LAS TRANSFORMACIONES DE LOS DISPOSITIVOS DISCIPLINARIOS Y LOS CAMBIOS EN LAS RUTINAS DE PRODUCCIÓN DE PERSONAS Mario Carlos Zerbino* El significante Epoca hacía referencia, antiguamente, al momento en el que un objeto se detiene en el firmamento, y al lugar en el que lo hace. Para la astronomía es la fecha fijada arbitrariamente, pero necesaria, para calcular la posición de un cuerpo. Y todas sus posiciones se observarán, luego, en períodos de tiempo sucesivos. En el campo filosófico ha sido utilizada por los escépticos para designar cierta suspensión del juicio que estaba en la base de todas sus conclusiones. 1 Coordenadas espacio-temporales y suspensión del juicio: momentáneamente son los lugares en los que quiero situar, no sin cierta imprecisión, algunos acontecimientos referidos a las relaciones entre la época y la pulsión. Se dice que Lacan detestaba la Historia, y la detestaba porque para él estaba hecha "para darnos la idea de que algún sentido tiene". En efecto, las luchas por la producción y por la naturalización del sentido, las luchas por el control de aquello que puede y debe ser enunciado, es decir, por las condiciones de enunciación, están en relación directa con lo que para cada época es la realidad. Precisamente, los consensos hegemónicos que garantizan la gobernabilidad no pueden alcanzarse sin que se den complejos procesos subjetivos que, obviamente, van más allá de la conciencia. Los modos en que estos consensos hegemónicos se logran implican, por lo menos, tres dimensiones de análisis articuladas pero diferentes, y que podríamos nombrar en términos de: Marcas en los cuerpos, Procesos de discriminación y segregación, Relaciones asimétricas de poder y resistencia. Las características particulares que adquiere la apropiación desigual de bienes en cada momento histórico, están en relación con la necesidad de lograr consensos legitimadores. Lograr estos consensos implica la producción de sentido, la creación de universos de significaciones imaginarias que permiten naturalizar las desigualdades propias de cada época, y las prácticas discriminatorias y segregativas que las sostienen. El sentido y la producción de significaciones son procesos específicamente humanos. Y uno de los modos de abordar el problema del sentido es a partir de plantearse el problema de su naturalización. La subjetividad puede ser pensada (y es pensada habitualmente) como lo más íntimo, lo más singular, lo interior. Pero es justamente a partir del psicoanálisis2 que podemos pensar la oposición interno-externo y la oposición individuo-sociedad de un modo muy diferente. Es así, entonces que la subjetividad puede ser pensada por fuera de las oposiciones dicotómicas de la lógica binaria, jerárquica y atributiva que caracteriza los modos de organizar el pensamiento y el mundo, propios de la Modernidad. En esta perspectiva, se trata de comprender los modos históricos, sociales y colectivos de producir lo que conocemos como subjetividad, en cierta relación de analogía metodológica y teórica con la manera en que Freud recurre al análisis de las masas y de instituciones como la Iglesia y el Ejército para pensar el Yo. En el Seminario II Lacan dice que "cuando algo ve la luz, algo que estamos obligados a admitir como nuevo, cuando otro orden de la estructura emerge. ¡Pues bien! Este crea su propia perspectiva en el pasado y decimos: Nunca pudo no estar ahí, existe desde siempre. (...) Ya no podemos dejar de pensar con ese registro del Yo que hemos adquirido a en el transcurso de la historia, aun cuando nos encontremos con las huellas de la especulación del hombre sobre sí mismo en épocas en que dicho registro como tal no estaba promovido". 3 Y un poco más adelante, en el mismo texto, va a ubicar el surgimiento probable de "algo hecho como el yo" hacia mediados del siglo XVI, comienzos del XVII. Es Lacan mismo quien señala que tendemos a suponer la existencia de una "noción implícita de esta función central" en Sócrates y sus contemporáneos, "... que el yo debía ejercer en ellos una función análoga a la que ocupa en nuestras reflexiones teóricas, pero también en la aprehensión espontánea que tenemos de nuestros pensamientos, tendencias deseos, de lo que es nuestro y de lo que no es nuestro, de lo que admitimos como expresiones de nuestra personalidad o de lo que rechazamos como parásito en ella. Nos es muy difícil pensar que toda esta psicología no es eterna". Es así que, entonces, cabe también preguntarse si cuando hablamos de las relaciones entre historia y estructura estamos pensando el significante estructura como sustantivo o como verbo. Las transformaciones que se producen en Occidente en el pasaje del feudalismo al capitalismo, modificaron al conjunto de las instituciones sociales y cambiaron la configuración de lo público y de lo privado. A partir de estos acontecimientos, se produjeron cambios significativos en las rutinas de producción de personas. Y en tanto son las instituciones las que producen subjetividad a través de sus prácticas, es de interés, a los fines de este trabajo, puntualizar, por una parte, dos series de consecuencias que se relacionan con esos cambios en los dispositivos y tecnologías disciplinarias. Y por otra parte, algunos de los cambios más importantes que se han producido en los dispositivos disciplinarios institucionales fundantes de la Modernidad, a lo largo de los últimos tres siglos, en Occidente. Indudablemente, no es posible en este breve trabajo dar cuenta en detalle de algo que todavía debemos indagar mejor. Pero creo que no carece de interés mostrar el estado actual de nuestras indagaciones. En esa dirección, nos vamos a centrar solamente en algunos detalles significativos de los cambios que se producen en cuatro cuestiones básicas: 1. El tiempo. 