LA ROTURA FIBRILAR Es una lesión muscular muy frecuente en el deporte y, que se produce tras un estiramiento forzado que da lugar a una elongación excesiva mientras el músculo todavía está algo en contracción.y rompe algunas fibras musculares. Si se llega a romper la fascia protectora, hablaremos de rotura muscular e incluso hernia muscular, mucho más grave en estos dos últimos casos. Los músculos más afectados por este tipo de lesión suelen ser: gemelos, tibial anterior, aductor mayor recto anterior y los isquiotibiales. El pronóstico de la evolución puede oscilar entre los 21 días a 2 meses según el tamaño de la lesión. Los síntomas que se producen es la aparición de un dolor agudo, de aparición súbita, con sensación de haberse clavado algo o como si le hubieran tirado una piedra. El dolor impedirá el movimiento posterior y hace que el deportista se retire de cualquier competición. Dentro de las horas siguientes puede producirse la aparición de un hematoma por debajo del punto de la lesión. El hematoma siempre existe, se haya hecho o no superficial. Un desgarro o rotura fibrilar es una lesión bastante fastidio para un deportista, ya que supone mínimo 2 semanas de recuperación. La rotura fibrilar supone, como su nombre indica, una rotura en mayor o menor grado de las fibras musculares que componen un músculo. La causa principal suele ser por un esfuerzo intenso y explosivo que pilla al músculo poco preparado y no aguanta la tensión soportada y acaba rompiéndose. Aunque también una buena contusión puede provocarla. El calentamiento y saber regular la intensidad cuando el músculo está fatigado son factores muy a tener en cuenta para evitar este tipo de lesiones. Lo síntomas cuando se produce una rotura de fibras es un dolor punzante e intenso, el llamado signo de pedrada. A continuación aparecerá dolor a la contracción y a la palpación, inflamación y hematoma, dependiendo de la gravedad de la rotura. Lo primero ante estos síntomas es parar la actividad, por poca gravedad que pensemos que tenga la lesión, sino podemos agravarla aún más. Para rehabilitar este tipo de lesión se aconseja que en las primeras 48-72 horas se aplique hielo para rebajar la inflamación, Thrombocid para el hematoma y un vendaje compresivo. Por supuesto la visita al fisioterapeuta es obligada, para que valore y trate la lesión. ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA? En el caso de la contractura, el músculo simplemente se encoge, se forma una bola, pero no hay rotura fibrilar. Es lo que suele suceder tras una sobrecarga producida por un exceso de entrenamiento, y, con una o varias sesiones de masaje, esa contractura se suele "rebajar". Si, por el contrario, esa contractura es muy pronunciada, tal vez necesites cuatro o seis días de reposo, para que el masajista pueda empezar a trabajar sobre ella, ya que en un primer momento, si la inflamación es muy grande, te dolería mucho, y por ello, en casos así, es mejor dejar unas horas para que dicha inflamación se rebaje. Durante este espacio de tiempo es bueno el que, si puedes, vayas rodando suave. Así se incrementa la circulación sanguínea, el músculo entra en calor y el hematoma se suele rebajar. ¿CÓMO DEBES RECUPERARTE? Con masajes, desde el momento en que tu fisioterapeuta o tu masajista te lo aconseje, y con el binomio "frío-calor", para que el flujo sanguíneo se revitalice y la inflamación se reduzca. Deberías ponerte hielo sobre la zona afectada varias veces al día, por espacio de 20 minutos (a partir de ese tiempo el efecto positivo empieza a descender), y, posteriormente, puedes ponerte pomada antiinflamatoria o, en el mejor de los casos, árnica. Eso sí, el hielo no te lo pongas directamente sobre la piel. Ponte una bolsa o un trapo entre el hielo y la piel para evitar quemaduras. ROTURA FIBRILAR EN EL GEMELO Una rotura fibrilar es una lesión no muy grave en la que se afectan las fibras que forman el vientre muscular. La gravedad de la lesión dependerá del número de fibras afectadas, pudiendo llegar a la rotura total del músculo. Este tipo de lesión se puede producir por una contusión o durante un esfuerzo muscular explosivo en un periodo corto de tiempo (distracción). Durante una carrera es difícil provocar una rotura por contusión, pero sí que se puede producir por distracción, debido a una fuerza intrínseca que el corredor genera en sus propios músculos. Los factores más importantes que contribuyen a una rotura muscular son: Mala preparación muscular (entrenamiento deficiente o mal calentamiento). Músculo débil debido a antiguas lesiones mal recuperadas. Músculo sobrecargado o fatigado. Músculos tensos (no permiten amplitud total del movimiento). Músculos fríos debido a la temperatura (son menos contráctiles). Normalmente las roturas fibrilares ocurren cuando la demanda sobre un músculo excede su fuerza innata, por ejemplo en paradas bruscas, en deceleraciones, aceleraciones