Importancia De La Desinfección De Las Herramientas En El

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Importancia De La Desinfección De Las Herramientas En El Combate
De Enfermedades En Las Orquídeas
Ing. German Rivera Coto M.sc.
Laboratorio de Fitopatología
Universidad Nacional.
La desinfección de los materiales y utensilios usados en los procesos
de cultivo y reproducción de las orquídeas, debe ser una actividad
obligatoria para todo cultivador, pero a menudo se ignora. Tiempo después
Pero cuando se detectan los resultados de este descuido, es el momento en
que se empieza a valorar la diferencia entre una colección sana y otra
enferma.
Una de las principales vías de diseminación de patógenos entre las
plantas es el uso de las herramientas, pero debido a que no se puede
prescindir de ellas, es necesario adoptar prácticas que permitan reducir el
riesgo de contaminar materiales sanos con virus, bacterias y hongos. El
hábito más constructivo en este sentido es la desinfección sistemática de las
herramientas empleadas para realizar cortes en la planta, actividad en la
que normalmente se usan tijeras podadoras, cuchillos, sierras o cualquier
instrumento punzo cortante, para realizar: podas, deshijas, cosecha de
flores, eliminación de partes muertas y otras prácticas comunes en el
manejo de las orquídeas.
Es de gran importancia referirse a los instrumentos de corta, por
cuanto son ellos los que en el momento de hacer una incisión entran en
contacto íntimo con los tejidos de la planta y pueden depositar los
contaminantes directamente en las células. También se usan en distintos
puntos de una misma planta, por lo que facilitan la inoculación en varios
frentes, acelerándose de esta manera, la invasión masiva. De igual forma,
también son usados en plantas que se encuentran en diversos estados
fenológicos, factor que da como resultado la posible infección en
especimenes de cualquier edad.
De todos los agentes causales de enfermedades en plantas, los virus
son los más difíciles de manejar y son los que en forma más eficiente se
diseminan por intermedio de las herramientas de corte. Dado que hasta la
fecha no existen tratamientos eficaces para curar una planta infectada por
virus, es imperativo vigilar porque estos patógenos no lleguen a los
especimenes de nuestras colecciones. Precisamente, la única práctica que
ha dado un alto índice de eficiencia, en la reducción de las virosis en
plantas ornamentales, es la desinfección de las herramientas. Es esta quizá
la razón más valedera para conversar con ustedes esta noche, sobre los
métodos prácticos para liberar los instrumentos de trabajo de los posibles
virus que hayan adquirido durante las labores cotidianas en una colección
de orquídeas.
Existen varios métodos para desinfectar las herramientas de uso
cotidiano, utilizando medios físicos o químicos. En la primer categoría
entra el uso del calor húmedo y el calor seco y en la segunda el empleo de
Cloro, formalina, alcohol etílico y esterilizantes quirúrgicos en frío.
La aplicación de calor húmedo puede hacerse valiéndose del vapor o
de agua hirviendo. El agua en estado de vapor se puede generar en
pequeñas calderas, pero este medio es poco práctico en la mayoría de las
colecciones. Sin embargo, el uso de agua hirviendo es más factible e
igualmente eficiente, si se emplea de una forma apropiada. El punto de
ebullición del agua, anda alrededor de los 100 °C, pero a esa temperatura
aún existe la posibilidad de que algún virus o viroide sobreviva, por lo que
se recomienda colocar la herramienta en agua hirviendo por espacio de tres
minutos y luego pasarla de golpe a otro recipiente con agua fría. Esto se
hace con el fin de dar un choque térmico, capaz de desnaturalizar los
posibles patógenos adheridos a la superficie de las herramientas. Si se
desea un mejor resultado pude hacerse este procedimiento dos veces
consecutivas. Para hervir el agua pueden usarse calentadores eléctricos o
cocinillas de gas de las empleadas para “camping”, estas últimas son muy
rápidas para iniciar la ebullición y prácticas para transportar.
El calor seco pude suministrarse mediante el empleo de quemadores
de gas, lámparas de alcohol, encendedores o cualquier otro aditamento que
produzca una llama estable y controlada. Para desinfectar la herramienta lo
que se hace es colocarla sobre la llama por uno o dos minutos, moviéndola
para que el calor se distribuya homogéneamente sobre la superficie que se
desea tratar. Una variante de este método consiste en tomar la herramienta
contaminada y sumergir la parte sucia en alcohol de fricciones y luego
acercarla a la llama, para que se flamee la superficie. Esta forma es más
rápida pero se debe tener el cuidado de no quemarse la mano pues el
alcohol flameado corre con rapidez por la herramienta y puede alcanzar los
dedos.
