INFECCIONES DE LA PIEL Mg. Irene Pinto Flores Normalmente en la piel existe flora bacteriana diversa, como estafilococos y estreptocos; sin embargo normalmente son incapaces de provocar una infección. Las infecciones bacterianas de la piel pueden afectar a una sola zona o bien propagarse en unas horas y afectar a un área mucho más extensa. La piel del niño pequeño es más fina, ya que las principales capas de la piel tienen orígenes diferentes; al comienzo del período embrionario se forma una sola capa del epitelio a partir del ectodermo, al mismo tiempo que la dermis se forma a partir del mesen quima. En el lactante la unión de la epidermis y la dermis sigue siendo laxa; favoreciendo la facilidad para separarse durante los procesos inflamatorios y formar ampollas. Lo que observamos durante la atención poco cuidadosa a los lactantes y prematuros, por ejemplo al quitar los vendajes adhesivos o esparadrapo. FISIOPATOLOGIA Las respuestas agudas producen edema inter e intracelular, formación de vesículas intradérmicas y un mínimo infiltrado inflamatorio inicial en la epidermis. En la dermis se produce edema, dilatación vascular e infiltrado celular perivascular precoz. Estas alteraciones son reversibles, la piel queda generalmente intacta, a menos que existan complicaciones. El grado de patogenecidad depende de la capacidad de invasión y toxigenecidad del microorganismo, integridad de la piel, de las barreras y de las defensas del huésped. Los niños que tienen mayor riesgo son aquellos con inmunodeficiencias congénitas, con tratamientos inmunosupresor, con neoplasias malignas generalizadas como la leucemia o linfoma. Otras personas que presentan un riesgo específico de contraer infecciones de piel; son los diabéticos, que poseen una irrigación cutánea disminuida, en especial la de las manos y de los pies, y los enfermos de SIDA, que presentan un sistema inmunológico deprimido. La piel dañada por los rayos del sol, las rascaduras u otra irritación también tiene más posibilidades de infectarse. De hecho, cualquier lesión en la piel predispone a una persona a sufrir una infección. Debido al proceso de encapsulamiento del proceso de la reacción inflamatoria (formación de abscesos), los estafilococos son más difíciles de atacar y las zonas locales infectadas se asocian a un aumento del número de bacterias sobre la piel, que actúan como fuente de infección continua; lo que fundamente el lavado de manos. Entre las enfermedades cutáneas más frecuentes tenemos: impétigo contagiosos, pió dermitis, foliculitis, celulitis, y síndrome de piel escaldada por estafiloco. Celulitis La celulitis es una inflamación de la piel y tejido subcutáneo con intenso enrrojemiento, tumefacción e infiltración dura. Es frecuente observar linfangitis y afectación de ganglios linfáticos regionales. Puede progresar la formación de abscesos. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son fiebre, y malestar general. Inflamación o enrojecimiento de la piel localizado que se incrementa en tamaño cuando la infección se propaga; Apariencia de la piel tensa, brillante; Dolor o sensibilidad en el área; Lesión de piel/erupción (mácula): de inicio repentino usualmente con bordes pronunciados de crecimiento rápido en las primeras 24 horas; Calor en el área de enrojecimiento. Otros Síntomas adicionales que pueden estar asociados con esta enfermedad: Náuseas y vómitos; Rigidez articular causada por inflamación del tejido sobre la articulación; Pérdida de cabello en el sitio de la infección. Complicaciones: Muerte del tejido (gangrena); Sepsis, infección generalizada y Shock; Meningitis (si la celulitis se presenta en el rostro); Linfangitis (inflamación de los vasos linfáticos). Tener en consideración situaciones que requieren asistencia médica, si los síntomas indican que puede existir celulitis o si el paciente se está tratando por celulitis y se desarrollan nuevos síntomas tales como fiebre persistente, somnolencia, letargo, ampollas sobre la celulitis o extensión de las estrías rojas. Tratamiento El tratamiento inmediato puede prevenir la propagación rápida de la infección y su llegada a la sangre y a otros órganos. La celulitis suele tratarse con penicilina o un fármaco similar a ésta, como la dicloxacilina. Dependiendo de la severidad se administra por vía oral o parenteral. Dermatitis de pañal Trastorno inflamatorio agudo de piel frecuente en lactantes que usan pañales y en aquellos lactantes con leche artificial. Se debe al contacto prolongado y repetido con el irritante sea orina, heces, detergente, pomadas o fricciones. El contacto prolongado con el pañal afecta las diferentes propiedades de la piel, que a su vez produce una mayor fricción y abrasión más potente, aumentando la permeabilidad cutánea y el incremento del recuento bacteriano. La piel se hace menos resistente a posibles irritantes. El aumento del ph de la orina facilita la acción de las enzimas fecales (proteasas y lipasas) que actúan como irritantes, aumentando la permeabilidad de la piel a las sales biliares (otro posible irritante contenido en las heces). Los cuidados se dirigen a alterar los factores que intervienen como la humedad, el ph, y los irritantes fecales: cambio de pañales, exposición al aire libre, uso de pañales desechables. En los casos más resistentes usar Hidrocortisona al 1%. Los cuidados de enfermería a los nos con afecciones de la piel: - - - Prevenir la diseminación de la infección y complicaciones: Lavado de manos antes y después de entrar en contacto con el niño; No intentar puncionar la superficie de una pústula. Hospitalizar a los niños con celulitis más intensas: aquellos niños con lesiones alrededor de las articulaciones y con linfadenitis; celulitis faciales; niños con síntomas sistémicos; y en aquellos niños que requieren tratamiento antibiótico e hidratación. Si la infección se localiza en las piernas, mantenerlas elevadas y aplicarles paños fríos y húmedos alivia el malestar y reduce la inflamación. Referencias bibliográficas: 1. WHALEY & WONG (1995). Enfermería pediátrica. .4ta edición. Ed. MOSBY. España. 2. NELSON. (1997) Tratado de Pediatría. 15 edición. Ed. Mc Graw. España. Vol. I y II. 3. Barreda, P (2005). Infecciones bacterianas de la piel. En www.pediatraldia.cl 4. http://www.msd.es/publicaciones/mmerck_hogar/seccion_18/seccion_18_20 1.html