2. Los modos de escupir y de sonarse la nariz. 3. Los cuatro ciclos largos de tecnologías disciplinarias en la organización de la producción. 4. Los cambios en los dispositivos disciplinarios escolares. 1. El tiempo. Las categorías de tiempo y espacio son categorías centrales para pensar la realidad. Pero no son categorías a priori sino construcciones histórico-sociales que han sido naturalizadas mediante los dispositivos disciplinarios. Para fundar la concepción moderna que tenemos del tiempo, Newton debió renunciar a contestar la pregunta que lo desvelaba, la pregunta por el origen del tiempo, la pregunta por su naturaleza última y por sus causas primeras. Consciente de que esas preguntas no se podían responder con los instrumentos que tenía, deja las preguntas por el por qué, y la reemplaza con la pregunta por el cómo. Pero Newton nunca dejó de tener claro que el tiempo del que él hablaba era un tiempo relativo, convencional. Siguiendo los trabajos de Norbert Elías y, desde otra perspectiva teórica, los de Denisse Najmanovich, para Newton el tiempo y el espacio absolutos pertenecen al reino de Dios y "los hombres sólo pueden contentarse con el establecimiento de un tiempo y un espacio relativos, es decir, convencionales, producto del acuerdo entre sujetos sobre una base arbitraria". El tiempo "relativo" de Newton será, entonces, comparación de intervalos temporales, por referencia a ciclos naturales que poseen cierta regularidad. Menos de cien años después se instala en el imaginario social de la Modernidad, naturalizándose, como noción absoluta y objetiva: el tiempo que miden nuestros relojes pasa a ser el tiempo. Ya no se trata de una compleja construcción teórica abstracta de los hombres, posibilitada por un conjunto de condiciones histórico-sociales, sino que, al igual que con respecto al espacio, mediante la construcción de nuevos modos de representación social, creemos que se trata de un real, de una re-presentación de algo concreto e independiente de nosotros. Luego de tres siglos de crisis y transformaciones, la Modernidad logra estabilizar nuevos códigos perceptivos y nuevos modelos cognitivos. A partir de estos nuevos códigos se instituyen modos de representación social que nos hacen pensar los minutos y los segundos, que no existen en la naturaleza, como algo del orden de lo real natural, como una re-presentación de algo concreto, exterior e independiente de nosotros. Es decir, que dejó de ser un sistema de representación conceptual para convertirse en esa noción de tiempo "objetivo" y "único", que fluye homogéneamente, con el que el individuo Moderno comenzó a medir todas las cosas. Dejan de ser sistemas de representación conceptual para convertirse en "tiempo objetivo", opuesto, a partir de ahí, a ese otro tiempo, el de la interioridad, el de la vida privada, el de los sentimientos, que luego va a ser pensado como tiempo subjetivo. Los relojes, contrariamente a lo que aprendimos en la escuela, no siempre fueron relojes. "Ya en la época de Kant, la física clásica era concebida como una descripción prácticamente completa del universo material (...) la teoría newtoniana fue considerada desde fines del siglo XVIII y hasta comienzos del siglo XX como la representación objetiva del mundo" 4. Pero el tiempo newtoniano, el tiempo cronológico y métrico pensado por la Modernidad como un marco referencial absoluto, objetivo e independiente de los cambios y de sus propios marcos referenciales; ese tiempo, pensado como un proceso uniforme, homogéneo, lineal, reversible, comenzará a sufrir un cuestionamiento creciente, ya desde mediados del siglo XIX. Este modelo va a entrar en crisis a partir de una serie de nuevas producciones teóricas que sólo podemos enunciar en este trabajo. En efecto, ya en el siglo XIX, a partir del electromagnetismo, de la teoría de la evolución de las especies, y de las concepciones temporales propuestas por el marxismo a partir de su teoría de la historia y de la lucha de clases, surge la necesidad de elaborar nuevos modelos temporales para comprender procesos más complejos y de diferente índole con respecto a aquellos de los que el modelo newtoniano intentaba dar cuenta. Para Darwin, por ejemplo, el tiempo propio de la evolución de las especies no podía reducirse al modelo temporal que le proponía la física de su época. Luego vendrá la termodinámica, el psicoanálisis, y, en los comienzos del siglo XX, la teoría de la relatividad con una nueva pregunta: ¿Qué quiere decir que dos cosas suceden simultáneamente?. Desde mediados de este siglo la física comenzará a desarrollar nuevos modelos temporales que van a tener como eje central de investigación el tiempo de los procesos irreversibles. Ya no va a ser suficiente con la matemática lineal y comienzan a desarrollarse y a utilizarse nuevas herramientas, como la matemática no lineal, la topología y la matemática fractal. La historia irrumpe en el campo de la física: los sistemas químicos abiertos tienen "memoria" del camino recorrido, planteando el problema que supone la existencia de series temporales múltiples y diversas que, inclusive, pueden coexistir con sus características propias dentro de procesos mayores que las articulan. 