FRONTERA NORTE

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FRONTERA NORTE
PUBLICACIÓN SEMESTRAL DE EL COLEGIO DE LA FRONTERA NORTE Vol.
6, núm. 11, enero-junio de 1994
ÍNDICE
5
Presentación
9
Martín González de la Vara, EL TRASLADO DE FAMILIAS DE NUEVO MÉXICO AL NORTE DE
CHIHUAHUA Y LA CONFORMACIÓN DE LA REGIÓN FRONTERIZA (1848-1854)
23
Patricia Fernández de Castro, COMERCIO Y CONTRABANDO EN LA
FRONTERA NORESTE, 1861-1865
41
Lawrence Douglas Taylor H., EL CONTRABANDO DE CHINOS A LO LARGO DE LA
FRONTERA NORTE
59
Marco Antonio Samaniego L., LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA DURANTE LA
REVOLUCIÓN (1910-1920)
81
Cirila Quintero, TRANSFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS SINDICALES TAMAULIPECOS
101
Roberto Ham Chande, LA IMAGEN DE JAPÓN EN LA CIUDAD DE TIJUANA
NOTA CRÍTICA
123
David Pinera Ramírez, LA HISTORIA DE LA FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS EN EL
CONTEXTO DE LAS FRONTERAS EN IBEROAMÉRICA
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
135
Tonatiuh Guillen López, BAJA CALIFORNIA 1989-1992: ALTERNANCIA POLÍTICA Y
TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA, POR Alberto
Azis Nassíf
139
David Pinera Ramírez, HISTORIOGRAFÍA DE LA FRONTERA NORTE DE
MÉXICO: BALANCE Y METAS DE INVESTIGACIÓN, POR Lawrence Douglas
Taylor
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FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11,
ENERO-JUNIO DE 1994
PRESENTACIÓN
EL interés
y la necesidad por conocer el pasado de lo que hoy llamamos frontera norte de México no son
cuestiones nuevas. Desde que, en 1848, la idea de la frontera para los mexicanos quedó circunscrita a
una dimensión más asible y menos lábil frente a la inmensidad del llamado Septentrión Novohispano, el
interés por la frontera tuvo un marcado carácter político. Ya Justo Sierra, en su momento, advirtió la
importancia de la frontera norte como lindero, hito, barrera y elemento básico de la nacionalidad.
Entendida ésta no sólo como un componente fundamental de identidad psicosocial; sino también,
cuestión muy clara para los ilustrados educadores porfiristas, como mecanismo eficaz de unidad nacional
y de control político.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, el carácter político del establecimiento de la frontera
estuvo integrado por cuestiones demográficas, geopolíticas, económicas y culturales. Los proyectos y las
realizaciones concretas fueron variadas: programas de repatriación de mexicanos que habían quedado en
los territorios perdidos para que no perdieran también su cultura, idioma y religión; establecimiento de la
zona libre que favoreciera el poblamiento y consolidación de la región; monumentación y delimitación
de la nueva frontera; establecimiento de colonias civiles y militares que detuvieran las invasiones
indígenas. Esta primera etapa de la historia de la frontera tuvo como característica principal la idea de
fortalecer y cerrar los nuevos límites para evitar una nueva amenaza norteamericana. Nada lo indica
mejor que la conocida expresión de Sebastián Lerdo de Tejada: "Entre la debilidad y la fuerza, el
desierto".
Pocos años después, ese desierto tan anhelado desapareció al tenderse las vías del ferrocarril
que unieron no sólo los desiertos, sino también el destino y las economías de los Estados Unidos y
México. Sin embargo, aún así y a pesar de que amplios sectores de la élite política del Porfiriato vieron
en esa unión el símbolo y razón del orden y del progreso de México, los Estados Unidos siguieron
siendo extraños para la mayoría de los mexicanos. Y no sólo extraños en términos de su lejanía, sino en
muchos casos enemigos declarados y siempre presentes, tal y como Daniel Cosió Villegas lo escribió en
tan variadas ocasiones. Se dice que fue el mismo Porfirio Díaz el autor de aquella frase ya consagrada en
la historia de ambos países y que parece haber prevalecido a lo largo del siglo xx:
"Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos".
Si todo lo anterior plantea ya una serie de problemas de carácter metodológico y heurístico al
historiador, lo que está por venir contribuirá a diversificar el espectro de asuntos por estudiar, investigar,
sistematizar e interpretar. Contra lo que comúnmente se cree, la historia ni es sólo asunto del pasado, ni
ha sido escrita de una vez por todas, ni tiene el privilegio de la definitividad. En efecto, lo que está por
venir ya ha sido analizado con minucia por colegas de otras disciplinas: la modificación virtual de los
elementos fundamentales que definen la estructura de la frontera. En ello va no sólo el compor-
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
tamiento de la economía fronteriza, el futuro de la región, el reacomodo de las fuerzas políticas, la
reorganización de la administración pública y qué tantas cosas más. En ello va también la pregunta por la
historia. Y no sólo porque un futuro nuevo requiera de un pasado diferente, sino porque las nuevas
generaciones se harán cuestionamientos que no se hicieron las anteriores. En ello va también la
reconceptualización de la frontera norte y de su pasado. En ello va la defensa de los derechos históricos
de los fronterizos y el reconocimiento de sus comunidades como sustentadoras de proyectos nacionales
que datan de al menos 150 años atrás.
Para nadie suena extraño el afirmar que, dentro de los amplios debates nacionales de los últimos
años, el debate por el pasado mexicano ha ocupado un lugar principal. A como se ven las cuestiones
históricas que se debaten, una tendencia es la de la crítica a la historia política circunscrita y escrita en
tomo a las capitales de los estados y a la capital de la República. Esta historia política —o si se quiere
geopolítica— está en entredicho porque ya no ofrece las explicaciones fundamentales que las sociedades
y las comunidades locales necesitan para realizar sus propios programas autónomos y para proyectar su
futuro. El surgimiento de los valores de la regionalidad han vuelto caduca la antigua historia y las viejas
explicaciones. Se ha dicho, con razón, que asistimos ya a los estertores de la historia oficial. De ahí el
éxito y la proliferación de la historia regional, de las historias revisionistas y de las historias paralelas a
esas historias oficiales. En estas nuevas historias el éxito de sus explicaciones ha consistido en variar los
aspectos fundamentales del ejercicio intelectual del historiador. Es decir, se ha problematizado el pasado
de modo más apropiado, se ha reperiodizado la historia en función de sí misma, se ha rebasado el simple
ejercicio de acumulación de datos tácticos sin significación ninguna, se han buscado nuevas fuentes y se
han reinterpretado los hechos en términos mucho más atingentes y críticos. Sin lugar a dudas, en este
esquema de replanteamiento y revisión de la historia mexicana, la frontera norte se encuentra urgida de
encontrar nuevos derroteros. Vale decir, fuentes, periodizaciones, problemas, explicaciones y enfoques
inéditos.
Buscando respuestas a tantas nuevas preguntas, El Colegio de la Frontera Norte ha promovido
la instauración de un Seminario de Historia que pueda emprender en forma colegiada el replanteamiento,
revisión e investigación de la historia de las regiones fronterizas. Además, se ha propuesto la formación
de una masa crítica que pueda tener como interlocutores a los colegas de las universidades y centros de
investigación nacionales y de otros países, especialmente de los Estados Unidos. Para nadie es
desconocido que los colegas norteamericanos han tomado la delantera en lo que se refiere a la
investigación de muchos aspectos de la historia fronteriza. Sin embargo, los historiadores mexicanos
tenemos aún una tarea que cumplir en lo que se refiere a la documentación de los eventos, al
replanteamiento de los problemas y a su hermenéutica. Es más, está aún pendiente la investigación de la
historia de la frontera y su significación en la vida nacional. Si esto no fuera ya de por sí suficiente,
tenemos la tarea de buscar con mayor propiedad una historia de la frontera que no se detenga en el río
Bravo ni en la línea divisoria, puesto que, sin duda, uno de los menesteres que ha de atender la historia
fronteriza es la de la alteridad y el encuentro. Es decir, se debe atender a la necesidad de hacer una
historia que englobe a ambos lados de la frontera. Una historia así no sería solamente un ejercicio de
historia comparada. Sería algo más, pues de la
6
PRESENTACIÓN
esencia misma de una historia fronteriza se deriva el criterio que hace hincapié en la biterritorialidad de
los eventos. No habrá una explicación completa del pasado de la frontera sin tener en cuenta que los
asentamientos humanos a lo largo de ella —especialmente las llamadas ciudades gemelas— han tenido
un desarrollo paralelo, a pesar de la asimetría, y han crecido en forma interdependiente.
Los artículos que se publican en esta edición de Frontera Norte tienen que ver con aspectos
próximos o lejanos de la historia de la región y responden al proyecto de los directivos de la revista de
ofrecer entregas monográficas. Los textos guardan una doble dimensión. Por un lado, se adentran en los
tiempos coloniales y llegan hasta los años recientes; por el otro, se refieren a fronteras tan distantes entre
sí como Tijuana y Matamoros. Esto nos habla de la compleja diversidad que debe atender el historiador
cuando ha de enfrentar la tarea de hacer un recuento del pasado de lo que hoy llamamos frontera norte.
Por una parte, se ha de considerar la diversidad e inmensidad de los espacios; por la otra, se ha de atender
a la complejidad de los tiempos: a la diacronía y a la sincronía.
Sólo resta agradecer a Frontera Norte la oportunidad que ha dado a los investigadores de El
Colegio de la Frontera Norte, especialmente a los integrantes del Seminario de Historia y a otros colegas
historiadores, por hacer lugar a la historia dentro de su programa de publicaciones. Del mismo modo, la
presencia de colegas de otras disciplinas y de otras instituciones es parte fundamental en el proceso de
reelaboración de una historia fronteriza. El Seminario ha comenzado apenas, y si éste no ha sido el
primer fruto, sí es el primero que se publica.
Manuel Ceballos Ramírez
El Colegio de la Frontera Norte
Dirección Regional de Nuevo Laredo
7
FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11,
ENERO-JUNIO DE 1994
El traslado de familias de Nuevo México al norte de
Chihuahua y la conformación de una región fronteriza,
1848-1854
Martín González de la Vara*
RESUMEN
Con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, a principios de febrero de 1848, la línea fronteriza entre México y
Estados Unidos cambió radicalmente. De igual manera, las vidas de los habitantes que quedaron en los territorios
perdidos por México y las de los que vivían en las regiones cercanas a la nueva frontera sufrieron cambios muy
importantes. En villas como las de Laredo, Reynosa y El Paso comenzó entonces un largo proceso de conformación
como regiones fronterizas. Al paso de los años, los distintos problemas internacionales y las políticas de desarrollo
seguidas tanto por México como por Estados Unidos fueron dando sus características típicamente fronterizas a esas
áreas. En este trabajo se describe uno de los factores que más afectó e intervino en la consolidación de la zona de El
Paso del Norte —hoy Ciudad Juárez— como región de frontera en sus primeros años de formación.
ABSTRACT
With the signing of the Treaty of Guadalupe Hidalgo in early February 1848, the border between México and the
United States was dramatically altered. The same was true of the lives of the individuals residing in the territories that
México lost to the United States and in the areas along the newly defined border. In towns like Laredo, Reynosa, and
El Paso a long process began that would shape these areas as border regions. 'With the passage of years, various
intenational problems and the development strategies followed by both México and the United States gave these areas
their typically frontier features. This article describes one of the factors that most strongly affected and guided the
consolidation of the environs of El Paso del Norte—now Ciudad Juárez—as a border region during its formative
years.
*Martín González de la Vara. Director regional de la Oficina Coordinadora de a COLEF en Ciudad Juárez. Se le puede enviar
correspondencia a: Av. Campestre 100, Campestre Juárez, carretera Juárez-Porvenir, Ciudad Juárez, Chihuahua 32460, Tel.: (16) 1757-02, Fax: (16) 17-89-58.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
1. Las garantías del Tratado de GuadalupeHidalgo
A finales de 1847, una vez que las tropas
norteamericanas ocuparon la dudad de México y
el gobierno mexicano, asentado en Querétaro, se
persuadió de que ya era imposible continuar la
lucha contra el invasor, el dos de febrero de 1848
dieron inicio las pláticas de paz que
desembocarían en la firma del Tratado de
Guadalupe-Hidalgo. Según convenía este tratado,
México aceptaba la pérdida de poco más de la
mitad de su territorio, donde vivían unas 115 000
personas. La suerte de estos mexicanos había sido
un tema medular en las conversaciones entre los
representantes mexicanos y estadounidenses:
Yo no quiero ocultar la verdad en momentos tan
solemnes —decía el presidente de la Pena y Peña
después de la firma del tratado— ni mucho menos e!
sentimiento profundo que me causa la separación de
la unión nacional de los mexicanos de la Alta
California y del Nuevo México; y quiero dejar
consignado un testimonio con que mi administración
ha visto a aquellos ciudadanos. Puedo aseguraros,
señores, que su suerte futura ha sido la dificultad más
grave que he tenido para la negociación; y que si
hubiera sido posible se habría ampliado la cesión
territorial, con la condición de dejar libres a las
poblaciones mexicanas.1
De hecho, el Tratado de GuadalupeHidalgo contemplaba para los mexicanos
residentes dentro de los territorios
cedidos a Estados Unidos ciertos derechos
básicos, como el respeto a sus propiedades, la
libertad de culto, el derecho de conservar su
ciudadanía mexicana o el de reingresar a México,
donde se les darían tierras y la oportunidad de
comenzar una nueva vida. En el Artículo vi se
decía a la letra:
Los mexicanos que establecidos hoy en territorios
antes pertenecientes a México y que quedan para lo
futuro dentro de los límites señalados por el presente
tratado [dentro de] los Estados Unidos podrán
permanecer donde ahora habitan o trasladarse en
cualquier tiempo a la República Mexicana...2
Apenas el gobierno nacional se reinstaló
en la ciudad de México cuando comenzó a dar los
primeros pasos legislativos para poner en practica
algunas acciones encaminadas a "disminuir la
desgracia" de sus compatriotas residentes en los
territorios perdidos.3 El 14 de junio de 1848, una
ley disponía de 200 000 pesos provenientes de los
pagos que como indemnización el gobierno
estadounidense comenzaría a enviar en fechas
próximas para ayudar a las familias que quisieran
trasladarse a México.4 Otra más, del 19 de agosto
del mismo año, prevenía la manera en que ese
traslado se debía llevar a cabo. En ella el
gobierno mexicano se comprometía a pagar 25
pesos a los jefes de las familias que emigraran a
México por cada persona mayor de 14 años; y 12
pesos por cada.
1 Luis González (comp.), Las presidentes de México ante la nación, 1821-1966. México, Cámara de Diputados,
1966, 5v., I, p. 347 y Luis Cué Cánovas, Los Estados Unidos y el México ignorado. México, Costa Amic,
1970, p. 37.
2 Ángela Moyano, México y los Estados Unidos: orígenes de una relación, 1819-1861. México, Secretaria de
Educación Pública, 1987 (Frontera), pp. 179-80.
3 Luis Gonzaga Cuevas, Memoria del ministro de Relaciones Interiores y Exteriores. México, Imprenta de
Vicente García Torres, 1849, p. 14.
4 Manuel Dublán y José María Lozano, Legislación mexicana, ó colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia de la Repúblíca.México, Imprenta del Comercio, 1876-1880, 50v.,
V, pp. 385-6.
10
GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS
menor por cuenta de costos de traslado e
instalación, a dotarlos de tierras suficientes
donadas por los gobiernos de los estados y a
nombrar a tres comisionados, uno por cada
provincia perdida, que se encargarían de registrar
y establecer a las familias en las colonias que se
les asignaran.5 Poco tiempo después, el secretario
de Relaciones Interiores y Exteriores, Mariano
Otero, nombró a Ramón Ortiz comisionado para
el traslado de familias nuevomexicanas a
territorio chihuahuense "en vista de las buenas
cualidades de ilustración, probidad y patriotismo
que le adornan".6
Efectivamente, el padre Ramón Ortiz
parecía la persona adecuada para el caso. Había
nacido en Santa Fe, capital de Nuevo México, en
1813; estudió la carrera sacerdotal en Durango y
fue nombrado a partir de 1836 cura de El Paso.
Varios años más tarde se caracterizó por ser un
fuerte opositor a la intervención norteamericana
y fue apresado dos veces por el ejército invasor.
Esta actitud nacionalista le valió ser elegido
diputado federal por Chihuahua, y en el
Congreso Nacional luchó para que no se
ratificara el tratado de paz con Estados Unidos
por la pérdida territorial que éste traería para su
estado.7
Contando con unos 25 000 pesos para
los primeros gastos —de los cuales 2 000 pesos
correspondían a su sueldo— el padre Ortiz salió
de la capital del país con rumbo a
5
6
7
Nuevo México para cumplir con su misión en
septiembre de 1848.
2. La misión de Ramón Ortiz en Nuevo México
El territorio de Nuevo México había sido tomado
por las fuerzas norteamericanas en agosto de
1846 y desde entonces estaba bajo la jurisdicción
militar de Estados Unidos. Aunque los nuevos
mexicanos no pudieron luchar en un principio
contra los invasores, en enero de 1847
protagonizaron una importante rebelión que
tardarían más de un año en sofocar las fuerzas de
ocupación. Al tiempo de la firma del Tratado de
Guadalupe-Hidalgo, Nuevo México era la
provincia más poblada entre las que México
perdió, pues en ella habitaban poco más de 60
000 personas excluyendo a los indígenas. Por
ello, se creía que sería en Nuevo México donde se
podría encontrar a un mayor número de familias
dispuestas a trasladarse a México.
El comisionado Ortiz llegó a su
parroquia de El Paso a finales de noviembre de
1848, pero por las fuertes nevadas que trajo un
invierno especialmente crudo no pudo pasar a
Nuevo México. De cualquier forma, dio a
conocer el propósito de su comisión entre los
paseños, y a los pocos días de haber llegado a El
Paso, ya
Ibid, V, pp. 439-41.
El nombramiento de Ortiz como comisionado aparece en el Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores de
México, México, D.F (en adelante ASREM), LE 1975, exp. XXV, 6 de septiembre de 1848, p. 120-v.
Se pueden encontrar datos sobre la vida de Ramón Ortiz en Francisco R. Almada, Diccionario de historia,
geografía y biografía chihuahuenses, 2a. ed. Chihuahua, Universidad de Chihuahua, Departamento de Investigaciones Sociales, Sección de Historia, 1968, p. 385, Fidelia Miller Puckett, "Ramón Ortiz: Priest and
Patriot", en New México Historical Review. Albuquerque, University of New Mexico Press, XVV, 4, oct 1950,
pp. 269-295; C. L. Sonnichsen, Pass of the North: Four Centuries on the Rio Grande. El Paso, Texas Western
Press, 1968, 2v., I, pp. 108-110, 118 y 204; Marc Simmons, Ranchers, Ramblers, and Renegades: True Tales of
Territorial New Mexico. Santa Fe, Ancient City Press, 1984, pp.3-7; y William E. Connelley, Doniphan's
Expedition and the Conquest of New Mexico and California. Kansas City, Bryant and Douglas, 1907, pp. 90-7 y
397.
11
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
tenía veinte solicitudes de traslado elaboradas por
algunos nuevos mexicanos que se encontraban en
esa villa. Debido a este inesperado y prematuro
éxito en su misión, Ortiz calculaba que bien
podría trasladar a Chihuahua entre 2 000 y 4 000
familias.8
Apenas las condiciones lo permitieron,
en marzo de 1849, el padre Ortiz partió hada el
norte para llevar a cabo su labor acompañado por
Manuel Armendáriz, arribando a Santa Fe a
mediados de abril. Se entrevistó entonces con el
gobernador John M. Washington y su secretario
Donaciano Vigil. Vigil fue uno de los pocos
nuevomexicanos que había apoyado abiertamente
la invasión norteamericana. Las autoridades del
territorio prometieron ayudar a Ortiz en su
comisión y hasta le ofrecieron ayuda de
transporte en caso de que la necesitara; sin
embargo, las autoridades locales de Nuevo
México se alarmaron al conocer la misión de
Ortiz, pues sabían que podía causarles problemas
políticos con la todavía resentida población
nuevomexicana.
De cualquier manera, el comisionado
mexicano inició entonces su trabajo con muy
buenos auspicios. Comenzó a registrar a las
familias que tuvieran deseos de asentarse en
México en el pequeño
8
9
pueblo de San Miguel del Vado, situado a unos
100 kilómetros al oriente de Santa Fe. Allí se
presentaron 900 solicitudes de emigración por
parte de jefes de familia de un total aproximado
de 1 000 familias que integraban ese poblado.
Apenas me presenté en las inmediaciones del
poblado —informaba el padre Ortiz— y todos los
habitantes corrieron con entusiasmo a presentarse
pidiéndome los alistase con su familia para pasar al
territorio de México, pues aunque sabían que no
obstante las garantías del tratado de paz perderían
todas sus propiedades, querían perderlo todo más
bien que pertenecer a un gobierno en el cual tenían
menos garantías y eran tratados con más desprecio
que la raza de África.9
Después de terminar con su labor de
registro en San Miguel del Vado y otros pueblos
cercanos, Ortiz quiso trasladarse a Taos, pero la
niebla lo obligó a volver sobre sus pasos hada
Santa Fe para de allí dirigirse hada el norte.
Entrando al pueblo indígena de Pojoaque, el
comisionado recibió una carta de Donaciano
Vigil en la que se le pedía que no siguiera con su
misión, con el pretexto de que estaba causando
alborotos entre la población. Ortiz volvió a Santa
Fe y allí se enteró de que las autoridades locales
ya le habían prohibido que se presentase per-
Ramón Ortiz al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, El Paso, 8 de diciembre de 1848, en ASREM, LE
1975, xxv, p. 136.
Ramón Ortiz al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 22 de junio de 1849, en ASREM, LE
1975, XXV, p. 139. Otros autores que han escrito sobre esta labor de Ortiz en Nuevo México son: Moyano, op.
cit., pp. 179-184; José Agustín Escudero, en las notas de su edición de Pedro Bautista Pino, Noticias históricas y
estadísticas de la antigua provincia de la Nueva México. México, Imprenta de Lara, 1849, pp. 93-5; Frances
Leon Swadesh, Los primeros pobladores: antecesores de los chícanos en Nuevo México. México, Fondo de
Cultura Económica, 1977 (Sección de Obras de Antropología), pp. 84-5; Ralph Emerson Twitchell, The Leading
Facts of New Mexican History, Cedar Rapids. lowa, Torch Press, 1911-1917, 5v, II, pp. 290-1; Ángela Moyano,
El comercio de Santa Fe y la guerra del 47. México, Secretaría de Educación Pública, 1976 (Sep-Setentas, 283),
pp. 163-5; Ángela Moyano, Protección consular a mexicanos en las Estados Unidos, 1849-1900. México,
Secretaría de Relaciones Exteriores, 1989 (Archivo Histórico Diplomático Mexicano), pp. 20-3; Luis G.
Zorrilla, Historia de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América. México, Porrúa, 1965, 2v.
(Biblioteca Porrúa, 69), I, pp. 259-60 y Hubert Howe Bancroft, History of Arizona and New México, 1540-1888.
San Francisco, The History Company, 1888 (The Works of..., 17), pp. 472-3.
——————
12
GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS
sonalmente a registrar a las familias que
deseaban emigrar de Nuevo México. El padre
Ortiz se presentó ante Vigil y logró que éste le
autorizara seguir llevando a cabo su labor por
medio de agentes. Ese mismo día, Ortiz nombró
a un agente que se puso a trabajar de inmediato
en Santa Fe. Cuando había ya registrado a unas
200 familias de esa población, Vigil mandó
llamar de nuevo al cura Ortiz. En la nueva
entrevista, el secretario Vigil le comunicó al
comisionado que se le prohibía cualquier
actividad hasta que las propias autoridades del
territorio recabaran las firmas de los posibles
emigrantes entre aquellos que habían declarado
explícitamente su deseo de seguir siendo ciudadanos mexicanos.10
Esta intromisión complicaba sobremanera el encargo de Ortiz, pues tenía que dejar
en manos de unas autoridades locales que no
querían permitir el despoblamiento de su
territorio un poder de decisión bastante amplio.
La idea de Donaciano Vigil era entonces unir el
traslado de familias a México relacionando su
registro con el hecho de que manifestaran su
deseo de seguir siendo mexicanos. En el Tratado
de Guadalupe-Hidalgo se mencionaba que los
mexicanos residentes en los territorios
adquiridos por Estados Unidos podían preservar
su nacionalidad siempre y cuando lo expresaran
públicamente en el término de un año después de
ratificado el tratado por los congresos
de los dos países. El Senado norteamericano
ratificó el tratado en junio de 1848, pero en
Nuevo México no se había creado hasta
mediados del siguiente año algún mecanismo que
permitiera a los nuevomexicanos que así lo
decidieran manifestarse como mexicanos y, aún
más, las autoridades del territorio habían
bloqueado todas las iniciativas que surgieron en
este sentido. Ante la llegada de Ortiz y la presión
de la población local, el nuevo gobernador
Washington emitió a finales de abril una
proclama en la cual se indicaba que quienes
quisieran ser mexicanos debían registrarse antes
del 30 de mayo en las prefecturas de los condados.11 Sin embargo, las mismas autoridades
presionaban a la población para que no se
inscribiera en esas listas y, a pesar de ello, Ortiz
afirmaba haber visto en ellas "centenares de
firmas".12
3. El difícil establecimiento de las colonias
civiles
Desesperado ante la inactividad forzada en la que
de pronto se encontró, Ortiz decidió regresar a
Chihuahua y comenzar a gestionar ante los
gobiernos federal y estatal los recursos que
necesitaría. Calculaba que podría trasladar
aproximadamente 80 000 personas a territorio
mexicano, para lo cual necesitaría $1 653 242, 92
000 fanegas de maíz y 24 660 de frijol para
mantenerlas mientras lograban levantar su
primera cosecha.13 Ante la
10 Copias de la correspondencia entre Ortiz y Vigil, en ASREM, LE 1975, XXV, pp. l42-4v. Reproducida también
en Escudero, op. cit., pp. 93-5.
11 Proclama del gobernador Washington en New Mexico State Records and Archives. Santa Fe, Nuevo México (en
adelante NMSRCA), Governor Papers (en adelante GP), Washington Papers, rollo 98, fotografía 204.
12 ASREM, LE 1975, XXV, p. 139v. Una de las formas para desanimar a los nuevomexicanos era prohibir a los
funcionarios de los condados que hicieran las listas de posibles emigrantes hasta recibir instrucciones precisas
del gobernador. De cualquier forma, la lista estaba ya en manos del gobernador Washington en agosto de 1849.
Auditor Nangle a Washington, Santa Fe, 3 de agosto de 1849 en NMSRCA, GP, Washington Papers 98, pp.
202-3.
13 ASREM, LE 1975, XXV, p. 140.
13
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
imposibilidad del padre Ortiz de viajar a la capital
del país para continuar con esas gestiones, el
gobierno chihuahuense nombró agente especial a
Manuel Armendáriz, quien arribó a la ciudad de
México durante el mes de julio.
Cuando se recibió el informe del
comisionado en la dudad de México se suscitó un
intercambio de notas diplomáticas entre los
gobiernos mexicano y norteamericano. El
ministro Luis de la Rosa pidió explicaciones
sobre el maltrato dado a un enviado oficial de
México,14 y las autoridades estadunidenses
contestaron que no se podía reconocer el carácter
oficial de Ortiz, pues el tratado de paz no
contemplaba la necesidad del nombramiento de
un comisionado para trasladar a familias
mexicanas a su país de origen. Para obviar este
obstáculo, el gobierno mexicano decidió nombrar
a Manuel Armendáriz cónsul general para Nuevo
México.15
Mientras el padre Ortiz llevaba a cabo su
comisión en Nuevo México, el gobierno de
Chihuahua
comenzó
a
programar
el
establecimiento de las colonias que recibirían a
los emigrados de Nuevo México. El gobernador
Ángel Trías se mostraba muy favorable a la
inmigración al norte de su estado, ya que una
mayor población en la zona fronteriza podría
obstaculizar las entradas de los "indios bárbaros",
y trató de varias maneras de facilitar la labor del
comisionado Ortiz y de encontrar acomodo
a las familias que éste trasladaría desde Nuevo
México. Así, en enero de 1849 presentó una
iniciativa a la legislatura chihuahuense para que
se aprobara la cesión de terrenos para las familias
nuevo-mexicanas con deseos de emigrar, lo cual
fue rápidamente aprobado por la asamblea
estatal.16 En abril del mismo año ya había llegado
a El Paso el agrimensor Genaro Artalejo, a quien
el gobierno local le encomendó que encontrara un
buen lugar para establecer la colonia civil que
llevaría el nombre de Guadalupe en la margen
derecha del Bravo, río abajo de El Paso.17
A mediados de 1849, cuando llegó el
padre Ortiz a Chihuahua procedente de Nuevo
México, el mismo gobernador Trías le dio
poderes para que denunciara y tomara posesión
de los terrenos que necesitara para formar nuevas
poblaciones.18
Al saberse las exorbitantes necesidades
económicas planteadas por Ortiz para el traslado
de familias, Trías buscó la forma de ayudar a la
empresa y presentó ciertas iniciativas al respecto
a la legislatura estatal, pero ésta no pudo
tomar cartas en el asunto, pues las incursiones 18
de
los
"indios
bárbaros"
ocuparon
prácticamente todo el tiempo de su primera 17
sesión de debates correspondiente a 1849. El
gobernador, entonces, pidió ayuda al gobierno
federal para que se remitieran los recursos
suficientes para iniciar el traslado.
14 Luis de la Rosa a Clayton, México, D. F., 21 de septiembre de 1849, ASREM, 2-13-2971, pp. 17-8. Este expediente incluye otras dos notas diplomáticas de protesta por el mismo problema del 5 y del 20 de octubre de
1849.
15 A Armendáriz se le asignó como sede consular el nuevo pueblo de Frankiln, Nuevo México, población que daría
luego origen a la ciudad de El Paso, Texas.
16 No se ha encontrado el texto de esta ley, pero otras disposiciones legislativas hacen referencia constantemente a
ella. Véase El Faro, periódico oficial del gobierno del estado libre de Chihuahua, Chihuahua, Chih., 16 de mayo
de 1850, p. 2.
17 El Faro, 24 de abril de 1849, p. 2.
18 Ángel Trías al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 30 de junio de 1849, ASREM, 2-132971, p. 3.
14
GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS
Y como este gobierno tiene grande interés
Texas, Nuevo México y California. De éstos, si su
—escribía Trías al ministro de Relaciones Integobierno fuera realmente paternal, deberían de
riores y Exteriores— en que se verifique la
esperar a lo menos que se hubiera dedicado una
inmigración de ciudadanos que quieren conservar
tercera parte para indemnizarles el valor de sus
su nacionalidad; para que tenga efecto, por lo
propiedades y mitigar en parte la miseria en que han
pronto y sin demora alguna, es de urgente
de caer como consecuencia precisa del cambio de
necesidad por lo menos hacer el gasto de la tercera
residencia. Ya ven qué cuantiosa es la suma que se
parte del importe de las semillas con el fin de
les ofrece por emigrar. En recompensa de sus
habilitar a los labradores para que siembren y
propiedades, tendrán otras con la condición que han
levanten una cosecha suficiente para el consumo de
de ir a cubrir las fronteras del estado de Chihuahua,
las familias en su ingreso a este estado, y además la
sacrificarse con vivir y sufrir las crueles invasiones
cantidad que se regule necesaria para la conducción
de los bárbaros. Nosotros vemos las exigencias de su
de dichas familias a los diversos puntos que han de
gobierno, pero a pesar de este conocimiento no
colonizar los nuevomexicanos y el transporte de
podemos menos que invitarles a creer que se ha
éstas hacia el estado...19
querido poner en prueba su adhesión y su sufrimiento
y que claramente no desean [las autoridades
mexicanas] que ustedes vuelvan al número de su
Siguiendo las estimaciones de Ortiz, y
familia... Esperamos que obréis en absoluta libertad
calculando que serían sólo unas 900 familias
en asunto de tanta importancia para ustedes mismos y
nuevomexicanas —que de hecho ya habían
que tendréis presentes a los que os aconsejan de ese
solicitado su traslado a Chihuahua— las que
modo y a los falsos profetas que os predican e
estaban dispuestas a emigrar,20 la cantidad que
inducen a emigrar.21
debería desembolsar el gobierno federal para
iniciar los trabajos de la repatriación rebasaba
con mucho los 25 000 pesos que el Congreso
Nacional había asignado en principio a esta
comisión.
A su vez, en Nuevo México, las
autoridades locales siguieron firmes en su
intento de frenar esta emigración a Chihuahua.
Además de bloquear los intentos de los
nuevomexicanos para declarar su deseo de
continuar siendo ciudadanos mexicanos, los trató
de convencer de que emigrar no valdría la pena.
Quince millones de pesos es la indemnización
—decía el periódico oficial Santa Fe Republican a
los posibles emigrantes— que el gabinete
americano tiene que pagar al de México por
Así, durante 1849 y 1850, las autoridades locales de Nuevo México intentaron por
todos los medios a su alcance, y sobre todo por el
convencimiento, que los nuevomexicanos
permanecieran en su suelo natal, pues, decían, en
Chihuahua serían tratados como hijastros en
tierra ajena.22
Para Chihuahua, el dinero fluía con
lentitud, y muchos nuevomexicanos con recursos
económicos comenzaron a mudarse a sus propias
expensas. Desde el centro de Nuevo México,
personajes de nota como Guadalupe Miranda y
Juan Bautista Vigil se convirtieron así en decididos impulsores de la emigración al norte de
Chihuahua.
19 El Faro, 30 de junio de 1849, pp. 1-2.
20 El Faro, 31 de julio de 1849, p. 4.
21 Aparecido en el Santa Fe Republican el 26 de mayo de 1849 y reproducido en El Faro, 13 de octubre de 1849, p.
3.
22 NMSRCA, Donaciano Vigil Collection: s. f.
15
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Tiempo después, durante el segundo
semestre de 1849, el padre Ortiz inició trabajos
para el establecimiento de Guadalupe. Sin
embargo, un sorpresivo incidente local alteró los
planes del gobierno de Chihuahua. A fines de
1849, la corriente principal del río Bravo tomó
como cauce una acequia que corría al sur de los
pueblos chihuahuenses de San Elizario, Isleta y
Socorro. Siendo ese río la frontera entre México
y Estados Unidos, esas poblaciones quedaron de
hecho dentro del territorio norteamericano. Casi
de inmediato las fuerzas estadunidenses ocuparon
los tres pueblos y, a pesar de los esfuerzos de las
autoridades locales, nunca fueron expulsados por
temor a mayores incidentes. Meses más tarde, la
parte mexicana de la Comisión de Límites
reconoció oficialmente la pérdida de esas
poblaciones, pues el Tratado de GuadalupeHidalgo precisaba que la línea fronteriza debía
seguir la parte más profunda del río Bravo y se
comprobó que la acequia que tomó el río era más
profunda que su antiguo cauce.
Los pobladores de Socorro, Isleta y San
Elizario no esperaron la determinación de la
Comisión de Límites para actuar. Poco después
de la ocupación militar, varios habitantes de esos
pueblos manifestaron su deseo de mudarse a la
margen derecha del río para seguir viviendo en
México. Situación similar se presentó en Doña
Ana, una colonia fundada por el gobierno
chihuahuense en 1833 y que se encontraba en el
margen izquierdo del Bravo en territorio
norteamericano. Para
complicar más la situación, en marzo de 1850,
unos sesenta colonos del poblado de Doña Ana,
siguiendo a Rafael Ruelas y presionados por los
norteamericanos recién llegados a esas tierras, se
trasladaron a la margen derecha del río Bravo
para asentarse desordenadamente en el valle de
La Mesilla antes de recibir cualquier tipo de
autorización oficial.23 Todos estos nuevos
colonos, no contemplados en el decreto del 14 de
junio de 1848, pedían ayuda al gobierno estatal
para trasladarse a territorio mexicano. Conocedor
de estas situaciones, el padre Ramón Ortiz
consultó a las autoridades chihuahuenses la
posibilidad de que estas personas pudieran
considerarse emigrados.24
Poco tiempo después, la legislatura local
no sólo respondió afirmativamente, sino que
emitió un decreto el 4 de abril de 1850 que decía
a la letra:
A los chihuahuenses vecinos de Doña Ana, Isleta,
Socorro y San Elizario proporcionara el gobierno en
los baldíos de la margen derecha del rió Bravo
terrenos de doble extensión que los que deben darse a
los demás mexicanos que vengan de Nuevo México o
California.25
Un obstáculo importante para el
establecimiento de las colonias civiles era la falta
de recursos en el estado de Chihuahua, pues entre
1849 y 1850, el gobierno central sólo envió los
25 000 pesos iniciales y unas cuantas remesas
más que no pasaron de los 15 000 pesos para
gastos de traslado de familias a Chihuahua, y fue
necesario para el gobierno estatal hacer ciertos
sacrificios financieros para cubrir las necesidades
de los emigrados de Nuevo
23 S. W. Cozzens, Viaje a un país maravilloso: Arizona y Nuevo Méjico. París, Garnier Hermanos, S. A.: 22;
Harvey Fergusson, Río Grande. New York, Alfred A. Knopf, 1936, p. 54.
24 Archivo General de la Nación, México, D. F. (en adelante AGN), Documentos Históricos de Ciudad Juárez, (en
adelante DHCJ), rollo 61: s. f.
25 El Faro, 16 de abril de 1850, p. 2.
16
GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS
México y de los pueblos que fueron
chihuahuenses. Poco a poco, el gobierno estatal
iba suministrando a Ortiz y Armendáriz algunos
recursos, y en su afán de ".uxiliar a los
inmigrantes se endeudó con el comerciante José
Cordero por $5 000 pagando un elevado interés
del 3 por cientó mensual.26
De cualquier manera, la emigración
voluntaria, sobre todo de personas procedentes
de los poblados que pertenecieron a Chihuahua,
se fue haciendo cada vez más importante. En
Guadalupe, la inmigración se incrementó a tal
grado que, hacia abril de 1850, se decía que
había ya 600 familias de Nuevo México y los
antiguos pueblos chihuahuenses asentados en la
colonia y el cura Ortiz estaban buscando
terrenos ubicados aún más al sur para establecer
una nueva colonia que se llamaría San Ignacio.27
Aunque los emigrados de Nuevo México nunca
fueron tan numerosos como esperaba el cura
Ortiz en un principio, alcanzaron a significarse
como un factor demográfico importante en la
integración de una nueva zona fronteriza,
proceso que entonces se encontraba en plena
gestación. Se calculaba una emigración total de
nuevomexicanos de 1 552 personas para
mediados de 1850; pero la emigración de las
zonas antes pertenecientes a Chihuahua y que
pasarían a ser parte de Texas y Nuevo México
fue muy impor
tante, de manera que la región paseña
había recibido al menos alrededor de 2 000
nuevos habitantes hacia esas fechas.28
En fin, los resultados de un primer año
de esfuerzos no eran malos a pesar de las
dificultades. A finales de 1850, el Ministerio de
Relaciones Interiores y Exteriores hacía un
balance del intento de repatriación al siguiente
tenor:
El gobierno ya ha dado algunas cantidades más para
este objeto, y tiene la satisfacción de anunciar que se
han formado poblaciones nuevas, compuestas en su
mayor parte por mexicanos que han emigrado de los
terrenos cedidos a los Estados Unidos del Norte...
cree el gobierno que si hubiera podido disponer de
mayores sumas, sería mayor el número de los
que se hubieran trasladado a México.29
Por su parte, el gobierno estatal también
se mostraba en cierta medida satisfecho por los
avances de la colonización civil y militar en el
área de El Paso, como lo explicaba un informe
contemporáneo al anterior sobre los avances de la
población en Chihuahua:
...por el tratado [de Guadalupe-Hidalgo] perdió
Chihuahua todo el territorio comprendido entre el
Bravo y el Pecos y con él la colonia de Doña Ana y
los pueblos de Isleta, Socorro y San Elizario; pero
muchos de los vecinos de estos puntos se hallan hoy
en El Paso y las nuevas poblaciones de La Mesilla,
San Joaquín, San Ignacio y Guadalupe, estimulados
segu-
26 El Correo de Chihuahua. Periódico oficial del gobierno del estado, Chihuahua, Chih., 24 de diciembre de 1850:
1. No existen presupuestos completos sobre el gasto hecho por el gobierno chihuahuense en el establecimiento
de las colonias civiles, pero al parecer el estado contribuyó con una suma que se hallaría entre los 20 000 y 30
000 pesos durante ese año. Véase también El Correo de Chihuahua del 21 de enero de 1851, p. 3.
27 Emilio Langberg al ministro de Guerra y Marina. El Paso, 22 de febrero de 1850, en El Faro, 4 de abril de 1850,
p. 2 y AGN, DHCJ, 61: s. f.
28 Estos son cálculos del comisionado Ramón Ortiz, mientras que un miembro del gobierno territorial de Nuevo
México afirmaba "con satisfacción" que los emigrantes no pasaban de los 1 500. El Correo de Chihuahua, 1 de
diciembre de 1850, p. 4 y George Archibald McCall, New Mexico in 1850: A Military View, Norman,
University of Oklahoma Press, 1968, pp. 80-2.
29 José María Lacunza, Memoria leída a las Cámaras por el secretario de Relaciones Interiores y Exteriores.
México, Imprenta de García Torres, 1851, p. 29.
17
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
ramente por su patriotismo y auxiliados por V. H. (
La legislatura estatal] que en 11 de abril pasado
concedió dobles terrenos en la ribera derecha del
Bravo a los que quisieran conservar su calidad de
mexicanos y chihuahuenses.30
Durante 1850, se estableció de manera
espontánea la colonia civil de La Mesilla con
personas provenientes de Doña Ana; sin
embargo, otras familias de Nuevo México fueron
engrosando paulatinamente el número de
habitantes de la colonia. Ya desde finales de
1850, se especulaba, obviamente exagerando, que
unas 2 000 personas habitaban en el valle de La
Mesilla, aunque aún no se había determinado si
esta población quedaría en territorio mexicano o
norteamericano y aún no se formaba oficialmente
una colonia en el valle.31
De cualquier forma, es innegable que La
Mesilla tuvo un desarrollo extraordinario durante
1850 y 1851, pues comenzó a poblarse cada vez
más con inmigrantes de Doña Ana, hasta dejar a
este pueblo casi completamente abandonado.
Para marzo de 1851, un observador norteamericano calculaba su población entre los 600 y 700
habitantes y ya el asentamiento contaba con
ciertas autoridades locales;32
sin embargo, se comenzó a considerar La Mesilla
como la zona de inmigración más importante en
el norte de Chihuahua a partir de abril de 1851,
pues entonces la Comisión de Límites trazó la
línea fronteriza entre Chihuahua y Nuevo México
y
se comprobó que la población quedaba al sur de
ella, dentro de territorio mexicano. Esta decisión
fue muy importante para los colonos, pues
muchos habían resuelto mudarse aún más al sur
si el poblado quedaba en tierras norteamericanas.
El marcado de la frontera se celebró entonces en
La Mesilla con bailes, misas y otras festividades.
4. La consolidación de la región fronteriza de
El Paso
Para preparar el establecimiento oficial de La
Mesilla como una colonia civil, la legislatura
chihuahuense resolvió aplicar un reglamento de
colonización estatal dado en 1833.33 En mayo de
1851, Ramón Ortiz trazó los lotes a los vecinos
del pueblo y los terrenos pertenecientes a los
edificios públicos de la colonia se demarcaron el
4 de agosto siguiente.34 Las buenas condiciones
del terreno atrajeron a más inmigrantes del
interior de Nuevo México, y se decía que para
octubre de 1852 había más de 1 900 almas en La
Mesilla, con lo que la colonia se podía
considerar perfectamente bien consolidada.35
El balance que hasta entonces se podía
hacer de los resultados de la inmigración
nuevomexicana
y
chihuahuense
y
el
establecimiento de las colonias civiles en el área
de El Paso del Norte era bastante positivo, pese a
los problemas existentes. A Mediados de 1851,
el periódico oficial del gobierno de Chihuahua
evaluaba de la
30 El Correo de Chihuahua, 11 de marzo de 1851, p. 1.
31 El Correo de Chihuahua, 11 de enero de 1851, p. 4.
32 John Russell Bartlett, Personal Narrative of Explorations ana Incidents in Texas, New México, California,
Sonora ana Chihuahua, 1851-1853. Chicago, Río Grande Press, 1965, 1, p. 212.
33 El Correo de Chihuahua, 24 de mayo de 1851, pp. 1-3.
34 George Griggs, History of Mesilla Valley or Gadsden Purchase, Known in México as the Treaty of Mesilla.
Mesilla, s. e., 1930, pp. 31-3.
35 Ibid., I, pp. 214-5.
18
GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS
siguiente forma este esfuerzo de colonización:
... se han formado y se están formando importantes
poblaciones conocidas hasta ahora con los nombres
de La Mesilla y Los Amoles, y que abajo de El Paso,
Real, Senecú, Isleta y Socorro se han formado
también las poblaciones de la colonia militar de San
Joaquín [o de El Paso] y de las civiles de Guadalupe
y San Ignacio; de manera que muy pronto puede
considerarse medianamente poblada una extensión
de cuarenta leguas de nuestra línea fronteriza...
Asombrosos serian los progresos de la colonización
si se hubieran invertido en ella los doscientos mil
pesos que por primera vez en el artículo 22 de la ley
general del 14 de julio de 1848; pero hasta ahora
sólo se ha recibido una quinta parte y los embarazos
y perjuicios han sido incalculables.36
En efecto, los primeros años de las
colonias civiles fueron muy arduos para sus
habitantes. En un principio, los colonos de
Guadalupe y San Ignacio tuvieron problemas en
el deslinde de sus terrenos con los de la colonia
militar de San Joaquín de El Paso, y en el de las
parcelas individuales en su interior. La tardanza
de los topógrafos motivó también cierta
especulación con la tierra, que debido a la
inmigración inmigración, se estaba volviendo un
bien cada vez más codiciado. Asimismo, se
comenzó a sentir cierta escasez de agua en la
región, resultando más afectados Guadalupe y
San Ignacio, ubicados rio abajo del área agrícola
de El Paso. 37
Tal vez fue la falta de recursos naturales
suficientes lo que llevó a un enfrentamiento a los
colonos de Guadalupe. Allí, los emigrados de
Nuevo
México empezaron a sentirse relegados porque
pensaban que se asignaron no sólo el doble, sino
los mejores terrenos a los emigrantes de Socorro,
Isleta y San Elizario, que eran mejor tratados por
el gobierno chihuahuense. Por algún tiempo, los
nuevomexicanos asentados en esa colonia,
acaudillados por Juan Bautista Vigil, estuvieron
recelosos y amenazaron con volverse a su tierra
natal, pero finalmente pasó la excitación al
obtenerse mejores cosechas en 1851 y 1852 y la
colonia sobrevivió fácilmente a esta crisis.38 La
epidemia de cólera morbus, la creciente
criminalidad y los ataques periódicos de los
"indios bárbaros" afectaron también con fuerza a
las colonias de río abajo, pero hada 1852, se
habían consolidado como poblaciones de
importancia local. Guadalupe, por ejemplo,
contaba al menos con 500 habitantes, de los
cuales aproximadamente un tercio eran
originarios de Albuquerque, Tomé, Belén,
Socorro y otros poblados del sur de Nuevo
México.39
En la zona ubicada más al norte, el
rápido crecimiento que experimentó La Mesilla
trajo graves desajustes a la colonia. Por una parte,
los colonos provenientes de Doña Ana y del sur
de Nuevo México comenzaron a quejarse de
sufrir una verdadera invasión de colonos de El
Paso. Acusaban al cura Ortiz de propiciar estos
problemas al darle las mejores tierras a sus
parroquianos páseños y de no pagar a los
emigrados las cuotas de transporte que aún les
debían.40 Comenzó incluso a correr el rumor de
que muchos nuevomexicanos
36 El Correo de Chihuahua, lo. de mayo de 1851, p. 4.
37 AGN, DHCJ, 6l: pass.
38 Luis Zuloaga al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 3 de octubre de 1853, ASREM, 2-122902: s. f.
39 Censo incompleto de la población de Guadalupe, 1852, AGN, DHCJ, 6l: s. f.
40 Testimonio de Víctor de la O, Chihuahua, 20 de marzo de 1853, ASREM, 2-12-2902: s. f.
19
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
estaban dispuestos a regresar a su tierra si no se
satisfacían sus demandas.
Para colmo de males, los problemas
políticos del centro de México habían alcanzado
al norte de Chihuahua y distanciaron aún más al
cura Ortiz de los colonos y autoridades locales. A
principios de 1853, Ortiz trató de presionar a los
habitantes de las tres colonias a su cargo para
evitar que se adhirieran al Plan de Guadalajara, lo
que ya había hecho en Chihuahua el gobernador
Ángel Trías. Esto le valió al comisionado la
animadversión del gobernador, quien de
inmediato pidió que se removiera al cura de El
Paso de su cargo.41 Efectivamente, Trías logró la
remoción de Ortiz y que se nombrara
comisionado a Guadalupe Miranda. Éste recibió
su nombramiento a mediados de 1853, pero poco
pudo hacer en la práctica por falta de recursos.
Aún así, las autoridades de Chihuahua intentaban
que el flujo de inmigración siguiera hacia su
estado, y recomendaban a Miranda que:
...usando los medios que sugieran su patriotismo e
influencia procure la inmigración del Nuevo México
y supla con ellos la falta de recursos pecuniarios que
no puede proporcionarle el gobierno...42
En marzo de 1853 hizo crisis un
conflicto diplomático entre México y Estados
Unidos por la posesión de La Mesilla, pues el
gobernador de Nuevo México no
había aceptado la línea de compromiso señalada
por la Comisión de Límites en 1851 y exigía que
la frontera se corriera más hacia el sur. En la
colonia, la mayor parte de los habitantes
ratificaron de distintas formas su deseo de seguir
perteneciendo a México, aunque, debido al descontento por las irregularidades en el traslado y
la
asignación
de
parcelas,
algunos
nuevomexicanos emigrados apoyaron las
exigencias territoriales de los norteamericanos.43
En los siguientes meses, el conflicto por
La Mesilla afectaría las tareas de Guadalupe
Miranda en su doble papel de comisionado y de
vicecónsul en El Paso. Sin fondos propios, y sin
el poder necesario para exigirle cuentas a Ramón
Ortiz, Miranda estaba inhabilitado para actuar.44
Todavía a mediados de 1854, reconocía que se
les debía a los inmigrados de La Mesilla más de
la mitad de sus pagos y que 30 familias asentadas
en San Ignacio nunca habían recibido auxilio del
gobierno, lo que representaba un peligro
potencial para la región, pues podían unirse a los
insurrectos del centro del país o aliarse a los
norteamericanos en sus ambiciones
territoriales.45
Finalmente, México perdería La Mesilla
por la vía diplomática, y con ella se perdería
también mucho en el intento por crear una región
fronteriza fuerte y bien establecida; no obstante,
los trabajos
41 Cartas de Ángel Trias al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Chihuahua, 1 y 22 de marzo de 1853, ASREM,
2-12-2902: s. f.
42 José de Arellano a Guadalupe Miranda, Chihuahua, 23 de noviembre de 1853, NMSRCA, Guadalupe Miranda Family
Papers: s. f.
43 Véase una carta de alrededor de 70 vecinos de La Mesilla a William Carr Lane, La Mesilla, 22 de marzo de 1853,
NMSRCA, Ritch Collection, rollo 1, exp. 578, s. f.
44 Véase ASREM, 2-12-2902 y Archivo Histórico de la Defensa Nacional, exp. XI/481.3/3504. En 1850 una amplia
región que se consideraba parte de Nuevo México pasó a formar parte de Texas, en ella se encontraba Franklin.
