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“2013 – Año del Bicentenario de la Asamblea General Constituyente de 1813”
REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN PLENARIA DE LAS COMISIONES DE TRABAJO Y PREVISIÓN
SOCIAL Y DE BANCA DE LA MUJER
Salón Arturo Illia – H. Senado de la Nación
26 de junio de 2013
Presidencia de la señora senadora Ana María Corradi de Beltrán
PUBLICACIÓN DE LA DIRECCIÓ N GENERAL DE TAQUÍGRAFOS
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“2013 – Año del Bicentenario de la Asamblea General Constituyente de 1813”
26.06.2013 Reunión plenaria de las comisiones de Trabajo y Previsión Social y de Banca de la Mujer
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En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Arturo
Illia del H. Senado de la Nación, a las 10 y 30 del miércoles
26 de junio de 2013:
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – Muy buenos días a todos y a todas.
Desde las comisiones de Trabajo y Legislación Previsional y de la Banca de la Mujer
hemos convocado para dar tratamiento al proyecto S.-6005/12, presentado por la senadora
Nanci Parrilli, que tiene como objeto regular la incorporación de las mujeres en las empresas
hidrocarburíferas, asignándoles un 30 por ciento como piso y que ese piso esté asegurado en
todos los puestos de la empresa, no únicamente en los de maestranza, mucama o similares a
los domésticos. Entendemos que es un proyecto muy importante, un avance más de la mujer
en ámbitos en donde tradicionalmente eran exclusivos para los hombres.
En el día de hoy, como segundo día que la Comisión dedica a este proyecto, hemos
invitado a distintas personalidades que conocen sobre esta temática para que expresen la
impresión que tienen de este proyecto. Escuchemos los senadores para que a partir de esta
comisión nos aboquemos a la firma del dictamen, que seguramente será en la próxima
reunión de esta comisión y la de la Banca de la Mujer.
En primer lugar, vamos a invitar al señor Ernesto López Anadón, presidente del
Instituto Argentino del Petróleo y Gas, para que haga referencia al proyecto en cuestión.
Sr. López Anadón. – Muchas gracias, senadoras y senadores. Gracias por la invitación al
Instituto Argentino del Petróleo y Gas a exponer sobre lo que creemos nosotros una iniciativa
importante y necesaria no solo para la industria del petróleo.
Este es un instituto técnico que nuclea a todas las empresas del sector, a socios
personales –tiene más de mil socios–, y se dedica exclusivamente a buscar la excelencia en el
trabajo diario de las empresas, a buscar el intercambio de información como medio para
obtener la mejora continua que la industria necesita, a transparentar la actividad y a publicar
todo lo que la industria realiza. Así que en ese carácter estoy acá haciendo esta presentación.
Me gustaría –porque no sé que grado de conocimiento existe sobre la industria del
petróleo y del gas– hacer un pequeño análisis de cuáles son las actividades que realiza la
industria, sobre todo en la parte de lo que se llama “exploración y producción”, que es a lo
que se refiere este proyecto.
Básicamente, las tareas se realizan en el campo donde se encuentra el gas y el
petróleo. Se realizan tareas de perforación, terminación de pozos, reparación posterior de esos
pozos. Todo con equipos específicos destinados a esa actividad, donde participan en general
gente que tiene que estar capacitada en electricidad, mecánica, mantenimiento, pero también,
cuando se construyen plantas que abarcan todas las etapas de la construcción, tendido de
líneas soldaduras, etcétera; es decir, todo lo que lleva a la construcción de la infraestructura
necesaria para la extracción de gas y petróleo. Estas actividades se realizan en general en
centros alejados de las poblaciones. En promedio –haciendo un cálculo rápido–, podríamos
hablar de que hay que trasladarse cerca de 150 kilómetros al lugar de residencia para llegar a
esas locaciones donde se encuentran los yacimientos. Obviamente, esto se hace con vehículos
provistos por las empresas, pero en caminos que no siempre están asfaltados y que provocan
mayor tiempo de traslado en general. Las operaciones se realizan las veinticuatro horas del
día, los pozos no paran y tampoco la supervisión de todas las operaciones pueden dejar de
hacerse durante la noche, porque hay que tener cuidado de que no existan pérdidas, derrames
o paradas imprevistas de pozos. Muchas veces hay caídas de líneas de alta tensión que hay
que reparar rápidamente para poder continuar con la producción. Entonces, el trabajo es de 24
horas. O sea que se hace básicamente por turnos en regiones bastante agrestes, sobre todo
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donde hay que soportar altas y bajas temperaturas, como el caso de Cerro Dragón. Yo he
estado allí en operaciones de pozo con 20 grados bajo cero de temperatura y un viento que
hacía sentir como 40 grados bajo cero de temperatura. O sea, en esas condiciones se realizan
estas actividades. En muchos casos las zonas son bastante más alejadas de lo previsto, por lo
tanto, para no someter a los trabajadores en tiempo de traslado de cuatro horas de ida y cuatro
horas de vuelta, que prácticamente es otra jornada laboral, se hacen turnos, muchas veces
dependiendo de la compañía y el tipo de operación de catorce días de trabajo por catorce días
de descanso o de veintiocho días de trabajo por veintiocho días de descanso. Así que dentro
de ese ámbito es cómo se opera en gas y petróleo, no solo en la Argentina sino en el resto del
mundo. Incluso, hay regiones donde las condiciones son aún más extremas de lo que nosotros
tenemos en el sur argentino, y las operaciones ahí también se realizan.
Dentro de ese contexto, la industria tiene que cuidar de la seguridad de las personas,
ya que se manejan materiales pesados y productos inflamables que pueden producir derrames
y afectar el medioambiente. Entonces, el cuidado de lo que es salud, medioambiente y
seguridad de las personas es fundamental, y por eso se requiere de personal extremadamente
capacitado, tanto en los oficios como en la parte profesional. Es decir que la industria tiene
que estar permanentemente entrenando a este personal para evitar que los trabajos tengan que
ser rehechos nuevamente, con los consiguientes peligros que eso representa y los mayores
costos que uno debería afrontar.
De hecho, tenemos un programa a través de la UTN en donde se hace certificación de
oficios; donde se certifica a las personas que tienen capacidades como soldadores,
electricistas, mantenimiento mecánico o montaje de equipos, que es lo que estamos
implementando últimamente. Se certifica que están capacitados para realizar este tipo de
operaciones en las condiciones en que estas operaciones deben ser hechas. De esa manera,
uno se asegura, y también la persona, de tener algo que mostrar sobre la base de lo que tiene
que trabajar. En general, la mayor parte de la gente pasa ese examen; pero a los que no lo
pasan se los capacita y tienen la posibilidad de volver a hacer esa certificación, es decir, hay
una doble vuelta sobre eso.
Dentro de este contexto, la industria –me quiero referir también a nivel internacional–
ahora está afrontando un problema respecto de intentar captar gente para continuar operando.
Hay mucha gente, sobre todo en la parte técnica y en la parte profesional, que está en estos
momentos al borde del retiro, y hay muy pocos jóvenes de ambos sexos que quieran seguir las
carreras que lleven a este tipo de operaciones, incluso en oficios que se requieren para el
campo o en tecnicaturas que también se requieren para otro tipo de operaciones de
supervisión y gerenciamiento. Ese es uno de los temas que se menciona cuando uno toma
cualquier literatura, tanto a nivel internacional o de países particulares, sin importar de qué
país se trate: el recurso humano. A la industria le está siendo cada vez más difícil captarlo.
