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Boletín informativo de la UGT de Navarra / Noviembre 2013
Boletín informativo de la UGT de Navarra / Noviembre 2013
Para evitar descuelgues generalizados, el
convenio recoge fórmulas de flexibilidad
negociadas, con límites estrictos, a
cambio de garantías de empleo.
Cierra la puerta a la reforma laboral,
garantiza el poder adquisitivo, compromete
importantes inversiones y blinda el empleo
descartando los despidos.
disminución persistente de ingresos ordinarios o ventas (tres
trimestres consecutivos respecto al mismo periodo del año
anterior, dice la reforma laboral), para poder recurrir al despido
colectivo.
2. Da prioridad aplicativa al Convenio de Empresa respecto
a los convenios sectoriales de ámbito superior (provincial,
autonómico o estatal) en materias como retribuciones, tiempo de
trabajo, clasificación profesional, contratación y conciliación de
la vida laboral y familiar.
3. Limita la vigencia de los convenios (la llamada ultraactividad) a un año a partir de la fecha en que se haya producido la
denuncia, salvo pacto en contrario recogido en el propio convenio.
Pero una cosa es la voluntad con la que el Gobierno y buena
parte de la patronal plantearon la reforma y otra muy distinta que
consigan sus objetivos.
La UGT habla menos que ELA (sobre todo insulta menos), pero
hace mucho más. Y el mejor ejemplo de que un Convenio Sectorial puede convertirse en un auténtico dique frente a la reforma
laboral es el Convenio del Metal de Navarra, el principal convenio de nuestra Comunidad.
Partiendo de la base de que la combinación de crisis económica
y reforma laboral podía provocar un ajuste bestial de empleo en
el sector, la UGT se planteó un convenio que evitase las tres
líneas de agresión de la reforma.
Para evitar descuelgues generalizados en empresas con problemas de competitividad, el convenio recoge fórmulas de flexibilidad negociadas, con límites estrictos y a cambio de garantías de
empleo.
El convenio permite aumentos de jornada, que es una materia
reservada al ámbito de negociación sectorial, por exigencias de
competitividad, pero los vincula a planes industriales y a
mantenimiento del empleo, y sin que ello signifique devaluación
salarial. El convenio no permite flexibilidad si no hay unos
niveles de estabilidad en el empleo, si no es para traer
inversiones y producto, y si no hay acuerdo. Y además, obliga a
volver a la jornada establecida por el convenio al finalizar su
vigencia.
Esta fórmula ha posibilitado a la UGT firmar convenios de
empresa o acuerdos en Nissan, TRW, Sapa (antigua Alcoa),
Faurecia y en las principales industrias de automoción.
El convenio recupera también, por acuerdo entre las partes, la
tutela judicial, figura que ha eliminado la reforma laboral. De
esta forma, las empresas, en todos los procesos de modificación
de condiciones de trabajo, inaplicación salarial del convenio o
expedientes de regulación de empleo, tanto de extinción como
de suspensión, deben demostrar que las medidas propuestas
son justificadas, necesarias y proporcionales. En ningún caso se
pueden imponer unilateralmente y sin negociación, y en caso de
que no se respete el convenio, la parte social podrá reclamar
ante el juzgado.
Finalmente, el convenio incorpora garantías de ultraactividad
durante dos años más allá de la finalización de su vigencia y un
tercer año por acuerdo entre las partes.
Volkswagen Navarra: un
Convenio de Empresa
ejemplar
Y para que los paladines del Convenio de Empresa vayan
tomando nota, entre los convenios de empresa que ha firmado la
UGT, como TRW, Nissan, Cementos Portland, etc., ahí está el
reciente Convenio de Volkswagen Navarra, cuya negociación ha
liderado la UGT, en la mayor y mejor empresa de Navarra desde
el punto de vista económico, tecnológico, social y laboral, y en la
que ELA ni siquiera tiene representación.
