El dilema de la clonación humana

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El dilema de la clonación humana
Soy una mujer radicada en Europa, economista de profesión y con un esposo al que amo y me ama
infinitamente. Aunque soy algo tímida, decidí que era tiempo ya de escribir una crónica que sea leída por
quienes se autodenominan seres humanos.
Soy estéril... verdad cruda de aceptar. Como ya estamos en el año 2013, creí que habría tratamientos que me
ayudarían a concebir, mas todos fracasaron. Después de perder toda esperanza, como matrimonio, creímos
que un bebé clonado sería la felicidad del hogar, a pesar de que la clonación humana todavía no se encuentra
lo suficientemente garantizada. Finalmente, luego de largas semanas de reflexión, decidí rehusar totalmente a
esta opción, pues una idea más fuerte que yo se apoderó de mi alma: LA ÉTICA.
Muchos no entienden mi posición actual frente al tema, es por eso que he decidido realizar una amplia
explicación, no sólo para satisfacer a los demás, si no también para que algunos se convenzan de que la
tecnología no es la solución a todos los problemas de la gente.
En la actualidad, el hombre vive marcado por la velocidad con que suceden los cambios y transformaciones
en todos los campos de la vida social. El fenómeno es especialmente sorprendente en el ámbito del desarrollo
científico y tecnológico, donde la rapidez con que suceden la generación y aplicación de nuevos
conocimientos supera no sólo nuestra capacidad de comprensión, sino incluso nuestra capacidad de asombro.
Los descubrimientos y desarrollos que realiza el hombre tienen en principio la finalidad de hacer la vida mejor
y más fácil a los seres humanos, de proporcionarles más y mejores bienes en todos los aspectos; sin embargo,
muchos son los ejemplos donde el desarrollo científico se ha revertido en perjuicio de la humanidad.
En este acelerado e impactante desarrollo científico se destaca la genética, que ha dado frutos positivos a la
humanidad, pero que también fue utilizada en contra del Ser Humano, desconociendo todo principio ético. La
posibilidad de utilizar el conocimiento para bien o para mal, nos pone frente a frente con nuestra identidad
biológica, con lo que somos biológicamente y sus causas. Es fácil pensar en monstruos creados en laboratorio,
en ejércitos de hombres superdotados para determinada actividad producidos por clonación y muchas otras. El
debate de la clonación es un buen campo para poner a prueba la capacidad de nuestras sociedades para discutir
racional y democráticamente sobre la posibilidad de conducir a la tecnología por caminos luminosos.
El ciudadano actual percibe los adelantos científicos con cierta ambivalencia: si bien reconoce como positivos
el avance del conocimiento y del bienestar, es igualmente consciente de que pueden acarrear problemas
ambientales, y amenazar valores y creencias importantes para la cohesión social. Y aunque no tengamos a un
Sócrates o Nietzche proclamando la carencia de valores de las diversas sociedades, bien sabemos que hoy por
hoy, al momento de priorizar, la tecnología poco a poco va ocupando un escalón más alto que la ética, pues se
han olvidado todos esos ideales de justicia, paz, instrucción o templanza.
Asimismo, la mayoría de los medios de comunicación han perdido una nueva oportunidad de demostrar que
pueden estar al servicio del debate social y del diálogo sobre bases racionales, primando la difusión de
estereotipos e ideas, que no poseen argumentación suficiente para que podamos aceptar la clonación en seres
humanos. Pero por otro lado, algunas revistas científicas siguen empeñadas en querer demostrarnos que la
racionalidad tecnocientífica es la forma más ilustre de conocimiento auténtico, y que los otros criterios, como
la experiencia, LA RAZÓN, o el lenguaje, deberían rendirse a ella.
Aunque evidentemente, un individuo que haya sido clonado, tendría su propia individualidad, por lo que es
absurdo hablar en este sentido de "fotocopias humanas" (sobre todo en lo referente al carácter y conducta).