45 Guadalupe Miranda al ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, El Paso, 6 de agosto de 1854, ASREM, 2-122902, s. f.
20
GONZÁLEZ DE LA VARA/EL TRASLADO DE FAMILIAS
de Ramón Ortiz, Manuel Armendáriz, Rafael
Ruelas, Ángel Trías, Guadalupe Miranda y los
emigrados no fueron en vano, pues, como diría
Guillermo Prieto años más tarde:
[estos esfuerzos] han mejorado la situación de El
Paso, han aumentado su importancia y lo han hecho
digno de que fije en él su atención el gobierno para
que a su ejemplo, una línea de pueblos florecientes
sea la mejor y más sólida custodia de la
independencia de la República...46
Efectivamente, las colonias civiles dieron
origen a poblaciones permanentes que ayudarían a
definir el carácter fronterizo de la región paseña y
con las futuras migraciones de mexicanos a su
antigua patria se crearían nuevos poblados en el
área. Guadalupe y San Ignacio —ahora Guadalupe
de Bravos y Praxedis Guerrero, respectivamente—
recibieron la categoría de cabeceras municipales en
febrero de 1859, reconociéndose así su importancia
en un nivel regional; mientras que en las décadas
de los sesenta y setenta del siglo pasado nuevos
emigrantes de Texas y Nuevo México fundarían
los pueblos de Zaragoza y La Ascensión.47
46 Guillermo Prieto, Indicaciones sobre el origen, vicisitudes y estado que guardan actualmente las rentas
generales de la República Mexicana. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1850, p. 170.
47 Véase Almada, op. cit., pp. 236, 428 y 574 y Jesús Ramírez Caloca, Nociones de geografía del estado de Chihuahua. Chihuahua, Litografía El Cromo, 1955.
21
FRONTERA NORTE
VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Comercio y contrabando en la frontera
noreste, 1861-1865
Patricia Fernández de Castro*
RESUMEN
En este artículo se examina la historia del comercio entre Texas y las poblaciones fronterizas de
Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila durante los años de la Guerra de Secesión norteamericana, desde la doble
perspectiva del regionalismo y la articulación política y económica del centro del país y los estados del noreste. Este
trabajo particulariza el caso de Matamoros, ya que ese puerto protagonizó este periodo de auge comercial, aunque los
varios poblados de la frontera noreste participaron activamente en el intercambio fronterizo que floreció entre 1861 y
1865.
ABSTRACT
This article examines the history of trade between Texas and the border settlements of Tamaulipas, Nuevo
León, and Coahuila during the Civil War. The analysis adopts a dual perspective: regionalism, on the one hand, and
the political and economic ties between central Mexico and the states of the northeast, on the other. The •work
focuses on the case of Matamoros, since it played a central role in the trade boom of this period, although several
towns along Mexico's northeastern border with the United States also participated actively in the border trade that
flourished between 1861 and 1865.
*Patricia Fernández de Castro. Directora del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera
Norte. Se le puede enviar correspondencia a: Bivd. Abelardo L. Rodríguez núm. 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja
California, México, Tel.: (661) 3-35-35.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Los intereses del noreste y la creación
de la Zona Ubre
EL desarrollo del comercio fronterizo durante la Guerra de Secesión expresó y, a la vez,
fortaleció las fuerzas centrífugas que operaban de
la misma forma en que se articulaban las regiones
norteñas a la economía y la estructura económica
del país. Históricamente había elementos centrípetas en esa articulación que se expresaban
como esfuerzos del gobierno del centro —ya
fuera el del virreinato novohispano o el del protoEstado mexicano— por controlar el desarrollo
económico, político, eclesiástico, militar y
demográfico de su periferia norteña. Sin embargo,
por diversos motivos estos esfuerzos no funcionaron sino hasta finales del siglo XIX, cuando
Porfirio Díaz logró establecer un sistema político
viable que consolidó al Estado mexicano e
integró con los ferrocarriles un mercado nacional.
Durante casi todo el siglo XIX predominaron los elementos centrífugos que
protegían y promovían la autonomía de la
periferia. Dos de ellos son particularmente
relevantes para esta discusión: la dispersión del
poder político en México y la vinculación del
norte con la economía industrializante de Estados
Unidos. En efecto, la dispersión del poder político
y el surgimiento y consolidación de cacicazgos
locales y regionales, que fueron consecuencia del
colapso del aparato gubernamental colonial en
1810-1821 y de los conflictos entre las élites que
le siguieron y, en el norte, de las necesidades
militares derivadas de la guerra contra los indios
1
24
nómadas, debilitaron el control que
ejercía el centro sobre las las provincias del norte
y abrieron un espacio político al regionalismo.
Las distancias, que siempre habían complicado el
comercio entre las regiones productoras del
centro y el norte, aunadas al desorden político y
al acercamiento de la economía norteamericana a
los estados del Lejano Norte después de 1848,
favorecieron el establecimiento de vínculos
comerciales y financieros directos entre los
estados
nororientales
y
la
economía
norteamericana y, a través de ella, con la
economía mundial. La incorporación no mediada
del noreste del país a la esfera de influencia de la
economía norteamericana debilitaba, a fortiori, el
control que el centro podía tener sobre esos nexos
a la vez que daba a la región una alternativa al
tipo de vinculación centro-periferia que proponía
el centro.1
La legislación comercial, y en particular
los aranceles, era uno de los mecanismos de que
se valía el centro para controlar los vínculos
económicos del país con el exterior. Por medio de
ellos estructuró una relación que tenía por
objetivo proteger intereses industriales y comerciales 'nacionales' que, en la práctica, eran los de
las regiones centrales. En efecto, como lo ha
señalado Daniel Cosío Villegas, a lo largo del
siglo XIX el gobierno nacional operó bajo el
falso supuesto de que bastaba manipular las tasas
arancelarias y las listas de productos cuya
importación estaba prohibida o autorizada para
garantizar la industrialización del país. Lo que
importa destacar es que, así como las disposiciones arancelarias sacrificaban, en aras de
Para un análisis de la historia del norte que contemple las relaciones con el centro, véase María del Carmen
Velázquez, Establecimiento y pérdida del septentrión de la Nueva España. México, El Colegio de México,
1974; DavidJ.Weber, The Mexican Frontier, 1821-1846. The American Southuwest under Mexico.
Albuquer-que, University of New México Press, 1982.
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
un futuro industrial, los intereses del público
consumidor, en términos regionales sacrificaban
los intereses de los estados periféricos a la
prosperidad de los productores del centro del
país. En efecto, las prohibiciones y los altos
gravámenes sobre casi todas las categorías de
artículos de importación estaban diseñados para
proteger a la agricultura y a la industria (que se
concentraban en los estados del centro del país)
sin tomar en consideración si estaban o no en
condiciones de responder al estímulo que se les
trataba de dar. Mientras no se conformó un
sistema de comunicaciones y transportes
eficientes que uniera a los centros de producción
con las regiones más alejadas del país, los
aranceles y los altos costos e impuestos al
comercio interior obligaron a los habitantes de
estas zonas a pagar con creces las deficiencias de
la industria y la agricultura.
Si bien en diversas ocasiones el gobierno
decretó concesiones arancelarias a los estados
norteños, éstas fueron insuficientes y
temporales. Así, en 1849 el gobierno general
redujo el derecho de importación a 20 por ciento
sobre el valor de toda la mercancía importada
para consumo de las poblaciones fronterizas
tamaulipecas y les autorizó la libre importación
de comestibles básicos y semillas de todas clases
por el término de tres años. Estas disposiciones
fueron puestas en vigor de nuevo en 1853;
posteriormente,
2
3
4
la ordenanza general de 1856 permitió la
libre importación de los comestibles de primera
necesidad cuando fueran para el consumo de las
poblaciones fronterizas del norte del país,
Acapulco y La Paz. Pero el resto de las
importaciones estaba sujeta a múltiples impuestos
además de los gravámenes del arancel, con
excepción de algunos productos esenciales, como
el calzado, las velas, los rebozos, el trigo y los
sarapes, que estaban simple y llanamente
prohibidos.
Mientras estos factores definían una
relación comercial onerosa para los estados más
alejados del centro, otros creaban las condiciones
para que la frontera se orientara hacia el norte.
Dado que el sistema productivo y comercial
norteamericano era más eficiente que el mexicano y los impuestos al comercio interior
menores,
los
comerciantes
del
lado
norteamericano estaban en condiciones de ofrecer
mejores precios a los consumidores fronterizos
que sus contrapartes mexicanas. Esta ventaja
comparativa se acentuó a partir de 1852, cuando
Estados Unidos exentó del pago de impuestos a
las importaciones si su destino final era México:
Las aduanas de depósito establecidas en la
frontera americana permitían á los comerciantes traer
sus mercanías, sin pagar derecho alguno, hasta la
línea divisoria entre México y los Estados Unidos: la
autorización que se concedía a los comerciantes de
pasar mer-
Daniel Cosío Villegas, La cuestión arancelaria en México. Historia de la política aduanal, tomo III. México,
Centro Mexicano de Estudios Económicos, 1932, passim.
El arancel de 1856, por ejemplo, impuso gravámenes a 524 categorías de artículos de importación y prohibió
otras 18; tan sólo 34 grupos de mercancías eran de importación libre. Cosío Villegas, p. 39.
Entre esos derechos adicionales estaban los municipales, de mejoras materiales, internación, contrarregistro,
amortización de la deuda pública liquidada y consolidada y los impuestos que cada estado imponía al transporte
de mercancías. Para la ley del 4 de abril de 1849, véase Manuel Dublán y José María Lozano, Legislación
mexicana o colección completa de las disposiciones legales expedidas desde la independencia de la República,
ordenada por los licenciados Adolfo Dublán, ed; y José María Lozano, v. V, 1845-1850. México, Imprenta del
Comercio de Dublán y Chávez, p. 545. Para la ordenanza de 1856, véase el volumen VIII (1856-1860) de la
misma obra, pp. 43-79.
25
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
cancías á nuestro territorio por cualquier lugar de la
línea divisoria, les permitía eludir la vigilancia de
nuestras aduanas y les facilitaba operaciones
fraudulentas en perjuicio de nuestro fisco.5
En consecuencia:
mientras en Brownsville y demás
poblaciones establecidas en la márgen izquierda del
Río Bravo Da norteamericana], los artículos nacionales necesarios para la vida, como los alimentos,
vestidos, etc., se vendían a un precio muy módico, en
las poblaciones mexicanas de la márgen derecha
valían dos y aún cuatro veces más, y [ello explicaba]
que las mercancías extranjeras fuesen también mucho
más baratas en uno que en otro lado del Río.6
A causa de las facilidades que Estados
Unidos ofrecía a los comerciantes fronterizos y
de los altos impuestos y prohibiciones que por su
parte México les imponía, los negociantes
mexicanos vieron decaer sus ganancias mientras
los 'del otro lado' prosperaban. Muchos optaron
por trasladarse al lado norteamericano o
dedicarse al tráfico ilegal. El comercio legal
decayó hasta que en Matamoros, que era la
población más grande del lado mexicano,
quedaron solamente dos tiendas. Por otro lado, el
contrabando se volvió tan atractivo que
conocidos ganaderos y agricultores del lado
norteamericano abandonaron sus ocupaciones
"para dedicarse al 'meritorio' negocio del
contrabando, 'el
5
cual se identificaba con los mejores elementos de la población'".7
Entre 1852 y 1858 floreció el contrabando en detrimento del comercio legal a
ambos lados de la frontera. Los comerciantes
importaban mercanías europeas a Brownsville y
de ahí las transportaban a Matamoros ya fuera
para el consumo de esa u otra ciudad fronteriza o
para enviarlas ilegalmente al interior del país o
reexportarlas, también de contrabando, hada
Texas. El circuito ilegal de las mercancías
norteamericanas hacia México y ganado
mexicano hacia Texas era menos complicado,
pero igualmente redituable. La entrada de
mercancías europeas y norteamericanas por la
frontera era tan grande, se quejaba el ministro de
Hacienda José Urquidi, que se hacía sentir en los
mercados de la ciudad de México.8
Ni la emigración ni el contrabando eran
soluciones viables para el conjunto de la
población de la zona fronteriza. En septiembre
de 1851, tan sólo tres años y medio después del
fin de la guerra contra Estados Unidos, estalló en
la novel frontera una revuelta antiproteccionista
bajo el liderazgo de José María de Jesús Carvajal
que exigía reformas a la Constitución, la salida
del ejército de la zona fronteriza, la reducción de
los aranceles, la abolición de las prohibiciones y
de las multas excesivas al contrabando y la
importación libre de
Alonso Aspe, Memoria sobre el establecimiento del contrarresguardo en la frontera del norte presentada al
ministro de Hacienda por el administrador de la aduana marítima de Matamoros. México, Imprenta del
Gobierno en Palacio a cargo de José María Sandoval, 1869, p. 5.
6 Matías Romero, "La zona libre mexicana", North American Review, abril de 1890, p. 3. Véanse también las
intervenciones de los diputados Perales y Guzmán en las sesiones de la Cámara de Diputados del 13 y 14 de
diciembre de 1869 en Ulises Irigoyen, El problema económico de las fronteras mexicanas. Tres monografías:
Zonas Libres, puertos Ubres y perímetros libres. México, [s. e.], 1935. pp. 39-59.
7 Ernest C. Shearer, "The Carvajal Disturbances", Southwestern Historical Quarterly, 2 (octubre de 1951), pp. 205
y 207.
8 P. Seuzenau al secretario de Estado, 4 de abril de 1858, en Estados Unidos, Despatches from United States
Consuls Matamoros, 1826-1906. Washington, The National Archives and Records Service, 1954, rollo 4, vol.
7. En lo sucesivo, esta fuente será citada como Consular Despatches.
26
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
ciertos artículos por un periodo de cinco
años.9
En octubre Carvajal inició la marcha
hada Matamoros con el apoyo de John S.
Ford, comandante de la guarnición de Fort
Brown, Texas, y de muchos de sus hombres.
Al llegar proclamó un arancel que permitía la
entrada libre de abarrotes y artículos de
primera necesidad e imponía derechos
moderados al resto de las importaciones. Ello
le valió el apoyo de los comerciantes locales
y de los de Brownsville y obligó al
comandante federal, general Francisco
Ávalos, a proclamar un arancel que abolía
muchos derechos de importación.10
La revuelta fue derrotada y, aunque
tuvo cierto impacto en el gobierno nacional,
la política arancelaria continuó ignorando los
problemas de las regiones fronterizas o
dándoles soluciones sólo temporales. El
gobierno federal abolió el arancel Ávalos en
abril de 1852. Ese mismo año el secretario de
Hacienda, Marcos de Esparza, propuso la
demarcación de una zona de libre comercio a
lo largo de toda
9
la frontera norte. Esparza presentó su
propuesta como una solución al conflicto de
intereses entre esa región y el centro del país, al
poco desarrollo productivo de la misma, y al
deficiente estado de sus comunicaciones con el
resto del país que tomaba en cuenta la innegable
ventaja comparativa que el comercio con Estados
Unidos tenía para los norteños. El proyecto no
fue aprobado, pero en enero de 1853 el presidente
Juan B. Ceballos dispuso que en las aduanas
fronterizas y marítimas se levantaran las
prohibiciones y disminuyeran los derechos y dio
permisos para introducir víveres "en tanto se
expedía un nuevo arancel". Posteriormente, el
régimen de Antonio López de Santa Anna renovó
el decreto de 1849, e hizo otras concesiones a la
frontera, cuya situación había empeorado a causa
del decreto norteamericano de 1852.11
En 1855 se reinstauró el arancel
Ceballos, pero fue sustituido en 1856 por otro
menos liberal, que además suprimió las aduanas
de Reynosa y Guerrero.12
Shearer, passim. Esta es la revuelta conocida como del Plan de la Loba.
10
El arancel Carvajal gravaba al algodón, 30%; artículos de algodón de color y estampado, 25%;
artículos de lana, 40%; artículos de seda, 44%; juguetes, 60%; abarrotes no clasificados como de
primera necesidad, 14%; plata y oro para exportación, 1.5%; tabaco, 3 dólares por cada cuatro
arrobas; madera, libre. El arancel Ávalos, por su parte, "no sólo alteraba en todas sus partes las cuotas
y registros burocráticos establecidos en 1845, sino que permitía la importación de hilos, hilazas y
tejidos de algodón, ropa hecha de todas clases, sayales, jerga, paño, sarapes, frazadas, almidón, anices,
alambre de latón, algodón en rama, azufre, botas, zapatos, botones de metal, cobre en pasta, cominos,
carey, asta, charreteras y algodón de todas clases, pieles curtidas, jabón, juguetes, loza ordinaria,
documentos de comercio, impresos, miel de caña, etc." Cosío Villegas, p. 31. Sobre la participación
de uno de los principales comerciantes de Brownsville, véase Chauncey Devereux Stillman, Charles
Stillman, 1810-1875. New York, 1956.
11 Durante el gobierno de Santa Anna se decretó la exención de derechos a los buques extranjeros que
llegaran a la boca del río Bravo y del derecho de consumo a los artículos que se consumieran en la
franja fronteriza entre Matamoros y Nuevo Laredo. Para la propuesta de Esparza, véase Secretaría de
Estado y del Despacho de Hacienda, Iniciativa del gobierno para la demarcación de la zona de
comercio libre en la frontera deI Norte. México, Tipografía de Vicente García Torres, 1852, pp. 3-5;
para las modificaciones arancelarias entre 1851 y 1853, Cosío Villegas, p. 32; para las disposiciones
santanistas, Dublán, v. VI, 1851-1853, p. 725-726 y para la puesta en vigor del arancel Ceballos,
Secretaría de Hacienda, Memoria de Hacienda y Crédito Público correspondiente al
cuadragésimoquinto año económico presentada por el Secretario de Hacienda al Congreso de la
Unión. México, Imprenta del Gobierno en Palacio, 1870, p. 445.
12 Mario CeruttI, Economía de guerra y poder regional en el siglo XIX. Monterrey, Archivo General del
Estado de Nuevo León, 1983, pp. 82-85. Por añadidura, ese año se reinstauraron las alcabalas.
27
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Sin embargo, todas estas medidas eran
insuficientes, pues no solucionaban el problema
de raíz. A fines de la década de 1850 era clara
para los dirigentes fronterizos la necesidad de
establecer franquicias que permitieran a los
negociantes del lado mexicano competir con sus
contrapartes norteamericanas. En agosto de 1855
el gobernador de Nuevo León y Coahuila decretó
una serie de rebajas al arancel de 1853, muy
similares a las de Ceballos, que después se
conocieron como el arancel Vidaurri. Esta
ordenanza rigió en las aduanas de Tamaulipas al
menos por algunos periodos entre la fecha de su
expedición y febrero de 1858 y desde esa fecha
hasta agosto de 1860.13 Finalmente, en mayo de
1858, unos meses después de que Tamaulipas
reasumió su soberanía a raíz del golpe de Estado
del presidente Ignacio Comonfort, el gobernador
Ramón Guerra creó una zona de libre comercio a
lo largo de la frontera del estado con Texas y
estableció que las importaciones para el consumo
de la zona, el comercio al interior de ella y las
importaciones que se depositaran en almacenes,
mientras no se internaran hacia el sur, se harían
libres de impuestos federales.14
El comercio durante la Guerra de
Secesión
A partir del decreto de 1858, se revirtió la
tendencia de los comerciantes fronterizos a
establecerse en el lado norteamericano y
disminuyó el contrabando y el precio de las
mercancías europeas y norteamericanas que
vendían en la zona fronteriza Matamoros
absorbió parte del comercio que se realizaba por
Brownsville y Tampico, lo cual se reflejó en un
aumento en el número de barcos que llegaron a
su puerto.15
El incremento del comercio por esa
aduana de productos de consumo general fue tal
que, por ejemplo, los textiles ingleses
comenzaron a competir con ventaja con los
norteamericanos.
Entre 1861 y 1865 el comercio fronterizo se desarrolló bajo circunstancias excepcionales. Mientras la Guerra de Secesión
reorientó las exportaciones e importaciones
tejanas hada el río Bravo, la Guerra de
Intervención creó las condiciones para que los
gobiernos de Tamaulipas y Nuevo León —
especialmente éste último— asumieran el
control de sus relaciones con el exterior
independientemente del gobierno central.
Aunque
eventualmente
la
Guerra
de
Intervención fue fundamental para la
consolidación de un
13 El arancel Vidaurri funcionó siempre con descuentos adicionales que variaron entre 15 y 60 por ciento. Nc
conocemos con precisión las fechas en las que rigió ese arancel en las aduanas de Tamaulipas antes de febrero
de 1858. Es probable que en la de Mier, que estuvo bajo el control directo de Vidaurri, haya estado en vigor
por más tiempo que en el resto. A partir de agosto de 1860 volvió a regir en el estado el arancel de 1856,
excepto en la Zona Libre. Cerutti, Economía de guerra, pp. 70-71, 78, 98, 104-105 y 111-113.
14 Copia del decreto en Estados Unidos, Departamento de Estado, Consular Despatches, rollo 4, vol. 7, enero 1,
1858 y en Irigoyen, pp. 35-36.
15 En 1859 entraron ll6 embarcaciones de esa nacionalidad con 30 526.49 toneladas de mercancías —un incremento notable en vista de que en los diez años que habían transcurrido desde el establecimiento de la
frontera no había llegado a Matamoros un solo barco norteamericano—. P. Seuzeneau al secretario de Estado,
4 de abril de 1858; R. Fitzpatrick al secretario de Estado, lo. de julio de 1859 y lo. de octubre de 1860,
Consular Despatches, rollo 4, vol. 7; Favre, cónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Tampico, 26 de
enero de 1860, en Lilia Díaz, ed. Versión francesa de México. Informes económicos. México, Secretaría de
Relaciones Exteriores, 1974, v. I, p. 248 y British Museum, Parliament Papers, v. XXX, pp. 98 y 285.
28
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
Estado nacional con un gobierno
central relativamente fuerte a la cabeza, entre
1862 y 1864 Vidaurri pudo diseñar su política
comercial y exterior sin pasar por el gobierno
nacional. La canalización del comercio hada
la frontera y la protección que le brindó
Vidaurri, apuntalaron la posición de
Monterrey como eje comercial del noreste y,
a largo plazo, sentaron las bases sobre las que
se edificaría la preeminencia industrial de la
ciudad.
Varios factores explican la importancia que adquirió la frontera mexicana para
el comercio exterior confederado. Por un
lado, al comenzar la guerra civil
norteamericana, el presidente unionista
Abraham Lincoln decretó un bloqueo a las
costas confederadas. Aunque su eficacia fue
muy limitada, el bloqueo reorientó el
comercio
del
Departamento
del
Transmississippi
(que
comprendía
el
occidente de
Louisiana, Arkansas, Texas y el
Territorio Indio) hada la frontera con México.
Dado que los principales clientes y proveedores
de la Confederación, Inglaterra y Francia, tenían
motivos por los cuales prefirieron no romper
abiertamente con la Unión, la frontera mexicana
fue de crucial importan-da como vía de entrada y
salida para el comercio del Transmississippi.16
Matamoros, que era el puerto neutral más cercano
a la Confederación, adquirió aún mayor
importancia después de que los franceses
ocuparon Tampico y Veracruz y una fracción del
comercio mexicano que normalmente llevaban
esos puertos se desvió hacia el norte.17
Por otro lado, tanto las autoridades
civiles y militares como los comerciantes del
Transmississippi buscaron en México una
solución a sus problemas de abastecimiento. En
efecto, aunque en 1861
16
El Departamento de Estado confederado intentó obtener de las potencias europeas y de los gobiernos republicano e Imperial mexicanos reconocimiento diplomático, desconocimiento de la validez del bloqueo y la
aprobación de las compras de barcos, pertrechos y otras provisiones necesarias para la guerra. Por múltiples
razones los gobiernos de Inglaterra y Francia juzgaron que las ventajas de apoyar a los rebeldes no
ameritaban arriesgar las relaciones con la Unión. Aún cuando ninguno de los dos estableció relaciones
diplomáticas con la confederación, en los periodos en los que controlaron aduanas fronterizas los gobiernos
republicano e imperial también permitieron que el comercio se desarrollara libremente. Para una discusión
detallada del complejo contexto diplomático en el que se realizó el comercio fronterizo, véase Patricia
Fernández de Castro, "El impacto de la Guerra de Secesión en la frontera mexicano-norteamericana", tesis
de licenciatura, Centro de Estudios Internacionales, El Colegio de México, 1982, pp. 34-53.
17 No sólo por el hecho de haber sido ocupado, sino también porque ambos gobiernos tomaron medidas para
alejar el comercio de los puertos controlados por el enemigo. Los republicanos intentaron cobrar impuestos
de importación a las mercancías importadas durante la ocupación de Tampico entre agosto de 1862 y enero
de 1863 y que ya los habían pagado a la aduana francesa; durante la segunda ocupación del puerto,
establecieron una aduana interior en un punto que era paso obligado hacia el interior del país. Por otra parte,
Juárez decretó una ley que aseguraba protección especial a los convoyes comerciales que se internaran por
puertos republicanos y redujo los impuestos a las mercancías que se importaran por ellos. Las autoridades
intervencionistas, por su cuenta, decretaron que las mercancías importadas por puertos republicanos
volverían a pagar íntegros los derechos de importación al fisco imperial, mientras que los que se importaran
por Veracruz o Tampico con destino a puntos ocupados por el ejército francés pagarían sólo la mitad. Véase
Charles de Saint Charles, vicecónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Tampico, 27 de febrero de 1863,
en Lilia Díaz, trad., "Despachos consulares franceses. Informes políticos" (mecanoscrito) documento 1440;
Charles de Saint Charles, vicecónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Tampico, 4 de febrero de 1861 y
18 de marzo de 1864, en Díaz, Versión francesa de México. Informes económicos, v. I, pp. 248-249 y 283284; comunicación del comisario extraordinario de Hacienda Budin a Bazaine, 30 de abril de 1863 y
Decreto, lo. de mayo de 1863, en Elias Federico Forey, Colección completa de los decretos expedidos por el
excelentísimo general Forey(,s. p. i.) pp. 3-6 y Emile compte de Kératry, La contreguerrilla francaise au
Mexique. Souvenirs des terres chaudes. París, A. Lacroix, Verboeckhoven et Cié., 1868, pp. 165-166.
29
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
el gobierno confederado prohibió las exportaciones de algodón para tratar de obligar a los
países europeos a extenderle el reconocimiento
diplomático, envió agentes a Nueva Orleáns,
Tampico, Sonora Chihuahua y Nuevo León a
establecer relaciones comerciales y a tratar de
garantizar la neutralidad del norte mexicano. Aún
más importante fue que para los estados del
Transmississippi —especialmente para Texas,
que era el más importante por su población y
economía— el comercio era vital porque, al igual
que el noreste mexicano, la región dependía de
importaciones, que en su mayor parte venían del
noreste americano y de Europa, para satisfacer las
necesidades de la población y del ejército.
Efectivamente, Texas pronto resintió la
disrupción del comercio a causa de la guerra. Por
ello creó un Comité para Considerar la
Conveniencia de Vender Algodón a México, que
autorizó dicho comercio. Diversas instancias
gubernamentales enviaron agentes a asegurar el
tráfico fronterizo: además de los que envió el
gobierno confederado en 1861 a México y Nueva
Orleáns, el general Hamilton P. Bee, comandante
del distrito sur de Texas envió a un representante
a entrevistarse con Dubois de Saligny en 1861; en
1862 el gobierno general envió un agente de importaciones para Texas; lo mismo hizo el Comité
Militar Estatal de Texas; y a partir de agosto de
1863 la Oficina del Algodón
18
del Departamento del Transmississippi
tomó a su cargo las operaciones comerciales
oficiales.18 Igualmente, los comerciantes como
Charles Stillman o George W. Brackenridge
identificaron Inmediatamente las grandes
posibilidades que representaba el comercio
fronterizo. A pesar de los temores oficiales de
que la Unión intentara tomar el río Bravo y los
puertos de Texas, desde fines de 1861
organizaron rutas costeras y terrestres para
llevar algodón a México.1
Al principio de la guerra el comercio
continuó pasando por el puerto tejano de Brazos
Santiago pero, para evitar problemas con los
buques bloqueadores norteamericanos, pronto se
transfirió al otro lado del río. Ahí se fundó
Bagdad en 1863, que en el curso de los
siguientes dos años llegó a tener más habitantes
que Tampico. La playa frente al pueblo
estaba cubierta por pacas de algodón que
salían y mercancías que entraban. Las tiendas eran
numerosas y estaban repletas de mercancías. Los
carreteros chasqueaban sus látigos en las calles y los
jinetes en botas y espuelas galopaban de un lado al
otro. El panorama era el de alguna escena mágica,
que podía haber sido improvisada en una sola
noche. La población era tan heterogénea como las
habitaciones. Blancos, mulatos e indios estaban
todos revueltos. Pero entre todos descollaba el
yanqui. Tanto las chozas como las mercancías eran
suyas.
Administraba
los
triweekly Álamo Express, 17 de agosto de 1860; John French, "A United States Cónsul and the Foreign
Community: Frankiin Chase and his Friends and Enemies at Tampico, México, 1861-1865" (Tesis de maestría,
University of Pittsburg, 1978), p. 6; San Antonio Herald, 19 de octubre de 186l; José Fuentes Mares, "La misión
de Mr. Pickett", Historia Mexicana, XI, 4 (abril-junio 1962), pp. 409-415, Charles Ramsdell, "The Texas State
Military Board, 1862-1865", Southwestern Historical Quarteriy, XXVII, 4 (abril de 1924), pp. 261-270; Luis G.
Zorrilla, Historia de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América. México, Porrúa, 1977, p.
440; James L. Nichols, The Confedérate Quartermaster in the Transmississippi. Austín, Texas, The University
of Texas at Austin, 1964, pp. 8-12 y 68.
19 Véase el decreto del gobernador francis R. Lubbock de 29 de noviembre de 186l, en San Antonio Herald, 11 de
enero de 1863; Marilyn McAdams Sibley, "Charles Stillman: A Case Study of Entrepreneurship on the Río
Grande, 1861-1865", Soutbwestern Historical Quarteriy, LXXVH (octubre de 1973), p. 232.
30
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
hoteles, marcaba los billares y vendía el
aguardiente..20
Antes de 1861 Matamoros había
recibido sólo un barco procedente de Nueva
York; entre 1861 y marzo de 1864, llegaron
entre 126 y 152 barcos de ese puerto. El
movimiento comercial llegó a ser tan grande,
que se establecieron servicios regulares entre
Matamoros y La Habana (principalmente
armas y municiones), Belice ("todo tipo de
manufacturas inglesas"), Nueva Orleáns y
Londres. 21
Aunque la regulación y las decisiones
sobre comercio recaían en los ministerios de
Hacienda y Relaciones Exteriores del
gobierno nacional, Vidaurri controló el
comercio en el noreste hasta el invierno de
1863-1864. En 1861 el gobernador recibió al
agente confederado José Agustín Quintero,
con quien negoció el libre curso del comercio
por las aduanas del río Bravo, el uso del
puerto de Bagdad en el Golfo para el
comercio exterior confederado y el permiso
de depositar en Monterrey mercancías en
tránsito de o hacia Texas. En abril de 1862,
"deseando aumentar la concurrencia de barcos
a Matamoros", estableció que el algodón que
se importara para ser reexportado pagara un
derecho único de un peso por quintal (pocos
meses después, ordenó que el algodón que se
importara para consumo interno pagara
cincuenta centavos más).22
Hasta la primavera de 1864 en que se
separó de la República, Vidaurri protegió el
comercio fronterizo. Su objetivo era fortalecer su
posición política maniobrando sus buenas
relaciones con la Confederación y los recursos
que obtenía del comercio. Procuró, además,
proteger los intereses de los grandes comerciantes
de la región. A fines de 1863 uno de ellos, su
yerno Patricio Milmo, tuvo problemas con el
Departamento del Transmississippi por un
adeudo de medio millón de toneladas de algodón
y 16 000 pesos que aquél le debía. Con el apoyo
de Vidaurri, Milmo comenzó a confiscar el
algodón que iba a Piedras Negras. En respuesta,
los confederados congelaron los valores
mexicanos en Texas y cerraron la frontera al
comercio. Esto representaba para Vidaurri una
pérdida de entre 50 000 y 60 000 dólares al mes
en un momento en que su situación era difícil a
causa de las crecientes tensiones entre él y
Juárez. Vidaurri y Milmo tuvieron que detener las
confiscaciones y negociar una solución al
problema; al final los confederados accedieron a
dar satisfacción a Milmo.23
Durante el periodo en el que Vidaurri
controló las aduanas fronterizas sólo hubo otra
disrupción grave al comercio. En septiembre de
1861, después de que Jesús de la Sema fue
declarado gobernador electo, estalló un conflicto
entre sus partidarios (llamados los rojos) y los de
Cipria-
20 Rafael Semmes, comandante del buque confederado Alábama, citado en James Irby, "Line of the Rio Grande:
War and Trade on the Confederate Frontier, 1861-1865", (disertación doctoral, University of Georgia, 1969),
p. 6.
21 Robert W. Delaney, "Matamoros, Port for Texas During the Civil War", Southwestern Historical Quarterly,
LVIII, 4 (abril de 1955), pp. 261 y 478 y William T. Windham, "The Problem of Supply in the
Transmississippi Confederacy', Joumal of Southern History, XXVU (mayo de 1961), p. 63; véase también
Leonard Pierce al secretario de Estado, 4 de marzo de 1864, Consular Despatches, rollo 4, vol. 7.
22 Leyes sobre el comercio fronterizo, 5 de abril de 1862 en Archivo Matías Romero, documento 50232.
23 Santiago Vidaurri al Ministro de Relaciones Exteriores en Archivo Matías Romero, Correspondencia reservada, ff. 155-157 y Ronnie Curtis Tyler, "Cotton on the Border, 1861-1865", Southwestern Historical
Quarterly, LXXIII, 4 (abril de 1970) pp. 465-472.
31
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
no Guerrero y José María de Jesús Carvajal los
crinolinos). Inicialmente la revuelta facilitó el
comercio porque los oficiales de la aduana, que
eran crinolinos, huyeron a Brownsville y
establecieron ahí su oficina. Sin embargo, el
conflicto pronto interrumpió las comunicaciones
entre Matamoros y Monterrey, por donde pasaba
el algodón que provenía de Piedras Negras. El
gobierno federal nombró a Vidaurri comandante
militar de Tamaulipas y lo envió a la frontera a
solucionar el problema. Como los rebeldes
estaban recibiendo apoyo de Texas —entre otros,
del comandante del Fuerte Brown, el general
John S. Ford— Vidaurri cerró la frontera.
Posteriormente, al reabrirla, dispuso que en lugar
de entrar a la Zona Libre de impuestos de arancel,
las importaciones pagarían la mitad de los
derechos al momento de cruzar la frontera; si se
internaban al sur de la Zona libre, pagarían la otra
mitad, y gravó el algodón tejano con un impuesto
de dos centavos por libra, que redujo a la mitad
después de que los tejanos dejaron de ayudar a
Carvajal.24
Para la República, la decisión de permitir
o no el comercio por Matamoros tenia
implicaciones diplomáticas importantes. Era
fundamental permanecer neutral para evitar que
cualquiera de los dos
contendientes norteamericanos a su vez
reconociera —o, peor aún, apoyara— al
Imperio. Además, el comercio fronterizo
representaba una fuente de ingresos nada
despreciable, especialmente después de que la
República perdió la aduana de Veracruz y se vio
obligada a abandonar la capital y a retirarse al
norte. Había, además, otras razones para
mantener
buenas
relaciones
con
la
Confederación:
Opónese a esta idea [de una alianza con la Unión . .
.] la precaución que á su tumo tiene que emplear
este gobierno para no despertar la suspicacia de los
Estados Confederados, y darles un pretexto de
agresión sobre nuestra frontera septentrional. Este
peligro merece tanta más consideración cuanto que
el Agente confidencial de el gobierno de
Montgomery en
México ha manifestado
solemnemente que consideraria esa alianza con los
Estados del Norte como una violación de la
neutralidad que México debe guardar en la querella
intestina que agita la Unión americana, y cuanto que
en los Estados Confederados parece haber brotado
la idea de proporcionar una vía de exportación por
el territorio mejicano á sus algodones estancados
por el bloqueo. 25
En realidad, sin embargo, hasta fines de
1863 era el gobernador de Nuevo León y
Coahuila quien controlaba el comercio.26
24 Arturo González, Historia de Tamaulipas. Ciudad Victoria, El Lápiz Rojo, 1931, pp. 74-76; Archivo Histórico
de la Secretaria de Relaciones Exteriores, LE 2-5-2494, El cónsul de México en Brownsville, Texas, remite
periódicos y da cuenta de los últimos sucesos acaecidos por el proceder de las autoridades de Matamoros (en
adelante esta fuente será citada como ASRE); decreto del gobierno. Declara inconstitucional el expedido el 12
del corriente por el gobernador de Nuevo León y Coahuila sobre reducción de la Zona Libre, 28 de mayo de
1862, en Dublán, v. IX (1861-1866), pp. 471-472; Ronnie C. Tyler, Santiago Vidaurri and the Southern
Confederacy. Fort Worth, Texas, Texas State Historical Association, 1973), pp. 63-74. Como señala Cerutti
(Economía de guerra, pp. 122-123 y 140-142), esta decisión tenía también como objetivo incrementar la
recaudación en vista de la vitalidad del comercio y de las necesidades de Vidaurri.
25 Ministerio de Relaciones Exteriores al encargado de negocios de la república mexicana en Washington, 29 de
septiembre de 1861, Archivo Matías Romero, Correspondencia reservada, f. 273.
26 Véase Cerutti, Economía de guerra, pp. 115-117 y 123-133 para un recuento de los esfuerzos del gobierno
republicano para recuperar el control sobre las rentas aduanales de la frontera. Para un episodio específico en
el que en mayo de 1862 el gobierno federal intentó infructuosamente impedir que Vidaurri cobrara un
porcentaje de los derechos de arancel a las importaciones a la Zona Libre, véase Leyes sobre el Comercio
Fronterizo, 5 de abril, 11 y 20 de agosto de 1862 y 31 de enero de 1863, en Archivo Matías Romero, Documento 50232.
32
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
A fines de 1863 la situación del
comercio fronterizo se volvió más complicada.
En vista de la superioridad militar del ejército
imperialista, el presidente Juárez, quien desde
mediados de año había establecido su
gobierno en San Luis Potosí, decidió retirarse
hada Saltillo. La cercanía del gobierno federal
y su creciente dependencia de los recursos
militares, fiscales y políticos del noreste no
tardó en provocar una confrontación entre
Vidaurri y Juárez. En febrero de 1864 el
gobernador de Nuevo León y Coahuila rompió
con el presidente y, después de un corto exilio
en Texas, se adhirió al Imperio. Posteriormente, en el verano de 1864, el Imperio inició
una campaña militar en Tamaulipas cuyo
objetivo era rechazar al gobierno republicano
más allá de la frontera y asegurar el noreste.
Estos movimientos coincidieron con la
ocupación unionista de Brownsville entre
noviembre de 1863 y junio de 1864, y un
ataque, también unionista, a Eagle Pass en
abril de ese año.27
Durante el periodo en que Juárez y
Vidaurri contendieron por el control de la
frontera, las aduanas fronterizas fueron un
recurso de importancia crucial. El activo
comercio fronterizo generaba ingresos fiscales
considerables y era la puerta de acceso a
pertrechos y otros artículos de importación, de
modo que los diversos grupos involucrados en
la guerra trataron de atraer el comercio a las
aduanas que controlaban y desviarlo de las
que controlaba el enemigo. "Los recursos de
que el gobierno nacional pudo disponer
durante este año [fiscal 1863-1864]," explica
la Memoria de Hacienda de 1870,
fueron muy limitados, á consecuencia de que estuvo
privado del producto de casi todas las aduanas de la
República, y de los rendimientos de una gran parte
del territorio de ésta, que era ocupado sucesivamente
por el ejército francés. La única aduana marítima que
se conservó en posesión del gobierno nacional,
durante todo este año, fue la de Matamoros, cuyos
productos, insignificantes en otras ocasiones, fueron
en este año, de alguna cuantía por el movimiento que
hubo en ella, con motivo de la guerra civil de los
Estados Unidos y el bloqueo ú ocupación de la ribera
Izquierda del Río Bravo. Otro tanto sucedió, aunque
en menor escala, con la de Piedras Negras.28
A pesar de que el gobierno de Juárez
mostró simpatías por el de la Unión, ni siquiera
cuando ocupó Monterrey o las diversas ciudades
de la frontera trató de estorbar el comercio. Al
igual que Vidaurri, el gobierno republicano
aseguró a Quintero que el comercio continuaría
bajo condiciones propicias, que del territorio que
controlaba no saldrían expediciones contra la
Confederación y que la frontera permanecería
neutral.
Con el fin de obtener fondos para
financiar sus fuerzas, y para desviar el comercio de
las aduanas que controlaba el enemigo, tanto
Juárez como Vidaurri impusieron gravámenes al
tráfico mercantil. En diciembre de 1863 el
gobernador de Nuevo León y Coahuila dispuso
que la mercancía que se internara por Matamoros
para reexportarse por la aduana de Piedras Negras
pagara 25 por ciento sobre los derechos de tránsito
que pagaba en el primer punto al llegar a
Monterrey. El gobierno federal abolió este
impuesto en mayo de 1864, apenas derrotó a
Vidaurri, pero tres días después ordenó que el algodón que entrara por Piedras Negras para
27 Fernández de Castro, pp. 104-124.
28 México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, p. 589.
33
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
ser reexportado pagara un peso por quintal, más
un peso por paca, al llegar a Monclova, Saltillo o
Monterrey.29 También había determinado que al
algodón que se enviara de Piedras Negras a
Matamoros
con guías expedidas desde el 12 de Marzo próximo
pasado hasta la fecha en que aquella aduana quedó
sometida á la obediencia del supremo gobierno [. . .]
se les cobrarán todos los derechos que deban causar
en razón de que no pueden darse por bien pagados
los satisfechos á personas que perdieron su carácter
de autoridades y empleados, en el momento de su
sublevación contra el ciudadano presidente. 30
(Durante la rebelión de Vidaurri se
habían importado aproximadamente 12 000 pacas
cuyo valor, en Matamoros, era de unos 2 400 000
pesos. Originalmente Juárez pensó en confiscarlo,
pero los comerciantes le propusieron pagar los
impuestos y así obtuvo cerca de 96 000 dólares
para las arcas republicanas).31
Al igual que Juárez y Vidaurri, los
oficiales del ejército de intervención y las
autoridades imperiales protegieron el libre curso
del comercio. Francia, al igual que Inglaterra,
estaba interesada en asegurar el flujo de algodón
hacia sus fábricas textiles, así que, cuando
establecieron un bloqueo a la costa mexicana, los
comandantes europeos de la Escuadra Tripartita
exceptuaron a los barcos franceses e ingleses de
la prohibición de usar los puertos mexicanos. El
general Aquiles Bazaine, coman
dante del ejército de intervención, dio
desde un principio permiso especial a los
exportadores de algodón para que continuaran
con su comercio y, en octubre A 1863 ordenó
que el puerto de Matamoros no fuera
bloqueado.32
El general Tomás Mejía, comandante
militar imperial de Nuevo León, Coahuila y el
distrito norte de Tamaulipas, que ocupó la zona
fronteriza desde octubre de
1864 hasta fines de 1865, también se preocupó
por proteger y alentar al comercio fronterizo.
Apenas ocupó Tamaulipas redujo los derechos
aduanales a pagar en Matamoros. Disminuyó en
60 por ciento las tarifas arancelarias de las
mercancías que pagaban más de 1 000 pesos en
derechos y en 70 por ciento las del resto.33
La intensificación de los conflictos
político-militares a ambos lados de la frontera
tuvo graves consecuencias para el comercio.
Especialmente cuando los artículos de comercio
eran armas o pertrechos, la complicada
circunstancia de estar tanto México como los
Estados Unidos en estado de guerra y con dos
gobiernos en cada país reclamando cada uno la
soberanía nacional en la zona fronteriza creó
problemas al comercio. Los peligros no
arredaron, sin embargo, a los comerciantes. Ni
las severas tormentas que ese invierno azotaron
la boca del Río, ni el desembarco unionista en
Brownsville, ni los enfrentamientos entre las
tropas de Juan Nepomuceno Cortina y el juarista
29 Comunicación de la Tesorería General de la Nación. Publica la resolución del Ministerio de Hacienda sobre el
pago de derechos impuestos al algodón, 17 de mayo de 1864, en Dublán, v. IX (1861-1866), p. 685.
30 Comunicación de la Secretaría de Hacienda. Contiene varias prevenciones para el despacho de buques que
arriben al puerto de Matamoros, 3 de mayo de 1864, en Dublán, v. IX (1861-1866), pp. 681-682.
31 New York Tribune, 21 de mayo de 1864, ASRE LE-1312, f. 221.
32 "News from México", New York Times, 21 de febrero de 1862; Aquiles Bazaine, octubre de 1863 y lo. de marzo
de 1864, en Genaro García, La Intervención francesa según el archivo del mariscal Bazaine. México, Porrúa,
1973, pp. 148-151 y 308-309; México, Secretaria de Hacienda y Crédito Público, p. 6l6.
33 Aquiles Bazaine al ministro de Estado, 11 de noviembre de 1864 y Velázquez de León a Bazaine, 14 de
noviembre de 1864, en García, pp. 590-593.
34
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
Manuel Ruiz en Matamoros impidieron que
Seba Bogart Brush, hojalatero y comerciante de
Austin, transportara un cargamento de algodón a
Monterrey y de ahí a Matamoros para
embarcarlo en el Jane Cockerell rumbo a La
Habana y Nueva York.34
Por otro lado, el estatus de neutrales que
tenían los gobiernos mexicanos y europeos
respecto de los contendientes norteamericanos y
el de éstos respecto de los gobiernos mexicanos
sirvió para proteger este comercio tan vulnerable
a confiscaciones y embargos. Así, por ejemplo,
cuando la goleta inglesa Love Bird fue detenida
por una fragata francesa con un cargamento de
10 000 rifles y 2 000 000 cartuchos y otros
pertrechos, un certificado del vicecónsul francés
permitió que el consignatario las desembarcara
en territorio mexicano para poder exportarlas sin
problemas a Texas. Pocos días después de este
incidente, el general republicano Enrique Mejía
salió de Matamoros para Nueva Orleáns a
comprar cañones y pólvora con un pase del
cónsul norteamericano que garantizaba que las
armas no caerían en manos confederadas;
el plan era transportarlas en un cañonero
norteamericano para evitar que las fuerzas
imperiales las capturaran. En el invierno de
1863-1864, varios buques de guerra ingleses
patrullaron la boca del Río para mantener
abiertas las vías del comercio e incluso el
capitán de uno de ellos ayudó al
del Jane Cockerell, cuya tripulación se resistía a
trabajar.35
Hasta el principio de la guerra civil,
México importaba tan sólo 40 000 pacas de
algodón, de las que 2 000 entraban por
Matamoros. Entre 1861 y 1865 numerosas casas
lejanas y europeas abrieron sucursales en el lado
mexicano de la frontera. En 1861 las casas
Middleton T. Johnson y Rhyne Brothers de
Matamoros36 recibieron un cargamento de 3 000
pacas —el primer cargamento de esa magnitud
que recibía el puerto fronterizo—. En octubre de
1862 se calculaba que habían sido exportadas por
esa vía 5 000 pacas, aunque es posible que hayan
sido más.37 En total, entre 300 000 y 350 000
pacas de algodón (entre 120 000 000 y 164 500
000 libras) pasaron por Matamoros entre 1861 y
1865. A un precio promedio de 50 centavos por
libra, el valor de este comercio osciló entre 60
000 000 y 82 000 000 dólares (o entre 12 000 000
y 16 450 000) dólares al año. Con este comercio
los grandes hombres de negocios, que vendían el
algodón por oro, compraban moneda confederada
y la reinvertían en algodón, obtuvieron notables
ganancias.38
No sólo floreció el comercio de algodón:
las exportaciones a Texas también fueron buen
negocio. La escasez en el interior de Texas
garantizaba las ganancias, sobre todo cuando los
comerciantes manejaban tanto la exportación del
algodón como la importación y distribución
34 Abbot O. Peyton, "Business Travel Out of Texas During the Civil War. The Travel Diaries of S. B. Brush, Pioneer Austin Merchant", Southwestern Historical Quarteriy, XCVI, 2 (octubre de 1992), pp. 259-264.
35 J. J. Bruzon, vicecónsul, al Ministerio de Asuntos Extranjeros, Matamoros, 28 de septiembre de 1863 en Díaz,
"Despachos consulares franceses. Informes políticos", documento 1437; Peyton, pp. 266-267; L. Tuf-fiy Ellis,
"Maritime Commerce on the Par Western Gulf", Southwestern Historica! Quarterly, XCVI, 2 (octubre de
1992), p. 213; Delaney, passim.
36 French, p. 8; Tyler, "Cotton on the Border", p. 457.
37 "Letter to the Editors", San Amonio Herald, 18 de octubre de 1862.
38 French, p. 32 y Fernández de Castro, Apéndice III; comentarios de W. A. Broadwell, jefe del Comité Militar de
Texas, en Nichols, p. 62. Véase también Ramsdell, p. 270.
35
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
de la mercancía, porque eso les permitía
aprovechar las diferencias de precios:
cuando en Matamoros un barril de harina costaba
entre 30 y 32 dólares, en Charleston estaba a 46,
en Wilmington 53, en Mobile 60 y en San
Antonio llegaba a 70 dólares. 39
Los contratos gubernamentales eran
particularmente redituables. La casa Oliver and
Brothers de Monterrey obtuvo un contrato para
vender a la Confederación toda la pólvora y el
salitre que pudiera conseguir en Zacatecas;
Patricio Milmo y su socio, A. Urbahan de San
Antonio, firmaron un contrato con el
Transmississippi para importar 1000 000 libras
de harina que se les pagarían con 850 000 libras
de algodón. Las ganancias en ese tipo de
contratos siempre fueron altas —entre 20 y 600
por ciento en algunos casos documentados.40
Dos grupos de empresarios fueron
beneficiarios de este comercio. Las principales
ganancias fueron para los grandes comerciantes
que pudieron especular con los precios del
algodón, el oro, los bonos confederados y la
mercancía que importaban a Texas. De éstos, la
mayoría eran angloamericanos avecindados en
Texas, como Richard King, Mifflin Kenedy y
Richard Stillman. Algunos eran miembros de
conocidas familias de la frontera, como
Santiago Belden. Otros eran mexicanos o
extranjeros avecindados en el noreste de
México, como Evaristo Madero, Valentín
Rivero o Patricio Milmo. Finalmente, hubieron
también
comerciantes
europeos
que
establecieron casas en Matamoros para
participar en el comercio.
En menor proporción, el comercio
benefició también a otro grupo: el de los
arrieros, carreteros, y propietarios de mulas,
vapores fluviales y alijadores que transportaban
las mercancías de y hacia el territorio tejano. Por
la escasez de medios de transporte, en Texas las
autoridades (y los comerciantes influyentes)
utilizaron conscriptos para mover sus
cargamentos, pero cuando éstos no eran
suficientes, recurrieron, tanto del lado mexicano
como del americano, a los transportistas mexicanos. Debido a lo difícil del camino a la
frontera y a la escasez de medios de transporte,
el flete llegó a representar el 50 por ciento del
valor de un cargamento. Por otra parte, el
transporte fluvial y los alijadores que
trasladaban mercancía de los barcos mercantes a
tierra dejaron a sus propietarios ganancias
legendarias. 41
Hasta la fecha no se ha investigado cuál
fue la recaudación de las aduanas fronterizas
durante este periodo. Existen, sin embargo,
indicaciones acerca de su importancia con
relación a otras fuentes de
39 San Antonio Herald, 21 y 28 de febrero de 1862.
40 Tyler, Santiago Vidaurri, pp, 53-55; Nichols, pp. 55-58; Irby, pp. 19-23. Los contratos y las ventas de permisos
de exportación a los que recurrieron el estado de Texas y el Departamento del Transmississippi para financiar
sus compras son en muchos aspectos análogos a los contratos que firmó Vidaurri con comerciantes del noreste
para financiarse, sobre todo en que permitieron a los comerciantes usufructar sus relaciones con el poder
político-militar y las posibilidades que brindaba la línea del Bravo, como lo señalan Mario Cerutti y Miguel
González Quiroga, en "Guerra y comercio en tomo al Río Bravo (1855-1867). Linea fronteriza, espacio
económico común", Historia Mexicana, XL, 2 (octubre-diciembre de 1990), p. 234.
