajustadas definiciones de
los torneos locales y el amplio abanico de equipos que peleó hasta las últimas instancias. Boca,
con su torbellino interno, llegó a la final de la Libertadores. Sí, un equipo que representó al país.
Pero el fútbol argentino da una identidad histérica. Va para un lado y nosotros lo seguimos, va
para el otro y ahí estamos. Somos adictos.
En estos juegos tenemos portavoces (en su
mayoría) que no son millonarios, que no se dan
el lujo de rechazar ofertas estrepitosas de varios
clubes, que no viven en Europa, ni tampoco visitan un espacio cultural en un Mini (y creemos
que nos quedamos cortos). Germán Lauro, Jenifer Dahlgren, Juan Manuel Cano, Miguel Bárzola, Javier Carriqueo, Jorge Balliengo y Rocío
Comba, por ejemplo, no han tenido esos honores ostentosos.
O Brian Toledo, quien se ganó el puesto en
la sección “La rompió”. Él, es uno de los muchos
atletas que lograron posicionarse en un lugar
de privilegio a base de esfuerzo, por supuesto,
pero también por convicción, dedicación, entrenamiento, seriedad, profesionalismo. Y no
pide nada a cambio, solo es lo que es: un deportista. Y como si eso no fuera sufuciente, va
a representar al país. ¿Poco no? Creemos que
Toledo entendió muy bien esta partecita, la de
la identidad.
Todos ellos, son sólo algunos de los 137 argentinos que están sumergidos en los Juegos
Olímpicos. La representatividad nacional está
depositada en grandes valores locales. Y estuvieron allí, a la espera del inicio. No fue fácil
la previa. No es asequible el pasaporte a una
olimpíada.
Por otro lado, la propuesta de la creación del
Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo
(Enard) en 2009 fue más que acertada. Diversas sogas les ha tirado a deportistas de la talla
de Toledo. Un “salvataje”, una recomposición es
lo que el Enard se ha propuesto. Londres es la
primera prueba.
Cuando el 27 de julio pasado la antorcha
marcó el inicio de los juegos, por cada uno de
esos 137 atletas compatriotas seguramente pasó
una sensación indescriptible. Fue un momento
más que emocionante. Ellos asumieron un rol
histórico que el deporte nacional debe agradecer. Nosotros también.
Desesperados, contando los minutos, polemizando por los pases en el mercado de fútbol,
hablando del nuevo torneo, estuvimos. En el
medio, otra cosa ocurría. 137 cuerpos y mentes
a la espera de una gloria, y nosotros, incultos y
analfabetos a ellos. Somos injustos.
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Número 2 - Agosto 2012
Editor responsable:
Facultad de Periodismo
y Comunicación Social,
Universidad Nacional
de La Plata
Jefes de redacción:
Lucas Mateo / David D‘Agostino
Corrector:
Héctor Escobar
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Redactores:
Joel Gentil
Víctor Olivera
Fernando Labal
José Álvarez
Lucas Mateo
David D‘Agostino
Héctor Escobar
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Colaboradores:
Lucas Solís / Federico Mauad
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Foto de tapa:
AG La PLata
Fotógrafos:
Martín Dutil
Javier Aimetta
Emmanuel Labal
Ilustrador:
Martín Mateo
14
Arte y Diseño:
Paula Romero / Víctor Vialey
Agradecimientos:
Gastón Luppi
Pablo Blesa
Leonardo Ale
Maximiliano Friggieri
Aníbal Díaz
Publicación de la Facultad de Periodismo
y Comunicación Social de la Universidad
Nacional de La Plata. Diag. 113 Nº 291,
La Plata, Buenos Aires, Argentina.
Tel: 0221 4250133. www.perio.unlp.edu.ar
Registro de la Propiedad Intelectual en
trámite. Prohibida su reproducción total
o parcial sin citar la fuente.
Año 1 - Nº 2 - Agosto de 2012.
Distribución gratuita.
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Plata quemada
El crack
(financiero) del fútbol
La mayoría de las
instituciones del
fútbol argentino
atraviesa una grave
situación
económica, con
deudas millonarias.
Sólo algunos pocos
clubes han podido
consolidar
administraciones
prolijas
y ejemplares. Los
vicios históricos
continúan sin
resolverse, y las
soluciones se
demoran.
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La imagen para graficar la
situación financiera del fútbol
argentino se asemeja a la lectura
del electrocardiograma de un corazón sano, con picos que suben
y bajan. Salvo contadas excepciones, los clubes penan por sostenerse en una lucha que les exige
resultados deportivos y gestiones
superavitarias.
La política de AFA, desde hace
32 años, ha sido la de “soltarle la
cuerda” a las instituciones, dándole apoyo financiero. A cambio de
eso, Grondona se ha asegurado la
reelección infinita. Porque la solución nunca llegó mediante esa vía.
Cuando un club golpea las
puertas de “Don Julio” para solicitar un salvavidas monetario,
está entregando el destino del
fútbol a una conducción que mantiene los vicios de otros tiempos.
Cuando el fútbol era otra cosa.
El sistema de la usura empobrece las arcas de AFA a cambio de
intereses que se cobran con una
tasa fija a cuatro años: el voto
para perpetuar al ex ferretero
como mandamás eterno.
La década del 90 y el
prólogo a la quiebra
sistemática
Temperley y Atlanta son los
pioneros en esto de llevar a la
quiebra a un club. Ambos debieron sufrir las consecuencias de ingresar a un concurso de acreedores. A diez años de poderse considerar beneficiados con la Ley
de Fideicomisos para Entidades
Deportivas, debieron responder
con los bienes de la institución y
navegar en la incertidumbre de
la existencia. “Celestes” y “Bohemios” prologaron una historia
que se gestó en la última década
del siglo XX y eclosionó en los
primeros años del nuevo milenio.
La primera gran hecatombe
se produjo con la quiebra de Racing en 1999 y la aparición del
“salvataje” privado en manos de
Blanquiceleste S.A (al marcharse
le dejó al club una deuda que superaba los 30 millones de pesos).
Pero pudo haber sido cualquier
otro nombre. Racing fue el primero en escribir este epílogo.
De no ser por la movilización
de su gente y la intervención estatal, el club se hubiese subastado.
La introducción de la Ley 25.284
para la Administración de Entidades Deportivas con Dificultades
Económicas, en 2001, permitió a
los clubes con problemas, ponerse al resguardo de la justicia para
evitar la desaparición de sus bienes ante la primera denuncia de
sus acreedores.
La creación de la figura del
Fideicomiso Judicial, enmarcó al
deporte como un derecho social.
Se trató de generar actividades
que produzcan ingresos genuinos
a los entes en peligro y sanear sus
pasivos mediante administraciones fiduciarias. Sin embargo, la
bola de nieve ya había empezado
a girar.
Corralitos, cacerolas y
clubes en banca rota
Comenzó el nuevo siglo y Argentina sufrió una crisis económica, política y social que la dejó
“grogui”. La falta de liquidez en
el mercado, el endeudamiento
arrastrado desde años atrás con
los organismos financieros internacionales, sumado a la falta
de empleo para los ciudadanos,
pusieron al país “patas para arriba” y obligaron al presidente de
la Nación (De la Rúa) a escaparse
en helicóptero de la Casa Rosada.
Pero el fútbol podía sentirse ajeno a esto.
El “laissez faire, laissez passer” del Viejo Continente y la
aparición de nuevos mercados
como Rusia, China y algunos
países árabes, mostraban empresarios sedientos de jugadores
de nuestras latitudes. Con sólo
dos partidos jugados en primera, bastaba para que apareciese
un grupo inversor con dinero y
se llevase a una promesa de cualquier cantera.
Lo que la AFA no pudo (o no
quiso) ver, es que las finanzas de
muchos clubes se deprimían, a
pesar de la venta de jugadores.
Las malas administraciones dirigenciales y la inexistencia de un
órgano de control eficaz que aplicase penas e infracciones a los
clubes que no cumpliesen con sus
compromisos, llevó al fútbol argentino a una crisis que se generó
por su propia miopía. Un Míster
Hyde interno. Un monstruo de
invención propia.
Hoy, podemos ver un cuadro
que muestra una realidad que
estaba cantada. Los conocidos
“cinco grandes” circulan por un
camino de ripio, en bajada y sin
frenos.
El buen presente deportivo y
el “dibujo” de algunos balances
pueden sacar a Boca de la discusión. Sabido fue que Ameal y sus
muchachos (Angelici fue tesorero
de la anterior gestión y ponía la
firma) presentaron algunas rendiciones contables con superávit,
incluyendo ventas que no se habían concretado y ocultando pérdidas ocasionadas por juicios en
contra del club.
Lo que es seguro, que
ni Picasso podría pintar
un balance que mejore
los números de clubes
como San Lorenzo, River
e Independiente. Tres
instituciones que vienen desde
hace tiempo mostrando el “modelo a no seguir”.
Nicolás Russo, presidente de
un club saneado y poderoso como
Lanús, aseguró que “hay clubes que
tienen deudas siderales y son los
que están desestabilizando el mercado y pagando en dólares contratos que no existen. Esto hace que
los que estamos haciendo las cosas
bien no podemos competir”.
Julio Comparada es el ex presidente del “Rojo” de Avellaneda
y uno de los principales responsables de la estrepitosa caída de
la institución. Con sabiduría china y la profundidad de una charla de café de un domingo por la
tarde, justificó mucho de los desfalcos producidos en su gestión
argumentando que “es necesario
endeudarse para crecer”. Esta ha
sido la lógica con la que los cráneos dirigenciales de patrimonios centenarios de la sociedad
como San Lorenzo, River, Racing
e Independiente, generaron una
situación de crack económico. Ni
hablar desde lo deportivo.
El nuevo torneo denominado “Inicial” arrancará con estos
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cuatro equipos peleando por
cuestiones del promedio para
mantener la categoría. La única
solución para salvar esto ha sido
buscar dinero para incorporar
jugadores, comprometiendo aún
más la situación.
¿Esto significa que el fútbol
argentino está en una crisis terminal general? Puede ser. Aunque existen proyectos que se vienen desarrollando en el tiempo
y han dado muy buenos frutos.
Clubes como Vélez, Lanús, Estudiantes, Colón y Godoy Cruz,
por poner algunos, se mantienen
en un camino recto, sin deudas,
apostando al crecimiento institucional, antes que al deportivo.
Aunque uno lleve de la mano al
otro. En la revista oficial del club,
del mes de junio, la dirigencia de
Estudiantes informó un recorte
de un 40 por ciento del presupuesto del fútbol para mantener
las finanzas en orden.
También hay casos como el
de Racing y Belgrano de Córdoba, que llegaron a tocar fondo
con sus economías totalmente
quebradas y que, con el apoyo
financiero de privados y el respaldo jurídico estatal, pudieron
reencauzarse.
En esta sintonía, Nicolás Russo mantiene que “de los 20 clubes de primera división hay 13 ó
14, mínimamente, que estamos
haciendo bien las cosas. Y hay
tres o cuatro que uno los ve con
preocupación porque parece que
están en otra sintonía”. Y agrega: “A dirigentes que muchos los
toman como ejemplo (clara alusión a Javier Cantero), yo los he
escuchado decir ´no tengo otra.
Me tengo que endeudar trayendo
jugadores porque si no me voy al
descenso, tengo mal promedio´.
No, esperá. Nosotros en el año
2002 teníamos deudas muy importantes y tuvimos que reducir
alrededor de diez contratos. No
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trajimos a nadie y jugamos la
promoción”.
En una nota publicada a principios de año en el suplemento
“Líbero” del diario Página/12,
el periodista Gustavo Veiga
realizó una descripción detallada de las deudas que el fútbol
mantiene con la AFIP. Según lo
documentado, entre los 61 equipos que participan en la Primera
División, B Nacional y B Metropolitana, adeudaban a la AFIP,
en enero pasado, 274.794.025
millones de pesos. Si a esto se
le agrega que la AFA se comprometió con el Gobierno, luego de
acordar el último reajuste del
Programa Fútbol para Todos, a
regularizar “las deudas impositivas y previsionales pendientes
de AFA y los clubes asociados
a ella, de a acuerdo a lo que se
convenga con la AFIP”, la escena
se convierte en absurda. La imagen de un carnaval del derroche,
ante la inexistencia de controles
que pongan un freno a semejante
despilfarro.
La era K
y el Fútbol Para Todos
El fútbol continuó siendo
un negocio rentable para todos,
excepto para los clubes. La entrega de AFA de los derechos de
televisación a TSC, profundizó
la crisis. El contrato tenía una
extensión hasta 2014 y beneficiaba sólo al explotador de los
derechos. Para los clubes, sólo
migajas.
La pelea entre el gobierno kirchnerista y el Grupo Clarín abrió
un claro para pegar un giro de timón. Ante la posibilidad histórica, Grondona congenió con Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete
por ese entonces, la ruptura del
vínculo AFA-Clarín.
La aparición del Programa
Fútbol Para Todos fue una boca-
nada de aire fresco para la AFA
y los clubes, aunque las consecuencias hoy son difusas.
Más allá de la recuperación
de un derecho social que implicaba devolverle el fútbol a la gente,
la relación con el Gobierno le aseguró a la AFA un incremento del
300 por ciento, en concepto de
derechos por explotación de las
transmisiones futbolísticas, con
respecto al que percibía con el
anterior contrato. Además, el reparto entre los clubes pasó a ser
más equitativo y democrático.
Pero la cascada de fondos públicos que ingresaron al fútbol
no significó el punto de inicio
para el rescate económico. Salvo
los clubes que venían actuando
prolijamente, previo al nuevo
acuerdo, el resto continuó entregando su futuro. Al cierre de esta
edición, nueve clubes estaban
inhibidos para realizar compras
hasta actualizar vencimientos de
contratos anteriores.
Es momento de exigirle a la
dirigencia que preside el deporte más importante del mundo y
el más afín al público nacional,
que realice un contralor efectivo
donde se establezca un sistema
de premios y castigos que ponga
en evidencia quiénes actúan en
pos del fútbol y quiénes lo hacen
en beneficio propio.
Plata quemada
“No tomamos las
medidas más populares”
Si se quieren
encontrar
soluciones se deben
buscar referentes.
Entrevistamos
a Nicolás Russo,
presidente
de Lanús, para que
nos brinde la
fórmula utilizada
para transformar
al conjunto del Sur
en una institución
saneada y firme
desde lo económico
que no para
de hacer obras.
Por Fernando Labal / Fotos: Martín Dutil
No está todo mal en el fútbol argentino. Existen clubes que vienen
trabajando bien. Peleando el famoso “campeonato económico”, que
deviene, luego, en resultados deportivos. Entre ellos, está Lanús. Su presidente nos cuenta que la austeridad
para manejar el dinero fresco de las
estrellas que emigran, la creencia en
invertir en “ladrillos” haciendo obras,
y la toma de decisiones que no siempre convencen al asociado, son algunos de los requisitos necesarios para
mantener a flote a los clubes.
Una entrevista que intenta rastrear y conocer aquellas cuestiones
que hacen que no todos los clubes
estén al borde del abismo.
- ¿Cuál es la situación de
Lanús a nivel institucional y a
nivel financiero?
