Comercio exterior argentino (1914-1930)

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Importación
Y
Exportación
Evolución del Comercio Exterior Argentino
1914 − 1930
Los Frigoríficos en la Argentina
A partir de los primeros años del siglo actual, se inicia la etapa de expansión y afianzamiento del frigorífico.
El periodo de instalación abarco los años comprendidos entre 1883 y 1886 en cuyo transcurso se instalaron los
establecimientos de la Sansinena en Avellaneda y los ingleses de Campana y Las Palmas, en esas respectivas
localidades.
Los casi veinte años que constituyen el periodo de preparación, se habían destinado a la congelación del
ovino. Transcurría la del vacuno y se incorporaba a las costumbres alimentarias de Gran Bretaña el
procedimiento del congelado, fue insistentemente realizado el embarque en pie. La complementación de las
condiciones exigidas se supone realizada cabalmente hacia 1900 y entonces Gran bretaña puede cerrar sus
puertos al ganado vivo. No seria ciertamente arriesgado suponer que a la obra de protección de sus capitales
invertidos en la industria frigorífica y sus colaterales los ferrocarriles y los barcos, la prohibición de introducir
ganado en pie, en cuanto ella se refiere a la sanidad de ese ganado, no constituía mas que una incitación a las
autoridades argentinas a extremar el empleo de recursos capaces de asegurar esas condiciones. El Ministerio
de Agricultura recientemente creado por la reforma constitucional de 1898, había iniciado desde el instante
mismo de su puesta en marcha la tarea de certificar la sanidad de los productos animales enviados al consumo
europeo.Hacia 1990 el grado de mestización del vacuno estaba todavía debajo del 50% de la total existencia
ganadera, pero la del ovino esta sobre el 80%. La incidencia del Shorthorn que constituía casi el 40% de la
existencia total y del Lincoln entre los segundos, cuya densidad se media también por el 40% total. La
intensificación en las tareas del frigorífico iría creando las cláusulas a regir la admisión de las unidades
destinadas a la faena, introduciendo la costumbre del transporte del vacuno por ferrocarril. Con respecto al
transporte marítimo Gran Bretaña poseía una flota de40 unidades, por medio de los cuales se realizaba el
transporte de carne congelada, iniciado desde Australia y Estados Unidos.
A partir del año 1902 la incorporación de los establecimientos frigoríficos se realizo de manera constante, no
obstante los factores de perturbación que surgieron en la primera guerra mundial, ellos no obstaculizaron el
desarrollo de ese proceso de instalación y su regularidad es sin duda su característica dominante. La compañía
Sansinena, propietaria del establecimiento de Avellaneda, inauguro uno en Cuatreros, entre 1904 y 1905
inauguraron los suyos la Compañía Swift en La Plata, la Smithfield en Zarate y la Wilson en Avellaneda.
En 1911 se instala Swift en San Julián; en 1912 es el Swift de Río Gallegos y en 1914 el Armour en La Plata.
En 1916 y 1917 se instalan respectivamente el River Plate en Zarate y el Tierra del Fuego en Río Grande; en
1920 comienza funcionar Armour en Santa Cruz; en 1922 el de puerto Deseado y finalmente en 1924 la
Compañía Saldareis en Concordia y la unidad de Swift en Rosario; y en 1926 la de la Compañía Anglo en
Dock Sud. Durante 1902 y 1926 se afianza la industria frigorífica y se diversificara en un conjunto
variadisimo de subproductos, creando primeramente un denso mercado interno y trascendiendo luego con
ellos al exterior.
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Los frigoríficos de Las Palmas, Unión Cold Storage y la English & Dutch Meat Co., tres empresas de capital
anglo−argentino. Distintas transferencias y acuerdos entre las diversas empresas aparasen a partir de 1902, se
produjo la entrada al país de capitales norteamericanos.
En la misma época en que pudo realizarse el envío de carne congelada desde Argentina y Europa, en Estados
Unidos con igual éxito pero con distinto propósito. El interés inmediato de los frigoríficos era dominar un
mercado esencialmente consumidor. El mercado británico considerado como la bolsa de productos
alimenticios del universo.
Armour, Swift, Hamond y Morris formaban un poderoso grupo que había reunido un capital considerable y
había comenzado por monopolizar el negocio del ganado, el de transformación y el de venta de sus productos.
