Comisión Neumonología Clínica Correspondencia: Dr. Juan Manuel Ossés Avenida Belgrano 1746, 7° Neumonología (1093), Buenos Aires, Argentina e-mail: [email protected] Diagnóstico de la hipertensión pulmonar El diagnóstico y la valoración de la hipertensión pulmonar primaria (HPP) supone el desarrollo de tres procesos: 1- determinar, con el objeto de excluir, causas secundarias y condiciones asociadas, 2- certificar su presencia y evaluar su severidad a través de la hemodinamia pulmonar y su repercusión respiratoria y cardiovascular, y 3- valorar la capacidad de respuesta vasodilatadora pulmonar en el marco de un test agudo de vasoreactividad pulmonar. Clínica y examen físico El síntoma más frecuente es la disnea de esfuerzo la que se va instalando progresivamente a lo largo del tiempo de tal modo que el diagnóstico se hace en estadios intermedios o avanzados de la enfermedad si se consideran los valores de la presión media en arteria pulmonar (PAPm) al momento del diagnóstico; es por ello que los síntomas se refieren con una historia de alrededor de dos años previos al diagnóstico. Angor, síncope, mareos, fatigabilidad, edemas en miembros inferiores y fenómeno de Raynaud son otros síntomas acompañantes, cuya presencia denota mayor severidad de la enfermedad.(1) El examen físico puede evidenciar: Signos de hipertensión pulmonar estable (desplazamiento del ápex cardíaco con latido vigoroso y sostenido, latido paraesternal izquierdo, latido epigástrico, signo de Dressler positivo, segundo ruido palpable, aumento de la intensidad del componente pulmonar del segundo ruido cardíaco, auscultación del cuarto ruido cardíaco derecho sin ritmo de galope, soplo sistólico de insuficiencia tricuspídea, soplo diastólico de insuficiencia pulmonar, hipotensión arterial sistémica, ingurgitación yugular con colapso inspiratorio, pulso venoso yugular con onda “a” prominente, pulso venoso yugular con onda “v”, cianosis central o periférica, disnea, taquipnea). Signos de fallo ventricular derecho asociado (intensificación de los signos previos, taquicardia, presencia de un tercer o cuarto ruido cardíaco, ingurgitación yugular sin colapso inspiratorio, signo de Kussmaul, hepatomegalia, más raramente esplenomegalia, ascitis, edema en miembros inferiores, frialdad periférica, mayor hipotensión arterial , pulso radial de amplitud disminuida). Signos propios de enfermedades asociadas (hipotiroidismo, enfermedad por HIV, enfermedades del tejido conectivo, hepatopatía crónica, evidencias de trombosis venosa profunda, evidencias de enfermedad cardíaca).(2) Exámenes de laboratorio Además de los análisis habituales de rutina, no se debe dejar de evaluar la función hepática, la serología para HIV y la serología para enfermedades del tejido conectivo. Anticuerpos antinucleares positivos en pacientes con hipertensión pulmonar primaria en títulos que oscilan entre 1:10 y 1:10.000 han sido reportados, pero ningún patrón específico ha sido identificado. Radiografía de tórax Su beneficio es limitado para el diagnóstico de la HPP. En 6% de los casos es normal. Los dos hallazgos más frecuentemente observados son el arco medio prominente (tronco de la pulmonar) en más del 90% de los casos, agrandamiento de los hilios a expensas del componente vascular, ensanchamiento de las arterias pulmonares y atenuación o afinamiento de las ramas periféricas de las mismas. Puede también observarse un índice cardiotorácico aumentado a expensas del crecimiento de la aurícula (AD) y ventrículo (VD) derechos. Electrocardiograma Puede evidenciar eje desviado a la derecha, agrandamiento AD, signos de sobrecarga e hipertrofia VD, y trastornos secundarios de la repolarización. Ecocardiograma No es específico en el diagnóstico de HPP pero varios hallazgos indirectos se correlacionan con aumentos moderados a severos de la presión en la arteria pulmonar. El ecocardiograma transtorácico bidimensional puede detectar dilatación de cavidades derechas, hipertrofia y grado de contractilidad de la pared del VD, movimiento paradojal del septum intraventricular y la presencia y grado de insuficiencia de la válvula tricúspide y pulmonar. Permite excluir otras afecciones cardíacas causantes de hipertensión pulmonar: congénitas, miocárdicas y valvulares. Por otra parte la incorporación del doppler estima de modo no invasivo la presión sistólica de la arteria pulmonar (PSAP) en presencia de insuficiencia tricuspídea y la presión diastólica de la arteria pulmonar en presencia de insuficiencia valvular pulmonar, permitiendo monitorear la respuesta al tratamiento a largo plazo. El ecocardiograma transesofágico puede ser realizado en forma segura en pacientes con hipertensión pulmonar severa y puede aportar información adicional clínicamente de relevancia, dado que algunas alteraciones congénitas pueden no detectarse: comunicación interauricular de ubicación atípica (tipo seno venoso) y en drenaje venoso anómalo; por otra parte puede detectar trombos centrales de la arteria pulmonar en la evaluación de una hipertensión pulmonar sospechosa de origen tromboembólico.