FRONTERA NORTE PUBLICACIÓN SEMESTRAL DE EL COLEGIO DE LA FRONTERA NORTE Vol. 6, núm. 11, enero-junio de 1994 ÍNDICE 5 Presentación 9 Martín González de la Vara, EL TRASLADO DE FAMILIAS DE NUEVO MÉXICO AL NORTE DE CHIHUAHUA Y LA CONFORMACIÓN DE LA REGIÓN FRONTERIZA (1848-1854) 23 Patricia Fernández de Castro, COMERCIO Y CONTRABANDO EN LA FRONTERA NORESTE, 1861-1865 41 Lawrence Douglas Taylor H., EL CONTRABANDO DE CHINOS A LO LARGO DE LA FRONTERA NORTE 59 Marco Antonio Samaniego L., LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA DURANTE LA REVOLUCIÓN (1910-1920) 81 Cirila Quintero, TRANSFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS SINDICALES TAMAULIPECOS 101 Roberto Ham Chande, LA IMAGEN DE JAPÓN EN LA CIUDAD DE TIJUANA NOTA CRÍTICA 123 David Pinera Ramírez, LA HISTORIA DE LA FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS EN EL CONTEXTO DE LAS FRONTERAS EN IBEROAMÉRICA RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS 135 Tonatiuh Guillen López, BAJA CALIFORNIA 1989-1992: ALTERNANCIA POLÍTICA Y TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA, POR Alberto Azis Nassíf 139 David Pinera Ramírez, HISTORIOGRAFÍA DE LA FRONTERA NORTE DE MÉXICO: BALANCE Y METAS DE INVESTIGACIÓN, POR Lawrence Douglas Taylor DIRECTOR DE LA REVISTA. Gustavo del Castillo Vera. CONSEJO EDITORIAL. Jorge A. Bustamante, Héctor Aguilar Camín, Rene Franco Barreno, Adalberto García Rocha, Elíseo Mendoza Berrueto, Mario Ojeda, Blanca Torres. CONSEJO DE REDACCIÓN. Diana Alarcón, Víctor A. Espinazo Valle, Patricia Fernández de Castro, Tonatiuh Guillén, Jorge Santibáñez Romellón, Roberto Sánchez, Lawrence Taylor, René Zenteno, Eduardo Zepeda. EDITORA. Gabriela Posada del Real. ASISTENTE DE EDICIÓN. Guillermo Sánchez Arreola. COORDINACIÓN EDITORIAL. Departamento de Publicaciones. ÍNDICES DE REVISTAS INTERNACIONALES EN LOS QUE APARECE FRONTERA NORTE: Índice de revistas científicas mexicanas; Library of Congress, E.U.; Online Computer Library Center, Inc., E. U.; Research Library Information Network, E. U.; Bibliographie Latinoameri-caine d'Articles, Francia; Melvyl, Online Catalogs for all University of California (UC) libraries; Index of Journals, a Guide to Latín American Serials (SALALM), E.U. La responsabilidad de los artículos y las reseñas es estrictamente de sus autores. Para la reproducción electrónica o impresa de materiales publicados en Frontera Norte se requiere de la autorización expresa de su director. Las colaboraciones para su posible publicación deben dirigirse al doctor Gustavo del Castillo. Para intercambio de publicidad contactar a Gabriela Posada del Real. Frontera Norte es una publicación semestral de El Colegio de la Frontera Norte. Suscripción anual, 50 n.p.; números sueltos, 25 n.p.; números atrasados, 35 n.p. (12 dólares); suscripción anual para Estados Unidos, 25 dólares; en otros países, 35 dólares. Número de reserva al titulo en derechos de autor 1405-89. Certificados de licitud de título y de contenido números 4057 y 3468, expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación, 29 de junio y 31 de agosto de 1989. ISSN 0187-7372 REVISTA FRONTERA NORTE EL COLEGIO DE LA FRONTERA NORTE Blvd. Abelardo L. Rodríguez núm. 2925 Zona del Río, Tijuana, Baja California, C.P. 22320 © EL COLEGIO DE LA FRONTERA NORTE IMPRESO EN SAN DIEGO, CALIFORNIA PRIN-I-ED IN SAN DIEGO, CALIFORNIA Fotomecánica e impresión: Vanard Lithographers, Inc. 3220 Kurtz Street, San Diego, CA 92110, Tel.: 619-291-5571 Suscripciones y circulación: Departamento de Publicaciones, El COLEF FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 PRESENTACIÓN EL interés y la necesidad por conocer el pasado de lo que hoy llamamos frontera norte de México no son cuestiones nuevas. Desde que, en 1848, la idea de la frontera para los mexicanos quedó circunscrita a una dimensión más asible y menos lábil frente a la inmensidad del llamado Septentrión Novohispano, el interés por la frontera tuvo un marcado carácter político. Ya Justo Sierra, en su momento, advirtió la importancia de la frontera norte como lindero, hito, barrera y elemento básico de la nacionalidad. Entendida ésta no sólo como un componente fundamental de identidad psicosocial; sino también, cuestión muy clara para los ilustrados educadores porfiristas, como mecanismo eficaz de unidad nacional y de control político. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el carácter político del establecimiento de la frontera estuvo integrado por cuestiones demográficas, geopolíticas, económicas y culturales. Los proyectos y las realizaciones concretas fueron variadas: programas de repatriación de mexicanos que habían quedado en los territorios perdidos para que no perdieran también su cultura, idioma y religión; establecimiento de la zona libre que favoreciera el poblamiento y consolidación de la región; monumentación y delimitación de la nueva frontera; establecimiento de colonias civiles y militares que detuvieran las invasiones indígenas. Esta primera etapa de la historia de la frontera tuvo como característica principal la idea de fortalecer y cerrar los nuevos límites para evitar una nueva amenaza norteamericana. Nada lo indica mejor que la conocida expresión de Sebastián Lerdo de Tejada: "Entre la debilidad y la fuerza, el desierto". Pocos años después, ese desierto tan anhelado desapareció al tenderse las vías del ferrocarril que unieron no sólo los desiertos, sino también el destino y las economías de los Estados Unidos y México. Sin embargo, aún así y a pesar de que amplios sectores de la élite política del Porfiriato vieron en esa unión el símbolo y razón del orden y del progreso de México, los Estados Unidos siguieron siendo extraños para la mayoría de los mexicanos. Y no sólo extraños en términos de su lejanía, sino en muchos casos enemigos declarados y siempre presentes, tal y como Daniel Cosió Villegas lo escribió en tan variadas ocasiones. Se dice que fue el mismo Porfirio Díaz el autor de aquella frase ya consagrada en la historia de ambos países y que parece haber prevalecido a lo largo del siglo xx: "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos". Si todo lo anterior plantea ya una serie de problemas de carácter metodológico y heurístico al historiador, lo que está por venir contribuirá a diversificar el espectro de asuntos por estudiar, investigar, sistematizar e interpretar. Contra lo que comúnmente se cree, la historia ni es sólo asunto del pasado, ni ha sido escrita de una vez por todas, ni tiene el privilegio de la definitividad. En efecto, lo que está por venir ya ha sido analizado con minucia por colegas de otras disciplinas: la modificación virtual de los elementos fundamentales que definen la estructura de la frontera. En ello va no sólo el compor- FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 tamiento de la economía fronteriza, el futuro de la región, el reacomodo de las fuerzas políticas, la reorganización de la administración pública y qué tantas cosas más. En ello va también la pregunta por la historia. Y no sólo porque un futuro nuevo requiera de un pasado diferente, sino porque las nuevas generaciones se harán cuestionamientos que no se hicieron las anteriores. En ello va también la reconceptualización de la frontera norte y de su pasado. En ello va la defensa de los derechos históricos de los fronterizos y el reconocimiento de sus comunidades como sustentadoras de proyectos nacionales que datan de al menos 150 años atrás. Para nadie suena extraño el afirmar que, dentro de los amplios debates nacionales de los últimos años, el debate por el pasado mexicano ha ocupado un lugar principal. A como se ven las cuestiones históricas que se debaten, una tendencia es la de la crítica a la historia política circunscrita y escrita en tomo a las capitales de los estados y a la capital de la República. Esta historia política —o si se quiere geopolítica— está en entredicho porque ya no ofrece las explicaciones fundamentales que las sociedades y las comunidades locales necesitan para realizar sus propios programas autónomos y para proyectar su futuro. El surgimiento de los valores de la regionalidad han vuelto caduca la antigua historia y las viejas explicaciones. Se ha dicho, con razón, que asistimos ya a los estertores de la historia oficial. De ahí el éxito y la proliferación de la historia regional, de las historias revisionistas y de las historias paralelas a esas historias oficiales. En estas nuevas historias el éxito de sus explicaciones ha consistido en variar los aspectos fundamentales del ejercicio intelectual del historiador. Es decir, se ha problematizado el pasado de modo más apropiado, se ha reperiodizado la historia en función de sí misma, se ha rebasado el simple ejercicio de acumulación de datos tácticos sin significación ninguna, se han buscado nuevas fuentes y se han reinterpretado los hechos en términos mucho más atingentes y críticos. Sin lugar a dudas, en este esquema de replanteamiento y revisión de la historia mexicana, la frontera norte se encuentra urgida de encontrar nuevos derroteros. Vale decir, fuentes, periodizaciones, problemas, explicaciones y enfoques inéditos. Buscando respuestas a tantas nuevas preguntas, El Colegio de la Frontera Norte ha promovido la instauración de un Seminario de Historia que pueda emprender en forma colegiada el replanteamiento, revisión e investigación de la historia de las regiones fronterizas. Además, se ha propuesto la formación de una masa crítica que pueda tener como interlocutores a los colegas de las universidades y centros de investigación nacionales y de otros países, especialmente de los Estados Unidos. Para nadie es desconocido que los colegas norteamericanos han tomado la delantera en lo que se refiere a la investigación de muchos aspectos de la historia fronteriza. Sin embargo, los historiadores mexicanos tenemos aún una tarea que cumplir en lo que se refiere a la documentación de los eventos, al replanteamiento de los problemas y a su hermenéutica. Es más, está aún pendiente la investigación de la historia de la frontera y su significación en la vida nacional. Si esto no fuera ya de por sí suficiente, tenemos la tarea de buscar con mayor propiedad una historia de la frontera que no se detenga en el río Bravo ni en la línea divisoria, puesto que, sin duda, uno de los menesteres que ha de atender la historia fronteriza es la de la alteridad y el encuentro. Es decir, se debe atender a la necesidad de hacer una historia que englobe a ambos lados de la frontera. Una historia así no sería solamente un ejercicio de historia comparada. Sería algo más, pues de la 6 PRESENTACIÓN esencia misma de una historia fronteriza se deriva el criterio que hace hincapié en la biterritorialidad de los eventos. No habrá una explicación completa del pasado de la frontera sin tener en cuenta que los asentamientos humanos a lo largo de ella —especialmente las llamadas ciudades gemelas— han tenido un desarrollo paralelo, a pesar de la asimetría, y han crecido en forma interdependiente. Los artículos que se publican en esta edición de Frontera Norte tienen que ver con aspectos próximos o lejanos de la historia de la región y responden al proyecto de los directivos de la revista de ofrecer entregas monográficas. Los textos guardan una doble dimensión. Por un lado, se adentran en los tiempos coloniales y llegan hasta los años recientes; por el otro, se refieren a fronteras tan distantes entre sí como Tijuana y Matamoros. Esto nos habla de la compleja diversidad que debe atender el historiador cuando ha de enfrentar la tarea de hacer un recuento del pasado de lo que hoy llamamos frontera norte. Por una parte, se ha de considerar la diversidad e inmensidad de los espacios; por la otra, se ha de atender a la complejidad de los tiempos: a la diacronía y a la sincronía. Sólo resta agradecer a Frontera Norte la oportunidad que ha dado a los investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, especialmente a los integrantes del Seminario de Historia y a otros colegas historiadores, por hacer lugar a la historia dentro de su programa de publicaciones. Del mismo modo, la presencia de colegas de otras disciplinas y de otras instituciones es parte fundamental en el proceso de reelaboración de una historia fronteriza. El Seminario ha comenzado apenas, y si éste no ha sido el primer fruto, sí es el primero que se publica. Manuel Ceballos Ramírez El Colegio de la Frontera Norte Dirección Regional de Nuevo Laredo 7 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 El traslado de familias de Nuevo México al norte de Chihuahua y la conformación de una región fronteriza, 1848-1854 Martín González de la Vara* RESUMEN Con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, a principios de febrero de 1848, la línea fronteriza entre México y Estados Unidos cambió radicalmente. De igual manera, las vidas de los habitantes que quedaron en los territorios perdidos por México y las de los que vivían en las regiones cercanas a la nueva frontera sufrieron cambios muy importantes. En villas como las de Laredo, Reynosa y El Paso comenzó entonces un largo proceso de conformación como regiones fronterizas. Al paso de los años, los distintos problemas internacionales y las políticas de desarrollo seguidas tanto por México como por Estados Unidos fueron dando sus características típicamente fronterizas a esas áreas. En este trabajo se describe uno de los factores que más afectó e intervino en la consolidación de la zona de El Paso del Norte —hoy Ciudad Juárez— como región de frontera en sus primeros años de formación. ABSTRACT With the signing of the Treaty of Guadalupe Hidalgo in early February 1848, the border between México and the United States was dramatically altered. The same was true of the lives of the individuals residing in the territories that México lost to the United States and in the areas along the newly defined border. In towns like Laredo, Reynosa, and El Paso a long process began that would shape these areas as border regions. 'With the passage of years, various intenational problems and the development strategies followed by both México and the United States gave these areas their typically frontier features. This article describes one of the factors that most strongly affected and guided the consolidation of the environs of El Paso del Norte—now Ciudad Juárez—as a border region during its formative years. *Martín González de la Vara. Director regional de la Oficina Coordinadora de a COLEF en Ciudad Juárez. Se le puede enviar correspondencia a: Av. Campestre 100, Campestre Juárez, carretera Juárez-Porvenir, Ciudad Juárez, Chihuahua 32460, Tel.: (16) 1757-02, Fax: (16) 17-89-58. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 1. Las garantías del Tratado de GuadalupeHidalgo A finales de 1847, una vez que las tropas norteamericanas ocuparon la dudad de México y el gobierno mexicano, asentado en Querétaro, se persuadió de que ya era imposible continuar la lucha contra el invasor, el dos de febrero de 1848 dieron inicio las pláticas de paz que desembocarían en la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo. Según convenía este tratado, México aceptaba la pérdida de poco más de la mitad de su territorio, donde vivían unas 115 000 personas. La suerte de estos mexicanos había sido un tema medular en las conversaciones entre los representantes mexicanos y estadounidenses: Yo no quiero ocultar la verdad en momentos tan solemnes —decía el presidente de la Pena y Peña después de la firma del tratado— ni mucho menos e! sentimiento profundo que me causa la separación de la unión nacional de los mexicanos de la Alta California y del Nuevo México; y quiero dejar consignado un testimonio con que mi administración ha visto a aquellos ciudadanos. Puedo aseguraros, señores, que su suerte futura ha sido la dificultad más grave que he tenido para la negociación; y que si hubiera sido posible se habría ampliado la cesión territorial, con la condición de dejar libres a las poblaciones mexicanas.1 De hecho, el Tratado de GuadalupeHidalgo contemplaba para los mexicanos residentes dentro de los territorios cedidos a Estados Unidos ciertos derechos básicos, como el respeto a sus propiedades, la libertad de culto, el derecho de conservar su ciudadanía mexicana o el de reingresar a México, donde se les darían tierras y la oportunidad de comenzar una nueva vida. En el Artículo vi se decía a la letra: Los mexicanos que establecidos hoy en territorios antes pertenecientes a México y que quedan para lo futuro dentro de los límites señalados por el presente tratado [dentro de] los Estados Unidos podrán permanecer donde ahora habitan o trasladarse en cualquier tiempo a la República Mexicana...2 Apenas el gobierno nacional se reinstaló en la ciudad de México cuando comenzó a dar los primeros pasos legislativos para poner en practica algunas acciones encaminadas a "disminuir la desgracia" de sus compatriotas residentes en los territorios perdidos.3 El 14 de junio de 1848, una ley disponía de 200 000 pesos provenientes de los pagos que como indemnización el gobierno estadounidense comenzaría a enviar en fechas próximas para ayudar a las familias que quisieran trasladarse a México.4 Otra más, del 19 de agosto del mismo año, prevenía la manera en que ese traslado se debía llevar a cabo. En ella el gobierno mexicano se comprometía a pagar 25 pesos a los jefes de las familias que emigraran a México por cada persona mayor de 14 años; y 12 pesos por cada. 1 Luis González (comp.), Las presidentes de México ante la nación, 1821-1966. México, Cámara de Diputados, 1966, 5v., I, p. 347 y Luis Cué Cánovas, Los Estados Unidos y el México ignorado. México, Costa Amic, 1970, p. 37. 2 Ángela Moyano, México y los Estados Unidos: orígenes de una relación, 1819-1861. México, Secretaria de Educación Pública, 1987 (Frontera), pp. 179-80. 3 Luis Gonzaga Cuevas, Memoria del ministro de Relaciones Interiores y Exteriores. México, Imprenta de Vicente García Torres, 1849, p. 14. 4 Manuel Dublán y José María Lozano, Legislación mexicana, ó colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la Repúblíca.México, Imprenta del Comercio, 1876-1880, 50v., V, pp. 385-6. 10 GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS menor por cuenta de costos de traslado e instalación, a dotarlos de tierras suficientes donadas por los gobiernos de los estados y a nombrar a tres comisionados, uno por cada provincia perdida, que se encargarían de registrar y establecer a las familias en las colonias que se les asignaran.5 Poco tiempo después, el secretario de Relaciones Interiores y Exteriores, Mariano Otero, nombró a Ramón Ortiz comisionado para el traslado de familias nuevomexicanas a territorio chihuahuense "en vista de las buenas cualidades de ilustración, probidad y patriotismo que le adornan".6 Efectivamente, el padre Ramón Ortiz parecía la persona adecuada para el caso. Había nacido en Santa Fe, capital de Nuevo México, en 1813; estudió la carrera sacerdotal en Durango y fue nombrado a partir de 1836 cura de El Paso. Varios años más tarde se caracterizó por ser un fuerte opositor a la intervención norteamericana y fue apresado dos veces por el ejército invasor. Esta actitud nacionalista le valió ser elegido diputado federal por Chihuahua, y en el Congreso Nacional luchó para que no se ratificara el tratado de paz con Estados Unidos por la pérdida territorial que éste traería para su estado.7 Contando con unos 25 000 pesos para los primeros gastos —de los cuales 2 000 pesos correspondían a su sueldo— el padre Ortiz salió de la capital del país con rumbo a 5 6 7 Nuevo México para cumplir con su misión en septiembre de 1848. 2. La misión de Ramón Ortiz en Nuevo México El territorio de Nuevo México había sido tomado por las fuerzas norteamericanas en agosto de 1846 y desde entonces estaba bajo la jurisdicción militar de Estados Unidos. Aunque los nuevos mexicanos no pudieron luchar en un principio contra los invasores, en enero de 1847 protagonizaron una importante rebelión que tardarían más de un año en sofocar las fuerzas de ocupación. Al tiempo de la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, Nuevo México era la provincia más poblada entre las que México perdió, pues en ella habitaban poco más de 60 000 personas excluyendo a los indígenas. Por ello, se creía que sería en Nuevo México donde se podría encontrar a un mayor número de familias dispuestas a trasladarse a México. El comisionado Ortiz llegó a su parroquia de El Paso a finales de noviembre de 1848, pero por las fuertes nevadas que trajo un invierno especialmente crudo no pudo pasar a Nuevo México. De cualquier forma, dio a conocer el propósito de su comisión entre los paseños, y a los pocos días de haber llegado a El Paso, ya Ibid, V, pp. 439-41. El nombramiento de Ortiz como comisionado aparece en el Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, México, D.F (en adelante ASREM), LE 1975, exp. XXV, 6 de septiembre de 1848, p. 120-v. Se pueden encontrar datos sobre la vida de Ramón Ortiz en Francisco R. Almada, Diccionario de historia, geografía y biografía chihuahuenses, 2a. ed. Chihuahua, Universidad de Chihuahua, Departamento de Investigaciones Sociales, Sección de Historia, 1968, p. 385, Fidelia Miller Puckett, "Ramón Ortiz: Priest and Patriot", en New México Historical Review. Albuquerque, University of New Mexico Press, XVV, 4, oct 1950, pp. 269-295; C. L. Sonnichsen, Pass of the North: Four Centuries on the Rio Grande. El Paso, Texas Western Press, 1968, 2v., I, pp. 108-110, 118 y 204; Marc Simmons, Ranchers, Ramblers, and Renegades: True Tales of Territorial New Mexico. Santa Fe, Ancient City Press, 1984, pp.3-7; y William E. Connelley, Doniphan's Expedition and the Conquest of New Mexico and California. Kansas City, Bryant and Douglas, 1907, pp. 90-7 y 397. 11 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 tenía veinte solicitudes de traslado elaboradas por algunos nuevos mexicanos que se encontraban en esa villa. Debido a este inesperado y prematuro éxito en su misión, Ortiz calculaba que bien podría trasladar a Chihuahua entre 2 000 y 4 000 familias.8 Apenas las condiciones lo permitieron, en marzo de 1849, el padre Ortiz partió hada el norte para llevar a cabo su labor acompañado por Manuel Armendáriz, arribando a Santa Fe a mediados de abril. Se entrevistó entonces con el gobernador John M. Washington y su secretario Donaciano Vigil. Vigil fue uno de los pocos nuevomexicanos que había apoyado abiertamente la invasión norteamericana. Las autoridades del territorio prometieron ayudar a Ortiz en su comisión y hasta le ofrecieron ayuda de transporte en caso de que la necesitara; sin embargo, las autoridades locales de Nuevo México se alarmaron al conocer la misión de Ortiz, pues sabían que podía causarles problemas políticos con la todavía resentida población nuevomexicana. De cualquier manera, el comisionado mexicano inició entonces su trabajo con muy buenos auspicios. Comenzó a registrar a las familias que tuvieran deseos de asentarse en México en el pequeño 8 9 pueblo de San Miguel del Vado, situado a unos 100 kilómetros al oriente de Santa Fe. Allí se presentaron 900 solicitudes de emigración por parte de jefes de familia de un total aproximado de 1 000 familias que integraban ese poblado. Apenas me presenté en las inmediaciones del poblado —informaba el padre Ortiz— y todos los habitantes corrieron con entusiasmo a presentarse pidiéndome los alistase con su familia para pasar al territorio de México, pues aunque sabían que no obstante las garantías del tratado de paz perderían todas sus propiedades, querían perderlo todo más bien que pertenecer a un gobierno en el cual tenían menos garantías y eran tratados con más desprecio que la raza de África.9 Después de terminar con su labor de registro en San Miguel del Vado y otros pueblos cercanos, Ortiz quiso trasladarse a Taos, pero la niebla lo obligó a volver sobre sus pasos hada Santa Fe para de allí dirigirse hada el norte. Entrando al pueblo indígena de Pojoaque, el comisionado recibió una carta de Donaciano Vigil en la que se le pedía que no siguiera con su misión, con el pretexto de que estaba causando alborotos entre la población. Ortiz volvió a Santa Fe y allí se enteró de que las autoridades locales ya le habían prohibido que se presentase per- Ramón Ortiz al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, El Paso, 8 de diciembre de 1848, en ASREM, LE 1975, xxv, p. 136. Ramón Ortiz al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 22 de junio de 1849, en ASREM, LE 1975, XXV, p. 139. Otros autores que han escrito sobre esta labor de Ortiz en Nuevo México son: Moyano, op. cit., pp. 179-184; José Agustín Escudero, en las notas de su edición de Pedro Bautista Pino, Noticias históricas y estadísticas de la antigua provincia de la Nueva México. México, Imprenta de Lara, 1849, pp. 93-5; Frances Leon Swadesh, Los primeros pobladores: antecesores de los chícanos en Nuevo México. México, Fondo de Cultura Económica, 1977 (Sección de Obras de Antropología), pp. 84-5; Ralph Emerson Twitchell, The Leading Facts of New Mexican History, Cedar Rapids. lowa, Torch Press, 1911-1917, 5v, II, pp. 290-1; Ángela Moyano, El comercio de Santa Fe y la guerra del 47. México, Secretaría de Educación Pública, 1976 (Sep-Setentas, 283), pp. 163-5; Ángela Moyano, Protección consular a mexicanos en las Estados Unidos, 1849-1900. México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1989 (Archivo Histórico Diplomático Mexicano), pp. 20-3; Luis G. Zorrilla, Historia de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América. México, Porrúa, 1965, 2v. (Biblioteca Porrúa, 69), I, pp. 259-60 y Hubert Howe Bancroft, History of Arizona and New México, 1540-1888. San Francisco, The History Company, 1888 (The Works of..., 17), pp. 472-3. —————— 12 GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS sonalmente a registrar a las familias que deseaban emigrar de Nuevo México. El padre Ortiz se presentó ante Vigil y logró que éste le autorizara seguir llevando a cabo su labor por medio de agentes. Ese mismo día, Ortiz nombró a un agente que se puso a trabajar de inmediato en Santa Fe. Cuando había ya registrado a unas 200 familias de esa población, Vigil mandó llamar de nuevo al cura Ortiz. En la nueva entrevista, el secretario Vigil le comunicó al comisionado que se le prohibía cualquier actividad hasta que las propias autoridades del territorio recabaran las firmas de los posibles emigrantes entre aquellos que habían declarado explícitamente su deseo de seguir siendo ciudadanos mexicanos.10 Esta intromisión complicaba sobremanera el encargo de Ortiz, pues tenía que dejar en manos de unas autoridades locales que no querían permitir el despoblamiento de su territorio un poder de decisión bastante amplio. La idea de Donaciano Vigil era entonces unir el traslado de familias a México relacionando su registro con el hecho de que manifestaran su deseo de seguir siendo mexicanos. En el Tratado de Guadalupe-Hidalgo se mencionaba que los mexicanos residentes en los territorios adquiridos por Estados Unidos podían preservar su nacionalidad siempre y cuando lo expresaran públicamente en el término de un año después de ratificado el tratado por los congresos de los dos países. El Senado norteamericano ratificó el tratado en junio de 1848, pero en Nuevo México no se había creado hasta mediados del siguiente año algún mecanismo que permitiera a los nuevomexicanos que así lo decidieran manifestarse como mexicanos y, aún más, las autoridades del territorio habían bloqueado todas las iniciativas que surgieron en este sentido. Ante la llegada de Ortiz y la presión de la población local, el nuevo gobernador Washington emitió a finales de abril una proclama en la cual se indicaba que quienes quisieran ser mexicanos debían registrarse antes del 30 de mayo en las prefecturas de los condados.11 Sin embargo, las mismas autoridades presionaban a la población para que no se inscribiera en esas listas y, a pesar de ello, Ortiz afirmaba haber visto en ellas "centenares de firmas".12 3. El difícil establecimiento de las colonias civiles Desesperado ante la inactividad forzada en la que de pronto se encontró, Ortiz decidió regresar a Chihuahua y comenzar a gestionar ante los gobiernos federal y estatal los recursos que necesitaría. Calculaba que podría trasladar aproximadamente 80 000 personas a territorio mexicano, para lo cual necesitaría $1 653 242, 92 000 fanegas de maíz y 24 660 de frijol para mantenerlas mientras lograban levantar su primera cosecha.13 Ante la 10 Copias de la correspondencia entre Ortiz y Vigil, en ASREM, LE 1975, XXV, pp. l42-4v. Reproducida también en Escudero, op. cit., pp. 93-5. 11 Proclama del gobernador Washington en New Mexico State Records and Archives. Santa Fe, Nuevo México (en adelante NMSRCA), Governor Papers (en adelante GP), Washington Papers, rollo 98, fotografía 204. 12 ASREM, LE 1975, XXV, p. 139v. Una de las formas para desanimar a los nuevomexicanos era prohibir a los funcionarios de los condados que hicieran las listas de posibles emigrantes hasta recibir instrucciones precisas del gobernador. De cualquier forma, la lista estaba ya en manos del gobernador Washington en agosto de 1849. Auditor Nangle a Washington, Santa Fe, 3 de agosto de 1849 en NMSRCA, GP, Washington Papers 98, pp. 202-3. 13 ASREM, LE 1975, XXV, p. 140. 13 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 imposibilidad del padre Ortiz de viajar a la capital del país para continuar con esas gestiones, el gobierno chihuahuense nombró agente especial a Manuel Armendáriz, quien arribó a la ciudad de México durante el mes de julio. Cuando se recibió el informe del comisionado en la dudad de México se suscitó un intercambio de notas diplomáticas entre los gobiernos mexicano y norteamericano. El ministro Luis de la Rosa pidió explicaciones sobre el maltrato dado a un enviado oficial de México,14 y las autoridades estadunidenses contestaron que no se podía reconocer el carácter oficial de Ortiz, pues el tratado de paz no contemplaba la necesidad del nombramiento de un comisionado para trasladar a familias mexicanas a su país de origen. Para obviar este obstáculo, el gobierno mexicano decidió nombrar a Manuel Armendáriz cónsul general para Nuevo México.15 Mientras el padre Ortiz llevaba a cabo su comisión en Nuevo México, el gobierno de Chihuahua comenzó a programar el establecimiento de las colonias que recibirían a los emigrados de Nuevo México. El gobernador Ángel Trías se mostraba muy favorable a la inmigración al norte de su estado, ya que una mayor población en la zona fronteriza podría obstaculizar las entradas de los "indios bárbaros", y trató de varias maneras de facilitar la labor del comisionado Ortiz y de encontrar acomodo a las familias que éste trasladaría desde Nuevo México. Así, en enero de 1849 presentó una iniciativa a la legislatura chihuahuense para que se aprobara la cesión de terrenos para las familias nuevo-mexicanas con deseos de emigrar, lo cual fue rápidamente aprobado por la asamblea estatal.16 En abril del mismo año ya había llegado a El Paso el agrimensor Genaro Artalejo, a quien el gobierno local le encomendó que encontrara un buen lugar para establecer la colonia civil que llevaría el nombre de Guadalupe en la margen derecha del Bravo, río abajo de El Paso.17 A mediados de 1849, cuando llegó el padre Ortiz a Chihuahua procedente de Nuevo México, el mismo gobernador Trías le dio poderes para que denunciara y tomara posesión de los terrenos que necesitara para formar nuevas poblaciones.18 Al saberse las exorbitantes necesidades económicas planteadas por Ortiz para el traslado de familias, Trías buscó la forma de ayudar a la empresa y presentó ciertas iniciativas al respecto a la legislatura estatal, pero ésta no pudo tomar cartas en el asunto, pues las incursiones 18 de los "indios bárbaros" ocuparon prácticamente todo el tiempo de su primera 17 sesión de debates correspondiente a 1849. El gobernador, entonces, pidió ayuda al gobierno federal para que se remitieran los recursos suficientes para iniciar el traslado. 14 Luis de la Rosa a Clayton, México, D. F., 21 de septiembre de 1849, ASREM, 2-13-2971, pp. 17-8. Este expediente incluye otras dos notas diplomáticas de protesta por el mismo problema del 5 y del 20 de octubre de 1849. 15 A Armendáriz se le asignó como sede consular el nuevo pueblo de Frankiln, Nuevo México, población que daría luego origen a la ciudad de El Paso, Texas. 16 No se ha encontrado el texto de esta ley, pero otras disposiciones legislativas hacen referencia constantemente a ella. Véase El Faro, periódico oficial del gobierno del estado libre de Chihuahua, Chihuahua, Chih., 16 de mayo de 1850, p. 2. 17 El Faro, 24 de abril de 1849, p. 2. 18 Ángel Trías al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 30 de junio de 1849, ASREM, 2-132971, p. 3. 14 GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS Y como este gobierno tiene grande interés Texas, Nuevo México y California. De éstos, si su —escribía Trías al ministro de Relaciones Integobierno fuera realmente paternal, deberían de riores y Exteriores— en que se verifique la esperar a lo menos que se hubiera dedicado una inmigración de ciudadanos que quieren conservar tercera parte para indemnizarles el valor de sus su nacionalidad; para que tenga efecto, por lo propiedades y mitigar en parte la miseria en que han pronto y sin demora alguna, es de urgente de caer como consecuencia precisa del cambio de necesidad por lo menos hacer el gasto de la tercera residencia. Ya ven qué cuantiosa es la suma que se parte del importe de las semillas con el fin de les ofrece por emigrar. En recompensa de sus habilitar a los labradores para que siembren y propiedades, tendrán otras con la condición que han levanten una cosecha suficiente para el consumo de de ir a cubrir las fronteras del estado de Chihuahua, las familias en su ingreso a este estado, y además la sacrificarse con vivir y sufrir las crueles invasiones cantidad que se regule necesaria para la conducción de los bárbaros. Nosotros vemos las exigencias de su de dichas familias a los diversos puntos que han de gobierno, pero a pesar de este conocimiento no colonizar los nuevomexicanos y el transporte de podemos menos que invitarles a creer que se ha éstas hacia el estado...19 querido poner en prueba su adhesión y su sufrimiento y que claramente no desean [las autoridades mexicanas] que ustedes vuelvan al número de su Siguiendo las estimaciones de Ortiz, y familia... Esperamos que obréis en absoluta libertad calculando que serían sólo unas 900 familias en asunto de tanta importancia para ustedes mismos y nuevomexicanas —que de hecho ya habían que tendréis presentes a los que os aconsejan de ese solicitado su traslado a Chihuahua— las que modo y a los falsos profetas que os predican e estaban dispuestas a emigrar,20 la cantidad que inducen a emigrar.21 debería desembolsar el gobierno federal para iniciar los trabajos de la repatriación rebasaba con mucho los 25 000 pesos que el Congreso Nacional había asignado en principio a esta comisión. A su vez, en Nuevo México, las autoridades locales siguieron firmes en su intento de frenar esta emigración a Chihuahua. Además de bloquear los intentos de los nuevomexicanos para declarar su deseo de continuar siendo ciudadanos mexicanos, los trató de convencer de que emigrar no valdría la pena. Quince millones de pesos es la indemnización —decía el periódico oficial Santa Fe Republican a los posibles emigrantes— que el gabinete americano tiene que pagar al de México por Así, durante 1849 y 1850, las autoridades locales de Nuevo México intentaron por todos los medios a su alcance, y sobre todo por el convencimiento, que los nuevomexicanos permanecieran en su suelo natal, pues, decían, en Chihuahua serían tratados como hijastros en tierra ajena.22 Para Chihuahua, el dinero fluía con lentitud, y muchos nuevomexicanos con recursos económicos comenzaron a mudarse a sus propias expensas. Desde el centro de Nuevo México, personajes de nota como Guadalupe Miranda y Juan Bautista Vigil se convirtieron así en decididos impulsores de la emigración al norte de Chihuahua. 19 El Faro, 30 de junio de 1849, pp. 1-2. 20 El Faro, 31 de julio de 1849, p. 4. 21 Aparecido en el Santa Fe Republican el 26 de mayo de 1849 y reproducido en El Faro, 13 de octubre de 1849, p. 3. 22 NMSRCA, Donaciano Vigil Collection: s. f. 15 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Tiempo después, durante el segundo semestre de 1849, el padre Ortiz inició trabajos para el establecimiento de Guadalupe. Sin embargo, un sorpresivo incidente local alteró los planes del gobierno de Chihuahua. A fines de 1849, la corriente principal del río Bravo tomó como cauce una acequia que corría al sur de los pueblos chihuahuenses de San Elizario, Isleta y Socorro. Siendo ese río la frontera entre México y Estados Unidos, esas poblaciones quedaron de hecho dentro del territorio norteamericano. Casi de inmediato las fuerzas estadunidenses ocuparon los tres pueblos y, a pesar de los esfuerzos de las autoridades locales, nunca fueron expulsados por temor a mayores incidentes. Meses más tarde, la parte mexicana de la Comisión de Límites reconoció oficialmente la pérdida de esas poblaciones, pues el Tratado de GuadalupeHidalgo precisaba que la línea fronteriza debía seguir la parte más profunda del río Bravo y se comprobó que la acequia que tomó el río era más profunda que su antiguo cauce. Los pobladores de Socorro, Isleta y San Elizario no esperaron la determinación de la Comisión de Límites para actuar. Poco después de la ocupación militar, varios habitantes de esos pueblos manifestaron su deseo de mudarse a la margen derecha del río para seguir viviendo en México. Situación similar se presentó en Doña Ana, una colonia fundada por el gobierno chihuahuense en 1833 y que se encontraba en el margen izquierdo del Bravo en territorio norteamericano. Para complicar más la situación, en marzo de 1850, unos sesenta colonos del poblado de Doña Ana, siguiendo a Rafael Ruelas y presionados por los norteamericanos recién llegados a esas tierras, se trasladaron a la margen derecha del río Bravo para asentarse desordenadamente en el valle de La Mesilla antes de recibir cualquier tipo de autorización oficial.23 Todos estos nuevos colonos, no contemplados en el decreto del 14 de junio de 1848, pedían ayuda al gobierno estatal para trasladarse a territorio mexicano. Conocedor de estas situaciones, el padre Ramón Ortiz consultó a las autoridades chihuahuenses la posibilidad de que estas personas pudieran considerarse emigrados.24 Poco tiempo después, la legislatura local no sólo respondió afirmativamente, sino que emitió un decreto el 4 de abril de 1850 que decía a la letra: A los chihuahuenses vecinos de Doña Ana, Isleta, Socorro y San Elizario proporcionara el gobierno en los baldíos de la margen derecha del rió Bravo terrenos de doble extensión que los que deben darse a los demás mexicanos que vengan de Nuevo México o California.25 Un obstáculo importante para el establecimiento de las colonias civiles era la falta de recursos en el estado de Chihuahua, pues entre 1849 y 1850, el gobierno central sólo envió los 25 000 pesos iniciales y unas cuantas remesas más que no pasaron de los 15 000 pesos para gastos de traslado de familias a Chihuahua, y fue necesario para el gobierno estatal hacer ciertos sacrificios financieros para cubrir las necesidades de los emigrados de Nuevo 23 S. W. Cozzens, Viaje a un país maravilloso: Arizona y Nuevo Méjico. París, Garnier Hermanos, S. A.: 22; Harvey Fergusson, Río Grande. New York, Alfred A. Knopf, 1936, p. 54. 24 Archivo General de la Nación, México, D. F. (en adelante AGN), Documentos Históricos de Ciudad Juárez, (en adelante DHCJ), rollo 61: s. f. 25 El Faro, 16 de abril de 1850, p. 2. 16 GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS México y de los pueblos que fueron chihuahuenses. Poco a poco, el gobierno estatal iba suministrando a Ortiz y Armendáriz algunos recursos, y en su afán de ".uxiliar a los inmigrantes se endeudó con el comerciante José Cordero por $5 000 pagando un elevado interés del 3 por cientó mensual.26 De cualquier manera, la emigración voluntaria, sobre todo de personas procedentes de los poblados que pertenecieron a Chihuahua, se fue haciendo cada vez más importante. En Guadalupe, la inmigración se incrementó a tal grado que, hacia abril de 1850, se decía que había ya 600 familias de Nuevo México y los antiguos pueblos chihuahuenses asentados en la colonia y el cura Ortiz estaban buscando terrenos ubicados aún más al sur para establecer una nueva colonia que se llamaría San Ignacio.27 Aunque los emigrados de Nuevo México nunca fueron tan numerosos como esperaba el cura Ortiz en un principio, alcanzaron a significarse como un factor demográfico importante en la integración de una nueva zona fronteriza, proceso que entonces se encontraba en plena gestación. Se calculaba una emigración total de nuevomexicanos de 1 552 personas para mediados de 1850; pero la emigración de las zonas antes pertenecientes a Chihuahua y que pasarían a ser parte de Texas y Nuevo México fue muy impor tante, de manera que la región paseña había recibido al menos alrededor de 2 000 nuevos habitantes hacia esas fechas.28 En fin, los resultados de un primer año de esfuerzos no eran malos a pesar de las dificultades. A finales de 1850, el Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores hacía un balance del intento de repatriación al siguiente tenor: El gobierno ya ha dado algunas cantidades más para este objeto, y tiene la satisfacción de anunciar que se han formado poblaciones nuevas, compuestas en su mayor parte por mexicanos que han emigrado de los terrenos cedidos a los Estados Unidos del Norte... cree el gobierno que si hubiera podido disponer de mayores sumas, sería mayor el número de los que se hubieran trasladado a México.29 Por su parte, el gobierno estatal también se mostraba en cierta medida satisfecho por los avances de la colonización civil y militar en el área de El Paso, como lo explicaba un informe contemporáneo al anterior sobre los avances de la población en Chihuahua: ...por el tratado [de Guadalupe-Hidalgo] perdió Chihuahua todo el territorio comprendido entre el Bravo y el Pecos y con él la colonia de Doña Ana y los pueblos de Isleta, Socorro y San Elizario; pero muchos de los vecinos de estos puntos se hallan hoy en El Paso y las nuevas poblaciones de La Mesilla, San Joaquín, San Ignacio y Guadalupe, estimulados segu- 26 El Correo de Chihuahua. Periódico oficial del gobierno del estado, Chihuahua, Chih., 24 de diciembre de 1850: 1. No existen presupuestos completos sobre el gasto hecho por el gobierno chihuahuense en el establecimiento de las colonias civiles, pero al parecer el estado contribuyó con una suma que se hallaría entre los 20 000 y 30 000 pesos durante ese año. Véase también El Correo de Chihuahua del 21 de enero de 1851, p. 3. 27 Emilio Langberg al ministro de Guerra y Marina. El Paso, 22 de febrero de 1850, en El Faro, 4 de abril de 1850, p. 2 y AGN, DHCJ, 61: s. f. 28 Estos son cálculos del comisionado Ramón Ortiz, mientras que un miembro del gobierno territorial de Nuevo México afirmaba "con satisfacción" que los emigrantes no pasaban de los 1 500. El Correo de Chihuahua, 1 de diciembre de 1850, p. 4 y George Archibald McCall, New Mexico in 1850: A Military View, Norman, University of Oklahoma Press, 1968, pp. 80-2. 29 José María Lacunza, Memoria leída a las Cámaras por el secretario de Relaciones Interiores y Exteriores. México, Imprenta de García Torres, 1851, p. 29. 17 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 ramente por su patriotismo y auxiliados por V. H. ( La legislatura estatal] que en 11 de abril pasado concedió dobles terrenos en la ribera derecha del Bravo a los que quisieran conservar su calidad de mexicanos y chihuahuenses.30 Durante 1850, se estableció de manera espontánea la colonia civil de La Mesilla con personas provenientes de Doña Ana; sin embargo, otras familias de Nuevo México fueron engrosando paulatinamente el número de habitantes de la colonia. Ya desde finales de 1850, se especulaba, obviamente exagerando, que unas 2 000 personas habitaban en el valle de La Mesilla, aunque aún no se había determinado si esta población quedaría en territorio mexicano o norteamericano y aún no se formaba oficialmente una colonia en el valle.31 De cualquier forma, es innegable que La Mesilla tuvo un desarrollo extraordinario durante 1850 y 1851, pues comenzó a poblarse cada vez más con inmigrantes de Doña Ana, hasta dejar a este pueblo casi completamente abandonado. Para marzo de 1851, un observador norteamericano calculaba su población entre los 600 y 700 habitantes y ya el asentamiento contaba con ciertas autoridades locales;32 sin embargo, se comenzó a considerar La Mesilla como la zona de inmigración más importante en el norte de Chihuahua a partir de abril de 1851, pues entonces la Comisión de Límites trazó la línea fronteriza entre Chihuahua y Nuevo México y se comprobó que la población quedaba al sur de ella, dentro de territorio mexicano. Esta decisión fue muy importante para los colonos, pues muchos habían resuelto mudarse aún más al sur si el poblado quedaba en tierras norteamericanas. El marcado de la frontera se celebró entonces en La Mesilla con bailes, misas y otras festividades. 4. La consolidación de la región fronteriza de El Paso Para preparar el establecimiento oficial de La Mesilla como una colonia civil, la legislatura chihuahuense resolvió aplicar un reglamento de colonización estatal dado en 1833.33 En mayo de 1851, Ramón Ortiz trazó los lotes a los vecinos del pueblo y los terrenos pertenecientes a los edificios públicos de la colonia se demarcaron el 4 de agosto siguiente.34 Las buenas condiciones del terreno atrajeron a más inmigrantes del interior de Nuevo México, y se decía que para octubre de 1852 había más de 1 900 almas en La Mesilla, con lo que la colonia se podía considerar perfectamente bien consolidada.35 El balance que hasta entonces se podía hacer de los resultados de la inmigración nuevomexicana y chihuahuense y el establecimiento de las colonias civiles en el área de El Paso del Norte era bastante positivo, pese a los problemas existentes. A Mediados de 1851, el periódico oficial del gobierno de Chihuahua evaluaba de la 30 El Correo de Chihuahua, 11 de marzo de 1851, p. 1. 31 El Correo de Chihuahua, 11 de enero de 1851, p. 4. 32 John Russell Bartlett, Personal Narrative of Explorations ana Incidents in Texas, New México, California, Sonora ana Chihuahua, 1851-1853. Chicago, Río Grande Press, 1965, 1, p. 212. 33 El Correo de Chihuahua, 24 de mayo de 1851, pp. 1-3. 34 George Griggs, History of Mesilla Valley or Gadsden Purchase, Known in México as the Treaty of Mesilla. Mesilla, s. e., 1930, pp. 31-3. 35 Ibid., I, pp. 214-5. 18 GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS siguiente forma este esfuerzo de colonización: ... se han formado y se están formando importantes poblaciones conocidas hasta ahora con los nombres de La Mesilla y Los Amoles, y que abajo de El Paso, Real, Senecú, Isleta y Socorro se han formado también las poblaciones de la colonia militar de San Joaquín [o de El Paso] y de las civiles de Guadalupe y San Ignacio; de manera que muy pronto puede considerarse medianamente poblada una extensión de cuarenta leguas de nuestra línea fronteriza... Asombrosos serian los progresos de la colonización si se hubieran invertido en ella los doscientos mil pesos que por primera vez en el artículo 22 de la ley general del 14 de julio de 1848; pero hasta ahora sólo se ha recibido una quinta parte y los embarazos y perjuicios han sido incalculables.36 En efecto, los primeros años de las colonias civiles fueron muy arduos para sus habitantes. En un principio, los colonos de Guadalupe y San Ignacio tuvieron problemas en el deslinde de sus terrenos con los de la colonia militar de San Joaquín de El Paso, y en el de las parcelas individuales en su interior. La tardanza de los topógrafos motivó también cierta especulación con la tierra, que debido a la inmigración inmigración, se estaba volviendo un bien cada vez más codiciado. Asimismo, se comenzó a sentir cierta escasez de agua en la región, resultando más afectados Guadalupe y San Ignacio, ubicados rio abajo del área agrícola de El Paso. 37 Tal vez fue la falta de recursos naturales suficientes lo que llevó a un enfrentamiento a los colonos de Guadalupe. Allí, los emigrados de Nuevo México empezaron a sentirse relegados porque pensaban que se asignaron no sólo el doble, sino los mejores terrenos a los emigrantes de Socorro, Isleta y San Elizario, que eran mejor tratados por el gobierno chihuahuense. Por algún tiempo, los nuevomexicanos asentados en esa colonia, acaudillados por Juan Bautista Vigil, estuvieron recelosos y amenazaron con volverse a su tierra natal, pero finalmente pasó la excitación al obtenerse mejores cosechas en 1851 y 1852 y la colonia sobrevivió fácilmente a esta crisis.38 La epidemia de cólera morbus, la creciente criminalidad y los ataques periódicos de los "indios bárbaros" afectaron también con fuerza a las colonias de río abajo, pero hada 1852, se habían consolidado como poblaciones de importancia local. Guadalupe, por ejemplo, contaba al menos con 500 habitantes, de los cuales aproximadamente un tercio eran originarios de Albuquerque, Tomé, Belén, Socorro y otros poblados del sur de Nuevo México.39 En la zona ubicada más al norte, el rápido crecimiento que experimentó La Mesilla trajo graves desajustes a la colonia. Por una parte, los colonos provenientes de Doña Ana y del sur de Nuevo México comenzaron a quejarse de sufrir una verdadera invasión de colonos de El Paso. Acusaban al cura Ortiz de propiciar estos problemas al darle las mejores tierras a sus parroquianos páseños y de no pagar a los emigrados las cuotas de transporte que aún les debían.40 Comenzó incluso a correr el rumor de que muchos nuevomexicanos 36 El Correo de Chihuahua, lo. de mayo de 1851, p. 4. 37 AGN, DHCJ, 6l: pass. 38 Luis Zuloaga al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 3 de octubre de 1853, ASREM, 2-122902: s. f. 39 Censo incompleto de la población de Guadalupe, 1852, AGN, DHCJ, 6l: s. f. 40 Testimonio de Víctor de la O, Chihuahua, 20 de marzo de 1853, ASREM, 2-12-2902: s. f. 19 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 estaban dispuestos a regresar a su tierra si no se satisfacían sus demandas. Para colmo de males, los problemas políticos del centro de México habían alcanzado al norte de Chihuahua y distanciaron aún más al cura Ortiz de los colonos y autoridades locales. A principios de 1853, Ortiz trató de presionar a los habitantes de las tres colonias a su cargo para evitar que se adhirieran al Plan de Guadalajara, lo que ya había hecho en Chihuahua el gobernador Ángel Trías. Esto le valió al comisionado la animadversión del gobernador, quien de inmediato pidió que se removiera al cura de El Paso de su cargo.41 Efectivamente, Trías logró la remoción de Ortiz y que se nombrara comisionado a Guadalupe Miranda. Éste recibió su nombramiento a mediados de 1853, pero poco pudo hacer en la práctica por falta de recursos. Aún así, las autoridades de Chihuahua intentaban que el flujo de inmigración siguiera hacia su estado, y recomendaban a Miranda que: ...usando los medios que sugieran su patriotismo e influencia procure la inmigración del Nuevo México y supla con ellos la falta de recursos pecuniarios que no puede proporcionarle el gobierno...42 En marzo de 1853 hizo crisis un conflicto diplomático entre México y Estados Unidos por la posesión de La Mesilla, pues el gobernador de Nuevo México no había aceptado la línea de compromiso señalada por la Comisión de Límites en 1851 y exigía que la frontera se corriera más hacia el sur. En la colonia, la mayor parte de los habitantes ratificaron de distintas formas su deseo de seguir perteneciendo a México, aunque, debido al descontento por las irregularidades en el traslado y la asignación de parcelas, algunos nuevomexicanos emigrados apoyaron las exigencias territoriales de los norteamericanos.43 En los siguientes meses, el conflicto por La Mesilla afectaría las tareas de Guadalupe Miranda en su doble papel de comisionado y de vicecónsul en El Paso. Sin fondos propios, y sin el poder necesario para exigirle cuentas a Ramón Ortiz, Miranda estaba inhabilitado para actuar.44 Todavía a mediados de 1854, reconocía que se les debía a los inmigrados de La Mesilla más de la mitad de sus pagos y que 30 familias asentadas en San Ignacio nunca habían recibido auxilio del gobierno, lo que representaba un peligro potencial para la región, pues podían unirse a los insurrectos del centro del país o aliarse a los norteamericanos en sus ambiciones territoriales.45 Finalmente, México perdería La Mesilla por la vía diplomática, y con ella se perdería también mucho en el intento por crear una región fronteriza fuerte y bien establecida; no obstante, los trabajos 41 Cartas de Ángel Trias al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 1 y 22 de marzo de 1853, ASREM, 2-12-2902: s. f. 42 José de Arellano a Guadalupe Miranda, Chihuahua, 23 de noviembre de 1853, NMSRCA, Guadalupe Miranda Family Papers: s. f. 43 Véase una carta de alrededor de 70 vecinos de La Mesilla a William Carr Lane, La Mesilla, 22 de marzo de 1853, NMSRCA, Ritch Collection, rollo 1, exp. 578, s. f. 44 Véase ASREM, 2-12-2902 y Archivo Histórico de la Defensa Nacional, exp. XI/481.3/3504. En 1850 una amplia región que se consideraba parte de Nuevo México pasó a formar parte de Texas, en ella se encontraba Franklin. 