PODER JUDICIAL DE LA NACION SENTENCIA DEFINITIVA 20020

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PODER JUDICIAL DE LA NACION
SENTENCIA DEFINITIVA
EXPEDIENTE Nº CNT 22560/2011/CA1
20020
SALA IX
En la Ciudad de Buenos Aires,
JUZGADO Nº 32
18-5-15
para dictar sentencia en los autos caratulados: “GONZALEZ
ALEJANDRO DAVID C/ GENERAL MILLS ARGENTINA S.A. Y OTROS S/
DESPIDO”, se procede a votar en el siguiente orden:
El Dr. Roberto C. Pompa dijo:
I. La sentencia de primera instancia fue apelada
por la parte actora
y por la demandada, a tenor de los
memoriales
a
obrantes
fs.
731/733vta.
y
fs.
735/745,
respectivamente.
La parte actora contestó agravios a fs. 452-I/463
y la demandada lo hizo a fs. 464/466.
Asimismo, el perito contador se queja a fs. 719
por la regulación de sus honorarios.
II.
En
primer
término
y
por
razones
de
orden
metodológico trataré el recurso de la parte demandada, que
gira fundamentalmente en torno a las siguientes cuestiones:
a) Nulidad parcial del procedimiento: Al respecto
observo
que
la
parte
actualiza
el
recurso
de
apelación
interpuesto respecto de la resolución de fs. 225, que fuera
concedido a fs. 246 en los términos de lo dispuesto por el
art. 110 L.O.
Dada la índole de la cuestión, se le confirió vista
al
Sr.
Fiscal
General
ante
esta
Cámara
Nacional
de
Apelaciones del Trabajo, contestándola la Sra. Fiscal General
Adjunta conforme dictamen obrante a fs. 783/vta.
Ahora
bien,
respetuosamente
debo
observar
que
discrepo con los argumentos vertidos y conclusiones a las que
llega
la
Sra.
Fiscal
General
Adjunta
ante
esta
Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Me
adjuntada
explico.
por
la
Si
parte
a
bien
es
fs.
cierto
181/185
que
contiene
la
copia
un
sello
medalla y una fecha de inscripción manuscrita y que carece de
la firma a la que se refiere la Acordada Nro. 51/89, lo
cierto es que el Juzgado de la instancia anterior, ante quien
se
habría
hecho
la
presentación
en
cuestión,
luego
de
sustanciada la incidencia referida a la presentación o no del
ofrecimiento de prueba de la parte actora, concluyó que el
sello
corresponde
al
tribunal
y
que,
si
bien
se
intentó
recabar información ante el personal del Juzgado respecto de
las grafías allí insertas, “… no fue posible establecer ni
descartar
con
certeza
su
atribución…”
inclinándose ante la duda por su admisión.
(ver
fs.
225),
PODER JUDICIAL DE LA NACION
Así, en mi opinión es acertado el criterio adoptado
por la a quo ya que no se puede desconocer que los usos y
costumbres de la práctica tribunalicia, particularmente en
atención al cúmulo de trabajo que pesa sobre las Mesas de
Entradas de las diferentes dependencias, indica que en la
copia de la presentación que se recepciona se suele insertar
el sello medalla con la fecha/hora de presentación y que rara
vez se incluye la firma de empleado o funcionario alguno del
Tribunal no obstante los términos de la referida Acordada.
A guisa de ejemplo la parte actora agrega a la
causa diversas copias de presentaciones efectuadas en otras
causas y en distintas dependencias, las que dan cuenta de la
práctica a la que me he referido (ver fs. 859/902 y fs.
905/906).
No
se
puede
soslayar
la
importancia
del
acto
procesal del que se trata, que involucra las posibilidades de
acreditar judicialmente la postura sostenida en el escrito de
demanda y, por ende, hacer efectiva la garantía procesal de
acceso a la jurisdicción (arts. 18 y 43 de la Constitución
Nacional; arts. 18
y 26 de la Declaración Americana de los
Derechos
del
y
Deberes
Hombre;
arts.
