Ciencia para descostillarse. Recursos humor sticos en la Tv p blica argentina. El caso de Proyecto G

Anuncio
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
Ciencia para descostillarse: recursos humorísticos en la TV pública argentina. El caso
de Proyecto G.
Vanina Soledad Lopez1
Resumen
El presente artículo se propone abordar la relación aparentemente distante entre el humor y
la ciencia. Para ello se analiza la presentación del humor como estrategia narrativa
televisiva para la comunicación pública de la ciencia en el ciclo Proyecto G, emitido por la
señal de TV pública del Ministerio de Educación de la Nación Argentina, Encuentro. Desde
una exhaustiva visualización crítica de los trece episodios de la primera temporada intentará
recuperar los recursos humorísticos que el ciclo utiliza a favor de la comunicación pública
de la ciencia.
Palabras clave
Humor – Ciencia – Televisión
Abstract
This article achives to approach the relationship aparently distant between science and
humor. In order to acomplish it humor will be analized as a narrative strategy in television
for public communication of science in the case of the argentinian tv show Proyecto G.
This show is transmited at the public TV Broadcasting, Encuentro. The humoristic
resources for public comunication of science will be recovered from a critical study of the
thirteen episodes of the first seson.
Keywords
Humor – Science – TV
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
Entre viajes, publicaciones y colegios
Ví a uno trabajando en la calcinación del hielo
para transformarlo en pólvora. Uno más me
mostró un tratado que había escrito sobre la
maleabilidad del fuego, libro que se proponía
publicar.
Jonathan Swift, Viajes de Gulliver
Ciencia y humor parecieran encontrarse en las antípodas del imaginario colectivo.
Difícilmente sea entendida como graciosa una invitación al Planetario y mucho menos
probable es que resulte hilarante la insinuación a una cita en el Museo de Ciencias
Naturales. La naturaleza pareciera no ser cosa de risa aunque las ciencias sociales, a pesar
de su pretensión de calidez, pocas veces corren mejor suerte.
Gulliver, protagonista de la sátira política de Jonathan Swift, no era un ser muy divertido.
Al contrario se pasó su vida paseando por lugares recónditos en los cuales fue tratado de
loco, necio o raro -dada la extranjería que esto implicaba en cada uno de sus destinos-, lo
cual lo llevo a reforzar su seriedad, replantear sus conocimientos e incluso ponerlos en duda
y a prueba. En la tercera parte del libro que corresponde a sus viajes, Gulliver visita una isla
flotante sostenida por fuerzas magnéticas de atracción y repulsión que la mantienen en el
aire llamada Lupata. En los cielos vive el rey junto a los académicos, un variado número de
abstraídos especialistas en música, astronomía y matemáticas, mientras que en la ciudad
terrestre habitan los súbditos. La isla se acerca o aleja en respuesta a los pedidos del rey, y
en signo de castigo a los terrestres es capaz de taparles el sol. Gulliver también visita a los
barnibarbas y en su isla descubre la academia, donde los especialistas se dividen según su
actividad. Están los dedicados a proyectar cosas prácticas, los que del conocimiento
especulativo, los estudiosos del lenguaje y los de la política. La distancia temporal con el
momento de producción del texto no desgasta la capacidad corrosiva de la pluma Swift,
uno de los primeros críticos literarios de la tiranía tecnológica en el control de la naturaleza,
sin embargo es llamativo descubrir que “la descripción de los inventos supuestamente útiles
está basada, contra todo lo que pueda pensarse, en comunicaciones que en efecto fueron
presentadas a la Royal Society” (de Asúa, 2004, pp. 83).
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
Bajo la colección argentina de libros de comunicación pública de la ciencia, Ciencia que
ladra, se publicó un pequeño manual metodológico, titulado Demoliendo papers. Se trata
de una compilación realizada por el doctor en biología Diego Golombek, nacida al calor de
las primeras experiencias de escritura científica de un grupo de estudiantes universitarios.