Yendo al caso de la mujer, aun es más complicado conseguir mujeres que vengan a
trabajar a la industria. Si uno toma las estadísticas internacionales, hay una estadística que
hace la consultora GEI sobre la que se basa en muchos casos la comparativa internacional de
salarios. Esta consultora hace una estadística de salarios, pero también hace una estadística de
empleo. Si tomamos las distintas regiones del mundo, no estamos lejos de lo que ocurre
internacionalmente. En el mundo, los únicos que están cerca del 10 por ciento son los países
de América: por un lado, América del Norte, que está en el 10,2 por ciento dentro de esta
encuesta; y, por otro lado, América del Sur, que está en el 10,3 por ciento, un poquitito más.
Si uno va a Europa, están en el 9 por ciento; y si uno va a Asia, están más o menos en el 7 por
ciento de participación femenina dentro del global de la industria. Muy baja.
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Si uno busca el porqué de esto, yo la verdad es que soy ingeniero, no soy experto en
sociología, así que se lo dejo a ellos. Pero, por lo que he leído, es un común denominador,
tanto acá como en el mundo, que la mujer se está orientando más a las ciencias sociales que a
las ciencias técnicas. Estudia más que el hombre: en general, según en las estadísticas de las
universidades nacionales y privadas, el 56 por ciento del alumnado es femenino, mientras que
el 44 por ciento es masculino. De los profesionales que se reciben, el 60 por ciento es
femenino. Esto quiere decir que se reciben más mujeres y abandonan más varones, porque
aumenta el porcentaje de gente recibida. Pero cuando uno va a las carreras técnicas, es sólo el
20 por ciento; o sea, escasamente se llega a mujeres. Es decir que los porcentajes en ciencias
sociales aumentan muchísimo en las mujeres con respecto a los hombres y bajan muchísimo
en las carreras técnicas.
Adicionalmente, estas carreras técnicas están más orientadas a otro tipo de actividad,
que no es la del gas y el petróleo. Están orientadas, en muchos casos, sobre todo en la
matemática y física, a la investigación, y no tanto en la aplicación en las empresas. Con lo
cual aleja aun más la perspectiva de conseguir gente para este tipo de trabajo.
Si uno va a las estadísticas en otros países, ocurre exactamente mismo. Es curioso. Por
ejemplo, en Estados Unidos, el 60 por ciento del alumnado es femenino; y se reciben más
mujeres que hombres. Y cuando van a carreras técnicas, ese porcentaje baja al 20 por ciento.
En cuanto a la participación de la mujer en el trabajo, tomé estadísticas de la OIT.
Quiero confesar que estas estadísticas están tomadas directamente de la OIT, de las
estadísticas que confeccionan los países, y a veces no son homogéneas las formas en que la
toman. De todos modos, valen como tendencia, así que les voy a dar números redondos, sin
especificar. Lo que yo veo es que básicamente, de la fuerza laboral, muy cerca del 50 por
ciento es fuerza laboral femenina en casi todos los países. Podrá estar en 47, en 45, etcétera.
Siempre hay un poco más de hombres. Pero cuando vamos a ver cómo se distribuye esa
fuerza laboral, vemos en la industria –no en la industria petróleo y gas, sino en toda la
industria: extractiva, manufacturera, de cualquier otro tipo– que el porcentaje de participación
de la mujer está en el 20 por ciento. Cuando vamos a los servicios, ese porcentaje sube al 50
por ciento y, en algunos casos, al 59 por ciento. Es decir que acá hay un tema de hacia dónde
se quiere orientar la mujer y la inhabilidad en nuestro tipo de industria de captarla.
Dentro del panorama que les pinté al principio respecto de la dificultad que tiene
nuestra industria para captar profesionales, para nosotros sería una bendición que las mujeres
fuesen a integrar esa fuerza de trabajo; que fuesen el 60 por ciento de lo que es ingeniería,
geología, geofísica, ingeniería química, ingeniería electromecánica; que le sirvan a las
empresas como para aumentar su staff y poder afrontar lo que nos demanda el futuro. Tengan
en cuenta que según las cifras de la Agencia Internacional de la Energía, de acá a 2035 el
mundo va a requerir un 40 por ciento más de energía. De ese 40 por ciento más de energía,
por lo menos el 50 por ciento va a ser gas y petróleo. El camino a un sistema energético
sustentable no es posible si no tenemos suficiente gas y petróleo que lo alimenten. Por lo
tanto, esta industria tiene que dar esas respuestas. Y para dar esas repuestas se requiere del
concurso de toda la fuerza laboral, no sólo de los hombres, sino de todos los que estén
capacitados para trabajar en esto.
Con esto quiero decir que nosotros también estamos haciendo un esfuerzo para tratar
de captar esto. En el Instituto estamos generando un proyecto –también lo tienen algunas
empresas a través de sus fundaciones– para entrar en contacto con las universidades y con los
colegios técnicos para tratar de mejorar la enseñanza y la orientación de esas personas hacia
carreras que luego lleven a trabajar en lo que es la industria del petróleo y el gas. La idea es
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mejorar el enfoque; quizás llegar a hacer títulos intermedios que permitan contar con el
personal mucho antes de lo que hoy se puede contar; dar más becas; en fin, buscar fórmulas
que nos permitan captar gente, porque es un tema preocupante.
La Argentina hoy tiene la enorme posibilidad de aumentar su actividad en gas y
petróleo. En promedio, estamos perforando mil pozos al año. Es una muy buena actividad. A
pesar de las críticas que puedan haber, en realidad la actividad del gas y el petróleo se ha
mantenido en ese valor durante muchos años. Es una actividad de las mayores que ha tenido
Argentina. Y ahora se nos abre la posibilidad de estos recursos no convencionales.
Los recursos no convencionales, para que se den una idea, se han evaluado en 700
trillones de pies cúbicos. Es una evaluación; probablemente no todos sean recuperables
económicamente. Pero para que se den una idea de la magnitud de esto, Loma La Lata,
cuando fue descubierto, tenía 10 trillones de pies cúbicos. Loma La Lata es un yacimiento
gigante, incluso, a nivel internacional. En muchos congresos se ha presentado el caso de
Loma La Lata dentro de otros casos de yacimientos gigantes en el mundo. Ese ha sido un caso
único. Y ha sido el caso que hizo un punto de inflexión dentro de la materia energética
argentina. Porque a partir de Loma La Lata se hicieron dos gasoductos importantísimos –el
Nouba II y el Centro-Oeste–, que han llevado el gas a todo el país. Nos queda pendiente la
zona del litoral. Pero, el resto del país ha sido cubierto con distribución y transporte de gas.
Esto serían 70 Lomas de La Lata. La Argentina tiene la enorme posibilidad de
desarrollar esto y aumentar su participación e incluso exportar gas.
Para eso necesitamos más equipos de perforación, de programación, de pulling, de
servicios, de segmentación, de fracturación y de perfilaje. A su vez, necesitamos más gente en
el campo y de construcción. Para eso, hay que generar y entrenar a la gente. Si no se cuenta
con el total de la fuerza laboral, veo muy difícil que se llegue a perforar o duplicar la
actividad. Esto podría ser hecho fácilmente si contamos con todos los recursos.
También, hay otros recursos. El fundamental es el financiamiento, pero en el mundo
hay disponibilidad de ello. Los otros recursos hacen referencia a contar con los equipos y los
materiales para hacer todo esto. Pero, a la larga, si hay un proyecto continuo, esto se va a
conseguir. Pero, el factor humano es el factor crítico.