(3,4) Tests de función pulmonar Los pacientes con HPP o tromboembolismo pulmonar recurrente generalmente tienen test de función pulmonar anormales. Son típicos la leve reducción en los volúmenes pulmonares, la disminución de la capacidad de difusión del monóxido (DLCO) y la alteración del intercambio de gases.(5) La disminución de los volúmenes pulmonares puede explicarse a través de tres mecanismos: 1- sobredistensión de arterias pulmonares, 2- disminución de la compliance pulmonar, 3- infartos pulmonares (en el caso de hipertensión pulmonar por embolismo recurrente. Mayores restricciones u obstrucción de la vía aérea sugieren la presencia de otros diagnósticos. Entre un 30-40% de los pacientes con HPP tienen reducción de la DLCO; la misma ha sido atribuida a obstrucción u obliteración de pequeñas arterias pulmonares, a pesar de lo cual no existe una correlación significativa de la DLCO y cualquier índice de severidad de la hipertensión pulmonar. (6) Se puede observar hipoxemia habitualmente asociada a enfermedad vascular pulmonar. Ésta no sólo es consecuencia de la misma sino también factor importante en sostener y agravar la hipertensión pulmonar. Episodios nocturnos de vasoconstricción hipóxica han sido postulados como importantes en el desarrollo de hipertensión pulmonar en pacientes con obstrucción crónica al flujo aéreo o desórdenes restrictivos. La presencia de hipercapnia en pacientes con hipertensión pulmonar indica severas anormalidades parenquimatosas, desórdenes del control de la respiración o disturbios respiratorios asociados al sueño. La gasometría arterial puede mostrar hipoxemia y alcalosis respiratoria crónica. La hipoxemia observada en la HPP se debe a desigualdad en la relación ventilación perfusión (V/Q), amplificada por el efecto de la baja presión parcial de oxígeno en sangre venosa mixta resultante de un aumento en la extracción periférica del mismo debido a un inadecuado incremento en el gasto cardíaco en relación a las demandas metabólicas impuestas por la actividad física (7). Severa hipoxemia ocurre por el desarrollo de shunt intracardíaco o marcada depresión del gasto cardíaco.(7) La alcalosis respiratoria crónica observada en estos pacientes es atribuida a un incremento de la actividad aferente de los receptores de estiramiento intrapulmonar o baroreceptores intravasculares. Test de ejercicio cardiopulmonar El test de ejercicio cardiopulmonar es un método no invasivo potencialmente muy útil para la evaluación de la hipertensión pulmonar secundaria a enfermedad vascular pulmonar (9) La determinación de la capacidad aeróbica y detección de desaturación en el ejercicio son muy importantes para valorar el pronóstico, identificar pacientes que necesitan trasplante cardiopulmonar o trasplante pulmonar y determinar la eficiencia de la intervención terapéutica en la HPP. En las enfermedades vasculares pulmonares se produce una cadena de eventos que pueden ser resumidas como se ve en la figura 1.(10) El mecanismo primario es el aumento de la resistencia vascular pulmonar; durante el esfuerzo no es posible la disminución normal de la misma para compensar el aumento de volumen minuto cardíaco, por lo que se produce hipertensión pulmonar si ésta no estaba presente o se agrava si ya existía. La hipertensión pulmonar altera la capacidad del ventrículo derecho de enviar sangre suficiente a la aurícula izquierda para aumentar el gasto cardíaco, generándose disminución del consumo máximo de oxígeno (VO2 máx), umbral anaeróbico (VO2 AT) y del pulso de oxígeno (VO2 / Frecuencia cardíaca). La hipertensión pulmonar durante el ejercicio puede producir apertura de shunt de derecha a izquierda a nivel de un foramen oval potencialmente presente (20% de la población) contribuyendo a la hipoxemia durante el ejercicio (10) La disminución de la perfusión de alvéolos bien ventilados genera alteración V/Q caracterizada por aumento de la ventilación del espacio muerto (VD/VT), aumento del gradiente alveolo arterial de oxígeno: P(A-a)O2, y aumento del gradiente arterial-end tidal