v. anexo: la preocupación por el hombre es una constante en el

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LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
Aunque la preocupación por los temas sociales, siempre ha estado presente en la
doctrina y la acción de la Iglesia, en el presente trabajo, nos hemos referido a la DSI, en un
sentido "especializado", como el cuerpo de doctrina que se ha ido desarrollando en este último
siglo, a partir de la encíclica RN, de León XIII, ligado fundamentalmente a grandes
documentos pontificios, que analizan los complejos problemas sociales.
1.1 Concepto.
Proponemos, en primer lugar la definición que ofrece Juan Pablo II en su encíclica
Sollicitudo Rei Socialis: "la cuidadosa formulación del resultado de una atenta reflexión
sobre las complejas realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto
internacional a la luz de la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es interpretar
esas realidades examinando su conformidad o diferencia con lo que el evangelio enseña
acerca del hombre y de su vocación terrena y a la vez trascendente, para orientar en
consecuencia la conducta cristiana. Por tanto, no pertenece al ámbito de la ideología, sino al
de la teología, y especialmente la teología moral." 1
1.2 Carácter teológico.
El primer aspecto que destacamos de la definición es el carácter teológico de la DSI
y en concreto, su pertenencia a la teología moral.
El que la DSI sea parte de la teología moral, significa que la Iglesia, ante todo no
habla para instruir al hombre acerca de cómo debe manejar la política, la economía, ..., sino
para anunciar a Cristo. En la medida en que el ámbito político social, económico está en
relación con Cristo, iluminado por El, se convierte en lugar concreto en que se experimenta la
persona de Cristo, en esa medida la Iglesia tiene derecho a hablar sobre él.
Entre el Evangelio y la vida real, hay una interpelación recíproca La "Congregación
para la educación católica" ve también este carácter teológico en "su finalidad pastoral de
servicio al mundo, atenta a estimular la promoción integral del hombre mediante la praxis de
la liberación cristiana, en su perspectiva terrena y trascendente"2.
1.3 Competencia de la Iglesia en este terreno.
La Iglesia siempre se ha considerado con el derecho y el deber de pronunciarse
sobre temas sociales, como parte de la misión que ha recibido de Jesucristo.
Se trata de una autoridad moral, así afirma León XIII: "Animosos y con derecho
plenamente nuestro, entramos a tratar de esta materia porque cuestión es esta en la cual no
podía esperarse solución ninguna aceptable, sino en la intervención de la Religión y de la
Iglesia. Y como la guarda de la Religión y de la potestad de la Iglesia a Nos
1
SRS 41.
Congregación para la Enseñanza Católica, Orientaciones para la enseñanza de la DSI en los Seminarios y
Centros de formación sacerdotal, de 30 de diciembre de 1988.
2
I
principalísimamente incumbe, con razón, si calláramos se juzgaría que faltábamos a nuestro
deber." 3
Pío XI justifica esta autoridad, no en el campo de las cuestiones técnicas, sino en la
autoridad de la Iglesia en el campo de la moral.4
Para Pío XII, la Iglesia también ha de intervenir en la vida pública. La Iglesia es
abogada de la autoridad civil y de las libertades del individuo. Ha de juzgar si un orden social
se adapta al derecho natural y la Revelación.5
Juan XXIII, señala que la Iglesia no solo debe conservar los principios de la fe y las
costumbres, "sino también prescribir autoritativamente a sus hijos, aun en la esfera del orden
temporal, cuando se trata de aplicar tales principios a la vida práctica".6
Pablo VI añade el principio del legítimo pluralismo de los católicos en el campo
social, la Iglesia no tiene soluciones universales en este campo: "incumbe a las comunidades
cristianas analizar con objetividad la situación de sus países, esclarecerla a la luz inalterable
del Evangelio, deducir principios de reforma, normas de juicio y directrices de acción según
las enseñanzas sociales de la Iglesia" 7. La DSI debe ser un impulso para buscar soluciones
teóricas y prácticas. El cristiano debe enfrentarse a la historia con creatividad y pluralidad de
planteamientos y actuaciones. Ninguna solución puede tener en exclusiva la patente de
cristiana, pero hay ideologías planteamientos y comportamientos incompatibles con una
concepción cristiana de la vida.