Cualquier iniciativa de este tipo, desde nuestro punto de vista, es bienvenida.
En el caso particular de la Argentina, en la certificación de oficios que es abierta,
porque la hace la Universidad Tecnológica Nacional de Neuquén, de las casi 400 personas
que han pasado a certificar su oficio, no ha habido una sola mujer que se haya presentado.
Otra empresa en la región armó un curso de un año para formar soldadores. Se
presentaron 50. Todos hombres. Finalmente, el curso se hizo con 32, porque otros 18
abandonaron. Y se terminaron recibiendo 23 soldadores. Todos hombres. No hubo una sola
mujer que se haya presentado a este tipo de trabajo.
Acá tenemos un tema de raíz. Creo que lo tenemos que atacar desde la educación,
orientando a los dos sexos a que hagan este tipo de carreras. También, tenemos un tema con
el Estado. Las leyes de contrato de trabajo impiden contratar a las mujeres para trabajos que
sean considerados peligrosos o penosos. Los trabajos que se hacen en la industria del petróleo
y el gas han sido considerados penosos, para esta legislación, sobre todo por el decreto
2136/74. Por el tiempo que tiene el decreto, podría ser revisado.
Tanto es así que los que trabajan en gas y petróleo en este tipo de actividades,
establecidas por este decreto, se pueden jubilar a los 50 años.
El Estado no está dando las condiciones por el tipo de contratación y el sistema
educativo tampoco está formando gente que nos permita a nosotros tener este tipo de
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recursos.
Ese es uno de los temas pendientes.
Voy a poner como ejemplo al Brasil. En ese país, Petrobras está enfrentando el mismo
problema. Tiene todo el desarrollo del Pre-Sal más todos los desarrollos que vienen
normalmente realizando. Han hecho una evaluación de la cantidad de gente que necesitan. Y
se dieron cuenta que si no tomaban algún plan específico para fomentar esto, no iban a llegar
a ningún lado. Entonces, junto con el gobierno generaron un plan que establece educación
secundaria, terciaria y de oficios para formar gente, hombres y mujeres, que puedan trabajar
en la industria del petróleo y el gas, para suplir las necesidades de personal que tienen.
Yendo a este proyecto de ley, mi primera reacción, sin ser abogado, es que es de
imposible cumplimiento. No veo que haya personal femenino que quiera ir a trabajar a la
industria del petróleo y el gas. Los factores ya los mencioné. Hay un factor de educación.
También, hay un factor de imagen de esta industria. Es una industria que no tiene buena
imagen. No la tiene porque no la ha sabido difundir o porque la gente se ha quedado en el
pasado.
Hoy, la industria del petróleo y el gas es una industria moderna, que ha aprendido de
sus errores pasados y que se mejora continuamente con tecnología de avanzada. Está en
permanente desarrollo. Todos los días hay algo nuevo. El cuidado del medio ambiente y de la
salud de las personas es uno de los rubros principales de las empresas. Las direcciones de las
empresas están específicamente orientadas para evitar cualquier problema respecto al medio
ambiente y la seguridad.
A la industria del petróleo y el gas se le achaca todo el problema de las emisiones.
Pero, esta industria lo único que hace es extraer crudo y gas de los pozos. Y es una de las que
menos emite, mucho menos que la industria manufacturera. Emite la gente cuando utiliza el
recurso. Pero, lamentablemente, es el recurso que hay disponible para ser utilizado.
Argentina, gracias a Loma de La Lata, ha generado una matriz energética basada en gas. De
los recursos no renovables, es el que menos emite. Luego, viene el petróleo. Y el más dañino
es el carbón. Por suerte, Argentina no utiliza carbón.
Pero, esa imagen ha quedado en la industria. Esto, también, hace que los jóvenes no
quieran trabajar en una industria de este tipo.
Voy a comentar un ejemplo. Estamos organizando un congreso. Tenemos una jornada
para jóvenes, para tratar de atraer un poco a la gente a esto. Lo vamos a hacer bajo un
esquema que se llama TED. Este grupo es un grupo internacional que genera una mecánica
para este tipo de reuniones y después, las publicita y las transmite a todo el mundo por
Internet. No nos dieron la licencia. ¿Por qué? A pesar de tratarse de un instituto sin fines de
lucro, por estar relacionado con el gas y el petróleo no nos dieron la licencia.
Entonces, esa barrera hay que superarla. El Estado debería ser una gran ayuda para
hacerlo. Deberíamos tener un trabajo conjunto para captar gente y mejorar la imagen de las
actividades que se realizan en el país. Argentina lleva cien años explotando petróleo. Con los
recursos no convencionales, seguramente, vamos a tener cien años más de actividad
sostenida. Creo que vale la pena detenerse y empezar a pensar cómo fomentarla.
Creo que, en esto, la mujer va a cumplir un rol fundamental.
Cuando digo que creo que no se va a poder cumplir es porque, por más esfuerzos que
hagamos, es imposible conseguir un 30 por ciento de mujeres que vayan a trabajar a las
empresas hoy. Esto es un trabajo a largo plazo.
Noruega lanzó un plan en el año 2003. Hoy, no llega al 20 por ciento en el total de las
empresas, sin contar los servicios de campo. La Argentina, hoy, está entre el 7 y el 10 por
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ciento contando los servicios de campo, donde está, según la ley de contrato de trabajo,
vedada la participación de la mujer.
Si contamos las empresas per se estamos cerca del 25 por ciento. Me refiero a trabajos
que no sean turnos dentro del campo, que están prohibidos por la ley de contrato de trabajo.
Entonces, no estamos tan mal. Pero, sí estamos mal en otros rubros, en la parte
técnica. Creo que ahí tenemos que fomentar más el ingreso de las mujeres.
Pienso que un documento de este tipo debería ser orientada para llamar la atención de
la mujer. Esto debería ser un compromiso en el que las empresas les den prioridad a las
mujeres para cubrir los nuevos puestos. Creo que esa manera estaríamos dando una excelente
señal, diciendo: la mujer va a tener una prioridad si se presenta. Si buscamos ingenieros y hay
una ingeniera, va a ser la primera que vamos a tomar. Por supuesto, si cumple con la
formación. No vamos a tomar a una licenciada en administración para hacer una obra de
construcción de ingeniería, ni vamos a tomar a un ingeniero para hacer lo que tiene que hacer
una licenciada en administración.
Pero, dentro de las capacidades técnicas, cuando se presentan en igualdad de
condiciones, la empresa debería evaluar primero a las mujeres y, luego, darles el cupo a los
hombres. De esa manera, iríamos incrementando progresivamente, como hizo Noruega, el
ingreso de las personas nuevas. Si después avanzamos sobre el sistema educativo y
legislativo, daríamos una señal para que digan: “acá tenemos oportunidades laborales ciertas”.
Por supuesto, esto debería ser así hasta llegar a un determinado cupo, sino estaríamos
discriminando a la inversa, por eso habría que poner ese número. Por mí no lo pondría, pero
va a llegar a un punto en que alguien se va a quejar para el otro lado.
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – Le pido que vaya redondeando, por favor.
Sr. López Anadón. – Creo que la base es esa. La industria necesita de toda la fuerza laboral,
necesita arrancar todo este tipo de proyectos. Teniendo en cuenta las estadísticas de la mujer
que estudian en las universidades, deberíamos orientar nuestros esfuerzos para llevar a estas
mujeres a que sigan las carreras técnicas y así poder ir absorbiéndolas a futuro sobre las
nuevas incorporaciones.
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – Muchas gracias al señor Ernesto López Anadón,
que ha hablado en representación de las empresas hidrocarburíferas.
