16 02 2013 aguer

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16 – Febrero - 2013
REFLEXIÓN DE MONS. HECTOR AGUER
“LA RENUNCIA DEL PAPA y SU ENSEÑANZA”
“La renuncia de Benedicto XVI ha causado sorpresa y conmoción en todo el
mundo. Especialmente nos ha conmovido a nosotros, miembros de la Iglesia, hijos
de la Iglesia”.
“Yo he ponderado las reacciones de los medios de comunicación y he visto
allí muchas intervenciones razonables, comprensivas, incluso elogiosas, pero
también algunos comentarios malsonantes y hasta, yo diría, innobles”.
“Por eso el primer pensamiento mío en esta comunicación con ustedes, mis
amigos televidentes, es de agradecimiento y homenaje al Santo Padre Benedicto
XVI, este gran Papa, que es un hombre de Dios, que ama tan profundamente a la
Iglesia y lo ratifica con este gesto final donde se manifiesta su amor a la Iglesia”.
“Por eso me gustaría destacar tres puntos fundamentales de su Pontificado,
que me parece que han marcado fuertemente a la comunidad cristiana y se ha
hecho notar en el mundo, incluso entre los críticos”.
“En primer lugar su enseñanza, su magisterio, que se ha notado como algo
nuevo, destacado, desde el principio de su Pontificado. No me refiero sólo a las
encíclicas, los numerosos y variados discursos, sino también y sobretodo a las
homilías dirigidas a los fieles, que han sido siempre de una gran profundidad y
sencillez. No es fácil, aún para el que está acostumbrado a hablar y que tiene,
digamos, experiencia de cátedra, aunar la profundidad y la sencillez”.
“Pero lo más importante es que todo el Magisterio del Papa está centrado en
Jesucristo y en la fe. El centro de la vida de la Iglesia es Jesucristo y la fe es el
medio de vida por el cual nosotros adherimos a Cristo y nos unimos a Él. Esta
misma dimensión parece obvia, elemental, pero es preciso subrayarla en nuestro
tiempo”.
“En segundo lugar, el Papa Benedicto XVI ha afirmado la identidad católica en
tiempos difíciles, de grandes convulsiones y de mucha discusión. Yo aquí quisiera
apuntar, precisamente, a la interpretación que él ha hecho, en continuidad con el
Magisterio de Juan Pablo II, del Concilio Vaticano II y especialmente lo que ha
llamado la hermenéutica de la reforma en la continuidad que hay que contraponer a
una hermenéutica de la ruptura y de la discontinuidad”.
“La Iglesia sigue una tradición que nos viene de los Apóstoles, la actualiza
continuamente y la comunica intacta y siempre de un modo adecuado, procurando
que sea comprensible al hombre de hoy”.
“En tercer lugar y ligado a lo anterior, rescataría la intencionalidad pastoral de
este Pontificado. Podríamos pensar a propósito de este aspecto de la misión
pontificia, en los viajes apostólicos del Santo Padre, en sus visitas a las parroquias, y
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cómo en el trato cercano se ha mostrado siempre sencillo, acogedor. Quiero pensar
sobretodo en la pastoral de la cultura y en el dialogo entre la fe y la razón. El Papa
Benedicto XVI en esto ha abierto caminos importantísimos en los discursos que ha
pronunciado en universidades o ante el Parlamento alemán y el Parlamento inglés.
Ha mostrado la necesidad para la razón humana de abrirse a la trascendencia; sólo
así podrá ser verdaderamente humana. Ha mostrado, por otra parte, los
fundamentos del derecho, de la vida política, la necesidad de que se abra un
espacio público a la religión, la presencia de lo religioso en la sociedad de hoy”.
“Pues bien, he hecho una rápida síntesis de lo que a mí me ha parecido digno
de ser subrayado de este Pontificado tan rico”.
“Pero, por último, volviendo a la cuestión de los comentarios que se han
hecho en estos días, me parece que no es posible comprender a la Iglesia, entender
qué es la Iglesia y comprender, por tanto, un gesto como el de Benedicto XVI, si no
se tiene fe. Una persona sin fe por más gran periodista o excelente comunicador que
sea una persona respetable pero sin fe no puede entender a la Iglesia”.
“Y eso es lo que ha pasado, eso es lo que se ha notado. Hemos escuchado
muchas versiones altisonantes, innobles, pero de personas que no tienen fe y
entonces no saben de qué se trata. Consideran a la Iglesia, en todo caso, como una
ONG internacional, un centro de poder, y no se dan cuenta que en la organización,
por más compleja que sea, aunque con muchas fallas y demás, es solo el envoltorio
de un contenido, y el contenido es un misterio. Ya el Concilio Vaticano II lo
expresaba muy bien; comenzaba a hablar sobre la Iglesia hablando del misterio de
la Iglesia”“Para terminar les dejo una frase del mismo Benedicto XVI, que ha dicho que
el corazón de la Iglesia no está donde se proyecta, se administra y se gobierna sino
que está donde se ora, ¡donde se ora! Creo que lo que tenemos que hacer nosotros
ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la
Iglesia es preciso eso: ¡orar por la Iglesia!”
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