rápidas o la combinación de deceleración y aceleración al girar, saltar etc... Cuando la rotura no supera el 5% de las fibras musculares, no existe una gran perdida de fuerza o limitación del movimiento, pero si que habrá un dolor alrededor del área de lesión con cierto mal estar. Con un desgarro mayor del 5% de las fibras, aumenta bastante el dolor al intentar contraer el músculo. Con la rotura total no se puede mover el músculo. El Paciente cuando sufre una rotura parcial o total lo percibe claramente, pero a veces si es una rotura fibrilar leve se puede seguir con la actividad pudiendo agravar la lesión. Normalmente se siente un dolor punzante ( como una pedrada) y localizado que tiene que ser señal de alarma debiendo parar la actividad. Cuando la rotura es grave se suele oír un chasquido característico de rotura muscular. Si palpamos la zona afectada, muchas veces se percibe un defecto en el músculo (rotura parcial). En el músculo totalmente roto se ve la lesión en todo el vientre muscular y normalmente se produce una "agrupación" formando una masa muscular dura y visible. En la mayoría de los casos suele percibirse un hematoma como consecuencia de la hemorragia interna muscular. Una rotura fibrilar suele tardar unas tres semanas en curarse siempre y cuando la zona afectada no haga sobre esfuerzos. Cuando la rotura es muy grave es necesaria la intervención quirúrgica. Siempre que suframos algún tipo de rotura fibrilar, debemos ser evaluados lo antes posible por un médico para diagnosticar la gravedad de la lesión y llevar a cabo el tratamiento oportuno. AGUJETAS Se definen como aquel dolor muscular que aparece en las inmediatas 24-48h desde la realización de un ejercicio intenso y/o prolongado, y que afectan al aparato musculotendinoso. En realidad son pequeñas lesiones a escala microscópica que se realizan en la fibra muscular. Estas lesiones desbordan la sustancia de la célula del tejido muscular provocando la inflamación y reteniendo agua, cosa que crea una distensión de las fibras nerviosas traduciéndose en dolor. Este proceso tarda de 20 a 30 horas. Hasta las 78h después del esfuerzo evoluciona el dolor, para a partir de entonces disminuir hasta 7 días después. Si nos movemos haciendo más ejercicio con las partes afectadas, el agua retenida se moviliza de manera que desaparece el dolor. Para prevenirlas, es falso que el consumo de bicarbonato las haga desaparecer. Pero en cambio, si es cierto que la correcta adaptación al entrenamiento/nuevo ejercicio, es fundamental, con el incremento paulatino de esfuerzos y/o distancias. En el caso de la musculación, el mejor tratamiento es la repetición a menor intensidad de los ejercicios. Por ultimo, la aplicación de hielo durante 10-20 minutos, o de algún analgésico pueden aliviar los síntomas. ANEMIA Otro de los grandes peligros de los atletas. Cuando te cansas fácilmente, estás pasado de pulsaciones en esfuerzos suaves, tienes cierta palidez en el rostro y tienes la sensación de encontrarte sin aliento, comienza a pensar en una anemia. Pero para confirmar este extremo se habrá de recurrir a conocer los niveles de hemoglobina, ya que estos nos indicaran si han disminuido las concentraciones de hierro y los glóbulos rojos son menos y mas pequeños. Las causas que la provocan pueden ser múltiples: déficit de hierro, carencias nutricionales de las comidas rápidas, menstruación abundante en las mujeres, excesivo desgaste en atletas de fondo, mala capacidad de absorción de minerales y carencias de ácido fólico u otros minerales o vitaminas. Para evitar la anemia, aparte de la máxima de comer equilibradamente y bien, se ha de aumentar en nuestra dieta la ingesta de cereales integrales, remolacha roja, levadura de cerveza en ensaladas, yogurt y zumos. También es conocido por su poder antianémico el polen de abejas. En el caso de ya padecer una anemia, obligatoriamente se ha de suplementar con hierro. Atención aquí todos los que seáis deportistas (sobretodo de fondo) ya que vuestras necesidades difieren de las de una persona normal de forma considerable y deberán ser indicadas por vuestro medico. Algunos productos producen nauseas, sobrecargas digestivas, molestias hepáticas y daños en la flora intestinal. A los mas conocidos: Fero-Gradumet, Ferrocur o Cromatombic Ferro, se une el Ferronat que es un concentrado de frutas y levadura enriquecida con hierro. El Ferrogran tiene el hierro asociado a aminoácidos para su mejor absorción. Básicamente hay dos tipos de anemias que padecen los deportistas: Anemia del Deportista: es una falsa anemia producida porque el aumento de sangre que ocurre en los deportistas provoca hemodilución y valores mas bajos en las cifras de hemoglobinas, glóbulos rojos y hematocrito. No necesita tratamiento porque no es una alteración y la persona se encuentra sana. Anemia hemolítica: es provocada por la rotura de los glóbulos rojos por el