decreto - Verbum Dei

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RAMA DE LOS MATRIMONIOS
MISIONEROS VERBUM DEI
DIRECTORIO DE LA
RAMA DE LOS MATRIMONIOS
MISIONEROS VERBUM DEI
DOCUMENTO CONCLUSIVO
DE LA Iª ASAMBLEA EXTRAORDINARIA
(GUADALAJARA, JULIO 2009)
B 16
1 octubre de 2009
ÍNDICE DEL DIRECTORIO DE MATRIMONIOS
DECRETO DE APROBACIÓN DE LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI
PRESENTACIÓN DEL DIRECTORIO
I. LA RAMA DE MATRIMONIOS EN LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI
1. En comunión de una misma Fraternidad
2. La rama de matrimonios misioneros
II. LA MISIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS EN LA IGLESIA
1. En la Iglesia y para la Iglesia
2. El carisma específico
3. Medios del carisma específico
3.1 Desde la oración
3.2 Ministerio de la Palabra
3.2.1 La misión en la propia familia
3.2.2 Evangelizar las familias
3.2.3 A todas las gentes
3.2.4 Creadores de la Familia Misionera Verbum Dei
3.3 Testimonio de vida evangélica
4. Las obras propias de la rama de matrimonios misioneros Verbum Dei
III. LA ESPIRITUALIDAD DE LA RAMA DE MATRIMO-NIOS VERBUM DEI
IV. LA CONSAGRACIÓN Y LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS EN LA RAMA DE
MATRIMONIOS MISIONEROS
1. Pobreza
2. Castidad conyugal
3. Obediencia
V. LA VIDA FRATERNA EN LA RAMA DE MATRIMONIOS MISIONEROS
1. El amor, fundamento de la vivencia fraterna
2. El amor fraterno eclesial
3. La vida fraterna en la rama de los matrimonios
3.1 La familia como primera comunidad
3.2 La comunión fraterna en la rama
VI. LA FORMACIÓN, LA ADMISIÓN Y LA INCORPORA-CIÓN DE LOS MIEMBROS
1. La formación inicial
2. Dimensiones de la formación
3. Etapas formativas
3.1 Formación en el discipulado
3.2 Curso de discernimiento
3.3 Curso de formación
3.4 Formación apostólico–teológica
3.5 Formación permanente
4. Criterios y condiciones de admisión
4.1 Criterios de admisión
4.2 Condiciones de admisión
5. Admisión a la profesión de votos en la Fraternidad
VII. EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD
1. El gobierno de rama
2
2.
3.
4.
5.
6.
7.
La asamblea de rama
El consejo general de rama
El consejo de zona
El consejo local
Los secretariados locales
Remoción de cargos de la rama
VIII. LOS BIENES TEMPORALES DE LA RAMA DE MATRIMONIOS
1. Administración ordinaria y extraordinaria
2. Régimen de bienes y de administración
IX. DESVINCULACIÓN DE LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI
X. OBLIGACIÓN DE OBSERVAR ESTE DIRECTORIO PARA LOS MIEMBROS DE LA
RAMA DE LOS MATRIMIONIOS MISIONEROS VERBUM DEI
XI. FÓRMULA DE CONSAGRACIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS VERBUM
DEI
SIGLAS
ANEXO: EL USO PEDAGÓGICO DEL DIRECTORIO
ESTE TEXTO ENTRARÁ EN VIGOR OFICIALMENTE ÚNICAMENTE DESPUÉS DE
LA RENOVACIÓN DE LA APROBACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES EN EL AÑO
2010 POR PARTE DE LA SANTA SEDE Y UNA VEZ INTRODUCIDOS PEQUEÑOS
CAMBIOS QUE SURJAN DE DICHA APROBACIÓN
3
Decreto de aprobación
CONGREGAZIONE PER GLI ISTITUTI DI VITA CONSACRATA
E LE SOCIETÀ DI VITA APOSTÓLICA
Prot. n. MA. 2-1/98
DECRETO
La “Fraternidad Misionera Verbum Dei”, fundada en los años 1963-1968 en Mallorca,
España, por el sacerdote Jaime Bonet Bonet, comprende: la Rama clerical y la Rama de mujeres
célibes consagradas, flanqueadas por otra Rama de matrimonios, consagrados según el propio
estado.
La finalidad de la Fraternidad es anunciar y propagar el Reino, con la mayor eficacia
posible, a través de la oración, el ministerio de la Palabra y un testimonio de vida evangélica.
El 18 de septiembre de 1969, Su Excelencia Mons. Rafael Álvarez Lara, Obispo de
Mallorca, erigió la Fraternidad en Pía Unión.
Dado el crecimiento y la expansión de la obra, el Fundador deseaba que la Fraternidad
tuviese un reconocimiento canónico más adecuado respecto al de simple Pía Unión, y que fuese
aprobada por la Santa Sede como “una única familia de vida consagrada”.
No estando entonces madurada suficientemente dicha posibilidad, el 25 de enero de
1993, el Arzobispo de Madrid, Card. Ángel Suquía, previo el beneplácito de la Congregación
para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, erigió la Rama
clerical y la Rama de mujeres célibes consagradas en dos institutos religiosos separados.
A fin de conservar mejor la unidad de la obra, el Fundador, sostenido por las cartas
comendaticias de los Obispos diocesanos interesados, ha suplicado que ambas ramas
principales de la “Fraternidad Misionera Verbum Dei” constituyesen una única Fraternidad de
vida consagrada de derecho pontificio, juntamente con la Rama de matrimonios consagrados
según el propio estado, con sede principal en la diócesis de Roma.
Su Santidad el Papa Juan Pablo II, oído el parecer favorable de la Congregación para los
Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, se ha dignado dar su
consentimiento a la mencionada súplica.
Por consiguiente, la Congregación, con el presente Decreto, declara que la “Fraternidad
Misionera Verbum Dei” es una Institución de vida consagrada de la Iglesia católica, formada por
la Rama clerical de los “Misioneros Verbum Dei” y la Rama de mujeres célibes consagradas de
las “Misioneras Verbum Dei”, flanqueadas por la Rama de matrimonios, consagrados según el
propio estado.
Al mismo tiempo, esta Congregación aprueba y confirma, “por diez años” ad
experimentum, el texto de las Constituciones redactado en lengua española, del que se
conserva en su Archivo un ejemplar.
Sin que obste cosa alguna en contrario.
Vaticano, 15 de abril de 2000.
[Firma autógrafa] Eduardo Card. Martínez Somalo Prefecto
[Firma autógrafa] + Piergiorgio Silvano Nesti. CP Secretario
4
PRESENTACIÓN DEL DIRECTORIO
El actual Directorio de la Rama de los Matrimonios Misioneros es el punto de llegada de un
largo trabajo vivencial y teórico que inició desde los primeros años del Verbum Dei (1965) hasta
la actualidad.
El Simposio de la Rama en México, la creación de secretariados de Rama, y la primera versión
del Directorio en mazo de 2006 fueron los primeros hitos de una reflexión que ha culminado en
la I Asamblea de la Rama en el 2009. El Congreso Extraordinario de la Fraternidad del 2009,
reunido para la revisión de las Constituciones, se entrelaza como el árbol y la hiedra, pues el
Directorio recoge los rasgos fundamentales del carisma Verbum Dei y los concreta en el
momento histórico de la Rama y de la vocación matrimonial y familiar.
El Directorio ha supuesto el trabajo fundamental de descubrir la integración del carisma Verbum
Dei en la peculiar vocación del matrimonio cristiano. Es síntesis que recoge la llamada de Dios
al amor vivida en el matrimonio y la llamada peculiar del carisma como dedicar nuestras vidas
al servicio de la Palabra de Dios en una familia misionera y en la Iglesia; es también síntesis
entre un estilo de vida según el seguimiento de Cristo y una normativa que orienta a una vida
fiel de la vocación a la vez que creativa; es, en fin, un instrumento perceptible de mejora, pero
al mismo tiempo es libro de la Alianza, es expresión de nuestro amor que se hace carne en una
forma concreta de vivir el amor cristiano, reconocida por la Iglesia.
Ofrecemos este Directorio a las tres Ramas de la Fraternidad y, aún más, a la entera Familia
Verbum Dei, pues el conocimiento es principio del amor mutuo: a la Rama de los Matrimonios
pues en él se concreta su forma de vivir el carisma Verbum Dei; a los demás hermanos y
hermanas en la misma identidad y misión para que nos ayuden a crear y extender esta Rama
por los cinco continentes.
La Rama de Matrimonios, se alegra de poder presentar en la fiesta de Santa Teresita del Niño
Jesús, hija de Louis Martin y Zélie Guérin, beatificados el 18 de octubre del 2008. Estos
educando a una familia numerosa, a través de pruebas, muertes y sufrimientos, manifestaron
su confianza en Dios y aceptaron generosamente su voluntad, ofreciendo a la Iglesia una
familia fecunda en el tiempo y en el espacio. Deseamos que cada una de nuestras familias y la
entera Familia Misionera Verbum Dei sea expresión del mismo amor misionero de Dios.
José Guasp y Margarita Coll
Matrimonio Responsable
5
DIRECTORIO DE LOS MATRIMONIOS
I. LA RAMA DE MATRIMONIOS MISIONEROS DE LA FRATERNIDAD MISIONERA
VERBUM DEI
1. La Fraternidad Misionera Verbum Dei, fundada por el Rev. P. Jaime Bonet Bonet, es una
institución de vida consagrada contemplativo-activa, plenamente apostólico-misionera. Su
objetivo y punto de mira es formar apóstoles de Cristo de entre las gentes de todo estado de
vida, raza, cultura y condición social, para la propagación del Reino de Dios.1
2. La Fraternidad, fundada en 1963, obtuvo en 1969 su primera aprobación diocesana en
Mallorca como una única comunidad con tres ramas. La Fraternidad Misionera Verbum Dei fue
ratificada por la Santa Sede con decreto de aprobación pontificia el 15 de abril del 2000.2
1. En la comunión de una misma Fraternidad
3. La Fraternidad Misionera Verbum Dei se configura como una estructura única formada por
tres ramas:
1) La rama de misioneras, que se consagran en exclusividad a Dios por medio de la
profesión pública de los votos de pobreza, castidad y obediencia y que viven en
comunidad la total disponibilidad misionera.3
2) La rama de misioneros, que se consagran en exclusividad a Dios por medio de la profesión
pública de los votos de pobreza, castidad y obediencia y que viven en comunidad la total
disponibilidad misionera.4
3) La rama de matrimonios misioneros que, desde la gracia sacramental del matrimonio, se
consagran a Dios según el propio estado por medio de los votos de castidad conyugal,
pobreza y obediencia, atendiendo a sus deberes para con los hijos, y viviendo la total
disponibilidad misionera.
4. El carisma Verbum Dei, desde su origen y por su propia índole, es de naturaleza eclesial.
Parte de la consagración bautismal que confiere a las tres ramas una igualdad fundamental, que
da a todos la gracia de ser hijos de Dios, discípulos y apóstoles de Cristo. La unidad de todos
los miembros en una misma Fraternidad eclesial con un mismo carisma y misión, realiza y
potencia la comunión cuando todos y cada uno viven con autenticidad la respuesta a Dios
desde su propio estado de vida.
5. En vista del mayor bien de los miembros de la Fraternidad y de su vida fraterna, los
matrimonios misioneros concretan su pertenencia a la Fraternidad en la integración a la rama
de matrimonios. La función de la rama la determinará la mayor eficacia apostólica que impulsa
a sus miembros a vivir el Reino de Dios y ayudar a vivirlo, a hacer y "hacer hacer" con gran
respeto a las personas, a fin de que todos compartan la Vida de Dios en la medida de sus
talentos y carismas personales.5
6. A todos los miembros de la Fraternidad nos une la misma vocación, ideal y compromiso
1 Cf.
CFMVD 1; Mt 28, 18-20.
Cf. CFMVD 1.
3 Cf. CIC nº 573.
4 Ibid.
5 Cf. CFMVD 7.
2
6
mutuo de aspirar a la perfección de la caridad6 y de propagar, por medio de la oración, del
ministerio de la Palabra y del testimonio de vida, este mismo amor fraterno, núcleo vital del
Reino de Dios,7 por todo el mundo. Mutuamente nos comprometemos a ayudarnos en el
seguimiento de Cristo y a reproducirle en su forma de vida y en su misión a un nivel de
radicalidad afín.8
7. El imperativo misionero de hacer discípulos de entre todas las gentes,9 asumido por cada una
de las ramas de la Fraternidad, constituye una verdadera riqueza comunitaria aportada desde
los principios de unidad, diversidad y complementariedad.
8. La suma de la fidelidad de cada miembro de las ramas en la llamada a vivir el carisma según
el propio estado, contribuye a hacer visible y patente la naturaleza eclesial de la vocación y
misión, la llamada común a la santidad, la consagración a Dios, y la necesidad y urgencia de
transmitir la fe en la familia y en todos los ambientes. Esta vivencia comunitaria se convierte, a
su vez, en llamada a la participación de todos en la instauración del Reino de Dios en este
mundo, a la transformación de la humanidad desde la vivencia de los valores y consejos
evangélicos y a la anticipación de la Vida eterna, inaugurando una nueva existencia en todos los
estados de vida.
9. Desde esta perspectiva, cada rama necesita de las demás para poder vivir su propia fidelidad
al carisma y, entre todas, mostrar la realidad de “una muchedumbre reunida por la unidad del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.10 Los matrimonios misioneros, con su testimonio de amor
indisoluble, fiel y fecundo, son un estímulo y una interpelación, para que las otras dos ramas de
la Fraternidad vivan radicalmente su consagración a Dios como alianza esponsal en
exclusividad. Las ramas célibes, por su parte, son referencia para los matrimonios
recordándoles, con su testimonio, que Dios es el único amor absoluto y definitivo.
10. Además, los matrimonios misioneros aportan al resto de la Fraternidad la riqueza de su
estado laical, su modo específico de hacer presente eficazmente a Cristo en su amor conyugal,
así como la peculiaridad de su espiritualidad y testimonio que manifiestan la faceta del amor
familiar de nuestro Dios trinitario. Por su parte, los matrimonios reciben la abundante gracia que
Dios les brinda a través de las otras ramas, unidas con un corazón indiviso a Cristo para el
servicio incondicional de todo el pueblo de Dios: tanto desde la vida consagrada como desde el
ministerio ordenado.
11. La misión, vivida corresponsablemente con las otras ramas de la Fraternidad, es
enriquecimiento mutuo, signo y testimonio, un “quasi sacramento” de la vida trinitaria para la
Iglesia y el mundo, así como riqueza para los discípulos.11
12. La Fraternidad Misionera Verbum Dei se compromete a defender y garantizar la
consagración y misión de sus miembros, acompañándolos en la perseverancia de su vocación
para realizar la misión que la Iglesia ha encomendado a la Fraternidad.
13. La Fraternidad Misionera Verbum Dei es parte esencial de la Familia Misionera Verbum Dei,
a la cual pertenecen otros fieles que comparten la misma espiritualidad y misión.12 La
Fraternidad impulsa, guía, es garante, y está al servicio de la Familia; y unida en un mismo
espíritu evangélico, realiza en ella su genuina identidad apostólica. La Familia Misionera Verbum
6
Cf. LG 40; 42.
Cf. Jn 13,34-35; 15,12. 17.
8 Cf. CFMVD 4.
9 Cf. Mt 28,19.
10 LG 4.
11 Cf. CFMVD 59.
12 Cf. CFMVD 2.
7
7
Dei está vinculada a la Fraternidad por la normativa adecuada que ésta le proporciona.13
2. En la comunión de la rama
14. La rama de matrimonios misioneros está formada por matrimonios que, desde su estado
laical, se dedican plenamente a la evangelización según el carisma y misión Verbum Dei a través
de la oración, del testimonio de vida y del ministerio de la Palabra, profesando los consejos
evangélicos de castidad conyugal, pobreza y obediencia, desde la vivencia del sacramento del
matrimonio.14
15. Cada matrimonio misionero Verbum Dei ha experimentado la llamada de Dios a vivir una
especial consagración en el carisma misionero Verbum Dei. Esta llamada supone la aspiración a
la perfección del vínculo matrimonial y al cumplimiento de los deberes familiares, así como la
realización de una misión recibida en el seno de la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Dicha
llamada se concreta, según el espíritu del fundador, en la aspiración a poner la Palabra de Dios
en el centro de sus vidas, viviendo una vida orante, concretando la voluntad de Dios cada día de
forma personal, conyugal y familiar, y en el anuncio continuo del evangelio y dedicación a la
misión.
16. Como rama, su identidad manifiesta ante la Iglesia y el mundo un testimonio personal y
comunitario de la gracia de la vocación universal al seguimiento de Cristo, plasmado desde el
propio estado de vida matrimonial y la misión específica Verbum Dei.
17. El fin propio de la rama de matrimonios misioneros, al igual que el de las otras dos ramas,
es seguir fielmente a Cristo en la predicación de la buena nueva del Reino de Dios15 y revelar
vivencialmente el rostro personal y comunitario de Dios uno y trino.16
18. En la rama de matrimonios misioneros, sus miembros encuentran su comunidad formativa y
el acompañamiento espiritual que les ayuda a crecer y perseverar. La rama vela para que cada
miembro logre desarrollar y aplicar todos los talentos que Dios le ha dado, a fin de hacerlos
fecundos y eficaces al servicio del Reino. Llamados a la santidad, los matrimonios misioneros
viven en comunión entre ellos, con las otras ramas y con toda la Iglesia.17
II. LA MISIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS EN LA IGLESIA
1. En la Iglesia y para la Iglesia
19. Desde una adhesión y comunión con la Iglesia universal, manifestada en un entrañable y
efectivo amor filial, los matrimonios misioneros se regirán en todo lugar y tiempo por el
Magisterio de la Iglesia mostrando siempre, de palabra y de obra, un sincero amor al Santo
Padre y los legítimos Pastores. En colaboración con los Obispos de las Iglesias locales, ejercerán
y ofrecerán generosamente el don del carisma.18
20. Del amor a Cristo brota un gran amor a la Iglesia, participando de sus inquietudes,
aspiraciones, gozos y sufrimientos. La vivencia plena de nuestra vocación y de nuestro carisma
13
Cf. PACFMVD 9.
Cf. VC 62; 30b; PACFMVD 3.
15 Cf. Lc 4,43; FC 49.
16 Cf. CFMVD 11.
17 Cf. CFMVD 103.
18 Cf. CFMVD 6; 12-13.
14
8
propio será la primera manifestación de la comunión con la Iglesia local,19 teniendo en cuenta
sus necesidades, proyectos y actividades pastorales comunes de la Iglesia diocesana,
estableciendo una comunión de conocimiento y mutuo enriquecimiento. De igual manera,
estaremos atentos al sentir de la Iglesia universal, presentando especial atención a las
sugerencias y magisterio del Santo Padre.
2. El carisma específico
21. Los miembros de la rama asumen la participación en la misión universal de la Iglesia20 de
acuerdo con el mandato de Jesús: “Id y haced discípulos de todas las gentes”.21
22. La Fraternidad Misionera Verbum Dei procurará que todos sus miembros logren
personalmente y como rama la mayor eficacia en la propagación, crecimiento y consolidación de
la fe entre todos los pueblos, atendiendo siempre las orientaciones de la Iglesia y a los "signos
de los tiempos",22 abiertos al constante dinamismo renovador del Espíritu, guía y fuente de
vida.23
23. Conscientes de que la predicación de la Palabra viva de Dios pone a las personas en contacto
con Cristo y que hacemos discípulos de Cristo cuando le “conocen”, le siguen y hacen, a su vez,
otros discípulos,24 los matrimonios misioneros, con el lema de los primeros discípulos de Jesús:
"Orationi et ministerio verbi instantes"25 y el espíritu de la primera comunidad cristiana, concretan
y centran su misión específica en la Palabra de Dios: Orar la Palabra, asimilándola hasta hacerla
vida propia, transformándonos en ella y enseñándola así a los demás,26 para que la oren, la vivan
y la enseñen vivencialmente a otros.27
24. El mismo nombre “Verbum Dei” evocará constantemente al matrimonio misionero su doble
tarea: reproducir vivencialmente al Verbo de Dios hecho hombre, identificándose lo más posible
con la persona de Cristo. Y a la vez, como consecuencia propia, la urgencia por propagar este
mismo amor de Jesús que los convierte en sus testigos por todo el mundo. Así entenderán la
vida verdaderamente apostólica como una vida abundantemente contemplativa28 que, de forma
espontánea y necesaria, propaga como fuego abrasador, la Palabra transformada en la VidaAmor difusivo de Cristo.29
25. En la rama de los matrimonios misioneros, el sacramento del matrimonio y el carisma
Verbum Dei se integran armónicamente. Los elementos esenciales del sacramento –amor,
unidad y fecundidad, fidelidad e indisolubilidad– se enriquecen con la vivencia del carisma. A su
vez, el carisma no sólo ayuda a vivir el sacramento, sino que lo potencia grandemente e impulsa
al matrimonio a permanecer en la unión con Dios y a proclamar, con la vida y la palabra, la
buena noticia de la que es portadora la familia cristiana.