41 Del lado mexicano el costo del transporte fue menor, entre 5 y 25 por ciento del valor del cargamento. Irby, p.
70; Tyier, Santiago Vidaurri, pp. 53-55; recibos por transporte de algodón entre Monterrey y Matamoros
(diciembre de 1862 a enero de 1863), en San Román Papers (University of Texas at Austin). Entre los que
hicieron una fortuna con el transporte fluvial estuvieron Richard King y su socio Mifflin Kenedy. Para un caso
menos conocido, véase "Letter from Brownsville", San Antonio Herald, 11 de abril de 1863.
36
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
ingreso gubernamental. Así, el Ministerio de
Hacienda imperial calculaba que la aduana de
Matamoros tenía ingresos inferiores sólo a la de
Veracruz e iguales a los que producían los
estados de Guana juato, Puebla o Jalisco.42
Juárez, por su parte, esperaba financiar las
fuerzas republicanas de Coahuila y Nuevo León
con dos terceras partes de lo que recaudaba la
aduana de Piedras Negras, cuyos ingresos a
fines de 1863 se calculaban en 40 000 pesos al
mes (casi el doble de lo que en ese periodo
recaudaba Tampico).43
Conclusiones
Para comprender la historia del comercio
fronterizo y de la Zona de Ubre Comercio es
necesario inscribirla en el contexto del proyecto
regionalista de las élites de la frontera noreste,
uno de cuyos promotores más notables fue
Santiago Vidaurri. Este jefe liberal neoleonés
jugó un papel crucial en el triunfo de la
revolución de Ayuda en 1855 y, a partir de
entonces, se consolidó como gobernador de su
estado natal y de Coahuila, que anexó a Nuevo
León en 1856.44
El proyecto vidaurrista era liberal pero,
a diferencia del de los liberales del centro del
país, como Benito Juárez o Mariano Escobedo,
estaba predicado sobre
un Estado nacional débil y descentralizado. 45
Como su proyecto político, el proyecto
económico vidaurrista procuraba fortalecer los
intereses locales, aun cuando ello fuera en
detrimento de los intereses o la política del
gobierno central. Durante sus casi diez años en el
poder, Vidaurri procuró aprovechar la cercanía de
Estados Unidos para consolidar a Monterrey y
sus comerciantes como pivotes a través de los
cuales se articulaban el mercado regional y la
economía mundial.46
Ello implicaba eludir la mediación de los
grandes comerciantes del centro del país y
fortalecer la relación directa del noreste con la
economía norteamericana, que se convertía en el
principal abastecedor de productos foráneos al
mercado regional, en detrimento de la industria,
del fisco y de la presencia gubernamental centrales —en beneficio de los comerciantes,
consumidores y el fisco estatales—. A su vez la
estrecha colaboración que estableció con los
comerciantes de la región, como lo ha señalado
Mario Cerutti, le permitió asumir no sólo el
aparato fiscal del gobierno central, sino también
otra de las funciones básicas del Estado: proteger
el orden y la seguridad de la vida y la propiedad
por medio del control del uso legítimo de la
fuerza.
42 Manuel Payno, Cuentas, gastas y acreedores y otros asuntos del tiempo de la Intervención francesa y del Imperio. Obra escrita y publicada de orden del gobierno de la República, de 1861 á 1867. México, Imprenta de
Ignacio Cumplido, 1889, pp. 863-864. Los ingresos anuales de las principales aduanas marítimas del país se
calculaban en: Veracruz 3 000 000; Matamoros, 1 200 000; Mazatlán, 1 000 000; San Blas, 150 000 (cifras en
pesos).
43 Según otros cálculos, la entrada diaria de Matamoros era de 8 000 pesos. Windham, p. 164; Aquiles Bazaine,
octubre de 1863, en García, pp. 148-151; Payno, p. 75; informe sobre las disposiciones superiores relativas al
tráfico de algodón en greña por el puerto de Porfirio Díaz, en Archivo Matías Romero, documento 502235.
44 Tyler, Santiago Vidaurri, pp. 17-18 y 27.
45 Tyler, Santiago Vidaurri, p. 19.
46 Véanse los numerosos trabajos de Mario Cerutti, especialmente "Patricio Milmo, empresario regiomontano del
siglo XIX", en Formación y desarrollo de la burguesía en México, siglo XIX. México, Siglo XXI, 1981, pp.
231-266.
37
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
A pesar de la fuerte influencia de
Vidaurri en Tamaulipas, la Zona de Ubre
Comercio respondía a exigencias que los
comerciantes y la población de la frontera
tamaulipeca venían expresando prácticamente
desde la delimitación de la nueva frontera en
1848.47
Ciertamente, Vidaurri implantó un
arancel notablemente liberal y adoptó otras
medidas que facilitaron el intercambio liberal.
Pero, tanto el discurso que había de esgrimir ante
el gobierno nacional en el curso de los siguientes
diez años como el propio arancel que promulgó
se remitían al arancel Ceballos y, más allá, a la
rebelión del Plan de la Loba de 1851 y a las
múltiples representaciones que la frontera
presentó en favor de un régimen arancelario
especial. En este sentido, el proyecto vidaurrista
era una expresión particularmente acabada de las
necesidades y ambiciones políticas del noreste.
Durante el periodo 1861-1865 la frontera
se convirtió en un espacio estratégico vital y
controlarla pasó a ser un objetivo prioritario tanto
de la Unión Americana como de los gobiernos
republicano e imperial en México. Para éstos,
además de ser un área crucial desde el punto de
vista militar (por ser el último refugio del
gobierno republicano) y financiero y un elemento
crítico en la relación diplomática con los
gobiernos americanos, subyugar esta región era
fundamental si el proyecto nacional, tal como
había sido articulado en el centro del país, iba a
sobrevivir. Uno de los aspectos decisivos de esta
competencia fue la lucha por las aduanas y los
ingresos fiscales de la región, que por
circunstancias ajenas a ella habían
adquirido gran importancia en términos de su
recaudación y que eran una de las pocas fuentes
de recursos que le quedaban a la República
hacia 1864. El triunfo de Juárez, así, fue no sólo
sobre el Imperio, sino también sobre el proyecto
liberal de la periferia norteña. La abolición de la
Zona Ubre cuarenta años después del fin de la
Guerra de Secesión fue una victoria de un
Estado ya consolidado.
El intenso comercio que se desarrolló
entre 1861 y 1865, sin embargo, forjó relaciones
que reforzaron y ampliaron los nexos de la zona
fronteriza con la economía norteamericana.
Aunque no cabe duda que entre 1848 y 1861
ocurrieron numerosas transacciones por la
frontera —al grado que por momentos se
hicieron sentir hasta en los mercados del interior
del país— el comercio en los años de la Guerra
de Secesión fue de un orden de magnitud mayor
e insertó al noreste en una red de intercambios
más amplia que la puramente fronteriza. Esto es,
si en los años anteriores a la Guerra de Secesión
el comercio se hacía principalmente con las
poblaciones fronterizas americanas, durante el
conflicto el noreste estableció relaciones
directas con puertos más lejanos. No todos esos
nexos sobrevivieron después de 1865, pero
algunos perduraron. La guerra descubrió para
los comerciantes de Nueva Orleáns, por
ejemplo, la posibilidad de desplazar a los
abastecedores europeos en los mercados
mexicanos. Pensando en eso en julio de 1867 un
grupo de empresarios de ese puerto envió a C.
V. Riolle, ex ministro de Estados Unidos en
Costa Rica a Matamoros y Tampico. Para
atender los grandes mercados del interior—
Monterrey, Saltillo,
47 Sobre el proyecto vidaurrista, véanse los trabajos de Mario Cerutti y de Ronnie C. Tyler citados en este articulo.
38
FERNÁNDEZ DE CASTRO/COMERCIO Y CONTRABANDO
Chihuahua y otros— que antes dependían de
otros puertos, los comerciantes abrieron en la
frontera sucursales, almacenes, compañías de
embarque y se inauguraron rutas de carretas y
expresos. Así, los años de la guerra dejaron un
antecedente que sucesivas generaciones de
empresarios aprovecharon.
48
Daily Ranchero, 28 de junio, 6 y 30 de julio de 1865; Matías Romero, a los administradores de las aduanas
marítimas de Matamoros y Tampico, Washington, 22 de julio de 1867, en Archivo Matías Romero, Correspondencia expedida, v. II, s. f.
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FRONTERA NORTE
VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
El contrabando de chinos a lo largo de la
frontera entre México y Estados Unidos, 1882-1931
Lawrence Douglas Taylor H.*
RESUMEN
El estudio comienza con un análisis de las causas que provocaron un gran éxodo de chinos de su país de origen a
mediados del siglo pasado, así como de las circunstancias por las cuales muchos se dirigieron a Estados Unidos en
calidad de trabajadores por contrato. Se describen las rutas marítimas y terrestres que los inmigrantes siguieron para
llegar a Norteamérica, los métodos utilizados para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, las posiciones
respectivas de los gobiernos de estas dos naciones en tomo al asunto y los esfuerzos del Servicio de Inmigración
estadunidense para eliminar el llamado "contrabando" o por lo menos detenerlo. Se explican las razones por las
cuales fue difícil suprimir el tráfico, dado los problemas de vigilar una frontera tan extensa, así como la ingeniosidad
y recursos utilizados por las Seis Compañías Chinas —una de las empresas, colectivamente hablando, más ricas del
mundo— para burlar la vigilancia ejercida por las autoridades estadunidenses. El trabajo concluye con una
explicación de las causas de la disminución y cesación eventual del contrabando después del inicio de la Revolución
de 1910 y de las repercusiones del tráfico en términos del crecimiento de la población china en Estados Unidos
durante el periodo tratado.
ABSTRACT
This study begins with an analysis of the causes underiying the large exodus of Chínese from their home country in
the middle of the last century, as well as the circumnstances that led many of them to the United States as contract
labor. The article describes the sea and land routes that these immigrants followed to arrive in North America, the
methods they used to cross the border between Mexico and the United States, the respective positions that the two
nations' governments took regarding this flow, and the efforts of the U.S. Immigration Service to put an end to this
so-called contraband, or at least reduce it. It chronicles why it was so difficult to halt this trafficking, both because of
the problems involved in patrolling such an extensive border and because of the ingenuity and substantial resources
that the Six Chinese Company—collectively one of the richest companies in the world—brought to bear in order to
circumvent the control efforts of U.S. authorities. The article condudes with an explanation of the causes for the
reduction and eventual halt in this contraband after the beginning of the 1910 Revolution, and of the repercussions of
this traffic on the growth of the Chinese population in the United States during the period under study.
*Lawrence Douglas Taylor H. Director del Departamento de Estudios de Norteamérica de El Colegio de la Frontera
Norte. Se le puede enviar correspondencia a: Blvd. Abelardo L. Rodríguez 2925, Zona del Río. Tijuana, Baja
California, México, Tel.: (661) 3-35-35.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
EN las décadas recientes se ha escrito una gran
cantidad de material referente a la inmigración
ilegal de mexicanos a Estados Unidos. No
obstante, durante un periodo muy largo de la
historia de la región fronteriza entre México y
Estados Unidos, desde los inicios de la década de
1880 hasta 1920, aproximadamente, los esfuerzos
del gobierno estadunidense para limitar o prohibir
la entrada de determinados grupos de inmigrantes
no estaban dirigidos en contra de los
latinoamericanos o europeos, sino de los
asiáticos, específicamente los chinos. A
semejanza de las restricciones legales modernas
que existen para limitar y controlar el flujo
migratorio de hispanoamericanos, sobre todo
mexicanos, a Estados Unidos, el gobierno de ese
país hizo grandes esfuerzos con objeto de impedir
que inmigrantes procedentes de China se
asentaran en su territorio. Sin embargo, la
demanda de mano de obra barata, junto con la
necesidad de un segmento empobrecido de la
población china por encontrar una manera viable
de sostener a sus familias, provocó el surgimiento
de un comercio ilícito en gran escala de
trabajadores chinos hacia Estados Unidos.
Aunque se ha prestado considerable atención al
carácter y proceso de la colonización china en los
países del hemisferio occidental, hasta la fecha se
ha dedicado muy poca atención a este aspecto
particular de la historia de las relaciones entre
México y Estados Unidos.
1
2
3
Durante la segunda mitad del siglo
XIX, un gran número de chinos, la mayoría
proveniente de la región del delta del río Pearl
en la provincia de Guangdong, emigraron a las
Américas, al sureste de Asia, Australia, Nueva
Zelanda y al Caribe. Los motivos por los cuales
muchos miembros del campesinado y de los
grupos laborales en general de esta región de
China aceptaron trabajo en la forma de mano de
obra contratada fueron varios: la guerra civil
constante, desastres naturales, como las
inundaciones y la sequía, junto con la
inhabilidad de la producción economía para
satisfacer las demandas provocadas por el
crecimiento de la población.1
La inmigración en gran escala hada
Estados Unidos se inició poco después del
comienzo de la fiebre del oro en California hacia
1849. Las minas constituyeron la principal
fuente de empleo, seguida por una demanda de
trabajadores "culís"2 en las ciudades, pueblos y
áreas agrícolas, asi como también en la
construcción del ferrocarril transcontinental y
otras líneas.3
La agitación en Estados Unidos en
contra de los chinos como grupo racial y étnico
data casi desde su llegada al país,
intensificándose particularmente en el estado de
California y en la región de la costa del Pacífico,
donde se concentraba el grueso de estos
inmigrantes y sus descendientes. Quejas de que
los chinos trabajaban por sueldos muy bajos y
así reducían los salarios en general condu-
Gunther Barth, Bitter Strength: A History of the Chinese in the United States, 1850-1870. Cambridge, Harvard
University Press, 1964, pp. 9-31 y 50-84; June Mei, "Socioeconomic Origins of Emigration: Guangdong to
California, 1850-1882", en Lucie Cheng y Edna Bonacich (eds.), Labor Immigration Under Capitalisrn. Asian
Workers in the United States Before World War II. Berkeley, University of California, 1984, pp. 224-233.
De la palabra kuli, de origen bengalí o tamil, que se traduce literalmente como "cargador" y que adquirió el
significado de "trabajo amargo" o "fuerza amarga". Véase Richard H. Dillon, The Hatchet Men: theStory of the
Tong Wars in San Francisco 's Chinatown. New York, Coward-McCann, 1962, pp. 14-15.
Gunther Barth, op. cit., pp. 112-120.
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TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
jeron a actos de violencia y discriminación en su
contra en los pueblos y campamentos mineros y
ferroviarios, a pesar de esfuerzos para
protegerlos por parte de algunos grupos
religiosos y otras personas.4 El movimiento
antichino se extendió por toda la nación en la
medida en que los inmigrantes chinos se iban
estableciendo en otras regiones mineras del
noroeste, así como en las ciudades y pueblos de
los estados del oeste medio y del este, formando
pequeñas comunidades o ghettos, que con el
tiempo se convirtieron en los conocidos "barrios
chinos" de los centros urbanos más grandes.5
Con el tiempo, la creciente penetración de los
gremios por parte de los obreros chinos se
convirtió en el foco de la crítica de los grupos
laborales organizados en Estados Unidos, con la
excepción de la Industrial Workers of the
World (Trabajadores Industriales del Mundo) y
unos cuantos líderes sindicales de un modo de
pensar semejante. 6
Los sentimientos en contra de los chinos también
fueron provocados por una mezcla de racismo y
la inhabilidad para entender las costumbres y los
rasgos culturales orientales. La atención del
público en general se enfocó en los peores
aspectos de la sociedad china en Estados Unidos,
puesto que, con excepción de alguna mención
ocasional respecto a sus días festivos, los
periódicos solían reportar repetidos casos en que
los chinos estuvieron involucrados en el
contrabando, robos, asesinatos y la prostitución,
así como su "hábito" de utilizar el opio como
droga enervante —una práctica, cabe recordar,
también difundida entre la sociedad en general
durante este periodo—
4
Shien-woo Kung, Chinese in Arnerican Life: Some A spects of Their History, Status, Problems, andContributions. Seattle, University of Washington, 1962, pp. 66 y 87-88.
5 Mildred Wellborn, "The Events Leading to the Chinese Exclusion Acts", en Annual Publications of the
Historical Society of Southern California, v. 9, ptes. 1-2 (1912-1913), pp. 49-51; Stanford M. Lyman, Chinese
Americans. New York, Random House, 1974, pp. 58-62. Los actos de violencia periódicos en contra de las
comunidades chinas en los pueblos mineros del occidente de Estados Unidos continuaron hasta bien entrado el
siglo XX. Véase, por ejemplo, el semanario El progresista. Ensenada, Baja California, 22 de septiembre de
1903, que reporta un ataque por parte de quince hombres armados contra el barrio chino de Tonapá, Nevada,
desalojando a sus habitantes y obligándolos a trasladarse a otro pueblo cercano. Además, con frecuencia, los
jueces y las cortes dejaban libres a los hombres que asesinaran a chinos. Tracy Ham-mond Lewis, Along the
Río Grande. New York, Lewis Publishing Company, 1916, p. 79.
6 Declaraciones de Alfred Fuhrman y otros miembros de los sindicatos de obreros, en Report Chinese lmmigration,
March 2, 1891. 51st Congress, 2nd. Session, 1890-1891. House of Representatives Report No. 4048 (Serial No.
2890) (hereinafter cited as "Chinese Immigration"), pp. 413-420 y 431-458; Some Reasons for Chinese
Exclusion. Meat vs. Rice. American Manhood Against Asiatic Coolieism. Which Shall Survive? Editado por la
American Federation of Labor. 57th Congress, 1st Session, 1901-1902. Senate Document No. 137 (Serial No.
4231). Washington, D.C., Govemment Printing Office, 1902, pp. 5-9,12-18 y 28-29; Stanford M. Lyman, op.
cit., pp. 62, 65, 68, 70 y 73. Resulta difícil determinar con certeza si en efecto los chinos estuvieron
estableciendo gradualmente un monopolio sobre el mercado de trabajo en California. Roger Olmstead, quien
basó sus datos en cálculos realizados por las Seis Compañías Chinas en 1876, opina que la mayoría de los
chinos eran hombres en edad para trabajar, y que una alta proporción de la fuerza laboral en el estado era de
origen asiático. También asevera que en San Francisco, que tenía la concentración más alta de chinos en el
estado, la proporción de los trabajadores blancos especializados y los semiespecializados en comparación con
los chinos era de 1 a 1. Cf. Roger Olmstead, "The Chinese Must Go!", en California Hisforical Quarterly, v.
50, núm. 3 (septiembre de 1971), pp. 284-285. Además, con respecto a algunas regiones en Estados Unidos, los
chinos ejercían un monopolio sobre ciertos negocios, tales como las lavanderías y el cultivo de verduras. En El
Paso, Texas, por ejemplo, la comunidad china tenía un monopolio absoluto sobre las lavanderías en el pueblo y
este hecho, más que cualquier otro, fue la causa principal del resentimiento del resto de los habitantes de esta
ciudad en contra de los "celestiales", como se les llamaba en aquella época. Nancy Parrar, The Chinese in El
Paso. El Paso, Texas, Western Press, University of Texas at El Paso, 1972, p. 14.
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y su gusto por los pegos de azar, particularmente
el tan o fan-tan, como se llamaba popularmente.
Debido a que muchos de ellos fueron traídos a
América a través de las Seis Compañías Chinas,
sobre las cuales se hablará más adelante, se creía
que estaban sujetos a un gobierno particular fuera
del control de la ley y la autoridad gubernamental
estadunidense. Debido a que generalmente vivían
y trabajaban juntos en ciertas comunidades o
barrios, fueron vistos como un elemento
inasimilable en el meltíngpot o crisol de la
sociedad americana.7
Los chinos sufrieron no sólo de la
violencia física y del ostracismo social, sino
también de una discriminación legal creciente, la
cual pronto se convirtió en una campana para
restringir su entrada al país. A principios de la
década de 1850, el gobierno de California aprobó
una serie de leyes en contra de los chinos, la
mayoría de las cuales establecía impuestos especiales y reglamentos que tuvieron que ver con la
minería, pesca y empresas de recreo (teatros,
casas de prostitución y salones de juego). Aunque
las cortes federales posteriormente revocaron
gran parte de esta legislación debido a su carácter
anticonstitucional, un tipo preliminar de ley de
exclusión fue promulgada en 1875; con ésta se
prohibía la inmigración al país de lunáticos,
convictos, prostitutas y otras per-
7
8
9
10
11
sonas "detestables"; asimismo, decretó que todos
los contratos para suministrar trabajo de tipo
"culí" eran ilegales.8 La campaña en favor de la
exclusión de los trabajadores chinos de Estados
Unidos eventualmente resultó en la aprobación
por el Congreso nacional de la ley del 6 de mayo
de 1882, que prohibía la entrada al país a todos
los obreros chinos, y a los chinos en general les
fue negado el derecho a convertirse en
ciudadanos
naturalizados.
Este
decreto
constituyó la primera ley estadunidense
designada con el propósito explícito de restringir
la inmigración procedente de un país o grupo
étnico en particular.9
Durante las dos décadas siguientes se
promulgaron leyes adicionales en contra de los
inmigrantes chinos,10 hasta 1902, cuando se
extendió el periodo de exclusión indefinidamente
con restricciones adicionales, y en 1904, cuando
se prohibió la entrada de trabajadores chinos a las
islas recién adquiridas por Estados Unidos. Otra
acta aprobada en 1917 prohibía la entrada al país
de habitantes de otros territorios asiáticos, como
la India, las islas de los océanos Índico y
Pacífico, etcétera. Por último, el decreto de 1924
respecto a los Orígenes Nacionales, que estaba
dirigido principalmente en contra de los
japoneses, excluía el derecho de entrar al país
como inmigrantes a todos los extranjeros que no
alcanzaran los requisitos de la ciudadanía.11
Some Reasons for Chinese Exclusion, op. cit., pp. 18-22, 24 y 26-27; Richard H. Dillon, op. cit., pp. 27-57,6171, 99-127 y 169-340; Shien-woo Kung, op. cit., p. 62.
Milldred Wellborn, op. cit., pp. 51-58; Marion T. Bennett, American Immigration Policies: A History. Washington, D.C., Public Affairs Press, p. 16; Stanford M. Lyman, op. cit., pp. 63-66 y 70-73.
Marion T. Bennett, op. cit., p. 17; Shien-woo Kung, op. cit., p. 80; Stanford M. Lyman, op. cit., p. 66.
La Ley Geary, del 5 de mayo de 1892, por ejemplo, requería que los trabajadores chinos en Estados Unidos estuvieran obligados a llevar consigo un certificado de residencia, que incluía una fotografía asi como información detallada respecto al individuo en cuestión, y tenía que ser entregado al inspector de inmigración cada vez
que el sujeto entrara o saliera del país. Marion T. Bennett, op. cit., pp. 18-20; H. Mark Lai, Outline History of
the Chinese in America. San Francisco, Chinese-American Studies Planning Group, 1973, pp. 88-91.
Marion T. Bennett, op. cit., págs. 18-20; Shien-woo Kung, op. cit., p. 85; H. Mark Lai, op. cit., pp. 92-93; John
Myers Myers, The Border Wardens. Englewood Cliffs, NJ., Prentice-Hall, 1971, pp. 25 y 31.
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TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
Las Leyes de Exclusión permanecieron
vigentes hasta el 17 de diciembre de 1943
cuando, debido a la alianza de guerra entre
Estados Unidos y China, el presidente Franklin
Roosevelt firmó la Ley Magnusen, que
permitió la entrada al país de 105 inmigrantes
chinos al año. 12
A pesar de las crecientes prohibiciones,
muchos chinos intentaron entrar ilegalmente a
Estados Unidos. Varios de ellos habían sido
seducidos por rumores en China de que sería
posible acumular fortunas —unos cuantos
miles de dólares eran considerados así según
los estándares chinos— trabajando en las
diferentes industrias del oeste de América.
Opinaban que las Leyes de Exclusión eran
injustas en un país que contaba con una
abundancia de tierras cultivables, recursos y,
sobre todo, oferta de empleo. La gran mayoría
eran jóvenes que tenían alrededor de veinte
años u hombres viejos que habían vivido en
Estado Unidos durante algún tiempo y se
habían registrado y regresado a China sin
reportar su partida a las autoridades de
inmigración. Algunos hombres intentaron
introducir a sus esposas clandestinamente a
Estados Unidos con el propósito de reunir a sus
familias. Los hijos de trabajadores chinos que
habían nacido en China después de las breves
visitas de éstos, también a menudo deseaban
reunirse con sus padres en
América. La mayoría no tuvo la intención
de quedarse en América permanentemente, sólo
deseaba ganar suficiente dinero para poder
regresar a casa y, en caso de los hombres solteros,
casarse.13
Los ilegales intentaron entrar a Estados
Unidos por cuatro rutas distintas. Algunos fueron
desembarcados directamente en puertos a lo largo
de la costa del Pacífico, como San Francisco,
Portland y Seattle, pero esta ruta pronto mostró ser
no muy segura, dado que los oficiales de
inmigración revisaban cuidadosamente a todos los
pasajeros que desembarcaban de las naves recién
llegadas. Otros ilegales fueron llevados hasta
ciertas islas en el Caribe como Cuba y Jamaica, de
donde partieron en pequeñas embarcaciones a la
tierra firme americana; esta ruta, sin embargo, fue
sumamente indirecta y siempre existía el peligro
de ser interceptado por los barcos de patrullaje
estadounidenses.14 En cambio, las dos rutas
mejores y más seguras consistían en entrar a
Estados Unidos por las fronteras canadiense y
mexicana. Muchos ilegales chinos cruzaron de
Canadá a Estados Unidos a través de los puertos
de Victoria y Vancouver, y de ahí por barco o vía
terrestre a Seattle y a otros destinos en los estados
del noroeste o, alternativamente, por el lado de la
región fronteriza de Ontario y Quebec hacia
Nueva York y Vermont. El número de
12 La política de exclusión no fue relajada significativamente hasta 1965, cuando se aprobaron leyes de inmigración que permitieron la entrada al país de cuotas de inmigrantes mucho más altas. Shien-woo Kung, op. cit.,
pp. 103-105; Marion T. Bennett, op. cit., pp. 20 y 71; Delber L. McKee, Chinese Exclusion Versus the Open
Door Policy, 1900-1906: Clashes Over China Policy in the Roosevelt Era. Detroit, Mich., Wayne State
University Press, 1977, p. 214.
13 Nancy Farrar, "The History of the Chinese in El Paso, Texas: A Case Study of an Urban Immigrant Group in
the American West", tesis de maestría. El Paso, University of Texas at El Paso. 1970, p. 56; Stanford M.
Lyman, op. cit., pp. 105 y 108-112; Clifford Alan Perkins, Border Patrol!; With the U.S. Immigration Service
on the Mexican Boundary, 1910-1954. El Paso, Texas Western Press, University of Texa at al. •El Paso, 1978,
pp. 8-9 y 11.
14 H. Mark Lai, op. cit., p. 95.
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cruces, sin embargo, nunca excedió unos
300 por año. Un acuerdo firmado en 1903
entre los gobiernos estadunidense y
canadiense con motivo de cooperar en la
tarea de hacer efectivas las Leyes de Exclusión, junto con la imposición por parte de
Canadá de un impuesto de 50 dólares sobre
cada chino que se internara a su territorio,
redujo esta cifra todavía más.16
Muchos otros indocumentados chinos intentaron introducirse entrar a Estados
Unidos a través de la frontera mexicana.
Hubo dos factores importantes que
incrementaron las posibilidades de que
tuvieran éxito en su propósito. En primer
lugar, el contrabando de chinos era un
negocio altamente lucrativo que queda en la
ganancia de millones de dólares en beneficio
de los miles de chinos, estadunidenses y
europeos,
principalmente
ingleses,
involucrados en el comercio. Es posible que
casi 90 por ciento de los inmigrantes ilegales
chinos fueran introducidos a Estados Unidos
por las Seis Compañías Chinas, que, para
principios de este siglo, figuraban,
colectivamente hablando, como una de las
empresas más ricas del mundo. Aunque
estas compañías, que tenían sus oficinas
centrales en San Francisco, se ocupaban
principalmente de la importación y
exportación de una variedad de bienes del
oriente, también estaban, según se decía,
detrás de la trata de blancas así como del
contrabando de
15
16
17
opio y de trabajadores chinos. En
varias ocasiones, recaudaron dinero por
medio de contribuciones por parte de
miembros de las comunidades chinas en
Estados Unidos —de hecho, demandaron
que cada trabajador contribuyera con un
dólar— con objeto de contratar a los
mejores abogados para luchar en las cortes
en favor de una revocación de las Leyes de
Exclusión —especialmente la de Geary—
que los dejaba sin una parte de las
ganancias que anteriormente recibían. Al
fallar sus intentos, resolvieron introducir a
los obreros chinos a Estados Unidos de
manera clandestina.17
Cualquier chino que quisiera inmigrar a Estados Unidos y tuviera un pariente
o amigo que estuviera dispuesto a pagar el
costo de su pasaje de China como parte de
un contrato para el enganche de obreros, se
pondría en contacto con los representantes
locales de las Seis Compañías, Éstas, a su
vez, pasarían el nombre del individuo a uno
de sus agentes en China, mientras que el
amigo o pariente en Estados Unidos le
notificaría para que se trasladara a la ciudad
—por ejemplo, Shangai— donde se
encontraba dicho agente. Las Seis
Compañías también arreglaban el traslado
de hombres jóvenes que quisieran trabajar
para otros comerciantes chinos en Estados
Unidos. En cualesquiera de los dos casos,
los ilegales tendrían que pagar posteriormente a las compañías los gastos del
Declaraciones de H. C. Adams, editor del periódico Globe, en Spokane, Wash., y otros, en "Chinese
immigration op. ci(., pp. 1-252; "Alleged Illegal Entry into the United States of Chinese Persons". 55th
Congress, Ist. Session, 1897. Documents 120 y 167 (Serial nums. 3562 y 3563), James D, Richardson (comp.),
A Com-pilation of Messages andPapers of the Presidents, 1789-1902. Washington, D. C., Bureau of National
Liten. ture and Art, 1907, v. 9, p. 197.
"Compilation from the Bureau of Immigration of Facts Concerning the Enforcement of the Chinese Exclusion
Laws, May 23,1906". 59th Congress, 1st. Session, 1905-1906. House of Representatives Report núm 847.
(Serial núm. 4990) (hereinafter cited as "Compilation of Facts"), p. 11; Mary Roberts Coolidge, Chima
Immigration. New York, Henry Holt and Company, 1909, p. 330.
El Paso Herald Post, 26 de febrero de 1902; Nancy Farrar, "The History of the Chinese in El Paso, Texas', op.
cit., p. 62.
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TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
viaje, que generalmente resultaban cientos de
dólares.
Antes de emprender el viaje, al
candidato se le enseñaban los rudimentos del
idioma inglés y del estilo de vida en Estados
Unidos. Junto con otros trabajadores
contratados, sería llevado rumbo a San
Francisco en un vapor chino, pero antes de
atracar sería transferido a otra nave dirigida,
con un permiso de tránsito, hada un puerto en la
costa occidental de México, como Ensenada,
Guaymas o Mazatlán. Al llegar a México, seria
contactado por un agente de las Seis
Compañías que pondría al individuo a trabajar
en una lavandería o restaurante; de esta manera,
se les ayudaría a aprender algo de inglés
adicional o elementos del comercio o de la
industria en que estaría trabajando. 18
Un segundo factor importante que
facilitaba la entrada de indocumentados chinos
a Estados Unidos desde México radicaba en la
naturaleza de la frontera en sí misma, dado que
era muy extensa —más de tres mil
kilómetros— con pocos centros urbanos
grandes y con inmumerables puntos aislados
donde se podría cruzar la línea divisoria sin ser
detectados por los agentes de inmigración u
otros guardias fronterizos. La tarea de
aprehender a contrabandistas e inmigrantes
ilegales a lo largo de la frontera originalmente
correspondía a los inspectores de aduanas
montados, estableados en 1853 por la
Secretaría del Tesoro. En un principio, el
trabajo princi-
pal de este grupo consistía en evitar la
introducción clandestina de ganado a Estados
Unidos, pero en 1891 fueron relevados de sus
deberes respecto a la inmigración por inspectores
especiales ubicados en determinados puntos de
entrada. La ley del 14 de febrero de 1903
transfirió este cargo al comisionado general de
inmigración de la Secretaría de Comercio y
Trabajo, aunque el Servido de Aduanas continuó
cooperando con el Servicio de Inmigración. En
1908, se creó una sección especial dentro del
Servicio de Inmigración, denominada la División
China, cuyos oficiales se llamaban "inspectores
de chinos". Con el tiempo, las autoridades de
inmigración lograron desarrollar un sistema
bastante sofisticado y organizado para vigilar la
frontera, con guardias ubicados en los puntos
estratégicos a lo largo del río Bravo y en los
caminos y ferrocarriles hacia el interior. No
obstante, existían pocos hombres para patrullar
adecuadamente una área tan extensa.19
Debido a que la mayoría de los
inspectores de chinos y de otros tipos de personal
de inmigración operaron en los puertos del Golfo
de México, como Nueva Orleáns, Galveston, etc.,
o en los pueblos y ciudades en la región del valle
del bajo río Bravo, el grueso de las operaciones
de contrabando de chinos a través de la frontera
se llevó a cabo a lo largo de la parte occidental de
la línea fronteriza; es decir,
18 Charles Frederick Holder, "The Dragon in América: Being an Account of the Workings of the Chinese Six
Companies in América and Its Population of the United States with Chinese", The Arena, v. 32, núm. 177
(agosto de 1904), pp. 115 y 119; James Bronson Reynolds, "Enforcement of the Chinese Exclusión Law", en
Emory R. Johnson (ed.), Chinese and Japanese in America: The Annals of the American Academy of Po-litical
and Social Science. Philadelphia, v. 34, núm. 2 (septiembre de 1909) (Reimpresión: San Francisco, Calif., R.
and E. Research Associates, 1970), p. 149.
19 Clifford Alan Perkins, op. cit., p. 9;John Myers Myers, op. cit., pp. 15-16; U.S. Dept. of Justice. Immigration
and Naturalizacion Service. M-157 (Rev. 1978)N. The Border Patrol: Its Origin and Mission, Washington,
D.C., Government Printing Office, 1978, pp. 1-2.
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desde El Paso y Ciudad Juárez hasta Tijuana, en la costa del Pacífico. 20
El cruce fronterizo entre Ciudad Juárez y
El Paso constituyó el principal punto de entrada
para los indocumentados chinos a raíz de que, a
principios de la década de 1880, ambas ciudades
se habían convertido en importantes centros ferroviarios. Muchos de los chinos que arribaron a
los puertos de las costas del oeste de México
fueron llevados en tren hasta Ciudad Juárez,
donde empezaba el "ferrocarril subterráneo", un
sistema organizado que llevaba a los
indocumentados a las grandes urbes del interior
de Estados Unidos, como Nueva York, Chicago y
San Francisco. Las viviendas de los chinos en
Ciudad Juárez a menudo estaban especialmente
construidas con sótanos y cuartos de desván en
los cuales los indocumentados podrían esconderse
en espera de un momento oportuno para cruzarla
frontera. Se organizaron escuelas para completar
la enseñanza de inglés a los inmigrantes, para que
una vez que entraran a Estados Unidos pareciera
que habían estado viviendo ahí desde hacía algún
tiempo.21
Fuentes de la época afirmaban que, en
cualquier momento dado, había de 150 a 200
chinos que esperaban una oportunidad de entrar a
El Paso. Según un cálculo, de 486 chinos que
llegaron a Ciudad Juárez en el transcurso del año
de 1905, 47 encontraron trabajo en la dudad y 100
partieron hada otras poblaciones fronterizas
20
21
22
mexicanas, lo cual indicaba que 319
habían entrado a Estados Unidos en la región de
El Paso. Tales hechos produjeron un sentido de
inquietud entre los angloestadunidenses de este
pueblo, que tenían miedo de cualquier
incremento en la población de su propio barrio
chino, mientras que los periódicos no cesaron en
incitar a las autoridades para que tomaran
medidas más fuertes y eficaces para detener el
flujo. La edición del periódico E Paso Herald
del 11 de enero de 1904, por ejemplo, afirmaba
que, "si la inmigración china a México continúa,
será necesario instalar una valla de alambre de
púas a lo largo de nuestro lado del río Bravo".22
Algunos de los indocumentados
cruzaron la línea a plena luz del día, vestidos
como mexicanos o fingiendo ser vendedores de
verduras, puesto que en aquella época no existía
la revisión de pasaportes ni de otros documentos
de identificación en la frontera México-Estados
Unidos. Para permanecer en El Paso, sin
embargo, los chinos tuvieron que ocultarse para
evitar los registros periódicos realizados por los
inspectores de inmigración en el barrio chino
con objeto de arrestar a todos los que aquellos
llevaban certificados de registración. Los
edificios del barrio chino, al igual que los de los
comerciantes chinos del otro lado del río,
estaban equipados con sótanos y desvanes para
albergar a los indocumentados. En algunos
casos, había suficiente espacio
"Compilation of Facts", op. cit., pp. 11-13; Clifford Alan Perkins, op. cit., p. 9.
The Lone Star, El Paso, Tex., 7 de febrero y 29 de agosto de 1885; El Paso Herald, 25 de julio de 1893, 15 de
enero de 1895, 28 de agosto de 1899, 5 de octubre de 1900, 9 de mayo de 1901, 11 de agosto de 1904, 31 de
junio, 16 de diciembre de 1905, 11 de mayo de 1906, 23 de mayo de 1907; E Paso Daily Herald, 1 de agosto
de 1899; El Paso Herald Post, 22 de enero, 7 de febrero, 24 de julio de 1903, 8 de agosto de 1904, 9 de enero
de 1907; Nancy Farrar, The Chinese in El Paso, op. cit., pp. 19-21; Clifford Alan Perkins, op. cit, pp. 21 y 4953.
El Paso Herald Post, 11 de enero de 1904; El Paso Herald, 14 de junio de 1913; Nancy Parrar, The Chinen in
El Paso, op. cit., p. 20.
48
TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
debajo de los pisos, para que en caso necesario
los indocumentados pudieran tener refugio allí,
acostados en un tipo de "ataúd viviente", con
tubos colocados dentro de los muros para que
pudieran respirar. Las casas del barrio entero
estaban, a su vez, interconectadas por medio de
pasajes subterráneos a través de los cuales los
chinos podían entrar a una casa y salir por la
puerta de otra ubicada o en la misma calle o en
otra parte del distrito. Las autoridades de
inmigración de la ciudad aseveraban que una
porción de estos túneles, algunos de los cuales
tenían paredes de hasta medio metro de grueso y
techos reforzados con planchas de hierro, se extendía debajo del río Bravo hasta Ciudad Juárez,
al otro lado. Se estimaba que hasta una tercera
parte de los casi 700 chinos que vivían en El
Paso, incluso algunos de los miembros más
ricos e influyentes, estaban involucrados en el
trabajo de esconder a los indocumentados y
ayudarles a seguir su viaje en tren, que en aquel
tiempo era el único medio práctico de transporte
para llegar a las poblaciones distantes en el
interior.23
Aquellos chinos que estaban provistos
con los llamados chock chee, la pronunciación
inglesa del término en chino que se refería a los
certificados de residencia, que en muchos casos
eran falsificados, podían viajar libremente en
los vagones de pasajeros. En cuanto a los que no
contaban con tal documento, a menudo los
empleados de ferrocarril podrían ser
sobornados para esconderlos en alguna otra parte
del tren. Los chinos viajaron en cualquier espado
imaginable: en furgones de carga sellados, debajo
del ténder de la locomotora y los carros, dentro
del espacio de arriba de la puerta de los vagones
de pasajeros, en los refrigeradores y despensas de
los coches comedores, y hasta en las pequeñas
aberturas para la ventilación, que medían un poco
más de un metro de largo, ubicadas en las
extremidades de los carros de refrigeración.
Algunos fingieron, postrados en camas y
acompañados por enfermeras en camarotes
privados alquilados para ellos por agentes de las
Seis Compañías, estar convalecientes o padecer
graves enfermedades. La inspección de los trenes
era una tarea sumamente ardua para los agentes
de inmigración, quienes trabajaban en tumos de
entre doce y quince horas, siete días a la semana,
revisando cuidadosamente dos o tres trenes de
pasajeros y hasta trescientos furgones en un solo
tumo. Les acompañaban un vigilante y un
empleado de las oficinas del ferrocarril para abrir
y cerrar las puertas de las furgones, anotando
cuidadosamente el número de cada sello roto en
el proceso y reemplazándolo con uno nuevo. Era
un deber pesado, sucio y monótono, respaldado
por un equipo de agentes especiales enviados
desde Washington, D.C., para asegurar que
ningún tren o vagón fuera pasado por alto.24
Con frecuencia, las salidas en tren de los
indocumentados chinos de El Paso
23 El Paso Herald, 23 de enero de 1894; B Paso Herald Post, 17 de enero de 1907, 19 de enero de 1957; entrevista con Chester Chope, antiguo reportero y editor del periódico El Paso Times, 1917-1925, realizada por
Wilma Cleveland, en la Biblioteca de la Universidad de Texas en El Paso, colección de historia oral, Ms. núm.
27; Nancy Farrar, The Chínese in El Paso, op. cit., pp. 19-22; Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 21 y 49-53.
24 El Paso Herald, 2 de junio de 1905, 8 de diciembre de 1906 y 10 de abril de 1909; "Compilation of Facts", op.
cit., pp. 13-15; Marcus Braun, "How Can We Enforce Our Exclusion Laws?", en Emory R. Johnson, op. cit.,
pp. 16-19; John Myers, op. cit., p. 19.
49
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
tendieron a coincidir con la terminación de la
temporada invernal de las carreras de caballos en
Ciudad Juárez. Los dueños de caballos
estadunidenses, especialmente los que habían
perdido dinero, así como aquellos que estaban
deseosos de recuperar parte de los gastos de
enviar sus animales a Chicago, Nueva Orléans y
otros destinos en el este de Estados Unidos,
aceptarían las ofertas de contrabandistas de entre
300 y 500 dólares para esconder a unos cuantos
chinos dentro de las casillas improvisadas abordo
de los vagones de carga. Detrás de las casillas, a
cada. extremidad de un vagón, los dueños
construían cajas de madera, de poco más de un
metro de altura y cubiertas con pacas de paja,
arneses y otro equipo con objeto de no despertar
sospechas. Para que los inspectores no los
encontraran al momento de revisar los vagones
en El Paso, los chinos, quienes viajaban dentro de
estas denominadas "cajas de sudor", abordaban
los trenes en Newman, una pequeña estación
ubicada a unos treinta kilómetros al norte de la
ciudad, donde se detenían para suministrar agua a
las locomotoras. No obstante, con la ayuda de
informantes así como visitas personales a los
establos y oficinas del hipódromo en Ciudad
Juárez con objeto de identificar aquellos dueños
que habían perdido dinero o estaban sin recursos
para pagar los gastos de flete de sus caballos, los
inspectores siempre lograron realizar algunas
aprehensiones an-
25
26
27
tes de que los trenes hubieran podido salir de
Newman.25
Después de 1905, el Servicio de
Inmigración estadunidense incrementó su
vigilancia en la región de El Paso a tal grado que
el número de cruces de chinos disminuyó
progresivamente. El comercio del "contrabando"
decreció todavía más en 1910 con el comienzo de
la revolución y la interrupción de servido en los
Ferrocarriles Central y Noroeste en Chihuahua.26
Con el virtual cierre de la región
fronteriza de Ciudad Juárez-El Paso al trafico de
contrabando de chinos, las operaciones de los
contrabandistas se centraron crecientemente en
las áreas despobladas del oeste mexicano y los
estados fronterizos estadunidenses, donde la vigilancia en contra de actividades de esta índole era
casi inexistente. Por ejemplo, en el caso de la
aduana estadunidense ubicada en Tombstone,
Arizona, había un solo hombre para vigilar un
tramo de 128 kilómetros. Como otro ejemplo,
existían únicamente dos inspectores chinos, un
supervisor de aduanas (en Tijuana), y dos
recaudadores de aduanas diputados para patrullar
por toda la extensión de la frontera entre el estado
de California y Baja California.27
Aquellos indocumentados chinos que
estaban destinados a cruzar la sección de la
frontera entre Yuma y El Paso generalmente
serian enviados por agentes de las Seis
Compañías desde Guaymas o Mazatlán hasta la
frontera norte por tren.
Charles L. Sonnichsen, Pass of the North: Four Centuries on the Río Grande. El Paso, Tex., Texas Western
Press, University of Texas at El Paso, 1968-1980, v. 1, p. 340; Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 44-46.
El Paso Herald Post, 28 de abril de 1911; James Bronson Reynolds, op. cit., p. 148; Nancy Farrar, The Chinese
in El Paso, op. cit., pp. 19-22.
Declaraciones de George Pattison, A.W. Marsh y John R. Berry, en "Chinese Immigration", pp, 409, 515 y 548;
Mary Roberts Coolidge, op. cit., p. 330; James Bronson Reynolds, op. cit., p. 369; Florence C. y Robert H.
Lister, "Chinese Sojourners in Territorial Prescott", en Journal of the Southwest, v. 31, núm. 1 (primavera de
1989), p. 79.
50
TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
Al bajarse en Nogales, Sonora, serian
contactados por otros agentes que les conducirían
en diligencia o carreta (posteriormente por
camión u otra forma de transporte motorizado)
hacia el sureste, a Cananea, y de ahí rumbo el
norte por el río San Pedro a Tombstone, Arizona,
o hasta donde comenzara la línea del ferrocarril,
en Fairbank. Una ruta alternativa consistiría en
dirigirse hacia el oeste a Altar y Sonoita, y de
estos puntos hasta la estación de ferrocarril de
Gila Bend, en Arizona, con el objetivo de
eventualmente llegar a Phoenix, más al norte, o al
pueblo de Wellton, en la ruta de Yuma a California.28
Los contrabandistas y sus agentes no
acompañaban a los indocumentados en el acto de
cruzar la línea fronteriza. Algunos guías
mexicanos contratados conducían a los chinos
hasta la línea, pero ellos mismos no cruzaban.
Una vez que los indocumentados hubieran
llegado al otro lado de la frontera, un contacto
estadunidense les acompañaría a un pueblo cercano. Para evitar ser descubiertos, seguirían por
una ruta predeterminada a través de las barrancas,
zanjas de riego y áreas cubiertas por matorrales.
A lo largo del lado estadunidense de la frontera,
algunos senderos poco utilizados condudan a
puntos de partida conocidos coloquialmente
como "granjas chinas". En algunas de las
poblaciones ubicadas a lo largo de
28
29
las rutas hada el interior de los estados
fronterizos, por ejemplo los pueblos mineros de
Tombstone y Globe, un chino residente o
naturalizado podía o dar trabajo a los recien
llegados o enviarlos a donde pudieran encontrar
empleos, como en los restaurantes y las
lavanderías de Tucson, trabajando como
cocineros en los ranchos, o realizando, alrededor
de las minas, tareas serviles (el lavado de ropa,
limpieza de viviendas y baños, etc.) que los
trabajadores
más
experimentados
y
especializados rehusaban hacer. Como en el caso
de Ciudad Juárez y El Paso, varias de las
viviendas de los residentes chinos de estos
pueblos estaban equipadas con sótanos para
esconder a los indocumentados; otros podían ser
ocultados en cuevas cercanas o en los pozos y
galerías de minas abandonadas.29
Más hada el oeste, aquellos chinos que
desembarcaban en Ensenada, en el norte de Baja
California, fueron introducidos a California o por
una ruta terrestre a través de la frontera en las
cercanías de Tijuana, Campo y otros lugares, o
por la ruta marítima de la costa del Pacífico en las
bodegas de las goletas, botes pescadores y otros
navichuelos, desembarcados en una caleta cerca
de San Diego. Con respecto a la ruta terrestre, a
los guías estadunidenses, mexicanos y chinos que
conducían a los indocumentados hada la línea
fronteriza les fueron pagados entre
Mensajes de H. H. Schell, inspector de chinos, al recaudador de aduanas en El Paso, Tex., 22 de marzo de 1890;
Delos H. Smith, A. Willard y James Viosca, cónsules estadunidenses en Nogales y Guaymas, Son., y La Paz, B.
C., a William F. Wharton, secretario asistente de Estado, Washington, D.C., 28 de enero, 21 de abril y 18 de
mayo de 1890 respectivamente, en "Arrivals of Chinese". 51st. Congress, Ist. Session, 1889-1890. Documento
del Senado Ejecutivo No. 97 (Serial núm. 2686), pte. 3, p. 2, pte. 5, pp. 1-2, pte. 8, p. 1, pte. 9, p. 2;
Declaraciones de T. J. Phelps, George Pattison y John R. Berry, en "Chinese Immigratlon", op. cit., pp. 329, 407
y 545.
Mary Kidder Rak, Border Patrol, Boston, Houghton Mifflin, 1938, pp. 1 y 25, John Myers Myers, op. cit., pp.
18-19; Cllfford Alan Perkins, op. cit., pp. 12-13 y 21-23, Lawrence Michael Fong, "Sojournes and Setlers, The
Chinese Experience in Arizona", en TheJoumal of Arizona History, v. 21, núm. 3 (otoño de 1980), p. 231;
Florence C. y Robert H. Lister, op. cit., p. 79.
51
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
cinco y veinticinco dólares por persona, precio
que podría alcanzar la suma de cuarenta o
cincuenta dólares en caso de que los
contrabandistas lograran llevar su "mercancía"
hasta el barrio chino de San Diego. Durante un
tiempo, las autoridades de inmigración
estadunidenses, con su limitada mano de obra
disponible, encontraron difícil patrullar la extensa
frontera entre Yuma y la costa, sobre todo por las
numerosas barrancas y zanjas en el distrito de
Tijuana que ocultaban los movimientos de los
contrabandistas. Sin embargo, la agregación de
personal adicional a las fuerzas de vigilancia,
junto con una creciente cooperación con las
autoridades gubernamentales de Baja California
—particularmente el gobernador del Distrito
Norte en Ensenada— obligó a los contrabandistas
a depender principalmente de la ruta marítima
para llevar a cabo sus operaciones. Este método
de evasión se mostró eficaz hasta que el Servido
de Inmigración, frustrado en sus intentos por
aprehender a los contrabandistas una vez que los
chinos habían sido desembarcados en la costa de
California, puso en servicio
30
31
32
un número de guardacostas o botes de patrulla
para
interceptar
las
embarcaciones
contrabandistas en las aguas abiertas de la bahía
de San Diego.31
La sofisticada red de organización
empleada por las Seis Compañías, así como la
ingeniosa
táctica
empleada
por
los
contrabandistas para burlar a las autoridades,
frustraron a los inspectores de inmigración,
quienes se vieron obligados a presentar ante las
cortes evidencias directas e irrefutables de casos
en que los indocumentados chinos habían sido
introducidos a Estados Unidos desde un país
extranjero. Aun así los inspectores de inmigración lograron realizar un buen número de
aprehensiones, en gran parte debido a la
cooperación proporcionada por el personal
consular y las autoridades gubernamentales en los
dos lados de la frontera, trabajadores ferroviarios,
rancheros y miembros de ciertas tribus indias,
como los pápagos del sur de Arizona (quienes
detestaban a los chinos), que les informaron con
respecto a los planes y operaciones de los
contrabandistas. No todos los indocumentados
lograron
cruzar
Telegramas de John R. Berry y T. G. Phelps, recaudadores de aduanas en San Diego y San Francisco, 7 y 12 de
abril de 1890, respectivamente, e informes de Datus E. Coon, inspector de chinos, San Diego, 2, 7 y 9 de abril
de 1890 y 25 de enero de 1892, al secretario del Tesoro, en "Arrivals of Chínese", op. cit., pte. 2, p. 1, pte. 4, p.