El Convenio de Volkswagen es todo un ejemplo de remate de la
negociación articulada que desarrolla la UGT. Un convenio que,
en este caso sí, cierra la puerta a la reforma laboral; que garantiza el poder adquisitivo de los trabajadores durante cinco años,
recuperando el IPC como referencia; que compromete importantes inversiones; que blinda el empleo descartando los
despidos durante su vigencia; que posibilita flexibilidad a la
empresa, si es necesaria para atender aumentos de producción,
a cambio de importantes contraprestaciones; y que introduce
mejoras sociales y de condiciones de trabajo, posibilitando
procesos de rejuvenecimiento de la plantilla, mediante prejubilaciones e incorporando coeficientes reductores que posibiliten la
salida anticipada a través de bajas voluntarias, lo que constituye
una medida pionera en el sector.
Esto sí es un Convenio de Empresa, amparado además por un
Convenio Sectorial que apunta en la misma dirección: frente a la
arbitrariedad y a la imposición empresarial, la negociación y el
acuerdo como fórmulas idóneas para abordar los problemas y
dar soluciones.
Reducir la
Negociación
Colectiva al
Convenio de
Empresa, como
pretenden la
reforma laboral, la
patronal más
reaccionaria y el
sindicato
nacionalista ELA,
significa condenar
al desamparo y la
indefensión a
millones de
trabajadores y
dejarles en manos
de la voluntad
caprichosa de los
empresarios.
Desde el Convenio Estatal de mínimos, pasando por
el Convenio Sectorial Provincial, hasta el Convenio
de Empresa, donde sea posible
La UGT defiende la
Negociación Colectiva
articulada frente a la agresión
de la reforma laboral
La reforma laboral impuesta por el Gobierno del
PP, con el beneplácito y apoyo parlamentario de
UPN, es un auténtico misil contra la Negociación
Colectiva y contra los propios sindicatos, a los que
se pretende arrinconar, para que no puedan
ejercer la función constitucional de “defender y
promover los intereses económicos y sociales que
les son propios”. Pero no hay misil que no pueda
ser desactivado, y el principal instrumento de
defensa de las condiciones laborales que
tenemos los trabajadores es la Negociación
Colectiva articulada, tal y como la concibe la UGT.
La derecha política y económica pretende acabar
con la Negociación Colectiva porque sabe que es
el principal obstáculo para arrebatar los derechos
de los trabajadores e imponer su modelo neoliberal. En este sentido, el objetivo de la reforma
laboral es desequilibrar las relaciones laborales,
dando prácticamente todo el poder a los empresarios y debilitando a los trabajadores, para que
aquellos puedan imponer las condiciones más
beneficiosas para sus intereses particulares, sin
mayores impedimentos.
Y como el principal obstáculo para que impere el
“ordeno y mando” empresarial en una sociedad
democrática y regida por el Derecho es la obligatoriedad de negociar las condiciones laborales
con los sindicatos que representan a los
trabajadores, a través de la Negociación
Colectiva, la reforma laboral viene a alterar esta
premisa, para tratar de devolvernos a una
situación más propia de la Dictadura.
Por tanto, la reforma laboral es un ataque a la
concepción democrática de las relaciones
laborales. Porque no hay sociedad avanzada que
haya conseguido estándares de calidad de vida
elevados sin acuerdos económicos y sociales,
prescindiendo de los trabajadores y sus sindicatos, y, menos aún, destruyendo los instrumentos
de consenso.
Para la UGT, la Negociación Colectiva es un
instrumento de redistribución de la riqueza. Por
eso hay que defenderla con uñas y dientes.
Porque la pretensión del Gobierno de Rajoy con la
reforma laboral, impuesta con la excusa de la
crisis, es abaratar salarios, destruir el empleo
digno y terminar con los derechos conquistados
durante décadas por los trabajadores.
Y esta defensa de los derechos e intereses de los
trabajadores se realiza manteniendo la Negociación Colectiva articulada, empezando por un
Convenio Estatal, que sea una garantía de
condiciones mínimas para todo el sector; pasando
por el Convenio Sectorial Provincial o
Autonómico, que mejore y adapte esas
condiciones a la realidad de cada territorio, y,
concluyendo, allí donde la correlación de fuerzas
lo permita y sea posible avanzar más, en un
Convenio de Empresa.