En Estados Unidos el proceso de producción industrial había llevado la concentración a extremos elevados, en
1904 solamente el 0.9% de las empresas tenían una producción mayor de 1 millón de dólares, trabajaban el
26% de los obreros y registraban el 38% de la producción.
Semejante absorción de los recursos de la población no solo desarma a los pequeños industriales, empuja a la
creación del monopolio y al consecuente dominio de mercado. La sofocación de este nuevo capitalismo
impulso a la intervención del Estado en procura de medios de defensa del consumidor. De esta intervención
surgió la ley anti−trusts Sherman.
La industria norteamericana se hallaba hacia fines del siglo XIX madura para tentar la exportación de
capitales. El trust beef, como se llamaba popularmente a la combinación formada por los cuatro grandes de la
producción de carnes. Durante 1901 la exportación de cuartos congelados de Estados Unidos a Gran bretaña
era de casi 2 millones. Las cuantiosas ganancias obtenidas en la provisión al mercado interno. Fueron
invertidas en la expansión de ese mercado hasta acordarle dimensiones verdaderamente nacionales; luego vino
la etapa de inversión en industrias subsidiarias, la del vacuno, el ovino y el porcino, había alcanzado gran
diversificación.
El desplazamiento hacia lugares apropiados era pues una exigencia impostergable a principio de este siglo y
no podía realizarse mas que a zonas en las que la existencia de la materia prima fuese apropiada a la
fabricación y donde el costo de producción, es decir los jornales, asegurasen un margen justificativo. Los
países que reunían tales condiciones eran: Argentina, Uruguay, la zona sur del Brasil, Australia y Nueva
Zelandia. Durante la primera decena del presente siglo, la industria frigorífica norteamericana invadió las
regiones mencionadas, adquirió establecimientos en producción. La incorporación a la argentina del capital
norteamericano afectado a la industria frigorífica imprimió a esta un impulso energético. En 1899 se registro
la entrada de un solo barco con bandera norteamericana, la comunicación entre ambos países hasta 1918 era
preciso realizarla por intermedio de Europa. Pocos años después la ley Webb empujaba al capital imperialista
en la obra de penetración hacia zonas colonizables. La ley Webb se oponía en efecto a la formación de trusts
destinados a desempeñarse en el mercado interior norteamericano pero admitía su existencia si ellos estaban
destinados a la explotación del mercado exterior. La preparación de la carne congelada fueron, para la
exportación a Gran Bretaña de cuartos bovinos genero una mayor demanda de materia prima y niveles de
precios inusitados, esta situación favoreció al desempeño del nuevo monopolio. Este no elimina la
competencia; le confiere una agresividad tremendamente superior a la que supone la iniciativa libre, pero en
las primeras escaramuzas el consumidor puede salir beneficiado. Los ganaderos argentinos fueron
deslumbrados por los altos precios que percibían por sus ganados, oscilaban los 200 pesos por cabeza cuando
hasta entonces el precio máximo registrado era de 112.
La primera etapa de la guerra de carnes transcurre pues entre el año 1902 cuando se produjo la entrada del
capital norteamericano, y el de 1911 en que tuvo lugar la primera Conferencia de Fletes. Durante el desarrollo
de esta etapa los productos norteamericanos lograron adquirir el frigorífico La Banca fundado, por un
conjunto de ganaderos; el Wilson, que originariamente fue el Frigorífico Argentino; el de La Plata adquirido
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por Swift a La Plata Cold Storage y finalmente los de San Julian y Gallegos. En todos ellos la introducción de
técnicas modernas y de procesos mecanizados en alto grado ponían a la empresa de la que dependían en
condiciones favorables para la competencia. Se acordó entre las partes los siguientes porcentajes: 41.35% de
los embarques a los establecimientos norteamericanos: 40.15% a los británicos y 18.5% a los argentinos.
El mercado norteamericano no fue abierto, y lo probable es que nunca se pensara en ello. En la producción del
frigorífico se había producido un acontecimiento que afectaba la técnica de fabricación y que estaba destinado
a tener la mayor repercusión en la economía argentina: la carne refrigerada.
Ese método había sido ensayado por el frigorífico Las Palmas en 1900 sin lograr la generalidad que le
acordaron los establecimientos norteamericanos. Desde 1908 estos últimos habían comenzado a preparar el
chilled beef e imponerlo en Gran Bretaña. Los establecimientos norteamericanos significan indudablemente
un progreso sensible sobre los británicos.