1, pte. 7, pp. 1-7, y 52nd. Congress, Ist. Session, 1891-1892. Documento misceláneo del Senado, núm. 67 (núm.
de serial 2904), pp. 1-2; declaraciones de T. J. Phelps, George Pattison, F. B. Goodrich, A. W. Maree, Mate
Sherman, John R. Berry, M. L. Ward, O. H. G. Forker, Thomas Smallcomb y George E. Gard, en "Chínese
Immigration", op. cit., pp. 329, 406-407, 509-521, 541-548, 565-571, 579-584 y 590-594; San Francisco
Chronicle, 7, 10 y 11 abril de 1890; San Diego Worla, 3 de mayo de 1890; entrevista con Henry H, Weddie,
realizada por Edgar P. Hastings, antiguo inspector de inmigración, primera sesión, 25 de febrero de 1959, pp. 57 y 13, y tercera sesión, 30 de diciembre de 1959, pp. 3-4, en los archivos de la Sociedad Histórica de San
Diego, Calif., Programa de Historia Oral.
Telegrama de John R. Booth, recaudador de aduanas en San Diego, al secretario del Tesoro, Washington, D.C.,
9 de abril de 1890, en "Arrivals of Chínese", op.cit., pte. 3, p. 1; declaraciones de W.R. GunnisyDatus E. Coon,
en "Chínese Immigration", op. cit., pp. 563-565 y 576-579; "Compilation of Facts", op. cit., p. 11;
SanFrancisco Chronicle, 10-11 de abril de 1890; San Diego Unión, 9 de diciembre de 1897; SanDiegoSun, 5 y
7 de enero y 24 de febrero de 1911; Charles Frederick Holder, The Channel Islands of'California: A Book
fortheAngler, Sportsman, ana Tourist, Chicago, A. A. McCIurg and Company, 1910, pp. 356-357; entrevista
con Henry H. Weddie, op.cit., primera sesión, 25 de febrero de 1959, pp. 8-9, y tercera sesión, 30 de diciembre
de 1959, pp. 9-10; Sandy Lydon, Chínese Gola: The Chínese in the Monlerey Boy Región. Capitola, Calif.,
Capitola Book Company, 1985, pp. 41-42 y 140-142.
Declaraciones de John R. Berry, M. L. Ward, Thomas Smallcomb y George E. Gard, en "Chínese Immigra-
52
TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
la frontera; varios fueron obligados a regresar y
decidieron establecerse en los pueblos y ciudades
del norte de México.33 No obstante, una vez que
los indocumentados habían llegado a sus destinos
respectivos y estaban entremezclados con el resto
de los residentes de los barrios chinos las grandes
ciudades de la Unión Americana, se mostró
extremadamente difícil establecer su verdadera
situación legal en el país y seguir con el
procedimiento de deportación.
Entretanto,
durante todo el tiempo que los indocumentados
pasaron en Estados Unidos, su proceso de
"americanización" continuó. A fin de frustrar los
intentos gubernamentales para descubrir su
identidad, las Seis Compañías se aseguraron de
que se les entrenara y vistiera adecuadamente;
también hicieron que memorizaran descripciones
detalladas de las casas o residencias donde
supuestamente habían nacido, explicaciones de
quiénes eran su padres y vecinos, la escuela en
que habían realizado sus estudios (si es que
supuestamente habían asistido a alguna), los
nombres de sus maestros y de los niños con
quienes habían jugado, etc. Puesto que el
terremoto e incendio de San
Francisco en 1906 habían destruido los registros
oficiales de aquella dudad, la mayoría de los
indocumentados chinos insistieron en que habían
nacido ahí.35
En caso de que un indocumentado fuera
arrestado y luego puesto en libertad bajo fianza
hasta que pudiera ser juzgado, la compañía que
había arreglado su entrada a Estados Unidos
realizaría una petición ante la corte para que la
sesión fuera postergada, mientras que al
individuo en cuestión se le daban clases
adicionales en el idioma, así como ropa más
apropiada para la ocasión;
entonces, ya para la fecha de la audiencia, el
acusado quedaría bastante "americanizado". Las
Seis Compañías también cobraban el costo de
llevar hasta el lugar del juicio testigos de San
Francisco,
inclusive
algunos
angloestadunidenses, para atestiguar que el
acusado era el hijo de tal y tal pareja, así como
quiénes habían sido sus vecinos. Aquellos chinos
a los que les fue demostrado ser indocumentados
rara vez eran deportados a México, dado que, con
el apoyo de los agentes de las Seis Compañías,
intentarían entrar al país otra vez de manera casi
inmediata. En cambio, por lo general, eran
deportados en barco hasta China desde un
tion", op. cit., pp. 546-547, 549, 571, 582-583 y 590; Lowell L. Blaisdell, "The Consul In a Crisis: Lower California", en Mid-America: An Historical Review, v. 37 (Nueva serie, v. 26), núm. 3 (julio de 1955), p. 135;
Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 22-23. Es probable que las autoridades mexicanas hayan sido presionadas a
cooperar hasta cierto punto. Por ejemplo, el señor Alfredo Sandoval, de la Intemational Fisheries Company, Los
Angeles, en una carta a Eugenio H. Gayou, el vicegobernador de Sonora, del 19 de agosto de 1911, opinaba que
las autoridades gubernamentales del Distrito Norte de Baja California ofrecieron utilizar el cañonero mexicano
"Guerrero", anclado en Ensenada, para interceptar al contrabando de chinos por los botes pescadores que
operaban desde bases en San Diego, no porque tenían la obligación de hacerlo, sino para no dar pretexto a
Estados Unidos para invadir la península y anexarla con el pretexto de parar el tráfico de chinos. Alfredo
Sandoval a Eugenio H. Gayou, 19 de agosto de 1911, en Archivo Histórico del Estado de Sonora, legajo núm.
2766, documento sin foliación.
33 Evelyn Hu-DeHart, "La comunidad china en el desarrollo de Sonora", en Cynthia Radding de Murrieta (coord.),
Historia general de Sonora. Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, v. 4, p. 195. Alicia Gojman de
Backal y Gloria Carreño Alvarado, "Minorías, Estado y movimientos nacionalistas de la clase media en México:
ligas antichina y antijudía (siglo XX)", en Ricardo Torrealba, Migraciones internacionales en ¿as Américas.
Caracas, Centro de Estudios de Pastoral y Asistencia Migratoria, 1987, p. 11.
34 "Regulatión of Coming of Chinese into the United States". 56th Congress, 2nd. Session, 1900-1901. House
Report núm. 2503 (Serial núm. 4213).
35 Florence C. y Robert H. Lister, op. cit., pp. 79, 83 y 91.
53
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
puerto en California, como San Francisco.36
Cabe anotar que, en ocasiones, los chinos
indocumentados fueron deportados por su propia
voluntad. Hubo quienes, al extrañar su tierra natal
y familias, se entregaron a las autoridades
estadunidenses y así recibieron un viaje gratis de
regreso. Otros chinos, por los mismos motivos,
cruzaban la frontera a México y luego se dejaban
arrestar al intentar entrar de nuevo ilegalmente.37
El contrabando de chinos fue interrumpido en 1916 debido al aumento de tensiones
en la frontera entre Estados Unidos y México
causado por las incursiones en el territorio de
aquel país por grupos revolucionarios, así como
por la Expedición Pershing, que fue enviada en
persecución de Francisco Villa y sus seguidores.
Otros factores que provocaron una disminución
notable en el tráfico consistieron en la
interrupción del servicio de naves de vapor hada
el Oriente con el estallido de la Primera Guerra
Mundial, la entrada de Estados Unidos al
conflicto en abril de 1917 a raíz de la campaña
submarina sin restricciones practicada por los
alemanes en contra de las naves aliadas, y
36
37
38
39
54
la expulsión de México de muchos chinos
residentes debido a los actos de violencia física
infligidos en contra de miembros de este grupo
étnico por soldados de las facciones rebeldes
norteñas. En particular, una serie de leyes
discriminatorias promulgadas por el gobierno
estatal de Sonora durante el periodo de 1916 y
1931, que obligó a los habitantes chinos de aquel
estado a emigrar hacia Estados Unidos, donde
fueron internados y subsecuentemente deportados
a China, privó a los contrabandistas de una base
importante de apoyo.38 Al mismo tiempo, sin
embargo, debido al hecho de que para 1917 el
gobierno estadunidense había decretado leyes que
prohibían la entrada a su país de inmigrantes de
la mayor parte de Asia, a partir de esta fecha sus
inspectores tuvieron que ejercer una vigilancia
más estricta contra la introducción ilícita de
individuos provenientes de otras regiones de este
continente, como los japoneses e hindúes, que
también intentaron entrar a Estados Unidos a
través de la frontera con México.39
El contrabando de chinos se reanudó
hasta cierto punto en la década de 1920, después
de la terminación del periodo
Clifford Alan Perkins, op. cit., pp. 12-13 y 21.
El Paso Herald, 14 de junio de 1904, 17, 22 y 24 de agosto de 1905; Nancy Parrar, "The History of the Chinese
in El Paso, Texas", op. cit., p. 62,
Mary Kidder Rak, op. cit., pp. 119-142; John Myers Myers, op. cit., p. 52; Clifford Alan Perkins, op. cit., p. 49.
En cuanto a la situación de la población china en México durante la década de la lucha armada de 1910-1920 y
los años difíciles que siguieron, véase la carta de Roberto Chan y Hug al presidente Porfirio Díaz, 28 de abril de
1911, en Y por todos habló la revolución. México, Editorial Limusa, 1985, p. 50; Charles C. Cumberland, "The
Sonora Chínese and the Mexican Revolution", en Hispanic American Historical Review, v. 40, núm. 2 (mayo de
1960), pp. 192-204, y Evelyn Hu-Dehart, "Immigrants to a Developing Society: The Chinese in Northern
Mexico, 1875-1932", en The Journal of Arizona History, v. 21, núm. 3 (otoño de 1980), pp. 285-305.
"Smuggling and Surreptitious Entry of Orientals", en California and the Oriental: Japanese, Chinese, and
Hindus. Report of the State Board of California to Gov. Wm. D. Stephens, June 19,1920. Revised to January
1,1922, Sacramento, California State Printing Office, 1922 (reimpresión: San Francisco, R. & E. Research Associates, 1970), pp. 191-192; John Myers Myers, op. cit., pp. 23 y 40. De hecho, el contrabando de indocumentados japoneses ya había comenzado muchos años antes de esta fecha, incrementándose de manera notable
a partir de 1910. San Diego Union, 8 de mayo de 1911; entrevista con Henry H. Weddle, op. cit., segunda
sesión, 20 de agosto de 1959, pp. 4-5.
TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
de lucha armada en México. Para aprovecharse de
los avances tecnológicos de la época, los
contrabandistas empezaron a utilizar aviones para
llevar a la vez unos cuantos indocumentados a
través de la frontera. Durante algún tiempo, las
autoridades de inmigración se encontraron sin
poder detener a los transgresores debido a que los
aviones de los contrabandistas despegaban de
escondites en la sierra mexicana y aterrizaban en
pistas improvisadas por lugares aislados y de
difícil acceso. Con el tiempo, sin embargo, los
inspectores lograron localizar la mayoría de estas
pistas secretas y gradualmente ganaron la guerra
contra los contrabandistas en este frente.40
Sea como fuere, la promulgación de la
Ley de Cuotas de 1921, que restringía el número
de inmigrantes de cada país y región a cifras
predeterminadas por el gobierno, provocó un
incremento en los indocumentados europeos que
intentaban entrar a Estados Unidos por la ruta
sureña, y las dificultades experimentadas al intentar detener este nuevo flujo de inmigrantes
ilegales eventualmente llegó a desplazar el
contrabando de chinos como problema principal
con el cual el Servido de Inmigración fronterizo
había tenido que enfrentarse durante tantos años.
Después de 1924, el número de inmigrantes
europeos que entraban a Estados Unidos
ilícitamente decreció sustancialmente, mientras
que el número y proporción de mexicanos referente al volumen total de inmigrantes se aumentó.
Sin embargo, para esta fecha (1924) el Congreso
estadunidense, con una
40
41
42
apropiación de alrededor de un millón de dólares,
había establecido la Patrulla Fronteriza para tratar
el problema de los indocumentados mexicanos.41
Aunque es difícil calcular el número
preciso de chinos que entraron ilegalmente a
Estados Unidos durante el periodo estudiado, es
evidente que algunas decenas de miles lo
hicieron, y que muchos de ellos utilizaron la ruta
sureña vía México. Una investigación realizada
hada finales de la década de 1920 aseveraba que,
desde un punto de vista estadístico, 7 167 chinos
fueron introducidos al país durante el periodo de
1910-1920, cuando el negocio estaba en decadencia. C. Luther Fry, el autor de la
investigación, llegó a esta conclusión después de
sumar a la cifra de residentes de origen asiático
reportados en el censo de 1910 el número de
aquellos que entraron al país legalmente entre
1910 y 1920, junto con aquellos que pudieron
haber nacido en el país durante este periodo;
procedió a restar de esta cifra el número, de individuos del grupo que habían muerto o emigrado
de Estados Unidos y luego comparó el resultado
con la información proporcionada por el censo de
1920. Fry también postuló que, debido a una
apreciación demasiado baja en la cifra de muertes
y una exageración respecto a la incidencia de
nacimientos, el número de inmigrantes ilegales
"orientales", es decir, chinos y japoneses,
posiblemente haya oscilado entre 16 500 y 50
000, con la cifra verdadera de aproximadamente
27 000.42
San Francisco Chronicle, 2 de mayo de 1927, John Myers Myers, op. cit., pp. 43-44; H. Mark Lai, op. cit., p.95.
Julián Zamora, The Wetback Sory. Notre Dame, III., University of Notre Dame, 1971, pp. 35-38; John Myers,
op. cit, PP. 30-31.
C. Luther Fry, "Illegal Entry of Orientals into the United States between 1910 and 1920", en Journal of the
American Statistical Association, v. 23, New Series, núm. 162 (junio de 1928), pp. 173-174 y 176-177. Véase
55
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
De cualquier forma, el contrabando de
inmigrantes chinos no pudo contrarrestar el golpe
decisivo al crecimiento de la población de este
grupo étnico y racial que las Leyes de Exclusión
habían causado.43 La legislación discriminatoria
prohibió la entrada a Estados Unidos de un gran
número de inmigrantes asiáticos que de otro
modo hubieran emigrado a esta nación y disuadió
a
muchos
otros
de
radicarse
ahí
permanentemente. Por añadidura, varios chinos
en Estados Unidos partieron durante la Gran Depresión de 1929-1939, en parte por causa de la
falta de oportunidad para encontrar trabajos, pero
también debido a que, como en el caso de los
mexicanos, había que "sacrificarles" de esta
manera con el supuesto propósito de dejar más
empleos para la población blanca o de
ascendencia anglo-europea. Desde 1908, el año
en que se comenzó oficialmente el registro de las
cifras de inmigración, hasta 1943, hubo, en
verdad, una disminución neta de 38 091
inmigrantes chinos a Estados Unidos.44
Únicamente en las décadas más récientes, ha
habido incrementos significativos en la población
de este grupo de inmigrantes.
Aunque el contrabando de chinos no tuvo
ningún efecto sustancial en ayudar a detener o
desacelerar el descenso en la población de este
grupo étnico en Estados Unidos, se puede admirar
el grado de resistencia y dedicación a sus metas
mostrado por estos inmigrantes, quienes, en un
intento por mejorar su condición o nivel de vida,
estaban dispuestos a sufrir
las incomodidades del largo viaje por el océano
hacia una tierra completamente desconocida para
ellos. Tan pronto como habían llegado al otro
lado del océano y más o menos estaban
acostumbrándose al nuevo ambiente, fueron
colocados a bordo de un medio de transporte que
probablemente jamás hubieran visto en sus vidas
y que los llevó al norte a través de una región que
era en gran parte inhóspita y despoblada,
eventualmente dejándoles en una pequeña
población de adobe donde el clima era
extremadamente caluroso y seco. De ahí
emprendieron un arduo viaje en diligencia o a pie
a través de desiertos, ríos y sierras montañosas.
Durante todo este largo tiempo luchaban por
aprender un nuevo idioma y oficio, así como por
adaptarse a costumbres y un estilo de vida
sumamente diferentes a los que estaban
acostumbrados en su país natal. Nadie los quería
y pocas personas intentaron ayudarles en
términos de oferta de alimentos y alojamiento,
puesto que no querían que se les metiera en
problemas. Tampoco experimentaron un sentido
de seguridad al llegar a su destino final, dado que
tanto ellos y sus protectores (las personas que
habían contratado sus servicios, así como los
agentes de las Seis Compañías) tenían que estar
siempre alertas de los constantes esfuerzos de las
autoridades gubernamentales para aprehenderlos
y deportarlos del país. Pocos de estos inmigrantes
llegaron a pensar en Estados Unidos como su
tierra de adopción; muchos regresaron a China,
sea por su propia voluntad o a través de la
también la declaración de A.W. Marsh, en "Chínese Immigration", op. cit., p. 518.
Esto fue particularmente evidente durante los años que siguieron a la primera promulgación de la ley de 1882.
El número de chinos que entró a Estados Unidos disminuyó de 40 000 en 1881, un año previo a la promulgación
de la primera ley de exclusión, a sólo 10 en 1887. Betty Lee Sung, The Chinese in América. New York,
Macmillan, 1972, p. 26.
44 Shien-woo Kung, op. cit., pp. 92-102.
43
56
TAYLOR H./EL CONTRABANDO DE CHINOS
expulsión. No obstante, algunos se quedaron para
formar, junto con los otros chinos que ya eran
ciudadanos estadunidenses naturalizados, el
núcleo de lo que eventualmente se convertiría en
un
grupo
minoritario
de
proporciones
significativas y que, al considerar a los
inmigrantes de origen asiático en su totalidad,
crece a un ritmo mayor que cualquier otro.45
Sin embargo, a diferencia de sus
antepasados, quienes tenían que vivir en un
mundo aparte debido al desprecio y los miedos de
los angloestadunidenses, esta nueva ola de
inmigrantes ha hecho logros impresionantes en
términos de su integración y aceptación por el
resto de los habitantes, lo cual constituye un
proceso que, con el tiempo, se espera que llegará a
ser realizado en todo el sentido de la palabra.
45 Felicity Barringer, "¿Quiénes serán los nuevos estadunidenses en los próximos años?", en California Weekly,
11-17 de junio de 1992, p. 4.
57
FRONTERA NORTE
VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Las luchas políticas en Baja California
durante la Revolución, 1910-1920
Marco Antonio Samaniego López*
RESUMEN
Es frecuente que al hablar acerca de la Revolución Mexicana en Baja California la atención se centre en los
acontecimientos de 1911, cuando un grupo organizado por el Partido Liberal Mexicano incursionó en el entonces
Distrito Norte y los habitantes de la región, unidos a las fuerzas federales, se opusieron a ello por considerar que se
trataba de una invasión filibustera. En el presente trabajo se aborda fundamentalmente la vida política de los
habitantes del distrito, vinculándola a los principales acontecimientos a nivel nacional; se demuestra cómo los
cambios ocurridos fueron en función del movimiento armado y se analiza de qué forma los comerciantes
ensenadenses aprovecharon la coyuntura del maderismo para solicitar gobiernos civiles y una mayor autonomía
municipal; posteriormente se menciona cómo aceptaron a los jefes políticos nombrados por Victoriano Huerta.
También, se hace referencia a la necesidad de profundizar en el estudio de la forma en que el movimiento magonista
en Baja California ha sido tratado, aunque no se profundiza en ello por razones de espacio.
ABSTRACT
It is common when speaking of the Mexican Revolution in Baja California to focus on the events of 1911, when a
group organized by the Liberal Mexican Party conducted forays into what was then the Northem District; the region's
inhabitants, allied with the federal powers, rose up in oppossition to •what they viewed as an invasion of freebooters.
This anide recounts the political life of the district s residents and relates it to key events occurring at the national
level. It demonstrates how the changes that took place were a fünction of the armed uprising and analyzes how
Ensenada's merchants took advantage of the Madero juncture to promote civil administrations and broader municipal
autonomy. It then discusses how the populace accepted the political chiefs appointed by Victoriano Huerta. The article
also draws attention to the need for more extensive studies of how the Magonista movement in Baja California has
been presented historically, although the breadth of this topic prevents its treatment in this limited space.
*Marco Antonio Samaniego López. Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad
Autónoma de Baja California. Se le puede enviar correspondencia a: Calzada Tecnológico s/n, ex-ejido Tampico,
Mesa de Otay, C.P. 22390, Tijuana, Baja California, México, Tel.: 82-10-33, ext. 5722.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Introducción
Tradicionalmente, se ha señalado que en Baja
California la Revolución Mexicana no tuvo
repercusiones significativas. En la historiografía
existente se destacan, principalmente, los
acontecimientos de 1911, cuando un contingente
armado, dirigido desde Los Angeles, California,
por Ricardo Flores Magón, incursionó en el
entonces Distrito Norte de la Baja California. El
hecho ha despertado gran polémica en diversas
ocasiones, debido a que, en su mayoría, los
habitantes del distrito se opusieron a las fuerzas
magonistas, ya que en ese momento se consideró
como filibusteros a los grupos armados que llegaron. Los habitantes de la región se consideraron defensores de la integridad nacional,
hecho refutado por quienes señalan que Ricardo
Flores Magón es un héroe nacional dado el
carácter que se le ha otorgado como precursor de
la Revolución Mexicana.
Lo anterior ha generado una bibliografía
relativamente amplia. Algunos autores señalan
que los bajacalifomianos de la época
efectivamente defendieron el territorio nacional
de una intervención apoyada por intereses
norteamericanos, con la intención de apoderarse
de Baja California. Otros, al contrario, dicen que
los habitantes del distrito eran reaccionarios y
porfiristas, resaltan la figura de Ricardo Flores
Magón y aseguran que su movimiento no fue de
carácter filibustero.1 Esta polémica se ha
sostenido durante muchos años, y en gran medida
quienes han participado en ella para acusar a
Flores Magón fueron los propios actores de los
1
60
acontecimientos o sus descendientes, como
sucede en la actualidad.
Debido al interés existente acerca de la
campaña magonista, se ha centrado la atención en
tal acontecimiento y se han dejado a un lado los
procesos anteriores y posteriores que vivieron los
habitantes del distrito; de hecho, los sucesos
políticos de la década son aún poco conocidos.
Por lo anterior, y con la intención de presentar
otra perspectiva de los efectos de la Revolución
Mexicana en Baja California, el objetivo
principal de este trabajo es dar a conocer cuáles
fueron los acontecimientos políticos locales y
cómo se vieron afectados por el movimiento
armado. En gran medida, nuestra atención se
centra en los comerciantes de la población de Ensenada, capital del distrito hasta 1914, quienes
fueron los principales actores sociales en esta
dinámica.
Presentamos
los
hechos
cronológicamente para que sea más fácil entender
la secuencia, ya que hasta el momento gran parte
de los acontecimientos aquí narrados no se
encuentran en publicación alguna. Los aspectos
económicos los trataremos en forma secundaria,
con la única intención de contextualizar la época,
por lo que no ahondaremos en ellos en esta
ocasión.
La documentación utilizada básicamente
pertenece al Archivo General de la Nación, de los
fondos
de
"Gobernación"
y
"Periodo
Revolucionario". Dichos materiales se encuentran
fotocopiados y catalogados en el Instituto de
Investigaciones Históricas de la Universidad
Autónoma de Baja California, lugar donde se
realizó la consulta. También resultó valiosa la
documentación del archivo personal de David
David Piñera Ramírez, "Reseña historiográfica de los acontecimientos de 1911", en Panorama histórico de Baja
California. Centro de Investigaciones Históricas UNAM-UABC, 1983, pp. 377-384.
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
Zarate Zazueta,2 donde se conservan varias
publicaciones del periódico El Demócrata del
Norte, dirigido por miembros del Club
Democrático Ensenadense.
Con la intención de ofrecer un panorama
general de la situación imperante al inicio de la
década, haré una breve descripción del ámbito
político y económico en la etapa inmediata
anterior.
El Porfiriato
Baja California inició su incorporación al
desarrollo de capitalismo a fines del siglo XIX.
En el área circundante a lo que actualmente
corresponde a Ensenada, el descubrimiento de
vetas de oro propició el surgimiento de algunas
poblaciones mineras, como Real del Castillo, en
la década de 1870, y El Álamo, en la de 1890. 3
La política nacional de colonización influyó
también significativamente para impulsar la
región. En Ensenada una empresa norteamericana
y posteriormente una de origen inglés, jugaron un
papel determinante.4 Al comenzar el siglo XX,
Guillermo Andrade, propietario de enormes
extensiones de terreno en la región deltaica del
río Colorado, vendió a empresarios norteamericanos más de 300 000 hectáreas. Dicha zona
comenzaría a cobrar relevancia con la inversión
de capital extranjero en obras de irrigación, pero
fue hasta la segunda década del siglo cuando dio
2
3
4
5
6
resultados satisfactorios. Aun así, se comenzó a
formar el pequeño poblado de Mexicali en la
frontera con Estados Unidos.
A principios de siglo, Tijuana era un
pequeño caserío en el que destacaban la aduana y
algunos comercios que vendían curiosidades a los
escasos turistas norteamericanos que llegaban al
área. En Tecate, la población de la colonia allí
existente se encontraba dispersa en pequeñas
rancherías, caracterizadas aún por una baja
producción agrícola y ganadera.
Las autoridades del distrito estaban
representadas por el jefe político y militar y por
el ayuntamiento de Ensenada, único existente en
la época. Los jefes políticos eran una extensión
del gobierno federal y, por las características del
distrito, ejercían el poder militar. Las atribuciones
legales de su cargo eran básicamente informar a
la Secretaría de Gobernación acerca de las
condiciones del distrito y mantener la
tranquilidad pública, aunque su presencia se hada
notar debido a que era el representante del poder
federal y no existía la figura de un gobernador,
como en el caso de las entidades federativas. Así,
las labores de mediación y conciliación entre el
ejecutivo federal, el poder estatal y los
municipios, que realizaban los jefes políticos en
los estados del interior del país, no se efectuaban
en Baja California. El jefe
El archivo personal de David Zarate Zazueta se encuentra bajo custodia de su nieto David Zarate Loperena, en
Ensenada, Baja California. En adelante citaremos APDZZ.
Donald Meadows, "Real del Castillo", en Panorama histórico... op. cit., pp. 209-214; Jorge Martínez Zepeda, "El
poblado minero El Álamo", ibid., pp. 242-246.
David Piñera Ramírez, Los orígenes de Ensenada y la política de colonización. Tijuana, UABC-Gobierno del
Estado de Baja California-Grupo Cultural Septentrión, 1991, 112 pp..
Para detalles de la figura del jefe político véase J. Lloyd Mecham, "El jefe político en México", en Secuencia.
Revista americana de ciencias sociales, núm. 4, enero-abril de 1986, pp. 143-156.
Paul J. Vanderwood, "Explicando la Revolución Mexicana", ídem, enero-abril de 1988, núm. 13, pp. 5-22. En el
texto, el autor señala el resultado de sus investigaciones acerca del jefe político en Chihuahua; Francisco Xavier
Guerra, México: del antiguo régimen a la Revolución. México, Fondo de Cultura Económica, 1988, tomo I, pp.
122-125.
61
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
político no cobraba ningún impuesto y todos
sus gastos los cubrían las aduanas de
Mexicali, Tijuana y Ensenada.7 Sus intervenciones en todos los aspectos, como la
educación, debían ser aprobados por la
Secretaría de Gobernación.
El otro poder local era el
ayuntamiento de Ensenada, formado esencialmente por los comerciantes del poblado.
El cabildo ensenadense intervenía en los
asuntos referentes a los servidos en general;
las obras públicas eran su principal objetivo.
Cobraban los diversos impuestos que por ley
les correspondían y gozaban de notable
presencia. La población civil del puerto
intervenía asiduamente en las elecciones,
que se realizaban cada año.
De acuerdo a lo asentado en el
periódico El Demócrata del Norte, publicado en 1911, Agustín Sanginés, jefe
político desde 1894 hasta 1902, mantuvo
una actitud de respeto para con el cuerpo
edilicio y no intervenía en las elecciones,
cuando menos de forma notoria. Sin embargo, Celso Vega, jefe político desde 1903
hasta 1911, sí intervino en la elección del
presidente municipal y los regidores.
No se ha localizado hasta el momento documentación que permita identificar si a fines del siglo pasado hubo bandos
o grupos definidos, pero en lo que respecta a
los últimos años del Porfiriato sí es posible
señalar su existencia. Los dos
7
8
9
comerciantes mexicanos de mayor importancia local encabezaban los bandos en
conflicto. Eulogio Romero y Manuel Labastida figuran como los líderes de grupos
políticos antagónicos, aunque no es factible
asegurar el momento en que se presentó la
ruptura. Eulogio Romero fue presidente
municipal desde 1903 hasta 1906 y Manuel
Labastida, con apoyo de Celso Vega,
durante los años de 1907,1908, 1909,1910, y
fue reelecto en 1911, aunque no terminó su
último periodo, por razones que veremos
más adelante.8 Es decir, Celso Vega se unió
a un grupo que le resultó afín, pero con ello
dejó fuera de participación a los seguidores
de Eulogio Romero.
Lo anterior propició que el grupo
marginado buscara la forma de cambiar la
situación y promoviera que los militares no
tuvieran injerencia en la actividad política y
no intervinieran en el ayuntamiento. Por
ejemplo, se opusieron a que el teatro "Centenario", construido con fondos municipales,
llevara inicialmente el nombre de "Celso
Vega", además de mostrar su oposición a
que los empleados federales, incondicionales del jefe político, se enriquecieran
a costa de los impuestos y repartieran los
cargos entre los familiares.9
A partir de 1907, por orden de
Porfirio Díaz, se otorgó a los jefes políticos
amplias facultades para aprobar la
instalación de centros de diversión. Las
cantinas y los juegos de azar en Mexicali y
Tijuana
Archivo General de la Nación, "Gobernación", vol. s/n, sección 3a. 854-904(2); en Instituto de
Investigaciones Históricas, 1905.1, caja 37. Presupuesto de egresos del Distrito Norte de la Baja California
para 1905; vol. 145, sección 3a. 1905 (13), exp. 9, en IIH, 1905.26, caja 37. Pagos mensuales por concepto
de telégrafo y teléfono realizados por la Aduana Marítima en favor del jefe político. Este tipo de
documentación es abundante en la década de 1900 a 1910 y se envía a la Secretaría de Gobernación. En
adelante citaremos AGN e IIH.
AGN, "Periodo Revolucionario", caja 95, exp. 32; en IIH, caja 5, exp. 1913.8. Expediente relativo a las denuncias del Club Demócrata Ensenadense en contra del jefe político Carlos R. Ptanick, noviembre de 1912enero de 1913. Se incluyen varios ejemplares del periódico El Demócrata deI Norte y se señala a los
presidentes municipales de antes de 1910.
Ibid. El Demócrata del Norte, noviembre de 1912.
62
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
comenzaban a ser importantes debido al interés
de inversionistas norteamericanos, ya que en el
estado de California se comenzaba a poner en
vigencia una serie de restricciones para la
realización de dichas actividades. La orden de
Porfirio Díaz fue motivo de protestas del grupo
antagónico a Manuel Labastida y Celso Vega, ya
que se pasaba por sobre una de las facultades del
ayuntamiento. Estas disputas fueron importantes
durante la década de 1910 a 1920.
En otro orden de cosas, es importante
mencionar que los habitantes de Baja California
en general, tenían conocimiento del interés de
algunos extranjeros de apoderarse de la península.
Incluso, la propia Compañía Inglesa, propietaria
de enormes extensiones de tierra, fue acusada de
organizar movimientos filibusteros en San Diego,
California, Estados Unidos, para anexar Baja
California a dicho país y que sus terrenos
adquirieran valor.10 De hecho, durante las dos
últimas décadas del siglo XIX y la primera del xx,
se dieron numerosos incidentes diplomáticos en
los que el punto central fueron probables
movimientos filibusteros organizados en Estados
Unidos.11 De igual forma, el interés por Bahía
Magdalena en Baja California Sur, entre Japón,
Estados Unidos y México, fue otro motivo de
atención constante. Es decir, para los
bajacalifomianos de los primeros años del siglo,
el temor de una invasión filibustera no era una
posi-
bilidad
remota,
sobre
todo
si
consideramos lo sucedido en 1854 con William
Walker y, en el vecino estado de Sonora, con
Rousset de Boulbon y Henry Craab.
En el aspecto económico, debemos
resaltar que la depresión de 1907 afectó a la
minería, aunque también influyó significativamente que las vetas dejaran de ser
productivas;12 de hecho, la minería no volvió a
ocupar un lugar importante los siguientes años.
Destacamos lo anterior por tratarse de una
actividad que aglutinó un número significativo de
mano de obra, que podría haberse integrado a la
campaña magonista, pero todo indica que los desempleados emigraron hada Estados Unidos;
incluso,
algunos
residentes
del
área
acostumbraban ir a California a trabajar
temporalmente.
Así, para 1910, el Distrito Norte de la
Baja California, con una población de alrededor
de 10 000 habitantes, se encontraba en un
momento de contracción económica, pero no se
causaron problemas sociales internos debido a
que era relativamente fácil trasladarse a Estados
Unidos a conseguir empleo. La mayoría de los
habitantes se dedicaba a la agricultura y a la
ganadería en baja escala, y no existían
contingentes de asalariados que mantuvieran
relaciones conflictivas con el capital. La
documentación localizada hasta el momento sólo
registra la inconformidad de algunos campesinos
del Valle de Mexicali, en la Colonia Castro,13 y
de los
10 Ángela Moyano Pahissa, "La Compañía Inglesa", en Panorama histórico, op. cit., p. 229.
11 Miguel León-Portilla y José María Muriá, Documentos para el estudio de California en eI sigloXIX, México,
Futura Editores, 1992, tomos II y III. En dichos libros se publica numerosa documentación diplomática al
respecto.
12 Jorge Martínez Zepeda, art. cit., en Panorama histórico, op. cit., p. 245. Señala el autor "...para 1900 el censo
registró una población de 7 538 habitantes, de los cuales la población económicamente activa fue de 41.03%
correspondiendo a la minería un 5.3%, representada por 382 mineros en todo el Distrito Norte (El Álamo tenía
496 habitantes). Ya en el censo de 1910 se nota una disminución en las actividades mineras, pues su número fue
tan sólo de 225 personas, representando un 2.31% del total de habitantes..."
13 AGN, Departamento del Trabajo, vol. 992, exp. 11/3; en IIH, caja 2, exp. 28. Informe de Cayetano Pérez
63
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
indígenas cucapah, quienes al parecer estaban
descontentos con la Colorado River Land, pero
esto ha sido poco investigado hasta la fecha.
Respecto a la situación política, un sector de los
comerciantes ensenadenses buscaba que los
militares no intervinieran en los asuntos civiles y
deseaban que un habitante de la región estuviera
al frente del distrito.
La incursión magonista (enero-junio de
1911)
En este trabajo no es nuestra intención ahondar en
todos los aspectos de la incursión magonista. Sólo
pretendemos
destacar
los
hechos
más
trascendentes. Es importante señalar que los
preparativos de la revuelta fueron conocidos con
anterioridad, pero el subprefecto político de
Mexicali hizo caso omiso de ello.14 El 29 de
enero de 1911, los magonistas, integrados por un
alto número de extranjeros, tomaron Mexicali.
Los pobladores del lugar se refugiaron en
Calexico, California, donde vivieron los
siguientes meses en precarias condiciones. A la
par de ello, se integraron dos agrupaciones que se
declararon como ayuntamientos de Mexicali, uno
en apoyo de Porfirio Díaz y el otro a Francisco I.
Madero.15
En Ensenada, capital del distrito, se
utilizó de inmediato el término filibustero para
designar a los magonistas. En los poblados hacia
el sur del puerto hubo una
14
15
16
17
64
reacción de defensa, lo mismo que en las
rancherías existentes entre Tijuana y Ensenada;
consideraron que la invasión filibustera anunciada
desde años atrás, se comenzaba a realizar y los
bajacalifornianos de la época se organizaron para
la defensa. Don Antonio Edmundo Banuet,
testigo de la época, señaló: "aquí el concepto era
que era un filibustero [Flores Magón]. Venían
americanos y negros. Se decía que pretendían
formar una república independiente".16
Esta opinión, en obras y testimonios
posteriores, es la más frecuente entre los
residentes de esos años. En algunos artículos se
considera que la obra de Rómulo Velasco
Ceballos, ¿Se apoderará Estados Unidos de
América de Baja California?, publicada en 1919,
por encargo de Esteban Cantú, es la culpable de la
confusión. Sin embargo, independientemente del
libro, los testimonios recogidos en distintas
épocas coinciden en señalar que el hecho fue
considerado como un atentado contra la
integridad nacional. Cabe destacar que los
miembros del movimiento armado poco hicieron
en esos momentos para desmentir dicha versión.
Celso Vega fue derrotado por los
magonistas en el primer encuentro que
sostuvieron. Con ello, un número significativo de
norteamericanos se mostraron interesados en
comprar terrenos en Baja California, lo que
aumentó la idea de que se trataba de una invasión
filibustera apoyada por capital extranjero.17 En
En-
Ruiz, Inspector Federal del Trabajo al jefe del Departamento del Trabajo, Reynaldo Cervantes Torres, 19 de
junio de 1926.
Carlos Franco Pedroza, "Los sucesos de 1911", en Mexicali. Una historia. Mexicali, Instituto de Investigaciones
Históricas UABC, 1991, p. 223.
Ibid., pp. 225-226.
Archivo personal de Hesiquio Treviño. Entrevista realizada por Hesiquio Treviño a Antonio Edmundo Banuet,
jueves 4 y viernes 5 de agosto de 1977. Ensenada, Baja California. En adelante se cita APHT.
Lowell Blaisdell, La revolución magonista en el Distrito Norte de la Baja California, traducción del Instituto
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
senada, cabecera política del distrito y objetivo de
los magonistas, se establecieron tumos de
vigilancia día y noche; se armó a un sector de la
población, en especial a los empleados de
gobierno; numerosos residentes de distintas zonas
se enlistaron en el cuerpo de auxiliares; se
estableció un sistema de abastecimiento que
incluyó a mujeres y niños para que llevaran
mensajes a diferentes partes alrededor del
poblado. Por la noche, varias familias se iban a
dormir al barco "Guerrero". De los Estados
Unidos llegaron en embarcaciones partidas de
voluntarios mexicanos para colaborar en la
defensa.18
En esa coyuntura, los comerciantes
ensenadenses del grupo de Eulogio Romero
exigieron a Celso Vega que hubiera mayor
injerencia de su parte; asimismo, aprovecharon la
oportunidad para insistir que se eliminara la
figura del jefe político como autoridad, se diera
mayor autonomía al ayuntamiento y hubiera
elecciones libres. David Zarate Zazueta,
empleado de Eulogio Romero, se destacó al
encabezar dichas peticiones; en adelante, se
convirtió en la figura central de este grupo. Vega,
herido en combate, solicitó ayuda militar de
Porfirio Díaz y posteriormente de Francisco León
de la Barra y Madero para derrotar a los
magonistas.
18
19
20
21
Por su parte, los seguidores de Flores
Magón vivieron una severa desorganización
interna, que condujo al desprestigio paulatino de
su movimiento. De hecho, Ricardo Flores
Magón, quien nunca estuvo en Baja California y
trataba de dirigir las acciones desde Los Angeles,
California, perdió el control del contingente
armado en detrimento de la causa que defendían.
Lowell Blasdell, en su obra The Desert
Revolution, enfatiza en estos aspectos, lo mismo
que otros autores, por lo que ahondaremos en
ello.19 Lo importante es remarcar que la imagen
de filibusteros permaneció en los pobladores
baja-californianos y que los desmanes cometidos
por el contingente armado en algunos poblados,
como San Vicente o El Álamo, propiciaron que
se les tuviera resentimiento.
La entrada en escena del cómico Dick
Ferris en Tijuana y su relación con empresarios
norteamericanos, terminó por convertir al
movimiento en un mar de confusiones.20 De
hecho, en Mexicali, los magonistas se acogieron
a los tratados de Ciudad Juárez, aunque en
Tijuana se debió recurrir al combate con la ayuda
de tropas federales enviadas por Francisco I.
Madero. El 22 de junio de 1911 los magonistas
salieron del distrito, rumbo a Estados Unidos,
donde algunos de ellos fueron sometidos a juicio
por
de Investigaciones Históricas del Estado de Baja California, diez tomos, Mexicali, 1988. La obra en inglés se
llama The Desert Revolution, tomo IV, pp. 109-114. El autor se cuestiona la intención de dicho interés al señalar:
"¿acaso buscaban al dar dinero a los liberales e infiltrar sus filas con aventureros transformados en una fuerza
filibustera, adquirir la península? O, por el contrario, temerosos de las ideas radicales de los magonistas respecto
a la tenencia de la tierra, ¿tuvieron éxito al arruinarlos con la etiqueta de filibusteros y tratar de obtener Baja
California para los Estados Unidos por otros medios?"
Ibid., tomo VIl, pp. 39-40.
Carlos Franco Pedroza, qp. cit., pp. 203-253.
Al respecto, véase Salvador Hernández Padilla, El magonismo. Historia de una pasión libertaria. México, Era,
1984, pp. 136-165, Roselia Bonifaz de Hernández, "Los sucesos de 1911", en Historia de Tijuana. UABCGobierno del Estado de Baja Califomia-XII Ayuntamiento de Tijuana, tomo I, 1989, pp. 81-82.
Francisco I. Madero envió una comisión de paz a dialogar con Ricardo Flores Magón, integrada por sus excompañeros Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, José Ma. Leyva, Jesús González Monroy y su hermano Jesús
Flores Magón.
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FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
las autoridades norteamericanas, lo mismo que
Ricardo Flores Magón.
El maderismo, los enfrentamientos entre
los jefes políticos y el ayuntamiento de
Ensenada (julio de 1911-febrero de 1913)
El jefe de la columna militar enviada por Madero,
Manuel Gordillo Escudero, sustituyó a Celso
Vega en el cargo, debido a que a éste se le mandó
llamar para que informara sobre la incursión
magonista. No es posible identificar hasta el
momento por qué Manuel Labastida, presidente
municipal, renunció al cargo a mediados de 1911.
El grupo contrario publicó en su periódico El
Demócrata del Norte que Labastida había huido
de Ensenada durante la campaña magonista por
temor a los enfrentamientos. Se debe tomar en
cuenta que a falta del jefe político, el presidente
municipal ocupaba el puesto y al parecer
mientras Vega estuvo herido, Labastida no
cumplió debidamente con sus obligaciones. Sin
embargo, por tratarse de sus opositores políticos,
la información debe ser tomada con cautela. Lo
cierto es que Labastida fue presionado para que
dejara el cargo junto con dos regidores más.
Los dirigentes del Club Democrático
Ensenadense, Eulogio Romero, David Zarate,
Juan B. Uribe y algunos otros, que habían
denunciado repetidamente a Celso Vega y a
Manuel Labastida ante Francisco I. Madero,
promovieron la
idea de que un residente del distrito debía estar al
frente del gobierno. El candidato era el propio
Eulogio Romero.22 Gordillo Escudero se sintió
hostigado por los miembros del Club
Democrático e intentó disminuir su presencia en
diversas formas. Convocó a elecciones para que
se decidiera quiénes serían los sustitutos de
Manuel Labastida y los otros dos regidores, pero
el día de la votación se presentaron pocos
ciudadanos, ya que el Club Democrático pedía la
sustitución de todo el cabildo. Ante las
autoridades centrales y en el periódico El
Demócrata del Norte insistieron que deseaban "la
separación del poder civil y militar. El
funcionamiento autónomo e independiente del
ayuntamiento. La independencia absoluta del
poder judicial...".23 Lograron que Gordillo
Escudero convocara a nuevas elecciones para
remover todo el ayuntamiento. Los candidatos a
la primera regiduría, y por tanto a presidente
municipal, fueron David Zárate, el ya
mencionado Manuel La-bastida, que intentaba
reelegirse, y Eugenio J. Beraud administrador de
correos e incondicional de Gordillo Escudero.24
Los miembros del Club Democrático
Ensenadense realizaron convenciones en todo el
distrito y lograron obtener el consenso de muchos
votantes. El día de la elección, 28 de enero de
1912, Gordillo Escudero trató de manejar la
votación en favor de Beraud, pero las
irregularidades fueron muy evidentes, ya que la
tropa que estaba a sus órdenes confesó la
injerencia de la autoridad mili-
22 AGN, "Gobernación", vol. 359, sección 3a., 1911(38), exp. 28; en IIH, 1911-106. Informe de Manuel Gordillo
Escudero sobre la situación del Distrito Norte de la Baja California a la Secretaria de Gobernación, 31 de
noviembre de 1911.
23 APDZZ, El Demócrata del Norte, 12 de noviembre de 1911.
24 AGN, "Gobernación", vol. 359, sección 3a., 1911(38), exp. 4; en IIH, caja 44, exp. 1912.16. Informe de Manuel
Gordillo Escudero a la Secretaría de Gobernación sobre las elecciones municipales para 1912, 22 de febrero de
1912.
66
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
tar.25 El triunfo correspondió a los miembros del
Club Democrático, y el 1 de marzo de 1912
David Zarate y sus compañeros tomaron
posesión del cabildo,26 sin embargo, "...apenas
habían transcurrido unos cuantos meses, cuando
empezaron a librar una campaña ruda y
sistemática en contra de la corporación
municipal, restringiendo sus atribuciones,
coartando
sus
facultades,
extendiendo
nombramientos a favor de sus incondicionales
con cargo a las arcas del municipio, dando
permisos y concesiones para juegos de azar
prohibidos y cobrando para sí los impuestos por
él mismo fijados por tales disimulos, en fin una
serie ininterrumpida de semejantes actos arbitrarios, que la independencia administrativa y
económica del ayuntamiento estaba resultando
un mito y a punto de desaparecer..."27 En efecto,
la documentación localizada permite corroborar
lo asentado
por David Zarate. Los enfrentamientos entre el
cabildo y el jefe político fueron numerosos.
Gordillo Escudero apoyó a los habitantes de
Mexicali y Tijuana para que formaran juntas de
mejoras materiales e ignoraran al cabildo
ensenadense.
En un informe que rinde a Madero,
Gordillo Escudero sugiere la desaparición del
municipio y el nombramiento de un
gobernador.28 Los miembros del ayuntamiento
se quejaron ante el secretario de Gobernación,
Jesús Flores Magón, además, publicaron un
documento a nivel nacional en el que acusaron a
Gordillo Escudero de permitir juegos de azar,
prostitución y venta de bebidas embriagantes.29
Las incontables denuncias que realizaron los ensenadenses30 llamaron la atención de Francisco I.
Madero quien envió a Francisco Portillo para que
le informara de la situación. Madero mandó
llamar a la capital del país a
25 Ibid. Informe de las mesas electorales a la Secretaria de Gobernación, 18 de febrero de 1912. En el documento
indica: "...es palpable que la votación de los soldados de Mexicali también adolece del defecto de que constando
en los padrones que los soldados, en su mayoría, expresa que saben firmar, aparece la firma en las boletas de
una forma de letra de cinco a seis personas, que demuestra claramente que estos solamente fueron las que las
llenaron y firmaron y por la consiguiente una grave irregularidad, es decir que se han llenado simplemente las
boletas de los soldados por personas extrañas y se les ha obligado a presentarlas lo cual es de pública notoriedad
según se desprende de las mismas declaraciones de los soldados..." En condiciones semejantes se informa de los
soldados de Tijuana.
26 El primer regidor propietario era David Zarate; el segundo, Gabriel Victoria; el tercero, Arturo A. Padilla;
el cuarto, Francisco Andonaegui; el quinto, Eulogio Romero; el sexto, Hilario Navarro. El síndico era Roberto
W. Lemon. El primer suplente era Carlos Andrade; el segundo, Simón Villarino; el tercero, Aquiles Torrescano;
el cuarto, Jesús Legaspy y el síndico suplente, David Goldbaum.
27 David Zarate Zazueta, Biografía de Ensenada [S-E], pp. 20-21.
28 AGN, "Gobernación", vol. 359, sección 3a., 1911(38), exp. 4; en IIH, caja 94, exp. 1912.16. Informe de Manuel
Gordillo Escudero a la Secretaría de Gobernación y a Francisco I. Madero, 22 de febrero de 1912.
29 David Zarate Zazueta, op. cit., p. 24. Señala el autor: "La publicación en la prensa capitalina del tremendo yo
acuso, provocó una ola de comentarios en todo el país, unos repudiando la acusación que el ayuntamiento de
Ensenada había tenido la osadía de hacer a tan ameritado jefe del glorioso ejército porfiriano, y los más
alabando y felicitando a los pundonorosos regidores por su valentía en elevar a la superioridad una requisitoria
de esa índole primera en su género, en los anales de la nación, y exhortando a todos los servidores públicos
populares, para que siguieran el ejemplo dado por el ayuntamiento ensenadense".
30 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 30, exp. 6; en IIH, caja 2, exp. 1912.14. Denuncias del ayuntamiento de
Ensenada contra Manuel Gordillo Escudero ante la Secretaría de Gobernación, caja 36, exp. 76/1; en IIH, caja 1,
exp. 1912.14. Francisco Alamillo, comandante de policía de Ensenada denuncia las injerencias y presiones de
Gordillo Escudero, caja 39, exp. 76/2; en IIH, caja 1, exp. 1912.17. Enfrentamientos entre el cabildo de
Ensenada y el jefe político por permiso de juegos de azar a Mar Hung, caja 36, exp. 76/3; en IIH, caja 1, exp.
1912.13. Disputas por el nombramiento de Francisco Alamillo como comandante de policía.
67
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Gordillo Escudero; lo sustituyó durante pocos
días
el,
licenciado
Jacinto
Barrera.
Posteriormente, a sugerencia de Escudero, Carlos
R. Ptanick, ocupó la jefatura política, quien era
compañero de Manuel Labastida en la actividad
política. Así, circunstancialmente, un civil,
residente del distrito desde varios años atrás
ocupaba el cargo, pero ello estuvo muy lejos de
asegurar la estabilidad, ya que Ptanick favoreció
al mismo grupo que Celso Vega y Escudero. Este
último fue exonerado por Madero de las
acusaciones que se le imputaron, pero no regresó
al distrito. En su lugar, a principios de 1913,
Madero envió a un civil, el ingeniero José
Dolores Espinoza y Ayala, como jefe político.
Mientras tanto, Carlos R. Ptanick
mantuvo una política semejante a Escudero en
referencia al cabildo dirigido por Zárate. Ptanick
convocó a elecciones para el ayuntamiento de
1913, y los dos bandos locales que ya se habían
enfrentado volvieron a hacerlo. El Club Democrático Ensenadense presentó los mismos
candidatos, encabezados por David Zárate.
Ptanick y Labastida apoyaron a Federico W.
Esponda, defensor de oficio, para que creara el
Club Antirreleccionista "Manuel Márquez de
León", nombre de un militar sudcaliforniano que
años atrás se había revelado en contra de Porfirio
Díaz. Las acusaciones y enfrentamientos entre
ambos grupos fueron constantes durante la
campaña. El primer domingo de diciembre de
1912, se efectuaron las elecciones. Durante su
desarrollo hubo actos violentos
por parte de ambos grupos. Según los miembros
del Club Democrático Ensenadense, Carlos R.