45 Guadalupe Miranda al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, El Paso, 6 de agosto de 1854, ASREM, 2-122902, s. f. 20 GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS de Ramón Ortiz, Manuel Armendáriz, Rafael Ruelas, Ángel Trías, Guadalupe Miranda y los emigrados no fueron en vano, pues, como diría Guillermo Prieto años más tarde: [estos esfuerzos] han mejorado la situación de El Paso, han aumentado su importancia y lo han hecho digno de que fije en él su atención el gobierno para que a su ejemplo, una línea de pueblos florecientes sea la mejor y más sólida custodia de la independencia de la República...46 Efectivamente, las colonias civiles dieron origen a poblaciones permanentes que ayudarían a definir el carácter fronterizo de la región paseña y con las futuras migraciones de mexicanos a su antigua patria se crearían nuevos poblados en el área. Guadalupe y San Ignacio —ahora Guadalupe de Bravos y Praxedis Guerrero, respectivamente— recibieron la categoría de cabeceras municipales en febrero de 1859, reconociéndose así su importancia en un nivel regional; mientras que en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado nuevos emigrantes de Texas y Nuevo México fundarían los pueblos de Zaragoza y La Ascensión.47 46 Guillermo Prieto, Indicaciones sobre el origen, vicisitudes y estado que guardan actualmente las rentas generales de la República Mexicana. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1850, p. 170. 47 Véase Almada, op. cit., pp. 236, 428 y 574 y Jesús Ramírez Caloca, Nociones de geografía del estado de Chihuahua. Chihuahua, Litografía El Cromo, 1955. 21 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Comercio y contrabando en la frontera noreste, 1861-1865 Patricia Fernández de Castro* RESUMEN En este artículo se examina la historia del comercio entre Texas y las poblaciones fronterizas de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila durante los años de la Guerra de Secesión norteamericana, desde la doble perspectiva del regionalismo y la articulación política y económica del centro del país y los estados del noreste. Este trabajo particulariza el caso de Matamoros, ya que ese puerto protagonizó este periodo de auge comercial, aunque los varios poblados de la frontera noreste participaron activamente en el intercambio fronterizo que floreció entre 1861 y 1865. ABSTRACT This article examines the history of trade between Texas and the border settlements of Tamaulipas, Nuevo León, and Coahuila during the Civil War. The analysis adopts a dual perspective: regionalism, on the one hand, and the political and economic ties between central Mexico and the states of the northeast, on the other. The •work focuses on the case of Matamoros, since it played a central role in the trade boom of this period, although several towns along Mexico's northeastern border with the United States also participated actively in the border trade that flourished between 1861 and 1865. *Patricia Fernández de Castro. Directora del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede enviar correspondencia a: Bivd. Abelardo L. Rodríguez núm. 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja California, México, Tel.: (661) 3-35-35. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Los intereses del noreste y la creación de la Zona Ubre EL desarrollo del comercio fronterizo durante la Guerra de Secesión expresó y, a la vez, fortaleció las fuerzas centrífugas que operaban de la misma forma en que se articulaban las regiones norteñas a la economía y la estructura económica del país. Históricamente había elementos centrípetas en esa articulación que se expresaban como esfuerzos del gobierno del centro —ya fuera el del virreinato novohispano o el del protoEstado mexicano— por controlar el desarrollo económico, político, eclesiástico, militar y demográfico de su periferia norteña. Sin embargo, por diversos motivos estos esfuerzos no funcionaron sino hasta finales del siglo XIX, cuando Porfirio Díaz logró establecer un sistema político viable que consolidó al Estado mexicano e integró con los ferrocarriles un mercado nacional. Durante casi todo el siglo XIX predominaron los elementos centrífugos que protegían y promovían la autonomía de la periferia. Dos de ellos son particularmente relevantes para esta discusión: la dispersión del poder político en México y la vinculación del norte con la economía industrializante de Estados Unidos. En efecto, la dispersión del poder político y el surgimiento y consolidación de cacicazgos locales y regionales, que fueron consecuencia del colapso del aparato gubernamental colonial en 1810-1821 y de los conflictos entre las élites que le siguieron y, en el norte, de las necesidades militares derivadas de la guerra contra los indios 1 24 nómadas, debilitaron el control que ejercía el centro sobre las las provincias del norte y abrieron un espacio político al regionalismo. Las distancias, que siempre habían complicado el comercio entre las regiones productoras del centro y el norte, aunadas al desorden político y al acercamiento de la economía norteamericana a los estados del Lejano Norte después de 1848, favorecieron el establecimiento de vínculos comerciales y financieros directos entre los estados nororientales y la economía norteamericana y, a través de ella, con la economía mundial. La incorporación no mediada del noreste del país a la esfera de influencia de la economía norteamericana debilitaba, a fortiori, el control que el centro podía tener sobre esos nexos a la vez que daba a la región una alternativa al tipo de vinculación centro-periferia que proponía el centro.1 La legislación comercial, y en particular los aranceles, era uno de los mecanismos de que se valía el centro para controlar los vínculos económicos del país con el exterior. Por medio de ellos estructuró una relación que tenía por objetivo proteger intereses industriales y comerciales 'nacionales' que, en la práctica, eran los de las regiones centrales. En efecto, como lo ha señalado Daniel Cosío Villegas, a lo largo del siglo XIX el gobierno nacional operó bajo el falso supuesto de que bastaba manipular las tasas arancelarias y las listas de productos cuya importación estaba prohibida o autorizada para garantizar la industrialización del país. Lo que importa destacar es que, así como las disposiciones arancelarias sacrificaban, en aras de Para un análisis de la historia del norte que contemple las relaciones con el centro, véase María del Carmen Velázquez, Establecimiento y pérdida del septentrión de la Nueva España. México, El Colegio de México, 1974; DavidJ.Weber, The Mexican Frontier, 1821-1846. The American Southuwest under Mexico. Albuquer-que, University of New México Press, 1982. FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO un futuro industrial, los intereses del público consumidor, en términos regionales sacrificaban los intereses de los estados periféricos a la prosperidad de los productores del centro del país. En efecto, las prohibiciones y los altos gravámenes sobre casi todas las categorías de artículos de importación estaban diseñados para proteger a la agricultura y a la industria (que se concentraban en los estados del centro del país) sin tomar en consideración si estaban o no en condiciones de responder al estímulo que se les trataba de dar. Mientras no se conformó un sistema de comunicaciones y transportes eficientes que uniera a los centros de producción con las regiones más alejadas del país, los aranceles y los altos costos e impuestos al comercio interior obligaron a los habitantes de estas zonas a pagar con creces las deficiencias de la industria y la agricultura. Si bien en diversas ocasiones el gobierno decretó concesiones arancelarias a los estados norteños, éstas fueron insuficientes y temporales. Así, en 1849 el gobierno general redujo el derecho de importación a 20 por ciento sobre el valor de toda la mercancía importada para consumo de las poblaciones fronterizas tamaulipecas y les autorizó la libre importación de comestibles básicos y semillas de todas clases por el término de tres años. Estas disposiciones fueron puestas en vigor de nuevo en 1853; posteriormente, 2 3 4 la ordenanza general de 1856 permitió la libre importación de los comestibles de primera necesidad cuando fueran para el consumo de las poblaciones fronterizas del norte del país, Acapulco y La Paz. Pero el resto de las importaciones estaba sujeta a múltiples impuestos además de los gravámenes del arancel, con excepción de algunos productos esenciales, como el calzado, las velas, los rebozos, el trigo y los sarapes, que estaban simple y llanamente prohibidos. Mientras estos factores definían una relación comercial onerosa para los estados más alejados del centro, otros creaban las condiciones para que la frontera se orientara hacia el norte. Dado que el sistema productivo y comercial norteamericano era más eficiente que el mexicano y los impuestos al comercio interior menores, los comerciantes del lado norteamericano estaban en condiciones de ofrecer mejores precios a los consumidores fronterizos que sus contrapartes mexicanas. Esta ventaja comparativa se acentuó a partir de 1852, cuando Estados Unidos exentó del pago de impuestos a las importaciones si su destino final era México: Las aduanas de depósito establecidas en la frontera americana permitían á los comerciantes traer sus mercanías, sin pagar derecho alguno, hasta la línea divisoria entre México y los Estados Unidos: la autorización que se concedía a los comerciantes de pasar mer- Daniel Cosío Villegas, La cuestión arancelaria en México. Historia de la política aduanal, tomo III. México, Centro Mexicano de Estudios Económicos, 1932, passim. El arancel de 1856, por ejemplo, impuso gravámenes a 524 categorías de artículos de importación y prohibió otras 18; tan sólo 34 grupos de mercancías eran de importación libre. Cosío Villegas, p. 39. Entre esos derechos adicionales estaban los municipales, de mejoras materiales, internación, contrarregistro, amortización de la deuda pública liquidada y consolidada y los impuestos que cada estado imponía al transporte de mercancías. Para la ley del 4 de abril de 1849, véase Manuel Dublán y José María Lozano, Legislación mexicana o colección completa de las disposiciones legales expedidas desde la independencia de la República, ordenada por los licenciados Adolfo Dublán, ed; y José María Lozano, v. V, 1845-1850. México, Imprenta del Comercio de Dublán y Chávez, p. 545. Para la ordenanza de 1856, véase el volumen VIII (1856-1860) de la misma obra, pp. 43-79. 25 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 cancías á nuestro territorio por cualquier lugar de la línea divisoria, les permitía eludir la vigilancia de nuestras aduanas y les facilitaba operaciones fraudulentas en perjuicio de nuestro fisco.5 En consecuencia: mientras en Brownsville y demás poblaciones establecidas en la márgen izquierda del Río Bravo Da norteamericana], los artículos nacionales necesarios para la vida, como los alimentos, vestidos, etc., se vendían a un precio muy módico, en las poblaciones mexicanas de la márgen derecha valían dos y aún cuatro veces más, y [ello explicaba] que las mercancías extranjeras fuesen también mucho más baratas en uno que en otro lado del Río.6 A causa de las facilidades que Estados Unidos ofrecía a los comerciantes fronterizos y de los altos impuestos y prohibiciones que por su parte México les imponía, los negociantes mexicanos vieron decaer sus ganancias mientras los 'del otro lado' prosperaban. Muchos optaron por trasladarse al lado norteamericano o dedicarse al tráfico ilegal. El comercio legal decayó hasta que en Matamoros, que era la población más grande del lado mexicano, quedaron solamente dos tiendas. Por otro lado, el contrabando se volvió tan atractivo que conocidos ganaderos y agricultores del lado norteamericano abandonaron sus ocupaciones "para dedicarse al 'meritorio' negocio del contrabando, 'el 5 cual se identificaba con los mejores elementos de la población'".7 Entre 1852 y 1858 floreció el contrabando en detrimento del comercio legal a ambos lados de la frontera. Los comerciantes importaban mercanías europeas a Brownsville y de ahí las transportaban a Matamoros ya fuera para el consumo de esa u otra ciudad fronteriza o para enviarlas ilegalmente al interior del país o reexportarlas, también de contrabando, hada Texas. El circuito ilegal de las mercancías norteamericanas hacia México y ganado mexicano hacia Texas era menos complicado, pero igualmente redituable. La entrada de mercancías europeas y norteamericanas por la frontera era tan grande, se quejaba el ministro de Hacienda José Urquidi, que se hacía sentir en los mercados de la ciudad de México.8 Ni la emigración ni el contrabando eran soluciones viables para el conjunto de la población de la zona fronteriza. En septiembre de 1851, tan sólo tres años y medio después del fin de la guerra contra Estados Unidos, estalló en la novel frontera una revuelta antiproteccionista bajo el liderazgo de José María de Jesús Carvajal que exigía reformas a la Constitución, la salida del ejército de la zona fronteriza, la reducción de los aranceles, la abolición de las prohibiciones y de las multas excesivas al contrabando y la importación libre de Alonso Aspe, Memoria sobre el establecimiento del contrarresguardo en la frontera del norte presentada al ministro de Hacienda por el administrador de la aduana marítima de Matamoros. México, Imprenta del Gobierno en Palacio a cargo de José María Sandoval, 1869, p. 5. 6 Matías Romero, "La zona libre mexicana", North American Review, abril de 1890, p. 3. Véanse también las intervenciones de los diputados Perales y Guzmán en las sesiones de la Cámara de Diputados del 13 y 14 de diciembre de 1869 en Ulises Irigoyen, El problema económico de las fronteras mexicanas. Tres monografías: Zonas Libres, puertos Ubres y perímetros libres. México, [s. e.], 1935. pp. 39-59. 7 Ernest C. Shearer, "The Carvajal Disturbances", Southwestern Historical Quarterly, 2 (octubre de 1951), pp. 205 y 207. 8 P. Seuzenau al secretario de Estado, 4 de abril de 1858, en Estados Unidos, Despatches from United States Consuls Matamoros, 1826-1906. Washington, The National Archives and Records Service, 1954, rollo 4, vol. 7. En lo sucesivo, esta fuente será citada como Consular Despatches. 26 FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO ciertos artículos por un periodo de cinco años.9 En octubre Carvajal inició la marcha hada Matamoros con el apoyo de John S. Ford, comandante de la guarnición de Fort Brown, Texas, y de muchos de sus hombres. Al llegar proclamó un arancel que permitía la entrada libre de abarrotes y artículos de primera necesidad e imponía derechos moderados al resto de las importaciones. Ello le valió el apoyo de los comerciantes locales y de los de Brownsville y obligó al comandante federal, general Francisco Ávalos, a proclamar un arancel que abolía muchos derechos de importación.10 La revuelta fue derrotada y, aunque tuvo cierto impacto en el gobierno nacional, la política arancelaria continuó ignorando los problemas de las regiones fronterizas o dándoles soluciones sólo temporales. El gobierno federal abolió el arancel Ávalos en abril de 1852. Ese mismo año el secretario de Hacienda, Marcos de Esparza, propuso la demarcación de una zona de libre comercio a lo largo de toda 9 la frontera norte. Esparza presentó su propuesta como una solución al conflicto de intereses entre esa región y el centro del país, al poco desarrollo productivo de la misma, y al deficiente estado de sus comunicaciones con el resto del país que tomaba en cuenta la innegable ventaja comparativa que el comercio con Estados Unidos tenía para los norteños. El proyecto no fue aprobado, pero en enero de 1853 el presidente Juan B. Ceballos dispuso que en las aduanas fronterizas y marítimas se levantaran las prohibiciones y disminuyeran los derechos y dio permisos para introducir víveres "en tanto se expedía un nuevo arancel". Posteriormente, el régimen de Antonio López de Santa Anna renovó el decreto de 1849, e hizo otras concesiones a la frontera, cuya situación había empeorado a causa del decreto norteamericano de 1852.11 En 1855 se reinstauró el arancel Ceballos, pero fue sustituido en 1856 por otro menos liberal, que además suprimió las aduanas de Reynosa y Guerrero.12 Shearer, passim. Esta es la revuelta conocida como del Plan de la Loba. 10 El arancel Carvajal gravaba al algodón, 30%; artículos de algodón de color y estampado, 25%; artículos de lana, 40%; artículos de seda, 44%; juguetes, 60%; abarrotes no clasificados como de primera necesidad, 14%; plata y oro para exportación, 1.5%; tabaco, 3 dólares por cada cuatro arrobas; madera, libre. El arancel Ávalos, por su parte, "no sólo alteraba en todas sus partes las cuotas y registros burocráticos establecidos en 1845, sino que permitía la importación de hilos, hilazas y tejidos de algodón, ropa hecha de todas clases, sayales, jerga, paño, sarapes, frazadas, almidón, anices, alambre de latón, algodón en rama, azufre, botas, zapatos, botones de metal, cobre en pasta, cominos, carey, asta, charreteras y algodón de todas clases, pieles curtidas, jabón, juguetes, loza ordinaria, documentos de comercio, impresos, miel de caña, etc." Cosío Villegas, p. 31. Sobre la participación de uno de los principales comerciantes de Brownsville, véase Chauncey Devereux Stillman, Charles Stillman, 1810-1875. New York, 1956. 11 Durante el gobierno de Santa Anna se decretó la exención de derechos a los buques extranjeros que llegaran a la boca del río Bravo y del derecho de consumo a los artículos que se consumieran en la franja fronteriza entre Matamoros y Nuevo Laredo. Para la propuesta de Esparza, véase Secretaría de Estado y del Despacho de Hacienda, Iniciativa del gobierno para la demarcación de la zona de comercio libre en la frontera deI Norte. México, Tipografía de Vicente García Torres, 1852, pp. 3-5; para las modificaciones arancelarias entre 1851 y 1853, Cosío Villegas, p. 32; para las disposiciones santanistas, Dublán, v. VI, 1851-1853, p. 725-726 y para la puesta en vigor del arancel Ceballos, Secretaría de Hacienda, Memoria de Hacienda y Crédito Público correspondiente al cuadragésimoquinto año económico presentada por el Secretario de Hacienda al Congreso de la Unión. México, Imprenta del Gobierno en Palacio, 1870, p. 445. 12 Mario CeruttI, Economía de guerra y poder regional en el siglo XIX. Monterrey, Archivo General del Estado de Nuevo León, 1983, pp. 82-85. Por añadidura, ese año se reinstauraron las alcabalas. 27 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Sin embargo, todas estas medidas eran insuficientes, pues no solucionaban el problema de raíz. A fines de la década de 1850 era clara para los dirigentes fronterizos la necesidad de establecer franquicias que permitieran a los negociantes del lado mexicano competir con sus contrapartes norteamericanas. En agosto de 1855 el gobernador de Nuevo León y Coahuila decretó una serie de rebajas al arancel de 1853, muy similares a las de Ceballos, que después se conocieron como el arancel Vidaurri. Esta ordenanza rigió en las aduanas de Tamaulipas al menos por algunos periodos entre la fecha de su expedición y febrero de 1858 y desde esa fecha hasta agosto de 1860.13 Finalmente, en mayo de 1858, unos meses después de que Tamaulipas reasumió su soberanía a raíz del golpe de Estado del presidente Ignacio Comonfort, el gobernador Ramón Guerra creó una zona de libre comercio a lo largo de la frontera del estado con Texas y estableció que las importaciones para el consumo de la zona, el comercio al interior de ella y las importaciones que se depositaran en almacenes, mientras no se internaran hacia el sur, se harían libres de impuestos federales.14 El comercio durante la Guerra de Secesión A partir del decreto de 1858, se revirtió la tendencia de los comerciantes fronterizos a establecerse en el lado norteamericano y disminuyó el contrabando y el precio de las mercancías europeas y norteamericanas que vendían en la zona fronteriza Matamoros absorbió parte del comercio que se realizaba por Brownsville y Tampico, lo cual se reflejó en un aumento en el número de barcos que llegaron a su puerto.15 El incremento del comercio por esa aduana de productos de consumo general fue tal que, por ejemplo, los textiles ingleses comenzaron a competir con ventaja con los norteamericanos. Entre 1861 y 1865 el comercio fronterizo se desarrolló bajo circunstancias excepcionales. Mientras la Guerra de Secesión reorientó las exportaciones e importaciones tejanas hada el río Bravo, la Guerra de Intervención creó las condiciones para que los gobiernos de Tamaulipas y Nuevo León — especialmente éste último— asumieran el control de sus relaciones con el exterior independientemente del gobierno central. Aunque eventualmente la Guerra de Intervención fue fundamental para la consolidación de un 13 El arancel Vidaurri funcionó siempre con descuentos adicionales que variaron entre 15 y 60 por ciento. Nc conocemos con precisión las fechas en las que rigió ese arancel en las aduanas de Tamaulipas antes de febrero de 1858. Es probable que en la de Mier, que estuvo bajo el control directo de Vidaurri, haya estado en vigor por más tiempo que en el resto. A partir de agosto de 1860 volvió a regir en el estado el arancel de 1856, excepto en la Zona Libre. Cerutti, Economía de guerra, pp. 70-71, 78, 98, 104-105 y 111-113. 14 Copia del decreto en Estados Unidos, Departamento de Estado, Consular Despatches, rollo 4, vol. 7, enero 1, 1858 y en Irigoyen, pp. 35-36. 15 En 1859 entraron ll6 embarcaciones de esa nacionalidad con 30 526.49 toneladas de mercancías —un incremento notable en vista de que en los diez años que habían transcurrido desde el establecimiento de la frontera no había llegado a Matamoros un solo barco norteamericano—. P. Seuzeneau al secretario de Estado, 4 de abril de 1858; R. Fitzpatrick al secretario de Estado, lo. de julio de 1859 y lo. de octubre de 1860, Consular Despatches, rollo 4, vol. 7; Favre, cónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Tampico, 26 de enero de 1860, en Lilia Díaz, ed. Versión francesa de México. Informes económicos. México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1974, v. I, p. 248 y British Museum, Parliament Papers, v. XXX, pp. 98 y 285. 28 FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO Estado nacional con un gobierno central relativamente fuerte a la cabeza, entre 1862 y 1864 Vidaurri pudo diseñar su política comercial y exterior sin pasar por el gobierno nacional. La canalización del comercio hada la frontera y la protección que le brindó Vidaurri, apuntalaron la posición de Monterrey como eje comercial del noreste y, a largo plazo, sentaron las bases sobre las que se edificaría la preeminencia industrial de la ciudad. Varios factores explican la importancia que adquirió la frontera mexicana para el comercio exterior confederado. Por un lado, al comenzar la guerra civil norteamericana, el presidente unionista Abraham Lincoln decretó un bloqueo a las costas confederadas. Aunque su eficacia fue muy limitada, el bloqueo reorientó el comercio del Departamento del Transmississippi (que comprendía el occidente de Louisiana, Arkansas, Texas y el Territorio Indio) hada la frontera con México. Dado que los principales clientes y proveedores de la Confederación, Inglaterra y Francia, tenían motivos por los cuales prefirieron no romper abiertamente con la Unión, la frontera mexicana fue de crucial importan-da como vía de entrada y salida para el comercio del Transmississippi.16 Matamoros, que era el puerto neutral más cercano a la Confederación, adquirió aún mayor importancia después de que los franceses ocuparon Tampico y Veracruz y una fracción del comercio mexicano que normalmente llevaban esos puertos se desvió hacia el norte.17 Por otro lado, tanto las autoridades civiles y militares como los comerciantes del Transmississippi buscaron en México una solución a sus problemas de abastecimiento. En efecto, aunque en 1861 16 El Departamento de Estado confederado intentó obtener de las potencias europeas y de los gobiernos republicano e Imperial mexicanos reconocimiento diplomático, desconocimiento de la validez del bloqueo y la aprobación de las compras de barcos, pertrechos y otras provisiones necesarias para la guerra. Por múltiples razones los gobiernos de Inglaterra y Francia juzgaron que las ventajas de apoyar a los rebeldes no ameritaban arriesgar las relaciones con la Unión. Aún cuando ninguno de los dos estableció relaciones diplomáticas con la confederación, en los periodos en los que controlaron aduanas fronterizas los gobiernos republicano e imperial también permitieron que el comercio se desarrollara libremente. Para una discusión detallada del complejo contexto diplomático en el que se realizó el comercio fronterizo, véase Patricia Fernández de Castro, "El impacto de la Guerra de Secesión en la frontera mexicano-norteamericana", tesis de licenciatura, Centro de Estudios Internacionales, El Colegio de México, 1982, pp. 34-53. 17 No sólo por el hecho de haber sido ocupado, sino también porque ambos gobiernos tomaron medidas para alejar el comercio de los puertos controlados por el enemigo. Los republicanos intentaron cobrar impuestos de importación a las mercancías importadas durante la ocupación de Tampico entre agosto de 1862 y enero de 1863 y que ya los habían pagado a la aduana francesa; durante la segunda ocupación del puerto, establecieron una aduana interior en un punto que era paso obligado hacia el interior del país. Por otra parte, Juárez decretó una ley que aseguraba protección especial a los convoyes comerciales que se internaran por puertos republicanos y redujo los impuestos a las mercancías que se importaran por ellos. Las autoridades intervencionistas, por su cuenta, decretaron que las mercancías importadas por puertos republicanos volverían a pagar íntegros los derechos de importación al fisco imperial, mientras que los que se importaran por Veracruz o Tampico con destino a puntos ocupados por el ejército francés pagarían sólo la mitad. Véase Charles de Saint Charles, vicecónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Tampico, 27 de febrero de 1863, en Lilia Díaz, trad., "Despachos consulares franceses. Informes políticos" (mecanoscrito) documento 1440; Charles de Saint Charles, vicecónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Tampico, 4 de febrero de 1861 y 18 de marzo de 1864, en Díaz, Versión francesa de México. Informes económicos, v. I, pp. 248-249 y 283284; comunicación del comisario extraordinario de Hacienda Budin a Bazaine, 30 de abril de 1863 y Decreto, lo. de mayo de 1863, en Elias Federico Forey, Colección completa de los decretos expedidos por el excelentísimo general Forey(,s. p. i.) pp. 3-6 y Emile compte de Kératry, La contreguerrilla francaise au Mexique. Souvenirs des terres chaudes. París, A. Lacroix, Verboeckhoven et Cié., 1868, pp. 165-166. 29 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 el gobierno confederado prohibió las exportaciones de algodón para tratar de obligar a los países europeos a extenderle el reconocimiento diplomático, envió agentes a Nueva Orleáns, Tampico, Sonora Chihuahua y Nuevo León a establecer relaciones comerciales y a tratar de garantizar la neutralidad del norte mexicano. Aún más importante fue que para los estados del Transmississippi —especialmente para Texas, que era el más importante por su población y economía— el comercio era vital porque, al igual que el noreste mexicano, la región dependía de importaciones, que en su mayor parte venían del noreste americano y de Europa, para satisfacer las necesidades de la población y del ejército. Efectivamente, Texas pronto resintió la disrupción del comercio a causa de la guerra. Por ello creó un Comité para Considerar la Conveniencia de Vender Algodón a México, que autorizó dicho comercio. Diversas instancias gubernamentales enviaron agentes a asegurar el tráfico fronterizo: además de los que envió el gobierno confederado en 1861 a México y Nueva Orleáns, el general Hamilton P. Bee, comandante del distrito sur de Texas envió a un representante a entrevistarse con Dubois de Saligny en 1861; en 1862 el gobierno general envió un agente de importaciones para Texas; lo mismo hizo el Comité Militar Estatal de Texas; y a partir de agosto de 1863 la Oficina del Algodón 18 del Departamento del Transmississippi tomó a su cargo las operaciones comerciales oficiales.18 Igualmente, los comerciantes como Charles Stillman o George W. Brackenridge identificaron Inmediatamente las grandes posibilidades que representaba el comercio fronterizo. A pesar de los temores oficiales de que la Unión intentara tomar el río Bravo y los puertos de Texas, desde fines de 1861 organizaron rutas costeras y terrestres para llevar algodón a México.1 Al principio de la guerra el comercio continuó pasando por el puerto tejano de Brazos Santiago pero, para evitar problemas con los buques bloqueadores norteamericanos, pronto se transfirió al otro lado del río. Ahí se fundó Bagdad en 1863, que en el curso de los siguientes dos años llegó a tener más habitantes que Tampico. La playa frente al pueblo estaba cubierta por pacas de algodón que salían y mercancías que entraban. Las tiendas eran numerosas y estaban repletas de mercancías. Los carreteros chasqueaban sus látigos en las calles y los jinetes en botas y espuelas galopaban de un lado al otro. El panorama era el de alguna escena mágica, que podía haber sido improvisada en una sola noche. La población era tan heterogénea como las habitaciones. Blancos, mulatos e indios estaban todos revueltos. Pero entre todos descollaba el yanqui. Tanto las chozas como las mercancías eran suyas. Administraba los triweekly Álamo Express, 17 de agosto de 1860; John French, "A United States Cónsul and the Foreign Community: Frankiin Chase and his Friends and Enemies at Tampico, México, 1861-1865" (Tesis de maestría, University of Pittsburg, 1978), p. 6; San Antonio Herald, 19 de octubre de 186l; José Fuentes Mares, "La misión de Mr. Pickett", Historia Mexicana, XI, 4 (abril-junio 1962), pp. 409-415, Charles Ramsdell, "The Texas State Military Board, 1862-1865", Southwestern Historical Quarteriy, XXVII, 4 (abril de 1924), pp. 261-270; Luis G. Zorrilla, Historia de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América. México, Porrúa, 1977, p. 440; James L. Nichols, The Confedérate Quartermaster in the Transmississippi. Austín, Texas, The University of Texas at Austin, 1964, pp. 8-12 y 68. 19 Véase el decreto del gobernador francis R. Lubbock de 29 de noviembre de 186l, en San Antonio Herald, 11 de enero de 1863; Marilyn McAdams Sibley, "Charles Stillman: A Case Study of Entrepreneurship on the Río Grande, 1861-1865", Soutbwestern Historical Quarteriy, LXXVH (octubre de 1973), p. 232. 30 FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO hoteles, marcaba los billares y vendía el aguardiente..20 Antes de 1861 Matamoros había recibido sólo un barco procedente de Nueva York; entre 1861 y marzo de 1864, llegaron entre 126 y 152 barcos de ese puerto. El movimiento comercial llegó a ser tan grande, que se establecieron servicios regulares entre Matamoros y La Habana (principalmente armas y municiones), Belice ("todo tipo de manufacturas inglesas"), Nueva Orleáns y Londres. 21 Aunque la regulación y las decisiones sobre comercio recaían en los ministerios de Hacienda y Relaciones Exteriores del gobierno nacional, Vidaurri controló el comercio en el noreste hasta el invierno de 1863-1864. En 1861 el gobernador recibió al agente confederado José Agustín Quintero, con quien negoció el libre curso del comercio por las aduanas del río Bravo, el uso del puerto de Bagdad en el Golfo para el comercio exterior confederado y el permiso de depositar en Monterrey mercancías en tránsito de o hacia Texas. En abril de 1862, "deseando aumentar la concurrencia de barcos a Matamoros", estableció que el algodón que se importara para ser reexportado pagara un derecho único de un peso por quintal (pocos meses después, ordenó que el algodón que se importara para consumo interno pagara cincuenta centavos más).22 Hasta la primavera de 1864 en que se separó de la República, Vidaurri protegió el comercio fronterizo. Su objetivo era fortalecer su posición política maniobrando sus buenas relaciones con la Confederación y los recursos que obtenía del comercio. Procuró, además, proteger los intereses de los grandes comerciantes de la región. A fines de 1863 uno de ellos, su yerno Patricio Milmo, tuvo problemas con el Departamento del Transmississippi por un adeudo de medio millón de toneladas de algodón y 16 000 pesos que aquél le debía. Con el apoyo de Vidaurri, Milmo comenzó a confiscar el algodón que iba a Piedras Negras. En respuesta, los confederados congelaron los valores mexicanos en Texas y cerraron la frontera al comercio. Esto representaba para Vidaurri una pérdida de entre 50 000 y 60 000 dólares al mes en un momento en que su situación era difícil a causa de las crecientes tensiones entre él y Juárez. Vidaurri y Milmo tuvieron que detener las confiscaciones y negociar una solución al problema; al final los confederados accedieron a dar satisfacción a Milmo.23 Durante el periodo en el que Vidaurri controló las aduanas fronterizas sólo hubo otra disrupción grave al comercio. En septiembre de 1861, después de que Jesús de la Sema fue declarado gobernador electo, estalló un conflicto entre sus partidarios (llamados los rojos) y los de Cipria- 20 Rafael Semmes, comandante del buque confederado Alábama, citado en James Irby, "Line of the Rio Grande: War and Trade on the Confederate Frontier, 1861-1865", (disertación doctoral, University of Georgia, 1969), p. 6. 21 Robert W. Delaney, "Matamoros, Port for Texas During the Civil War", Southwestern Historical Quarterly, LVIII, 4 (abril de 1955), pp. 261 y 478 y William T. Windham, "The Problem of Supply in the Transmississippi Confederacy', Joumal of Southern History, XXVU (mayo de 1961), p. 63; véase también Leonard Pierce al secretario de Estado, 4 de marzo de 1864, Consular Despatches, rollo 4, vol. 7. 22 Leyes sobre el comercio fronterizo, 5 de abril de 1862 en Archivo Matías Romero, documento 50232. 23 Santiago Vidaurri al Ministro de Relaciones Exteriores en Archivo Matías Romero, Correspondencia reservada, ff. 155-157 y Ronnie Curtis Tyler, "Cotton on the Border, 1861-1865", Southwestern Historical Quarterly, LXXIII, 4 (abril de 1970) pp. 465-472. 31 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 no Guerrero y José María de Jesús Carvajal los crinolinos). Inicialmente la revuelta facilitó el comercio porque los oficiales de la aduana, que eran crinolinos, huyeron a Brownsville y establecieron ahí su oficina. Sin embargo, el conflicto pronto interrumpió las comunicaciones entre Matamoros y Monterrey, por donde pasaba el algodón que provenía de Piedras Negras. El gobierno federal nombró a Vidaurri comandante militar de Tamaulipas y lo envió a la frontera a solucionar el problema. Como los rebeldes estaban recibiendo apoyo de Texas —entre otros, del comandante del Fuerte Brown, el general John S. Ford— Vidaurri cerró la frontera. Posteriormente, al reabrirla, dispuso que en lugar de entrar a la Zona Libre de impuestos de arancel, las importaciones pagarían la mitad de los derechos al momento de cruzar la frontera; si se internaban al sur de la Zona libre, pagarían la otra mitad, y gravó el algodón tejano con un impuesto de dos centavos por libra, que redujo a la mitad después de que los tejanos dejaron de ayudar a Carvajal.24 Para la República, la decisión de permitir o no el comercio por Matamoros tenia implicaciones diplomáticas importantes. Era fundamental permanecer neutral para evitar que cualquiera de los dos contendientes norteamericanos a su vez reconociera —o, peor aún, apoyara— al Imperio. Además, el comercio fronterizo representaba una fuente de ingresos nada despreciable, especialmente después de que la República perdió la aduana de Veracruz y se vio obligada a abandonar la capital y a retirarse al norte. Había, además, otras razones para mantener buenas relaciones con la Confederación: Opónese a esta idea [de una alianza con la Unión . . .] la precaución que á su tumo tiene que emplear este gobierno para no despertar la suspicacia de los Estados Confederados, y darles un pretexto de agresión sobre nuestra frontera septentrional. Este peligro merece tanta más consideración cuanto que el Agente confidencial de el gobierno de Montgomery en México ha manifestado solemnemente que consideraria esa alianza con los Estados del Norte como una violación de la neutralidad que México debe guardar en la querella intestina que agita la Unión americana, y cuanto que en los Estados Confederados parece haber brotado la idea de proporcionar una vía de exportación por el territorio mejicano á sus algodones estancados por el bloqueo. 25 En realidad, sin embargo, hasta fines de 1863 era el gobernador de Nuevo León y Coahuila quien controlaba el comercio.26 24 Arturo González, Historia de Tamaulipas. Ciudad Victoria, El Lápiz Rojo, 1931, pp. 74-76; Archivo Histórico de la Secretaria de Relaciones Exteriores, LE 2-5-2494, El cónsul de México en Brownsville, Texas, remite periódicos y da cuenta de los últimos sucesos acaecidos por el proceder de las autoridades de Matamoros (en adelante esta fuente será citada como ASRE); decreto del gobierno. Declara inconstitucional el expedido el 12 del corriente por el gobernador de Nuevo León y Coahuila sobre reducción de la Zona Libre, 28 de mayo de 1862, en Dublán, v. IX (1861-1866), pp. 471-472; Ronnie C. Tyler, Santiago Vidaurri and the Southern Confederacy. Fort Worth, Texas, Texas State Historical Association, 1973), pp. 63-74. Como señala Cerutti (Economía de guerra, pp. 122-123 y 140-142), esta decisión tenía también como objetivo incrementar la recaudación en vista de la vitalidad del comercio y de las necesidades de Vidaurri. 25 Ministerio de Relaciones Exteriores al encargado de negocios de la república mexicana en Washington, 29 de septiembre de 1861, Archivo Matías Romero, Correspondencia reservada, f. 273. 26 Véase Cerutti, Economía de guerra, pp. 115-117 y 123-133 para un recuento de los esfuerzos del gobierno republicano para recuperar el control sobre las rentas aduanales de la frontera. Para un episodio específico en el que en mayo de 1862 el gobierno federal intentó infructuosamente impedir que Vidaurri cobrara un porcentaje de los derechos de arancel a las importaciones a la Zona Libre, véase Leyes sobre el Comercio Fronterizo, 5 de abril, 11 y 20 de agosto de 1862 y 31 de enero de 1863, en Archivo Matías Romero, Documento 50232. 32 FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO A fines de 1863 la situación del comercio fronterizo se volvió más complicada. En vista de la superioridad militar del ejército imperialista, el presidente Juárez, quien desde mediados de año había establecido su gobierno en San Luis Potosí, decidió retirarse hada Saltillo. La cercanía del gobierno federal y su creciente dependencia de los recursos militares, fiscales y políticos del noreste no tardó en provocar una confrontación entre Vidaurri y Juárez. En febrero de 1864 el gobernador de Nuevo León y Coahuila rompió con el presidente y, después de un corto exilio en Texas, se adhirió al Imperio. Posteriormente, en el verano de 1864, el Imperio inició una campaña militar en Tamaulipas cuyo objetivo era rechazar al gobierno republicano más allá de la frontera y asegurar el noreste. Estos movimientos coincidieron con la ocupación unionista de Brownsville entre noviembre de 1863 y junio de 1864, y un ataque, también unionista, a Eagle Pass en abril de ese año.27 Durante el periodo en que Juárez y Vidaurri contendieron por el control de la frontera, las aduanas fronterizas fueron un recurso de importancia crucial. El activo comercio fronterizo generaba ingresos fiscales considerables y era la puerta de acceso a pertrechos y otros artículos de importación, de modo que los diversos grupos involucrados en la guerra trataron de atraer el comercio a las aduanas que controlaban y desviarlo de las que controlaba el enemigo. "Los recursos de que el gobierno nacional pudo disponer durante este año [fiscal 1863-1864]," explica la Memoria de Hacienda de 1870, fueron muy limitados, á consecuencia de que estuvo privado del producto de casi todas las aduanas de la República, y de los rendimientos de una gran parte del territorio de ésta, que era ocupado sucesivamente por el ejército francés. La única aduana marítima que se conservó en posesión del gobierno nacional, durante todo este año, fue la de Matamoros, cuyos productos, insignificantes en otras ocasiones, fueron en este año, de alguna cuantía por el movimiento que hubo en ella, con motivo de la guerra civil de los Estados Unidos y el bloqueo ú ocupación de la ribera Izquierda del Río Bravo. Otro tanto sucedió, aunque en menor escala, con la de Piedras Negras.28 A pesar de que el gobierno de Juárez mostró simpatías por el de la Unión, ni siquiera cuando ocupó Monterrey o las diversas ciudades de la frontera trató de estorbar el comercio. Al igual que Vidaurri, el gobierno republicano aseguró a Quintero que el comercio continuaría bajo condiciones propicias, que del territorio que controlaba no saldrían expediciones contra la Confederación y que la frontera permanecería neutral. Con el fin de obtener fondos para financiar sus fuerzas, y para desviar el comercio de las aduanas que controlaba el enemigo, tanto Juárez como Vidaurri impusieron gravámenes al tráfico mercantil. En diciembre de 1863 el gobernador de Nuevo León y Coahuila dispuso que la mercancía que se internara por Matamoros para reexportarse por la aduana de Piedras Negras pagara 25 por ciento sobre los derechos de tránsito que pagaba en el primer punto al llegar a Monterrey. El gobierno federal abolió este impuesto en mayo de 1864, apenas derrotó a Vidaurri, pero tres días después ordenó que el algodón que entrara por Piedras Negras para 27 Fernández de Castro, pp. 104-124. 28 México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, p. 589. 33 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 ser reexportado pagara un peso por quintal, más un peso por paca, al llegar a Monclova, Saltillo o Monterrey.29 También había determinado que al algodón que se enviara de Piedras Negras a Matamoros con guías expedidas desde el 12 de Marzo próximo pasado hasta la fecha en que aquella aduana quedó sometida á la obediencia del supremo gobierno [. . .] se les cobrarán todos los derechos que deban causar en razón de que no pueden darse por bien pagados los satisfechos á personas que perdieron su carácter de autoridades y empleados, en el momento de su sublevación contra el ciudadano presidente. 30 (Durante la rebelión de Vidaurri se habían importado aproximadamente 12 000 pacas cuyo valor, en Matamoros, era de unos 2 400 000 pesos. Originalmente Juárez pensó en confiscarlo, pero los comerciantes le propusieron pagar los impuestos y así obtuvo cerca de 96 000 dólares para las arcas republicanas).31 Al igual que Juárez y Vidaurri, los oficiales del ejército de intervención y las autoridades imperiales protegieron el libre curso del comercio. Francia, al igual que Inglaterra, estaba interesada en asegurar el flujo de algodón hacia sus fábricas textiles, así que, cuando establecieron un bloqueo a la costa mexicana, los comandantes europeos de la Escuadra Tripartita exceptuaron a los barcos franceses e ingleses de la prohibición de usar los puertos mexicanos. El general Aquiles Bazaine, coman dante del ejército de intervención, dio desde un principio permiso especial a los exportadores de algodón para que continuaran con su comercio y, en octubre A 1863 ordenó que el puerto de Matamoros no fuera bloqueado.32 El general Tomás Mejía, comandante militar imperial de Nuevo León, Coahuila y el distrito norte de Tamaulipas, que ocupó la zona fronteriza desde octubre de 1864 hasta fines de 1865, también se preocupó por proteger y alentar al comercio fronterizo. Apenas ocupó Tamaulipas redujo los derechos aduanales a pagar en Matamoros. Disminuyó en 60 por ciento las tarifas arancelarias de las mercancías que pagaban más de 1 000 pesos en derechos y en 70 por ciento las del resto.33 La intensificación de los conflictos político-militares a ambos lados de la frontera tuvo graves consecuencias para el comercio. Especialmente cuando los artículos de comercio eran armas o pertrechos, la complicada circunstancia de estar tanto México como los Estados Unidos en estado de guerra y con dos gobiernos en cada país reclamando cada uno la soberanía nacional en la zona fronteriza creó problemas al comercio. Los peligros no arredaron, sin embargo, a los comerciantes. Ni las severas tormentas que ese invierno azotaron la boca del Río, ni el desembarco unionista en Brownsville, ni los enfrentamientos entre las tropas de Juan Nepomuceno Cortina y el juarista 29 Comunicación de la Tesorería General de la Nación. Publica la resolución del Ministerio de Hacienda sobre el pago de derechos impuestos al algodón, 17 de mayo de 1864, en Dublán, v. IX (1861-1866), p. 685. 30 Comunicación de la Secretaría de Hacienda. Contiene varias prevenciones para el despacho de buques que arriben al puerto de Matamoros, 3 de mayo de 1864, en Dublán, v. IX (1861-1866), pp. 681-682. 31 New York Tribune, 21 de mayo de 1864, ASRE LE-1312, f. 221. 32 "News from México", New York Times, 21 de febrero de 1862; Aquiles Bazaine, octubre de 1863 y lo. de marzo de 1864, en Genaro García, La Intervención francesa según el archivo del mariscal Bazaine. México, Porrúa, 1973, pp. 148-151 y 308-309; México, Secretaria de Hacienda y Crédito Público, p. 6l6. 33 Aquiles Bazaine al ministro de Estado, 11 de noviembre de 1864 y Velázquez de León a Bazaine, 14 de noviembre de 1864, en García, pp. 590-593. 34 FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO Manuel Ruiz en Matamoros impidieron que Seba Bogart Brush, hojalatero y comerciante de Austin, transportara un cargamento de algodón a Monterrey y de ahí a Matamoros para embarcarlo en el Jane Cockerell rumbo a La Habana y Nueva York.34 Por otro lado, el estatus de neutrales que tenían los gobiernos mexicanos y europeos respecto de los contendientes norteamericanos y el de éstos respecto de los gobiernos mexicanos sirvió para proteger este comercio tan vulnerable a confiscaciones y embargos. Así, por ejemplo, cuando la goleta inglesa Love Bird fue detenida por una fragata francesa con un cargamento de 10 000 rifles y 2 000 000 cartuchos y otros pertrechos, un certificado del vicecónsul francés permitió que el consignatario las desembarcara en territorio mexicano para poder exportarlas sin problemas a Texas. Pocos días después de este incidente, el general republicano Enrique Mejía salió de Matamoros para Nueva Orleáns a comprar cañones y pólvora con un pase del cónsul norteamericano que garantizaba que las armas no caerían en manos confederadas; el plan era transportarlas en un cañonero norteamericano para evitar que las fuerzas imperiales las capturaran. En el invierno de 1863-1864, varios buques de guerra ingleses patrullaron la boca del Río para mantener abiertas las vías del comercio e incluso el capitán de uno de ellos ayudó al del Jane Cockerell, cuya tripulación se resistía a trabajar.35 Hasta el principio de la guerra civil, México importaba tan sólo 40 000 pacas de algodón, de las que 2 000 entraban por Matamoros. Entre 1861 y 1865 numerosas casas lejanas y europeas abrieron sucursales en el lado mexicano de la frontera. En 1861 las casas Middleton T. Johnson y Rhyne Brothers de Matamoros36 recibieron un cargamento de 3 000 pacas —el primer cargamento de esa magnitud que recibía el puerto fronterizo—. En octubre de 1862 se calculaba que habían sido exportadas por esa vía 5 000 pacas, aunque es posible que hayan sido más.37 En total, entre 300 000 y 350 000 pacas de algodón (entre 120 000 000 y 164 500 000 libras) pasaron por Matamoros entre 1861 y 1865. A un precio promedio de 50 centavos por libra, el valor de este comercio osciló entre 60 000 000 y 82 000 000 dólares (o entre 12 000 000 y 16 450 000) dólares al año. Con este comercio los grandes hombres de negocios, que vendían el algodón por oro, compraban moneda confederada y la reinvertían en algodón, obtuvieron notables ganancias.38 No sólo floreció el comercio de algodón: las exportaciones a Texas también fueron buen negocio. La escasez en el interior de Texas garantizaba las ganancias, sobre todo cuando los comerciantes manejaban tanto la exportación del algodón como la importación y distribución 34 Abbot O. Peyton, "Business Travel Out of Texas During the Civil War. The Travel Diaries of S. B. Brush, Pioneer Austin Merchant", Southwestern Historical Quarteriy, XCVI, 2 (octubre de 1992), pp. 259-264. 35 J. J. Bruzon, vicecónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Matamoros, 28 de septiembre de 1863 en Díaz, "Despachos consulares franceses. Informes políticos", documento 1437; Peyton, pp. 266-267; L. Tuf-fiy Ellis, "Maritime Commerce on the Par Western Gulf", Southwestern Historica! Quarterly, XCVI, 2 (octubre de 1992), p. 213; Delaney, passim. 36 French, p. 8; Tyler, "Cotton on the Border", p. 457. 37 "Letter to the Editors", San Amonio Herald, 18 de octubre de 1862. 38 French, p. 32 y Fernández de Castro, Apéndice III; comentarios de W. A. Broadwell, jefe del Comité Militar de Texas, en Nichols, p. 62. Véase también Ramsdell, p. 270. 35 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 de la mercancía, porque eso les permitía aprovechar las diferencias de precios: cuando en Matamoros un barril de harina costaba entre 30 y 32 dólares, en Charleston estaba a 46, en Wilmington 53, en Mobile 60 y en San Antonio llegaba a 70 dólares. 39 Los contratos gubernamentales eran particularmente redituables. La casa Oliver and Brothers de Monterrey obtuvo un contrato para vender a la Confederación toda la pólvora y el salitre que pudiera conseguir en Zacatecas; Patricio Milmo y su socio, A. Urbahan de San Antonio, firmaron un contrato con el Transmississippi para importar 1000 000 libras de harina que se les pagarían con 850 000 libras de algodón. Las ganancias en ese tipo de contratos siempre fueron altas —entre 20 y 600 por ciento en algunos casos documentados.40 Dos grupos de empresarios fueron beneficiarios de este comercio. Las principales ganancias fueron para los grandes comerciantes que pudieron especular con los precios del algodón, el oro, los bonos confederados y la mercancía que importaban a Texas. De éstos, la mayoría eran angloamericanos avecindados en Texas, como Richard King, Mifflin Kenedy y Richard Stillman. Algunos eran miembros de conocidas familias de la frontera, como Santiago Belden. Otros eran mexicanos o extranjeros avecindados en el noreste de México, como Evaristo Madero, Valentín Rivero o Patricio Milmo. Finalmente, hubieron también comerciantes europeos que establecieron casas en Matamoros para participar en el comercio. En menor proporción, el comercio benefició también a otro grupo: el de los arrieros, carreteros, y propietarios de mulas, vapores fluviales y alijadores que transportaban las mercancías de y hacia el territorio tejano. Por la escasez de medios de transporte, en Texas las autoridades (y los comerciantes influyentes) utilizaron conscriptos para mover sus cargamentos, pero cuando éstos no eran suficientes, recurrieron, tanto del lado mexicano como del americano, a los transportistas mexicanos. Debido a lo difícil del camino a la frontera y a la escasez de medios de transporte, el flete llegó a representar el 50 por ciento del valor de un cargamento. Por otra parte, el transporte fluvial y los alijadores que trasladaban mercancía de los barcos mercantes a tierra dejaron a sus propietarios ganancias legendarias. 41 Hasta la fecha no se ha investigado cuál fue la recaudación de las aduanas fronterizas durante este periodo. Existen, sin embargo, indicaciones acerca de su importancia con relación a otras fuentes de 39 San Antonio Herald, 21 y 28 de febrero de 1862. 