2. Los modos de escupir y de sonarse la nariz. Los dispositivos disciplinarios no sólo operan produciendo la naturalización de nuestras categorías espacio-temporales de pensamiento. Igualmente interesante, a los fines de este trabajo, es entender cómo operan en la producción de costumbres, en el control de los cuerpos y en la producción de nuevos modos de lo que podríamos denominar "sensibilidad". Tal vez no sea necesario aclarar acá que la categoría misma de dispositivo excluye toda referencia a la existencia de un sujeto trascendente o de una intencionalidad más o menos conspirativa en la producción de sus efectos. Efectos que se dan por el funcionamiento mismo del dispositivo y que siempre van más allá de las intenciones, programas o consideraciones que le dieron origen. La relación de los humanos con los mocos, en tanto aquello que se separa de nuestro cuerpo, no siempre fue la misma. No siempre nos sonamos la nariz como lo hacemos hoy. En otras épocas, los mocos ocupaban un lugar importante en las producciones literarias de la época. Norbert Elías investigó especialmente los cambios en las costumbres que se producen en largos períodos de tiempo, en Occidente, anticipando en varias décadas a autores tan importantes como Foucault, Ariès y Bourdieu, por citar sólo a algunos de los más importantes. Autores que, sin duda, lo han leído mucho más de lo que lo han citado. Con respecto a los modos de sonarse la nariz, comienza con documentos que datan del siglo XIII, cuando todavía no hay referencias claras de que existiera ese instrumento tan sofisticado que resultó ser el pañuelo. En uno de esos documentos se indica que: "Cuando estornudes cuando vayas a toser (mientras comes), ten cuidado vuélvete a otra parte, en la cortesía piensa para que no caiga saliva en la mesa". Esta era la decimoséptima recomendación. Mientras que en la trigésima, el mismo documento dice: "Todo doncel cortés que quiere limpiarse la nariz lo haga con la servilleta el que come o sirve la mesa no debe sonarse con los dedos con los trapos de limpiarse los zapatos mostráis vuestra cortesía". En el siglo XV la gente seguía sonándose con los dedos y parece ser que las reglas de cortesía de la época indicaban que debía sonarse con los dedos de la mano izquierda mientras se comía con la mano derecha y se tomaba la carne de la fuente común (no se usaban cubiertos y platos como los nuestros todavía). En este siglo solía decirse: "Quien se suena en el mantel, sin duda no hace bien". A mediados del siglo XVI el pañuelo era un instrumento de lujo sumamente costoso: "En Francia, como en todas partes, el pueblo bajo se sonaba sin pañuelo, pero entre la burguesía la educación manda que se haga en la manga. En cuanto a la gente rica, llevaba un pañuelo en el bolsillo. Así, cuando quiere decirse de una persona que tiene fortuna, se dice que no se suena con la manga". En este siglo las distinciones comienzan a ser más precisas: "Sonarse en el gorro o en la chaqueta es cosa de rústicos, hacerlo en el brazo o en el codo es cosa de pescadores. No es cosa más educada sonarse con la mano si el moco cae en la chaqueta... si al sonarse con los dedos algo cayera al suelo hay que pisarlo de inmediato. Entre la mucosidad y el moco apenas hay diferencia, a no ser porque la primera es más espesa y el segundo más líquido". Es recién a fines del siglo XVII que, según Elías, se llega al primer punto culminante del refinamiento y de la transformación en las costumbres y en las prohibiciones. En un libro de costumbres de 1672 se dice que: "Sonarse a pañuelo descubierto, sin cubrirse con la servilleta, secarse el sudor del rostro, son porquerías que repugnan a cualquiera". Y si no hay más remedio que sonarse en la mesa, a partir de este siglo ya no es bien visto que uno mire después, nuevamente, el pañuelo. Comenzando el siglo XVIII la distancia entre los niños y los adultos comienza a incrementarse, y sólo ellos pueden comportarse como los adultos durante la Edad Media. En 1729 ya se afirmaba que era: "...indecente estar hurgándose incesantemente la nariz con el dedo y todavía es más insoportable llevarse enseguida a la boca lo que se ha sacado de ella... muy contrario a la decencia es sonarse con los dedos, tirar la suciedad al suelo y luego secarse en el vestido. Resulta muy feo ver luego tales suciedades en el vestido, que siempre debe estar muy