El libro entiende al paper o artículo acádemico como una pieza retórica que oculta más de
lo que muestra. Además de funcionar como faro de la organización del trabajo e incluso ser
una veta a considerar al momento de elegir un tema de estudio 2, la importancia radical que
ha adquirido el artículo científico mientras muestra el éxito no reconoce los fracasos, no da
cuenta del proceso y las dificultades de producción de conocimiento sino de los resultados,
tras la figura individual desdibuja el colectivo científico y el entramado de relaciones
sociales sobre el cual este se teje y por último obvia su fortaleza legitimadora del autor -así
como el interés de este por adquirir el prestigio de publicar en un lado antes que en otro(Kreimer en, Golombek, 2005). En la compilación se encuentran artículos como “Los
gustos musicales de las plantas afectan su normal desarrollo”, “La tendencias suicidas en
caracoles advierten sobre patologías psiquiatricas en el hombre”, así como también
estudios comparativos como “Capacidad de acción de la ojota o el insecticida en aerosol a
la hora de matar cucarachas” y “Análisis sobre la divinidad del botón”.
Swift organizó los viajes de Gulliver al calor de los cambios producidos en el siglo XVII.
La revolución científica llevaba en su base el distanciamiento de la filosofía natural de la
metafísica en la conformación de la ciencia moderna, mientras se volvía una cuestión
pública al abandonar privacidad de los talleres para instituirse en cuerpos colegiados. A lo
largo del siglo XVIII se asentó la idea que la ciencia merecía para sí un lenguaje propio, el
mismo que Swift cargó en su imaginario y con el que narró los avatares de los científicos
de Banibarbas. La Ilustración llevó en su seno el sueño de la razón científica como método
de conocimiento valido y universal, y en su realización vivió la pesadilla del siglo XX tras
Auswitch e Hiroshima ( Horkheimer y Adorno, 1987).
Cuando ciencia y humor se distancian es en una cara de sus concepciones. Por un lado la
cara oscurantista de la ciencia solo asimilable como tragedia, el conocimiento de unos
pocos a costa de muchos, y a las polvorientas curriculas escolares. Por otro, una cara del
humor que son los trucos del humor, una herramienta apropiada por la publicidad -para la
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
venta de productos- o la envestidura cínica posmoderna de la sociedad humorística
(Lipovetski, 1992) del entretenimiento rápido y cool. Sin embargo hay otras caras donde
suelen encontrarse a beneficio y perjuicio de ambos, cuando el humor funciona cómo
espacio de liberación y crítica social de la ciencia.
Siguiendo a Miguel Rep, dibujante y humorista argentino, podríamos coincidir en dos tipos
de humor liberador en sus formas, uno que nos muestra el sentido de la vida, que incluya
una historia, una moraleja, y un segundo tipo que nos muestra el sin sentido de la vida 3. La
diferencia entre liberación de la “carcajada adrenalínica” y liberación de la angustia
cargada de risa. En ninguno de los dos casos se trata de la quietud propuesta por los trucos
del humor, por la mueca publicitaria o la burla denigrante, sino de un cimbronazo a la raíz
del pensamiento. “El humor verdadero siempre te deja pensando, porque es la falla de la
maqueta de nuestras vidas, y todas las maquetas tienen fallas” (Rep en, Pedroso, 2007, pp.
29). En esa cara que despierta la pregunta, el humor puede encontrarse en el sendero de la
ciencia, lleno de controversias y en búsqueda constante de certezas. Hay en el humor una
cuota de subversión, que se manifiesta en su fuerza desacralizadora, en su capacidad de
desvestir las instituciones y prácticas humanas de sus trajes solemnes. Simpática y
necesaria al metadiscurso científico la jugada del Demoliendo papers, comparte con la
sátira de Swift esa fuerza del humor.
Un caso particularmente metódico literario aunque también humorístico y “científico” es el
de la Patafísica. Autodenominada la ciencia de las soluciones imaginarias, o la “ciencia de
las ciencias”, la Patafísica es aquella rama del conocimiento que se ocupa, al contrario de la
ciencia que acordaríamos en llamar tradicional, de las excepciones antes
que las
repeticiones, de los sucesos antes que la estabilidad. El epifenómeno de la metafísica,
siendo está de por si el epifenómeno de la física.