19
Cf. VC 48-50.
Cf. AG 36; 41; FC 54; ChL 35.
21 Mt 28, 19; Cf. CFMVD 9.
22 Mt 16, 3.
23 Cf. CFMVD 6; Ef 4, 23; LG 7; 9; UR 2.
24 Cf. CFMVD 10.
25 Hch 6, 4.
26 Cf. Mt 28, 20.
27 Cf. 2 Tm 2, 2.
28 Cf. CFMVD 16; NCIC 2700-2719.
29 EVD 68-69.
20
9
3. Medios del carisma específico
26. El matrimonio misionero Verbum Dei consagra su vida a Dios en este carisma, a través de la
oración, el ministerio de la Palabra y un testimonio de vida evangélica, como medios esenciales
para la mayor eficacia en el anuncio, crecimiento, consolidación y propagación del Reino.30
3.1 Desde la oración31
27. El espíritu propio de la oración en el Verbum Dei, tal como lo reflejan las constituciones,
genera un modo particular de orar que se caracteriza por el diálogo vivo, íntimo y comprometido
con Dios por medio de su Palabra.
28. La Palabra de Dios, escuchada, asimilada, vivida y anunciada constituye el dinamismo
esencial de la oración del matrimonio misionero Verbum Dei, como acogida y transmisión de la
Vida-Amor de Dios.32
29. Los matrimonios misioneros procurarán hacer real una vida contemplativa desde sus
diversas situaciones familiares. Una vida de oración intensa no se reduce a orar cuando se tiene
tiempo, sino que se busca el tiempo de estar con el Señor, con la firme decisión de no dejarlo y
volver siempre a Él. En el ejercicio personal de oración inicia ya esa contemplación, como
escucha de la Palabra de Dios, dialogo familiar con Dios, lectura, meditación e inicio de su
vivencia. No se puede meditar en todo momento, pero sí se puede entrar siempre en
contemplación, independientemente de las condiciones de salud, trabajo o afectividad, dando
así testimonio de que una vida de contemplación es la expresión más sencilla del misterio de la
oración.33
30. La praxis de oración de los matrimonios misioneros, contempla tanto el ejercicio de oración
personal y un ambiente interior de vida de oración, como la oración en familia y comunitaria.34
31. Tanto el verdadero seguimiento personal de Jesús de cada uno de los cónyuges, como la
realización de la íntima comunidad matrimonial de vida y amor,35 no pueden nacer más que de
la unión vital de cada uno con Dios en Cristo.36 Cada uno de los esposos está llamado a ser
icono de Cristo para el otro cónyuge, y juntos serlo para la familia y para los demás ayudándose
mutuamente en la identificación con Él.37 El diálogo íntimo con Dios abre un horizonte de mayor
contenido, profundidad y riqueza en el diálogo matrimonial y familiar.38
32. El crecimiento y desarrollo de la rama depende, fundamentalmente, de la profunda vida
espiritual de cada uno de sus miembros, nutrida especialmente de la oración y de la vida
sacramental.39
33. Ser Cristo es el supremo ideal al que aspira el matrimonio misionero en su realidad
conyugal y familiar y que presenta a toda persona en su predicación y apostolado. Tal fue el
designio de Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos eligió en Él antes de la
fundación del mundo y nos predestinó a reproducir la imagen de su Hijo.40 En comunión con
Jesús entregado por todos, deberá transmitir sólo el Amor-Vida de Cristo, sin adulteración ni
30 Cf.
CFMVD 8.
CFMVD 15-27.
32 Cf. FC 51.
33 Cf. NCIC 2709-2719.
34 Cf. CFMVD 17.
35 Cf. GS 48.
36 Cf. Nota de la Biblia de Jerusalén a 1 Jn 1, 3.
37 Cf. Ef 5,25-28; CFMVD 21; EVD 93.
38 Cf. EN 76.
39 Cf. CFMVD 19.
40 Cf. Ef 1, 3-6; Rm 8, 29.
31 Cf.
10
rebajas, haciendo realidad las palabras de Jesús: "Quien a vosotros escucha, a mí me
escucha".41 "Quien a vosotros recibe, a mí me recibe".42
34. La unión íntima con Dios integra y da una nueva dimensión a todos los ámbitos de la vida
personal, matrimonial, familiar, eclesial, laboral y social del matrimonio misionero. El diálogo
permanente con Dios, compartido entre los esposos, convierte al matrimonio en una comunidad
de vida y amor que se va capacitando para acoger y transmitir con eficacia el evangelio.43
35. Una vida de fe viva y probada supone necesariamente un ambiente habitual de comunión
fraterna, de caridad y de paz, que favorezca la gradual y profunda asimilación de la verdad y
amor de Dios, y suscite en el hogar un clima alegre, confiado, abierto, fecundo y lleno de la
presencia íntima del Señor.44
36. El testimonio de vida como matrimonio misionero se apoya en la integración de la oración y
la vida, por lo que no debe disociarse jamás la contemplación de la acción, la vida de fe y la vida
matrimonial y familiar con todo lo que ella conlleva.
37. El matrimonio misionero, desde una pedagogía adecuada, y con la ayuda de la gracia de
Dios, hará lo posible para que su hogar se convierta en una escuela de oración y de fe,
verdadera Iglesia doméstica,45 donde gradualmente y según la capacidad de cada uno, los
miembros de la familia vayan llegando a ser amigos de Dios. Esta escuela de amistad con Dios y
de encarnación de su Palabra, se concreta en momentos sencillos de oración con los hijos,
según las distintas edades: en la iniciación de los niños en la lectura de la Palabra de Dios, en la
bendición de los alimentos, la participación en los sacramentos y en actividades de apostolado,
en la vivencia de los tiempos litúrgicos, la catequesis en las diversas etapas de la vida y otras
prácticas de oración y comunión con Dios.
38. Como padres, suscitarán momentos de diálogo familiar, ayudando y estimulando a los hijos
a la oración y a la intimidad con su Padre Dios y con su Madre María.46 Como cooperadores de
la gracia y testigos de la fe, su misión estará dedicada, en primer lugar, a sus hijos, a quienes
están llamados a educar en la fe,47 por medio de la oración en familia, la palabra y el testimonio,
dándoles en herencia los valores del Reino.48
39. El matrimonio misionero alimenta su vida espiritual y potencia su vocación a través de unos
medios de espiritualidad. Los medios específicos que se comprometen a vivir son:
1) Una hora de ejercicio diario de oración personal.
2) El rezo diario de laudes o vísperas.
3) La frecuente participación en la eucaristía.
4) El rezo del rosario cada día.
5) Acudir frecuentemente al sacramento de la reconciliación.
6) Retiro semanal y retiro mensual más prolongado.
41 Lc
10, 16.
10,40; Cf. Mc 9,37; Lc 9,48; Jn 13,20; CFMVD 21.
43 Cf. FC 52.
44 Cf. EVD 87.
45 Cf. FC 49.
46 Cf. AA 11; FC 59-62.
47 Cf. AA 11; FC 52-53.
48 Cf. Mt 5,3; 6,33; 13,44-46.
42 Mt
11
7) Ejercicios espirituales anuales, dirigidos por miembros de la Fraternidad, de un mínimo de
una semana.
8) Revisión de vida conyugal con la frecuencia necesaria.
9) Revisión de vida frecuente entre personas del mismo sexo, a ser posible de la rama.
10) La dirección espiritual o acompañamiento, que se realizará con personas escogidas en
diálogo con los responsables y que podrá ser con miembros de la Fraternidad o con otras
personas de fuera, siempre que sea conveniente y después de un discernimiento
adecuado.
En su compromiso, el matrimonio responderá a la diversa situación de la familia, desde el
diálogo conyugal y en discernimiento de los esposos con los responsables correspondientes.
3.2 Ministerio de la Palabra49
40. La misión específica de los miembros de la rama de matrimonios misioneros es el anuncio
de la Palabra de Dios, formando apóstoles de Cristo y generando comunidades de vida
evangélica y evangelizadoras.50
41. Desde una vida verdaderamente orante, la Palabra que se escucha y la Palabra que se
transmite, deberán unificarse de tal forma que lleguen a constituir una misma y sola actividad –
una misma y sola Vida-Amor–, la misma y única Palabra: Cristo. Entonces el tema es Cristo y
Cristo es quien da el tema. Oración y misión constituirán así una misma y sola vida y
transmisión de la misma Vida, convirtiendo toda nuestra existencia en Palabra viva de Dios.51
42. El deseo de formar apóstoles de entre todas las gentes52 es el elemento específico de la
misión de los matrimonios misioneros al mismo tiempo que una intencionalidad y un método.
Nuestra tarea de formar apóstoles de Cristo intenta responder a los deberes y derechos que
toda persona tiene desde su bautismo: “Todos los cristianos, en virtud de su bautismo, están
llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”.53
43. La formación de apóstoles es un proceso gradual e integral, de modo que la Palabra que se
da, además de ser una Palabra que anuncia, ilumina, anima o corrige, es también una Palabra
que forma, y educa.54 La formación ayudará a suscitar el apóstol de Cristo que la persona lleva
dentro, reconociendo que en el corazón de toda persona están las semillas del Verbo.
44. Para la Fraternidad, la dedicación a la predicación del Reino de Dios tiene como
consecuencia la formación de comunidades de vida evangélica y evangelizadoras. Seguiremos el
ejemplo de San Pablo, quien iba fundando comunidades y dejaba al frente a discípulos que
daban continuidad a dichas fundaciones, colaborando en su crecimiento, madurez, organización
y fecundidad apostólica. Así, la intención de nuestra misión es lograr una evangelización estable
en el mayor número posible de lugares. Para ello, será necesaria una labor conjunta entre las
ramas y las personas del lugar, que vamos formando y ayudando en su capacitación misionera.
45. Los medios y métodos mejores para el ejercicio del ministerio de la Palabra serán aquellos
49 Cf.
CFMVD 28-45.
CFMVD 1; 10; 43; 50.
51 CFMVD 35.
52 Cf. CFMVD 1.
53 Documento Conclusivo de Aparecida, V Conferencia Episcopal de Latinoamérica y El Caribe nº 10. Cf. CFMVD 41 y 43.
54 Cf. 2 Tim 4, 2; 3, 14-17.
50 Cf.
12
que llevan más eficazmente a la comunión con Dios:
1) Los ejercicios espirituales y las escuelas de apóstoles, serán los métodos habituales de
evangelización, además de ser los más profundos y eficaces que usemos en nuestro
ministerio de la Palabra.
2) Otros elementos esenciales del patrimonio carismático son: las convivencias, la escuela de
la Palabra, la predicación del temario de vida y amor, los grupos de revisión de vida y la
predicación de pautas para la oración.
A través de estos instrumentos ayudaremos a las personas para que aprendan a discernir la
voluntad de Dios,55 a aspirar a la perfección en el amor56 y a predicar la buena nueva del Reino57
en la medida de sus posibilidades.58
3.2.1 La misión en la propia familia
46. La misión específica de la rama de los matrimonios misioneros Verbum Dei integra todos los
aspectos de la vida matrimonial y familiar. El matrimonio misionero manifiesta que es posible
plasmar el proyecto que Dios tiene para la familia.
47. El amor conyugal, a la luz del carisma Verbum Dei, se expresa en un proyecto de vida en
común que se inspira en la escucha de la Palabra de Dios y se manifiesta, en primer lugar, en la
mutua comunicación de la Palabra orada y vivida, irradiándose desde ahí a la propia familia y a
todos. En un clima de confianza mutua compartirán los proyectos, dificultades y logros de su
vida matrimonial y de fe, orando juntos e integrando desde la oración las múltiples facetas de su
vida familiar y apostólica.59
48. El amor conyugal se expresará también en una entrega y disponibilidad total al cónyuge,
creando una profunda relación de amor y de comunión entre los esposos, la cual implica una
actitud mutua de perdón y misericordia. El matrimonio misionero cuidará para que en su vida
cotidiana existan espacios de compartir y de entrega mutua que profundicen y consoliden el
amor entre ellos.60
49. El matrimonio misionero consagra su tiempo, su vida y sus energías a la obra de la
evangelización61 y procura que todos los miembros de la familia participen en la tarea de
evangelizar, respetando la libertad y el proceso de cada uno. Su dedicación y consagración a
Dios adquiere siempre un alcance apostólico-misionero: por ellos y para ellos62. Desde una
pedagogía conyugal y familiar, el matrimonio integra aspectos de ternura, delicadeza, tolerancia
y profetismo que permite la unidad de la vivencia del carisma en la diversidad, ya sea entre los
miembros de la familia como con otras familias.
50. El matrimonio misionero promoverá la unidad y comunión familiar teniendo en cuenta el
momento familiar y las diversas etapas que cada uno de sus miembros vive.
51. Conscientes de que como padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, los
matrimonios misioneros, llamados a ser formadores de discípulos y apóstoles, procurarán
55 Cf.
Rm 12, 2.
Mt 5,48; LG 40 y 42.
57 Cf. Lc 9, 2.
58 Cf. CFMVD 42-43.
59 Cf. FC 62.
60 Cf. FC 13.
61 Cf. EN 71; LG 17.
62 Cf. Jn 17, 19.
56 Cf.
13
convertir sus hogares en auténticas escuelas de fe y de vida evangélica63 donde sus hijos
aprendan, conozcan, vivan y compartan los valores esenciales de la vida humana, el amor y el
servicio, la comunión y el respeto, y sean introducidos progresivamente en el descubrimiento del
misterio de Dios y en el diálogo personal con Él.64 En función de ello deben buscar los medios
más adecuados que les ayuden a promover la fe de sus hijos: actividades de apostolado Verbum
Dei adaptadas a sus edades; el tipo de escuelas más apropiadas; catequesis, grupos,
asociaciones, etc.
52. A la paternidad responsable propia del matrimonio cristiano, se une la fecundidad espiritual
específica del carisma misionero Verbum Dei. Los hijos, compartiendo en familia la oración, el
testimonio de vida y la misión con su padre y su madre, aprenden a vivir una fe viva. Su vida
busca expresar el amor trinitario de nuestro Dios. El matrimonio misionero ejercita su
paternidad y maternidad espiritual universal creando hogares de puertas abiertas.65
53. Un aspecto importante de la misión evangelizadora de los padres es la ayuda en el proceso
de discernimiento de la vocación peculiar de cada uno de sus hijos.66 Favorecerán que su hogar
pueda llegar a ser un “semillero” privilegiado de vocaciones a la vida cristiana plena en cualquier
estado de vida: celibato, sacerdocio, matrimonio cristiano y vida consagrada.67 Ello requiere
oración y acompañamiento para que cada uno encuentre, con sinceridad ante Dios, su camino
en la vida.
54. El matrimonio participa también en la educación en la fe de otros miembros de la familia
extensa, siendo padrinos, acompañando a los enfermos con la oración y el afecto, auxiliando a
los mayores o necesitados, desde el testimonio de fe y anuncio en los momentos especiales de
la vida familiar: nacimientos, enfermedades, fallecimientos, celebración de los sacramentos.
3.2.2 Evangelizar las familias
55. Un importantísimo campo de misión de los matrimonios misioneros es el anuncio, con
alegría y convicción, de la buena nueva de la familia como riqueza y expresión del Reino. El
matrimonio se empeña en defender y promover los valores y exigencias de la familia, y en
consecuencia se compromete en la evangelización en el ámbito familiar.68
56. Algunos campos de evangelización en el ámbito familiar son: el acompañamiento en la fe de
los niños, de los adolescentes, los jóvenes, los novios, los matrimonios en sus diversas etapas, y
la ayuda a las familias en su diversidad de situaciones y retos. En este campo, los matrimonios
tratan de manifestar con delicadeza, a la vez que con vigor, que la fe es la mejor ayuda y la
Palabra de Dios da respuestas a cada situación.
57. La preparación para los sacramentos constituye un método de acercamiento a la fe de la
gente para llevarles a un encuentro personal con Cristo. Nuestra intencionalidad misionera
buscará ayudar a que los más posibles también sean igualmente catequistas y evangelizadores
una vez recibidos los sacramentos.
3.2.3 A todas las gentes
58. La participación de los matrimonios misioneros se podrá extender, en diálogo con sus
63
Cf. FC 36 y 37.
FC 60.
65 Cf. FC 41.
66 Cf. LG 11.
67 FC 54.
68 Cf. FC 86.
64 Cf.
14
responsables respectivos y desde la peculiaridad del carisma, a diversos ámbitos de pastoral de
las diócesis tales como: la participación en las parroquias, la delegación de misiones, pastoral
profética y espiritual, pastoral juvenil, familiar, universitaria, diálogo ecuménico, diálogo
interreligioso, encuentros mundiales de jóvenes o de familias, etc.
59. La acción misionera de la familia incluirá también el primer anuncio de la Palabra a personas
alejadas de la fe o de la Iglesia, entrando en contacto con las personas en los lugares de
trabajo, ocio, enseñanza, y otros ámbitos, acercándolas a la fe.
60. Desde el carisma específico Verbum Dei, la misión de los matrimonios misioneros se amplía
con una clara influencia en el mundo socio-económico, laboral, político, cultural, lúdico, artístico,
educativo, desde una adecuada inserción en el ambiente donde se encuentran. El grado de
participación en nuestro entorno tendrá que ser discernido con los responsables
correspondientes, en tanto en cuanto no perjudique nuestra llamada fundamental al matrimonio
y al carisma Verbum Dei.
61. El matrimonio misionero, desde un corazón universal y respetando siempre el proceso que
vive la familia, así como la cobertura de sus necesidades básicas, vivirá disponible para ser
enviado en misión, incluso cambiando la residencia o el país, ahí donde la rama lo considere
conveniente y de acuerdo con los cauces de obediencia indicados en las constituciones y en este
directorio.69
3.2.4 Creadores de la Familia Misionera Verbum Dei
62. La predicación de un matrimonio misionero convencido y enamorado de Cristo, está
orientada a generar un movimiento eclesial Verbum Dei, despertando vocaciones en cualquier
estado de vida y configurando la Familia Verbum Dei, acompañando a los discípulos hacia su
madurez humana y cristiana, desde la paternidad y maternidad espiritual.
63. La vivencia de la consagración a Dios del matrimonio misionero y su acción apostólica,
genera un ambiente familiar propicio para el crecimiento de la fe y la formación de apóstoles en
la Familia Misionera Verbum Dei, además de constituirse en testimonio claro de los nuevos lazos
que crea la Palabra: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y
la ponen en práctica”.70
64. Los responsables de la Fraternidad y de cada una de las ramas, conscientes de la riqueza de
la eclesialidad, harán lo posible para promover que las tres ramas se apoyen mutuamente en
sus labores apostólicas concretas:
1) Así, al decidir los destinos a dar a los matrimonios misioneros, misioneros y misioneras,
los responsables tendrán en cuenta la complementariedad en vistas a la labor apostólica
conjunta.