impacto continuo sobre una parte del cuerpo en aquellos deportes que implican un golpeo del suelo constante. Es típica de corredores de fondo, saltadores de vallas y jugadores de baloncesto. No necesita tratamiento si se sigue una dieta equilibrada y el cuerpo es capaz de reponer las perdidas sufridas. DIARREA Su aparición acostumbra a se repentina y se denota con múltiples deposiciones liquidas, malestar general y hasta fiebre. Puede ser provocada por diferentes agentes. Durante su aparición es aconsejable el reposo en cama y la supresión de la leche en la dieta que será exclusivamente de líquidos en las primeras 24 horas. Una de las consecuencias mas frecuentes, es la perdida de electrolitos y líquidos del cuerpo con la consiguiente deshidratación. Por eso es vital la ingesta de líquidos para la rehidratación, así como glucosa que favorece la reabsorción de estos líquidos y los electrolitos. Si la situación es grave se habrá de recurrir al suero. Una formula sencilla de preparar Suero en casa para aplicar por vía oral es: o 1 litro de agua. o 1 cucharilla de sal. o 1 cucharilla de bicarbonato. o 4 cucharas soperas de azúcar. ADICCIÓN al EJERCICIO Con la realización de deporte de forma asidua (en corredores se calcula alrededor de 60 Km a la semana ) el cuerpo humano segrega endorfinas, la hormona del bienestar. Esto repercute en que hasta un 10% de los practicantes habituales de deporte, y no digamos ya de los profesionales, necesitan su ración diaria de entreno para encontrarse bien. Básicamente hay 4 síntomas claros: Si se tiene una lesión y se es incapaz de aguantar hasta el final del periodo de rehabilitación o se tiene necesidad de continuar entrenando. Si la persona en cuestión tiene como prioridad cada día su sesión de entrenamiento y la antepone a familia, amigos y trabajo, viéndolos como obstáculos que se interfieren. Irritabilidad, dolores de cabeza, malestar general, duermes peor y te sientes culpable por no haber hecho la/las sesión-es de ese día. Sensación de ser invencible. De que nunca te vas a lesionar y que te hacen abandonar los calentamientos y estiramientos para “ganar tiempo” de entreno. SOBREENTRENAMIENTO (S.F.C.) Los deportistas de elite tienen sesiones dobles de mañana y tarde con apenas descansos intermedios, pero los practicantes “amateur”, aunque no dedican tantas horas de entreno han de añadir las obligaciones laborales y las responsabilidades familiares, que también pueden afectar a los “pro”(profesionales). Todo ello puede repercutir en estrés, falta de horas de entreno, falta de recuperación, falta de horas de sueño y una alimentación no adecuada, y desembocar en lo que se ha dado por llamar Síndrome de Fatiga Crónica (S.F.C.). Algunas de las consecuencias del SFC serán un rendimiento laboral inferior, con los problemas de productividad y promoción personal que implica, así como el deterioro de las relaciones familiares-afectivas que rodean al individuo: novia, esposa, hijos, amigos, etc. El primer indicio de esta apatía, depresión, cansancio puede llevar a pensar en un problema de sueño o falta de descanso. Ante esto hay que tener claro que hay que dormir unas 7-8 horas cada día. Claro que también la sensación de cansancio puede provocarla una anemia, diabetes, hipotiroidismo, etc. Entonces, ¿Cómo reconocer la S.F.C.? Ante todo será recomendable una revisión general por parte de un medico, pero la aparición de los siguientes síntomas (de forma combinada aunque puedan cambiar) nos deben de poner en alerta: Frecuentes lesiones por sobrecarga. Falta de apetito. Dificultad de concentración. Depresión. Dolor de cabeza, garganta, articular, oídos, etc. Alergias. Trastornos del sueño. Trastornos del equilibrio, vértigos, torpeza. Visión borrosa. Diarrea o estreñimiento. Mareos y desmayos. Palpitaciones. Caída del pelo. Incontinencia. Aumento o perdida de peso. La comunidad científica no se acaba de poner de acuerdo sobre las causas que llevan al SFC, aunque lo catalogan algunos como una depresión o una manifestación del virus de Epstein–Bass. Otras de sus posibles causas son: Estrés, alcohol, enfermedades físicas, falta de sueño, tabaco, obesidad, planificación incorrecta (siempre ha de ser llevada por un entrenador/preparador físico), poco descanso entre entrenamientos y una nutrición deficiente. Para evitar el sobreentrenamiento y el SFC, es muy conveniente realizar una planificación de la temporada de duración anual y con el calendario de competiciones de forma que nuestro entrenador/preparador físico nos ajuste de forma individual un entrenamiento para conseguir nuestros objetivos y nos marque unas pautas de carga y descarga entre sesiones; así como respetar los descansos por lesiones o enfermedades, reanudando después de manera paulatina los entrenamientos. LESIONES DEL APARATO LOCOMOTOR Por Sergio Sena, fisioterapeuta y entrenador personal. LESIÓN DEL TENDÓN DE AQUILES Dicho tendón