8,
10
y
11
de
la
Declaración Universal de Derechos Humanos; arts. 8 y 25 de
la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; arts. 2
inc. 3, 14 y 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos; art. 5 inc. a de la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
Racial;
entre
otras
disposiciones).
De
esta
manera,
la
efectiva vigencia de dicha garantía –a mi modo de ver- no
puede ser amenazada por el cumplimiento de un recaudo formal
estipulado
por
una
norma
como
la
que
se
menciona
a
fs.
782vta.
En
definitiva,
de
conformidad
con
las
normas
constitucionales e internacionales citadas y en aras de la
efectiva vigencia de la garantía procesal de acceso a la
jurisdicción, así como por aplicación del principio in dubio
pro operario contenido en el art. 9 L.C.T., en mi opinión
teniendo en cuenta las particularidades de la causa y, en
especial,
el
informe
al
que
ya
se
hizo
referencia,
la
solución a la que se arriba en la resolución de fs. 225
resulta adecuada y por lo tanto propongo que sea confirmada.
b) La aplicación de la presunción establecida por
el art. 23 L.C.T.:
Sobre este punto cabe observar que la Sra. Juez de
la
instancia
anterior
analizó
exhaustivamente
las
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declaraciones testimoniales rendidas en autos -cuya validez
como probanza producida resulta indubitada de conformidad con
lo decidido precedentemente- y la prueba pericial contable y
concluyó
que
la
prestación
de
tareas
que
efectuaba
el
accionante a favor de la demandada, con uniforme otorgado por
ella (con el logo de la empresa) y en un camión que no
obstante
su
titularidad
registral
poseía
el
logo
de
la
empresa demandada, la asignación de recorridos, horarios y
condiciones
de
trabajo,
tornan
aplicable
la
presunción
prevista por el art. 23 L.C.T.
Del
examen
(particularmente
las
de
tales
elementos
declaraciones
probatorios
testimoniales
de
fs.
261/262, fs. 583/584 y fs. 585/586), a la luz del principio
de la sana crítica (art. 386 C.P.C.C.N.) me llevan a arribar
a la misma conclusión que la aquo.
Con relación a la prueba confesional discrepo con
la valoración efectuada por la recurrente de las oposiciones
planteadas por la parte actora en los términos del art. 414
C.P.C.C.N., toda vez que fueron formuladas en ejercicio de la
garantía procesal de defensa en juicio que emerge del art. 18
C.N.
y
disposiciones
concordantes
de
los
tratados
internacionales con jerarquía constitucional a las que ya
hiciera referencia.
Por
hacerse
lo
cargo
exclusividad
recurrente-
demás,
de
en
su
la
la
titularidad
mantenimiento,
zona
elementos
ni
asignada
que
ni
son
desvirtúen
del
camión
y
la
ausencia
de
–como
pretende
la
la
aplicación
de
la
diferente
la
presunción legal.
Tampoco
conduce
a
una
conclusión
mención de jurisprudencia recaída en otras causas, en tanto
la Litis se resuelve de acuerdo a las constancia particulares
y propias de la causa.
Por tanto, en mi opinión, no se advierten razones
que justifiquen un apartamiento en este punto de lo decidido
en
la
instancia
anterior,
lo
que
torna
improcedente
el
agravio expresado.
c) La procedencia del rubro vacaciones gozadas en
los períodos 2008 y 2009 y salarios correspondientes a junio,
julio y días de agosto de 2010: Al respecto cabe observar que
la aplicación por la a quo de la presunción estipulada por el
art. 55 L.C.T. ante la renuencia de la demandada a exhibir
las
facturas
cuya
compulsa
le
fueron
requeridas
y
por
encontrarse en blanco aquellas que se exhibieron (ver fs.
632), sella la suerte de este agravio.
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d) Fecha de inicio del vínculo laboral: Idénticas
consideraciones
cabe
formular
que
respecto
al
agravio
analizado en el pto. c, ya que la ausencia de registración
del vínculo y la aplicación de las presunciones de los arts.