limpio por pobre que sea. Para sonarse hay que hacerlo siempre con el pañuelo y taparse la cara con el sombrero. Hay que evitar hacer ruido con la nariz, es una indecencia tardar mucho en sacar el pañuelo y andar desplegándolo para ver dónde va uno a sonarse. Hay que sacarlo y guardarlo con rapidez". Y a fines del siglo XVIII comienzan a utilizarse argumentaciones referidas a lo higiénico, que racionalizan los cambios producidos en estas costumbres. Estas racionalizaciones se van a desarrollar en articulación con lo que Elías denomina "el anatema del silencio": en efecto, desaparecen de los libros de costumbres todos los minuciosos detalles regulatorios, y se da por supuesto que los adultos no sólo ya los conocen sino que estos deben tratarse en la intimidad de la familia. De este modo, podemos observar que en el tiempo que transcurre a partir del siglo XIII se produce un deslizamiento conceptual. Este deslizamiento irá desde las argumentaciones apoyadas en la cortesía y la buena educación, pasando por las relaciones entre la distinción y la repugnancia, hasta llegar, desde mediados de los siglos XVII y XVIII, a las argumentaciones sustentadas en la decencia y la higiene. En este último momento el proceso va acompañado con un máximo de silenciamiento con respecto a los detalles del procedimiento correcto, que pasan a ser del orden de lo íntimo y privado. Esto es: en un primer momento estas prácticas se enjuician en relación con los otros, al menos en ciertos sectores sociales. Luego pasan a ser condenadas en sí mismas, y se las vincula a sentimientos de desagrado y repugnancia, de miedo, vergüenza o culpabilidad, que van a operar aún cuando uno esté solo. De este modo, señala Elías en este trabajo que es de mediados de la década del ’30, un "comportamiento socialmente deseado pasa a convertirse en un automatismo, en una autocoacción, para hacerlo aparecer como un comportamiento deseado en la conciencia del individuo, como algo que tiene su origen en un impulso propio, en pro de su propia salud o de su dignidad humana. Esta forma de consolidar costumbres, este tipo de condicionamientos se hace dominante al acceder al poder las clases medias burguesas. Gracias a él los conflictos entre los impulsos y las inclinaciones socialmente inaceptables, de un lado, y las exigencias sociales ancladas en el individuo, del otro, adquieren aquella configuración específica que constituye el centro de atención de las teorías psíquicas contemporáneas, especialmente el psicoanálisis. Es muy posible que siempre haya habido «neurosis», pero eso que nosotros vemos en torno nuestro y llamamos «neurosis», es una forma concreta e histórica del conflicto psíquico, que requiere algún tipo de explicación...". 5 3 Los cuatro ciclos largos de tecnologías disciplinarias en la organización de la producción. Transformaciones de la profundidad y extensión de las señaladas en los dos apartados anteriores no son independientes del modo de funcionamiento de los dispositivos institucionales y de las tecnologías que disciplinan a los hombres, las mujeres y los niños En "La escritura de la Historia", Michel de Certeau señala que "... cierta cantidad de trabajos, tanto en etnología como en historia, demuestran que el uso de conceptos psicoanalíticos corre el riesgo de convertirse en una nueva retórica. Se transforman entonces en figuras de estilo. El recurso a la muerte del padre, al Edipo o a la transferencia, sirven para todo. Como estos conceptos freudianos se suponen utilizables para todos los fines, no es difícil aplicarlos a las regiones oscuras de la historia. Lamentablemente, no son más que elementos decorativos, si su único objeto es señalar o cubrir púdicamente lo que el historiador no comprende". 6 El control disciplinario, en tanto control sobre el espacio y el tiempo, sobre los cuerpos y sus movimientos, siempre puestos en relación con las características cambiantes que introducen las innovaciones tecnológicas, muestra, en el despliegue mismo de la lógica histórica de sus cambios, una especie de paradoja: se trata de la desaparición progresiva de aquellos que se dedican a controlar. El control es una categoría central para analizar los modos en que se ha organizado históricamente la producción. Estos modos de control no han sido ni universales ni únicos, del mismo modo que no han sido ni universales ni únicas las características de los hombres, las mujeres y los niños que eran funcionales con respecto a cada una de las modalidades adoptadas por las tecnologías disciplinarias a lo largo de los últimos siglos. Se trata, en todo caso, de pensarlas como diversas formas de subjetividad articuladas a diversos modos de organizar la producción y la vida cotidiana. Decía, entonces, que el control disciplinario, en tanto control sobre el espacio y el tiempo, sobre los cuerpos y sus movimientos, siempre puestos en relación con las características cambiantes que introducen las innovaciones tecnológicas, muestra, en el despliegue mismo de la lógica histórica de sus cambios, una especie de paradoja: Se trata de la desaparición progresiva de aquellos que se