40 Tyler, Santiago Vidaurri, pp, 53-55; Nichols, pp. 55-58; Irby, pp. 19-23. Los contratos y las ventas de permisos de exportación a los que recurrieron el estado de Texas y el Departamento del Transmississippi para financiar sus compras son en muchos aspectos análogos a los contratos que firmó Vidaurri con comerciantes del noreste para financiarse, sobre todo en que permitieron a los comerciantes usufructar sus relaciones con el poder político-militar y las posibilidades que brindaba la línea del Bravo, como lo señalan Mario Cerutti y Miguel González Quiroga, en "Guerra y comercio en tomo al Río Bravo (1855-1867). Linea fronteriza, espacio económico común", Historia Mexicana, XL, 2 (octubre-diciembre de 1990), p. 234. 41 Del lado mexicano el costo del transporte fue menor, entre 5 y 25 por ciento del valor del cargamento. Irby, p. 70; Tyier, Santiago Vidaurri, pp. 53-55; recibos por transporte de algodón entre Monterrey y Matamoros (diciembre de 1862 a enero de 1863), en San Román Papers (University of Texas at Austin). Entre los que hicieron una fortuna con el transporte fluvial estuvieron Richard King y su socio Mifflin Kenedy. Para un caso menos conocido, véase "Letter from Brownsville", San Antonio Herald, 11 de abril de 1863. 36 FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO ingreso gubernamental. Así, el Ministerio de Hacienda imperial calculaba que la aduana de Matamoros tenía ingresos inferiores sólo a la de Veracruz e iguales a los que producían los estados de Guana juato, Puebla o Jalisco.42 Juárez, por su parte, esperaba financiar las fuerzas republicanas de Coahuila y Nuevo León con dos terceras partes de lo que recaudaba la aduana de Piedras Negras, cuyos ingresos a fines de 1863 se calculaban en 40 000 pesos al mes (casi el doble de lo que en ese periodo recaudaba Tampico).43 Conclusiones Para comprender la historia del comercio fronterizo y de la Zona de Ubre Comercio es necesario inscribirla en el contexto del proyecto regionalista de las élites de la frontera noreste, uno de cuyos promotores más notables fue Santiago Vidaurri. Este jefe liberal neoleonés jugó un papel crucial en el triunfo de la revolución de Ayuda en 1855 y, a partir de entonces, se consolidó como gobernador de su estado natal y de Coahuila, que anexó a Nuevo León en 1856.44 El proyecto vidaurrista era liberal pero, a diferencia del de los liberales del centro del país, como Benito Juárez o Mariano Escobedo, estaba predicado sobre un Estado nacional débil y descentralizado. 45 Como su proyecto político, el proyecto económico vidaurrista procuraba fortalecer los intereses locales, aun cuando ello fuera en detrimento de los intereses o la política del gobierno central. Durante sus casi diez años en el poder, Vidaurri procuró aprovechar la cercanía de Estados Unidos para consolidar a Monterrey y sus comerciantes como pivotes a través de los cuales se articulaban el mercado regional y la economía mundial.46 Ello implicaba eludir la mediación de los grandes comerciantes del centro del país y fortalecer la relación directa del noreste con la economía norteamericana, que se convertía en el principal abastecedor de productos foráneos al mercado regional, en detrimento de la industria, del fisco y de la presencia gubernamental centrales —en beneficio de los comerciantes, consumidores y el fisco estatales—. A su vez la estrecha colaboración que estableció con los comerciantes de la región, como lo ha señalado Mario Cerutti, le permitió asumir no sólo el aparato fiscal del gobierno central, sino también otra de las funciones básicas del Estado: proteger el orden y la seguridad de la vida y la propiedad por medio del control del uso legítimo de la fuerza. 42 Manuel Payno, Cuentas, gastas y acreedores y otros asuntos del tiempo de la Intervención francesa y del Imperio. Obra escrita y publicada de orden del gobierno de la República, de 1861 á 1867. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1889, pp. 863-864. Los ingresos anuales de las principales aduanas marítimas del país se calculaban en: Veracruz 3 000 000; Matamoros, 1 200 000; Mazatlán, 1 000 000; San Blas, 150 000 (cifras en pesos). 43 Según otros cálculos, la entrada diaria de Matamoros era de 8 000 pesos. Windham, p. 164; Aquiles Bazaine, octubre de 1863, en García, pp. 148-151; Payno, p. 75; informe sobre las disposiciones superiores relativas al tráfico de algodón en greña por el puerto de Porfirio Díaz, en Archivo Matías Romero, documento 502235. 44 Tyler, Santiago Vidaurri, pp. 17-18 y 27. 45 Tyler, Santiago Vidaurri, p. 19. 46 Véanse los numerosos trabajos de Mario Cerutti, especialmente "Patricio Milmo, empresario regiomontano del siglo XIX", en Formación y desarrollo de la burguesía en México, siglo XIX. México, Siglo XXI, 1981, pp. 231-266. 37 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 A pesar de la fuerte influencia de Vidaurri en Tamaulipas, la Zona de Ubre Comercio respondía a exigencias que los comerciantes y la población de la frontera tamaulipeca venían expresando prácticamente desde la delimitación de la nueva frontera en 1848.47 Ciertamente, Vidaurri implantó un arancel notablemente liberal y adoptó otras medidas que facilitaron el intercambio liberal. Pero, tanto el discurso que había de esgrimir ante el gobierno nacional en el curso de los siguientes diez años como el propio arancel que promulgó se remitían al arancel Ceballos y, más allá, a la rebelión del Plan de la Loba de 1851 y a las múltiples representaciones que la frontera presentó en favor de un régimen arancelario especial. En este sentido, el proyecto vidaurrista era una expresión particularmente acabada de las necesidades y ambiciones políticas del noreste. Durante el periodo 1861-1865 la frontera se convirtió en un espacio estratégico vital y controlarla pasó a ser un objetivo prioritario tanto de la Unión Americana como de los gobiernos republicano e imperial en México. Para éstos, además de ser un área crucial desde el punto de vista militar (por ser el último refugio del gobierno republicano) y financiero y un elemento crítico en la relación diplomática con los gobiernos americanos, subyugar esta región era fundamental si el proyecto nacional, tal como había sido articulado en el centro del país, iba a sobrevivir. Uno de los aspectos decisivos de esta competencia fue la lucha por las aduanas y los ingresos fiscales de la región, que por circunstancias ajenas a ella habían adquirido gran importancia en términos de su recaudación y que eran una de las pocas fuentes de recursos que le quedaban a la República hacia 1864. El triunfo de Juárez, así, fue no sólo sobre el Imperio, sino también sobre el proyecto liberal de la periferia norteña. La abolición de la Zona Ubre cuarenta años después del fin de la Guerra de Secesión fue una victoria de un Estado ya consolidado. El intenso comercio que se desarrolló entre 1861 y 1865, sin embargo, forjó relaciones que reforzaron y ampliaron los nexos de la zona fronteriza con la economía norteamericana. Aunque no cabe duda que entre 1848 y 1861 ocurrieron numerosas transacciones por la frontera —al grado que por momentos se hicieron sentir hasta en los mercados del interior del país— el comercio en los años de la Guerra de Secesión fue de un orden de magnitud mayor e insertó al noreste en una red de intercambios más amplia que la puramente fronteriza. Esto es, si en los años anteriores a la Guerra de Secesión el comercio se hacía principalmente con las poblaciones fronterizas americanas, durante el conflicto el noreste estableció relaciones directas con puertos más lejanos. No todos esos nexos sobrevivieron después de 1865, pero algunos perduraron. La guerra descubrió para los comerciantes de Nueva Orleáns, por ejemplo, la posibilidad de desplazar a los abastecedores europeos en los mercados mexicanos. Pensando en eso en julio de 1867 un grupo de empresarios de ese puerto envió a C. V. Riolle, ex ministro de Estados Unidos en Costa Rica a Matamoros y Tampico. Para atender los grandes mercados del interior— Monterrey, Saltillo, 47 Sobre el proyecto vidaurrista, véanse los trabajos de Mario Cerutti y de Ronnie C. Tyler citados en este articulo. 38 FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO Chihuahua y otros— que antes dependían de otros puertos, los comerciantes abrieron en la frontera sucursales, almacenes, compañías de embarque y se inauguraron rutas de carretas y expresos. Así, los años de la guerra dejaron un antecedente que sucesivas generaciones de empresarios aprovecharon. 48 Daily Ranchero, 28 de junio, 6 y 30 de julio de 1865; Matías Romero, a los administradores de las aduanas marítimas de Matamoros y Tampico, Washington, 22 de julio de 1867, en Archivo Matías Romero, Correspondencia expedida, v. II, s. f. 39 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 El contrabando de chinos a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, 1882-1931 Lawrence Douglas Taylor H.* RESUMEN El estudio comienza con un análisis de las causas que provocaron un gran éxodo de chinos de su país de origen a mediados del siglo pasado, así como de las circunstancias por las cuales muchos se dirigieron a Estados Unidos en calidad de trabajadores por contrato. Se describen las rutas marítimas y terrestres que los inmigrantes siguieron para llegar a Norteamérica, los métodos utilizados para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, las posiciones respectivas de los gobiernos de estas dos naciones en tomo al asunto y los esfuerzos del Servicio de Inmigración estadunidense para eliminar el llamado "contrabando" o por lo menos detenerlo. Se explican las razones por las cuales fue difícil suprimir el tráfico, dado los problemas de vigilar una frontera tan extensa, así como la ingeniosidad y recursos utilizados por las Seis Compañías Chinas —una de las empresas, colectivamente hablando, más ricas del mundo— para burlar la vigilancia ejercida por las autoridades estadunidenses. El trabajo concluye con una explicación de las causas de la disminución y cesación eventual del contrabando después del inicio de la Revolución de 1910 y de las repercusiones del tráfico en términos del crecimiento de la población china en Estados Unidos durante el periodo tratado. ABSTRACT This study begins with an analysis of the causes underiying the large exodus of Chínese from their home country in the middle of the last century, as well as the circumnstances that led many of them to the United States as contract labor. The article describes the sea and land routes that these immigrants followed to arrive in North America, the methods they used to cross the border between Mexico and the United States, the respective positions that the two nations' governments took regarding this flow, and the efforts of the U.S. Immigration Service to put an end to this so-called contraband, or at least reduce it. It chronicles why it was so difficult to halt this trafficking, both because of the problems involved in patrolling such an extensive border and because of the ingenuity and substantial resources that the Six Chinese Company—collectively one of the richest companies in the world—brought to bear in order to circumvent the control efforts of U.S. authorities. The article condudes with an explanation of the causes for the reduction and eventual halt in this contraband after the beginning of the 1910 Revolution, and of the repercussions of this traffic on the growth of the Chinese population in the United States during the period under study. *Lawrence Douglas Taylor H. Director del Departamento de Estudios de Norteamérica de El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede enviar correspondencia a: Blvd. Abelardo L. Rodríguez 2925, Zona del Río. Tijuana, Baja California, México, Tel.: (661) 3-35-35. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 EN las décadas recientes se ha escrito una gran cantidad de material referente a la inmigración ilegal de mexicanos a Estados Unidos. No obstante, durante un periodo muy largo de la historia de la región fronteriza entre México y Estados Unidos, desde los inicios de la década de 1880 hasta 1920, aproximadamente, los esfuerzos del gobierno estadunidense para limitar o prohibir la entrada de determinados grupos de inmigrantes no estaban dirigidos en contra de los latinoamericanos o europeos, sino de los asiáticos, específicamente los chinos. A semejanza de las restricciones legales modernas que existen para limitar y controlar el flujo migratorio de hispanoamericanos, sobre todo mexicanos, a Estados Unidos, el gobierno de ese país hizo grandes esfuerzos con objeto de impedir que inmigrantes procedentes de China se asentaran en su territorio. Sin embargo, la demanda de mano de obra barata, junto con la necesidad de un segmento empobrecido de la población china por encontrar una manera viable de sostener a sus familias, provocó el surgimiento de un comercio ilícito en gran escala de trabajadores chinos hacia Estados Unidos. Aunque se ha prestado considerable atención al carácter y proceso de la colonización china en los países del hemisferio occidental, hasta la fecha se ha dedicado muy poca atención a este aspecto particular de la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos. 1 2 3 Durante la segunda mitad del siglo XIX, un gran número de chinos, la mayoría proveniente de la región del delta del río Pearl en la provincia de Guangdong, emigraron a las Américas, al sureste de Asia, Australia, Nueva Zelanda y al Caribe. Los motivos por los cuales muchos miembros del campesinado y de los grupos laborales en general de esta región de China aceptaron trabajo en la forma de mano de obra contratada fueron varios: la guerra civil constante, desastres naturales, como las inundaciones y la sequía, junto con la inhabilidad de la producción economía para satisfacer las demandas provocadas por el crecimiento de la población.1 La inmigración en gran escala hada Estados Unidos se inició poco después del comienzo de la fiebre del oro en California hacia 1849. Las minas constituyeron la principal fuente de empleo, seguida por una demanda de trabajadores "culís"2 en las ciudades, pueblos y áreas agrícolas, asi como también en la construcción del ferrocarril transcontinental y otras líneas.3 La agitación en Estados Unidos en contra de los chinos como grupo racial y étnico data casi desde su llegada al país, intensificándose particularmente en el estado de California y en la región de la costa del Pacífico, donde se concentraba el grueso de estos inmigrantes y sus descendientes. Quejas de que los chinos trabajaban por sueldos muy bajos y así reducían los salarios en general condu- Gunther Barth, Bitter Strength: A History of the Chinese in the United States, 1850-1870. Cambridge, Harvard University Press, 1964, pp. 9-31 y 50-84; June Mei, "Socioeconomic Origins of Emigration: Guangdong to California, 1850-1882", en Lucie Cheng y Edna Bonacich (eds.), Labor Immigration Under Capitalisrn. Asian Workers in the United States Before World War II. Berkeley, University of California, 1984, pp. 224-233. De la palabra kuli, de origen bengalí o tamil, que se traduce literalmente como "cargador" y que adquirió el significado de "trabajo amargo" o "fuerza amarga". Véase Richard H. Dillon, The Hatchet Men: theStory of the Tong Wars in San Francisco 's Chinatown. New York, Coward-McCann, 1962, pp. 14-15. Gunther Barth, op. cit., pp. 112-120. 42 TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS jeron a actos de violencia y discriminación en su contra en los pueblos y campamentos mineros y ferroviarios, a pesar de esfuerzos para protegerlos por parte de algunos grupos religiosos y otras personas.4 El movimiento antichino se extendió por toda la nación en la medida en que los inmigrantes chinos se iban estableciendo en otras regiones mineras del noroeste, así como en las ciudades y pueblos de los estados del oeste medio y del este, formando pequeñas comunidades o ghettos, que con el tiempo se convirtieron en los conocidos "barrios chinos" de los centros urbanos más grandes.5 Con el tiempo, la creciente penetración de los gremios por parte de los obreros chinos se convirtió en el foco de la crítica de los grupos laborales organizados en Estados Unidos, con la excepción de la Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo) y unos cuantos líderes sindicales de un modo de pensar semejante. 6 Los sentimientos en contra de los chinos también fueron provocados por una mezcla de racismo y la inhabilidad para entender las costumbres y los rasgos culturales orientales. La atención del público en general se enfocó en los peores aspectos de la sociedad china en Estados Unidos, puesto que, con excepción de alguna mención ocasional respecto a sus días festivos, los periódicos solían reportar repetidos casos en que los chinos estuvieron involucrados en el contrabando, robos, asesinatos y la prostitución, así como su "hábito" de utilizar el opio como droga enervante —una práctica, cabe recordar, también difundida entre la sociedad en general durante este periodo— 4 Shien-woo Kung, Chinese in Arnerican Life: Some A spects of Their History, Status, Problems, andContributions. Seattle, University of Washington, 1962, pp. 66 y 87-88. 5 Mildred Wellborn, "The Events Leading to the Chinese Exclusion Acts", en Annual Publications of the Historical Society of Southern California, v. 9, ptes. 1-2 (1912-1913), pp. 49-51; Stanford M. Lyman, Chinese Americans. New York, Random House, 1974, pp. 58-62. Los actos de violencia periódicos en contra de las comunidades chinas en los pueblos mineros del occidente de Estados Unidos continuaron hasta bien entrado el siglo XX. Véase, por ejemplo, el semanario El progresista. Ensenada, Baja California, 22 de septiembre de 1903, que reporta un ataque por parte de quince hombres armados contra el barrio chino de Tonapá, Nevada, desalojando a sus habitantes y obligándolos a trasladarse a otro pueblo cercano. Además, con frecuencia, los jueces y las cortes dejaban libres a los hombres que asesinaran a chinos. Tracy Ham-mond Lewis, Along the Río Grande. New York, Lewis Publishing Company, 1916, p. 79. 6 Declaraciones de Alfred Fuhrman y otros miembros de los sindicatos de obreros, en Report Chinese lmmigration, March 2, 1891. 51st Congress, 2nd. Session, 1890-1891. House of Representatives Report No. 4048 (Serial No. 2890) (hereinafter cited as "Chinese Immigration"), pp. 413-420 y 431-458; Some Reasons for Chinese Exclusion. Meat vs. Rice. American Manhood Against Asiatic Coolieism. Which Shall Survive? Editado por la American Federation of Labor. 57th Congress, 1st Session, 1901-1902. Senate Document No. 137 (Serial No. 4231). Washington, D.C., Govemment Printing Office, 1902, pp. 5-9,12-18 y 28-29; Stanford M. Lyman, op. cit., pp. 62, 65, 68, 70 y 73. Resulta difícil determinar con certeza si en efecto los chinos estuvieron estableciendo gradualmente un monopolio sobre el mercado de trabajo en California. Roger Olmstead, quien basó sus datos en cálculos realizados por las Seis Compañías Chinas en 1876, opina que la mayoría de los chinos eran hombres en edad para trabajar, y que una alta proporción de la fuerza laboral en el estado era de origen asiático. También asevera que en San Francisco, que tenía la concentración más alta de chinos en el estado, la proporción de los trabajadores blancos especializados y los semiespecializados en comparación con los chinos era de 1 a 1. Cf. Roger Olmstead, "The Chinese Must Go!", en California Hisforical Quarterly, v. 50, núm. 3 (septiembre de 1971), pp. 284-285. Además, con respecto a algunas regiones en Estados Unidos, los chinos ejercían un monopolio sobre ciertos negocios, tales como las lavanderías y el cultivo de verduras. En El Paso, Texas, por ejemplo, la comunidad china tenía un monopolio absoluto sobre las lavanderías en el pueblo y este hecho, más que cualquier otro, fue la causa principal del resentimiento del resto de los habitantes de esta ciudad en contra de los "celestiales", como se les llamaba en aquella época. Nancy Parrar, The Chinese in El Paso. El Paso, Texas, Western Press, University of Texas at El Paso, 1972, p. 14. 43 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 y su gusto por los pegos de azar, particularmente el tan o fan-tan, como se llamaba popularmente. Debido a que muchos de ellos fueron traídos a América a través de las Seis Compañías Chinas, sobre las cuales se hablará más adelante, se creía que estaban sujetos a un gobierno particular fuera del control de la ley y la autoridad gubernamental estadunidense. Debido a que generalmente vivían y trabajaban juntos en ciertas comunidades o barrios, fueron vistos como un elemento inasimilable en el meltíngpot o crisol de la sociedad americana.7 Los chinos sufrieron no sólo de la violencia física y del ostracismo social, sino también de una discriminación legal creciente, la cual pronto se convirtió en una campana para restringir su entrada al país. A principios de la década de 1850, el gobierno de California aprobó una serie de leyes en contra de los chinos, la mayoría de las cuales establecía impuestos especiales y reglamentos que tuvieron que ver con la minería, pesca y empresas de recreo (teatros, casas de prostitución y salones de juego). Aunque las cortes federales posteriormente revocaron gran parte de esta legislación debido a su carácter anticonstitucional, un tipo preliminar de ley de exclusión fue promulgada en 1875; con ésta se prohibía la inmigración al país de lunáticos, convictos, prostitutas y otras per- 7 8 9 10 11 sonas "detestables"; asimismo, decretó que todos los contratos para suministrar trabajo de tipo "culí" eran ilegales.8 La campaña en favor de la exclusión de los trabajadores chinos de Estados Unidos eventualmente resultó en la aprobación por el Congreso nacional de la ley del 6 de mayo de 1882, que prohibía la entrada al país a todos los obreros chinos, y a los chinos en general les fue negado el derecho a convertirse en ciudadanos naturalizados. Este decreto constituyó la primera ley estadunidense designada con el propósito explícito de restringir la inmigración procedente de un país o grupo étnico en particular.9 Durante las dos décadas siguientes se promulgaron leyes adicionales en contra de los inmigrantes chinos,10 hasta 1902, cuando se extendió el periodo de exclusión indefinidamente con restricciones adicionales, y en 1904, cuando se prohibió la entrada de trabajadores chinos a las islas recién adquiridas por Estados Unidos. Otra acta aprobada en 1917 prohibía la entrada al país de habitantes de otros territorios asiáticos, como la India, las islas de los océanos Índico y Pacífico, etcétera. Por último, el decreto de 1924 respecto a los Orígenes Nacionales, que estaba dirigido principalmente en contra de los japoneses, excluía el derecho de entrar al país como inmigrantes a todos los extranjeros que no alcanzaran los requisitos de la ciudadanía.11 Some Reasons for Chinese Exclusion, op. cit., pp. 18-22, 24 y 26-27; Richard H. Dillon, op. cit., pp. 27-57,6171, 99-127 y 169-340; Shien-woo Kung, op. cit., p. 62. Milldred Wellborn, op. cit., pp. 51-58; Marion T. Bennett, American Immigration Policies: A History. Washington, D.C., Public Affairs Press, p. 16; Stanford M. Lyman, op. cit., pp. 63-66 y 70-73. Marion T. Bennett, op. cit., p. 17; Shien-woo Kung, op. cit., p. 80; Stanford M. Lyman, op. cit., p. 66. La Ley Geary, del 5 de mayo de 1892, por ejemplo, requería que los trabajadores chinos en Estados Unidos estuvieran obligados a llevar consigo un certificado de residencia, que incluía una fotografía asi como información detallada respecto al individuo en cuestión, y tenía que ser entregado al inspector de inmigración cada vez que el sujeto entrara o saliera del país. Marion T. Bennett, op. cit., pp. 18-20; H. Mark Lai, Outline History of the Chinese in America. San Francisco, Chinese-American Studies Planning Group, 1973, pp. 88-91. Marion T. Bennett, op. cit., págs. 18-20; Shien-woo Kung, op. cit., p. 85; H. Mark Lai, op. cit., pp. 92-93; John Myers Myers, The Border Wardens. Englewood Cliffs, NJ., Prentice-Hall, 1971, pp. 25 y 31. 44 TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS Las Leyes de Exclusión permanecieron vigentes hasta el 17 de diciembre de 1943 cuando, debido a la alianza de guerra entre Estados Unidos y China, el presidente Franklin Roosevelt firmó la Ley Magnusen, que permitió la entrada al país de 105 inmigrantes chinos al año. 12 A pesar de las crecientes prohibiciones, muchos chinos intentaron entrar ilegalmente a Estados Unidos. Varios de ellos habían sido seducidos por rumores en China de que sería posible acumular fortunas —unos cuantos miles de dólares eran considerados así según los estándares chinos— trabajando en las diferentes industrias del oeste de América. Opinaban que las Leyes de Exclusión eran injustas en un país que contaba con una abundancia de tierras cultivables, recursos y, sobre todo, oferta de empleo. La gran mayoría eran jóvenes que tenían alrededor de veinte años u hombres viejos que habían vivido en Estado Unidos durante algún tiempo y se habían registrado y regresado a China sin reportar su partida a las autoridades de inmigración. Algunos hombres intentaron introducir a sus esposas clandestinamente a Estados Unidos con el propósito de reunir a sus familias. Los hijos de trabajadores chinos que habían nacido en China después de las breves visitas de éstos, también a menudo deseaban reunirse con sus padres en América. La mayoría no tuvo la intención de quedarse en América permanentemente, sólo deseaba ganar suficiente dinero para poder regresar a casa y, en caso de los hombres solteros, casarse.13 Los ilegales intentaron entrar a Estados Unidos por cuatro rutas distintas. Algunos fueron desembarcados directamente en puertos a lo largo de la costa del Pacífico, como San Francisco, Portland y Seattle, pero esta ruta pronto mostró ser no muy segura, dado que los oficiales de inmigración revisaban cuidadosamente a todos los pasajeros que desembarcaban de las naves recién llegadas. Otros ilegales fueron llevados hasta ciertas islas en el Caribe como Cuba y Jamaica, de donde partieron en pequeñas embarcaciones a la tierra firme americana; esta ruta, sin embargo, fue sumamente indirecta y siempre existía el peligro de ser interceptado por los barcos de patrullaje estadounidenses.14 En cambio, las dos rutas mejores y más seguras consistían en entrar a Estados Unidos por las fronteras canadiense y mexicana. Muchos ilegales chinos cruzaron de Canadá a Estados Unidos a través de los puertos de Victoria y Vancouver, y de ahí por barco o vía terrestre a Seattle y a otros destinos en los estados del noroeste o, alternativamente, por el lado de la región fronteriza de Ontario y Quebec hacia Nueva York y Vermont. El número de 12 La política de exclusión no fue relajada significativamente hasta 1965, cuando se aprobaron leyes de inmigración que permitieron la entrada al país de cuotas de inmigrantes mucho más altas. Shien-woo Kung, op. cit., pp. 103-105; Marion T. Bennett, op. cit., pp. 20 y 71; Delber L. McKee, Chinese Exclusion Versus the Open Door Policy, 1900-1906: Clashes Over China Policy in the Roosevelt Era. Detroit, Mich., Wayne State University Press, 1977, p. 214. 13 Nancy Farrar, "The History of the Chinese in El Paso, Texas: A Case Study of an Urban Immigrant Group in the American West", tesis de maestría. El Paso, University of Texas at El Paso. 1970, p. 56; Stanford M. Lyman, op. cit., pp. 105 y 108-112; Clifford Alan Perkins, Border Patrol!; With the U.S. Immigration Service on the Mexican Boundary, 1910-1954. El Paso, Texas Western Press, University of Texa at al. •El Paso, 1978, pp. 8-9 y 11. 14 H. Mark Lai, op. cit., p. 95. 45 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 cruces, sin embargo, nunca excedió unos 300 por año. Un acuerdo firmado en 1903 entre los gobiernos estadunidense y canadiense con motivo de cooperar en la tarea de hacer efectivas las Leyes de Exclusión, junto con la imposición por parte de Canadá de un impuesto de 50 dólares sobre cada chino que se internara a su territorio, redujo esta cifra todavía más.16 Muchos otros indocumentados chinos intentaron introducirse entrar a Estados Unidos a través de la frontera mexicana. Hubo dos factores importantes que incrementaron las posibilidades de que tuvieran éxito en su propósito. En primer lugar, el contrabando de chinos era un negocio altamente lucrativo que queda en la ganancia de millones de dólares en beneficio de los miles de chinos, estadunidenses y europeos, principalmente ingleses, involucrados en el comercio. Es posible que casi 90 por ciento de los inmigrantes ilegales chinos fueran introducidos a Estados Unidos por las Seis Compañías Chinas, que, para principios de este siglo, figuraban, colectivamente hablando, como una de las empresas más ricas del mundo. Aunque estas compañías, que tenían sus oficinas centrales en San Francisco, se ocupaban principalmente de la importación y exportación de una variedad de bienes del oriente, también estaban, según se decía, detrás de la trata de blancas así como del contrabando de 15 16 17 opio y de trabajadores chinos. En varias ocasiones, recaudaron dinero por medio de contribuciones por parte de miembros de las comunidades chinas en Estados Unidos —de hecho, demandaron que cada trabajador contribuyera con un dólar— con objeto de contratar a los mejores abogados para luchar en las cortes en favor de una revocación de las Leyes de Exclusión —especialmente la de Geary— que los dejaba sin una parte de las ganancias que anteriormente recibían. Al fallar sus intentos, resolvieron introducir a los obreros chinos a Estados Unidos de manera clandestina.17 Cualquier chino que quisiera inmigrar a Estados Unidos y tuviera un pariente o amigo que estuviera dispuesto a pagar el costo de su pasaje de China como parte de un contrato para el enganche de obreros, se pondría en contacto con los representantes locales de las Seis Compañías, Éstas, a su vez, pasarían el nombre del individuo a uno de sus agentes en China, mientras que el amigo o pariente en Estados Unidos le notificaría para que se trasladara a la ciudad —por ejemplo, Shangai— donde se encontraba dicho agente. Las Seis Compañías también arreglaban el traslado de hombres jóvenes que quisieran trabajar para otros comerciantes chinos en Estados Unidos. En cualesquiera de los dos casos, los ilegales tendrían que pagar posteriormente a las compañías los gastos del Declaraciones de H. C. Adams, editor del periódico Globe, en Spokane, Wash., y otros, en "Chinese immigration op. ci(., pp. 1-252; "Alleged Illegal Entry into the United States of Chinese Persons". 55th Congress, Ist. Session, 1897. Documents 120 y 167 (Serial nums. 3562 y 3563), James D, Richardson (comp.), A Com-pilation of Messages andPapers of the Presidents, 1789-1902. Washington, D. C., Bureau of National Liten. ture and Art, 1907, v. 9, p. 197. "Compilation from the Bureau of Immigration of Facts Concerning the Enforcement of the Chinese Exclusion Laws, May 23,1906". 59th Congress, 1st. Session, 1905-1906. House of Representatives Report núm 847. (Serial núm. 4990) (hereinafter cited as "Compilation of Facts"), p. 11; Mary Roberts Coolidge, Chima Immigration. New York, Henry Holt and Company, 1909, p. 330. El Paso Herald Post, 26 de febrero de 1902; Nancy Farrar, "The History of the Chinese in El Paso, Texas', op. cit., p. 62. 46 TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS viaje, que generalmente resultaban cientos de dólares. Antes de emprender el viaje, al candidato se le enseñaban los rudimentos del idioma inglés y del estilo de vida en Estados Unidos. Junto con otros trabajadores contratados, sería llevado rumbo a San Francisco en un vapor chino, pero antes de atracar sería transferido a otra nave dirigida, con un permiso de tránsito, hada un puerto en la costa occidental de México, como Ensenada, Guaymas o Mazatlán. Al llegar a México, seria contactado por un agente de las Seis Compañías que pondría al individuo a trabajar en una lavandería o restaurante; de esta manera, se les ayudaría a aprender algo de inglés adicional o elementos del comercio o de la industria en que estaría trabajando. 18 Un segundo factor importante que facilitaba la entrada de indocumentados chinos a Estados Unidos desde México radicaba en la naturaleza de la frontera en sí misma, dado que era muy extensa —más de tres mil kilómetros— con pocos centros urbanos grandes y con inmumerables puntos aislados donde se podría cruzar la línea divisoria sin ser detectados por los agentes de inmigración u otros guardias fronterizos. La tarea de aprehender a contrabandistas e inmigrantes ilegales a lo largo de la frontera originalmente correspondía a los inspectores de aduanas montados, estableados en 1853 por la Secretaría del Tesoro. En un principio, el trabajo princi- pal de este grupo consistía en evitar la introducción clandestina de ganado a Estados Unidos, pero en 1891 fueron relevados de sus deberes respecto a la inmigración por inspectores especiales ubicados en determinados puntos de entrada. La ley del 14 de febrero de 1903 transfirió este cargo al comisionado general de inmigración de la Secretaría de Comercio y Trabajo, aunque el Servido de Aduanas continuó cooperando con el Servicio de Inmigración. En 1908, se creó una sección especial dentro del Servicio de Inmigración, denominada la División China, cuyos oficiales se llamaban "inspectores de chinos". Con el tiempo, las autoridades de inmigración lograron desarrollar un sistema bastante sofisticado y organizado para vigilar la frontera, con guardias ubicados en los puntos estratégicos a lo largo del río Bravo y en los caminos y ferrocarriles hacia el interior. No obstante, existían pocos hombres para patrullar adecuadamente una área tan extensa.19 Debido a que la mayoría de los inspectores de chinos y de otros tipos de personal de inmigración operaron en los puertos del Golfo de México, como Nueva Orleáns, Galveston, etc., o en los pueblos y ciudades en la región del valle del bajo río Bravo, el grueso de las operaciones de contrabando de chinos a través de la frontera se llevó a cabo a lo largo de la parte occidental de la línea fronteriza; es decir, 18 Charles Frederick Holder, "The Dragon in América: Being an Account of the Workings of the Chinese Six Companies in América and Its Population of the United States with Chinese", The Arena, v. 32, núm. 177 (agosto de 1904), pp. 115 y 119; James Bronson Reynolds, "Enforcement of the Chinese Exclusión Law", en Emory R. Johnson (ed.), Chinese and Japanese in America: The Annals of the American Academy of Po-litical and Social Science. Philadelphia, v. 34, núm. 2 (septiembre de 1909) (Reimpresión: San Francisco, Calif., R. and E. Research Associates, 1970), p. 149. 19 Clifford Alan Perkins, op. cit., p. 9;John Myers Myers, op. cit., pp. 15-16; U.S. Dept. of Justice. Immigration and Naturalizacion Service. M-157 (Rev. 1978)N. The Border Patrol: Its Origin and Mission, Washington, D.C., Government Printing Office, 1978, pp. 1-2. 47 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 desde El Paso y Ciudad Juárez hasta Tijuana, en la costa del Pacífico. 20 El cruce fronterizo entre Ciudad Juárez y El Paso constituyó el principal punto de entrada para los indocumentados chinos a raíz de que, a principios de la década de 1880, ambas ciudades se habían convertido en importantes centros ferroviarios. Muchos de los chinos que arribaron a los puertos de las costas del oeste de México fueron llevados en tren hasta Ciudad Juárez, donde empezaba el "ferrocarril subterráneo", un sistema organizado que llevaba a los indocumentados a las grandes urbes del interior de Estados Unidos, como Nueva York, Chicago y San Francisco. Las viviendas de los chinos en Ciudad Juárez a menudo estaban especialmente construidas con sótanos y cuartos de desván en los cuales los indocumentados podrían esconderse en espera de un momento oportuno para cruzarla frontera. Se organizaron escuelas para completar la enseñanza de inglés a los inmigrantes, para que una vez que entraran a Estados Unidos pareciera que habían estado viviendo ahí desde hacía algún tiempo.21 Fuentes de la época afirmaban que, en cualquier momento dado, había de 150 a 200 chinos que esperaban una oportunidad de entrar a El Paso. Según un cálculo, de 486 chinos que llegaron a Ciudad Juárez en el transcurso del año de 1905, 47 encontraron trabajo en la dudad y 100 partieron hada otras poblaciones fronterizas 20 21 22 mexicanas, lo cual indicaba que 319 habían entrado a Estados Unidos en la región de El Paso. Tales hechos produjeron un sentido de inquietud entre los angloestadunidenses de este pueblo, que tenían miedo de cualquier incremento en la población de su propio barrio chino, mientras que los periódicos no cesaron en incitar a las autoridades para que tomaran medidas más fuertes y eficaces para detener el flujo. La edición del periódico E Paso Herald del 11 de enero de 1904, por ejemplo, afirmaba que, "si la inmigración china a México continúa, será necesario instalar una valla de alambre de púas a lo largo de nuestro lado del río Bravo".22 Algunos de los indocumentados cruzaron la línea a plena luz del día, vestidos como mexicanos o fingiendo ser vendedores de verduras, puesto que en aquella época no existía la revisión de pasaportes ni de otros documentos de identificación en la frontera México-Estados Unidos. Para permanecer en El Paso, sin embargo, los chinos tuvieron que ocultarse para evitar los registros periódicos realizados por los inspectores de inmigración en el barrio chino con objeto de arrestar a todos los que aquellos llevaban certificados de registración. Los edificios del barrio chino, al igual que los de los comerciantes chinos del otro lado del río, estaban equipados con sótanos y desvanes para albergar a los indocumentados. En algunos casos, había suficiente espacio "Compilation of Facts", op. cit., pp. 11-13; Clifford Alan Perkins, op. cit., p. 9. The Lone Star, El Paso, Tex., 7 de febrero y 29 de agosto de 1885; El Paso Herald, 25 de julio de 1893, 15 de enero de 1895, 28 de agosto de 1899, 5 de octubre de 1900, 9 de mayo de 1901, 11 de agosto de 1904, 31 de junio, 16 de diciembre de 1905, 11 de mayo de 1906, 23 de mayo de 1907; E Paso Daily Herald, 1 de agosto de 1899; El Paso Herald Post, 22 de enero, 7 de febrero, 24 de julio de 1903, 8 de agosto de 1904, 9 de enero de 1907; Nancy Farrar, The Chinese in El Paso, op. cit., pp. 19-21; Clifford Alan Perkins, op. cit, pp. 21 y 4953. El Paso Herald Post, 11 de enero de 1904; El Paso Herald, 14 de junio de 1913; Nancy Parrar, The Chinen in El Paso, op. cit., p. 20. 48 TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS debajo de los pisos, para que en caso necesario los indocumentados pudieran tener refugio allí, acostados en un tipo de "ataúd viviente", con tubos colocados dentro de los muros para que pudieran respirar. Las casas del barrio entero estaban, a su vez, interconectadas por medio de pasajes subterráneos a través de los cuales los chinos podían entrar a una casa y salir por la puerta de otra ubicada o en la misma calle o en otra parte del distrito. Las autoridades de inmigración de la ciudad aseveraban que una porción de estos túneles, algunos de los cuales tenían paredes de hasta medio metro de grueso y techos reforzados con planchas de hierro, se extendía debajo del río Bravo hasta Ciudad Juárez, al otro lado. Se estimaba que hasta una tercera parte de los casi 700 chinos que vivían en El Paso, incluso algunos de los miembros más ricos e influyentes, estaban involucrados en el trabajo de esconder a los indocumentados y ayudarles a seguir su viaje en tren, que en aquel tiempo era el único medio práctico de transporte para llegar a las poblaciones distantes en el interior.23 Aquellos chinos que estaban provistos con los llamados chock chee, la pronunciación inglesa del término en chino que se refería a los certificados de residencia, que en muchos casos eran falsificados, podían viajar libremente en los vagones de pasajeros. En cuanto a los que no contaban con tal documento, a menudo los empleados de ferrocarril podrían ser sobornados para esconderlos en alguna otra parte del tren. Los chinos viajaron en cualquier espado imaginable: en furgones de carga sellados, debajo del ténder de la locomotora y los carros, dentro del espacio de arriba de la puerta de los vagones de pasajeros, en los refrigeradores y despensas de los coches comedores, y hasta en las pequeñas aberturas para la ventilación, que medían un poco más de un metro de largo, ubicadas en las extremidades de los carros de refrigeración. Algunos fingieron, postrados en camas y acompañados por enfermeras en camarotes privados alquilados para ellos por agentes de las Seis Compañías, estar convalecientes o padecer graves enfermedades. La inspección de los trenes era una tarea sumamente ardua para los agentes de inmigración, quienes trabajaban en tumos de entre doce y quince horas, siete días a la semana, revisando cuidadosamente dos o tres trenes de pasajeros y hasta trescientos furgones en un solo tumo. Les acompañaban un vigilante y un empleado de las oficinas del ferrocarril para abrir y cerrar las puertas de las furgones, anotando cuidadosamente el número de cada sello roto en el proceso y reemplazándolo con uno nuevo. Era un deber pesado, sucio y monótono, respaldado por un equipo de agentes especiales enviados desde Washington, D.C., para asegurar que ningún tren o vagón fuera pasado por alto.24 Con frecuencia, las salidas en tren de los indocumentados chinos de El Paso 23 El Paso Herald, 23 de enero de 1894; B Paso Herald Post, 17 de enero de 1907, 19 de enero de 1957; entrevista con Chester Chope, antiguo reportero y editor del periódico El Paso Times, 1917-1925, realizada por Wilma Cleveland, en la Biblioteca de la Universidad de Texas en El Paso, colección de historia oral, Ms. núm. 27; Nancy Farrar, The Chínese in El Paso, op. cit., pp. 19-22; Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 21 y 49-53. 24 El Paso Herald, 2 de junio de 1905, 8 de diciembre de 1906 y 10 de abril de 1909; "Compilation of Facts", op. cit., pp. 13-15; Marcus Braun, "How Can We Enforce Our Exclusion Laws?", en Emory R. Johnson, op. cit., pp. 16-19; John Myers, op. cit., p. 19. 49 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 tendieron a coincidir con la terminación de la temporada invernal de las carreras de caballos en Ciudad Juárez. Los dueños de caballos estadunidenses, especialmente los que habían perdido dinero, así como aquellos que estaban deseosos de recuperar parte de los gastos de enviar sus animales a Chicago, Nueva Orléans y otros destinos en el este de Estados Unidos, aceptarían las ofertas de contrabandistas de entre 300 y 500 dólares para esconder a unos cuantos chinos dentro de las casillas improvisadas abordo de los vagones de carga. Detrás de las casillas, a cada. extremidad de un vagón, los dueños construían cajas de madera, de poco más de un metro de altura y cubiertas con pacas de paja, arneses y otro equipo con objeto de no despertar sospechas. Para que los inspectores no los encontraran al momento de revisar los vagones en El Paso, los chinos, quienes viajaban dentro de estas denominadas "cajas de sudor", abordaban los trenes en Newman, una pequeña estación ubicada a unos treinta kilómetros al norte de la ciudad, donde se detenían para suministrar agua a las locomotoras. No obstante, con la ayuda de informantes así como visitas personales a los establos y oficinas del hipódromo en Ciudad Juárez con objeto de identificar aquellos dueños que habían perdido dinero o estaban sin recursos para pagar los gastos de flete de sus caballos, los inspectores siempre lograron realizar algunas aprehensiones an- 25 26 27 tes de que los trenes hubieran podido salir de Newman.25 Después de 1905, el Servicio de Inmigración estadunidense incrementó su vigilancia en la región de El Paso a tal grado que el número de cruces de chinos disminuyó progresivamente. El comercio del "contrabando" decreció todavía más en 1910 con el comienzo de la revolución y la interrupción de servido en los Ferrocarriles Central y Noroeste en Chihuahua.26 Con el virtual cierre de la región fronteriza de Ciudad Juárez-El Paso al trafico de contrabando de chinos, las operaciones de los contrabandistas se centraron crecientemente en las áreas despobladas del oeste mexicano y los estados fronterizos estadunidenses, donde la vigilancia en contra de actividades de esta índole era casi inexistente. Por ejemplo, en el caso de la aduana estadunidense ubicada en Tombstone, Arizona, había un solo hombre para vigilar un tramo de 128 kilómetros. Como otro ejemplo, existían únicamente dos inspectores chinos, un supervisor de aduanas (en Tijuana), y dos recaudadores de aduanas diputados para patrullar por toda la extensión de la frontera entre el estado de California y Baja California.27 Aquellos indocumentados chinos que estaban destinados a cruzar la sección de la frontera entre Yuma y El Paso generalmente serian enviados por agentes de las Seis Compañías desde Guaymas o Mazatlán hasta la frontera norte por tren. Charles L. Sonnichsen, Pass of the North: Four Centuries on the Río Grande. El Paso, Tex., Texas Western Press, University of Texas at El Paso, 1968-1980, v. 1, p. 340; Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 44-46. El Paso Herald Post, 28 de abril de 1911; James Bronson Reynolds, op. cit., p. 148; Nancy Farrar, The Chinese in El Paso, op. cit., pp. 19-22. Declaraciones de George Pattison, A.W. Marsh y John R. Berry, en "Chinese Immigration", pp, 409, 515 y 548; Mary Roberts Coolidge, op. cit., p. 330; James Bronson Reynolds, op. cit., p. 369; Florence C. y Robert H. Lister, "Chinese Sojourners in Territorial Prescott", en Journal of the Southwest, v. 31, núm. 1 (primavera de 1989), p. 79. 50 TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS Al bajarse en Nogales, Sonora, serian contactados por otros agentes que les conducirían en diligencia o carreta (posteriormente por camión u otra forma de transporte motorizado) hacia el sureste, a Cananea, y de ahí rumbo el norte por el río San Pedro a Tombstone, Arizona, o hasta donde comenzara la línea del ferrocarril, en Fairbank. Una ruta alternativa consistiría en dirigirse hacia el oeste a Altar y Sonoita, y de estos puntos hasta la estación de ferrocarril de Gila Bend, en Arizona, con el objetivo de eventualmente llegar a Phoenix, más al norte, o al pueblo de Wellton, en la ruta de Yuma a California.28 Los contrabandistas y sus agentes no acompañaban a los indocumentados en el acto de cruzar la línea fronteriza. Algunos guías mexicanos contratados conducían a los chinos hasta la línea, pero ellos mismos no cruzaban. Una vez que los indocumentados hubieran llegado al otro lado de la frontera, un contacto estadunidense les acompañaría a un pueblo cercano. Para evitar ser descubiertos, seguirían por una ruta predeterminada a través de las barrancas, zanjas de riego y áreas cubiertas por matorrales. A lo largo del lado estadunidense de la frontera, algunos senderos poco utilizados condudan a puntos de partida conocidos coloquialmente como "granjas chinas". En algunas de las poblaciones ubicadas a lo largo de 28 29 las rutas hada el interior de los estados fronterizos, por ejemplo los pueblos mineros de Tombstone y Globe, un chino residente o naturalizado podía o dar trabajo a los recien llegados o enviarlos a donde pudieran encontrar empleos, como en los restaurantes y las lavanderías de Tucson, trabajando como cocineros en los ranchos, o realizando, alrededor de las minas, tareas serviles (el lavado de ropa, limpieza de viviendas y baños, etc.) que los trabajadores más experimentados y especializados rehusaban hacer. Como en el caso de Ciudad Juárez y El Paso, varias de las viviendas de los residentes chinos de estos pueblos estaban equipadas con sótanos para esconder a los indocumentados; otros podían ser ocultados en cuevas cercanas o en los pozos y galerías de minas abandonadas.29 Más hada el oeste, aquellos chinos que desembarcaban en Ensenada, en el norte de Baja California, fueron introducidos a California o por una ruta terrestre a través de la frontera en las cercanías de Tijuana, Campo y otros lugares, o por la ruta marítima de la costa del Pacífico en las bodegas de las goletas, botes pescadores y otros navichuelos, desembarcados en una caleta cerca de San Diego. Con respecto a la ruta terrestre, a los guías estadunidenses, mexicanos y chinos que conducían a los indocumentados hada la línea fronteriza les fueron pagados entre Mensajes de H. H. Schell, inspector de chinos, al recaudador de aduanas en El Paso, Tex., 22 de marzo de 1890; Delos H. Smith, A. Willard y James Viosca, cónsules estadunidenses en Nogales y Guaymas, Son., y La Paz, B. C., a William F. Wharton, secretario asistente de Estado, Washington, D.C., 28 de enero, 21 de abril y 18 de mayo de 1890 respectivamente, en "Arrivals of Chinese". 51st. Congress, Ist. Session, 1889-1890. Documento del Senado Ejecutivo No. 97 (Serial núm. 2686), pte. 3, p. 2, pte. 5, pp. 1-2, pte. 8, p. 1, pte. 9, p. 2; Declaraciones de T. J. Phelps, George Pattison y John R. Berry, en "Chinese Immigratlon", op. cit., pp. 329, 407 y 545. Mary Kidder Rak, Border Patrol, Boston, Houghton Mifflin, 1938, pp. 1 y 25, John Myers Myers, op. cit., pp. 18-19; Cllfford Alan Perkins, op. cit., pp. 12-13 y 21-23, Lawrence Michael Fong, "Sojournes and Setlers, The Chinese Experience in Arizona", en TheJoumal of Arizona History, v. 21, núm. 3 (otoño de 1980), p. 231; Florence C. y Robert H. Lister, op. cit., p. 79. 