CO2 : P(a-ET)CO2. Por otra parte hay desvío de la perfusión a zonas de menor resistencia con aumento de la velocidad del pasaje sanguíneo contribuyendo a la desaturación durante el ejercicio (tabla 1). (10) Centellograma pulmonar ventilación-perfusión Una vez establecida la presencia de hipertensión pulmonar, distinguir entre enfermedad oclusiva de grandes vasos (hipertensión pulmonar crónica tromboembólica) y enfermedad vascular pulmonar de pequeños vasos (hipertensión pulmonar primaria) es la siguiente etapa en la evaluación diagnóstica. El centellograma V/Q es el método no invasivo más práctico para esta distinción. (11-12) El centellograma V/Q en la hipertensión pulmonar crónica tromboembólica típicamente muestra múltiples defectos de perfusión segmentarios o mayores en áreas de ventilación normal. Esto contrasta con los centellogramas fundamentalmente normales o de baja probabilidad observados en la HPP. En la enfermedad pulmonar tromboembólica de grandes vasos, la organización y recanalización parcial que sufren los trombos explica el hecho de que los centellogramas V/Q generalmente subestimen el grado de obstrucción vascular. (13) Consecuentemente, a pesar que los centellogramas V/Q son fundamentales en localizar la región vascular patológica responsable de la elevación de la presión arterial pulmonar, imágenes adicionales deben ser utilizadas para definir mejor la anatomía vascular en caso de sospecha de tromboembolismo recurrente de grandes vasos. Tomografía computarizada de tórax La tomografía computarizada de tórax de alta resolución (TACAR) helicoidal es utilizada frecuentemente en pacientes con hipertensión pulmonar y defectos de perfusión en el centellograma V/Q para evaluar la posibilidad de tromboembolismo crónico de grandes vasos. Los hallazgos sugestivos de enfermedad tromboembólica crónica incluyen la perfusión en mosaico del parénquima pulmonar (14), variación en el tamaño de los vasos segmentarios, relativamente pequeños en las regiones pulmonares afectadas, comparados con los segmentos no involucrados (15,16) y la presencia de vasos colaterales mediastinales.(17) Con contraste inclusive los trombos pueden ser adecuadamente localizados en las arterias pulmonares principales. Otros hallazgos que soportan la realización de tomografía computada en pacientes con hipertensión pulmonar son: agrandamiento de arterias pulmonares centrales, aumento en el tamaño de aurícula y ventrículo derecho, derrame pleural, pericárdico o ascitis. Es recomendable realizar tomografía de alta resolución cuando la capacidad pulmonar total es inferior a un 70% del valor predicho o la difusión de monóxido de carbono es menor al 50%, permitiendo evaluar el parénquima pulmonar y descartar la presencia de enfermedades intersticiales incipientes. El rol de la TACAR en HPP es limitado para el diagnóstico del enfermedad y su utilidad radica en poder excluir causas secundarias de hipertensión pulmonar. Resonancia magnética nuclear La resonancia magnética permite visualizar el tamaño, forma y volumen del ventrículo derecho.(18) El volumen sistólico y diastólico del ventrículo derecho, medidos por resonancia magnética, se encuentran incrementados en pacientes con HPP, como así también se puede objetivar una disminución del volumen de fin de diástole ventricular izquierdo. (19) La masa ventricular derecha puede ser estimada adecuadamente con resonancia magnética. (20) Asimismo la resonancia magnética permite evaluar la presencia de masas intracardíacas y de trombos en las arterias pulmonares principales. (21,22) . La presión media en la arteria pulmonar correlaciona linealmente con la medición por resonancia magnética del espesor de la pared del ventrículo derecho, diámetro de la vena cava inferior y diámetro de la arteria pulmonar.(23) Las imágenes obtenidas por resonancia magnética permiten estimar la presión media en la arteria pulmonar a través de un análisis de regresión de las dimensiones de la arteria pulmonar y la aorta torácica descendente.