A tal punto comenzó siendo extensa la lista de subproductos y derivados, en lugar de concentrarse a su misión
especifica se convirtieron en fabricantes de jabones, de quesos, helados, manteca, cremas, aceites vegetales
comestibles, huevos, etc.; todos productos que ni en Estados Unidos ni en Gran Bretaña constituían
actividades industriales permitidas.
La producción de chilled no era privativa de los establecimientos norteamericanos; también la realizaban los
británicos.
El chilled requería una calidad más depurada en el novillo; una reducción en el periodo de engorde habría de
traducirse por más acabadas condiciones y esto requería la existencia o el uso de determinadas formas de
pastaje.
El presidente de la Sociedad Rural Argentina expresaba que la carne de exportación e un articula totalmente
distinto del articulo carne de consumo.
La segunda guerra de carnes termina en 1915 con una nueva distribución de cuotas: al grupo norteamericano
se le acordó el 58.5% de los embarques; al grupo británico, el 29.64% y al argentino 11.86%.
Los ganaderos argentinos habían salido beneficiados durante ambos periodos de la guerra de carnes y su
optimismo les aconsejaba aprovechar esas ventajas mientras se tradujeran por precios elevados.
El grupo norteamericano dominaba virtualmente la producción de la Patagonia y con sus establecimientos de
La Plata, Avellaneda y Rosario, disponía de una capacidad de fabricación de congelado y enfriado realmente
considerable. La del grupo británico no era inferior luego de la inauguración del establecimiento del Dock
Sud.
La exportación de carnes presenta en esta etapa de su desarrollo una diferenciación precisa entre la
exportación del congelado y la del refrigerado. La del primero crece de manera continua e indiferente a las
pequeñas y grandes incidencias ocurridas durante esos años hasta el de 1918 en que ese crecimiento se
interrumpe.
El predominio del refrigerado presenta dos aspectos: el que se refiere al consumo y el que afecta a la
producción. El primero esta directamente vinculado a la rehabilitación de la economía mundial, que ocurrió en
Europa durante la decena de los 1920.
El dominio del refrigerado en las cifras del comercio de carnes angloargentino constituye, pues, una verdadera
superación en la división internacional del trabajo, Australia y Nueva Zelandia entre otros, y en realidad,
acuerdos posteriores atribuyeron preferencia a la producción de estas zonas, pero el refrigerado no puede
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producirse y enviarse a Gran Bretaña sino de la Argentina en razón del tiempo máximo que esta preparación
puede permanecer en las cámaras. Desde el punto de vista de su producción, la de chilled fue igualmente
característica de una época en la economía argentina. Requiere por supuesto animales dotados de alta
meztizacion; predominan en ella el Shorthorn, el Aberdeen y el Hereford, cuyos ejemplares a los dos o tres
años alcanzan un peso en pie de 460 a 500 Kg. A partir de 1924 el refrigerado despoja de manera categórica al
congelado, y su traducción al plano económico es la división neta entre los terratenientes de la zona central
dedicados a la preparación con destino al chilled y los criadores y terratenientes de zonas menos favorecidas.
En el proceso manufacturero que ocurre partiendo a la vez desde la cabaña y desde la siembre, el inverne
supone una síntesis de un trabajo social desarrollado por extensos sectores. La producción del refrigerado
adquiere un acentuado carácter social.
La Argentina de los 1920 presentaba sin embargo una variedad en su estructura economico−social que no se
avenía con las soluciones transitorias. El régimen legal de la tierra era el cordón que establecía o anudaba esa
relación de dependencia, y en la base de su mantenimiento se hallaba la tarea de contener el pasaje de la
manufactura a la fabrica.
El desarrollo del capitalismo se realizaba en la argentina mediante expresiones absolutamente desiguales. En
las otras ramas sus posibilidades de impulsar el desenvolvimiento de la economía nacional se cumplían en la
medida en que ellas podían superar la situación de dependencia de la ganadería: ferrocarriles, manufacturas de
diversa especie, industrias agrícolas, todas aparecían como incrustadas en el esquema en que la ganadería
había encerrado al país
Estados Unidos luego de la guerra mundial, entre 1920 y 1930 se incorporaron al país 44 sociedades anónimas
de esa procedencia con un capital de casi 444 millones de pesos invertidos en frigoríficos, petróleo,
automotores, electricidad, teléfonos, etc.