dedican a controlar. Es decir, la eliminación sistemática, a partir de cierto momento, de los puestos jerárquicos destinados a ejercer exclusivamente funciones de vigilancia y control del personal. Estos cambios progresivos y sistemáticos son prácticamente simultáneos con la interiorización de las coacciones disciplinarias: cada vez más, la conciencia indica que es natural e inevitable que las cosas sucedan como suceden. Naturalización de las coacciones que se interiorizan, en un movimiento que va desde la obediencia forzada a las órdenes más o menos arbitrarias del capataz, hasta llegar al consenso persuasivo, logro privilegiado de la obediencia automática a los ritmos dictados por la máquina, en tanto materialización del punto en el que se articulan el discurso científico y la lógica del mercado. Y en ese tránsito, el modelo disciplinario vinculado al panóptico, que caracterizó a las fábricas de las primeras épocas, será reemplazado por el proceso de objetivacióninteriorización que comienza con el maquinismo. En este sentido, algunas investigaciones históricas han formulado la hipótesis de la existencia de "cuatro largos ciclos de tecnologías disciplinarias" en la organización de la producción, durante el capitalismo. Estos ciclos son: Un primer ciclo, en el cual la empresa capitalista se organiza siguiendo los principios característicos del panóptico, inspirada en los modelos sociales existentes en la época, probablemente la familia y/o el ejército. Este ciclo se caracteriza por el carácter intensivo de los modos de disciplinamiento. Un segundo ciclo, de disciplinamiento extensivo, basado en los mismos principios del panóptico, pero que intenta extender el control sobre la vida de los trabajadores fuera del ámbito del trabajo, mediante estrategias de "moralización social", llevadas adelante mediante la utilización de nuevas figuras disciplinarias, como por ejemplo los "médicos higienistas". Un tercer ciclo, que se desarrolla casi paralelamente al segundo, y que va de la mano del crecimiento de las unidades productivas, y del uso masivo de las nuevas máquinas. Ciclo que se va a caracterizar por el doble proceso de objetivación/interiorización de la disciplina. Y que encuentra sus formas teóricas más elaboradas en el taylorismo primero y en el fordismo después. Y un cuarto ciclo, finalmente, que podríamos situar con el surgimiento de los nuevos modelos propuestos a partir de lo que se ha dado en llamar "toyotismo", técnicas de producción "just in time", "calidad total", etcétera, que se van a corresponder con el tipo de subjetividades flexibles, flexibilizadas y polivalentes, funcionales al proceso de Globalización. . Este nuevo ciclo es el resultado de las condiciones que abre lo que podríamos caracterizar, siguiendo a Benjamín Coriat, como una triple crisis del taylorismo y del fordismo: I. II. III. La primera es la crisis de la eficacia del taylorismo como técnica de control social. 7 La segunda condición de aparición es la crisis de eficiencia del fordismo, desde el punto de vista de la economía del capital. 8 La tercera crisis del taylorismo está ligada al hecho de que éste se adapta a grandes producciones rígidas, y con las actuales fluctuaciones del mercado son necesarias organizaciones más flexibles, capaces de adaptarse a series más cortas, a modificaciones en la demanda del producto que precisan de una organización más flexible. 9 La introducción de nuevas tecnologías implica la aparición de tres grandes novedades de importancia fundamental para esta investigación: 1. A través de los ROBOTS, existen nuevos medios de programación de las rutinas de trabajo que permiten expropiar el saber obrero mediante la reproducción en tiempo real de los gestos obreros efectuados en el espacio.10 Ya no se trata, en términos del funcionamiento del dispositivo disciplinario, del análisis y de la apropiación de los tiempos y de los movimientos a través de la descomposición del cuerpo. Ahora estamos frente a una apropiación en bloque del movimiento, eludiendo el pasaje por su estudio, lo que significaría una aceleración enorme en el proceso de descalificación obrera. 2. La segunda novedad tiene que ver con una nueva forma de gestión de la circulación de productos, como respuesta a la "crisis de la economía taylorista del tiempo". Lo que se busca es la compresión de los tiempos improductivos de circulación de las piezas. 