alteraciones_de_la_atencion_en_el_EA.pdf

Anuncio
Psicofarmacología 9:57, Agosto 2009
Dra. Nora E. Grañana
Neuróloga infantil. Especialista en Neuropsicología.
Servicio de Pediatría. Hospital “C. Durand”. Buenos Aires.
[email protected]
Fecha de recepción: 6 de marzo de 2009
Fecha de aceptación: 29 de mayo de 2009
Alteraciones de la atención en trastornos del espectro
autista
Attention Disturbances in Patients with Autistic Spectrum Disorders
Resumen
El objetivo del trabajo fue caracterizar las alteraciones atencionales en pacientes con trastorno generalizado del desarrollo
en el espectro autista (EA), con el fin de diferenciar el compromiso propio del autismo de la comorbilidad con
trastornos atencionales no relacionados con los síntomas nucleares.
Se realizó una investigación bibliográfica sobre estudios de atención en pacientes con EA. Las habilidades atencionales fueron analizadas según modelos neuropsicológicos, neurofisiológicos y protocolos farmacológicos.
Los trastornos atencionales propios del EA se pueden explicar por alteración en el procesamiento de tres subsistemas,
según el modelo de Mirsky:
1. Alerta y atención sostenida: comandado por el sistema reticular activador ascendente. Estaría afectado, dependiendo
de la motivación y de la modalidad sensorial, y conduce a rendimientos inferiores en tareas auditivas que visuales.
2. Atención selectiva: una vía encargada de la focalización. La orientación a estímulos visuales es un mecanismo atencional aparentemente afectado en el autismo, tanto por la mayor orientación a estímulos irrelevantes al contexto como
en la dificultad en variar el foco de orientación, especialmente en ítems múltiples.
3. Control atencional: el sistema prefrontal es el encargado de los aspectos ejecutivos de la atención. Hay dificultades
en el enganche o desenganche a estímulos según el cambio de plan (shift atencional) y en la inhibición a estímulos
prepotentes. La memoria de trabajo no parece estar comprometida.
Por otro lado, algunos autistas tendrían déficits comórbidos en la atención sostenida, semejantes a los de niños con
trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD). Se describe el tratamiento farmacológico según la naturaleza del trastorno.
Diagnosticar con precisión y tratar estas alteraciones permitiría optimizar la respuesta a la rehabilitación cognitiva y
la calidad de vida de los pacientes autistas.
Palabras clave
Atención, espectro autista, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, metilfenidato, risperidona, atomoxetina.
Abstract
The purpose of this study was to characterize attention disturbances in patients with pervasive developmental disorders in the autistic spectrum (AS), differentiating nuclear impairments from comorbid attention disorders unrelated
to the nuclear symptoms.
A retrospective bibliographic revision was accomplished on attention studies in patients with AS. Attention components were analyzed according to neuropsychological, neurophysiological models and pharmacological protocols.
Attention disorders can be explained by an alteration in the processing of three sub-systems, according to the model
proposed by Mirsky:
1. Alert and sustained attention: commanded by the reticular ascendant activating system with impaired performance
in auditive tasks.
2 Selective attention: responsible for the focalization of stimuli. The direction towards visual stimuli is an attention
mechanism that is apparently affected in autism, either by a prevalent focalization to stimuli irrelevant to the context,
or by the difficulty in varying the direction, especially with multiple choices.
3. Attentional Control: the prefrontal system is related with executive aspects of attention. There are difficulties in
engaging and disengaging with stimuli depending on the variation of the objectives (attention shifting), and impaiered
inhibition to prepotent stimuli, depending on the patient’s intellectual quotient and age. Working memory does not
appear to be affected.
In addition, some autistic patients may present with comorbid symptoms in sustained attention that are similar to the
symptoms displayed by children with attention deficit hyperactivity disorder (ADHD). Comorbid symptoms in attention are very difficult to determine independently, as it is difficult to sustain attention in tasks that require being quiet
in situations that it is hoped to. The pharmacological treatment is described according to the nature of the disorder.
Accurately diagnosing and treating these alterations would enable to optimize the response to cognitive rehabilitation
and the quality of life of autistic patients.
