EL TEATRO DESDE LA GUERRA CIVIL 1. INTRODUCCIÓN El movimiento de renovación teatral que, impulsado en los años 20 y 30 por autores como Valle-Inclán o García Lorca, encontró en el ambiente cultural de la Segunda República un marco idóneo para su evolución y proyección, se vio truncado por la guerra civil y, en la inmediata posguerra, por una serie de condicionamientos ideológicos, como la censura, y comerciales, como la política mercantilista de hacer teatro en función del público burgués, que hicieron inviable durante muchas décadas un teatro abierto y renovador. La evolución del teatro español, como la de los géneros narrativo y lírico, estuvo determinada por la Guerra Civil y sus consecuencias. A partir de 1939, el panorama escénico quedó marcado por el exilio de autores como Max Aub, Rafael Alberti y por la desaparición de dramaturgos que murieron durante esos años (García Lorca, ValleInclán, Miguel Hernández). 2. ORIENTACIONES DRAMÁTICAS 2.1. EL TEATRO EN LOS AÑOS CUARENTA El teatro de este período está condicionado por la sociedad burguesa del momento y dirigido a su ideología. Representa una realidad falsificada, formalmente es anticuado y desprecia las experimentaciones. Desde el punto de vista de las representaciones teatrales, varias son las corrientes que suben al escenario en estos años (el teatro cómico, heredero del sainete, lleno de situaciones tópicas y chistes lingüísticos; el teatro histórico-político, que invitaba a olvidar la realidad inmediata y cantaba glorias y héroes del pasado), sin embargo, las dos líneas dramáticas que sobresalen en los escenarios son la comedia burguesa y el teatro del humor, ambas tenían como rasgo común la evasión de la realidad de la época. Mientras, los dramaturgos exiliados continuaron su producción fuera de España (El adefesio de R. Alberti, La dama del alba de Alejandro Casona) a) Comedia burguesa: gozó del favor del público y de los empresarios teatrales, es una evolución de la alta comedia, cumplió la función de entretener al público y educar mediante el elogio de la virtud, perfecta construcción de las obras, intrascendencia de las mismas, con dosis de humor, amable ironía, ternura y amabilidad. Ej.: El testamento de la mariposa, La santa virreina (José Mª Pemán), Una muchacha de Valladolid (Joaquín Calvo Sotelo), ¿Dónde vas Alfonso XII?, Dos mujeres a las nueve (Juan Ignacio Luca de Tena). b) El teatro del humor: Enrique Jardiel Poncela (ante una realidad que no era de su agrado, eligió el camino de la evasión, incorporación de lo inverosímil, con ingredientes de locura y misterio. Ej.: Eloísa está debajo de un almendro, Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Los ladrones somos gente honrada). Miguel Mihura (Tres sombreros de copa, su humor cercano al absurdo, la burla corrosiva de los hábitos burgueses y provincianos y la sonrisa dolorosa que provocan sus situaciones resultaban muy osados para el momento, por eso poco a poco va renunciando a esa línea teatral que lo alejaba del éxito y se va decantando por comedias más convencionales, por ejemplo, Ninette y un señor de Murcia). 2.2. EL TEATRO EN LOS AÑOS CINCUENTA A finales de los años cuarenta irrumpió EL TEATRO REALISTA o TEATRO SOCIAL, de protesta y denuncia de la realidad. El detonante fue el estreno, en 1949, de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, y la tendencia quedó confirmada con la puesta en escena, en 1952, de Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. Las obras de este tipo de teatro se caracterizan por la complejidad de los espacios escénicos y la profundización en los caracteres de los personajes. 