Mas esto no es lo esencial. Independientemente de la influencia real que tengan los genes en la conducta
humana (desde luego, no superior a la ambiental y cultural), el clon se sentiría como individuo diseñado por
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terceras personas y su autopercepción se resentiría por ello. Todo el proceso de su autodescubrimiento y sus
relaciones con los demás quedarán marcados fuertemente. Cada uno de nosotros responde a la pregunta
"¿Quién soy yo?" , desconociendo, hasta cierto punto sus potencialidades y tratando de encontralas y
explotarlas.
Mas un clon tiene un genotipo no original, tenderá a creer que sabe demasiado de sus propios límites y
posibilidades: este mero conocimiento puede ser profundamente condicionador de su personalidad. ¿Dónde
quedaría la aventura de sentirse único e irse descubriendo a sí mismo? Creo profundamente en el "derecho a
ser fruto del azar" y de dedicar la existencia a tratar de conocernos a nosotros mismos, sacar lo mejor, para
actuar, crear y transformar: estos son los principios básicos que hacen a una persona y la permiten
desarrollarse con plena satisfacción en su entorno.
Presentaré otro argumento, que para muchos puede sonar a viejo principio ético, no obstante para mí es algo
sustancial: los seres humanos son fines en sí mismos, y no pueden ser medios para otros fines, por muy
buenos que éstos parezcan (incluyendo el avance científico). ¿Con qué autoridad y con qué sabiduría
podríamos imponer a otros seres humanos nuestro diseño biológico, a carecer de ser fruto de una unión
sexual? ¿Quiénes somos nosotros para alterar este mecanismo de lotería genética que lleva miles de millones
de años funcionando, qué criterios usaríamos en su lugar, y quién decidiría?
El proyecto de la "clonación humana" es una terrible consecuencia a la que lleva una ciencia sin valores y es
signo del profundo malestar de nuestra civilización. A veces recuerdo ciertos aspectos con los que lidiaba el
famosísimo Nietzche. No obstante, por ejemplo, yo creo que la proclamación de la "muerte de Dios" con la
vana esperanza de un "superhombre", está llevando a un resultado claro: la "muerte del hombre". En efecto,
no debe olvidarse que el hombre, negando su condición de criatura, más que exaltar su libertad, genera nuevas
formas de esclavitud, nuevas discriminaciones, nuevos y profundos sufrimientos. La clonación puede llegar a
ser una trágica burla de la omnipotencia de Dios. Una vez más, el hombre debe elegir: tiene que decidir entre
transformar la tecnología en un instrumento de liberación o convertirse en su esclavo introduciendo nuevas
formas de violencia y sufrimiento.
Como mujer, como ente productivo de una sociedad, y sobre todo como ser humano, pienso que frenar el
proyecto de la clonación humana es un compromiso moral que debe traducirse también en términos culturales,
sociales y legislativos. En la clonación humana no se da la condición que es necesaria para una verdadera
convivencia: tratar al hombre siempre y en todos los casos como fin y, como valor, y nunca como un medio o
simple objeto. Un científico no puede considerar el rechazo moral de la clonación humana como una ofensiva;
al contrario, esta prohibición devuelve la dignidad a la investigación, evitando su degeneración.
Me indigno, pero aún así creo conveniente exponer los argumentos de quienes proclaman a los cuatro vientos
los beneficios y la total aprobación de la clonación humana. Aquellos dicen que se encuentran en una
situación parecida a las que atravesaban las personas más ilustradas, que habitaban en las época del
feudalismo, ante la Inquisición. ¿Pueden comparar a la no−clonación del hombre con una especie de
Inquisición? Por favor!!!...Bueno sigamos...
Conozco gente que afirma y cree firmemente que la materia no ha sido creada, que el humano es producto de
la evolución de la naturaleza, en millones de años, en el caso del planeta tierra. Sostienen que la materialidad
del Ser es lo real y que lo "espiritual" es apenas la expresión de la impotencia del humano en lo que se refiere
al conocimiento de los fenómenos del Universo, la Naturaleza y él mismo.
Dicen que han llegado al punto en el que el humano se ha hecho conciencia de sí mismo, al punto en el cual el
humano, de haber sido creado instintivamente, se ha convertido en creador consciente, en creador de sí mismo
pero con conocimiento de lo que crea y en este sentido se pone fin material a la creencia en los dioses. Sólo
una minoría de los humanos pueden aceptar la ideología de la eliminación de los dioses, pero recuerdo que
desde tiempos inmemoriales Dios se ha constituido como problema frente a la persona, que se empeña en
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comprobar su existencia o su falsedad, por medio de la experiencia y de arduos razonamientos.