es la terminación común de tres vientres musculares, los gemelos, interno y externo, y el soleo que forman el tríceps sural. El Soleo es el más interno y tiene su origen en la parte alta de la tibia y peroné (superficies posteriores de la cabeza del peroné, tercio medio del borde interno de la tibia y arco tendinoso entre tibia y peroné), quedando cubierto por los gemelos. Estos se originan, mediante dos fascículos, de la parte posterior de los dos cóndilos del fémur. Los tres vientres se unen en un solo tendón que se inserta en la superficie posterior del calcáneo (hueso que forma el talón del pie). Este grupo muscular es el motor principal en la flexión plantar del pie (acción de ponerse de puntillas) y participa en la flexión de la rodilla. Después de situar el tendón de Aquiles anatómicamente, estudiaremos las lesiones más típicas que puede sufrir: 1. Tendinitis aquilea 2. Bursitis aquilea 3. Rotura del tendón de Aquiles 1. TENDINITIS AQUILEA Es la inflamación del tendón de Aquiles y de sus tejidos circundantes provocada por una sobreutilización y/o un exceso de carga de manera repetitiva y prolongada. Es una lesión muy típica en los corredores de grandes distancias y que provoca muchos problemas en los entrenamientos, sobretodo en invierno y cuando se entrena sobre superficies duras. Esta inflamación tendinosa empieza de manera aguda y sino se trata puede deteriorarse gradualmente hasta llegar a la cronificación. INFLAMACIÓN AGUDA DEL TENDÓN DE AQUILES La tendinitis aquilea aguda aparece con mucha frecuencia en individuos desentrenados que empiezan a entrenar de manera muy intensa. También puede aparecer en personas entrenadas que cambian de superficie, tipo de calzado o técnica de entrenamiento. El entrenar en tiempo frío también es un factor de riesgo importante. SÍNTOMAS El síntoma más importante y el que nos hace sospechar de una posible tendinitis, es el dolor en la zona de inserción con el calcáneo al utilizar el tendón (flexión plantar del pié). Este se puede desencadenar al correr en superficies demasiado blandas como la arena, y al correr cuesta arriba. También observaremos una tumefacción difusa sobre el tendón de Aquiles. Aparece una sensibilidad dolorosa intensa y difusa que se acompaña de impotencia funcional. Si la inflamación es severa suele aparecer un enrojecimiento de la piel por encima del tendón. Además al comprimirlo con los dedos durante el movimiento de la articulación del tobillo puede sentirse una crepitación (pequeños crujidos). TRATAMIENTO El tratamiento principal al sentir los síntomas de una posible tendinitis aquilea es el reposo de la zona. Si la actividad que ha provocado la inflamación no cesa esta puede cronificarse y tener consecuencias peores. En la fase más aguda la aplicación de hielo ayuda a desinflamar y a aliviar el dolor y la tumefacción. Es muy importante también, tener el diagnóstico médico y realizar un buen tratamiento de fisioterapia combinado con vendajes funcionales para que el problema remita. Una vez los síntomas han desaparecido hay que preparar un buen programa de readaptación al esfuerzo para poder entrenar con normalidad. En el tratamiento médico se suelen recetar antiinflamatorios y en algunos casos se aconseja una alza de 1 cm en los zapatos para relajar el tendón. En casos muy severos se puede inmovilizar el tobillo para anular totalmente la acción del tendón. Para intentar prevenir un posible episodio de tendinitis aquilea es muy importante el realizar un buen calentamiento antes de cada entrenamiento y realizar estiramientos del tríceps sural, sobretodo al final de cada sesión. Es necesario tener un correcto programa de entrenamiento, adecuado a las necesidades de cada individuo y sobretodo a su condición física, de manera que se vaya aumentando la intensidad de este de forma progresiva. También es muy importante que el calzado utilizado sea de buena calidad y correcto para la superficie en la que se va a correr. Si el tratamiento se ha realizado de forma precoz, el diagnostico de la tendinitis aguda es bueno, pudiendo remitir en una o dos semanas. La posibilidad de recidiva (volver a lesionarse) es mínima si la vuelta al entrenamiento no se hace demasiado pronto y se lleva acabo de manera gradual y controlada. Como consejo final decir que este tipo de lesión puede convertirse en un proceso crónico muy difícil de tratar si no se toma en serio desde la primera molestia. Por eso es de vital importancia que se realice reposo cuando aparezcan los primeros signos de tendinitis aquilea. INFLAMACIÓN CRÓNICA DEL TENDÓN DE AQUILES La inflamación crónica del tendón de Aquiles se produce en deportistas que han entrenado demasiado intensamente durante un periodo largo de tiempo, en superficies duras durante mucho tiempo o bien que han ignorado los dolores iniciales de aviso. Estos dolores al principio desaparecen con el calentamiento que realizamos antes de