Vamos a escuchar a dos personas más.
Tratemos de respetar los diez minutos, por favor, porque los senadores se tienen que
retirar para ir a otras comisiones.
Vamos a escuchar a la licenciada Elba Albarracín y a la señora Eine Santana. Las
señoras van a hablar en representación de las mujeres que han participado en la elaboración
de este proyecto.
Sra. Albarracín. – Muy buenos días para todos y para todas.
Para mí es un honor estar compartiendo esta mesa de debate. Simplemente, quiero
comentarles que pertenezco al equipo de trabajo de la senadora Nanci Parrilli en Neuquén y
que venimos trabajando desde que se recuperó YPF –desde antes también– con una impronta
que consideramos que ha sido trascendental este punto de inflexión que ha marcado la
recuperación de YPF por parte del Estado argentino. Nos parece que marca un antes y
después en la historia de nuestro país y en la industria petrolera.
Hemos desarrollado un trabajo de territorio y creo que es muy importante recalcar que
esta ley no nace detrás de un escritorio sino de un proyecto de territorio de las mujeres
neuquinas. Cuando comenzamos los debates en el marco de lo que fue YPF, “Soberanía
Energética y Soberanía Tecnológica”, decidimos llamar a los encuentros “El petróleo también
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es cosa de mujeres”. En nuestra provincia el petróleo también es cosa de mujeres.
Consideramos que las mujeres tenemos las mismas capacidades y derechos para acceder
distintos puestos laborales. Pensamos la ley y los puestos laborales no como una extensión del
trabajo doméstico, sino en diferentes áreas de trabajo para las que nos podemos capacitar.
Sabemos que existen muchas mujeres, por lo menos en nuestra provincia que la hemos
recorrido toda en diferentes localidades como Rincón, Buta Ranquil, Añelo, Plaza Huincul,
Cutral Co que quieren incorporarse al ámbito petrolero, que quieren ser reconocidas en este
espacio históricamente ocupado por los hombres. También sabemos que para eso tenemos
que trabajar en nuestra matriz productiva. Es real que muchas veces no tenemos la posibilidad
de acceder a una educación acorde a lo que es nuestra realidad productiva como provincia y
en eso estamos trabajando. Le dimos una mirada de mujer y fue muy importante para nosotros
poder trabajarlo de esta manera. En mi caso personal soy trabajadora social y haber podido
recorrer la provincia de la mano de la senadora Parrilli y poder demostrar que el trabajo social
no solo está destinado a ser un trabajo de beneficencia o de asistencia –como muchas veces se
lo ha catalogado–, sino que tenemos la capacidad como profesionales de investigar, de
planificar y realizar distintos proyectos. Esto nos permite esta posibilidad de estar hoy
defendiendo este proyecto de ley.
Paralelo a este proyecto de ley hemos diseñado en la provincia también un proyecto de
investigación acerca del impacto social que estamos llevando adelante. Creemos que tanto el
trabajo territorial como el trabajo legislativo, indudablemente, tienen que ir de la mano. El
proyecto de investigación acerca del impacto social nos ha permitido poder debatir en
distintos encuentros con las mujeres cuál es la provincia que nosotros queremos; cuál es la
realidad tanto educativa, económica y productiva de esta provincia. No queremos que el
petróleo, que sale de nuestra provincia, pase por las cañerías o que se lo lleven en los
camiones y que a las localidades no les quede nada. Queremos que nuestra provincia vuelva a
ser en todas nuestras localidades aquella vieja Cutral Co y Plaza Huincul donde YPF fundaba
escuelas, hospitales, clubes sociales y deportivos; donde organizaba y planificaba la ciudad.
No queremos que sean campamentos petroleros de paso y que cuando pasó lo que pasó en los
noventa que se privatizó y vivimos después los famosos piquetes de Cutral Co.
Nosotros estamos convencidos de que este proyecto de ley nació en el territorio, nació
del debate, de la discusión, de diferentes encuentros, desde el año pasado lo venimos
debatiendo con las mujeres siendo protagonistas de esto.
Muchas gracias, a las senadoras por acompañarnos, pero sobre todo a la senadora
Nanci Parrilli que recorre la provincia, que escucha cuál es la realidad y que desde el territorio
trae el trabajo legislativo a esta Casa.
Sra. Santana. – Buen día.
Mi nombre es Eine Santana. Quiero agradecer la invitación a la senadora Nanci
Parrilli. Soy operaria de una topadora en el yacimiento Chihuido, hace siete años que hago
este tipo de trabajos. Hacemos locaciones y después vienen los equipos a perforar.
Creo que la problemática de la mujer de salir a trabajar es por distintos casos como
abandono de familia, violencia de género, etcétera. No es que no queremos trabajar, sino que
las puertas son estrechas. Es muy difícil, pero no imposible.
Cuando empecé éramos un grupo menor de mujeres. Todos los ojos están puestos en
vos, en cómo actuás o te desarrollás en este tipo de trabajo. Que esto se sostenga depende de
vos. Es muy difícil, por eso digo que necesitamos a una ley, una organización que nos avale
en nuestros derechos contra la discriminación. Hay que hacer una nueva estructura social
donde todo sea natural. La mujer tiene el mismo derecho que el hombre. Las chicas que se
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reciben de las escuelas tienen los mismos derechos que chicos. Esto llevó un largo plazo.
Mi estabilidad laboral me costó mucho. Tuve que demostrar mucho como mujer y
como empleada. Pasé a una titularidad de un equipo y tengo un compañero que es mi relevo.
No es imposible. Hay que darle vuelta a la hoja y empezar a construir una época nueva, de
más posibilidades y capacitaciones. Tengo compañeras que trabajan en el rubro de limpieza y
quieren ser boca de pozo. ¿Cuál es el problema de empezar a darles la posibilidad? Hay otra
chica que quiere ser soldadora y empezó con las capacitaciones, pero abrámosle la puerta para
que el día en que falte el cupo ella pueda entrar. Hay muchas problemáticas. Somos poquitas,
pero hay problemáticas. Hay problemáticas que se tienen que ir tomando punto a punto y
buscarles la vuelta para que ellas también tengan sus posibilidades. Hay madres solteras
golpeadas; hay de todo. Basta de poner maquillaje a este tipo de problemáticas. Seamos más
transparentes porque si no, nunca vamos a solucionar nada.
Entonces, si nos unimos, tanto mujeres y hombres, creo que esto va a dar un vuelco a
la vida social. Allá afuera hay que aguantar clima, y montón de cosas. Cuento con el apoyo de
ustedes. Muchas gracias. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – A continuación, vamos a escuchar al doctor
Leandro Recalde.
Sr. Recalde. – Muy buenos días a todos.
Tengo la voz un poco entrecortada por el testimonio que nos acaba de dar la
compañera Santana. Tengo miedo de que el análisis jurídico que voy a hacer quede flaco
frente a un testimonio tan claro y elocuente como el que acaba de dar la compañera, y por el
que doy también las gracias. Me parece que esta es una reunión muy enriquecedora para
todos.
La compañera Santana nos dio una imagen muy gráfica: habló de puertas estrechas.