Ptanick
favoreció
a
los
del
Club
Antirreleccionista ya que encarceló a varios de
sus seguidores. Finalmente, hubo tantas
denuncias de irregularidades por parte de ambos
bandos, que las elecciones se declararon nulas.
Según la legislación de la época, el cabildo inmediato anterior debía permanecer en el cargo. Así
lo indicó la Secretaría de Gobernación, por tal
motivo, Ptanick le dio posesión a David Zárate y
compañeros del año anterior. 31
La llegada de José Dolores Espinoza y
Ayala, nombrado por Madero, concluyó con la
disputa de los dos grupos de comerciantes
locales. Sin embargo, Dolores Ayala arribó al
distrito el 7 de febrero de 1913, días antes de que
comenzara la "decena trágica' en la ciudad de
México. El asesinato de Madero y el ascenso de
Victoriano Huerta cambiaron drásticamente la
situación nacional. Las intenciones democráticas
de Madero, que permitieron al Club Democrático
Ensenadense enfrentar a Escudero y Ptanick, se
hicieron a un lado. Espinoza y Ayala fue
sustituido tres semanas después de tomar el cargo
por Miguel V. Gómez, un militar conocido como
El Tigre de Río Blanco, debido a su participación
en los crímenes de 1907 durante las famosas
huelgas de los trabajadores de textiles.
31 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 104, exp. 8; en IIH, caja 4, exp. 1912.154. Informe de Carlos R. Ptanick a
la Secretaría de Gobernación sobre las dificultades que se presentaron en las elecciones del ayuntamiento, caja
110, exp. 95; en IIH, caja 3, exp. 1912.109. Consulta de Carlos R. Ptanick sobre el procedimiento a seguir para
dar posesión al cabildo de 1913, caja 45, exp. 13; en IIH, caja 4, exp. 1912.153. Expediente que contiene
informes de los dos grupos en disputa acerca de las elecciones del ayuntamiento de 1913, caja 55, exp. 40; en
IIH, caja 4 exp. 1912.159. Disputas entre el jefe político interino, Carlos R. Ptanick, y el ayuntamiento de
Ensenada por la aprobación del presupuesto de 1913.
68
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
El breve periodo de Miguel V. Gómez
(marzo-septiembre de 1913)
El huertismo significó un cambio en los aspectos
políticos. A Miguel V. Gómez no le tocó
convocar a elecciones. Al parecer, a su llegada,
tuvo problemas con Juan B. Uribe y Arturo
Beteta. El primero, era miembro del Club
Democrático Ensenadense y editor del periódico
El Demócrata del Norte. No existe documentación que nos permita señalar el motivo del
conflicto con los mencionados, pero éstos fueron
remitidos a la ciudad de México acusados del
delito de rebelión;
ambos fueron exonerados de los cargos. Por su
parte, Manuel Labastida, Federico W. Esponda y
Carlos R. Ptanick formaron el club "Bernardo
Reyes", para apoyar la elección de Félix Díaz a la
Presidencia de la República, como habían
acordado inicialmente los victimarios de
Francisco I. Madero.32 Cabe recordar que los
mismos habían integrado meses atrás el Club
Antirreleccionista "Manuel Márquez de León",
quien, como apuntamos, durante el siglo pasado
trató de organizar una revuelta en contra de
Porfirio Díaz. Es decir, los mencionados tomaban
una actitud contradictoria a nivel nacional, pero
en el ámbito local buscaban un sitio para
mantenerse en la disputa por el poder.
Respecto al ayuntamiento encabezado
por David Zarate, la documentación indica que
hubo dos momentos diferentes en su relación con
el jefe político. Los miembros del cabildo juraron
obediencia al gobierno de Victoriano Huerta y,
según declaración del propio
Zárate, Miguel V. Gómez respetó en una primera
etapa las actividades del cabildo. Señala Zárate a
Heribero Villarino, editor del periódico La Voz de
la Frontera, en julio de 1913:
...el ayuntamiento en época pasada y bien aciaga
por cierto, toda su atención la dedicó a defender
sus intereses y facultades que estuvieron
amenazados y pretendieron invadir, como fue
público y notorio, circunstancias que dieron lugar
a que estuviera paralizada su esfera de acción
imposibilitándolo además, por falta de ingresos
para hacer efectivo el programa que se impuso [se
refiere al periodo de Gordillo Escudero]... en la
presente época es ya otra cosa y el ayuntamiento
ha determinado de llevar a efecto...33
Así, David Zárate señaló que la relación
era armoniosa en el mes de julio, pero después la
situación cambió notablemente. Cabe destacar
que el periódico La Voz de la Frontera,
financiado económicamente por Miguel V.
Gómez para apoyar la candidatura de Félix Díaz
en combinación con el club "Bernardo Reyes",
publicaba notas en contra del gobierno de los
Estados Unidos y trataba de exacerbar el
nacionalismo, exaltando figuras como la de
Benito Juárez. Debemos considerar que el
presidente norteamericano Woodrow Wilson,
negó el apoyo a Victoriano Huerta y a Félix Díaz,
por lo que la propaganda antinorteamericana de
Miguel V. Gómez adquiere sentido.
La falta de recursos económicos se hizo
evidente para la administración federal de la
aduana y, por lo tanto, para el jefe político, que de
ahí obtenía el dinero para el pago de salarios de
los soldados. El ayuntamiento, que cobraba los
impuestos
32 AGN, "Gobernación", vol. 500, sección la, exp. 1; en IIH, caja 48, exp. 1913.81. Periódico La Voz de la Frontera
dirigido por Heriberto Villarino, 6 de agosto de 1913.
33 Ibíd., 19 de julio de 1913.
69
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
de las actividades comerciales de las poblaciones
fronterizas de Mexicali y Tijuana, en relativo
crecimiento por el establecimiento de cantinas y
juegos de azar, tenía mayores recursos que en
meses anteriores.
El plan de David Zárate era mejorar el
camino para diligencias de Ensenada a Tijuana y
algunas calles del puerto. El dinero lo tenía
depositado en bancos de Estados Unidos y en
casas comerciales de la población. Gómez, que
ocupaba recursos para la tropa, solicitó préstamos
al ayuntamiento, que le fueron negados. Esto
provocó serias distensiones entre ambos poderes
locales. En septiembre Gómez acusó al
ayuntamiento ante la Secretaría de Gobernación
de tener ilegalmente el dinero en bancos de
Estados Unidos, considerado en esos momentos
un país enemigo del gobierno central. Igualmente
los incriminó por depositar otras cantidades en
casas comerciales de los propios regidores.
La Secretaría de Gobernación no dio
respuesta inmediata al problema. La ruptura entre
Victoriano Huerta y Félix Díaz propició el
cambio de gabinete, además de jefes políticos y
gobernadores. Miguel V. Gómez, partidario de
Félix Díaz, se vio forzado a retirarse del cargo a
fines de septiembre. David Zárate señala en su
autobiografía que Gómez iba a remitir a los
miembros del cabildo al gobierno central a bordo
del barco "Benito Juárez", pero esto no llegó a
suceder.3
La continuación del huertismo. Francisco
Vázquez (septiembre 1913-agosto 1914)
Francisco Vázquez, quien se encontraba en
Mexicali encargado de la guarnición militar,
ocupó el cargo de jefe político. El ayuntamiento
presidido por David Zárate fue exonerado de las
acusaciones hechas por Miguel V. Gómez y al
parecer en un principio las relaciones con el
nuevo jefe político se mantuvieron estables. En
las elecciones para el cabildo de 1914 volvió a
ganar David Zárate, aunque en esta ocasión su
ex-enemigo Manuel Labastida también fue
regidor, lo mismo que el ingeniero David
Goldbaum. Eulogio Romero, quien también se
había reelecto, falleció en el mes de diciembre.
No se conocen hasta el momento las razones por
las que Zárate solicitó un permiso a fines de
enero de 1914; lo sustituyó el regidor Gabriel
Victoria. En algunas denuncias que se realizaron
cuando Vázquez dejó el cargo, se señala que el
jefe político intervino en las facultades del
ayuntamiento y se apoderó de los impuestos de
los juegos de azar y las cantinas. Las acusaciones
demostraron que el dinero lo invirtió en cuentas
personales en bancos del sur de California,
Estados Unidos y la ciudad de México.3 A pesar
de ello, el 4 de enero de 1914, Vázquez solicitó al
cabildo 10 000 pesos con la finalidad de pagar los
sueldos
a
34 AGN, "Gobernación", vol., 500, sección la., exp. 32, en IIH, caja 47, exp. 1913.70. Denuncias de Miguel V.
Gómez en contra del ayuntamiento de Ensenada, ante la Secretaría de Gobernación, septiembre de 1913.
35 David Zárate, op. cit., p. 30.
36 AGN, "Gobernación", vol. 501, sección la., exp. 33; en IIH, caja 48, exp. 1913.99. Informe de Francisco Vázquez
a la Secretaría de Gobernación acerca de las elecciones para el ayuntamiento de 1914, 1 de enero de 1914.
37 AGN, "Gobernación", vol. 501, sección la., exp. 26; en IIH, caja 49, 1914.25. Informe de David Zárate, jefe
político interino, a la Secretaría de Gobernación, agosto de 1914.
70
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
los soldados,38 pero la guarnición se quejaba de
no recibir el importe debido.
La actividad militar fue significativa
durante la permanencia de Francisco Vázquez
como jefe político. En septiembre de 1913, el
coronel Esteban Cantú se enfrentó al coronel
Luis Hernández, enviado por Alvaro Obregón
para obtener el control del distrito.39 Cantú lo
derrotó y, al parecer, en Baja California la
población no apoyó la incursión de Hernández.
No ha sido posible identificar si dicho intento
constitucionalista fue conocido por los
habitantes, ya que la documentación localizada
no menciona nada al respecto. Posteriormente,
en dos ocasiones, Rodolfo L. Gallego40 intentó
incursionar al distrito con la bandera
constitucionalista, pero fue derrotado por
Esteban Cantú quien recibió de Victoriano
Huerta la medalla de "Valor y Abnegación".
Gallego, luego de ser derrotado, entregó a
Margarita Ortega a Francisco Vázquez, quien la
mandó fusilar por realizar propaganda en favor
del Partido Liberal Mexicano. Sin embargo,
existe muy poca información que permita
aclarar los sucesos. Días después del
fusilamiento de Margarita Ortega otros once
soldados, al parecer implicados con el PLM,
corrieron la misma suerte.41
Debido al peligro que hechos como los
anteriores representaban en esos momentos,
Vázquez tenía un elevado número de espías en
todo el distrito, por lo que requería de mayores
recursos, lo
cual obtuvo al otorgar permisos para cantinas y
juegos de azar. La actividad agrícola de
Mexicali, significativa para esos momento,
aportó mayores ingresos pero éstos no eran
suficientes.
El 21 de abril de 1914, tropas
norteamericanas, con la intención de presionar a
Victoriano Huerta, tomaron el puerto de
Veracruz. Se consideró la posibilidad de un
enfrentamiento armado entre ambos países. En
Baja California se cerró la frontera y comenzaron
a llegar mexicanos voluntarios de Estados
Unidos. Los habitantes del distrito en general se
prepararon para la defensa, con gran semejanza a
lo sucedido en 1911. Los cuerpos de auxiliares se
incrementaron con jóvenes pobladores de las
rancherías, algunos asalariados y empleados de la
administración federal. Así, por ejemplo, Cruz R.
Villa vicencio, Juan Julio Dunn, Primo Paganini,
Antonio Moreno, Marcelo B. Martínez, Manuel
Arreóla, Fidel Barranco, Antonio Amado Banuet,
Antonio Edmundo Banuet, Faustino Ocayo,
Manuel Montaño, Alejandro Palacios, José
Macías, Ramón Álvarez, Leoncio Hernández, Ernesto Pedroza, Francisco Rodríguez, Arnulfo
Ávalos, Flavio Mojarra, Raúl Domínguez, Carlos
Rivera, Rafael Legrand, Pedro Pedroza, Roberto
Palacio, Ramón Palacios, y varios más, se
incorporaron como auxiliares con el grado de
subteniente;42
algunos de los mencionados, debido a la
38 Periódico Oficial del Distrito Norte de la Baja California, 20 de junio de 1914. Sesión de cabildo del 4 de
enero de 1914. En adelante se cita PODN.
39 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California. Editorial Baja California, 2a. edición, 1956, pp. 522-523.
40 Rodolfo L. Gallego participó en la incursión magonista de 1911, abrazó la causa de Madero, posteriormente se
presentó constitucional, se propuso como gobernador del distrito en varias ocasiones y finalmente se convirtió
en general cristero, murió en combate defendiendo la causa de "Cristo Rey".
41 Juan Julio Dunn Legaspy, "Etapa cantuísta en plena Revolución Mexicana, durante cinco años en Baja California", en Pasajes históricos de la Revolución Mexicana en el Distrito Norte de la Baja California. Instituto
de Investigaciones Históricas del Estado de Baja California, [s.f.e.] p, 72.
42 AHPT, entrevista a Antonio Edmundo Banuet, 1982; Juan Julio Dunn, op. cit., p. 72.
71
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
educación que tenían, permanecieron en cargos
administrativos.
Al igual que en 1911, el apoyo logístico
de los habitantes resultó importante. Se estableció
una guarnición militar cerca de la frontera, en San
Antonio de Las Minas, o de Los López, como
también se le conocía al lugar. En el poblado de
Tijuana se recibió a numerosos voluntarios, a los
que se mandó a Ensenada por falta de armas y
recursos para su sostenimiento. En Mexicali,
Esteban Cantú organizó a los auxiliares, además
de efectuar diversas negociaciones con los oficiales del ejército norteamericano asentados en
Calexico, California.43 Si bien los enfrentamientos
no llegaron a efectuarse, se debe tomar en cuenta
que los habitantes del distrito, así como
mexicanos residentes en California, se aprestaron
a
defenderse
de
la
posible
agresión
norteamericana.
La emergencia pasó en pocas semanas,
pero los grupos que se formaron se mantuvieron
alistados. Los acontecimentos a nivel nacional
comenzaron a repercutir en los hombres armados.
Esteban Cantú, al conocer de los triunfos de
Francisco Villa, entró en contacto con él;
Vázquez, enterado de ello comenzó a presionarlo,
por lo que Cantú abandonó el territorio mexicano,
para residir en Calexico, California, amenazado
de muerte por los subalternos del jefe político.
Conforme las tropas constitucionalistas avanzaban
a la ciudad de México, Vázquez tuvo mayores
problemas con los hombres a su mando. Los
salarios no se cubrían a tiempo y crecía el temor
de que el jefe político se quedara con el dinero,
como efectivamente sucedió.
Por otra parte, de acuerdo a las sesiones
del cabildo, publicadas en el Periódico Oficial del
Distrito, la inseguridad en lo referente al tipo de
cambio dólar-peso mexicano condujo a la alza de
los precios de las mercancías. Comerciantes y
pobladores en general tuvieron conflictos en los
que debió intervenir el ayuntamiento y el jefe
político para solventar las diferencias. En las
poblaciones fronterizas de Mexicali y Tijuana
hubo negocios que cerraron sus puertas.
En julio de 1914, Victoriano Huerta salió
del país; entregó el poder a Francisco Carvajal,
quien en agosto dejó la presidencia a las fuerzas
constitucionalistas. El día quince de ese mes, el
ejército revolucionario entró a la ciudad de
México. Un día después, el dieciséis, los oficiales
bajo las órdenes de Vázquez se insubordinaron en
su contra, encabezados por el coronel Fortunato
Tenorio y por Esteban Cantú, lo hicieron
prisionero y se pusieron a las órdenes de
Francisco Villa. Tenorio entregó el cargo de jefe
político a David Zarate, quien asumió el
nombramiento otorgado por los militares.
Los interinatos de Zárate y la inestabilidad de Aviles (agosto 1914diciembre 1914)
Esteban Cantú, apoyado por la población de
Mexicali y las tropas a sus órdenes, fue el
encargado de negociar con Felipe Ángeles,
enviado por Villa y con Baltazar Avilés,
nombrado jefe político por el gobernador de
Sonora, José María Maytorena. Las pláticas entre
Tenorio, Cantú,
43 Harry Carr, Sunset Magazíne, Los Angeles, California, julio de 1917, en Mexicali. Una Historia, op. cit., tomo II
[s.p.]; Esteban Cantú Jiménez. "Apuntes Históricos de Baja California", en Pasajes históricos, op. cit., pp. 4445.
72
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
Ángeles y Avilés, se realizaron en Calexico,
California, y se llegó al acuerdo de que el Distrito
Norte de la Baja California quedaba bajo el
dominio de la División del Norte, comandada por
Francisco Villa.44 Fortunato Tenorio se fue del
distrito para colaborar con la División del Norte,
Avilés con 150 hombres bajo su mando llegó a
Ensenada a hacerse cargo de la jefatura política y
Esteban Cantú, con 500 hombres, permaneció en
Mexicali.
Por su parte, David Zárate, durante el
escaso tiempo que estuvo como jefe político, se
dio a la tarea de devolverle las atribuciones al
ayuntamiento. Aprobó la apertura de juegos de
azar, pero los ingresos serían cobrados por la
autoridad municipal. Por otra parte, según su
propio testimonio, poco pudo hacer en otros
sentidos, ya que con los escasos fondos y la
inestabilidad de la moneda no logró pagar los
sueldos de los funcionarios y los gastos de
administración. El 17 de septiembre, Avilés se
hizo cargo de la jefatura política y David Zárate
volvió a tomar el cargo de presidente municipal.
Así, Zárate, como jefe político interino, devolvió
las atribuciones al ayuntamiento que él mismo iba
a dirigir.
Durante la permanencia de Avilés la
situación económica fue el mayor problema. Hizo
algunos intentos para estabilizar el tipo de cambio
dólar-peso mexicano, pero los resultados no
fueron satisfactorios. Por otra parte, debido al
acelerado crecimiento agrícola, la solicitud de los
habitantes del poblado y la presión
de Esteban Cantú, se creó el municipio de
Mexicali, en noviembre de 1914.
Baltazar Avilés estableció su residencia
en la ciudad de San Diego, California; visitaba
Ensenada con frecuencia, pero no cumplía
debidamente con sus funciones. A fines de
noviembre, los militares, encabezados por
Esteban Cantú organizaron un movimiento en
contra de Baltazar Avilés. Las narraciones que
existen al respecto por los propios involucrados,
no mencionan mucho acerca del acuerdo para
destituir al jefe político; pero Avilés, quien al
parecer conocía del movimiento en su contra,
saqueó los comercios de Ensenada y Tijuana.
Posteriormente huyó a San Diego, California. Por
su parte, los soldados a las órdenes de Avilés
corrieron "con los brazos abiertos al encuentro de
sus antiguos compañeros y después de un rato de
sincera efusión quedaron incorporados a las
fuerzas de Cantú, quien no había necesitado para
obtener el triunfo más que la serenidad y su
simpatía". 47 La actitud de los soldados y el hecho
que los testimonios nunca señalan la razón por la
que Cantú se trasladara de Mexicali a Tijuana,
conducen a interpretar que los soldados estaban
de acuerdo que Avilés se retirara, ya que no
parecía mostrarse interesado en los problemas del
distrito. David Zárate Zazueta señaló al respecto:
...en breve tiempo se suscitaron diferencias de mando
entre Avilés y Cantú, que se resolvió con el
simulacro que tuviera lugar en Tijuana, entre las
fuerzas federales de Cantú, que com-
44 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 101, exp. 6; en IIH, caja 8, 1914.55. Aviso del inspector de migración
de Mexicali, Manuel García, al secretario de Gobernación acerca de las conversaciones entre Cantú, Aviles,
Tenorio y Felipe Ángeles, 17 de septiembre de 1914.
45 PODN, 10 de octubre de 1914. Informe que rinde David Zárate al ayuntamiento de Ensenada.
46 Juan Julio Dunn Legaspy, op. cit., pp. 79-80.
47 Adalberto Walther Meade, Origen de Mexicali. UABC, 1983, p. 107.
73
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENBRO-JUNIO DE 1994
prendía más de 500 soldados de línea y los de Avilés
Cantú y los militares. Ernesto Ferrer, quien
que apenas si llegaban a 150, entre gendarmes y
había sido colaborador cercano de Avilés,
auxiliares comandados estos por el hoy general
comenzó a despachar los asuntos del distrito y
Miguel Santa Cruz, el propio Aviles y otros cuyos
Zárate volvió a la presidencia municipal. Sin
nombres escapan a mi memoria, cuyo simulacro, en
embargo, el 22 de diciembre de 1914, Ernesto
el que no llegó a correr sangre, como era de
esperarse, resultó en el triunfo de los cantuistas, que
Ferrer, en una reunión pública, señaló que:
quedaron dueños, no sólo del campo, sino de todo el
territorio norte...48
habiéndose recibido inumerables quejas del pueblo
Así, Cantú quedó como único jefe
militar en el distrito. El 30 de noviembre de 1914,
varios oficiales menores dieron posesión, por su
propia cuenta, como jefe político interino a David
Zárate. Cabe asentar que en esos mismos días se
habían efectuado las elecciones para el
ayuntamiento de 1915 en algunas delegaciones.
El mismo Zárate y sus compañeros se habían
reelecto una vez más.
Por su parte, Juan B. Uribe promovió
ante Francisco Villa que David Zárate
permaneciera al frente del distrito. Manuel
Labastida (contrario a Zárate años atrás y regidor
en 1914) y su hermano Adolfo, se declararon
seguidores de Álvaro Obregón y lograron que
Enrique B. Cota fuera nombrado jefe político. En
el documento respectivo se señala:
En atención a la aptitud y virtudes cívicas que en
usted concurren, este cuartel general ha tenido a bien
nombrarlo jefe político del Distrito Norte de Baja
California, obrando de acuerdo con el C. Adolfo
Labastida, comandante militar del mismo Distrito...50
David Zárate, quien pretendió continuar ya fuera como presidente municipal o
jefe político, fue presionado por Esteban
que forma esta municipalidad, a virtud de no estar
conformes con la reelección interminable del
ayuntamiento que desde hace cuatro años existe,
violándose los más sagrados principios de la
Revolución, cuales son el de no reelección...51
Ferrer acusaba además a Zárate del
estancamiento de la economía del puerto de
Ensenada. La votación se llevó a cabo en la
reunión mencionada, donde estaba presente
Esteban Cantú, y muchos que habían apoyado a
David Zárate anteriormente firmaron el acta
mediante la cual se nombró a Eugenio J. Beraud
presidente municipal de Ensenada. El primero
de enero de 1915, Ferrer entregó el cargo a
Esteban Cantú, quien de antemano dirigia los
asuntos políticos del distrito desde la salida de
Baltazar Avilés.
El gobierno de Esteban Cantó
Así, apoyado en sus victorias militares, de muy
escasa envergadura en el contexto nacional,
Esteban Cantú quedó al frente del distrito. Ya en
el poder, buscó el reconocimiento de Francisco
Villa, que obtuvo a fines de enero de 1915.
Posterior-
48 David Zárate Zazueta, op. cit., p. 40.
49 PODN, 23 de diciembre de 1914. Acta de sesión del 30 de noviembre de 1914. Arnulfo San Germán y Francisco
Ortiz son los "jefes accidentales", como ellos mismos se denominaron, que dieron posesión a Zarate.
50 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 68, exp. 46; en IIH, caja 9, exp. 1915.3. Solicitud de Enrique B. Cota a
Álvaro Obregón de pago de su sueldo como jefe político.
51 PODN, lo. de enero de 1915. Acta levantada el 22 de diciembre de 1914 en el Teatro Centenario.
74
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
mente, con el triunfo de Carranza y Obregón,
consiguió
el
reconocimiento
de
los
constitucionalistas. Venustiano Carranza intentó
en varias ocasiones sustituirlo, pero fracasó, en
parte debido a la distancia y múltiples dificultades
que enfrentaba en todo el país, y en parte a que
Baja California vivió un singular proceso de
desarrollo económico que le permitió a Cantú
realizar obras materiales que años antes eran
inimaginables.
En efecto, el precio del algodón subió
vertiginosamente y el Valle de Mexicali adquirió
importancia. En poco tiempo la población se
incrementó de tal forma que para 1920, residían
en el área más de diez mil habitantes, siendo que
en 1910 eran poco más de mil. De manera
colateral,
el
ascenso
paulatino
del
prohibicionismo en Estados Unidos propició el
interés creciente de invertir en las poblaciones
fronterizas de Mexicali y Tijuana, lo que aumentó
el flujo de visitantes norteamericanos que
llegaban con el fin de divertirse. Los impuestos
que cobró Esteban Cantú por los permisos que
otorgó le dieron la solvencia económica necesaria
para efectuar importantes obras materiales y sostener un ejército de alrededor de mil hombres
bien equipados.
El control que ejerció Esteban Cantú se
reflejó en el terreno político. Como ya señalamos,
David Zarate no se pudo reelegir en 1915. De
hecho, por temor a represalias de Cantú, Zarate se
exilió en San Diego, California, desde donde
propuso repetidamente a
Venustiano Carranza que se respetara la
autonomía municipal, que se instalara un
gobierno civil en Baja California y que fuera un
nativo del distrito quien se hiciera cargo del
mismo.53 Por medio de cartas sostuvo
comunicación con simpatizantes del puerto de
Ensenada, además de publicar en San Diego, en
colaboración con Juan B. Uribe, el periódico El
Demócrata del Norte, confiscado por Esteban
Cantú la mayoría de las veces. Enrique B. Cota,
quien había sido nombrado por Alvaro Obregón
como jefe político del distrito, también se fue a
San Diego; organizó la "Comisión Militar
Expedicionaria del Distrito Norte de la Baja
California", con la intención de atacar a Esteban
Cantú, pero esto no llegó a suceder. Incluso, los
miembros de la comisión intentaron cobrar
salarios pero no se les cubrieron nunca. Obregón
se olvidó de ellos por completo. Otro
ensenadense, Tomás Ojeda, formó en San Diego
el "Club Constitucionalista General Maclovio
Herrera", con la intención de ser nombrado
gobernador del distrito. Acusó a Zárate y a Cota
ante Carranza de huertistas y villistas, sin
embargo, al igual que sus coterráneos, no obtuvo
el apoyo necesario. David Zárate regresó en 1919
a Ensenada; Cota a Tijuana y Tomás Ojeda
colaboraba con Cantú en el Ayuntamiento de
Mexicali dicho año. En 1920, los tres, en unión
de comerciantes porteños (la mayoría que había
apoyado a Cantú en contra de Zárate en 1915)
colaboraron en la expulsión de Cantú.
Propusieron a Adolfo de la Huerta y a Alvaro
Obregón
52 Richard Werne, "Cantú y la soberanía mexicana", en Historia Mexicana. México, El Colegio de México, vol.
XXX, núm. 117, julio-septiembre 1980, 132 pp.
53 APDZZ, circular publicada el 15 de diciembre de 1915.
54 AGN, "Periodo Revolucionario", caja 122, exp. 29; en IIH, caja 9, exp. 1915.5. Oficio de la Comisión Militar
Expedicionaria a la Secretaría de Gobernación, abril de 1915. Los miembros de la Comisión expedicionaria
eran Adolfo Labastida (hermano de Manuel Labastida), Eduardo T. Casillas, Andrés T. Medina, Enrique
Goldbaum Padilla, Manuel Inzunsa Medina, Luis Peña y Alfredo Rodríguez Ceballos.
75
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
que se establecieran gobiernos civiles y fuera un
nativo quien estuviera al frente del distrito. Los
gobiernos civiles de 1920 a 1923 estuvieron en
función de esta demanda, pero eso es motivo de
otro ensayo. Lo importante es destacar que en
1920, se volvió a repetir la petición que desde
1911 planteaban los comerciantes porteños.
En otro orden de cosas, de la lectura de
las sesiones de los cabildos de Ensenada y
Mexicali, publicadas en el Periódico Oficial del
Distrito, se desprende el hecho de que los
presidentes municipales y los regidores no
presentaron oposición a las órdenes de Esteban
Cantú. Los oficios y comunicados que les enviaba
eran aceptados sin discusión de ningún tipo,
incluso los procesos electorales parecen haberse
eliminado y se convirtieron en referendums, en
los que se aprobaban los candidatos señalados por
Esteban Cantú. En Mexicali, por ejemplo,
Francisco Bórquez fue presidente municipal en
dos ocasiones; él mismo tenía una concesión de
juegos de azar en el poblado Los Algodones. En
Ensenada, empleados de la administración fueron
los cabecillas del cuerpo edilicio, incluso, en
1920, el oficial de Marina, Othón P. Blanco, que
reden llegó al distrito, se hizo cargo de la presidencia municipal. Cabe destacar que los regidores
de ambos cabildos, eran en varios casos
agricultores que trabajaban directamente en las
labores del campo. Esto, en el caso de Ensenada,
fue una singular diferencia, ya que en los
ayuntamientos
encabezados
por
Manuel
Labastida de 1907 a 1911, y por Zarate de 1912 a
1914, aparecían únicamente empleados federales
y comerciantes. La su-
55
76
jeción de los cabildos de Mexicali y Ensenada se
advierte en que Esteban Cantú cobraba los
impuestos de la mayoría de las actividades y el
presupuesto de su gobierno era muy elevado,
mientras que los ayuntamientos tenían muy pocos
recursos.55 En 1917 se creó el Municipio de
Tecate, pero desde su inicio el ayuntamiento
mantuvo una dependencia muy estrecha con el
gobernador.
De esta manera, durante el periodo en
que Esteban Cantú permaneció al frente del
distrito, la actividad política se vio limitada y los
ayuntamientos debilitados económicamente. Los
ensenadenses interesados en la política se
dividieron y varios dirigentes se exiliaron en San
Diego, California, en espera de mejor oportunidad
para establecer los gobiernos civiles que
proponían. El desarrollo económico de dichos
años cambió la fisonomía del distrito. Mexicali se
convirtió en el área más importante y Tijuana,
durante la época de carreras en el hipódromo,
recibía un alto número de visitantes. Los eventos
internacionales y las coyunturas mendonadas
habían permitido dicho proceso.
Los efectos de la Revolución en Baja
California
Por los hechos narrados, es evidente que la
historia política del Distrito Norte de la Baja
California se vio afectada por el movimiento
revolucionario. De 1911 a 1914, los cambios
obedecieron a las variantes que se presentaron a
nivel presidencial. De 1915 a 1920 la
independencia con respecto al ejecutivo federal
de que gozó Cantú, se
Lo señalado se desprende de la revisión del presupuesto de 1920 de Esteban Cantú y de los ayuntamientos,
comparados con los gobiernos posteriores.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
que se establecieran gobiernos civiles y fuera un
nativo quien estuviera al frente del distrito. Los
gobiernos civiles de 1920 a 1923 estuvieron en
función de esta demanda, pero eso es motivo de
otro ensayo. Lo importante es destacar que en
1920, se volvió a repetir la petición que desde
1911 planteaban los comerciantes porteños.
En otro orden de cosas, de la lectura de
las sesiones de los cabildos de Ensenada y
Mexicali, publicadas en el Periódico Oficial del
Distrito, se desprende el hecho de que los
presidentes municipales y los regidores no
presentaron oposición a las órdenes de Esteban
Cantú. Los oficios y comunicados que les
enviaba eran aceptados sin discusión de ningún
tipo, incluso los procesos electorales parecen
haberse eliminado y se convirtieron en
referendums, en los que se aprobaban los
candidatos señalados por Esteban Cantú. En
Mexicali, por ejemplo, Francisco Bórquez fue
presidente municipal en dos ocasiones; él mismo
tenía una concesión de juegos de azar en el
poblado Los Algodones. En Ensenada,
empleados de la administración fueron los
cabecillas del cuerpo edilicio, incluso, en 1920, el
oficial de Marina, Othón P. Blanco, que reden
llegó al distrito, se hizo cargo de la presidencia
municipal. Cabe destacar que los regidores de
ambos cabildos, eran en varios casos agricultores
que trabajaban directamente en las labores del
campo. Esto, en el caso de Ensenada, fue una
singular diferencia, ya que en los ayuntamientos
encabezados por Manuel Labastida de 1907 a
1911, y por Zárate de 1912 a 1914, aparecían
únicamente empleados federales y comerciantes.
La su-
jedón de los cabildos de Mexicali y Ensenada se
advierte en que Esteban Cantú cobraba los
impuestos de la mayoría de las actividades y el
presupuesto de su gobierno era muy elevado,
mientras que los ayuntamientos tenían muy pocos
recursos.55 En 1917 se creó el Municipio de
Tecate, pero desde su inido el ayuntamiento
mantuvo una dependencia muy estrecha con el
gobernador.
De esta manera, durante el periodo en
que Esteban Cantú permaneció al frente del
distrito, la actividad política se vio limitada y los
ayuntamientos debilitados económicamente. Los
ensenadenses interesados en la política se
dividieron y varios dirigentes se exiliaron en San
Diego, California, en espera de mejor
oportunidad para establecer los gobiernos civiles
que proponían. El desarrollo económico de
dichos años cambió la fisonomía del distrito.
Mexicali se convirtió en el área más importante y
Tijuana, durante la época de carreras en el
hipódromo, recibía un alto número de visitantes.
Los eventos internacionales y las coyunturas
mencionadas habían permitido dicho proceso.
Los efectos de la Revolución en Baja
California
Por los hechos narrados, es evidente que la
historia política del Distrito Norte de la Baja
California se vio afectada por el movimiento
revolucionario. De 1911 a 1914, los cambios
obedecieron a las variantes que se presentaron a
nivel presidencial. De 1915 a 1920 la
independencia con respecto al ejecutivo federal
de que gozó Cantú, se
55
76
Lo señalado se desprende de la revisión del presupuesto de 1920 de Esteban Cantú y de los ayuntamientos,
comparados con los gobiernos posteriores.
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
debió igualmente a la situación nacional.
Carranza se enfrentó a varios movimientos
armados al mismo tiempo, la mayoría de carácter
regionalista, en los que oligarquías de los estados
defendían sus derechos a la soberanía y por tanto
a autogobemarse. Los casos de Oaxaca, Chiapas,
Guerrero y Tlaxcala son quizá los más
ilustrativos.
Por ello, Carranza debió poner mayor
atención en los sitios en que había movimientos
armados en su contra, lo que le permitió a Cantú
gobernar sin la intervención federal. En 1920,
cuando los sonorenses proclamaron el Plan de
Agua Prieta, los opositores de Carranza se sumaron a ellos. Cantú se mantuvo del lado de
Carranza y fue fácilmente destituido del cargo,
momento que aprovecharon los comerciantes
ensenadenses para solicitar gobiernos civiles, tal
y como sucedió hasta 1923. Se debe señalar que
las demandas políticas de la oligarquía
ensenadense fueron constantes durante toda la
década. Así, un proceso de carácter local, se vio
articulado de diferentes maneras con el
movimiento armado.
Respecto a la incursión magonista de
1911, es notorio que propició el ambo de nuevas
autoridades militares, por esto no alteró las
peticiones locales, incluso las dificultades que
tuvieron con los jefes políticos sirvieron para
reafirmar la demanda de gobiernos aviles. Por
otro lado, es importante destacar que para los
baja-californianos de la época, sobre todo los
residentes en la zona de la costa, donde
estaba el mayor número de habitantes ese año, la
incursión magonista fue de carácter filibustero,
debido al alto número de extranjeros que
formaban el grupo armado y la insistencia de una
nueva invasión de ese tipo, desde la década de
1870 en adelante, en que el tema fue común para
los habitantes. Incluso, la documentación de los
años siguientes, ya fuera local, o de la Secretaría
de Gobernación, lo mismo en el gobierno de
Madero que en el de Huerta, al referirse a la
incursión magonista le da el nombre de
filibusteros. Esto obviamente no corrobora que lo
hayan sido, pero es importante remarcarlo para
señalar que durante esos años se le trató así a la
mencionada campaña. De hecho, en 1931, la
Cámara de Diputados entregó medalla a los
bajacalifonianos que tomaron las armas en contra
de
los
magonistas.
Los
dirigentes
bajacalifonianos del recién formado Partido
Nacional Revolucionario fueron los promotores
de dicho reconocimiento.
La historia de cómo se ha desarrollado la
polémica en tomo al hecho es larga e interesante.
En este trabajo no es posible tratarlo. Únicamente
señalaré que las investigaciones que han
demostrado el carácter y la intención de Ricardo
Flores Magón en Baja California, han sido muy
posteriores al hecho. Inclusive Pablo L. Martínez,
quien formó parte de la discusión, tuvo dos
posturas distintas. En su libro Efemérides
califomianas, publicado en 1950, escribió notas
como las siguientes.
56 Paul H. Garden, La Revolución en provincia. Soberanía estatal y caudillismo en las montañas de Oaxaca 19151920. México, Fondo de Cultura Económica, 1988, 235 pp.; Francisco José Ruiz Cervantes, La Revolución en
Oaxaca. E! movimiento de la soberanía 1915-1920. Fondo de Cultura Económica, 1986, 223 pp..;
Ian Jacobs, "Los hermanos Figueroa y la Revolución", en Caudillos y campesinos de la Revolución Mexicana (D.
A. Brading, comp.). Fondo de Cultura Económica, 1985, pp. 106-124.; Raymond T. H.J. Buve, "'Ni Carranza ni
Zapata!" Ascenso y caída de un movimiento campesino que intentó enfrentarse a ambos; Tlaxcala, 1910-1919, en
Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al siglo XX (fredrich Kotz, comp.).
México, Era, 1990, pp. 24-53.
77
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
29 [de enero] de 1911. José María Leyva, al
California, como producto de la consulta de
frente de 17 hombres, se apodera por sorpresa de
documentación, su idea con respecto a la
la indefensa, población de Mexicali, entonces un
incursión magonista cambió. En el libro, culpa a
pequeño pueblo fronterizo, iniciándose con este
Celso Vega de engañar a los bajacalifornianos al
el llamado movimiento "magonista, cuyo
decirles que se trataba de un movimiento
recuerdo arroja todavía sombras sobre la historia
de la Baja California, por el gran peligro en que
filibustero y que éstos lo creyeron. Dos años
puso al país, pues pudo convertirse en un nuevo
después, en 1958, Pablo L. Martínez dio a
"caso Texas". Dos entrecomillados son de Pablo
conocer una serie de documentos en los que se
L. Martínez].
demuestra la intención de Flores Magón de hacer
21 [de febrero] de 1911. El cabecilla filibustero
una revolución a nivel nacional, independiente de
William Stanley ataca "Los Algodones" y se
apodera del lugar, muriendo en el combate el
la de Francisco I. Madero. Señala que no es
jefe de la pequeña fuerza mexicana, Tte. Cecilio
posible hablar de filibusterismo ni de
Garza y el Administrador de la Aduana, Tomás
colaboración del gobierno de los Estados Unidos.
Belendez. Los aventureros prendieron fuego a
Es decir cuarenta y cinco años después de los
los principales edificios.
8 [de marzo] de 1911. Entra a Tecate el cabecilla
sucesos de 1911, se comenzó a divulgar en Baja
filibustero Luis Rodríguez y comete allí toda
California las razones que condujeron a Ricardo
suerte de atropellos.
Flores Magón a incursionar en el distrito.
8 [de mayo] de 1911. Fuerzas filibusteras de los
Posteriormente Lowell Blaisdell, con la
bandos de Pryce y Sam Wood inician el ataque a
obra The Desert Revolutíon, publicada en 1962,
Tijuana, que defienden el subprefecto José
Larroque y el subteniente Guerrero. La lucha se
aportó numerosos elementos para comprender los
prolonga hasta el día siguiente y la plaza cae en
problemas del contingente armado que incursionó
poder de los aventureros muriendo Larroque y
en Baja California. Al igual que él, otros autores,
Guerrero que cruzan la línea internacional
menos documentados, han tratado el tema para
gravemente herido.
acusar o defender a Flores Magón. En el caso de
22 [de junio] de 1911. El Cor. Celso Vega ataca
y derrota a 300 filibusteros que a las órdenes de
los detractores de Flores Magón, cabe asentar que
Jack Mosby estaban posesionados de Tijuana
se trata de escritores que no tienen formación
desde mayo anterior, teniendo estos que cruzar
académica y en la mayoría de los casos defienden
la línea fronteriza y entregarse a las autoridades
su postura con mayor entusiasmo que
norteamericanas, terminando con esto el
episodio "magonista" en la península, episodio
información y análisis. Ocupamos de ello nos
que bien pudo convertirse en un nuevo "Caso
llevaría mucho espacio, por lo que nos limitamos
Texas"
a lo ya anotado.
Es evidente la postura de Pablo L.
Martínez en 1950. No vaciló en llamar filibusteros
a los magonistas, ni en comparar la situación con el
"caso Texas". En 1956, en su obra clásica Historia
de Baja
57 Pablo L. Martínez. Efemérides californianas. Trescientas fechas históricas. México, Tipografía Pardo, Guatemala
77, 1950, p. 6.
58 Ibid., p. 10.
59 Ibid., p. 13.
60 Ibid., p. 22.
61 Ibid., p. 25.
62 Pablo L. Martínez, El magonismo en Baja California (documentos). México, Editorial Baja California, 1958, 63
pp..
78
SAMANIEGO LÓPEZ/LAS LUCHAS POLÍTICAS EN BAJA CALIFORNIA
A juicio de quien esto escribe, desde
hace muchos años la polémica referente a los
sucesos de 1911 no ha aportado hasta el
momento muchas cosas al tema. Debido a ello,
hemos intentado en estas páginas identificar los
procesos políticos a que estuvieron sujetos los
bajacalifornianos durante la década. Con ello,
considero se tienen mayores elementos para
interpretar incluso los sucesos de 1911, ya que,
como se señala en su respectivo lugar, en 1914
los bajacalifornianos volvieran a reaccionar en
forma semejante, y aunque no se llegó al
combate con el ejército norteamericano, la
coordinación y el apoyo logístico resultaron
evidentes. Asimismo, es posible advertir cómo
los grupos políticos locales, formados básicamente por comerciantes, tenían demandas
distintas a las propuestas por Flores Magón. En
lo referente a las cuestiones sociales, como
peticiones salariales, problemas con el capital, o
solicitud de tierras, hemos encontrado muy poca
información que permita señalar que algún
contingente de trabajadores pudieran integrarse a
los magonistas. En lo referente a la tenencia de la
tierra, en el Valle de Mexicali algunas familias
mexicanas sostenían litigios contra la Colorado
River Land y algunos de ellos habían sido
presionadas por la compañía para que abandonaran los terrenos, logrando su objetivo en
ocasiones, pero el número nunca fue considerable como para formar un grupo armado que
pudiera cambiar la situación imperante. De hecho
había más mexicanos en Valle Imperial,
California, que en el Valle de Mexicali. Las
demandas de carácter social adquirieron
notoriedad hasta la siguiente década,
63
cuando la población de origen mexicano aumentó
significativamente.
Así, considero que los análisis del
periodo ya no pueden limitarse a la discusión de
los sucesos de 1911, ni dejar a un lado a los
pobladores de la región. Tampoco es posible ver
el hecho de manera independiente, sin comentar
los antecedentes de la población de Baja California. Si bien los trabajos de investigación,
como el de Blaisdell, y a últimas fechas el de
Lawrence Taylor,
han demostrado
sobradamente la intención de Flores Magón, es
de tomarse en cuenta el número de años que
pasaron para que eso sucediera. De esta manera,
el análisis de dicha situación nos podrá ayudar a
comprender el fenómeno de manera más clara y
explicar por qué los descendientes y amigos de
quienes fallecieron en 1911, cada 22 de junio
recuerdan a sus antepasados como defensores de
la integridad nacional.
Lawrence Douglas Taylor, La campaña magonista de 1911 en Baja California. Tijuana, El Colegio de la
Frontera Norte, 1992, 140 pp..
79
FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994
La conformación de los caciquismos sindicales
tamaulipecos
Cirila Quintero Ramírez*
RESUMEN
En este trabajo se reconstruye la conformación de los tres liderazgos más importantes de la frontera tamaulipeca:
Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa. Se postula como hipótesis central la injerencia del centro en asuntos
sindicales, mediante el desplazamiento de liderazgos locales y el favorecimiento de líderes acordes con la política
modernizadora, iniciada durante el alemanismo. Asimismo, se señala la persistencia de una política sindical regional
que dependió de la apropiación de un pasado sindical y su readecuación a los nuevos requerimientos industriales.
El periodo que abarca la conformación de los caciquismos sindicales fronterizos representa una parte
importante de la historia tamaulipeca; desde el surgimiento de un nuevo grupo sindical, a mediados de los anos
cuarenta y apoyado por el centro, hasta su consolidación, durante los años sesenta, caracterizada por un auge
económico y una negociación entre el sindicalismo regional y el centro que fluctuó entre la sujeción y la
independencia moderada.
ABSTRACT
This article reconstructs the formation of the three most important union leaderships along the Tamaulipas frontier—
in Nuevo Laredo, Matamoros, and Reynosa. The central hypothesis holds that, beginning with the Aleman
administration, federal authorities interfered in union affairs, displacing local leaders in favour of leaders who
supported a modernizing strategy. The author also notes the endurance of a regional union strategy that involves
appropriating past union history and adapting it to new industrial demands.
The period during which border union leaderships took shape represents an important phase of Tamaulipas
history; it begins during the mid-l940s with the appearance of a new union group enjoying center support, and it
continues until this group consolidated in the 1960s. The period is characterized by economic growth and by
negotiations between regional unionism and the center in a relationship the fluctuated between subjection and
moderate independence.
1
2
En este trabajo el concepto de centro se refiere a cualquier instancia externa que participe en asuntos sindicales
locales, como podrían ser las instancias gubernamentales nacionales y estatales, y la Confederación de
Trabajadores de México (CTM) nacional y/o estatal, con la finalidad de adecuar el comportamiento sindical
regional a designios gubernamentales.
Este artículo surgió de una investigación más amplia titulada "El sindicalismo en la frontera tamaulipeca. Los
casos de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo", apoyada por el Programa Cultural de las Fronteras y El
Colegio de la Frontera Norte durante 1993. La autora agradece a Diana Ramírez Aspeytia su colaboración
como asistente en la recopilación de datos hemerográficos y de archivo.
'Cirila Quintero. Directora general para Asuntos Externos Noreste de El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede
enviar correspondencia a: Chihuahua 2509, Col. Guerrero, Nuevo Laredo, Tamaulipas. C.P. 88240. Tel. y Fax: (871)
5-12-63.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
...el presidente Alemán vio [en el asesinato del
El alemanismo y las reformas cetemistas:
periodista] una magnífica oportunidad para exponer
la desintegración de un liderazgo regional
públicamente a este grupo (los portesgilistas] y
disminuir su influencia. Aprovechando las
LA reorientación política de México con el
indignadas protestas de los adversarios del
nombramiento de Miguel Alemán como
portesgilismo en Tamaulipas, organizados en el
presidente de la República, en septiembre de
Centro Renovador Tamaulipeco, promovió ante la
Comisión Permanente del Congreso de la Unión la
1946. afectó a la entidad tamaulipeca. El
desaparición de poderes en la entidad...
alemanismo representó una nueva etapa en la
historia mexicana que se caracterizó por la
separación de lo político y lo económico, y la
implantación de un autoritarismo acentuado. El
proyecto económico y político alemanista tuvo
dos objetivos centrales:
primero, fortalecer al gobierno federal en su
capacidad de acción y en su ascendencia sobre
los grupos políticos; segundo, iniciar el
crecimiento económico acelerado del país. Para
lograr estos objetivos, el proyecto se concentró en
tres aspectos primordiales: la subordinación de
los gobernadores al centro, la eliminación de la
izquierda en el terreno sindical y la reorientación
política, exaltando el nacionalismo anticomunista
del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El fortalecimiento de Emilio Portes Gil y
del movimiento obrero en Tamaulipas convirtió a
la entidad en blanco ideal de las reformas
alemanistas. El Ejecutivo Federal aprovechó
acciones coyunturales para terminar con el
dominio de Portes Gil en la entidad tamaulipeca,
como el asesinato de un periodista en Tampico, el
31 de marzo de
1947. para remover al representante formal del
portesgilismo, el gobernador tamaulipeco Hugo
Pedro González,
3
4
5
82
A pesar de los descontentos internos,
como los movimientos ocurridos en los municipios de Llera, Nuevo Laredo y Tampico, la
participación del centro en la modificación de la
estructura política tamaulipeca fue evidente. La
actuación centralista fomentó el descontento
regional;
...el gobierno federal considera que...tiene perfecto
derecho a intervenir en el régimen interior de los
estatutos estatales, a menoscabar o violar su
autonomía, su independencia y su soberanía, a
intervenir en la 'designación' y en el 'despido' de sus
funcionarios...[sin embargo] no se pueden
desconocer los poderes, porque la Constitución de
Tamaulipas prevee el proceso en caso de
desaparición de poderes...5
La segunda decisión alemanista, que
incidiría en la conformación del sindicalismo
tamaulipeco, fue la vinculación entre el proyecto
político y el movimiento obrero. En el IV
Congreso Nacional de la CTM, realizado en
febrero de 1947, se ratificó al grupo encabezado
por Fidel Velázquez, y con ello la introducción a
una nueva etapa que habría de caracterizarse por
la existencia de una colaboración más estrecha
con el gobierno y por la acep-
Luis Medina, Civilismo y modernización del autoritarismo. Historia de la Revolución mexicana. México, El
Colegio de México, 1982, p. 93.
Ibid., p. 98.
Hugo Pedro González, El portesgilismo y alemanismo en Tamaulipas, Ciudad Victoria, Universidad de
Tamaulipas, 1983, pp. 123-149.
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
tación acrítica de los proyectos económicos y
políticos.
En el proyecto alemanista, el sindicalismo no debería constituir una amenaza para
los posibles inversionistas, sino una manera de
colaboración.
Esta
característica
resulta
primordial para entender la conformación de los
nuevos liderazgos en la frontera tamaulipeca
durante el alemanismo. En ese periodo, el
enfrentamiento entre el sindicalismo emergido de
necesidades reales y el nuevo sindicalismo, vinculado con el centro —estatal y nacional— fue
constante. Durante el II Congreso General
Ordinario de la Federación de Trabajadores de
Tamaulipas (FTT), realizado el 23 de agosto de
1952, la balanza se inclinó en favor del nuevo
grupo sindical. En el Congreso se ratificó el
dominio de la CTM en Tamaulipas; se delinearon
los cimientos de una política sindical tradicional,
caracterizada por una defensa mínima de los
derechos laborales:
Hay que ser, camaradas de Tamaulipas...intransigentes en el respeto a nuestros derechos. Hay
que obtener por sobre todos ellos el derecho de
huelga, que es el arma máxima con que cuentan los
trabajadores para la defensa de sus conquistas.
Nosotros no nos satisfacemos y lo decimos con
sinceridad, que se nos hable del respeto del derecho
de huelga, si ese derecho no se respeta en realidad
por los tribunales del trabajo, como ocurre en la
mayor parte de las Juntas de Conciliación del país. A
nosotros no se nos convence de que hay el propósito
de fomentar la organización sindical, de propiciar su
unidad y de fortalecer sus filas, problemas
intergremiales, disfrazándolos, mutilándolos...
En ese mismo periodo, a pesar de las
diferencias internas que existían, en la FTT se
delineó una de las principales características que
habría de fortalecerla en momentos críticos: la
unidad sindical, alrededor de las siglas
cetemistas.
...ahora que por este Congreso se unifica la FTT, se
ordena su régimen interno, se proyecta la
reorganización de sus organizaciones regionales y se
trata de mejorar las condiciones en que viven las
agrupaciones, nosotros debemos de hacernos el
propósito firme y decidido de alcanzar esas metas
[mediante la unidad]...8
Aunque los dirigentes tamaulipecos
habían señalado la adhesión de sus
organizaciones
a
los
nuevos
cánones
gubernamentales y sindicales, ésta no fue una
decisión unilateral, ya que fue sometida a
negociación en cada una de las regiones. El
acuerdo centro-región fluctuó entre la sujeción
total al centro y el mantenimiento de una
independencia mínima en cuanto a decisiones
sindicales.