entrenar, de manera que el deportista, que ya tiene la lesión, puede seguir entrenando con normalidad. Los síntomas vuelven después del entrenamiento y gradualmente se van haciendo más severos. Llega un momento en que ya no se puede correr y se queda atrapado en un ciclo doloroso: SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO La sintomatología es la misma que en el caso anterior pero agravada. Se nota dolor, malestar y rigidez en el tendón de Aquiles antes, durante y después del ejercicio. Este dolor es muy sensible a la palpación y normalmente se nota también con la simple acción de caminar, sobretodo al subir escaleras. Existe, también, una tumefacción difusa en el tendón. En el caso que haya problemas muy persistentes, tendremos que sospechar una rotura parcial del tendón, que tendrá que ser diagnosticada por un médico. TRATAMIENTO El tratamiento es similar al caso anterior. Lo primero reposo absoluto, acompañado de un tratamiento de fisioterapia correcto (aplicación de calor, vendajes funcionales, etc..). Será muy importante analizar el entrenamiento, tener en cuenta el diseño del calzado utilizado y el tipo de superficie sobre la que se entrena. Normalmente el tratamiento de fisioterapia se acompañará de una prescripción médica antiinflamatoria, y en casos extremos se puede llegar a aplicar un yeso durante 3-6 semanas, normalmente si el dolor es muy severo o existe disfunción. Como recurso final está la cirugía, mediante la cual se liberará el tendón del tejido cicatrizal circundante que se extirpará. Hay que tener en cuenta que la tendinitis aquílea crónica es un proceso muy persistente y muy difícil de tratar. Por lo tanto, como ya se ha dicho anteriormente, es esencial que el dolor en el tendón de Aquiles se considere una señal de alarma y se empiece a tratar precozmente. LESIONES DEL CORREDOR Por Sergio Sena, fisioterapeuta y entrenador personal En este artículo de Kilómetro10.com, presentaremos las lesiones más típicas que se pueden sufrir al practicar un deporte como el atletismo. En el ámbito profesional, el riesgo de lesión es muy elevado, pero la buena preparación de los atletas y todos los medios técnicos y humanos que lo rodean hacen que el riesgo de lesión aminore y que sus posibilidades de recuperación sean mucho más rápidas y eficaces que para un practicante amateur. Los individuos que normalmente asisten a carreras populares o que regularmente practican el atletismo sufren igualmente lesiones que, en muchos casos, son leves y no son tratadas como tal. A la larga, sin embargo, pueden conllevar problemas más graves, incluso cronificarse. Son muchos los factores que ayudan a que el riesgo de lesión sea más o menos elevado, y en la mayoría de casos se podrían evitar con una buena prevención. Las lesiones que podemos sufrir practicando este deporte son muchas, y pueden afectar al hueso, a las articulaciones y sus partes blandas (ligamentos, cartílagos, etc...), a los músculos y a los tendones. En este primer artículo hablaremos de las lesiones musculares y tendinosas de una manera general, de sus causas, de cómo evitarlas y como tratarlas. En publicaciones posteriores nos iremos centrando en zonas concretas. Las alteraciones musculares las dividiremos en no patológicas (no hay lesión real del músculo) y patológicas (hay lesión muscular): Lesiones no patológicas: a- dolor muscular de aparición tardía. b- espasmo muscular. Lesiones patológicas: a- agudas (contracturas, roturas fibrilares, roturas musculares y tendinosas). b- crónicas. Lesiones tendinosas: a- Tendinitis. b- Entesitis. c- Tenosinovitis. Inflamación del periostio: a- Periostitis. Las lesiones que hemos clasificado como no patológicas son las que normalmente aparecen con más facilidad y también son las que podemos evitar más fácilmente. El dolor muscular de aparición tardía es lo que popularmente se conoce como "agujetas". Es la sensación dolorosa que notamos en los músculos después de una actividad física intensa. Este dolor muscular está provocado por microlesiones musculares debidas a la tensión musculotendinosa que se provoca durante el ejercicio. Normalmente aparece entre las 24 y 48 horas postesfuerzo. La manera más fácil de prevención es tener una preparación física adecuada al tipo de esfuerzo que se va a realizar, o sea, tener un entrenamiento previo. Es muy importante también ir aumentando el ritmo de forma gradual, para permitir al cuerpo un correcto calentamiento. Este tipo de dolor puede llegar a durar 5 días y la mejor manera de tratarlo es con ejercicio aeróbico de baja intensidad (carrera suave, bicicleta etc...) y con estiramientos suaves sin dolor. El espasmo muscular es lo que conocemos popularmente como "calambre". No es mas que una contracción incontrolada y permanente de un grupo muscular. Normalmente es bastante doloroso y nos obliga a abandonar la actividad. Hay muchas causas que se relacionan con el origen