La entrada del automotor implicaba para el ferrocarril el comienzo de la ruptura del monopolio: su acción
rompía también la vieja estructura acordada al país por el ferrocarril; ponía al campo en el camino de la
ciudad, propiciaba la reestructuración de los antiguos distritos económicos; provocaba el fraccionamiento de
los grandes latifundios cercanos a las ciudades y abría horizontes insospechados a la transformación de la
manufactura.
En al decena de los 1920, y preferentemente en sus últimos años, América latina experimento modificaciones
profundas en su régimen político. América Latina había llegado en los comienzos de la primera guerra
mundial a los extremos admisibles de la especialización.
Los países latinoamericanos debieron enfrentarse con su estructura económica y buscar la manera de adaptarla
a las nuevas corrientes industriales surgidas ante las necesidades creadas por la guerra.
La lucha entre los grandes bloques por la reconquista de América y la ineludible trascendencia interna que ella
tuvo en los países americanos, ocupo con sus agitaciones, sus violencias y sus anhelos toda la decena de los
1920. Esta lucha desemboco en la crisis mundial, su desenlace no supone mas que una derrota, en apariencia
definitiva, de la economía liberal. La crisis mundial dio en tierra con todos los equipos políticos
latinoamericanos.
Durante el desarrollo de este decena de los 1920, y desde luego, en la solución de la crisis mundial de 1929, se
puede constata, además, la acción de una causa de origen político, pero de marcada transcendencia
económica: la revolución rusa de 1917. El mundo, al surgir de la guerra de 1914, había dejado es su transcurso
la unidad funcional que poseía en su comienzo y aparecía diferenciado en un sector capitalista y en uno que
traía a la experiencia histórica la organización del socialismo. De un lado se hallaban los monopolios
británicos y norteamericanos, pugnando por una redistribución de las potencias productoras mundiales, y, en
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sitio menos evidente, los franceses, los alemanes, los japoneses, reclamando una adecuada participación en
ese reparto; y de otro, el ensayo de organización de la economía socialista, comenzada en al Unión Soviética,
con la nueva economía política, hacia 1921, se impulsaba fuertemente hacia 1928, al implantar la economía
planificada. Previamente a 1917, el Estado socialista no era mas que un anhelo, concebirlo exigía un potente
esfuerzo imaginativo.
El desarrollo de la ganadería a partir de los primeros años de este siglo comenzó a experimentar múltiples
modificaciones impuestas todas de manera directa o indirecta por el proceso que cumplió el frigorífico
mientras ampliaba y desenvolvía su zona de explotación. La ganadería abandona definitivamente su condición
de rubro aislado y se vincula a la agricultura. La alteración experimentada por las industrias agropecuarias se
puede abarcar considerando los dos aspectos bajo los cuales se presenta a la observación, su distribución
cuantitativa y cualitativa.
Los frigoríficos ejercieron sobre el panorama nacional una modificación profunda; transformaron la
modalidad económica de las distintas zonas y crearon en realidad un mapa económico nuevo. La tecnificación
de la agricultura, la ampliación de las bases de sustentación de la industria manufacturera, la incidencia del
régimen certifico y el crecimiento de la población y de los transportes, constituyen algunos de sus aspectos
trascendentes.
En el proceso de desarrollo del frigorífico se deben localizar diversas etapas; la primera se desenvuelve entre
1883 y 1886, en la segunda etapa se realiza el trabajo de instalación entre 1902 y 1905; en 1911 comienza la
tercera cuyo proceso de construcción de los establecimientos se prolonga hasta 1927. En la primer etapa los
establecimientos operaron exclusivamente con el ovino.
Las instalaciones debían estar necesariamente al lado del agua porque el resultado de sus albores se destinaba
al consumo externo y porque el transporte interno de carnes no era todavía un problema factible.
El desarrollo de las vías férreas era precario por lo tanto el trafico ferroviario no había ganado aun a los
animales destinados al frigorífico; en esa época y por muchos años todavía el movimiento de las haciendas se
realizaba por arreos.