También afirma este derecho el concilio Vaticano II.8
Juan Pablo II, considera un deber basado en la preocupación de la Iglesia por los
derechos del hombre, su autoridad en el campo moral y su misión religiosa de favorecer que
los hombres se acerquen a Dios y profundicen en su vida la amistad con Cristo.9
En conclusión, la Iglesia se pronuncia sobre temas sociales, sobre la vida terrena del
hombre, como parte integrante de su misión, para liberar integralmente al hombre. El
Orientaciones ..., cit.n. 5.
3
RN 13.
4
"Nos tenemos el derecho y el deber de juzgar con autoridad suprema sobre estas materias sociales y
económicas. Cierto que no se le impuso a la Iglesia la obligación de dirigir a los hombres a la felicidad
exclusivamente caduca y temporal, sino a la eterna; (...) Pero no puede en modo alguno renunciar al cometido,
a ella confiado por Dios, de interponer su autoridad, no ciertamente en cuestiones técnicas, para las cuales no
cuenta con los medios adecuados, ni es su cometido, sino en todas aquellas que se refieren a la moral." (QA 41)
Hablando de la educación, señala que esta, y toda otra acción humana, tiene una relación directa con el
fin último del hombre, y por tanto no puede estar sustraída a las normas de la ley divina, y por tanto la Iglesia
tiene el derecho de pronunciarse sobre ella (cf. DIM 13).
5
"Es en cambio a no dudarlo, competencia de la Iglesia, (...) juzgar si las bases de un orden social existente
están de acuerdo con el orden inmutable que Dios Creador y Redentor, ha promulgado por medio del derecho
natural y de la Revelación(...)porque la Iglesia, guardiana del orden sobrenatural cristiano, al que convergen
naturaleza y gracia, tiene que formar las conciencias."(LS 5).
6
PT 160.
7
OA 4.
8
cf. GS 76.
9
" Pero la Iglesia considera deber suyo pronunciarse sobre el trabajo desde el punto de vista de su valor
humano y del orden moral en el cual se encuadra, reconociendo en esto una tarea específica importante en el
servicio que hace al mensaje evangélico completo, al mismo tiempo ella ve como un deber particular suyo la
formación de una espiritualidad del trabajo que ayude a todos los hombres a acercarse a través de él a Dios
Creador y Redentor, a participar en sus planes salvíficos respecto al hombre y al mundo y a profundizar en sus
vidas la amistad con Cristo." (LE 24).
II
Evangelio afecta todas las dimensiones del hombre, también la económica, política o social y
estos ámbitos tienen que ver también con su salvación. El punto de vista de la Iglesia es
moral y no técnico.
1.4 Fuentes, fundamento, objeto, sujeto, y contenido de la DSI.
Estos aspectos aparecen resumidos en el documento de la Congregación para la
educación católica: "Las fuentes de la doctrina social son la Sagrada Escritura y las
enseñanzas de los Padres y de los grandes teólogos de la Iglesia y del mismo Magisterio. Su
fundamento y objeto es la dignidad de la persona humana con sus derechos inalienables, que
forman el núcleo de la verdad sobre el hombre. El sujeto es toda la comunidad cristiana, en
unión y bajo la guía de sus legítimos pastores, en la que también los laicos, con su
experiencia cristiana, son activos colaboradores. El contenido, compendiando la visión del
hombre, de la humanidad y de la sociedad, refleja al hombre completo, al hombre social,
como sujeto concreto y realidad fundamental de la antropología cristiana".10
Entre las fuentes habría que citar también el derecho natural. Este derecho, en
íntima conexión con la Revelación, es válido para todos los seres humanos.