- En primer lugar, a nivel institucional estamos muy bien. En esta
gestión, que ya lleva dos años y
medio, encaramos 36 obras, de las
cuales faltan terminar tres. Algunas obras son de muchísima magnitud. En cuanto a lo financiero,
venimos teniendo una administración con deuda cero. Tenemos
un déficit anual que lo producen
el básquet y el fútbol. Por esto es
importante tener reservas para
afrontar ese déficit. El club en lo
económico está muy bien.
- ¿Se maneja una caja aparte
del resto de las actividades
del club para el básquet y el
fútbol?
- No, acá hay una caja general. El
dinero del club entra todo por un
solo lado a una caja única. Todas
las actividades depositan en el
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mismo lugar. Tenemos bien estructurado el club. Acá hay 600
empleados. Más de 30 disciplinas
federadas. Esto genera que haya
ingresos y egresos importantes.
Pero los únicos que producen
déficit son el fútbol y el básquet.
Esto se contrarresta con la venta
de jugadores. En los últimos años,
Lanús ha vendido muy bien y no
se ha gastado el dinero. Lo hemos
guardado como reserva. Por eso el
club está muy bien económicamente. Además, ha producido obras de
la magnitud que decía antes.
- El tema de las entradas no es
actualmente algo significativo
para los clubes.
- Las entradas del fútbol no son
un ingreso importante. En el fútbol argentino hay una cosa cultural en la que nadie paga. Capaz
que hay 10 mil personas y tenés
2 mil entradas vendidas. En todos lados pasa lo mismo. Hay
una cultura de no pagar. Todo el
mundo pide entradas de favor.
Los dirigentes los dejamos entrar; amigos de la policía, amigos
de los porteros. Si hablás con el
presidente de cualquier club te va
decir que pierde plata con el tema
de las entradas. Entre los pagos a
personal, el operativo de seguridad, lo que se lleva AFA y el club
visitante, no te queda nada. Y a
veces, perdés plata.
“Lanús ha vendido muy
bien y no se ha gastado
el dinero. Lo hemos
guardado como reserva.
Por eso el club está muy
bien económicamente.
Además, ha producido
obras de gran
magnitud”.
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- ¿Significó un cambio importante el acuerdo AFA-Gobierno Nacional?
- Sí, importantísimo. Porque el anterior concesionario que tenía los
derechos de televisación pagaba
valores irrisorios. Ganaba mucha
plata quien tenía los derechos y los
clubes cobrábamos dos pesos. Hoy
por hoy, se ha valorizado y es un
negocio muy bueno para los clubes
y para el Estado que es quien tiene
los derechos.
- ¿La repartición es más democrática ahora?
- Si, también eso mejoró. Porque
los que tenían mejores ingresos
eran los cuatro clubes medianamente grandes (Racing, Independiente, San Lorenzo y Vélez) y
Boca y River. En este último aumento recibieron los 20 clubes el
mismo monto. Eso permitió que se
achicaran las diferencias.
- ¿Se cumple estrictamente
con la presentación de balances en AFA?
- Todos los clubes debemos presentar los balances en AFA. Lo
que estamos ajustando cada vez
más es que los clubes terminen la
temporada sin deuda. Si uno no
hace frente a las deudas y el jugador va a Agremiados, no podés
incorporar jugadores para el libro
de pases siguiente. Se está ajustando cada vez más para que los
clubes no se “desbanden” desde lo
económico.
- ¿Pero se sigue manteniendo
la relación directa con AFA o
con la aparición de los derechos con fondos públicos hay
que rendirle cuentas a la Jefatura de Gabinete?
- Realmente la AFA no hace nada.
Lo que pasa que el jugador va y reclama en Agremiados y los clubes
sufren inhibiciones. Y si no pagan,
no pueden incorporar.
- ¿Pero qué tipo de control
hay desde el Gobierno? Estamos hablando de que los clubes reciben fondos públicos.
- Los controles que te piden es que
justifiques qué hiciste con el dinero en todos los movimientos. Esto
es, obras, pago de sueldos y demás.
Nosotros lo presentamos en AFA y
supongo que eso se lo reclama el
Estado. Pero desconozco si la AFA
le da esa información, o no.
- ¿Qué opinión te merece la
situación financiera del resto
de los clubes?
- Yo te puedo hablar de Lanús.
Nosotros, generalmente, no tomamos las medidas más populares.
Por ejemplo, un dirigente equis
agarra un club y hereda una deuda monstruosa. Entonces cuesta,
porque arrancás administrando
una deuda y tenés la exigencia de
los socios que te piden una buena
campaña deportiva. Normalmente,
los clubes que tienen serios problemas económicos tienen problemas
deportivos. Son cosas que van muy
de la mano. Entonces, tenés que organizar al club económicamente y a
la vez hacer una buena campaña. Y
si, encima, no estás fuerte políticamente, porque ganaste una elección
por 15 ó 50 votos, te lleva a tomar
decisiones políticas, no las reales.
Cuando uno toma decisiones políticas únicamente, después te va mal
en lo real. En ese sentido, nosotros
tenemos una unidad que lleva más
de 20 años y entonces estamos muy
fuertes políticamente. A veces nos
vienen a traer un jugador que viene
de ser campeón con vos y no lo contratás porque considerás que no es
el momento o es mucho dinero. Eso
lo podés hacer en Lanús, porque en
Boca o River no lo podés hacer.
- ¿La gente está cada vez más
exigente o ha alcanzado cierto nivel de paciencia para con
el equipo?
- No, el piso de Lanús está muy
alto. Si hacés una campaña de 30
puntos te dicen que es mala. Si
hacen 25 puntos Racing o Independiente te dicen: “Muy buena
campaña”. Esta es la única vez que
el club está más de 20 años en Primera División y, sin embargo, la
gente no valora eso. Acá se valora
ser campeón, pelear la Libertadores hasta el final. Todos queremos
eso, pero no es fácil.
- ¿Y qué opinión te merece, como lo instaló Macri en
Boca, que los presidentes deban responder con su patrimonio?
- Eso ya está en el Estatuto de
Lanús. Los primeros que hicieron
eso fuimos nosotros. Ya en el año
91 se puso en el Estatuto. Ante
cualquier hecho que se compruebe
que se perjudicó al club tiene que
responder con sus bienes.
Ese es un tema en el cual hemos
trabajado mucho. Queremos que
los dirigentes sean únicamente
del club y se aboquen a eso. Queremos evitar que las carreras políticas se hagan a través de nuestra
institución.
- ¿Piensan cómo cambiar esta
situación?
- Creo que en todos los clubes pasa
lo mismo. Argentinos Juniors fue
campeón y le empezaron a exigir
cosas que el club no podía satisfacer. Hay veces que, por más que
tengas el dinero, no podés gastar.
Un ejemplo es el caso de Salvio.
Nosotros lo vendimos por un valor
enorme. Queríamos traer al “Papu”
Gómez y a Hauche. Y lo que nos
costaban los dos jugadores, más
los contratos, era la plata de Salvio.
Entonces, no los podés traer. Son
decisiones que toma cada club.
- La crisis financiera mundial
y la merma de los mercados
de pases, ¿ayudó a los clubes
a la hora de negociar los nuevos contratos con los jugadores?
- Los clubes estamos haciendo
un ajuste importante. Lo que no
entienden muchos es que las ventas se terminaron. Para vender,
vendés únicamente al jugador
diferente. Y hoy, en el fútbol argentino hay dos o tres jugadores
“distintos”. No es que en Europa
no se compren más jugadores, lo
que pasa es que hoy compran únicamente a los “distintos”. Antes
podías vender a España jugadores
por 3millones. Ahora esos jugadores van a España gratis. Porque
desisten de pagarle el contrato, el
jugador se va con el pase en su poder. Es complejo. Falta que todos
los clubes empiecen a aplicar un
ajuste. La necesidad nos va llegando a todos. De hecho, en dólares
ya nadie paga. Estamos viviendo
una situación que obligadamente
nos va a llevar a bajar los contratos. Lo que se está haciendo hoy,
es achicar la cantidad de jugadores en los planteles.
El complejo de vestuarios de 586 m2
inaugurado en el Polideportivo de
Lanús a fines de 2011 y el nuevo techo
en la cabecera local del estadio.
- ¿Qué opinión te merece la
ley de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD)?
- Yo no las quiero. Lanús ha hecho
un pronunciamiento en asamblea,
aprobado por unanimidad, en el
cual rechazamos cualquier tipo de
gerenciamiento o sociedad anónima. No queremos que los capitales
privados ingresen al fútbol. Cada
vez es más difícil, porque si no lo
hacen a través de una SAD, lo hacen de manera encubierta a través
de los clubes. Hay capitales que
son espurios, capitales que vienen
de la droga. El Estado Nacional
ha hecho hincapié en lo que es el
fútbol, para investigar cualquier
tipo de movimiento superior a
$100.000. Por eso, no las quiero.
Prefiero las entidades de bien público, sin fines de lucro, como son
los clubes.
- ¿Qué opina del caso Banfield
y la renuncia de Portel?
- De Banfield no opino. Lo que te
puedo decir es que en Lanús tratamos de pregonar que no queremos la política nacional, provincial o municipal en los clubes.
“Los clubes que tienen
problemas económicos
tienen problemas
deportivos. Son cosas
que van de la mano.
Entonces, tenés que
organizar al club
económicamente y a la
vez hacer una buena
campaña”.
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Plata quemada
Por David D´Agostino
“El club es de los socios”. En
esa frase, bastante escuchada en
los últimos tiempos, se resume
buena parte de una concepción
política, económica y cultural, en
relación a la función que cumplen
las instituciones deportivas en sociedades como la nuestra.
En el caso de los clubes de fútbol (aunque algunos prefieren llamarlos clubes “con fútbol”) suele
ocurrir que la urgencia y la histeria en la búsqueda de resultados deportivos operan como una
bomba demoledora dentro de las
finanzas de un club. Incorporaciones de refuerzos de elevadísimo
costo, compromisos contractuales
incumplibles y la utilización transitoria e inescrupulosa del espacio
deportivo como arena política de
proyección pública son algunos de
los principales escollos en la vida
de estas entidades.
Y sucede que a la falta de controles y auditorías sobre el destino
de los fondos de cada institución
se le adosa la figura de los “grupos inversores”, como posibles
apariciones con solución de varita
12
mágica. Pero la intervención de
capitales privados en la vida de
los clubes tampoco se traduce en
el éxito de salvataje financiero que
muchos quieren ver (¿vender?) y,
muchas veces, los intereses de un
determinado grupo empresarial
les terminan contando las costillas
a las arcas de los clubes.
Sabido es que los empréstitos
de los calibres millonarios que se
manejan en el fútbol profesional,
a la corta o a la larga, se pagan y
con creces. Sin embargo, la presentación victoriosa de estos fondos “milagrosos” es la máscara de
proa de un debate que parecía haber quedado sepultado una década
atrás. Por aquel entonces, y ante el
efecto dominó de clubes en quiebra, se había puesto en el tapete
la posibilidad de constituir sociedades anónimas como alternativa
de escape a la crisis económica que
vivía el país.
Aquella noción no era otra cosa
que el resabio de una época en la
que se creyó que las privatizaciones venían a resolverlo todo. Que
la corrupción y el delito eran patri-
monio del ámbito estatal y que las
“bondades” de las pulcras manos
privadas servirían para salir adelante.
Endeudarse era el camino para
tomar impulso hacia supuestos
tiempos mejores, que nunca llegarían. O al menos, no por aquel
camino.
Ahora bien, la complejidad de
la situación no puede implicar perder de vista las nefastas administraciones que sufrieron buena parte de los clubes de las divisionales
más importantes de nuestro fútbol.
Algunos llegaron al absurdo de pagar la contratación simultánea de
varios entrenadores, producto de
caprichosos despidos ante resultados que no llegaban con la rapidez
esperada.
Compras millonarias en moneda extranjera, números improbables en balances confusos, y
gastos inadmisibles por inoperancia dirigencial, sirvieron de caldo
de cultivo para incrementar los
violentos pasivos de instituciones
que, supuestamente, pertenecen a
los socios.
Respetar la vida democrática
y estatutaria de cada institución
pareciera tan esencial como lo es
efectuar controles y auditorías finas y efectivas desde la AFA. O
desde el propio Estado que, desde
hace tres años, viene destinando
una buena suma de dinero en concepto de televisación pública, pero
que, en la gran mayoría de los casos, no se cristalizó en la mejora de
la vida financiera de los clubes.
Algunas instituciones deportivas han incorporado a su reglamentación la presentación de avales económicos por parte de quienes aspiren a presidirlas. Por un
lado, puede sonar a discriminatorio, elitista y exclusivo, ya que tiende a montar la idea de que un club
sólo puede ser bien administrado
por gente con un pasar económico
favorable. Sin embargo, los desfalcos y atrocidades que sufrieron las
economías de muchos clubes en
nuestro país, y por los que nunca
nadie dio respuestas, atenúa esa
visión en pos de intentar asegurar
el patrimonio institucional de los
clubes.
Volver a intentar imponer la
figura del empresario rico como
sinónimo de salvación no parece
el mejor camino, sino más bien, la
reinstalación del siniestro discurso
que tuvo su auge en los 90. La Ley
de Fideicomiso de Administración
(ver recuadro) sirvió como salida
alternativa para clubes en situación de quiebra. Los controles re-
gulatorios efectivos, desde AFA y
desde el Estado, no deben hacerse
esperar. Los socios de cada institución tienen que hacer prevalecer el
valor de su capital social, tanto a la
hora de conformar peñas y agrupaciones, como al momento de
priorizar el patrimonio integral del
club por sobre resultados deportivos, a la hora de emitir un voto,
de participar de una asamblea y de
todo lo que hace a la vida societaria de una institución. Los clubes
son de los socios.
Algunos de los beneficiados
por el fideicomiso
La Ley Nº 25.284, promulgada en julio del año 2000, creó la figura
del llamado Fideicomiso de Administración que “persigue la protección del
deporte como derecho social y la continuación de sus actividades de amplia
e importantísima repercusión social en la República Argentina”. De esta manera, algunos clubes le encontraron un poco de aire a su situación de
quiebra.
Además, la ley destaca que “en ningún momento los bienes dejan de ser
propiedad de la entidad” y que el órgano fiducario “no es más que un mero
administrador temporal de una serie de bienes”. A continuación, se mencionan brevemente algunos casos en los que se hizo efectiva:
Racing Club de Avellaneda: La ley permitió evitar el remate de los bienes del club y poder seguir compitiendo en los torneos de AFA durante el
año 2000. Se efectuó un acuerdo entre el interventor, el juez interviniente
y Blanquiceleste S.A. por un período de diez años.
Ferro Carril Oeste: Debía 27 millones de pesos y tenía 23 pedidos de
quiebra. Perdió más de 40 mil socios. En diciembre de 2002, la ley le posibilitó evitar la clausura y el remate.
Belgrano de Córdoba: En 2001 logró subsistir mediante el fideicomiso. Al año siguiente una jueza de la ciudad llamó a licitación para el gerenciamiento del club. Se encontró una solución similar al caso de Racing.