Key words
Attention, autistic spectrum, attention deficit hyperactivity disorder, methylphenidate, risperidone, atomoxetine.
Grañana Nora E. “Alteraciones de la atención en trastornos del espectro autista”. Psicofarmacología 2009;57:27-32.
Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista Psicofarmacología
en www.sciens.com.ar
EDITORIAL SCIENS // 27
Dra. Nora E. Grañana
Introducción
Los estudios de atención en personas con autismo se hacen
difíciles, no sólo por las dificultades de validación psicológica, sino por las características conductuales particulares y,
también, por los distintos rendimientos según la etapa de
desarrollo (Burack y cols., 2005). Por tal motivo, no se
admite aún para el DSM IV TR la comorbilidad entre trastornos
generalizados del desarrollo y trastorno de atención con
hiperactividad, porque se considera al último parte de la sintomatología nuclear del autismo. En la práctica neurológica,
alrededor del 30% de los pacientes autistas reciben medicaciones para mejorar la atención y reducir la hiperactividad y
la impulsividad. En consecuencia, es importante plantear las
diferencias entre ambos trastornos para obtener un diagnóstico precoz y un tratamiento temprano y efectivo (Aman y
Langworthy, 2000; DSM IV TR).
Objetivo
El objetivo de esta revisión es caracterizar las alteraciones
atencionales en pacientes con trastorno generalizado del
desarrollo en el espectro autista (EA) tratando de determinar
el compromiso propio del autismo de la comorbilidad con
trastornos atencionales no relacionados a los síntomas
nucleares.
Método
Se realizó una revisión bibliográfica retrospectiva de la atención estudiada bajo paradigmas neuropsicológicos, neurofisiológicos y, también, de trabajos de investigación que valoran modificaciones en la atención con modelos farmacológicos.
Paradigmas neuropsicológicos
Estos paradigmas se apoyan en las teorías de procesamiento
de la información a través de trabajos que controlan al máximo
las variables de estudio en la ejecución de una tarea. Esto no
puede trasladarse en forma equivalente a las condiciones de
la vida cotidiana, pero de todos modos, aportan información
valiosa (Plude y cols., 1994). Proveen información sobre el
procesamiento y las bases fisiológicas de las tareas cognitivas, aunque los contenidos reales en esta área son escasos.
Modelos farmacológicos
Una revisión sobre farmacoterapia para hiperactividad desarrollada en un volumen especial de tratamientos en autismo
(Aman y Langworthy, 2000) considera el tratamiento de síntomas como la falta de atención, la distracción, la impulsividad o la alta tasa de actividad.
Se exploran aspectos de alteraciones de atención en pacientes
autistas, que permiten discutir la existencia de una comorbilidad entre EA y trastornos de atención.
Trastornos generalizados del desarrollo
Se define como trastorno generalizado del desarrollo en el
especto autista (EA), según el DSM IV TR, una tríada sintomática que involucra: trastorno en la interacción social,
28 // EDITORIAL SCIENS
compromiso en la comunicación y presencia de conductas
repetitivas y estereotipadas, de comienzo antes de los 36
meses de edad, con déficits en estas habilidades claramente
discrepante para la edad y el nivel intelectual (Frith, 1994).
El EA puede manifestarse desde el comienzo de la maduración, y en un tercio de los casos se observa un desarrollo
inicial normal, con regresión antes de los 36 meses.
Frecuentemente se asocia con retraso mental en el 2/3 al 3/4
de los casos (Rapin, 1997). A veces, los trastornos generalizados del desarrollo se observan en otras enfermedades médicas (por ejemplo, anormalidades cromosómicas, infecciones
congénitas, anormalidades estructurales del sistema nervioso
central) (Rapin, 2007). Aunque en algún momento se utilizaron términos como “psicosis” y “esquizofrenia infantil”
para hacer referencia a estos trastornos (Hochman, 1997),
son numerosos los datos que sostienen que los trastornos
generalizados del desarrollo son distintos de la esquizofrenia
(aunque un sujeto con un TGD puede desarrollar, ocasionalmente, una psicosis posterior) (Tantam, 1991).
Hoy se encuentra una prevalencia del 1/1.000, por mayor
reconocimiento de la enfermedad (AAP, 2001).