Es la Patafísica un juego eterno de palabras burlonas sobre el lugar ocupado por la ciencia,
los profesores y las academias creado en el Liceo de Rennes a fines del XIX y que sale de
los muros del colegio francés gracias a la pluma de Alfred Harry, en Ubu rey y Dr.
Faustroll. Su obra “conjuga en sí misma a la cita culta y la bufonería, la estructura
narrativa del drama clásico y el humor arbitrario, la ironía elegante con la grosería de
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
índole popular” (Ferrer, 1991, p. 4). Con el nacimiento de las vanguardias Harry es
canonizado entre los surrealistas y a mitad del siglo XX un grupo de admiradores y amigos
suman reglas, colegios y colegiados al juego de palabras fundando el Colegio de ´Patafísica.
Crean un nuevo universo simbólico donde, como en El País de las Maravillas, todo va en
contra sentido aunque toma del mundo real su tiranía y estupidez para extremarlas, en un
típico procedimiento paródico, y realzarlas con la solemnidad exagerada de las instituciones,
los títulos y las profesiones.
Como los científicos a los que Gulliver encuentra en sus viajes recónditos los patafísicos se
basan en la observación y análisis de todo lo que los rodea y elaboran las más diversas
teorías sin escatimar aclaraciones. Las notas al pie, cuya extensión puede superar la del
texto base, las inagotables referencias y la cita constante son sutiles giros humorísticos
sobre la importancia del mundo endógeno construido por las ciencias -tanto naturales como
sociales- que suele autorregularse con desconocimiento de la sociedad. Habitar ese mundo
lleva de manera automática a reproducirlo, como en el juego desvestido en el pequeño
manual patafísico Demoliendo papers, ya que publicar es parte de la tarea de supervivencia
del científico en su campo. Mundo cuyo lenguaje es un encriptado conjunto de términos,
definiciones y conceptos que alejan la comprensión cotidiana, convierte en sujetos
solemnes a sus habitantes y hace extranjeros, cómo Gulliver, a todos los que en el no viven.
Esta crítica apocalíptica se integra con los principios de la ciencia porque la Patafísica es,
para Christian Ferrer, “un elogio de la curiosidad, lo cual nos devuelve a la motivación
originaria de la ciencia, hoy obturada por metodologías y modas académicas” (Ferrer,
1999, p. 5).
Dos hitos de humor y ciencia en la TV argentina
Un hombre delgado y rubio debajo de un sobretodo amarillo, similar a un piloto de lluvia,
otros dos en overol naranja y un sinfín de personajes grotescos hacen un programa de
televisión sobre ciencia. Definitivamente parece algo poco serio, y es posible que lo sea.
Proyecto G es un programa educativo de televisión que se emite en la pantalla del canal
televisivo del Ministerio de Educación de la Nación Argentina, Encuentro, desde 2008. Su
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
ingreso a la grilla de Encuentro se dio junto al lanzamiento de una serie de programas
científicos en el marco del año de la ciencia. Proyecto G es un programa de ciencia en la
vida cotidiana y su enfoque entiende la televisión como una maquina de entretenimiento, tal
como lo propone Omar Rincón en sus Narrativas mediáticas, y propicia la formación de
una cultura científica antes que pretender comunicar una serie de conceptos y teorías. La
particularidad narrativa está dada por la incorporación de la ficción y la animación gráfica
en formatos micro, o secciones de corta duración; unidades temáticas posibles de ser
visualizadas con independencia al ciclo entero, sin por eso perder continuidad.
Si bien “la dimensión narrativa no es exclusiva de la ficción, los noticieros narran al igual
que los programas de entretenimiento y los periodísticos de investigación” (Casetti y di
Chio, 1999, pp. 266) el lugar que ocupa la ficción en Proyecto G no es azaroso, sino que
constituye el terreno propicio para que el humor pueda meterse en la TV pública a fin de
incomodar y redimir el espacio de la ciencia sacra. Al mismo tiempo se trata de la
validación de la ficción como espacio para el aprendizaje y con ella una propuesta al juego.
