Que se imprima la verdad- Josefina Bolis

EDICIÓN ESPECIAL
A 40 AÑOS
DEL GOLPE DE ESTADO
Que se imprima la verdad
En tres juicios por delitos de lesa humanidad de los últimos meses se ha solicitado
que los diarios que falsearon información en torno a los crímenes acaten el
derecho a rectificación. El pedido pretende ejercer la reparación biográfica de las
víctimas y la reconstrucción de la memoria colectiva. Los testimonios de la hija de
desaparecidos Ángela Urondo y del fiscal general Miguel Palazzani.
Josefina Bolis1
Hace 40 años,las grandes industrias
nacionales de la palabra participaron
en la planificación y sentencia a muerte de una generación de jóvenes militantes comprometidos con denunciar y
transformar las salvajes condiciones de
existencia que se imponen a las mayorías. No permitieron que sus vidas sean
abiertamente lloradas, ocultando su
humanidad bajo el mote de “delincuentes”, “terroristas” o “extremistas”. Pero
las heridas son tan indelebles como la
tintacon la queestos medios dibujaban
una “realidad” proclive para sus negocios, manchando nuestra historia con la
mentira.Y sioperaron sus rotativas para
imprimir tanto dolor y medio, es también
en sus páginas donde debe efectuarse
la reparación. La rectificación de la información falsa y/o agraviante difundida en la última dictadura cívico militar
se enmarca en el cumplimiento del
Doctoranda en Comunicación. Becaria de CONICET. Jefa de Trabajos Prácticos de Opinión Pública Cátedra II
(FPyCS-UNLP)
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derecho humano de la comunicación
-artículo 14 del Pacto de San José de
Costa Rica- y en las acciones reparatoriasdel daño que se impulsan desde
el derecho internacional humanitario.
Así lo entendieron en noviembre de
2015los fiscales José Nebbia y Miguel
Palazzani en su alegatoen el tercer juicio de lesa humanidad en Bahía Blanca,
la causa “Armada Argentina”,disponiendo que La Nueva Provincia publique la
reparación biográfica de las víctimas.En
el juicio quedó probado que las víctimas
del terrorismo de Estado habían sido
secuestradas, torturadas y asesinadas,
a la par que el diario de esa ciudad, rebautizado hoy La Nueva, había comunicado que fueron “detenidos” o “abatidos
en enfrentamientos”. Las investigaciones que llevaron a cabo los fiscales bahienses Nebbia y Palazzani, antecedidos en la misma jurisdicción por el fiscal
Abel Córdoba, dieron lugar a sentencias
históricas en torno a la participación de
los medios de comunicación en el genocidio. Por ello, fueron reconocidos con el
Premio Rodolfo Walsh a la trayectoria,
aprobado por el Consejo Directivo de la
Facultad de Periodismo y Comunicación
Social de la UNLP en diciembre pasado.
Con este precedente, en diciembre
de 2015, la fiscal de la megacausa
ESMA por delitos de lesa humanidad
cometidos contra 789 víctimas, Mer-
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cedes Soiza Reilly, pidió al TOC 5 que
ordene a medios como Clarín, La Nación, La Razón, La Prensa, Crónica y
las revistas Para Ti y Gente, efectuar
las rectificaciones correspondientes por
ser parte del plan sistemático de acción
psicológica de la dictadura. Hace unas
semanas, en el mega juicio de Mendoza, la querella hizo un pedido similar en
torno a las noticias falsas publicadas a
raíz del asesinato de Paco Urondo y el
secuestro de Alicia Raboy y su hija Ángela por el diario Los Andes, periódico
local que forma parte del aparato multimediático del Grupo Clarín.
Discursos contaminantes
“Se instaló la idea de que a mi padre no lo habían asesinado, sino que se
había quitado la vida con una supuesta
pastilla de cianuro, que los peritos forenses siempre refutaron. De mi madre dijeron que se dio a la fuga, mientras se la
llevaban a donde sólo ellos saben. Ante
los vecinos y testigos del operativo, la
justificación fue otra mentira, dijeron
que estaban recuperando un bebé robado de la estación de micros”, recordó
Ángela Urondo. Al día siguiente, el 19
de junio de 1976, el diario Los Andes retomaba un cable de la Agencia TELAM
sobre el hecho y titulaba: “Abatieron
Mendoza a un delincuente subversivo.
Usó como escudo a un niño. Planeaban
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atacar a una comisaría”. No se trata sólo
de la reproducción de la versión oficial
de los genocidas, sino que“se reforzó
esa línea, diciendo que los subversivos
tenían hijos exclusivamente para usarlos
y abandonarlos, deshumanizando completamente a las víctimas”, agrega la hija
del poeta allí asesinado, Paco Urondo,
y de la periodista secuestrada y luego
desaparecida, Alicia Raboy, ambos militantes montoneros. “Este es el calibre de
mentiras con las que tuvimos que vivir,
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no solo las familias de los desaparecidos, sino toda la sociedad receptora de
estos discursos contaminantes”, concluye Ángela Urondo.
Tenía 11 meses cuando Los Andes
imprimía y difundía masivamente una
historia falsa sobre sobre sus padres,
criminalizándolos y legitimando el plan
criminal que terminó con sus vidas. A
los 20, Ángela recuperó su identidad y
se reencontró con su verdadera historia.