1.5. Principios de reflexión, criterios de juicio y directrices de acción.
Juan Pablo II, en SRS 11, afirma que la DSI, ha de ofrecer "Principios de reflexión",
"criterios de juicio y directrices de acción". En el documento de la Congregación para la
educación católica 12 aparecen especificados cuales son los fundamentales.
Los principios permanentes de reflexión son:
1. La dignidad de la persona humana que se basa en el hecho de ser creada por Dios
a su imagen y semejanza y elevada a un destino sobrenatural.13
Tal doctrina social se halla fundamentada en una antropología, o una determinada
concepción del hombre. Es el Papa Juan Pablo II, quien lo expresa con mayor claridad. La
solicitud de la Iglesia " se trata del hombre en toda su verdad, en su plena dimensión. No se
trata del hombre abstracto, sino del hombre concreto, histórico. Se trata de cada hombre,
porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha
unido Cristo para siempre, por medio de este misterio (...) El objeto de esta premura es el
hombre en su única e irrepetible realidad humana, en la que permanece intacta la imagen y
semejanza con Dios mismo".14
2. Los derechos humanos derivan de la misma dignidad de la persona. La Iglesia
considera la tutela y promoción de los mismos como parte de su misión salvífica.
3. La persona es un ser social por naturaleza. Este es el fundamento de todo tipo de
sociedad y de sus exigencias éticas. La sociedad existe para los hombres.
10
Orientaciones..., cit. n.4
cf. SRS 8.
12
Orientaciones...,cit. nn.29-65
13
"El hombre pues, como ser inteligente y libre, sujeto de derechos y deberes es el primer principio, y se puede
decir, el corazón y el alma de la enseñanza social de la Iglesia." (o.c. n.31)
14
RH 14.
11
III
4.El bien común, definido por Juan XXIII como "el conjunto de condiciones
sociales que consienten y favorecen en los seres humanos el desarrollo íntegro de su
persona"15 La realización del bien común es la razón de ser de los poderes públicos. Como el
actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza
su plenitud en la realización del bien común. El bien común se puede considerar como la
dimensión social y comunitaria del bien moral.
5.Solidaridad y subsidiariedad. Por la solidaridad, toda persona, está ligada al
destino de la sociedad. La subsidiariedad, protege a la persona, las comunidades locales y
grupos intermedios de perder su legítima autonomía.
Subsidiariedad, procede
etimológicamente de la palabra latina "subsidium", que significa ayuda. Aplicado a nuestro
campo, el principio de subsidiariedad, significa que las entidades mayores deben proteger a las
más pequeñas, y no al revés.
6. Concepción orgánica de la sociedad: Esta ha de basarse en la dinámica interna
de sus miembros, y la estructura de la sociedad, ha de estar formada por sociedades
intermedias que van integrándose en unidades superiores, partiendo de la familia.
7. Participación, el camino seguro para lograr una auténtica convivencia humana.
Consecuencia de la subsidiariedad es la participación, que se expresa en una serie de
actividades mediante las cuales el ciudadano como individuo o asociado con otros,
directamente o por medio de sus propios representantes, contribuye a la vida cultural,
económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenece16. Es un deber que todos
han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común.
8. Los organismos y asociaciones, deben dejar el espacio debido a la persona y
estimular las relaciones de colaboración, en subordinación al bien común. Sus miembros
deben ser considerados y respetados como personas.
9. Destino universal de los bienes.
Estos principios nos llevan a reconocer los valores fundamentales de la persona
humana: la verdad, la libertad, la justicia, la libertad, la paz, y la caridad o el amor cristiano.
Estos valores son los fundamentos de una sociedad verdaderamente digna del hombre.
Los criterios de juicio que apunta el documento son:
l. Conocimiento de la realidad. La DSI, como hemos visto, es también un saber
práctico orientado a la acción, por ello ha de ofrecer criterios para juzgar las situaciones,
estructuras e instituciones, y sobre los mismos sistemas sociales. De ahí que forme parte de la
misión evangelizadora de la Iglesia. Para este juicio, la Iglesia necesita conocer las
situaciones históricas locales, nacionales y supranacionales, y la identidad cultural de toda
nación o pueblo.