51 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 cinco y veinticinco dólares por persona, precio que podría alcanzar la suma de cuarenta o cincuenta dólares en caso de que los contrabandistas lograran llevar su "mercancía" hasta el barrio chino de San Diego. Durante un tiempo, las autoridades de inmigración estadunidenses, con su limitada mano de obra disponible, encontraron difícil patrullar la extensa frontera entre Yuma y la costa, sobre todo por las numerosas barrancas y zanjas en el distrito de Tijuana que ocultaban los movimientos de los contrabandistas. Sin embargo, la agregación de personal adicional a las fuerzas de vigilancia, junto con una creciente cooperación con las autoridades gubernamentales de Baja California —particularmente el gobernador del Distrito Norte en Ensenada— obligó a los contrabandistas a depender principalmente de la ruta marítima para llevar a cabo sus operaciones. Este método de evasión se mostró eficaz hasta que el Servido de Inmigración, frustrado en sus intentos por aprehender a los contrabandistas una vez que los chinos habían sido desembarcados en la costa de California, puso en servicio 30 31 32 un número de guardacostas o botes de patrulla para interceptar las embarcaciones contrabandistas en las aguas abiertas de la bahía de San Diego.31 La sofisticada red de organización empleada por las Seis Compañías, así como la ingeniosa táctica empleada por los contrabandistas para burlar a las autoridades, frustraron a los inspectores de inmigración, quienes se vieron obligados a presentar ante las cortes evidencias directas e irrefutables de casos en que los indocumentados chinos habían sido introducidos a Estados Unidos desde un país extranjero. Aun así los inspectores de inmigración lograron realizar un buen número de aprehensiones, en gran parte debido a la cooperación proporcionada por el personal consular y las autoridades gubernamentales en los dos lados de la frontera, trabajadores ferroviarios, rancheros y miembros de ciertas tribus indias, como los pápagos del sur de Arizona (quienes detestaban a los chinos), que les informaron con respecto a los planes y operaciones de los contrabandistas. No todos los indocumentados lograron cruzar Telegramas de John R. Berry y T. G. Phelps, recaudadores de aduanas en San Diego y San Francisco, 7 y 12 de abril de 1890, respectivamente, e informes de Datus E. Coon, inspector de chinos, San Diego, 2, 7 y 9 de abril de 1890 y 25 de enero de 1892, al secretario del Tesoro, en "Arrivals of Chínese", op. cit., pte. 2, p. 1, pte. 4, p. 1, pte. 7, pp. 1-7, y 52nd. Congress, Ist. Session, 1891-1892. Documento misceláneo del Senado, núm. 67 (núm. de serial 2904), pp. 1-2; declaraciones de T. J. Phelps, George Pattison, F. B. Goodrich, A. W. Maree, Mate Sherman, John R. Berry, M. L. Ward, O. H. G. Forker, Thomas Smallcomb y George E. Gard, en "Chínese Immigration", op. cit., pp. 329, 406-407, 509-521, 541-548, 565-571, 579-584 y 590-594; San Francisco Chronicle, 7, 10 y 11 abril de 1890; San Diego Worla, 3 de mayo de 1890; entrevista con Henry H, Weddie, realizada por Edgar P. Hastings, antiguo inspector de inmigración, primera sesión, 25 de febrero de 1959, pp. 57 y 13, y tercera sesión, 30 de diciembre de 1959, pp. 3-4, en los archivos de la Sociedad Histórica de San Diego, Calif., Programa de Historia Oral. Telegrama de John R. Booth, recaudador de aduanas en San Diego, al secretario del Tesoro, Washington, D.C., 9 de abril de 1890, en "Arrivals of Chínese", op.cit., pte. 3, p. 1; declaraciones de W.R. GunnisyDatus E. Coon, en "Chínese Immigration", op. cit., pp. 563-565 y 576-579; "Compilation of Facts", op. cit., p. 11; SanFrancisco Chronicle, 10-11 de abril de 1890; San Diego Unión, 9 de diciembre de 1897; SanDiegoSun, 5 y 7 de enero y 24 de febrero de 1911; Charles Frederick Holder, The Channel Islands of'California: A Book fortheAngler, Sportsman, ana Tourist, Chicago, A. A. McCIurg and Company, 1910, pp. 356-357; entrevista con Henry H. Weddie, op.cit., primera sesión, 25 de febrero de 1959, pp. 8-9, y tercera sesión, 30 de diciembre de 1959, pp. 9-10; Sandy Lydon, Chínese Gola: The Chínese in the Monlerey Boy Región. Capitola, Calif., Capitola Book Company, 1985, pp. 41-42 y 140-142. Declaraciones de John R. Berry, M. L. Ward, Thomas Smallcomb y George E. Gard, en "Chínese Immigra- 52 TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS la frontera; varios fueron obligados a regresar y decidieron establecerse en los pueblos y ciudades del norte de México.33 No obstante, una vez que los indocumentados habían llegado a sus destinos respectivos y estaban entremezclados con el resto de los residentes de los barrios chinos las grandes ciudades de la Unión Americana, se mostró extremadamente difícil establecer su verdadera situación legal en el país y seguir con el procedimiento de deportación. Entretanto, durante todo el tiempo que los indocumentados pasaron en Estados Unidos, su proceso de "americanización" continuó. A fin de frustrar los intentos gubernamentales para descubrir su identidad, las Seis Compañías se aseguraron de que se les entrenara y vistiera adecuadamente; también hicieron que memorizaran descripciones detalladas de las casas o residencias donde supuestamente habían nacido, explicaciones de quiénes eran su padres y vecinos, la escuela en que habían realizado sus estudios (si es que supuestamente habían asistido a alguna), los nombres de sus maestros y de los niños con quienes habían jugado, etc. Puesto que el terremoto e incendio de San Francisco en 1906 habían destruido los registros oficiales de aquella dudad, la mayoría de los indocumentados chinos insistieron en que habían nacido ahí.35 En caso de que un indocumentado fuera arrestado y luego puesto en libertad bajo fianza hasta que pudiera ser juzgado, la compañía que había arreglado su entrada a Estados Unidos realizaría una petición ante la corte para que la sesión fuera postergada, mientras que al individuo en cuestión se le daban clases adicionales en el idioma, así como ropa más apropiada para la ocasión; entonces, ya para la fecha de la audiencia, el acusado quedaría bastante "americanizado". Las Seis Compañías también cobraban el costo de llevar hasta el lugar del juicio testigos de San Francisco, inclusive algunos angloestadunidenses, para atestiguar que el acusado era el hijo de tal y tal pareja, así como quiénes habían sido sus vecinos. Aquellos chinos a los que les fue demostrado ser indocumentados rara vez eran deportados a México, dado que, con el apoyo de los agentes de las Seis Compañías, intentarían entrar al país otra vez de manera casi inmediata. En cambio, por lo general, eran deportados en barco hasta China desde un tion", op. cit., pp. 546-547, 549, 571, 582-583 y 590; Lowell L. Blaisdell, "The Consul In a Crisis: Lower California", en Mid-America: An Historical Review, v. 37 (Nueva serie, v. 26), núm. 3 (julio de 1955), p. 135; Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 22-23. Es probable que las autoridades mexicanas hayan sido presionadas a cooperar hasta cierto punto. Por ejemplo, el señor Alfredo Sandoval, de la Intemational Fisheries Company, Los Angeles, en una carta a Eugenio H. Gayou, el vicegobernador de Sonora, del 19 de agosto de 1911, opinaba que las autoridades gubernamentales del Distrito Norte de Baja California ofrecieron utilizar el cañonero mexicano "Guerrero", anclado en Ensenada, para interceptar al contrabando de chinos por los botes pescadores que operaban desde bases en San Diego, no porque tenían la obligación de hacerlo, sino para no dar pretexto a Estados Unidos para invadir la península y anexarla con el pretexto de parar el tráfico de chinos. Alfredo Sandoval a Eugenio H. Gayou, 19 de agosto de 1911, en Archivo Histórico del Estado de Sonora, legajo núm. 2766, documento sin foliación. 33 Evelyn Hu-DeHart, "La comunidad china en el desarrollo de Sonora", en Cynthia Radding de Murrieta (coord.), Historia general de Sonora. Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, v. 4, p. 195. Alicia Gojman de Backal y Gloria Carreño Alvarado, "Minorías, Estado y movimientos nacionalistas de la clase media en México: ligas antichina y antijudía (siglo XX)", en Ricardo Torrealba, Migraciones internacionales en ¿as Américas. Caracas, Centro de Estudios de Pastoral y Asistencia Migratoria, 1987, p. 11. 34 "Regulatión of Coming of Chinese into the United States". 56th Congress, 2nd. Session, 1900-1901. House Report núm. 2503 (Serial núm. 4213). 35 Florence C. y Robert H. Lister, op. cit., pp. 79, 83 y 91. 53 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 puerto en California, como San Francisco.36 Cabe anotar que, en ocasiones, los chinos indocumentados fueron deportados por su propia voluntad. Hubo quienes, al extrañar su tierra natal y familias, se entregaron a las autoridades estadunidenses y así recibieron un viaje gratis de regreso. Otros chinos, por los mismos motivos, cruzaban la frontera a México y luego se dejaban arrestar al intentar entrar de nuevo ilegalmente.37 El contrabando de chinos fue interrumpido en 1916 debido al aumento de tensiones en la frontera entre Estados Unidos y México causado por las incursiones en el territorio de aquel país por grupos revolucionarios, así como por la Expedición Pershing, que fue enviada en persecución de Francisco Villa y sus seguidores. Otros factores que provocaron una disminución notable en el tráfico consistieron en la interrupción del servicio de naves de vapor hada el Oriente con el estallido de la Primera Guerra Mundial, la entrada de Estados Unidos al conflicto en abril de 1917 a raíz de la campaña submarina sin restricciones practicada por los alemanes en contra de las naves aliadas, y 36 37 38 39 54 la expulsión de México de muchos chinos residentes debido a los actos de violencia física infligidos en contra de miembros de este grupo étnico por soldados de las facciones rebeldes norteñas. En particular, una serie de leyes discriminatorias promulgadas por el gobierno estatal de Sonora durante el periodo de 1916 y 1931, que obligó a los habitantes chinos de aquel estado a emigrar hacia Estados Unidos, donde fueron internados y subsecuentemente deportados a China, privó a los contrabandistas de una base importante de apoyo.38 Al mismo tiempo, sin embargo, debido al hecho de que para 1917 el gobierno estadunidense había decretado leyes que prohibían la entrada a su país de inmigrantes de la mayor parte de Asia, a partir de esta fecha sus inspectores tuvieron que ejercer una vigilancia más estricta contra la introducción ilícita de individuos provenientes de otras regiones de este continente, como los japoneses e hindúes, que también intentaron entrar a Estados Unidos a través de la frontera con México.39 El contrabando de chinos se reanudó hasta cierto punto en la década de 1920, después de la terminación del periodo Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 12-13 y 21. El Paso Herald, 14 de junio de 1904, 17, 22 y 24 de agosto de 1905; Nancy Parrar, "The History of the Chinese in El Paso, Texas", op. cit., p. 62, Mary Kidder Rak, op. cit., pp. 119-142; John Myers Myers, op. cit., p. 52; Clifford Alan Perkins, op. cit., p. 49. En cuanto a la situación de la población china en México durante la década de la lucha armada de 1910-1920 y los años difíciles que siguieron, véase la carta de Roberto Chan y Hug al presidente Porfirio Díaz, 28 de abril de 1911, en Y por todos habló la revolución. México, Editorial Limusa, 1985, p. 50; Charles C. Cumberland, "The Sonora Chínese and the Mexican Revolution", en Hispanic American Historical Review, v. 40, núm. 2 (mayo de 1960), pp. 192-204, y Evelyn Hu-Dehart, "Immigrants to a Developing Society: The Chinese in Northern Mexico, 1875-1932", en The Journal of Arizona History, v. 21, núm. 3 (otoño de 1980), pp. 285-305. "Smuggling and Surreptitious Entry of Orientals", en California and the Oriental: Japanese, Chinese, and Hindus. Report of the State Board of California to Gov. Wm. D. Stephens, June 19,1920. Revised to January 1,1922, Sacramento, California State Printing Office, 1922 (reimpresión: San Francisco, R. & E. Research Associates, 1970), pp. 191-192; John Myers Myers, op. cit., pp. 23 y 40. De hecho, el contrabando de indocumentados japoneses ya había comenzado muchos años antes de esta fecha, incrementándose de manera notable a partir de 1910. San Diego Union, 8 de mayo de 1911; entrevista con Henry H. Weddle, op. cit., segunda sesión, 20 de agosto de 1959, pp. 4-5. TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS de lucha armada en México. Para aprovecharse de los avances tecnológicos de la época, los contrabandistas empezaron a utilizar aviones para llevar a la vez unos cuantos indocumentados a través de la frontera. Durante algún tiempo, las autoridades de inmigración se encontraron sin poder detener a los transgresores debido a que los aviones de los contrabandistas despegaban de escondites en la sierra mexicana y aterrizaban en pistas improvisadas por lugares aislados y de difícil acceso. Con el tiempo, sin embargo, los inspectores lograron localizar la mayoría de estas pistas secretas y gradualmente ganaron la guerra contra los contrabandistas en este frente.40 Sea como fuere, la promulgación de la Ley de Cuotas de 1921, que restringía el número de inmigrantes de cada país y región a cifras predeterminadas por el gobierno, provocó un incremento en los indocumentados europeos que intentaban entrar a Estados Unidos por la ruta sureña, y las dificultades experimentadas al intentar detener este nuevo flujo de inmigrantes ilegales eventualmente llegó a desplazar el contrabando de chinos como problema principal con el cual el Servido de Inmigración fronterizo había tenido que enfrentarse durante tantos años. Después de 1924, el número de inmigrantes europeos que entraban a Estados Unidos ilícitamente decreció sustancialmente, mientras que el número y proporción de mexicanos referente al volumen total de inmigrantes se aumentó. Sin embargo, para esta fecha (1924) el Congreso estadunidense, con una 40 41 42 apropiación de alrededor de un millón de dólares, había establecido la Patrulla Fronteriza para tratar el problema de los indocumentados mexicanos.41 Aunque es difícil calcular el número preciso de chinos que entraron ilegalmente a Estados Unidos durante el periodo estudiado, es evidente que algunas decenas de miles lo hicieron, y que muchos de ellos utilizaron la ruta sureña vía México. Una investigación realizada hada finales de la década de 1920 aseveraba que, desde un punto de vista estadístico, 7 167 chinos fueron introducidos al país durante el periodo de 1910-1920, cuando el negocio estaba en decadencia. C. Luther Fry, el autor de la investigación, llegó a esta conclusión después de sumar a la cifra de residentes de origen asiático reportados en el censo de 1910 el número de aquellos que entraron al país legalmente entre 1910 y 1920, junto con aquellos que pudieron haber nacido en el país durante este periodo; procedió a restar de esta cifra el número, de individuos del grupo que habían muerto o emigrado de Estados Unidos y luego comparó el resultado con la información proporcionada por el censo de 1920. Fry también postuló que, debido a una apreciación demasiado baja en la cifra de muertes y una exageración respecto a la incidencia de nacimientos, el número de inmigrantes ilegales "orientales", es decir, chinos y japoneses, posiblemente haya oscilado entre 16 500 y 50 000, con la cifra verdadera de aproximadamente 27 000.42 San Francisco Chronicle, 2 de mayo de 1927, John Myers Myers, op. cit., pp. 43-44; H. Mark Lai, op. cit., p.95. Julián Zamora, The Wetback Sory. Notre Dame, III., University of Notre Dame, 1971, pp. 35-38; John Myers, op. cit, PP. 30-31. C. Luther Fry, "Illegal Entry of Orientals into the United States between 1910 and 1920", en Journal of the American Statistical Association, v. 23, New Series, núm. 162 (junio de 1928), pp. 173-174 y 176-177. Véase 55 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 De cualquier forma, el contrabando de inmigrantes chinos no pudo contrarrestar el golpe decisivo al crecimiento de la población de este grupo étnico y racial que las Leyes de Exclusión habían causado.43 La legislación discriminatoria prohibió la entrada a Estados Unidos de un gran número de inmigrantes asiáticos que de otro modo hubieran emigrado a esta nación y disuadió a muchos otros de radicarse ahí permanentemente. Por añadidura, varios chinos en Estados Unidos partieron durante la Gran Depresión de 1929-1939, en parte por causa de la falta de oportunidad para encontrar trabajos, pero también debido a que, como en el caso de los mexicanos, había que "sacrificarles" de esta manera con el supuesto propósito de dejar más empleos para la población blanca o de ascendencia anglo-europea. Desde 1908, el año en que se comenzó oficialmente el registro de las cifras de inmigración, hasta 1943, hubo, en verdad, una disminución neta de 38 091 inmigrantes chinos a Estados Unidos.44 Únicamente en las décadas más récientes, ha habido incrementos significativos en la población de este grupo de inmigrantes. Aunque el contrabando de chinos no tuvo ningún efecto sustancial en ayudar a detener o desacelerar el descenso en la población de este grupo étnico en Estados Unidos, se puede admirar el grado de resistencia y dedicación a sus metas mostrado por estos inmigrantes, quienes, en un intento por mejorar su condición o nivel de vida, estaban dispuestos a sufrir las incomodidades del largo viaje por el océano hacia una tierra completamente desconocida para ellos. Tan pronto como habían llegado al otro lado del océano y más o menos estaban acostumbrándose al nuevo ambiente, fueron colocados a bordo de un medio de transporte que probablemente jamás hubieran visto en sus vidas y que los llevó al norte a través de una región que era en gran parte inhóspita y despoblada, eventualmente dejándoles en una pequeña población de adobe donde el clima era extremadamente caluroso y seco. De ahí emprendieron un arduo viaje en diligencia o a pie a través de desiertos, ríos y sierras montañosas. Durante todo este largo tiempo luchaban por aprender un nuevo idioma y oficio, así como por adaptarse a costumbres y un estilo de vida sumamente diferentes a los que estaban acostumbrados en su país natal. Nadie los quería y pocas personas intentaron ayudarles en términos de oferta de alimentos y alojamiento, puesto que no querían que se les metiera en problemas. Tampoco experimentaron un sentido de seguridad al llegar a su destino final, dado que tanto ellos y sus protectores (las personas que habían contratado sus servicios, así como los agentes de las Seis Compañías) tenían que estar siempre alertas de los constantes esfuerzos de las autoridades gubernamentales para aprehenderlos y deportarlos del país. Pocos de estos inmigrantes llegaron a pensar en Estados Unidos como su tierra de adopción; muchos regresaron a China, sea por su propia voluntad o a través de la también la declaración de A.W. Marsh, en "Chínese Immigration", op. cit., p. 518. Esto fue particularmente evidente durante los años que siguieron a la primera promulgación de la ley de 1882. El número de chinos que entró a Estados Unidos disminuyó de 40 000 en 1881, un año previo a la promulgación de la primera ley de exclusión, a sólo 10 en 1887. Betty Lee Sung, The Chinese in América. New York, Macmillan, 1972, p. 26. 44 Shien-woo Kung, op. cit., pp. 92-102. 43 56 TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS expulsión. No obstante, algunos se quedaron para formar, junto con los otros chinos que ya eran ciudadanos estadunidenses naturalizados, el núcleo de lo que eventualmente se convertiría en un grupo minoritario de proporciones significativas y que, al considerar a los inmigrantes de origen asiático en su totalidad, crece a un ritmo mayor que cualquier otro.45 Sin embargo, a diferencia de sus antepasados, quienes tenían que vivir en un mundo aparte debido al desprecio y los miedos de los angloestadunidenses, esta nueva ola de inmigrantes ha hecho logros impresionantes en términos de su integración y aceptación por el resto de los habitantes, lo cual constituye un proceso que, con el tiempo, se espera que llegará a ser realizado en todo el sentido de la palabra. 45 Felicity Barringer, "¿Quiénes serán los nuevos estadunidenses en los próximos años?", en California Weekly, 11-17 de junio de 1992, p. 4. 57 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Las luchas políticas en Baja California durante la Revolución, 1910-1920 Marco Antonio Samaniego López* RESUMEN Es frecuente que al hablar acerca de la Revolución Mexicana en Baja California la atención se centre en los acontecimientos de 1911, cuando un grupo organizado por el Partido Liberal Mexicano incursionó en el entonces Distrito Norte y los habitantes de la región, unidos a las fuerzas federales, se opusieron a ello por considerar que se trataba de una invasión filibustera. En el presente trabajo se aborda fundamentalmente la vida política de los habitantes del distrito, vinculándola a los principales acontecimientos a nivel nacional; se demuestra cómo los cambios ocurridos fueron en función del movimiento armado y se analiza de qué forma los comerciantes ensenadenses aprovecharon la coyuntura del maderismo para solicitar gobiernos civiles y una mayor autonomía municipal; posteriormente se menciona cómo aceptaron a los jefes políticos nombrados por Victoriano Huerta. También, se hace referencia a la necesidad de profundizar en el estudio de la forma en que el movimiento magonista en Baja California ha sido tratado, aunque no se profundiza en ello por razones de espacio. ABSTRACT It is common when speaking of the Mexican Revolution in Baja California to focus on the events of 1911, when a group organized by the Liberal Mexican Party conducted forays into what was then the Northem District; the region's inhabitants, allied with the federal powers, rose up in oppossition to •what they viewed as an invasion of freebooters. This anide recounts the political life of the district s residents and relates it to key events occurring at the national level. It demonstrates how the changes that took place were a fünction of the armed uprising and analyzes how Ensenada's merchants took advantage of the Madero juncture to promote civil administrations and broader municipal autonomy. It then discusses how the populace accepted the political chiefs appointed by Victoriano Huerta. The article also draws attention to the need for more extensive studies of how the Magonista movement in Baja California has been presented historically, although the breadth of this topic prevents its treatment in this limited space. *Marco Antonio Samaniego López. Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California. Se le puede enviar correspondencia a: Calzada Tecnológico s/n, ex-ejido Tampico, Mesa de Otay, C.P. 22390, Tijuana, Baja California, México, Tel.: 82-10-33, ext. 5722. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Introducción Tradicionalmente, se ha señalado que en Baja California la Revolución Mexicana no tuvo repercusiones significativas. En la historiografía existente se destacan, principalmente, los acontecimientos de 1911, cuando un contingente armado, dirigido desde Los Angeles, California, por Ricardo Flores Magón, incursionó en el entonces Distrito Norte de la Baja California. El hecho ha despertado gran polémica en diversas ocasiones, debido a que, en su mayoría, los habitantes del distrito se opusieron a las fuerzas magonistas, ya que en ese momento se consideró como filibusteros a los grupos armados que llegaron. Los habitantes de la región se consideraron defensores de la integridad nacional, hecho refutado por quienes señalan que Ricardo Flores Magón es un héroe nacional dado el carácter que se le ha otorgado como precursor de la Revolución Mexicana. Lo anterior ha generado una bibliografía relativamente amplia. Algunos autores señalan que los bajacalifomianos de la época efectivamente defendieron el territorio nacional de una intervención apoyada por intereses norteamericanos, con la intención de apoderarse de Baja California. Otros, al contrario, dicen que los habitantes del distrito eran reaccionarios y porfiristas, resaltan la figura de Ricardo Flores Magón y aseguran que su movimiento no fue de carácter filibustero.1 Esta polémica se ha sostenido durante muchos años, y en gran medida quienes han participado en ella para acusar a Flores Magón fueron los propios actores de los 1 60 acontecimientos o sus descendientes, como sucede en la actualidad. Debido al interés existente acerca de la campaña magonista, se ha centrado la atención en tal acontecimiento y se han dejado a un lado los procesos anteriores y posteriores que vivieron los habitantes del distrito; de hecho, los sucesos políticos de la década son aún poco conocidos. Por lo anterior, y con la intención de presentar otra perspectiva de los efectos de la Revolución Mexicana en Baja California, el objetivo principal de este trabajo es dar a conocer cuáles fueron los acontecimientos políticos locales y cómo se vieron afectados por el movimiento armado. En gran medida, nuestra atención se centra en los comerciantes de la población de Ensenada, capital del distrito hasta 1914, quienes fueron los principales actores sociales en esta dinámica. Presentamos los hechos cronológicamente para que sea más fácil entender la secuencia, ya que hasta el momento gran parte de los acontecimientos aquí narrados no se encuentran en publicación alguna. Los aspectos económicos los trataremos en forma secundaria, con la única intención de contextualizar la época, por lo que no ahondaremos en ellos en esta ocasión. La documentación utilizada básicamente pertenece al Archivo General de la Nación, de los fondos de "Gobernación" y "Periodo Revolucionario". Dichos materiales se encuentran fotocopiados y catalogados en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California, lugar donde se realizó la consulta. También resultó valiosa la documentación del archivo personal de David David Piñera Ramírez, "Reseña historiográfica de los acontecimientos de 1911", en Panorama histórico de Baja California. Centro de Investigaciones Históricas UNAM-UABC, 1983, pp. 377-384. SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA Zarate Zazueta,2 donde se conservan varias publicaciones del periódico El Demócrata del Norte, dirigido por miembros del Club Democrático Ensenadense. Con la intención de ofrecer un panorama general de la situación imperante al inicio de la década, haré una breve descripción del ámbito político y económico en la etapa inmediata anterior. El Porfiriato Baja California inició su incorporación al desarrollo de capitalismo a fines del siglo XIX. En el área circundante a lo que actualmente corresponde a Ensenada, el descubrimiento de vetas de oro propició el surgimiento de algunas poblaciones mineras, como Real del Castillo, en la década de 1870, y El Álamo, en la de 1890. 3 La política nacional de colonización influyó también significativamente para impulsar la región. En Ensenada una empresa norteamericana y posteriormente una de origen inglés, jugaron un papel determinante.4 Al comenzar el siglo XX, Guillermo Andrade, propietario de enormes extensiones de terreno en la región deltaica del río Colorado, vendió a empresarios norteamericanos más de 300 000 hectáreas. Dicha zona comenzaría a cobrar relevancia con la inversión de capital extranjero en obras de irrigación, pero fue hasta la segunda década del siglo cuando dio 2 3 4 5 6 resultados satisfactorios. Aun así, se comenzó a formar el pequeño poblado de Mexicali en la frontera con Estados Unidos. A principios de siglo, Tijuana era un pequeño caserío en el que destacaban la aduana y algunos comercios que vendían curiosidades a los escasos turistas norteamericanos que llegaban al área. En Tecate, la población de la colonia allí existente se encontraba dispersa en pequeñas rancherías, caracterizadas aún por una baja producción agrícola y ganadera. Las autoridades del distrito estaban representadas por el jefe político y militar y por el ayuntamiento de Ensenada, único existente en la época. Los jefes políticos eran una extensión del gobierno federal y, por las características del distrito, ejercían el poder militar. Las atribuciones legales de su cargo eran básicamente informar a la Secretaría de Gobernación acerca de las condiciones del distrito y mantener la tranquilidad pública, aunque su presencia se hada notar debido a que era el representante del poder federal y no existía la figura de un gobernador, como en el caso de las entidades federativas. Así, las labores de mediación y conciliación entre el ejecutivo federal, el poder estatal y los municipios, que realizaban los jefes políticos en los estados del interior del país, no se efectuaban en Baja California. El jefe El archivo personal de David Zarate Zazueta se encuentra bajo custodia de su nieto David Zarate Loperena, en Ensenada, Baja California. En adelante citaremos APDZZ. Donald Meadows, "Real del Castillo", en Panorama histórico... op. cit., pp. 209-214; Jorge Martínez Zepeda, "El poblado minero El Álamo", ibid., pp. 242-246. David Piñera Ramírez, Los orígenes de Ensenada y la política de colonización. Tijuana, UABC-Gobierno del Estado de Baja California-Grupo Cultural Septentrión, 1991, 112 pp.. Para detalles de la figura del jefe político véase J. Lloyd Mecham, "El jefe político en México", en Secuencia. Revista americana de ciencias sociales, núm. 4, enero-abril de 1986, pp. 143-156. Paul J. Vanderwood, "Explicando la Revolución Mexicana", ídem, enero-abril de 1988, núm. 13, pp. 5-22. En el texto, el autor señala el resultado de sus investigaciones acerca del jefe político en Chihuahua; Francisco Xavier Guerra, México: del antiguo régimen a la Revolución. México, Fondo de Cultura Económica, 1988, tomo I, pp. 122-125. 61 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 político no cobraba ningún impuesto y todos sus gastos los cubrían las aduanas de Mexicali, Tijuana y Ensenada.7 Sus intervenciones en todos los aspectos, como la educación, debían ser aprobados por la Secretaría de Gobernación. El otro poder local era el ayuntamiento de Ensenada, formado esencialmente por los comerciantes del poblado. El cabildo ensenadense intervenía en los asuntos referentes a los servidos en general; las obras públicas eran su principal objetivo. Cobraban los diversos impuestos que por ley les correspondían y gozaban de notable presencia. La población civil del puerto intervenía asiduamente en las elecciones, que se realizaban cada año. De acuerdo a lo asentado en el periódico El Demócrata del Norte, publicado en 1911, Agustín Sanginés, jefe político desde 1894 hasta 1902, mantuvo una actitud de respeto para con el cuerpo edilicio y no intervenía en las elecciones, cuando menos de forma notoria. Sin embargo, Celso Vega, jefe político desde 1903 hasta 1911, sí intervino en la elección del presidente municipal y los regidores. No se ha localizado hasta el momento documentación que permita identificar si a fines del siglo pasado hubo bandos o grupos definidos, pero en lo que respecta a los últimos años del Porfiriato sí es posible señalar su existencia. Los dos 7 8 9 comerciantes mexicanos de mayor importancia local encabezaban los bandos en conflicto. Eulogio Romero y Manuel Labastida figuran como los líderes de grupos políticos antagónicos, aunque no es factible asegurar el momento en que se presentó la ruptura. Eulogio Romero fue presidente municipal desde 1903 hasta 1906 y Manuel Labastida, con apoyo de Celso Vega, durante los años de 1907,1908, 1909,1910, y fue reelecto en 1911, aunque no terminó su último periodo, por razones que veremos más adelante.8 Es decir, Celso Vega se unió a un grupo que le resultó afín, pero con ello dejó fuera de participación a los seguidores de Eulogio Romero. Lo anterior propició que el grupo marginado buscara la forma de cambiar la situación y promoviera que los militares no tuvieran injerencia en la actividad política y no intervinieran en el ayuntamiento. Por ejemplo, se opusieron a que el teatro "Centenario", construido con fondos municipales, llevara inicialmente el nombre de "Celso Vega", además de mostrar su oposición a que los empleados federales, incondicionales del jefe político, se enriquecieran a costa de los impuestos y repartieran los cargos entre los familiares.9 A partir de 1907, por orden de Porfirio Díaz, se otorgó a los jefes políticos amplias facultades para aprobar la instalación de centros de diversión. Las cantinas y los juegos de azar en Mexicali y Tijuana Archivo General de la Nación, "Gobernación", vol. s/n, sección 3a. 854-904(2); en Instituto de Investigaciones Históricas, 1905.1, caja 37. Presupuesto de egresos del Distrito Norte de la Baja California para 1905; vol. 145, sección 3a. 1905 (13), exp. 9, en IIH, 1905.26, caja 37. Pagos mensuales por concepto de telégrafo y teléfono realizados por la Aduana Marítima en favor del jefe político. Este tipo de documentación es abundante en la década de 1900 a 1910 y se envía a la Secretaría de Gobernación. En adelante citaremos AGN e IIH. AGN, "Periodo Revolucionario", caja 95, exp. 32; en IIH, caja 5, exp. 1913.8. Expediente relativo a las denuncias del Club Demócrata Ensenadense en contra del jefe político Carlos R. Ptanick, noviembre de 1912enero de 1913. Se incluyen varios ejemplares del periódico El Demócrata deI Norte y se señala a los presidentes municipales de antes de 1910. Ibid. El Demócrata del Norte, noviembre de 1912. 62 SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA comenzaban a ser importantes debido al interés de inversionistas norteamericanos, ya que en el estado de California se comenzaba a poner en vigencia una serie de restricciones para la realización de dichas actividades. La orden de Porfirio Díaz fue motivo de protestas del grupo antagónico a Manuel Labastida y Celso Vega, ya que se pasaba por sobre una de las facultades del ayuntamiento. Estas disputas fueron importantes durante la década de 1910 a 1920. En otro orden de cosas, es importante mencionar que los habitantes de Baja California en general, tenían conocimiento del interés de algunos extranjeros de apoderarse de la península. Incluso, la propia Compañía Inglesa, propietaria de enormes extensiones de tierra, fue acusada de organizar movimientos filibusteros en San Diego, California, Estados Unidos, para anexar Baja California a dicho país y que sus terrenos adquirieran valor.10 De hecho, durante las dos últimas décadas del siglo XIX y la primera del xx, se dieron numerosos incidentes diplomáticos en los que el punto central fueron probables movimientos filibusteros organizados en Estados Unidos.11 De igual forma, el interés por Bahía Magdalena en Baja California Sur, entre Japón, Estados Unidos y México, fue otro motivo de atención constante. Es decir, para los bajacalifomianos de los primeros años del siglo, el temor de una invasión filibustera no era una posi- bilidad remota, sobre todo si consideramos lo sucedido en 1854 con William Walker y, en el vecino estado de Sonora, con Rousset de Boulbon y Henry Craab. En el aspecto económico, debemos resaltar que la depresión de 1907 afectó a la minería, aunque también influyó significativamente que las vetas dejaran de ser productivas;12 de hecho, la minería no volvió a ocupar un lugar importante los siguientes años. Destacamos lo anterior por tratarse de una actividad que aglutinó un número significativo de mano de obra, que podría haberse integrado a la campaña magonista, pero todo indica que los desempleados emigraron hada Estados Unidos; incluso, algunos residentes del área acostumbraban ir a California a trabajar temporalmente. Así, para 1910, el Distrito Norte de la Baja California, con una población de alrededor de 10 000 habitantes, se encontraba en un momento de contracción económica, pero no se causaron problemas sociales internos debido a que era relativamente fácil trasladarse a Estados Unidos a conseguir empleo. La mayoría de los habitantes se dedicaba a la agricultura y a la ganadería en baja escala, y no existían contingentes de asalariados que mantuvieran relaciones conflictivas con el capital. La documentación localizada hasta el momento sólo registra la inconformidad de algunos campesinos del Valle de Mexicali, en la Colonia Castro,13 y de los 10 Ángela Moyano Pahissa, "La Compañía Inglesa", en Panorama histórico, op. cit., p. 229. 11 Miguel León-Portilla y José María Muriá, Documentos para el estudio de California en eI sigloXIX, México, Futura Editores, 1992, tomos II y III. En dichos libros se publica numerosa documentación diplomática al respecto. 12 Jorge Martínez Zepeda, art. cit., en Panorama histórico, op. cit., p. 245. Señala el autor "...para 1900 el censo registró una población de 7 538 habitantes, de los cuales la población económicamente activa fue de 41.03% correspondiendo a la minería un 5.3%, representada por 382 mineros en todo el Distrito Norte (El Álamo tenía 496 habitantes). Ya en el censo de 1910 se nota una disminución en las actividades mineras, pues su número fue tan sólo de 225 personas, representando un 2.31% del total de habitantes..." 13 AGN, Departamento del Trabajo, vol. 992, exp. 11/3; en IIH, caja 2, exp. 28. Informe de Cayetano Pérez 63 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 indígenas cucapah, quienes al parecer estaban descontentos con la Colorado River Land, pero esto ha sido poco investigado hasta la fecha. Respecto a la situación política, un sector de los comerciantes ensenadenses buscaba que los militares no intervinieran en los asuntos civiles y deseaban que un habitante de la región estuviera al frente del distrito. La incursión magonista (enero-junio de 1911) En este trabajo no es nuestra intención ahondar en todos los aspectos de la incursión magonista. Sólo pretendemos destacar los hechos más trascendentes. Es importante señalar que los preparativos de la revuelta fueron conocidos con anterioridad, pero el subprefecto político de Mexicali hizo caso omiso de ello.14 El 29 de enero de 1911, los magonistas, integrados por un alto número de extranjeros, tomaron Mexicali. Los pobladores del lugar se refugiaron en Calexico, California, donde vivieron los siguientes meses en precarias condiciones. A la par de ello, se integraron dos agrupaciones que se declararon como ayuntamientos de Mexicali, uno en apoyo de Porfirio Díaz y el otro a Francisco I. Madero.15 En Ensenada, capital del distrito, se utilizó de inmediato el término filibustero para designar a los magonistas. En los poblados hacia el sur del puerto hubo una 14 15 16 17 64 reacción de defensa, lo mismo que en las rancherías existentes entre Tijuana y Ensenada; consideraron que la invasión filibustera anunciada desde años atrás, se comenzaba a realizar y los bajacalifornianos de la época se organizaron para la defensa. Don Antonio Edmundo Banuet, testigo de la época, señaló: "aquí el concepto era que era un filibustero [Flores Magón]. Venían americanos y negros. Se decía que pretendían formar una república independiente".16 Esta opinión, en obras y testimonios posteriores, es la más frecuente entre los residentes de esos años. En algunos artículos se considera que la obra de Rómulo Velasco Ceballos, ¿Se apoderará Estados Unidos de América de Baja California?, publicada en 1919, por encargo de Esteban Cantú, es la culpable de la confusión. Sin embargo, independientemente del libro, los testimonios recogidos en distintas épocas coinciden en señalar que el hecho fue considerado como un atentado contra la integridad nacional. Cabe destacar que los miembros del movimiento armado poco hicieron en esos momentos para desmentir dicha versión. Celso Vega fue derrotado por los magonistas en el primer encuentro que sostuvieron. Con ello, un número significativo de norteamericanos se mostraron interesados en comprar terrenos en Baja California, lo que aumentó la idea de que se trataba de una invasión filibustera apoyada por capital extranjero.17 En En- Ruiz, Inspector Federal del Trabajo al jefe del Departamento del Trabajo, Reynaldo Cervantes Torres, 19 de junio de 1926. Carlos Franco Pedroza, "Los sucesos de 1911", en Mexicali. Una historia. Mexicali, Instituto de Investigaciones Históricas UABC, 1991, p. 223. Ibid., pp. 225-226. Archivo personal de Hesiquio Treviño. Entrevista realizada por Hesiquio Treviño a Antonio Edmundo Banuet, jueves 4 y viernes 5 de agosto de 1977. Ensenada, Baja California. En adelante se cita APHT. Lowell Blaisdell, La revolución magonista en el Distrito Norte de la Baja California, traducción del Instituto SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA senada, cabecera política del distrito y objetivo de los magonistas, se establecieron tumos de vigilancia día y noche; se armó a un sector de la población, en especial a los empleados de gobierno; numerosos residentes de distintas zonas se enlistaron en el cuerpo de auxiliares; se estableció un sistema de abastecimiento que incluyó a mujeres y niños para que llevaran mensajes a diferentes partes alrededor del poblado. Por la noche, varias familias se iban a dormir al barco "Guerrero". De los Estados Unidos llegaron en embarcaciones partidas de voluntarios mexicanos para colaborar en la defensa.18 En esa coyuntura, los comerciantes ensenadenses del grupo de Eulogio Romero exigieron a Celso Vega que hubiera mayor injerencia de su parte; asimismo, aprovecharon la oportunidad para insistir que se eliminara la figura del jefe político como autoridad, se diera mayor autonomía al ayuntamiento y hubiera elecciones libres. David Zarate Zazueta, empleado de Eulogio Romero, se destacó al encabezar dichas peticiones; en adelante, se convirtió en la figura central de este grupo. Vega, herido en combate, solicitó ayuda militar de Porfirio Díaz y posteriormente de Francisco León de la Barra y Madero para derrotar a los magonistas. 18 19 20 21 Por su parte, los seguidores de Flores Magón vivieron una severa desorganización interna, que condujo al desprestigio paulatino de su movimiento. De hecho, Ricardo Flores Magón, quien nunca estuvo en Baja California y trataba de dirigir las acciones desde Los Angeles, California, perdió el control del contingente armado en detrimento de la causa que defendían. Lowell Blasdell, en su obra The Desert Revolution, enfatiza en estos aspectos, lo mismo que otros autores, por lo que ahondaremos en ello.19 Lo importante es remarcar que la imagen de filibusteros permaneció en los pobladores baja-californianos y que los desmanes cometidos por el contingente armado en algunos poblados, como San Vicente o El Álamo, propiciaron que se les tuviera resentimiento. La entrada en escena del cómico Dick Ferris en Tijuana y su relación con empresarios norteamericanos, terminó por convertir al movimiento en un mar de confusiones.20 De hecho, en Mexicali, los magonistas se acogieron a los tratados de Ciudad Juárez, aunque en Tijuana se debió recurrir al combate con la ayuda de tropas federales enviadas por Francisco I. Madero. El 22 de junio de 1911 los magonistas salieron del distrito, rumbo a Estados Unidos, donde algunos de ellos fueron sometidos a juicio por de Investigaciones Históricas del Estado de Baja California, diez tomos, Mexicali, 1988. La obra en inglés se llama The Desert Revolution, tomo IV, pp. 109-114. El autor se cuestiona la intención de dicho interés al señalar: "¿acaso buscaban al dar dinero a los liberales e infiltrar sus filas con aventureros transformados en una fuerza filibustera, adquirir la península? O, por el contrario, temerosos de las ideas radicales de los magonistas respecto a la tenencia de la tierra, ¿tuvieron éxito al arruinarlos con la etiqueta de filibusteros y tratar de obtener Baja California para los Estados Unidos por otros medios?" Ibid., tomo VIl, pp. 39-40. Carlos Franco Pedroza, qp. cit., pp. 203-253. Al respecto, véase Salvador Hernández Padilla, El magonismo. Historia de una pasión libertaria. México, Era, 1984, pp. 136-165, Roselia Bonifaz de Hernández, "Los sucesos de 1911", en Historia de Tijuana. UABCGobierno del Estado de Baja Califomia-XII Ayuntamiento de Tijuana, tomo I, 1989, pp. 81-82. Francisco I. Madero envió una comisión de paz a dialogar con Ricardo Flores Magón, integrada por sus excompañeros Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, José Ma. Leyva, Jesús González Monroy y su hermano Jesús Flores Magón. 65 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 las autoridades norteamericanas, lo mismo que Ricardo Flores Magón. El maderismo, los enfrentamientos entre los jefes políticos y el ayuntamiento de Ensenada (julio de 1911-febrero de 1913) El jefe de la columna militar enviada por Madero, Manuel Gordillo Escudero, sustituyó a Celso Vega en el cargo, debido a que a éste se le mandó llamar para que informara sobre la incursión magonista. No es posible identificar hasta el momento por qué Manuel Labastida, presidente municipal, renunció al cargo a mediados de 1911. El grupo contrario publicó en su periódico El Demócrata del Norte que Labastida había huido de Ensenada durante la campaña magonista por temor a los enfrentamientos. Se debe tomar en cuenta que a falta del jefe político, el presidente municipal ocupaba el puesto y al parecer mientras Vega estuvo herido, Labastida no cumplió debidamente con sus obligaciones. Sin embargo, por tratarse de sus opositores políticos, la información debe ser tomada con cautela. Lo cierto es que Labastida fue presionado para que dejara el cargo junto con dos regidores más. Los dirigentes del Club Democrático Ensenadense, Eulogio Romero, David Zarate, Juan B. Uribe y algunos otros, que habían denunciado repetidamente a Celso Vega y a Manuel Labastida ante Francisco I. Madero, promovieron la idea de que un residente del distrito debía estar al frente del gobierno. El candidato era el propio Eulogio Romero.22 Gordillo Escudero se sintió hostigado por los miembros del Club Democrático e intentó disminuir su presencia en diversas formas. Convocó a elecciones para que se decidiera quiénes serían los sustitutos de Manuel Labastida y los otros dos regidores, pero el día de la votación se presentaron pocos ciudadanos, ya que el Club Democrático pedía la sustitución de todo el cabildo. Ante las autoridades centrales y en el periódico El Demócrata del Norte insistieron que deseaban "la separación del poder civil y militar. El funcionamiento autónomo e independiente del ayuntamiento. La independencia absoluta del poder judicial...".23 Lograron que Gordillo Escudero convocara a nuevas elecciones para remover todo el ayuntamiento. Los candidatos a la primera regiduría, y por tanto a presidente municipal, fueron David Zárate, el ya mencionado Manuel La-bastida, que intentaba reelegirse, y Eugenio J. Beraud administrador de correos e incondicional de Gordillo Escudero.24 Los miembros del Club Democrático Ensenadense realizaron convenciones en todo el distrito y lograron obtener el consenso de muchos votantes. El día de la elección, 28 de enero de 1912, Gordillo Escudero trató de manejar la votación en favor de Beraud, pero las irregularidades fueron muy evidentes, ya que la tropa que estaba a sus órdenes confesó la injerencia de la autoridad mili- 22 AGN, "Gobernación", vol. 359, sección 3a., 1911(38), exp. 28; en IIH, 1911-106. Informe de Manuel Gordillo Escudero sobre la situación del Distrito Norte de la Baja California a la Secretaria de Gobernación, 31 de noviembre de 1911. 23 APDZZ, El Demócrata del Norte, 12 de noviembre de 1911. 24 AGN, "Gobernación", vol. 359, sección 3a., 1911(38), exp. 4; en IIH, caja 44, exp. 1912.16. Informe de Manuel Gordillo Escudero a la Secretaría de Gobernación sobre las elecciones municipales para 1912, 22 de febrero de 1912. 66 SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA tar.25 El triunfo correspondió a los miembros del Club Democrático, y el 1 de marzo de 1912 David Zarate y sus compañeros tomaron posesión del cabildo,26 sin embargo, "...apenas habían transcurrido unos cuantos meses, cuando empezaron a librar una campaña ruda y sistemática en contra de la corporación municipal, restringiendo sus atribuciones, coartando sus facultades, extendiendo nombramientos a favor de sus incondicionales con cargo a las arcas del municipio, dando permisos y concesiones para juegos de azar prohibidos y cobrando para sí los impuestos por él mismo fijados por tales disimulos, en fin una serie ininterrumpida de semejantes actos arbitrarios, que la independencia administrativa y económica del ayuntamiento estaba resultando un mito y a punto de desaparecer..."27 En efecto, la documentación localizada permite corroborar lo asentado por David Zarate. Los enfrentamientos entre el cabildo y el jefe político fueron numerosos. Gordillo Escudero apoyó a los habitantes de Mexicali y Tijuana para que formaran juntas de mejoras materiales e ignoraran al cabildo ensenadense. En un informe que rinde a Madero, Gordillo Escudero sugiere la desaparición del municipio y el nombramiento de un gobernador.28 Los miembros del ayuntamiento se quejaron ante el secretario de Gobernación, Jesús Flores Magón, además, publicaron un documento a nivel nacional en el que acusaron a Gordillo Escudero de permitir juegos de azar, prostitución y venta de bebidas embriagantes.29 Las incontables denuncias que realizaron los ensenadenses30 llamaron la atención de Francisco I. Madero quien envió a Francisco Portillo para que le informara de la situación. Madero mandó llamar a la capital del país a 25 Ibid. Informe de las mesas electorales a la Secretaria de Gobernación, 18 de febrero de 1912. En el documento indica: "...es palpable que la votación de los soldados de Mexicali también adolece del defecto de que constando en los padrones que los soldados, en su mayoría, expresa que saben firmar, aparece la firma en las boletas de una forma de letra de cinco a seis personas, que demuestra claramente que estos solamente fueron las que las llenaron y firmaron y por la consiguiente una grave irregularidad, es decir que se han llenado simplemente las boletas de los soldados por personas extrañas y se les ha obligado a presentarlas lo cual es de pública notoriedad según se desprende de las mismas declaraciones de los soldados..." En condiciones semejantes se informa de los soldados de Tijuana. 26 El primer regidor propietario era David Zarate; el segundo, Gabriel Victoria; el tercero, Arturo A. Padilla; el cuarto, Francisco Andonaegui; el quinto, Eulogio Romero; el sexto, Hilario Navarro. El síndico era Roberto W. Lemon. El primer suplente era Carlos Andrade; el segundo, Simón Villarino; el tercero, Aquiles Torrescano; el cuarto, Jesús Legaspy y el síndico suplente, David Goldbaum. 27 David Zarate Zazueta, Biografía de Ensenada [S-E], pp. 20-21. 28 AGN, "Gobernación", vol. 359, sección 3a., 1911(38), exp. 4; en IIH, caja 94, exp. 1912.16. Informe de Manuel Gordillo Escudero a la Secretaría de Gobernación y a Francisco I. Madero, 22 de febrero de 1912. 29 David Zarate Zazueta, op. cit., p. 24. Señala el autor: "La publicación en la prensa capitalina del tremendo yo acuso, provocó una ola de comentarios en todo el país, unos repudiando la acusación que el ayuntamiento de Ensenada había tenido la osadía de hacer a tan ameritado jefe del glorioso ejército porfiriano, y los más alabando y felicitando a los pundonorosos regidores por su valentía en elevar a la superioridad una requisitoria de esa índole primera en su género, en los anales de la nación, y exhortando a todos los servidores públicos populares, para que siguieran el ejemplo dado por el ayuntamiento ensenadense". 30 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 30, exp. 6; en IIH, caja 2, exp. 1912.14. Denuncias del ayuntamiento de Ensenada contra Manuel Gordillo Escudero ante la Secretaría de Gobernación, caja 36, exp. 76/1; en IIH, caja 1, exp. 1912.14. Francisco Alamillo, comandante de policía de Ensenada denuncia las injerencias y presiones de Gordillo Escudero, caja 39, exp. 76/2; en IIH, caja 1, exp. 1912.17. Enfrentamientos entre el cabildo de Ensenada y el jefe político por permiso de juegos de azar a Mar Hung, caja 36, exp. 76/3; en IIH, caja 1, exp. 1912.13. Disputas por el nombramiento de Francisco Alamillo como comandante de policía. 67 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Gordillo Escudero; lo sustituyó durante pocos días el, licenciado Jacinto Barrera. Posteriormente, a sugerencia de Escudero, Carlos R. Ptanick, ocupó la jefatura política, quien era compañero de Manuel Labastida en la actividad política. Así, circunstancialmente, un civil, residente del distrito desde varios años atrás ocupaba el cargo, pero ello estuvo muy lejos de asegurar la estabilidad, ya que Ptanick favoreció al mismo grupo que Celso Vega y Escudero. Este último fue exonerado por Madero de las acusaciones que se le imputaron, pero no regresó al distrito. En su lugar, a principios de 1913, Madero envió a un civil, el ingeniero José Dolores Espinoza y Ayala, como jefe político. Mientras tanto, Carlos R. Ptanick mantuvo una política semejante a Escudero en referencia al cabildo dirigido por Zárate. Ptanick convocó a elecciones para el ayuntamiento de 1913, y los dos bandos locales que ya se habían enfrentado volvieron a hacerlo. El Club Democrático Ensenadense presentó los mismos candidatos, encabezados por David Zárate. Ptanick y Labastida apoyaron a Federico W. Esponda, defensor de oficio, para que creara el Club Antirreleccionista "Manuel Márquez de León", nombre de un militar sudcaliforniano que años atrás se había revelado en contra de Porfirio Díaz. Las acusaciones y enfrentamientos entre ambos grupos fueron constantes durante la campaña. El primer domingo de diciembre de 1912, se efectuaron las elecciones. Durante su desarrollo hubo actos violentos por parte de ambos grupos. Según los miembros del Club Democrático Ensenadense, Carlos R. Ptanick favoreció a los del Club Antirreleccionista ya que encarceló a varios de sus seguidores. Finalmente, hubo tantas denuncias de irregularidades por parte de ambos bandos, que las elecciones se declararon nulas. Según la legislación de la época, el cabildo inmediato anterior debía permanecer en el cargo. Así lo indicó la Secretaría de Gobernación, por tal motivo, Ptanick le dio posesión a David Zárate y compañeros del año anterior. 31 La llegada de José Dolores Espinoza y Ayala, nombrado por Madero, concluyó con la disputa de los dos grupos de comerciantes locales. Sin embargo, Dolores Ayala arribó al distrito el 7 de febrero de 1913, días antes de que comenzara la "decena trágica' en la ciudad de México. El asesinato de Madero y el ascenso de Victoriano Huerta cambiaron drásticamente la situación nacional. Las intenciones democráticas de Madero, que permitieron al Club Democrático Ensenadense enfrentar a Escudero y Ptanick, se hicieron a un lado. Espinoza y Ayala fue sustituido tres semanas después de tomar el cargo por Miguel V. Gómez, un militar conocido como El Tigre de Río Blanco, debido a su participación en los crímenes de 1907 durante las famosas huelgas de los trabajadores de textiles. 31 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 104, exp. 8; en IIH, caja 4, exp. 1912.154. Informe de Carlos R. Ptanick a la Secretaría de Gobernación sobre las dificultades que se presentaron en las elecciones del ayuntamiento, caja 110, exp. 95; en IIH, caja 3, exp. 1912.109. Consulta de Carlos R. Ptanick sobre el procedimiento a seguir para dar posesión al cabildo de 1913, caja 45, exp. 13; en IIH, caja 4, exp. 1912.153. Expediente que contiene informes de los dos grupos en disputa acerca de las elecciones del ayuntamiento de 1913, caja 55, exp. 40; en IIH, caja 4 exp. 1912.159. Disputas entre el jefe político interino, Carlos R. Ptanick, y el ayuntamiento de Ensenada por la aprobación del presupuesto de 1913. 