La narrativa ficcional introduce la duda y trae consigo la curiosidad por develar que hay de
cierto en lo narrado. Esta estrategia no es única en el país, aunque si por primera vez se
estabiliza en un ciclo televisivo de larga duración.
A mitad de la década del 80 un cineasta argentino Carlos Sorín realizó un documental
titulado La era del Ñandú, en el marco de un ciclo de ciencia gestionado por la Secretaría
de Ciencia y Técnica de la Nación Argentina. En aquella ocasión Sorín proponía el relato
histórico de un escándalo científico suscitado a partir del descubrimiento de una droga,
realizada a base de una encima del ñandú, cuyas promesa de juventud eterna habría
acaparado la atención del público en general. La narración se desarrolla con los tiempos y
climas del documental clásico: la voz locutora es conocida por sus contemporáneos4, hay
testimonios orales, documentos verificados, imágenes de archivo e incluso reconstrucciones
ficcionales de algunos de los escándalos. Nuestra educación televisiva como espectadores
nos aseguraría que se trata ante una pieza televisiva cotidiana y clásica; por lo tanto
confiable, más aún si recordamos el contexto de emisión dentro de un ciclo producido por
un organismo científico estatal.
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
Pero a medida que la narración avanza nos encontramos metidos en una trampa, y llorando
a carcajadas: La era del Ñandú no es un documental de ciencia, sino una pieza paródica
televisiva5 que, como la Patafísica, reproduce el método cambiando el sentido. Se trata de
una doble burla contra la autoridad: por un lado al sistema televisivo que por su propio
contexto de emisión puede hacer parecer válida una patraña y por el otro a las
representaciones de la ciencia que valorizan la autoridad –de esos testimonios que en un
principio parecen válidos y de la institución que respalda el ciclo donde aparece esta pieza-.
En La era del ñandú nos reímos de la ciencia y con la ciencia, aunque también de nosotros
y nuestra credibilidad cómo espectadores, sin denigrarnos pero si aprendiendo a
mantenernos alerta. Un nuevo llamado a la curiosidad.
Proyecto G no es una excepción sino que se repite semana a semana en el canal público
argentino desde 2008, e incluso se puede descargar su primera temporada entera en su
micro portal de Internet 6 . Si bien hace de la ficción su espacio, los contenidos son
estudiados y científicamente chequeados. La tríada ficcional de Proyecto G está compuesta,
en sobretodo amarillo, por el “Dr. G”, un “científico profesional, cazador de preguntas,
curioso insaciable” y en naranja por los “Sres. de Acá y de Allá”, dos sujetos
experimentales de opuestas personalidades. Los tres juntos ponen en juego la maquinaria
científica y sostienen el método: para ser enunciado todo lo que en el ciclo aparece debe
pasar por la experimentación. Es así como los segundos someten sus cuerpos al ejercicio,
en situaciones a veces grotescas7, y el primero establece las coordenadas para que este se
realice. La llegada a conclusiones a partir de la dramatización del método científico
propone una concepción sobre el conocimiento que lo entiende como un proceso de
construcción y no como un producto acabado.
Proyecto G, personajes no tan estables
Los Sres. son los sujetos del juego cómico, de la pasada humorística del ciclo, personajes
construidos en las antípodas; uno prolijo, cuidadoso y condescendiente a las demandas de la
ciencia, y el otro despistado e incrédulo. Ante ellos el “Dr. G” se erige como regla. En el
segundo capitulo de la primera temporada del ciclo que trata sobre la belleza, y la posible
existencia patrones científicos para definirla, el “Dr. G” sostiene su argumento
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
ejemplificando a partir de una reconocida actriz. Los Sres. coinciden e incluso el Sr. de allá
se entusiasma con la posibilidad que la actriz aparezca en el programa, el “Dr. G” lo corrige
y recuerda que es tan solo un ejemplo, a pesar de eso él insiste. Resulta simpático el
entusiasmo del Sr. de Allá e incluso poco probable en la historia de la comunicación
televisiva de la ciencia en Argentina8. Sin embargo, para sorpresa de los tres, la actriz se
hace presente.