2) Discernirán, además, en cada lugar donde ejercen su ministerio, la forma más eficaz de
trabajar en equipo con las otras ramas, compartiendo necesidades, inquietudes y
también recursos (revisiones de vida, acompañamientos personales, ejercicios
espirituales, escuelas de apóstoles, casas de ejercicios, etc.), para que la misión sea lo
más eficaz posible.
65. Los matrimonios misioneros acompañarán a miembros de la Familia Misionera Verbum Dei
69
70
Cf. FC 54.
Lc 8, 21.
15
en su crecimiento espiritual; promoverán la generosidad y corresponsabilidad progresiva de la
Familia y unidos buscarán los mejores medios para la misión. Los matrimonios misioneros
cultivarán actitudes de apertura y receptividad a los dones que los miembros de la Familia
puedan aportarles para el desarrollo de la misión y de la rama.
3.3 Testimonio de vida evangélica
66. Siguiendo muy de cerca a Jesús, que “empezó a hacer y enseñar”,71 procuraremos que
nuestra predicación vaya siempre precedida y acompañada de un claro testimonio de vida
evangélica que acredite y confirme la fe que predicamos y el Reino que queremos hacer
presente.72
67. El matrimonio misionero Verbum Dei se inspirará en la vida y amor trinitario, en el estilo de
la familia de Nazaret y de las primeras comunidades cristianas,73 manifestando con gozo la
grandeza de la vocación matrimonial y la alegría de servir a Dios y a la Iglesia desde el carisma.
68. Nuestra consagración y primer testimonio deberá presentar, hecha vida palpable, la
existencia de un Dios personal que, en Cristo, seduce, cautiva y colma nuestra existencia ya en
este mundo. Demostrará, además, que la vivencia de su amor hace presente su Reino en la
humanidad que se une en Él, haciendo de todos uno. Este es, en efecto, el distintivo e identidad
de los verdaderos discípulos y la característica propia de la comunidad cristiana: “La multitud de
creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma”.74
69. Nuestro testimonio de vida empezará por aquellas verdades y Vida que pretendemos
propagar a todos los hombres. En primer lugar, seremos testigos del Reino: testigos del amor
entre nosotros y de la gratuidad de este amor, dando razón del origen y manantial del amor
personal de Dios, que percibimos y experimentamos a través de la oración y el trato
interpersonal con Él.75
70. Nuestro estilo de vida deberá ser la mejor prueba de que sólo Dios nos une en fraternidad y
responde y llena las aspiraciones y ansias de amor de nuestro corazón. Seremos testigos ante el
mundo de que, quien conoce y tiene a Dios, no puede menos de amar gratuita y fraternalmente
a todos porque nada le falta; sólo el Amor basta.76
71. Nuestro mundo precisa, y la evangelización requiere, ser testigos del proceso de
“cristificación” de nosotros mismos con la dinámica de progresos y retrocesos, de deserciones y
conversiones constantes, de tensiones continuas entre la carne y el espíritu77, entre la razón y la
fe, entre el sentir del mundo y el sentir de Dios y de su Iglesia, intentando sin desfallecer, llegar
a la “madurez de la plenitud de Cristo”78.
72. La encarnación de la Palabra en la vida del matrimonio misionero, se concretará en una vida
de caridad como centro e hilo conductor de la existencia en todos sus ámbitos. Sin olvidar que
la caridad que nace del evangelio, se concreta también en un esfuerzo continuo por vivir los
valores y virtudes humanas básicas: una pobreza acogedora, la humildad y alegría, la
educación, el orden, el testimonio del amor matrimonial creciente y de un amor paternomaterno reflejo del amor de Dios, la construcción de un hogar cálido, la fortaleza y la paz al
71
Hch 1, 1.
Cf. CFMVD 46.
73 Cf. Hch 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16; 18,2; Rm 16,3-5; 1 Co 16,19; CFMVD 58.
74 Hch 4, 32; Cf. CFMVD 47.
75 Cf. CFMVD 51.
76 CFMVD 52.
77 Cf. Ga 5, 16 ss.
78 Ef. 4, 13; Cf. BIVD.
72
16
afrontar las dificultades de cada día, la disponibilidad, la generosidad, la responsabilidad en el
trabajo, la solicitud por una familia que es universal, etc.
73. La certeza del amor poderoso de Dios79, la relación que brota de este amor y el proceso de
asimilación hasta hacerlo vida propia, hacen brotar en los matrimonios misioneros una paz y una
alegría tales, que se convierten en la mejor invitación para que otros quieran conocer a Dios.
4. Las obras propias de la rama de matrimonios misioneros Verbum Dei
74. La rama de matrimonios podrá realizar iniciativas pastorales, fundar y dirigir todas aquellas
instituciones, asociaciones y otras obras propias que juzgue necesarias para el desarrollo de su
misión específica y la formación de sus miembros, así como realizar otras actividades conjuntas
que crea convenientes.80
75. Para poder realizar su misión, la rama podrá contar con espacios o estructuras convenientes
para facilitar la puesta en marcha del carisma Verbum Dei. Entre ellas, están las casas de
espiritualidad y formación misionera, asociaciones y fundaciones civiles, cooperativas, empresas,
y otras instituciones que contribuyan a la misión de la Fraternidad.
III. LA ESPIRITUALIDAD DE LA RAMA DE MATRIMONIOS VERBUM DEI
76. La llamada universal a la santidad y la búsqueda común para vivir la plenitud de la
consagración bautismal, fundamentan la dimensión contemplativo-misionera de la espiritualidad
Verbum Dei. Desde ella, la Fraternidad Misionera Verbum Dei, desea manifestar el espíritu de la
primera comunidad cristiana, de los doce apóstoles en su dedicación a la oración y ministerio de
la Palabra, y el incansable ardor misionero de San Pablo, en su anuncio de la Palabra y
construcción de comunidades evangelizadoras.
77. La vida de cada uno de los cónyuges, centrada en la persona, vida y evangelio de Cristo, irá
tomando necesariamente la espiritualidad fundamental de Jesús en su actitud orante, que hace
del Hombre-Dios un adorador del Padre y, desde el Padre, una donación y entrega en su misma
misión de anunciar el Reino de Dios: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva”.81
78. Los esposos cristianos, por el sacramento del matrimonio, reciben una gracia especial que
les capacita para vivir el amor humano de un modo radicalmente nuevo. Por dicha gracia son
investidos de una peculiar consagración que les ayuda a vivir su vocación y a poder, a su vez,
ayudar a otros a vivir el plan de Dios sobre sus vidas.82
79. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros integran la llamada de Dios a ser
Verbum Dei y la gracia específica del sacramento del matrimonio en una misma vivencia y
espiritualidad contemplativo-misionera, centrada en la Palabra de Dios y en el seguimiento de
Cristo en su misma misión desde su estado propio matrimonial. De la misma llamada de Dios
nacen la gracia y la exigencia de una auténtica y profunda espiritualidad conyugal y familiar, que
ha de inspirarse en los motivos de la creación, de la alianza, de la cruz, de la resurrección.83
79
Cf. Rm 8, 31-39.
Cf. CFMVD 91.
81 Lc 4, 18; Cf. EVD 205.
82 GS 48.
83 Cf. FC 56.
80
17
80. El sacramento del matrimonio ofrece un modo de presencia sacramental de Cristo que es
única y específica del mutuo amor conyugal entre los esposos cristianos, la cual genera un
ambiente peculiar de fe y de comunión, favoreciendo la vida de unión con Dios en lo cotidiano
de la vida familiar y apostólica. De ahí brota un modo peculiar de oración personal, determinada
por el misterio de unidad y fecundidad conyugal, que se desarrolla desde su realidad existencial
y en donde Dios los va configurando como esposos, padres y misioneros.
81. El diálogo conyugal, ejercicio básico para desarrollar la vocación matrimonial, es exigencia
ineludible para ser uno en el matrimonio. Los matrimonios misioneros, marcados por la fuerza
de la Palabra de Dios en su vida personal, matrimonial, familiar y misionera, lo practicarán
asiduamente como condición de comunión y consagración, para ayudarse a discernir y hacer la
voluntad de Dios y vivir la plenitud de la vocación matrimonial misionera. A la vez, será la mejor
escuela viva de diálogo para sus hijos y discípulos.
82. El matrimonio misionero comparte un mismo proyecto conyugal, familiar y misionero. Esta
apertura y comunicación total entre esposos al compartir la misma Vida de Dios84 implica,
necesariamente, que el matrimonio misionero lleve a cabo con frecuencia la revisión de este
proyecto de vida. Abiertos a la Palabra de Dios y a las inspiraciones del Espíritu, actualizan su
plena disponibilidad a cada paso buscando, con oración y diálogo, revisar sus opciones en
fidelidad a la llamada de Dios.
83. Los esposos, como matrimonio cristiano, están llamados a santificarse juntos. Ésta es la
característica propia de la espiritualidad conyugal: cada cónyuge es la ayuda adecuada para el
otro,85 caminando unidos hacia Dios y siendo escuela de formación para los hijos. Cada miembro
de la familia es camino y causa de gracia y de salvación para el otro. Juntos han de testimoniar
el amor, la unidad, la fidelidad y han de construirlo cada día más y mejor.86
84. El matrimonio misionero Verbum Dei trabaja diariamente para integrar en su vida el
dinamismo de la Palabra, como motor que construye su matrimonio, su familia y como
herramienta para realizar la misión: dinamismo que consiste en escuchar la Palabra, orarla,
asimilarla, vivirla y compartirla en comunidad; en anunciarla y enseñarla a otros de forma que a
su vez también la enseñen. El culmen del dinamismo de la Palabra de Dios consiste en su
celebración litúrgica, donde adquiere toda su plenitud.
85. Las fuentes de la espiritualidad Verbum Dei, de las cuales beben los matrimonios misioneros
y en las cuales cimientan su entrega, son: la inhabitación de la Trinidad, la Santísima Eucaristía,
Cristo crucificado-Cuerpo Místico de Cristo y María.87
86. Estas fuentes de espiritualidad, detalladas en las constituciones y otros documentos de la
Fraternidad, están basadas en la Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio de la Iglesia. Los
matrimonios misioneros las plasmarán en su vida conyugal y familiar con toda la novedad que
ello conlleva, haciendo de su hogar una verdadera escuela de Vida y Amor.
87. La identidad del matrimonio misionero Verbum Dei se configura a través de la práctica
habitual de los cuatro ejercicios que modelan nuestra espiritualidad: a) ejercicio de oración; b)
ejercicio de fraternidad; c) ejercicio de cruz-humildad; d) ejercicio de ministerio de la Palabra.
88. Los matrimonios misioneros Verbum Dei cuentan con los medios propios de la espiritualidad
Verbum Dei y con otros medios que les ayudan a vivir de forma armónica y creciente la llamada
del sacramento del matrimonio y la llamada del carisma Verbum Dei.
84
Cf. Jn 15, 15.
Cf. Gn 2, 18.
86 Cf. FC 56.
87 Cf. CFMVD 57.
85
18
IV. LA CONSAGRACIÓN Y LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS EN LA RAMA DE
MATRIMONIOS88
89. Los matrimonios misioneros Verbum Dei, desde la gracia del sacramento del bautismo y del
matrimonio, entregan a Dios su vida a través del carisma Verbum Dei, y asumen con votos la
práctica de los consejos evangélicos expresada en las constituciones y especificada en este
directorio de la rama.
90. Los votos de los matrimonios misioneros Verbum Dei coinciden con los de los miembros
célibes de las otras dos ramas en su origen evangélico, en su espíritu y en su finalidad
apostólica, tal y como está expresado en las constituciones; si bien, en cada una de las ramas
de la Fraternidad, la vivencia de los consejos evangélicos adquiere una peculiaridad propia y
característica, según su propio directorio.
91. Al ser parte de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, que es una institución de vida
consagrada, los matrimonios misioneros aportan, en su diversidad, la credibilidad de que el
carisma de oración y ministerio de la Palabra está abierto a todos los estados de vida. Acercan
al mundo contemporáneo el valor de la consagración bautismal a Dios en la misión, como una
realidad muy cercana a todo el pueblo de Dios, tan necesaria y urgente en el mundo de hoy;
manifiestan, así mismo, la vocación universal a la santidad a través de una vivencia radical del
bautismo y del matrimonio ratificando esta llamada con votos, con el deseo de visibilizar ante el
mundo el amor de Cristo por la Iglesia.
92. La consagración a Dios, a través de la práctica de los consejos evangélicos, es para los
miembros de la rama de matrimonios, concreción del seguimiento fiel a Jesús y de la obediencia
total, activa y responsable al Espíritu Santo, dedicándose plenamente a la propagación de la
buena nueva del Reino de Dios a través de la oración, del ministerio de la Palabra y del
testimonio de vida.
93. Para los matrimonios misioneros, cuyo fin es reproducir a Cristo en su vida y misión de
anunciar el Reino, la vivencia de los consejos evangélicos se convierte en la prueba y argumento
más palpable de la existencia, fuerza, valor y poder de Dios en el matrimonio y en la familia.
94. En contraste con ambientes marcados por los criterios del mundo, los consejos evangélicos,
vividos por el matrimonio misionero, se convierten en un signo profético y en fuente de vida
para el propio matrimonio, para sus hijos, para la Iglesia y para el mundo.
95. La vivencia de los consejos evangélicos forja hogares misioneros, personas libres,
desprendidas y sacrificadas en torno a lo esencial del Reino y no a las añadiduras.89 Es por
seducción como Dios nos va cambiando la manera de pensar, de vivir y de transmitir la fe, con
el gozo de quien, encontrando el tesoro, deja lo demás para poseerlo.90
96. La consagración del matrimonio misionero tiende a vivir la vocación a la santidad
matrimonial, como respuesta plena a la llamada de Dios y con una total disponibilidad
misionera.
97. La total disponibilidad misionera del matrimonio misionero, es una actitud permanente de
amor apostólico-esponsalicio a Cristo Total, de entrega de la mente, del corazón y de las fuerzas
88 Cf.
CFMVD 68-90.
Cf. Mt 6, 33.
90 Cf. Mt 13, 44.
89
19
por aquellos que él le confía. Este amor integra todas las facetas de la vida personal, conyugal,
familiar, comunitaria, laboral y social, haciendo que se ordenen en función de la misión
encomendada como proyecto común del matrimonio, que potencia el amor y comunión
conyugal-familiar.
98. Teniendo en cuenta que la dedicación a tiempo completo a la misión es un proceso que
depende del itinerario humano y espiritual del matrimonio, de la situación familiar, de la realidad
social y cultural en que se vive, de la formación que reciben, del discernimiento por parte de los
cónyuges y de la rama, en vista de la mayor eficacia apostólica, cada matrimonio misionero
pondrá todo su empeño en vivir su consagración.
99. La Rama procurará y promoverá que pueda haber matrimonios misioneros dedicados a
tiempo completo a la labor apostólica en tareas de gobierno, formación o apostolado, para la
consolidación y expansión de la Rama, en vistas a la mayor eficacia apostólica en la
evangelización.
100.Los matrimonios misioneros, concretan su consagración desde una intensidad específica en
su comunión con Dios, su compromiso fraterno, su dedicación misionera, su vivencia de los
consejos evangélicos de Jesús y su preparación en el ministerio de la Palabra. La vivencia de la
consagración de los matrimonios de la Fraternidad expresa una llamada diversa respecto a los
matrimonios de la Familia Misionera Verbum Dei.
101. La plena dedicación misionera de un matrimonio misionero Verbum Dei se podría describir
en torno a las siguientes características:
1) La praxis de oración-predicación-testimonio de vida matrimonial y familiar; experiencia de
vida matrimonial consagrada y apostolado en la rama.
2) El compromiso real con la Fraternidad por medio de votos según su estado.
3) La inquietud por la consolidación de la rama a todos los niveles, incluido el internacional.
4) El espíritu fraterno y eclesial dentro de la Fraternidad: diálogo, cooperación, ayuda
mutua, trabajo en común con las otras ramas.
5) El sentido de pertenencia plena y de participación en la vida y apostolado de la
Fraternidad.
6) El interés y la capacidad de formarse más profundamente y dedicarse a la misión
específica.
7) Discernimiento de los cónyuges y comunitario de la llamada de Dios a la plena dedicación,
teniendo en cuenta la situación familiar.
8) La capacidad de representar a la Fraternidad Misionera Verbum Dei ante la Iglesia en los
distintos países, por su estilo de vida y apostolado, en obediencia a sus responsables.
9) La capacidad de apertura misionera y universal.
1. Pobreza
102. La práctica de la pobreza evangélica en la rama de matrimonios misioneros tiene como fin
20
imitar, desde el propio estado de vida, a Jesús, que nació, vivió y murió en suma pobreza,91 y
amar con sinceridad y de forma efectiva a los hermanos.92
103. La pobreza evangélica se vive como respuesta libre a la llamada de Jesús a seguirle en su
misión de acoger, vivir y anunciar el Reino. Se manifestará en hogares acogedores, sencillos,
alegres, apostólicos, siendo testimonios claros de la presencia gozosa de Cristo, creando fuertes
interrogantes de vida. El testimonio de los padres será la mejor invitación y atractivo para que
los hijos acojan los valores del Reino como lo único absoluto y necesario.93
104. La pobreza exterior y material será reflejo de la pobreza interior y espiritual que el Señor
llama a vivir, y será signo que hace creíble la vivencia y el anuncio del Reino.94
105. Para vivir el Reino en el hogar se hace necesario aplicar una pedagogía que forme en los
valores evangélicos. En la labor educativa de los hijos, se fomentará el compartir los bienes, la
responsabilidad en el uso y cuidado de los bienes materiales, el desapego de los mismos y la
solidaridad con los hermanos más pobres y necesitados.
106. Los padres asumen de manera responsable todas las necesidades familiares como son la
alimentación, educación, salud y vivienda. El voto de pobreza no debe impedir que los hijos
puedan desarrollarse plenamente en una educación integral: física, afectiva, intelectual y
espiritual, desde los valores evangélicos.95
107. El matrimonio procurará garantizar su seguridad social o médica y la pensión de
ancianidad o minusvalía de acuerdo a las leyes civiles y costumbres de cada país.
108. En la adquisición de los bienes, el matrimonio misionero tendrá en cuenta su misión propia
y la misión específica, evitando la acumulación de bienes superfluos o bienes que contradigan el
testimonio de vida que pide la misión.96
109. Se consideran bienes superfluos aquellos que no sean necesarios para atender con justicia
a las necesidades familiares, presentes y futuras, previniendo no ser gravosos a terceros o a la
Fraternidad.
110. El trabajo de los matrimonios misioneros se considera también un medio de
evangelización, siempre coherente con el evangelio y con un espíritu de servicio a la sociedad.
Así se intentará llevar la presencia y el amor de Dios allí donde frecuentemente nadie lo busca ni
lo conoce. Se procurará que el trabajo facilite al máximo nuestra dedicación a la oración y
ministerio de la Palabra con un testimonio de vida evangélica, asumiendo las obligaciones
familiares. Se podrá dejar o cambiar de trabajo para la mayor eficacia apostólica o por razones
justificadas; se hará siempre en diálogo con los responsables correspondientes, y
salvaguardando el sostenimiento familiar, su estabilidad, la educación, atención y cuidado de los
hijos.
111. Cada matrimonio, en diálogo, generosa y responsablemente, revisará periódicamente su
economía familiar, y discernirá el porcentaje de su colaboración a la administración por medio
de la rama, tomando en cuenta las realidades de cada país o zona.
112. El matrimonio misionero, como los demás matrimonios, al asumir responsabilidades o
servicios de la Fraternidad, no queda exento de su responsabilidad en la educación de los hijos,
91
Cf. 2 Co 8, 9.
Cf. CFMVD 70.
93 Cf. Mt 19, 21; Mc 10, 21; Lc 18,22; VC 12.
94 Cf. CFMVD 73, PC 13; Flp 2, 1-7.
95 Cf. Lc 2, 52.
96 Cf. Mt 6, 19.
92
21
ni del debido cuidado y dedicación a las personas a su cargo. En el discernimiento que se haga,
se debe tener en cuenta la idoneidad para asumir la responsabilidad que se le encomiende, la
garantía de estabilidad en la nueva situación aunque sea temporal, las circunstancias actuales
del matrimonio, de los hijos y de la familia, como las posibilidades de reinserción en la vida
laboral.