El curso es crónico, en niños de edad escolar y en adolescentes son frecuentes los progresos evolutivos en algunas
áreas, por ello la evaluación de las funciones cognitivas
depende de la etapa evolutiva. Algunos sujetos presentan
deterioro conductual durante la adolescencia, mientras que
otros mejoran. Las habilidades lingüísticas (por ejemplo,
presencia de lenguaje comunicativo) y el nivel intelectual
general son los factores relacionados más significativamente
con el pronóstico a largo plazo, aunque sólo un 3% alcanza
una vida independiente y un tercio independencia parcial
(DSM IV TR; Rapin, 1997).
¿Qué es la atención?
W. James definió la atención, en 1890, como: “todos saben
lo que es la atención. Es la aprehensión por parte de la mente
de manera vívida y clara de uno de los varios objetos o cadenas de pensamiento simultáneamente factibles”. A pesar del
tiempo transcurrido, esta definición no ha podido ser cambiada por otra más precisa, ya que la atención no es una función unívoca, sino un sistema complejo formado por componentes, ubicados en redes neuronales, no en un sitio único,
sino distribuido en el espacio y dependiente del tiempo, y
lábil a lesiones de distintos sistemas.
Sistemas atencionales
Según el modelo de Mirsky, que luego fue ampliado por de
Posner y Mesulam, se pueden considerar tres subcomponentes del sistema atencional (Mirsky, 1987; Posner y
Digirolamo, 2000) (Cuadro 1).
1. Alerta y atención sostenida
Definido por el estado generalizado de receptividad a los estímulos y preparación para responder (Posner y Digirolamo,
Psicofarmacología 9:57, Agosto 2009
CUADRO 1
Sistemas atencionales: Modelo de Mirsky
3. Shift atencional: pref
2. At. selectiva: cortezas P.F.Occ.
1. Alerta y atención sostenida:
sistema reticular ascendente
4. Codificación: hipocampo
Tomado y modificado de Posner M, Digirolamo G. Attention in cognitive neuroscience: an overview. En: Gazzaniga Ed. The new cognitive neurosciences. 2 Ed. The MIT
Press- Cambridge Mass. EUA. 2000; 623-631.
2000), comandado por el sistema reticular activador ascendente (SARA), que comienza en el tronco con proyección
difusa desde el mesencéfalo al tálamo y la corteza. Se regula por estímulos externos e internos mediante dos vías: una
directa, de tálamo a corteza, y otra indirecta, desde el SARA
a la corteza. Estas vías tienen cambios tónicos y fásicos,
unidos por vías fundamentalmente dopaminérgicas, con
conexiones al hipotálamo (visceroautonómicos) y a la corteza.
Están comprometidos especialmente en el ADHD.
2. Atención selectiva u orientación
Es una vía que involucra el alerta o habilidad de focalizar
estímulos nuevos o cambiantes, produce la preparación para
analizar el estímulo. No depende de una única modalidad
sensorial y desaparece por repetición del estímulo. Por ejemplo, una sombra en la oscuridad produce el desarrollo de las
siguientes etapas de Posner: liberación de la localización previa de la atención desde el parietal; desplazamiento al nuevo
foco (por parte del tálamo), ubicación en el nuevo foco (por
parte del mesencéfalo) e interrupción de la acción previa (por
parte del lóbulo frontal, ver cuadro 2). Incluye los ganglios
basales como el cuerpo estriado (caudado + putamen), el
pálido, la amígdala y conexiones al hipocampo donde se
coteja si ese estímulo es conocido y, en caso de que no se
requiera mayor alerta, al SARA para cerrar el sistema. Incluye
la vía visual y sus alteraciones se ven en la hiperfocalización
de los autistas y en la heminegligencia.
3. Atención ejecutiva: corteza
El sistema supervisor atencional o control atencional es el
gran coordinador de todo el circuito: regula el nivel de alerta, la focalización de la atención, realiza representaciones
con las que compara estímulos nuevos y preponderantes,
interrelaciona con la planificación, la selección, el shift y el
monitoreo. Hay una asimetría hemisférica. Interviene en
situaciones de planificación y toma de decisiones, corrección
de errores y solución de problemas, secuencias de acciones
nuevas o por aprender, peligrosas o técnicamente difíciles, e
inhibición ante respuestas prepotentes, por ejemplo, para
resistir tentaciones. También está comprometido en el ADHD.