68 SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA El breve periodo de Miguel V. Gómez (marzo-septiembre de 1913) El huertismo significó un cambio en los aspectos políticos. A Miguel V. Gómez no le tocó convocar a elecciones. Al parecer, a su llegada, tuvo problemas con Juan B. Uribe y Arturo Beteta. El primero, era miembro del Club Democrático Ensenadense y editor del periódico El Demócrata del Norte. No existe documentación que nos permita señalar el motivo del conflicto con los mencionados, pero éstos fueron remitidos a la ciudad de México acusados del delito de rebelión; ambos fueron exonerados de los cargos. Por su parte, Manuel Labastida, Federico W. Esponda y Carlos R. Ptanick formaron el club "Bernardo Reyes", para apoyar la elección de Félix Díaz a la Presidencia de la República, como habían acordado inicialmente los victimarios de Francisco I. Madero.32 Cabe recordar que los mismos habían integrado meses atrás el Club Antirreleccionista "Manuel Márquez de León", quien, como apuntamos, durante el siglo pasado trató de organizar una revuelta en contra de Porfirio Díaz. Es decir, los mencionados tomaban una actitud contradictoria a nivel nacional, pero en el ámbito local buscaban un sitio para mantenerse en la disputa por el poder. Respecto al ayuntamiento encabezado por David Zarate, la documentación indica que hubo dos momentos diferentes en su relación con el jefe político. Los miembros del cabildo juraron obediencia al gobierno de Victoriano Huerta y, según declaración del propio Zárate, Miguel V. Gómez respetó en una primera etapa las actividades del cabildo. Señala Zárate a Heribero Villarino, editor del periódico La Voz de la Frontera, en julio de 1913: ...el ayuntamiento en época pasada y bien aciaga por cierto, toda su atención la dedicó a defender sus intereses y facultades que estuvieron amenazados y pretendieron invadir, como fue público y notorio, circunstancias que dieron lugar a que estuviera paralizada su esfera de acción imposibilitándolo además, por falta de ingresos para hacer efectivo el programa que se impuso [se refiere al periodo de Gordillo Escudero]... en la presente época es ya otra cosa y el ayuntamiento ha determinado de llevar a efecto...33 Así, David Zárate señaló que la relación era armoniosa en el mes de julio, pero después la situación cambió notablemente. Cabe destacar que el periódico La Voz de la Frontera, financiado económicamente por Miguel V. Gómez para apoyar la candidatura de Félix Díaz en combinación con el club "Bernardo Reyes", publicaba notas en contra del gobierno de los Estados Unidos y trataba de exacerbar el nacionalismo, exaltando figuras como la de Benito Juárez. Debemos considerar que el presidente norteamericano Woodrow Wilson, negó el apoyo a Victoriano Huerta y a Félix Díaz, por lo que la propaganda antinorteamericana de Miguel V. Gómez adquiere sentido. La falta de recursos económicos se hizo evidente para la administración federal de la aduana y, por lo tanto, para el jefe político, que de ahí obtenía el dinero para el pago de salarios de los soldados. El ayuntamiento, que cobraba los impuestos 32 AGN, "Gobernación", vol. 500, sección la, exp. 1; en IIH, caja 48, exp. 1913.81. Periódico La Voz de la Frontera dirigido por Heriberto Villarino, 6 de agosto de 1913. 33 Ibíd., 19 de julio de 1913. 69 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 de las actividades comerciales de las poblaciones fronterizas de Mexicali y Tijuana, en relativo crecimiento por el establecimiento de cantinas y juegos de azar, tenía mayores recursos que en meses anteriores. El plan de David Zárate era mejorar el camino para diligencias de Ensenada a Tijuana y algunas calles del puerto. El dinero lo tenía depositado en bancos de Estados Unidos y en casas comerciales de la población. Gómez, que ocupaba recursos para la tropa, solicitó préstamos al ayuntamiento, que le fueron negados. Esto provocó serias distensiones entre ambos poderes locales. En septiembre Gómez acusó al ayuntamiento ante la Secretaría de Gobernación de tener ilegalmente el dinero en bancos de Estados Unidos, considerado en esos momentos un país enemigo del gobierno central. Igualmente los incriminó por depositar otras cantidades en casas comerciales de los propios regidores. La Secretaría de Gobernación no dio respuesta inmediata al problema. La ruptura entre Victoriano Huerta y Félix Díaz propició el cambio de gabinete, además de jefes políticos y gobernadores. Miguel V. Gómez, partidario de Félix Díaz, se vio forzado a retirarse del cargo a fines de septiembre. David Zárate señala en su autobiografía que Gómez iba a remitir a los miembros del cabildo al gobierno central a bordo del barco "Benito Juárez", pero esto no llegó a suceder.3 La continuación del huertismo. Francisco Vázquez (septiembre 1913-agosto 1914) Francisco Vázquez, quien se encontraba en Mexicali encargado de la guarnición militar, ocupó el cargo de jefe político. El ayuntamiento presidido por David Zárate fue exonerado de las acusaciones hechas por Miguel V. Gómez y al parecer en un principio las relaciones con el nuevo jefe político se mantuvieron estables. En las elecciones para el cabildo de 1914 volvió a ganar David Zárate, aunque en esta ocasión su ex-enemigo Manuel Labastida también fue regidor, lo mismo que el ingeniero David Goldbaum. Eulogio Romero, quien también se había reelecto, falleció en el mes de diciembre. No se conocen hasta el momento las razones por las que Zárate solicitó un permiso a fines de enero de 1914; lo sustituyó el regidor Gabriel Victoria. En algunas denuncias que se realizaron cuando Vázquez dejó el cargo, se señala que el jefe político intervino en las facultades del ayuntamiento y se apoderó de los impuestos de los juegos de azar y las cantinas. Las acusaciones demostraron que el dinero lo invirtió en cuentas personales en bancos del sur de California, Estados Unidos y la ciudad de México.3 A pesar de ello, el 4 de enero de 1914, Vázquez solicitó al cabildo 10 000 pesos con la finalidad de pagar los sueldos a 34 AGN, "Gobernación", vol., 500, sección la., exp. 32, en IIH, caja 47, exp. 1913.70. Denuncias de Miguel V. Gómez en contra del ayuntamiento de Ensenada, ante la Secretaría de Gobernación, septiembre de 1913. 35 David Zárate, op. cit., p. 30. 36 AGN, "Gobernación", vol. 501, sección la., exp. 33; en IIH, caja 48, exp. 1913.99. Informe de Francisco Vázquez a la Secretaría de Gobernación acerca de las elecciones para el ayuntamiento de 1914, 1 de enero de 1914. 37 AGN, "Gobernación", vol. 501, sección la., exp. 26; en IIH, caja 49, 1914.25. Informe de David Zárate, jefe político interino, a la Secretaría de Gobernación, agosto de 1914. 70 SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA los soldados,38 pero la guarnición se quejaba de no recibir el importe debido. La actividad militar fue significativa durante la permanencia de Francisco Vázquez como jefe político. En septiembre de 1913, el coronel Esteban Cantú se enfrentó al coronel Luis Hernández, enviado por Alvaro Obregón para obtener el control del distrito.39 Cantú lo derrotó y, al parecer, en Baja California la población no apoyó la incursión de Hernández. No ha sido posible identificar si dicho intento constitucionalista fue conocido por los habitantes, ya que la documentación localizada no menciona nada al respecto. Posteriormente, en dos ocasiones, Rodolfo L. Gallego40 intentó incursionar al distrito con la bandera constitucionalista, pero fue derrotado por Esteban Cantú quien recibió de Victoriano Huerta la medalla de "Valor y Abnegación". Gallego, luego de ser derrotado, entregó a Margarita Ortega a Francisco Vázquez, quien la mandó fusilar por realizar propaganda en favor del Partido Liberal Mexicano. Sin embargo, existe muy poca información que permita aclarar los sucesos. Días después del fusilamiento de Margarita Ortega otros once soldados, al parecer implicados con el PLM, corrieron la misma suerte.41 Debido al peligro que hechos como los anteriores representaban en esos momentos, Vázquez tenía un elevado número de espías en todo el distrito, por lo que requería de mayores recursos, lo cual obtuvo al otorgar permisos para cantinas y juegos de azar. La actividad agrícola de Mexicali, significativa para esos momento, aportó mayores ingresos pero éstos no eran suficientes. El 21 de abril de 1914, tropas norteamericanas, con la intención de presionar a Victoriano Huerta, tomaron el puerto de Veracruz. Se consideró la posibilidad de un enfrentamiento armado entre ambos países. En Baja California se cerró la frontera y comenzaron a llegar mexicanos voluntarios de Estados Unidos. Los habitantes del distrito en general se prepararon para la defensa, con gran semejanza a lo sucedido en 1911. Los cuerpos de auxiliares se incrementaron con jóvenes pobladores de las rancherías, algunos asalariados y empleados de la administración federal. Así, por ejemplo, Cruz R. Villa vicencio, Juan Julio Dunn, Primo Paganini, Antonio Moreno, Marcelo B. Martínez, Manuel Arreóla, Fidel Barranco, Antonio Amado Banuet, Antonio Edmundo Banuet, Faustino Ocayo, Manuel Montaño, Alejandro Palacios, José Macías, Ramón Álvarez, Leoncio Hernández, Ernesto Pedroza, Francisco Rodríguez, Arnulfo Ávalos, Flavio Mojarra, Raúl Domínguez, Carlos Rivera, Rafael Legrand, Pedro Pedroza, Roberto Palacio, Ramón Palacios, y varios más, se incorporaron como auxiliares con el grado de subteniente;42 algunos de los mencionados, debido a la 38 Periódico Oficial del Distrito Norte de la Baja California, 20 de junio de 1914. Sesión de cabildo del 4 de enero de 1914. En adelante se cita PODN. 39 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California. Editorial Baja California, 2a. edición, 1956, pp. 522-523. 40 Rodolfo L. Gallego participó en la incursión magonista de 1911, abrazó la causa de Madero, posteriormente se presentó constitucional, se propuso como gobernador del distrito en varias ocasiones y finalmente se convirtió en general cristero, murió en combate defendiendo la causa de "Cristo Rey". 41 Juan Julio Dunn Legaspy, "Etapa cantuísta en plena Revolución Mexicana, durante cinco años en Baja California", en Pasajes históricos de la Revolución Mexicana en el Distrito Norte de la Baja California. Instituto de Investigaciones Históricas del Estado de Baja California, [s.f.e.] p, 72. 42 AHPT, entrevista a Antonio Edmundo Banuet, 1982; Juan Julio Dunn, op. cit., p. 72. 71 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 educación que tenían, permanecieron en cargos administrativos. Al igual que en 1911, el apoyo logístico de los habitantes resultó importante. Se estableció una guarnición militar cerca de la frontera, en San Antonio de Las Minas, o de Los López, como también se le conocía al lugar. En el poblado de Tijuana se recibió a numerosos voluntarios, a los que se mandó a Ensenada por falta de armas y recursos para su sostenimiento. En Mexicali, Esteban Cantú organizó a los auxiliares, además de efectuar diversas negociaciones con los oficiales del ejército norteamericano asentados en Calexico, California.43 Si bien los enfrentamientos no llegaron a efectuarse, se debe tomar en cuenta que los habitantes del distrito, así como mexicanos residentes en California, se aprestaron a defenderse de la posible agresión norteamericana. La emergencia pasó en pocas semanas, pero los grupos que se formaron se mantuvieron alistados. Los acontecimentos a nivel nacional comenzaron a repercutir en los hombres armados. Esteban Cantú, al conocer de los triunfos de Francisco Villa, entró en contacto con él; Vázquez, enterado de ello comenzó a presionarlo, por lo que Cantú abandonó el territorio mexicano, para residir en Calexico, California, amenazado de muerte por los subalternos del jefe político. Conforme las tropas constitucionalistas avanzaban a la ciudad de México, Vázquez tuvo mayores problemas con los hombres a su mando. Los salarios no se cubrían a tiempo y crecía el temor de que el jefe político se quedara con el dinero, como efectivamente sucedió. Por otra parte, de acuerdo a las sesiones del cabildo, publicadas en el Periódico Oficial del Distrito, la inseguridad en lo referente al tipo de cambio dólar-peso mexicano condujo a la alza de los precios de las mercancías. Comerciantes y pobladores en general tuvieron conflictos en los que debió intervenir el ayuntamiento y el jefe político para solventar las diferencias. En las poblaciones fronterizas de Mexicali y Tijuana hubo negocios que cerraron sus puertas. En julio de 1914, Victoriano Huerta salió del país; entregó el poder a Francisco Carvajal, quien en agosto dejó la presidencia a las fuerzas constitucionalistas. El día quince de ese mes, el ejército revolucionario entró a la ciudad de México. Un día después, el dieciséis, los oficiales bajo las órdenes de Vázquez se insubordinaron en su contra, encabezados por el coronel Fortunato Tenorio y por Esteban Cantú, lo hicieron prisionero y se pusieron a las órdenes de Francisco Villa. Tenorio entregó el cargo de jefe político a David Zarate, quien asumió el nombramiento otorgado por los militares. Los interinatos de Zárate y la inestabilidad de Aviles (agosto 1914diciembre 1914) Esteban Cantú, apoyado por la población de Mexicali y las tropas a sus órdenes, fue el encargado de negociar con Felipe Ángeles, enviado por Villa y con Baltazar Avilés, nombrado jefe político por el gobernador de Sonora, José María Maytorena. Las pláticas entre Tenorio, Cantú, 43 Harry Carr, Sunset Magazíne, Los Angeles, California, julio de 1917, en Mexicali. Una Historia, op. cit., tomo II [s.p.]; Esteban Cantú Jiménez. "Apuntes Históricos de Baja California", en Pasajes históricos, op. cit., pp. 4445. 72 SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA Ángeles y Avilés, se realizaron en Calexico, California, y se llegó al acuerdo de que el Distrito Norte de la Baja California quedaba bajo el dominio de la División del Norte, comandada por Francisco Villa.44 Fortunato Tenorio se fue del distrito para colaborar con la División del Norte, Avilés con 150 hombres bajo su mando llegó a Ensenada a hacerse cargo de la jefatura política y Esteban Cantú, con 500 hombres, permaneció en Mexicali. Por su parte, David Zárate, durante el escaso tiempo que estuvo como jefe político, se dio a la tarea de devolverle las atribuciones al ayuntamiento. Aprobó la apertura de juegos de azar, pero los ingresos serían cobrados por la autoridad municipal. Por otra parte, según su propio testimonio, poco pudo hacer en otros sentidos, ya que con los escasos fondos y la inestabilidad de la moneda no logró pagar los sueldos de los funcionarios y los gastos de administración. El 17 de septiembre, Avilés se hizo cargo de la jefatura política y David Zárate volvió a tomar el cargo de presidente municipal. Así, Zárate, como jefe político interino, devolvió las atribuciones al ayuntamiento que él mismo iba a dirigir. Durante la permanencia de Avilés la situación económica fue el mayor problema. Hizo algunos intentos para estabilizar el tipo de cambio dólar-peso mexicano, pero los resultados no fueron satisfactorios. Por otra parte, debido al acelerado crecimiento agrícola, la solicitud de los habitantes del poblado y la presión de Esteban Cantú, se creó el municipio de Mexicali, en noviembre de 1914. Baltazar Avilés estableció su residencia en la ciudad de San Diego, California; visitaba Ensenada con frecuencia, pero no cumplía debidamente con sus funciones. A fines de noviembre, los militares, encabezados por Esteban Cantú organizaron un movimiento en contra de Baltazar Avilés. Las narraciones que existen al respecto por los propios involucrados, no mencionan mucho acerca del acuerdo para destituir al jefe político; pero Avilés, quien al parecer conocía del movimiento en su contra, saqueó los comercios de Ensenada y Tijuana. Posteriormente huyó a San Diego, California. Por su parte, los soldados a las órdenes de Avilés corrieron "con los brazos abiertos al encuentro de sus antiguos compañeros y después de un rato de sincera efusión quedaron incorporados a las fuerzas de Cantú, quien no había necesitado para obtener el triunfo más que la serenidad y su simpatía". 47 La actitud de los soldados y el hecho que los testimonios nunca señalan la razón por la que Cantú se trasladara de Mexicali a Tijuana, conducen a interpretar que los soldados estaban de acuerdo que Avilés se retirara, ya que no parecía mostrarse interesado en los problemas del distrito. David Zárate Zazueta señaló al respecto: ...en breve tiempo se suscitaron diferencias de mando entre Avilés y Cantú, que se resolvió con el simulacro que tuviera lugar en Tijuana, entre las fuerzas federales de Cantú, que com- 44 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 101, exp. 6; en IIH, caja 8, 1914.55. Aviso del inspector de migración de Mexicali, Manuel García, al secretario de Gobernación acerca de las conversaciones entre Cantú, Aviles, Tenorio y Felipe Ángeles, 17 de septiembre de 1914. 45 PODN, 10 de octubre de 1914. Informe que rinde David Zárate al ayuntamiento de Ensenada. 46 Juan Julio Dunn Legaspy, op. cit., pp. 79-80. 47 Adalberto Walther Meade, Origen de Mexicali. UABC, 1983, p. 107. 73 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENBRO-JUNIO DE 1994 prendía más de 500 soldados de línea y los de Avilés Cantú y los militares. Ernesto Ferrer, quien que apenas si llegaban a 150, entre gendarmes y había sido colaborador cercano de Avilés, auxiliares comandados estos por el hoy general comenzó a despachar los asuntos del distrito y Miguel Santa Cruz, el propio Aviles y otros cuyos Zárate volvió a la presidencia municipal. Sin nombres escapan a mi memoria, cuyo simulacro, en embargo, el 22 de diciembre de 1914, Ernesto el que no llegó a correr sangre, como era de esperarse, resultó en el triunfo de los cantuistas, que Ferrer, en una reunión pública, señaló que: quedaron dueños, no sólo del campo, sino de todo el territorio norte...48 habiéndose recibido inumerables quejas del pueblo Así, Cantú quedó como único jefe militar en el distrito. El 30 de noviembre de 1914, varios oficiales menores dieron posesión, por su propia cuenta, como jefe político interino a David Zárate. Cabe asentar que en esos mismos días se habían efectuado las elecciones para el ayuntamiento de 1915 en algunas delegaciones. El mismo Zárate y sus compañeros se habían reelecto una vez más. Por su parte, Juan B. Uribe promovió ante Francisco Villa que David Zárate permaneciera al frente del distrito. Manuel Labastida (contrario a Zárate años atrás y regidor en 1914) y su hermano Adolfo, se declararon seguidores de Álvaro Obregón y lograron que Enrique B. Cota fuera nombrado jefe político. En el documento respectivo se señala: En atención a la aptitud y virtudes cívicas que en usted concurren, este cuartel general ha tenido a bien nombrarlo jefe político del Distrito Norte de Baja California, obrando de acuerdo con el C. Adolfo Labastida, comandante militar del mismo Distrito...50 David Zárate, quien pretendió continuar ya fuera como presidente municipal o jefe político, fue presionado por Esteban que forma esta municipalidad, a virtud de no estar conformes con la reelección interminable del ayuntamiento que desde hace cuatro años existe, violándose los más sagrados principios de la Revolución, cuales son el de no reelección...51 Ferrer acusaba además a Zárate del estancamiento de la economía del puerto de Ensenada. La votación se llevó a cabo en la reunión mencionada, donde estaba presente Esteban Cantú, y muchos que habían apoyado a David Zárate anteriormente firmaron el acta mediante la cual se nombró a Eugenio J. Beraud presidente municipal de Ensenada. El primero de enero de 1915, Ferrer entregó el cargo a Esteban Cantú, quien de antemano dirigia los asuntos políticos del distrito desde la salida de Baltazar Avilés. El gobierno de Esteban Cantó Así, apoyado en sus victorias militares, de muy escasa envergadura en el contexto nacional, Esteban Cantú quedó al frente del distrito. Ya en el poder, buscó el reconocimiento de Francisco Villa, que obtuvo a fines de enero de 1915. Posterior- 48 David Zárate Zazueta, op. cit., p. 40. 49 PODN, 23 de diciembre de 1914. Acta de sesión del 30 de noviembre de 1914. Arnulfo San Germán y Francisco Ortiz son los "jefes accidentales", como ellos mismos se denominaron, que dieron posesión a Zarate. 50 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 68, exp. 46; en IIH, caja 9, exp. 1915.3. Solicitud de Enrique B. Cota a Álvaro Obregón de pago de su sueldo como jefe político. 51 PODN, lo. de enero de 1915. Acta levantada el 22 de diciembre de 1914 en el Teatro Centenario. 74 SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA mente, con el triunfo de Carranza y Obregón, consiguió el reconocimiento de los constitucionalistas. Venustiano Carranza intentó en varias ocasiones sustituirlo, pero fracasó, en parte debido a la distancia y múltiples dificultades que enfrentaba en todo el país, y en parte a que Baja California vivió un singular proceso de desarrollo económico que le permitió a Cantú realizar obras materiales que años antes eran inimaginables. En efecto, el precio del algodón subió vertiginosamente y el Valle de Mexicali adquirió importancia. En poco tiempo la población se incrementó de tal forma que para 1920, residían en el área más de diez mil habitantes, siendo que en 1910 eran poco más de mil. De manera colateral, el ascenso paulatino del prohibicionismo en Estados Unidos propició el interés creciente de invertir en las poblaciones fronterizas de Mexicali y Tijuana, lo que aumentó el flujo de visitantes norteamericanos que llegaban con el fin de divertirse. Los impuestos que cobró Esteban Cantú por los permisos que otorgó le dieron la solvencia económica necesaria para efectuar importantes obras materiales y sostener un ejército de alrededor de mil hombres bien equipados. El control que ejerció Esteban Cantú se reflejó en el terreno político. Como ya señalamos, David Zarate no se pudo reelegir en 1915. De hecho, por temor a represalias de Cantú, Zarate se exilió en San Diego, California, desde donde propuso repetidamente a Venustiano Carranza que se respetara la autonomía municipal, que se instalara un gobierno civil en Baja California y que fuera un nativo del distrito quien se hiciera cargo del mismo.53 Por medio de cartas sostuvo comunicación con simpatizantes del puerto de Ensenada, además de publicar en San Diego, en colaboración con Juan B. Uribe, el periódico El Demócrata del Norte, confiscado por Esteban Cantú la mayoría de las veces. Enrique B. Cota, quien había sido nombrado por Alvaro Obregón como jefe político del distrito, también se fue a San Diego; organizó la "Comisión Militar Expedicionaria del Distrito Norte de la Baja California", con la intención de atacar a Esteban Cantú, pero esto no llegó a suceder. Incluso, los miembros de la comisión intentaron cobrar salarios pero no se les cubrieron nunca. Obregón se olvidó de ellos por completo. Otro ensenadense, Tomás Ojeda, formó en San Diego el "Club Constitucionalista General Maclovio Herrera", con la intención de ser nombrado gobernador del distrito. Acusó a Zárate y a Cota ante Carranza de huertistas y villistas, sin embargo, al igual que sus coterráneos, no obtuvo el apoyo necesario. David Zárate regresó en 1919 a Ensenada; Cota a Tijuana y Tomás Ojeda colaboraba con Cantú en el Ayuntamiento de Mexicali dicho año. En 1920, los tres, en unión de comerciantes porteños (la mayoría que había apoyado a Cantú en contra de Zárate en 1915) colaboraron en la expulsión de Cantú. Propusieron a Adolfo de la Huerta y a Alvaro Obregón 52 Richard Werne, "Cantú y la soberanía mexicana", en Historia Mexicana. México, El Colegio de México, vol. XXX, núm. 117, julio-septiembre 1980, 132 pp. 53 APDZZ, circular publicada el 15 de diciembre de 1915. 54 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 122, exp. 29; en IIH, caja 9, exp. 1915.5. Oficio de la Comisión Militar Expedicionaria a la Secretaría de Gobernación, abril de 1915. Los miembros de la Comisión expedicionaria eran Adolfo Labastida (hermano de Manuel Labastida), Eduardo T. Casillas, Andrés T. Medina, Enrique Goldbaum Padilla, Manuel Inzunsa Medina, Luis Peña y Alfredo Rodríguez Ceballos. 75 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 que se establecieran gobiernos civiles y fuera un nativo quien estuviera al frente del distrito. Los gobiernos civiles de 1920 a 1923 estuvieron en función de esta demanda, pero eso es motivo de otro ensayo. Lo importante es destacar que en 1920, se volvió a repetir la petición que desde 1911 planteaban los comerciantes porteños. En otro orden de cosas, de la lectura de las sesiones de los cabildos de Ensenada y Mexicali, publicadas en el Periódico Oficial del Distrito, se desprende el hecho de que los presidentes municipales y los regidores no presentaron oposición a las órdenes de Esteban Cantú. Los oficios y comunicados que les enviaba eran aceptados sin discusión de ningún tipo, incluso los procesos electorales parecen haberse eliminado y se convirtieron en referendums, en los que se aprobaban los candidatos señalados por Esteban Cantú. En Mexicali, por ejemplo, Francisco Bórquez fue presidente municipal en dos ocasiones; él mismo tenía una concesión de juegos de azar en el poblado Los Algodones. En Ensenada, empleados de la administración fueron los cabecillas del cuerpo edilicio, incluso, en 1920, el oficial de Marina, Othón P. Blanco, que reden llegó al distrito, se hizo cargo de la presidencia municipal. Cabe destacar que los regidores de ambos cabildos, eran en varios casos agricultores que trabajaban directamente en las labores del campo. Esto, en el caso de Ensenada, fue una singular diferencia, ya que en los ayuntamientos encabezados por Manuel Labastida de 1907 a 1911, y por Zarate de 1912 a 1914, aparecían únicamente empleados federales y comerciantes. La su- 55 76 jeción de los cabildos de Mexicali y Ensenada se advierte en que Esteban Cantú cobraba los impuestos de la mayoría de las actividades y el presupuesto de su gobierno era muy elevado, mientras que los ayuntamientos tenían muy pocos recursos.55 En 1917 se creó el Municipio de Tecate, pero desde su inicio el ayuntamiento mantuvo una dependencia muy estrecha con el gobernador. De esta manera, durante el periodo en que Esteban Cantú permaneció al frente del distrito, la actividad política se vio limitada y los ayuntamientos debilitados económicamente. Los ensenadenses interesados en la política se dividieron y varios dirigentes se exiliaron en San Diego, California, en espera de mejor oportunidad para establecer los gobiernos civiles que proponían. El desarrollo económico de dichos años cambió la fisonomía del distrito. Mexicali se convirtió en el área más importante y Tijuana, durante la época de carreras en el hipódromo, recibía un alto número de visitantes. Los eventos internacionales y las coyunturas mendonadas habían permitido dicho proceso. Los efectos de la Revolución en Baja California Por los hechos narrados, es evidente que la historia política del Distrito Norte de la Baja California se vio afectada por el movimiento revolucionario. De 1911 a 1914, los cambios obedecieron a las variantes que se presentaron a nivel presidencial. De 1915 a 1920 la independencia con respecto al ejecutivo federal de que gozó Cantú, se Lo señalado se desprende de la revisión del presupuesto de 1920 de Esteban Cantú y de los ayuntamientos, comparados con los gobiernos posteriores. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 que se establecieran gobiernos civiles y fuera un nativo quien estuviera al frente del distrito. Los gobiernos civiles de 1920 a 1923 estuvieron en función de esta demanda, pero eso es motivo de otro ensayo. Lo importante es destacar que en 1920, se volvió a repetir la petición que desde 1911 planteaban los comerciantes porteños. En otro orden de cosas, de la lectura de las sesiones de los cabildos de Ensenada y Mexicali, publicadas en el Periódico Oficial del Distrito, se desprende el hecho de que los presidentes municipales y los regidores no presentaron oposición a las órdenes de Esteban Cantú. Los oficios y comunicados que les enviaba eran aceptados sin discusión de ningún tipo, incluso los procesos electorales parecen haberse eliminado y se convirtieron en referendums, en los que se aprobaban los candidatos señalados por Esteban Cantú. En Mexicali, por ejemplo, Francisco Bórquez fue presidente municipal en dos ocasiones; él mismo tenía una concesión de juegos de azar en el poblado Los Algodones. En Ensenada, empleados de la administración fueron los cabecillas del cuerpo edilicio, incluso, en 1920, el oficial de Marina, Othón P. Blanco, que reden llegó al distrito, se hizo cargo de la presidencia municipal. Cabe destacar que los regidores de ambos cabildos, eran en varios casos agricultores que trabajaban directamente en las labores del campo. Esto, en el caso de Ensenada, fue una singular diferencia, ya que en los ayuntamientos encabezados por Manuel Labastida de 1907 a 1911, y por Zárate de 1912 a 1914, aparecían únicamente empleados federales y comerciantes. La su- jedón de los cabildos de Mexicali y Ensenada se advierte en que Esteban Cantú cobraba los impuestos de la mayoría de las actividades y el presupuesto de su gobierno era muy elevado, mientras que los ayuntamientos tenían muy pocos recursos.55 En 1917 se creó el Municipio de Tecate, pero desde su inido el ayuntamiento mantuvo una dependencia muy estrecha con el gobernador. De esta manera, durante el periodo en que Esteban Cantú permaneció al frente del distrito, la actividad política se vio limitada y los ayuntamientos debilitados económicamente. Los ensenadenses interesados en la política se dividieron y varios dirigentes se exiliaron en San Diego, California, en espera de mejor oportunidad para establecer los gobiernos civiles que proponían. El desarrollo económico de dichos años cambió la fisonomía del distrito. Mexicali se convirtió en el área más importante y Tijuana, durante la época de carreras en el hipódromo, recibía un alto número de visitantes. Los eventos internacionales y las coyunturas mencionadas habían permitido dicho proceso. Los efectos de la Revolución en Baja California Por los hechos narrados, es evidente que la historia política del Distrito Norte de la Baja California se vio afectada por el movimiento revolucionario. De 1911 a 1914, los cambios obedecieron a las variantes que se presentaron a nivel presidencial. De 1915 a 1920 la independencia con respecto al ejecutivo federal de que gozó Cantú, se 55 76 Lo señalado se desprende de la revisión del presupuesto de 1920 de Esteban Cantú y de los ayuntamientos, comparados con los gobiernos posteriores. SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA debió igualmente a la situación nacional. Carranza se enfrentó a varios movimientos armados al mismo tiempo, la mayoría de carácter regionalista, en los que oligarquías de los estados defendían sus derechos a la soberanía y por tanto a autogobemarse. Los casos de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Tlaxcala son quizá los más ilustrativos. Por ello, Carranza debió poner mayor atención en los sitios en que había movimientos armados en su contra, lo que le permitió a Cantú gobernar sin la intervención federal. En 1920, cuando los sonorenses proclamaron el Plan de Agua Prieta, los opositores de Carranza se sumaron a ellos. Cantú se mantuvo del lado de Carranza y fue fácilmente destituido del cargo, momento que aprovecharon los comerciantes ensenadenses para solicitar gobiernos civiles, tal y como sucedió hasta 1923. Se debe señalar que las demandas políticas de la oligarquía ensenadense fueron constantes durante toda la década. Así, un proceso de carácter local, se vio articulado de diferentes maneras con el movimiento armado. Respecto a la incursión magonista de 1911, es notorio que propició el ambo de nuevas autoridades militares, por esto no alteró las peticiones locales, incluso las dificultades que tuvieron con los jefes políticos sirvieron para reafirmar la demanda de gobiernos aviles. Por otro lado, es importante destacar que para los baja-californianos de la época, sobre todo los residentes en la zona de la costa, donde estaba el mayor número de habitantes ese año, la incursión magonista fue de carácter filibustero, debido al alto número de extranjeros que formaban el grupo armado y la insistencia de una nueva invasión de ese tipo, desde la década de 1870 en adelante, en que el tema fue común para los habitantes. Incluso, la documentación de los años siguientes, ya fuera local, o de la Secretaría de Gobernación, lo mismo en el gobierno de Madero que en el de Huerta, al referirse a la incursión magonista le da el nombre de filibusteros. Esto obviamente no corrobora que lo hayan sido, pero es importante remarcarlo para señalar que durante esos años se le trató así a la mencionada campaña. De hecho, en 1931, la Cámara de Diputados entregó medalla a los bajacalifonianos que tomaron las armas en contra de los magonistas. Los dirigentes bajacalifonianos del recién formado Partido Nacional Revolucionario fueron los promotores de dicho reconocimiento. La historia de cómo se ha desarrollado la polémica en tomo al hecho es larga e interesante. En este trabajo no es posible tratarlo. Únicamente señalaré que las investigaciones que han demostrado el carácter y la intención de Ricardo Flores Magón en Baja California, han sido muy posteriores al hecho. Inclusive Pablo L. Martínez, quien formó parte de la discusión, tuvo dos posturas distintas. En su libro Efemérides califomianas, publicado en 1950, escribió notas como las siguientes. 56 Paul H. Garden, La Revolución en provincia. Soberanía estatal y caudillismo en las montañas de Oaxaca 19151920. México, Fondo de Cultura Económica, 1988, 235 pp.; Francisco José Ruiz Cervantes, La Revolución en Oaxaca. E! movimiento de la soberanía 1915-1920. Fondo de Cultura Económica, 1986, 223 pp..; Ian Jacobs, "Los hermanos Figueroa y la Revolución", en Caudillos y campesinos de la Revolución Mexicana (D. A. Brading, comp.). Fondo de Cultura Económica, 1985, pp. 106-124.; Raymond T. H.J. Buve, "'Ni Carranza ni Zapata!" Ascenso y caída de un movimiento campesino que intentó enfrentarse a ambos; Tlaxcala, 1910-1919, en Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX (fredrich Kotz, comp.). México, Era, 1990, pp. 24-53. 77 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 29 [de enero] de 1911. José María Leyva, al California, como producto de la consulta de frente de 17 hombres, se apodera por sorpresa de documentación, su idea con respecto a la la indefensa, población de Mexicali, entonces un incursión magonista cambió. En el libro, culpa a pequeño pueblo fronterizo, iniciándose con este Celso Vega de engañar a los bajacalifornianos al el llamado movimiento "magonista, cuyo decirles que se trataba de un movimiento recuerdo arroja todavía sombras sobre la historia de la Baja California, por el gran peligro en que filibustero y que éstos lo creyeron. Dos años puso al país, pues pudo convertirse en un nuevo después, en 1958, Pablo L. Martínez dio a "caso Texas". Dos entrecomillados son de Pablo conocer una serie de documentos en los que se L. Martínez]. demuestra la intención de Flores Magón de hacer 21 [de febrero] de 1911. El cabecilla filibustero una revolución a nivel nacional, independiente de William Stanley ataca "Los Algodones" y se apodera del lugar, muriendo en el combate el la de Francisco I. Madero. Señala que no es jefe de la pequeña fuerza mexicana, Tte. Cecilio posible hablar de filibusterismo ni de Garza y el Administrador de la Aduana, Tomás colaboración del gobierno de los Estados Unidos. Belendez. Los aventureros prendieron fuego a Es decir cuarenta y cinco años después de los los principales edificios. 8 [de marzo] de 1911. Entra a Tecate el cabecilla sucesos de 1911, se comenzó a divulgar en Baja filibustero Luis Rodríguez y comete allí toda California las razones que condujeron a Ricardo suerte de atropellos. Flores Magón a incursionar en el distrito. 8 [de mayo] de 1911. Fuerzas filibusteras de los Posteriormente Lowell Blaisdell, con la bandos de Pryce y Sam Wood inician el ataque a obra The Desert Revolutíon, publicada en 1962, Tijuana, que defienden el subprefecto José Larroque y el subteniente Guerrero. La lucha se aportó numerosos elementos para comprender los prolonga hasta el día siguiente y la plaza cae en problemas del contingente armado que incursionó poder de los aventureros muriendo Larroque y en Baja California. Al igual que él, otros autores, Guerrero que cruzan la línea internacional menos documentados, han tratado el tema para gravemente herido. acusar o defender a Flores Magón. En el caso de 22 [de junio] de 1911. El Cor. Celso Vega ataca y derrota a 300 filibusteros que a las órdenes de los detractores de Flores Magón, cabe asentar que Jack Mosby estaban posesionados de Tijuana se trata de escritores que no tienen formación desde mayo anterior, teniendo estos que cruzar académica y en la mayoría de los casos defienden la línea fronteriza y entregarse a las autoridades su postura con mayor entusiasmo que norteamericanas, terminando con esto el episodio "magonista" en la península, episodio información y análisis. Ocupamos de ello nos que bien pudo convertirse en un nuevo "Caso llevaría mucho espacio, por lo que nos limitamos Texas" a lo ya anotado. Es evidente la postura de Pablo L. Martínez en 1950. No vaciló en llamar filibusteros a los magonistas, ni en comparar la situación con el "caso Texas". En 1956, en su obra clásica Historia de Baja 57 Pablo L. Martínez. Efemérides californianas. Trescientas fechas históricas. México, Tipografía Pardo, Guatemala 77, 1950, p. 6. 58 Ibid., p. 10. 59 Ibid., p. 13. 60 Ibid., p. 22. 61 Ibid., p. 25. 62 Pablo L. Martínez, El magonismo en Baja California (documentos). México, Editorial Baja California, 1958, 63 pp.. 78 SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA A juicio de quien esto escribe, desde hace muchos años la polémica referente a los sucesos de 1911 no ha aportado hasta el momento muchas cosas al tema. Debido a ello, hemos intentado en estas páginas identificar los procesos políticos a que estuvieron sujetos los bajacalifornianos durante la década. Con ello, considero se tienen mayores elementos para interpretar incluso los sucesos de 1911, ya que, como se señala en su respectivo lugar, en 1914 los bajacalifornianos volvieran a reaccionar en forma semejante, y aunque no se llegó al combate con el ejército norteamericano, la coordinación y el apoyo logístico resultaron evidentes. Asimismo, es posible advertir cómo los grupos políticos locales, formados básicamente por comerciantes, tenían demandas distintas a las propuestas por Flores Magón. En lo referente a las cuestiones sociales, como peticiones salariales, problemas con el capital, o solicitud de tierras, hemos encontrado muy poca información que permita señalar que algún contingente de trabajadores pudieran integrarse a los magonistas. En lo referente a la tenencia de la tierra, en el Valle de Mexicali algunas familias mexicanas sostenían litigios contra la Colorado River Land y algunos de ellos habían sido presionadas por la compañía para que abandonaran los terrenos, logrando su objetivo en ocasiones, pero el número nunca fue considerable como para formar un grupo armado que pudiera cambiar la situación imperante. De hecho había más mexicanos en Valle Imperial, California, que en el Valle de Mexicali. Las demandas de carácter social adquirieron notoriedad hasta la siguiente década, 63 cuando la población de origen mexicano aumentó significativamente. Así, considero que los análisis del periodo ya no pueden limitarse a la discusión de los sucesos de 1911, ni dejar a un lado a los pobladores de la región. Tampoco es posible ver el hecho de manera independiente, sin comentar los antecedentes de la población de Baja California. Si bien los trabajos de investigación, como el de Blaisdell, y a últimas fechas el de Lawrence Taylor, han demostrado sobradamente la intención de Flores Magón, es de tomarse en cuenta el número de años que pasaron para que eso sucediera. De esta manera, el análisis de dicha situación nos podrá ayudar a comprender el fenómeno de manera más clara y explicar por qué los descendientes y amigos de quienes fallecieron en 1911, cada 22 de junio recuerdan a sus antepasados como defensores de la integridad nacional. Lawrence Douglas Taylor, La campaña magonista de 1911 en Baja California. Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, 1992, 140 pp.. 79 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994 La conformación de los caciquismos sindicales tamaulipecos Cirila Quintero Ramírez* RESUMEN En este trabajo se reconstruye la conformación de los tres liderazgos más importantes de la frontera tamaulipeca: Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa. Se postula como hipótesis central la injerencia del centro en asuntos sindicales, mediante el desplazamiento de liderazgos locales y el favorecimiento de líderes acordes con la política modernizadora, iniciada durante el alemanismo. Asimismo, se señala la persistencia de una política sindical regional que dependió de la apropiación de un pasado sindical y su readecuación a los nuevos requerimientos industriales. El periodo que abarca la conformación de los caciquismos sindicales fronterizos representa una parte importante de la historia tamaulipeca; desde el surgimiento de un nuevo grupo sindical, a mediados de los anos cuarenta y apoyado por el centro, hasta su consolidación, durante los años sesenta, caracterizada por un auge económico y una negociación entre el sindicalismo regional y el centro que fluctuó entre la sujeción y la independencia moderada. ABSTRACT This article reconstructs the formation of the three most important union leaderships along the Tamaulipas frontier— in Nuevo Laredo, Matamoros, and Reynosa. The central hypothesis holds that, beginning with the Aleman administration, federal authorities interfered in union affairs, displacing local leaders in favour of leaders who supported a modernizing strategy. The author also notes the endurance of a regional union strategy that involves appropriating past union history and adapting it to new industrial demands. The period during which border union leaderships took shape represents an important phase of Tamaulipas history; it begins during the mid-l940s with the appearance of a new union group enjoying center support, and it continues until this group consolidated in the 1960s. The period is characterized by economic growth and by negotiations between regional unionism and the center in a relationship the fluctuated between subjection and moderate independence. 1 2 En este trabajo el concepto de centro se refiere a cualquier instancia externa que participe en asuntos sindicales locales, como podrían ser las instancias gubernamentales nacionales y estatales, y la Confederación de Trabajadores de México (CTM) nacional y/o estatal, con la finalidad de adecuar el comportamiento sindical regional a designios gubernamentales. Este artículo surgió de una investigación más amplia titulada "El sindicalismo en la frontera tamaulipeca. Los casos de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo", apoyada por el Programa Cultural de las Fronteras y El Colegio de la Frontera Norte durante 1993. La autora agradece a Diana Ramírez Aspeytia su colaboración como asistente en la recopilación de datos hemerográficos y de archivo. 'Cirila Quintero. Directora general para Asuntos Externos Noreste de El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede enviar correspondencia a: Chihuahua 2509, Col. Guerrero, Nuevo Laredo, Tamaulipas. C.P. 88240. Tel. y Fax: (871) 5-12-63. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 ...el presidente Alemán vio [en el asesinato del El alemanismo y las reformas cetemistas: periodista] una magnífica oportunidad para exponer la desintegración de un liderazgo regional públicamente a este grupo (los portesgilistas] y disminuir su influencia. Aprovechando las LA reorientación política de México con el indignadas protestas de los adversarios del nombramiento de Miguel Alemán como portesgilismo en Tamaulipas, organizados en el presidente de la República, en septiembre de Centro Renovador Tamaulipeco, promovió ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión la 1946. afectó a la entidad tamaulipeca. El desaparición de poderes en la entidad... alemanismo representó una nueva etapa en la historia mexicana que se caracterizó por la separación de lo político y lo económico, y la implantación de un autoritarismo acentuado. El proyecto económico y político alemanista tuvo dos objetivos centrales: primero, fortalecer al gobierno federal en su capacidad de acción y en su ascendencia sobre los grupos políticos; segundo, iniciar el crecimiento económico acelerado del país. Para lograr estos objetivos, el proyecto se concentró en tres aspectos primordiales: la subordinación de los gobernadores al centro, la eliminación de la izquierda en el terreno sindical y la reorientación política, exaltando el nacionalismo anticomunista del Partido Revolucionario Institucional (PRI). El fortalecimiento de Emilio Portes Gil y del movimiento obrero en Tamaulipas convirtió a la entidad en blanco ideal de las reformas alemanistas. El Ejecutivo Federal aprovechó acciones coyunturales para terminar con el dominio de Portes Gil en la entidad tamaulipeca, como el asesinato de un periodista en Tampico, el 31 de marzo de 1947. para remover al representante formal del portesgilismo, el gobernador tamaulipeco Hugo Pedro González, 3 4 5 82 A pesar de los descontentos internos, como los movimientos ocurridos en los municipios de Llera, Nuevo Laredo y Tampico, la participación del centro en la modificación de la estructura política tamaulipeca fue evidente. La actuación centralista fomentó el descontento regional; ...el gobierno federal considera que...tiene perfecto derecho a intervenir en el régimen interior de los estatutos estatales, a menoscabar o violar su autonomía, su independencia y su soberanía, a intervenir en la 'designación' y en el 'despido' de sus funcionarios...[sin embargo] no se pueden desconocer los poderes, porque la Constitución de Tamaulipas prevee el proceso en caso de desaparición de poderes...5 La segunda decisión alemanista, que incidiría en la conformación del sindicalismo tamaulipeco, fue la vinculación entre el proyecto político y el movimiento obrero. En el IV Congreso Nacional de la CTM, realizado en febrero de 1947, se ratificó al grupo encabezado por Fidel Velázquez, y con ello la introducción a una nueva etapa que habría de caracterizarse por la existencia de una colaboración más estrecha con el gobierno y por la acep- Luis Medina, Civilismo y modernización del autoritarismo. Historia de la Revolución mexicana. México, El Colegio de México, 1982, p. 93. Ibid., p. 98. Hugo Pedro González, El portesgilismo y alemanismo en Tamaulipas, Ciudad Victoria, Universidad de Tamaulipas, 1983, pp. 123-149. QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS tación acrítica de los proyectos económicos y políticos. En el proyecto alemanista, el sindicalismo no debería constituir una amenaza para los posibles inversionistas, sino una manera de colaboración. Esta característica resulta primordial para entender la conformación de los nuevos liderazgos en la frontera tamaulipeca durante el alemanismo. En ese periodo, el enfrentamiento entre el sindicalismo emergido de necesidades reales y el nuevo sindicalismo, vinculado con el centro —estatal y nacional— fue constante. Durante el II Congreso General Ordinario de la Federación de Trabajadores de Tamaulipas (FTT), realizado el 23 de agosto de 1952, la balanza se inclinó en favor del nuevo grupo sindical. En el Congreso se ratificó el dominio de la CTM en Tamaulipas; se delinearon los cimientos de una política sindical tradicional, caracterizada por una defensa mínima de los derechos laborales: Hay que ser, camaradas de Tamaulipas...intransigentes en el respeto a nuestros derechos. Hay que obtener por sobre todos ellos el derecho de huelga, que es el arma máxima con que cuentan los trabajadores para la defensa de sus conquistas. Nosotros no nos satisfacemos y lo decimos con sinceridad, que se nos hable del respeto del derecho de huelga, si ese derecho no se respeta en realidad por los tribunales del trabajo, como ocurre en la mayor parte de las Juntas de Conciliación del país. A nosotros no se nos convence de que hay el propósito de fomentar la organización sindical, de propiciar su unidad y de fortalecer sus filas, problemas intergremiales, disfrazándolos, mutilándolos... En ese mismo periodo, a pesar de las diferencias internas que existían, en la FTT se delineó una de las principales características que habría de fortalecerla en momentos críticos: la unidad sindical, alrededor de las siglas cetemistas. ...ahora que por este Congreso se unifica la FTT, se ordena su régimen interno, se proyecta la reorganización de sus organizaciones regionales y se trata de mejorar las condiciones en que viven las agrupaciones, nosotros debemos de hacernos el propósito firme y decidido de alcanzar esas metas [mediante la unidad]...8 Aunque los dirigentes tamaulipecos habían señalado la adhesión de sus organizaciones a los nuevos cánones gubernamentales y sindicales, ésta no fue una decisión unilateral, ya que fue sometida a negociación en cada una de las regiones. El acuerdo centro-región fluctuó entre la sujeción total al centro y el mantenimiento de una independencia mínima en cuanto a decisiones sindicales. La negociación entre el centro y el sindicalismo regional, entre la sujeción y la independencia moderada La negociación sindical que existió entre Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa con el centro político y sindical se dio de diversas maneras. Aquí se postulan dos ideas centrales: primera, la interrelación entre un periodo de auge económico y el fortalecimiento de un sindicalismo re- 6 Medina, op. cit., p. 130. 7 Eduardo Segovia, Fidel Velázquez, Discursos, Federación de Trabajadores de Nuevo León. México, CTM, 1986. 8 Ibid. 83 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 gional; segunda, el desplazamiento de un sindicalismo regionalista por un liderazgo sindical más vinculado con el centro. I. Nuevo Laredo: el liderazgo administrador Entre los años cuarenta y sesenta, Nuevo Laredo concentró la mayor parte de su actividad económica en el sector terciado. El alemanismo concedió gran importancia a los intercambios comerciales entre México y Estados Unidos, situación que repercutió en la economía neolaredense. La situación geográfica privilegiada de Nuevo Laredo aumentó su volumen y, sobre todo, el valor de primer puerto de entrada en la frontera norte para la importación de productos manufacturados. Por otra parte, a partir de los anos cincuenta, con la apertura de la nueva ruta se permitiría el encauzamiento de mercancía por la via férrea... La bonanza económica se reflejó en las entradas de la aduana, ya que para 1970, el 42.6 por ciento de las importaciones mexicanas cruzaban por la aduana neolaredense. Hubo además otras dos medidas que determinaron la configuración económica de Nuevo Laredo; en primera instancia, la declaración de la nueva ley de espectáculos públicos, que buscaba una "dignificación" de las actividades turísticas que Nuevo Laredo ofrecía; después, la modificación de la reglamen- tación de la Junta Federal de Mejoras Materiales. En el reglamento fueron definidos como espectáculos públicos "todos aquellos en los que el público paga el derecho de entrar y a los que acude con el objeto de distraerse";11 éstos, a su vez, se dividieron en espectáculos culturales y de 12 diversión. ...son espectáculos culturales, los conciertos, audiciones poéticas, representaciones de ópera, opereta, zarzuela, tragedia, drama, comedia, ballet, teatro para niños y cinematógrafos en casos especiales. Son de diversión: sainete, revistas, circo, gallos, exhibiciones deportivas, toros, cinematógrafos en general.13 La segunda medida, que afectó directamente a Nuevo Laredo, fue la aprobación de una nueva legislación sobre las Juntas Federales de Mejoras Materiales, que se publicó en el Diario Oficial el 13 de enero de 1948 y que regiría hasta su cancelación en 1979. En este decreto se enfatizó la participación de las Juntas Federales de Mejoras Materiales (JFMM) en la urbanización de las ciudades: Las facultades y propósitos de las Juntas Federales de Mejoras Materiales son las de ejecutar obras y establecer servicios públicos, abrir nuevas fuentes de trabajo y mejorar las ya existentes. El patrimonio que la ley les señala a las JFMM se invierte en obras de beneficio general en su lugar de residencia. Este patrimonio, cualquiera que sea su fuente de procedencia, de todas las que la propia ley señala, se origina en el pueblo y vuelve al pueblo en 9 Roland Travis, Industrie et politique a la frontiére Mexique-U.S.A. Le cas de Nuevo Laredo 1966-1984. France, Centre Regional de Publications de Tolouse, 1985, p. 58. 10 Ibid., p. 63. 11 Archivo Municipal de Nuevo Laredo (AMNL), 1954. 12 El mismo reglamento expresaba: "el teatro mexicano tendrá preferencia sobre los demás géneros y, asimismo, a las demás diversiones de origen mexicano se les concederá idéntica protección", AMNL, 1954. \ loc. cit. 84 QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS obras que le son necesarias para su desarrollo en ...después de la segunda guerra hubo mucho auge, todos los órdenes de la cultura y el progreso...14 mucha afluencia de clientes norteamericanos. En ese momento no había carestía...