Vino acá a dar su testimonio de vida y a decirnos a todos nosotros que es posible, y estoy
totalmente de acuerdo. Siempre cuando se busca avanzar en conquistas de derechos, la
defensa del statu quo suele hablar de imposibilidades materiales –físicas, jurídicas– que lo
que esconden generalmente es el repudio al cambio. Las sociedades van avanzando
irrefrenablemente hacia la conquista de mayores derechos, y en particular a favor de la mujer,
que ha sido una de las grandes delegadas históricamente. No tiene sentido que me ponga a dar
ejemplos que son bien conocidos por todos. Hoy por hoy no concebimos a la mujer de la
misma manera que se lo hacía cincuenta años atrás, y esto me parece que es saludable aun
cuando es evidente que hay muchísimos cambios por hacer todavía.
Ahora vamos a hablar sobre una propuesta legislativa: qué es lo que está dispuesto a
hacer el Estado para corregir esta situación, si es que está dispuesto a hacer algo o no. Creo
que el Estado está obligado a promover cambios, y esto no es una mera apreciación mía. El
Estado argentino adquirió compromisos a nivel internacional, como la Convención
Interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
Pero el motor principal evidentemente no es el cumplimiento de una convención, sino el
seguimiento del espíritu que anima a esa convención. Esa convención estuvo motorizada por
el reconocimiento de la comunidad internacional de que con la igualdad entre el hombre y la
mujer lo que se hace es reconocer que son iguales en dignidad y en derecho, y que este
reconocimiento es esencial para que los pueblos puedan percibir la felicidad y para la paz
mundial. Miren qué cuestiones, para nada menores, se persiguen por medio de la equiparación
en derechos y dignidad entre el hombre y la mujer.
En cuanto a este proyecto, estoy profundamente de acuerdo. Estoy convencido de que
con este proyecto convertido en ley no se va a lograr la igualdad entre el hombre y la mujer,
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pero creo que debemos apoyar todas las medidas que tiendan a esa igualdad, que sirvan para
dar un paso adelante.
Por otra parte, me parece muy notable que este proyecto –que es algo que solo pudo
haber surgido de un trabajo cercano con la gente– no solamente propone un aumento
cuantitativo de la participación de las mujeres en el mercado laboral del sector
hidrocarburífero, sino también propone una participación cualitativa. Creo que para poder
perseguir el espíritu que está plasmado en los fundamentos del proyecto no alcanza solamente
con garantizar un 30 por ciento de mujeres en la plantilla de empleados, sino que también
esas mujeres tienen que poder acceder a los cargos jerárquicos en igualdad de condiciones y
gozar de una remuneración idéntica, no solamente en cantidad de dinero sino también en el
resto de las prestaciones con los hombres.
Realmente no me acuerdo si me presenté debidamente, pero soy abogado laboralista y
en mi estudio jurídico suelo preguntarles a las mujeres, sobre todo a aquellas que tienen
cargos jerárquicos, cómo son las estructuras de las empresas. Y generalmente las gerencias
muy rara vez están ocupadas por las mujeres, y cuando están ocupadas por éstas no están en
igualdad en condiciones. Siempre alguna pequeña diferencia hay. No quiero brindar una
visión pesimista, muy por el contrario. Mi visión es completamente optimista: veo que se van
generando los cambios poco a poco, que creo que es lo más saludable. Y discúlpenme si me
cuesta un poco ordenar las ideas, pero realmente recibí mucho estímulo en esta charla que me
precedió. Se habló sobre la Ley de Contrato de Trabajo, que establece una prohibición para
que las mujeres presten tareas que sean peligrosas, penosas o insalubres.
Quiero aclarar que esta prohibición es relativa porque la reglamentación de la ley
puede especificar en qué sectores puede trabajar la mujer y en cuáles no. Obviamente, la
prohibición está dirigida al empleador y nunca al empleado, y que si nosotros nos limitáramos
a esta prohibición, que –como bien señalaba el compañero López Anadón– data del año 74,
no podríamos concebir la existencia de mujeres radiólogas. Ya veo que empiezan a mover las
cabezas porque suena raro que se prohíba a una mujer ser radióloga, pero además es cierto
que –y conozco muy poco del mercado hidrocarburífero– el avance y la tecnificación hace
que las tareas cada vez se presten en condiciones menos penosas, riesgosas, peligrosas e
insalubres.
Dicho esto, conceptualmente estoy plenamente de acuerdo con el proyecto de ley,
aunque creo que sí hay algunos señalamientos para hacer. Todos los proyectos de ley son
perfectibles y estos señalamientos no los hago para poner piedras en el camino, sino para que
podamos conseguir los argentinos y las argentinas la mejor ley de la que seamos capaces.
En el artículo 2° se alude a la locación de servicios, que es una figura que a nosotros
los laboralistas cada vez que la leemos nos fruncimos un poco porque normalmente en la
locación de servicios suelen encubrirse relaciones laborales dependientes de manera
fraudulenta, y siendo que esta es una ley que regula el ingreso de las mujeres al empleo, me
parece que no deberíamos hacer referencia a la locación de servicios.
Como ven, es una observación técnica menor, como todas las que voy a hacer de
ahora en adelante. Una por ahí un poco menos menor tiene que ver con cómo se
implementaría un proyecto de ley de esta naturaleza. No vengo a dar soluciones. Vengo
simplemente a plantear una inquietud en voz alta, que tiene que ver con el hecho de que si,
bruscamente, pretendemos que se cumpla una participación del 30 por ciento de las mujeres
en la plantilla, esto podría llegar a colocar a las empresas en la disyuntiva de cumplir la ley o
tener que empezar a despedir hombres.
Lo digo desde la total ignorancia. No conozco cómo es la participación actual de las
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mujeres en estas plantillas de estas empresas. Pero, es un señalamiento y una cuestión que
creo que tiene que ser tenida en cuenta, para que consigamos la mejor ley de la que seamos
capaces.
Lo otro tiene que ver con el porcentaje inferior del que habla el artículo 4°. Siempre
estoy hablando de grados. Estoy acuerdo en el avance. Tenemos que ver a qué velocidad y
con qué porcentaje. Intuitivamente –hablo solamente desde la intuición acá–, el porcentaje del
20 de la participación de la mujer en categorías de mucama, maestranza, etcétera, me da un
miedo similar al que señalaba antes. Si no puede haber más del 20 por ciento y hoy por hoy la
participación de la mujer es del 80 por ciento, probablemente lleguemos al resultado opuesto
al que buscamos. Es decir, que se despidan a mujeres para cumplir con ese porcentaje
mínimo. Además, ese porcentaje máximo está por debajo del mínimo total.
Es un señalamiento de grados, de escalas. Me parece que no es un señalamiento
sustancial. Si señalo y valoro profundamente que se busque una participación no solamente
cuantitativa, sino también cualitativa.
No me parece que corresponda a un proyecto que propenda la igualdad en derechos y
dignidad de la mujer con el hombre, hacer que, de repente, las empresas contraten a muchas
promotoras que tengan que andar en calzas promoviendo los productos de la empresa.
Se citó la ley de contrato de trabajo. Quería recordar una modificación que se
introdujo hace dos años a esta parte, que es la incorporación del artículo 17 bis. Ese artículo
había desaparecido de la original ley de contrato de trabajo del año 1974. Desapareció en el
año 1976, a mes y medio de que usurpara el poder la cruel dictadura.
Dicho artículo dice que las desigualdades que creara esta ley a favor de una de las
partes sólo se entenderán como forma de compensar otras que de por sí se dan en la relación.
Acá es donde creo que tiene que aparecer el Estado como regulador de las relaciones.
Si el Estado permanece ausente y deja que las relaciones se rijan entre los particulares, aquél
particular que esté en condición de fuerza en relación de la otra parte, va a explotar esa fuerza
mayor de manera ilegítima. Ahí es donde veo que el Estado tiene que intervenir con normas
de esta naturaleza. Aunque suene paradójico, en las relaciones de trabajo, la libertad es la
cárcel para una de las partes.