(24) Angiografía pulmonar La angiografía pulmonar continúa siendo el procedimiento de “oro” para definir la anatomía vascular pulmonar. Es de utilidad cuando el centellograma pulmonar ventilación-perfusión no es concluyente y se impone cuando existen defectos de perfusión segmentarios o subsegmentarios en el centellograma ventilación-perfusión con el objeto de confirmar o excluir el diagnóstico de tromboembolismo pulmonar crónico y determinar la extensión y localización de los trombos. Sin embargo, la interpretación de estos angiogramas puede ser dificultosa, y una distinción crítica debe ser realizada entre los bien definidos defectos de llenado intraluminales diagnósticos de embolismo agudo y las irregularidades angiográficas características del tromboembolismo crónico organizado o recanalizado. (25,26) Los patrones angiográficos del tromboembolismo crónico pueden estar representados por la presencia de irregularidades intimales, abrupto estrechamiento de grandes arterias, obstrucciones en forma de redes o bandas con dilataciones post estenóticas. Estos inusuales hallazgos angiográficos son el resultado de la retracción vascular o parcial recanalización de un trombo maduro y organizado. Los diagnósticos diferenciales angiográficos del tomboembolismo recurrente de grandes vasos más importantes incluyen: arteritis de Takayasu (27), tumores vasculares pulmonares primitivos (28,29), fibrosis mediastinal (30) y adenopatías hiliares o mediastinales. (31) El rol de la angiografía pulmonar en HPP está orientado a descartar el diagnóstico diferencial de hipertensión pulmonar asociada a embolismo recurrente; las imágenes son las de arterias pulmonares dilatadas con rápido afinamiento e hipovascularización periférica, lo que le ha valido el nombre de imagen en “árbol de invierno”. Finalmente es importante considerar que la angiografía pulmonar puede ser realizada con mínimo riesgo en pacientes con severa hipertensión pulmonar e insuficiencia ventricular derecha cuando apropiadas medidas de seguridad son utilizadas durante el procedimiento, incluyendo el acceso por venas del cuello o brazo (el acceso femoral tiene mayor riesgo por la posibilidad de trombosis venosa profunda), monitoreo electrocardiográfico y oximétrico contínuo, inyección única de material de contraste no iónico a derecha (proyección postero-anterior) e izquierda (usando preferentemente proyección oblicua-anterior izquierda) y premedicación con 1 mg de atropina endovenosa. Cateterismo cardíaco derecho Todos los procedimientos previos son no invasivos y son útiles en evaluar el diagnóstico subyacente y la extensión de la hipertensión pulmonar. Pero la certificación definitiva de la existencia de hipertensión pulmonar y su severidad la aporta la realización de un cateterismo derecho. Éste debe realizarse no sólo con el objeto de medir presiones hemodinámicas y volumen minuto sino de incluir en el mismo acto la angiografía pulmonar (cuando el centellograma pulmonar V/Q lo sugiere), medir saturación de sangre venosa mixta, excluir la presencia de shunts intracardíacos y evaluar la vasoreactividad pulmonar mediante drogas de acción rápida. El procedimiento se debe realizar mediante la inserción de un catéter de triple luz SwanGanz guiado por intensificador de imágenes y se medirán los siguientes parámetros: presión en AD, presión en VD, presión en arteria pulmonar (PAP), presión capilar pulmonar (PCP) y volumen minuto cardíaco (VM). En la HPP se encuentra aumento de las presiones en AD, VD y arteria pulmonar, PCP normal y disminución del VM.(32) Test agudo de vasoreactividad pulmonar El concepto de evaluar la vasoreactividad pulmonar en forma aguda previo a embarcarse en una terapia a largo plazo está orientada a reducir el riesgo de efectos adversos con los vasodilatadores, identificando a aquellos pacientes que más probablemente se beneficien con una terapia crónica. El test agudo de vasoreactividad pulmonar deberá realizarse bajo monitoreo hemodinámico invasivo por médicos que tengan experiencia en estas drogas e hipertensión pulmonar. Muchas drogas vasodilatadoras de acción corta han sido usadas para probar la vasoreactividad, y las respuestas a estos agentes farmacológicos han sido, en general, útiles en predecir la probabilidad de respuesta con los agentes orales en tratamiento crónico. Otra ventaja adicional del test agudo radica en su seguridad: los efectos adversos pueden habitualmente ser revertidos rápidamente discontinuando la infusión, gracias a la breve vida media de estas drogas en la circulación; actualmente las más ampliamente utilizadas son la adenosina (vía endovenosa),el óxido nítrico (vía inhalatoria), el epoprostenol (vía endovenosa) y el iloprost (vía inhalatoria). 