2.2.1. ANTONIO BUERO VALLEJO: en su teatro buscó la moderna tragedia española (pero sus personajes no despiertan admiración como en la tragedia clásica, sino compasión). Sus obras constituyen una síntesis de realismo y simbolismo, en ellas se oponen conflictivamente personajes contemplativos y activos. En muchas de ellas, Buero emplea los efectos de inmersión, que consiste en un intento de incorporar al espectador, introduciéndolo en el mundo interno del protagonista. Ejs.: Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad, El tragaluz, La fundación. 2.3. EN LOS AÑOS SESENTA, el teatro que verdaderamente triunfaba en los escenarios era un teatro evasivo, heredero de la comedia burguesa. Ejs: Alfonso Paso (Las que tienen que servir), Jaime de Armiñan (Eva sin manzana). Por otro lado, también destaca una segunda generación de autores que enlazarían con el realismo social, destacando entre ellos: Lauro Olmo (La camisa), caracterizado por la ternura costumbrista, visión esperpéntica de la realidad, la denuncia social de temas como el paro, la emigración forzosa, etc. Por último, en esta década, también conviene destacar la figura de Antonio Gala, que desarrolla un teatro poético, simbólico. Emplea un lenguaje poético que tiende al barroquismo, hace una reflexión sobre temas humanos intemporales como el amor, la soledad, la libertad, la muerte con una visión de la realidad cercana a lo mágico. Ejs.: Los verdes campos del Edén, Anillos para una dama. 2.4. A PARTIR DE LA DÉCADA DE LOS SETENTA surgieron orientaciones dramáticas innovadoras tanto en lo formal como en el contenido de las obras: POR UNA PARTE, el teatro de vanguardia, representado por Fernando Arrabal (El cementerio de automóviles, Pic-Nic), y POR OTRO LADO, el teatro simbolista (La máquina de pedir de José Ruibal). Los dramaturgos de una y otra línea tuvieron graves dificultades para la puesta en escena de sus obras en la España franquista. Estas dramaturgias se vieron influidas por las innovaciones teatrales europeas, especialmente por dos tendencias: el teatro del absurdo (Samuel Beckett, Eugène Ionescu) y el teatro de la crueldad (Antonin Artaud). 2.5. A FINALES DE ESA MISMA DÉCADA, surgieron los primeros grupos de teatro independiente y de teatro alternativo, muchos de los cuales entraron progresivamente en los circuitos del teatro comercial. Por ej.: Els Joglars, Comediants, Los Goliardos, La Fura dels Baus. Sus características más destacables son: creación colectiva, la improvisación desempeña un papel importante, escasa valoración del texto, etc. LAS ÚLTIMAS DRAMATURGIAS, surgidas DESDE 1975, se inclinan por un teatro de temas contemporáneos (crisis de pareja, la marginación, la violencia, el impacto de las drogas, el desamor), de estética básicamente realista y de una moderada renovación formal. La instauración de la democracia trajo consigo también la recuperación para la escena española de autores de la calidad de Valle-Inclán y García Lorca, que además han influido en algunos dramaturgos. Ejs.: José Sanchis Sinisterra: ¡Ay, Carmela! José Luis Alonso de Santos: La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro Fermín Cabal: Castillos en el aire Fernando Fernán Gómez: Las bicicletas son para el verano TOMÁS.- ¿Estamos condenados a muerte? (Asel vacila en responder) LINO.-Todos. (Silencio) TOMÁS.- Sí...Creo recordar. Explícame tú, Asel. ASEL.- (Enigmático.) ¿Por qué yo? TOMÁS.-No sé… (ASEL va a su lado) ASEL.- Poco importan nuestros casos particulares. Ya te acordarás del tuyo, pero eso es lo de menos. Vivimos en un mundo civilizado al que le sigue pareciendo el más embriagador deporte la viejísima práctica de las matanzas. Te degüellan por combatir la injusticia establecida, por pertenecer a una raza denostada; acaban contigo por hambre, si eres prisionero de guerra, o te fusilan por supuestos intentos de sublevación; te condenan tribunales secretos por el delito de resistir en tu propia nación invadida...Te ahorcan porque no sonríes a quien ordena sonrisas, o porque tu Dios no es el suyo. O porque tu ateísmo no es el suyo... A lo largo del tiempo, ríos de sangre. Millones de hombres y mujeres... TOMÁS.