Deportivo Español: En 1999 un grupo de ex jugadores pidieron la
quiebra. El estadio permaneció cerrado durante dos meses y medio. En
junio de 2000, el juez que entendía en la causa ordenó el cierre del club.
La Ley de Fideicomiso le permitió eludir el remate de los bienes, entre los
que figuraba el estadio, las canchas de hockey y bochas, el gimnasio, el
restaurante, el parque y las parrillas del predio del Bajo Flores.
Temperley: Vivió unos años muy críticos entre 1989 y 2001. En mayo
de 2001 la ley le perminió terminar con el trance de posible desaparición. No pudo evitar la inactividad y el descenso de categoría pero evitó
el remate.
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Plata quemada
El fútbol de luto:
desapareció el Glasgow Rangers
Por José Álvarez
Tras 139 años de historia, y 121
participando en la máxima categoría del fútbol escocés, el Glasgow
Rangers ha dejado de existir.
Los dirigentes del club lo presentaron a convocatoria de acreedores,
siendo comprado por el ex jugador Charles Green, y refundado
bajo el nombre de The Rangers
Football Club. Con 54 ligas en
sus vitrinas, era el club con más
títulos de este tipo, seguido por su
eterno rival, el Celtic, con 43.
Si bien la Premier escocesa no
es de las más competitivas de Europa, los Blues eran respetados en
el continente tanto por su historia
como por su afición, la mayoría integrantes de la comunidad protestante, que llegaba a reunir entre 45
y 50 mil personas de local.
Relegado a la Third Division
(equivalente a Primera C o Argentino B en ligas de AFA) por el voto
de 25 de los 30 clubes participantes de las máximas categorías, le
demandará al menos tres años de
ascensos consecutivos el volver a
competir en la Premier. Además,
corre el riesgo de quedarse sin
plantel. Todos sus jugadores tenían contrato con un equipo que
ya no existe, por lo que deberán renegociar sus salarios, teniendo en
cuenta la categoría que ocuparán,
y con el agravante de que, salvo
uno, todos sus patrocinadores rescindieron su contrato.
Todo empezó a finales de los
80, cuando el empresario David
Murray les prometió a los socios
que de ser electo presidente, no
sólo llenaría las vitrinas de títulos, sino que sus equipos se verían
plagados de figuras. “Por cada
cinco libras que el Celtic invierta
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en incorporaciones, nosotros gastaremos diez”, aseguraba ante los
micrófonos. Tras casi 20 años de
mandato, el Rangers obtuvo 12 ligas y 18 copas. Si bien cumplió con
lo prometido, a mediados de 2009,
envuelto en deudas y con el fisco
británico intimándolo, vendió el
club en 1 millón de libras, diez veces menos que el precio que había
pagado en 1988.
A principios de este año la
deuda con la Hacienda británica
ascendía a 26 millones de euros.
Para intentar saldar o achicar el
monto, los directivos ofertaron un
plan de viabilidad que fue rechazado por la administración pública,
obligándolos a declararse en bancarrota. Cuando todo indicaba que
el conjunto de Glasgow desaparecía del panorama futbolístico, un
ex jugador y próspero empresario
deportivo, Charles Green, adquirió
la entidad en 7 millones de euros,
prometiendo mantener el plantel y
asegurando que los Blues seguirían
jugando en su estadio de siempre.
Los representantes de los clubes debieron tomar una difícil decisión. Podían perdonar al Rangers
y respetarle su plaza en la Premier,
asegurándose la continuidad de
los numerosos contratos multimillonarios, o respetar la igualdad
deportiva, resignando dinero e interés del público. Al contrario de
lo que marcan las lógicas actuales,
se decidieron por concentrarse en
reconstruir el juego y restaurar las
prioridades y los valores que alguna vez, en la época de sus fundadores, fueron la piedra fundamental
de este deporte.
Charles Green y David Murray las dos caras del “Rangers”.
La pelota en el medio
Fútbol Para Todos
los gustos
Las transmisiones de la Televisión Pública permitieron celebrar
el acceso masivo a los partidos de los campeonatos argentinos.
Tres años después, en lo que respecta a contenidos y el enfoque
Fotos: Télam
comunicacional, queda muchísimo por corregir y mejorar.
Vivimos tiempos donde la polaridad ideológica es “moneda corriente”. Ante esto, resulta necesario (y desagradable a la vez) establecer una declaración de principios para abordar determinadas
temáticas.
Fútbol Para Todos (FPT) desembarcó en 2009 para terminar
con un avasallamiento provocado
por un multimedio que se apoderó
del fútbol, lo convirtió en un bien
activo y lo comercializó impunemente a su antojo.
La luz verde que implicó la
“Ley de Medios” allanó el camino
para que FPT se impusiera como el
más justo de los formatos posibles.
En un país donde este deporte es
uno de los objetos más preciados,
la posibilidad de abrir las transmisiones a todos pareció la mejor decisión. Pasado el tiempo, resultará
difícil que un futuro gobernante se
anime a restablecer relaciones car-
nales con una empresa y le devuelva semejante negocio.
En conclusión, el fútbol es de
y para todos. Esa discusión ya caducó.
Pero una cosa no quita la otra.
La justicia divina de la democratización de la pelota no derivó en un
paraíso terrenal. Desde el plano de
los contenidos, la calidad profesional y los dispositivos técnicos, se
retrocedió más de veinte años.
Se vislumbró un decaimiento
en el aspecto audiovisual, como así
también en la inclusión de “viejos”
periodistas que hacen estéril la
posiblidad de mejorar la calidad
editorial. Es decir, que en algunos
puntos, se restó.
Porque muchos de los vicios
que portaba Torneos y Competencias se sobredimensionaron con la
omnipotencia del canal estatal y
un grupo de emisoras que lo acompañan (América, Canal 9, Crónica
TV, CN23 y Canal 26). No alcanza
con respetar los horarios de comienzo de los partidos o sancionar
a los entrenadores que hacen salir
tarde a sus equipos para los segundos tiempos. Se necesita de una organización mayúscula que incluya
los acontecimientos regulares y las
eventualidades.
Lo sucedido durante el juego
por el Torneo de la B Nacional disputado entre Gimnasia de La Plata
y Ferro habla de una gran improvisación. El fútbol es un camión con
acoplado manejado a todo lo que
da por una ruta de ripio. Se puede
llegar a destino. Se puede quedar a
medio camino.
Las posibilidades de no darle un categórico corte al partido,
eran variadas. Recordemos que la
finalización de este encuentro se
vio retrasada por una amenaza de
bomba realizada durante el entretiempo, que significó una demora
de 50 minutos para la reanudación
del mismo. El cotejo se transmitió
por la TV Pública, al igual que el
partido entre Racing y Colón, pactado a continuación.
La tardanza provocada por el
trabajo de la policía de explosivos en
el estadio del Bosque, provocó que
el o los que toman decisiones en Canal 7, dieran por terminada la transmisión para darle paso al partido de
Avellaneda ¿Y el espectador de ese
encuentro? Siga participando.
Lo más grotesco de la situación
no fue la elección, ya que el que
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está al mando de una programación debe pensar con criterio televisivo y priorizar el mejor espectáculo o el evento que deje la pantalla más “caliente”, sino las formas
de (no) hacerlo. Por ejemplo, una
de las posibilidades hubiese sido
anunciando el pasaje del partido
a alguno de los canales (Crónica,
Canal 26 y CN23) que se convierten, semana a semana, en retransmisores; o viceversa. Demorar el
inicio de la transmisión del partido de Primera División, dándole la
apertura a los otros canales. Posibilidades que nacen desde el sentido común pero que dan un marco
de seriedad y organización a una
estructura que viene con el sello de
Nación a sus espaldas.
En cuanto a contenidos, también las excusas han sobrepasado
sus fechas de vencimiento. Lo que
en 2009 era justificado bajo la sorpresa y la vertiginosidad con la que
se habían dado las cosas, tres años
después, suena a poesía o, mejor
dicho, a verso.
De los tres principios básicos
que debe cumplir un medio de comunicación, se siguió priorizando
el del entretenimiento. Esto deriva
en que las cámaras sigan enfocando al técnico que insulta al árbitro
por sobre el que da una lección
táctica, o a priorizar la frustración
de la derrota por sobre la bonanza
de la victoria. ¿Por qué forjamos
en el ideario colectivo la imagen de
que Caruso Lombardi es un “vende
humo”? Muy sencillo, ya que los directores de cámara están entrenados para tomar al personaje en momentos de ofuscación y “calentura”
y no aleccionando a sus dirigidos.
Si Caruso es un payaso mediático, que se busque su circo. O
que busque refugios en programas
como el de Fantino. El listón de la
televisión estatal debe ser mucho
más alto.
A su vez, se intentó educar
a través de la exposición de pequeños informes que narraban la
historia de los clubes como en los
cuentos de hadas que nos conta-
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ban de niños. En las previas de los
partidos se tomaba una institución
y una agradable voz en off nos relataba la heroica fundación, los
logros obtenidos en la historia, la
vida de sus principales figuras. Lo
que nunca se pudo oír es a dónde
se destinaron los nuevos ingresos
por los derechos de televisación ni
qué tarea está llevando a cabo la
AFA para auditar a los clubes. Se
incrementaron los ingresos en cifras importantes sin lograr evitar
que las instituciones deportivas sigan penando cada vez más deudas
y embargos.
La federalización fue otro tema
que comenzó en la mesa de debates
y terminó relegada a la de saldos.
Hoy, sólo podemos ver un pequeño recuadrito donde dos hinchas
caracterizados miran el partido del
cuadro del cual son simpatizantes,
desde algún recóndito lugar de la
Argentina. No sólo es dudosa la veracidad de encontrar un hincha de
Arsenal en Santiago del Estero (ya
que generalmente los festejos son
más forzados que sentidos), sino
que el gusto y el aporte que esos
micros le dan a las transmisiones
suena a poco.
El federalismo televisivo dio un
gran paso con la apertura de la señal a todos los canales abiertos. Lo
que resta, es la concreción del total
de antenas necesarias para cubrir
la cobertura gratuita en todo el
país a lo ancho y a lo largo.
Asimismo, la Copa Argentina
es otro proceso interesante para
instalar al fútbol regional y codearlo con los popes de la Primera
División. Pero aquí, hace falta un
compromiso más grande por parte
de AFA y los mismos clubes para
darle la seriedad suficiente que genere un potenciamiento del torneo.
Para esto, se necesita contar con el
interés de los equipos en prestigiar
la competencia. Por su parte, el
paso del tiempo debe encargarse
de llenarla de historia.
Queda vida por delante para
mejorar las debilidades y potenciar las fortalezas. El camino por
donde se circula es mucho más
firme que el de aquellas arenas
movedizas de los años noventa.
Esa solidez debe manifestarse
en una política consistente que
plantee las mejoras del fútbol
como producto para el público y
exija a los clubes la mayor coherencia posible en la conducción
para poder ser beneficiarios de
los derechos televisivos. Hay que
abandonar la senda de la política
asistencialista que ofrece Grondona para transformar al resto
de los dirigentes en simple “levanta manos” en las asambleas.
Se deben establecer parámetros
de compensación para darle mayores ingresos a las instituciones
que más sanas mantienen sus
economías y sancionar a los que
se desvían.
Ellos también juegan
“En este ambiente todo
el mundo sabe quién es quién”
Por Lucas Mateo / Fotos: Martín Dutil
Son los responsables de trazarle la carrera a los jugadores.
Son los chicos malos que se sientan frente a los directivos
a discutir los contratos. Esos tipos que viajan alrededor del
mundo buscando un pibe que “la rompa” para ubicarlo en
algún grande del fútbol. Un poco de todo esto es Fabio
Jurdakis, nacido en Banfield, que ante el fallido intento
de ser jugador se dedicó a este oficio. “Las ganas de jugar
al fútbol, el mínimo conocimiento del ambiente y, desde
la parte familiar, la pasta comercial que mamé, formaron
una amalgama de lo que soy hoy”, dice Jurdakis.
- ¿Cuándo y cómo arrancás con el tema de la representación de jugadores?
- Queriendo intentar jugar algo al fútbol. Y al ser malo, me
dediqué a otra cosa. Entré en el 98, llevando a Lucio Filomeno como el argentino más joven que debutó en el
Inter. La relación de amistad con Iván Zamorano me permitió llevarlo a Italia.
- ¿Cómo lo conociste a Zamorano?
- Nos conocimos en Suiza, cuando teníamos 18 años. Un
día me dijo: “Te quedás en casa”. Ahí arrancó una amistad
que mantenemos desde ese momento. También hacemos
algunas cosas de trabajo juntos. Que te apoye él en un
negocio es importante.
Fabio Jurdakis es uno de los
tantos que no llegaron a jugar
en Primera División.
A los 28 años decidió dedicarse
a representar jugadores. Su
relación con Iván Zamorano
le abrió las primeras puertas
en el mundo del fútbol. Luego,
se convirtió en un explorador
de mercados exóticos.
- ¿Cuánto hubo de cierto en la posibilidad que tuvo de
venir a Argentina?
- Lo más cerca que tuvo fue Boca. Macri se reunió con él; lo
quería traer sí o sí. Es más, salió en una tapa de El Gráfico,
un fotoshop de Iván con la camiseta de Boca. Era el club
justo para él.
- ¿Te genera algún tipo de presión tener en tus manos
la continuidad deportiva de un jugador?
- Lo peor que le puede pasar a un jugador es no jugar. Hoy
es tan vertiginoso esto, que no jugás seis meses y ya te
miran feo. Si a los 18 no jugás, ya parecés viejo. Y si llevás a
un jugador al exterior y con 20 años les decís que no jugó
en primera ya te miran mal.
- ¿Cuál fue el lugar más exótico en el que te ha tocado
hacer una transferencia?
- Al “Chamagol” González lo llevé a Chipre. Estuvo un año
allá, en el Apop Kyniras, en una ciudad sobre el mar. Un paraíso. Además, el equipo jugaba Copa UEFA (hoy Europa League). A él le fue bien. Al club mal, porque no terminó bien.
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Lo de siempre: no pagaron. Pero pudo jugar Copa UEFA y
en total hizo 12 ó 14 goles en todo el año. De todos modos,
lo más exótico que me tocó fue Irán con el “Gatito” Leeb.
- ¿Una experiencia bastante traumática también para
el entrenador? Tampoco le pagaron.
- Algunas cosas las vamos a obviar. Lo que te puedo decir
es que dejó una mala imagen para los argentinos en ese
país.
- Ante alguna diferencia con un jugador o dirigente,
¿el representante es el malo de la película para el público?
- Puede ser. Pero lo mío no está vinculado con el público. Lo mío es del ambiente del fútbol, y en este ambiente
todo el mundo sabe quién es quién.
- ¿Cómo es la relación de los representantes con los
dirigentes? ¿Hay cierto rencor de los directivos hacia
ustedes?
- En Argentina, recién ahora se le está dando forma a la figura de director deportivo, que es una cosa bárbara. Porque
son personas que tienen conocimientos para tomar decisiones sobre un jugador o aconsejar si éste sirve o el otro
no sirve. Siempre hay alguno que te mira medio mal, pero
no significa que sea mala la relación con los dirigentes.