Espero haber hecho un pequeño aporte y que esta propuesta se termine convirtiendo
en ley. Muchas gracias.
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – Muchísimas gracias, doctor Recalde.
También, queremos agradecer la presencia de la señora Natalia Turbiner, directora
nacional del Consejo Nacional de la Mujer y de la señora Silvina Oberti, gerente de
Relaciones Institucionales con Sindicatos y Comunidad de YPF.
A continuación, vamos a escuchar a los señores senadores. En primer lugar, tiene la
palabra la señora senadora Escudero.
Sra. Escudero. – Quiero hacerle algunas preguntas al presidente del Instituto del Gas y
Petróleo.
Los países desarrollados están haciendo leyes que obligan la igualdad de género en el
directorio de las empresas. Tengo un proyecto presentado en ese sentido. Quiero preguntarle,
ya que nos ha ilustrado con estadísticas, cómo estamos en el sector. En el directorio de las
empresas, ¿qué porcentaje de mujeres ocupan el directorio de las empresas del sector?
Esa es la primera pregunta.
Sr. López Anadón. – Creo que el porcentaje es muy bajo. No tengo los números. Con
respecto al nivel internacional, lo único que conozco que implementaron, fue en Noruega…
Sra. Escudero. – No, en toda Europa. Europa ya está avanzando. Israel avanzó. Australia está
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avanzando. Hay un avance grande en el mundo.
Sr. López Anadón. – Creo que es una buena medida. El hecho de tener un directorio
compuesto con participación de mujeres es bueno.
Pero, en una empresa donde manda la ingeniería y la geología, los gerentes del
directorio van a ser ingenieros y geólogos. Entonces, en la medida en que las mujeres no
sigan esas carreras, tienen menor acceso a esos cargos directivos, porque no tienen las
profesiones adecuadas para eso.
Sra. Escudero. – Fíjese que he tenido reuniones en la universidad con chicas ingenieras y me
han dicho que tienen problemas porque se presentan y prefieren a los varones. Hay ingenieras
mujeres y, sin embargo, las empresas prefieren tomar varones, por esta cuestión de prejuicio
de género. Si no empujamos, con una ley, es muy difícil que se haga.
Sr. López Anadón. – No creo que eso sea así en la industria del petróleo y el gas.
Sra. Escudero. – La Universidad Nacional de Salta, en Tartagal, está dictando la tecnicatura
e ingeniería en perforaciones. Hay un esfuerzo que está haciendo la universidad nacional.
Quiero preguntarle si el sector petrolero está contribuyendo a ese esfuerzo con fondos
de becas, porque hay muchos jóvenes, mujeres y varones, que no pueden estudiar por falta de
recursos. Sería muy interesante que el sector acompañe con un fondo.
Sr. López Anadón. – El sector da muchas becas. Por ejemplo, en la provincia de Neuquén,
se hizo un acuerdo con el gobierno para dar 170 becas a la Universidad Nacional de Cuyo.
Lamentablemente, no hay 170 estudiantes.
Sra. Escudero. – Y en Tartagal, para ingeniería en perforaciones, ¿cuántas becas hay?
Sr. López Anadón. – Seguramente, hay becas. No tengo el dato. Pero esa tecnicatura está
hecha en consonancia con nuestra seccional en Tartagal. Tenemos una seccional ahí. Es
bienvenida. Dentro del plan de educación que proponemos, queremos buscar ese tipo de
tecnicaturas para que después los egresados puedan ser absorbidos por la industria.
La industria está ávida de geólogas, geofísicas, ingenieras. Le puedo asegurar que si se
presentan, las toman, porque hay escases de ambos sexos. Entonces, los casos que le han
comentado, se tratarán de otras empresas.
Creo que el doctor Recalde lo ha mencionado. Así como está escrito este proyecto, es
de difícil aplicación. Que sea de difícil aplicación no es una buena señal. Cuando mencioné la
ley de contrato de trabajo, sin analizarla desde el punto de vista legal, la tomé como una señal
en contra de la participación de la mujer en nuestro ámbito. Eso no es lo que quieren las
empresas.
Creo que una ley que, en determinados plazos…
Sra. Escudero. – Cinco años me parece un plazo razonable.
Sr. López Anadón. – Cinco años, para que el 30 por ciento de la plantilla sean mujeres, es
imposible.
Sra. Escudero. – ¿Y qué plazo sería razonable?
Sr. López Anadón. – La propuesta nuestra es, para las nuevas incorporaciones, darle
prioridad a la mujer.
Sra. Escudero. – Hasta alcanzar…
Sr. López Anadón. – Hasta llegar a un punto que serán… En Noruega el plan de 2003 estaba
en el 16 por ciento y con las medidas que tomó ahora está en el 20, es decir, en el 2013, diez
años después.
Sra. Escudero. – ¿Y para los directorios? ¿Qué plazo necesitarían ustedes para adecuar el
directorio? Ahí no hay tantas dificultades, hoy hay suficientes mujeres capacitadas.
Sr. López Anadón. – Creo que eso lo tienen que ver más con las empresas. Los directorios se
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renuevan todos los años. Lo único que le puedo decir es que yo analicé el caso noruego
porque fue el que arrancó en Europa primero y hay estadísticas, hoy no llegaron al cupo del
40, están en el 39 diez años después.
Sra. Escudero. – Deseo realizar una última observación. El trabajo petrolero es muy duro en
el campo, en los pozos y están alejados de las familias, entonces vuelven para descansar una
semana, pero a veces no tienen tiempo de regresar adonde está la familia. Entonces, terminan
abriéndose prostíbulos, donde hay trata, en los lugares cercanos. Ese modelo no va más en la
Argentina. Eso es penado por la ley. ¿Qué esfuerzos ya puede hacer el sector para favorecer la
unidad de la familia? Por eso decimos que si hay un hombre tomado en el sector, que se
prefiera a la esposa para hacer un trabajo al que pueda adecuarse. ¿Qué puede hacer el sector
en ese sentido?
Sr. López Anadón. – Quiero aclarar que la industria no abre prostíbulos ni tiende a eso.
Sra. Escudero. – No, no, pero eso sucede alrededor por la realidad.
Sr. López Anadón. – Como caso anecdótico, el primer prostíbulo lo abrió YPF en Plaza
Huincul porque la gente se escapaba de ese lugar y después tenían que ir a buscarla
nuevamente a Neuquén para llevarla a trabajar. Se abrió en el campamento de YPF. Pero eso
no es una práctica que hoy exista ni sea aceptada socialmente. Aparte es repudiada por todos
nosotros, por mí personalmente. Así que no es lo que la industria propugna. Todas las
empresas trabajan muchísimo en lo que es la responsabilidad social empresaria. En ese
aspecto se cuidan y buscan formas de facilitarle el trabajo a todos, hombres y mujeres. Hay
regímenes especiales para la mujer. Por supuesto, estos turnos de 14 por 14 y de 28 por 28
para mujeres con hijos son imposibles. Así que la mujer se lleva a lugares donde pueda volver
a su hogar y cuidar de la familia. Es decir que eso se destina para gente que no tenga familia o
con chicos más grandes.
Sra. Escudero. – Pero para unir la familia, digamos, el hecho de preferir tomar a la esposa de
alguien que ya está trabajando para mantener la familia unida, ¿eso se está haciendo o no?