de los espasmos musculares. Las más importantes son: mala preparación física, falta de agua en el músculo, fatiga muscular (falta de ATP), acumulación de ácido láctico, mal calentamiento muscular y una mala circulación debida, muchas veces, a calcetines apretados, calzado muy sujeto etc. Cuando el espasmo muscular aparece se relaja con el estiramiento pasivo y suave del músculo afectado. Para prevenirlo, debemos tener un entrenamiento básico y regular. Es muy importante que el músculo este hidratado (siempre hay que beber agua en pequeños cantidades y regularmente en ejercicios prolongados). También es fundamental el empezar la actividad, en este caso la carrera, habiendo realizado un correcto calentamiento, tanto articular como muscular. Las lesiones que hemos clasificado como patológicas pueden ser más leves o más graves dependiendo de la afectación muscular que tengan. Como lesiones leves podríamos considerar a las contracturas musculares. Más graves son ya las roturas fibrilares, así como las roturas musculares y tendinosas. Las contracturas musculares son lesiones en las que el individuo no nota ninguna molestia hasta pasadas unas horas después del ejercicio. Son debidas a una sobre solicitación de las fibras musculares, las cuales no se han relajado después del ejercicio, provocando dolor y una banda hipertónica (rígida) a la palpación. Para evitar tener contracturas es fundamental el realizar ejercicios de estiramientos de todos los grupos musculares que hemos implicado en la actividad física realizada. Si finalmente nos aparecen, el tratamiento de fisioterapia es fundamental para que estas desaparezcan y podamos volver a realizar la actividad sin problemas. Es importante el reposo (del ejercicio que ha provocado la lesión), masaje y termoterapia (calor). Una rotura fibrilar es una lesión no muy grave en la que se afectan las fibras que forman el vientre muscular. La gravedad de la lesión dependerá del numero de fibras afectadas, pudiendo llegar a la rotura total del músculo. Este tipo de lesión se puede producir por una contusión o durante un esfuerzo muscular explosivo en un periodo corto de tiempo (distracción). Durante una carrera es difícil provocar una rotura por contusión, pero sí que se puede producir por distracción, debido a una fuerza intrínseca que el corredor genera en sus propios músculos. Los factores más importantes que contribuyen a una rotura muscular son: Mala preparación muscular (entrenamiento deficiente o mal calentamiento). Músculo débil debido a antiguas lesiones mal recuperadas. Músculo sobrecargado o fatigado. Músculos tensos (no permiten amplitud total del movimiento). Músculos fríos debido a la temperatura (son menos contráctiles). Normalmente las roturas fibrilares ocurren cuando la demanda sobre un músculo excede su fuerza innata, por ejemplo en paradas bruscas, en deceleraciones, aceleraciones rápidas o la combinación de deceleración y aceleración al girar, saltar etc... Cuando la rotura no supera el 5% de las fibras musculares, no existe una gran perdida de fuerza o limitación del movimiento, pero si que habrá un dolor alrededor del área de lesión con cierto mal estar. Con un desgarro mayor del 5% de las fibras, aumenta bastante el dolor al intentar contraer el músculo. Con la rotura total existe impotencia funcional. El corredor cuando sufre una rotura parcial o total lo percibe, pero a veces si es una rotura fibrilar leve sigue con la actividad pudiendo agravar la lesión. Normalmente se siente un dolor punzante y localizado que tiene que ser señal de alarma debiendo parar la actividad. Cuando la rotura es grave se suele oír un chasquido característico de rotura muscular. Si palpamos la zona afectada, muchas veces se percibe un defecto en el músculo (rotura parcial). En el músculo totalmente roto se ve la lesión en todo el vientre muscular y normalmente se produce una "agrupación" formando una masa muscular dura y visible. En la mayoría de los casos suele percibirse un hematoma como consecuencia de la hemorragia interna muscular. Una rotura fibrilar suele tardar unas tres semanas en curarse siempre y cuando la zona afectada no haga sobre esfuerzos. Cuando la rotura es muy grave es necesaria la intervención quirúrgica. Siempre que suframos algún tipo de rotura fibrilar, debemos ser evaluados lo antes posible por un médico para diagnosticar la gravedad de la lesión y llevar a cabo el tratamiento oportuno. Los tendones, igual que los músculos, también pueden sufrir roturas. Los músculos están unidos a los huesos mediante los tendones, a través de los cuales se comunican los efectos de las contracciones musculares provocando el movimiento de un segmento corporal. Una rotura tendinosa se produce por un exceso de tensión sobre el tendón, pudiendo ser esta total o parcial. En un corredor el tendón que se afecta con mayor frecuencia es el Tendón de Aquiles que une los gemelos