A. Paradigmas conductuales
1. Alerta y atención sostenida
La atención sostenida depende del nivel de desarrollo, de la
modalidad atencional y de la motivación. No se encontraron
diferencias significativas en el rendimiento al comparar
autistas por igual nivel intelectual con escolares típicos en
tareas de atención sostenida con discriminación de estímulos visuales, como lo que se mide a través del CPT (Tareas de
rendimiento continuo) (Goldstein y cols., 2001).
Existe una modulación atípica del alerta en individuos autistas. Prevalece un estado de alerta máximo, interpretado
como hiperrespuesta y habituación lenta, con una reducción
y falta de modulación del alerta (Barry y James, 1988). Se
describió que, como consecuencia de esta hiperpercepción,
había un rechazo a múltiples estímulos.
También hay perseveración, que sugiere una capacidad intacta de mantener la atención no sólo en tareas autogeneradas,
EDITORIAL SCIENS // 29
Dra. Nora E. Grañana
CUADRO 2
Déficit atencionales en autismo según subcomponentes
Alerta y atención sostenida
Atención selectiva
Funciones ejecutivas
Codificación
Alteración en la regulación de la atención
Atención sostenida auditiva
Atención sostenida relacionada con estímulos sociales
Hiperselectividad ante selección entre estímulos múltiples, complejos, impredecibles o novedosos
Menor shift atencional: especialmente en cambios de modalidad sensorial, niveles conceptuales complejos con perseveraciones.
Mayor dificultad en inhibir estímulos prepotentes.
Visual conservada, auditiva reducida.
sino que también puede presentarse en tareas requeridas por
otros.
Sí hay diferencia en el rendimiento cuando el refuerzo es
social, con menor respuesta, (Garretson y cols., 1990) y en
tareas que requieren atención auditiva, ya que al haber
menor comprensión, prestan menos atención a indicaciones
que les son dadas verbalmente (Notterdaeme y cols., 2001).
Siempre hay que tener en cuenta en el rendimiento que las
tareas tengan la motivación suficiente para no influir en los
resultados, especialmente en niños.
La preservación de la atención sostenida visual en autistas
puros permite diferenciar alteraciones de la atención sostenida en autistas con trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (ADHD). Un niño autista con alteraciones de
atención sostenida visual puede requerir intervenciones específicas.
2. Atención selectiva/orientación
Se pueden analizar, a su vez, en subcomponentes de: orientación
a estímulos, anticipación al sitio de aparición del estímulo,
búsqueda, fijación al foco y filtro. La orientación a estímulos
visuales, tanto en relación a aspectos manifiestos (dirección
ocular) como mentales (ojo de la mente), es un mecanismo
atencional aparentemente afectado en el autismo, tanto por
la mayor orientación a estímulos irrelevantes al contexto,
como en la dificultad en variar el foco de orientación (shift
atencional) (Casey y cols., 1993). Burack encontró déficits
con estímulos complejos cuando fueron comparados por
edad mental grupos de autistas de alto y bajo rendimiento,
con escolares típicos (Burack y cols., 2005). También con
estímulos complejos se enlentece lenta la búsqueda visual
(Notterdaeme y cols., 2001).
La respuesta visual en tareas de ejecución continua (CPT)
demostró una latencia prolongada, con mayor proporción de
respuestas erróneas por omisión cuando fueron comparadas
un grupo de autistas con niños no autistas con ADHD
(Swaab-Barneveld y cols., 2000).
En los casos en que los estímulos fueron separados por
modalidad sensorial, pudo observarse que hay dificultades de
anticipación cuando hay cambios rápidos de expectativa
(Courchesne y cols., 1994), por lo que pareciera que
requieren más tiempo para anticiparse a un estímulo desde
la orientación endógena (Burack y cols., 2005). Finalmente,
hay una deficiencia general para filtrar los estímulos visuales
30 // EDITORIAL SCIENS
no relacionados con la tarea.