Sr. López Anadón. – Desconozco empresa por empresa. Hay muchas empresas que trabajan
acá. En general, las políticas de las empresas en el pasado evitaban tomar parientes por una
cuestión de compatibilidad. Es decir que no quede un jefe y que haya problemas de
comunicación y demás, si no había celos por parte de otros, pero no en sectores diferentes.
Hoy en día, ya eso no existe más. Ahora bien, si se da prioridad o no para tomar a la esposa
de alguien, creo que eso es caso por caso. No creo que haya una política específica para eso,
sino que se valora caso por caso, dependiendo de las competencias de cada uno y de los
puestos que haya disponibles.
Para facilitar el trabajo de las personas, ya sea hombre o mujer, si hay vacantes
disponibles y el marido o la esposa cumple con los requisitos, probablemente la empresa se lo
facilita. No creo que sea un impedimento, pero no hay políticas definidas al respecto.
Sra. Escudero. – Deseo señalar una sugerencia para incorporar al dictamen. Creo que en las
Becas del Bicentenario, todas las becas que da el Estado Nacional, es necesario que haya un
cupo mínimo para mujeres justamente en este tipo de carreras, que empujaría y facilitaría el
cumplimiento de los objetivos de la ley.
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – Gracias, señora senadora. Lo vamos a considerar.
Tiene la palabra Silvina Oberti, que quiere hacer referencia al proyecto.
Sra. Oberti. – Mi intervención será muy breve.
Quiero realizar un comentario en el sentido de lo que usted preguntaba respecto de las
becas en educación. YPF, a partir de esta nueva gestión, ha reorientado profundamente el
sentido en el que trabaja su fundación. De hecho, el lema por el cual trabajamos es “Educar
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para la Energía”. Casi el ciento por ciento de lo que realiza la fundación está orientado tanto a
dar apoyo a la educación en materia de energía y vinculado, por supuesto, a gas y petróleo
como a sembrar vocaciones en este campo.
Dos de las acciones recientes específicamente orientadas a la cuestión de becas son el
otorgamiento de cien becas a estudiantes egresados del INET, que se hicieron por concurso
público, convocadas con avisos que fueron publicados en los diarios de circulación nacional
más importantes y locales. Cien becas de apoyo a aquellos egresados del INET que quieran
incorporarse a trabajar en carreras del gas y petróleo vinculadas al sector y un acuerdo que se
firmó precisamente ayer en sede de la compañía con la Jefatura de Gabinete de Ministros con
el Programa BEC.AR a partir del cual se darán becas a estudiantes que sean egresados de
carreras universitarias y quieran completar sus estudios en el extranjero para especialización
vinculada al gas y petróleo.
Cualquier tipo de información que usted quiera conocer con más profundidad respecto
de lo que se hace en materia de educación, estamos a total disposición.
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – Muchísimas gracias a cada uno de los expositores.
Seguramente, desde la comisión vamos a estar en contacto.
A continuación, hará uso de la palabra la señora senadora Parrilli, que es la autora de
este proyecto, y para finalizar la presidenta de la Comisión de la Banca de la Mujer dará el
cierre al tratamiento de este proyecto en comisión.
Sra. Parrilli. – En representación de todas las mujeres trabajadoras que ya están en el
petróleo y todas las que quieren estar, creo que hemos logrado instalar esta discusión en el
ámbito del Senado y también al interior de las empresas y sindicatos.
Costó mucho que hoy Emi pudiera dar su testimonio. Como dijo la señora senadora
Corradi, es la segunda vez que estamos aquí.
Quiero resaltar que la barrera que ella tenía para poder exponer aquí tiene que ver
también con las barreras culturales que tenemos las mujeres y que indudablemente han sido
producto de todo un tiempo. Pero entre todos y todas estamos tratando de derribarlas.
No me voy a referir a las cosas específicas del proyecto, que por supuesto es puesto a
consideración y está abierto para la discusión, sugerencias y modificaciones que se puedan
realizar. Pero también les quiero decir que no lo vemos imposible ni irrealizable. En todo este
tiempo hemos estado acompañadas por el Consejo Nacional de la Mujer que nos ha dado una
mano en la organización de todos estos encuentros que hemos estado haciendo, también por
el Ministerio de Trabajo, por CEIPA, que es la agrupación de empresas ex ypefianas de la
provincia de Neuquén que quedaron sin trabajo cuando nos ocurrió lo de Cutral Co y Plaza
Huincul.
Asimismo, hoy se encuentra presente el concejal de Añelo, Fabio Gratina y estuvo
aquí presente, en la primera reunión, la mujer, concejal. Nosotros no conocemos en
profundidad –por eso, les pido a mis compañeros senadores y senadoras que hagamos un
estudio en todo caso– lo que ocurre en cada una de nuestras provincias; y me permito disentir
con el señor Ernesto López Anadón, que ha dado cantidad de kilómetros entre lo que son los
yacimientos y los pueblos, porque en la provincia de Neuquén no ocurre esto, no hay 400
kilómetros de distancia. Añelo está a 6 kilómetros de la batería que inauguramos últimamente
y que ustedes vieron con nuestra presidenta. El camino es de asfalto y hay apenas 1,5
kilómetros de tierra en buen estado. Sin embargo, en Añelo tenemos 200 desocupados y
muchas mujeres que quieren acceder al mundo del trabajo petrolero y no son tomadas.
En la localidad de Cutral Co y Plaza Huincul hay dos escuelas técnicas, una en Cutral
Co y otra en Plaza Huincul. Hay mujeres egresadas de las escuelas técnicas que son técnicas
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químicas y cuentan con capacitación también en distintas carreras que han hecho en la escuela
tecnológica. Sin embargo, cuando van a proponerse a las empresas no se les da ingreso y se
prioriza a los hombres.
Por eso, yo no voy a poner en discusión, lógicamente, la intencionalidad de las
empresas ni la intencionalidad de los sindicatos en la incorporación, pero indudablemente
nosotros necesitamos de esta ley para poder garantizar el acceso.
En realidad, cuando nació la ley de cupo tampoco estaba muy de acuerdo, pero
muchas de nosotras no estaríamos hoy aquí si no hubiera existido esa ley.
Si uno mira lo que es el directorio de YPF y todos los CEO que están allí sentados
puede ver que hay una mujer. Una. ¿Y cuántos son? No llegamos al 30 por ciento. Entonces,
me parece que tenemos que celebrar que se empiece a dar esta discusión, pero también sobre
el plano de la realidad.
Según el informe que ha dado la OIT, coincidimos aquí en lo que se ha expresado
acerca de que necesitamos a futuros técnicos, se van a jubilar muchos y necesitamos esta
formación. Pero hacen dos sugerencias: la incorporación de la mujer y también del trabajo
local. Yo creo que las empresas gastarían mucho menos si parte de sus ingresos los utilizaran
para volcarlos a la creación de escuelas técnicas. En Añelo, que es la ciudad que está más
cerca de Vaca Muerta, principal reservorio de gas y de petróleo no convencional, no hay
escuela técnica. En dos o tres localidades pequeñas que tenemos allí tampoco hay escuelas
técnicas. Entonces, ¿cómo se van a incorporar los hombres y mujeres de nuestra tierra al
trabajo petrolero?
También queremos decir y aclarar una cosa: ahora el ingreso tanto de varones como de
mujeres al mundo petrolero no está en manos de las empresas, eso está regido por los
sindicatos del petróleo que hacen una discriminación muy –digamos– aleatoria de todo lo que
significa para nosotros el crecimiento de nuestros pueblos.