1- Adenosina: es un producto intermedio en el metabolismo del trifosfato de adenosina; ha demostrado poseer potentes propiedades vasodilatadoras pulmonares y sistémicas; debido a su vida media extremadamente breve (menos de 5 segundos), trabaja probablemente como un mediador local del tono vascular. Se cree que la adenosina estimula receptores tipo A2 del endotelio y del músculo liso vascular, lo que luego provoca relajación del músculo liso vascular por estimular AMP cíclico. La adenosina ha sido probada como vasodilatador pulmonar en pacientes con HPP y demostró ser predictiva de los efectos endovenosos de la prostaciclina y de los bloqueantes cálcicos orales. Se administra en forma endovenosa en dosis de 50 ng/kg/min y titulada en forma creciente escalonada cada 2 minutos hasta que el paciente desarrolle síntomas tales como cerrazón de pecho o disnea. La corta vida media confiere una medida de seguridad de tal modo que cualquier complicación puede ser solucionada a corto plazo luego de su discontinuación; la droga debe administrarse en infusión y no en bolo como se la indica en el tratamiento de taquiarritmias supraventriculares.(33) 2- Oxido nítrico (NO): está producido por el endotelio vascular a partir de la Larginina y produce relajación vascular por incrementar el GMP cíclico en el músculo liso vascular: De todos los vasodilatadores de acción rápida el NO inhalado es el más seguro dado que es inactivado por la hemoglobina de los capilares pulmonares; por lo tanto el NO no tiene virtualmente efectos sistémicos. Desafortunadamente, los otros nitro vasodilatadores, nitroglicerina y nitroprusiato, son en general menos potentes y menos selectivos que el NO.(34) 3- Epoprostenol: es un producto derivado prostanoide que posee potentes propiedades vasodilatadoras y antiagregantes plaquetarias. Este fármaco tiende a producir una reducción en la resistencia vascular sistémica dosis dependiente cuando es administrada en forma aguda; pero efectos adversos serios son infrecuentes y muchos de estos efectos están relacionados a la dosis y de breve duración cuando la dosis es reducida o la infusión es discontinuada. Los estudios que comparan los efectos agudos del NO y la prostaciclina sugieren que ellos son equipotenciales en los efectos sobre la vasculatura pulmonar, aunque algunos pacientes pueden poseer una mayor respuesta a uno con respecto a otro.(35,36) 4- Iloprost: es un análogo estable de la prostaciclina, administrado por vía inhalatoria (por nebulización), con poderosa y selectiva acción vasodilatadora pulmonar. Cuando se compara dicha potencia vs el NO inhalado en términos de los efectos hemodinámicos agudos sobre la vasculatura pulmonar, se comprueba que el iloprost posee mayor potencia vasodilatadora.(37,38) El modo de proceder recomendado para la realización de un test de vasoreactividad pulmonar es el siguiente: luego de que los parámetros hemodinámicos se encuentren estabilizados, la droga elegida deberá administrarse en dosis incrementadas hasta que se observen los efectos beneficiosos en términos de ciertos parámetros hemodinámicos, no se observe ningún cambio o aparezcan efectos colaterales. Es imperativo que, además del monitoreo de las presiones del circuito derecho, se midan la saturación arterial de oxígeno, el volumen minuto cardíaco y la presión arterial sistémica. El criterio de “respuesta positiva” a un test agudo de vasodilatación pulmonar que es suficiente como para embarcarse en una terapia vasodilatadora de curso crónico en términos de magnitud, asimismo como qué parámetro se debe considerar a tal efecto, permanece aún parcialmente definido. Muchos investigadores aceptan que una reducción en la presión arterial pulmonar acompañada por un incremento en el volumen minuto cardíaco y un mínimo cambio en la presión arterial sistémica constituyen elementos para considerar en principio una respuesta potencialmente beneficiosa, y que los pacientes con este patrón de vasoreactividad tienden a experimentar mejoría sostenida asimismo como sobrevida prolongada. Por el contrario, aquellos pacientes que experimentan una caída sintomática de la tensión arterial sistémica o de la saturación arterial de oxígeno, un incremento de la presión arterial pulmonar o auricular derecha, o una reducción del volumen minuto cardíaco están más propensos a sufrir complicaciones más que beneficios en el tratamiento crónico oral. De tal modo que esto ha llevado a considerar distintas categorías de respondedores: 1- respondedores de presión: son aquellos que en el test de vasoreactividad pulmonar demuestran una caída de la PAPm igual o superior al 20%, o una disminución de la PAPm igual o superior a 10 mmHg con estabilidad del VM o aumento del mismo. Este subgrupo de pacientes presenta el mejor pronóstico en términos clínicos, hemodinámicos y de sobrevida al tratamiento vasodilatador por vía oral. 2- respondedores de resistencia: son aquellos que muestran una reducción igual