23
y
55
L.C.T.
–que
no
han
sido
desvirtuadas
por
la
recurrente-, demuestran la sinrazón del agravio.
e) El rubro art. 2 de la ley 25.323: Su procedencia
emerge de la intimación formulada conforme se desprende de
las conclusiones a las que se arriba respecto de la ausencia
de
registración
oportuno
de
del
lo
vínculo
adeudado
laboral
al
actor
y
la
luego
falta
que
de
pago
formulara
la
intimación de la que da cuenta la constancia de fs. 568.
f)
Los
certificados
previstos
por
el
art.
80
L.C.T.: Teniendo en cuenta la intimación formulada a fs. 573
y la falta de entrega de las constancias estipuladas por el
art. 80 L.C.T., resulta indiscutible la procedencia de este
rubro. Asimismo, el apercibimiento relativo a la aplicación
de
astreintes
“entregar”
es
el
que
dispuesta
corresponde
en
autos,
de
ante
la
condena
conformidad
con
a
lo
dispuesto por el art. 666 bis C.C.
g) Arts. 8 y 15 de la ley 24.013: Su procedencia se
deriva de la existencia del vínculo laboral habido entre las
partes,
conforme
se
determinara
en
el
pronunciamiento
de
grado; la ausencia de registración y el cumplimiento de los
recaudos
formales
exigidos
para
su
procedencia
según
se
desprende de las constancias de fs. 564 y fs. 595.
En definitiva, por las consideraciones formuladas
precedentemente
no
encuentro
razones
que
justifiquen
un
apartamiento de lo decidido en la instancia anterior y, por
lo
tanto,
corresponde
la
confirmación
del
pronunciamiento
apelado en los aspectos que fueran objeto de agravios por la
demandada.
III. El recurso interpuesto por la parte actora se
refiere
respecto
al
rechazo
de
los
de
la
extensión
codemandados
Jorge
de
Raúl
responsabilidad
Postiglione
y
Guillermo José Antonio Malm Green Lerner.
Al respecto, cabe observar que, como he sostenido
en anteriores oportunidades (“Sturla Juan Carlos c/ Unidad de
Cirugía Plástica de San Isidro S.A. y otro s/ Despido”, Sent.
Def. Nro. 16.906 del 31/3/11, del Registro de esta Sala IX,
entre
otros),
la
posibilidad
del
escudo
societario
sólo
puede funcionar o ser tolerada mientras se respete lo que
Galgano
denomina
“las
condiciones
de
uso”
(Galgano
Francesco, “Delle associazioni”, Págs. 15 y 18, y “Delle
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persone juridici”, Roma-Bologna, 1969, págs. 20 y ss), que
son aquellas para las cuales el legislador le ha otorgado a
los socios de un sujeto colectivo el derecho de actuar con
imputabilidad diferenciada. Pero si esta se viola, se debe
“imputar” y “responsabilizar” a quienes se encuentran detrás
de
la
“escenografía
societaria”
(cfe.
Martorell,
Ernesto
Eduardo, “Los directores de sociedades anónimas”, Depalma,
Buenos Aires, 1990, pág. 16). Es decir, no se discute la
personalidad diferenciada de la sociedad de la persona de
sus
integrantes,
pero
no
debe
perderse
de
vista
que
la
sociedad es un sujeto de derecho con el alcance fijado en la
ley (cfe. art. 2 de la ley 19550), por lo que es lógico que
las consecuencias del abuso o la violación de la ley deban
recaer sobre las personas de sus socios, controladores y o
directores
que
la
hicieron
posible
como
expresamente
lo
determinan los arts. 54 y 274 de la ley de sociedades, sin
que
resulten
“Kanmar”
aplicables
del
Máximo
los
Tribunal,
precedentes
en
tanto
“Palomeque”
en
las
o
presentes
actuaciones se ha demostrado el fraude a la ley cometido de
modo sistemático, consistente en la falta de registración
del vínculo habido entre el accionante y la demandada, de
conformidad
con
la
naturaleza
laboral
de
la
relación
decidida en la causa.