Necesitamos aquí, como dijo el diputado Recalde, un Estado regulador que garantice
el ingreso de la mujer. No estamos pidiendo el ingreso de la mujer porque queremos ser más
que los varones, no, nada de eso. Por eso decimos que el petróleo también es cosa de mujeres.
Nosotros estamos planteando un elemento fundamental para nuestra provincia, que es la
riqueza que nos da el petróleo, pero no a costo de nuestros pueblos. Es por eso que estamos
midiendo el impacto social, dado que en Rincón de los Sauces, Añelo y Cutral Co crecen los
prostíbulos, crece la trata de personas, crecen los casinos y no hay atención sanitaria. Nuestras
mujeres de Añelo tienen que ir a parir a 150 kilómetros a Neuquén, no hay un hospital que
nos dé garantías. ¿Entonces quién va a querer ir a trabajar en el petróleo? Nosotros tenemos
que tratar de que la gente que venga de afuera pueda radicarse en nuestras localidades. Pero si
no hay una regulación, suben los alquileres a precio petrolero, sube el pan, sube la carne, sube
todo, entonces indudablemente la gente del lugar no se va a ir a trabajar allí ni de médico, ni
de docente ni de empleado de comercio, porque el desfasaje que hay entre los sueldos del
petróleo y los otros sueldos es tan grande que ningún bolsillo alcanza.
Necesitamos una planificación estratégica y las empresas tienen que colaborar en esto.
No puede ser esto una responsabilidad solamente de YPF o del Estado nacional. Porque están
obteniendo dividendos y ganancias muy importantes y yo les aseguro que esas ganancias
serían mucho más grandes si nosotros pensáramos en que en vez de gastar tanta plata en esos
destacamentos en los que están los trailers, –que cuentan con gimnasio y tienen todo– si fuera
volcado en la integración de los pueblos, nos evitaríamos los cortes de ruta que tanto mal
causan y evitaríamos estos otros problemas.
También hay que analizar la vida del varón. Si estamos pensando en una sociedad
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distinta, hoy tanto el varón como la mujer quieren ver crecer a sus hijos. He escuchado el
testimonio de muchos varones que dicen “me fui y no caminaba, volví y ya camina y habla”.
La radicación también debe propiciar el hecho de que el varón que viene de otro lado y es
especialista pueda tener a su familia al lado y pueda ver crecer a sus hijos. Necesitamos un
replanteamiento general. Hoy las distancias son otras, antes los pozos sí quedaban lejos de las
ciudades, pero hoy por lo menos en nuestra provincia no es esa la realidad que estamos
afrontando.
Así que realmente creo que hemos logrado el objetivo: primero se ha instaurado el
tema y se ha empezado a discutir. Las empresas y los sindicatos no son nuestros enemigos,
van a ser nuestros aliados porque les vamos a demostrar que la incorporación de la mujer es
rentable en todo sentido; pero necesitamos también que nos acompañen para poder tomar a
gente del lugar, capacitarla y porque ¿qué van a seguir estudiando las mujeres en las escuelas
técnicas de Cutral Co y de Plaza Huincul si no las toman? A ver: no las toman de camioneras,
han estado trabajando en camión y teniendo la mejor calificación no han sido tomadas.
Entonces, ¿qué estímulo van a tener las chicas para poder seguir trabajando en el petróleo si
nosotros no les damos una ley que al menos garantice gradualmente –no queremos dejar
afuera– que van a tener trabajo después de tantos años de estudio? O sea, la realidad nos
marca otra cosa.
Aspiramos a que se tenga en consideración lo que queremos. A mí me suelen decir:
“Senadora, usted reniega contra la actividad que nos da mayor ingreso en la provincia”, y eso
es mentira. No reniego del trabajo, del petróleo ni del gas, pero no quiero tampoco una
provincia que viva sólo de las regalías y que nos deje los pasivos ambientales que nos ha
dejado la historia de YPF y de Repsol. De modo que también necesitamos una modificación
en este sentido. Es necesario que haya producción en nuestros lugares, que no solamente se
nos piense como la vaca lechera o de los huevos de oro que se llevan para otros lados, sino
también en la riqueza de nuestros pueblos.
Estamos muy contentos con la tarea que está realizando YPF en cuanto al saneamiento
ambiental, pero todavía falta el compromiso de lograr este saneamiento social y esto requiere
del trabajo de todos nosotros. Queremos ser partícipes, queremos ser protagonistas, no
queremos ver pasar más el petróleo, el gas y la riqueza por nuestras localidades. En función
de esto es que nació esta ley, con la participación de más de mil mujeres de la provincia. Por
lo tanto, con todas las modificaciones que haya que hacerle, vamos a seguir impulsándola,
porque realmente creemos que es posible. Así como Néstor demostró que era posible pagar la
deuda externa y nuestra presidenta, Cristina, demostró que era posible estatizar YPF, nosotros
vamos a demostrar que también nuestras riquezas pueden quedar en cada una de nuestras
provincias para hacer más grande a nuestra Nación.
Sra. Presidenta (Riofrío). – Para terminar esta reunión, que ha sido muy rica en cuanto a los
expositores y en cuanto a los conceptos que se han vertido, solamente quiero decir desde la
Banca de la Mujer siempre vamos a apoyar lo que signifique una medida de acción positiva
que promueva la igualdad entre los hombres y las mujeres. Pero quiero poner en dimensión lo
que estamos hablando, que son ni más ni menos que cambios culturales.
Estoy de acuerdo con la senadora Parrilli en cuanto a que el objetivo se ha cumplido,
porque cuando se instala un tema se hace que se discuta transversalmente, que se comprenda
qué es lo que nos pasa como sociedad, no a nosotros, sino al mundo entero. Estamos
hablando de cambios de siglos.
El señor López mencionaba –seguramente para él los temas de género no son un tema
cotidiano, para nosotros sí– todas esas estadísticas que son reales, pero no es casualidad que
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la mujer vaya a la universidad y, después, no esté en el directorio o no éste en la fábrica. No
es casualidad. Es la matriz cultural a la que pertenecemos y hemos heredado, es la matriz
cultural que hace que la mujer esté en determinados roles y en otros no, que sea más
importante en la vida familiar la presencia de la mujer y no la del hombre. No decimos que no
sea importante, sino que es igual de importante.
Yo no recuerdo en mi infancia haber ido a una estación de expendio de combustible y
ver a una mujer sirviendo el combustible. No había mujeres. Hoy está lleno de mujeres y hoy
estamos hablando de mujeres en bocas de pozo. Es decir que los cambios sociales han sido
vertiginosos y es por eso que somos optimistas. Las acciones positivas de discriminación, esto
que usted mencionaba un poco en broma hasta un punto, porque sino después vamos a pasar a
discriminar, eso es no entender el concepto de la discriminación positiva. La discriminación
en positivo es justamente favorecer a un sector que históricamente ha estado desprotegido,
entonces se lo favorece aún discriminando a otro. Esa es la medida que está claramente
expresada en la Constitución del 94.
De todas maneras, puedo advertir en el sector una comprensión del problema y una
voluntad hacia el futuro. Pero los cambios culturales tienen que ser bruscos, porque tienen
que acortar los tiempos de la desigualdad, ese es el objetivo.
Por lo tanto, desde la Comisión de la Banca de la Mujer siempre vamos a estar con
una mirada positiva sobre este tipo de proyectos, pero abiertos a que sean viables y
perfectibles.
Muchas gracias.
Sra. Presidenta (Corradi de Beltrán). – Muchísimas gracias a todos y a todas.
De esta manera damos por finalizada la reunión.
– Son las 11 y 40.
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