La UGT no excluye ningún ámbito de negociación,
pero reducirla al Convenio de Empresa, como
pretenden la reforma laboral, la patronal más
reaccionaria y el sindicato nacionalista ELA,
cuando más del 90% de las empresas de este país
y de Navarra son pymes, muchas de ellas sin
representación sindical ni posibilidad de elegirla
por no contar con número suficiente de
trabajadores, y sin capacidad alguna de negociación, significa condenar al desamparo y la
indefensión, y dejar en manos de la voluntad
caprichosa de los empresarios a millones de
trabajadores. Y la UGT no lo va a hacer.
ELA propugna reducir la Negociación
Colectiva al ámbito de las empresas y a
aquellas empresas en las que tiene una
afiliación sólida.
ELA alardeaba recientemente de haber alcanzado
acuerdos en 8 empresas, que apenas afectan a 300
trabajadores. En alguno de ellos, como la empresa
papelera de Villava, Newark, tras seis días de
La reforma laboral y ELA,
dos buenos aliados
El cuento chino de ELA: los convenios de empresa
El objetivo de la reforma laboral de debilitar la Negociación
Colectiva y, a través de ella, al propio movimiento sindical, tiene
tres ejes fundamentales: posibilitar al máximo los descuelgues
del Convenio Sectorial por parte de las empresas, dar prioridad
aplicativa al Convenio de Empresa respecto a los de ámbito
superior y limitar la ultraactividad de los convenios cuya vigencia
ha vencido a un año como máximo, de no recoger el propio
convenio un pacto en contrario.
Este claro atentado a la Negociación Colectiva sectorial, que es
el único paraguas bajo el que pueden protegerse a la mayor
parte de los trabajadores de las pymes, cuenta con un aliado en
el campo sindical: ELA.
La estrategia del sindicato nacionalista ELA, ya antes de la
reforma laboral y reforzada después de su imposición, propugna
reducir la negociación colectiva al ámbito de las empresas y a
aquellas empresas en la que dicho sindicato tiene una afiliación
sólida. ELA nunca ha buscado dar cobertura y defender con los
convenios a la mayor parte de los trabajadores, sino reforzarse
como organización, negociando exclusivamente para sus
afiliados. Así que su coincidencia con la reforma laboral en
materia de Negociación Colectiva es notable.
El problema es que esta estrategia no tiene en cuenta la realidad
de nuestro tejido productivo, que, como es conocido, está
compuesto en más del 90% por pymes. Y lo que demuestra ELA
con su estrategia es que le importan un bledo los derechos de los
trabajadores, si no le reportan beneficios sindicales.
Cuando su máximo dirigente Adolfo Muñoz dice que no han
abandonado los convenios sectoriales, miente como un bellaco.
En el ámbito de Euskadi, donde ELA es el sindicato mayoritario,
Álava sólo cuenta con 6 convenios sectoriales en vigor de los 21
que se negocian en ese territorio, en Guipúzcoa están vigentes 9
de 48 convenios y en Vizcaya solamente 6 de 48 convenios
sectoriales.
En Navarra, sólo hay tres convenios sectoriales que no están
vigentes ni cuentan con garantías de ultraactividad: el Convenio
de Ikastolas de Navarra, único con mayoría nacionalista en el
sector de Enseñanza, y en el sector de Comercio, los de Comercio
Vario y Comercio Mayorista de Productos Químicos, también los
únicos en los que ELA tiene mayoría y que curiosamente ni
tienen acuerdo de renovación ni han pactado su ultraactividad.
Afortunadamente, la UGT, combinando presión y negociación, ha
logrado renovar en Navarra 15 convenios en todos los sectores,
que dan cobertura a 74.435 trabajadores, y garantizar la ultraactividad, a la espera de alcanzar acuerdos, en otros 17 convenios,
que afectan a 32.550 trabajadores. Porque una cosa es predicar
y otra dar trigo.
En definitiva, que la reforma laboral no sólo ha intentado dinamitar la Negociación Colectiva sectorial, de momento sin éxito, sino
que cuenta con un aliado en el seno del movimiento sindical, que
funciona a modo de cuña, y que se llama ELA.