113. El matrimonio misionero, antes de los votos perpetuos, y en diálogo con el matrimonio
responsable de zona o el delegado que presenta los miembros a la profesión de votos, hará su
testamento, según las propias leyes del país, especificando el destino de los bienes familiares,
presentes y futuros, considerando al mismo tiempo su pertenencia a la Fraternidad y su
responsabilidad para con los hijos.97
114. Cuando el matrimonio misionero profesa los votos perpetuos, la Fraternidad le ofrece la
posibilidad de disponer, en su testamento, que un matrimonio de su confianza pueda asumir la
tutela de los hijos, en caso de muerte de ambos cónyuges o de enfermedad incapacitante. En
caso de necesidad grave, la rama de matrimonios apoyará material y espiritualmente a los hijos
hasta su mayoría de edad.
115. En el testamento será necesario especificar las condiciones de la tutela de los hijos y la
participación de la Fraternidad en ella cuando así lo desea. Hay que tener en cuenta la
legislación y los recursos legales de cada país, y la Fraternidad ha de revisar, con el matrimonio
misionero, los deberes que el testamento impone a la misma.
116. En caso de necesidad extrema de alguno de los miembros de la rama con votos
perpetuos, la rama de matrimonios y la Fraternidad siempre mantendrá un espíritu de ayuda
fraterna.
2. Castidad conyugal
117. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros, seducidos por Dios, se
comprometen a vivir la castidad conyugal, de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia en lo
referente al matrimonio cristiano, siendo signos del amor de Cristo por su Iglesia.98
Reconociendo y valorando la grandeza del amor humano son testigos de que sólo el amor de
Dios es capaz de plenificar el corazón del hombre y de la mujer.
118. La castidad, que es capacidad y potencia de amor a Dios, es una opción consciente, libre y
voluntaria por el amor al Cristo total. Por ello, los esposos se dejarán amar por Cristo a fin de
que en ellos pueda amar a los hermanos y hermanas, hasta que todo su ser sea instrumento
vivo de su amor.99
119. La castidad conyugal, vivida como respuesta a la vocación al amor, fundamental e innata
en todo ser humano,100 posibilita la consagración de los esposos en el proyecto universal de
amar a toda la humanidad, a fin de “que todos se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad”101, y potencia la vivencia y ejercicio de la paternidad y maternidad en la misión.
Afrontando en su tiempo el tema, dice S. Agustín: “¿Uno tiene un hijo? considere que Cristo es un segundo hijo. ¿Tiene dos hijos?
Considere a Cristo como tercer hijo. ¿Tiene diez? Considere a Cristo el decimoprimero y yo aceptaría la undécima parte….”
(Sermón 355, 4-5).
98 Cf. Ef 5,25-33.
99 Cf. EVD 306.
100 Cf. FC 11.
101 1 Tim 2, 4.
97
22
120. El matrimonio misionero manifestará con su testimonio de vida el amor fiel, fecundo e
indisoluble y la santidad del vínculo matrimonial.102
121. La unión entre los esposos deriva de la unión personal de cada uno de ellos con Dios,103
de su comunión con Cristo en y a través de su amor conyugal, y fomenta una calidad de entrega
y donación, en la que todos los gestos propios del amor entre esposos son signos del amor que
Cristo manifiesta por su Iglesia.104
122. La castidad conyugal dispone el corazón de los matrimonios misioneros para vivir el
carisma de la oración, el testimonio de vida y el ejercicio del ministerio de la Palabra en una
relación de amor esponsalicio e intimidad con Dios. Su oración diaria y su dedicación a la misión
Verbum Dei generan en ellos la conciencia viva de que en su amor está presente el amor de
Dios. A mayor afectividad en la relación con Dios, mayor capacidad de amor entre los esposos;
amándose con este amor reflejan el rostro de la Trinidad.
123. La vivencia de la castidad conyugal implica un aprendizaje hacia la libertad interior, la
fidelidad, la responsabilidad hacia sí mismos y hacia los demás y, al mismo tiempo, manifiesta
una conciencia de fe y expresión de caridad. La pureza de mente y de cuerpo ayuda a vivir una
entrega sincera y generosa, un amor íntegro y sin condiciones.
124. La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona y, por ello, en la
unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad en la que se expresa la
pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente
humana cuando está integrada en la relación de persona a persona en el don mutuo entero y
temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.105 Por eso, la donación sexual, como
expresión genuina del amor conyugal que es fiel y fecundo, se caracteriza por estar libre de
egoísmo, ser respetuosa con la dignidad del otro y abierta al don de la vida. Se tendrán siempre
en cuenta las orientaciones de la Iglesia para vivir la paternidad responsable.
125. Los matrimonios misioneros son conscientes de que la vivencia de la castidad conyugal es
el mejor presupuesto para educar a los hijos en el amor casto y en la santidad de vida. Siendo
los padres los primeros y principales educadores de sus hijos, vivirán un amor gratuito y no
posesivo hacia sus hijos y custodiarán en ellos virtudes tales como la limpieza de corazón, la
templanza, la fortaleza, la prudencia y el amor universal, etc.106
126. En la relación interpersonal se evitará todo aquello que pueda poner en peligro la castidad
conyugal. La relación con otros miembros de la Fraternidad, sean casados o célibes, será
siempre respetuosa y fraterna, evitando todo trato asiduo, a solas, entre personas de distinto
sexo.
127. Todo lo que pueda entorpecer o interrumpir la vivencia de la castidad conyugal se
rechazará con prontitud y decididamente.107 En caso de detectar afectos desordenados o algún
vicio o hábito que contradiga esta virtud, se buscarán la ayuda y los medios adecuados.
128. Se utilizarán con discreción los medios de comunicación social, evitando todo lo que pueda
ser nocivo para la propia vocación y castidad de la familia.
102
Cf. AA 11; FC 56.
Cf. Nota de la Biblia de Jerusalén a 1 Jn 1, 3.
104 Ef 5, 25-33.
105 NCIC 2337; Cf. FC 32-33.
106 Cf. FC 55-62.
107 Cf. Mt 22, 37.
103
23
3. Obediencia
129. Los matrimonios misioneros Verbum Dei, en fidelidad a sus responsabilidades conyugales
y familiares, así como a su vocación misionera, profesan la obediencia evangélica, buscando
cumplir la voluntad de Dios, de acuerdo con el carisma Verbum Dei, según las constituciones y
otras normativas propias de la rama de matrimonios.
130. El voto de obediencia es, ante todo, prolongación del estado de obediencia de Cristo, de
su misterio de anonadamiento y humildad, requisitos indispensables para la vivencia de la
unidad en la diversidad, tanto en la familia y en la Fraternidad como en la Iglesia y el mundo.
131. La obediencia a la vocación propia matrimonial y específica Verbum Dei, es garantía de la
fiel respuesta a Dios, de la unidad del matrimonio, de la vinculación con la Fraternidad y de la
fidelidad a la Iglesia.
132. Por el voto de obediencia, los matrimonios misioneros concretan su disponibilidad a Cristo
y a la misión de predicar el evangelio, siendo miembros vivos y vivificantes del Cuerpo de Cristo
y haciendo propios los sentimientos de Jesús hecho obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz.108 Desean también convivir y proclamar, a través de su vida, el “FIAT” corredentor de
María,109 maestra de obediencia.
133. En la toma de decisiones, el matrimonio misionero será signo de los principios básicos de
igualdad y complementariedad de la mujer y del hombre. Asumirá la corresponsabilidad sobre
las opciones a tomar evitando la unilateralidad, la evasión de los compromisos y los caminos
paralelos.
134. La obediencia debida a los votos, implica la responsabilidad inherente al sacramento del
matrimonio y a las obligaciones familiares. Se trata de una obediencia que pasa por la
mediación del sacramento. Ahí estriba una de las diferencias fundamentales con el voto de
obediencia de las ramas célibes. Por ello, la obediencia en la rama de matrimonios va precedida
por la consulta, el diálogo, discernimiento y obediencia dentro del matrimonio y teniendo en
cuenta el diálogo con los hijos. Los responsables, en diálogo con los interesados, antes de tomar
cualquier decisión deberán tener en cuenta la situación conyugal y familiar.
135. La obediencia será interna y externa, activa y responsable en todo lo que atañe a la
vivencia de la consagración misionera, a la vida apostólica, al proceso de formación y a los
destinos y tareas específicas encomendadas por los responsables.
136. Los matrimonios misioneros, antes de tomar decisiones extraordinarias que pongan en
riesgo la total disponibilidad misionera en opciones referentes a la vivencia de la consagración,
acciones apostólicas, movimientos económicos importantes o a la formación, deberán
consultarlo con sus responsables y contar con su consentimiento. Si estas decisiones atañen
solo a la familia, bastará la consulta, obrando después cada matrimonio según el dictado de su
conciencia.
137. Los matrimonios misioneros Verbum Dei que hayan hecho votos temporales o perpetuos,
cuando se vea conveniente, siempre con el previo discernimiento y pleno asentimiento de los
dos esposos y teniendo en cuenta la situación de los hijos, podrán ser enviados a nuevos
destinos por el responsable competente, en bien de su propia formación o de la mayor eficacia
apostólica. Los responsables buscarán, en el proceso vocacional de los matrimonios, la
estabilidad necesaria para poder vivir su responsabilidad familiar.
108
109
Cf. Flp 2, 8.
Cf. Lc 1, 38.
24
138. Estando abiertos a las diferentes situaciones que se les puedan plantear, los matrimonios
misioneros buscarán siempre hacer la voluntad de Dios desde una respuesta obediente. Su
obediencia les llevará a aceptar la misión que se les confíe, a dejarla si se les pide y a orientar
su vida en todo momento según el carisma específico Verbum Dei, con una fidelidad total a las
constituciones y demás normas de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
139. Los padres darán a los hijos una adecuada formación sobre el significado de la obediencia
evangélica que profesan. Dicha obediencia no exime al matrimonio misionero del ejercicio de
autoridad directa sobre sus propios hijos en el ámbito familiar.
V. LA VIDA FRATERNA EN LA RAMA DE MATRIMONIOS MISIONEROS
140. Para el mayor bien de los miembros de la Fraternidad, cada matrimonio misionero
concreta su pertenencia a la misma por su integración en la rama de matrimonios misioneros.
1. El amor fraterno, fundamento de la vivencia fraterna
141. La vivencia del amor fraterno en las ramas centra nuestro ser y existir en la esencia del
Reino, en la vida y evangelio de Jesús: “Que sean uno como nosotros... que sean perfectamente
uno en nosotros para que el mundo crea que Tú me has enviado”.110
142. La filiación divina nos une con vínculos más fuertes y estables que los de carne y sangre,
haciendo posible presentar al mundo el eterno proyecto del Amor de Dios entre los hombres que
escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.111 La estirpe de la que desciende la fraternidad
cristiana y el parentesco que engendra, corresponden al linaje escogido, sacerdocio real, nación
santa, pueblo adquirido para anunciar las alabanzas de Aquel que nos ha llamado de las
tinieblas a su admirable luz.112
143. Los matrimonios misioneros, con el lema de los primeros discípulos de Jesús: oración y
ministerio de la Palabra113 y el espíritu de la primera comunidad cristiana, concretan el amor
fraterno en el mutuo aprecio y aceptación recíproca, en el afecto y acogida incondicional, en el
empeño por vivir la armonía en las relaciones personales, en la ayuda del desarrollo de los
talentos propios y ajenos, en el perdón y la reconciliación, en el compromiso fraterno
capacitándose en la misión: “Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de
entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a
otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os
perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el
vínculo de la perfección […]. La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza”.114
144. La experiencia de la vida fraterna en la rama de matrimonios se basa en que lo que nos
une es más fuerte que lo que nos separa. No son las teorías las que llenan nuestro corazón;
como tampoco son los fracasos o errores lo que lo vacían. Es la belleza misionera de la gracia la
que nos hace manifestar con audacia aquello que en nosotros vivimos y mostramos
comunitariamente, revelando el rostro de la Familia Trinitaria.
145. Las comunidades locales se cimentarán en una estructura consecuente con el espíritu de
las primeras comunidades cristianas,115 con la vivencia y convivencia única de las categorías y
110
Jn 17, 11. 21. 23; Cf. EVD 52.
Cf. Lc 8, 21.
112 Cf. 1 P 2, 9; Cf. EVD 77; 55.
113 Cf. Hch 6, 4.
114 Col 3, 12-16.
115 Cf. Hch 2, 42-44; 4, 32; Ef 2, 15-16; 2 Co 5, 17.
111
25
valores del Reino de Dios.116 Respirarán el clima adecuado a la perfección evangélica de
pobreza, castidad conyugal, obediencia y bienaventuranzas del Reino. Se formarán en un
ambiente sencillo, humilde y acogedor propio de la familia de Jesús de Nazaret.117
2. El amor fraterno eclesial
146. Los hombres y mujeres congregados en uno por el amor de Cristo, serán el mejor signo
de la presencia de Jesús y de su Espíritu entre nosotros.118 Ante la realidad palpable de una
humanidad dividida, nos urge la caridad de Cristo a presentar, con el mayor relieve, la presencia
del Reino de justicia, de amor y de paz; a ofrecer la realidad de un pueblo de hermanos
congregados en Uno, sólo por el amor de Cristo, esto es, una fraternidad sencillamente
cristiana.119
147. La verdadera unión entre los miembros de la Fraternidad se basa en la unión o trato de
cada persona con Dios en Cristo, y la verdadera riqueza comunitaria está en la suma de
aportaciones de cada rama y persona en el seguimiento personal de Jesús.120
148. La unidad de la Fraternidad en la fidelidad a su propio carisma es una tarea permanente
también de cada rama, ya que todos los miembros están llamados a hacer presente la comunión
misionera de las primeras comunidades cristianas.121 Por eso, los matrimonios misioneros
propiciarán que la vida fraterna se extienda más allá de los límites propios de la familia y de la
rama para concretar el ejercicio de amor fraterno en la eclesialidad propia de la Fraternidad.
149. La identidad eclesial de la Fraternidad necesita plasmarse en un amor fraterno vivido y
compartido entre las tres ramas, manteniendo la fe viva en la fuerza que tiene la Palabra en la
vida de todos los hermanos y hermanas con la misma vocación y misión. La comunión y
conciencia de ser uno, con un mismo carisma y una misma misión, queda custodiada además
por un mismo proyecto apostólico-misionero y una misma estructura de gobierno y
administración eclesiales.
150. Con espíritu fraterno, los matrimonios misioneros se preocuparán por la marcha de las
otras dos ramas, tratando de cuidar con esmero en cuanto a ellos concierne, la vida,
consagración y misión de sus miembros, tanto con un claro testimonio de vida como con un
diálogo maduro, cercano y oportuno. Procurarán poner los medios necesarios para que la ayuda
mutua entre las tres ramas sea real y concreta, de manera que se propicien encuentros
formativos, apostólicos, de convivencia y festivos, promoviendo el ejercicio de amor fraterno
eclesial.
3. La vida fraterna en la rama de matrimonios
3.1 La familia como primera comunidad
151. El matrimonio misionero, junto con sus hijos, están llamados a testimoniar la fuerza de la
fe cristiana, en primer lugar en el hogar familiar, conscientes que la autenticidad de su vivencia
repercute en su entorno y en los ambientes en los que se desenvuelve su vida cotidiana, así
como en el Cuerpo de Cristo.122
116
Cf. Mt 5, 3-16.
Cf. EVD 194.
118 Cf. EVD 74.
119 Cf. CFMVD 50.
120 Cf. EVD 197.
121 Cf. CFMVD 104.
122 Cf. EN 18-19.
117
26
152. Para el matrimonio misionero, su hogar es el primer ámbito comunitario de la vivencia del
amor fraterno que se concreta, entre otros aspectos, en el esmero por la orientación y
educación integral de los hijos, teniendo en cuenta la peculiaridad de cada uno, en una
perspectiva creyente y dentro de los valores del evangelio, promoviendo una actitud dialogal y
de amistad con los hijos en un ambiente de confianza filial.
153. El matrimonio misionero pondrá todo su empeño en que su familia se sienta y viva como
una pequeña Iglesia doméstica que reproduzca el dinamismo de la Iglesia universal.123
Consciente de que la Iglesia evangeliza desde la acogida atenta de la Palabra de Dios y su
proclamación confiada, el matrimonio misionero dará especial importancia a vivir este
dinamismo de la Palabra de Dios que convierte en evangelizadora a la familia y a todos sus
miembros.124
154. El matrimonio misionero desde una mirada atenta de la originalidad de cada hijo, tomará
conciencia y se preocupará constantemente de que su familia, fundada y vivificada por el amor,
sea una verdadera comunidad de personas, que, desde la comunión conyugal se extienda y
abarque a toda la Iglesia y todos los hombres por el amor.125
155. La familia se convierte así en santuario de la vida, porque por medio de la comunión de las
personas humanas se manifiesta y realiza la comunión con las Personas Divinas. La misión de
Jesús de dar vida y vida en abundancia,126 encuentra en la familia misionera un ámbito muy
importante de realización, puesto que ella proclama tanto las presentes virtudes del Reino de
Dios como la esperanza de la vida bienaventurada.127
156. El matrimonio misionero se esforzará en que la familia, a través del seguimiento de Cristo,
vaya configurando su fisonomía hasta llegar a ser icono de Cristo, manifestación de los misterios
de la vida de Jesús en las realidades cotidianas o extraordinarias de la vida.128 Ofrecerá, así, un
ejemplo convincente de la posibilidad de que un matrimonio viva plenamente conforme al
proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias de la persona humana.
157. Conservando siempre la debida autonomía y autoridad de los padres en la educación de
sus hijos, la rama de matrimonios podrá ser apoyo y dar orientaciones sobre la formación de los
hijos, a través de iniciativas diversas.
3.2 La comunión fraterna en la rama
158. La rama, en la que se insertan los matrimonios misioneros al entrar en la Fraternidad
como su familia en la fe, es el ámbito en el que se vive la identidad apostólico-misionera de
cada miembro y desde la cual entran en comunión con la Iglesia.
159. El primer ejercicio de caridad en Cristo, al que quedan comprometidos todos los miembros
de la Fraternidad, consiste en la ayuda mutua a su radicalidad en el seguimiento personal y
comunitario de Jesús129 y vida fraterna en su amor, conforme a las condiciones de su
123
Cf. LG 11; EN 71.
Cf. DV 1; FC 51.
125 Cf. FC 18 y 21.
126 Cf. Jn 10, 10.
127 Cf. LG 35.
128 Cf. NMI 47b; FC 56: Es necesario que las familias de nuestro tiempo vuelvan a remontarse más alto. Es necesario que sigan a
Cristo.
129 Cf. Ga 6, 10.
124
27
evangelio.130 Este compromiso de caridad mutua tiene como punto de mira la misión específica,
personal y comunitaria del ministerio de la Palabra.131
160. De la forma más eficaz nos ayudaremos en la adecuada formación y preparación para
proclamar la Palabra. Cuidaremos diligentemente que todos y cada uno de los miembros de la
comunidad, desde el primero al último, despliegue sus talentos y los multiplique y perfeccione
cada día en bien de toda la Iglesia de Cristo.132 Así mismo, la Fraternidad, en la medida de sus
posibilidades, velará para que todos sean adecuadamente atendidos en sus situaciones de
especial necesidad acorde con el espíritu de la Fraternidad.
161. La vivencia del amor fraterno que nace del corazón de Dios, se abre a la misión,
haciéndose ella misma misión.133 Por lo tanto es esencial, para promover un adecuado amor
fraterno en la rama:
1) crear espacios donde todos puedan ser escuchados;
2) valorar a cada persona, tanto cuando tiene un papel activo en la rama, como cuando por
distintos motivos está más ausente;
3) traducir la comunión en gestos concretos que expresen confianza y acogida de lo que cada
uno puede dar;
4) crear cauces de edificación y corrección fraterna;
5) compartir los distintos desafíos del camino de la vida y de la misión juntos;
6) cultivar las relaciones fraternas entre los distintos matrimonios y ramas;
7) celebrar y agradecer juntos el don común de la vocación y misión;
8) cuidar bien la comunicación entre los miembros;
9) generar espacios de formación y convivencia entre los hijos de los matrimonios misioneros.