al calcáneo (talón). Rotura parcial: sólo se rompe una parte del tendón, y en muchos casos el afectado no se da cuenta de la rotura si no que cree que sufre una inflamación. El corredor suele notar un dolor de inicio súbito en la realización de un movimiento determinado. Con la actividad física el dolor aumenta en el área lesionada y al movilizar contra resistencia las articulaciones adyacentes. Se puede producir una tumefacción con hematoma. Rotura total: este tipo de rotura se produce normalmente si el tendón ya esta dañado o sufre algún tipo de degeneración. Normalmente se nota un chasquido seguido de dolor intenso, es imposible el movimiento activo y se produce un a equimosis y tumefacción debidas a la hemorragia. La rotura parcial hay que tratarla inmediatamente con hielo, vendaje, elevación del miembro afectado y reposo. Consultar lo antes posible con un médico para confirmar el diagnóstico y pautar un tratamiento adecuado. La rotura total necesita intervención quirúrgica. Es muy importante el tratamiento de recuperación para poder volver a la actividad física sin problemas. Cualquier tipo de rotura fibrilar, muscular o tendinosa puede desencadenar, si su tratamiento y recuperación sufren complicaciones o no son correctos, en lesiones crónicas(cicatrices fibrosas, miositis osificante, etc...) que pueden llegar a ser un serio obstáculo para la actividad física. Los tendones también pueden lesionarse por un abuso de actividad sin llegar a su rotura. Estas lesiones tendinosas, junto con las musculares no patológicas son las que más afectan a corredores amateurs y, es muy importante saber reconocerlas prematuramente para poder actuar lo más rápidamente posible y evitar su cronificación. La Tendinitis es la reacción inflamatoria de un tendón debida a movimientos repetitivos o por una irritación mecánica persistente. Cuando la afectación es en la vaina que rodea al tendón es Tenosinobitis o peritendinitis. Cuando la lesión es en el punto de inserción del tendón con el periostio (capa más externa del hueso) se denomina Entesitis. La tendinitis y tenosinivitis producen dolor y crepitación ocasional durante y después del ejercicio. Esta lesión suele cronificarse desapareciendo el dolor durante el calentamiento. La funcionalidad se ve alterada por el dolor. Como tratamiento se debería aplicar frío durante la fase aguda, y hacer reposo de la zona hasta que desaparezca el dolor. Si este persiste hay que consultar con un médico para hacer un correcto diagnóstico y descartar posibles roturas parciales del tendón. El tratamiento de fisioterapia es muy importante para desinflamar el tendón. Está lesión es muy difícil de tratar y si el reposo no es inmediato puede cronificarse, acabando en muchos casos con la actividad deportiva. La afectación más común en los corredores suele ser en el tendón de Aquiles y Rotuliano Como prevención el corredor debería llevar a cabo un buen calentamiento completo antes de cada carrera con un refresco posterior y estiramientos suaves. Hay que vigilar también el utilizar un calzado correcto que amortigüe el impacto contra el suelo. Es fundamental el tener una buena condición física y un buen entrenamiento regular. La entesitis tiene las mismas características que la tendinitis pero localizadas en el punto de inserción del tendón con el hueso. Provoca una ligera tumefacción y un cierto grado de afectación en la función. Está causada por la tensión repetida en la inserción y el periostio. Afecta también al tendón rotuliano y tendón de Aquiles en la inserción con el calcáneo. También suele afectar a la inserción de la fascia plantar con el calcáneo (fascitis plantar). El tratamiento agudo es el mismo que la tendinitis, y para prevenirlo es necesario corregir las técnicas de entrenamiento, un calzado adecuado y una buen condición física. La periostitis de la pierna es una lesión muy típica en corredores. Las causas más comunes suelen ser. Entrenamientos en superficies duras, mal apoyo del pie ( sobre las puntas, lateral, etc...), calzado incorrecto, pies cabos etc... Hay que sospecharla si se siente un dolor en la parte interna de la espinilla durante la actividad que va en aumento con esta. También si se siente dolor y tumefacción en el borde anterior interno de la espinilla. Cuando aparece lo más importante es el reposo y un tratamiento antiinflamatorio (muy importante fisioterapia). Si La sintomatología persiste es conveniente visitar a un médico para descartar posibles lesiones óseas como pueden ser las fracturas por estrés. Para prevenir la periostitis es importante una buena condición física, estar adaptado al terreno sobre el que se va a correr, y si no es así, ajustarnos a este de manera gradual con entrenamientos regulares, utilizar un buen calzado y detectar posibles anomalías en el apoyo del pie para corregirlas. En estas páginas hemos hecho un repaso de las lesiones más comunes a nivel