o superior al 20% de la resistencia vascular pulmonar, sin caída de la PAPm. No se benefician con el tratamiento crónico vasodilatador por vía oral. 3- no respondedores: reducción de la RVP inferior al 20%. No se recomienda tratamiento a largo plazo vasodilatador por vía oral. 4-respuesta desfavorable: disminución de la tensión arteria media (TAM) superior al 20% con estabilidad o caída del VM cardíaco. Contraindicado el tratamiento vasodilatador. (39) Angioscopía No posee aún lugar definido en la aproximación diagnóstica de la HPP. En cuanto a lo que se refiere en el diagnóstico de tromboembolismo pulmonar crónico si bien los hallazgos de la angiografía pulmonar son suficientemente característicos, en un 20-25% de los pacientes la pregunta sobre la accesibilidad quirúrgica no puede ser respondida por la angiografía únicamente. Por lo tanto es imperativo garantizar la presencia de trombos organizados hasta el nivel de las arterias lobares o el origen de los vasos segmentarios; más allá de este límite los cirujanos no pueden crear un plano de disección adecuado. Para este fin la angioscopía pulmonar ha sido desarrollada, permitiendo visualizar la íntima de los vasos pulmonares centrales. (40,41) Biopsia de pulmón En ciertos pacientes con hipertensión pulmonar inexplicable la biopsia de pulmón, a cielo abierto o por toracoscopía, puede ser necesaria para establecer el diagnóstico. Un diagnóstico preciso es esencial para determinar el manejo médico y establecer un pronóstico.(42).Sin embargo no se recomienda realizarla de rutina, y está justificada sólo en determinadas situaciones específicas. Por ejemplo la biopsia de pulmón puede distinguir entre pacientes con hipertensión pulmonar primaria, vasculitis activa, talcosis pulmonar, enfermedad veno-oclusiva y enfermedad granulomatosa pulmonar. (43) La biopsia transbronquial con broncoscopía está formalmente contraindicada por el alto riesgo de hemorragia. El futuro en el diagnóstico Considerando que se trata de una enfermedad devastadora, el foco de atención está en establecer un diagnóstico temprano para instituir un tratamiento precoz, sobre la base de considerar que la enfermedad se encuentra en una condición patogénica de reversibilidad, aumentando la probabilidad de un tratamiento exitoso. Para ello los tests de screening deben ser no invasivos, de bajo riesgo y de alta sensibilidad y especificidad para la detección de HPP. El método de elección es el ecocardiograma transtorácico. Su aplicación recomendada sería la siguiente: 1- en pacientes asintomáticos: a) esclerodermia: por la alta prevalencia de desarrollar hipertensión pulmonar se recomienda una vez al año b) hepatopatía crónica: de rutina en todo paciente a evaluarse como candidato a lista de trasplante hepático c) familiares de HPP documentada: a los de primer grado en el momento del diagnóstico del caso índice y cada 3 a 5 años si se mantienen en condición asintomática. 2- en pacientes sintomáticos de hipertensión pulmonar que pertenezcan a grupos de riesgo: lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoidea, otras colagenopatías, individuos HIV positivos, historia de drogadicción endovenosa, historia de ingesta de anorexígenos.(43) Enfoque del paciente con HPP leve El uso amplio de la ecocardiografía transtorácica doppler ha permitido detectar HPP de grado leve, entendida como una PSAP en el orden de los 40 a 50 mmHg. Las recomendaciones a seguir con estos pacientes son las siguientes: 1- asintomáticos: repetir el estudio a los 6 meses con una historia clínica y exámen físico detallados. 2- sintomáticos: realizar cateterismo derecho para confirmar el hallazgo; si en reposo no se confirma el hallazgo realizarlo bajo condición de ejercicio; la confirmación habilita a tratarlos como cualquier otro paciente portador de HPP. 3- Pacientes de alto riesgo (asintomáticos): repetir el estudio a los 6 meses. Si se confirma, someterlos a la evaluación diagnóstica-terapéutica como cualquier paciente con HPP sintomática. (43) A modo de aproximación diagnóstica se consigna en el algoritmo 1 la metodología de evaluación sugerida frente a un paciente con sospecha de hipertensión pulmonar Figura 1 Aumento de resistencia vascular pulmonar ______________________________________________ Hipertensión pulmonar Disminución Desvío de la perfusión durante el ejercicio perfusión de alvéolos a zonas de menor bien ventilados resistencia Alteración ventrículo derecho Disminución del gasto cardíaco Disminución VO2 máx VO2 AT VO2 / FC Apertura de shunt Disminución PO2 Alteración V/Q Aumento P (a-ET) CO2 P (A-a) O2 VD/VT Disminución PO2 Tabla 1 Patrón de anormalidad de la enfermedad vascular pulmonar durante el test de ejercicio cardiopulmonar Disminución del VO2 máx Disminución del VO2 AT Disminución del VO2 / FC Disminución de la reserva de frecuencia cardíaca Reserva respiratoria normal Ventilación minuto elevada Anormal equivalente ventilatorio del CO2 Incremento del VD/VT Incremento del P (a-ET) CO2 Ensanchamiento del AaPO2 Disminución de la PaO2 Disminución de la saturación arterial de oxígeno Motivo de detención: disnea y/o fatiga muscular Algoritmo 1- Evaluación diagnóstica Historia y examen físico Sospecha de hipertensión pulmonar Test de función pulmonar Radiografía de tórax Obstrucción Hiperinsuflación Moderada a severa restricción Infiltrados intersticiales Normal o leve restricción Hipertensión pulmonar secundaria Ecocardiograma Enfermedad miocárdica, valvular o congénita . Hipertensión pulmonar secundaria Alta probabilidad de TEP Angiografía o TAC helicoidal Hipercapnia Considerar hipoventilación alveolar Trastornos respiratorios durante el sueño Ausencia de enfermedad Cardíaca 1° CentellogramaV/Q Normal o baja probabilidad Gases en sangre PaCO2 normal Cateterismo cardíaco derecho Hipertensión Pulmonar Primaria Cuantificar la severidad Test de vasoreactividad Referencias 1- Rubin LJ. Primary pulmonary hypertension. N Eng J Med 1997; 336:111-117. 2- Branco Mautner. Medicina. Buenos Aires. Centro Editor de la Fundación Favaloro, 1998. 3- Gorcsan J, Edwards TD, Ziady GM, Katz WE. Transesophageal echocardiography to evaluate patients with severe pulmonary hypertension for lung transplantation. AnnThorac Surg 59; 717-722, 1995. 4- Pruszczyk P, Torbicki A, Pacho R, Cheblus M, Kuch-Wocial A, Pruszczyk B, Gurba H. Noninvasive diagnosis of suspected severe pulmonary embolism: transesophageal echocardiography vs spiral CT. Chest 112; 722-728,1997 5- Rich S, Dantzker DR, Ayres SM, Bergofsky EH, Brundage BH, Detre KM, Fishman AP, et al. Primary pulmonary hypertension: a national prospective study. Ann Intern Med 107: 216-223, 1987 6- Williams MH, Adler JJ, Colp C. Pulmonary function studies as an aid in the differential diagnosis of pulmonary hypertension. Am J Med 47: 378-383, 1969 7- Dantzker DR, Bower JS. Mechanisms of gas exchange in patients with chronic obliterative pulmonary vascular disease. J Clin Invest 64: 1050-1055, 1979 8- Janicki JS, Weber KT, Likoff MJ, Fishman AP. Exercise testing to evaluate patients with pulmonary vascular disease. Am Rev Respir Dis 129 (suppl): S93-S95, 1984 9- Zavala DC, Mazzei JA. Manual de pruebas de ejercicio y rehabilitación cardíaca y pulmonar. Buenos Aires, Centro editor de la Fundación Favaloro, 1996 10- Zavala DC. The role of cardiopulmonary exercise testing with measurement of gas exchange. In: Pashkow FJ, Dafoe W, eds. Clinical Cardiac Rehabilitation. Baltimore. Williams & Wilkins, 1992 11- D’Alonzo GE, Bower JS, Dantzker DR. Differentiation of patients with primary and thromboembolic pulmonary hypertension. Chest 85: 457-461, 1984. 12- Lisbona R, Kreisman H, Novales-Diaz J, et al: Perfusion lung scanning. Differentiation of primary from thromboembolic pulmonary hypertension. AJR Am J Roentgenol 144: 27-30, 1985 13- Ryan KL, Fedullo PF, Davis GB, Vasquez TE, Moser KM. Perfusion scan findings understate the severity of angiographic and hemodynamic compromise in chronic thromboembolic pulmonary hypertension. Chest 93: 1180-1185, 1988 14- King MA, Bergin CJ, Yeung D, Belezzouli EE, Olson LK, Ashburn WL, Auger WR, Moser KM . Chronic pulmonary thromboembolism: Detection of regional hypoperfusion with CT. Radiology 191: 359-363, 1994 15- Tardivon AA, Musset D, Maitre S, Brenot F, Dartavelle P, Simonneau G, Labrune M: Role of CT in chronic pulmonary embolism: Comparison with pulmonary angiography. J Comput Assit Tomography 17: 345-352, 1993 16- Bergin CJ, Sirlin C, Hauschildt J, Huynh TV, Auger WR, Fedullo PF, Kapelanski DP. Chronic thromboembolism: Diagnosis with helical CT and MR imaging with angiographic and surgical correlation. Radiology 204: 695-702, 1997 17- Bergin CJ. Chronic thromboembolic pulmonary hypertension: The disease, the diagnosis, and the treatment. Semin Ultrasound CT MR 18: 383-391,1997 18- Boxt LM. MR imaging of pulmonary hypertension and right ventricular dysfunction. Magn Reson Imaging Clin N Am 4: 307-325, 1996 19- Boxt LM, Katz J, Kolb T, Czegledy FP, Barst RJ. Direct quantitation of right and left ventricular volumes with nuclear magnetic resonance imaging in patients with primary pulmonary hypertension. J Am Coll Cardiol 19: 1508-1515, 1992 20- Katz J, Whang J, Boxt LM, Barst RJ. Estimation of right ventricular mass in normal subjects and in patients with primary pulmonary hypertension by nuclear magnetic resonance imaging. J Am Coll Cardiol 21: 1475-1481, 1993 21- Hatabu H, Gefter WB, Axel L, Palevsky HI, Cope C, Reiche KN, Dougherty L, Listerund J, Kressel HY. MR imaging with spatial modulation of magnetization in the evaluation of chronic central pulmonary thromboemboli. Radiology 190: 791796, 1994. 