3. Aspectos ejecutivos: control atencional.
Hay claras dificultades en el shift atencional en autistas
(Goldstein y cols., 2001; Notterdaeme y cols., 2001), con
uso de estrategias perseverativas e inflexibles en el test de
Wisconsin, también en tareas de alternancia de canales auditivo y visual (Courchesne y cols., 1994), especialmente en
niveles conceptuales de mayor complejidad y, en menor
medida, en la inhibición de estímulos prepotentes (Ozonoff,
2000; Notterdaeme y cols., 2001). La memoria o atención
de trabajo no parece estar comprometida para igual nivel intelectual y edad (Ozonoff y Strayer, 2001).
4. Atención conjunta
Lo que se refiere a esta disfunción tiene mayor relación con
la habilidad social de compartir, incluida en los factores
emocionales del modelo de Mesulam, que con un déficit
atencional en sí (Mundy y cols., 1990; Rollins y cols., 1998).
Diferentes trabajos que evalúan la orientación de la atención
en el EA demostraron que el paciente sigue la dirección de
la mirada del interlocutor (Kylliainen y Hietanen, 2004).
Modelos neurofisiológicos
Los potenciales evocados indican evidencias de respuestas
atípicas de atención selectiva (componentes N1 y P1), de orientación
(N2) y en mecanismos de atención tardía (P3) voluntaria
(P300). Estas alteraciones se producirían a través de subcomponentes que involucran el procesamiento visuoespacial
en su respuesta frontal de orientación visual y en la respuesta parietal tardía relacionada con la actualización de la información visual con el contexto. Courchesne y colaboradores
(Towsend y cols., 2001) lo interpretan como una probable
alteración de la regulación subcortical de la vía desde el cerebelo, debido a hallazgos que correlacionan el déficit en la
orientación visual con un menor tamaño del cerebelo en
niños autistas (Harris y cols., 1999).
Modelos farmacológicos
Algunos autores sugieren que alrededor del 30% de los niños
autistas reciben medicaciones que les permiten incrementar
su independencia en la realización de tareas (Aman y
Langworthy, 2000). Las medicaciones con demostración de
eficacia clínica son los psicoestimulantes, los inhibidores de
la recaptación de noradrenalina, los antipsicóticos y los ago-
Psicofarmacología 9:57, Agosto 2009
nistas alfa-adrenérgicos (Aman y cols., 2008).
Se utilizan en protocolos farmacológicos en escalas de hiperactividad, como los índices de hiperactividad de la escala de
Conners (también utilizado para valorar evolución, Nicolson y
cols., 1998), en la subescala de hiperactividad del CPRS
(escala de puntuación psiquiátrica para niños, Perry y cols.,
1997), en la subescala de hiperactividad del ABC (lista de
chequeo de conductas aberrantes, Realmuto y cols., 1989),
en el span atencional en Escala HBS (para tareas dadas por
el evaluador, en relación al requerimiento de supervisión,
Wing, 1996) o en la escala ADOS-G (en relación a la expectativa para mantenerse sentado en relación con su nivel mental, Lord y cols., 2000). Se trata de compatibilzar criterios
diagnósticos del DSM IV TR, a pesar de que este manual
excluye explícitamente el trastorno generalizado del desarrollo
como comorbilidad del déficit de atención con hiperactividad
(Yoshida y Uchiyama, 2004; DSM IV TR).
De acuerdo con los modelos neuropsicológicos, el enfoque
farmacológico podría requerir tratamientos diferentes según
el tipo de déficit atencional.
Así, para aquellos niños con EA y déficits de atención
sostenida típicos del ADHD pueden ser de utilidad psicoestimulantes tipo metilfenidato, antidepresivos tipo atomoxetina (Jou y cols., 2005) y, en caso de no lograr una respuesta
favorable, no se debe olvidar los agonistas alfa adrenérgicos
como la clonidina. Un relevamiento de la Sociedad Nacional
de Autismo de EE.UU. encontró que alrededor del 12% de
niños autistas recibían estimulantes. Se encontró que 4 entre
12 niños tratados con metilfenidato se beneficiaron claramente en escalas de hiperactividad de Conners y en el CGI
(Escala de Impresiones Clínicas Globales, Di Martino y cols.,
2004). Sin embargo, se deben tener en cuenta los efectos
colaterales, como las estereotipias, que se encuentran incrementadas en estos pacientes (Handen y cols., 2000). Se
observa una modesta respuesta con clonidina, especialmente
en aquellos pacientes con conductas disruptivas y trastornos
del sueño (Frankhauser y cols., 1991; Moussavand y
Findling, 2007).