Los establecimientos de esta época carecían por supuesto de los recursos mecánicos que perfeccionaron en la
practica posterior. Desde luego dos de ellos, los de Sansinena y el de Campana, fueron creados
originariamente como grasería; a las rudimentarias instalaciones que exigían estas ultimas les fueron adosadas
las maquinarias destinadas a la producción del frío.
Puede expresarse que con excepción de la producción de frío y parcialmente de las tareas inmediatas del
embarque, que se realizaban utilizando zorras deslizadas sobre rieles, todas las demás dependían del esfuerzo
humano.
Los frigoríficos de esta época no comenzaron sino mucho después de su instalación a industrializar los
subproductos y a manejar el bovino; la primera de estas tareas contribuyo a mejorar fundamentalmente las
propias instalaciones; la necesidad de recoger y maniobrar con ellas las partes internas del animal, vísceras,
sangre, etc., el trabajo tenia un marcado tinte artesanal.
Los trabajadores se reunían por primera vez en establecimientos relativamente vastas, localizaban ahí sus
intereses comunes y lejos de la disgregación que implicaba el trabajo en las estancias bajo la dependencia
inmediata y permanente del patrón, se agrupaba en barrios y villas en los que su vinculación permitía que
trascendieran los intereses y los conflictos suscitados en la fabrica. No es precisamente en el desarrollo de esta
etapa del frigorífico que surgen las organizaciones de defensa de la clase obrera, sino cuando al amparo de la
intensa industrialización que experimentaron los establecimientos ellos agruparon masa numéricamente vastas
y cualitativamente mas capacitadas.
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Los prolongados recorridos a que era sometida la hacienda para alcanzar el establecimiento solían traducirse
por importantes reducciones en su peso y en general en las condiciones exigidas; si bien todos aquellos
poseían corrales de descanso, a veces de dimensiones capaces de alojar densas majadas, a medida que el
numero de estas fue creciendo, el frigorífico, en la incapacidad de alojarlas en sus potreros, procedía
directamente al rechazo de los ejemplares que no presentaban las condiciones convenientes. El remitente,
situado a muchas leguas de aquel, optaba al principio por arrendar un campo próximo en el cual el animal
pudiera reencontrar sus cualidades originarias: la practica continuada de esta medida condujo a la creación de
invernaderos o campos de pastoreo destinados al arriendo primero y luego a la adquisición de los ejemplares
rechazados. Como quiera que mucho años después la practica del transporte por ferrocarril redujo la
importancia de esta actividad.
Coincidiendo con la entrada del capital norteamericano en esta industria y cediendo a las necesidades de la
competencia, el frigorífico comenzó a imponer la adquisición del ganado en las estancias.
La exportación de vacuno congelado se había iniciado con alguna significación a partir de 1895; cuando ella
estuvo afianzada pudieron prohibirse los envíos en pie; hacia 1902 esa exportación continuo su ritmo
progresivo y supero a partir de entonces de manera definitiva a la del ovino. La sustitución virtual del ovino
por el vacuno y la superación que implica el proceso del enfriado sobre el congelado, tuvieron una repercusión
notoria sobre los medios técnicos en uso.
La diferencia en los pesos de la materia prima y la utilización cada vez mayor de los residuos modificaron,
mejorándola, la conformación del establecimiento y los recursos mecánicos que él empleaba. Gradualmente
estos últimos condujeron a la especialización de la mano de obra, al trabajo a secuencia continua, a la
diversificación de la producción desviándola de la atención exclusiva de los productos originarios y
orientando la de subproductos hacia la conquista del mercado interior.
La decidida orientación del mercado de consumo hacia el chilled se tradujo en la Argentina por la creación de
una capa de terratenientes ganaderos accidentales y cuyo desempeño dependía de la posesión de una cierta
extensión de tierra destinada a la preparación del animal a fin de adaptarlo a las exigencias del
establecimiento.
La crisis de 1922−1923 fue ocasionada por el reemplazo del congelado, mientras la producción del congelado
caía de manera casi vertical, la del enfriado ascendía en la misma forma y como las condiciones exigidas a los
animales destinados a uno y otro proceso son diferentes, de ahí ocurrió la crisis que afectaba no a la ganadería
sino a un extenso sector de ella, al que preparaba la materia prima mas solicitada hasta entonces.