[el momento crítico fue] en 1954 cuando la inundación, entonces, las lluvias La participación en proyectos de se llevaron el puente, estuvimos sin clientela como urbanización había sido una actividad perdos o tres meses, pero después se dio como una manente de la JFMM desde su conformación en 'poda', los años veinte. Los fondos para las obras porque vinieron el doble (de clientes] de lo que 16 venían... urbanísticas provinieron del dos por ciento que la aduana local otorgaba al municipio. A pesar de la vigencia que tenía la declaración en toda localidad con JFMM, en Nuevo Laredo la importancia de tales ingresos se incrementaba debido a los flujos comerciales que cruzaban a través de su aduana. Si bien los ingresos se utilizaron para urbanizar la ciudad, también concedieron un gran poder al dirigente de la JFMM, que dependía del gobierno central, marginando con ello a las autoridades municipales: ...[con los recursos financieros] que se les daba a las JFMM se les restaba importancia a los ayuntamientos locales, pasando a un segundo término los presidentes municipales...la cadena [de jerarquía de poder] era Aduanas, JFMM y presidencia municipal... Por otro lado, la bonanza económica impulsada por el centro modificó el terreno sindical. El mejoramiento de las actividades turísticas favoreció al Sindicato de Meseros. Los líderes han expresado: En esa época, gracias al auge económico, los meseros lograron sus mejores negociaciones contractuales en cuanto a prestaciones y salarios. La estructura interna también experimentó modificaciones; primero, por su conversión en la cuarta sección del Sindicato Nacional de Trabajadores de Hoteles, Restaurantes, Cantinas, Cafés y Similares de la República Mexicana; más tarde, por las fricciones intrasindicales que existieron desde los años treinta hasta finales de los cuarenta. Los sindicalistas de la época han expresado: "La lucha de ese entonces costó vidas...[incluso] el Secretario General de entonces fue muerto [1949], en su lugar de trabajo...el sindicato [entonces] estaba muy fraccionado..." 18. Los argumentos defendidos en este conflicto evidencian, más que enfrentamientos por posturas ideológicas encontradas, la existencia de una lucha por el control de los meseros debido al poder económico del Sindicato en ese momento. 14 JFMM, 1970, p. 21. Otro propósito poco conocido de las JFMM fue promover el desarrollo económico y social y mostrar al visitante extranjero la verdadera imagen de los valores reales de México. Entre los objetivos específicos también estuvieron: promover la venta de bienes producidos por la industria nacional; procurar que los efectos del desarrollo económico de la frontera se reflejen en la industria nacional, incrementar el nivel cultural de la RFN enfatizando los valores nacionales e incrementar los niveles de vida de la población fronteriza. 15 Manuel Salinas, historiador de Nuevo Laredo. Enero de 1993. 16 José María Morales, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria Gastronómica, sección cuatro. Nuevo Laredo, Tamaulipas, enero de 1993. 17 Archivo Municipal de Nuevo Laredo, 1942. 18 José María Morales, loc. cit., enero de 1993. 85 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 [En 1955]. ..por primera vez un (líder] albañil Las fricciones alcanzaron su clímax en el bienio dirigió el Sindicato [Samuel Martínez]...él tenía 1948-1949, periodo en que los meseros tenían mucha preocupación por el contrato colecque presentarse a trabajar armados. tivo...durante su época [así como de] Margarito El divisionismo terminó con la García y Armando Hernández...logramos la dirigencia de Luis Rocha, quien logró la consolidación del contrato colectivo...esto se dio entre 1955 y 1970...20 unificación sindical durante los años cincuenta. En esa década, el sindicato de meseros no sólo consiguió mejores condiciones laborales, sino que se abocó a realizar otras actividades extrafabrile como la creación de una escuela de capacitación, la organización de equipos deportivos (beisbol, futbol, atletismo), y actividades de carácter cultural, como la formación de una banda de guerra. Estos eventos lo distinguieron de las otras organizaciones sindicales y le dieron prestigio en la comunidad. En los años sesenta, el auge de meseros continuó. La bonanza se reflejó en la consecución de mayor apoyo a sus actividades sindicales a través del contrato colectivo, el mejor acondicionamiento de su edificio social, el aumento de su membresía y la ocupación de cargos públicos municipales, que consideraron como una extensión de su poderío sindical. El otro sindicato que adquirió importancia debido a las actividades de la JFMM fue el Sindicato de Albañiles y Jornaleros (SAJ), el cual logró agrupar a más de 600 trabajadores. Al igual que con los meseros, su estructura se modificó. Debido a la importancia de la industria de la construcción, los albañiles tomaron la dirigencia: 19 20 21 22 86 Mientras los jornaleros neolaredenses habían esgrimido la eventualidad como justificación de la firma de contratos colectivos con derechos mínimos, los albañiles, con los límites que les fijaba su eventualidad, demandaron cada vez más prestaciones a los contratistas que ganaban los concursos para la creación de obras de infraestructura, auspiciadas por la JFMM. Por otra parte, la relación entre los albañiles y la JFMM fue inmejorable. Se ha mencionado incluso que antes de llevar el contrato colectivo al contratista, el sindicato se lo llevaba a la JFMM, quien lo aprobaba; de esta manera, el contratista no tenía otra opción que firmar. Esto propició "...que los costos de la construcción fueran de los más altos'.21 Los contratos principales de albañiles estuvieron en la construcción de edificios federales como el palacio municipal, la central camionera, el edificio de Teléfonos de México, el Hipódromo, la estación de ferrocarriles y m el aeropuerto. En sus contratos colectivos (por obra determinada) los albañiles estipularon la exclusividad para que sus trabajadores y ayudantes en el desempeño total de las obras, el pago según su especialidad, la provisión de herramientas de trabajo, el nombramiento de un delegado Margarito Campos, dirigente sindical de los meseros de Nuevo Laredo. Enero, 1993. Francisco Martínez Cortez, secretario general del Sindicato de Albañiles de Nuevo Laredo. Enero de 1993. Daniel Enríquez, exmilitante y dirigente sindical de los trabajadores del IMSS, Nuevo Laredo. Enero de 1993. Francisco Martínez Cortez y Héctor García, secretario general y militante, respectivamente, del Sindicato de Albañiles de Nuevo Laredo. Enero de 1993. QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS ...los obreros más representativos [a finales de los cuarenta] eran Julián Cavazos, Crescendod García y Cristóbal Enríquez [aduanal]...ellos fueron los que le dieron ingreso al Profesor [Pérez Ibarra] a la sección 5 de Aduanales... sindical (con pago íntegro) en la obra, el permiso para el cumplimiento de actividades, el pago de horas extras y la indemnización en caso de accidentes de trabajo.23 Asimismo, el contrato colectivo de los albañiles introdujo cláusulas que se referían a la eventualidad, así como a la conflictividad sindical por la que atravesaban. Los albañiles inauguraron en los años cincuenta una práctica actual del sindicalismo neolaredense: la supeditación del trabajador a los ciclos de las actividades económicas mediante la introducción de cláusulas que permitían la eventualidad. Primero, la cláusula sirvió para contratar con las constructoras; ahora, sirve para hacerlo en las maquiladoras. La actividad económica de las aduanas habría de incentivar otro sindicato: la sección cinco de trabajadores del Alijo en Aduanas. Los alijadores se convirtieron en una de las organizaciones sindicales más importantes de Nuevo Laredo, más que por su membresía, que a finales de 1970 ascendía a 900 afiliados, por la posición estratégica que ocupaba. Por la aduana cruzaban la mayor parte de importaciones y exportaciones de mercancías introducidas por Nuevo Laredo. La importancia de los alijadores se registra paralelamente al surgimiento de Pedro Pérez Ibarra como líder —el más importante de Nuevo Laredo— desde fines de los años cuarenta. Pérez Ibarra se había retirado del magisterio para convertirse en trabajador de una agencia aduanal. 23 24 25 26 27 El profesor se hizo dirigente del Sindicato de Alijadores, logrando ejercer gran influencia sobre los sindicalistas de la época, en especial los transportistas (taxis y carros de sitio), y algunos sindicatos marginales (jornaleros, músicos y carpinteros).26 Los sindicatos más poderosos (meseros y albañiles) mantuvieron una mayor independencia respecto del líder debido a su importancia sindical y a su sol venda económica. Por otro lado, el principal respaldo a la personalidad del profesor no era su fuerza sindical sino sus vínculos con el centro. La caída del gobernador González no sólo representó el trastocamiento de la estructura política tamaulipeca sino también la sindical, al favorecer liderazgos de mayor colaboración: A finales de los años cuarenta, el gobernador de Tamaulipas favoreció en las ciudades fronterizas: Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, la implantación del sindicalismo oficial e impuso en el caso de Nuevo Laredo el ascenso a la presidencia municipal en 1949 del dirigente local de la CTM Juan de Dios Hinojosa]...27 Con el apoyo estatal, los sindicalistas neolaredenses se convirtieron más en administradores que en representantes reales de los trabajadores. Esta situación condujo Archivo Municipal de Nuevo Laredo, 1950. Contrato Colectivo del Sindicato de Albañiles, 1950. Daniel Enríquez, exmilitante y dirigente sindical de los trabajadores del IMSS Nuevo Laredo, 1993. ídem., enero de 1993. Trabis, op. cit. 87 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 de Fidel...eso le enojó a Fidel...[quien] empezó a a una correlación entre poder sindical y cargos apoyar a sindicalistas liberales y mapúblicos. La continuidad en el gobierno sones...[especialmente] a Pedro Pérez Ibarra...ahí municipal permitió el dominio perenne del comenzó el ascenso del profesor..,30 sindicalismo en la vida pública y laboral neolaredense, convirtiéndose en la "desgracia de Nuevo Laredo".28 El acabado final del engranaje políticosindical neolaredense consistió en la promulgación de los estatutos definitivos de la Federación de Trabajadores de Nuevo Laredo (FTNL) en 1960, donde se reconoció formalmente la adhesión a la CTM nacional, en cuanto a la práctica de un sindicalismo reivindicacionista preocupado por el salario mínimo, la contratación colectiva y la estipulación de las condiciones laborales mínimas, así como su militancia priísta. La supeditación al centro fue redondeada mediante el respaldo al nuevo dirigente neolaredense, marginando a los líderes locales. Fidel Velázquez legitimó a Pérez Ibarra mediante una visita a Nuevo Laredo después de la remoción del gobernador González.29 Los sindicalistas de la época han señalado: [Después de la caída de González] vino Fidel a Nuevo Laredo...[en ese momento] los obreros se equivocan porque empiezan a 'echarle porras' a su líder local [Morales], olvidándose Más allá de la aparente reacción visceral de Velázquez, se encontraba la decisión de nombrar a líderes locales adeptos al nuevo proyecto político. Pedro Pérez Ibarra cumplía con creces los requisitos solicitados.3 A partir de ese momento, el líder neolaredense guardó una amistad bastante cercana, e incluso de compadrazgo, con el máximo jerarca cetemista, quien siempre lo respaldó en momentos críticos. De los tres hombres fuertes quizá sea Pedro Pérez Ibarra quien ha tenido una relación de dependencia más acentuada con el centro, no sólo por su vinculación con el líder sino por su conexión con actividades económicas estratégicas: aduanas y maquilas. Para los viejos sindicalistas neolaredenses, dos factores han sido centrales en el poderío de Pérez Ibarra: aparte del dominio sobre actividades económicas estratégicas: la eliminación de todo elemento subversivo a su poder (es decir de "todo aquel que le haga sombra"), y el manejo de la ambición de sus seguidores. 28 Daniel Enríquez, loc. cit. 29 Hugo Pedro González, último gobernante portesgilista, fue removido por Miguel Alemán en 1947, después de algunos disturbios en la entidad tamaulipeca, entre ellos, un movimiento social en el municipio de Llera, la muerte de un periodista en Tampico, la protesta por la falta de pago a los maestros y algunos conflictos laborales en las organizaciones de transportistas de Nuevo Laredo y Tampico. La remoción de González fue vista como una medida necesaria para terminar con el caciquismo político portesgilista. 30 ídem. 31 La personalidad del profesor Pedro Pérez Ibarra esta por estudiarse. Aquí sólo apuntaremos algunos datos sobre el líder. Nace en Nuevo Laredo en 1919, su extracción es de clase media baja, estudia en la Escuela Normal de Educación Primaria en Ciudad Victoria, se casó con la maestra normalista Blanca Vázquez y tiene dos hijos: Pedro y Fidel (Manuel Salinas, historiador de Nuevo Laredo. Enero de 1993). En los años cuarenta se afilió al Sindicato de Trabajadores en las aduanas; en ese cargo se ganó la simpatía de los líderes de la época y, aprovechando la etapa coyuntural de los años cuarenta, se constituyó en el hombre fuerte de Nuevo Laredo al dominar los sectores claves del estado de Nuevo Laredo: el Sindicato de Aduanas y la FTNL desde 1951. 88 QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS ...[el profesor] era un líder muy listo, manejaba la II. Matamoros: la defensa de un sindicalismo debilidad de todos, los dejaba robar. [Por ejemplo] en local [las obras] de INFONAVTT vendió los derechos para tener acceso a las casas, así como la concesión para La década de los cuarenta en Matamoros se la construcción...[asimismo] quienes ocuparon cargos desarrolla durante la etapa de transición entre un públicos se enriquecieron, por ejemplo, Armando Lara, Secretario Adjunto de la FTNL, se sindicalismo con intereses laborales y un vanagloriaba de no haber trabajado nunca sindicalismo más preocupado por posiciones 32 La forma tan especial de hacer sindicalismo le creó a Pérez Ibarra algunos desacuerdos con los líderes sindicales de la región: ...Con Agapito González [de Matamoros] no se llevaba, con Elias Piña [ex-dirigente de la FTT] tuvo una discusión fuerte y con el líder del Mante [también] tuvo problemas. 33 Pese a las fricciones con los líderes locales, Pedro Pérez Ibarra se convirtió en el líder vitalicio de Nuevo Laredo por su dominio de las actividades estratégicas de la localidad, su alianza con los líderes sindicales más importantes y la experiencia adquirida en los cargos públicos de la administración municipal que había ocupado. Su contraste con las otras dos localidades fronterizas fue evidente. políticas. Esta tendencia fue iniciada por la dirección del Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales (SJOl). En este sindicato, el principal de la época, existían dos fuentes de desacuerdo interno: el destino de cuotas sindicales y la anteposición de los intereses personales por parte de los líderes sindicales.3 En 1948, el desacuerdo intrasindical llegó a su climax, exigiéndose el esclarecimiento de dos puntos centrales: el destino de las cuotas sindicales que se habían dado para la construcción del edificio social del SJOI y la retención de la concesión de carga y descarga para los transportes del sjoi.36 A pesar de la participación abierta de distintas autoridades locales y estatales, el conflicto puede considerarse como interno. Se trató de una lucha interfac- 32 Idem. 33 Idem. 34 El SJOI cobraba una cuota sindical tanto a los trabajadores de planta como a los temporales. A pesar de su auge, el SJOI no contaba con una infraestructura básica para la celebración de sus juntas, debido al aumento constante de trabajadores en el algodón, por lo que requería el préstamo de algún local para realizar sus asambleas. Por tal motivo, se acusaba constantemente a los exlíderes, y al extesorero por malversación de fondos. 35 En 1947, a 15 años de haber sido fundado, el SJOI no tenía un patrimonio sindical. En ese año se decidió construir el edificio social, descontando un día de salario a los trabajadores. No obstante, lo único que se construyó fueron los cimientos y los pilares de la entrada que, irónicamente, según los trabajadores de la época decían que "eran de oro", por lo que se había invertido en ellos (Marcelino Molina, militante activo desde 1939 y secretario general en 1961 del Sindicato de Meseros de Matamoros. Mayo de 1992). Por otro lado, a mediados de los años cuarenta, se supo que algunos líderes poseían otras fuentes de ingresos que se contraponían, en cierta medida, a los intereses del Sindicato, como la renta de transportes. Ante esta situación, se exigió una auditoría al Comité Ejecutivo. 36 Esta petición se hacía en virtud de que Antonio Ceballos, Secretario General del SJOI, en ese momento (1948) demandaba la venta de algunas unidades de transporte del SJOI, a las que consideraba inoperantes; sus adversarios argumentaban que el interés central residía en garantizar su beneficio personal, dado que Ceballos presidia una cooperativa de transportes de carga y descarga en la estación del ferrocarril {La voz de la frontera, 1948). 89 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 cional por imponer una nueva dirigencia sindical, apoyada por las autoridades sindicales estatales. El conflicto condujo a una ruptura en el interior del SJOI, en abril de 1948, cuando se nombraron dos Comités 38 Ejecutivos del mismo. Cuando Agapito González, uno de los dirigentes de los grupos contendientes, nombró nuevos delegados en las actividades de carga y descarga en el ferrocarril, los problemas intrasindicales se trasladaron a los centros de trabajo. Por su parte, Antonio Ceballos, el otro dirigente, inició una campaña donde pidió el desconocimiento y el retiro del pago de los trabajadores nombrados por los delegados de Agapito. Ante la anarquía laboral, los patrones —sobre todo los algodoneros— cuestionaron a las autoridades políticas su ineficacia para solucionar el problema, denunciaron las pugnas intrasindicales, el alejamiento de sus actividades laborales y la afectación de que ellos eran objeto.3 Finalmente, la Junta Central de Conciliación y Arbitraje falló en favor de uno de los Comités Ejecutivos: el dirigido por Emilio Salazar. La decisión fue ratificada mediante una visita del gobernador Gárate a Matamoros, quien conminó a la unidad obrera. La elección gubernamental de 1948 daría un nuevo viraje al sindicalismo matamorense al vincularlo a la esfera política. Los años finales de la década de los cuarenta testificaron la politización del sindicalismo matamorense, entendida como el alejamiento de cuestiones laborales y la 4 búsqueda de puestos públicos. ° La nueva alianza, además de inau- 0 gurar una forma de hacer sindicalismo más dependiente de elementos extemos que de las necesidades de las bases, representaba el surgimiento de un grupo político alejado de la influencia portesgilista y vinculado al grupo alemanista. El nuevo sindicalismo se oponía a los preceptos sindicales iniciales, donde la preocupación central habían sido las demandas laborales locales emergidas de las bases, antes que las alianzas políticas estatales o nacionales. En lo interno, el conflicto del SJOI minó la unidad sindical que hasta entonces había existido en Matamoros. Situación que aprovechó el centro para dominar el sindicalismo local mediante dos medidas; la primera consistió en la búsqueda del control de los sindicatos locales por parte de la CTM nacional; luego, intentó la centralización de organizaciones locales mediante su conversión en secciones de sindicatos nacionales. Esta última decisión, que atentaba contra el carácter local del sindicalismo matamorense, dividió nuevamente a los dirigentes. 37 Se pueden distinguir dos bandos en el conflicto intrasindical: el ceballista, apoyado por la Junta Central de Conciliación y Arbitraje en Ciudad Victoria y por Emilio Salazar, entonces dirigente de la FRTM; y el gilista o villarrealista, asesorado por Manuel Gil, presidente de la Procuraduría del Trabajo en Matamoros, Tamaulipas, y Sigfrido Serna, procurador del trabajo en el estado. A diferencia de Nuevo Laredo, la injerencia mayor fue en el terreno sindical a nivel estatal, más que nacional. 38 la voz de la frontera, diario matamorense, 1947-1954. Abril de 1948. 39 En el momento del conflicto intrasindical (1948), el SJOI agrupaba a trabajadores de la industria algodonera y aceitera, los trabajadores de carga y descarga en la estación del ferrocarril, los de la agencia de la Cervecería Cuauhtémoc, al igual que otras fuentes de trabajo. El Bravo, 9/II/92. 40 Hubo otros sindicatos, como la Unión de Meseros, que no reconoció su militancia priísta hasta finales de los setenta. Este sindicato había marcado claramente en sus estatutos que la Unión no se mezclaría en asuntos políticos o religiosos. Para 1971, en la modificación de sus estatutos, se señaló que: "...Da Unión] profesara la doctrina del PRI o como en el futuro se llame...". Estatutos de la Unión Sindical de Meseros, sección 7, Matamoros, 1951 y 1973. 90 QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS Emilio Sala zar se opuso a estas medidas por considerar que debilitarían al sindicato a nivel regional. 41 Antonio Ceballos, por su parte, acató la orden y constituyó la sección once de la industria algodonera en octubre de 1951, obligando más tarde a Salazar a convertirse en la sección dieciséis de la industria algodonera.42 En un último intento por garantizar una mínima autonomía sindical, Salazar consiguió que el SJOI, registrado como Sindicato de Oficios Varios, se mantuviera como organización local. Este acuerdo permitió que las actividades económicas importantes que se integraran en el futuro al SJOI, independientes del algodón, como la industria maquiladora, en los años sesenta, quedaran bajo el dominio local. Aparte de la injerencia del máximo jerarca cetemista, la injerencia extema en asuntos sindicales fue evidente en otras dos acciones. Primero, en la recomposición interna del SJOI; luego, en la reunificación sindical de Matamoros, alrededor de las siglas cetemistas. El gobierno tamaulipeco conminó en 1951 a la reunificación de la FRTM, pidiendo a Salazar—entonces dirigente del SJOI— el reingreso de los disidentes expulsados en 1949, petición a la que no pudo negarse. La reintegración de los disidentes, entre los que estaba Agapito González, debilitó al grupo salazarcista de corte local, en favor de un grupo sustentado en instancias externas. La dirigencia de Salazar sólo duró un año más; en 1952 fue expulsado de los distintos ámbitos sindicales (SJOI, sección l6 y FRTM). Con la destitución de Salazar, terminaba la era de los dirigentes que privilegiaban los intereses locales sindicales. El mundo político de Matamoros también experimentaba algunas modificaciones; entre 1951 y 1953, la administración matamorense experimentó una gran inestabilidad. Dada la constante remoción de presidentes municipales se instaló una Administración Civil para el gobierno de la dudad. En tal junta, Agapito González, uno de los principales dirigentes disidentes, ocupó el puesto de regidor. Se iniciaba la era de los sindicalistas gobernantes. Los años cincuenta muestran la apropiación de un pasado sindical por parte del nuevo grupo y la personificación del poderío en su líder, Agapito González Cavazos. 43 En la consolidación gonzalence habría que resaltar como factores centrales: la modificación de los estatutos sindicales en cuanto a la reelección de dirigencia y el pago de los servidos del Comité Ejecutivo, lo que constituía una involución en la política sindical matamorense y el nombramiento de autori- 41 Además de la seccionalización de los distintos sindicatos matamorenses, como meseros, músicos y algodoneros, significó la repartición de las cuotas sindicales entre sindicato local y nacional. Tal situación minó las entradas del sindicalismo local y subordinó sus acciones, en buena medida, a las decisiones del centro. 42 Cabe mencionar que ambas secciones surgieron del SJOI: la sección 11 fue conformada por un grupo de trabajadores que Ceballos se llevó de este sindicato. Por su parte, los que quedaron en el SJOI pasaron a conformar el Sindicato Industrial de Trabajadores en plantas despepitadoras y compresoras de algodón, elaboración de aceites, jabones, grasas vegetales e hidrogenantes y similares, sección l6. La división, entre sección l6 y SJOI, fue meramente formal, pues en la practica el líder del SJOI siguió dirigiendo el sindicato algodonero, incluso las oficinas del nuevo sindicato se instalaron en las mismas oficinas del SJOI. 43 En torno a la conformación del liderazgo gonzalence véase "Agapito González Cavazos: liderazgo y sindicalismo tradicional", en Reestructuración sindical en las maquiladoras mexicanas. Tesis de doctorado en sociología. México, El Colegio de México, julio 1992. 91 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 dades civiles adeptas al grupo gonzalista. Esta situación propició una administración en donde los puestos sindicales se traslapaban con los cargos municipales sin una clara diferenciación en tomo al territorio 44 que correspondía a cada una de ellas. Finalmente, Agapito González terminó con todo resquicio de disidencia sindical existente en el contexto matamorense y estableció un control férreo sobre los cetemistas matamorenses. En este proceso habría que destacar dos acciones: primero, la expulsión de Ceballos de la sección 11; luego, el dominio ininterrumpido, hasta 1990, de la FRTM. 5 El esplendor algodonero fomentó otros sectores económicos como los del comercio y los servidos. Los salarios algodoneros incentivaron los bares y restaurantes propiciando un auge del sindicato de meseros. En los años cuarenta, este sindicato inició la construcción de su edificio social, solventado por las cuotas de un día de salario de sus agremiados, terminándolo en 1947. La construcción se convirtió en el primer edificio sindical en Matamoros. Según los sindicalistas de la época, el costo total había sido de 325 000 46 pesos. A mediados de los años cuarenta, el sindicato de meseros inauguró un casino con la finalidad de recabar fondos y devolver las cuotas pro-construcción del edificio. La existencia de este casino se prolongaría hasta principios de los años ochenta. Aparte del interés monetario, el casino tuvo como objetivo convertirse en centro de esparcimiento para los meseros. ...en ese tiempo las cantinas cerraban temprano...los compañeros no tenían dónde ir, asi es que se fundó el casino para la re-creación, El casino estaba abierto las 24 horas, aunque el negocio era de las 12 a las 6 de la mañana, por la mañana había poco movimiento. [En las horas de servicio] podía entrar cualquier cliente, siempre y cuando se comportara con orden...47 Este segundo objetivo fue uno de los factores que más influyó en el mal funcionamiento del casino como un verdadero negocio. Los miembros del sindicato tenían crédito abierto, el cual se registraba mediante vales de caja que firmaban a la administración, muchos de los cuales no fueron liquidados. El Sindicato de Meseros no fue la excepción a las políticas sindicales que minaron la fortaleza de los sindicatos locales. La orden de "seccionalización" de sindicatos locales también afectó a los meseros. En 1952 se convirtieron en la Unión Sindical de Empleados de Hoteles, Restaurantes, Cantinas, Cafés y Similares, sección 7. Esta decisión habría de disminuir su margen de acción, sujetándolo a la dirigencia nacional. Desde entonces, a pesar de los constantes embates centralistas, el Sindicato de Meseros se ha esforzado por mantener su calidad de sección regional, en virtud de que con ello garan- 44 Los sindicalistas de la época recuerdan que miembros del Comité Ejecutivo de Jornaleros eran también regidores, inspectores de policía, etc. A pesar de los cargos municipales, los representantes del SJOI se sujetaban a las órdenes de Agapito González. 45 El poder sindical de Agapito González también fue reconocido y ratificado por la CTM nacional; Fidel Velázquez le concedió en los años sesenta la Secretaría de Agricultura del Comité Ejecutivo Nacional, cargo que desempeñó hasta 1990, año en el que también perdió la dirigencia de la FRTM. 46 Octavio Ayala, militante activo desde 1943 y secretario general del Sindicato de Meseros (1954). Marzo de 1992. 47 Marcelino Molina, militante activo desde 1939 y secretario general del Sindicato de Meseros de Matamoros (1961). Mayo de 1992. 92 QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS tiza su autonomía local. Su lucha no ha sido fácil. El Sindicato de Músicos, tercer sindicato matamorense más importante, también se modificó. Al igual que el de algodoneros y el de meseros, fue integrado a un sindicato nacional; en los años cincuenta se convirtió en la sección 49 del Sindicato Nacional de Músicos, más tarde, en los años sesenta, a raíz de una escisión en su seno, surgiría la sección 76: [La división se hizo]... porque los de 'atril' o lectores, como estaban fuertes y tenían contratos en algunos negocios, se querían separar de nosotros (los ambulantes)... Durante la década de los años cincuenta, los músicos habrían de enfrentar un problema mayor: la introducción de vitrolas y aparatos de música electrónica, que repercutió en su actividad. A pesar de sus quejas ante la presidencia municipal en tomo a la regulación de tales aparatos, los músicos vieron disminuir cada vez más sus fuentes de trabajo en lugares estables. Pronto la mayor parte de los músicos pasó a la categoría de ambulantes. Por otra parte, los músicos no fueron la excepción en cuanto a la práctica sindical de traducir su poder sindical en cargos públicos. De hecho, los músicos fueron el primer sindicato que tradujo su poder sindical en cargos administrativos, cuando a finales de los treinta un bajista fue electo inspector de policía. La reconstrucción histórica de los tres sindicatos principales de Matamoros permite observar la injerencia del centro en el terreno sindical regional. En los inicios de los años sesenta, los sindicatos más importantes (algodoneros, meseros y músicos), habían sido supeditados a sindicatos nacionales, mediante su conversión en secciones. No obstante, la trayectoria sindical de lucha regional permaneció latente, así lo probaría la recuperación de una trayectoria sindical durante la firma de los primeros contratos maquiladores. in. Reynosa y el faccionalismo sindical La transición de Reynosa hada una nueva forma sindical fue más difícil debido a la injerencia de un sindicato nacional estratégico: el petrolero. Desde principios de los años cuarenta y hasta finales de los setenta, el petróleo representó un crecimiento industrial perenne para Reynosa. En un principio, la actividad petrolera se circunscribió a su explotación; luego, a finales de los cuarenta, se inició la explotación de gas natural; ésta sería la actividad que más importancia le daría a nivel nacional. En 1948, Reynosa aportaba el 7.4 por ciento de la producción nacional de gas; para 1958, constituía el 37.4 por ciento. La dominación por instancias sindicales extemas no era novedosa para Reynosa; durante los años treinta y cuarenta había experimentado el dominio del poderoso SJOI en su Sindicato de Jornaleros. Esta dominación continuó con el surgimiento, en 1944, de la sección 36 del STPRM. El sindicato reynosense acentuó su dependencia debido a una tardía integración al esquema sindical petrolero, situación que lo haría altamente susceptible a la dominación del poder sindical petrolero más antiguo: el Complejo Tampico- 48 Juan Bustos, secretario general de músicos (1940), sección 49 de Matamoros. Mayo de 1992. 93 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Madero, surgido a principios de siglo. Asimismo, la pertenencia a una rama estratégica de la economía mexicana, dominada por un sindicato nacional, impidió cualquier participación de los sindicatos locales. A pesar de su dependencia, la dirigencia petrolera sindical reynosense gozó de cierta autonomía que aprovechó. La administración local se distinguió por la adopción de prácticas sindicales negativas: el clientelismo, la corrupción y la preferencia de las actividades políticas antes que las sindicales fue común en la década de los cincuenta. Ante esta situación, los trabajadores expresaron su descontento: Un grupo de trabajadores de planta de Petróleos Mexicanos hace público su descontento contra el Ejecutivo de la sección 36 y en forma especial contra Carlos de Alejandro y Antonio García [quienes] desde hace tiempo tienen abandonados todos los problemas de los obreros, ya que se han dedicado a trabajos de Índole política, prohibidos por el estatuto, ya que el Sr. Carlos de Alejandro trata de ser candidato a presidente municipal de Reynosa y García Rojas, diputado...los trabajadores piden...que sus dirigentes se dediquen a trabajar en bien de la organización y se alejen de 49 la política Ahora bien, la autonomía relativa se reducía durante la negociación contractual. Por su posición en el organigrama petrolero, los líderes reynosenses tenían que mediatizar las demandas a través de la dirigencia de la sección 1. El proceso de intermediación se iniciaba cuando una comisión de la sección reynosense llevaba las peticiones ante la gerencia de la zona norte; ahí discutían, formulaban las peticiones definitivas y matizaban las demandas según los requerimientos políticos del dirigente petrolero del norte. Este intermediarismo perjudicaba a los dirigentes locales, quienes muchas veces fueron tachados de ineficaces, en contraposición con los dirigentes de la zona norte, como sucedió en el año de 1958; La amenaza de huelga que pesaba sobre PEMEX ha quedado conjurada al resolverse satisfactoriamente las demandas planteadas por la sección 36...factor determinante para la solución de los problemas fue la atinada intervención del ingeniero Vicente Inguanzo, gerente de la zona norte, quien actuó en representación de PEMEX después de que los comisionados [de la sección 36] se negaron a seguir platicando [asumiendo una actitud intransigente]...la falta de tacto [de los comisionados] dio lugar a que en su lugar interviniera el ingeniero Inguanzo y se reconoció...que las demandas eran justas; puesto que no pedían nada fuera de la ley..,50 La década de los sesenta constituye un periodo difícil para la sección 36. La destitución de funcionarios sindicales en la región por la violación del contrato colectivo, a principios de los sesenta, y el nombramiento como secretario general a Joaquín Hernández Galicia propició una mayor injerencia de la sección de Tampico en los asuntos reynosenses. El dominio se 51 prolongó desde 1961 hasta 1989 El mañana, diario reynosense, revisión sistemática 1949-1971. Abril de 1951. Op. cit. 14 de mayo, 1958. La injerencia ha quedado de manifiesto en dos acciones; mediante la imposición de líderes incondicionales por parte del dirigente de la sección 1, entonces Joaquín Hernández Galicia, y por la obstrucción de posibles fuentes de poder regional, como fue el despojo a la sección 36 de la jurisdicción de PEMEX en el municipio de Cadereyta, Nuevo León, a mediados de los años sesenta, que le correspondía por estar mis cerca geográficamente a ésta. Dicha jurisdicción significaba el control de más de 1 000 obreros de planta e igual número de trabajadores transitorios, además de alrededor de 50 millones de pesos que los contratistas tendrían que pagar como porcentaje sobre el costo total de la obra ejecutada, según lo estipulado por 94 QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS Este periodo ha sido denominado por los periodistas locales como "el quinismo en Reynosa' para referirse al dominio que el líder estableció en esa región. El control se inició con el nombramiento de Ernesto Cerda Ramírez como secretario general de la sección 36 y de la FRTR en los años sesenta. Pese a los beneficios exaltados por Cerda, como la construcción de una clínica y la inauguración de una academia comercial, la situación estaba lejos de ser la mejor para la rama petrolera. Entre 1963 y 1964, la sección 36 suspendió la mayor parte de sus obras de construcción, en ese lapso paralizó ocho equipos de las empresas contratistas. Tal medida agudizó el desempleo en la región. Por otra parte, en esa misma década, la sección 36 tuvo que enfrentar varias demandas por despidos injustificados y accidentes de trabajo. Otro problema que enfrentaron los líderes petroleros reynosenses fue la escasez de trabajadores, tanto para las actividades de construcción, como para las petroleras. Los trabajadores de la época, como los jornaleros, recuerdan como PEMEX los intentaba atraer para que laboraran en sus instalaciones pero, para ellos, el trabajo petrolero no fue atractivo. 52 53 54 55 Debido a la expansión de las actividades de PEMEX, el mercado laboral se fue acrecentando la mayoría de las veces con población inmigrante que se asentó en Reynosa atraída por la actividad petrolera. Al interior del grupo petrolero puede distinguirse dos tipos de trabajadores: los de confianza y los sindicalizados. Sin embargo, la fuerza del STPRM no se explicaría del todo si no se refiere al caso de los trabajadores transitorios, quienes también eran controlados por el sindicato. A nivel local, el problema de los trabajadores transitorios ha sido determinante. Desde la década de los cincuenta, ha existido una protesta continua por parte de los trabajadores contra la dirigencia de la sección 36 por la marginación y explotación de que han sido objeto. El descontento obrero desembocó en el primer intento organizativo, en abril de 1951, cuando se constituyó un grupo de defensa de trabajadores transitorios de la sección 36 en contra de los dirigentes sindicales, los cuales olvidaban sus promesas, una vez que ocupaban los cargos. En ese momento, los trabajadores expresaron: el contrato colectivo de trabajo. Angelina Alonso y Roberto López, El Sindicato de Trabajadores Petroleros y sus relaciones con PEMEX y el estado 1970-1985. México, El Colegio de México, 1986, pp. 270-271. El mañana, diario reynosense. Octubre de 1964. Mauro Rodríguez, dirigente del Sindicato de Jornaleros de Reynosa. Septiembre de 1992. Los trabajadores transitorios se dividen en dos categorías: extraordinarios y por sustitución. Los primeros son utilizados en actividades extras de la sección; los segundos sustituyen la ausencia de trabajadores permanentes, en caso de vacaciones, permisos, etc. PEMEX retiene a muchos trabajadores transitorios con la esperanza de brindarles una planta laboral a futuro. A nivel nacional el primer movimiento sindical de trabajadores transitorios petroleros se inició en los años sesenta, y estaba inspirado en el Sindicato de Trabajadores de Petroleros y Transitorios, sección 1, de Minatitlán, Veracruz. El movimiento se extendió de 1960 a 1978, arto en el que se registró el último intento de reivindicación de trabajadores transitorios. En un primer momento se pidió el reconocimiento de un sindicato de trabajadores transitorios que no permitió el STPRM; más tarde, demandaron la asignación de plantas a transitorios por antigüedad y no amiguismo, objetivo que tampoco fue del todo satisfecho. Véase Alonso y López, op. cit. pp. 274-280. 95 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 ...ya estamos cansados de servir de escalón a otros, escisión intrasindical del USMR por malversación quienes al llegar a la directiva, no recuerdan los de fondos en la construcción de su edificio. ofrecimientos que hicieron...5 No fue sino hasta 1967 cuando, a raíz de la movilización nacional de trabajadores transitorios, los trabajadores reynosenses transitorios rebasaron los límites regionales al encabezar la marcha de descontento en el norte. Salieron de Reynosa y fueron engrosando sus filas con trabajadores de San Luis Potosí, Veracruz y Puebla hacia la ciudad de México. En tanto que de Macuspana, Tabasco, partieron los trabajadores del sur; ambos grupos habrían de confluir en la ciudad de México. A pesar de las presiones, el STPRM se encargaría de que dicho movimiento no prosperara. Al descontento interno habría de sumarse la disputa entre la sección 36 y otros sindicatos reynosenses, como la Unión Sindical de Meseros de Reynosa (USMR), principal sindicato de la época. La disputa principal surgió con el dominio de la FRTR por parte de la sección 36. Las protestas fueron desde acusaciones de los meseros por el desplazamiento de su papel de pioneros sindicales, hasta la denuncia abierta de los intereses políticos de los petroleros. Durante los años cincuenta, el conflicto entre la sección 36 y el USMR originó el faccionalismo sindical al interior de la FRTR. En 1951, los meseros reynosenses se retiraron de la FRTR, argumentando la politización del organismo. La balanza se inclinó en favor de la sección 36. En tal derrota, desempeñó un papel central la En este sentido, la USMR fue precursora de un mal que aquejaría al sindicalismo reynosense posterior: la escisión de los trabajadores de una misma rama económica. En los inicios de los años cincuenta y sesenta se daría la división de varios sindicatos reynosenses: meseros, al58 bañiles, plomeros. Como un intento por solucionar tal divisionismo, durante los cincuenta la CTM buscó la integración de los distintos sindicatos alrededor de la FRTR, afiliada a la CTM, sin mucho éxito. El auge petrolero y la caída subsecuente del algodón fortalecieron otros sindicatos, como el Sindicato de Jornaleros de Reynosa (SJR). La mayor parte de los ex-algodoneros, al igual que en Matamoros, se concentró en la rama de la construcción. No obstante, el faccionalismo entre varios sindicatos de la construcción impidió la constitución de un sindicato fuerte. Otros sindicatos que surgieron al influjo de la bonanza económica incentivada por el petróleo fueron los sindicatos de choferes y camioneros. Durante los años cincuenta, el transporte de carga y de pasajeros adquirirló gran importancia. Esta década también fue escenario de la pugna constante entre sindicatos por el dominio de rutas en la localidad. En este conflicto intrasindical, la FRTR intentó un arreglo sin mucho éxito. El mañana, op. cit. 5 de abril, 1951. En la frontera tamaulipeca existe la tradición de que el sindicato más antiguo y de mayor trayectoria inicia en cada región los desfiles de obreros. Cuando los petroleros, en 1950, quisieron encabezar el movimiento, desataron el descontento, ya fermentado en los meseros reynosenses. Véase El mañana, op. cit. 1951, 1954 y 1958. Mauro Rodríguez, dirigente del Sindicato de Jornaleros de Reynosa. 96 QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS El conflicto sindical en el rubro de los transportes se agudizaba debido a que no sólo existían sindicatos locales, sino también federales e incluso norteamericanos. Entre los federales estaba el Sindicato de Choferes de Transportes de Carga y Operadores de Carga y Operadores de Máquinas en Zonas Federales, quienes en 1957 lograron el control de la carga de la carretera La Ribereña. ° Entre los norteamericanos, la línea principal era Valley Transit Company, que en 1959 logró una concesión para transportar pasajeros entre Mc Allen y Reynosa. De entre los sindicatos locales, destacaba el Sindicato de Choferes, iniciando con ello en 1956 la carrera del que sena el líder vitalicio de Reynosa, Reynaldo Garza Cantú. La consolidación de Garza muestra un liderazgo utilitarista que aprovechó la división intrasindical reynosense y manipuló dirigencias municipales y sindicales para lograr su beneficio personal. Parte de la explicación también se debe a la ineficacia de las autoridades cetemistas para conseguir el pacifismo sindical en las filas reynosenses: ...han pasado ya aquellos tiempos en que los problemas de la clase obrera se resolvían por medio de las pistolas y los puñales...[aunque] todavía hay uno que otro elemento que pretende utilizar los procedimientos [sindicales] empleados hace diez años...[hoy] ante la situación creada al calor de las pasiones políticas y de intereses personales es necesario mantenerla unidad de los trabajadores en atención a las recomendaciones hechas por la PTT. ¡ Ante el intento de disciplinarización sindical al centro se opusieron líderes locales como Andrés Pérez Treviño. El líder denunció la política antisindical que existía en ese momento por parte de la FTT y la Junta Central de Conciliación y Arbitraje (JCCA), en Ciudad Victoria, acusándolos de traidores al sindicalismo reynosense por aceptar el registro de sindicatos duales; es decir, de distintos sindicatos en una misma rama. A finales de 1962, Pérez Treviño expresó: En el consejo obrero [de la CTM, la FRTR] [me] pronuncié en contra de Elías Piña, [dirigente de la FTT] Javier Ferretis, Luis Torres y otros elementos de la Conciliación [por ocasionar]... la división entre la familia obrera de Reynosa...[al permitir] anomalías sindicales, como el registro de un sindicato blanco en el centro nocturno 'La cucaracha' [así como] organizaciones sindicales de doble registro...[como es el caso] del sindicato doble de plomeros oficiales y maestros albañiles, sindicato de comercio y otros muchos más que han aceptado el registro a pesar de que ya existen 62 organismos constituidos por varios años.. La situación crítica de la FRTR era evidente por dos razones: el fracaso en su proyecto de unificación obrera y el reconocimiento de sindicatos duales en la misma actividad, que a la larga fomentaría el faccionalismo sindical. El debilitamiento de la federación fue directamente proporcional al fortalecimiento garcista. El líder consolidó primero su poder en el Sindicato de Transportes al controlar varias unidades; luego lo hizo durante la administración de su hermano Rodolfo Garza Cantú, en el bienio 1968-1970, y su gestión como oficial mayor; se relacionó con las autoridades de vialidad del estado, permitiéndosele controlar un gran número de 60 El mañana, op. cit. Enero de 1957. 61 E! mañana, op. cít. Septiembre de 1954. 62 El mañana, op. cit. Diciembre de 1962. 97 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 placas de servido público, mismas que rentaba a los operadores de taxis. A diferencia de los otros dos líderes tamaulipecos, Reynaldo Garza Cantú prefirió dedicarse a sus negocios y controlar subterráneamente la dirigencia de la FRTR. Para lograr el dominio de la Federación, Garza Cantú recurrió a las más variadas tácticas, incluso a la amenaza de separarse de la CTM; su objetivo central fue desplazar a los líderes tradicionales de Reynosa: ...su calidad de funcionario municipal le permitió ir conquistando diversas secciones sindicales de la Federación de Trabajadores de Reynosa, afiliada a la CTM, al punto de formar una federación paralela y obligar a renunciar a Pablo Hernández Huerta, dirigente de la FRTR... A partir de entonces, el líder se rodeó de dirigentes sindicales incondicionales que impidieron la introducción de elementos extraños o adversos al poderío garcista. A pesar de no existir una dirigencia perenne por parte de Garza Cantú, el líder participó en las elecciones de Armando Flores Jiménez, Ernesto Cerda Ramírez, José Ulloa Castellón, Abel Hernández y Rafael Morales de la Cruz como secretarios generales. Esta participación subterránea le garantizó tranquilidad en sus negocios dos y en su sindicato. La preocupación por las bases sindicales fue marginal para el líder. Los años cincuenta también permiten contrastar las diferencias entre la política sindical de una organización nacional y una local. La sección 36 de PEMEX en general se plegó a la negociación petrolera nacional. En el terreno salarial, la zona norte siempre gozó de un fabulador salarial más alto en virtud de su calidad fronteriza, lo que provocó el descontento de las otras regiones. Para evitarlo, el STPRM niveló los salarios de la sección 36 a los otros tabuladores. La medida evitaba mayores problemas al STPRM, aunque para la sección local representó un retroceso en sus concesiones salariales. Las decisiones extemas se imponían una vez más sobre las decisiones petroleras locales. La practica sindical local estuvo en el extremo contrario, ya que sus objetivos centrales fueron la firma del contrato colectivo, las mejores condiciones laborales y la utilización de la huelga en casos extremos; el prototipo de esta política fue la USMR. Durante los años cincuenta y sesenta tuvo lugar la lucha de meseros contra los sindicatos proempresariales y el reconocimiento de sindicatos representativos de los trabajadores. En las negociaciones de principios de los sesenta, la USMR sumó nuevas demandas a sus peticiones tradicionales (que se enfocaban hada los salarios y prestaciones): ...la USMR inició la solicitud de la revisión de contratos colectivos de trabajo a los propietarios de negocios en la calzada del puente internacional, solicitando el 40 por ciento de aumento en el sueldo, basándose en el aumento que han tenido los artículos de consumo necesario, además solicitan que los patrones paguen el Seguro Social y la cédula cuarta por lo que respecta a la parte que 63 Líneas Fronterizas. Septiembre de 1989. 64 Ibid. Septiembre de 1989. 65 El fabulador de PEMEX estaba dividido en zonas geográficas y en éstas los salarios se asignaban en función de las variaciones en el costo de la vida. Para ello, existió un organismo dependiente de PEMEX, la Comisión de Salarios y Prestaciones, encargada de estudiar y regular los salarios y prestaciones de acuerdo con el costo de la vida de los centros de trabajo. Véase Alonso y López, op. cit., p. l6l. 98 QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS corresponde a los obreros...[de lo contrario) emplazarán a huelga... La demanda de derechos mínimos para los trabajadores, así como la ayuda en el pago de sus impuestos, concede al sindicalismo de la USMR un carácter tradicional parecido al matamorense. Por otra parte, la consecución de varias de sus peticiones, a pesar de sus enfrentamientos con la sección 36, da cuenta de una preocupación mínima por sus agremiados. El caso reynosense complementa el panorama sindical de la frontera tamaulipeca de mediados de la década de los sesenta: liderazgos sindicales sustentados en actividades económicas exitosas, pero supeditados, en grados distintos, a un centro político y sindical. El Cuadro I resume las principales similitudes y diferencias entre los caciquismos tamaulipecos y permite contrastar, de manera sintética, por qué el sindicalismo actual de la frontera tamaulipeca es tan distinto. 66 E! mañana, op. cit. Julio de 1960. 99 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 CUADRO I EL SINDICALISMO EN LA FRONTERA TAMAULIPECA Sindicatos ¡ocales importantes y Lugar Actividad relaciones con otras económica organizaciones sindicales hegemónica externas Nuevo Laredo Aduanas (*) Servicios(**) Política sindical Meseros, albañiles y alijadores Política reivindicativa mínima Dominio sindical local alternado Distanciamiento con la FTT Seccionalización de meseros Dominio sindical de cargos administrativos municipales y músicos Junta Federal de Relación directa líder neolaredense y CTM nacional Mejoras Materiales (*) Matamoros Algodoneros y meseros Algodón(**) Restaurantes (") Coaptación de disidencia obrera Política reivindicativa con tácticas combativas moderadas Práctica Conformación de pautas sindicales locales sindical desprendida de necesidades locales Expulsión de líderes Pugna sindicalismo local/nacional Introducción de CTM estatal y nacional Seccionalización de algodoneros, sindicales locales meseros y músicos Consolidación de la FRTM (cetemista) Apropiación de un pasado sindidcal por un nuevo liderazgo Petroleros, meseros y choferes Dependencia del STPRM Faccionalismo sindical local Reynosa Petróleo (•) Pugna STPRM/sindicalismo local Unidad ficticia cetemista Servicios (") Preferencia de intereses políticos sobre laborales Manejo subterráneo de la PRTR Diferenciación sindical por sectores Fuentes: Archivos Municipales de Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa. Notación: (*).-Actividad dependiente de instancias extemas. (**).