La semana del 21 al 27 de octubre, ELA desplegó una
campaña propagandística a favor de la negociación
de Convenios de Empresa, con el mensaje de que “lo
único que puede parar la reforma laboral es un buen
Convenio de Empresa”.
Como, a diferencia de lo que defiende la UGT, para
ELA, el Convenio de Empresa y el Convenio Sectorial
son realidades excluyentes, el sindicato nacionalista
contrapone lo que en su opinión son avances para los
trabajadores cuando ellos firman convenios, exclusivamente de empresa, y lo que son retrocesos cuando
la UGT firma convenios sectoriales y de empresa.
Para justificar su “descuelgue” de los convenios
sectoriales, ELA tiene el morro de afirmar lo
siguiente: “En los acuerdos no firmados por ELA, la
congelación y la moderación salarial están a la orden
del día; incluso hay varios convenios en los que no se
llega a pactar subidas salariales, diciendo que se
negociarán más adelante (…)”. Esto, dicho así, de
forma genérica, es falso y lo sabe ELA, pero debería
sonrojarles cuando se constata lo que ellos están
haciendo en muchas empresas, bajo el eslogan
propagandístico ‘Ejemplos de luchas que logran
doblegar la reforma laboral’.
En Navarra y como exitoso balance de su lucha
contra la reforma a través del Convenio de Empresa,
ELA alardeaba recientemente de haber alcanzado
acuerdos en 8 empresas, que apenas afectan a 300
trabajadores. En alguno de ellos, como la empresa
papelera de Villava, Newark, tras seis días de
huelga, el único compromiso fue negociar un
convenio de empresa. El convenio se negoció
finalmente para 2012 y 2013, y ELA firmó la congelación salarial para ambos años. En otros también ha
huelga, el único compromiso fue negociar un
convenio de empresa. El convenio se negoció
finalmente para 2012 y 2013, y ELA firmó la
congelación salarial para ambos años.
firmado la congelación salarial, como en Suministros
Uribo, Funvera y Ademobel. Y éstos son los que
denuncian que los demás firmamos moderación
salarial.
Así que vamos a desenmascarar el cuento chino de
ELA. Porque los de ELA han hecho cosas bastante
peores.
● Hormigones Puente la Reina
Y si no, que se lo pregunten a los 5 trabajadores de
Hormigones Puente la Reina, a los que ELA mantuvo
un año en huelga indefinida, luchando por un
convenio de empresa para evitar una rebaja salarial.
El resultado fue que no se consiguió el convenio de
empresa y que los 5 trabajadores acabaron despedidos.
● Lázaro Echeverría
Otro ejemplo de nefasta gestión de un conflicto ha
sido lo ocurrido en la empresa Lázaro Echeverría, de
Alsasua. Sus 25 trabajadores se pegaron más de seis
meses en huelga para evitar 6 despidos y lograr un
convenio de empresa. El resultado no pudo ser más
desolador: no se logró evitar ni un solo despido, no se
consiguió el convenio de empresa y ELA firmó una
reducción salarial. Eso sí, ELA todavía tuvo el valor
de afirmar: “El no haber conseguido nuestro mayor
objetivo no es un obstáculo para poner en valor la
lucha y la pelea que han llevado a cabo los
trabajadores, que ha posibilitado ponerle freno al
chantaje que planteaba la empresa”. En fin, más vale
que le han puesto freno.
● Club de Golf de Gorraiz
Tampoco creemos que se puedan echar las
campanas al vuelo en el conflicto del Club de Golf de
Gorraiz, en este caso con una representación
integrada por 2 delegados de LAB y 1 de ELA, donde
tras 52 días de huelga para exigir la readmisión de 3
trabajadoras despedidas y mejorar el convenio de
empresa, lo único que se ha logrado es mantener las
condiciones del anterior convenio y pactar la ultraactividad del convenio hasta el año 2017. Ni
readmisión de las despedidas, ni incremento salarial
ni mejora de condiciones laborales.