- Pero hay clubes como Vélez, por ejemplo, que profesan la idea de negociar de club a club sin intermediarios.
- Pero eso es de la boca para afuera. Porque el jugador tiene un representante. Ellos pueden negociar de club a club
los derechos económicos, pero no los federativos. Si los
clubes arreglan entre ellos y yo me siento y le digo: “Vos
le querés dar diez, pero mi jugador quiere 100...”. Por más
que hayan arreglado de club a club, si no arreglamos eso
no va. La última decisión siempre la tiene el jugador.
- ¿Cómo es tu trabajo en la búsqueda de nuevos jugadores para representar?
- Hoy por hoy no busco, me llegan solos. Yo siempre trabajé mucho mirando páginas de internet, y por ahí encuentro un nueve que hace goles en la segunda de Uruguay
que tiene 25 años, buena estatura... Entonces, llamo a algún conocido, le pido el contacto con ese jugador, le hago
un seguimiento y lo converso.
- ¿Cambió mucho tu trabajo con las nuevas posibilidades tecnológicas?
- Hay una página inglesa, Soccer Asociation, en la que trabajan casi todos los clubes del mundo. Hay que estar suscripto. Es un lugar donde tenés la información que pidas.
Ponés el nombre de un jugador y te salen los minutos que
jugó en el último año, la cantidad de partidos, si fue amonestado y expulsado. No se puede mentir más. Antes te
vendían jugadores con la lengua y un papel.
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- ¿Qué clase de representante sos?
- En nuestro trabajo hay tres escalones. Hay cuatro o cinco, arriba, que son reconocidos y manejan todo. En un segundo escalón, en el que estoy yo, están los laburantes de
esto que no tienen mucho reconocimiento. Y en un último
peldaño, están aquellos a los que les presentan jugadores
hasta el carnicero del barrio.
- ¿Leíste el libro de Sacheri?
- No.
- Cuenta la historia de un grupo de amigos que se ven
forzados a transformarse en representantes de un jugador y con tal de venderlo lo obligan a cambiar de
puesto ¿Has tenido que recurrir a eso alguna vez?
- No. Me pasó que lo hagan jugar en otra posición. A “Chamagol” lo llevé al Strongest. Un jugador que estaba por
llegar a los 200 goles, que jugó en la selección, medalla de
bronce en las Olimpíadas de Sidney, y jugó Europa League. El técnico lo pone de enganche. Yo le digo: “Loco, me
pediste que te lo traiga de delantero. Lo ponés de enganche para que la prensa lo mate”.
- ¿Es fácil lidiar con el jugador? Porque él está poniendo en tus manos su futuro.
- Es cada vez más bravo, porque tienen todo al alcance
de la mano. El dinero, la fama, las mujeres. Algunos lo saben manejar, otros no. Te puede ir muy bien en tu trabajo,
tener mucho éxito, y si no tenés un buen cimiento tambaleás. Además, hoy hacés dos goles y salís en la tapa. Lo
contó Ricky Álvarez cuando llegó al Inter. Le dieron una
camioneta, por contrato, que para él era una nave espacial. Pero contaba que a los dos meses la tuvo que cambiar
porque el resto de los jugadores caía con unos autos terribles a los entrenamientos, y lo jodieron tanto que tuvo
que ir y comprarse un auto.
“Lo peor que le puede
pasar a un jugador es no
jugar. Hoy es tan vertiginoso esto, que no jugás
seis meses y ya te miran
feo. Si a los 18 no jugás, ya
parecés viejo”.
Foto: Agencia REUTER
El trotador
“Sabella es un gran
exponente
del fútbol
argentino”
Por Joel Gentil / Fotos: Martín Dutil
Desde su ubicación estratégica en la platea,
Claudio Gugnali es una de las piezas
fundamentales del cuerpo técnico de la
Selección Argentina. Visión de un tipo que
atravesó todos los peldaños en la carrera
de DT y hoy trabaja junto a un plantel
de estrellas como Messi, Agüero, Higuaín...
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Foto: Diario Olé
- ¿Tenías en mente que ibas a ser
técnico luego de colgar los botines?
- No. Mis amigos me decían que sí.
Cuando dejé el fútbol hice una especie de rebeldía; me aislé un poco.
Un día vino una persona de Ensenada que ha sido muy importante
para mí, Aníbal Álvarez, y me dijo:
“Vos tenés que dedicarte al fútbol.
Tenés criterio, te sabés expresar”. Eso
me hizo un click. Hice el curso y comencé mi carrera como entrenador.
Sinceramente, no fue un paso rápido el de jugador a técnico. Me costó
entender que había dejado de ser
jugador.
El máximo sueño de cualquier jugador que se inicia en el
fútbol es llegar a la selección nacional. El mismo sueño tienen
los técnicos. Y a Claudio, se le hizo realidad.
Hace casi 15 años debutó como DT en el Fuerte Barragán,
un club de la Liga Amateur Platense, que hoy ya no existe.
El ex jugador del Estudiantes campeón 82-83, pasó por
diferentes entidades: Defensores de Cambaceres, inferiores
del “Pincha” y Unión de Santa Fe, donde llegó a conducir la
primera división. Tiempo después, lo contactaron con Alejandro Sabella (su compañero en el “León”). Ambos coincidieron
en el pensamiento futbolístico y así, Gugnali se convirtió en
su ayudante de campo, logrando la Copa Libertadores en el
2009 y el Torneo Apertura 2010, siempre con el conjunto de
la ciudad de La Plata. Hoy, forma parte del cuerpo técnico de
nuestra Selección Argentina.
Al Trote tuvo el privilegio de compartir un gran momento
con Claudio Gugnali, quien se mostró amable y con la humildad que lo caracteriza, la misma que tenía cuando dirigía al
“Fuerte”.
- Cuando se juntaron a hablar con
Alejandro, ¿coincidían en la visión
sobre el fútbol?
- La verdad es que no había hablado
nunca de fútbol con él, y cuando lo
escuché me impactó. Sabella es un
gran exponente del fútbol argentino; sabe mucho. La muestra más evidente fue la final contra el Barcelona
en Abu Dabi donde Alejandro armó
una estrategia única. Amigos españoles me decían que nunca habían
visto a Guardiola tan desencajado
dirigiendo al Barcelona, porque no le
encontró la vuelta al partido. Y a dos
minutos de terminar el encuentro
nos empataron, porque ni siquiera
nos ganaron.
- ¿Fue tan notoria en la cancha la
superioridad física del Barcelona
en el tiempo suplementario?
- Si, muy notoria. En el descanso se
notó. Nosotros alentábamos y arengábamos a nuestros jugadores para
que no se caigan, y lo veíamos a
“Pep” hablando como en una charla
de café. Los nuestros estaban todos
desparramados, tratando de alargar
los músculos y de esquivar los calambres, y Guardiola los tenía a todos
parados y parecía que recién iba a
empezar el partido.
- ¿Qué jugador de ese plantel, excluyendo a Verón, te sorprendió?
Antes de la llegada de ustedes,
Astrada mencionó que Enzo Pérez
era un fuera de serie.
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- La verdad es que Enzo fue muy
importante y desequilibrante en
ese equipo. Aunque me gustó muchísimo Juan Manuel Díaz. Cuando
llegamos a Estudiantes, él era muy
joven y casi llorando nos dijo: “Me
quiero ir porque no estoy adaptado”.
Nosotros le dijimos que lo veíamos
bien y que podíamos darle posibilidades. Juan Manuel terminó tirando
el centro para el gol de Boselli contra
Barcelona.
- Más allá de tu profesionalismo,
¿qué es lo que más sorprende de
trabajar en el seleccionado?
- La organización. Lo que provoca la
selección cuando viaja. Los argentinos somos privilegiados porque en
su momento teníamos a Maradona
y hoy tenemos a Messi. Es impresionante lo que provoca Lionel en el
desembarco en los distintos lugares.
Además, para uno que trabajó en
Liga, en Cambaceres, hoy en este lugar no te falta nada. No hay excusas,
porque tenés los lugares de entrenamiento, los viajes, las concentraciones; todo lo que uno necesita para
poder trabajar, lo tenés.
- ¿Son conscientes de que han pasado ya varios técnicos con estos
jugadores y que ustedes han logrado la aceptación de la mayoría
de la gente en estos últimos encuentros?
- Si, somos conscientes y nos llena
de satisfacción. Creo que vamos por
el buen camino. No tenemos que
dejar de tener los pies sobre la tierra. No hay que soñar mucho, y ser
conscientes como lo somos nosotros. Sabemos que estamos ante
una oportunidad única. Que estamos en el lugar que todo aquel que
trabaja en fútbol sueña. Por esto,
tratamos de ser normales y dar lo
mejor de cada uno.
- Desde el momento que arribó Sabella a la Selección se especulaba
con que la defensa era lo primero
que se iba a acomodar ¿Por qué es
tan difícil armar una defensa contundente?
- Me parece que la Selección está
muy desbalanceada. Hay mucho
potencial del medio para arriba y no
tenés jugadores consolidados abajo. De la mitad para adelante, Messi, Agüero, Higuaín, gozan de otra
confianza. Nosotros tenemos muy
en claro esto. Además, Alejandro es
un tipo al que le gustan los equipos
balanceados.
- Te reformulo la pregunta: ¿Están
conformes con el material que tienen para armar una defensa?
- Estamos buscando consolidar una
defensa. Seguimos explorando. Le
hemos dado continuidad a Fernández y Garay. Hoy, también a Zabaleta y Clemente Rodríguez. Estamos
en la búsqueda y lo vamos a seguir
haciendo. No te extrañe que en esta
próxima convocatoria llamemos a
alguno que no hayamos convocado
nunca.
- ¿Qué le aportás a Sabella mirando los partidos desde la platea?
- Una visión distinta sobre cómo se
plantea a la distancia. Porque yo dirigí desde abajo, fui técnico. Y, nada
que ver. La forma de ver el partido, las
posiciones en la cancha, cómo está el
color del partido, por qué lado de la
cancha se trabaja mejor… Desde allá
arriba, es imposible no ver todo eso.
En cambio, desde la línea de cal, no
sabés que es lo que está pasando
del otro lado. Te puedo asegurar que
aporta mucho. En el entretiempo,
Alejandro está esperando que baje
para que le diga lo que vi. La verdad,
es un monólogo mío. Y me saco el
sombrero porque me escucha y en
el 90 por ciento de los casos me da
la razón.
“Sabella es un gran
exponente del fútbol
argentino; sabe
mucho. La muestra
más evidente fue la
final contra el
Barcelona en
Abu Dabi”.
“Me parece que la
Selección está muy
desbalanceada. Hay
mucho potencial del
medio para arriba
y no tenés jugadores
consolidados abajo”.
- ¿Cómo definís a Messi?
- Es hábil en una velocidad en que los
otros no lo pueden ser. Acelerando
y transportando la pelota es el más
rápido de todos. Entre los cracks, él
sigue marcando la diferencia. Es mejor que cualquiera. Porque si ves los
goles que le hizo a Brasil decís: “¿Son
todos pibes los que jugaron en Brasil?”. No, son todos cracks, jugadores
21
consagrados. Y sin embargo, quedan
todos en el camino. Los pasa con una
simpleza increíble.
- ¿Y qué se le dice en la cancha?
Porque da la sensación que no
se le puede explicar nada que no
sepa.
- ¿Qué le vas a decir? Nada. La verdad
es que Alejandro piensa lo mismo. A
lo sumo, cuando no tenemos la pelota, le pide que vuelva por el medio
como para decirle algo, ¿no? Bueno,
somos diez y él. Uno tiene que darle
toda la libertad.
- ¿Le hicieron alguna broma o reclamo a Messi por el
gol a Estudiantes en el Mundial de Clubes?
- Muchos me lo han preguntado, y la verdad es que no. Mirá
que Leo es bastante tímido pero de a poco se va sacando esa
timidez. Porque para nosotros tampoco es fácil. En un club,
vos tenés el día a día. En cambio, en la Selección lo ves salteado, entonces se hace más difícil esa intimidad para que ellos te
depositen la confianza y logres que te crean. Nos vamos posicionando ahí en la relación, y Leo se va soltando cada vez más.
Pero nunca se me dio por decirle: “Como nos mataste”. Porque
en definitiva, para el Barcelona era un título más, mientras
que para Estudiantes hubiese sido la máxima hazaña de los
últimos 50 años.
“En Estudiantes me gustó
muchísimo Juan Manuel
Díaz, que terminó tirando
el centro para el gol de
Boselli contra Barcelona”.
22
- ¿Te cambió la vida la Selección?
- El fútbol siempre fue determinante
en mi vida. Ha sido mi locura. Pero
uno va creciendo y tiene una familia. Entonces, también te preocupás
porque tu grupo esté bien. Porque
los hijos se puedan criar tranquilos.
El fútbol me ayudó a darle esa pasividad a mi familia. Me inquieto cuando
mis hijas salen y no vuelven. No es
que vivo pensando en Messi y en la
pelotita. En lo deportivo, sí me cambió mucho.
- El día que un nieto te pregunte
que clase de jugador fuiste, ¿qué
le vas a responder?
- Un tipo responsable y aplicado.
Que en el barrio no era el mejor, pero
que luchó para llegar. Creo que fui
un tipo constante. Un pibe al que
le gustaba la noche, le gustaba salir.
Pero siempre me enfoqué en que lo
importante era el descanso y el cuidado. Además, nunca fumé ni tomé.
La luché mucho.
- ¿Tenés pensado volver a dirigir
solo o vas a seguir ligado al cuerpo
técnico de Sabella?
- Sí, porque me doy cuenta que me
gusta dirigir. Tengo que pensar con la
cabeza y no con el corazón. Mientras
siga ocupando el lugar que ocupo
hoy, y Alejandro continúe dándome
el espacio donde me sienta útil, voy
a seguir con él. El día que vea que el
espacio no me alcanza, volveré a renegar desde la línea como lo he hecho siempre.
La rompió
Lanzamiento a la gloria
Brian Toledo volvió a mostrar toda su categoría en la previa de Londres
2012. Obtuvo la medalla de plata en jabalina en el Mundial Juvenil
de Atletismo, disputado en España. Así, superó su marca de Guadalajara
2011, con la que había obtenido la clasificación a los Juegos Olímpicos.
A veces la aparición esplendorosa de algunos deportistas es tan explosiva y contundente que, además
de no admitir discusiones, comienza
a dejar cortas las palabras. Tal es el
caso de Brian Toledo, quien lanzando
su jabalina a 77,09 metros, obtuvo la
medalla de plata en el Mundial Juvenil de Atletismo, en Barcelona (cuarta
presea argentina en la historia de los
mundiales juveniles).
Toledo, de apenas 18 años y
oriundo de la localidad bonaerense
de Marcos Paz, continúa dando que
hablar mientras realiza sus primeras
armas en las planas mayores del atletismo. En este caso, sólo fue superado por los 78,64 metros lanzados por
Keshorn Walcott, de Trinidad y Tobago, quien lidera el ranking 2012 de la
Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF). Walcott,
es uno de los grandes favoritos para
la cita de Londres.