La negociación entre el centro y el
sindicalismo regional, entre la sujeción y la
independencia moderada
La negociación sindical que existió entre Nuevo
Laredo, Matamoros y Reynosa con el centro
político y sindical se dio de diversas maneras.
Aquí se postulan dos ideas centrales: primera, la
interrelación entre un periodo de auge económico
y el fortalecimiento de un sindicalismo re-
6 Medina, op. cit., p. 130.
7 Eduardo Segovia, Fidel Velázquez, Discursos, Federación de Trabajadores de Nuevo León. México, CTM,
1986.
8 Ibid.
83
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
gional; segunda, el desplazamiento de un
sindicalismo regionalista por un liderazgo
sindical más vinculado con el centro.
I. Nuevo Laredo: el liderazgo
administrador
Entre los años cuarenta y sesenta, Nuevo Laredo
concentró la mayor parte de su actividad
económica en el sector terciado. El alemanismo
concedió gran importancia a los intercambios
comerciales entre México y Estados Unidos,
situación que repercutió en la economía
neolaredense.
La situación geográfica privilegiada de Nuevo
Laredo aumentó su volumen y, sobre todo, el valor
de primer puerto de entrada en la frontera norte para
la importación de productos manufacturados. Por
otra parte, a partir de los anos cincuenta, con la
apertura de la nueva ruta se permitiría el
encauzamiento de mercancía por la via férrea...
La bonanza económica se reflejó en las
entradas de la aduana, ya que para 1970, el 42.6
por ciento de las importaciones mexicanas
cruzaban por la aduana neolaredense. Hubo
además otras dos medidas que determinaron la
configuración económica de Nuevo Laredo; en
primera instancia, la declaración de la nueva ley
de espectáculos públicos, que buscaba una
"dignificación" de las actividades turísticas que
Nuevo Laredo ofrecía;
después, la modificación de la reglamen-
tación de la Junta Federal de Mejoras Materiales.
En el reglamento fueron definidos
como espectáculos públicos "todos aquellos en
los que el público paga el derecho de entrar y a
los que acude con el objeto de distraerse";11
éstos, a su vez, se dividieron en espectáculos
culturales y de
12
diversión.
...son espectáculos culturales, los conciertos,
audiciones poéticas, representaciones de ópera,
opereta, zarzuela, tragedia, drama, comedia, ballet,
teatro para niños y cinematógrafos en casos
especiales. Son de diversión: sainete, revistas, circo,
gallos,
exhibiciones
deportivas,
toros,
cinematógrafos en general.13
La segunda medida, que afectó directamente a Nuevo Laredo, fue la aprobación
de una nueva legislación sobre las Juntas
Federales de Mejoras Materiales, que se publicó
en el Diario Oficial el 13 de enero de 1948 y
que regiría hasta su cancelación en 1979. En
este decreto se enfatizó la participación de las
Juntas Federales de Mejoras Materiales (JFMM)
en la urbanización de las ciudades:
Las facultades y propósitos de las Juntas Federales
de Mejoras Materiales son las de ejecutar obras y
establecer servicios públicos, abrir nuevas fuentes
de trabajo y mejorar las ya existentes. El patrimonio
que la ley les señala a las JFMM se invierte en obras
de beneficio general en su lugar de residencia. Este
patrimonio, cualquiera que sea su fuente de procedencia, de todas las que la propia ley señala, se
origina en el pueblo y vuelve al pueblo en
9 Roland Travis, Industrie et politique a la frontiére Mexique-U.S.A. Le cas de Nuevo Laredo 1966-1984. France,
Centre Regional de Publications de Tolouse, 1985, p. 58.
10 Ibid., p. 63.
11 Archivo Municipal de Nuevo Laredo (AMNL), 1954.
12 El mismo reglamento expresaba: "el teatro mexicano tendrá preferencia sobre los demás géneros y,
asimismo, a las demás diversiones de origen mexicano se les concederá idéntica protección", AMNL, 1954. \
loc. cit.
84
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
obras que le son necesarias para su desarrollo en
...después de la segunda guerra hubo mucho auge,
todos los órdenes de la cultura y el progreso...14
mucha afluencia de clientes norteamericanos. En ese
momento no había carestía...[el momento crítico fue]
en 1954 cuando la inundación, entonces, las lluvias
La participación en proyectos de
se llevaron el puente, estuvimos sin clientela como
urbanización había sido una actividad perdos o tres meses, pero después se dio como una
manente de la JFMM desde su conformación en
'poda',
los años veinte. Los fondos para las obras
porque vinieron el doble (de clientes] de lo que
16 venían...
urbanísticas provinieron del dos por ciento que
la aduana local otorgaba al municipio. A pesar
de la vigencia que tenía la declaración en toda
localidad con JFMM, en Nuevo Laredo la
importancia de tales ingresos se incrementaba
debido a los flujos comerciales que cruzaban a
través de su aduana. Si bien los ingresos se
utilizaron para urbanizar la ciudad, también
concedieron un gran poder al dirigente de la
JFMM, que dependía del gobierno central,
marginando con ello a las autoridades
municipales:
...[con los recursos financieros] que se les daba a las
JFMM se les restaba importancia a los ayuntamientos
locales, pasando a un segundo término los
presidentes municipales...la cadena [de jerarquía de
poder] era Aduanas, JFMM y presidencia
municipal...
Por otro lado, la bonanza económica
impulsada por el centro modificó el terreno
sindical. El mejoramiento de las actividades
turísticas favoreció al Sindicato de Meseros. Los
líderes han expresado:
En esa época, gracias al auge económico,
los meseros lograron sus mejores negociaciones
contractuales en cuanto a prestaciones y salarios.
La estructura interna también experimentó
modificaciones; primero, por su conversión en la
cuarta sección del Sindicato Nacional de
Trabajadores de Hoteles, Restaurantes, Cantinas,
Cafés y Similares de la República Mexicana;
más tarde, por las fricciones intrasindicales que
existieron desde los años treinta hasta finales de
los cuarenta. Los sindicalistas de la época han
expresado:
"La lucha de ese entonces costó vidas...[incluso] el
Secretario General de entonces fue muerto [1949], en
su lugar de trabajo...el sindicato [entonces] estaba
muy fraccionado..." 18.
Los argumentos defendidos en este
conflicto evidencian, más que enfrentamientos
por posturas ideológicas encontradas, la
existencia de una lucha por el control de los
meseros debido al poder económico del Sindicato
en ese momento.
14 JFMM, 1970, p. 21. Otro propósito poco conocido de las JFMM fue promover el desarrollo económico y social
y mostrar al visitante extranjero la verdadera imagen de los valores reales de México. Entre los objetivos
específicos también estuvieron: promover la venta de bienes producidos por la industria nacional;
procurar que los efectos del desarrollo económico de la frontera se reflejen en la industria nacional, incrementar el nivel cultural de la RFN enfatizando los valores nacionales e incrementar los niveles de vida de la
población fronteriza.
15 Manuel Salinas, historiador de Nuevo Laredo. Enero de 1993.
16 José María Morales, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria Gastronómica, sección cuatro.
Nuevo Laredo, Tamaulipas, enero de 1993.
17 Archivo Municipal de Nuevo Laredo, 1942.
18 José María Morales, loc. cit., enero de 1993.
85
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
[En 1955]. ..por primera vez un (líder] albañil
Las fricciones alcanzaron su clímax en el bienio
dirigió el Sindicato [Samuel Martínez]...él tenía
1948-1949, periodo en que los meseros tenían
mucha preocupación por el contrato colecque presentarse a trabajar armados.
tivo...durante su época [así como de] Margarito
El divisionismo terminó con la
García y Armando Hernández...logramos la
dirigencia de Luis Rocha, quien logró la
consolidación del contrato colectivo...esto se dio
entre 1955 y 1970...20
unificación sindical durante los años cincuenta.
En esa década, el sindicato de meseros no sólo
consiguió mejores condiciones laborales, sino
que se abocó a realizar otras actividades
extrafabrile como la creación de una escuela de
capacitación, la organización de equipos deportivos (beisbol, futbol, atletismo), y actividades de
carácter cultural, como la formación de una
banda de guerra. Estos eventos lo distinguieron
de las otras organizaciones sindicales y le dieron
prestigio en la comunidad.
En los años sesenta, el auge de meseros
continuó. La bonanza se reflejó en la consecución
de mayor apoyo a sus actividades sindicales a
través del contrato colectivo, el mejor
acondicionamiento de su edificio social, el
aumento de su membresía y la ocupación de
cargos públicos municipales, que consideraron
como una extensión de su poderío sindical.
El otro sindicato que adquirió importancia debido a las actividades de la JFMM fue
el Sindicato de Albañiles y Jornaleros (SAJ), el
cual logró agrupar a más de 600 trabajadores. Al
igual que con los meseros, su estructura se
modificó. Debido a la importancia de la industria
de la construcción, los albañiles tomaron la
dirigencia:
19
20
21
22
86
Mientras los jornaleros neolaredenses
habían esgrimido la eventualidad como
justificación de la firma de contratos colectivos
con derechos mínimos, los albañiles, con los
límites que les fijaba su eventualidad,
demandaron cada vez más prestaciones a los
contratistas que ganaban los concursos para la
creación de obras de infraestructura, auspiciadas
por la JFMM.
Por otra parte, la relación entre los
albañiles y la JFMM fue inmejorable. Se ha
mencionado incluso que antes de llevar el
contrato colectivo al contratista, el sindicato se
lo llevaba a la JFMM, quien lo aprobaba; de esta
manera, el contratista no tenía otra opción que
firmar. Esto propició "...que los costos de la
construcción fueran de los más altos'.21 Los
contratos principales de albañiles estuvieron en
la construcción de edificios federales como el
palacio municipal, la central camionera, el
edificio de Teléfonos de México, el
Hipódromo, la estación de ferrocarriles y m
el aeropuerto.
En sus contratos colectivos (por obra
determinada) los albañiles estipularon la
exclusividad para que sus trabajadores y
ayudantes en el desempeño total de las obras, el
pago según su especialidad, la provisión de
herramientas de trabajo, el nombramiento de un
delegado
Margarito Campos, dirigente sindical de los meseros de Nuevo Laredo. Enero, 1993.
Francisco Martínez Cortez, secretario general del Sindicato de Albañiles de Nuevo Laredo. Enero de 1993.
Daniel Enríquez, exmilitante y dirigente sindical de los trabajadores del IMSS, Nuevo Laredo. Enero de 1993.
Francisco Martínez Cortez y Héctor García, secretario general y militante, respectivamente, del Sindicato de
Albañiles de Nuevo Laredo. Enero de 1993.
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
...los obreros más representativos [a finales de los
cuarenta] eran Julián Cavazos, Crescendod García y
Cristóbal Enríquez [aduanal]...ellos fueron los que le
dieron ingreso al Profesor [Pérez Ibarra] a la sección
5 de Aduanales...
sindical (con pago íntegro) en la obra, el
permiso para el cumplimiento de actividades, el
pago de horas extras y la indemnización en caso
de accidentes de trabajo.23
Asimismo, el contrato colectivo de los
albañiles introdujo cláusulas que se referían a la
eventualidad, así como a la conflictividad
sindical por la que atravesaban. Los albañiles
inauguraron en los años cincuenta una práctica
actual del sindicalismo neolaredense: la
supeditación del trabajador a los ciclos de las
actividades
económicas
mediante
la
introducción de cláusulas que permitían la
eventualidad. Primero, la cláusula sirvió para
contratar con las constructoras; ahora, sirve
para hacerlo en las maquiladoras.
La actividad económica de las aduanas
habría de incentivar otro sindicato: la sección
cinco de trabajadores del Alijo en Aduanas. Los
alijadores se convirtieron en una de las
organizaciones sindicales más importantes de
Nuevo Laredo, más que por su membresía, que
a finales de 1970 ascendía a 900 afiliados, por
la posición estratégica que ocupaba. Por la
aduana cruzaban la mayor parte de importaciones y exportaciones de mercancías
introducidas por Nuevo Laredo.
La importancia de los alijadores se
registra paralelamente al surgimiento de Pedro
Pérez Ibarra como líder —el más importante de
Nuevo Laredo— desde fines de los años
cuarenta. Pérez Ibarra se había retirado del
magisterio para convertirse en trabajador de
una agencia aduanal.
23
24
25
26
27
El profesor se hizo dirigente del
Sindicato de Alijadores, logrando ejercer gran
influencia sobre los sindicalistas de la época, en
especial los transportistas (taxis y carros de sitio),
y algunos sindicatos marginales (jornaleros,
músicos y carpinteros).26
Los sindicatos más poderosos (meseros y
albañiles) mantuvieron una mayor independencia
respecto del líder debido a su importancia
sindical y a su sol venda económica.
Por otro lado, el principal respaldo a la
personalidad del profesor no era su fuerza
sindical sino sus vínculos con el centro. La caída
del gobernador González no sólo representó el
trastocamiento de la estructura política
tamaulipeca sino también la sindical, al favorecer
liderazgos de mayor colaboración:
A finales de los años cuarenta, el gobernador de
Tamaulipas favoreció en las ciudades fronterizas:
Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, la
implantación del sindicalismo oficial e impuso en el
caso de Nuevo Laredo el ascenso a la presidencia
municipal en 1949 del dirigente local de la CTM Juan
de Dios Hinojosa]...27
Con el apoyo estatal, los sindicalistas
neolaredenses
se
convirtieron
más
en
administradores que en representantes reales de
los trabajadores. Esta situación condujo
Archivo Municipal de Nuevo Laredo, 1950.
Contrato Colectivo del Sindicato de Albañiles, 1950.
Daniel Enríquez, exmilitante y dirigente sindical de los trabajadores del IMSS Nuevo Laredo, 1993.
ídem., enero de 1993.
Trabis, op. cit.
87
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
de Fidel...eso le enojó a Fidel...[quien] empezó a
a una correlación entre poder sindical y cargos
apoyar a sindicalistas liberales y mapúblicos. La continuidad en el gobierno
sones...[especialmente] a Pedro Pérez Ibarra...ahí
municipal permitió el dominio perenne del
comenzó el ascenso del profesor..,30
sindicalismo en la vida pública y laboral
neolaredense, convirtiéndose en la "desgracia de
Nuevo Laredo".28
El acabado final del engranaje políticosindical
neolaredense
consistió
en
la
promulgación de los estatutos definitivos de la
Federación de Trabajadores de Nuevo Laredo
(FTNL) en 1960, donde se reconoció formalmente
la adhesión a la CTM nacional, en cuanto a la
práctica de un sindicalismo reivindicacionista
preocupado por el salario mínimo, la contratación
colectiva y la estipulación de las condiciones
laborales mínimas, así como su militancia priísta.
La supeditación al centro fue redondeada
mediante el respaldo al nuevo dirigente
neolaredense, marginando a los líderes locales.
Fidel Velázquez legitimó a Pérez Ibarra mediante
una visita a Nuevo Laredo después de la
remoción del gobernador González.29
Los sindicalistas de la época han
señalado:
[Después de la caída de González] vino Fidel a
Nuevo Laredo...[en ese momento] los obreros se
equivocan porque empiezan a 'echarle porras' a su
líder local [Morales], olvidándose
Más allá de la aparente reacción
visceral de Velázquez, se encontraba la decisión
de nombrar a líderes locales adeptos al nuevo
proyecto político. Pedro Pérez Ibarra cumplía
con creces los requisitos solicitados.3
A partir de ese momento, el líder
neolaredense guardó una amistad bastante
cercana, e incluso de compadrazgo, con el
máximo jerarca cetemista, quien siempre lo
respaldó en momentos críticos. De los tres
hombres fuertes quizá sea Pedro Pérez Ibarra
quien ha tenido una relación de dependencia
más acentuada con el centro, no sólo por su
vinculación con el líder sino por su conexión
con actividades económicas estratégicas:
aduanas y maquilas.
Para
los
viejos
sindicalistas
neolaredenses, dos factores han sido centrales
en el poderío de Pérez Ibarra: aparte del
dominio sobre actividades económicas estratégicas: la eliminación de todo elemento
subversivo a su poder (es decir de "todo aquel
que le haga sombra"), y el manejo de la
ambición de sus seguidores.
28 Daniel Enríquez, loc. cit.
29 Hugo Pedro González, último gobernante portesgilista, fue removido por Miguel Alemán en 1947, después de
algunos disturbios en la entidad tamaulipeca, entre ellos, un movimiento social en el municipio de Llera, la
muerte de un periodista en Tampico, la protesta por la falta de pago a los maestros y algunos conflictos
laborales en las organizaciones de transportistas de Nuevo Laredo y Tampico. La remoción de González fue
vista como una medida necesaria para terminar con el caciquismo político portesgilista.
30 ídem.
31 La personalidad del profesor Pedro Pérez Ibarra esta por estudiarse. Aquí sólo apuntaremos algunos datos sobre
el líder. Nace en Nuevo Laredo en 1919, su extracción es de clase media baja, estudia en la Escuela Normal
de Educación Primaria en Ciudad Victoria, se casó con la maestra normalista Blanca Vázquez y tiene dos
hijos: Pedro y Fidel (Manuel Salinas, historiador de Nuevo Laredo. Enero de 1993). En los años cuarenta se
afilió al Sindicato de Trabajadores en las aduanas; en ese cargo se ganó la simpatía de los líderes de la época
y, aprovechando la etapa coyuntural de los años cuarenta, se constituyó en el hombre fuerte de Nuevo Laredo
al dominar los sectores claves del estado de Nuevo Laredo: el Sindicato de Aduanas y la FTNL desde 1951.
88
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
...[el profesor] era un líder muy listo, manejaba la
II. Matamoros: la defensa de un sindicalismo
debilidad de todos, los dejaba robar. [Por ejemplo] en
local
[las obras] de INFONAVTT vendió los derechos para
tener acceso a las casas, así como la concesión para
La década de los cuarenta en Matamoros se
la construcción...[asimismo] quienes ocuparon cargos
desarrolla durante la etapa de transición entre un
públicos se enriquecieron, por ejemplo, Armando
Lara, Secretario Adjunto de la FTNL, se
sindicalismo con intereses laborales y un
vanagloriaba de no haber trabajado nunca
sindicalismo más preocupado por posiciones
32
La forma tan especial de hacer sindicalismo le creó a Pérez Ibarra algunos
desacuerdos con los líderes sindicales de la
región:
...Con Agapito González [de Matamoros] no
se llevaba, con Elias Piña [ex-dirigente de la
FTT] tuvo una discusión fuerte y con el líder
del Mante [también] tuvo problemas. 33
Pese a las fricciones con los líderes
locales, Pedro Pérez Ibarra se convirtió en el
líder vitalicio de Nuevo Laredo por su dominio
de las actividades estratégicas de la localidad, su
alianza con los líderes sindicales más
importantes y la experiencia adquirida en los
cargos públicos de la administración municipal
que había ocupado. Su contraste con las otras
dos localidades fronterizas fue evidente.
políticas. Esta tendencia fue iniciada por la
dirección del Sindicato de Jornaleros y Obreros
Industriales (SJOl). En este sindicato, el principal
de la época, existían dos fuentes de desacuerdo
interno: el destino de cuotas sindicales y la
anteposición de los intereses personales por parte
de los líderes sindicales.3
En 1948, el desacuerdo intrasindical
llegó a su climax, exigiéndose el esclarecimiento
de dos puntos centrales: el destino de las cuotas
sindicales que se habían dado para la
construcción del edificio social del SJOI y la
retención de la concesión de carga y descarga
para los transportes del sjoi.36
A pesar de la participación abierta de
distintas autoridades locales y estatales, el
conflicto puede considerarse como interno. Se
trató de una lucha interfac-
32 Idem.
33 Idem.
34 El SJOI cobraba una cuota sindical tanto a los trabajadores de planta como a los temporales. A pesar de su auge,
el SJOI no contaba con una infraestructura básica para la celebración de sus juntas, debido al aumento constante
de trabajadores en el algodón, por lo que requería el préstamo de algún local para realizar sus asambleas. Por tal
motivo, se acusaba constantemente a los exlíderes, y al extesorero por malversación de fondos.
35 En 1947, a 15 años de haber sido fundado, el SJOI no tenía un patrimonio sindical. En ese año se decidió
construir el edificio social, descontando un día de salario a los trabajadores. No obstante, lo único que se
construyó fueron los cimientos y los pilares de la entrada que, irónicamente, según los trabajadores de la época
decían que "eran de oro", por lo que se había invertido en ellos (Marcelino Molina, militante activo desde 1939
y secretario general en 1961 del Sindicato de Meseros de Matamoros. Mayo de 1992). Por otro lado, a mediados
de los años cuarenta, se supo que algunos líderes poseían otras fuentes de ingresos que se contraponían, en
cierta medida, a los intereses del Sindicato, como la renta de transportes. Ante esta situación, se exigió una
auditoría al Comité Ejecutivo.
36 Esta petición se hacía en virtud de que Antonio Ceballos, Secretario General del SJOI, en ese momento (1948)
demandaba la venta de algunas unidades de transporte del SJOI, a las que consideraba inoperantes;
sus adversarios argumentaban que el interés central residía en garantizar su beneficio personal, dado que
Ceballos presidia una cooperativa de transportes de carga y descarga en la estación del ferrocarril {La voz de la
frontera, 1948).
89
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
cional por imponer una nueva dirigencia sindical,
apoyada por las autoridades sindicales estatales.
El conflicto condujo a una ruptura en el interior
del SJOI, en abril de 1948, cuando se nombraron
dos Comités
38
Ejecutivos del mismo.
Cuando Agapito González, uno de los
dirigentes de los grupos contendientes, nombró
nuevos delegados en las actividades de carga y
descarga en el ferrocarril, los problemas
intrasindicales se trasladaron a los centros de
trabajo. Por su parte, Antonio Ceballos, el otro
dirigente, inició una campaña donde pidió el
desconocimiento y el retiro del pago de los trabajadores nombrados por los delegados de Agapito.
Ante la anarquía laboral, los patrones —sobre
todo los algodoneros— cuestionaron a las
autoridades políticas su ineficacia para solucionar
el
problema,
denunciaron
las
pugnas
intrasindicales, el alejamiento de sus actividades
laborales y la afectación de que ellos eran
objeto.3
Finalmente, la Junta Central de
Conciliación y Arbitraje falló en favor de uno de
los Comités Ejecutivos: el dirigido por Emilio
Salazar. La decisión fue ratificada mediante una
visita del gobernador Gárate a Matamoros, quien
conminó a la unidad obrera. La elección
gubernamental de 1948 daría un nuevo viraje al
sindicalismo matamorense al vincularlo a la
esfera
política. Los años finales de la década de los
cuarenta testificaron la politización del
sindicalismo matamorense, entendida como el
alejamiento de cuestiones laborales y la
4
búsqueda de puestos públicos. °
La nueva alianza, además de inau- 0
gurar una forma de hacer sindicalismo más
dependiente de elementos extemos que de las
necesidades de las bases, representaba el
surgimiento de un grupo político alejado de la
influencia portesgilista y vinculado al grupo
alemanista. El nuevo sindicalismo se oponía a
los preceptos sindicales iniciales, donde la
preocupación central habían sido las demandas
laborales locales emergidas de las bases, antes
que las alianzas políticas estatales o nacionales.
En lo interno, el conflicto del SJOI minó
la unidad sindical que hasta entonces había
existido en Matamoros. Situación que aprovechó
el centro para dominar el sindicalismo local
mediante dos medidas;
la primera consistió en la búsqueda del control
de los sindicatos locales por parte de la CTM
nacional; luego, intentó la centralización de
organizaciones locales mediante su conversión
en secciones de sindicatos nacionales. Esta
última decisión, que atentaba contra el carácter
local del sindicalismo matamorense, dividió
nuevamente a los dirigentes.
37 Se pueden distinguir dos bandos en el conflicto intrasindical: el ceballista, apoyado por la Junta Central de
Conciliación y Arbitraje en Ciudad Victoria y por Emilio Salazar, entonces dirigente de la FRTM; y el gilista o
villarrealista, asesorado por Manuel Gil, presidente de la Procuraduría del Trabajo en Matamoros, Tamaulipas,
y Sigfrido Serna, procurador del trabajo en el estado. A diferencia de Nuevo Laredo, la injerencia mayor fue
en el terreno sindical a nivel estatal, más que nacional.
38 la voz de la frontera, diario matamorense, 1947-1954. Abril de 1948.
39 En el momento del conflicto intrasindical (1948), el SJOI agrupaba a trabajadores de la industria algodonera y
aceitera, los trabajadores de carga y descarga en la estación del ferrocarril, los de la agencia de la Cervecería
Cuauhtémoc, al igual que otras fuentes de trabajo. El Bravo, 9/II/92.
40 Hubo otros sindicatos, como la Unión de Meseros, que no reconoció su militancia priísta hasta finales de los
setenta. Este sindicato había marcado claramente en sus estatutos que la Unión no se mezclaría en asuntos
políticos o religiosos. Para 1971, en la modificación de sus estatutos, se señaló que: "...Da Unión] profesara la
doctrina del PRI o como en el futuro se llame...". Estatutos de la Unión Sindical de Meseros, sección 7,
Matamoros, 1951 y 1973.
90
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
Emilio Sala zar se opuso a estas medidas
por considerar que debilitarían al sindicato a
nivel regional. 41 Antonio Ceballos, por su parte,
acató la orden y constituyó la sección once de la
industria algodonera en octubre de 1951,
obligando más tarde a Salazar a convertirse en la
sección dieciséis de la industria algodonera.42 En
un último intento por garantizar una mínima
autonomía sindical, Salazar consiguió que el
SJOI, registrado como Sindicato de Oficios
Varios, se mantuviera como organización local.
Este acuerdo permitió que las actividades
económicas importantes que se integraran en el
futuro al SJOI, independientes del algodón, como
la industria maquiladora, en los años sesenta,
quedaran bajo el dominio local.
Aparte de la injerencia del máximo
jerarca cetemista, la injerencia extema en asuntos
sindicales fue evidente en otras dos acciones.
Primero, en la recomposición interna del SJOI;
luego, en la reunificación sindical de Matamoros,
alrededor de las siglas cetemistas. El gobierno
tamaulipeco conminó en 1951 a la reunificación
de la FRTM, pidiendo a Salazar—entonces
dirigente del SJOI— el reingreso de los disidentes
expulsados en 1949, petición a la que no pudo
negarse.
La reintegración de los disidentes, entre
los que estaba Agapito González, debilitó al
grupo salazarcista de corte local,
en favor de un grupo sustentado en instancias
externas. La dirigencia de Salazar sólo duró un
año más; en 1952 fue expulsado de los distintos
ámbitos sindicales (SJOI, sección l6 y FRTM). Con
la destitución de Salazar, terminaba la era de los
dirigentes que privilegiaban los intereses locales
sindicales.
El mundo político de Matamoros
también experimentaba algunas modificaciones;
entre 1951 y 1953, la administración
matamorense
experimentó
una
gran
inestabilidad. Dada la constante remoción de
presidentes municipales se instaló una
Administración Civil para el gobierno de la
dudad. En tal junta, Agapito González, uno de
los principales dirigentes disidentes, ocupó el
puesto de regidor. Se iniciaba la era de los
sindicalistas gobernantes.
Los años cincuenta muestran la apropiación de un pasado sindical por parte del nuevo
grupo y la personificación del poderío en su
líder, Agapito González Cavazos. 43
En la consolidación gonzalence habría
que resaltar como factores centrales: la
modificación de los estatutos sindicales en
cuanto a la reelección de dirigencia y el pago de
los servidos del Comité Ejecutivo, lo que
constituía una involución en la política sindical
matamorense y el nombramiento de autori-
41 Además de la seccionalización de los distintos sindicatos matamorenses, como meseros, músicos y algodoneros,
significó la repartición de las cuotas sindicales entre sindicato local y nacional. Tal situación minó las entradas
del sindicalismo local y subordinó sus acciones, en buena medida, a las decisiones del centro.
42 Cabe mencionar que ambas secciones surgieron del SJOI: la sección 11 fue conformada por un grupo de
trabajadores que Ceballos se llevó de este sindicato. Por su parte, los que quedaron en el SJOI pasaron a
conformar el Sindicato Industrial de Trabajadores en plantas despepitadoras y compresoras de algodón,
elaboración de aceites, jabones, grasas vegetales e hidrogenantes y similares, sección l6. La división, entre
sección l6 y SJOI, fue meramente formal, pues en la practica el líder del SJOI siguió dirigiendo el sindicato
algodonero, incluso las oficinas del nuevo sindicato se instalaron en las mismas oficinas del SJOI.
43 En torno a la conformación del liderazgo gonzalence véase "Agapito González Cavazos: liderazgo y sindicalismo tradicional", en Reestructuración sindical en las maquiladoras mexicanas. Tesis de doctorado en
sociología. México, El Colegio de México, julio 1992.
91
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
dades civiles adeptas al grupo gonzalista. Esta
situación propició una administración en donde
los puestos sindicales se traslapaban con los
cargos municipales sin una
clara diferenciación en tomo al territorio
44 que correspondía a cada una de ellas.
Finalmente, Agapito González terminó
con todo resquicio de disidencia sindical
existente en el contexto matamorense y estableció
un control férreo sobre los cetemistas
matamorenses. En este proceso habría que
destacar dos acciones: primero, la expulsión de
Ceballos de la sección 11; luego, el dominio
ininterrumpido, hasta 1990, de la FRTM. 5
El esplendor algodonero fomentó otros
sectores económicos como los del comercio y los
servidos. Los salarios algodoneros incentivaron
los bares y restaurantes propiciando un auge del
sindicato de meseros. En los años cuarenta, este
sindicato inició la construcción de su edificio
social, solventado por las cuotas de un día de
salario de sus agremiados, terminándolo en 1947.
La construcción se convirtió en el primer edificio
sindical en Matamoros. Según los sindicalistas de
la
época, el costo total había sido de 325 000
46
pesos.
A mediados de los años cuarenta, el
sindicato de meseros inauguró un casino con la
finalidad de recabar fondos y devolver las cuotas
pro-construcción del edificio. La existencia de
este casino se prolongaría hasta principios de los
años
ochenta. Aparte del interés monetario, el
casino tuvo como objetivo convertirse en
centro de esparcimiento para los meseros.
...en ese tiempo las cantinas cerraban temprano...los compañeros no tenían dónde ir, asi es
que se fundó el casino para la re-creación, El
casino estaba abierto las 24 horas, aunque el
negocio era de las 12 a las 6 de la mañana, por la
mañana había poco movimiento. [En las horas de
servicio] podía entrar cualquier cliente, siempre y
cuando se comportara con orden...47
Este segundo objetivo fue uno de los
factores que más influyó en el mal
funcionamiento del casino como un verdadero
negocio. Los miembros del sindicato tenían
crédito abierto, el cual se registraba mediante
vales de caja que firmaban a la administración,
muchos de los cuales no fueron liquidados.
El Sindicato de Meseros no fue la
excepción a las políticas sindicales que
minaron la fortaleza de los sindicatos locales.
La orden de "seccionalización" de sindicatos
locales también afectó a los meseros. En 1952
se convirtieron en la Unión Sindical de
Empleados de Hoteles, Restaurantes, Cantinas,
Cafés y Similares, sección 7. Esta decisión
habría de disminuir su margen de acción,
sujetándolo a la dirigencia nacional. Desde
entonces, a pesar de los constantes embates
centralistas, el Sindicato de Meseros se ha
esforzado por mantener su calidad de sección
regional, en virtud de que con ello garan-
44 Los sindicalistas de la época recuerdan que miembros del Comité Ejecutivo de Jornaleros eran también
regidores, inspectores de policía, etc. A pesar de los cargos municipales, los representantes del SJOI se sujetaban a las órdenes de Agapito González.
45 El poder sindical de Agapito González también fue reconocido y ratificado por la CTM nacional; Fidel
Velázquez le concedió en los años sesenta la Secretaría de Agricultura del Comité Ejecutivo Nacional, cargo
que desempeñó hasta 1990, año en el que también perdió la dirigencia de la FRTM.
46 Octavio Ayala, militante activo desde 1943 y secretario general del Sindicato de Meseros (1954). Marzo de
1992.
47 Marcelino Molina, militante activo desde 1939 y secretario general del Sindicato de Meseros de Matamoros
(1961). Mayo de 1992.
92
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
tiza su autonomía local. Su lucha no ha sido
fácil.
El Sindicato de Músicos, tercer sindicato
matamorense más importante, también se
modificó. Al igual que el de algodoneros y el de
meseros, fue integrado a un sindicato nacional;
en los años cincuenta se convirtió en la sección
49 del Sindicato Nacional de Músicos, más
tarde, en los años sesenta, a raíz de una escisión
en su seno, surgiría la sección 76:
[La división se hizo]... porque los de 'atril' o
lectores, como estaban fuertes y tenían contratos en
algunos negocios, se querían separar de nosotros
(los ambulantes)...
Durante la década de los años cincuenta, los músicos habrían de enfrentar un
problema mayor: la introducción de vitrolas y
aparatos de música electrónica, que repercutió
en su actividad. A pesar de sus quejas ante la
presidencia municipal en tomo a la regulación
de tales aparatos, los músicos vieron disminuir
cada vez más sus fuentes de trabajo en lugares
estables. Pronto la mayor parte de los músicos
pasó a la categoría de ambulantes. Por otra
parte, los músicos no fueron la excepción en
cuanto a la práctica sindical de traducir su
poder sindical en cargos públicos. De hecho,
los músicos fueron el primer sindicato que
tradujo su poder sindical en cargos
administrativos, cuando a finales de los treinta
un bajista fue electo inspector de policía.
La reconstrucción histórica de los tres
sindicatos principales de Matamoros permite
observar la injerencia del centro en el terreno
sindical regional. En los inicios de los años
sesenta, los sindicatos más importantes
(algodoneros, meseros y
músicos), habían sido supeditados a sindicatos
nacionales, mediante su conversión en secciones.
No obstante, la trayectoria sindical de lucha
regional permaneció latente, así lo probaría la
recuperación de una trayectoria sindical durante
la firma de los primeros contratos maquiladores.
in. Reynosa y el faccionalismo sindical
La transición de Reynosa hada una nueva forma
sindical fue más difícil debido a la injerencia de
un sindicato nacional estratégico: el petrolero.
Desde principios de los años cuarenta y hasta
finales de los setenta, el petróleo representó un
crecimiento industrial perenne para Reynosa. En
un principio, la actividad petrolera se
circunscribió a su explotación; luego, a finales de
los cuarenta, se inició la explotación de gas
natural; ésta sería la actividad que más
importancia le daría a nivel nacional. En 1948,
Reynosa aportaba el 7.4 por ciento de la
producción nacional de gas; para 1958, constituía
el 37.4 por ciento.
La dominación por instancias sindicales
extemas no era novedosa para Reynosa; durante
los años treinta y cuarenta había experimentado
el dominio del poderoso SJOI en su Sindicato de
Jornaleros. Esta dominación continuó con el
surgimiento, en 1944, de la sección 36 del
STPRM. El sindicato reynosense acentuó su
dependencia debido a una tardía integración al
esquema sindical petrolero, situación que lo haría
altamente susceptible a la dominación del poder
sindical petrolero más antiguo: el Complejo
Tampico-
48 Juan Bustos, secretario general de músicos (1940), sección 49 de Matamoros. Mayo de 1992.
93
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Madero, surgido a principios de siglo. Asimismo,
la pertenencia a una rama estratégica de la
economía mexicana, dominada por un sindicato
nacional, impidió cualquier participación de los
sindicatos locales.
A pesar de su dependencia, la dirigencia
petrolera sindical reynosense gozó de cierta
autonomía que aprovechó. La administración
local se distinguió por la adopción de prácticas
sindicales negativas:
el clientelismo, la corrupción y la preferencia de
las actividades políticas antes que las sindicales
fue común en la década de los cincuenta. Ante
esta situación, los trabajadores expresaron su
descontento:
Un grupo de trabajadores de planta de Petróleos
Mexicanos hace público su descontento contra el
Ejecutivo de la sección 36 y en forma especial contra
Carlos de Alejandro y Antonio García [quienes]
desde hace tiempo tienen abandonados todos los
problemas de los obreros, ya que se han dedicado a
trabajos de Índole política, prohibidos por el estatuto,
ya que el Sr. Carlos de Alejandro trata de ser
candidato a presidente municipal de Reynosa y
García Rojas, diputado...los trabajadores piden...que
sus dirigentes se dediquen a trabajar en bien de la
organización y se alejen de
49
la política
Ahora bien, la autonomía relativa se
reducía durante la negociación contractual. Por su
posición en el organigrama petrolero, los líderes
reynosenses tenían que mediatizar las demandas a
través de la dirigencia de la sección 1. El proceso
de
intermediación se iniciaba cuando una
comisión de la sección reynosense llevaba las
peticiones ante la gerencia de la zona norte; ahí
discutían, formulaban las peticiones definitivas
y matizaban las demandas según los
requerimientos políticos del dirigente petrolero
del norte. Este intermediarismo perjudicaba a
los dirigentes locales, quienes muchas veces
fueron
tachados
de
ineficaces,
en
contraposición con los dirigentes de la zona
norte, como sucedió en el año de 1958;
La amenaza de huelga que pesaba sobre PEMEX ha
quedado conjurada al resolverse satisfactoriamente
las demandas planteadas por la sección 36...factor
determinante para la solución de los problemas fue
la atinada intervención del ingeniero Vicente
Inguanzo, gerente de la zona norte, quien actuó en
representación de PEMEX después de que los
comisionados [de la sección 36] se negaron a
seguir platicando [asumiendo una actitud
intransigente]...la falta de tacto [de los
comisionados] dio lugar a que en su lugar
interviniera el ingeniero Inguanzo y se
reconoció...que las demandas eran justas;
puesto que no pedían nada fuera de la ley..,50
La década de los sesenta constituye un
periodo difícil para la sección 36. La
destitución de funcionarios sindicales en la
región por la violación del contrato colectivo, a
principios de los sesenta, y el nombramiento
como secretario general a Joaquín Hernández
Galicia propició una mayor injerencia de la
sección de Tampico en los asuntos
reynosenses. El dominio se
51
prolongó desde 1961 hasta 1989
El mañana, diario reynosense, revisión sistemática 1949-1971. Abril de 1951. Op. cit.
14 de mayo, 1958.
La injerencia ha quedado de manifiesto en dos acciones; mediante la imposición de líderes incondicionales
por parte del dirigente de la sección 1, entonces Joaquín Hernández Galicia, y por la obstrucción de posibles
fuentes de poder regional, como fue el despojo a la sección 36 de la jurisdicción de PEMEX en el municipio
de Cadereyta, Nuevo León, a mediados de los años sesenta, que le correspondía por estar mis cerca
geográficamente a ésta. Dicha jurisdicción significaba el control de más de 1 000 obreros de planta e igual
número de trabajadores transitorios, además de alrededor de 50 millones de pesos que los contratistas
tendrían que pagar como porcentaje sobre el costo total de la obra ejecutada, según lo estipulado por
94
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
Este periodo ha sido denominado por
los periodistas locales como "el quinismo en
Reynosa' para referirse al dominio que el líder
estableció en esa región. El control se inició con
el nombramiento de Ernesto Cerda Ramírez
como secretario general de la sección 36 y de la
FRTR en los años sesenta.
Pese a los beneficios exaltados por
Cerda, como la construcción de una clínica y la
inauguración de una academia comercial, la
situación estaba lejos de ser la mejor para la
rama petrolera. Entre 1963 y 1964, la sección 36
suspendió la mayor parte de sus obras de
construcción, en ese lapso paralizó ocho equipos
de las empresas contratistas. Tal medida agudizó
el desempleo en la región. Por otra parte, en esa
misma década, la sección 36 tuvo que enfrentar
varias demandas por despidos injustificados y
accidentes de trabajo. Otro problema que
enfrentaron los líderes petroleros reynosenses
fue la escasez de trabajadores, tanto para las
actividades de construcción, como para las
petroleras. Los trabajadores de la época, como
los jornaleros, recuerdan como PEMEX los intentaba atraer para que laboraran en sus instalaciones pero, para ellos, el trabajo petrolero
no fue atractivo.
52
53
54
55
Debido a la expansión de las
actividades de PEMEX, el mercado laboral se fue
acrecentando la mayoría de las veces con
población inmigrante que se asentó en Reynosa
atraída por la actividad petrolera. Al interior del
grupo petrolero puede distinguirse dos tipos de
trabajadores: los de confianza y los
sindicalizados. Sin embargo, la fuerza del STPRM
no se explicaría del todo si no se refiere al caso
de los trabajadores transitorios, quienes también
eran controlados por el sindicato.
A nivel local, el problema de los
trabajadores transitorios ha sido determinante.
Desde la década de los cincuenta, ha
existido una protesta continua por parte de los
trabajadores contra la dirigencia de la sección 36
por la marginación y explotación de que han sido
objeto. El descontento obrero desembocó en el
primer intento organizativo, en abril de 1951,
cuando se constituyó un grupo de defensa de
trabajadores transitorios de la sección 36 en
contra de los dirigentes sindicales, los cuales
olvidaban sus promesas, una vez que ocupaban
los cargos. En ese momento, los trabajadores
expresaron:
el contrato colectivo de trabajo. Angelina Alonso y Roberto López, El Sindicato de Trabajadores Petroleros y
sus relaciones con PEMEX y el estado 1970-1985. México, El Colegio de México, 1986, pp. 270-271.
El mañana, diario reynosense. Octubre de 1964.
Mauro Rodríguez, dirigente del Sindicato de Jornaleros de Reynosa. Septiembre de 1992.
Los trabajadores transitorios se dividen en dos categorías: extraordinarios y por sustitución. Los primeros son
utilizados en actividades extras de la sección; los segundos sustituyen la ausencia de trabajadores permanentes, en caso de vacaciones, permisos, etc. PEMEX retiene a muchos trabajadores transitorios con la
esperanza de brindarles una planta laboral a futuro.
A nivel nacional el primer movimiento sindical de trabajadores transitorios petroleros se inició en los años
sesenta, y estaba inspirado en el Sindicato de Trabajadores de Petroleros y Transitorios, sección 1, de
Minatitlán, Veracruz. El movimiento se extendió de 1960 a 1978, arto en el que se registró el último intento
de reivindicación de trabajadores transitorios. En un primer momento se pidió el reconocimiento de un sindicato de trabajadores transitorios que no permitió el STPRM; más tarde, demandaron la asignación de plantas
a transitorios por antigüedad y no amiguismo, objetivo que tampoco fue del todo satisfecho. Véase Alonso y
López, op. cit. pp. 274-280.
95
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
...ya estamos cansados de servir de escalón a otros,
escisión intrasindical del USMR por malversación
quienes al llegar a la directiva, no recuerdan los
de fondos en la construcción de su edificio.
ofrecimientos que hicieron...5
No fue sino hasta 1967 cuando, a raíz de
la movilización nacional de trabajadores
transitorios, los trabajadores reynosenses
transitorios rebasaron los límites regionales al
encabezar la marcha de descontento en el norte.
Salieron de Reynosa y fueron engrosando sus
filas con trabajadores de San Luis Potosí,
Veracruz y Puebla hacia la ciudad de México. En
tanto que de Macuspana, Tabasco, partieron los
trabajadores del sur; ambos grupos habrían de
confluir en la ciudad de México. A pesar de las
presiones, el STPRM se encargaría de que dicho
movimiento no prosperara.
Al descontento interno habría de
sumarse la disputa entre la sección 36 y otros
sindicatos reynosenses, como la Unión Sindical
de Meseros de Reynosa (USMR), principal
sindicato de la época. La disputa principal surgió
con el dominio de la FRTR por parte de la sección
36. Las protestas fueron desde acusaciones de los
meseros por el desplazamiento de su papel de
pioneros sindicales, hasta la denuncia abierta de
los intereses políticos de los petroleros.
Durante los años cincuenta, el conflicto
entre la sección 36 y el USMR originó el
faccionalismo sindical al interior de la FRTR. En
1951, los meseros reynosenses se retiraron de la
FRTR,
argumentando la politización del
organismo. La balanza se inclinó en favor de la
sección 36. En tal derrota, desempeñó un papel
central la
En este sentido, la USMR fue precursora
de un mal que aquejaría al sindicalismo
reynosense posterior: la escisión de los
trabajadores de una misma rama económica. En
los inicios de los años cincuenta y sesenta se
daría la división de varios sindicatos
reynosenses: meseros, al58
bañiles, plomeros. Como un intento por
solucionar tal divisionismo, durante los
cincuenta la CTM buscó la integración de los
distintos sindicatos alrededor de la FRTR, afiliada
a la CTM, sin mucho éxito.
El auge petrolero y la caída subsecuente
del algodón fortalecieron otros sindicatos, como
el Sindicato de Jornaleros de Reynosa (SJR). La
mayor parte de los ex-algodoneros, al igual que
en Matamoros, se concentró en la rama de la
construcción. No obstante, el faccionalismo
entre varios sindicatos de la construcción
impidió la constitución de un sindicato fuerte.
Otros sindicatos que surgieron al influjo
de la bonanza económica incentivada por el
petróleo fueron los sindicatos de choferes y
camioneros. Durante los años cincuenta, el
transporte de carga y de pasajeros adquirirló
gran importancia. Esta década también fue
escenario de la pugna constante entre sindicatos
por el dominio de rutas en la localidad. En este
conflicto intrasindical, la FRTR intentó un
arreglo sin mucho éxito.
El mañana, op. cit. 5 de abril, 1951.
En la frontera tamaulipeca existe la tradición de que el sindicato más antiguo y de mayor trayectoria inicia en
cada región los desfiles de obreros. Cuando los petroleros, en 1950, quisieron encabezar el movimiento,
desataron el descontento, ya fermentado en los meseros reynosenses. Véase El mañana, op. cit. 1951, 1954 y
1958. Mauro Rodríguez, dirigente del Sindicato de Jornaleros de Reynosa.
96
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
El conflicto sindical en el rubro de los
transportes se agudizaba debido a que no sólo
existían sindicatos locales, sino también
federales e incluso norteamericanos. Entre los
federales estaba el Sindicato de Choferes de
Transportes de Carga y Operadores de Carga y
Operadores de Máquinas en Zonas Federales,
quienes en 1957 lograron el control de la carga
de la carretera La Ribereña. ° Entre los
norteamericanos, la línea principal era Valley
Transit Company, que en 1959 logró una
concesión para transportar pasajeros entre Mc
Allen y Reynosa. De entre los sindicatos
locales, destacaba el Sindicato de Choferes,
iniciando con ello en 1956 la carrera del que
sena el líder vitalicio de Reynosa, Reynaldo
Garza Cantú.
La consolidación de Garza muestra un
liderazgo utilitarista que aprovechó la división
intrasindical reynosense y manipuló dirigencias
municipales y sindicales para lograr su
beneficio personal. Parte de la explicación
también se debe a la ineficacia de las
autoridades cetemistas para conseguir el
pacifismo sindical en las filas reynosenses:
...han pasado ya aquellos tiempos en que los
problemas de la clase obrera se resolvían por medio
de las pistolas y los puñales...[aunque] todavía hay
uno que otro elemento que pretende utilizar los
procedimientos [sindicales] empleados hace diez
años...[hoy] ante la situación creada al calor de las
pasiones políticas y de intereses personales es
necesario mantenerla unidad de los trabajadores en
atención a las recomendaciones hechas por la PTT. ¡
Ante el intento de disciplinarización
sindical al centro se opusieron
líderes locales como Andrés Pérez Treviño. El
líder denunció la política antisindical que existía
en ese momento por parte de la FTT y la Junta
Central de Conciliación y Arbitraje (JCCA), en
Ciudad Victoria, acusándolos de traidores al
sindicalismo reynosense por aceptar el registro de
sindicatos duales; es decir, de distintos sindicatos
en una misma rama. A finales de 1962, Pérez
Treviño expresó:
En el consejo obrero [de la CTM, la FRTR] [me]
pronuncié en contra de Elías Piña, [dirigente de la
FTT] Javier Ferretis, Luis Torres y otros elementos
de la Conciliación [por ocasionar]... la división entre
la familia obrera de Reynosa...[al permitir] anomalías
sindicales, como el registro de un sindicato blanco en
el centro nocturno 'La cucaracha' [así como] organizaciones sindicales de doble registro...[como es
el caso] del sindicato doble de plomeros oficiales y
maestros albañiles, sindicato de comercio y otros
muchos más que han aceptado el registro a pesar de
que ya existen
62
organismos constituidos por varios años..
La situación crítica de la FRTR era
evidente por dos razones: el fracaso en su
proyecto de unificación obrera y el reconocimiento de sindicatos duales en la misma
actividad, que a la larga fomentaría el
faccionalismo sindical. El debilitamiento de la
federación fue directamente proporcional al
fortalecimiento garcista. El líder consolidó
primero su poder en el Sindicato de Transportes
al controlar varias unidades; luego lo hizo
durante la administración de su hermano Rodolfo
Garza Cantú, en el bienio 1968-1970, y su
gestión como oficial mayor; se relacionó con las
autoridades de vialidad del estado, permitiéndosele controlar un gran número de
60 El mañana, op. cit. Enero de 1957.
61 E! mañana, op. cít. Septiembre de 1954.
62 El mañana, op. cit. Diciembre de 1962.
97
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
placas de servido público, mismas que rentaba a
los operadores de taxis.
A diferencia de los otros dos líderes
tamaulipecos, Reynaldo Garza Cantú prefirió
dedicarse a sus negocios y controlar
subterráneamente la dirigencia de la FRTR. Para
lograr el dominio de la Federación, Garza Cantú
recurrió a las más variadas tácticas, incluso a la
amenaza de separarse de la CTM; su objetivo
central fue desplazar a los líderes tradicionales de
Reynosa:
...su calidad de funcionario municipal le permitió ir
conquistando diversas secciones sindicales de la
Federación de Trabajadores de Reynosa, afiliada a la
CTM, al punto de formar una federación paralela y
obligar a renunciar a Pablo Hernández Huerta,
dirigente de la FRTR...
A partir de entonces, el líder se rodeó de
dirigentes sindicales incondicionales que
impidieron la introducción de elementos extraños
o adversos al poderío garcista. A pesar de no
existir una dirigencia perenne por parte de Garza
Cantú, el líder participó en las elecciones de Armando Flores Jiménez, Ernesto Cerda Ramírez,
José Ulloa Castellón, Abel Hernández y Rafael
Morales de la Cruz como secretarios generales.
Esta participación subterránea le garantizó
tranquilidad en sus negocios dos y en su
sindicato. La preocupación por las bases
sindicales fue marginal para el líder.
Los años cincuenta también permiten
contrastar las diferencias entre la política sindical
de una organización nacional y una local. La
sección 36 de PEMEX
en general se plegó a la negociación petrolera
nacional. En el terreno salarial, la zona norte
siempre gozó de un fabulador salarial más alto
en virtud de su calidad fronteriza, lo que
provocó el descontento de las otras regiones.
Para evitarlo, el STPRM niveló los salarios de la
sección 36 a los otros tabuladores. La medida
evitaba mayores problemas al STPRM, aunque
para la sección local representó un retroceso en
sus concesiones salariales. Las decisiones
extemas se imponían una vez más sobre las
decisiones petroleras locales.