muscular y tendinoso que pueden sufrir los corredores. El abordaje de estas ha sido muy general, por eso en entregas posteriores iremos concretando, tanto en tipos de lesiones como en las zonas de afectación más común de cada una de ellas. LESIONES AGUDAS: Las lesiones agudas generalmente se asocian a traumatismos. Las más frecuentes son las lesiones del cartílago de crecimiento, las fracturas y las lesiones musculares. Las lesiones ligamentarias y meniscales son menos frecuentes en los niños, aunque se observan con cierta frecuencia en adolescentes. En los últimos años el aumento de actividad física competitiva en la infancia y la introducción de la resonancia nuclear magnética como herramienta diagnóstica nos permiten diagnosticar cada día más este tipo de lesiones. LESIONES POR SOBREUSO: Se producen como consecuencia de acciones repetitivas que sobrecargan el aparato osteomioarticular (Huesos, cartílago de crecimiento, tendones, músculos, etc). Las más frecuentes son: DOLOR ANTERIOR DE RODILLA: - Enfermedad de Osgood-Schlatter: ¿Qué es? Es una prominencia dolorosa en la tuberosidad anterior de la tibia. Aparece con más frecuencia en niños de 10 a 15 años de edad, y en general cuando están pasando por un período de crecimiento rápido. ¿Cuáles son los síntomas? Su niño se quejará de dolor en una protuberancia que se encuentra debajo de la rodilla. El dolor es intermitente y en general desaparece por completo cuando el niño deja de crecer. Raramente el dolor continúa hasta la edad adulta. ¿Cómo se trata? Es posible que su niño deba tomar un descanso en sus actividades o realizar actividades que no causen dolor en la rodilla. Se deberá colocar hielo sobre la rodilla por 20 a 30 minutos cada 3 a 4 horas, tomar antiinflamatorios y realizar ejercicios de elongación. - Enfermedad de Sinding-Larsen-Johansson (SLJ): ¿Cuáles son los síntomas? Los síntomas son similares a la enfermedad de Osgood-Schlatter pero se produce en el extremo inferior de la rótula donde se origina el tendón rotuliano. ¿Cómo se trata? Como con otras patologías relacionadas con el uso excesivo, puede aliviarse con una combinación de los tratamientos mencionados anteriormente (hielo, antiinflamatorios, elongación) y con descanso de las actividades atléticas que aumentan el dolor. DOLOR DE TALÓN: - Enfermedad de Sever: ¿Qué es? Es la causa más frecuente de dolor en el talón infantil. La edad de presentación varía entre los 7 y los 13 años y es más frecuente en el sexo masculino. La gran mayoría de los pacientes refieren el comienzo de la sintomatología en la práctica de fútbol, basquet y gimnasia. ¿Cuáles son los síntomas? Se manifiesta con dolor en el talón que se incrementa con la actividad física y calma con el reposo. Se presenta en ambos talones en más de la mitad de los casos. ¿Cómo se trata? El tratamiento es siempre conservador. Es necesaria la restricción de la actividad deportiva. Pueden ser útiles los antiinflamatorios en fases iniciales. Es importante que su niño haga ejercicios para elongar el tendón de Aquiles, los músculos de la pantorrilla y el muslo. También es beneficioso el uso de taloneras y fisoterapia. LESIONES RECIDIVANTES: Ocurren cuando el niño/adolescente vuelve a practicar deporte antes de estar completamente recuperado de la lesión. En otras ocasiones depende de las características de la lesión (por ejemplo: luxación recidivante de rótula). CONCLUSIÓN: La actividad deportiva contribuye a una adecuada maduración del sistema músculo-esquelético y de sus habilidades psicomotoras. Sin embargo, la práctica de cualquier deporte lleva aparejado el riesgo de lesionarse. Nunca permita que su hijo realice deporte si tiene dolor. Ayude a su hijo a que aprenda a interpretar las señales de su cuerpo y a entender que el dolor indica que el cuerpo pide descanso. Si piensa que su hijo puede estar lesionado, llévelo al médico en cuanto sea posible. Eso ayudará a prevenir una lesión más grave y a volver al deporte de una manera sana y eficaz. Siempre consulte a traumatólogos especialistas en niños y adolescentes. Algunas de las evaluaciones y tratamientos que se usan para adultos no siempre son adecuadas para los jóvenes en desarrollo. EPIFISIÓLISIS La epifisiolisis es un término médico que se refiere a una fractura del cartílago de crecimiento o fisis de un hueso largo. El cartílago de crecimiento, ubicado entre la epífisis y la metáfisis del hueso y constituido por células cartilaginosas estratificadas de manera muy precisa, responsables del crecimiento en longitud del hueso. Una vez finalizado el crecimiento, la zona se osifica desapareciendo el cartílago.1 Entre un 15% al 25% de las fracturas de la infancia se tratan de fracturas que afectan al cartílago fisario de crecimiento. La fractura puede ir recorriendo o cruzar dicha estructura, provocando como resultado la separación de una parte o la totalidad de la epífisis de la metáfisis.