Aidez l’Espagne La internacionalización de la Guerra Civil española empieza con el debate sobre la intervención o no intervención del resto de los países, contribuyendo a divulgar la noción de que lo que estaba pasando en España era un reflejo de las amplias tensiones ideológicas que estaban teniendo lugar en el resto de Europa y del mundo. Los temas morales e ideológicos intrínsecos en el conflicto atrajeron la atención de la gente común, de intelectuales, activistas políticos y hasta celebridades, creando una respuesta masiva a la crisis, que iba desde participar en las famosas Brigadas Internacionales, a formar parte de los numerosos comités de ayuda a la causa republicana. La comunidad artística promovió múltiples percepciones del conflicto, creando un número importante de materiales heterogéneos, muchos de los cuales fueron divulgados como instrumentos de solidaridad antifascista (entre estos, el Guernica de Pablo Picasso se destaca como la pieza fundamental). Estas imágenes provocaron acalorados debates sobre cómo adaptar las representaciones artísticas a los objetivos políticos, sobre el papel de la fotografía en las mismas, y del artista como espectador, todos ellos puntos fundamentales para entender la complejidad de la producción artística en los años treinta. Sin embargo, aunque la condena política es parte consciente de todas estas obras, el conflicto español se convirtió también en una reserva de imágenes «plásticamente interesantes» que encerraban espectáculos de horror, sexo y ritual. Ideas subyacentes en la producción de muchos de estos artistas y que, junto a la mitificación de lo español, provocaron una estetización de la injusticia, generando una ambigüedad incómoda, mezcla de celebración y denuncia.