- ¿Mujeres? ASEL.- Y niños... Los niños también pagan. Los hemos quemado ahogando sus lágrimas, sus horrorizadas llamadas a sus madres, durante cuarenta siglos. Ayer los devoraba el dios Moloch en el brasero de su vientre; hoy los corroe el napalm. Y los supervivientes tampoco pueden felicitarse: niños cojos, mancos, ciegos... A eso les hemos destinado sus padres. Porque todos somos sus padres... (Corto silencio) ¿Habré de recordarte dónde estamos y con cuál de estas matanzas nos enfrentamos nosotros? No. Tú lo recordarás. TOMÁS.- (Sombrío) Ya lo recuerdo. ASEL.- Entonces ya lo sabes... (Baja la voz) Esta vez nos ha tocado ser víctimas, mi pobre Tomás. Pero te voy a decir algo... Lo prefiero. Si salvase la vida, tal vez un día me tocase el papel de verdugo. BUERO VALLEJO, A.: La fundación (fragmento) (Se abre la puerta de la calle y aparece la cabeza de CHUSA, veinticinco años, gordita, con cara de pan y gafas de aro.) CHUSA. ¿Se puede pasar? ¿Estás visible? Que mira, que ésta es Elena, una amiga muy maja. Pasa, pasa, Elena. (Entra y detrás ELENA con una bolsa en la mano, guapa, de unos veintiún años, la cabeza a pájaros y buena ropa.) Este es Jaimito, mi primo. Tiene un ojo de cristal y hace sandalias. ELENA. (Tímidamente) ¿Qué tal? JAIMITO. ¿Quieres también mi número de carnet de identidad? No te digo. ¿Se puede saber dónde has estado? No viene en toda la noche, y ahora tan pirada como siempre. CHUSA. He estado en casa de ésta. ¿A que sí, tú? No se atrevía a ir sola a por sus cosas por si estaba su madre, y ya nos quedamos allí a dormir. (Saca cosas de comer de los bolsillos) ¿Quieres un bocata? JAIMITO. (Levantándose del asiento muy enfadado, con la sandalia en la mano.) Ni bocata ni leches. Te llevas las pelas, y la llave, y me dejas aquí colgao, sin un duro... ¿No dijiste que ibas a por papelillo? CHUSA. Iba a por papelillo, pero me encontré a ésta, ya te lo he dicho. Y como estaba sola... JAIMITO. ¿Y ésta quién es? CHUSA. Es Elena. JAIMITO. Eso ya lo he oído, que no soy sordo. Elena. ELENA. Sí, Elena. JAIMITO. Que quién es, de qué va, de qué la conoces... CHUSA. De nada. Nos hemos conocido anoche, ya te lo he dicho. (...) JAIMITO. ¡Anda que...! Lo que yo te diga. CHUSA. Pon tus cosas por ahí. Mira, ese es el baño, ahí está el colchón. Tenemos "maría" plantada en ese tiesto, pero casi no crece, hay poca luz. (Al ver la cara que está poniendo Jaimito). Se va a quedar a vivir aquí. JAIMITO. Sí, encima de mí. Si no cabemos, tía, no cabemos. A todo el que encuentra lo mete aquí. El otro día al mudo, hoy a ésta. ¿Tú te has creído que esto es el refugio El Buen Pastor, o qué? CHUSA. No seas borde. ELENA. No quiero molestar. Si no queréis, no me quedo y me voy. JAIMITO. Eso es, no queremos. CHUSA. (Enfrentándose a él) No tiene casa. ¿Entiendes? Se ha escapado. Si la cogen por ahí tirada... No seas facha. ¿Dónde va a ir? No ves que no sabe, además. JAIMITO. Pues que haga un cursillo, no te jode. Yo lo que digo es que no cabemos. Y no digo más. CHUSA. Sólo es por unos días, hasta que se baje al moro conmigo. JAIMITO. ¿Que se va a bajar al moro contigo? Tú desde luego tienes mal la caja. CHUSA. !Bueno! (Se desentiende de él y va hacia la cocina.) ¿Quieres un té, Elena? ELENA. Sí, gracias; con dos terrones. (Se sienta cómodamente para tomar el té. Jaimito la mira cada vez más preocupado, y Chusa canturrea desde la cocina mientras calienta el agua) José Luis Alonso de Santos, BAJARSE AL MORO