La puesta en escena es poco verosímil e incluso absurda coincidiendo en la definición de
Mercedes Moglia quien plantea que, “los componentes absurdos están siempre más
diseminados en el plano del sketch, se evidencian, por ejemplo, en quiebres repentinos de
la lógica planteada en la acción o en el discurso” (Moglia, 2010, pp. 5). La ruptura en esta
situación estaría dada por la aparición de un personaje extraño -tanto al campo científico
como a la narración televisiva científica- y por su cooperación naturalizada en el desarrollo
discursivo del argumento. Mientras ella proporciona información validada, los “Sres.”
cuchichean a sus espaldas, el “Dr. G” les llama la atención y los retorna “al trabajo”. Es un
juego caricaturesco, como en esos dibujos animados donde dos cómplices o enemigos se
alían o enfrentan y un tercero media o delimita esa relación9.
En las escenas en espacios interiores el “Dr. G” viste su piloto, en las escenas rodadas en
exteriores solo va de camisa y jeans. El abandono del traje de trabajo le quita su inmunidad
humorística, cual superhéroe, y en exteriores esto puede ponerlo en aprietos. Sin el piloto,
sobretodo amarillo, que oficia de uniforme de trabajo e índice de autoridad y fuera de su
área de influencia, el “Dr. G” es un sujeto más de la vida cotidiana. Reiteradas son las
apariciones de personajes que ante alguna de sus respuestas le solicitan su título
universitario para validar su inscripción institucional, sin embargo el sale siempre bien
parado de esas situaciones:
-¿Usted es Doctor?
-Si, soy biólogo.
-A ver, muéstremelo. ¿Dónde tiene título?
-No salí con el título, no lo tengo acá, lo tiene mi mamá.
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
La ironía es un recurso de polifonía que hace circular voces de otros en el discurso propio,
no se vale, como puede creerse, de decir una cosa queriendo decir su contrario sino que se
trata de “hacer oír la voz de otro capaz de realizar una afirmación absurda de la cual el
enunciador básico no se hace responsable” (Filinich, 1998, pp. 46).
En el sentido irónico existe un enunciador y un enunciatario ingenuos. En el sentido literal
el enunciatario requiere del título para validar lo dicho, mientras que para el enunciador eso
es un dato menor, una cosa con menor importancia. Ironiza sobre la ingenuidad del otro que
atribuye esa valoración positiva y probatoria. El ironista se queda con la última palabra,
cierra el dialogo. Es importante notar que en este juego el enunciador irónico juega su
sagacidad y se instala en una posición difícilmente cuestionable “puesto que el ironísta no
asume la responsabilidad de lo afirmado sino que se lo atribuye a otro” (Filinich, 1998, pp.
47).
Esta escena se repite diseminada a la lo largo de toda la primera temporada del ciclo hasta
convertirse en un latiguillo. Si el “Dr. G” fuera un súper héroe, esa sería su criptonita
aunque claro está que podría salir ileso de ella. ¿Ahora bien quiénes son esos otros que
requieren el título? En la escena planteada es un policía, o al menos un actor reconocido en
el género comedia interpretando a uno, aunque no siempre los que piden el título son
sujetos poderosos, también los hay “seres de la vida cotidiana”: una señora que hace las
compras, una chica arreglando su jardín, etc. Se trata de una ironía que se construye sobre
una de las poderosas representaciones sociales para burlarse de ella: aquella que inmuniza
la opinión de las personas según su nivel educativo. El título, la pertenencia institucional,
pareciera otorgar por metonimia y proximidad cierta inmunidad a su portador, poder reírse
de eso funciona en Proyecto G como una señal de alerta, un llamado a la duda.