22- Kreitner K-F, Mayer E, Voigtlaender T, Thelen M, Oelert H. Three dimensional contrast-enhanced magnetic resonance angiography in patient with chronic thromboembolic pulmonary hypertension before and after thromboendarterectomy [Images In Cardiovascular Medicine]. Circulation 99: 1101, 1999 23- Frank H, Globits S, Glogar D, Neuhold A, Kneussl M, Mlczoch. Detection and quantification of pulmonary artery hypertension with MR imaging: Results in 23 patients. Am J Roentgenol 161: 27-31, 1993 24- Murray TI, Boxt LM, Katz J, Reagan K, Barst RJ. Estimation of pulmonary artery pressure in patients with primary pulmonary hypertension by quantitative analysis of magnetic resonance imaging. J Thorac Imaging 9: 198-204, 1994 25- Mill SR, Jackson DC, Sullivan DC, Moore AV, Heaston DK, Wolfe WG, Sabiston DC Jr. Angiographic evaluation of chronic pulmonary embolism. Radiology 136: 301-308, 1980 26- Auger WR, Fedullo PF, Moser KM, Buchbinder M, Peterson KL. Chronic majorvessel thromboembolic pulmonary artery obstruction: Apparence of angiography. Radiology 182: 393-398, 1992 27- Yamato M, Lecky JW, Hiramatsu K, Kohda E: Takayasu’s arteritis. Radiographic and angiographic findings in 59 patients. Radiology 161: 329-324, 1986 28- Carlin BW, Moser KM. Pulmonary artery obstruction due to malignant fibrous histyocitoma. Chest 92: 173-175, 1987 29- Schermoly M, Overman J, Pingleton SK. Pulmonary artery sarcoma-Unusual pulmonary angiographic findings-A case report. Angiology 38: 617-621, 1987 30- Berry PF, Buccigrossi D, PeabodyJ, Peterson KL, Moser RM. Pulmonary vascular occlusion and fibrosing mediastinitis. Chest 89: 296-301, 1986 31- Cho SR, Tisnado J, Cockrell CH, Baechley MC, Fratkin MJ, Henry DA Angiographic evaluation of patients with unilateral massive perfusion defects on the lung scan. Radiographic 7: 729-745, 1987 32- Peacock AJ. Primary Pulmonary Hypertension. Thorax 1999;54: 1107-1118 33- Morgan JM, McCormack DG, Griffiths MJD, Morgan CJ, Barnes PJ, Evans TW. Adenosine as a vasodilator in primary pulmonary hypertension. Circulation 1991; 84:1145-1149 34- Pepke-Zaba J, Higenbottam TW, Dinh-Xuan AT, Stone D, Wallwork J. Inhaled nitric oxide as a cause of selective pulmonary vasodilatation in pulmonary hypertension. Lancet 1991; 338: 1173-1174 35- Rubin LJ, Groves BM, Reeves JT, Frosolono M, Handel F, Cato AE. Prostacyclininduced acute pulmonary vasodilatation in primary pulmonary hypertension. Circulation 1982; 66: 334-338 36- Sitbon O, Brenot F, Denjean A, Bergeron A, Parent F, Azarian R, Herve P, Raffestain B, Simonneau G. Inhaled nitric oxide as a screening vasodilator agent in primary pulmonary hypertension. A dose-Response study and comparison with prostacyclin. Am J Respir Crit Care Med 1995; 151: 384-389. 37- Olschewski H, Walmrath D, Schermuly R, Ghofrani A, Grimminger F, Seeger W. Aerosolized prostacyclin and iloprost in severe pulmonary hypertension. Ann Intern Med 1996; 124:820-824. 38- Hoeper MM, Olschewski H, Ghofrani H, Wilkens H, Seeger W. A comparison of the acute hemodynamic effects of inhaled nitric oxide and aerosolized iloprost in primary pulmonary hypertension. German PPH study group. J Am Coll Cardiol. 2000; 35: 176-182 39- Sáenz de la Calzada C, Sánchez Sánchez V, Velázquez Martín MT, et al. Guías de práctica clínica de la Sociedad española de Cardiología en tromboembolismo e hipertensión pulmonar. Rev Esp Cardiol 2001; 54: 194-210 40- Shure D, Gregoratos G, Moser KM. Fiberoptic angioscopy: Role in the diagnosis of chronic pulmonary arterial obstruction. Ann Intern Med 103: 844-850, 1985. 41- Shure D, Auger W, Moser K. Pulmonary angioscopy, in Peterson KL, Nicod P (eds): Cardiac Catheterization: Methods, Diagnosis, and Therapy. Philadelphia, PA, Saunders, 1997, 257-265 42- Wagenvoort CA. Lung biopsy specimens in the evaluation of pulmonary vascular disease. Chest 1980; 77: 614-625 43- Rich S, editor. Executive Summary from the World Symposium on Primary Pulmonary Hypertension 1998. Evian, France, September 6-10 1998. Co-sponsored by The World Heart Organization