Por todo lo expuesto, considero hacer extensiva la
condena en forma solidaria a los codemandados Jorge Raúl
Postiglione y Guillermo José Antonio Malm Green Lerner, en su
carácter de Director y Director Suplente (ver fs. 58/63), ya
que
ellos
no
podían
desconocer
la
irregularidad
aludida
(art. 59 y 274 de la Ley de Sociedades Comerciales), pues
tenían
a
su
cargo
la
administración
y
dirección
de
la
sociedad General Mills Argentina S.A. y, por tanto, deberán
concurrir solidariamente al pago de la condena de autos,
excepto en cuanto a los certificados previstos en el art. 80
LCT,
ya
que
la
responsabilidad
personal
declarada
precedentemente no conduce a constituirlos en empleadores
del actor, sin perjuicio de la responsabilidad eventual que
pudiera involucrarlos en la aplicación de astreintes en caso
de incumplimiento del principal.
En definitiva, concluyo que corresponde modificar
parcialmente
el
pronunciamiento
apelado
y,
en
su
mérito,
admitir la acción dirigida respecto de Jorge Raúl Postiglione
y Guillermo José Antonio Malm Green Lerner, quienes resultan
solidariamente responsables de la condena decidida en autos,
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con los alcances señalados precedentemente; con costas (art.
68 C.P.C.C.N.).
IV.
En
cuanto
efectuada
en
la
instancia
demandada
General
Mills
a
la
regulación
anterior
Argentina
y
S.A.
de
honorarios
recurrida
y
por
por
el
la
perito
contador, en atención a la naturaleza y extensión de los
trabajos
profesionales
cumplidos
en
autos
por
la
representación y patrocinio letrado de la parte actora, de
las codemandadas y del perito contador, así como las pautas
arancelarias vigentes, los porcentuales establecidos a fs.
707
resultan
adecuados
y,
por
ello,
propongo
sean
confirmados.
V.- Teniendo en cuenta la solución a la que se
arriba, las costas de esta Alzada propongo se declaren a
cargo de las codemandadas (art. 68 C.P.C.C.N.).
Por último, los honorarios correspondientes a las
tareas
profesionales
cumplidas
por
la
representación
y
patrocinio letrado de la parte actora y de las demandadas,
en esta Alzada, serán fijados para cada uno en el 25% de lo
que les corresponda percibir por las tareas realizadas en la
etapa
anterior.
El Dr. Alvaro E. Balestrini dijo:
Por compartir los fundamentos adhiero al voto
que antecede.
El Dr. Mario S. Fera: No vota (art. 125 L.O.).A mérito del acuerdo que precede, el TRIBUNAL
RESUELVE:
1)
Modificar
parcialmente
el
pronunciamiento
apelado y, en su mérito, admitir la acción dirigida respecto
de Jorge Raúl Postiglione y Guillermo José Antonio Malm Green
Lerner y condenarlos solidariamente respecto de los que se
admiten, a excepción de lo referido a las certificaciones
previstas por el art. 80 L.C.T. y con los alcances indicados
en el considerando respectivo; con costas. 2) Confirmar las
regulaciones
Imponer
las
de
honorarios
costas
de
de
la
Alzada,
instancia
anterior.
solidariamente,
a
3)
las
demandadas. 4) Fijar los honorarios correspondientes a la
representación y patrocinio letrado de la parte actora y de
las demandadas, por las tareas realizadas ante esta Alzada,
en el 25 % para cada uno de lo que les corresponda percibir
por su actuación en la etapa anterior.
PODER JUDICIAL DE LA NACION
Regístrese,
notifíquese
y
oportunamente
devuélvase.
Dr. Alvaro E. Balestrini
Juez de Cámara
Ante Mí
Dr. Roberto C. Pompa
Juez de Cámara
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