A los conductores estables, “Dr. G” y “Sres.”, los acompañan dos grupos de invitados que
varían programa a programa. Un tipo de invitados ya fue mencionado: actrices y actores,
presentadores y otros personajes del mundo televisivo, reconocibles por sus trabajos en
otros géneros que suman al ciclo su reconocimiento y permiten desvíos hacia el absurdo por
su extrapolación de otros géneros al educativo científico. Un segundo tipo es el de los
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
científicos profesionales que se incorporan al ciclo bajo los disfraces de “sujetos de la vida
cotidiana”. Se trata de personas que se inscriben en el sistema científico: trabajan en
laboratorios, universidades y son especialistas en el tema que es pertinente a cada emisión.
Su aparición en Proyecto G es naturalizada en un clima costumbrista, entendiendo por ello
“al humor que desde su escenografía acentúa el carácter realista de la situación que
plantea” (Moglia, 2010, pp. 4), aunque la mala actuación de los científicos enrarece el
clima con toques de absurdo. Es absurda su aparición por estar fuera de lugar: por ende
causa primero asombro y seguidamente risa. También son absurdos los personajes que
encarnan, difícilmente pueda considerarse de la vida cotidiana que un mozo de un bar nos
advierta, con total normalidad, sobre la composición química de los alimentos de la carta o
un peluquero nos cuente sobre la información genética existente en nuestros cabellos
mientras lo corta.
El juego humorístico aquí propuesto arremete con los estereotipos de los científicos: nada
hay en ellos del loco solitario ser de laboratorio, sin vida sentimental, ni sentido del humor.
Por el contrario se trata de seres que pueden exponerse públicamente, así como exponer los
resultados de sus investigaciones y sus conocimientos, sin ser soberbios ni autoritarios al
hacerlo. Incluso se trata de hombres y mujeres que pueden prestarse al chiste y la
ridiculización. La referencia institucional se plantea al final de las escenas en placas de
texto sin ser verbalizada por los personajes, por lo que hasta ese momento los espectadores
las desconocen.
A modo de conclusiones
En el recorrido establecido en este artículo intentamos encontrar la ciencia junto al humor
recortando de la literatura y la televisión experiencias conciliadoras. Nos alejamos de lo que
en un principio parecía irremediable: aburrirnos, para bucear en el caso de Proyecto G, un
programa televisivo de comunicación pública de la ciencia.
En este programa de televisión que se emite por la pantalla del canal educativo argentino
Encuentro, recorrimos dos aristas de los personajes que acercan la ciencia y la risa, en el
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
terreno de la ficción con un pasaje desde el costumbrismo al absurdo. Por un lado el trío de
conductores que llevan adelante personajes dispares y diversos, que se enfrentan, alían y
construyen complicidad cual caricaturas. Por otro la aparición de invitados reconocidos con
independencia al ciclo y los científicos dispuestos a poner su cuerpo y envestidura al
servicio cómico de la ciencia.
Una recurrencia posible entre los casos literarios y el caso televisivo analizado, y
característica del humor liberador, puede encontrarse en su concepción cómplice del
interlocutor. La abundancia de discursos, la hibridación de géneros y la complejidad a la
hora de tejerlos por parte de los escritores y productores proponen un respeto por los
receptores: ellos serían sujetos con conocimientos propios capaces de reconocer los giros
humorísticos y reponer la complicidad. En el caso de Proyecto G este respeto se valoriza al
recordar que se da en un contexto de asimetría pedagógica, ya que sigue siendo emitido en
un canal educativo.
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
Referencias
Casetti, F; di Chio, F (1999), Análisis de la televisión. Instrumentos, métodos y prácticas de
investigación, Barcelona, Paidós.
Cippolini, Rafael, comp. (2009) Patafísica: epítomes, recetas, instrumentos y lecciones de
aparato, Buenos Aires, Caja Negra.
de Asúa, Miguel (2004) Ciencia y Literatura. Un relato histórico, Buenos Aires, Eudeba.
Ferrer, Christian (1999) “Patafísica, la Ciencia de las Soluciones Imaginarias. Patafísica y
conocimiento”, en Artefacto, número 3, Buenos Aires, Argentina.