El uso de agentes químicos como el hipoclorito de sodio, más
comúnmente conocido como cloro, es muy práctico. El cloro comercial que
venden en los supermercados y pulperías, viene formulado en varias
concentraciones que van desde el 2,0% al 5,0% (aproximadamente) y
varían bastante en cuanto a precio, principalmente por el contenido de
hipoclorito de sodio. Sea cual sea la marca que se escoja, debe diluirse al
1,0 % y sumergir el instrumento a desinfectar por espacio de dos a tres
minutos. Períodos más prolongados no aumentan la eficiencia y pueden
deteriorar las herramientas por la alta capacidad de oxidación de este
producto. Además, algunas personas pueden sufrir molestias en la piel
cuando están en contacto con el cloro, razón por la cual deben usar guantes.
Otra desventaja del cloro es que causa severas decoloraciones en la ropa,
por eso cuando se emplea debe usarse vestimenta de trabajo.
La formalina al 10 % es un desinfectante agrícola que se ha usado
mucho, pero tiene tres grandes desventajas: deteriora las herramientas, es
irritante en la piel y mucosas y es cancerígeno, por lo que no es
recomendable usar este producto.
El alcohol etílico, puede usarse a 75° o a 95°. Sin embargo, es más
económico y práctico usar el de 75, también conocido como alcohol de
fricciones. Este desinfectante se consigue con facilidad en las farmacias en
varias presentaciones y actúa muy bien en la eliminación de posibles
patógenos adheridos a las herramientas. La forma más común de empleo es
sumergirlas por un período de al menos cinco minutos. Si se desea mejorar
su efecto puede flamearse el instrumento al sacarlo del alcohol, teniendo el
cuidado de no hacer este proceso cerca del recipiente que contiene el
etanol.
Los esterilizantes en frío que hay en el mercado, son funcionales
contra los patógenos de plantas y reúnen varias ventajas: no irritan la piel,
son poco oxidantes, relativamente baratos y para hacer la desinfección de
herramientas sólo se requiere sumergirlas en el líquido por espacio de unos
cinco minutos.
Para facilitar el manejo de los desinfectantes líquidos que requieren
de un período de reposo, durante el cual ejercen su acción biocida, es
recomendable poner en contacto con el líquido varias herramientas al
mismo tiempo, para luego irlas usando en forma rotativa y así evitar
períodos de inactividad entre una desinfección y otra. También debe
tenerse como norma que ningún desinfectante se use por más de cuatro
horas, lo cual implica que durante el tiempo de trabajo, se debe reemplazar
cada cuatro horas el líquido, pues de esta forma se mantiene constante la
efectividad del producto.
Previo a la aplicación de cualquier desinfectante siempre debe
lavarse las herramientas para remover adherencias originadas por la
deposición de la savia sobre la superficie. Para esto debe usarse detergente
o jabón líquido y restregar con ayuda de una esponja o cepillo, luego se
enjuaga y se vuelve a repetir la operación.
Es muy importante señalar que la desinfección por sí sola no es la
única vía para proteger las orquídeas, por lo que esta indispensable
práctica, debe combinarse con otras de similar importancia como las que se
enumeran a continuación:
Muy ligado a la asepsia de las herramientas está el uso de selladores
cada vez que se haga un corte, esto se hace con el fin de evitar infecciones
secundarias de hongos o bacterias que podrían estar en el medio
circundante.
Otra práctica recomendable es la desinfección de macetas y sustratos
antes de usarlos, para evitar la llegada de patógenos camuflados en esos
materiales. Por los volúmenes de líquido que se requiere preparar, en estos
casos es de mayor utilidad práctica y económica el empleo de coloro, agua
hirviendo o agroquímicos comerciales.
El aislamiento de plantas enfermas es una práctica recomendable
para mantener separados los especimenes con infecciones. Cuando estas
sean muy graves o incurables es mejor eliminar la planta junto con el
sustrato y así evitar fuentes de inóculo.
Cuando se adquieran plantas nuevas nunca deben colocarse
directamente en la colección, es necesario ponerlas en cuarentena por al
menos dos meses. Esto debe hacerse en un punto alejado de la colección y
no trasegar ningún tipo de material entra ambas localidades.
A manera de prevención, siempre se debe tener un plan de
fertilización anual, que garantice el suministro apropiado de macro y micro
elementos a las plantas, pues está bien comprobado que las individuos mal
fertilizados son más susceptibles a cualquier tipo de enfermedad.
Finalmente, deseo señalar que la mejor forma de mantener una
colección de orquídeas sana y robusta, es la observación constante de las
plantas y tratar de interpretar los signos que cada una manifiesta, pues una
colección de orquídeas no es como una de piedras valiosas, a la cual de vez
en cuando se le da mantenimiento. Las orquídeas son seres vivos y por lo
tanto requieren la atención nuestra para llenar sus necesidades biológicas y
retribuir esos cuidados con los impresionantes despliegues de belleza, cada
vez que s abren sus flores.
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