Los especialistas aseguran que el
talento de Toledo
es inmenso y que
su potencial no
tiene
límites.
Algunos se animan a realizar
una comparación con Lionel
Messi (quien casualmente protagonizó esta sección en
nuestra edición anterior) imaginando
una proyección
implacable en el
tiempo, porque
él mismo coloca el umbral
de sus objetivos cada
día unos metros más lejos. Y ante
cada nueva competencia, expone sus
condiciones de fuera de serie.
Toledo no solo la rompió el
mes pasado en Barcelona (lo que
ameritó nuestro humilde reconocimiento), sino que viene destacándose con creces desde hace
un tiempo. En junio se hizo de la
medalla de oro en el Campeonato
Iberoamericano de Atletismo, en
Barquisimeto, Venezuela, con una
marca de 77,33 metros. En mayo,
estableció un nuevo récord nacional, lanzando a 79,73 metros en el
Grand Prix Sudamericano ”Hugo
La Nasa”.
Con semejante expulsión, nuestro
atleta se posicionó en el primer lugar
del ranking juvenil a nivel mundial, y
en la décimosexta ubicación entre los
mayores. De esta manera, superó por
40 centímetros su propia producción
en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 (donde ganó la medalla
de bronce), la cual le había permitido
la clasificación a los Juegos Olímpicos
de Londres (en los que estará compitiendo cuando esta publicación esté
en la calle).
La joya de Marcos Paz asegura que hoy asume los 77 metros
como su piso y sueña con los 80
metros como objetivo. Sin embargo, todo indica que su naturaleza
consiste en seguir superándose a
cada paso, alejando el techo de
las utopías hasta el cielo de las
hazañas posibles. En una de sus
muñecas lleva tatuada una marca,
para no perderla de vista y tenerla siempre presente en su cabeza:
los 98,48 metros lanzados por el
checo Jan Zalezny, en 1996, récord
mundial de todos los tiempos en
jabalina y el de mayor importancia
en la historia del atletismo, según
una tabla elaborada por la propia
IAAF.
En una disciplina deportiva en
la que el ideal de rendimiento suele alcanzarse entre los 26 y los 32
años, el vertiginoso recorrido de
Brian Toledo, con tantos logros en
tan poco tiempo, invita a soñar con
una producción deportiva a la altura de los más grandes de la historia
argentina.
Igualmente, con la medalla de
plata en el Mundial Juvenil y toda una
carrera por delante, su participación
en Londres servirá fundamentalmente para sumar experiencia internacional y empezar a mirar de a poco hacia
Río de Janeiro 2016. El pasaje del lanzador por tierras británicas lo coloca
como uno de los atletas más joven de
la historia en formar parte de un plantel olímpico argentino.
Surgido de los Torneos Juveniles
Bonaerenses y de origen muy humilde, Toledo es becado (junto a su
descubridor, Gustavo Osorio) por la
Secretaría de Deportes de la Nación
para desarrollarse en esta actividad.
En 2006, con sólo 12 años, comenzó a
competir con la jabalina y en menos
de tres años ya había logrado más de
25 galardones en diferentes competiciones.
Su talento y madurez, en combinación con su juventud, lo convierten
en uno de los deportistas argentinos
de mayor proyección. Su profesionalismo y dedicación lo aproximan a lo
más alto de los imposibles posibles.
En Londres dará sus primeros pasos
olímpicos. Y es probable que, aun sabiendo esto, vuelva a sorprendernos
una vez más.
23
De buena fuente
Ariel Senosiain
“El periodismo no debe perder
las ganas de molestar”
Por Lucas Mateo / Fotos: Martín Dutil
En Al Trote seguimos consultando
sobre el trabajo del periodismo.
El elegido de hoy es Ariel Senosiain. Un
“viejo” periodista, de 32 años, que ha
pasado por diversos medios dejando su
impronta. Compartimos una deliciosa
charla sobre el oficio, los modos de
entrevistar y la situación de los clubes.
24
Existen periodistas que se desarrollan
y destacan en diferentes formatos y
otros que llevan a cabo todos, y los
cumplen con creces. En este segundo
grupo, para selectos, encontramos a
Ariel Senosiain. Un joven trabajador
de la información que lleva más de
diez años integrando los programas
más exitosos del medio.
Con un perfil de entrevistador que lo
ha destacado sobre el resto, ha podido encumbrarse en las páginas de la
revista Un Caño y ser el precursor de
un segmento de entrevistas para el
diario Olé. Además de esto, escribió
un libro biográfico sobre Marcelo
Bielsa y procesa en su cabeza un segundo trabajo. Sin embargo, ha encontrado en el éter el espacio donde
mejor se expresa. Nos cuenta que
“no se imagina sin trabajar en radio”,
ya que es el medio donde más adrenalina corre por sus venas.
Un pasaje por la profesión, los modos de entrevistar y la actualidad de
los clubes del fútbol argentino. Desde Constitución a Colegiales. En una
charla propia del frenesí del periodismo deportivo, nos da su palabra
Ariel Senosiain a bordo de un auto,
yendo de los estudios de TyC Sports a
los de Rock and Pop.
- ¿Cómo te tengo que presentar?,
¿periodista o escritor?
- No. Me queda muy grande la de
escritor. Periodista que ha cumplido
el sueño de escribir un libro y ojalá
pueda escribir alguno más. Pero, hasta periodista llego.
- ¿Por qué elegiste a Bielsa para
hacer tu primer libro?
- Lo que más me interesó de Bielsa
fue que era el técnico de la Selección.
Un personaje que siempre estaba en
el centro de la atención, pero se conocía poco de él. Y dar a conocer a
un personaje, sumado a que siempre
me gustaron los relatos biográficos,
eso fue lo que me atrapó.
- ¿Fuiste de los periodistas críticos
sobre él o le encontrabas cosas positivas?
- Bielsa no se separó de su línea de
no dar entrevistas. Incluso, me llegó
a decir que no era quién para autorizar el libro cuando se lo pedí. Eso
hizo que al no poder hablar con él,
tratara de lograr una figura del personaje desde su entorno. En proporción, de diez elogios había una
crítica. Sumada también a la percepción que yo ya tenía de él, como un
tipo de valores, de principios y sobre
todo algo que me parece fundamental para todos que es el sentido de
equidad, de igualdad para todos.
Volqué en el libro lo que recibí del
resto. Y, en general, son opiniones
positivas.
- ¿Cuánto te llevó hacerlo?
- Cuatro o cinco meses. Coincidió
con una época en la que tenía poco
trabajo y eso fue para mí un impulso
importante de motivación. Creo que
a todos los periodistas nos ha pasado
sentirnos desamparados, incrédulos
sobre la posibilidad de conseguir trabajo con continuidad en el periodismo. Y eso me motivó.
- ¿Tuviste llamados de Chile y España, en los momentos que Bielsa
dirigía a la selección y al Bilbao?
- Sí, sobre todo de Chile, donde el
libro se vendió muchísimo. En Chile, en proporción, fue donde más se
vendió. Cuando hablo de proporción,
lo digo en tiempo.
- ¿Qué otro personaje te gustaría
biografiar?
- No tengo en claro un personaje.
Quizá me gustaría salir de la biografía para el próximo libro. De hecho,
tenía uno bastante encaminado que,
ahora, por las horas de trabajo que
me faltan, las mismas que antes me
sobraban, lo tengo parado. Iba a ser
un libro de entrevistas.
- Trabajás en radio, televisión y
gráfica ¿Cuál es el formato que elegís o el que te da las mejores herramientas?
- Siempre me gustó escribir, pero
la radio me cautivó. No me imagino sin trabajar en radio. Escribir me
sigue gustando mucho. Hoy estoy
haciendo entrevistas a dirigentes
para el diario Olé. Es un formato que
me gusta mucho. Nunca imaginé ni
idealicé trabajar en televisión, se fue
dando. Tiene el costado de la repercusión. Lo que se dice en televisión
tiene mucha más fuerza que lo que
se dice en otro lado. Pero sigue estando tercero de tres.
- ¿La radio es la que más te exige
en el trabajo de pre-producción
que debes tener para el día a día?
- La cotidianeidad te va llevando
a que permanentemente estés en
pre-producción. Quizás, la pre-producción de la radio, para mí, es la
televisión. Eso hace que la televisión
me dé la posibilidad de ya estar informado. La radio es noticia dura, de
último momento constante. Es estar
“Lo que más me interesó
de Bielsa fue que era el
técnico de la Selección.
Un personaje que siempre
estaba en el centro de la
atención, pero se conocía
poco de él”.
Mariano Closs: “Está
permanentemente
buscando la información.
Y coincido plenamente
en su tratamiento del
periodismo en el sentido
de que para poder opinar
hay que saber qué pasa”.
pendiente de la noticia. Eso hace que
los que trabajamos en radio nos exijamos más en la búsqueda de la información.
- ¿Hace cuánto que trabajás con
Mariano Closs?
- Con Mariano empecé en el 2008
cubriendo Racing. Racing ha sido un
hilo conductor en mi carrera.
- ¿Es una “prueba de fuego” laburar con él? Porque da la sensación
de que quienes lo rodean deben
25
amigos. Y muchas veces no son los
jugadores los que brindan la información. En materia de receso y libros
de pase, son los dirigentes, algún representante o técnico. Como herramienta, lo que muchas veces utilizo
es no hablar con la “cabeza”, es decir,
no hablar con el presidente de un
club, sino con un segundo o tercer
escalón. Estos pueden saber un poco
menos, pero eso que planteás de la
distancia entre el protagonista y el
periodista no se pierde.
“Un Caño es un lugar
donde se juntaron
algunas de las mejores
plumas del país,
muchísima experiencia y
algo que no debe perder
el periodismo que es las
ganas de molestar”.
26
estar muy informados para seguirle el ritmo.
- Totalmente. La definición es que él
exige desde la auto-exigencia. Es un
tren al que hay que subirse. A mí me
encanta esa adrenalina, me siento
cómodo. Él está permanentemente
buscando la información. Y coincido plenamente en su tratamiento
del periodismo en el sentido de que
para poder opinar hay que saber
qué pasa. No me gusta el periodismo que se informa escuchando o leyendo a otros. Me gusta el que mueve sus contactos. Me molesta cuando el periodista dice al aire “Habrá
que ver qué pasó entre Riquelme y
Falcioni”. No, no, habrá que ver, no.
El periodista está obligado a contar
qué es lo que pasó. Si no, cualquiera se sienta en una mesa y hace un
programa.
- Hay una especie de lucha entre
dos escuelas o formas de hacer
periodismo. Porque está el que te
pueda decir que esa información
se consigue desde el “amiguismo”
con el protagonista, y eso termina
generando una traba sobre lo que
se cuenta o no.
- Hay que asumir el riesgo. Particularmente, tengo muy pocos jugadores
- ¿Cómo es la preparación a la hora
de hacer una entrevista?
- Las mejores entrevistas las hacemos
cuanto más sabemos del protagonista. Generalmente tengo un plan B si
se cae el que pienso. En segundo lugar, cuando decido el plan A y tengo
una respuesta positiva, empiezo a
informarme. A veces puede ser una
entrevista con un personaje controvertido, como me tocó hacerle a
Mario Israel (NdA: tesorero del Club
Atlético River Plate en la gestión de
José María Aguilar), y tengo que enfocarme mucho en el personaje. En
otra oportunidad se puede tomar un
personaje para desandar algún tema
que esté en la agenda.
- ¿Te pasó que luego de hacer una
entrevista te cambie tu pensamiento acerca del personaje?
- No me ha pasado tener una imagen
negativa del entrevistado y que luego se transforme en positiva. Sí me
ha pasado que en la entrevista se
abre la puerta a un tema que yo no
tenía pensado tocar y termina siendo lo más importante.
- ¿No creés que muchas veces pasa
que el entrevistado dice lo que tiene ganas de decir?
- Esto es como la relación de conquista con una mujer. Vos te crees
que te levantaste una mina y la
mina es la que siempre decide. Acá
es lo mismo. Nosotros podemos
pedirle a alguien si quiere hablar,
insistirlo, convencerlo y buscar que
nos diga “la frase”, y en realidad lo
que muchas veces sucede es que
el entrevistado ya tenía pensado lo
que quería decir. No es que nosotros
conquistamos. El que decidió es el
entrevistado.
- ¿Qué te pasó cuando entrevistaste a Israel? Porque el tipo dijo cosas muy chocantes.
- Muy chocantes.
- ¿Cómo te posicionaste ante esa
situación?
- Traté de ir los más informado posible,
cosa de que no se produjera ningún
hueco y tener siempre una repregunta a mano. Imaginando también que
él no iba a decir “somos los culpables
de”. Ahora, tampoco imaginaba tanta
negación. Creo que la nota tuvo más
valor por el personaje y por el tiempo
que llevaba sin hablar.
- Y también desde lo absurdo de
las respuestas.
- Puede ser. No lo pensé así, pero puede ser. Traté de ponerme en el lugar
del hincha de River. Creo que eso es
algo que nos falta a los periodistas.
Muchas veces, no hace falta hacer la
“gran pregunta”, sino la pregunta que
al hincha le gustaría hacer. Porque en
definitiva somos el vehículo. Como
le dijo Bielsa hace poco tiempo a un
periodista español: “Yo no estoy hablando con usted, estoy hablando
con la gente”.
- ¿Es un premio trabajar en Un
Caño?
- Sí, es un orgullo.
- Te lo pregunto teniendo en cuenta que ya casi no hay publicaciones de ese estilo y menos con esa
calidad periodística.
- La verdad es que a mí me encanta. La revista tuvo distintas etapas.
La primera me tuvo como lector
frenético, la segunda como colaborador ocasional y esta tercera como
colaborador frecuente. Es un lugar
donde se juntaron algunas de las
mejores plumas del país, muchísima
experiencia y ganas de algo que no
debe perder el periodismo que es las
ganas de molestar. Que el tipo que
sale en la tapa no esté tan orgulloso.
Y en eso creo que sí cubre un vacío.
- Además afronta el desafío de
pensar temáticas mensuales con
cierta atemporalidad, en un momento donde la actualidad y el día
a día te comen.
- Totalmente. Por eso hay pocas revistas. La caída de El Gráfico es lógica. Si el frenesí por el último minuto
complica a los diarios, imaginate a
una revista semanal o mensual. Entonces, se debe buscar un camino
paralelo. Ese camino es el de la atemporalidad y la investigación. El tema
es que también es muy difícil hacer
permanentemente investigaciones
duras.
- Pasando al plano de la actualidad
dura y pura, ¿pensás que puede
haber alguna repercusión luego
del comunicado que AFA emitió a
los clubes exigiéndoles un reajuste de las finanzas?
- La repercusión que puede tener, en
todo caso, va a ser tardía. Acá lo que
hacen falta no son reglas, sino cumplirlas. Apenas salió el comunicado,
los clubes más endeudados son los
que más se reforzaron.
- Hay un vacío muy grande. Parece
que no hay quien controle.
- Es más de lo mismo con lo que ocurre con los controles en el país. Y más
de lo mismo de la actuación de AFA,
que tendría que ejercer de supervisor
de contralor. Y no lo hace. No lo ha
hecho nunca, ni lo va a hacer. Porque
la AFA terminan siendo todos ellos.