3. La tercera novedad son "los equipos flexibles, que con costos de programación muy bajos son capaces de producir un conjunto variado de piezas, a partir de una pieza matriz. Señala Coriat que las nuevas tecnologías intentan responder, rasgo por rasgo, a la rigidez del taylorismo y del fordismo: A la crisis de su eficacia como modo de control social, responde con el aumento en la rigidez de las coerciones tecnológicas sobre los flujos y los ritmos de producción, para hacer menos sensibles las líneas de producción al trabajo y a los ritmos obreros. Y termina señalando que estas nuevas tecnologías no reemplazan al taylorismo y al fordismo, sino que se agregan a estos. Muchos investigadores hablan de "Toyotismo", al referirse a este nuevo sistema de trabajo. Si bien todavía no se han sistematizado todas sus características, ya que es un proceso que está en plena expansión, se podrían señalar algunas de ellas: a. El primer cambio de importancia, comparándolo con el fordismo, es que tiende a reducirse a un mínimo la diferenciación entre trabajo manual y trabajo intelectual, reduciendo ambas clases de trabajo a "trabajo abstracto". b. La denominada "estandarización de piezas múltiples", que permite responder con un máximo de flexibilidad a las cambiantes demandas del mercado, es el segundo cambio importante. c. El tercero es el "dominio de la microelectrónica". d. El cuarto cambio tiene que ver con el proceso de automatización de las líneas de trabajo, mediante la introducción de robots. e. En cuanto al proceso mismo de organización del trabajo, el trabajador dejó de ser un apéndice de la máquina, para ser, directamente, una máquina más. "Cada vez que se pone una máquina se sabe bien, de antemano, cuál es el rendimiento del operario que va a estar ahí, porque se calcula en micras (es decir, en fracción de minuto), cuánto tiempo se tarda en mover una mano, cuanto se tarda para levantar el párpado del ojo, qué fracción de segundo se demora en girar la cabeza. Está absolutamente programado de antemano todo el trabajo habido y por haber, es el obrero el que está estandarizado en forma directa. Es una máquina más, ha dejado de ser un apéndice de la máquina para ser tomado él mismo como una máquina más." f. "La información se convierte en el insumo más importante. Y por lo tanto, la materia prima fundamental es la materia gris." 11 4. Los cambios en los dispositivos disciplinarios escolares. A pesar de la numerosa bibliografía dedicada al análisis de las categorías espaciotemporales con las que organizamos nuestros pensamientos, son muy escasos los trabajos que intenten dar cuenta de cuál ha sido su proceso de constitución histórica y social. La inmensa red de reguladores temporales que, progresivamente, han ido organizando nuestra existencia terminaron por naturalizar nuestra percepción del tiempo como un flujo homogéneo y cronológico. Mucho menos todavía se ha trabajado en dirección de establecer de qué manera los dispositivos disciplinarios escolares han aportado en la formación, reproducción y transformación de nuestros modos de concebir el tiempo y el espacio. 12 Siguiendo los trabajos de Julia Varela, podemos situar la existencia de tres tipos de dispositivos pedagógicos, a partir del surgimiento de la escuela moderna: a. b. c. d. Las pedagogías disciplinarias (siglo XVIII). Las pedagogías correctivas (fines del siglo XIX, principios del XX). Las pedagogías psicológicas (en pleno proceso de expansión). Las pedagogías de la competencia. A estos tres modelos anteriores que nos propone Julia Varela debemos agregarle un cuarto, que también se encuentra en plena expansión, junto con el anterior y en contradicción parcial con él, y al que podríamos denominar como el modelo de las pedagogías de la competencia Cada uno de estos dispositivos va a operar con una concepción diferente de las relaciones espacio-temporales, e implican diferentes formas de ejercicio del poder y diferentes formas de producir saberes. Pero lo central, desde el punto de vista que nos interesa en este momento, es que son diferentes formas de producir subjetividad, en directa relación con los cambios que se producen en los dispositivos que organizan la producción. a. Las pedagogías disciplinarias. Intimamente vinculadas al modelo panóptico, se sirvió no solo de tecnologías de individualización sino también de tecnologías de regulación de las poblaciones. Para su funcionamiento no se va a apoyar tanto en el vínculo entre la ley y la prohibición, como en las normas y las instancias de normalización. Es un dispositivo que se va a sustentar en un esquema temporal de series múltiples, progresivas y de complejidad creciente, en oposición al esquema de tiempo global indiferenciado y al aprendizaje sancionado con una prueba única final, propia de los talleres artesanales de la era medieval. En este nuevo modelo que aparece en el siglo XVIII la mirada juega un papel fundamental, ligada a la cudriculación progresiva del espacio y a la concepción evolutiva y cronológica del tiempo. Estamos en los comienzos de la producción de ese modo particular de subjetivación que es el individuo: aparecen: el nombre propio, tal como hoy lo conocemos, las fichas de registro individual y los exámenes. Los saberes van a ser reducidos a disciplinas, dando lugar a lo que hoy conocemos como ciencias, con una lógica y una organización internas específicas. Se producen nuevos sujetos y nuevos saberes. b. Las pedagogías correctivas. Van de la mano de la aparición de la escuela pública, obligatoria y estatal, que surge como una de las respuestas a las convulsiones provocadas por la Comuna de París. Básicamente, estarán orientadas a provocar la ruptura con los hábitos y las formas de vida de las clases trabajadoras, en articulación con la tarea de médicos higienistas y otros hacedores del bien. Y en ese