Si las dificultades están en la atención selectiva y el control
atencional, serían útiles las medicaciones que favorecen la
organización del pensamiento y la conducta, como los neurolépticos atípicos, entre ellos la risperidona, la olanzapina y
el aripiprazole. Los psicoestimulantes podrían exacerbar la
focalización y, en este caso, empeorarían los síntomas, según
el paradigma de Lovaas y colaboradores (1979).
En el caso de producirse fallas por perseveraciones, compulsiones y conductas obsesivas, que alteran el desenganche o
shift atencional, los antiobsesivos del tipo inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (IRSS), como la fluoxetina, las fluvoxamina y la sertralina son efectivos. Algunos
estudios demuestran que los antidepresivos tricíclicos
clomipramina y desipramina mejoran la escala CPRS (Gordon
y cols., 1992). Por otro lado, en pacientes que eran tratados
con fluoxetina se halló un empeoramiento en dicha escala
(Fatemi y cols., 1998).
Para la hiperactividad y la impulsividad, los antipsicóticos,
tanto atípicos como típicos, son los más indicados. Se produce una mejoría en el índice de hiperactividad de la escala
de síntomas abreviada de Conners, en la tasa de actividad y
en la subescala de hiperactividad del CPRS, y se registra
mejor respuesta con risperidona que con haloperidol (Perry y
cols., 1997). Los trabajos en los que fueron utilizados ansiolíticos muestran una reducción de puntaje en la subescala de
hiperactividad de la escala ABC con buspirona, pero un
empeoramiento de la irritabilidad y la agresividad con benzodiazepinas (Realmuto y cols., 1989). Con naltrexona se
observa una reducción modesta de la hiperactividad, con
incremento en la atención en los pocos trabajos realizados.
Direcciones futuras
Luego de analizar estas hipótesis, queda por resolver:
• si la hiperactividad con déficit de atención es semejante en
niños autistas que en hiperactivos puros;
• si el déficit atencional del EA es secundario exclusivamente
al déficit de funciones ejecutivas (Geurts y cols., 2004);
• si la respuesta a los antipsicóticos está dada por sedación,
con reducción de la tasa de actividad, pero con empeoramiento de la atención sostenida;
• si es similar la respuesta con antipsicóticos típicos y atípicos;
• cuáles son los factores que pueden predecir la respuesta a
distintas clases de medicaciones, por ejemplo, qué grupo de
pacientes puede responder a los estimulantes.
Sería muy interesante hallar las respuestas para estas preguntas a través de investigaciones futuras, para llegar a la
mejor toma de decisiones por parte de los profesionales que
traten a niños con esta patología (Aman y Langworthy,
2000).
Conclusiones
En particular, en los trastornos del EA se produce un déficit
en la atención selectiva por orientación a estímulos irrelevantes al contexto, así como una dificultad en variar el foco
de orientación (shift atencional). A su vez, se produce un
déficit en funciones ejecutivas como el shift atencional y en
la interpretación de información simbólica que podrían estar
implicados en la selección y el procesamiento de la información que se recibe del ambiente. Es probable que el análisis
de modelos propuestos desde la neuropsicología permita
encontrar subgrupos de trastornos de la atención que sean
tratados de manera específica y adecuada, permitiendo así
optimizar la respuesta a la rehabilitación cognitiva y la calidad de vida de los pacientes autistas.
EDITORIAL SCIENS // 31
Dra. Nora E. Grañana
Referencias bibliográficas
- Burack J, Enns J, Stauder J, Mottron L,
Randolph B. Attention and autism: behavioral
and electrophysiological evidence. En: Cohen K,
Volkmar F Eds. Handbook of autism and pervasive developmental disorders. J Wiley Ed. NY
2005; 226-247.