- Actividad económica local. FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994 La imagen de Japón en la ciudad de Tijuana Roberto Ham Chande* RESUMEN El presente trabajo es el resultado, en Tijuana, de un estudio sobre la imagen de Japón en América Latina, entre líderes de opinión tales como profesores universitarios, profesionistas, empresarios y —quienes serán los futuros dirigentes— estudiantes de licenciatura. Se supone que las opiniones en Tijuana deben estar matizadas por el impacto de las inversiones japonesas en la industria maquiladora. Los datos muestran ideas sobre Japón como productor de artículos de gran calidad, de gran avance científico, tecnológico y educativo, logrado gracias a su laboriosidad y sentido de cooperación entre trabajadores, empresas y gobierno. Se considera que los japoneses tienen una alta calidad de vida, pero no tan buena como en Estados Unidos. No aparece como una sociedad democrática y la situación de la mujer no se considera buena. Existe desconocimiento sobre su participación en el desarrollo de América Latina, pero se desea que se incremente estrechando relaciones políticas y culturales. Aunque ahora aparece como complementario, a Japón se le considera el sustituto de Estados Unidos en el liderazgo económico del siglo XXI, aunque no se cree que llegue a convertirse en amenaza militar. ABSTRACT This article presents the results of a study conducted in Tijuana on the image of Japan that prevails among Latín American opinion leaders, such as University faculty, professionals, busines people, and the undergraduate students who will be the leaders of tomorrow. The study presupposes that opinions held in Tijuana are nuanced by the impact of Japanese investment in Mexico's maquiladora industries. The data reveal impressions of Japan as a producer of high-quality, scientifically and technologically advanced products, a status that it achieved because of the industriousness of its workforce and a sense of cooperation among workers, employers, and the govenrment. The general opinion is that the Japanese enjoy a high standard of living, but not as high as that of the United States. Japan is not viewed as a democratic society or one favourable to women. There is a general lack of awareness of Japan's participation in Latin American development, but there is general support for a significant increase in political and cultural relations with Japan. Although Japan is now seen as being on par with the United States, the opinion is that it will replace the United States as the economic leader in the twenty-first century. However, it is not considered likely that Japan will become a military threat. 'Roberto Ham Chande. Director del Departamento de Salud Pública de El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede enviar correspondencia a Blvd. Abelardo L. Rodríguez núm. 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja California, México. Tel.: (66l) 3-35-35. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Un mundo en interrelación las interrelaciones entre diferentes sociedades y naciones han existido desde siempre, no ha sido sino hasta en las décadas más recientes que la interdependencia entre países se ha intensificado a tal grado que ya se reconoce como vital y se toma explícitamente en cuenta en la planeación del desarrollo económico, social y cultural de todos y cada uno de los Estados. Las crecientes relaciones entre las naciones no sólo se han hecho posibles sino que se han impuesto debido a los avances en la tecnología de las comunicaciones y de los transportes, lo que ha permitido la internacionalización de los sistemas económicos, la cual constituye la principal y más ineludible forma de interdependencia, con todas sus ventajas, desventajas y polémicas. Desde luego que en este sentido el gran ejemplo y tema de mayor trascendencia para México es el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá. También es cierto que las modalidades de relación y su magnitud varían considerablemente de región a región y de país a país. Las capacidades económicas, políticas, sociales y militares alcanzadas, junto con las vecindades geográficas y las afinidades culturales e históricas, han dando lugar no sólo a distintas formas y diferentes intensidades de relación, sino también a la conformación de ámbitos de poder ideológico y económico en transformación continua, dando lugar a nuevas configuraciones. En este sentido, a los países latinoamericanos, y en especial a México, les ha tocado moverse dentro de una esfera que ha estado en gran parte dominada por Estados Unidos, cuestión AUNQUE 1 102 que no sólo nunca ha sido fácil, sino que ha tenido ejemplos claros e históricos de intervención e inconveniencias económicas, políticas y militares. De ahí que para América Latina, y en especial para México, siempre ha sido atractivo buscar relaciones multilaterales que permitan diversificar oportunidades y aminoren las desventajas y peligros de una relación bilateral dentro de un esquema de poder asimétrico. Japón como alternativa En las nuevas formas de organización mundial ya ha sido notorio durante algunas décadas el aumento en la participación e influencia de Japón, particularmente en lo que se refiere al ámbito económico internacional. De tal suerte, dentro del nuevo concierto mundial Japón ha sido visto por los países en desarrollo, incluidos los latinoamericanos, como un socio deseable en materia económica y una oportunidad de diversificar relaciones comerciales así como de otros intercambios.1 Las capacidades de Japón como inversionista, creador de tecnologías industriales, administrativas y comerciales, sus posibilidades como usuario de servidos turísticos, así como mercado potencial ante la gran capacidad adquisitiva de su población, esbozan una posibilidad que para México y América Latina es importante en cuanto a que representa no sólo la ampliación de posibilidades, sino también una opción social y política diferente. De modo concomitante, para Japón son vitales sus relaciones diplomáticas, económicas y culturales de carácter internacional, pues es en gran medida a Julio A. Millán, La Cuenca del Pacífico. México, Nacional Financiera y pondo de Cultura Económica, 1992. HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN través de éstas que ha logrado la posición privilegiada que ahora detenta. De esta manera para Japón resulta indispensable mejorar y aumentar sus relaciones mundiales, no sólo en lo económico sino en las demás áreas. Teniendo en cuenta estas consideraciones, un objetivo claro es el de intensificar y mejorar las relaciones entre Japón y el mundo en desarrollo en busca de beneficios mutuos. Ciertamente que una meta tan obvia y simplista como la expresada en la frase anterior requiere de especificidades que le den sentido real y la hagan práctica. En este artículo planteamos y tratamos de resolver una de esas especificidades, que consiste en identificar y evaluar la imagen que se tiene de Japón en la dudad de Tijuana. Aunque es claro que se trata de un contexto muy circunscrito, también es parte concreta de un proyecto mayor dirigido al ámbito latinoamericano, como se explica a continuación. En busca de la imagen de Japón en América Latina Para una mayor comprensión del estado de la relación entre Japón y América Latina es de gran relevancia conocer las opiniones que se tienen de una a otra sociedad. Esta premisa la basamos en algunos supuestos concatenados que se expresan a continuación: a) Existen diferencias históricas y culturales entre ambas sociedades. b) Estas diferencias dan lugar a faltas mutuas de comprensión, creación de estereotipos y errores de percepción. c) Es necesario reconocer la imagen que tiene cada parte de la otra, con objeto de deshacer equívocos y reforzar lo positivo. Con el propósito de salvar generalidades a través de acciones definidas y prácticas, en este estudio nos hemos abocado a identificar la imagen que en América Latina genera Japón como país, como pueblo y como sistema económico y sociocultural. El fin de identificar esta imagen es que ésta permita desde mostrar conceptos distorsionados qué corregir, hasta sugerir normas concretas de información, cooperación e intercambio; todo ello como parte de la necesidad de programas lo más adecuados posibles para relaciones futuras entre Japón y América Latina. Con esta idea, el Instituto Iberoamericano de la Universidad Sofía, en Tokio, ha llevado a cabo un sondeo de opiniones como parte de una investigación sobre la imagen que se tiene de Japón y los japoneses en América Latina, bajo la coordinación de su director el Dr. Gustavo Andrade S. J., con apoyo financiero de la Fundación Toyota, y con la participación de diversas instituciones académicas de América Latina, entre las que se encuentra El Colegio de la Frontera Norte. Este proyecto tuvo como antecedente un estudio piloto realizado en la ciudad de Santa Fe de Bogotá, en mayo y junio de 1988. Con las experiencias y los resultados obtenidos en esa investigación inicial se preparó el cuestionario que serviría de instrumento principal en la recolección de la información básica del proyecto.2 Se trata de sondeos de opinión captados en un cuestionario estructurado de preguntas y respuestas cerradas, con 2 Instituto Iberoamericano. La imagen de los latinoamericanos sobre el Japón y los japoneses: el informe de la encuesta piloto en Colombia. Tokio, Universidad Sofía, 1989. 103 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 base en conceptos creados alrededor de los perfiles y sensaciones que suscita Japón en las sociedades latinoamericanas. Esta investigación toma en cuenta algunos supuestos específicos que Japón suscita en el medio sociocultural de América Latina, como se explican a continuación. a) En términos de imagen no existe una total diferenciación entre lo que es japonés y lo que es, en general, asiático, confusión en la que particularmente se incurre respecto a lo chino. b) En este siglo la imagen de Japón ha estado matizada por su participación como enemigo de Occidente durante la Segunda Guerra Mundial. c) Las opiniones que sobre Japón se crean están influidas por lo que difunda Estados Unidos y sus medios de comunicación. La imagen de Japón a través de una temática El diseño del cuestionario y las preguntas que contiene obedecen a una serie de conceptos considerados pertinentes para identificar y medir las percepciones que sobre Japón y lo japonés tienen los entrevistados. La selección de los temas y la manera de expresarlos en preguntas y respuestas obedece, en primer lugar, a la prueba y sondeo de ideas y estereotipos que parecen prevalecer como opinión acerca de Japón en América Latina. Se trata de 23 temas, expresados algunos en una sola pregunta y otros, subdivididos en varias preguntas, todas con opciones de 3 104 respuestas precodificadas y cerradas que abarcan los siguientes puntos. 1. Contactos con Japón y/o lo japonés. 2. Simpatía por Japón en una contienda deportiva hipotética. 3. Preferencia por productos japoneses en: a) televisores y b) automóviles. 4. Preferencia por Japón como lugar de: a) turismo, b) estudio y c) trabajo. 5. Confianza hipotética en la medicina japonesa. 6. Grado de desarrollo comparativo de Japón con otros países en: a) arte, b) ciencia, c) tecnología, d) educación y e) nivel de vida. 7. Rasgos personales de los japoneses. 8. Situación social de la mujer en Japón. 9. Condiciones de Japón en comparación con Estados Unidos con respecto a: a) habitación, b) salubridad, c) educación y d) medio ambiente. 10. Grado de democracia de las instituciones políticas de Japón. 11. ¿Qué desea conocer de Japón? 12. Causas del gran desarrollo económico japonés. 13. Respecto a las empresas japonesas: a) ¿cuáles son sus características? y b) su expansión en México, ¿es de beneficio? 14. ¿Qué tanto más trabajan los japoneses respecto de los alemanes? 15. ¿Qué tanto favorece a América Latina el crecimiento económico de Japón? 16. ¿Qué tanto favorece a América Latina el creciente poder político de Japón? Comentarios recibidos por parte del profesor Ryoshiro Baba, del Programa de Estudios Japoneses de El Colegio de la Frontera Norte. HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN 17. ¿Hay amenaza para la paz por parte del poder militar japonés? 18. Cómo son las relaciones con Japón en lo: a) económico, b) político y c) cultural. 19. ¿Cuál es el futuro de las relaciones entre México y Japón? 20. ¿Cómo mejorarían las relaciones con Japón? 21. ¿Cuáles son los obstáculos en las relaciones con Japón? 22. ¿En el siglo XXI quién reemplazará a Estados Unidos como líder mundial? 23. ¿Qué explica la buena relación entre Japón y Estados Unidos? Las preguntas realizadas, las opciones de respuesta y los porcentajes obtenidos se presentan como anexo al final de este trabajo. La heterogeneidad latinoamericana En un objetivo de investigación como el señalado es importante considerar que América Latina es una realidad tan grande, diversa y compleja, por lo que el tema de sus relaciones con Japón requiere ser tratado tomando en cuenta esa heterogeneidad. En busca de una representación que refleje la diversidad latinoamericana y sus contrastes, la encuesta se realizó en nueve ciudades latinoamericanas de siete países. Siguiendo un orden geográfico de norte a sur, estas ciudades son: Tijuana y dudad de México, en México; San José, en Costa Rica; Santa Fe de Bogotá, en Colombia; Caracas, en Venezuela; lima, en Perú; Brasilia y Sao Paulo, en Brasil; y Buenos Aires, en Argentina. La selección no aleatoria de los lugares de encuesta se debió, por una parte, a las restricciones de presupuesto y tiempo, pero además implicó una representación adecuada del medio latinoamericano dentro de los propósitos que se plantean. Aunque en el diseño del proyecto se reconoce que la realidad latinoamericana es mucho más diversa y compleja que la que puedan representar las nueve urbes seleccionadas, también se asegura que cada uno de estos lugares tenga particularidades de interés ante la imagen que Japón proyecta. La población de interés La investigación busca identificar cuál es la imagen que tiene Japón y lo japonés en América Latina, es decir, conocer lo que la población latinoamericana en general piensa de Japón y sus entornos socioculturales y económicos. Sin embargo, más que indagar la opinión de la población latinoamericana en general resulta más significativo enfocar el estudio hacia cómo es esa imagen en los grupos de población cuya opinión puede influir en las relaciones entre uno y otro lado. De esta manera, como definición de "población objetivo", en términos de muestreo, se tomaron dos sectores sobre la clase de población que interesa para esta investigación en particular. Por una parte están los profesionistas, empresarios y políticos, cuya influencia de opinión y capacidades de decisión alcanzan repercusiones dentro de su sociedad y país. Por otra parte, se consideró a los estudiantes universitarios en el nivel de licenciatura, desde la perspectiva de que son las personas en formación que en lo futuro serán los responsables en la toma de decisiones de empresa y gobierno. La racionalidad de los conceptos utilizados y el diseño de la investigación forman parte del informe general de ésta. A continuación nos referiremos a los encuestados que no son 105 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 estudiantes sólo como "profesionistas", dada la necesidad de simplificar y ante el hecho de que la mayor parte de estas personas tienen esa calidad. Con objeto de estudiar comparaciones, a través de diferencias de percepción, se aplicó exactamente el mismo cuestionario a la muestra de estudiantes universitarios y a la de profesionistas. Este cuestionario se aplicó también, sin mayores variaciones, en cada una de las nueve ciudades investigadas, con objeto de extender la comparabilidad en todas las dimensiones del estudio, incluyendo la geográfica. En estas páginas se particulariza sobre los resultados de la parte correspondiente a la ciudad de Tijuana. Es necesario aclarar que mucho de la estructura de estas notas sigue las pautas del borrador del informe general presentado por el grupo coordinador del proyecto y discutido en agosto de 1991, en la ciudad de Santa Pe de Bogotá, Colombia. Adicionalmente, este escrito agrega las críticas y sugerencias que se recibieron en la presentación que se hizo en el Seminario del Pacífico, que regularmente realiza el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, en octubre de 1991. Tijuana y la frontera con Estados Unidos El Censo General de Población y Vivienda de 1990 señala para Tijuana un número de habitantes de 743 mil, cantidad alcanzada a través de una dinámica demográfica espectacular ocurrida en este siglo. Mien- 4 tras que en el lapso de 1930 a 1990 México como país creció cinco veces en su población, su frontera norte lo hizo en 14 veces, pero Tijuana se multiplicó por 66. Un crecimiento poblacional de esas magnitudes se explica únicamente por las grandes migraciones hacia la zona. Migraciones de esta magnitud necesariamente implican factores de gran atracción en el lugar de destino; en este sentido estos movimientos han sido la respuesta sociodemográfica a una serie de condiciones "fronterizas" favorables y cambiantes en el tiempo y en el espacio, en las que siempre ha sido determinante el factor de la relación con Estados Unidos. En la frontera, y particularmente en Tijuana, se dan elementos de interrelación fronteriza que van de norte a sur y de sur a norte en formas cada vez más diversas y complejas. Una de estas interrelaciones la constituyen los programas de industrialización, entre los que destacan las plantas maquiladoras. Y es principalmente por este último elemento, el de la industria de la maquila, que resulta pertinente el estudio de la imagen que proyecta Japón sobre la sociedad tijuanense. Siendo Tijuana una ciudad cuya existencia era apenas incipiente a principios de siglo, de hecho cuenta con muy poco pasado. Sin embargo, si su historia es escasa, sí se puede dar cuenta de un presente muy dinámico económica y socialmente, en el que se vislumbran también una ciudad y una sociedad con un futuro de gran efervescencia. Gran parte de esta dinámica y sus tendencias está basada en la creciente industrialización y en las opor- El trabajo de campo de la encuesta en Tijuana estuvo a cargo de Armando Rosas Solís, de la Universidad Autónoma de Baja California. 5 Rene Zenteno, Migración hacia la frontera norte de México: Tijuana, B.C. Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, 1993 (Colección Cuadernos). HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN tunidades que traerá la integración ecomómica con Estados Unidos y Canadá con el TLC. Y es justo en el renglón de la industrialización que las inversiones japonesas han hecho presencia en la frontera mexicana con Estados Unidos, con planes de mayores desarrollos, y con Tijuana como una de las principales plazas. Signos claros de esta ponderación económica de Japón sobre la dudad de Tijuana son los datos de 1989, que señalan que del total de la inversión japonesa en la industria de la maquila en México, el 73 por ciento está colocado en Tijuana, dando lugar a un total de 5 640 empleos. Esta situación no sólo afecta la imagen local sobre Japón y lo japonés, sino que le otorga una relevancia considerable debido a sus posibles repercusiones, lo que finalmente impone la necesidad de una revisión y evaluación del estado que guarda la imagen que Japón proyecta y cuáles pueden ser sus perspectivas. La muestra de estudiantes universitarios Para conocer la opinión que sobre Japón tienen los estudiantes universitarios de Tijuana se tomó una muestra de 100 de ellos, todos alumnos de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Aunque en Tijuana existen varias instituciones de educación superior, privada y pública, de carácter humanístico y de orientación tecnológica, se decidió reducir la encuesta a esta única institución como el ámbito total de muestreo debido a los límites que impuso el presupuesto de re 6 cursos y de tiempo para esta parte del proyecto. Sin embargo, también podemos afirmar en favor del método adoptado y sin forzar razonamientos, que esta universidad es la más grande del estado, la que reúne todas las vocaciones y campos profesionales y la que tiene la mayor diversidad de estudiantes en cuanto a antecedentes, clases sociales e intereses personales, con lo que se logra tomar en cuenta una gama de opiniones procurando obtener la mejor representatividad" en la muestra a través de una sola institución. No obstante, también prevalece la conciencia de que está ausente el elemento de aleatoriedad en la selección del conglomerado. En otra falla de "lesa aleatoriedad" pero necesaria para poner en práctica la encuesta, la selección se hizo por cuotas de acuerdo con los registros de la matrícula de la UABC, para garantizar la misma proporcionalidad de los estudiantes en las áreas de estudio en los que se encuentran repartidos y en su distribución por sexos. Esta repartición se encuentra consignada en el cuadro siguiente. Dentro de estas consideraciones también tomamos en cuenta que el tamaño de muestra de 100 casos de cualquier manera no iba a producir estimaciones con variancias aceptables. La muestra de profesionistas En el caso de la muestra de personas que por su actividad tienen un nivel de gran influencia dentro de la sociedad de Tijuana y su funcionamiento socioeconómico, político y administrativo, la identificación Antonio Carranza Fernández, "Las relaciones financieras entre Japón y México en los ochenta: deuda e inversión", en Comercio Exterior, vol. 40, núm. 6, junio de 1990. 107 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 de sujetos de entrevistas siguió un esquema también no aleatorio con la característica adicional de que no se tuvo un patrón tan claro como el de los estudiantes de la UABC, sobre el cual construir una asignación por cuotas. Este esquema es también producto de las limitaciones de tiempo y dinero para el levantamiento de la información. Los 100 casos se dividieron en 45 profesores de tiempo parcial de la Universidad Autónoma de Baja California, doce profesores de tiempo parcial del Instituto Tecnológico de Tijuana, ocho miembros de la Asociación de Jóvenes Profesionistas y 35 directivos de la Zona Industrial de Otay. La actividad parcial de los profesores de medio tiempo en la muestra garantizaba la inclusión de otra actividad profesional además de la docencia. La imagen de Japón en la ciudad de Tijuana Un examen de las frecuencias de las variables simples en términos de porcentajes para cada posible respuesta, nos permite obtener los resultados descriptivos y comparativos que se señalan en este escrito, el cual incluye algunos resultados preliminares que si bien no son concluyentes sí dan lugar a la construcción de supuestos. Cuando a continuación no se haga mención si se trata de estudiantes o profesionistas, es debido a que en ese tema en particular las respuestas de ambos grupos muestran muy poca diferencia numérica; de manera que, sin diferencias significativas, se pueden aludir como opiniones compartidas. 7 Las preguntas, las alternativas de respuesta y los resultados porcentuales para Tijuana se presentan en el cuadro anexo. Los resultados numéricos de las otras ciudades forman parte del reporte general de la investigación en América Latina. 1. Respecto de la relación experimentada con Japón, lo japonés o los japoneses se sigue el patrón claramente definido en el resto de las ciudades investigadas, donde los mayores contactos son a través del uso de productos japoneses. Una diferencia entre estudiantes y profesionistas es la mayor experiencia de estos últimos respecto a la comida japonesa, así como en el contacto con japoneses. Además, el nivel de edad es más elevado en los profesionistas, lo cual aumenta la exposición a otras experiencias y a mayores posibilidades económicas que permiten costear consumos en restaurantes, por ejemplo, Un factor adicional debe ser la presencia de industriales en las entrevistas y su posibilidad de contacto con directivos japoneses. La televisión también es significativa para ambos grupos en el conocimiento de Japón, y el cine en el caso de los profesionistas. 2. Tratando de medir simpatías hacia Japón como las que puede despertar un evento deportivo cuando no compite la propia nación, en Tijuana ambos grupos de estudiantes y profesionistas apoyan más a Estados Unidos y a países europeos que a Japón, aunque se prefiere a éste último sobre China o la ex-Unión Soviética. Dada la falta de aleatoridad de ambas muestras, no existen bases para pruebas de significancia estadística. Sin embargo, .si se realizaran y ante el reducido tamaño de muestra seguramente se hallaría que los montos en las diferencias no serían significativas. 108 HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN 3. La confianza hacia Japón toma distintas direcciones y grados de acuerdo con la clase de indicadores utilizados, siendo muy alta cuando se trata de manufacturas japonesas. Los productos electrónicos japoneses, representados en el cuestionario por los televisores, tienen un alto grado de confianza perfectamente marcado por los altos porcentajes detectados de personas que los prefieren, y esto mismo sucede en todas las ciudades en- se visita ese país en razón de su vecindad. Por el lado de un país extranjero dónde estudiar predominan Estados Unidos y Europa como preferencias, en lo cual deben influir factores de conocimiento y experiencia en el caso de los profesionistas, y posibles planes o deseos por el lado de los estudiantes. En ambos casos un elemento de importancia debe ser el dominio del idioma del país al cual se quiere asistir, con lo cual Japón queda ASIGNACIÓN DEL TAMAÑO DE MUESTRA SEGÚN SEXO Y POR DISCIPLINAS EN LA UABC ESCUELA Química Contabilidad Derecho Economía Medicina Odontología Turismo Total NÚM. DE ENCUESTAS HOMBRES MUJERES 5 8 37 3 17 20 24 14 10 7 5 2 7 5 2 7 2 5 10 2 8 100 45 55 cuestadas. En el caso de los automóviles también Japón marca en general la pauta, aunque aquí se nota una competencia con Europa. Aunque sigue siendo preferido el auto japonés, el hecho de que Tijuana sea la única de las nueve ciudades estudiadas donde el segundo porcentaje sea para Estados Unidos y no para Europa puede explicarse por la proximidad con este país, así como la existencia de un mercado de automóviles transfronterizo. 4. Para hacer turismo Europa es claramente la primera opción de todos y en todas las ciudades estudiadas. El hecho de considerar muy poco a Estados Unidos como opción turística para los tijuanenses sin duda se debe a la frecuencia con la que desfavorecido. En el caso del lugar de trabajo, se da un alto y distintivo porcentaje sobre Estados Unidos, seguramente producto de la experiencia tanto del entrevistado como de personas conocidas que laboran en Estados Unidos, además de las diferenciales de salario entre México y Estados Unidos, observadas con frecuencia gracias a la vecindad. En el estudio realizado en Latinoamérica, las preferencias por Europa como lugar de trabajo en algunos casos sobrepasan las de Estados Unidos, y es interesante observar que Tijuana es el único sitio en donde se tiene una ligera preferencia por Japón como lugar de trabajo sobre Europa. Aparte de que Europa no ha significado una opor- 109 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 tunidad de trabajo para los mexicanos en general, debe ser aún menor para los que viven en la frontera norte y quizá también se piense que ante una oportunidad sean mejores las posibilidades económicas que Japón pudiera brindar. 5. Para el caso hipotético de la necesidad de hospitalizarse, es muy alta la opinión de quedarse a ser atendido en Japón, tanto en Tijuana como en el resto de las ciudades de encuesta. Aunque esto demuestre un grado de confianza hacia la medicina japonesa, lo que quizá en realidad muestre el argumento sensato para permanecer en el lugar y atender de inmediato una situación de urgencia y gravedad, como lo plantea la pregunta utilizada. 6. Como parte importante de la imagen de Japón, es claro que en cuanto a su nivel científico y tecnológico se le considera en un lugar superior incluso dentro del mundo desarrollado, en una opinión totalmente compartida con el resto de las ciudades encuestadas. Se señala que los estudiantes juzgan mejores las cualidades de Japón en esos dos aspectos en comparación con los profesionistas. Por otra parte, se tiene una opinión también generalizada que coloca a Japón por debajo de la media en el nivel artístico. En cuanto al nivel educativo, los estudiantes tijuanenses no sólo coinciden en otorgar a Japón superioridad respecto de otros países desarrollados, sino que además le conceden la mayor de todas las calificaciones; en este campo los profesionistas de Tijuana califican a Japón con menos puntaje, aunque también es alto. Las diferencias en estas opiniones seguramente llevan un efecto generacional, pues los estudiantes han crecido durante una etapa en la cual Japón ya tenía un prestigio en los campos científico, tecnológico y educativo. En contraste, aunque los estudiantes 110 opinan en un 46 por ciento que el nivel de vida es superior o muy superior respecto de otros países desarrollados, esta opinión es de las más bajas, igual a la de Caracas y sólo mayor que Buenos Aires; en esta estimación los profesionistas sí le otorgan una mejor calificación. En lo que respecta a la ayuda para América Latina que se recibe de Japón, el dato importante es la manifestación de desconocimiento de este aspecto en todas las ciudades, incluyendo a Tijuana. Dentro de los que sí expresaron una opinión, los estudiantes de Tijuana opinan muy por encima de la media que el nivel de auxilio japonés es de superior a muy superior; pero en el caso de los profesionistas la opinión es menos favorable. 7. Los rasgos personales de los japoneses son calificados por los estudiantes como trabajadores, progresistas, intelectuales y prácticos. El carácter de intelectual escapa a la opinión general otorgada en las otras ciudades donde no se juzgó en ese orden. Los profesionistas coinciden en los calificativos de trabajadores, progresistas y prácticos. En otra diferencia, lo "bien educado" no se percibe tanto en Tijuana como en las otras ciudades. Respecto a este último concepto, habría que analizar si se está preguntando lo mismo en las distintas ciudades, ya que en México es un modismo que significa que se tienen modales amables y corteses. 8. Cuando se pregunta por la situación social de la mujer en comparación con lo que sucede en México aquí también destaca el desconocimiento del tema; 42 por ciento de los estudiantes, y 24 por ciento de los profesionistas declaran no conocer este aspecto. Entre los estudiantes que sí opinaron sobre este punto, existe una pequeña tendencia a considerar la situación de la mujer hacia lo desfavorable; 26 por ciento dice que es inferior en con- HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN traste con 20 por ciento que considera lo contrario, y 13 por ciento afirma que están en una situación de igualdad. Este juicio de los estudiantes es distinto de la tendencia general a considerar que la mujer japonesa tiene una situación de inferioridad comparativa. Los porcentajes que muestran la opinión de los profesionistas indican mayor inclinación hacia creer en una situación inferior de la mujer en Japón. 9. En cuanto a la opinión de que si la situación habitacional en Estados Unidos es mejor que en Japón se tiene una singular coincidencia numérica entre estudiantes y profesionistas pues sustentan el mismo porcentaje en su criterio, opinión que priva en todos los lugares de entrevista. Es probable que esta opinión favorable hacia Estados Unidos provenga de lo que muestran los medios de comunicación como el cine y la televisión. En el caso específico de Tijuana se tiene además el escaparate elegante y urbanísticamente bello que es la vecina dudad de San Diego, sobre todo cuando se compara con Tijuana. Este mismo argumento puede aplicarse a las condiciones de salubridad y medio ambiente, cuando estudiantes y profesionistas en Tijuana otorgan el mayor porcentaje a Estados Unidos en esos dos aspectos, en contraste con la mayoría de las otras ciudades donde la opinión se inclina a que las condiciones son iguales o mejores en Japón. Sin embargo, resulta interesante observar que en el renglón de las condiciones de la educación, es en el grupo de estudiantes donde Japón obtiene la mejor opinión con 62 por ciento, número muy por encima de todas las demás ciudades encuestadas. En una diferencia sustancial, sólo el 42 por ciento de los profesionistas de Tijuana consideran que que las condiciones educativas son mejores en Japón. También, es interesante notar que la mayor divergencia de opinión se da entre el 26 por ciento de los profesionistas que consideran como mejores las condiciones educativas de Estados Unidos y el nueve por ciento de los estudiantes que consideran mejor a este país. 10. Para toda América Latina, las instituciones políticas de Japón son desconocidas en cuanto a su grado de democracia, aunque finalmente se les juzgue en la encuesta como "algo democráticas". En el caso de los estudiantes de Tijuana se destaca que otorgaron el mayor puntaje a lo muy democrático, pero no lo suficiente como para cambiar la inclinación general hacia lo poco democrático. Los profesionistas de Tijuana se destacan por juzgar como muy poco o nada democráticas a las instituciones políticas de Japón. 11. Respecto a los deseos de conocer algo de Japón, el gran porcentaje que se da en todas las ciudades es la preferencia por Tokio. Esto quizá refleje que a la distanda lo más conocido de Japón es esa dudad. Un hecho notorio es que muchas de las opciones posibles recibieron un alto porcentaje de respuesta positiva, lo cual debe ser producto más bien del deseo y curiosidad por conocer un lugar alguna vez publicitado. Sin embargo, también es claro lo poco atractivo que son los clubes de judo. Respecto a la respuesta de la pregunta acerca de si desea conocer a las geishas, debería diferenciarse por sexo del entrevistado para una ponderación de mejor significado. 12. Sobre las causas que han propiciado el desarrollo económico de Japón, se coindde con la opinión general de que esto se ha dado gradas principal-mente a la naturaleza trabajadora de los japoneses, a la capacidad de los empresarios y a la cooperación entre gobierno y empresa privada. 111 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 13. En otra concordancia entre la opinión en Tijuana y el resto de América Latina, se considera que las empresas japonesas se caracterizan por su tecnología avanzada, por su control de calidad y por la fidelidad que tienen los trabajadores a la compañía que los emplea. Aunado a estos conceptos, se tiene la idea de que la expansión de las empresas japonesas en el extranjero beneficia al país que les da cabida. 14. Otra opinión generalizada en todos los lugares donde se realizó la encuesta, tanto para estudiantes como para profesionistas, es que en comparación con los trabajadores alemanes, los trabajadores japoneses trabajan mucho más. 15. La opinión de que el avance económico de Japón es favorable para América Latina y, por consecuencia, para Tijuana, puede venir de la presencia de plantas maquiladoras japonesas en esta ciudad en donde se suponen y de hecho se viven beneficios económicos por su presencia. A esto debe sumarse la idea de que es favorable contar con alternativas ademas de las que ofrece Estados Unidos, con todos los matices ideológicos y nacionalistas que eso conlleva. Este punto de vista también es coincidente en el resto de las ciudades en estudio. 16. Por lo que toca a la expansión política de Japón, en Tijuana se muestra mas bien una neutralidad, manifestada en el equilibrio de los porcentajes de respuesta a la pregunta de que si es favorable, desfavorable, no afecta o no se sabe. 17. En cuanto a que el poder militar de los japoneses constituya una amenaza futura, entre los estudiantes existe un equilibrio porcentual entre los que opinan que sí constituye una amenaza y los que no creen que lo sea. Entre los profesionistas son mayoría los que no ven como amenaza un posible incremento del poder 112 militar de Japón. Estas actitudes, tanto para lo político como para lo militar, deben estar influidas por el hecho de que Japón es un país geográficamente lejano, de poco contacto con México, y que realmente nunca se ha visto como adversario, con lo cual se disminuyen los peligros directos de fricción. 18. Sobre las relaciones actuales con Japón, en Tijuana se da el mayor porcentaje de respuestas en favor de la opinión de que las ligas económicas son estrechas con la cifra del 65 por ciento tanto de los estudiantes como de los profesionistas. En cuanto a su relación con el resto de los lugares de estudio, un comentario imprescindible es que en Tijuana este número es notoriamente mayor que en todos los demás casos. Desde luego que la explicación más inmediata es la alta presencia en la frontera norte de México de las empresas maquiladoras japonesas. En cuanto a las relaciones políticas y culturales, las cifras muestran que éstas son consideradas como débiles, opiniones que seguramente reflejan situaciones realmente existentes en ese sentido. 19. En cuanto a la idea que se tiene de cómo serán las relaciones futuras entre Japón y América Latina, es muy notorio que el porcentaje mayoritario en todos los casos opina que mejoraran en lo futuro. 20. Respecto del hecho de mejorar las relaciones entre México y Japón, la opinión generalizada es que se debe incrementar la cooperación técnica, la ayuda económica y el intercambio cultural. Precisamente en los aspectos en los cuales Japón tiene el mayor prestigio. 21. Aunque un porcentaje sustancial de alrededor del 30 por ciento de estudiantes y profesionistas no ve obstáculos para las buenas relaciones entre México y Japón, es un poco más relevante la proporción de los entrevistados que HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN vislumbran dificultades dado que Japón hace pocas compras en América Latina, por las dificultades con el idioma y por la falta de información sobre Japón. 22. Quizá esta misma percepción del futuro de América Latina con Japón se base en la idea de que éste reemplazará en el siglo XXI el actual liderazgo de Estados Unidos, opinión que en gran medida se comparte con la posibilidad de que la Comunidad Económica Europea comparta este liderazgo. Por el tipo de preguntas y respuestas que se utilizan en el cuestionario y el contexto general, la entrevista sugiere en gran medida que se trata del liderazgo económico y en ese sentido deben haberse vertido las opiniones captadas en la encuesta. 23. Finalmente, en Tijuana, Junto con el resto de América Latina, representada por las ciudades investigadas, se piensa en mayor porcentaje que entre Japón y Estados Unidos lo que se da principalmente es una complementariedad, cuestión que explica las relaciones tan estrechas entre Estados Unidos y Japón. Conclusiones Un repaso a los puntos principales de la encuesta y sus respuestas nos dice que en el caso de la ciudad de Tijuana el contacto con Japón se realiza principalmente a través de los productos hechos en Japón, sobre los cuales se siente una gran confianza, principalmente de las industrias electrónica y automotriz. Japón no es preponderante como lugar turístico, de estudio o de trabajo, pero goza de un gran prestigio respecto a lo científico, tecnológico y educativo. Se considera que el nivel de vida es alto, con una situación habitacional salubre y de medio ambiente elevada, pero no tan buena como en Estados Unidos; que su pueblo es laborioso, progresista, intelectual y práctico; que trabaja más arduamente que el alemán y que la mujer japonesa tiene una situación no muy favorable. Se piensa que el desarrollo económico de Japón se debe a la laboriosidad japonesa, la fidelidad hada la empresa, la capacidad empresarial, su tecnología avanzada y control de calidad, y a la cooperación entre la iniciativa privada y el gobierno. Políticamente, Japón aparece como poco democrático y no se sabe mucho cuál es el grado de ayuda que brinda a América Latina, pero se considera que su avance económico es favorable para ésta. Tampoco es muy clara la idea de cómo es su expansión política y no se le considera una futura amenaza militar. Aunque se supone que existen relaciones económicas estrechas, las ligas culturales y políticas se consideran débiles. Se piensa que las relaciones futuras mejorarán, incrementando la cooperación técnica, económica y cultural, para lo cual deben vencerse obstáculos como son lo poco que Japón compra a América Latina y el desconocimiento que en ésta existe sobre aquel. Se cree que en el siglo XXI Japón remplazará a Estados Unidos como líder económico, aunque ahora existe una estrecha relación complementaria entre estos dos países. Por la metodología utilizada y la limitación de recursos, las conclusiones del estudio no pueden ser tomadas totalmente como hallazgos de estudio, y quizá deban tenerse en cuenta como supuestos para plantear futuras investigaciones. Sin embargo, el sondeo realizado brinda una descripción de la opinión existente sobre Japón y lo japonés. Más aún, si algunas de las opiniones expresadas fueran estereotipos sobre Japón y no la realidad que vive ese país y su sociedad, ese descubrimiento en sí es de interés y aplicable a políticas de relación con América Latina. 113 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 ANEXO RESULTADOS DE LA ENCUESTA EN TIJUANA SOBRE LA IMAGEN EN AMÉRICA LATINA DE JAPÓN Y LOS JAPONESES ESTUDIANTES PROFESIONISTAS 1. ¿Qué relación ha tenido con Japón o lo japonés? Usar productos japoneses 89 93 Comer comida japonesa 60 70 Verlo en la televisión 89 Ver cine japonés 83 33 56 Ir a conciertos o exposiciones 19 Leer literatura japonesa 22 15 Tener relaciones de trabajo 23 15 Hablar con japoneses 19 44 Tener amistades 53 40 Tener parientes japoneses 6 Estudiar el idioma japonés Otras relaciones 47 10 6 1 11 6 2. En un evento deportivo internacional, ¿cuál país desearía que resultara triunfador? Alemania 50 45 Australia 52 23 50 Francia 34 29 Japón l6 45 34 19 Unión Soviética 27 Estados Unidos 43 Inglaterra 36 República Popular de China 34 13 3a. Al comprar un televisor, si la calidad y el precio parecen los mismos, ¿cuál producto escogería? De Corea 2 1 De Estados Unidos 23 25 De algún país de Europa 4 3 De Japón 56 66 De cualquier país 15 5 3b. En caso de que usted fuera a comprar un automóvil, si la calidad y el precio parecen los mismos, ¿cuál producto escogería? De Corea 114— 1 O De Estados Unidos 29 33 HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN De algún país de Europa 22 41 De cualquier país 20 De Japón 10 39 6 4. ¿Cuáles son los dos países que usted recomendaría a un amigo para visitar como turista? Australia 44 35 Estados Unidos 70 66 Japón 15 7 21 Algún país de Europa 27 12 Unión Soviética 34 47 República Popular de China 21 4b. ¿Cuáles son los dos países que usted recomendaría a un amigo para que juera a estudiar? Australia 9 6 Estados Unidos 55 70 Algún país de Europa 49 19 60 39 República Popular de China 5 72 Japón 3 Unión Soviética 13 4c. ¿Cuáles son los dos países que usted recomendaría para que fuera a trabajar? Australia 12 26 Estados Unidos 42 40 Japón 2 81 55 O Unión Soviética 8 82 Algún país de Europa 47 República Popular de China 3 5. ¿Si estuviera de viaje en Japón y se enfermara gravemente y fuera necesario operario, teniendo en cuenta que todos los gastos están cubiertos por el seguro y que los médicos y enfermeras hablan castellano, que haría usted? Volver al país 24 16 Hospitalizarse en Japón 75 81 6a. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel artístico de Japón? Muy superior 7 9 Superior 33 Inferior 7 No sabe 27 30 24 Muy inferior 28 9 27 115 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 6b. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel científico de Japón? Muy superior 50 57 Inferior 27 Superior 4 O No sabe 42 11 Muy inferior 4 1 5 6c. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel tecnológico de Japón? Muy superior 79 60 Superior 36 Inferior O O No sabe 1 19 2 Muy inferior 1 2 6d. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel educacional de Japón? Muy superior 40 24 Superior 41 47 Inferior 3 O No sabe 15 Muy inferior l6 1 14 6e. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel de vida de Japón? Muy superior 11 11 Superior 22 25 22 Muy inferior 35 46 Inferior 8 1 No sabe 20 6f. Comparado con el de otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel de ayuda a América Latina de Japón? Muy superior 7 5 Superior 22 18 Inferior 22 28 Muy inferior No sabe 38 35 12 7. ¿Cuáles son los rasgos personales que caracterizan mejora los japoneses? Trabajador 86 88 Intelectual 54 47 116 60 34 Práctico 14 HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN Vanidoso Generoso Valiente Bien educado Arrogante Progresista Pacifista Poco confiable Difícil de caracterizar 12 5 17 12 11 37 23 8 62 39 17 17 22 66 20 24 7 12 13 14 Otros 8. Al comparar la situación social de la mujer en Japón y su país, ¿qué opina usted? En Japón es inferior 26 34 Son semejantes En Japón es mejor 20 13 23 19 No sabe 42 24 9a. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición habitacional en Japón? En Estados Unidos es mejor 71 71 Es igual 7 En Japón es mejor 6 7 9 No sabe 16 13 9b. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición de salubridad en Japón? En Estados Unidos es mejor 39 37 Es igual 23 18 23 En Japón es mejor 17 18 No sabe 20 9c. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición de educación de Japón? En Estados Unidos es mejor 9 26 Es igual En Japón es mejor 62 14 42 No sabe 21 15 11 9d. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición ambiental de Japón? En Estados Unidos es mejor Japón es mejor 37 32 Es igual 25 27 No sabe 18 21 En 21 20 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 10. ¿Cómo son las instituciones políticas de Japón? Muy democráticas 7 Bastante democráticas 19 35 20 11 7 Algo democráticas 26 Muy poco democráticas 17 29 No sabe 31 11. ¿Cuáles son las cosas que quisiera conocer en Japón? Tokio 75 Kioto y otras ciudades tradicionales 53 41 Hiroshima-Nagasaki 51 El monte Fuji 45 72 41 42 43 Cultivo de perlas 35 Teatro Kabuki y arte tradicional 30 34 32 Club de Judo 53 13 40 Hotel tradicional japonés 53 36 27 Fábrica de automóviles 41 Fábrica de electrónicos 36 45 43 Hogar japonés 41 Geisha 14 Restaurant japonés 34 44 El tren bala 38 12. ¿Cuáles son las causas más poderosas del desarrollo económico de Japón? (Hasta dos respuestas) Naturaleza trabajadora 77 79 Capacidad de empresarios 39 37 Estabilidad política obrero-patrón 35 No sabe 25 15 27 Relaciones armoniosas 25 Cooperación gobiemo-empresa privada 2 43 2 13a. ¿Cuáles son las características que usted asocia con las empresas japonesas? (Hasta dos respuestas) Fidelidad a la empresa 35 38 Control de calidad 61 71 Cooperación obrero-patronal 8 8 118 8 Competencia y participación 4 29 18 Sistema de empleo 29 22 Salarios bajos HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN Largas horas de trabajo 19 14 "Dumping" O O Tecnología avanzada No 2 4 Administración eficiente 79 1 sabe 68 3 13b. ¿Qué piensa usted sobre la expansión de las empresas japonesas en su país? Beneficia al país 77 75 No beneficia al país 15 17 No sabe 8 8 14. Comparados con los alemanes, los japoneses trabajan: Mucho más 50 41 Igual 22 30 Mucho menos 27 1 2 No sabe 28 15- ¿Qué piensa usted sobre el crecimiento del poder económico en Japón? Favorable para América Latina 50 favorable ni desfavorable 55 Desfavorable para América Latina 26 9 12 No sabe 20 Ni 15 13 16. ¿Qué piensa usted sobre la expansión del poder político de Japón? Favorable para América Latina 25 28 Desfavorable para América Latina 16 23 27 Ni favorable ni desfavorable 37 24 No sabe 21 17. ¿Piensa usted que en el futuro el poder militar japonés a amenazará la paz mundial? Sí 36 22 No 37 56 No sabe 28 22 18 a. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa usted de las relaciones económicas entre su país y Japón? Son estrechas 65 65 Son débiles 21 25 No sabe 14 10 119 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 18b. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa usted de las relaciones políticas entre su país y Japón? Son estrechas 30 31 Son débiles 50 51 No sabe 20 18 18c. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa usted de las relaciones culturales entre su país y Japón? Son estrechas 22 23 Son débiles 58 63 No sabe 20 14 19. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa del futuro de las relaciones entre su país y Japón? Tenderán a mejorar 73 85 Tenderán a empeorar 1 O No cambiarán 8 7 No sabe 18 8 20. Para mejorarlas relaciones entre su país y Japón, ¿qué quisiera que aumentara? (Hasta dos respuestas) La cooperación económica 50 48 El comercio 28 39 La cooperación técnica 44 3 65 67 El intercambio cultural 41 El intercambio de personas 9 18 Otros 5 21. ¿Cuáles piensa usted que son las causas que impiden las buenas relaciones entre su país y Japón? No hay ninguna causa Inhabilidad diplomática japonesa Comportamiento de empresas 27 7 30 6 japonesas Inundación de productos japoneses 18 Japón compra poco al país Inversión excesiva 12 37 de Japón Falta de información sobre Japón El 36 8 idioma Otras causas 120 17 16 38 5 27 45 8 4 33 HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN 22. ¿Cuáles países o regiones cree usted que reemplazarán a Estados Unidos en el siglo XXI? Ninguno 12 16 15 Australia O 41 Japón 67 4 República Popular de China 15 Otros 8 12 2 Comunidad Económica Europea 65 Países ára bes 3 10 Unión Soviética 19 10 ¿Cuál cree que es la causa de las relaciones bastante estrechas entre Estados Unidos y el Japón? Ambos se complementan 26 35 Japón obedece a EE.UU. 7 16 7 3 EE.UU utiliza a Japón 13 27 Conjunción contra el comunismo 4 No sabe 23 4 Japón utiliza a EE .UU. 9 16 Otras razones 11 24. Características de los entrevistados Sexo: Hombre Mujer Sin respuesta Edad: Menos de 20 20-24 25-29 30-39 más de 40 Sin respuesta Número de entrevistados 47 49 73 27 0 5 26 1 10 21 57 9 45 24 0 100 350 101 121 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994 NOTA CRÍTICA La historia de la frontera México-Estados Unidos en el contexto de las fronteras en Iberoamérica David Piñera Ramírez* El propósito de este trabajo es poner de manifiesto que una opción metodológica recomendable para lograr un perfil más claro y objetivo de la historia de la frontera México-Estados Unidos es ampliar la perspectiva espacial de análisis hada la totalidad del ámbito iberoamericano. Quienes nos hemos dedicado sistemáticamente a historiar la frontera de nuestro país con la Unión Americana podemos encontrar en las fronteras de los demás países de Iberoamérica fenómenos que constituyen nuevos marcos de referencia que permiten confirmar o modificar las tesis expuestas en nuestros trabajos. Para revisar los criterios que sustentan a éstas hay, desde luego, varias alternativas idóneas, pero entre ellas destaca, por su pertinencia, la confrontación, que nos permite establecer similitudes y diferencias fronterizas en el ámbito iberoamericano en su conjunto. Pensamos que el percibir las similitudes que hay entre la historia de las fronteras de los diversos países iberoamericanos y la de nuestra frontera norte, ayudará a evitar ideas que nos conduzcan a creer, con ligereza, que ciertos fenómenos son privativos de ésta, cuando en realidad son connotaciones generales de la mayoría de los límites internacionales. Al mismo tiempo, quizá podamos corroborar con seguridad que determinadas características sí son exclusivas de nuestra frontera norte, es decir, que son peculiares, únicas e irrepetibles y de ahí su riqueza como tema de reflexión intelectual. El método comparativo está ampliamente reconocido como el ideal para lograr ese tipo de esclarecimientos. Marc Bloch puso de manifiesto lo útil que es establecer las similitudes y diferencias entre dos series de naturaleza análoga, tomadas de medios 'David Piñera Ramírez. Investigador del Instituto de investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Se le puede enviar correspondencia a Apartado Postal No. 267, Administración Central de Correos, Tijuana, Baja California, México, Tel.: (661) 82-10-33. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 sociales distintos. Además, hay importantes trabajos que corroboran las cualidades de este método. Por otra parte, es comprensible que si estamos permanentemente enfocados en el análisis de un fenómeno, corremos el riesgo de perder el sentido de la proporción, por lo que es saludable un cambio de enfoque, sobre todo si éste no se hace arbitrariamente o por el mero prurito de cambiar, sino como en el caso que nos ocupa, en el cual el cambio tiene como fin abarcar globalmente a Iberoamérica, que ofrece tantos aspectos de comparación pertinente, fructífera y relevante con nuestra frontera norte. El punto de partida Lo que circunstancialmente nos condujo a estas reflexiones fue el acopio de trabajos relativos a la historia de las fronteras latinoamericanas, que se ha hecho durante los congresos internacionales realizados por la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras. Por ello, antes de referimos al contenido de tales trabajos, haremos breve alusión a dichos congresos. El primero se efectuó en 1989, en Tijuana, en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), que contó con la colaboración de El Colegio de la Frontera Norte y de otras instituciones nacionales y extranjeras.3 En la sesión plenaria del congreso se acordó crear la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras, con el fin de dar continuidad a ese tipo de tareas, estableciéndose como sede de este organismo la propia UABC. El segundo congreso se realizó en 1990, en San José, Costa Rica, y el tercero en 1992, en las ciudades fronterizas de San Cristóbal, Venezuela, y Cúcuta, Colombia. El cuarto está programado para 1994, en Guayaquil, Ecuador. 