sentido es que forma parte de ese movimiento de objetivación/interiorización de la disciplina que viéramos en el punto anterior. Surge en oposición a las pedagogías disciplinarias, percibiendo la necesidad de evitar un control exterior demasiado coactivo y, por lo tanto, débil. Su problema central es cómo lograr un modo de control menos opresivo y más operativo y parte del presupuesto de la existencia de lo que denomina "necesidades naturales del niño". Teoriza la existencia de un niño natural y ahistórico, en lo que configura una de las operaciones centrales en la redefinición de la infancia. Operación que irá en dirección de la creación del futuro "sujeto psicológico", con el surgimiento de las nuevas pedagogías, a partir de la década del ’60. c. Las pedagogías psicológicas. Se van a caracterizar por un control exterior débil, centrándose en lo que denominan "la creatividad" y la "actividad" infantil. Promueve el desarrollo de categorías espaciotemporales "flexibles y adaptables" a las "necesidades de desarrollo" de los alumnos. Ya no se van a apoyar en la organización del medio, como las pedagogías correctivas, sino en las pautas "científicamente marcadas" por los "estadios del desarrollo infantil". A partir de la década del ’60 comienzan a reemplazarse los criterios basados en las leyes de los estadios del desarrollo y en el control mismo del mecanismo de desarrollo, para comenzar a sostenerse en "las leyes del ritmo", en una verdadera vulgarización psicoanalítica que coloca en el centro del proceso de aprendizaje el "ritmo individual" y las relaciones interpersonales. Estas leyes del ritmo van a estar en relación directa con el "desarrollo del cuerpo", de los lenguajes, de la gestualidad, de la imagen, dando como resultado la institucionalización de un grupo psicologizado que funciona especialmente articulado a la regulación de tensiones, "sublimando conflictos", reforzando la "imagen" de cada individuo, sirviéndole de catalizador para superar sus "deficiencias afectivas". Este dispositivo convierte la acción educativa en una especie de psicoterapia grupal, en donde el aprendizaje es un "como sí" que adopta la forma de catarsis. Este dispositivo va a producir personalidades (ya no individuos), organizadas alrededor de nuevos núcleos imaginarios y de nuevos ideales, personalidades flexibles, polivalentes, automonitorizadas, que están en relación con las características que asumen las nuevas formas de producción y consumo: personalidades moldeables y diversificadas. Personalidades que estarán en oposición al modelo individual, resultado de los viejos dispositivos disciplinarios, modelo que se caracterizaba por la ambición, la competitividad, la necesidad de alcanzar el éxito con su propio esfuerzo, la culpa, la postergación de las satisfacciones inmediatas, el culto al deber y a la moral y el orden socialmente establecidos, etcétera. "Ahora se trata de la producción de personas encantadoras, brillantes obsequiosas y seductoras que solo logran moverse bien en encuentros esporádicos y superficiales, evitando el compromiso; personas que ansían estima y reconocimiento, que temen el paso del tiempo, tienen fantasías omnipotentes y se consideran con derecho a manipular y explotar a quienes los rodean... Se produce un "cuerpo propio", en oposición al "cuerpo-segmento" característico de los dispositivos anteriores"... Paralelamente "se profundizan los sentimientos de apatía, vacío y culpa, y se produce una profundización abismal de la brecha entre el adentro y el afuera"... los tiempos pasan a ser cada vez más tiempos "objetivados" y regulados por expertos, con una progresiva pérdida de la memoria histórica. 13 Hay una cierta inversión de las relaciones entre lo interno y lo externo, entre lo público y lo privado. Un nuevo pasaje a lo largo de la banda de Moebius, en el que al "modo individuo" de subjetivación se le superponen nuevas alternativas, aparentemente más adecuadas al "espíritu de la época", son las "personalidades" light, la de aquellos que no pueden decir no. Introducción a un final posible Los hechos históricos son portadores de sentido, se articulan en la cadena significante, nos reenvían de uno a otro hecho. El acontecimiento, por su lado, es una irrupción de lo real, inasimilable por el sistema percepción-conciencia, imprevisible y sorprendente, desborda los "códigos perceptivos" de su época, agujereando la realidad. No tiene un sentido a priori, oculto, que hay que develar. El conflicto histórico no se da entre dos cosmovisiones plenamente constituidas de antemano, sino entre lo instituido y lo impensable, lo inasimilable para una época. La desorganización de discursos y prácticas que estructuran la realidad de una época es la grieta por la que se abre paso el acontecimiento. La matematización de la experiencia y las nuevas condiciones de enunciación que hicieron posibles la aparición de las "filosofías del sujeto", y la "forma individuo", como subversión radical de los modos previos de subjetivación, sumadas a la disolución de las relaciones económicas características de las comunidades medievales, en el tránsito del feudalismo al capitalismo, forman parte de ese advenimiento de lo inconcebible, de lo indeterminado, de lo imposible de ser pensado por el horizonte cultural de una época, esto es lo propio del acontecimiento. 