La practica sindical local estuvo en el
extremo contrario, ya que sus objetivos
centrales fueron la firma del contrato colectivo,
las mejores condiciones laborales y la
utilización de la huelga en casos extremos; el
prototipo de esta política fue la USMR. Durante
los años cincuenta y sesenta tuvo lugar la lucha
de meseros contra los sindicatos proempresariales y el reconocimiento de sindicatos
representativos de los trabajadores. En las
negociaciones de principios de los sesenta, la
USMR sumó nuevas demandas a sus peticiones
tradicionales (que se enfocaban hada los
salarios y prestaciones):
...la USMR inició la solicitud de la revisión de
contratos colectivos de trabajo a los propietarios de
negocios en la calzada del puente internacional,
solicitando el 40 por ciento de aumento en el
sueldo, basándose en el aumento que han tenido los
artículos de consumo necesario, además solicitan
que los patrones paguen el Seguro Social y la
cédula cuarta por lo que respecta a la parte que
63 Líneas Fronterizas. Septiembre de 1989.
64 Ibid. Septiembre de 1989.
65 El fabulador de PEMEX estaba dividido en zonas geográficas y en éstas los salarios se asignaban en función de
las variaciones en el costo de la vida. Para ello, existió un organismo dependiente de PEMEX, la Comisión de
Salarios y Prestaciones, encargada de estudiar y regular los salarios y prestaciones de acuerdo con el costo de
la vida de los centros de trabajo. Véase Alonso y López, op. cit., p. l6l.
98
QUINTERO RAMÍREZ/ LA CONFORMACIÓN DE LOS CACIQUISMOS
corresponde a los obreros...[de lo contrario)
emplazarán a huelga...
La demanda de derechos mínimos para los
trabajadores, así como la ayuda en el pago de sus
impuestos, concede al sindicalismo de la USMR un
carácter tradicional parecido al matamorense. Por
otra parte, la consecución de varias de sus
peticiones, a pesar de sus enfrentamientos con la
sección 36, da cuenta de una preocupación
mínima por sus agremiados.
El caso reynosense complementa el
panorama sindical de la frontera tamaulipeca de
mediados de la década de los sesenta: liderazgos
sindicales sustentados en actividades económicas
exitosas, pero supeditados, en grados distintos, a
un centro político y sindical. El Cuadro I resume
las principales similitudes y diferencias entre los
caciquismos tamaulipecos y permite contrastar,
de manera sintética, por qué el sindicalismo
actual de la frontera tamaulipeca es tan distinto.
66
E! mañana, op. cit. Julio de 1960.
99
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
CUADRO I
EL SINDICALISMO EN LA FRONTERA TAMAULIPECA
Sindicatos ¡ocales importantes y
Lugar
Actividad
relaciones con otras
económica
organizaciones sindicales
hegemónica
externas
Nuevo
Laredo
Aduanas
(*)
Servicios(**)
Política sindical
Meseros, albañiles y alijadores
Política reivindicativa
mínima
Dominio sindical local
alternado
Distanciamiento con la FTT
Seccionalización de meseros
Dominio sindical de
cargos administrativos
municipales
y músicos
Junta Federal de
Relación directa líder
neolaredense y CTM nacional
Mejoras
Materiales (*)
Matamoros
Algodoneros y meseros
Algodón(**)
Restaurantes (")
Coaptación de
disidencia obrera
Política reivindicativa con
tácticas combativas
moderadas Práctica
Conformación de pautas sindicales
locales
sindical desprendida de
necesidades locales
Expulsión de líderes
Pugna sindicalismo local/nacional
Introducción de CTM estatal y
nacional
Seccionalización de algodoneros,
sindicales locales
meseros y músicos Consolidación de
la FRTM (cetemista)
Apropiación de un pasado sindidcal
por un nuevo liderazgo Petroleros,
meseros y choferes
Dependencia del STPRM
Faccionalismo sindical local
Reynosa
Petróleo (•)
Pugna STPRM/sindicalismo
local
Unidad ficticia cetemista
Servicios (")
Preferencia de intereses
políticos sobre laborales
Manejo subterráneo de la
PRTR
Diferenciación sindical por
sectores
Fuentes: Archivos Municipales de Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa. Notación: (*).-Actividad
dependiente de instancias extemas. (**).- Actividad económica local.
FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994
La imagen de Japón en la ciudad de Tijuana
Roberto Ham Chande*
RESUMEN
El presente trabajo es el resultado, en Tijuana, de un estudio sobre la imagen de Japón en América Latina, entre
líderes de opinión tales como profesores universitarios, profesionistas, empresarios y —quienes serán los futuros
dirigentes— estudiantes de licenciatura. Se supone que las opiniones en Tijuana deben estar matizadas por el
impacto de las inversiones japonesas en la industria maquiladora. Los datos muestran ideas sobre Japón como
productor de artículos de gran calidad, de gran avance científico, tecnológico y educativo, logrado gracias a su
laboriosidad y sentido de cooperación entre trabajadores, empresas y gobierno. Se considera que los japoneses
tienen una alta calidad de vida, pero no tan buena como en Estados Unidos. No aparece como una sociedad
democrática y la situación de la mujer no se considera buena. Existe desconocimiento sobre su participación en el
desarrollo de América Latina, pero se desea que se incremente estrechando relaciones políticas y culturales. Aunque
ahora aparece como complementario, a Japón se le considera el sustituto de Estados Unidos en el liderazgo
económico del siglo XXI, aunque no se cree que llegue a convertirse en amenaza militar.
ABSTRACT
This article presents the results of a study conducted in Tijuana on the image of Japan that prevails among Latín
American opinion leaders, such as University faculty, professionals, busines people, and the undergraduate students
who will be the leaders of tomorrow. The study presupposes that opinions held in Tijuana are nuanced by the impact
of Japanese investment in Mexico's maquiladora industries. The data reveal impressions of Japan as a producer of
high-quality, scientifically and technologically advanced products, a status that it achieved because of the
industriousness of its workforce and a sense of cooperation among workers, employers, and the govenrment. The
general opinion is that the Japanese enjoy a high standard of living, but not as high as that of the United States.
Japan is not viewed as a democratic society or one favourable to women. There is a general lack of awareness of
Japan's participation in Latin American development, but there is general support for a significant increase in
political and cultural relations with Japan. Although Japan is now seen as being on par with the United States, the
opinion is that it will replace the United States as the economic leader in the twenty-first century. However, it is not
considered likely that Japan will become a military threat.
'Roberto Ham Chande. Director del Departamento de Salud Pública de El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede
enviar correspondencia a Blvd. Abelardo L. Rodríguez núm. 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja California, México.
Tel.: (66l) 3-35-35.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Un mundo en interrelación
las interrelaciones entre diferentes
sociedades y naciones han existido desde
siempre, no ha sido sino hasta en las décadas más
recientes que la interdependencia entre países se
ha intensificado a tal grado que ya se reconoce
como vital y se toma explícitamente en cuenta en
la planeación del desarrollo económico, social y
cultural de todos y cada uno de los Estados. Las
crecientes relaciones entre las naciones no sólo se
han hecho posibles sino que se han impuesto
debido a los avances en la tecnología de las
comunicaciones y de los transportes, lo que ha
permitido la internacionalización de los sistemas
económicos, la cual constituye la principal y más
ineludible forma de interdependencia, con todas
sus ventajas, desventajas y polémicas. Desde
luego que en este sentido el gran ejemplo y tema
de mayor trascendencia para México es el
Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados
Unidos y Canadá.
También es cierto que las modalidades
de
relación
y
su
magnitud
varían
considerablemente de región a región y de país a
país. Las capacidades económicas, políticas,
sociales y militares alcanzadas, junto con las
vecindades geográficas y las afinidades culturales
e históricas, han dando lugar no sólo a distintas
formas y diferentes intensidades de relación, sino
también a la conformación de ámbitos de poder
ideológico y económico en transformación
continua, dando lugar a nuevas configuraciones.
En este sentido, a los países latinoamericanos, y
en especial a México, les ha tocado moverse
dentro de una esfera que ha estado en gran parte
dominada por Estados Unidos, cuestión
AUNQUE
1
102
que no sólo nunca ha sido fácil, sino que ha
tenido ejemplos claros e históricos de
intervención e inconveniencias económicas,
políticas y militares. De ahí que para América
Latina, y en especial para México, siempre ha
sido atractivo buscar relaciones multilaterales
que permitan diversificar oportunidades y
aminoren las desventajas y peligros de una
relación bilateral dentro de un esquema de
poder asimétrico.
Japón como alternativa
En las nuevas formas de organización mundial
ya ha sido notorio durante algunas décadas el
aumento en la participación e influencia de
Japón, particularmente en lo que se refiere al
ámbito económico internacional. De tal suerte,
dentro del nuevo concierto mundial Japón ha
sido visto por los países en desarrollo, incluidos
los latinoamericanos, como un socio deseable
en materia económica y una oportunidad de
diversificar relaciones comerciales así como de
otros intercambios.1 Las capacidades de Japón
como inversionista, creador de tecnologías
industriales, administrativas y comerciales, sus
posibilidades como usuario de servidos
turísticos, así como mercado potencial ante la
gran capacidad adquisitiva de su población,
esbozan una posibilidad que para México y
América Latina es importante en cuanto a que
representa no sólo la ampliación de
posibilidades, sino también una opción social y
política diferente.
De modo concomitante, para Japón son
vitales sus relaciones diplomáticas, económicas
y culturales de carácter internacional, pues es en
gran medida a
Julio A. Millán, La Cuenca del Pacífico. México, Nacional Financiera y pondo de Cultura Económica, 1992.
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
través de éstas que ha logrado la posición
privilegiada que ahora detenta. De esta manera
para Japón resulta indispensable mejorar y
aumentar sus relaciones mundiales, no sólo en lo
económico sino en las demás áreas.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, un objetivo claro es el de intensificar y
mejorar las relaciones entre Japón y el mundo en
desarrollo en busca de beneficios mutuos.
Ciertamente que una meta tan obvia y simplista
como la expresada en la frase anterior requiere
de especificidades que le den sentido real y la
hagan práctica. En este artículo planteamos y
tratamos de resolver una de esas especificidades,
que consiste en identificar y evaluar la imagen
que se tiene de Japón en la dudad de Tijuana.
Aunque es claro que se trata de un contexto muy
circunscrito, también es parte concreta de un
proyecto
mayor
dirigido
al
ámbito
latinoamericano,
como
se
explica
a
continuación.
En busca de la imagen de Japón en América
Latina
Para una mayor comprensión del estado de la
relación entre Japón y América Latina es de
gran relevancia conocer las opiniones que se
tienen de una a otra sociedad. Esta premisa la
basamos en algunos supuestos concatenados que
se expresan a continuación:
a) Existen diferencias históricas y
culturales entre ambas sociedades.
b) Estas diferencias dan lugar a faltas
mutuas de comprensión, creación de
estereotipos y errores de percepción.
c) Es necesario reconocer la imagen que
tiene cada parte de la otra, con objeto de deshacer
equívocos y reforzar lo positivo.
Con el propósito de salvar generalidades
a través de acciones definidas y prácticas, en este
estudio nos hemos abocado a identificar la
imagen que en América Latina genera Japón
como país, como pueblo y como sistema
económico y sociocultural. El fin de identificar
esta imagen es que ésta permita desde mostrar
conceptos distorsionados qué corregir, hasta
sugerir normas concretas de información, cooperación e intercambio; todo ello como parte de
la necesidad de programas lo más adecuados
posibles para relaciones futuras entre Japón y
América Latina.
Con esta idea, el Instituto Iberoamericano de la Universidad Sofía, en Tokio, ha
llevado a cabo un sondeo de opiniones como
parte de una investigación sobre la imagen que se
tiene de Japón y los japoneses en América Latina,
bajo la coordinación de su director el Dr. Gustavo
Andrade S. J., con apoyo financiero de la
Fundación Toyota, y con la participación de
diversas instituciones académicas de América
Latina, entre las que se encuentra El Colegio de
la Frontera Norte.
Este proyecto tuvo como antecedente un
estudio piloto realizado en la ciudad de Santa Fe
de Bogotá, en mayo y junio de 1988. Con las
experiencias y los resultados obtenidos en esa
investigación inicial se preparó el cuestionario
que serviría de instrumento principal en la
recolección de la información básica del
proyecto.2 Se trata de sondeos de opinión
captados en un cuestionario estructurado de
preguntas y respuestas cerradas, con
2 Instituto Iberoamericano. La imagen de los latinoamericanos sobre el Japón y los japoneses: el informe de la
encuesta piloto en Colombia. Tokio, Universidad Sofía, 1989.
103
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
base en conceptos creados alrededor de los
perfiles y sensaciones que suscita Japón en las
sociedades latinoamericanas.
Esta investigación toma en cuenta
algunos supuestos específicos que Japón suscita
en el medio sociocultural de América Latina,
como se explican a continuación.
a) En términos de imagen no existe una
total diferenciación entre lo que es japonés y lo
que es, en general, asiático, confusión en la que
particularmente se incurre respecto a lo chino.
b) En este siglo la imagen de Japón ha
estado matizada por su participación como
enemigo de Occidente durante la Segunda Guerra
Mundial.
c) Las opiniones que sobre Japón se
crean están influidas por lo que difunda Estados
Unidos y sus medios de comunicación.
La imagen de Japón a través de una temática
El diseño del cuestionario y las preguntas que
contiene obedecen a una serie de conceptos
considerados pertinentes para identificar y medir
las percepciones que sobre Japón y lo japonés
tienen los entrevistados. La selección de los
temas y la manera de expresarlos en preguntas y
respuestas obedece, en primer lugar, a la prueba y
sondeo de ideas y estereotipos que parecen
prevalecer como opinión acerca de Japón en
América Latina. Se trata de 23 temas, expresados
algunos en una sola pregunta y otros,
subdivididos en varias preguntas, todas con
opciones de
3
104
respuestas precodificadas y cerradas que
abarcan los siguientes puntos.
1. Contactos con Japón y/o lo japonés.
2. Simpatía por Japón en una contienda
deportiva hipotética.
3. Preferencia por productos japoneses
en: a) televisores y b) automóviles.
4. Preferencia por Japón como lugar de:
a) turismo, b) estudio y c) trabajo.
5. Confianza hipotética en la medicina
japonesa.
6. Grado de desarrollo comparativo de
Japón con otros países en: a) arte, b) ciencia, c)
tecnología, d) educación y e) nivel de vida.
7. Rasgos personales de los japoneses.
8. Situación social de la mujer en
Japón.
9. Condiciones de Japón en comparación con Estados Unidos con respecto a: a)
habitación, b) salubridad, c) educación y d)
medio ambiente.
10. Grado de democracia de las
instituciones políticas de Japón.
11. ¿Qué desea conocer de Japón?
12. Causas del gran desarrollo económico japonés.
13. Respecto a las empresas japonesas:
a) ¿cuáles son sus características? y b) su
expansión en México, ¿es de beneficio?
14. ¿Qué tanto más trabajan los
japoneses respecto de los alemanes?
15. ¿Qué tanto favorece a América
Latina el crecimiento económico de Japón?
16. ¿Qué tanto favorece a América
Latina el creciente poder político de Japón?
Comentarios recibidos por parte del profesor Ryoshiro Baba, del Programa de Estudios Japoneses de El Colegio
de la Frontera Norte.
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
17. ¿Hay amenaza para la paz por parte
del poder militar japonés?
18. Cómo son las relaciones con Japón
en lo: a) económico, b) político y c) cultural.
19. ¿Cuál es el futuro de las relaciones
entre México y Japón?
20. ¿Cómo mejorarían las relaciones con
Japón?
21. ¿Cuáles son los obstáculos en las
relaciones con Japón?
22. ¿En el siglo XXI quién reemplazará a
Estados Unidos como líder mundial?
23. ¿Qué explica la buena relación entre
Japón y Estados Unidos?
Las preguntas realizadas, las opciones de
respuesta y los porcentajes obtenidos se presentan
como anexo al final de este trabajo.
La heterogeneidad latinoamericana
En un objetivo de investigación como el señalado
es importante considerar que América Latina es
una realidad tan grande, diversa y compleja, por
lo que el tema de sus relaciones con Japón
requiere ser tratado tomando en cuenta esa
heterogeneidad. En busca de una representación
que refleje la diversidad latinoamericana y sus
contrastes, la encuesta se realizó en nueve
ciudades latinoamericanas de siete países.
Siguiendo un orden geográfico de norte a sur,
estas ciudades son: Tijuana y dudad de México,
en México; San José, en Costa Rica;
Santa Fe de Bogotá, en Colombia; Caracas, en
Venezuela; lima, en Perú; Brasilia y Sao Paulo, en
Brasil; y Buenos Aires, en Argentina.
La selección no aleatoria de los lugares
de encuesta se debió, por una parte, a las
restricciones de presupuesto y tiempo, pero
además implicó una representación
adecuada del medio latinoamericano dentro de los
propósitos que se plantean. Aunque en el diseño
del proyecto se reconoce que la realidad
latinoamericana es mucho más diversa y compleja
que la que puedan representar las nueve urbes
seleccionadas, también se asegura que cada uno
de estos lugares tenga particularidades de interés
ante la imagen que Japón proyecta.
La población de interés
La investigación busca identificar cuál es la
imagen que tiene Japón y lo japonés en América
Latina, es decir, conocer lo que la población
latinoamericana en general piensa de Japón y sus
entornos socioculturales y económicos. Sin
embargo, más que indagar la opinión de la
población latinoamericana en general resulta más
significativo enfocar el estudio hacia cómo es esa
imagen en los grupos de población cuya opinión
puede influir en las relaciones entre uno y otro
lado.
De esta manera, como definición de
"población objetivo", en términos de muestreo, se
tomaron dos sectores sobre la clase de población
que interesa para esta investigación en particular.
Por una parte están los profesionistas,
empresarios y políticos, cuya influencia de
opinión y capacidades de decisión alcanzan repercusiones dentro de su sociedad y país. Por otra
parte, se consideró a los estudiantes universitarios
en el nivel de licenciatura, desde la perspectiva de
que son las personas en formación que en lo
futuro serán los responsables en la toma de
decisiones de empresa y gobierno. La
racionalidad de los conceptos utilizados y el
diseño de la investigación forman parte del
informe general de ésta. A continuación nos
referiremos a los encuestados que no son
105
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
estudiantes sólo como "profesionistas", dada la
necesidad de simplificar y ante el hecho de que la
mayor parte de estas personas tienen esa calidad.
Con objeto de estudiar comparaciones, a
través de diferencias de percepción, se aplicó
exactamente el mismo cuestionario a la muestra
de estudiantes universitarios y a la de
profesionistas. Este cuestionario se aplicó
también, sin mayores variaciones, en cada una de
las nueve ciudades investigadas, con objeto de
extender la comparabilidad en todas las
dimensiones del estudio, incluyendo la
geográfica.
En estas páginas se particulariza sobre
los resultados de la parte correspondiente a la
ciudad de Tijuana. Es necesario aclarar que
mucho de la estructura de estas notas sigue las
pautas del borrador del informe general
presentado por el grupo coordinador del proyecto
y discutido en agosto de 1991, en la ciudad de
Santa Pe de Bogotá, Colombia. Adicionalmente,
este escrito agrega las críticas y sugerencias que
se recibieron en la presentación que se hizo en el
Seminario del Pacífico, que regularmente realiza
el Centro de Estudios de Asia y África de El
Colegio de México, en octubre de 1991.
Tijuana y la frontera con Estados Unidos
El Censo General de Población y Vivienda de
1990 señala para Tijuana un número de
habitantes de 743 mil, cantidad alcanzada a través
de una dinámica demográfica espectacular
ocurrida en este siglo. Mien-
4
tras que en el lapso de 1930 a 1990 México
como país creció cinco veces en su población,
su frontera norte lo hizo en 14 veces, pero
Tijuana se multiplicó por 66. Un crecimiento
poblacional de esas magnitudes se explica
únicamente por las grandes migraciones hacia
la zona. Migraciones de esta magnitud
necesariamente implican factores de gran
atracción en el lugar de destino; en este sentido
estos movimientos han sido la respuesta
sociodemográfica a una serie de condiciones
"fronterizas" favorables y cambiantes en el
tiempo y en el espacio, en las que siempre ha
sido determinante el factor de la relación con
Estados Unidos.
En la frontera, y particularmente en
Tijuana, se dan elementos de interrelación
fronteriza que van de norte a sur y de sur a
norte en formas cada vez más diversas y
complejas. Una de estas interrelaciones la
constituyen los programas de industrialización,
entre los que destacan las plantas maquiladoras.
Y es principalmente por este último elemento,
el de la industria de la maquila, que resulta
pertinente el estudio de la imagen que proyecta
Japón sobre la sociedad tijuanense.
Siendo Tijuana una ciudad cuya
existencia era apenas incipiente a principios de
siglo, de hecho cuenta con muy poco pasado.
Sin embargo, si su historia es escasa, sí se
puede dar cuenta de un presente muy dinámico
económica y socialmente, en el que se
vislumbran también una ciudad y una sociedad
con un futuro de gran efervescencia. Gran parte
de esta dinámica y sus tendencias está basada
en la creciente industrialización y en las opor-
El trabajo de campo de la encuesta en Tijuana estuvo a cargo de Armando Rosas Solís, de la Universidad
Autónoma de Baja California.
5 Rene Zenteno, Migración hacia la frontera norte de México: Tijuana, B.C. Tijuana, El Colegio de la Frontera
Norte, 1993 (Colección Cuadernos).
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
tunidades que traerá la integración ecomómica
con Estados Unidos y Canadá con el TLC. Y es
justo en el renglón de la industrialización que las
inversiones japonesas han hecho presencia en la
frontera mexicana con Estados Unidos, con
planes de mayores desarrollos, y con Tijuana
como una de las principales plazas. Signos
claros de esta ponderación económica de Japón
sobre la dudad de Tijuana son los datos de 1989,
que señalan que del total de la inversión
japonesa en la industria de la maquila en
México, el 73 por ciento está colocado en
Tijuana, dando lugar a un total de 5 640
empleos. Esta situación no sólo afecta la imagen
local sobre Japón y lo japonés, sino que le
otorga una relevancia considerable debido a sus
posibles repercusiones, lo que finalmente
impone la necesidad de una revisión y
evaluación del estado que guarda la imagen que
Japón proyecta y cuáles pueden ser sus
perspectivas.
La muestra de estudiantes universitarios
Para conocer la opinión que sobre Japón tienen
los estudiantes universitarios de Tijuana se tomó
una muestra de 100 de ellos, todos alumnos de
la Universidad Autónoma de Baja California
(UABC). Aunque en Tijuana existen varias
instituciones de educación superior, privada y
pública, de carácter humanístico y de orientación tecnológica, se decidió reducir la
encuesta a esta única institución como el ámbito
total de muestreo debido a los límites que
impuso el presupuesto de re
6
cursos y de tiempo para esta parte del proyecto.
Sin embargo, también podemos afirmar en favor
del método adoptado y sin forzar razonamientos,
que esta universidad es la más grande del estado,
la que reúne todas las vocaciones y campos
profesionales y la que tiene la mayor diversidad
de estudiantes en cuanto a antecedentes, clases
sociales e intereses personales, con lo que se
logra tomar en cuenta una gama de opiniones
procurando obtener la mejor representatividad"
en la muestra a través de una sola institución. No
obstante, también prevalece la conciencia de que
está ausente el elemento de aleatoriedad en la
selección del conglomerado.
En otra falla de "lesa aleatoriedad" pero
necesaria para poner en práctica la encuesta, la
selección se hizo por cuotas de acuerdo con los
registros de la matrícula de la UABC, para
garantizar la misma proporcionalidad de los
estudiantes en las áreas de estudio en los que se
encuentran repartidos y en su distribución por
sexos. Esta repartición se encuentra consignada
en el cuadro siguiente. Dentro de estas
consideraciones también tomamos en cuenta que
el tamaño de muestra de 100 casos de cualquier
manera no iba a producir estimaciones con
variancias aceptables.
La muestra de profesionistas
En el caso de la muestra de personas que por su
actividad tienen un nivel de gran influencia
dentro de la sociedad de Tijuana y su
funcionamiento socioeconómico, político y
administrativo, la identificación
Antonio Carranza Fernández, "Las relaciones financieras entre Japón y México en los ochenta: deuda e inversión", en Comercio Exterior, vol. 40, núm. 6, junio de 1990.
107
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
de sujetos de entrevistas siguió un esquema
también no aleatorio con la característica
adicional de que no se tuvo un patrón tan claro
como el de los estudiantes de la UABC, sobre el
cual construir una asignación por cuotas. Este
esquema es también producto de las limitaciones
de tiempo y dinero para el levantamiento de la
información. Los 100 casos se dividieron en 45
profesores de tiempo parcial de la Universidad
Autónoma de Baja California, doce profesores de
tiempo parcial del Instituto Tecnológico de
Tijuana, ocho miembros de la Asociación de
Jóvenes Profesionistas y 35 directivos de la Zona
Industrial de Otay. La actividad parcial de los
profesores de medio tiempo en la muestra
garantizaba la inclusión de otra actividad
profesional además de la docencia.
La imagen de Japón en la ciudad de
Tijuana
Un examen de las frecuencias de las variables
simples en términos de porcentajes para cada
posible respuesta, nos permite obtener los
resultados descriptivos y comparativos que se
señalan en este escrito, el cual incluye algunos
resultados preliminares que si bien no son
concluyentes sí dan lugar a la construcción de
supuestos.
Cuando a continuación no se haga
mención si se trata de estudiantes o profesionistas, es debido a que en ese tema en
particular las respuestas de ambos grupos
muestran muy poca diferencia numérica; de
manera que, sin diferencias significativas, se
pueden aludir como opiniones compartidas.
7
Las preguntas, las alternativas de
respuesta y los resultados porcentuales para
Tijuana se presentan en el cuadro anexo. Los
resultados numéricos de las otras ciudades
forman parte del reporte general de la
investigación en América Latina.
1. Respecto de la relación experimentada con Japón, lo japonés o los japoneses
se sigue el patrón claramente definido en el
resto de las ciudades investigadas, donde los
mayores contactos son a través del uso de
productos japoneses. Una diferencia entre
estudiantes y profesionistas es la mayor
experiencia de estos últimos respecto a la
comida japonesa, así como en el contacto con
japoneses. Además, el nivel de edad es más
elevado en los profesionistas, lo cual aumenta la
exposición a otras experiencias y a mayores
posibilidades económicas que permiten costear
consumos en restaurantes, por ejemplo, Un
factor adicional debe ser la presencia de
industriales en las entrevistas y su posibilidad
de contacto con directivos japoneses. La
televisión también es significativa para ambos
grupos en el conocimiento de Japón, y el cine
en el caso de los profesionistas.
2. Tratando de medir simpatías hacia
Japón como las que puede despertar un evento
deportivo cuando no compite la propia nación,
en Tijuana ambos grupos de estudiantes y
profesionistas apoyan más a Estados Unidos y a
países europeos que a Japón, aunque se prefiere
a éste último sobre China o la ex-Unión
Soviética.
Dada la falta de aleatoridad de ambas muestras, no existen bases para pruebas de significancia estadística. Sin embargo, .si se realizaran y ante el
reducido tamaño de muestra seguramente se hallaría que los montos en las diferencias no serían significativas.
108
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
3. La confianza hacia Japón toma
distintas direcciones y grados de acuerdo con la
clase de indicadores utilizados, siendo muy alta
cuando se trata de manufacturas japonesas. Los
productos electrónicos japoneses, representados
en el cuestionario por los televisores, tienen un
alto grado de confianza perfectamente marcado
por los altos porcentajes detectados de personas
que los prefieren, y esto mismo sucede en todas
las ciudades en-
se visita ese país en razón de su vecindad. Por el
lado de un país extranjero dónde estudiar
predominan Estados Unidos y Europa como
preferencias, en lo cual deben influir factores de
conocimiento y experiencia en el caso de los
profesionistas, y posibles planes o deseos por el
lado de los estudiantes. En ambos casos un
elemento de importancia debe ser el dominio del
idioma del país al cual se quiere asistir, con lo
cual Japón queda
ASIGNACIÓN DEL TAMAÑO DE MUESTRA SEGÚN SEXO Y POR DISCIPLINAS EN LA UABC
ESCUELA
Química
Contabilidad
Derecho
Economía
Medicina
Odontología
Turismo
Total
NÚM. DE ENCUESTAS
HOMBRES
MUJERES
5
8
37
3
17
20
24
14
10
7
5
2
7
5
2
7
2
5
10
2
8
100
45
55
cuestadas. En el caso de los automóviles también
Japón marca en general la pauta, aunque aquí se
nota una competencia con Europa. Aunque sigue
siendo preferido el auto japonés, el hecho de que
Tijuana sea la única de las nueve ciudades
estudiadas donde el segundo porcentaje sea para
Estados Unidos y no para Europa puede
explicarse por la proximidad con este país, así
como la existencia de un mercado de
automóviles transfronterizo.
4. Para hacer turismo Europa es
claramente la primera opción de todos y en todas
las ciudades estudiadas. El hecho de considerar
muy poco a Estados Unidos como opción
turística para los tijuanenses sin duda se debe a la
frecuencia con la que
desfavorecido. En el caso del lugar de trabajo, se
da un alto y distintivo porcentaje sobre Estados
Unidos, seguramente producto de la experiencia
tanto del entrevistado como de personas
conocidas que laboran en Estados Unidos,
además de las diferenciales de salario entre
México y Estados Unidos, observadas con
frecuencia gracias a la vecindad. En el estudio
realizado en Latinoamérica, las preferencias por
Europa como lugar de trabajo en algunos casos
sobrepasan las de Estados Unidos, y es
interesante observar que Tijuana es el único sitio
en donde se tiene una ligera preferencia por
Japón como lugar de trabajo sobre Europa.
Aparte de que Europa no ha significado una opor-
109
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
tunidad de trabajo para los mexicanos en general,
debe ser aún menor para los que viven en la
frontera norte y quizá también se piense que ante
una oportunidad sean mejores las posibilidades
económicas que Japón pudiera brindar.
5. Para el caso hipotético de la necesidad
de hospitalizarse, es muy alta la opinión de
quedarse a ser atendido en Japón, tanto en
Tijuana como en el resto de las ciudades de
encuesta. Aunque esto demuestre un grado de
confianza hacia la medicina japonesa, lo que
quizá en realidad muestre el argumento sensato
para permanecer en el lugar y atender de inmediato una situación de urgencia y gravedad, como
lo plantea la pregunta utilizada.
6. Como parte importante de la imagen
de Japón, es claro que en cuanto a su nivel
científico y tecnológico se le considera en un
lugar superior incluso dentro del mundo
desarrollado, en una opinión totalmente
compartida con el resto de las ciudades
encuestadas. Se señala que los estudiantes juzgan
mejores las cualidades de Japón en esos dos
aspectos en comparación con los profesionistas.
Por otra parte, se tiene una opinión también
generalizada que coloca a Japón por debajo de la
media en el nivel artístico. En cuanto al nivel
educativo, los estudiantes tijuanenses no sólo
coinciden en otorgar a Japón superioridad
respecto de otros países desarrollados, sino que
además le conceden la mayor de todas las
calificaciones; en este campo los profesionistas de
Tijuana califican a Japón con menos puntaje,
aunque también es alto. Las diferencias en estas
opiniones seguramente llevan un efecto
generacional, pues los estudiantes han crecido
durante una etapa en la cual Japón ya tenía un
prestigio en los campos científico, tecnológico y
educativo. En contraste, aunque los estudiantes
110
opinan en un 46 por ciento que el nivel de vida
es superior o muy superior respecto de otros
países desarrollados, esta opinión es de las más
bajas, igual a la de Caracas y sólo mayor que
Buenos Aires; en esta estimación los
profesionistas sí le otorgan una mejor
calificación. En lo que respecta a la ayuda para
América Latina que se recibe de Japón, el dato
importante
es
la
manifestación
de
desconocimiento de este aspecto en todas las
ciudades, incluyendo a Tijuana. Dentro de los
que sí expresaron una opinión, los estudiantes
de Tijuana opinan muy por encima de la media
que el nivel de auxilio japonés es de superior a
muy superior; pero en el caso de los
profesionistas la opinión es menos favorable.
7. Los rasgos personales de los
japoneses son calificados por los estudiantes
como trabajadores, progresistas, intelectuales y
prácticos. El carácter de intelectual escapa a la
opinión general otorgada en las otras ciudades
donde no se juzgó en ese orden. Los
profesionistas coinciden en los calificativos de
trabajadores, progresistas y prácticos. En otra
diferencia, lo "bien educado" no se percibe
tanto en Tijuana como en las otras ciudades.
Respecto a este último concepto, habría que
analizar si se está preguntando lo mismo en las
distintas ciudades, ya que en México es un
modismo que significa que se tienen modales
amables y corteses.
8. Cuando se pregunta por la situación
social de la mujer en comparación con lo que
sucede en México aquí también destaca el
desconocimiento del tema; 42 por ciento de los
estudiantes, y 24 por ciento de los
profesionistas declaran no conocer este aspecto.
Entre los estudiantes que sí opinaron sobre este
punto, existe una pequeña tendencia a
considerar la situación de la mujer hacia lo
desfavorable;
26 por ciento dice que es inferior en con-
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
traste con 20 por ciento que considera lo
contrario, y 13 por ciento afirma que están en
una situación de igualdad. Este juicio de los
estudiantes es distinto de la tendencia general a
considerar que la mujer japonesa tiene una
situación de inferioridad comparativa. Los
porcentajes que muestran la opinión de los
profesionistas indican mayor inclinación hacia
creer en una situación inferior de la mujer en
Japón.
9. En cuanto a la opinión de que si la
situación habitacional en Estados Unidos es
mejor que en Japón se tiene una singular
coincidencia numérica entre estudiantes y
profesionistas pues sustentan el mismo
porcentaje en su criterio, opinión que priva en
todos los lugares de entrevista. Es probable que
esta opinión favorable hacia Estados Unidos
provenga de lo que muestran los medios de
comunicación como el cine y la televisión. En el
caso específico de Tijuana se tiene además el
escaparate elegante y urbanísticamente bello que
es la vecina dudad de San Diego, sobre todo
cuando se compara con Tijuana. Este mismo
argumento puede aplicarse a las condiciones de
salubridad y medio ambiente, cuando estudiantes
y profesionistas en Tijuana otorgan el mayor
porcentaje a Estados Unidos en esos dos
aspectos, en contraste con la mayoría de las otras
ciudades donde la opinión se inclina a que las
condiciones son iguales o mejores en Japón. Sin
embargo, resulta interesante observar que en el
renglón de las condiciones de la educación, es en
el grupo de estudiantes donde Japón obtiene la
mejor opinión con 62 por ciento, número muy
por encima de todas las demás ciudades
encuestadas. En una diferencia sustancial, sólo el
42 por ciento de los profesionistas de Tijuana
consideran que que las condiciones educativas
son mejores en Japón. También, es interesante
notar que la mayor divergencia de opinión
se da entre el 26 por ciento de los profesionistas
que consideran como mejores las condiciones
educativas de Estados Unidos y el nueve por
ciento de los estudiantes que consideran mejor a
este país.
10. Para toda América Latina, las
instituciones políticas de Japón son desconocidas
en cuanto a su grado de democracia, aunque
finalmente se les juzgue en la encuesta como
"algo democráticas". En el caso de los estudiantes
de Tijuana se destaca que otorgaron el mayor
puntaje a lo muy democrático, pero no lo
suficiente como para cambiar la inclinación
general hacia lo poco democrático. Los
profesionistas de Tijuana se destacan por juzgar
como muy poco o nada democráticas a las
instituciones políticas de Japón.
11. Respecto a los deseos de conocer
algo de Japón, el gran porcentaje que se da en
todas las ciudades es la preferencia por Tokio.
Esto quizá refleje que a la distanda lo más
conocido de Japón es esa dudad. Un hecho notorio
es que muchas de las opciones posibles recibieron
un alto porcentaje de respuesta positiva, lo cual
debe ser producto más bien del deseo y curiosidad
por conocer un lugar alguna vez publicitado. Sin
embargo, también es claro lo poco atractivo que
son los clubes de judo. Respecto a la respuesta de
la pregunta acerca de si desea conocer a las
geishas, debería diferenciarse por sexo del entrevistado para una ponderación de mejor
significado.
12. Sobre las causas que han propiciado
el desarrollo económico de Japón, se coindde con
la opinión general de que esto se ha dado gradas
principal-mente a la naturaleza trabajadora de los
japoneses, a la capacidad de los empresarios y a la
cooperación entre gobierno y empresa privada.
111
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
13. En otra concordancia entre la opinión
en Tijuana y el resto de América Latina, se
considera que las empresas japonesas se
caracterizan por su tecnología avanzada, por su
control de calidad y por la fidelidad que tienen los
trabajadores a la compañía que los emplea.
Aunado a estos conceptos, se tiene la idea de que
la expansión de las empresas japonesas en el
extranjero beneficia al país que les da cabida.
14. Otra opinión generalizada en todos
los lugares donde se realizó la encuesta, tanto para
estudiantes como para profesionistas, es que en
comparación con los trabajadores alemanes, los
trabajadores japoneses trabajan mucho más.
15. La opinión de que el avance
económico de Japón es favorable para América
Latina y, por consecuencia, para Tijuana, puede
venir de la presencia de plantas maquiladoras
japonesas en esta ciudad en donde se suponen y
de hecho se viven beneficios económicos por su
presencia. A esto debe sumarse la idea de que es
favorable contar con alternativas ademas de las
que ofrece Estados Unidos, con todos los matices
ideológicos y nacionalistas que eso conlleva. Este
punto de vista también es coincidente en el resto
de las ciudades en estudio.
16. Por lo que toca a la expansión
política de Japón, en Tijuana se muestra mas bien
una neutralidad, manifestada en el equilibrio de
los porcentajes de respuesta a la pregunta de que
si es favorable, desfavorable, no afecta o no se
sabe.
17. En cuanto a que el poder militar de
los japoneses constituya una amenaza futura,
entre los estudiantes existe un equilibrio
porcentual entre los que opinan que sí constituye
una amenaza y los que no creen que lo sea. Entre
los profesionistas son mayoría los que no ven
como amenaza un posible incremento del poder
112
militar de Japón. Estas actitudes, tanto para lo
político como para lo militar, deben estar
influidas por el hecho de que Japón es un país
geográficamente lejano, de poco contacto con
México, y que realmente nunca se ha visto
como adversario, con lo cual se disminuyen los
peligros directos de fricción.
18. Sobre las relaciones actuales con
Japón, en Tijuana se da el mayor porcentaje de
respuestas en favor de la opinión de que las
ligas económicas son estrechas con la cifra del
65 por ciento tanto de los estudiantes como de
los profesionistas. En cuanto a su relación con
el resto de los lugares de estudio, un comentario imprescindible es que en Tijuana este
número es notoriamente mayor que en todos los
demás casos. Desde luego que la explicación
más inmediata es la alta presencia en la frontera
norte de México de las empresas maquiladoras
japonesas. En cuanto a las relaciones políticas
y culturales, las cifras muestran que éstas son
consideradas como débiles, opiniones que
seguramente reflejan situaciones realmente
existentes en ese sentido.
19. En cuanto a la idea que se tiene de
cómo serán las relaciones futuras entre Japón y
América Latina, es muy notorio que el
porcentaje mayoritario en todos los casos opina
que mejoraran en lo futuro.
20. Respecto del hecho de mejorar las
relaciones entre México y Japón, la opinión
generalizada es que se debe incrementar la
cooperación técnica, la ayuda económica y el
intercambio cultural. Precisamente en los
aspectos en los cuales Japón tiene el mayor
prestigio.
21. Aunque un porcentaje sustancial
de alrededor del 30 por ciento de estudiantes y
profesionistas no ve obstáculos para las buenas
relaciones entre México y Japón, es un poco
más relevante la proporción de los
entrevistados que
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
vislumbran dificultades dado que Japón hace
pocas compras en América Latina, por las
dificultades con el idioma y por la falta de
información sobre Japón.
22. Quizá esta misma percepción del
futuro de América Latina con Japón se base en
la idea de que éste reemplazará en el siglo XXI
el actual liderazgo de Estados Unidos, opinión
que en gran medida se comparte con la
posibilidad de que la Comunidad Económica
Europea comparta este liderazgo. Por el tipo de
preguntas y respuestas que se utilizan en el
cuestionario y el contexto general, la entrevista
sugiere en gran medida que se trata del liderazgo
económico y en ese sentido deben haberse
vertido las opiniones captadas en la encuesta.
23. Finalmente, en Tijuana, Junto con el
resto de América Latina, representada por las
ciudades investigadas, se piensa en mayor
porcentaje que entre Japón y Estados Unidos lo
que
se
da
principalmente
es
una
complementariedad, cuestión que explica las
relaciones tan estrechas entre Estados Unidos y
Japón.
Conclusiones
Un repaso a los puntos principales de la encuesta
y sus respuestas nos dice que en el caso de la
ciudad de Tijuana el contacto con Japón se
realiza principalmente a través de los productos
hechos en Japón, sobre los cuales se siente una
gran confianza, principalmente de las industrias
electrónica y automotriz. Japón no es preponderante como lugar turístico, de estudio o de
trabajo, pero goza de un gran prestigio respecto
a lo científico, tecnológico y educativo. Se
considera que el nivel de vida es alto, con una
situación habitacional salubre y de medio
ambiente elevada, pero no tan buena como en
Estados Unidos; que
su pueblo es laborioso, progresista, intelectual y
práctico; que trabaja más arduamente que el
alemán y que la mujer japonesa tiene una
situación no muy favorable. Se piensa que el
desarrollo económico de Japón se debe a la
laboriosidad japonesa, la fidelidad hada la empresa, la capacidad empresarial, su tecnología
avanzada y control de calidad, y a la cooperación
entre la iniciativa privada y el gobierno.
Políticamente, Japón aparece como poco
democrático y no se sabe mucho cuál es el grado
de ayuda que brinda a América Latina, pero se
considera que su avance económico es favorable
para ésta. Tampoco es muy clara la idea de cómo
es su expansión política y no se le considera una
futura amenaza militar. Aunque se supone que
existen relaciones económicas estrechas, las ligas
culturales y políticas se consideran débiles. Se
piensa que las relaciones futuras mejorarán,
incrementando la cooperación técnica, económica
y cultural, para lo cual deben vencerse obstáculos
como son lo poco que Japón compra a América
Latina y el desconocimiento que en ésta existe
sobre aquel. Se cree que en el siglo XXI Japón
remplazará a Estados Unidos como líder
económico, aunque ahora existe una estrecha
relación complementaria entre estos dos países.
Por la metodología utilizada y la
limitación de recursos, las conclusiones del
estudio no pueden ser tomadas totalmente como
hallazgos de estudio, y quizá deban tenerse en
cuenta como supuestos para plantear futuras
investigaciones. Sin embargo, el sondeo realizado
brinda una descripción de la opinión existente
sobre Japón y lo japonés. Más aún, si algunas de
las opiniones expresadas fueran estereotipos
sobre Japón y no la realidad que vive ese país y
su sociedad, ese descubrimiento en sí es de
interés y aplicable a políticas de relación con
América Latina.
113
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
ANEXO
RESULTADOS DE LA ENCUESTA EN TIJUANA SOBRE LA IMAGEN EN AMÉRICA LATINA DE JAPÓN Y
LOS JAPONESES
ESTUDIANTES
PROFESIONISTAS
1. ¿Qué relación ha tenido con Japón o lo japonés?
Usar productos japoneses
89
93
Comer comida japonesa
60
70
Verlo en la televisión
89
Ver cine japonés
83
33
56
Ir a conciertos o exposiciones
19
Leer literatura japonesa
22
15
Tener relaciones de trabajo
23
15
Hablar con japoneses
19
44
Tener amistades
53
40
Tener parientes japoneses
6
Estudiar el idioma japonés
Otras relaciones
47
10
6
1
11
6
2. En un evento deportivo internacional, ¿cuál país desearía que resultara triunfador? Alemania
50
45 Australia
52
23
50 Francia
34
29 Japón
l6
45
34
19 Unión Soviética
27 Estados Unidos
43 Inglaterra
36 República Popular de China
34
13
3a. Al comprar un televisor, si la calidad y el precio parecen los mismos, ¿cuál producto
escogería?
De Corea
2
1
De Estados Unidos
23
25
De algún país de Europa
4
3
De Japón
56
66
De cualquier país
15
5
3b. En caso de que usted fuera a comprar un automóvil, si la calidad y el precio parecen los
mismos, ¿cuál producto escogería?
De Corea
114—
1
O De Estados Unidos
29
33
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
De algún país de Europa
22
41 De cualquier país
20 De Japón
10
39
6
4. ¿Cuáles son los dos países que usted recomendaría a un amigo para visitar como turista? Australia
44
35 Estados Unidos
70
66 Japón
15
7
21 Algún país de Europa
27
12 Unión Soviética
34
47 República Popular de China
21
4b. ¿Cuáles son los dos países que usted recomendaría a un amigo para que juera a
estudiar?
Australia
9
6 Estados Unidos
55
70 Algún país de Europa
49
19
60
39 República Popular de China
5
72 Japón
3 Unión Soviética
13
4c. ¿Cuáles son los dos países que usted recomendaría para que fuera a trabajar? Australia
12
26 Estados Unidos
42
40 Japón
2
81
55
O Unión Soviética
8
82 Algún país de Europa
47 República Popular de China
3
5. ¿Si estuviera de viaje en Japón y se enfermara gravemente y fuera necesario operario, teniendo en
cuenta que todos los gastos están cubiertos por el seguro y que los médicos y enfermeras hablan
castellano, que haría usted?
Volver al país
24
16 Hospitalizarse en Japón
75
81
6a. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel artístico de Japón?
Muy superior
7
9 Superior
33 Inferior
7 No sabe
27
30
24 Muy inferior
28
9
27
115
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
6b. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel científico de Japón? Muy
superior
50
57 Inferior
27 Superior
4
O No sabe
42
11 Muy inferior
4
1
5
6c. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel tecnológico de Japón?
Muy superior
79
60 Superior
36 Inferior
O
O No sabe
1
19
2 Muy inferior
1
2
6d. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel educacional de Japón?
Muy superior
40
24 Superior
41
47 Inferior
3
O No sabe
15 Muy inferior
l6
1
14
6e. Comparado con otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel de vida de Japón? Muy superior
11
11 Superior
22
25
22 Muy inferior
35
46 Inferior
8
1 No sabe
20
6f. Comparado con el de otros países desarrollados, ¿cuál es el nivel de ayuda a América Latina de
Japón?
Muy superior
7
5 Superior
22
18
Inferior
22
28 Muy inferior
No sabe
38
35
12
7. ¿Cuáles son los rasgos personales que caracterizan mejora los japoneses? Trabajador
86
88 Intelectual
54
47
116
60
34 Práctico
14
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
Vanidoso
Generoso
Valiente
Bien educado
Arrogante
Progresista
Pacifista
Poco confiable
Difícil de caracterizar
12
5 17
12
11
37
23
8 62
39
17
17
22
66
20
24
7
12
13
14
Otros
8. Al comparar la situación social de la mujer en Japón y su país, ¿qué opina usted? En Japón es
inferior
26
34 Son semejantes
En Japón es mejor
20
13
23
19 No sabe
42
24
9a. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición habitacional en Japón?
En Estados Unidos es mejor
71
71 Es igual
7 En Japón es mejor
6
7
9 No sabe
16
13
9b. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición de salubridad en Japón?
En Estados Unidos es mejor
39
37 Es igual
23
18
23 En Japón es mejor
17
18 No sabe
20
9c. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición de educación de Japón? En Estados
Unidos es mejor
9
26 Es igual
En Japón es mejor
62
14
42 No sabe
21
15
11
9d. Comparada con Estados Unidos, ¿cómo es la condición ambiental de Japón? En Estados
Unidos es mejor
Japón es mejor
37
32 Es igual
25
27 No sabe
18
21 En
21
20
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
10. ¿Cómo son las instituciones políticas de Japón? Muy democráticas
7 Bastante democráticas
19
35
20
11
7 Algo democráticas
26 Muy poco democráticas
17
29 No sabe
31
11. ¿Cuáles son las cosas que quisiera conocer en Japón? Tokio
75 Kioto y otras ciudades tradicionales
53
41 Hiroshima-Nagasaki
51 El monte Fuji
45
72
41
42
43 Cultivo de perlas
35 Teatro Kabuki y arte tradicional
30
34
32 Club de Judo
53
13
40 Hotel tradicional japonés
53
36
27 Fábrica de automóviles
41 Fábrica de electrónicos
36
45
43 Hogar japonés
41 Geisha
14 Restaurant japonés
34
44 El tren bala
38
12. ¿Cuáles son las causas más poderosas del desarrollo económico de Japón? (Hasta dos respuestas)
Naturaleza trabajadora
77
79 Capacidad de empresarios
39
37 Estabilidad política
obrero-patrón
35 No sabe
25
15
27 Relaciones armoniosas
25 Cooperación gobiemo-empresa privada
2
43
2
13a. ¿Cuáles son las características que usted asocia con las empresas japonesas? (Hasta dos
respuestas)
Fidelidad a la empresa
35
38 Control de calidad
61
71 Cooperación obrero-patronal
8
8
118
8 Competencia y participación
4
29
18 Sistema de empleo
29
22 Salarios bajos
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
Largas horas de trabajo
19
14
"Dumping"
O
O
Tecnología avanzada No
2
4
Administración eficiente
79
1
sabe
68
3
13b. ¿Qué piensa usted sobre la expansión de las empresas japonesas en su país?
Beneficia al país
77
75 No beneficia al país
15
17 No sabe
8
8
14. Comparados con los alemanes, los japoneses trabajan:
Mucho más
50
41 Igual
22
30 Mucho menos
27
1
2 No sabe
28
15- ¿Qué piensa usted sobre el crecimiento del poder económico en Japón? Favorable para América
Latina
50
favorable ni desfavorable
55 Desfavorable para América Latina
26
9
12 No sabe
20 Ni
15
13
16. ¿Qué piensa usted sobre la expansión del poder político de Japón?
Favorable para América Latina
25
28 Desfavorable para América Latina
16
23
27 Ni favorable ni desfavorable
37
24 No sabe
21
17. ¿Piensa usted que en el futuro el poder militar japonés a amenazará la paz mundial? Sí
36
22 No
37
56 No sabe
28
22
18 a. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa usted de las relaciones económicas entre
su país y Japón?
Son estrechas
65
65
Son débiles
21
25
No sabe
14
10
119
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
18b. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa usted de las relaciones políticas entre su
país y Japón?
Son estrechas
30
31 Son débiles
50
51 No sabe
20
18
18c. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa usted de las relaciones culturales entre
su país y Japón?
Son estrechas
22
23
Son débiles
58
63
No sabe
20
14
19. Desde el punto de vista de su país, ¿qué piensa del futuro de las relaciones entre su país y
Japón?
Tenderán a mejorar
73
85
Tenderán a empeorar
1
O
No cambiarán
8
7
No sabe
18
8
20. Para mejorarlas relaciones entre su país y Japón, ¿qué quisiera que aumentara? (Hasta dos
respuestas)
La cooperación económica
50
48 El comercio
28
39 La cooperación técnica
44
3
65
67 El intercambio cultural
41 El intercambio de personas
9
18 Otros
5
21. ¿Cuáles piensa usted que son las causas que impiden las buenas relaciones entre su país
y Japón?
No hay ninguna causa Inhabilidad diplomática
japonesa Comportamiento de empresas
27
7
30
6
japonesas Inundación de productos japoneses
18
Japón compra poco al país Inversión excesiva
12
37
de Japón Falta de información sobre Japón El
36
8
idioma Otras causas
120
17
16 38
5
27
45
8
4
33
HAM CHANDE/LA IMAGEN DE JAPÓN
22. ¿Cuáles países o regiones cree usted que reemplazarán a Estados Unidos en el siglo XXI? Ninguno
12
16
15 Australia
O
41 Japón
67
4 República Popular de China
15 Otros
8
12
2 Comunidad Económica Europea
65 Países ára bes
3
10 Unión Soviética
19
10
¿Cuál cree que es la causa de las relaciones bastante estrechas entre Estados Unidos y el Japón?