● Zona Azul de Tudela
Y para qué hablar de la huelga que mantuvieron
durante dos años 4 empleados de la Zona Azul de
Tudela, dirigidos y subvencionados económicamente
con la caja de resistencia de ELA, y que acabó sin un
solo logro laboral y con el anuncio de un despido. Las
declaraciones públicas de los propios trabajadores
afiliados a ELA lo dicen todo: “Nos sentimos engañados y vendidos por ELA”. “El único interés que tenía
ELA con esta huelga era arremeter contra el
Ayuntamiento y hacer propaganda”.
● Deportes Irabia
Y la guinda del pastel es el acuerdo firmado por ELA
y LAB en Deportes Irabia, principal empresa del
sector de Comercio Vario, que el sindicato nacionalista ha abandonado a su suerte. Pues bien, la
apuesta de ELA en esta empresa, frente al convenio
sectorial, ha consistido en firmar una reducción
salarial del 30% para los años 2013 y 2014, y
establecer un sistema de retribución variable con la
finalidad de estimular las ventas, manteniendo, eso
sí, las mejoras que la plantilla tenía por encima del
convenio sectorial. ¡Jódete y baila! que dice el refrán
popular.
● Amma Betelu y Amma Ibañeta
Hemos puesto sólo cinco ejemplos de cómo ELA dice
“doblegar” la reforma laboral en las empresas.
Podríamos hablar también de las trabajadoras de
Amma Betelu y Amma Ibañeta, únicas residencias
del Grupo Amma en las que ELA mantiene la
mayoría, después de que la UGT se la arrebatase en
el resto de centros y lograra firmar un convenio, lo
que no había conseguido ELA con su mayoría sindical
en cuatro años. Pues bien, las trabajadoras de estas
dos residencias han quedado fuera del convenio de
empresa firmado por la UGT, sin que ELA haya podido
impedir que se les aplique el convenio nacional, lo
que significa rebajas salariales de entre el 8% y el
19%, según categoría, y un aumento de jornada de
93 horas anuales. Hay más, pero para qué seguir con
las “lecciones” de sindicalismo que nos da ELA.
La combinación de crisis y reforma
laboral provocaría un ajuste bestial de
empleo en el sector del Metal y la UGT se
planteó un Convenio que lo evitase.
El Convenio Sectorial como
dique frente a la reforma
Como podemos ver, el discurso antirreforma laboral de ELA no va
mucho más allá de la propaganda. Tras la semana de “movilización” a favor del Convenio de Empresa, ha distribuido un
panfleto en la que nos acusa a UGT y CCOO de colaborar con la
patronal en la aplicación de la reforma laboral en Navarra.
ELA vuelve a desacreditar los convenios sectoriales asegurando
que “no sirven para neutralizar la reforma laboral”, que los
convenios que se han firmado “son peores que los anteriores” y
que “pueden ser incumplidos por las empresas al día siguiente
de la firma”. Y lo dicen convencidos, porque, al menos en
Navarra, a base de no negociar ni firmar nunca, se les ha
olvidado qué es un convenio sectorial, y los pocos convenios
sectoriales que firman en Euskadi, como los de gasolineras de
Guipúzcoa y Vizcaya, no aportan ni una sola garantía más que los
que firma la UGT.
Pero ELA solo es capaz de citar ocho empresas, que apenas
suman 300 trabajadores, y con la boca pequeña, ya que no puede
alardear de nada, porque no ha logrado nada. Bueno sí, colaborar
con sus acciones al cierre de más de una empresa y arruinar a
muchos trabajadores.
La UGT es plenamente consciente de que uno de los objetivos de
la reforma laboral es cargarse los Convenios Sectoriales. Pero de
ahí, a que lo permitamos, hay un trecho importante.
La reforma laboral ataca los Convenios Sectoriales en tres
direcciones:
1. Rebaja la fuerza vinculante del Convenio Sectorial,
posibilitando que el empresario se descuelgue de la aplicación
en la empresa. Alegando causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, puede modificar la jornada, el horario, el
trabajo a turnos, los salarios y las funciones. Basta una
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