De creer que si no hacen las cosas
que él quiere, los va a voltear. Ellos
mismos generan toda la sospecha de
trampa, porque instalan el “vamos a
llevarnos bien con Grondona, por las
dudas”. ¿Por las dudas de qué? Se supone que acá hay que fomentar un
fútbol limpio. No te podés llevar bien
con Grondona por si acaso. Estás
alimentando más al monstruo. Hay
miedo, hay respeto, hay sumisión. Es
un combo de todo.
“Los dirigentes instalan
el “vamos a llevarnos bien
con Grondona, por las
dudas”. ¿Por las dudas
de qué? Se supone que
acá hay que fomentar
un fútbol limpio”.
“Muchas veces, no hace
falta hacer la gran
pregunta, sino la
pregunta que al hincha
le gustaría hacer. Porque
en definitiva somos
el vehículo”.
- ¿Pudiste entrevistar a Grondona?
- Lo entrevisté para el diario Perfil,
hace seis años. Más allá de alguna
otra entrevista en la que participé,
haciendo alguna pregunta.
- ¿Es tal la omnipotencia ante los
demás?
- El respeto que genera con los dirigentes creo que en muchos casos
es genuino. Realmente lo admiran. Y
después, también hay mucho miedo.
27
Paramos la bocha
El Apartheid
Por Lucas Mateo
En un deporte como
el básquet, históricamente
dominado por jugadores
negros, existe todavía un
alto grado de intolerancia
y segregación. La Liga
Nacional es un campo
propicio para el estudio
del trato que se le brinda
a los extranjeros por su
condición de “distintos”.
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“Es un negro de mierda”. Roberto Fontanarrosa
decía que una puteada bien utilizada podía ser mucho
más hiriente y contundente que un ensayo o un tratado académico. Más allá de su connotación, la importancia de una puteada reside en su forma lacónica y
directa de comunicar un sentimiento.
Tomando ambas palabras por separado, encontraremos acepciones referidas al color, por un lado, y a
la excreción producida por los seres humanos y animales, por el otro. Pero es en su conjugación, donde
adquieren un sentido y una alta connotación racista
que está de manifiesto en los distintos espacios de la
vida cotidiana.
El racismo es una problemática social que ha entendido, históricamente, que los seres humanos tienen
una posición jerárquica establecida “naturalmente”,
que coloca a la raza blanca como la dominadora por
su condición de “pureza”. A pesar de que las sociedades han evolucionado y las fronteras se han (simbólicamente) derribado para poner en contacto diferentes
culturas, el discurso dominante sigue relegando a las
razas mestizas y negras a una condición servil de las
actitudes de los blancos.
En este sentido, el deporte, como un crisol de razas
impresionante, ha sabido acunar las más repudiables
situaciones de racismo impregnadas en la conciencia
de las diferentes naciones en su enfrentamiento con
otras.
Sin importar su raíz fundacional, es decir, sin hacer caso a su origen elitista o de clases subalternas, las
diferentes disciplinas deportivas se desenvuelven en
un contexto en donde predomina un discurso de alto
contenido racista. Difundido, principalmente, por el
mensaje de los medios de comunicación y el público
asistente a los espectáculos.
El básquet: un deporte de negros,
dirigido por blancos
Creado en 1912 por un profesor de la Asociación
Cristiana de Jóvenes (YMCA), y popularizado en Estados Unidos por los habitantes del Bronx y los suburbios de las principales ciudades, el básquet ha sido
patrimonio innegociable de los jugadores “de color”
que brillaron (y lo siguen haciendo) en la NBA.
A través de este deporte, los negros vieron una posibilidad de ascenso social y de prestigio tanto en su
d nacional
país como en el extranjero. De todos modos, el reconocimiento siempre pasó por una cuestión de rendimientos físicos, dejando de lado condiciones humanas
vinculadas al raciocinio.
Con la creación en 1983 de la Liga Nacional de
Básquet Argentino (LNBA), se reglamentaron cupos
para la incorporación de refuerzos extranjeros que
aportaran para el crecimiento y desarrollo de la misma. Pero su desembarco marcó también la aparición
de prejuicios y estereotipos de ese “otro” que llegaba a
los equipos locales.
Si bien es de público conocimiento el aporte que
los extranjeros le dieron a la liga, también es sabido
que no les ha sido fácil poder adaptarse a un periodismo y un público por demás exigente y hostil.
La aparición de cánticos e insultos por parte del
público, haciendo referencia a la situación “de color”
del jugador forastero, se vivencia partido tras partido,
presentándose como algo naturalizado en el mensaje,
a través de la jerga y el “folclore” del deporte.
En una encuesta realizada a hinchas de Peñarol
de Mar del Plata, durante la disputa de un encuentro
oficial frente a Lanús, la mayoría de los interrogados
señalaron que los jugadores negros son los blancos
principales de insultos, a pesar de negar que exista algún tipo de racismo.
En su trabajo Apología, estigma y represión. Los
hinchas televisados del fútbol, el investigador Daniel
Salerno apunta que la xenofobia y discriminación
existentes en los cánticos de las hinchadas se construyen de manera tal que debe ser visto “como parte de
un juego con mucho humor”.
La internalización del racismo y segregación, han
operado de manera tan profunda mediante los discursos, de modo que los insultos y canciones agresivas
están totalmente adoptados en la cotidianeidad de los
acontecimientos.
La prensa como estigmatizadora
Los medios de comunicación juegan un papel muy
importante en esta historia por ser los portadores y
transmisores de un mensaje que contiene una gran
carga ideológica.
El investigador español Alonso Ruiz habla de la
existencia de una “perpetuación de estereotipos genéticos que vienen a transmitir el aviso de que los
blancos no pueden saltar, pero los negros no pueden
pensar”.
El discurso dominante opera a través de una intencionalidad muy fuerte que intenta dejar en claro
las diferencias existentes entre razas. Esta legitimación permite que ese discurso se “naturalice” y, por lo
tanto, se reconozca como auténtico. La decodificación
de este mensaje dominante ha permitido, a lo largo de
la historia, que el racismo pueda ser explicado y justificado por diferentes sociedades como algo natural.
Lucas Curra, periodista de Radio LU6 de Mar del
Plata, reconoce que “el racismo en el básquet existe, pero a menor escala que en otros deportes como
el fútbol. Se manifiesta en los espectadores cuando
algunos de los extranjeros, en especial los de raza
negra, realizan alguna acción que no les gusta y los
insultan”. Nuevamente, la marginalidad se presenta
como algo que está latente, pero por contener un tinte
humorístico no debe ser repudiado. La gente expresa
su descontento con el rendimiento de los extranjeros
mediante la segregación y está permitido o, al menos,
legitimado.
Esta sobreexigencia en el jugador extranjero atenta muchas veces contra el rendimiento y le genera al
mismo una carga extra, difícil de soportar.
Wilder Auguste, norteamericano que pasó por
Quilmes de Mar del Plata, confiesa que “tanto los dirigentes como los hinchas son muy rigurosos con nosotros. Si no les gusta cómo jugás, te cortan muy rápido y traen a otro”. A pesar de esto, la internalización
es tan profunda que todos los consultados lo toman
como algo natural y lógico.
Kyle Lamonte, escolta extranjero de Peñarol, minimiza el tema de la presión del público manifestando
que en países como Brasil la situación es más grave:
“En Brasil nos tratan peor, nos insultan más, nos gritan y no logramos adaptarnos; te sale una mal y ya
recibís mal trato. En Argentina al principio, también
es complicado; todos los ojos están puestos sobre nosotros y si el equipo pierde te cortan, aunque juegues
bien”.
Comprendiendo que el deporte no puede estar ajeno a lo que ocurre en su contexto, el racismo es algo
que está presente y totalmente notorio, tanto en la
vida cotidiana como en el ámbito del básquet.
Como en todo proceso histórico, la segregación ha
tenido diferentes estadios por lo que podemos asegurar que hoy atraviesa uno de los momentos de menor
belicosidad e intolerancia. De todos modos, no podemos hablar de que esté extinto, sino que circula por
canales totalmente diferentes.
Abolida la esclavitud y totalmente repudiados y
castigados por los actos de violencia racial, el mensaje
se ha transformado en la principal vía de transmisión
de las actitudes y acciones racistas.
29
A rodar la guitarra
“Uno puede
perderlo todo por
una pelota”
El líder de
Don Lunfardo y el Señor
Otario, Luciano Angeleri,
se considera un fanático
del fútbol, pero asegura
que la adrenalina que
genera la pasión te lleva
a cometer locuras.
Cuenta cómo fue hacer
un tema para
“La Pasión”, película que
narra el sentimiento
del hincha tripero
30
Por Joel Gentil / Fotos: Ayelén Lobito
Luciano Angeleri, más conocido
como “El chino de Don Lunfardo”,
es un apasionado del fútbol. Confeso fanático de las aventuras del
“Loco” Fierro, ex jefe de la hinchada
del “Lobo”, afirma que antes había
códigos entre los hinchas, opuesto a
lo que ocurre en estos tiempos. Eso
llevó a grabar “Fútbol INC”, un tema
dedicado al negocio de la pelota,
marcando claramente la postura de
la banda platense.
Respaldado por sus compañeros y
respetado por los propios hinchas
de Estudiantes, no dudó en aceptar
cuando le propusieron hacer la canción para la película La Pasión, que
refleja el sentimiento del hincha de
Gimnasia.
En el año 2009, el Lobo jugó su primera promoción ante Atlético de Rafaela. Sobre este episodio, “El chino”
recuerda: “Había pensado en suicidarme si Gimnasia se iba al descenso
ese año por el hecho de haber creado la canción”.
- ¿Qué influencia tiene tu pasión
por el fútbol a la hora de sentarte
a escribir?
- La relación que tiene es la de inventar. Lo que más me atrapa de la
tribuna son los bombos en media.
El tiempo es acelerado y tienen un
vaivén tradicional, eso de la popularidad. Me queda la imagen cuando
tenía 14 años; las dos tribunas del
bosque estaban al palo pero por
una cuestión de distancia, se producía una voz haciendo la melodía
y del otro lado estaban unos tiempos más tarde. Eso pasa en la cancha, en los recitales masivos o en las
grandes movilizaciones. Eso influyó
en mí a la hora de hacer canciones
populares.
- ¿En qué te basaste para escribir la
letra de Fútbol INC?
- Habla del fútbol y de la pasión, del
negocio de las barras bravas, de la
violencia que hay, que no se haya
mejorado nada, que tenemos un
muerto por semana. Es una postura
muy fuerte de la banda con respecto
a lo que es el fútbol. Cuando era chico era fanático de las aventuras del
“Loco” Fierro, del “Negro” José Luís,
pero eran otros códigos de la llamada “guardia vieja”. Ahora, cualquier
pendejo hace cualquiera. La letra de
la canción lo dice: “La vas de guapo
con un 22 que pesa más que tus brazos”. Hoy un “guachito” de 13 años
termina matando. La violencia esta
instaurada desde el sistema; el fútbol
tapa todo. Me considero un ser súper
racional y por momentos me olvido.
Uno puede perderlo todo por una
pelota. Creo que el fútbol es la peor
adicción que atraviesa el pueblo argentino y es grave.
- ¿Ese fanatismo te llevó a tener
una participación activa en el club
de tus amores?
- Dejé de ir un tiempo por respeto
a la banda y a los seguidores, pero
después pensé que era un “careta” si
no me mostraba como soy. Hace un
tiempo atrás, cuando recién arrancábamos con el grupo, en un recital
en Reconquista, me tiraron una camiseta de Gimnasia y la colgué en el
micrófono; gente de Estudiantes que
nos iban a ver a todos lados, dejaron
de ir. Eso me hizo recapacitar, y me
asustó tanto que tuve que alejarme
de la cancha por un tiempo, o iba disfrazado. Pero mis amigos me dijeron
que yo era así, que sobre el escenario
soy “El chino de Don Lunfardo”, y debajo soy Luciano Angeleri. Lo entendí. Yo soy así.
- ¿Cómo fue que escribiste el tema
“El equipo de Jesús” para la película de Gimnasia, La Pasión?
- Me llamó “Ale” Encinas, el director
de la película, que me conocía de ir
a ver a la banda y sabía que yo era
hincha de Gimnasia. Me dejó varios
mensajes en el contestador sobre
una película pero no le di bola porque no creía, no le di “cabida”. Hasta
que el rumor empezó a crecer y lo
llamé. Me pidió que viera el trailer de
la película y cuando lo ví, ya tenia la
canción. No la había hecho, pero lo
llamé y le dije que sí, porque sabía
que esa canción la tenía adentro de
mi pecho. La melodía la hice cuando
fui con un amigo antes de ensayar a
comprar una birra, y la iba tarareando mientras caminaba por la vereda.
La letra me llevó toda una noche que
no me podía dormir. Y lo llamé para
decirle que ya tenía algo preparado
para el primer encuentro.
- ¿Tuviste miedo que en el momento de esa canción Gimnasia descendiera?
- Sí, tuve mucho miedo, a tal punto
que juro que estaba seguro que si
Gimnasia se iba al descenso, no me
lo hubiera perdonado nunca por el
hecho de haber creado la canción.
LA PASION
- ¿Hoy en día qué te pasa con esa
canción?
- Me piden que la cante, pero ya está.
La hice para la película y listo, porque sino queda que “tribuneo” con
mi personaje. Pero yo soy así, soy de
Gimnasia y no la “careteo”. Incluso,
los hinchas de Estudiantes se enojarían si yo la “careteo” para sumar más
público, diciendo que está todo bien
con Estudiantes. Sí, está todo bien
con la gente del “Pincha” que nos
sigue, porque la respeto, pero soy
hincha del “Lobo”. La gente me tiene
que entender así y lo hago con todo
respeto. Cuido mucho este tema.
Así se denomina el documental de
Alejandro Encinas, cuyo eje fundamental es reflejar la pasión del hincha de Gimnasia.
La película se rodó durante el 2009,
siguiendo la campaña del primer
equipo del Lobo en su lucha por
permanecer en la máxima categoría del fútbol argentino.
El film muestra el sufrimiento, locuras y pasión de los hinchas de
Gimnasia.
- ¿Qué equipo de fútbol sería Don
Lunfardo?
- Es difícil la pregunta. Seríamos algún equipo que integrara el “Loco”
Houseman, un equipo de borrachos
o el Boca del “Bambino”, un equipo
“caravanero”. Siento que los mejores
jugadores son los que arruinaron su
carrera en la locura. O sea, para mi
Messi es “Maradona careta”. Es cierto que Maradona fue lo que fue por
cómo era él. La cocaína no despertó
lo mejor de él como futbolista y así
y todo fue Maradona. Don Lunfardo
sería cualquier equipo de Maradona. Un “chabón” que fue el mejor del
mundo siendo un adicto, de ir a jugar
sin dormir. “Orteguita”, Leiva, el “Turco” García, esa clase de jugadores me
gustan. Los mejores jugadores son
los que se pierden en la noche.
- Ya que hablas de Maradona y
Messi ¿Quién es mejor?