En 1927, la totalidad de la exportación argentina de bovino enfriado era absorbida por Gran Bretaña y ese
volumen representaba el 90% de la importación total que Inglaterra realizaba de esa mercancía. En la de carne
congelada la Argentina compartía el primer puesto con Australia en la proporción de 40% cada país; y en la
de carne de ovino ocupaba el 2º lugar con el 30% de la importación, luego de Nueva Zelandia que introducía
en Gran Bretaña el 50% de su consumo.
Estos países integrantes del Imperio Británico, Australia y Nueva Zelandia, eran pues fueres competidores de
la producción argentina de carnes de vacuno y ovino congeladas, pero el limite infranqueable de permanencia
en las cámaras hacia que la provisión del enfriado estuviera en esa época a cargo exclusivo de la Argentina.
Capítulo II
La ganadería
En el periodo que media entre los anos 1900 y 1930 la tendencia del stock ganadero fue a aumentar la
existencia de vacunos y a reducir la de ovino según muestra los censos realizados durante este periodo.
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La zona de vacuno refinado provenía de lo que primitivamente se denominaba la zona litoral. A partir de 1870
la incorporación del sur de Córdoba a la región integrada por las provincias de la Mesopotamia y la de Santa
Fe y Buenos Aires, y en 1880 con la anexión del sur de San Luis y nordeste de La Pampa, la zona del vacuno
estaba perfectamente definida.
Entre los anos 1900 y 1930 es fácil advertir tres etapas:
La primera se desarrolla entre 1900 y 1914 y en ella se realiza el mayor crecimiento, las áreas sembradas
aumentan desde poco mas de 6 millones de hectáreas hasta alcanzar los 22 millones.
La segunda etapa se desenvuelve bajo las condiciones impuestas por la guerra de 1914−1918; el área
sembrada se mantiene estacionaria.
La tercera etapa se cumple a partir de la finalización de la guerra y aun posteriormente a 1930 ofrecerá
algunos instantes de efectivo renacimiento. El desarrollo de las industrias agropecuarias dejara de constituir el
objetivo esencial de la economía argentina.
La posibilidad de disponer de un combustible nacional, la diversificación de la agricultura, el comienzo de su
mecanización conjuntamente con el aporte de una considerable masa de inmigración y finalmente la
eliminación de la incidencia exclusiva del ferrocarril, procuraron a esta etapa que se cumple desde que
termino la guerra de 1914 hasta la gran crisis de 1929, características muy peculiares.
Durante ella las áreas sembradas retoman su ritmo progresivo, la ganadería acusa un decisivo aumento de
vacunos y una reducción igualmente forma l de ovinos.
En los censos de 1914 y 1922 la existencia ganadera aparecerá incrementada en 11 millones de cabezas con
respecto al censo de 1895.
A causa de la dificultad para el transporte, el embarque de cereales se reducía y en cambio el de la carne era
cada vez mas reclamado porque aun cuando el precio de los cereales había subido sin excepción durante el
conflicto bélico lo que impedía su desenvolvimiento era una causa de fuerza inconstrastable como la guerra
submarina.
Durante los anos 1914 a 1922 la inmigración no solamente había cesado sino que se practicaba en vasta escala
la emigración, la falta de brazos para atender las tareas agrícolas era pues otro motivo que se sumaba al
sentido de acordar preferencia a la ganadería.
A partir de 1922 se inicia la tercera etapa de este proceso. El área sembrada con cereales y lino crece de
manera impresionante al amparo de múltiples factores. Uno de ellos fue el enriquecimiento de cierta capa de
campesinos que pudieron aprovechar los altos precios de los cereales y del ganado durante la guerra, ello les
permitió adquirir fracciones de tierra aprovechando los prestamos que acordaba el Banco Hipotecario
Nacional por imposición de la ley 16676.
El aumento de la inmigración proveía de brazos a la agricultura y por extensión contribuía a reducir los
jornales sensiblemente acrecentados durante el periodo anterior.
Todo ese conjunto de circunstancias se hallaba impulsado por la demanda Europea de cereales ya que la
guerra había destruido los sembradíos y los brazos se habían reducido considerablemente.
La ganadería había entrado en un periodo de extremada especialización, los frigoríficos acordaban una
preferencia decidida al chilled y aun cuando las cifras con que los establecimientos operaban crecieron
constantemente hasta el máximo en 1927, el tipo de animal que constituía la materia prima no era el que
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criaba el pequeño productor, en consecuencia abandonaba este la ganadería y buscaba utilización a sus tierras
en la agricultura.