1 Marc Bloch, "Comparaison", en Revue de Synthese Historique, t. LXIX, 1930, p. 34. 2 Entre ellos podemos citar, Herbert S. Klein, Slavery in the Americas. A Comparative Study of Virginia and Cuba, The University of Chicago, 1967; Laura Foner y Eugene D. Genovese (directores), Slavery in the New World. A Reader in Comparative History. Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1969; y Eugene D. Genovese, "The Comparative Focus in Latin American History", en In Red and Black. New York, Pantheon Books, 1971. 3 Colaboraron también el Instituto de Cooperación Iberoamericana, de España; el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, de México; la Comisión Nacional Española Quinto Centenario; la Universidad Nacional Autónoma de México; el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Programa Cultural de las Fronteras, de México. 4 El rector de la Universidad Autónoma de Baja California preside la Asociación, junto con tres vicepresidentes, de España, Centro y Sudamérica, respectivamente. Existen asimismo varias Comisiones de Estudios, entre ellas la de Estudios Históricos. 5 Las instituciones convocantes fueron la Universidad de Costa Rica, la Confederación Universitaria Centroamericana, la Universidad Autónoma de Baja California y la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras. 6 Convocaron a este congreso la Universidad Central de Venezuela, la Universidad de los Andes, de Colombia; la Universidad Nacional Experimental del Táchira, de Venezuela; la Universidad Francisco Paula de Santander, de Colombia; la Universidad Autónoma de Baja California y la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras. 7 Lanzan la convocatoria para el evento, la Facultad de Estudios Diplomáticos de Guayaquil, Ecuador, la Universidad Autónoma de Baja California y la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras. 124 PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA Los congresos han tenido un carácter multidisciplinario, con participación de historiadores, antropólogos, Juristas, sociólogos, economistas, demógrafos, politólogos, internacionalistas y demás cultivadores de las disciplinas sociales y humanísticas. Asimismo ha estado representada la mayoría de los países del continente americano, de Europa y de Asia. El vasto número de trabajos de latinoamericanistas de todos esos países —450 ponencias aproximadamente— ha integrado un rico y variado acervo de información sobre las fronteras en Iberoamérica, que puede ser consultado por los interesados en los archivos de la Asociación. Además, una selección de las ponencias presentadas se 8 encuentra en las respectivas memorias de los congresos. Dado el carácter multidisciplinario de los eventos, cada una de las memorias está dividida en cuatro grandes partes. La primera agrupa a las ponencias relativas a "Nociones de frontera", la segunda a "Conflictos y cooperación en las fronteras", la tercera a la "Problemática socioeconómica fronteriza" y la cuarta a "Las fronteras en la historia". Cabe comentar que la perspectiva histórica se manifiesta ampliamente en el conjunto de los trabajos, no sólo en los expresamente ubicados en el rubro de "Las fronteras en la historia", sino también en muchos otros de los que se encuentran en los diversos rubros, pues abordan las cuestiones fronterizas desde el punto de vista de la sociología, el derecho, la economía, la demografía, etcétera, pero para entender los antecedentes de los fenómenos que estudian o para apoyar las tesis que plantean recurren a la historia. Así, de la multidisciplinariedad se pasa en cierta forma a la interdisciplina, pues hay esa convergencia metodológica que es bastante enriquecedora. A manera de ejemplos podemos citar del rubro "Nociones de frontera" las ponencias "El hombre y sus fronteras: una visión filosófica", de Horst Matthai; "Elementos teóricos sobre el concepto de frontera", de Juan Rafael Quesada Camacho y Victoria Ramírez Avendaño, y "La fronterología como asignatura autónoma en las universidades latinoamericanas", de Kaldone G. Nweihed. u Del rubro "Conflictos y cooperación en las fronteras", los trabajos "Geopolítica de las fronteras latinoamericanas" y "La cuestión de la soberanía sobre las islas y el Golfo de Fonseca", de los internacionalistas Leopoldo González Aguayo y Modesto Seara Vázquez , respectivamente, así como "Estado de 8 Memoria del Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica. Ayer y hoy, Alfredo Félix Buenrostro Ceballos (editor). Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California, 1990, dos tomos; Memoria del Segundo Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica, Alfredo Félix Buenrostro Ceballos (editor), Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California, Confederación Universitaria Centroamericana, Universidad de Costa Rica, Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras, 1991. La memoria del tercer congreso se encuentra actualmente en preparación. 9 Horst Matthai, "El hombre y sus fronteras: una visión filosófica", en Memoria del Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica. Ayer y Hoy... t., pp. 17-25. En lo sucesivo, para fines de brevedad, se citará como Memoria del (primer] Congreso.., 10 Juan Rafael Quesada Camacho y Victoria Ramírez Avendaño, "Elementos teóricos sobre el concepto de frontera", en Memoria del Segundo Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica..., pp. 17-23. En lo sucesivo, para fines de brevedad, se citará como Memoria del Segundo Congreso... 11 Kaldone G. Nweihed "La fronterología como asignatura autónoma en las universidades latinoamericanas", ponencia presentada en el Tercer Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica. En lo sucesivo, para fines de brevedad, se citara como Tercer Congreso... 12 Leopoldo González Aguayo, "Geopolitica de las fronteras latinoamericanas en memoria de el (primer) congreso.... t., pp. 79-91. 13 Modesto Seara Vázquez, "La cuestión de la soberanía sobre las islas y el Golfo de Fonseca, ibid., pp. 148-164. 125 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 Acre, Departamento de Pando y Región Inca; una área de interrelación brasileña-boliviana-peruana", de Óscar Paredes.1 Del rubro "Problemática socioeconómica fronteriza", los trabajos "Situación de las fronteras del Perú", de Juan Velit Granda; "La frontera México-Belice: orígenes, situación actual y perspectivas", de Alfredo César Dachary,1 y "El problema del narcotráfico en la zona fronteriza Táchiranorte de Santander", de Colomine Feijó.17 En todos esos estudios además del empleo de los métodos y técnicas de la disciplina propia del autor respectivo, se recurre al pasado para reconstruir el proceso histórico que informa sobre la manera en que se ha. llegado a la realidad actual. Desde otro ángulo, esa dimensión histórica de los trabajos se explica porque dos de los congresos se efectuaron en el umbral de la conmemoración del Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos e inclusive el tercero coincidió con esa efeméride, por lo que en las mismas convocatorias de los eventos se solicitó analizar los fenómenos fronterizos iberoamericanos a la luz de dicho acontecimiento, lo que conlleva una perspectiva histórica. A lo anterior hay que agregar los trabajos que se insertan en el rubro "Las fronteras en la historia" por la naturaleza del tema y la metodología que emplean. Se trata de un abundante espectro de estudios cuyas características generales abordamos a continuación. Panorama fronterizo del continente Como el primer congreso se efectuó en América del Norte, el segundo en Centroamérica y el tercero en Sudamérica, el conjunto de los trabajos presentados cubre la totalidad del continente, pues por razones obvias en cada congreso predominaron las ponencias referentes a la región respectiva. Por tal motivo, en los archivos de la Asociación hay un acervo de estudios que informan de la historia fronteriza del continente, empezando por la frontera norte de México hasta llegar a los límites chileno-argentinos en el cono sur. Comenzando por el norte, encontramos un variado elenco de trabajos relativos al límite septentrional de nuestro país, con enfoques y métodos muy diversos. Los hay integrales, que abarcan de la costa del Océano Pacífico a la del Atlántico, como "La formación histórica de la frontera norte de México, siglos XVI-XIX", de Felipe Cuamea y 18 Alejandro Mungaray; "Diferencias fronterizas entre México y Estados Unidos: los ríos Bravo y Colorado en el Tratado de Aguas Internacionales del 3 de febrero de 1944", de Tatiana Galván y Catalina Velázquez,19 y "La frontera norte de México y la Segunda Guerra 14 Óscar Paredes, "Estado de Acre, Departamento de Pando y Región Inca: una área de interrelación brasileñaboliviana-peruana", presentada en el Tercer Congreso... 15 Juan Velit Granda, "Situación de las fronteras del Perú", en Memoria del [primer] Congreso... t.I, pp. 328-342. 16 Alfredo César Dachary "La frontera México-Belice: orígenes, situación actual y perspectivas", en Memoria del Segundo Congreso...pp. 121-132. 17 Colomine Feijó, "El problema del narcotráfico en la zona fronteriza Táchira-norte de Santander", presentada en el Tercer Congreso... 18 Felipe Cuamea y Alejandro Mungaray, "La formación histórica de la frontera norte de México, siglos XVIXDC", en Memoria del [primer] Congreso... t. II, pp. 200-207. 19 Tatiana Galván y Catalina Velázquez, "Diferencias fronterizas entre México y Estados Unidos: los ríos Bravo 126 PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA Mundial", de Ángela Moyano Pahissa. Asimismo hay los que se refieren de manera específica a una población o sitio de la franja fronteriza, como "La formación de la frontera: un caso ideológico, Nuevo Laredo 1848-1989", de Manuel Ceballos Ramírez;21 "El Chamizal: un conflicto centenario de límites entre Estados Unidos y México. 1864-1964", de Jesús Ortiz Figueroa,22 y "Borders as Elements of Contact and Separation: the Case of the Armenians of Tijuana, Baja California", de T.D. Proffitt.23 Aunque no con la amplitud con que se hace para el norte, el otro límite fronterizo de nuestro país —el sur— también está abordado en "Vivir en frontera: la experiencia del sureste mexicano", de Jan de Vos, y en "Fronteras mayanses de antaño y hogaño", de Femando Cámara Barbachano. Lo concerniente a las fronteras de los países centroamericanos se trata en "Factores que inciden en la constitución de la territorialidad de Honduras. Época colonial", de María de los Ángeles Chaverri Mora; "La frontera 27 móvil: indios de paz, indios de guerra, en Costa Rica", de Elizabeth Fonseca, y "La Guerra del 98, el Canal de Panamá y la delimitación de la nueva frontera de Estados 28 ' Unidos", de Ternot Mc. Renato. Inclusive los hay relativos a la región del Caribe, como "Historia y realidad actual de la frontera de Haití con la República Dominicana", de Susy Castor. 29 De las fronteras sudamericanas se ocupan "Historia del suroccidente venezolano y sus relaciones fronterizas", de Juan Claudio Martens;30 "Frontera e integración. El Táchira: larga duración y coyuntura", de Jaime Torres;31 "Límites entre la Capitanía de Venezuela y la Nueva Granada", de Alfredo Bustos y Laura Villalobos; "Hacia una caracterización histórica del llano colombo-venezolano", de Mario Romero; "Las ligas patrióticas y el conflicto de Arica y Tacna; la chilenización de los territorios peruanos y Colorado en el Tratado de Aguas Internacionales del 3 de febrero de 1944", ibid., pp. 295-313. 20 Ángela Moyano Pahissa, "La frontera norte de México y la Segunda Guerra Mundial", ibid., pp. 314-323. 21 Manuel Ceballos Ramírez, "La formación de la frontera: un caso ideológico, Nuevo Laredo 1848-1989", ibid., pp. 258-265. 22 Jesús Ortiz Figueroa, "El Chamizal: un conflicto centenario de límites entre Estados Unidos y México. 18641964", ibid., pp. 266-281. 23 T. D. Proffitt, "Borders as Elements of Contact and Separation: the Case of the Arrnenians of Tijuana, Baja California", ibid., pp. 290-294. 24 Jan de Vos, "Vivir en frontera: la experiencia del sureste mexicano", ibid., pp, 192-199. 25 Fernando Cámara Barbachano, "Fronteras mayanses de antaño y hogaño", en Memoria del Segundo Congreso... pp. 252-261. 26 María de los Ángeles Chaverri Mora, "Factores que inciden en la constitución de la territorialidad de Honduras. Época colonial", ibid., pp. 175-193. 27 Elizabeth Fonseca, "La frontera móvil: indios de paz, indios de guerra, en Costa Rica", presentada en el Tercer Congreso... 28 Ternot Mc. Renato, "La Guerra del 98, el Canal de Panamá y la delimitación de la nueva frontera de Estados Unidos", presentada en el Primer Congreso Internacional... 29 Susy Castor, "Historia y realidad actual de las fronteras de Haití con la República Dominicana", en Memoria del [primer] Congreso... t.I, pp. 361-381. 30 Juan Claudio Martens, "Historia del suroccidente venezolano y sus relaciones fronterizas", presentada en el Tercer Congreso... 31 Jaime Torres, "Frontera e integración. El Táchira: larga duración y coyuntura", ibid. 32 Alfredo Bustos y Laura Villalobos, "Límites entre la Capitanía de Venezuela y la Nueva Granada", ibid. 33 Mario Romero "Hacia una caracterización histórica del llano colombo-venezolano", ibid. 127 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 anexados en la Guerra del Pacífico", de Carlos Maldonado, 3 y "La frontera argentino-chilena como espacio social", de Susana O. Bandieri. Hay que mencionar también que dentro del marco del Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos la temática de los congresos incluyó la frontera en la península ibérica, de tal manera que sobre el particular se reunió un conjunto interesante de aportaciones. Entre ellas podemos citar "La fortificación de la frontera en la España del Renacimiento", de Alicia Muñoz Cámara; 3 "Os criptojudeus da faixa fronterica portuguesa", de Eduardo Mayone, y "La frontera hispano-portuguesa en el conflicto constitucionalista (1826)", de Braz Augusto Aquino Brancato. Todos esos trabajos, con su diversidad de enfoques, ofrecen una amplia gama de elementos para reconstruir los procesos históricos del establecimiento y variaciones de las fronteras en América Latina, así como en la península ibérica, entre las que hay estrechos vínculos. También proporcionan múltiples elementos para tratar de encontrar similitudes y diferencias entre tales fronteras y la de México-Estados Unidos, que es el tema central de esta nota crítica. Conclusiones relativas a Iberoamérica en general La lectura de los trabajos citados anteriormente a manera de ejemplos, más la de otros de los que haremos alusión en este apartado, permite encontrar algunas constantes en la historia de las fronteras en el ámbito iberoamericano. Toda vez que se trata de un campo poco trabajado, de manera tentativa podemos formular las siguientes: Si bien es una época que las ponencias tocan de manera tangencial, hay elementos para considerar que en las sociedades prehispánicas hubo algunos mecanismos de reconocimiento de las superficies que ocupaban, aunque sus límites por lo general no tuvieron una demarcación precisa. Las sociedades más desarrolladas, como los imperios inca y azteca, poseían demarcaciones territoriales, que, con sus diferencias obvias, podrían acercarse al sentido de las fronteras actuales. Al interior de los imperios se reconocían posesiones territoriales a los aliados, a los pueblos sometidos y al lado de ellos abundaron grupos nómadas o seminómadas, que en una forma u otra establecieron relaciones con ciertos espacios. 34 Carlos Maldonado, "Las ligas patrióticas y el conflicto de Arica y Tacna: la chilenización de los territorios peruanos anexados en la Guerra del Pacífico", ibid. 35 Susana O. Bandieri, "La frudeosontera argentino-chilena como españolo social", en Memoria del Segundo Congreso... pp. 202-220. 36 Alicia Muñoz Cámara, "La fortificación de la frontera en la España del Renacimiento, presentada en el Primer Congreso Internacional... 37 Eduardo Mayone, "Os criptojudeos da faixa fronterica portuguesa", en Memoria del Segundo Congreso..., pp. 240-251. 38 Braz Augusto Aquino Brancato, "La frontera hispano-portuguesa en el conflicto constitucionalista (1826)", en Memoria del [primer] Congreso... t. II, pp. 154-165. 39 Cfr. Lourdes Romero Navarrete y Felipe Echenique March, "Antecedentes de las fronteras hispanoamericanas. De la época prehispánica al surgimiento de los estados nacionales", en Memoria del (primer] Congreso... t.II, pp. 121-129. 128 PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA La actitud de los europeos al dominar el continente fue de no tomar en cuenta ningún antecedente aborigen en materia de límites, pues concertaron un repartimiento territorial en gran escala entre las dos potencias dominantes de la época, España y Portugal. Ese repartimiento contó con la aprobación papal, expresada en la bula Intercaetera. La base de la demarcación de fronteras en Iberoamérica se encuentra en los espacios políticoadministrativos de la Colonia, conformados por los virreinatos, las capitanías generales, las audiencias, etcétera. De tales demarcaciones de la época colonial se derivaron los estados nacionales, surgidos en virtud de los movimientos de independencia. La norma que en general trató de aplicarse para establecer las fronteras de los países recién independizados fue el principio uti possidetis jure, consistente en reconocer las delimitaciones territoriales que tenían en 1810, cuando formaban parte del orden colonial. En la práctica esto generó frecuentes conflictos, motivados por las ambigüedades o errores de que adolecen muchos de los mapas de la época colonial. Varios de los nuevos estados nacionales tuvieron dimensiones menores que las de las entidades coloniales, pues algunas de éstas fueron desmembradas en dos o más nuevos países. Esa tendencia a la fragmentación se advierte, por ejemplo, en la formación de la República de Bolivia, apenas lograda la independencia, que significó el primer desmembramiento de lo que fuera el Virreinato del Río de la Plata, del que saldrían después las repúblicas de Argentina, Paraguay y Uruguay, Por su parte la Capitanía General de Guatemala devino en Federación Centroamericana, que al disolverse en 1838 dio origen a las repúblicas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Asimismo, la Gran Colombia, con antecedentes en el Virreinato de Nueva Granada, dio paso en 1830 a tres países, Colombia, Venezuela y Ecuador.4 Debe tenerse muy en cuenta que el advenimiento de los estados nacionales iberoamericanos coincidió con el desarrollo y expansión del sistema capitalista, por lo que en el establecimiento y eventuales alteraciones de sus fronteras se han reflejado claramente las pugnas de los diversos países, especialmente los hegemónicos, como Inglaterra y Estados Unidos, que han luchado por el control de territorios, en particular los que contienen los recursos naturales que en su momento ha requerido la evolución de los procesos agroindustriales. Bolivia ejemplifica claramente lo anterior, pues las grandes pérdidas territoriales que sufrió tuvieron como móviles subyacentes la codicia de diversos países sobre sus recursos naturales: la "Guerra del Salitre" con Chile (1879-1884); la "Guerra del Caucho" 40 41 42 43 ibid. Véase J. C. M. Ogelsby, "Settiement by War or Peace, 1781-1981", ibid., pp. 129-145. Ibid. Véase Ana Carolina Ibarra, "Las fronteras en la América Latina al concluir la lucha por la Independencia", presentada en el Primer Congreso... 44 Ibid. 45 Cfr. Elizabeth Fonseca, "Ferrocarriles, enclaves bananeros y conflictos fronterizos en Centroamérica (18701941)", en Memoria del /primer/Congreso... t. II, pp. 166-184. 129 PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA —por su relación directa con el medio iberoamericano— Carlos Calvo, compilador de la célebre Colección completa de los tratados, convenciones, capitulaciones, armisticios y otros actos diplomáticos, de todos los estados de la América Latina...{1862). Se trata pues de importantes antecedentes que ahora se pueden y se deben continuar, recogiendo las modalidades y los requerimientos de la historiografía contemporánea. La ubicación de nuestra frontera norte en el contexto iberoamericano El amplio marco referencial de lo fronterizo en su dimensión global iberoamericana ofrece al estudioso de la historia de la frontera México-Estados Unidos una gama de relevantes perspectivas de análisis, que puede arrojar como resultado un perfil más claro y objetivo de nuestra frontera. Se tiene al frente un elenco de fronteras producto de procesos históricos registrados en medios sociales distintos, que permite establecer comparaciones con la frontera norte de México. La búsqueda de similitudes y diferencias puede traducirse en una percepción más nítida y matizada que la que tenemos si centramos únicamente el análisis en nuestro objeto de estudio, aislado de su contexto iberoamericano. Se trata de un campo muy poco explorado por lo que nos concretaremos a señalar algunas de las múltiples posibilidades de estudio, en vía de sugerencias temáticas. Demarcación Un enfoque pertinente podría ser confrontar la línea divisoria de México y Estados Unidos con la de otros países del continente americano. Por ejemplo, cotejar sus longitudes. Tendríamos que los 3 326 kilómetros de nuestra frontera resultan muy extensos frente a los 363 de la de Costa Rica y Panamá, 8pero no así frente a los 5 116 de la frontera entre Chile y Argentina, que es una de las más extensas del mundo. También es interesante considerar que la longitud total de las fronteras de Brasil con los diez países con que limita —Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y las tres Guayanas— asciende nada menos que a 15 719 kilómetros en línea continua. En ese mismo orden de ideas encontramos que así como el límite de México con el vecino del norte está señalado en parte por los ríos Bravo, Gila y Colorado y en parte 55 Esta es una valiosa obra en 17 tomos, poco conocida en nuestro medio, publicada originalmente en París, en 1862, y reimpresa facsimilarmente en Alemania, por Topos Verlag AG., 1978. 56 Véase Lawrence A. Herzog, Changing Boundaries in the Americas, New Perspectiva on the U.S-Mexican, Central American, and South American Borders. San Diego, Center for U.S.-Mexican Studies, University oí California, 1992. 57 Javier Delgadillo Macías, "El escenario geográfico", Visión histórica de la frontera norte de Mexico, David Piñera Ramírez (coordinador), Universidad Autónoma de Baja California, 1987, t. I, p. 3. 58 Diccionario enciclopédico abreviado. Madrid, Espasa Calpe, 1978, t. II, p. 1115. 59 Ibid., t. III, p. 180. 60 Ibid., t. II, p. 214. 131 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 por traza astronómica, a Chile y a Argentina los separa la abrupta cordillera de los Andes, mientras que la enorme superficie de Brasil está delimitada por una serie de ríos, de sierras y líneas expresamente trazadas. Este ejercido se puede ampliar a los demás países iberoamericanos y ayudará para ponderar debidamente a nuestra frontera norte en su expresión de línea divisoria internacional. Territorialidad Continuando en el plano geopolítico podríamos abocamos a la territorialidad de los países iberoamericanos y concretamente al corrimiento que han registrado algunas de sus fronteras por conflictos internacionales. En ese aspecto, la mutilación que sufrió México en 1848, a consecuencia de la agresión de Estados Unidos, constituye la mayor pérdida territorial que ha tenido país alguno de América Latina y quizá de todo el mundo. Como se sabe, fue más de la mitad de su territorio, caso al que únicamente se le asemeja el de Bolivia, que también ha perdido algo más que la mitad de su territorio original. La diferencia estriba en que Bolivia la perdió por guerras o desafortunados litigios sostenidos en forma sucesiva con sus cinco vecinos —Brasil, Paraguay, Argentina, Chile y Perú— mientras que México fue despojado por un solo país y en un solo acto de agresión. Cruces transfronterizos El fenómeno de la migración de México a Estados Unidos de trabajadores indocumentados, que en forma tan acertada se viene estudiando, sería interesante confrontarlo con el que se da en otras regiones del continente. Al efecto encontramos que así como migrantes mexicanos desde la segunda mitad del siglo XIX han cruzado la frontera en busca de trabajo en los Estados Unidos, también las dificultades económicas de varios de nuestros países iberoamericanos han generado corrientes migratorias hacia los países limítrofes con mejores condiciones de vida. Así tenemos que a través del tiempo ha habido y hay cruces transfronterizos de Guatemala a México; de El Salvador —tan sobrepoblado— a Honduras; de Haití —víctima de miseria crónica— a la República Dominicana, a pesar de las graves dificultades que ésta también tiene; de Colombia —con sus problemas de desempleo y narcotráfico—a Venezuela, especialmente cuando gozó del auge petrolero; de Chile, Paraguay y Bolivia para trabajar en las estancias de Argentina. La regla parece ser que cuando hay diferencia en el nivel económico de los países vecinos del más pobre se cruzan al más rico, o menos pobre. Generalmente ha sido y es sin documentos, violando las leyes migratorias correspondientes, pero con el consen61 Visión histórica de la frontera norte de México, David Piñera Ramírez (coordinador), t. II, p. 183. 62 Crf. Mario Miranda Pacheco, "Bolivia, sus fronteras y los vientos erosivos de la historia", ponencia presentada en el Primer Congreso... 132 PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA timiento tácito de las autoridades del país al que ingresan, dado que los indocumentados constituyen mano de obra barata. Seguramente será muy esclarecedor estudiar en términos comparativos los fenómenos de explotación, desarraigo y transculturación que se dan en ese marco. Podrán advertirse las conductas que se asumen ante las mismas 63 1 circunstancias, pero en medios sociales distintos. Alteridad e interacción Quizá algo que atañe más a la esencia de lo fronterizo sea ponderar en qué medida se ha presentado en las zonas limítrofes de los países iberoamericanos el ser y pensarse distintos a los vecinos. Ello se da en proporción directa a la diversidad de las tradiciones culturales de los pueblos colindantes, de suerte que las fronteras pueden constituirse en escenarios de confrontación profunda de la idiosincrasia propia con la "otredad", o bien en simple diferencia de matiz dentro de un contexto común. El primer caso es el de la frontera norte de México, que no es sólo el límite de dos países, sino también de dos culturas, la latina y la anglosajona, con sus implicaciones idiomáticas, religiosas y de estilo general de vida, que se acentúa por tratarse además de un país que todavía arrastra los problemas del llamado "tercermundismo", mientras que su vecino pertenece al Primer Mundo. En el segundo caso están las fronteras de la mayoría de los países del continente, que son líneas divisorias de naciones con una tradición hispánica común y por lo tanto con la misma religión y lengua. Obviamente hay variaciones, pero dentro de un gran marco de homogeneidad. Para el fronterólogo sin lugar a dudas resulta de mayor interés una frontera como la nuestra, que por lo contrastante y los intensos fenómenos de interrelación y alteridad que se han venido registrando en ella a través del tiempo, es una especie de arquetipo de lo fronterizo. Ojalá surja en algunos colegas el propósito de estudiar la historia de la frontera México-Estados Unidos, con ese sentido comparativo, que a la vez que nos permita percibir las características en común que presenta con los procesos históricos de las demás fronteras del continente, confirme lo mucho que tiene de peculiar. Ello se traducirá en un renovado interés en el estudio de nuestra frontera, conscientes del privilegio que como intelectuales nos significa el estar inmersos en ella. Despertar ese interés es el propósito que anima esta nota. 63 Véase Gabriel Murillo Castaño, Migrant Workers in the Americas: A Comparative Study of Migration be-tween Colombia and Venezuela and between Mexico and the United States. San Diego, Center for U.S.-Mexican Studies, University of California, 1984. 64 Entre otros autores, Manuel Ceballos Ramírez da estas connotaciones de interrelación y alteridad a lo fronterizo. Véase su trabajo "De historia e historiografía de la frontera norte", en memoria mecanoescrita de la Mesa 20, "Aproximaciones a una nueva historia de la frontera norte', de COLEF II, El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, 1992, p. 3. 133 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994 RESEÑA BIBLIOGRÁFICA LAS TONALIDADES DE UNA TRANSICIÓN CON SUSTANTIVOS TONATIUH GUILLÉN LÓPEZ, Baja California 1989-1992. Alternancia política y transición democrática. El Colegio de la Frontera Norte y CIIH-UNAM, 1993. Alberto Azis Nassif * ¿QUÉ produce una transición política y democrática en una región del país cuyo sistema autoritario sigue vigente? ¿Qué problemas enfrenta una región cuando su gobierno estatal es el primer caso de alternancia en la historia moderna del país? ¿Cómo se compaginan las necesidades y requerimientos regionales con las estructuras de poder federal? ¿Qué ha pasado después de que se reconoció el triunfo al Partido Acción Nacional (PAN) en aquel lejano y cercano año de 1989, cuando apenas se iniciaba este sexenio y los golpes del salinismo sorprendían adentro y afuera? Éstas y muchas otras preguntas son objeto de estudio en el libro de Tonatiuh Guillen López. Baja California 1989-1992 es el recuento de un itinerario de alternancia política. En tan sólo tres años, a mitad del camino sexenal, vemos cambios muy importantes, restructuraciones de poder y sumatorias que dan por resultado un interesante laboratorio regional. En estos tres años tenemos ya: a) Una desestructuración del entramado corporativo de esa compleja red institucional sobre las que se tejían las relaciones entre la región y el centro, entre el partido de Estado y sus organizaciones sociales, entre la lógica de poder y la racionalidad del autoritarismo de este sistema político que en 1989 empieza a tener cambios importantes; b) asimismo, esta primera experiencia de una gubematura de oposición conjunta las expectativas, las posibilidades y las limitaciones de un cambio regional a partir de un proceso electoral. 'Alberto Azis Nassif. Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Se le puede enviar correspondencia a: Juárez 87, Col. Tlalpan, México, D.F. CP 14000, Tel.: 5739066. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 El análisis de Guillén nos ofrece la posibilidad de detectar problemas que a simple vista no se ven o que el mero sentido común ubica o distorsiona. El libro consta de dos partes en las cuales se separan, analíticamente, el problema de la alternancia y el del nuevo gobierno, es decir, lo que se ha movido a pesar de los actores, pero con ellos, y lo que los actores han querido hacer a partir de sus posibilidades y limitaciones estructurales e ideológicas. En una palabra, tenemos enfrente las intenciones y las consecuencias. Dice Guillén en su introducción, que una vez producida la alternancia: Lo que ahora se encuentra en juego es la construcción de la etapa siguiente (al tránsito). En términos amplios, ésta consiste en las modificaciones al panorama institucional y normativo, dirigidas a construir una nueva estructura de decisiones y de acciones públicas que involucren efectivamente la participación civil; y, finalmente, lo más relevante, que tales acciones tengan efecto en la calidad de vida de la población (pág. 17). Esto es lo que seria óptimo para un gobierno que proviene de la oposición, y bajo este lente se analiza el caso. La limitación más grave es, según el autor, que la transición descansa en los efectos de la alternancia y menos en la "consolidación de prácticas institucionales democráticas"... Sin embargo, no sabemos cuáles serían estas prácticas, no hay un señalamiento que nos indique cómo podría ser. Tenemos una especie de paradoja: los actores se han movido hasta modificar el funcionamiento corporativo, y sin embargo, se dice que en un regreso del PRI habría la misma estructura. Es como si los efectos reconocidos de la alternancia no hubieran tenido la fuerza de modificar las estructuras de poder regional... Me permito aquí una pequeña diferencia con el autor: ¿qué se pide para que pudiera ser de otra forma? Porque entonces, cómo evaluar las posibilidades de un gobierno democrático, si a pesar de que se modifican las relaciones en el Congreso y entre el legislativo y el ejecutivo, la relación del legislativo con los municipios y con el poder judicial; a pesar de que se enfrenta a la federación con iniciativas sobre el padrón estatal, un convenio de nuevas reglas fiscales con la federación y a pesar de que el Pronasol no es la zona sagrada de la legitimidad presidencial; entonces ¿qué posibilidad tiene un gobierno estatal surgido de la oposición en este país y en estos momentos? El libro de Guillén nos ayuda a entender las tonalidades de una transición democrática regional. La fuerza creadora no viene del PAN, sino de la sociedad civil, actores y productos, dinámicas y procesos. El problema es que no se sustituyen las viejas estructuras, sino que se añaden nuevas, según nos indica el autor. Aquí nos enfrentamos de nuevo a la paradoja de tener una sociedad civil muy activa, en sus tonalidades cívicas, pero que no alcanza a presionar lo suficiente para que la nueva burocracia panista produzca un cambio estructural. Pero el cambio es real y ya está en esa región; la centralidad electoral como eje de configuración del poder y la desarticulación del partido de Estado, son dos claves a las que se aspira en un México que pueda venir pronto. El problema de fondo, desde la perspectiva del autor, es la crítica final donde expresa que la nueva burocracia panista no se ha preocupado por modificar y criticar el espacio institucional que ocupó, y que fue diseñado para un gobierno autoritario. ¿Cómo se puede resolver la contradicción? Tal vez Tonatiuh Guillén nos pueda ofrecer otro libro, ^36 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS ojalá, con la experiencia global del sexenio de Ruffo, y tal vez en él pueda incorporar lo que pasó con las nuevas leyes de la Procuraduría de Derechos Humanos, la del equilibrio ecológico y la frustrada ley electoral. Por último, considero los siguientes puntos importantes para el debate siempre estimulante con las investigaciones de Tonatiuh Guillen: 1. Qué supone la crítica a la no transformación institucional, qué alternativas se desperdiciaron, qué propuestas pueden hacerse. 2. No me queda completamente claro por qué los panistas no han hecho esta transformación, si es por incapacidad, falta de interés en el proyecto, inercias burocráticas, límites extemos, o problemas de cultura política. Dilucidar este aspecto es muy importante porque queda una sensación de cierta frustración sobre los limitados alcances, hasta ahora, de la alternancia. 3. Queda la impresión de que la nueva burocracia panista es muy pasiva, porque lo que hay de transición no es por ellos, y lo que hay de inercia sí. 4. La lectura de las elecciones de 1991 y 1992 se puede ampliar y ver los lados positivos del balance, como la anticipación de los instrumentos, la gran participación social y la aprobación al gobierno de Ruffo, a pesar del incremento del voto del PRI; si el PRI aumenta su voto en un contexto de reglas claras, pues bienvenido a los laberintos de la competencia electoral. Es en esa relación dinámica de anticipaciones regionales y disputas con el centro, en la que estamos observando la ruta que tenemos que transitar para llegar a un sistema democrático, ya sea por la vía de Chiapas y los zapatistas o por la de las urnas en Baja California; ambas son parte del mismo proceso. Finalmente, creo que el libro de Tonatiuh Guillén es importante por ser pionero del campo, y por lo que aporta para entender el México que vendrá. 137 FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 RESEÑA BIBLIOGRÁFICA PIÑERA RAMÍREZ, Historiografía de la frontera norte de México: balance y metas de investigación. Tijuana, Universidad Autónoma de Baja California, 1990. DAVID Lawrence Douglas Taylor H.* EL autor de este libro es uno de los historiadores más reconocidos de la región fronteriza entre México y Estados Unidos, y cuenta con más de 30 años de experiencia de investigación en esta área. Entre sus diversas publicaciones se destaca la importante obra titulada Visión histórica de la frontera norte de México, preparada bajo su coordinación, que constituye el estudio más extenso y completo —al dejar de lado los trabajos pioneros de Bancroft, editados a finales del siglo pasado— sobre la historia de los estados fronterizos del norte de México, así como un instrumento excepcionalmente útil en términos de fomentar nuevas líneas de investigación sobre esta zona y la región fronteriza México-Estados Unidos en general. De hecho, como comenta el autor en su introducción al presente libro, fue la experiencia que adquirió durante la coordinación de los volúmenes de la Visión histórica lo que le proporcionó los elementos para realizar el trabajo de análisis y reflexión requerido para la elaboración de este ensayo historiográfico sobre una región que ha tenido un papel muy significativo en la historia de la formación del país. La primera sección del volumen consiste en una revisión de la producción historiográfica existente, comenzando con las obras que tratan de la zona en general y siguiendo con las de carácter regional. El autor percibe que, en el caso de los trabajos de tipo general, a pesar de su incremento a partir de la década anterior, todavía existen muy pocos estudios de esta naturaleza; en cambio, respecto a aquellas publicaciones que tratan de la historia de regiones específicas del norte de México, señala que han surgido varios centros dedicados a la investigación histórica de los estados en que se ubican. Como el autor indica, este fenómeno se debe parcialmente a la creciente profesionalización respecto de la investigación histórica realizada en las diferentes instituciones académicas en México durante las últimas décadas. Como ejemplos de la producción de estos centros e institutos, se pueden citar la Historia general de Sonora (Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985), que ya ' Lawrence Douglas Taylor H. Director del Depto. de Estudios de Norteamérica de El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede enviar correspondencia a BIvd. Abelardo L .. Rodríguez núm. 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja California, México. Tel.: (661) 3-35-35. FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 se encuentra terminada desde hace algún tiempo, y la Historia general de Chihuahua, que está en proceso de ser editada. Cada una de estas obras consta de cinco tomos que abarcan las épocas prehistórica, prehispánica, colonial, el primer medio siglo después de la consumación de la Independencia, el Porfiriato, la Revolución Mexicana y el periodo posrevolucionario hasta la década de 1980. Como tercer ejemplo, el Panorama histórico de la Baja California (Tijuana, Centro de Investigaciones Históricas UNAM-UABC, 1985), escrito por un equipo de 39 autores, abarca más o menos las mismas épocas, aunque a diferencia de las atadas historias generales de Sonora y Chihuahua, está dirigido a un público mucho más amplio. En particular, el autor destaca los diversos estudios históricos de los municipios norteños como una especie de "segunda etapa" en el proceso de elaboración de las historias generales de los respectivos estados fronterizos. Sin embargo, cabe señalar que la gran mayoría de los trabajos editados hasta la fecha tratan de las poblaciones de los estados del noroeste, mientras que los relativos a Chihuahua y a los estados del noreste están más rezagados. El autor también hace énfasis en la importante labor que realizan los diversos centros e institutos de investigación histórica para el desarrollo de programas de historia oral, en los que se graban entrevistas a personas de diferentes sectores de la comunidad. Algunos de estos centros, como el Instituto de Investigaciones Históricas de la UABC, también han creado archivos de documentación histórica local o nacional con rollos de micropelícula o material fotocopiado de otras fuentes, tales como los ramos y fondos del Archivo General de la Nación, el Archivo de Notarías, etcétera. Después de analizar, desde la perspectiva espacial, la producción historiográfica realizada en el pasado, el autor examina el carácter de las obras que abordan distintos periodos de la historia de la región. Destaca, en especial, el gran volumen de publicaciones existentes que se refieren a la lucha armada de 1910 a 1920. Como el autor comenta, a pesar de la abundancia de obras sobre la Revolución Mexicana en el norte, sobre todo en tomo al carismático personaje de Pancho Villa, no se han estudiado suficientemente las diversas maneras en que las regiones de Texas y el suroeste de Estados Unidos, colindantes con México, influyeron en los diferentes movimientos armados que surgieron durante la revolución. Una de las vetas de investigación más prometedoras en cuanto a la posibilidad de escribir con más precisión el papel de la región fronteriza en esta gran lucha, concierne a las actividades de los exiliados políticos y jefes de facciones rebeldes en los pueblos y ciudades de Texas y los estados del suroeste de Estados Unidos. Como Pinera observa, en comparación con la década de la lucha armada, el periodo de 1920 a 1940 ha sido relativamente poco estudiado, a pesar de su importancia para el desarrollo de la región fronteriza; sin embargo, en el último medio siglo, desde la Segunda Guerra Mundial hasta el presente, la bibliografía es mucho más amplia, debido a las numerosas obras que se han escrito sobre el desarrollo de la agricultura y la industria de las diversas regiones de la zona, particularmente al tratarse de las maquiladoras, las políticas económicas de los respectivos gobiernos locales y federales, los lazos comerciales con Estados Unidos, los problemas ambientales, etcétera. La segunda sección del texto está dedicada a proporcionar una síntesis histórica de la frontera en su conjunto, desde el periodo precolombino hasta la actualidad, con el objeto de proporcionar al lector un marco básico de referencia para que pueda ubicar 140 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS mejor las apreciaciones que el autor hace de determinadas obras y sus autores. El autor destaca el Porfiriato como el periodo más significativo en la formación de la región. La serie de acontecimientos que siguieron —la lucha armada de 1910-1920, la Ley Seca o Volstead y la gran depresión de las décadas de 1920 y 1930, el régimen presidencial de Lázaro Cárdenas y la Segunda Guerra Mundial— también tuvieron fuertes repercusiones en el desarrollo de la zona. Al comentar sobre el periodo que va desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, indica que una de sus características más sobresalientes ha sido el gran crecimiento poblacional e industrial que la región ha experimentado y que tiene serias implicaciones para el futuro. El autor utiliza la tercera sección del libro para discutir aquellos ternas que todavía no han sido abarcados por los historiadores de la frontera norte o que no han sido tratados lo suficiente. Al replantear su observación inicial sobre la falta de una historia conjunta de la región, sugiere que se efectúen investigaciones que no se restrinjan a un solo estado o localidad, sino que se considere la región del norte en su totalidad, sobre todo desde una perspectiva socioeconómica. La realización de este tipo de estudios podría conducir, opina, a investigaciones más amplias, por ejemplo sobre procesos políticos, grupos sociales, cuestiones de identidad cultural y nacional, etcétera. En lo que se refiere a la investigación de periodos específicos, el autor destaca la necesidad de realizar más estudios sobre el Porfiriato que, como señala, fue de importancia equivalente para la formación de la región que la época revolucionaria, que hasta la fecha ha acaparado mucho más la atención de los historiadores. Dos de los subtemas más importantes en cuanto al papel que tuvo el norte durante este periodo crítico son los que se refieren al desarrollo de los ferrocarriles y la minería. Asimismo, Piñera señala que las investigaciones de esta índole pueden ayudar a explicar el destacado papel que la región tuvo en el movimiento armado que comenzó en 1910, ya que fueron los sectores agrícola, minero, ganadero, ferroviario, comercial e industrial, que experimentaron un gran auge durante esta época, de donde provenían los trabajadores asalariados que se levantaron en armas en 1910. En la cuarta y última sección del libro, el autor hace una reflexión en tomo al perfil que conviene que tengan los futuros historiadores de la región fronteriza México-Estados Unidos, sobre todo los que se están formando actualmente en las diferentes universidades de la nación, así como los que trabajan en centros de investigación dedicados al estudio de esta área. El historiador de esta especialidad debería adquirir, además de la capacitación que le proporcionan los programas de estudio en historia al nivel de licenciatura y posgrado, cierta preparación multidisciplinaria en las ciencias sociales en general, así como aprender uno o más idiomas extranjeros, preferentemente el inglés. Nos recuerda que también es fundamental que el historiador de esta región tenga una noción clara de determinados conceptos, como el de "frontera", tanto referente al sentido geopolítico del término como a su significado de zona de interacción sociocultural entre dos pueblos distintos. El autor señala la necesidad correlativa de estudiar la historia de Estados Unidos, ya que varios de los acontecimientos que ocurrieron en aquel país, como la fiebre del oro de California, la prohibición de la venta de licores en la década de los veinte, la Gran Depresión, la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, entre otros muchos, tuvieron importantes repercusiones en el lado mexicano de la frontera y en el país en general. 141 FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994 A lo largo del libro, el autor resalta el hecho de que la historia de la frontera norte ofrece al investigador una rica veta referente a contenido y perspectivas, que deberán ser explorados con base en la experiencia de los antiguos investigadores del terna, así como las herramientas y metodologías creadas por las escuelas de historiografía más recientes. Los nuevos estudios resultarán en un entendimiento más completo de la complejidad de elementos e interrelaciones que comparten las áreas de México y Estados Unidos abarcadas por esta zona y que dan cierta identidad a la gente que la habita. 142 CIUDADES 3 Reestructuración industrial y nuevos desequilibrios territoriales Ricardo Méndez G. del Valle 20 IMPLANTACIÓN INDUSTRIAL REESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL Organización y localización en la industria automotriz Huberto Juáre:. Núñez. 58 Y Inteligencia y control en la industria informatizada Eduardo Barrera Herrera y Roland G. ('hanove 21 • ENSAYO EXPEDIENTE SIN LIMITE Competitividad industrial: algunas lecciones para México Ismael Alguilar Barajas /• Tecnología y organización del trabajo Angeles Pozas Garza 9 r Desarrollo industrial. consumo energía y - contaminación Roberto l.ópez v Enrique Ordáz de FRONTERA NORTE Vol. 5, núm. 9, enero-junio de 1993 ARTÍCULOS Harley Browning y René M. Zenteno, THE DIVERSE NATURE OF THE MEXICAN NORTHERN BORDER: THE CASE OF URBAN EMPLOYMENT Bryan Roberts, ENTERPRISE METROPOLITAN AND LABOR MARKETS: THE BORDER AND THE A}REAS René M. Zenteno Quintero, EL uso DEL CONCEPTO DE INFORMALIDAD EN EL ESTUDIO DE LAS CONDICIONES DEL EMPLEO URBANO. UN EJERCICIO PARA LA FRONTERA NORTE Y PRINCIPALES ÁREAS METROPOLITANAS DE MEXICO Rodolfo Cruz Piñeiro, ALGUNOS FACTORES ASOCIADOS A LA PARTICIPACIÓN FEMENINA EN LOS MERCADOS DE TRABAJO: CIUDADES DE LA FRONTERA NORTE ÁREAS METROPOLITANAS DE MÉXICO Femando Pozos Ponce, TRABAJADORES URBANOS Y SUS TRABAJOS: UN ESTUDIO COMPARATIVO DE LA FUERZA LABORAL DE GUADALAJARA Y MONTERREY RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS FRONTERA NORTE Vol. 5, núm. 10 ,julio-diciembre de 1993 ARTÍCULOS Lina Ojeda Revah e Ileana Espejel, EL SISTEMA DE ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS EN LA FRONTERA DE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS Gerardo Bocco, Roberto A. Sánchez y Hugo Riemann, EVALUACIÓN DEL IMPACTO DE LAS INUNDACIONES EN TIJUANA (ENERO DE 1993). USO INTEGRADO DE PERCEPCIÓN REMOTA Y SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Stephen P. Mumme, NAFTA AND THE FUTURE OF MEXICO-U.S. BORDER ENVIRONMENTAL MANAGEMENT Geoffrey Lana, NORTH AMERICAN FREE TRADE AND THE ENVIRONMENT: BORDER ENVIRONMENTAL GROUPS AND THE NAFTA Regina Barba Pírez, LA UNIÓN DE GRUPOS AMBIENTALISTAS EN EL PROCESO DE NEGOCIACIÓN DEL TRATADO DE UBRE COMERCIO Mary E. Kelly, REVIEW OF THE NAFTA ENVIRONMENTAL SIDE AGREEMENT: DOES IT MEET EXPECTATIONS? RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS Normas de presentación de colaboraciones a Frontera Norte Frontera Norte es una publicación bilingüe, editada semestralmente por El Colegio de la Frontera Norte, con el fin de difundir trabajos de investigación que aborden la problemática fronteriza, los cuales deben reunir alta calidad académica y originalidad en sus análisis. Para tal efecto, deben cumplir los siguientes requisitos: 1. Los trabajos que se entreguen a Frontera Norte para su publicación deberán ser inéditos. Éstos pueden ser escritos en inglés o en español y serán sometidos a dictamen ante especialistas en el tema. 2. Los trabajos deberán ser presentados en diskette, en wordperfect, acompañados por una copia impresa. Las cuartillas deberán venir numeradas y engrapadas. 3. Se admitirá una extensión máxima de hasta 40 cuartillas. 4. Los trabajos deberán contener los siguientes datos: • Título, nombre completo del autor (o de los autores) y departamento o centro al que se encuentra(n) adscrito(s), principales estudios y cargo que desempeña actualmente, número telefónico y dirección donde pueda localizársele(s). 5. Con el fin de dar claridad a la exposición y para situar al lector, la redacción del artículo deberá incluir una pequeña síntesis o abstract del tema o problema que se está tratando, en 15 líneas aproximadamente. Deberá responder a las siguientes preguntas: ¿cuál es su importancia, cuáles son sus aportaciones y sus aspectos particulares? 6. Si es imprescindible incluir notas explicativas y bibliografía, éstas serán las estrictamente necesarias. • Las citas o notas que por lo general se escriben al pie de página deberán ir todas al final de la redacción, antes de la bibliografía, y debidamente numeradas. Las llamadas para referirse a éstas serán numéricas. • Mencionar el nombre del autor, el título de la obra, editorial, año y lugar de impresión y el número de página(s). • Cuando se incluya una bibliografía, ésta debe presentarse en orden alfabético de autores. Cada referencia bibliográfica deberá incluir, en este orden: apellido y nombre del autor (o de los autores), título (en cursivas), traductor, número de edición (a partir de la segunda), ciudad, editorial y año. Ejemplo: Valenzuela Arce, José Manuel (coord.), Decadencia y auge de las identidades. Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, 1992. En caso de atarse un artículo de revista: apellido y nombre del autor (o de los autores), título del artículo (entrecomillado), nombre de la revista (en cursivas), número, volumen, fecha y páginas. Ejemplo: Zenteno, René, "El uso del concepto de informalidad en el estudio de las condiciones del empleo urbano. Un ejercicio para la frontera norte y principales áreas metropolitanas de México" en Frontera Norte, núm. 9, vol. 5, ene.-jun.l993, pp. 68-80. 7. Los gráficos (mapas, ilustraciones, figuras) deberán ser enviados, de preferencia, en diskette, como parte integral del texto; si son impresos, deberán ser en sistema láser, 8. Las colaboraciones deberán ser enviadas a: Dr. Gustavo del Castillo Vera, Revista Frontera Norte, El Colegio de la Frontera Norte, Blvd. Abelardo L. Rodríguez 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja California, 22320, México. Para correspondencia del extranjero, al P.O. Box L, Chula Vista, CA 91912, USA.