- Siempre digo una frase cuando me
preguntan cuál es la mejor canción:
la que viene. Pero el mejor maestro
es el que hace que sus alumnos lo
superen. Por eso, creo que Maradona fue Dios, porque lo de Diego no
fue sólo adentro de la cancha; es el
filósofo contemporáneo rebelde, político y anárquico más importante de
todos los tiempos.
FUTBOL INC
Desde que andás con la banda y te miran sin mirar,
No se les oye una sola palabra.
No digas nada, carne, pastas, dama juanas,
Si te preocupa saltar.
¿Querés saber quién es el que corre a quien?,
¿Qué aguante querés tener?,
Si nunca miraste fijo un horizonte.
Desde que andás con la indiada, tu güeiv,
Tu nextel, risas de virgas proezas macabras
Propios y extraños, berretines por los trapos
Siempre en la plaza Matheu.
¿Querés saber quién es el que come a quien?,
¿Qué aguante crees tener?,
Si nunca encaraste, pillo, un horizonte.
Y el paraíso al que un día trepés,
Se escurrirá de tus manos.
“Violencia engendra violencia”,
Mentís con tus lentes tan John Lennon.
Desde que andás con la banda y te gritan sin gritar
No se les oye... una sola, boludo,
Baja más entradas o tus salidas serán caras,
Las de tus hijos también.
¿Querés saber quién es el que corre a quién?,
¿Qué aguante querés tener?,
Si nunca miraste fijo un horizonte.
La vas de guapo con un veintidós,
Que pesa más que tus brazos.
Toda la noche jugaste al Black Jack,
Y volviste desplumado.
31
El aporte del deporte
Una relación incestuosa
La histórica vinculación entre el fútbol colombiano
y el narcotráfico, durante varias décadas. El “aporte” económico
de los carteles de Medellín y Cali, entre un regadero de muertes
y amenazas. Las apuestas millonarias y los asesinatos
como mecanismo de represalia.
Por Víctor Olivera
No hay dudas de la emoción que
genera el fútbol. Un relator argentino supo bautizarlo como “pasión
de multitudes”. En Colombia, llegó
por mercaderes británicos que lo
canjeaban por frutos tropicales y
café en los Puertos de Santa María
y Barranquilla. Pero allí, desde los
años 70, ha tenido una gran mancha: su vínculo ambivalente con el
narcotráfico.
Pablo Escobar, jefe en “El Cartel
de Medellín”, lideraba una organización delictiva dedicada a la venta
de drogas. Sus miembros más conocidos eran Gonzalo Rodríguez
Gacha (otrora dueño del club Millonarios), Carlos Lehder, y los Hermanos Ochoa. Así, el narcotráfico
irrumpió de lleno en el deporte.
Con sus negocios, Escobar
fue ganando dinero y poder. A
comienzos de la década del 80
comenzaba a hacerse famoso en
el país: aumentaba su nivel adquisitivo y su reconocimiento.
Uno de sus hombres de confianza
fue John Jairo Velásquez, que en
el documental Los dos Escobar
(2010), aseguró que “el Cartel de
Medellín tenía control sobre las
autoridades. Era un ejército de
ovejas dirigidos por un león, y ése
león era Pablo Escobar”.
El “Capo” era de Medellín, y
con los dineros del narcotráfico benefició a los equipos de su ciudad,
(Atlético Nacional e Independien-
32
te). En la inauguración de una de
sus canchas, ante el anuncio de la
voz del estadio del “mensaje de Escobar”, un periodista en el campo
de juego le otorgó la palabra: “Me
complace anunciar que hemos vinculado a los equipos Atlético Nacional e Independiente Medellín a
esta noble campaña”. Esos dineros
exorbitantes provocaron que el
fútbol colombiano creciera, gracias a las grandes incorporaciones
de jugadores internacionales y los
aumentos en los salarios.
A esa altura, en el país cafetero,
ya se hablaba del “narcofútbol”. En
Los dos Escobar, Velásquez cuenta
que las rivalidades de los equipos
se trasladaron a los narcotraficantes, quienes manejaban las finanzas de los clubes: “Hubo un tire y
afloje entre ellos porque el ‘Mexicano’ (Gonzalo Rodríguez Gacha)
pasó a Millonarios, Pablo Escobar
estaba con Independiente Medellín y Atlético Nacional, y Miguel
Rodríguez con América de Cali”.
Los grandes dividendos del
negocio de la droga saturaban las
casas de apuestas, y los narcos
apostaban de a millones. Fernando Rodríguez Mondragón (sobrino
de Miguel Rodríguez) rememoró
una anécdota de cómo eran las reglas para los árbitros: “Le mandábamos dinero y le decíamos: ‘disfruta, pero recuerda que América
tiene que ganar’”.
Un partido emblemático fue el
clásico de 1989 entre el América y
el DIM, lo que era igual a decir el
“Patrón” Escobar versus el “Mexicano” Rodríguez. Las apuestas
eran a favor del DIM 3 a 1; había
mucho dinero apostado en Medellín. Pero a pesar de esa influencia,
el equipo favorito perdió con un
error del juez Álvaro Ortega que
lo perjudicó: América se consagró
campeón. Esto enfureció a Escobar que tomó una drástica medida. “Ese día yo estaba al lado del
‘Patrón’ y América de Cali le ganó
al Medellín con la mano del árbitro. Pablo quedó muy ofendido y
le ordenó a ‘Choco’ (uno de sus sicarios) que buscara al árbitro para
matarlo”, contó Velásquez. Dicho
y hecho: finalmente el juez fue
asesinado. “Mi tío -se jactó Mondragón- no mataría por ganar un
partido de fútbol. Escobar, si. Esa
era la diferencia entre los carteles
de Cali y Medellín”.
La muerte de Ortega recorrió
la primera plana de los diarios
colombianos. Los árbitros tenían
miedo. Su colega Jesús Díaz, que
se salvó milagrosamente del ataque a Ortega, dimitió como árbitro
FIFA. El ente mundial se mostró
preocupado por la situación y junto con la Conmebol presionaron
a la Federación Colombiana para
que suspendiera su liga. Finalmente, se anuló la competencia y quedó un vacío en el historial.
Ese mismo año, Atlético Nacional se había adjudicado la Copa
Libertadores y debía disputar la
Copa Intercontinental con el Milan. Los episodios de violencia que
se vivían en el país generaban el
repudio internacional, sobre todo
en Italia. Un periodista, previo a
la final, generó polémica cuando
le aseguró al presidente del club
rossonero que si jugaban ese encuentro “... sería apoyar la mafia.
Significaría que se está ayudando
al narcotráfico”. El mandatario le
respondió: “Milan jugará y ganará
para derrotar a la parte sucia del
mundo”. Finalmente, el equipo
italiano se quedó con el título, ganando uno a cero.
El fútbol sin Escobar
Escobar era una ambigua figura
pública que despertaba odio y amor.
Por un lado, con su séquito y sus
formas sembró el pánico en la sociedad. Por el otro, su estatus pletórico
de dinero ayudó a la formación de
jugadores y a la creación de nuevos
estadios, inclusive a algunos de los
más necesitados. En 1982 se metió
en política: fue elegido senador suplente por el partido “Alternativa
Liberal”, lo que le permitía gozar de
inmunidad parlamentaria.
Otro de los motivos tuvo que ver
con Estados Unidos, que en 1979
comenzó a extraditar a los “capos”
más importantes. Aunque en la
arena política pagó caro su pasión
por el fútbol: luego de la muerte del
árbitro Ortega, salieron a luz varias
ilegalidades cometidas. El Ministro
de Justicia, Rodrigo Lara ordenó
su expulsión de la Cámara. Al tiempo, fueron asesinados el ministro y
Guillermo Cano, director del periódico El Espectador, que venía publicando sus “asuntos”. Escobar se
entregó en 1991.
El “Capo” falleció en diciembre de 1993. El narcotráfico local
decayó, perdiendo a su máximo
exponente; y el estallido social que
vivió Colombia cuatro años antes,
empezó a revertirse. Pero a nivel
deportivo, empezó a decrecer: las
estrellas empezaban a emigrar (los
salarios ya no eran los mismos sin
el dinero “fresco” que aportaba el
narcotráfico) y la liga perdió protagonismo durante un tiempo.
Los casos de Andrés Escobar y Albeiro Usuriaga
Un hecho tristemente célebre sucedió poco después de finalizada la
Copa del Mundo de Estados Unidos 1994: el asesinato de Andrés Escobar,
defensor central de la Selección de Colombia, quien tuvo el infortunio de
convertir un gol en contra frente al equipo local.
Luego, de vacaciones en su país, fue increpado por Humberto Muñoz
Castro que le disparó seis tiros al grito de: “golazo, golazo” y “gracias por el
autogol”. Escobar falleció en el trayecto al hospital. Castro, era empleado
del empresario Santiago Gallón Henao, cuyas vinculaciones con el narcotráfico y las casas de apuestas fueron luego de dominio público, por lo que
se cree que ese gol le hizo perder mucho dinero. Más de 20 mil personas
despidieron al jugador en su entierro.
Pero no fue el último episodio de esas características. Una década después fue asesinado Albeiro “Palomo” Usuriaga (ex jugador de Independiente de Avellaneda). En septiembre de 2010, en Valencia, fueron detenidos el
“Ronco” y el “Pollo”, dos experimentados sicarios del Cartel de Cali, a quienes
se los acusa como presuntos culpables del homicidio.
33
Futuro trotador
Nerina López,
la “Estrella veloz”
Por Héctor Escobar
Con apenas 14 años,
la joven rompe los
moldes de un
automovilismo sin
espacio para
mujeres. Desde el
barrio platense “La
Loma”, esta corredora
de karting continúa
acumulando talento
y experiencia. Lleva
disputadas más de 130
carreras y, en diversas
pistas, ya alcanzó las
22 victorias.
34
Es una una deportista de “Edición
limitada”, y por eso fuimos a ver de
quién se trataba. Llegamos al Barrio
“La Loma” con la expectativa que nos
generó conocerla y saber cómo es
su historia con los fierros. Correr en
autos no es para cualquiera, es para
entendidos.
La materia requiere de entrenamientos y sabiduría, por lo que implica asumir peligros. Con ella, queda
descartada la idea que correr en autos es “cosa de hombres”. Ella, desmitifica una idea instalada. Se trata de
Nerina López, una joven de 14 años
apasionada por el automovilismo. Su
mejor aliado es un karting, y juntos
van escribiendo una crónica para el
asombro de muchos.
Julio, su padre, es parte de este
proyecto. La sangre tira y parece que
en este caso el corazón también. La
herencia pasional por los fierros comenzó cuando la niña tenía cuatro
años. Al principio se trató de una
diversión. El hombre la subió por primera vez en un karting para que de
vueltas en una plaza. Y como muchas
historias de grandes figuras deportivas, la pequeña no dudó, no se negó.
Allí, sonó un ruidito y nació la “Estrella veloz”.
Los días pasaron y claro, Julio
padre comenzó a mostrarle el “runrun” de lo que significa una carrera
de karting. Un evento que no se trata
de una exhibición; ahí se compite, se
corre por los puntos. “Fuimos a ver
una carrera de karting en Brandsen
y le dije a mi papá que quería correr.
Al mes, cumplí cinco años y debute
en la categoría Estándar Escuelita”,
cuenta la joven piloto.
Pronto, varios kartódromos presenciaron la imagen de una chiquilla
que se calzaba el buzo antiflama y se
subía al “cuatro ruedas” furioso. Zárate, Saladillo, Roque Pérez y el Internacional de Buenos Aires, fueron algunos de los escenarios. Y un clásico de
la especialidad, Ciudad Evita, circuito
famoso en el ambiente del Kart. De
allí, es oriundo Gabriel Furlán, multicampeón de la F3 Sudamericana y ex
TC 2000, Top Race y muy conocedor
del Kartódromo. Otro que inició sus
primeras armas con un Karting y en
Ciudad Evita, fue Diego Aventín, hoy
piloto de Turismo Carretera.
El crecimiento de Nerina López
empezó a tomar vuelo deportivo
cuando a los seis años, pasó a una
categoría de más potencia; fue la
50 Estándar. A los nueve, y como
era de esperar, continuó avanzando. Esta vez, se colocó en una categoría denominada 50 Libre. Más
tarde, a los diez, participó de la 55
Libre. Un año después, la potencia
del Karting aumentó y las ganas de
Nerina también: pasó a correr en la
80 Limitada.
En la actualidad, la audaz corredora participa de una categoría aún más
intensa: la 80 Super A, que se disputa sobre asfalto. Cabe aclarar, que en
los anteriores grupos mencionados,
se compite sobre tierra. Son desafíos
organizados por la Asociación Pilotos
Agrupados de Karting (APAK).
La carrera deportiva de López
como piloto se encaminó. Definitivamente, encontró su profesión y
vocación dentro de lo fierros. El automovilismo como deporte se empareja con el resto de las disciplinas:
se comienza de menor a mayor hasta
llegar a las máximas categorías. Y Nerina viene cumpliendo a “rajatabla”
su trayecto. La escala es progresiva;
ella, sin problemas, sube y se anuncia
para más.
Campeona de la categoría 80 Limitada Bonaerense del Centro, Subcampeona en la Estándar, y ganadora
del Premio Pista en el 2006, la joven
piloto se transformó en la corredora
de autos en la historia de la ciudad
de La Plata que ganó más de una carrera en el segmento zonal.
La labor de Julio no quedó sólo
en aquella visita a los autódromos.
También se suma al proyecto Lilian,
madre de la deportista, y su hermano José María López; “Pechito”, para
los conocidos y en homenaje al piloto de idéntico nombre, campeón
y participante de varias categorías
nacionales. Ellos, como ejecutantes
y acompañantes de Nerina, son los
que la guían, la ayudan, la preparan.
El taller está instalado en el garaje de
la casa de los López. En ese lugar, Al
Trote encontró el corazón de la vertiginosa vida de la juvenil. “Mi papá
es el que nos arma y prepara el motor del karting en el taller que tiene
delante de nuestra casa. Mi mamá lo
ayuda en la mayoría de las tareas”, señala la kartista.
En los entrenamientos físicos y
deportivos, la familia cumple un rol
determinado. Cada uno hace su trabajo: Julio y su hijo “Pechito” con los
detalles y puesta a punto del karting.
“Mi hermano siempre está con nosotros. Él me acompaña y me hace el
aguante”, expresa la conductora. En
tanto que Lilian, se cuelga el cronómetro y toma los tiempos de vuelta.
Por su lado, la impetuosa adolescente busca la adaptación al circuito y
los radios de giro ideales teniendo en
cuenta varios factores como el clima,
la temperatura, gomas del karting y
demás detalles que hacen a la práctica del automovilismo y la puesta a
punto del auto.
Hasta el momento, participó en
un total de 135 carreras, 22 victorias y 60 podios. Sus números están
a la vista. La “Estrella veloz” deja en
claro su espíritu deportivo sobre
un auto de carreras. Teniendo en
cuenta su corta edad, Nerina muestra a la sociedad que no importa la
práctica deportiva a ejecutar. Solo
hay que tener valor para alcanzar
los medios necesarios y competir.