14 Notas: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Joan Corominas 2 A partir del psicoanálisis, pero no solamente con el psicoanálisis. 3 Jacques Lacan, Seminario II, página 14. Editorial Paidós. 4 Najmanovich, D.: De "El Tiempo" a las temporalidades. En Temporalidad, determinación, azar. Silvia Bleichmar (Comp.). Paidós. 5 Norbert Elías: El Proceso de la Civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. Pagina 191. Fondo de Cultura Económica. 1993. 6 Michel de Certeau: "La escritura de la Historia". Ed. Siglo XXI. 7 El taylorismo fue un medio para controlar grandes masas de gente en el trabajo en forma relativamente eficaz y relativamente costosa, con líneas jerárquicas sumamente complejas, duras, según el modelo militar. Hoy estas formas de control social están en crisis en muchos países. Las nuevas tecnologías van a tratar de reimponer una forma de control social que ya no pase por el modelo militar taylorista, sino por la tecnología. 8 Para parcelar el trabajo hay que consumir un tiempo improductivo de circulación de las piezas muy importante, y en las condiciones actuales hay formas de organización del trabajo más eficaces que es necesario ensayar. 9 Según señala Coriat, estas son las tres condiciones fundamentales sobre las que se asienta la aparición de las nuevas tecnologías, "... y hasta puede decirse que nacieron de una actitud defensiva del capital en relación con un movimiento en claro ascenso de las clases obreras centrales y de ciertas clases obreras periféricas, que jaquearon al taylorismo". "La situación actual consiste en que, a partir de esta posición de defensiva estratégica, el capital, gracias a las nuevas tecnologías, pero también gracias a la crisis y a la desocupación, que han roto las defensas de la clase obrera, ha podido transformar esta defensiva estratégica en una ofensiva de similar índole...". Pero esta nueva ofensiva estratégica del capital se daría en el terreno de "... la crisis de su forma histórica de dominación sobre el trabajo: el taylorismo y el fordismo...". Frente a esta crisis, el capital habría iniciado dos movimientos paralelos y simultáneos, a escala mundial. Por un lado, la mencionada innovación tecnológica, pero por el otro, en algunos lugares, la relocalización de industrias en regiones con bajo costo de mano de obra y sin organización sindical, un verdadero "... movimiento regresivo hacia las condiciones iniciales del fordismo, perdidas en los países centrales". 10 Es el caso de los robots pintores, donde el obrero pintor, al efectuar los gestos de su oficio permite, gracias a los robots electrónicos unidos a computadoras, un registro de sus trayectorias. Y esto, a su vez, permite automatizar puestos de trabajo que antes no eran automatizables porque la descomposición de esos gestos obreros en el espacio estaba fuera del alcance de los medios automáticos de trabajo. (Ver B. Coriat, Revista Cuadernos del Sur nº pág.61/62). 11 Seminario de Julián Lemoine en Acindar, Villa Constitución, 1990. 12 No es necesario desarrollar acá hasta qué punto estas naturalizaciones han servido para dar fundamento a ciertas categorías vinculadas a la noción de identidad personal dentro de las sociedades Occidentales, así como a la separación entre un tiempo objetivo y tiempo subjetivo individual y separado del anterior. Ver al respecto el trabajo de Julia Varela en "Escuela, poder y subjetividad". Ediciones La Piqueta. 13 Para un detalle más minucioso de las características de los dispositivos pedagógicos, ver Julia Varela, op. cit. 14 Badiou, Alain: "La fábrica como sitio de acontecimiento". En Revista Acontecimiento número 2, 1991. Y también ver: Badiou, Alain: "¿Se puede pensar la política?". Ediciones Nueva Visión. 1990. Bibliografía: Anderson, Perry: "Tras las huellas del materialismo histórico". Siglo XXI Badiou, Alain: "¿Se puede pensar la política?". Ediciones Nueva Visión. 1990. Badiou, Alain: "La ética. Ensayo sobre la conciencia del mal". En "Batallas éticas", Tomás Abraham, Alain Badiou y Richard Rorty, Ediciones Nueva Visión. 1995. Badiou, Alain: "La fábrica como sitio de acontecimiento". En Revista Acontecimiento número 2, 1991. Cerdeiras, Raúl J.: "Hacia nuevas formas de hacer política". Revista Acontecimiento número 2, 1991. Dreyfus, Hubert y Rabinow, Paul: "Michel Foucault: más allá del estructuralismo y de la hermenéutica". UNAM, México. 1988. Elías, Norbert: "El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas". Capítulos: Los modales medievales; Sobre el modo de sonarse; Sobre el modo de escupir; Las transformaciones en la agresividad. F.C.E. Ed. 1993 Elías, Norbert: "Sobre el tiempo". F.C.E. Foucault, Michel: "Genealogía del racismo". Editorial Altamira. Foucault, Michel: "Microfísica del poder". Ediciones La Piqueta. Foucault, Michel: "Vigilar y Castigar". México. Siglo XXI. 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