Los censos de 1922 y 1930 indican una reducción de 6 millones de cabeza entre Buenos Aires, Córdoba y
Santa Fe.
Durante esos anos se produce un desplazamiento de ganado criollo hacia los territorios del Chaco y Formosa.
La distribución del vacuno de acuerdo a las cifras de 1930 conduce a acordar a la existencia de cabezas en
cada provincia.
Especialización en el tipo racial
El proceso seguido por los ganaderos al impulsar el refinamiento de los vacunos se caracteriza por su
especialización en una raza cuyos ejemplares únicamente satisfacen las exigencias del consumidor británico y
de un sector definido del mercado británico, el Shorthorn.
En los censos de 1888, 1895, 1908 la clasificación es por razas y de algunos grupos de animales, no todos.
La clasificación en puros, mestizos y criollos no agota el conocimiento del tema que debería extenderse al de
las razas por las que se obtuvo el refinamiento y a la distribución de los mestizos y puros por provincias.
Los censos de 1914 y 1930 expresan que el 45,5% y el 56.2% pertenecían a la raza shorthorn.
La cría del shorthon es el objetivo central del proceso por tratarse de una raza que posee la mayor precocidad,
ella le permite obtener un novillo en su máximo de gordura y de desarrollo entre los 20 y 28 meses de edad y
además ella produce por lo demás la carne objeto de la demanda preferentemente británico. No constituye la
carne más sabrosa ni la mas apetecida por cierta masa de consumidores según expresa el Ministerio de
Agricultura en su publicación `La Industria del frío en la Argentina
En la Argentina solamente en las praderas de Bs. As. puede producirse el tipo de vacuno que los frigoríficos
destinan bajo el nombre de Baby y de Chilled beef para cierto sector del consumo británico.
La Argentina ofrece además de sus praderas, el bajo costo de producción y la posibilidad de
cumplimiento de plazo limite dentro del cual el producto refrigerado puede llegar al mercado británico.
El chilled podía producirse utilizando los animales criados en las praderas Norteamericana o Argentinas
eliminando Australia por la distancia que posee de Gran Bretaña y eligiendo Argentina por cuestión de costo
de mano de obra.
Desarrollo del comercio exterior
El desarrollo del comercio exterior entre 1900 y 1930 presenta desde el punto de vista del saldo comercial,
dos fases: la primera es la que cumple desde 1900 hasta 1920: en ella los saldos son constantemente positivos.
La otra fase, la que se cumple entre 1920 y 1930, se caracteriza por una mayor variabilidad.
El comercio exterior por habitante.
Se puede comprobar que el desarrollo del comercio exterior por habitante y el del área sembrada con cereales
y lino se traduce por curvas homólogas, lo que permite afirmar que ambos acontecimientos son correlativos.
También se puede expresar que el desenvolvimiento del comercio exterior sigue un curso similar al de la
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incidencia relativa de la exportación de productos agrícolas. Se puede afirmar que el valor de la producción
ganadera desciende en la misma forma en que lo hace la población rural y a la inversa, el valor de la
producción agrícola crece en la misma medida en que el país se urbaniza.
El comercio exterior y las inversiones.
El volumen de las importaciones sigue en forma rigurosa el mismo ritmo que las inversiones de capital. Lo
cual es perfectamente explicable porque cuando una firma extranjera instala en el país una sucursal para la
venta o la fabricación de un determinado artículo, lo natural es que reclame de su casa matriz ya sea la
mercancía objeto de la inversión o la materia prima necesaria para fabricarla, y ello repercute de inmediato
sobre la importación.
Gran Bretaña fue hasta 1929, y continuó siéndolo hasta muchos años después, el mayor inversor de capital en
la Argentina: en esa época, los capitales extranjeros invertidos en ella alcanzaban a 7.500 millones; de dicha
suma casi 5.000 correspondían a Gran Bretaña. Es presumible que durante el desarrollo de la guerra esas
cifras hayan pasado por sus valores mínimos.
Por lo que atañe al capital norteamericano, su desenvolvimiento recorrió un camino inverso al de las demás;
es decir, acrecentó su comercio con la Argentina entre 1914 y 1918, aprovechando la circunstancia que la
guerra submarina impedía a esta proveerse en sus mercados tradicionales y al amparo de esa penetración,
acentúo extraordinariamente sus inversiones. Aunque las había realizado ya en la industria frigorífica.