Ambos se complementan
26
35 Japón obedece a EE.UU.
7
16
7
3 EE.UU utiliza a Japón
13
27 Conjunción contra el comunismo
4 No sabe
23
4 Japón utiliza a EE .UU.
9
16 Otras razones
11
24. Características de los entrevistados
Sexo: Hombre
Mujer
Sin respuesta
Edad: Menos de 20
20-24
25-29
30-39
más de 40
Sin respuesta
Número de entrevistados
47 49
73 27 0
5 26
1 10 21
57 9
45 24 0
100
350
101
121
FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994
NOTA CRÍTICA
La historia de la frontera México-Estados Unidos
en el contexto de las fronteras en Iberoamérica
David Piñera Ramírez*
El propósito de este trabajo es poner de manifiesto que una opción metodológica recomendable para
lograr un perfil más claro y objetivo de la historia de la frontera México-Estados Unidos es ampliar la
perspectiva espacial de análisis hada la totalidad del ámbito iberoamericano.
Quienes nos hemos dedicado sistemáticamente a historiar la frontera de nuestro país con la
Unión Americana podemos encontrar en las fronteras de los demás países de Iberoamérica fenómenos
que constituyen nuevos marcos de referencia que permiten confirmar o modificar las tesis expuestas en
nuestros trabajos. Para revisar los criterios que sustentan a éstas hay, desde luego, varias alternativas
idóneas, pero entre ellas destaca, por su pertinencia, la confrontación, que nos permite establecer
similitudes y diferencias fronterizas en el ámbito iberoamericano en su conjunto.
Pensamos que el percibir las similitudes que hay entre la historia de las fronteras de los diversos
países iberoamericanos y la de nuestra frontera norte, ayudará a evitar ideas que nos conduzcan a creer,
con ligereza, que ciertos fenómenos son privativos de ésta, cuando en realidad son connotaciones
generales de la mayoría de los límites internacionales. Al mismo tiempo, quizá podamos corroborar con
seguridad que determinadas características sí son exclusivas de nuestra frontera norte, es decir, que son
peculiares, únicas e irrepetibles y de ahí su riqueza como tema de reflexión intelectual.
El método comparativo está ampliamente reconocido como el ideal para lograr ese tipo de
esclarecimientos. Marc Bloch puso de manifiesto lo útil que es establecer las similitudes y diferencias
entre dos series de naturaleza análoga, tomadas de medios
'David Piñera Ramírez. Investigador del Instituto de investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja
California (UABC). Se le puede enviar correspondencia a Apartado Postal No. 267, Administración Central de
Correos, Tijuana, Baja California, México, Tel.: (661) 82-10-33.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
sociales distintos. Además, hay importantes trabajos que corroboran las cualidades de este método.
Por otra parte, es comprensible que si estamos permanentemente enfocados en el análisis de un
fenómeno, corremos el riesgo de perder el sentido de la proporción, por lo que es saludable un cambio de
enfoque, sobre todo si éste no se hace arbitrariamente o por el mero prurito de cambiar, sino como en el
caso que nos ocupa, en el cual el cambio tiene como fin abarcar globalmente a Iberoamérica, que ofrece
tantos aspectos de comparación pertinente, fructífera y relevante con nuestra frontera norte.
El punto de partida
Lo que circunstancialmente nos condujo a estas reflexiones fue el acopio de trabajos relativos a la
historia de las fronteras latinoamericanas, que se ha hecho durante los congresos internacionales
realizados por la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras. Por ello, antes de referimos al
contenido de tales trabajos, haremos breve alusión a dichos congresos.
El primero se efectuó en 1989, en Tijuana, en las instalaciones de la Universidad Autónoma de
Baja California (UABC), que contó con la colaboración de El Colegio de la Frontera Norte y de otras
instituciones nacionales y extranjeras.3 En la sesión plenaria del congreso se acordó crear la Asociación
Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras, con el fin de dar continuidad a ese tipo de tareas,
estableciéndose como sede de este organismo la propia UABC. El segundo congreso se realizó en 1990, en
San José, Costa Rica, y el tercero en 1992, en las ciudades fronterizas de San Cristóbal, Venezuela, y
Cúcuta, Colombia. El cuarto está programado para 1994, en Guayaquil, Ecuador.
1 Marc Bloch, "Comparaison", en Revue de Synthese Historique, t. LXIX, 1930, p. 34.
2 Entre ellos podemos citar, Herbert S. Klein, Slavery in the Americas. A Comparative Study of Virginia and Cuba,
The University of Chicago, 1967; Laura Foner y Eugene D. Genovese (directores), Slavery in the New World. A
Reader in Comparative History. Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1969; y Eugene D. Genovese, "The
Comparative Focus in Latin American History", en In Red and Black. New York, Pantheon Books, 1971.
3 Colaboraron también el Instituto de Cooperación Iberoamericana, de España; el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, de México; la Comisión Nacional Española Quinto Centenario; la Universidad Nacional Autónoma
de México; el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Programa Cultural de las Fronteras, de México.
4 El rector de la Universidad Autónoma de Baja California preside la Asociación, junto con tres vicepresidentes, de
España, Centro y Sudamérica, respectivamente. Existen asimismo varias Comisiones de Estudios, entre ellas la
de Estudios Históricos.
5 Las instituciones convocantes fueron la Universidad de Costa Rica, la Confederación Universitaria Centroamericana, la Universidad Autónoma de Baja California y la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre
Fronteras.
6 Convocaron a este congreso la Universidad Central de Venezuela, la Universidad de los Andes, de Colombia; la
Universidad Nacional Experimental del Táchira, de Venezuela; la Universidad Francisco Paula de Santander, de
Colombia; la Universidad Autónoma de Baja California y la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre
Fronteras.
7 Lanzan la convocatoria para el evento, la Facultad de Estudios Diplomáticos de Guayaquil, Ecuador, la Universidad Autónoma de Baja California y la Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras.
124
PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA
Los congresos han tenido un carácter multidisciplinario, con participación de historiadores,
antropólogos, Juristas, sociólogos, economistas, demógrafos, politólogos, internacionalistas y demás
cultivadores de las disciplinas sociales y humanísticas. Asimismo ha estado representada la mayoría de
los países del continente americano, de Europa y de Asia.
El vasto número de trabajos de latinoamericanistas de todos esos países —450 ponencias
aproximadamente— ha integrado un rico y variado acervo de información sobre las fronteras en
Iberoamérica, que puede ser consultado por los interesados en los archivos de la Asociación. Además,
una selección de las ponencias presentadas se
8
encuentra en las respectivas memorias de los congresos.
Dado el carácter multidisciplinario de los eventos, cada una de las memorias está dividida en
cuatro grandes partes. La primera agrupa a las ponencias relativas a "Nociones de frontera", la segunda
a "Conflictos y cooperación en las fronteras", la tercera a la "Problemática socioeconómica fronteriza" y
la cuarta a "Las fronteras en la historia".
Cabe comentar que la perspectiva histórica se manifiesta ampliamente en el conjunto de los
trabajos, no sólo en los expresamente ubicados en el rubro de "Las fronteras en la historia", sino
también en muchos otros de los que se encuentran en los diversos rubros, pues abordan las cuestiones
fronterizas desde el punto de vista de la sociología, el derecho, la economía, la demografía, etcétera,
pero para entender los antecedentes de los fenómenos que estudian o para apoyar las tesis que plantean
recurren a la historia. Así, de la multidisciplinariedad se pasa en cierta forma a la interdisciplina, pues
hay esa convergencia metodológica que es bastante enriquecedora.
A manera de ejemplos podemos citar del rubro "Nociones de frontera" las ponencias "El hombre
y sus fronteras: una visión filosófica", de Horst Matthai; "Elementos teóricos sobre el concepto de
frontera", de Juan Rafael Quesada Camacho y Victoria Ramírez Avendaño, y "La fronterología como
asignatura autónoma en las universidades latinoamericanas", de Kaldone G. Nweihed. u Del rubro
"Conflictos y cooperación en las fronteras", los trabajos "Geopolítica de las fronteras latinoamericanas"
y "La cuestión de la soberanía sobre las islas y el Golfo de Fonseca", de los internacionalistas Leopoldo
González Aguayo y Modesto Seara Vázquez , respectivamente, así como "Estado de
8 Memoria del Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica. Ayer y hoy, Alfredo Félix Buenrostro
Ceballos (editor). Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California, 1990, dos tomos; Memoria del Segundo
Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica, Alfredo Félix Buenrostro Ceballos (editor),
Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California, Confederación Universitaria Centroamericana,
Universidad de Costa Rica, Asociación Iberoamericana de Estudios sobre Fronteras, 1991. La memoria del
tercer congreso se encuentra actualmente en preparación.
9 Horst Matthai, "El hombre y sus fronteras: una visión filosófica", en Memoria del Congreso Internacional sobre
Fronteras en Iberoamérica. Ayer y Hoy... t., pp. 17-25. En lo sucesivo, para fines de brevedad, se citará como
Memoria del (primer] Congreso..,
10 Juan Rafael Quesada Camacho y Victoria Ramírez Avendaño, "Elementos teóricos sobre el concepto de
frontera", en Memoria del Segundo Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica..., pp. 17-23. En
lo sucesivo, para fines de brevedad, se citará como Memoria del Segundo Congreso...
11 Kaldone G. Nweihed "La fronterología como asignatura autónoma en las universidades latinoamericanas",
ponencia presentada en el Tercer Congreso Internacional sobre Fronteras en Iberoamérica. En lo sucesivo, para
fines de brevedad, se citara como Tercer Congreso...
12 Leopoldo González Aguayo, "Geopolitica de las fronteras latinoamericanas en memoria de el (primer)
congreso.... t., pp. 79-91.
13 Modesto Seara Vázquez, "La cuestión de la soberanía sobre las islas y el Golfo de Fonseca, ibid., pp. 148-164.
125
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
Acre, Departamento de Pando y Región Inca; una área de interrelación brasileña-boliviana-peruana", de
Óscar Paredes.1 Del rubro "Problemática socioeconómica fronteriza", los trabajos "Situación de las
fronteras del Perú", de Juan Velit Granda; "La frontera México-Belice: orígenes, situación actual y
perspectivas", de Alfredo César Dachary,1 y "El problema del narcotráfico en la zona fronteriza Táchiranorte de Santander", de Colomine Feijó.17 En todos esos estudios además del empleo de los métodos y
técnicas de la disciplina propia del autor respectivo, se recurre al pasado para reconstruir el proceso
histórico que informa sobre la manera en que se ha. llegado a la realidad actual.
Desde otro ángulo, esa dimensión histórica de los trabajos se explica porque dos de los
congresos se efectuaron en el umbral de la conmemoración del Quinto Centenario del Encuentro de Dos
Mundos e inclusive el tercero coincidió con esa efeméride, por lo que en las mismas convocatorias de
los eventos se solicitó analizar los fenómenos fronterizos iberoamericanos a la luz de dicho
acontecimiento, lo que conlleva una perspectiva histórica.
A lo anterior hay que agregar los trabajos que se insertan en el rubro "Las fronteras en la
historia" por la naturaleza del tema y la metodología que emplean. Se trata de un abundante espectro de
estudios cuyas características generales abordamos a continuación.
Panorama fronterizo del
continente
Como el primer congreso se efectuó en América del Norte, el segundo en Centroamérica y el tercero en
Sudamérica, el conjunto de los trabajos presentados cubre la totalidad del continente, pues por razones
obvias en cada congreso predominaron las ponencias referentes a la región respectiva. Por tal motivo, en
los archivos de la Asociación hay un acervo de estudios que informan de la historia fronteriza del
continente, empezando por la frontera norte de México hasta llegar a los límites chileno-argentinos en el
cono sur.
Comenzando por el norte, encontramos un variado elenco de trabajos relativos al límite
septentrional de nuestro país, con enfoques y métodos muy diversos. Los hay integrales, que abarcan de
la costa del Océano Pacífico a la del Atlántico, como "La formación histórica de la frontera norte de
México, siglos XVI-XIX", de Felipe Cuamea y
18
Alejandro Mungaray; "Diferencias fronterizas entre México y Estados Unidos: los ríos Bravo y
Colorado en el Tratado de Aguas Internacionales del 3 de febrero de 1944", de Tatiana Galván y
Catalina Velázquez,19 y "La frontera norte de México y la Segunda Guerra
14 Óscar Paredes, "Estado de Acre, Departamento de Pando y Región Inca: una área de interrelación brasileñaboliviana-peruana", presentada en el Tercer Congreso...
15 Juan Velit Granda, "Situación de las fronteras del Perú", en Memoria del [primer] Congreso... t.I, pp. 328-342.
16 Alfredo César Dachary "La frontera México-Belice: orígenes, situación actual y perspectivas", en Memoria del
Segundo Congreso...pp. 121-132.
17 Colomine Feijó, "El problema del narcotráfico en la zona fronteriza Táchira-norte de Santander", presentada en
el Tercer Congreso...
18 Felipe Cuamea y Alejandro Mungaray, "La formación histórica de la frontera norte de México, siglos XVIXDC", en Memoria del [primer] Congreso... t. II, pp. 200-207.
19 Tatiana Galván y Catalina Velázquez, "Diferencias fronterizas entre México y Estados Unidos: los ríos Bravo
126
PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA
Mundial", de Ángela Moyano Pahissa. Asimismo hay los que se refieren de manera específica a una
población o sitio de la franja fronteriza, como "La formación de la frontera:
un caso ideológico, Nuevo Laredo 1848-1989", de Manuel Ceballos Ramírez;21 "El Chamizal: un
conflicto centenario de límites entre Estados Unidos y México. 1864-1964", de Jesús Ortiz Figueroa,22 y
"Borders as Elements of Contact and Separation: the Case of the Armenians of Tijuana, Baja California",
de T.D. Proffitt.23
Aunque no con la amplitud con que se hace para el norte, el otro límite fronterizo de nuestro
país —el sur— también está abordado en "Vivir en frontera: la experiencia del sureste mexicano", de Jan
de Vos, y en "Fronteras mayanses de antaño y hogaño", de Femando Cámara Barbachano.
Lo
concerniente a las fronteras de los países centroamericanos se trata en "Factores que inciden en la
constitución de la territorialidad de Honduras. Época colonial", de María de los Ángeles Chaverri Mora;
"La frontera
27
móvil: indios de paz, indios de guerra, en Costa Rica", de Elizabeth Fonseca, y "La Guerra del 98, el
Canal de Panamá y la delimitación de la nueva frontera de Estados
28
'
Unidos", de Ternot Mc. Renato. Inclusive los hay relativos a la región del Caribe, como "Historia y
realidad actual de la frontera de Haití con la República Dominicana", de Susy Castor. 29
De las fronteras sudamericanas se ocupan "Historia del suroccidente venezolano y sus relaciones
fronterizas", de Juan Claudio Martens;30 "Frontera e integración. El Táchira: larga duración y
coyuntura", de Jaime Torres;31 "Límites entre la Capitanía de Venezuela y la Nueva Granada", de
Alfredo Bustos y Laura Villalobos; "Hacia una caracterización histórica del llano colombo-venezolano",
de Mario Romero; "Las ligas patrióticas y el conflicto de Arica y Tacna; la chilenización de los
territorios peruanos
y Colorado en el Tratado de Aguas Internacionales del 3 de febrero de 1944", ibid., pp. 295-313.
20 Ángela Moyano Pahissa, "La frontera norte de México y la Segunda Guerra Mundial", ibid., pp. 314-323.
21 Manuel Ceballos Ramírez, "La formación de la frontera: un caso ideológico, Nuevo Laredo 1848-1989", ibid.,
pp. 258-265.
22 Jesús Ortiz Figueroa, "El Chamizal: un conflicto centenario de límites entre Estados Unidos y México. 18641964", ibid., pp. 266-281.
23 T. D. Proffitt, "Borders as Elements of Contact and Separation: the Case of the Arrnenians of Tijuana, Baja
California", ibid., pp. 290-294.
24 Jan de Vos, "Vivir en frontera: la experiencia del sureste mexicano", ibid., pp, 192-199.
25 Fernando Cámara Barbachano, "Fronteras mayanses de antaño y hogaño", en Memoria del Segundo Congreso...
pp. 252-261.
26 María de los Ángeles Chaverri Mora, "Factores que inciden en la constitución de la territorialidad de Honduras.
Época colonial", ibid., pp. 175-193.
27 Elizabeth Fonseca, "La frontera móvil: indios de paz, indios de guerra, en Costa Rica", presentada en el Tercer
Congreso...
28 Ternot Mc. Renato, "La Guerra del 98, el Canal de Panamá y la delimitación de la nueva frontera de Estados
Unidos", presentada en el Primer Congreso Internacional...
29 Susy Castor, "Historia y realidad actual de las fronteras de Haití con la República Dominicana", en Memoria del
[primer] Congreso... t.I, pp. 361-381.
30 Juan Claudio Martens, "Historia del suroccidente venezolano y sus relaciones fronterizas", presentada en el
Tercer Congreso...
31 Jaime Torres, "Frontera e integración. El Táchira: larga duración y coyuntura", ibid.
32 Alfredo Bustos y Laura Villalobos, "Límites entre la Capitanía de Venezuela y la Nueva Granada", ibid.
33 Mario Romero "Hacia una caracterización histórica del llano colombo-venezolano", ibid.
127
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
anexados en la Guerra del Pacífico", de Carlos Maldonado, 3 y "La frontera argentino-chilena como
espacio social", de Susana O. Bandieri.
Hay que mencionar también que dentro del marco del Quinto Centenario del Encuentro de Dos
Mundos la temática de los congresos incluyó la frontera en la península ibérica, de tal manera que sobre
el particular se reunió un conjunto interesante de aportaciones. Entre ellas podemos citar "La fortificación
de la frontera en la España del Renacimiento", de Alicia Muñoz Cámara; 3 "Os criptojudeus da faixa
fronterica portuguesa", de Eduardo Mayone, y "La frontera hispano-portuguesa en el conflicto
constitucionalista (1826)", de Braz Augusto Aquino Brancato.
Todos esos trabajos, con su diversidad de enfoques, ofrecen una amplia gama de elementos para
reconstruir los procesos históricos del establecimiento y variaciones de las fronteras en América Latina,
así como en la península ibérica, entre las que hay estrechos vínculos. También proporcionan múltiples
elementos para tratar de encontrar similitudes y diferencias entre tales fronteras y la de México-Estados
Unidos, que es el tema central de esta nota crítica.
Conclusiones relativas a Iberoamérica en general
La lectura de los trabajos citados anteriormente a manera de ejemplos, más la de otros de los
que haremos alusión en este apartado, permite encontrar algunas constantes en la historia de
las fronteras en el ámbito iberoamericano. Toda vez que se trata de un campo poco trabajado,
de manera tentativa podemos formular las siguientes:
Si bien es una época que las ponencias tocan de manera tangencial, hay elementos para
considerar que en las sociedades prehispánicas hubo algunos mecanismos de reconocimiento
de las superficies que ocupaban, aunque sus límites por lo general no tuvieron una
demarcación precisa. Las sociedades más desarrolladas, como los imperios inca y azteca,
poseían demarcaciones territoriales, que, con sus diferencias obvias, podrían acercarse al
sentido de las fronteras actuales. Al interior de los imperios se reconocían posesiones
territoriales a los aliados, a los pueblos sometidos y al lado de ellos abundaron grupos
nómadas o seminómadas, que en una forma u otra establecieron relaciones con ciertos
espacios.
34 Carlos Maldonado, "Las ligas patrióticas y el conflicto de Arica y Tacna: la chilenización de los territorios
peruanos anexados en la Guerra del Pacífico", ibid.
35 Susana O. Bandieri, "La frudeosontera argentino-chilena como españolo social", en Memoria del Segundo
Congreso... pp. 202-220.
36 Alicia Muñoz Cámara, "La fortificación de la frontera en la España del Renacimiento, presentada en el Primer
Congreso Internacional...
37 Eduardo Mayone, "Os criptojudeos da faixa fronterica portuguesa", en Memoria del Segundo Congreso..., pp.
240-251.
38 Braz Augusto Aquino Brancato, "La frontera hispano-portuguesa en el conflicto constitucionalista (1826)", en
Memoria del [primer] Congreso... t. II, pp. 154-165.
39 Cfr. Lourdes Romero Navarrete y Felipe Echenique March, "Antecedentes de las fronteras hispanoamericanas. De
la época prehispánica al surgimiento de los estados nacionales", en Memoria del (primer] Congreso... t.II, pp.
121-129.
128
PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA
La actitud de los europeos al dominar el continente fue de no tomar en cuenta ningún
antecedente aborigen en materia de límites, pues concertaron un repartimiento territorial en gran escala
entre las dos potencias dominantes de la época, España y Portugal. Ese repartimiento contó con la
aprobación papal, expresada en la bula Intercaetera.
La base de la demarcación de fronteras en Iberoamérica se encuentra en los espacios políticoadministrativos de la Colonia, conformados por los virreinatos, las capitanías generales, las audiencias,
etcétera.
De tales demarcaciones de la época colonial se derivaron los estados nacionales, surgidos en
virtud de los movimientos de independencia.
La norma que en general trató de aplicarse para establecer las fronteras de los países recién
independizados fue el principio uti possidetis jure, consistente en reconocer las delimitaciones
territoriales que tenían en 1810, cuando formaban parte del orden colonial. En la práctica esto generó
frecuentes conflictos, motivados por las ambigüedades o errores de que adolecen muchos de los mapas
de la época colonial.
Varios de los nuevos estados nacionales tuvieron dimensiones menores que las de las entidades
coloniales, pues algunas de éstas fueron desmembradas en dos o más nuevos países. Esa tendencia a la
fragmentación se advierte, por ejemplo, en la formación de la República de Bolivia, apenas lograda la
independencia, que significó el primer desmembramiento de lo que fuera el Virreinato del Río de la
Plata, del que saldrían después las repúblicas de Argentina, Paraguay y Uruguay, Por su parte la
Capitanía General de Guatemala devino en Federación Centroamericana, que al disolverse en 1838 dio
origen a las repúblicas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Asimismo, la
Gran Colombia, con antecedentes en el Virreinato de Nueva Granada, dio paso en 1830 a tres países,
Colombia, Venezuela y Ecuador.4
Debe tenerse muy en cuenta que el advenimiento de los estados nacionales iberoamericanos
coincidió con el desarrollo y expansión del sistema capitalista, por lo que en el establecimiento y
eventuales alteraciones de sus fronteras se han reflejado claramente las pugnas de los diversos países,
especialmente los hegemónicos, como Inglaterra y Estados Unidos, que han luchado por el control de
territorios, en particular los que contienen los recursos naturales que en su momento ha requerido la
evolución de los procesos agroindustriales.
Bolivia ejemplifica claramente lo anterior, pues las grandes pérdidas territoriales que sufrió
tuvieron como móviles subyacentes la codicia de diversos países sobre sus recursos naturales: la
"Guerra del Salitre" con Chile (1879-1884); la "Guerra del Caucho"
40
41
42
43
ibid.
Véase J. C. M. Ogelsby, "Settiement by War or Peace, 1781-1981", ibid., pp. 129-145.
Ibid.
Véase Ana Carolina Ibarra, "Las fronteras en la América Latina al concluir la lucha por la Independencia",
presentada en el Primer Congreso...
44 Ibid.
45 Cfr. Elizabeth Fonseca, "Ferrocarriles, enclaves bananeros y conflictos fronterizos en Centroamérica (18701941)", en Memoria del /primer/Congreso... t. II, pp. 166-184.
129
PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA
—por su relación directa con el medio iberoamericano— Carlos Calvo, compilador de la célebre
Colección completa de los tratados, convenciones, capitulaciones, armisticios y otros actos
diplomáticos, de todos los estados de la América Latina...{1862). Se trata pues de importantes
antecedentes que ahora se pueden y se deben continuar, recogiendo las modalidades y los
requerimientos de la historiografía contemporánea.
La ubicación de nuestra frontera norte en el
contexto iberoamericano
El amplio marco referencial de lo fronterizo en su dimensión global iberoamericana ofrece al estudioso
de la historia de la frontera México-Estados Unidos una gama de relevantes perspectivas de análisis, que
puede arrojar como resultado un perfil más claro y objetivo de nuestra frontera. Se tiene al frente un
elenco de fronteras producto de procesos históricos registrados en medios sociales distintos, que permite
establecer comparaciones con la frontera norte de México. La búsqueda de similitudes y diferencias
puede traducirse en una percepción más nítida y matizada que la que tenemos si centramos únicamente
el análisis en nuestro objeto de estudio, aislado de su contexto iberoamericano. Se trata de un campo
muy poco explorado por lo que nos concretaremos a señalar algunas de las múltiples posibilidades de
estudio, en vía de sugerencias temáticas.
Demarcación
Un enfoque pertinente podría ser confrontar la línea divisoria de México y Estados Unidos con la de
otros países del continente americano. Por ejemplo, cotejar sus longitudes. Tendríamos que los 3 326
kilómetros de nuestra frontera resultan muy extensos frente a los 363 de la de Costa Rica y Panamá,
8pero no así frente a los 5 116 de la frontera entre Chile y Argentina, que es una de las más extensas del
mundo. También es interesante considerar que la longitud total de las fronteras de Brasil con los diez
países con que limita —Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y las tres
Guayanas— asciende nada menos que a 15 719 kilómetros en línea continua.
En ese mismo orden de ideas encontramos que así como el límite de México con el vecino del norte está
señalado en parte por los ríos Bravo, Gila y Colorado y en parte
55 Esta es una valiosa obra en 17 tomos, poco conocida en nuestro medio, publicada originalmente en París, en
1862, y reimpresa facsimilarmente en Alemania, por Topos Verlag AG., 1978.
56 Véase Lawrence A. Herzog, Changing Boundaries in the Americas, New Perspectiva on the U.S-Mexican,
Central American, and South American Borders. San Diego, Center for U.S.-Mexican Studies, University oí
California, 1992.
57 Javier Delgadillo Macías, "El escenario geográfico", Visión histórica de la frontera norte de Mexico, David
Piñera Ramírez (coordinador), Universidad Autónoma de Baja California, 1987, t. I, p. 3.
58 Diccionario enciclopédico abreviado. Madrid, Espasa Calpe, 1978, t. II, p. 1115.
59 Ibid., t. III, p. 180.
60 Ibid., t. II, p. 214.
131
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
por traza astronómica, a Chile y a Argentina los separa la abrupta cordillera de los Andes, mientras que
la enorme superficie de Brasil está delimitada por una serie de ríos, de sierras y líneas expresamente
trazadas.
Este ejercido se puede ampliar a los demás países iberoamericanos y ayudará para ponderar
debidamente a nuestra frontera norte en su expresión de línea divisoria internacional.
Territorialidad
Continuando en el plano geopolítico podríamos abocamos a la territorialidad de los países
iberoamericanos y concretamente al corrimiento que han registrado algunas de sus fronteras por
conflictos internacionales. En ese aspecto, la mutilación que sufrió México en 1848, a consecuencia de
la agresión de Estados Unidos, constituye la mayor pérdida territorial que ha tenido país alguno de
América Latina y quizá de todo el mundo. Como se sabe, fue más de la mitad de su territorio, caso al
que únicamente se le asemeja el de Bolivia, que también ha perdido algo más que la mitad de su
territorio original. La diferencia estriba en que Bolivia la perdió por guerras o desafortunados litigios
sostenidos en forma sucesiva con sus cinco vecinos —Brasil, Paraguay, Argentina, Chile y Perú—
mientras que México fue despojado por un solo país y en un solo acto de agresión.
Cruces transfronterizos
El fenómeno de la migración de México a Estados Unidos de trabajadores indocumentados, que en
forma tan acertada se viene estudiando, sería interesante confrontarlo con el que se da en otras regiones
del continente.
Al efecto encontramos que así como migrantes mexicanos desde la segunda mitad del siglo
XIX han cruzado la frontera en busca de trabajo en los Estados Unidos, también las dificultades
económicas de varios de nuestros países iberoamericanos han generado corrientes migratorias hacia los
países limítrofes con mejores condiciones de vida.
Así tenemos que a través del tiempo ha habido y hay cruces transfronterizos de Guatemala a
México; de El Salvador —tan sobrepoblado— a Honduras; de Haití —víctima de miseria crónica— a
la República Dominicana, a pesar de las graves dificultades que ésta también tiene; de Colombia —con
sus problemas de desempleo y narcotráfico—a Venezuela, especialmente cuando gozó del auge
petrolero; de Chile, Paraguay y Bolivia para trabajar en las estancias de Argentina.
La regla parece ser que cuando hay diferencia en el nivel económico de los países vecinos del
más pobre se cruzan al más rico, o menos pobre. Generalmente ha sido y es sin documentos, violando
las leyes migratorias correspondientes, pero con el consen61 Visión histórica de la frontera norte de México, David Piñera Ramírez (coordinador), t. II, p. 183.
62 Crf. Mario Miranda Pacheco, "Bolivia, sus fronteras y los vientos erosivos de la historia", ponencia presentada
en el Primer Congreso...
132
PIÑERA RAMÍREZ/LA HISTORIA DE LA FRONTERA
timiento tácito de las autoridades del país al que ingresan, dado que los indocumentados constituyen
mano de obra barata. Seguramente será muy esclarecedor estudiar en términos comparativos los
fenómenos de explotación, desarraigo y transculturación que se dan en ese marco. Podrán advertirse las
conductas que se asumen ante las mismas
63
1
circunstancias, pero en medios sociales distintos.
Alteridad e interacción
Quizá algo que atañe más a la esencia de lo fronterizo sea ponderar en qué medida se ha presentado en
las zonas limítrofes de los países iberoamericanos el ser y pensarse distintos a los vecinos. Ello se da en
proporción directa a la diversidad de las tradiciones culturales de los pueblos colindantes, de suerte que
las fronteras pueden constituirse en escenarios de confrontación profunda de la idiosincrasia propia con
la "otredad", o bien en simple diferencia de matiz dentro de un contexto común.
El primer caso es el de la frontera norte de México, que no es sólo el límite de dos países, sino
también de dos culturas, la latina y la anglosajona, con sus implicaciones idiomáticas, religiosas y de
estilo general de vida, que se acentúa por tratarse además de un país que todavía arrastra los problemas
del llamado "tercermundismo", mientras que su vecino pertenece al Primer Mundo.
En el segundo caso están las fronteras de la mayoría de los países del continente, que son líneas
divisorias de naciones con una tradición hispánica común y por lo tanto con la misma religión y lengua.
Obviamente hay variaciones, pero dentro de un gran marco de homogeneidad.
Para el fronterólogo sin lugar a dudas resulta de mayor interés una frontera como la nuestra,
que por lo contrastante y los intensos fenómenos de interrelación y alteridad que se han venido
registrando en ella a través del tiempo, es una especie de arquetipo de lo fronterizo.
Ojalá surja en algunos colegas el propósito de estudiar la historia de la frontera México-Estados
Unidos, con ese sentido comparativo, que a la vez que nos permita percibir las características en común
que presenta con los procesos históricos de las demás fronteras del continente, confirme lo mucho que
tiene de peculiar. Ello se traducirá en un renovado interés en el estudio de nuestra frontera, conscientes
del privilegio que como intelectuales nos significa el estar inmersos en ella. Despertar ese interés es el
propósito que anima esta nota.
63 Véase Gabriel Murillo Castaño, Migrant Workers in the Americas: A Comparative Study of Migration be-tween
Colombia and Venezuela and between Mexico and the United States. San Diego, Center for U.S.-Mexican
Studies, University of California, 1984.
64 Entre otros autores, Manuel Ceballos Ramírez da estas connotaciones de interrelación y alteridad a lo fronterizo.
Véase su trabajo "De historia e historiografía de la frontera norte", en memoria mecanoescrita de la Mesa 20,
"Aproximaciones a una nueva historia de la frontera norte', de COLEF II, El Colegio de la Frontera Norte,
Tijuana, 1992, p. 3.
133
FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11, ENEROJUNIO DE 1994
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
LAS TONALIDADES DE UNA TRANSICIÓN CON
SUSTANTIVOS
TONATIUH GUILLÉN LÓPEZ,
Baja California 1989-1992. Alternancia
política y transición democrática.
El Colegio de la Frontera Norte y CIIH-UNAM,
1993.
Alberto Azis Nassif *
¿QUÉ produce una transición política y democrática en una región del país cuyo sistema autoritario sigue
vigente? ¿Qué problemas enfrenta una región cuando su gobierno estatal es el primer caso de alternancia
en la historia moderna del país? ¿Cómo se compaginan las necesidades y requerimientos regionales con
las estructuras de poder federal? ¿Qué ha pasado después de que se reconoció el triunfo al Partido Acción
Nacional (PAN) en aquel lejano y cercano año de 1989, cuando apenas se iniciaba este sexenio y los
golpes del salinismo sorprendían adentro y afuera? Éstas y muchas otras preguntas son objeto de estudio
en el libro de Tonatiuh Guillen López.
Baja California 1989-1992 es el recuento de un itinerario de alternancia política. En tan sólo tres
años, a mitad del camino sexenal, vemos cambios muy importantes, restructuraciones de poder y
sumatorias que dan por resultado un interesante laboratorio regional. En estos tres años tenemos ya:
a) Una desestructuración del entramado corporativo de esa compleja red institucional sobre las
que se tejían las relaciones entre la región y el centro, entre el partido de Estado y sus organizaciones
sociales, entre la lógica de poder y la racionalidad del autoritarismo de este sistema político que en 1989
empieza a tener cambios importantes;
b) asimismo, esta primera experiencia de una gubematura de oposición conjunta las expectativas, las
posibilidades y las limitaciones de un cambio regional a partir de un proceso electoral.
'Alberto Azis Nassif. Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
(CIESAS). Se le puede enviar correspondencia a: Juárez 87, Col. Tlalpan, México, D.F. CP 14000, Tel.: 5739066.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
El análisis de Guillén nos ofrece la posibilidad de detectar problemas que a simple vista no se
ven o que el mero sentido común ubica o distorsiona. El libro consta de dos partes en las cuales se
separan, analíticamente, el problema de la alternancia y el del nuevo gobierno, es decir, lo que se ha
movido a pesar de los actores, pero con ellos, y lo que los actores han querido hacer a partir de sus
posibilidades y limitaciones estructurales e ideológicas. En una palabra, tenemos enfrente las
intenciones y las consecuencias.
Dice Guillén en su introducción, que una vez producida la alternancia:
Lo que ahora se encuentra en juego es la construcción de la etapa siguiente (al tránsito). En
términos amplios, ésta consiste en las modificaciones al panorama institucional y
normativo, dirigidas a construir una nueva estructura de decisiones y de acciones públicas
que involucren efectivamente la participación civil; y, finalmente, lo más relevante, que
tales acciones tengan efecto en la calidad de vida de la población (pág. 17).
Esto es lo que seria óptimo para un gobierno que proviene de la oposición, y bajo este lente se
analiza el caso.
La limitación más grave es, según el autor, que la transición descansa en los efectos de la
alternancia y menos en la "consolidación de prácticas institucionales democráticas"... Sin embargo, no
sabemos cuáles serían estas prácticas, no hay un señalamiento que nos indique cómo podría ser.
Tenemos una especie de paradoja: los actores se han movido hasta modificar el funcionamiento
corporativo, y sin embargo, se dice que en un regreso del PRI habría la misma estructura. Es como si los
efectos reconocidos de la alternancia no hubieran tenido la fuerza de modificar las estructuras de poder
regional...
Me permito aquí una pequeña diferencia con el autor: ¿qué se pide para que pudiera ser de otra
forma? Porque entonces, cómo evaluar las posibilidades de un gobierno democrático, si a pesar de que
se modifican las relaciones en el Congreso y entre el legislativo y el ejecutivo, la relación del legislativo
con los municipios y con el poder judicial; a pesar de que se enfrenta a la federación con iniciativas
sobre el padrón estatal, un convenio de nuevas reglas fiscales con la federación y a pesar de que el
Pronasol no es la zona sagrada de la legitimidad presidencial; entonces ¿qué posibilidad tiene un
gobierno estatal surgido de la oposición en este país y en estos momentos?
El libro de Guillén nos ayuda a entender las tonalidades de una transición democrática
regional. La fuerza creadora no viene del PAN, sino de la sociedad civil, actores y productos, dinámicas
y procesos. El problema es que no se sustituyen las viejas estructuras, sino que se añaden nuevas, según
nos indica el autor. Aquí nos enfrentamos de nuevo a la paradoja de tener una sociedad civil muy
activa, en sus tonalidades cívicas, pero que no alcanza a presionar lo suficiente para que la nueva
burocracia panista produzca un cambio estructural. Pero el cambio es real y ya está en esa región; la
centralidad electoral como eje de configuración del poder y la desarticulación del partido de Estado, son
dos claves a las que se aspira en un México que pueda venir pronto.
El problema de fondo, desde la perspectiva del autor, es la crítica final donde expresa que la
nueva burocracia panista no se ha preocupado por modificar y criticar el espacio institucional que
ocupó, y que fue diseñado para un gobierno autoritario. ¿Cómo se puede resolver la contradicción? Tal
vez Tonatiuh Guillén nos pueda ofrecer otro libro,
^36
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
ojalá, con la experiencia global del sexenio de Ruffo, y tal vez en él pueda incorporar lo que pasó con las
nuevas leyes de la Procuraduría de Derechos Humanos, la del equilibrio ecológico y la frustrada ley
electoral.
Por último, considero los siguientes puntos importantes para el debate siempre estimulante con
las investigaciones de Tonatiuh Guillen:
1. Qué supone la crítica a la no transformación institucional, qué alternativas se desperdiciaron,
qué propuestas pueden hacerse.
2. No me queda completamente claro por qué los panistas no han hecho esta transformación, si
es por incapacidad, falta de interés en el proyecto, inercias burocráticas, límites extemos, o problemas de
cultura política. Dilucidar este aspecto es muy importante porque queda una sensación de cierta
frustración sobre los limitados alcances, hasta ahora, de la alternancia.
3. Queda la impresión de que la nueva burocracia panista es muy pasiva, porque lo que hay de
transición no es por ellos, y lo que hay de inercia sí.
4. La lectura de las elecciones de 1991 y 1992 se puede ampliar y ver los lados positivos del
balance, como la anticipación de los instrumentos, la gran participación social y la aprobación al
gobierno de Ruffo, a pesar del incremento del voto del PRI; si el PRI aumenta su voto en un contexto de
reglas claras, pues bienvenido a los laberintos de la competencia electoral.
Es en esa relación dinámica de anticipaciones regionales y disputas con el centro, en la que
estamos observando la ruta que tenemos que transitar para llegar a un sistema democrático, ya sea por la
vía de Chiapas y los zapatistas o por la de las urnas en Baja California; ambas son parte del mismo
proceso. Finalmente, creo que el libro de Tonatiuh Guillén es importante por ser pionero del campo, y
por lo que aporta para entender el México que vendrá.
137
FRONTERA NORTE VOL. 6, NÚM. 11,
ENERO-JUNIO DE 1994
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
PIÑERA RAMÍREZ, Historiografía de la
frontera norte de México: balance y metas de
investigación. Tijuana, Universidad Autónoma de
Baja California, 1990.
DAVID
Lawrence Douglas Taylor H.*
EL autor
de este libro es uno de los historiadores más reconocidos de la región fronteriza entre México y
Estados Unidos, y cuenta con más de 30 años de experiencia de investigación en esta área. Entre sus
diversas publicaciones se destaca la importante obra titulada Visión histórica de la frontera norte de
México, preparada bajo su coordinación, que constituye el estudio más extenso y completo —al dejar de
lado los trabajos pioneros de Bancroft, editados a finales del siglo pasado— sobre la historia de los
estados fronterizos del norte de México, así como un instrumento excepcionalmente útil en términos de
fomentar nuevas líneas de investigación sobre esta zona y la región fronteriza México-Estados Unidos
en general. De hecho, como comenta el autor en su introducción al presente libro, fue la experiencia que
adquirió durante la coordinación de los volúmenes de la Visión histórica lo que le proporcionó los
elementos para realizar el trabajo de análisis y reflexión requerido para la elaboración de este ensayo
historiográfico sobre una región que ha tenido un papel muy significativo en la historia de la formación
del país.
La primera sección del volumen consiste en una revisión de la producción historiográfica
existente, comenzando con las obras que tratan de la zona en general y siguiendo con las de carácter
regional. El autor percibe que, en el caso de los trabajos de tipo general, a pesar de su incremento a
partir de la década anterior, todavía existen muy pocos estudios de esta naturaleza; en cambio, respecto
a aquellas publicaciones que tratan de la historia de regiones específicas del norte de México, señala
que han surgido varios centros dedicados a la investigación histórica de los estados en que se ubican.
Como el autor indica, este fenómeno se debe parcialmente a la creciente profesionalización respecto de
la investigación histórica realizada en las diferentes instituciones académicas en México durante las
últimas décadas.
Como ejemplos de la producción de estos centros e institutos, se pueden citar la Historia
general de Sonora (Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985), que ya
' Lawrence Douglas Taylor H. Director del Depto. de Estudios de Norteamérica de El Colegio de la Frontera Norte.
Se le puede enviar correspondencia a BIvd. Abelardo L .. Rodríguez núm. 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja
California, México. Tel.: (661) 3-35-35.
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
se encuentra terminada desde hace algún tiempo, y la Historia general de Chihuahua, que está en
proceso de ser editada. Cada una de estas obras consta de cinco tomos que abarcan las épocas
prehistórica, prehispánica, colonial, el primer medio siglo después de la consumación de la
Independencia, el Porfiriato, la Revolución Mexicana y el periodo posrevolucionario hasta la década de
1980. Como tercer ejemplo, el Panorama histórico de la Baja California (Tijuana, Centro de
Investigaciones Históricas UNAM-UABC, 1985), escrito por un equipo de 39 autores, abarca más o menos
las mismas épocas, aunque a diferencia de las atadas historias generales de Sonora y Chihuahua, está
dirigido a un público mucho más amplio.
En particular, el autor destaca los diversos estudios históricos de los municipios norteños como
una especie de "segunda etapa" en el proceso de elaboración de las historias generales de los respectivos
estados fronterizos. Sin embargo, cabe señalar que la gran mayoría de los trabajos editados hasta la fecha
tratan de las poblaciones de los estados del noroeste, mientras que los relativos a Chihuahua y a los
estados del noreste están más rezagados.
El autor también hace énfasis en la importante labor que realizan los diversos centros e
institutos de investigación histórica para el desarrollo de programas de historia oral, en los que se graban
entrevistas a personas de diferentes sectores de la comunidad. Algunos de estos centros, como el
Instituto de Investigaciones Históricas de la UABC, también han creado archivos de documentación
histórica local o nacional con rollos de micropelícula o material fotocopiado de otras fuentes, tales como
los ramos y fondos del Archivo General de la Nación, el Archivo de Notarías, etcétera.
Después de analizar, desde la perspectiva espacial, la producción historiográfica realizada en el
pasado, el autor examina el carácter de las obras que abordan distintos periodos de la historia de la
región. Destaca, en especial, el gran volumen de publicaciones existentes que se refieren a la lucha
armada de 1910 a 1920. Como el autor comenta, a pesar de la abundancia de obras sobre la Revolución
Mexicana en el norte, sobre todo en tomo al carismático personaje de Pancho Villa, no se han estudiado
suficientemente las diversas maneras en que las regiones de Texas y el suroeste de Estados Unidos,
colindantes con México, influyeron en los diferentes movimientos armados que surgieron durante la
revolución. Una de las vetas de investigación más prometedoras en cuanto a la posibilidad de escribir
con más precisión el papel de la región fronteriza en esta gran lucha, concierne a las actividades de los
exiliados políticos y jefes de facciones rebeldes en los pueblos y ciudades de Texas y los estados del
suroeste de Estados Unidos.
Como Pinera observa, en comparación con la década de la lucha armada, el periodo de 1920 a
1940 ha sido relativamente poco estudiado, a pesar de su importancia para el desarrollo de la región
fronteriza; sin embargo, en el último medio siglo, desde la Segunda Guerra Mundial hasta el presente, la
bibliografía es mucho más amplia, debido a las numerosas obras que se han escrito sobre el desarrollo de
la agricultura y la industria de las diversas regiones de la zona, particularmente al tratarse de las
maquiladoras, las políticas económicas de los respectivos gobiernos locales y federales, los lazos
comerciales con Estados Unidos, los problemas ambientales, etcétera.
La segunda sección del texto está dedicada a proporcionar una síntesis histórica de la frontera en
su conjunto, desde el periodo precolombino hasta la actualidad, con el objeto de proporcionar al lector
un marco básico de referencia para que pueda ubicar
140
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
mejor las apreciaciones que el autor hace de determinadas obras y sus autores. El autor destaca el
Porfiriato como el periodo más significativo en la formación de la región. La serie de acontecimientos
que siguieron —la lucha armada de 1910-1920, la Ley Seca o Volstead y la gran depresión de las
décadas de 1920 y 1930, el régimen presidencial de Lázaro Cárdenas y la Segunda Guerra Mundial—
también tuvieron fuertes repercusiones en el desarrollo de la zona. Al comentar sobre el periodo que va
desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, indica que una de sus características
más sobresalientes ha sido el gran crecimiento poblacional e industrial que la región ha experimentado y
que tiene serias implicaciones para el futuro.
El autor utiliza la tercera sección del libro para discutir aquellos ternas que todavía no han sido
abarcados por los historiadores de la frontera norte o que no han sido tratados lo suficiente. Al replantear
su observación inicial sobre la falta de una historia conjunta de la región, sugiere que se efectúen
investigaciones que no se restrinjan a un solo estado o localidad, sino que se considere la región del
norte en su totalidad, sobre todo desde una perspectiva socioeconómica. La realización de este tipo de
estudios podría conducir, opina, a investigaciones más amplias, por ejemplo sobre procesos políticos,
grupos sociales, cuestiones de identidad cultural y nacional, etcétera. En lo que se refiere a la
investigación de periodos específicos, el autor destaca la necesidad de realizar más estudios sobre el
Porfiriato que, como señala, fue de importancia equivalente para la formación de la región que la época
revolucionaria, que hasta la fecha ha acaparado mucho más la atención de los historiadores. Dos de los
subtemas más importantes en cuanto al papel que tuvo el norte durante este periodo crítico son los que se
refieren al desarrollo de los ferrocarriles y la minería. Asimismo, Piñera señala que las investigaciones
de esta índole pueden ayudar a explicar el destacado papel que la región tuvo en el movimiento armado
que comenzó en 1910, ya que fueron los sectores agrícola, minero, ganadero, ferroviario, comercial e
industrial, que experimentaron un gran auge durante esta época, de donde provenían los trabajadores
asalariados que se levantaron en armas en 1910.
En la cuarta y última sección del libro, el autor hace una reflexión en tomo al perfil que
conviene que tengan los futuros historiadores de la región fronteriza México-Estados Unidos, sobre todo
los que se están formando actualmente en las diferentes universidades de la nación, así como los que
trabajan en centros de investigación dedicados al estudio de esta área. El historiador de esta especialidad
debería adquirir, además de la capacitación que le proporcionan los programas de estudio en historia al
nivel de licenciatura y posgrado, cierta preparación multidisciplinaria en las ciencias sociales en general,
así como aprender uno o más idiomas extranjeros, preferentemente el inglés. Nos recuerda que también
es fundamental que el historiador de esta región tenga una noción clara de determinados conceptos,
como el de "frontera", tanto referente al sentido geopolítico del término como a su significado de zona
de interacción sociocultural entre dos pueblos distintos. El autor señala la necesidad correlativa de
estudiar la historia de Estados Unidos, ya que varios de los acontecimientos que ocurrieron en aquel país,
como la fiebre del oro de California, la prohibición de la venta de licores en la década de los veinte, la
Gran Depresión, la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, entre otros muchos,
tuvieron importantes repercusiones en el lado mexicano de la frontera y en el país en general.
141
FRONTERA NORTE, VOL. 6, NÚM. 11, ENERO-JUNIO DE 1994
A lo largo del libro, el autor resalta el hecho de que la historia de la frontera norte ofrece al
investigador una rica veta referente a contenido y perspectivas, que deberán ser explorados con base en
la experiencia de los antiguos investigadores del terna, así como las herramientas y metodologías creadas
por las escuelas de historiografía más recientes. Los nuevos estudios resultarán en un entendimiento más
completo de la complejidad de elementos e interrelaciones que comparten las áreas de México y Estados
Unidos abarcadas por esta zona y que dan cierta identidad a la gente que la habita.
142
CIUDADES
3
Reestructuración
industrial y nuevos
desequilibrios
territoriales
Ricardo Méndez G. del
Valle
20
IMPLANTACIÓN
INDUSTRIAL
REESTRUCTURACIÓN TERRITORIAL
Organización
y
localización
en
la
industria
automotriz
Huberto Juáre:. Núñez.
58
Y
Inteligencia y control
en la industria
informatizada
Eduardo Barrera
Herrera y
Roland G. ('hanove
21
• ENSAYO
EXPEDIENTE
SIN LIMITE
Competitividad industrial:
algunas lecciones para
México
Ismael Alguilar Barajas
/• Tecnología y organización del
trabajo
Angeles Pozas Garza
9 r
Desarrollo industrial.
consumo
energía y - contaminación
Roberto l.ópez v Enrique
Ordáz
de
FRONTERA NORTE
Vol. 5, núm. 9, enero-junio de 1993
ARTÍCULOS
Harley Browning y René M. Zenteno, THE DIVERSE NATURE OF THE MEXICAN NORTHERN
BORDER: THE CASE OF URBAN EMPLOYMENT
Bryan Roberts, ENTERPRISE
METROPOLITAN
AND
LABOR
MARKETS:
THE
BORDER
AND
THE
A}REAS
René M. Zenteno Quintero, EL uso DEL
CONCEPTO
DE
INFORMALIDAD
EN EL ESTUDIO DE LAS
CONDICIONES DEL EMPLEO URBANO. UN EJERCICIO PARA LA FRONTERA NORTE Y
PRINCIPALES ÁREAS METROPOLITANAS DE MEXICO
Rodolfo Cruz Piñeiro, ALGUNOS FACTORES ASOCIADOS A LA PARTICIPACIÓN FEMENINA
EN LOS MERCADOS DE TRABAJO: CIUDADES DE LA FRONTERA NORTE ÁREAS
METROPOLITANAS DE MÉXICO
Femando Pozos Ponce, TRABAJADORES URBANOS Y SUS TRABAJOS: UN ESTUDIO COMPARATIVO DE
LA FUERZA LABORAL DE GUADALAJARA Y MONTERREY
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
FRONTERA NORTE
Vol. 5, núm. 10 ,julio-diciembre de 1993
ARTÍCULOS
Lina Ojeda Revah e Ileana Espejel, EL SISTEMA DE ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS EN
LA FRONTERA DE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS
Gerardo Bocco, Roberto A. Sánchez y Hugo Riemann, EVALUACIÓN DEL IMPACTO DE LAS INUNDACIONES EN
TIJUANA (ENERO DE 1993). USO INTEGRADO DE PERCEPCIÓN REMOTA Y SISTEMAS DE
INFORMACIÓN GEOGRÁFICA
Stephen P. Mumme, NAFTA AND THE FUTURE OF MEXICO-U.S. BORDER ENVIRONMENTAL
MANAGEMENT
Geoffrey Lana, NORTH AMERICAN FREE TRADE AND THE ENVIRONMENT: BORDER ENVIRONMENTAL GROUPS
AND THE NAFTA
Regina Barba Pírez, LA UNIÓN DE GRUPOS AMBIENTALISTAS EN EL PROCESO DE NEGOCIACIÓN DEL TRATADO
DE UBRE COMERCIO
Mary E. Kelly, REVIEW OF THE NAFTA ENVIRONMENTAL SIDE AGREEMENT: DOES IT MEET
EXPECTATIONS?
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Normas de presentación de colaboraciones a Frontera Norte
Frontera Norte es una publicación bilingüe, editada semestralmente por El Colegio de la Frontera
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El Colegio de la Frontera Norte, 1992. En caso de atarse un artículo de revista: apellido y nombre del
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volumen, fecha y páginas. Ejemplo: Zenteno, René, "El uso del concepto de informalidad en el estudio
de las condiciones del empleo urbano. Un ejercicio para la frontera norte y principales áreas
metropolitanas de México" en Frontera Norte, núm. 9, vol. 5, ene.-jun.l993, pp. 68-80.
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91912, USA.
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