162. La vivencia de la comunión en la rama integra las dimensiones local, eclesial y mundial de
la Fraternidad. Los miembros de la rama cultivarán un amor afectivo y efectivo tanto a las
comunidades locales que componen una zona, como a su rama y a la Fraternidad.
163. Una comunidad local de matrimonios estará constituida al menos por tres matrimonios
misioneros, teniendo cada familia su propia vivienda y con la debida independencia, en una
misma ciudad o localidades cercanas. En la formación de las comunidades locales se procurará
tener en cuenta la complementariedad entre los miembros.
164. Cuando por motivos reconocidos por el responsable respectivo, un matrimonio Verbum Dei
tenga que vivir solo en una ciudad, buscará mantener un contacto regular con otros
matrimonios cercanos o, en su ausencia, con la comunidad más cercana.
165. Los miembros de la rama viven su itinerario de fe y su misión desde este sentido de
fraternidad, al servicio de una comunidad local y universal, evitando una actitud individualista y
cerrada en sí mismos. Su identidad y misión ha de poder realizarse inserta en un proyecto
130
Cf. Lc 14, 25-27.
Cf. CFMVD 107.
132 Cf. CFMVD 108; 1 P 4, 10-11; 1 Co 12, 7; 2 Tm 4, 1-5.
133 Cf. VC 46.
131
28
comunitario de rama y en las actividades apostólicas generales de la Fraternidad. Para este fin,
será importante una organización, una formación continua en el diálogo, en los trabajos
compartidos, en cimentar la vida en un fuerte sentido de esperanza, gratuidad, misericordia,
sentido del humor, aprendiendo a superar los conflictos como parte normal de la vida. Los
responsables ayudarán a integrar la individualidad y la necesidad de espacios personales,
conyugales y familiares de cada miembro de la rama, así como de su dimensión comunitaria.
166. En el ámbito apostólico-misionero, aún cuando las ramas tengan actividades y obras
pastorales propias conforme a la misión de la Fraternidad, siempre privilegiarán la colaboración
en todas las actividades y las obras comunes de la Fraternidad, que consideran propias.134
167. El seguimiento de Cristo y el compromiso fraterno estarán mejor garantizados por el
diálogo conyugal y familiar, por la vivencia fraterna, la dirección espiritual y las revisiones de
vida.
168. La revisión de vida conyugal, así como la revisión de vida entre miembros de la rama del
mismo sexo, será un medio privilegiado de compromiso comunitario y amor fraterno. Su objetivo
será potenciar la misión y el signo propio del matrimonio, defender y fomentar el desarrollo de
cada uno y de la pareja, en función de la vocación y misión propia del matrimonio misionero
Verbum Dei.
169. Para promover el espíritu de comunión y el enriquecimiento en la fe, la rama desarrollará
aquellas iniciativas que conduzcan a una mayor unidad, intercomunicación y crecimiento
espiritual e integral.
170. Vividas en el contexto de la obediencia, y como miembros de pleno derecho de la
Fraternidad Misionera Verbum Dei, los matrimonios misioneros pueden promover, además,
iniciativas apostólicas, no sólo privadas sino también en nombre y con mandato de la
Fraternidad Misionera, así como representarla ante la Iglesia y ante organismos civiles.
171. La rama, a través de la comunidad local y en diálogo de los responsables con los
interesados, acompañará a sus miembros en la ancianidad, en la enfermedad y en los últimos
momentos de vida. Tanto los interesados como la propia familia y la rama en la comunidad
local, tendrán previstos estos acontecimientos hasta llegar a una muerte digna.
172. La vida de caridad mutua, expresión del mismo Dios135 y del amor y presencia de
Jesucristo -Palabra de Dios-, no nos permitirá caer en un círculo cerrado de rama, de grupos o
de personas; nuestro amor fraterno deberá estar siempre en función de la mayor eficacia
apostólica y favorecerla al máximo. Nuestra aspiración será formar incansablemente células
vivas y nuevas comunidades dinámicas que compartan con todos la vida eterna para alabanza
del Padre.136
VI. LA FORMACIÓN, LA ADMISIÓN Y LA INCORPORACIÓN DE LOS MIEMBROS
1. La formación inicial
173. La formación, es un elemento fundamental de unidad de vida y misión en la Fraternidad y,
por tanto, en la rama de matrimonios misioneros.137
134
Cf. CFMVD 105.
Cf. 1 Jn 4, 8-11.
136 Cf. CFMVD 109; Ef 1, 12 y Plegaria Eucarística II.
137 Cf. BIVD Cap. IV; EVD 101-108; CFMVD 93-102; 131-136.
135
29
174. El carisma será el elemento integrador de la formación, incidiendo en todos los aspectos
formativos de la vida humana personal, matrimonial y familiar.
175. La formación misionera tiene, como primera fuente de espiritualidad, la Santísima
Trinidad, modelo y prototipo de la vida familiar. El envío de Jesús por el Padre y el envío del
Espíritu Santo a la Iglesia fundamentan el envío de cada matrimonio de la rama a la misión,
para la cual se requiere una profunda y prolongada formación.
176. La formación del matrimonio misionero Verbum Dei es el proceso gradual e integral de
transformación, crecimiento, capacitación y acompañamiento en la vivencia del seguimiento de
Cristo. Este proceso abarca la dimensión personal, matrimonial y familiar en función de la
realización de su misión propia matrimonial y misión específica Verbum Dei.
177. El proceso de formación del matrimonio misionero es el camino de conformación con
Cristo, Palabra de Dios, en su misión de vivir y anunciar el Reino a través del amor conyugal, de
la oración, del ministerio de la Palabra y del testimonio de vida evangélica. En la vida de Jesús
de Nazaret todos los aspectos de la vida humana quedan integrados. Por eso, la formación
girará en torno a Él y a su Palabra, partiendo de ella y de su interpretación por la Tradición y el
Magisterio de la Iglesia, estando abiertos a las aportaciones de las distintas ciencias humanas y
disciplinas que enriquezcan el desarrollo de la vocación matrimonial y misionera.
178. Siendo la formación conformación con Cristo, es importante subrayar que la formación se
da y se recibe a través de los medios de espiritualidad propios de la Fraternidad como son las
pautas de oración, los ejercicios espirituales, escuelas de la Palabra, escuelas de apóstoles, la
revisión de vida, la sacramentalidad matrimonial, y la dirección espiritual.
179. La formación en el Verbum Dei tiene su centro y método pedagógico en el dinamismo de
la Palabra de Dios: acogerla, asimilarla, hacerla vida, compartirla, anunciarla, celebrarla y
enseñar a que otros puedan hacer lo mismo.138 La Palabra de Dios creída y hablada, y que al
creerse no puede dejar de hablarse, constituye la genuina identidad Verbum Dei y el punto de
referencia de la formación en la Fraternidad.139
180. La formación será teórico-práctica, enmarcada en un itinerario permanente y progresivo,
en el cual se adquiera conocimiento y experiencia de la vocación misionera. Deberá ser además
integral, consolidando la consagración del matrimonio misionero desde la oración, el testimonio
de vida, la vivencia de la caridad creciente, el ministerio de la Palabra, la vivencia de los
consejos evangélicos según su estado, así como los demás aspectos de la formación.140
181. La intencionalidad de la formación apunta a la mayor eficacia en el anuncio del Reino de
Dios141 y, por tanto, adquiere un carácter genuino de formación de formadores;142 es camino
continuo, renovado y permanente, que busca la preparación adecuada para el ejercicio
responsable del ministerio de la Palabra y la vivencia de la consagración matrimonial a Dios.143
182. El núcleo integrador de la formación es la oración apostólica en diálogo con el Cristo total,
Cabeza y miembros, desde la cual los esposos viven su amor conyugal, integrando su amor a
Dios y a los hermanos.144
138
CF. CFMVD 8. 10-11. 15. 23-24; CFMVD 24: Los miembros de la Fraternidad dedicaremos el mayor tiempo posible a la
Palabra de Dios, orada, asimilada, vivida, estudiada y dada hecha vida a los demás.
139 Cf. CFMVD 15.
140 Cf. BIVD; EVD 101-108. 132. 154. 204; CFMVD 16-18. 97. 100. 118. 125.
141 BIVD Cap IV.
142 Cf. CFMVD 1: El objetivo y punto de mira es formar apóstoles. Cf. CFMVD 41.
143 Cf. CFMVD 131.
144 Cf. EVD 253.
30
2. Dimensiones de la formación
183. La formación del matrimonio misionero comprende las distintas dimensiones de la persona
y de la vida matrimonial en el carisma específico Verbum Dei:
1) Humana y cultural.
2) Espiritual, en la consagración matrimonial con todas sus áreas.
3) En el amor fraterno y en la comunión.
4) Doctrinal.
5) Pastoral-misionera.
6) En el patrimonio carismático.
184. La formación es tarea de toda la vida. Sus dimensiones se implican mutuamente porque
son aspectos de la formación de la persona que es indivisible. Además, debe ser lo
suficientemente amplia para que el matrimonio misionero se capacite para evangelizar a todo el
pueblo de Dios.
3. Etapas formativas
185. El proceso de formación incluye diversidad de etapas y grados que cada matrimonio
deberá asimilar desde la propia situación personal y familiar, integrando siempre las realidades
familiares que se van presentando.
186. La formación, como proceso continuo y progresivo, comprende varias etapas: a) la
formación en el discipulado b) el curso de discernimiento; c) el curso de formación; d) la
formación apostólico-teológica; e) la formación permanente.
3.1 Formación en el discipulado
187. En el proceso de formación de matrimonios discípulos y apóstoles de Cristo en el Verbum
Dei podemos distinguir, a grandes rasgos, tres etapas generales: una primera etapa de
iniciación en la experiencia de Dios en el carisma; una segunda como discípulos de Cristo, en la
que se van integrando la fe y la vida, y una tercera en la que se forman e inician como
apóstoles de Cristo.
188. En la primera etapa durante el discipulado, el matrimonio va discerniendo cuál es el cauce
concreto en el que Dios le llama a vivir la dedicación a evangelizar. Se incluyen en esta primera
etapa de formación inicial los diferentes caminos de discipulado así como los cursos de
discernimiento u otros tipos de experiencias previas.
3.2 Curso de discernimiento
189. Cuando un matrimonio de la escuela de apóstoles experimenta la llamada a vivir con
mayor exclusividad este carisma, se le invita a un tiempo de discernimiento vocacional. Se
31
puede iniciar este proceso paralelamente a su formación en el discipulado y como itinerario
formativo complementario. El consejo local o de zona, en diálogo con el consejo general de la
rama, nombrará un matrimonio responsable de este proceso de discernimiento. Cuando el
responsable sea de una rama célibe, el consejo general velará para que los matrimonios tengan
contacto con la rama de matrimonios, y ésta se comprometa con su discernimiento.
190. El o la responsable del curso de discernimiento, deberá tener amplio conocimiento de este
directorio y del horizonte de la Familia Misionera Verbum Dei. Para garantizar un adecuado
discernimiento deberá mantener estrecha comunicación con los responsables directos de cada
matrimonio que participa en el proceso. El responsable deberá mantener una profunda
comunión y comunicación con el consejo general de la rama.
191. El curso de discernimiento es un proceso de acompañamiento formativo adaptado al
periodo inicial de discernimiento vocacional, para que la opción y maduración de la vocación
Verbum Dei del matrimonio sea clara, progresiva, y proporcione las herramientas necesarias
para consagrarse a Dios en esta misión, ya sea a través de la Familia o de la Fraternidad
Verbum Dei accediendo, en este segundo caso, al curso de formación.
192. El curso de discernimiento puede tener una duración orientativa de un año, realizándolo
en su propia ciudad o con reuniones periódicas, en el caso de que hubiera otros matrimonios de
la zona que experimenten también la llamada a realizar ese proceso de discernimiento previo al
curso de formación.
193. Los objetivos específicos del curso de discernimiento son:
1) Clarificar o ayudar a los matrimonios a confirmar su llamada y crear las actitudes necesarias
para personalizar adecuadamente el carisma transmitido en la formación.
2) Dar a conocer la consagración matrimonial en la Familia Verbum Dei y en la Fraternidad
desde la dimensión de los consejos evangélicos vividos según el estado matrimonial.
3) Aclarar la naturaleza de la opción por el ingreso al curso de formación, así como el de
conocer los derechos y deberes de la Fraternidad y de los matrimonios en este compromiso
mutuo.
4) Conocer a los matrimonios en sus diversas dimensiones formativas, de cara al
discernimiento, y posibilitar que los candidatos llamados a seguir a Cristo en la Fraternidad
logren cumplir las condiciones de admisión al curso de formación.
3.3 Curso de formación
194. Para incorporarse al curso de formación de la rama de matrimonios, es necesario un
periodo previo mínimo de dos años en el discipulado como matrimonio, de conocimiento y
práctica del carisma, así como haber realizado el curso de discernimiento.
195. El curso de formación es un periodo de discernimiento y verificación de la vocación, de
mínimo dos años de duración, durante el cual el matrimonio candidato profundiza la esencia del
carisma y recibe la adecuada formación para optar por el seguimiento de Cristo, desde su
estado de vida, en la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Concluye con la admisión inicial en la
Fraternidad a través de la profesión de los primeros votos. La modalidad del curso de formación
en cada zona, será discernida por los responsables correspondientes.
196. El objetivo general del curso de formación de matrimonios misioneros es la asimilación del
32
carisma, despertando una dinámica matrimonial-familiar de consagración misionera, centrada en
la persona de Cristo. Esto implica formar una estructura interna que le permita al matrimonio
integrar todos los elementos de la realidad familiar desde la vivencia del carisma, a través de la
práctica de los cuatro ejercicios propios de la espiritualidad Verbum Dei.
197. Es prioritario en el curso de formación acentuar el ejercicio de oración y la vida orante,
con el fin de adquirir una profunda experiencia de Dios y un estado de vida contemplativa en la
vida diaria. Es desde la oración que el matrimonio misionero podrá realizar los otros ejercicios, y
aprenderá a integrar las realidades cotidianas con una espiritualidad conyugal misionera. Para
tal fin se pondrán los medios más adecuados de forma que cada miembro se introduzca en la
vida matrimonial consagrada y se forme en el carisma de forma práctica y vivencial.145
198. El Curso de formación tendrá una duración de al menos dos años, dependiendo de su
modalidad, y se iniciará con un mínimo de una semana de ejercicios espirituales.
199. Para la buena marcha del curso de formación, es preciso tomar en cuenta el lugar, las
condiciones adecuadas, la modalidad de realización, y contar con un adecuado equipo de
formadores. Se tendrá una especial atención a las necesidades de los hijos de los matrimonios
en formación.
200. Para favorecer una formación fraterna y complementaria, se buscarán las condiciones
necesarias para que los matrimonios del curso de formación, siempre que se pueda, realicen la
formación viviendo en una misma ciudad. Durante este período, los matrimonios candidatos han
de poder ser responsables de su sustento material.
201. Cada curso de formación deberá contar, en la medida de lo posible, con un equipo eclesial
de formadores, constituido por un responsable de formación -preferentemente matrimonio-, y
otros formadores. Los formadores deberán ser siempre personas que, además de los requisitos
comunes de las constituciones, tengan un conocimiento profundo de la realidad matrimonial y
un interés real por su máxima promoción en la Fraternidad y en la Iglesia.
202. El equipo de formadores trabajará en estrecha colaboración con el responsable de
formación y estará también bajo su dirección. Es necesario que los formadores sigan de cerca a
los matrimonios en formación para asegurar su proceso formativo y su discernimiento
vocacional. Al erigir el curso de formación, el consejo general de la rama velará para que se
cumpla esta condición.
3.4 Formación apostólico–teológica
203. Terminado el curso de formación, y una vez realizado el necesario discernimiento, el
matrimonio es admitido a la primera profesión de los votos, y continúa la formación en el
periodo apostólico-teológico hasta su incorporación definitiva por los votos perpetuos.
204. La etapa de formación apostólico-teológica tiene como objetivo fundamental afianzar,
consolidar y capacitar al matrimonio para su plena tarea misionera. Apunta a proporcionar al
matrimonio misionero los conocimientos teórico-prácticos que le permitan realizar eficazmente
su vocación misionera desde la integración y consolidación del matrimonio y realidad familiar.
Busca, además, orientar la riqueza de los carismas particulares de cada matrimonio misionero.
205. El ideal es que los miembros de la rama de matrimonios misioneros obtengan el
bachillerato teológico o equivalente. Por las realidades familiares y necesidades de la misión, se
145
Cf. CFMVD 122.
33
deben valorar también otros estudios más adaptados a su realidad como diplomados en
teología, en ciencias religiosas, sobre la familia u otras áreas de estudio que estén en función de
la evangelización.
206. Los estudios teológicos deberán incidir en la vida personal, matrimonial, familiar y
comunitaria, enriqueciendo y potenciando la vivencia del carisma, dándole una solidez doctrinal
y una fundamentación bíblica, a la vez que permitan un enraizamiento en la fe de la Iglesia, a
fin de saber dar razón de la esperanza.
207. Para garantizar el sentido de pertenencia a la Fraternidad y la necesaria formación
eclesial, la rama procurará que al menos un tiempo de la formación de cada matrimonio
misionero antes de los votos perpetuos, se desarrolle dentro de un ámbito eclesial de la
Fraternidad.
3.5 Formación permanente
208. Concluida la etapa apostólica-teológica, comienza la formación permanente que abarca, de
modo armónico e integral, toda la vida de la persona y del matrimonio misionero.
209. Esta etapa formativa ha de poder responder a un tiempo a diversos factores:
1) El proceso evolutivo de la persona.
2) Las distintas etapas en la vida del matrimonio y de la familia.
3) El crecimiento del matrimonio misionero en su capacitación para la consagración y misión
Verbum Dei.
4) Los dones y carismas particulares del matrimonio misionero dentro de la Fraternidad.
5) Los signos de los tiempos.
6) El modo de participación en la Iglesia local.
4. Criterios y condiciones de admisión
4.1 Criterios de admisión
210. Los matrimonios misioneros se incorporan a la Fraternidad por la profesión de los consejos
evangélicos de pobreza, castidad conyugal y obediencia,146 de acuerdo a las normas y consejos de
la Iglesia católica para la santidad matrimonial y la familia cristiana, por medio de votos.
211. Por esta vinculación, aspiran a vivir la perfección cristiana que confieren los sacramentos del
bautismo y del matrimonio147 y la total disponibilidad misionera para dedicarse al carisma y misión
del Verbum Dei.148
146
Cf. VC 62; CFMVD 137.
Cf. GS 48: Por ello los esposos cristianos, para cumplir dignamente sus deberes de estado, están fortificados y como
consagrados por un sacramento especial, con cuya virtud, al cumplir su misión conyugal y familiar, imbuidos del espíritu de
Cristo, que satura toda su vida de fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su propia perfección y a su mutua
santificación, y, por tanto, conjuntamente, a la glorificación de Dios.
148 Cf. CFMVD 3.
147
34
212. Los matrimonios que deseen pertenecer a la Fraternidad Misionera Verbum Dei deberán
poseer capacidad para adquirir una profunda y perseverante vida de unión con Dios, estudios y
aptitudes que les dispongan a ejercer, con gozo, el ministerio de la Palabra en un ambiente de
caridad y austeridad evangélica, hasta llegar a reproducir en sus vidas la imagen del Verbo de Dios
hecho hombre.149
213. Para que el matrimonio sea admitido al curso de formación de la rama de matrimonios se
requiere:150
1) Capacidad de oración y vida de unión con Dios en una íntima y personal relación de amistad
con Él, manifestada en:
a. Un verdadero interés por la práctica de la oración y por enseñar a orar, elemento esencial
del carisma.
b. Una experiencia de fe viva y probada y, fruto de ello, una congruente madurez humana y
cristiana.
c. Que, como matrimonio, hayan sido signo de la presencia y cercanía de Dios.
d. La asiduidad en la recepción de los sacramentos de la eucaristía y la reconciliación.
e. Haber hecho unos ejercicios espirituales de, al menos, una semana, dirigidos por
miembros de Verbum Dei.