- Aman M y Langworthy K. Pharmacotherapy for
hyperactivity in children with autism and other
pervasive developmental disorders. J Autism
Dev Disord. 2000; 30(5):451-460.
- DSM IV TR. American Psychiatric Association
(2002). Diagnostic and statistical manual of
mental disorders (4th ed.) Revised Text.
Washington DC: Author.
- Plude D, Enns J, Brodeur D. The development
of selective attention: a life span overview. Acta
Psychologica 1994; 86:227-272.
- Frith U. ¿Qué es el autismo? En: Autismo.
Alianza ED. 1997:23-41.
- Rapin I. Autism. N Engl J Med 1997; 337 (2)
97-104.
- Rapin I. Autismo: un síndrome de disfunción
neurológica. En: Fejerman N. Fernández Álvarez
E (Eds) Neurología Pediátrica. 3 Edición.
Panamericana Bs. As. 2007:693-705.
- Hochman J. La bataille de l’autisme. En:
Hochman J. Pour soigner l’enfant austiste. Edit
Odile Jacob. Paris. 1997. 15-57.
- Tantam D. Asperger syndrome in adulthood.
In: Frith U. Austism and Asperger syndrome.
Cambridge. Cambridge. UK. 1997: 147-183.
- Courchesne E, Towsend, Akshoomoff N, Saitoh
O, Yeung-Courchesne R, Lincoln A et al.
Impairment in shifting attention in autistic and
cerebellar patients. Behavioral Neuroscience
1994; 108:845-865.
- Robbins T. Integración de las dimensiones
neurobiológica y neuropsicológica del autismo.
En Russell J: El autismo como trastorno de la
función ejecutiva. Panamericana. Buenos Aires.
2000: 23-54.
- AAP. American Academy of Pediatrics. The
pediatrician role in the diagnosis and management of autistic spectrum disorder in children.
Committee on Children with disabilities 20002001. Pediatrics 2001; 107(5):297-315.
- Mirsky A. Behavioral and psychophysiological
markers of disordered attention. Environ Hlth
Perspect. 1987; 74:191-199.
- Posner M, Digirolamo G. Attention in cognitive
neuroscience: an overview. En: Gazzaniga Ed.
The new cognitive neurosciences. 2 Ed. The
MIT Press- Cambridge Mass. EUA. 2000; 623631.
- Goldstein G, Johnson C, Minshew N.
Attentional processes in autism. J Autism Dev
Disord 2001; 31(4):433-440.
- Barry R, James A. Coding of stimulus parameters in autistic, retarded, and normal children:
evidence for a two factor theory of autism.
International Journal of Psychophysiology
1988; 6:139-149.
- Garretson H, Fein D, Waterhoruse L.
32 // EDITORIAL SCIENS
Sustainted attention in children with autism. J
Aut Developmental Dis 1990; 20: 101-104.
- Notterdaeme M, Amorosa H, Mildenberger K,
Sitter K, Minow F. Evaluation of attention problems
in children with autism and children with a specific language disorder. European Child &
Adolesc Psychiatry 2001; 10: 58-66.
- Casey B, Gordon C, Manheim B, Rumsey J.
Dysfunctional attention in autistic savants. J
Clin and Experimental Neuropsychology 1993;
15:933-946.
- Swaab-Barneveld H, Sonneville L, CohenKettenis P, Gielen A, Buitelaar J, Van Engeland
H. Visual sustained attention in a child psychiatric population. J Am Acad Child Adolesc
Psychiatry 2000; 39(5):651-659.
- Ozonoff S. Componentes de la función ejecutiva en el autismo y otros trastornos. En: Russell
J. El autismo como trastorno de la función ejecutiva. Panamericana. Buenos Aires. 2000; 177204.
- Ozonoff S, Strayer D. Further evidence of
intact working memory. J Autism Dev Disord
2001; 31 (3):257-264.
- Mundy P, Sigman M, Kasari C. A longitudinal
study of joint attention and language development in autistic children. J Autism Dev Disord
1990; 22:115-127.
- Rollins P, Wambacq I, Dowell D, Mathews L,
Reese P. An intervention technique for children
with autistic spectrum disorder: joint attentional routines. J Commun Disord 1998; 31:181193.