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En 2012, esa verdad quedó debidamente probada y demostrada en la Justicia
y los responsables fueron condenados.
Verdad y Justicia. No obstante, la Memoria, el tercer pilar de las luchas reparatorias, es la batalla que jamás perderá vigencia. Reconstruirla es un desafío
permanente para cada nueva generación de compatriotas que custodia que
tales horrores no se repitan nunca más.
Hoy, 40 años después, Ángela sigue esperando que la memoria de sus padres
sea dignificada: “lo cierto es que en todo
este tempo no ha habido rectificación de
las mentiras publicadas, ni un pedido de
disculpa. No hubo desagravio y es por
eso que resulta importante pensar sobre el tema de las rectificaciones en el
presente, porque la mentira permanece
y para erradicarla hacen falta acciones
concretas que apunten a la reparación
colectiva”. El pedido de rectificación de
la querella de la megacausa de Mendoza fue acompañado por una solicitada
a la que adhirieron el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), laRed
de Carreras de Comunicación Social y
Periodismo de Argentina (REDCOM),
la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata, organismos de
derechos humanos y una larga lista de
reconocidos periodistas e intelectuales.
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El derecho del pueblo a una reparación integral
Para el fiscal bahiense Miguel Palazzani “ningún genocidio se puede cometer
sin la complicidad de un fenomenal aparato de acción psicológica. El proceso de
verdad y justicia en Argentina se debe una
investigación a fondo sobre eso.La Nueva
Provincia facilitó, habilitó, encubrió y justificó el exterminio en Bahía Blanca. Fue
parte fundamental de todo el proceso”. En
el alegato del juicio por los crímenes de
la causa “Armada”, los fiscales solicitaron
la publicación de la sentencia como acto
moralmente reparatorio a la biografía de
las víctimas, en tanto “la única posibilidad
de conocer la verdadera versión de los
hechos en esta ciudad, una versión probada, rigurosa, indubitable, son estas
sentencias”. La historia de lo que realmente ocurrió debe quedar inscripta para las
generaciones venideras en las mismas
páginas que implantaron una realidad manipulada y deformada. Más aún cuando
se trata de un diario monopólico, consulta
obligada de historiadores, estudiantes y
de la ciudadanía de Bahía Blanca. “Quien
haga esa lectura se lleva una versión de la
historia de esa época que no es más que
el guión y el relato del genocidio en su faz
de acción psicológica y encubrimiento mediático”, sostuvieron los fiscales.
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Sin embargo, Vicente Massot, director de La Nueva Provincia, fue desvinculado de la causa en tiempo récord.
“Encontramos todos los elementos para
avanzar con su responsabilidad criminal
pero nos topamos con un obstáculo insalvable hasta ahora en la jurisdicción:
los jueces de las distintas instancias”,
manifiesta Palazzani. El motivo que esgrimen los jueces para el sobreseimiento es el mismo que los medios hegemónicos han construido como sentido
común durante décadas, repetido comoverbosagrado más que como fundamento jurídico: el ejercicio de la libertad
de expresión. “En la ponderación entre
el derecho del diario a publicar lo que le
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venga en gana y el derecho a la reparación biográfica de las personas que fueron victimizadas y difamadas en esas
páginas, ente el derecho del diario y el
derecho de la sociedad a informarse verazmente, en definitiva entre el derecho
del diario y el derecho a la verdad acerca de graves violaciones a los derechos
humanos; se debe priorizar siempre
éste último”, asegura el fiscal bahiense.
De otro modo, más que libertad de expresión estaríamos frente a la libertad
de las empresas mediáticas de mentir
y agraviar, dando por contada su impunidad. La continuidad de ésta conducta
criminal lesiona gravemente nuestras
democracias hasta el presente.
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Todavía falta
Una de las grandes deudas del proceso de Memoria, Verdad y Justicia es
el establecimiento de la responsabilidad
de los medios en el exterminio. La editorial “No más venganza” del diario La
Nación el 23 de noviembre, publicado el
día posterior a las elecciones nacionales
como mensaje al nuevo gobierno, es un
caso paradigmático de las réplicas del
discurso negacionista en la actualidad,
cuyo fin es realizar un nuevo blindaje a
los genocidas y la re-estigmatización de
las víctimas, desenterrando las perversas categorías “guerra sucia” y “grupos
terroristas”. Pero las operaciones para
poner freno las políticas reparatorias son
una constante de los diarios históricos
involucrados en el genocidio.
Según Palazzani, nos enfrentamos
hoy con una doble tarea: “lo más importante de profundizar las investigaciones
es que, además de terminar con la impunidad de los grandes responsables,
nos permitiría realizar alertas tempranas en los comienzos de estos procesos que siempre comienzan con la acción psicológica para instalar un ‘Otro’
enemigo a quien aniquilar”.
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La historia
de lo que realmente
ocurrió debe quedar
inscripta para las
generaciones venideras
en las mismas páginas
que implantaron
una realidad manipulada
y deformada. Más aún
cuando se trata de
un diario monopólico,
consulta obligada
de historiadores,
estudiantes y de la
ciudadanía de Bahía
Blanca.
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