2) Las cualidades humanas, morales y espirituales, necesarias para la misión específica del
ministerio de la Palabra.
a. Una adecuada vivencia del sacramento del matrimonio.
b. La suficiente experiencia y participación en la vida y apostolado Verbum Dei.
c. Que hayan finalizado los dos años de formación de escuela de apóstoles.
d. Buscarán expresar con su vida la integración de oración-predicación-testimonio de vida
matrimonial y familiar.
e. Capacidad de obediencia apostólica, apertura misionera universal y disponibilidad de
corazón.
3) Un nivel de estudios superiores o capacidad para ellos en función del ministerio de la
Palabra, preferentemente en ambos cónyuges.
a. Que hayan terminado la enseñanza media.
b. Interés por formarse más profundamente para su dedicación a tiempo completo a la
misión.
4) Capacidad de convivencia fraterna.
149
150
Cf. CFMVD 114.
Entendemos por la incorporación a la rama de los matrimonios, la admisión al curso de formación. Estos criterios generales, serán
requeridos estrictamente para los votos perpetuos, aunque en la admisión al curso de formación se exigen de forma más germinal
o como capacidad. Cf. CFMVD 116.
35
a.
Capacidad de crear comunión, manifestando actitudes de amor fraterno, diálogo y
comunión eclesial, cooperación con las otras ramas, ayuda mutua y trabajo en común.
b. Sentido de pertenencia y participación en la vida y apostolado de la Fraternidad Misionera
Verbum Dei.
c. Amor a la Iglesia particular y universal.
5) Una vida afectiva y psíquica sana y equilibrada.
a. Coherencia de vida de acuerdo a la experiencia que deben transmitir.
b. Madurez de los cónyuges y que se pruebe que psicológicamente son capaces de asumir
sus obligaciones familiares, laborales y apostólicas.
c. Aceptación personal y conyugal, libre y voluntaria de su propia opción de vida.
6) Capacidad de apertura.
a. Práctica habitual de dirección espiritual con un miembro designado por la Fraternidad.
b. Sinceridad y transparencia ante la Fraternidad, en modo especial ante los responsables.
7) Capacidad de adaptación a las diferentes culturas y situaciones eclesiales y humanas.
4.2 Condiciones de admisión
214. Para la admisión válida en el curso de formación, las personas deben cumplir los
siguientes requisitos:
1) Los cónyuges deben presentar, los certificados de los sacramentos de bautismo, confirmación
y matrimonio.
2) Tener, al menos, dos años de casados.
3) Que hayan realizado adecuadamente su curso de discernimiento
4) Solicitud formal y por escrito al matrimonio responsable de rama, expresando el deseo de ser
admitidos en el curso de formación, libre, consciente y voluntariamente.
5) Que la opción de iniciar el curso de formación sea fruto de un discernimiento de los
cónyuges, aceptada libre y voluntariamente por ambos y por la Fraternidad, teniendo
siempre en cuenta la situación familiar y los hijos, si los hay en el momento de la admisión.
6) Que no existan impedimentos físicos y psicológicos insalvables para el desempeño de la
misión y carisma Verbum Dei. Se presentará un examen médico y un examen psicológico de
idoneidad. Cada zona tendrá que investigar cuáles son los análisis psicológicos apropiados
para la situación socio-cultural.
7) No tener contraídos compromisos con personas físicas o jurídicas, canónicas o civiles, de
índole incompatible con su compromiso en Verbum Dei.
36
5. Admisión a la profesión de votos en la Fraternidad
215. A fin de salvaguardar la unidad y crecimiento de la rama, se establecen las siguientes
disposiciones para la admisión de un matrimonio candidato a la profesión de los votos en la
Fraternidad:
1) La primera profesión temporal se hará por dos años al terminar el curso de formación. La
primera renovación de la profesión temporal se hará por tres años. Las sucesivas
renovaciones temporales podrán hacerse a juicio del matrimonio responsable general con el
consejo general. Es aconsejable que los votos se hagan al finalizar un tiempo mínimo de una
semana de ejercicios espirituales.
2) El matrimonio responsable general de rama puede modificar, por causas justificadas, el
tiempo de la profesión temporal a petición del responsable de formación o del interesado a
través de su responsable, teniendo en cuenta que este periodo previo a la incorporación
definitiva no debiera superar un tiempo aproximado de nueve años.
216. La incorporación a la Fraternidad según la fórmula de consagración incluida en este
directorio, no produce otros efectos jurídicos que los contenidos expresamente en dicho
directorio.
VII. EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD
217. La autoridad en la rama de matrimonios misioneros constituirá un servicio fraterno vivido
en función del carisma y misión Verbum Dei para garantizar la consagración, la formación, el
acompañamiento espiritual de sus miembros y la mayor eficacia apostólica de la rama.
Potenciará al máximo la vida matrimonial, familiar, espiritual y misionera de los matrimonios
misioneros, conscientes de la responsabilidad que Dios les confía.
218. Los objetivos generales del servicio de autoridad son:
1) Promover la unidad de misión y criterios en la rama de matrimonios y la aplicación del
directorio de la rama.
2) Garantizar el crecimiento y la formación adecuada de los matrimonios misioneros en cada
una de sus etapas formativas.
3) Consolidar y garantizar la integración plena entre la identidad matrimonial-familiar y la
consagración y la misión en el carisma.
4) Potenciar la vivencia de la comunión del matrimonio misionero en todos sus ámbitos.
5) Impulsar una estrecha y efectiva intercomunicación, espontánea y abierta, en un ambiente
de fe, con la junta general, con las otras ramas y con la Familia Verbum Dei, con los
consejos de zona y/o locales, así como entre todos los miembros de la rama.
219. El gobierno de la rama de matrimonios coordinará o decidirá todo aquello que atañe a la
vida o actividades comunes de la rama potenciando, personal y comunitariamente, el carácter
específico misionero de la misma, coordinando las iniciativas comunes y encauzando la
ejecución de las mismas.
37
220. El estilo de gobierno de la rama destacará por su carácter paterno y materno, familiar y
fraterno. La corresponsabilidad, el servicio y la colaboración de todos marcará un modo de
funcionamiento de amplia participación y estrecha comunión. En el ejercicio de gobierno de la
rama se deberá considerar los siguientes rasgos:
1) El carácter colegial de las decisiones en las que se buscará la mayor unanimidad posible
cuidando siempre la fidelidad al carisma.
2) El diálogo con el asistente y asesores de la rama y con las instancias de gobierno.
3) El adecuado respeto a los miembros de la rama en su autonomía en los asuntos
temporales.
221. En el ejercicio de gobierno de la rama, se deberá considerar el carácter laical de los
miembros y la debida autonomía en los asuntos temporales. Mientras que las ramas de
miembros célibes pertenecen canónicamente a la vida consagrada, los matrimonios misioneros
permanecen canónicamente al estado laical. De aquí se deduce que existe plena igualdad en lo
esencial -carisma y misión Verbum Dei- al mismo tiempo que una diversidad de los estados de
vida que debe ser respetada.
1. El gobierno de rama
222. Atendiendo a su especificidad, el gobierno de la rama de matrimonios misioneros se ejerce
a través de órganos de participación y coordinación, en estrecha comunión con el presidente de
la Fraternidad y con la junta general. Estos órganos de gobierno ejercen la autoridad directa
sobre los miembros de su rama, atentos, a la vez, a las necesidades de la misma, de sus
comunidades locales y de cada uno de sus miembros, de acuerdo con las constituciones, con
este directorio y con otras normativas del derecho propio de la rama. Son órganos de gobierno
de la rama:
1) La asamblea de rama.
2) El consejo general de rama y el matrimonio responsable general de rama.
3) El consejo de rama en la zona y el matrimonio responsable de zona.
4) El consejo local de rama y el matrimonio responsable local.
5) El secretariado local donde no sea posible establecer un consejo local.
2. La asamblea de rama
223. La asamblea de rama de matrimonios misioneros es el órgano de gobierno de máxima
participación y representación de la rama. Está formada por los integrantes del consejo general
de la rama, como miembros de pleno derecho, y otros miembros elegidos por los miembros de
la rama en representación de las diversas zonas según queda especificado en el reglamento del
congreso general. El número de representantes que habrá de ser elegido para dicha asamblea,
será fijado por la junta general de la Fraternidad, teniendo en cuenta los mismos criterios
establecidos para la participación de las ramas en el congreso general de la Fraternidad
Misionera Verbum Dei, recogidos en el reglamento del congreso general.
224. Las funciones principales de la asamblea ordinaria de rama son la elección del matrimonio
38
responsable general de rama, la evaluación de la formación, vida y actividades de la rama y la
de sus comunidades locales, la reforma de las normas propias de la rama de acuerdo con lo
previsto en las constituciones, y la aplicación en la rama de los asuntos del congreso general.
225. A petición del matrimonio responsable general de rama con el consentimiento del consejo de
rama, el presidente con el consentimiento de la junta general ordinaria,151 convoca la asamblea
extraordinaria de rama. Su celebración se regirá por lo dispuesto en el reglamento del congreso
general de la Fraternidad.
226. La asamblea ordinaria de la rama se reúne cada seis años, coincidiendo con el congreso
general de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.152
227. Competencias de la asamblea ordinaria de rama:
1) Salvaguardar la fidelidad al propio carisma, potenciando el desarrollo y expansión de la
rama, de acuerdo con el sentir de la Iglesia, la dinámica interior de la Fraternidad y los
signos de los tiempos.
2) Estudiar la evolución de la rama, tanto en lo que se refiere a su desarrollo y a sus
actividades apostólicas como a su situación patrimonial y financiera.
3) Elegir al matrimonio responsable general de rama.
4) Elaborar y presentar propuestas de un proyecto de gobierno para el periodo sucesivo.
228. Procedimiento para la elección del gobierno general de la rama:
1) Son electores todos y cada uno de los matrimonios asambleístas.
2) A los efectos del cómputo de la votación, cada matrimonio asambleísta emitirá un solo
voto. En los casos de que sólo asista un cónyuge, éste ostentará la representación del
matrimonio, bien entendido, que es el resultado del consenso y conformidad entre los
esposos. En los supuestos de viudez, el que tenga la condición de viudo, podrá emitir un
solo voto, considerándose que su situación es análoga a la del representante del
matrimonio.
3) Cada asambleísta presentará al presidente los nombres de dos matrimonios para el cargo
de matrimonio responsable de su propia rama.
4) Los escrutadores, después de haber realizado el recuento de votos, presentarán al
presidente los resultados, y éste confeccionará de entre los nombres de los cinco
candidatos que hayan obtenido más votos, una lista de tres nombres de matrimonios, que
presentará a la asamblea de rama para que, de entre ellos, se elija al matrimonio
responsable. Se requerirán dos tercios de los votos. En el tercer escrutinio tendrán voz
pasiva, únicamente, los dos candidatos que en el segundo tuvieran mayoría de votos.153
De todo ello, se levantará la correspondiente acta que será firmada por el secretario,
siendo la garantía de publicidad de todo el procedimiento de elección.
5) El matrimonio responsable general de rama será elegido por seis años, teniendo en cuenta
las necesidades de la rama y la realidad matrimonial y familiar del responsable.
151
Cf. CFMVD 191. 3.
Cf. CFMVD 153.
153 Cf. CIC 119, 1.
152
39
6) El matrimonio responsable general de rama que haya desempeñado el cargo durante dos
mandatos consecutivos no podrá ser reelegido para un tercer mandato sucesivo.
7) Si se produjera la vacante del cargo del matrimonio responsable general de rama o de
cualquier otro consejero, por dimisión, fallecimiento u otra causa grave, el consejo
general, previa consulta escrita a los responsables de la rama de matrimonios misioneros
en las zonas, y motivando la causa de la vacante, el consejo propondrá al presidente tres
candidatos para que de entre ellos elija, con el consentimiento de la junta general, un
matrimonio responsable que asumiría el cargo hasta las elecciones generales en la
siguiente asamblea extraordinaria de rama.154
8) En el caso que un cónyuge tenga la imposibilidad de asumir el cargo de responsable
general de la rama, se debe proceder a la elección de un nuevo matrimonio responsable.
229. Para el cargo de matrimonio responsable general de rama, podrá ser elegido un
matrimonio que lleve al menos cinco años de profesión perpetua en la Fraternidad. Deberá ser
un matrimonio con probada experiencia en la misión propia, así como en la misión específica del
ministerio de la Palabra; que se distinga por su espíritu de oración, su caridad fraterna y eclesial,
su interés por secundar el carisma de la Fraternidad y su capacidad para abordar y resolver las
necesidades de su rama. En el matrimonio responsable general, ostentan la autoridad y la
representatividad los dos cónyuges.
230. Para la designación de los miembros del consejo general de rama, el presidente, una vez
que se ha procedido a la elección del matrimonio responsable general, realizará un sondeo en la
asamblea general para elaborar una lista de posibles consejeros. Para el nombramiento de los
consejeros, el presidente con el consentimiento del responsable de rama y tomando en cuenta
dicho sondeo, nombrará los matrimonios consejeros habida cuenta de las funciones
complementarias que han de desarrollar y de la representatividad de las zonas en que está
presente la rama. Deberán ser nombrados en un plazo máximo de tres meses.
3. El consejo general de rama
231. El consejo general de la rama de matrimonios misioneros es un órgano de gobierno de
carácter colegial y universal que, bajo la autoridad del matrimonio responsable, asume la
responsabilidad general de la rama.
232. El consejo general de la rama está presidido por el matrimonio responsable general de la
rama e integrado por éste y tres matrimonios consejeros, de los cuales uno será secretario
general.155
233. Las competencias del consejo general de la rama, con la confirmación del presidente, son:
1) Erigir o suprimir un centro de curso de formación para la rama.
2) Nombrar a los responsables de formación.
3) Admitir a la profesión perpetua al finalizar el tiempo de profesión temporal.156
4) La separación de un miembro de la propia rama, según el actual directorio.157
154
Cf. CFMVD 181.
Cf. CFMVD 178.
156 CFMVD 139.1.
157 CFMVD 265.
155
40
5) Nombrar a los responsables de rama en las zonas,158 habiendo realizado el sondeo oportuno
en la zona. En el caso de que hubiera en la zona una junta eclesial con su respetivo
responsable eclesial, en el proceso del nombramiento del responsable de rama en la zona,
se tendrá en cuenta, además, el parecer del responsable eclesial de zona.
6) Nombrar los responsables de rama de otras estructuras intermedias establecidas en otras
normativas de la Fraternidad, oído el parecer de los miembros de la rama en la zona, y de la
eclesialidad en el caso de que la hubiera.
7) Admitir a la profesión temporal o a la renovación de la misma, con el parecer del consejo de
rama en la zona y del responsable de formación.159
8) Admitir a un matrimonio al curso de formación a propuesta del consejo de rama en la zona.
234. Las funciones específicas del consejo general de la rama son:
1) Fomentar la corresponsabilidad de los matrimonios misioneros en todo el mundo.
2) Ayudar y potenciar la vocación y la misión en cada uno de los miembros de su rama.
3) Acoger y encauzar sus sugerencias.
4) Conducir a los miembros de su rama a la práctica de la caridad, procurando que vivan el
espíritu y carisma de la Fraternidad, y que observen los consejos evangélicos según su
propio estado.
5) Potenciar la interrelación de los matrimonios mediante la recíproca información de la
realidad de la rama en cuantas actividades de nivel formativo o apostólico se realicen a
través de los medios de comunicación oficiales de la Fraternidad.
6) Proporcionar temas de estudio general y de formación permanente para la rama de alcance
universal.
7) Coordinar con las otras ramas de la Fraternidad.
8) Coordinar el servicio de autoridad y la dinámica del carisma de los consejos de zona y
consejos locales.
9) Garantizar la unidad y comunión en la rama y con la Fraternidad.
10) Coordinar y decidir los asuntos generales internos de la rama: admisión a la rama, destinos
de los matrimonios misioneros; coordinación de los distintos ámbitos internos de la rama
como la promulgación de orientaciones para la consagración misionera, la predicación de
ejercicios espirituales, aprobación de las ratios de formación, directivas apostólicas;
cuestiones correspondientes a la administración general de los bienes.
11) Atender a la organización de aquellos encuentros de la rama de alcance internacional que
puedan considerarse útiles para la marcha de la misma.
12) Difundir y comunicar en la rama los boletines oficiales de la junta general y otros
documentos aprobados o propuestos por ella.
158
159
CFMVD 227.
CFMVD 163.1.
41
13) Encomendar al asistente las tareas que debe desempeñar, dentro de los límites del
mandato que reciba.
235. El matrimonio responsable general encargará a cada uno de los consejeros tareas
específicas de acuerdo con las funciones del consejo. Abarcarán los distintos ámbitos de la vida
de la rama y responderán a las necesidades de la misma. Se detallarán por escrito y se
encargarán por un tiempo determinado.
236. Las competencias propias del matrimonio responsable general de la rama son:
1) Coordinar las diversas funciones del consejo de rama.
2) Representar a la rama de matrimonios misioneros en la junta general de la Fraternidad
Verbum Dei junto con los consejeros nombrados para ello.
3) Nombrar a los responsables locales, oído el parecer del consejo general de rama,160 y
previo informe al presidente de la Fraternidad. En este proceso se consultará de forma
apropiada a los miembros de la rama en el lugar y en la zona.
4) Representar a la rama de matrimonios misioneros y al consejo general ante los
organismos eclesiásticos y civiles.
237. En caso de ausencia, enfermedad o imposibilidad temporal del responsable general de
rama, las funciones son asumidas por un matrimonio elegido de entre el consejo general con el
consentimiento del presidente de la Fraternidad.
238. El consejo general de la rama se reunirá al menos dos veces al año en reuniones
presenciales y con una cierta frecuencia en reuniones virtuales. En las reuniones se velará por
una continua evaluación, estudio y proyección de la rama y se buscará una comunicación
adecuada con la rama y con la junta general.
239. Las decisiones más importantes sobre la rama se tomarán colegialmente en el consejo
general de la rama. Excepcional-mente, para mayor agilidad en el funcionamiento en la toma de
decisiones, en cuestiones menos importantes o sobre personas, se podrá constituir un consejo
restringido formado por el matrimonio responsable de rama y otro miembro del consejo que
pueda representar una zona ó la función específica sobre la que se toma la decisión.
240. El matrimonio responsable de rama y el consejo de la rama no tomarán decisiones
concernientes a la rama, con repercusiones relevantes en la marcha de toda la Fraternidad
Misionera Verbum Dei, sin escuchar el parecer de la junta general.
241. El presidente, de común acuerdo con los responsables generales de las tres ramas, podrá
nombrar un o una asistente para la rama. El asistente habrá de contar con la disponibilidad
prioritaria en la dedicación a la rama de matrimonios, y recibirá el mandato por escrito y firmado
por el presidente y su respectivo responsable general de rama; en él se establecerá el modo de su
cooperación con la rama y los límites de su cargo.
242. Junto a la figura del asistente, el presidente, de común acuerdo con los responsables
generales de las tres ramas, podrá nombrar asesores de las ramas célibes, que con una
dedicación parcial asesoran a la rama en aspectos específicos.
160
Cf. CFMVD 177.e.
42
4. El consejo de zona
243. Donde haya zonas eclesiales, definidas por la junta general en base a criterios
geográficos, culturales y atendiendo al número de miembros de la rama en la zona, se
constituirán consejos de rama en la zona. El consejo de rama en la zona constituye la instancia
intermedia de gobierno entre el consejo general y las comunidades locales.
244. El consejo de rama en la zona es un órgano consultivo y deliberativo de carácter permanente
cuya función principal es la corresponsabilidad estrecha con el matrimonio responsable de zona.