Lo siguiente es una aterradora visión de quienes están a favor de aquello, que yo considero abominable: la
sociedad del futuro tendrá en su espacios centros en los cuales los humanos se generarán de acuerdo a nuevos
conceptos sobre la vida y las relaciones sociales, centros en los cuales quienes sean clonados o producidos
genéticamente a voluntad de otros humanos crecerán y se educarán sobre conceptos y criterios completamente
nuevos terminando con la clase de sociedad en que vivimos y cambiando radicalmente la estructura y la
ideología de la familia actual. Se terminará la dependencia de los hijos respecto de los padres y las relaciones
entre generadores de la vida y nuevos seres humanos se desarrollarán sobre criterios de igualdad y solidaridad
que nunca antes había conocido la humanidad.
Pero ¿dónde queda la ética en este terrible enfoque? Considero que la igualdad no puede darse en un ser
clonado y uno que ha nacido biológicamente, no sólo por sus diferencias en la manera de venir al mundo, si
no por toda la moralidad (que vengo exponiendo a lo largo de esta crónica) que implica el alterar las leyes de
la naturaleza.
El dilema de la clonación torna a cada ser pensante en algo parecido a un filósofo moral. A pesar de que a
veces sueno me egocéntrica con mi posición frente a esto, creo que cada individuo tiene una opinión acerca de
si es o no correcto clonar a otro ser humano. Sólo hago una pregunta: ¿Deberíamos comenzar a formular
estándares para tomar decisiones moralmente defendibles acerca de esta nueva posibilidad científica?
La reacción negativa de las personas en cuanto a la clonación humana tiene una gran importancia. La
disciplina llamada Ética, toma en cuenta las respuestas emocionales de los seres humanos desarrollados
normalmente cuando tratan de formular respuestas a preguntas éticas difíciles. Instintivamente, la mayoría se
forma la impresión que la procreación que resulta de una expresión de amor y dentro del contexto de una
familia constituye algo favorable que debería protegerse. Los individuos, en gran parte, creen que la
procreación sexual no debería ser reemplazada por alguna tecnología de laboratorio.
A veces y últimamente muy a menudo, me ronda por la cabeza la idea de que la Ética significa pensar
detallada y ampliamente acerca de situaciones y no quedarse estancado aceptando lo convencional,
dejándonos guiar por las masas, sin que estás muchas veces comprendan hacia dónde van o qué buscan.
Por otra parte, cualquier consideración ética seria de la clonación debe tomar en consideración el hecho de que
los seres humanos tienen la capacidad tanto para distinguir el bien como el mal. No se descuenta ninguna
posibilidad. A medida que avanza la ciencia genética, pueden emerger muchos beneficios de la clonación. Sin
embargo, incluso los beneficios objetivos pueden ser desplazados por actitudes y disposiciones humanas de
naturaleza negativa. Hay gente que puede hacer uso de la clonación para satisfacer sus almas enfermas de
egocentrismo o para tramar sus propias versiones acerca de la inmoralidad. La gente envidiosa y ambiciosa
usaría la clonación para obtener dinero. Los individuos enfermos por conseguir poder usarían la clonación
para aumentar su dominio sobre los otros. El potencial humano por la maldad es un hecho real y no se puede
dejar de lado de las consideraciones acerca de la ética de la clonación. Por eso tengo miedo... y creo que mi
lucha contra la clonación humana no es algo vano, es útil e incansable!!! Hasta pronto!!!
BIBLIOGRAFÍA:
• http://www.uchile.cl/bioetica/doc/etclo.htm
• http://www.geocities.com/ResearchTriangle/Campus/9851/sociedad.htm#NOTICIAS
• http://www.multimedios.org/bec/etexts/clonac.htm
• SAVATER FERNANDO, Ética como amor propio, Ediciones Grijalbo Mondadori, año 1988,
Madrid, España
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