2. Capacidad de juzgar objetivamente, por parte de los encargados de la pastoral, las
diversas situaciones y estructuras, y los diversos sistemas económico-sociales.
3. Hay que aprovechar para estos juicios los datos de las ciencias humanas, pero
teniendo en cuenta que la elaboración de los datos no siempre es objetiva. Esto ocurre en los
15
MM 65.
Cf. GS 75.
16
IV
análisis de tipo marxista, y también de tipo liberal, en que estos datos se someten a una visión
individualista.
4. Los cristianos han de ejercer un discernimiento permanente sobre los
movimientos históricos, en su diálogo con ellos.
5. Las Iglesias particulares son, en su territorio, centros de pensamiento, de
reflexión moral y de acción pastoral, también en el campo social.
6. Puede darse que el cambio de situaciones, exija un cambio en los juicios, pero
manteniendo la línea impuesta por los principios.
Por último, se establecen unos criterios para la acción social, a la que tiende la DSI:
1.Respeto a la dignidad de la persona humana. La moralidad dependerá de la
conformidad o no de las líneas políticas, de las decisiones, de los proyectos o de los
programas adoptados por los diversos agentes sociales con respecto a la dignidad de la
persona.
2.Diálogo respetuoso. La solución a los nuevos problemas exige la colaboración de
todos los hombres de buena voluntad.
3.Lucha por la justicia y las solidaridades sociales.
4.Principalmente los laicos, han de adquirir la competencia necesaria en el campo
científico y político, para realizar una acción eficaz, según los criterios morales expuestos.
5.Uso de la experiencia de las realidades temporales y de la fe.
6. Apertura a los dones del Espíritu.
7.Práctica del amor y la misericordia.
8.Unión de la doctrina social y la praxis cristiana.
9. Los fieles, especialmente los laicos, han de tomar conciencia de su
responsabilidad en la comunidad política.
10. La acción de la Iglesia debe ser signo de la presencia del Reino de Dios en el
mundo.
1.6 La finalidad de la DSI.
En cuanto a su finalidad podemos afirmar que su fin principal es la promoción y
liberación del hombre. Juan Pablo II, expresa con toda claridad esta finalidad de la DSI: "La
preocupación social de la Iglesia, orientada al desarrollo auténtico del hombre y de la
sociedad, que respete y promueva en toda su dimensión la persona humana, se ha expresado
siempre de modo muy diverso."17
1.7 El valor evangelizador de la DSI
La DSI tiene valor de instrumento de evangelización. Brota de la convicción de que
no existe verdadera solución a la cuestión social fuera del evangelio. La evangelización exige
la DSI, son las implicaciones sociales de la fe. Las exigencias del evangelio han de tener
traducción en la realidad social. La fe suscita en el creyente una actitud generosa y exigente en
17
SRS 1.
"Su única finalidad (de la DSI) ha sido la atención y responsabilidad hacia el hombre, confiado a ella por
Cristo mismo." (CA 53)
V
el compromiso social. La sensibilidad a los problemas sociales es connatural a la vocación
cristiana.
Hoy el tema de la defensa y promoción de los derechos de la persona y de las
comunidades humanas va unido a la predicación y acción misionera de la Iglesia. Cristo envía
a su pueblo a extender la obra salvadora: Usar, y desarrollar el universo material, cultural y
espiritual para que sirva a la dignidad humana es extender la salvación..