Ella nos redobla la apuesta: no trota, corre.
No pasó de un susto
Competir con autos significa
asumir riesgos. El peligro es una instancia permanente dentro de una
práctica que lo trae consigo. Muchos
pilotos han sufrido infinidad de accidentes. Nerina López tiene encima
uno propio que será recordado por
todos.
Fue en La Plata Karting Club, en
2004, cuando en una de las vueltas
de la serie (etapa clasificatoria para
participar de la final), una de la ruedas del auto de López se montó sobre un “pianito”. El karting tomó vuelo y empezó a dar vueltas. “Fue un
día de carrera, en la serie. Venía muy
bien, pero en uno de los últimos giros, la goma se enganchó en una de
las cunetas y empecé a dar vueltas”,
dice la piloto.
Sin embargo, la cosa no terminó
ahí; el karting quedó volcado en la
pista, dado vuelta, lo que provocó
que la nafta del depósito se empezara a desparramar. Inmediatamente, el
tanque explotó y parte de la nafta se
metió dentro del casco de la conductora. “No veía nada”, confieza la joven.
Al instante, fue trasladada en ambulancia para el control de su salud. Más
tarde, el asombro de los espectadores
se hizo presente, porque López salió
nuevamente a pista y terminó tercera.
“Fuimos a ver una
carrera de karting en
Brandsen y le dije a mi
papá que quería
correr. Al mes cumplí
los 5 años y debuté”
A lo Traverso
Los que siguen este deporte tienen muy presente la recordada hazaña
en la carrera TC 2000 de Juan María Traverso en el circuito de General Roca
de 1988. El “Flaco” ganó sobre el Silvio Oltra con la cupé Fuego, justamente,
encendida en llamas. Apenas cruzó la línea de llegada, Traverso paró a un
costado y se bajó inmediatamente saludando al público presente.
Nerina López también nos presenta su proeza. En 2010, en el circuito El
Orejano, en la anteúltima competencia de la categoría 80 Limitada, largó
en primera posición. Tras un toque con un compañero, se le desprendió un
pontón (parte lateral del karting) y quedó en el último lugar. Reglamentariamente, el karting debe finalizar la carrera con un peso determinado. Sin
ese pontón, López quedaría descalificada automáticamente.
La “Estrella veloz” no paró. Al contrario, decidió seguir de forma heroica.
Con una mano, sostuvo el pontón, con la otra condujo. Fue impresionante
el andar y la habilidad para pasar uno a uno a los otros pilotos. Lamentablemente, en la última vuelta, por un error a la entrada de una curva se le
escapó el lateral, lo que provocó que terminara descalificada por falta de
peso del karting.
35
Pluma y pelota
Por Héctor Escobar / Ilustración: MEM
Constantini Sur era una fábrica de colchones ubicada en la calle Mariano Acosta, detrás de la Plaza Barracas
Iglesia, Avellaneda. Allí, trabajó mucho tiempo Enrique,
un tipo acosado eternamente por un sabor agridulce. El
agri desembocaba por sus problemas de salud; el dulce
venía por su locura “albiceleste”.
Día por medio, por escribir una estadística equilibrada y no decir casi toda la semana, Enrique discutía con
Graciela, su esposa. Ella necesitaba más tiempo con él.
Siempre entendió el amor de Enrique por ”La Academia”,
pero la sensibilidad femenina y el reclamo de una madre,
muchas veces no es comprendida.
La razón de ese continuo enojo, fue la presencia de
Enrique hasta el hartazgo en las inferiores del club, donde ayudaba en un sin fin de tareas. Racing fue su vida,
al igual que Graciela y su hijo, también llamado Enrique
de apenas seis años. El niño tenía que mamar fútbol y ser
inculcado con esos colores. Enrique se tenía mucha fe; lo
iba sacar bueno.
En enero de 2002 una carta golpeó la puerta de la
familia. Acusó el papel el despido de la fábrica de colchones, lo cual era algo que se pensaba, que no se quería,
pero llegó. Algo común por esos vertiginosos días desde el paraíso reinante de conductores maquiavélicos. De
punta a punta, el territorio conoció la derrota. El hostigamiento llegó a Enrique, a Graciela y a “Quiquito”, por
supuesto. No así, a los ansiosos de la materialidad y el
ventajismo elitista.
36
-¡Enrique! ¿Qué te pasa? ¡Respondeme! Dale vida, no
me hagas esto, no me asustes. ¡Enrique, Enrique!, le dijo
Graciela a su esposo, que tras leer el documento, cayó fulminado al piso y con una mano en el pecho. A un costado
estaba Quiquito, que no paró de llorar silenciosamente.
Los mocos tendidos llegaron hasta la pera. Fue un hecho
que marcó al niño; su susto lo condenó para siempre.
Graciela, abrazada a Enrique, acompañó en el llanto. Ni
los médicos de la ambulancia, ni los del Fiorito pudieron
reanimar al despedido.
En el velatorio llovieron las críticas corrientes y las miserias de la ocasión para con la flamante viuda de parte
de lechuzas y cuervos (y no es solo por la vestimenta de
color negro). Esa manía del ser humano que no puede
evitar ser egoísta y perfecto ante los demás una vez consumado el hecho, donde en vez de acompañar, resurge
de las tinieblas más personales el “Yo hubiera hecho esto”,
o “Ella no lo cuidó”; cosas por el estilo.
No fue así lo de Lucía, amiga de Graciela, que inmediatamente, se vino de Santa Fe al funeral y en el medio
del cortejo le propuso que deje Buenos Aires, que se
mude con ella. Lucía tenía espacio para ambos y la parte
económica no iba ser un problema; donde come uno, comen tres. Además, serviría de compañía tener a Graciela
y a Quiquito, su sobrino postizo, así lo consideró. Graciela
no dudó y allá fue.
El acostumbramiento a la nueva ciudad no resultó fácil. Sin embrago, la mujer supo acomodarse con los años.
Nunca bajó los brazos, ni planchando ropa, ni llevando
al niño al club del barrio para que juegue a la pelota. No
importó lo que traía su hijo desde aquella carta leída y
muerte de su esposo, que afectó a Quiquito. Sí al colegio,
sobre todo en los recreos, y a los compañeros futbolistas
que no pararon de acosarlo y reírse. Enrique fue objeto de
todo tipo de aberraciones, chistes, cargadas y demás estupideces de estúpidos. Ahora, ¡qué bien juega Enrique!
Pasaron los años y la mamá del jugador encontró
una parálisis de mitad de cuerpo para abajo; los médicos
diagnosticaron por presión alta. Es que no aguantó más
lo que le pasaba a Quiquito en su cotidianidad: burlas y
destrozos orales vulgares lo rodeaban.
Pero llegó un momento, en el que el ahora adolescente, tuvo razones para abandonar el pueblo santafecino
de Cañada de Gómez, con experiencia similar a la de su
padre, agridulce. Porque también conoció a gente que lo
acompañó y ayudó en su dilema, por ejemplo Don Fermín, propietario de un mercadito, de esos que tienen de
todo. Su habilidad y el amor por la redonda tenían que ser
desparramados en las grandes ligas.
Con sus cortos 15 años se dio tiempo para la escuela y
de vez en cuando alguna changa; más que nada en lo de
Don Fermín, cuando lo llamaba para acomodar los artículos del almacén. ¡Como hace gambetas Enrique!
Por las dificultades de Graciela, en la casa los ayudaba
con los quehaceres Lucía, que ya era parte de la familia en
esta etapa. Siempre compañera de su amiga Graciela y de
su hábil y castigado sobrino. ¡Como la pisa Enrique!
Con los ahorros que juntó el joven, más lo que colaboraron algunos vecinos del pueblo con el boca a boca
que generó Lucía, Quiquito iba a empezar a caminar por
la senda del sueño de cualquier pibe que juega algo más
que bien a la pelota.
- Hijo, ¡cuidate mucho! No olvides que te quiero. Por
favor, haceme saber cuando llegues, le dijo la mamá.
- Quiquito, no te preocupes, yo la voy a cuidar bien,
convenció Lucía. El joven, con la cabeza asintió.
Al momento, se emprendió el viaje a Avellaneda. Otra
vez en ese barrio, donde nació y supo estar, donde el recuerdo vago del llanto que no se escuchó es una de las
cosas que llevó; lo otro fue la ilusión. Allí lo estaba esperando Ricardo, un entrenador de inferiores de Racing, que
conoció muy bien a Enrique padre. Quiquito iba ser probado. Su mente y el nerviosismo propio por la situación
eran más fuertes que él. ¡Cómo lee el juego Enrique!
Con algo de miedo y haciéndose entender, el joven
preguntó en Retiro a un policía como llegar a la sede
ubicada en Mitre 934. Estaba perdido, tembló. Un susto
lo envolvió al ver tanta gente y ruido junto. Pronto, con
papel y lapicera en mano, Quiquito indicó al chofer del
colectivo hasta donde quería ir. ¡Impresiona la velocidad
y pausa de Enrique!
Cuando llegó a la sede, buscó a Ricardo. Samuel, quien
lo entrenó desde pequeño y hasta hace unos meses, allá
en Santa Fe, hizo el contacto. Le dijo que se trataba de un
hombre alto, con un poco de barba y que siempre estaba
vestido con equipo de gimnasia; ese era Ricardo. El sueño,
de a poco se transformaba en una realidad. Y tenía razón
Quiquito en tener esperanzas; su capacidad como jugador de fútbol era asombrosa.
Al pasar un par de puertas y después de esperar casi
una hora, apareció un hombre vestido con equipo de
gimnasia y el logo de Racing en el pecho; era alto y tenía
algo de barba. Los latidos del corazón del futbolista aumentaron y la piel de la cara se tornó colorada. ¡Se cansó
de hacer goles Enrique!
Quiquito no dudó, se paró de la silla y encaró al señor, lo frenó y Ricardo tomó el papel del muchacho que
decía: “Hola, vengo de parte de Samuel. Él me dijo que
usted me está esperando y que me va probar. Soy hijo de
Enrique Carranza”. Sin disimular, Ricardo tiró un gesto de
desagrado.
- Pero como, ¿no hablás, sos mudo? Asintiéndole con
la cabeza, Quiquito le respondió.
- Mirá, disculpame pero yo no soy Ricardo. A lo que el
entrenador le entregó el escrito y se fue a una de las oficinas. Tomó el teléfono y muy ofuscado llamó a Samuel.
- ¡Nunca me dijiste que era mudo! ¿Sabes lo que significa eso? ¡No me sirve!
Luego, el hombre encaró a la entrada del edificio, habló con el empleado de mesa de informes y por delante
de Quiquito, sentado a la espera de su sueño hecho realidad, con carpeta en mano salió raudamente sin mirarlo,
totalmente convencido e ignorante al pibe encantado.
El empleado, mientras miraba al joven desconocido
que no entendía que estaba sucediendo, marcó un número.
-Hola, buenos días. Necesito un remís para retiro,
¿puede ser?
37
El polifuncional
Camino al cielo
Federer ganó su séptimo título de Wimbledon, recuperó el uno y se transformó en el
jugador con más semanas al tope del ranking mundial. Semblanza de un deportista
que trasciende el tenis y se posiciona en lo más alto del deporte mundial.
Por Lucas Mateo
Y llegó el día que Roger soñó.
Porque ese partido frente a Andy
Murray no era uno más. A pesar de
los seis títulos obtenidos en Wimbledon, este tenía una significación
especial. Una sumatoria de cosas,
ponía todo nuevamente en su lugar
y engrandecía (aún más) la figura de
semejante genio del tenis.
Porque Federer no necesitaba
volver a ser Número 1 para confirmar
algo. Su impronta en el circuito es insoslayable.
Cuando Murray se percató que el
que estaba del otro lado de la red no
era un rival, sino una leyenda, cedió
el partido, el título y la gloria. Resulta
muy difícil enfrentar a ese fenómeno
que seguramente haya tenido en su
pieza colgando de la pared en algún
poster.
El 6-4 de ese cuarto set desencadenó la euforia de propios y extraños. Miles de ingleses veían como un
suizo, nacido un 8 de agosto de 1981
en Basilea, se subía a lo más alto de
la historia del tenis y borraba, de
un raquetazo, todos los récords que
quedaban por alcanzar.
Roger Federer se volvía a poner
la pilcha del Número 1. Para que no
sonase a poco, alcanzó a Pete Sampras como máximo ganador de Wimbledon, con siete títulos, e igualó las
286 semanas estando en lo más alto
del ranking.
Pero más allá de todo lo alcanzado, lo que se festeja es el regreso. Volvió el tenis a posarse sobre el césped.
Esa misma superficie que lo tendrá
como máximo candidato a colgarse la medalla dorada de los Juegos
38
Olímpicos. Porque lo que destaca al
suizo del resto de sus rivales, es la
perfección técnica con la que desarrolla su juego. Ese mote facilista de
asemejarlo con el funcionamiento
de un reloj fabricado en sus tierras le
sienta como traje de sastre.
Federer es un manual viviente
del tenis. La excelencia de cada movimiento, cada golpe, cada empuñadura, lo transforman en una belleza
deportiva. Eso es jugar lindo. Y el
contexto logra magnificarlo. Porque
enfrente tiene tipos que lo engrandecen, que lo obligan a ser más grande y más jugador.
Perder contra Djokovic y Nadal
no ha significado una mancha en su
carrera. Todo lo contrario. Le ha permitido pulir los defectos (¿los tiene?)
de su juego y su temperamento. Y lo
ha superado contrarrestando la potencia con la técnica y su impronta.
Lo ha obligado a entender que el
tenis no se gana sólo con la raqueta, sino que en muchas ocasiones es
más importante la cabeza.
Hoy, lo vemos como una persona
que no transpira, que no se inmuta
ni transmite sentimientos dentro de
una cancha. Aunque en su infancia,
su posibilidad de transformarse en
profesional se vio afectada por su
temperamento. El pequeño Roger
era conocido en el circuito de juniors
como un jugador irascible. Lo que se
dice un “calentón”. En varias de las
biografías realizadas sobre su vida,
se comenta que sus padres preferían
no ir a verlo jugar por la vergüenza
que les significaba mostrarse como
los responsables de semejante de-
monio. Sin dudas que el tiempo le
tenía preparado otro destino.
Nos encontramos ante el mejor
jugador de tenis de todos los tiempos. Un deportista completo por
donde se lo mire. Que destila calidad
por todos sus poros pero que, ante
todo, es el mejor estratega. Por su cabeza pasa esa segunda fórmula para
el éxito. Es la aleación de estas dos
virtudes la que lo catapultó a ser RF
o, mejor dicho, una marca registrada.
Cuando la mano se le suelta, expone
la mejor versión de un tenis prolífico,
exquisito y sin fisuras. Cuando viene
cambiada, conoce a la perfección las
apetencias de su rival. Su cabeza se
asemeja a un gran fichero que reúne
los perfiles de todos sus adversarios.
Es consciente de los recursos que
posee, como así también de las posibilidades y falencias del que está
enfrente.
Un señor jugador que está tocado por la varita. Una estrella que
alumbra y deslumbra desde el circuito. Game a game. Set a set. Camino
al cielo.
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