245. El consejo de zona está presidido por el matrimonio responsable de zona que, con el
consentimiento del matrimonio responsable general, nombrará entre dos y cuatro matrimonios
consejeros –proporcional al número de miembros de la rama en la zona–, de los cuales uno
podrá ejercer la función de secretario y otro ecónomo de la rama en la zona. Los consejeros son
nombrados por un periodo de 6 años.
246. Son funciones del consejo de zona:
1) La corresponsabilidad en la estrecha colaboración con el matrimonio responsable de zona
en el gobierno de la rama y el apostolado de la rama en la zona.
2) Fomentar la corresponsabilidad de los matrimonios misioneros en la zona.
3) Decidir los asuntos generales internos de la rama en la zona.
4) Cuidar y fomentar la vida espiritual de los matrimonios misioneros en la zona.
5) Coordinación y comunicación con los consejos locales y con los matrimonios de la rama
en la zona.
6) Velar por la elaboración y realización del proyecto de formación inicial y permanente en
la zona.
7) Velar para que se lleven a cabo las decisiones tomadas por la junta general de la
Fraternidad y el consejo general de la rama.
8) Proponer al matrimonio responsable general de la rama los matrimonios candidatos para
el curso de formación, escuchando el parecer de los responsables locales.
9) Informar periódicamente al consejo general de la rama sobre la marcha de la rama de
matrimonios en la zona.
10) Velar por la realización de las actividades conjuntas espirituales y apostólicas de la
rama.
11) Interesarse por la marcha apostólica y formativa de cada comunidad local, para poder
dar informes periódicos al matrimonio responsable general.
12) Velar por la comunión de bienes en las comunidades de matrimonios de esa zona.
13) Velar por la puesta en marcha y funcionamiento de la secretaría y archivo de rama en
la zona.
14) A través de la junta eclesial de zona, velar para que los responsables locales
43
mantengan informados sobre la rama a la jerarquía de las diócesis donde trabajan.
15) Coordinar la vida apostólica de los miembros de la rama en la zona.
16) Otras competencias serán asignadas por otras normativas de la Fraternidad.
247. Las tareas específicas de cada uno de los consejeros son encargadas por el matrimonio
responsable de zona. Abarcan los distintos ámbitos de la vida de la rama y responden a las
necesidades de la misma. Se detallan por escrito y se encargan por un tiempo determinado.
248. El consejo de zona se reunirá al menos dos veces al año en reuniones presenciales y con
una cierta frecuencia en reuniones virtuales. En las reuniones se velará por una continua
evaluación, estudio y proyección de la rama en la zona, se realizarán actas y se buscará una
comunicación adecuada con el consejo general de la rama.
249. El matrimonio responsable de rama en la zona es nombrado por el consejo general, con la
confirmación del presidente, habiendo realizado el sondeo oportuno en la zona, por un periodo de
seis años. En el caso de que hubiera en la zona una junta eclesial con su respetivo responsable
eclesial, en el proceso del nombramiento del responsable de rama en la zona, se tendrá en
cuenta, además, el parecer del responsable eclesial de zona. En el matrimonio responsable de
zona ostentan la autoridad y la representatividad los dos cónyuges.
250. Son funciones propias del matrimonio responsable de zona:
1) Coordinar las diversas funciones del consejo de zona.
2) Convocar y presidir las reuniones del consejo de zona.
3) Decidir sobre la participación de una persona ajena al consejo, para temas específicos,
oído el parecer de los demás miembros del consejo.
4) Participar en la junta eclesial de zona, allí donde exista la presencia de las otras ramas
de la Fraternidad.
5) Admitir a los matrimonios candidatos a la experiencia de discernimiento vocacional en el
curso de discernimiento, con el consentimiento de su consejo, incluidos los matrimonios
candidatos presentados por las otras ramas allí donde no exista comunidad de
matrimonios misioneros.
6) Ser el interlocutor entre la rama y la eclesialidad en la zona y con el consejo general de
rama, verificando la comunicación entre los dos órganos de gobierno.
7) Con el consentimiento del responsable general de rama, nombrar el ecónomo de rama
en la zona, oído el parecer de su consejo.
8) Con el consentimiento explícito del matrimonio responsable de rama, discernir con los
consejeros y aceptar los compromisos estables y formales de los miembros de la rama
en la zona con las diócesis.
9) Representar a la rama de matrimonios misioneros en la zona ante la Fraternidad y ante
los organismos eclesiásticos y civiles.
10) Coordinar con las otras ramas presentes en la zona.
44
251. El presidente y los responsables de las tres ramas, con el consentimiento del matrimonio
responsable de zona, podrán nombrar uno o más asesores de las otras ramas de la Fraternidad,
que participarán en el consejo de matrimonios de zona, con voz pero sin voto.
5. El consejo local
252. Es un órgano de gobierno de carácter colegial y local que, bajo la autoridad del matrimonio
responsable local, asume la responsabilidad local de la rama de matrimonios.
253. El consejo local es la instancia de autoridad para los matrimonios misioneros que garantiza
cotidianamente la vivencia de la consagración matrimonial misionera, la comunión en sus
distintos ámbitos, la formación y la realización de la misión específica.
254. El consejo local está presidido por el matrimonio responsable de la comunidad local. Está
integrado por el matrimonio responsable local y entre dos y cuatro matrimonios consejeros,
elegidos por seis años entre los matrimonios del lugar. Uno de los matrimonios consejeros
ejerce la función de secretario y otro ecónomo local de la rama. El consejo aumentará con un
miembro más por cada siete matrimonios.
255. Las funciones del consejo local son:
1) La corresponsabilidad en la estrecha colaboración con el matrimonio responsable local en
el gobierno de la comunidad local y del apostolado de la rama en el lugar.
2) Fomentar la corresponsabilidad de los matrimonios del lugar.
3) Promover el cumplimiento de las decisiones de la junta general de la Fraternidad
Misionera Verbum Dei, de la junta eclesial de zona y del consejo general y de zona de la
rama de matrimonios misioneros en el lugar.
4) Decidir los asuntos internos de la rama en el lugar.
5) Cooperar en la orientación de la formación que se imparte en el movimiento apostólico
Verbum Dei y en la Familia Verbum Dei de la comunidad local y velar por la realización
de la formación permanente de los matrimonios misioneros.
6) Fomentar la vida espiritual y apostólica de los miembros y de la Rama en el lugar.
256. Las tareas específicas de cada uno de los consejeros son encargadas por el matrimonio
responsable local. Abarcan los distintos ámbitos de la vida de la rama y responden a las
necesidades de la misma. Se detallan por escrito y se encargan por un tiempo determinado.
257. El consejo local se reunirá con una cierta frecuencia, al menos mensual o bimensual, para
velar por el funcionamiento de la rama en la comunidad local. En las reuniones se tratará sobre
la evaluación, estudio y proyección de la rama en el lugar. Realizará actas y buscará una
comunicación adecuada con el consejo de zona o general de la rama.
258. El consejo local buscará la comunión en sus reuniones y decisiones con los organismos del
gobierno eclesial en la comunidad local, así como la comunión con los intereses del consejo
pastoral del movimiento apostólico de la Familia Misionera Verbum Dei en el lugar.
259. El consejo local quedará vinculado al consejo de zona correspondiente o, en su defecto, al
consejo general.
45
260. El matrimonio responsable local es nombrado por el matrimonio responsable general de
rama, oído el parecer del consejo general de rama, y previo informe al presidente de la
Fraternidad. En este proceso se consultará de forma apropiada a los miembros de la rama en el
lugar y en la zona. Deberá ser un matrimonio que destaque por su dedicación al carisma y su
capacidad de crear comunión. Será nombrado por un periodo de tres años. En el matrimonio
responsable local ostentan la autoridad y la representatividad los dos cónyuges.
261. Las funciones propias del matrimonio responsable local son:
1) Coordinar las diversas funciones del consejo local.
2) Cuando no haya responsable eclesial local, representar a la rama ante la Jerarquía de la
Iglesia local, manteniendo informado al Obispo sobre el ritmo apostólico de la Fraternidad,
así como de los cambios más significativos.
3) La coordinación con las otras ramas presentes en el lugar.
262. El presidente, con el consentimiento del matrimonio responsable general de rama y de los
responsables de zona y local, podrá nombrar uno o más asesores de las otras ramas de la
Fraternidad, que participarán en el consejo local con voz pero sin voto.
6. Los secretariados locales
263. De forma transitoria, y hasta que se pueda constituir un consejo local, el matrimonio
responsable de rama, con el consentimiento del consejo general y la confirmación del presidente
y del responsable de zona, ya sea eclesial, de la rama de matrimonios o, en su defecto, de
cualquiera de las otras dos ramas, podrá designar los secretariados para la rama de
matrimonios como órgano de gobierno de colaboración.
264. Los secretariados locales funcionarán en modo similar a los consejos locales, a diferencia
que el coordinador o coordinadora del mismo podrá ser un miembro de la rama de misioneras o
misioneros, con potestad para realizar las mismas funciones de gobierno atribuidas al
matrimonio responsable local.
265. Cada secretariado local estará vinculado a un consejo de zona o, en su defecto, al consejo
general de rama.
7. Remoción de cargos de la rama
266. Los cargos de la rama pueden ser removidos de sus funciones por la autoridad competente
por causas graves.161 Éstas pueden ser, además de las establecidas por el derecho común:
1) Un modo de actuar que produzca grave perturbación a la comunión en el gobierno de la
Fraternidad y de la rama.
2) La grave negligencia o trasgresión de los deberes del oficio, si persiste después de ser
amonestado.
161
Cf. CIC 192-195.
46
VIII. LOS BIENES TEMPORALES DE LA RAMA DE MATRIMONIOS
267. Para imitar más de cerca a Jesús y amar con sinceridad y de forma efectiva a la humanidad,
la rama de matrimonios misioneros no dispondrá de más bienes que los indispensables y
necesarios en función de su desarrollo normal y de la eficacia en la misión específica de oración y
ministerio de la Palabra.162
268. Los matrimonios misioneros, al responsabilizarse de los gastos de sus respectivas familias,
llevarán de manera personalizada la administración y la gestión económica de su familia,
observando las orientaciones de este directorio sobre el voto de pobreza.
269. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros, han de dar testimonio de pobreza,
sobriedad y solidaridad también en la administración de sus bienes materiales. Obedecerán con
docilidad y colaborarán con creatividad con las directrices que existan para asegurar el espíritu
fraterno en la comunión de bienes, sobre todo para el mantenimiento y despliegue de las obras
comunes.
270. Todos los centros, zonas, obras propias, y comunes, así como la administración de los
bienes económicos de la rama de matrimonios misioneros se rige por las constituciones de la
Fraternidad, por este directorio y otras disposiciones del derecho propio de la Fraternidad o de la
rama.163
1. Administración ordinaria y extraordinaria
271. Se consideran actos de administración ordinaria las operaciones económicas requeridas para
el funcionamiento propio de los centros, zonas u otras instancias ordinarias, obras propias y
comunes, comunidades y casas de la Fraternidad en los diferentes lugares, cuyo importe
normalmente está reflejado en el presupuesto anual. El reglamento de administración económica
de la Fraternidad determinará los límites y el modo de la administración ordinaria.164
272. Los responsables de cualquier instancia realizan válidamente gastos y actos jurídicos de
administración ordinaria dentro de los límites de su cargo.165
273. Para ayudarles en la administración, podrán nombrar un ecónomo, oído el parecer del
consejo de rama.166
274. Para los actos de administración ordinaria de mayor importancia por su envergadura o
riesgo, se actuará conforme a lo establecido en el reglamento de administración.
275. Se consideran actos de administración extraordinaria aquellos que exceden los límites y los
modos establecidos para la administración ordinaria: lo que supera sustancialmente el
presupuesto o supone una modificación o riesgo notable del patrimonio económico de la
Fraternidad en sus diversas instancias. Para su validez es necesario el permiso escrito de la
autoridad correspondiente,167 en conformidad con el reglamento de administración económica.168
276. El concepto de administración extraordinaria se aplica a los diversos grados de gobierno –
162
Cf. CFMVD 189.
Cf. CFMVD 188-200.
164 Cf. CIC 1281 §2; CFMVD 195.
165 Cf. CFMVD 196.
166 Cf. Ibid.
167 Cf. CIC 1281 §2.
168 Cf. CFMVD 197.
163
47
local, de zona y general– en proporciones diferentes según lo estipulado en el reglamento de
administración económica.
277. En todos los actos de administración extraordinaria, la autoridad a la que corresponde dar el
permiso, consultará al consejo de asuntos económicos pertinente.
278. La autorización de los actos de administración extraordinaria le corresponde al presidente,
con el consentimiento de la junta general, oído el parecer del administrador general, en
conformidad con las constituciones y el reglamento de administración económica.169
279. Para los siguientes actos de administración extraordinaria se requiere particularmente el
consentimiento de la junta general ordinaria, teniendo en cuenta lo establecido en el reglamento
de administración económica:
1) Adquirir o enajenar, por cualquier título válido, bienes muebles o inmuebles de cuantía
considerable. La enajenación y gravamen de bienes muebles o inmuebles del patrimonio
estable se regirá, además, por las prescripciones del código de derecho canónico.170
2) Construir o reformar bienes inmuebles de la Fraternidad Misionera Verbum Dei que implican
un cambio sustancial en la estructura arquitectónica o un costo considerable.
3) Poner en arrendamiento los bienes inmuebles de la Fraternidad Misionera Verbum Dei de
valor considerable, teniendo en cuenta el destino de los mismos y los gravámenes que
implica.
4) Establecer en nombre de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, contratos y solicitar
préstamos importantes con cualquier entidad civil, eclesiástica o personas privadas que
pudieran comprometer una parte de sus bienes o actividades.171
280. En cada ámbito administrativo la administración general en diálogo con los administradores
de zona determinarán la proporción económica que constituye la administración ordinaria y
extraordinaria teniendo en cuenta la situación del país y de las comunidades y de la cuantía de los
presupuestos.
2. Régimen de bienes y de administración
281. La Fraternidad Misionera Verbum Dei se configura como una estructura única al servicio del
mismo carisma y misión. Por tanto, los bienes muebles o inmuebles de la rama de matrimonios
misioneros serán de titularidad de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.172
282. Sólo se consideran bienes de la Fraternidad los bienes comunes de la Rama, quedando a
salvo que cada matrimonio mantenga sus propios bienes patrimoniales.
283. La rama de matrimonios misioneros contará con un fondo económico de rama, que se
gestionará en sus distintas instancias. Sus finalidades serán contribuir a la administración general
de la Fraternidad para la financiación y funcionamiento de las instituciones y obras comunes de la
misma, así como abastecer los gastos más importantes de la rama: actividades conjuntas,
promoción de la misión, formación, servicios generales de la rama, apoyo a los miembros de la
rama en situaciones de grave necesidad.
169
Cf. CFMVD 197.
Cf. CIC 1291-1295.
171 Cf. CFMVD 198.
172 Cf. CFMVD 190.
170
48
284. El fondo económico que gestiona el consejo general de la rama tendrá por función hacer
posible este organismo de gobierno, el apoyo en la formación, la comunicación en la rama, la
promoción de los trabajos conjuntos de comisiones, así como las obras apostólicas internacionales
y el apoyo a las situaciones de necesidad más graves de los miembros de la rama respetando el
principio de subsidiaridad.
285. La formación quedará tutelada económicamente en sus distintas etapas por el consejo
general de rama, quien determinará los criterios de funcionamiento y de administración. En la
gestión de la administración de la formación inicial, la rama de matrimonios se guiará por el
principio de subsidiaridad y por el sentido de corresponsabilidad.
286. El consejo general de rama procurará que se cubran temporalmente las necesidades
económicas de los matrimonios misioneros, cuando sea necesario, para periodos de formación, de
dedicación exclusiva a la predicación, al asumir funciones de formación o de gobierno, de
responsabilidad en un movimiento de zona u otras funciones que se determinen según las
necesidades de la rama o de la Fraternidad.
287. Con el fin de atender a las necesidades de la rama, el consejo general establecerá los
criterios para fijar la gestión del fondo económico de la rama en los ámbitos generales, de zona y
locales, como también para su recaudación y distribución.
288. En caso de graves necesidades se podrán establecer fondos de solidaridad, con la aprobación
del presidente y oído el parecer del administrador general, que se regirán por las normas
generales de este directorio. En las normas dadas en el momento de su constitución se
establecerá un límite máximo del saldo remanente de los fondos de solidaridad; todo lo que
supere este límite pasará a la caja común del consejo general de la rama al final de cada año. Tal
límite se revisará periódicamente para ajustarse a las necesidades fluctuantes de lugares y
tiempos.
289. La gestión de los recursos del fondo económico de la rama en los distintos ámbitos, estarán
bajo la supervisión directa del ecónomo de la zona y la supervisión última del ecónomo del
consejo general de la rama.
290. En función de la evangelización, es deseable que la rama de matrimonios y la Fraternidad
establezcan entidades, asociaciones, cooperativas, fundaciones o puestos de trabajo,
gestionadas por los matrimonios misioneros como medio de autofinanciación.
291. Quienes administran bienes de la Fraternidad Misionera Verbum Dei están obligados a velar
por el cumplimiento de las normas del derecho común o propio tocantes a bienes temporales, a
cuidar que la propiedad de los bienes temporales de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, a que
se refieren los números 188-190 de las constituciones, se asegure por los modos civilmente
válidos173 en favor de la Fraternidad Misionera Verbum Dei y a garantizar los efectos civiles y
canónicos de los actos de administración.
292. Para garantizar el buen funcionamiento de la rama, ésta contará en todas sus instancias con
un presupuesto anual elaborado y aprobado por el consejo general de la rama que se realizará al
inicio del año y un balance contable que será publicado para la rama el año posterior.
293. Le corresponde al ecónomo del consejo general de la rama de matrimonios misioneros, con
la debida colaboración de los ecónomos locales de la rama, la elaboración anual del presupuesto y
la relación de cuentas de gastos y de entradas del consejo de la rama, presentándolas al consejo
173
Cf. CIC 1284, §2, 2º.
49
de asuntos económicos para ser aprobadas por la junta general. Junto con el presupuesto, si
fuera necesario, se presentarán al consejo de asuntos económicos las peticiones pertinentes de
financiación del consejo general de rama para subvencionar cualquier déficit previsto entre lo que
la rama pueda recaudar y sus gastos ordinarios para llevar a cabo las tareas de gobierno y
formación.
294. Por su parte, los consejos locales y de zona han de elaborar y presentar el presupuesto y la
relación de cuentas cada año según la organización administrativa establecida en cada zona.
295. En cada una de las instancias, los responsables promoverán la corresponsabilidad en la
creación y buena administración de los recursos necesarios para el impulso y el funcionamiento de
la rama.
296. Para crear fraternidad universal y lograr el mejor funcionamiento de la rama, en todas
partes, cada matrimonio contribuirá periódicamente, según el criterio consensuado de los esposos
en dialogo con el responsable correspondiente o con quién éste delegue, con una cuota de
solidaridad al consejo local, de zona o general donde esté vinculado. Orientativamente estará
entre un 5 y un 10 por ciento de los ingresos netos.
297. El aporte entre los consejos será el siguiente:
1) Los consejos locales aportarán al consejo de zona, o en su defecto, al consejo general, el
10% de todos los ingresos.
2) Los consejos de zona aportarán al consejo general el 10% de todos los ingresos.
3) A su vez, el consejo general aportará a la administración general el 7 % de todos sus
ingresos.
Según las necesidades en las distintas instancias, reflejadas en los presupuestos, el consejo
general podrá modificar las aportaciones. Allí donde existan otras ramas de la Fraternidad, cada
consejo de matrimonios, ya sea local o de zona, buscará crear un fondo económico eclesial, al
cual destinará un tanto por cien mensual de su respectivo saldo remanente.
298. El consejo general de la rama de matrimonios, con el asesoramiento de la administración
general, decidirá qué saldo debe quedar en las cuentas de los consejos locales y de zona al
finalizar el ejercicio anual. Superado este límite será ingresado en la cuenta corriente del consejo
de zona y de ella al consejo general.