- Kylliainen A, Hietanen J. Attention orienting
by another´s gaze direction in children with
autism. J Child Psychol Psychiatry 2004; 45
(3):435-44.
- Towsend J, Westerfield M, Leaver E, Makeig S,
Jung T, Pierce K, Courchesne E. Event-related
response abnormailities inautism: evidence for
impaired cerebello-frontal spatial attention networks. Cognitive Brain Res 2001; 11:127-145.
- Harris S, Courchesne E, Towsend J, Carper R,
Lord C. Neuroanatomic contributions to slowed
orienting of attention in children with autism.
Cognitive Brain Res 1999; 8:61-71.
- Perry R, Pataki C, Muñoz-Silva et al.
Risperidone in children and adolescents with
pervasive developmental disorders: pilot trial
and follow-up. J Ch Adolesc Psychopharmacology
1997; 7:167-179.
- Nicolson R, Awad G, Sloman L. An open trial
of risperidone in young autistic children. Am
Acad Ch Adolesc Psychiatry 1998; 37:372376.
- Aman M, Farmer C, Hollway J, Arnold L.
Treatment of inattention, overactivity, and
impulsiveness in autism spectrum disorders.
Child Adolesc Psychiatr Clin N Am. 2008;
17(4):713-38.
- Realmuto G, August G, Garfinkel B. Clinical
effect of buspirone in autistic children. J Clin
Psychopharmacol 1989; 9:122-125.
- Wing L. Wing schedule of handicaps, behaviour
and skills (HBS). In: Rapin I Edit. Preschool
children with inadequate communication. Clin
in Developmental Medicine N 139. Cambridge
Press. NY. 1996; 268-296.
- Lord C, Risi S, Lambretch L et al. The Autism
Diagnostic Observation Schedule-Generic: a
standard measure of social and communication
deficits associated with the spectrum of autism.
J Autism Dev Disord 2000; 30 (3):205-224.
- Yoshida V, Uchiyama T. The clinical necessitty
for assessing attention deficit/hyperactivity
disorder (AD/HD) symptoms in children with
high-function Pervasive Developmental Disorder
(PDD). Eur Child Adolesc Psychiatry 2004; 13
(5):307-14.
- Jou R., Handen B, Hardan A. Retrospective
Assessment of Atomoxetine in Children and
Adolescents with Pervasive Developmental
Disorders. Journal Of Child And Adolescent
Psychopharmacology 2005; 15 (2):325–330.
- Di Martino A, Melis G, Cianchetti C, Zuddas A.
Methylphenidate for pervasive developmental
disorders: safe and efficacy of acute single dose
test and ongoing therapy: an open study. J Child
Adolesc Psychopharmacol 2004; 14(2):207218.
- Handen B, Johnson C, Lubetsky M. Efficacy of
metilphenidate among children with autism and
symptoms of attention-deficit hyperactivity disorder. J Autism Dev Disord 2000; 30(3): 245256.
- Frankhauser M, Karumanchi V, German M, et
al. A double-blind placebo-controlled study of
the efficacy of transdermal clonidine in autism.
J Clin Psychiatry 1991; 53:77-82.
- Moussavand S y Findling L. Recent Advances
in the Pharmacological Treatment of Pervasive
Developmental Disorders. Current Pediatric
Reviews, 2007; 3, 79-91.
- Lovaas I, Koegel R, Schreibman L. Stimulus
overselectivity in autism: a review of research.
Psychol Bulletin 1979; 86:1236- 1254.
- Gordon C, Rapoport J, Hamburger S et al.
Differential response of seven subjects with
autistic disorder to clomipramine and
desipramine. Am J Psychiatry 1992; 149:363366.
- Fatemi S, Realmuto G, Khan L, Thuras P.
Fluoxetine in treatment of adolescent patients
with autism: a longitudinal open trial. J Autism
Dev Disord 1998; 28:303-307.
- Geurts H, Verte S, Oosterlaan J, Roeyers H,
Sergeant J. How specific are executive functioning
deficits in attention deficit hyperactivity disorder
and autism? J Child Psychol Psychiatry 2004;
45 (4):836-54.
Documentos relacionados
Descargar