Filinich, María Isabel (1998) Enunciación, Buenos Aires, Enciclopedia Semiológica,
Eudeba.
Golombek, Diego (2005) Demoliendo Papers. La trastienda de las publicaciones
científicas, Buenos Aires, Siglo XXI.
Horkheimer, Max y Adorno, Theodor W. (1987, edición original 1944), Dialéctica del
Iluminismo, Buenos Aires, Editorial Sudamericana.
Lipovetsky, Giles (1992) La Era del Vacio. Ensayos sobre el individualismo
contemporáneo, Barcelona, Anagrama.
Moglia, Mercedes (2010) “Lucy, Tota, Porota, las mujeres monstruosas de Gasalla y otras
mujeres absurdas del humor televisivo argentino (1984-2009)”, ponencia presentada en
Jornadas Interdisciplinarias. Risas de la historia. Vida cotidiana, familia, género y
sexualidades en la Argentina a través del humor (1960-1990), IDAES, Universidad de San
Andrés, Buenos Aires, circulación de congreso.
Pedroso, Osvaldo, coord. (2007), Debates en la cultura argentina, Buenos Aires, Argentina,
Emecé.
Rincón, Omar (2006) Narraciones mediáticas, o cómo se cuenta la sociedad del
entretenimiento, Barcelona, Gedisa.
Romano, Eduardo (1997) “Parodia televisiva y sobre otros géneros discursivos populares”,
en Cuadernos Hispanoamericanos, número especial “20 años de cultura argentina”, Madrid,
Núm. 517-519.
Swift, Jonathan (1969) Viajes de Gulliver, Madrid, Salvat editores.
1
Licenciada en Comunicación Social e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), integra
el proyecto “Estado y comunicación pública en Argentina. Análisis de canal 7 y canal Encuentro en el período
2008-2009” dir. Mg. Alfredo Alfonso. Becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia
de Buenos Aires (CIC), Maestranda en Sociología de la Cultura por el IDAES/UNSAM. Comisión de
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
RAZÓN Y PALABRA
Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación
www.razonypalabra.org.mx
Investigaciones científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC) Universidad Nacional de Quilmes (UNQ)
[email protected]
2
Publish or perish, publicar o morir es un lema muy difundido de la ciencia actual y da cuenta de la
importancia de los artículos en el currículm vitae del investigador.
3
En el primer caso el humorista gráfico encuentra a Charles Chaplin, quien “siempre termina yéndose con
la chica de la película por un sendero serpenteante y cierra en círculo”. En el segundo caso lo liga al humor
absurdo, los Hermanos Marx, Monty Pythons, donde podríamos agregar en la tradición televisiva local la
serie de ciclos producidos desde De la cabeza hasta Peter Capusotto y sus videos.
4
Mario Grasso, el locutor de La era del ñandú era conocido por ser el locutor de un prestigioso programa
televisivo contemporáneo y en curso de documentales científicos emitido en Argentina durante dos décadas
titulado La aventura del hombre.
5
Sobre la tradición paródica en la TV argentina puede consultarse a Romano, Eduardo (1997) “Parodia
televisiva y sobre otros géneros discursivos populares”, en Cuadernos Hispanoamericanos, número especial
“20 años de cultura argentina”, Madrid, Núm. 517-519.
6
http://www.encuentro.gov.ar
7
Pueden llevar trajes desproporcionados, más grandes o más chicos que su cuerpo real o actuar de niños y
mujeres, siendo dos hombres adultos.
8
Programas de renombre como La aventura del Hombre e incluso Científicos Industria argentina, no incluían
en pantalla a extranjeros del campo científico, e incluso los key shows, programas que aunaban un producto,
información cotidiana y entretenimiento tenían conductores conocidos aunque fue en esas conducciones
donde adquirieron mayor relevancia.
9
“The three strookes”, “Los tres chiflados”, aunque también “Silvestre” y “Piolín” con la anciana dueña de
ambos.
Libros Básicos en la Historia del Campo Iberoamericano de Estudios en Comunicación
NÚMERO 75 FEBRERO - ABRIL 2011
Descargar