299. De igual manera la administración general de la Fraternidad, con la autorización del
presidente, de la junta general y en diálogo con el consejo general de la rama, establecerá la
cantidad máxima del saldo remanente para el fondo económico del consejo general de la rama de
matrimonios.
50
300. Los ecónomos de la rama darán el balance de contabilidad administrativa según la plantilla
de la administración general:
1) Los consejos locales lo entregarán trimestralmente al consejo de zona.
2) Los consejos de zona lo entregarán semestralmente al consejo general.
3) El consejo general lo entregará anualmente a la administración general.
IX. DESVINCULACIÓN DE LA FRATERNIDAD MISIONERA VERBUM DEI
301. La Fraternidad Misionera Verbum Dei, a través de sus responsables así como el matrimonio
interesado, antes de tomar una decisión, pondrán todos los medios a su alcance para un claro
discernimiento desde una actitud de oración y de fidelidad a la voluntad de Dios para cada uno.
302. Un matrimonio misionero de votos temporales, puede solicitar libremente su dimisión por
escrito ante el gobierno de la rama antes de terminar el periodo temporal de la profesión. En
caso de no renovar los votos temporales, queda concluido el compromiso con la Fraternidad.
Asimismo, el matrimonio responsable general, oído el consejo general, y con justa causa, puede
excluirlo de la profesión de votos.
303. Un matrimonio de votos perpetuos no debe pedir indulto de salida de la Fraternidad si no
es por causas gravísimas, tras madura reflexión y dialogo, y consideradas en la presencia de
Dios. Una vez ponderadas las causas, el responsable general de rama con el consentimiento del
consejo general, transmitirá la petición al presidente de la Fraternidad quien, oído el parecer de la
junta general, concederá el indulto de salida.
304. Las personas que por las razones que fueren, tuvieran que desvincularse de la Fraternidad
serán tratadas siempre con grande estima, dispensándoles las mejores pruebas de amor
fraterno y ayudándoles en todo momento a conservar una actitud cristiana ejemplar.
305. El indulto para abandonar la Fraternidad Misionera Verbum Dei comporta la cesación de los
derechos y obligaciones provenientes de la incorporación y votos.174
306. Si, ante un caso de extrema gravedad, se ve necesario el despido de un miembro con
incorporación definitiva, se le amonestará y expondrá con caridad su delicada situación; si no da
pruebas de un cambio suficiente se procederá a su despido, siguiendo la forma canónica
prevista en las constituciones para los consagrados célibes,175 siendo competente para realizar el
proceso y pronunciar el despido el presidente con el consentimiento de la junta general.
1) Las causas suficientes para el despido de un miembro han de ser graves, externas,
imputables y jurídicamente comprobadas, como son:
307.
a) El abandono notorio de la fe católica y aquellos casos previstos en los cánones § 1,1397
y 1398 del CIC.
b) La infracción total o parcial de las normas fundamentales de la Fraternidad Misionera
Verbum Dei, especialmente las que se refieren al contenido de la moral matrimonial, los
votos y a las obligaciones de la vida fraterna en la rama y en la Fraternidad; las reiteradas
174
175
Cf. CFMVD 146.
Cf. CFMVD 149.
51
violaciones de los vínculos sagrados; la desobediencia pertinaz a los mandatos legítimos de
los superiores en materia grave; el escándalo grave causado por su conducta culpable; la
defensa o difusión pertinaz de doctrinas condenadas por el magisterio de la Iglesia; la
adhesión pública a ideologías contaminadas de materialismo o ateísmo.
2) En caso de expulsión de un miembro profeso de votos temporales o de votos
perpetuos, se siguen las prescripciones de la legislación eclesiástica. La autoridad competente
para decretar la expulsión de la Fraternidad es el colegio formado por el matrimonio responsable
general de la rama con su consejero general, presidido por el presidente de la Fraternidad176.
308. Cuidando de observar siempre la equidad canónica, el matrimonio que se separa de la
Fraternidad no tiene derecho a ninguna remuneración o indemnización por el tiempo de
permanencia en la Fraternidad, la colaboración y servicios prestados en la Fraternidad o para la
evangelización.
X. OBLIGACIÓN DE OBSERVAR ESTE DIRECTORIO PARA LOS MIEMBROS DE LA
RAMA DE MATRIMIONIOS MISIONEROS VERBUM DEI
309. Los miembros de la rama de matrimonios misioneros, pondrán todo su empeño en la
aplicación, lo más fielmente posible, de las disposiciones de este directorio ad experimentum,
buscando en todo el crecimiento de la rama de matrimonios misioneros, su consolidación y
expansión misionera.
176
Cf. CIC 699 § 1.
52
XI. FÓRMULA DE CONSAGRACIÓN DE LOS MATRIMONIOS MISIONEROS VERBUM
DEI
310. Fórmula de consagración de los matrimonios misioneros:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo,.……………..
y yo, …….……………… por manos de nuestra Madre, la Virgen María, nos consagramos a Ti, como
matrimonio misionero de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
Con todo nuestro filial afecto, te entregamos, Padre del Cielo, la vida que por puro amor nos has
dado y nos conservas. Queremos, por amor, invertirla para tu gloria, haciendo, siempre y en
todo, tu voluntad. Buscaremos en familia tu Reino, como lo único absoluto y necesario para
propagarlo y compartirlo entre todos tus hijos, nuestros hermanos.
Queremos, Jesús, seguirte y hacer de tu vida y evangelio nuestro único camino, verdad y vida,
según el carisma específico de la Fraternidad y el espíritu de la primera comunidad cristiana.
Queremos concretar y centrar nuestra vida y misión en la Palabra de Dios, formando discípulos
tuyos de todas las gentes.
Espíritu Santo, ayúdanos a aplicarnos con toda nuestra mente, corazón y fuerzas, al cuidado
atento y delicado de nuestro Cristo total, Cabeza y miembros, al servicio incondicional y pleno de
nuestra Santa Madre, la Iglesia católica.
Queremos concretar y hacer efectivo este compromiso de amor a Ti y a la Iglesia, desde la gracia
sacramental del matrimonio, con nuestra dedicación plena al anuncio de la Buena Nueva del Reino
de Dios, por medio de la oración, del ministerio de la Palabra y un testimonio de vida evangélica.
Con este vivo deseo y decidida determinación, libre y voluntariamente queremos, Trinidad
Santísima, ante nuestros responsables, familiares y amigos, sellar con votos este compromiso de
amor a Ti y a la Iglesia en favor de nuestros hermanos, y hacemos profesión (por … años,
perpetua) de los consejos evangélicos de pobreza, castidad conyugal y obediencia, de acuerdo a
las normas de la Iglesia católica para la santidad matrimonial y la familia, siguiendo las
constituciones y otras normas de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
Os pedimos a todos los hermanos y hermanas de la Fraternidad Misionera Verbum Dei, que nos
ayudéis, como nosotros nos comprometemos a ayudaros, a formarnos y capacitarnos, más y
más, para desempeñar fielmente la misión de predicar el evangelio de Jesús por todo el mundo.
Acompáñanos, María, con tu entrañable amor de Madre, en nuestro matrimonio y vida familiar,
para que nuestra consagración a la Palabra viva de Dios y predicación de la misma, sea
propagación continua de la Vida de Dios por generaciones.
Así sea.
53
SIGLAS
AA
BIVD
CFMVD
CIC
ChL
EN
EVD
FC
GS
LG
NCIC
NMI
PC
PACFMVD
SimpMatr
VC
Vaticano II, Apostolicam Actuositatem
Breve Ideario Verbum Dei (1969)
Constituciones Fraternidad Misionera Verbum Dei (2000)
Código de Derecho Canónico (1983)
Juan Pablo II, Christifideles Laici
Pablo VI, Evangelii Nuntiandi
Estatutos Verbum Dei (1987)
Juan Pablo II, Familiaris Consortio
Vaticano II, Gaudium et Spes
Vaticano II, Lumen Gentium
Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica
Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte
Vaticano II, Perfectae Caritatis
Propuesta de Aportes a las Constituciones de la Fraternidad Misionera
Verbum Dei (2009)
Simposium Matrimonios (México, 2003)
Juan Pablo II, Vita Consecrata
54
ANEXO: USO PEDAGÓGICO DEL DIRECTORIO
Aspectos generales
a) Sentido
Las Constituciones de la Fraternidad Misionera Verbum Dei reflejan la identidad común de toda
la Fraternidad. Ellas contienen los rasgos esenciales del carisma Verbum Dei, de su
espiritualidad, forma de vida, consagración, misión, organización, etc. que el Fundador ha
querido que queden plasmados para transmitir de forma íntegra el carisma a los que se sienten
llamados por Dios a vivirlo. Constituyen por eso el punto de referencia irrenunciable para todos
los miembros de la Fraternidad, por el que tienen que guiarse en todo momento para vivir la
vocación común a la que Dios llama a los miembros del Verbum Dei.
Las Constituciones ofrecen una norma segura para regirse en la vida espiritual y apostólica, a la
vez que en su generalidad puede crear la sensación de ser difíciles de aplicar en la vida
cotidiana o de concretar en ciertos casos. Para responder a estas inquietudes son necesarios los
Directorios de las tres Ramas. Los Directorios de Rama son la necesaria especificación para la
respectiva Rama del modo de vida y apostolado y de la organización de la Rama en el marco
del carisma Verbum Dei, plasmado en las Constituciones. Los Directorios beben del espíritu de
las Constituciones y plasman sus disposiciones en otras normas más aplicadas y detalladas, de
forma que cada miembro de la Fraternidad pueda encontrar en ellos la respuesta detallada a la
pregunta cómo vivir el carisma en su Rama.
La armonía entre las Constituciones y los Directorios es una clave de lectura imprescindible para
la recta interpretación de los Directorios. Desde este postulado se entiende que los Directorios
son manifestación de la riqueza que contienen las Constituciones y, que en última instancia, de
la riqueza del carisma Verbum Dei.
b) Breve reseña histórica
El proceso de elaboración del Directorio comienza con la búsqueda de la aplicación de las
Constituciones a la Rama; comenzó prácticamente con el de redacción de las Constituciones y
se plasmó en diversos documentos y trabajos. Un hito fundamental fue el Simposium de la
Rama de Matrimonios en agosto de 2003. A raíz de éste se elaboró un documento amplio de
síntesis de todos los trabajos anteriores y que ya se denominó Directorio dándole así rango
como documento normativo e igual a los futuros Directorios de las Ramas de los miembros
célibes. Después de sucesivas consultas a toda la Rama y las consecuentes aportaciones y
mejoras se aprobó ad experimentum por la Junta General el 18 de junio de 2006; examinado y
enriquecido por el Congreso General de 2007 fue finalmente aprobado por el mismo y
promulgado por el Presidente el 25 de marzo de 2007.
En este proceso ha sido muy importante el hecho de que se ha intentado siempre el que la
consulta fuera lo más amplia posible de forma que el Directorio pudiera recoger la experiencia
de todos los miembros de la Rama. El propósito que ha guiado este proceso ha sido siempre
que el Directorio fuera la síntesis de aquello para la Rama era esencial. El punto de partida son
las diversas experiencias, muy variadas según los lugares, el momento histórico, las
circunstancias de la Fraternidad, etc., pero también el discernimiento según la idea del
Fundador y el carisma tal y como se expresa en las Constituciones.
Por este motivo el Directorio responde a una lectura reconciliada y reconciliadora de la historia
de la Fraternidad, en general, y de la Rama, en particular; supone un momento de madurez
muy importante, de acción de gracias por el impulso del Espíritu y para mirar hacia el futuro de
forma esperanzada.
c) Valor normativo
La elaboración ha sido un largo proceso en que ha intervenido toda la Rama y también
personas de las otras Ramas. Por eso no refleja un ideal utópico o teórico, sino que ha recogido
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-desde la experiencia- lo que los matrimonios misioneros quieren vivir para concretar su
consagración y su dedicación a la misión.
Esto ha sido ratificado por la I Asamblea extraordinaria de Rama de julio de 2009. En ella se ha
examinado minuciosamente el Directorio y ha sido aprobado por la misma. Con la aprobación
se concluye el periodo de proyecto y se abre una nueva etapa. El Directorio ha dejado de ser
un documento de trabajo para tener valor normativo para todos los miembros de la Rama.
La Rama de Matrimonios Misioneros ha aprobado el Directorio para ser la norma que guíe en
todo el mundo la vida de los matrimonios misioneros y de la Rama. De esta manera se puede
conseguir los objetivos de la perseverancia gozosa de los matrimonio misioneros en la vocación
y la unificación de los criterios en toda la Rama; además, fruto de ello será potenciar la vitalidad
espiritual y apostólica de los miembros y de la Rama.
El Directorio es también un punto de referencia para los miembros de las otras Ramas: los
misioneros y misioneras pueden conocer en el Directorio lo esencial de la Rama y de sus
miembros y así también orientarse en el apostolado con matrimonios que sientan la inquietud
vocacional en la Fraternidad Misionera Verbum Dei.
d) Valor pedagógico
Esta nueva etapa del Directorio significa también que es necesario que el Directorio penetre en
la mente y el corazón de cada uno de los miembros de la Rama. No puede quedar relegado a
un documento más entre otros ni, menos aún, puede ser relativizado su valor. Si su fin es ser la
norma de vida de toda la Rama, debe ser bien conocido, para ser bien interpretado; así se
puede vivir su contenido no como algo externo al matrimonio misionero, sino como algo que le
constituye desde dentro y que se plasma en normas comunes para todos, reflejo del espíritu
común que une a todos los miembros de la Rama.
El Directorio debe ser considerado como una fuente inspiradora, no como meras normas a
cumplir de manera formalista. La lectura, el estudio, la meditación, la profundización en sus
contenidos… tienen un gran valor para vivificar la experiencia espiritual y apostólica de los
matrimonios misioneros Verbum Dei. Cuando se acude al Directorio, en paralelo con las
Constituciones, como fuente viva para llenarse del carisma, el matrimonio misionero Verbum
Dei encuentra el aliento y el estímulo espiritual que incrementa la creatividad de la que nacen
sugerencias, iniciativas, propuestas… para vivir de forma nueva la propia vocación en todas sus
facetas.
En particular, el Directorio es un instrumento de alto valor pedagógico para algunos ámbitos
esenciales de la vida de la Rama:
- Para el conocimiento detallado de la identidad de la Rama. El fin ciertamente no es
adquirir conocimientos teóricos, sino que es para guiar la vivencia del matrimonio misionero
en todas sus facetas de su consagración y misión. Además de lo que se haya detallado en
cada número, una lectura de conjunto del Directorio da a conocer el significado de
expresiones (como “radicalidad afín”, “mayor eficacia”, “plena disponibilidad”, etc.) que, de
otra manera, se pueden interpretar según el arbitrio de cada uno.
- Para la formación en cualquiera de sus etapas; este punto deberá ser concretado en un
plan de formación para la Rama y en armonía con el plan de las otras dos Ramas.
- Para la pastoral y el discernimiento vocacionales. Al contener las especificaciones del
modo de vida y misión de los matrimonios misioneros Verbum Dei, el Directorio es también
una guía eficaz para la pastoral y el discernimiento vocacionales, ayudando a los
matrimonios en su camino de respuesta fiel a Dios y orientándoles hacia lo que Dios quiere
de ellos: en la Rama de Matrimonios Misioneros o en la Familia Misionera Verbum Dei.
- Para las formas de apostolado. Un fin genuino del Directorio es potenciar la misión y el
apostolado de los miembros de la Rama y de la Rama en sí misma. En este sentido, el
Directorio no es un temario o una guía de actividades apostólicas, pero, por recoger lo
esencial del carisma Verbum Dei en la forma de vida del matrimonio y la familia, leído
desde la perspectiva de la misión, puede ser muy sugerente en cuanto a la forma de llevar
al cabo el apostolado con los matrimonios y las familias.
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Líneas-fuerza del Directorio
El Directorio tiene algunas líneas de pensamiento que recorren el texto desde el inicio al
fin; son las que le dan consistencia y coherencia. Éstas se aprecian en una lectura de
conjunto de todo el texto, porque hay que insistir en que sólo el conjunto da sentido a las
palabras, los conceptos, las expresiones… Las lecturas parciales de palabras o términos
aislados pueden conducir fácilmente fuera del camino de la recta interpretación.
Son los principios básicos en los que se basa el Directorio y que se desarrollan ampliamente
a lo largo de todo el articulado. No se puede decir que se encuentren en ningún número
desarrollados de forma especial, sino que más bien se encuentran de una manera u otra en
cada número con mayor o menor énfasis. El Directorio es un desarrollo coherente y lógico
de todos estos principios, que se han ido reconociendo en la experiencia de la Rama y se
ha comprobado su valor esencial y su eficacia.
Ya que de estos principios reciben los diferentes números del Directorio coherencia, son los
que le dan fuerza, no sólo lógica, sino existencial
Se podrían formular de la siguiente manera:
1. La importancia de la vida espiritual. El punto de partida el bautismo como llamada a la
santidad que recibe todo cristiano como gracia de Dios. Para crecer debe alimentarse de las
fuentes de la gracia que la Iglesia pone a disposición del cristiano: la oración, la vida
sacramental y litúrgica y la vida moral cristiana.
2. La radicalidad evangélica en el seguimiento de Cristo. Es la llamada especial de Dios a
vivir de forma más manifiesta como Cristo vivió en su vida terrena, concretada en los
consejos evangélicos. Esta llamada no se limita a la vocación a la vida consagrada, sino se
extiende a todos los cristianos que tienen el derecho y el deber de vivir la vida evangélica.
3. El sacramento del matrimonio. La gracia sacramental configura de una manera especial
a los esposos cristianos para amarse como Cristo amó a su Esposa, la Iglesia. Les capacita
para vivir el misterio del amor trinitario de comunión revelado por Cristo en todas las
facetas de su vida.
o La comunión conyugal entre los esposos cristianos como “comunidad de vida y
amor” (GS 48).
o La vida familiar, como “comunidad de personas” (FC18).
o La laicidad, la secularidad, como el estar en el mundo propio de los fieles laicos y
especialmente de los matrimonios llamados a vivir la vida cristiana en medio del
mundo.
4. La total disponibilidad para la misión en la Fraternidad Misionera Verbum Dei. El carisma
Verbum Dei que configura de manera específica todos los elementos anteriores que, en sí
mismos, son comunes a todos los matrimonios cristianos.
o El carisma concreto Verbum Dei de oración y ministerio de la Palabra junto con el
testimonio de vida.
o Un carisma misionero, que en los matrimonios de manera especial significa la
total disponibilidad misionera entendiendo que ésta no es sólo disposición para la
movilidad geográfica, sino también para asumir o dejar un encargo, apostolado,
función, etc.
o La pertenencia a la Fraternidad y la eclesialidad: la comunión con las otras
Ramas. La Fraternidad se basa en la igualdad de carisma y de misión que genera la
unidad entre todos los miembros y se encarna en la diversidad de vocaciones y
estados de vida que en comunión fraterna
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Formas de usarlo
1. Para la oración:
o La meditación y oración personal.
o Los retiros de la Rama o los ejercicios espirituales.
o El examen personal y la revisión de vida.
o Leerlas para ayudar al discernimiento de las opciones personales en la vida.
2. Para el estudio:
o Consultar las fuentes del Fundador: las Constituciones, sus predicaciones, sus
escritos, etc.
o Elaborar formaciones sobre los diversos temas del Directorio en las diversas
etapas: inicial, teológica, permanente, etc.
o Hacer una lectura transversal de los temas: el reino de Dios, formar apóstoles, la
oración, la consagración, la misión, etc.
o Profundizar en la comprensión: leer las referencias de las notas, el magisterio de
la Iglesia, los documentos de base, etc.
o Promover estudios de tipo teológico sobre la novedad de la consagración,
espiritualidad, misión, etc. de los matrimonios misioneros, etc.
o
3. Para la predicación:
o Pautas de oración
o Preparación de charlas
o Temarios para matrimonios, novios, jóvenes, etc.
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