El hombre es alcanzado por Cristo cuando la palabra se hace carne y la palabra se
hace carne cuando nos acercamos al hombre en sus necesidades concretas. La Iglesia se
encuentra con el hombre en sus necesidades concretas, pero siempre va más allá de la
necesidad concreta, "para la gran mayoría de los hombres, quizá para todos los hombres, gran
parte de lo concreto es primeramente, encontrar trabajo, luego trabajar y luego vivir las
preocupaciones d la vida común, asociado: la educación de los hijos, la gestión de los asuntos
públicos, la vigilancia para que mi empresa no se hunda, qué hay que hacer para mantenerla si
marcha mal (....) La Doctrina Social significa anunciar a Cristo dentro de este espesor
concreto, político, económico y social."18
Esta evangelización, no consiste simplemente en la exposición de unas teorías, ya
hemos dicho que la DSI es, ante todo un estímulo para la acción. El mensaje social de la
Iglesia, será creíble para el hombre de nuestro tiempo, sobre todo por el testimonio de las
obras, fundamentalmente de la "opción preferencial por los pobres".19
Es importante realizar un breve recorrido histórico20, para poner de relieve la
continuidad doctrinal entre estos documentos, por la permanencia de los principios de
reflexión fundamentales, y la renovación que cada uno aporta dada la situación cambiante a la
que ha de hacer frente. La DSI, no nace como un cuerpo doctrinal definitivo y cerrado, sino
como algo destinado a desarrollarse, abierto a cuestiones nuevas, y sometida a variaciones por
las cambiantes situaciones históricas y sociales, que trata de iluminar a la luz del Evangelio21.
Esta continuidad y dinamismo excluyen tanto la ruptura, como la innovación total. La mayor
parte de los documentos comienzan recogiendo la doctrina de los anteriores y desarrollándola
en función de las situaciones cambiantes.
18
.Rocco Buttiglione: "Para leer la Centesimus annus" en Communio 5 (septiembre-octubre 1991) p.393.
cf. CA 57
20
Para una visión histórica global, ver entre otros:
Ildefonso Camacho: "La posición de la Iglesia Católica ante la economía mundial: la doctrina social de la
Iglesia." en AAVV: Praxis cristiana. Paulinas. 3 Vol. Madrid. l986. Vol.III pp.110-174
Antonio M.Oriol: "De la Rerum Novarum a la Centessimus Annus" en Iglesia Viva 153/154 (1991) p.279-309
Rafael María Sanz de Diego,S.J.: "Periodización de la Doctrina Social de la Iglesia" en Alfonso A. Cuadrón
(coord.): Manual de Doctrina Social de la Iglesia. BAC. Madrid 1993 pp.5-57
21
Dice el Papa Juan Pablo II: "afirmar una vez más la continuidad de la doctrina social junto con su constante
renovación. En efecto, continuidad y renovación son una prueba de la perenne validez de la enseñanza de la
Iglesia.
Esta doble connotación es característica de su enseñanza en el ámbito social. Por un lado, es constante
porque se mantiene idéntica en su inspiración de fondo, en sus principios de reflexión, en sus fundamentales
directrices de acción y sobre todo, en su unión vital con el Evangelio del Señor. Por el otro, es a la vez siempre
nueva, dado que está sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variación de las
condiciones históricas."( SRS 3)
19
VI
I. Camacho,22 señala dos etapas fundamentales dentro de la DSI, separadas por un
cambio de talante a partir del Vaticano II, considerando el pontificado de Juan XXII como un
periodo de transición. Estas dos etapas se caracterizarían por los siguientes rasgos:
a) En la primera etapa, el contexto es un mundo en proceso de industrialización, y
las dificultades económicas y conflictos sociales generados por él. En la segunda, las
preocupaciones se centran en el desarrollo, y la participación de todos los pueblos en él.
b) En la primera los contenidos buscan su fundamento en la ética natural. A partir
del Concilio Vaticano II, crece la inspiración específicamente cristiana.
Aquí tal vez se podría matizar que si bien es cierto que en el Vaticano II, crece la
inspiración bíblica y patrística, no por ello se pierde la importancia de la ley natural, como
veremos al estudiar la Constitución GS, y sobre todo las Encíclicas de Juan Pablo II.
22
cf.Praxis cristiana...,cit. p.110-112.
VII
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