Las influencias imperialistas a través del comercio exterior.
Las cifras parciales expresan que el saldo comercial que dejaba Gran Bretaña eran transferido a Estados
Unidos Y Alemania, hasta la primera guerra mundial, y casi íntegramente al primero de dichos países,
después de ella. Se puede aceptar que en el período que media entre la terminación de la primera guerra y la
gran crisis de 1929 el comercio exterior fue transformándose en una actividad regida por los respectivos
Estados.
El país pudo mantener una neutralidad formal entre los años 1914 y 1918. Es superfluo expresar que
cualquiera que fuesen sus intereses la Argentina no podía negociar, durante las hostilidades, más que con las
naciones que integraban el sector aliado.
Anexo 1
Cuadro N° 1
Distribución de vacunos por provincia
PROVINCIAS
BUENOS AIRES
SANTA FE
ENTRE RIOS
CORRIENTES
CORDOBA
SAN LUIS
LA PAMPA
VALORES RELATIVOS
36.20 %
11.20 %
7.80 %
11.80 %
9.70 %
2.20 %
3.70 %
Cuadro N° 2
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Distribución geográfica y variación de la tenencia de ovinos según distintos censos
PROVINCIAS
BUENOS AIRES
SANTA FE
ENTRE RIOS
CORRIENTES
CORDOBA
LA PAMPA
NEUQUEN
RIO NEGRO
CHUBUT
SAN TA CRUZ
T.DEL FUEGO
OTRAS
TOTALES
1895
52.6
2.0
6.2
1.4
2.6
5.3
0.4
1.0
0.04
0.4
−−−−−
2.5
74.4
1908
34.6
1.0
7.0
3.1
2.0
4.8
0.7
4.7
2.1
2.4
1.3
3.5
67.2
1914
18.8
0.6
4.3
2.4
1.4
2.3
0.8
2.8
2.0
3.9
0.8
3.1
43.2
1922
12.9
0.6
2.5
2.2
0.8
2.0
0.7
3.3
3.1
4.8
0.8
2.5
36.2
1930
14.0
0.5
3.4
3.3
1.1
2.3
0.9
2.3
5.0
6.9
0.8
4.9
44.4
VALORES EXPRESADOS EN MILLONES DE CABEZAS
Cuadro N° 3
Distribución geográfica y variación de la tenencia de porcinos según distintos censos
PROVINCIA
BUENOS AIRES
SANTA FE
ENTRE RIOS
CORDOBA
LA PAMPA
TOTALES
RESTO DEL PAIS
1895
248.7
82.4
53.8
51.6
3.3
439.8
213.0
1908
711.2
208.5
81.1
131.0
20.09
1152.7
250.9
1914
1394.0
474.3
112.0
333.8
94.2
2408.3
492.3
1930
1838.5
542.9
118.7
513.5
114.6
3128.2
640.5
VALORES EXPRESADOS EN MILLONES DE CABEZAS
Cuadro N° 4
Las poblaciones comparativas entre 1914 y 1930 son las siguientes medidas en miles de habitantes:
Este
Noroeste
Oeste
Nordeste
Sur
Totales
1914
5920,6
550,9
576,9
729,5
106,9
7.884,9
1930
8.609,6
725,3
839,3
1.097,7
175,0
11.446,9
Aumentos
2.689,0
174,3
262,3
368,2
68,1
3.562,0
% Absoluto
75,6
4,9
7,4
10,2
1,9
100,0
10
(Este: Cap.Fed., Bs.As., Sta.Fe, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa y San Luis)
(Noroeste: Tucumán, Salta y Jujuy)
(Oeste: Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca)
(Nordeste: Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa y Santiago del Estero)
(Sur: Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego)
Cuadro N° 5
Años
1914
1930
Población Total Población
7.885
3.312
11.188
3.580
Rural
42 %
32 %
Población
4.573
7.608
Urbana
58 %
68 %
Cuadro N° 6
Clasificación por sectores:
1933
Aumento
Profesiones
1914
Industrias
Agricultura y
ganadería
Comercio
Transportes
1.246 2.156 910
51,0
880
1.137 257
14,4
349
111
603
151
14,3
2,2
N° %
254
40
Anexo 1 − Cuadro 1
73
1
Importación y Exportación Página 25
11
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